033-El Gran Pajaro de La Garganta de Fuego
033-El Gran Pajaro de La Garganta de Fuego
033-El Gran Pajaro de La Garganta de Fuego
“Pavão misterioso
Pássaro formoso
Tudo é mistério
Nesse teu voar”
Pavão Misterioso
Ney Matogrosso
Algunos días atrás estaba acampando con unos amigos a orillas del arroyo Uruzú
en el Parque Provincial Uruguaí (Misiones/ Argentina). Habíamos pasado una
semana en ese lugar maravilloso, uno de los últimos relictos de la selva
paranaense. Pudimos ver una buena cantidad de especies de aves poco conocidas
por nosotros, los porteños. Sin embargo, esa mañana, cuando ya habíamos
levantado el campamento para regresar, tenía la sensación de que me faltaba “la
frutilla del postre”, así que decidí dar una última vuelta por las orillas del arroyo.
Entonces avisté un gran pájaro. Muy grande en realidad para ser un pájaro.
Tenía el tamaño de una paloma picazuro y se lo veía revolotear desde su percha
descolgando unos pequeños frutos que colgaban de otra rama. No le escuché
ninguna voz, pero me llamó la atención su garganta de color rojo fuego. Tras
breves minutos se alejó volando entre la espesura. Recordé haber visto al ave en
fotos y dibujos y supe que era un yacú-toro.
Parece ser que el primero en describir a este pájaro científicamente fue el zoólogo
inglés George Shaw en 1792, y afirmaba que ” no es mucho menor que un
cuervo”, que es el paseriforme más grande del mundo.
Shaw ubicó al ave en el género Coracias, creado por Brisson para una especie de
cuervo, y que Linné caracterizó por tener un “pico como cuchillo, con el ápice
recto”.
EL MUSEO LEVERIANO
Sir Ashton Lever fue un coleccionista de historia natural. Desde sus primeras
colecciones de caracoles fue agregando especímenes de animales y objetos
étnicos que almacenaba en su casa de Alkrington Hall, Manchester, donde
terminó organizando su exhibición gratuita al público en 1766. Más tarde,
debido a la gran afluencia de público, trasladó el museo a Londres donde se lo
conocía como Holophysicon (es decir, “todo lo natural”) o Museo Leveriano.
Cuando la colección ya llegaba a los 28.000 ejemplares, y pese a cobrar entrada,
Ashton quebró debido a la obsesión de seguir gastando dinero en nuevas
colecciones. Intentó vender su colección al Museo Británico y a la emperatriz
Catalina II de Rusia, pero como no tuvo éxito termino organizando una gran
rifa. El ganador, James Parkinson, lo mantuvo en funcionamiento hasta la
muerte de Lever y, como el museo era más una colección de curiosidades que
un museo científico, solicitó a Gray que estudiara el material para organizarlo,
lo cual hizo sin poder en muchos casos identificar la procedencia, como ocurrió
con el yacú-toro. Finalmente Parkinson puso en remate la colección que en su
mayor parte fue adquirida por el Museo Imperial de Viena.
Más tarde, en 1840, Gray le creó un género nuevo, Pyroderus, ya que Coracias se
refería a los cuervos, y actualmente es un género del orden Coraciformes, aves
llamadas en ingles “rollers” y en francés “rolliers”, es decir “rodadores” por las
acrobacias aéreas que realizan durante el cortejo. Observemos que Shaw habí
aplicado a su ejemplar un nombre común libresco: red –breasted roller, o
“rodador de pecho rojo”.
Mucho antes de Shaw y Azara, los guaraníes conocían este pájaro que
engalanaba su medio ambiente. Lo denominaban yacú toro, de “yacú”, que es el
nombre que dan a las pavas de monte, apelativo que el pájaro se ganó por su
gran tamaño. Por eso los brasileños la llaman pavão-do-mato, o sea “pavo de la
selva.” Toro, fue tomado del español, y se refiere a su voz profunda, que suena
como el mugido de un toro o como si se soplara dentro de una botella. De allí
también el nombre de pájaro torero que le dan en Venezuela, y el de toropisco (=
“toro-pavo”) que le dan en Colombia. . Los indios mbyá también le dicen güyra-
toro, es decir “ave toro”.
Como todo animal que se destaca por algún rasgo particular, el yacú-toro dio
origen a varias leyendas. En una de ellas, compilada por Francisco Pérez-
Maricevich, dos héroes míticos guaraníes, Pahí Rete Curajhy y Yasy-ra ( =
“futura luna”) fueron a cazar pájaros para alimentar a los Mbahé Ypy (“los seres
primitivos”) con quienes convivían y a los que consideraban parientes muy
cercanos, desconociendo que en realidad habían devorado a su madre. Al
disparar Yasy-ra una flecha contra un loro, éste la esquivó y le devolvió una
verdad: “ Sustentáis a los que devoraron a vuestra madre”. Comprendiendo la
realidad, Pahí ordenó a Yasy-ra que devolviera la vida a todos los pájaros que
habían cazado, liberándolos. Un lazo hecho con raíces de muembe-pí o güembé,
con el que había cazado una pava o yacú, también fue convertido en un pájaro y
éste fue el yacu-sa-güé (= “lazo que fue del yacú”), que lleva en su pecho el color
rojo oscuro de la espata del muembé-pí (Philodendron eichleri ?) a partir de la cual
fuera creado. Yacu-sa-güé es el nombre del yacú toro en las tradiciones
religiosas guaraní-mbyá.
LEKS
Vistoso como pocas aves el yacú-toro macho usa sus galas para atraer a las
hembras. Su sistema de cortejo es el conocido como “ lek”. Esta es una palabra
sueca que se traduce como actividades lúdicas o placenteras. En este tipo de
cortejo los machos se reúnen en sitios determinados llamados ‘arenas’, nombre
que en la antigua Roma se refería al piso de los coliseos donde lidiaban los
gladiadores.. El lek se divide en pequeños territorios que los machos defienden
entre sí, logrando los más dominantes ocupar las posiciones centrales. Allí, a
determinadas horas, realizan despliegues posturales o de movimiento, a veces
con vocalizaciones, principalmente para exhibir su plumaje. Los yacú-toro
realizan cortos vuelos en círculo, cantando en conjunto, mientras hacen temblar
el cuerpo y erizan las plumas del cuello. Las señales emitidas por los machos en
cortejo se amplifican al congregarse en un espacio menor de modo que las
hembras tienen allí mejor oportunidad para seleccionar a los machos según la
habilidad que muestran en sus despliegues, la cual se supone se transmite
genéticamente a la cría dándole mayor posibilidad de apareamiento a su debido
tiempo.
Como hemos visto, una de las características más destacadas del yacu-toro es el
parche de vivo color rojo de su cuello. Este rasgo es el que atrae la atención de
las hembras así como la de los humanos que lo han plasmado en leyendas, y
desgraciadamente también se lo ha utilizado para ornamentos como el akangu’a
que era el tradicional adorno para la cabeza de los chamanes y más
recientemente para confeccionar “moscas” para pescar.
Alex Mouchard
REFERENCIAS
-Payne, R B. -1984 - Sexual Selection, Lek and Arena Behavior, and Sexual Size
Dimorphism in Birds. Ornithological Monographs Nº 33 - American
Ornithologists' Union - Washington, D.C.