La Adiccion A Personas y La Codependencia
La Adiccion A Personas y La Codependencia
La Adiccion A Personas y La Codependencia
Entrevista de la Dra. Cristina Recchia* a la Dra. Mónica Andrea Pucheu** y la Lic. Inés Olivero***,
fundadoras de FUNDAPAP (Fundación para la Asistencia de Personas Adictas a Personas)
Me pareció muy interesante no solo difundir la temática sino la labor que las citadas profesionales
llevan a cabo, para paliar este flagelo que menoscaba la integridad de las personas. Por ello va mi
agradecimiento por prestarse tan generosamente a realizar el reportaje que transcribo a continuación,
con un lenguaje tan claro y accesible a la comprensión de quienes no pertenecemos a su disciplina.
Cabe aclarar que denomino entrevistadas a las profesionales debido a que el desarrollo de la
entrevista, realizada personalmente, fue tan dinámica y con intervenciones tan espontáneas, que
individualizarlas en cada concepto que vertieron haría perder la riqueza y la ilación del texto.
Grupo ConVivir Dra Cristina Recchia: ¿A que llamamos adicción en general y a las personas en
particular?
Entrevistadas: Adicción viene de Adictun que significa a sus órdenes. Que quiere decir “lo que Ud.
dicta”.
También significa a: sin / dicción: palabra. “Sin palabras “. Es una conducta que se impone como
un síntoma a una situación que no fue elaborada desde la palabra, desde el pensamiento pero en la
palabra que no puede decir. La persona no puede nombrar las emociones porque no las tiene registradas
como tales en su cerebro, por ejemplo el miedo, la tristeza, la ira etc. Se vive todo como lo mismo y esto
es lo que genera el impulso: la compulsión a la acción de consumir o de ponerse obsesivo con una
persona.
En las adicciones no hay un sujeto con un centro de poder en sí mismo. El ser no está
concientizado, por lo tanto se vivencian como teniendo que agradar a la demanda: es decir satisfacer el
deseo del otro, la sociedad, la familia las exigencias de los hijos etc.
Todo ello en desmedro de la autoestima y de los deseos propios.
Vivimos en una sociedad consumista que marca que tu felicidad viene con cosas de afuera: la ropa,
el country, el poder económico, los títulos etc. Que si vos conseguís todo eso vas a ser feliz. Esa es la
zanahoria que te ponen delante. El adicto, que viene de una familia disfuncional (familias con
progenitores ausentes o enfermos que delegaron su rol en los niños), y por lo tanto tienen detenciones
en su desarrollo emocional muy temprano, hace un falso self (falso yo) y cree que el afuera le va a dar
personalidad, felicidad, poder, autoestima, como necesitaron que se lo dieran sus padres en la infancia y
no lo obtuvieron.
Todo ese falso self es la máscara que utiliza el ego o personalidad para aparecer ante el mundo con
una identidad que en realidad es for export, porque no surge del centro sino que es aprendida de
modelos externos. La personalidad es un conjunto de determinadas conductas que han sido exitosas,
las usás y te representan. Eso va conformando lo que para Jung es la Máscara.
La máscara se va formando con esas conductas aprendidas que nos sirvieron para agradar, es algo
postizo puesto de afuera hacia adentro. La personalidad se integra, paulatinamente, por medio de
nuestro crecimiento y la máscara, de a poco, va cediendo en la medida que incluimos parte de la Sombra,
compuesta por todo lo que desconocemos de nosotros mismos, que son los defectos que se mantienen
inconscientes, aunque también las virtudes ignoradas.
¿Pero que pasa en las adicciones? Hay una identificación con la máscara y se cree que eso es la
persona total. Y es más, el sujeto siente que si no hay un aval de afuera no “es”. La sensación de vacío
es tan profunda, por esa detención en el desarrollo en etapas primitivas, que tiene que llenarlo con algo
todo el tiempo.
Entrevistadas: Se van instalando aproximadamente antes del al año y medio de vida, cuando en familias
disfuncionales, el adulto justamente no cumple su función. La persona queda fijada en una etapa infantil,
sobreadaptándose a tener que quemar etapas, sin estar desarrollado emocionalmente (niño –adulto), por
lo tanto, de adultos son infantiles (adulto niño). El adulto niño al unirse a una pareja, pide aquello que
no recibió en su infancia. Todos tenemos alguna carencia y pretendemos que nuestra pareja las cubra,
pero el problema es que al otro, en general, le pasa lo mismo. En casos extremos el otro se transforma
en la razón de vivir. Aquí se produce la adicción a una persona. El centro de poder está puesto en el otro.
El otro pasa a tener el lugar de una droga.
Vos preguntás que diferencia hay entre adicción en general y adicción a personas. En realidad no
hay diferencia, porque la personalidad adictiva puede dispararse a cualquier tipo de adicción. Ahora,
además de las drogas o el alcohol hay nuevas adicciones: al sexo, a internet, a personas, al trabajo, a las
cirugías estéticas, al adelgazamiento. La “felicidad” que compraba el adicto consumiendo la sustancia,
se fue reemplazando con otras cosas.
El adicto a sustancias no puede soportar el dolor y el vacío, entonces va detrás de la droga para
que le cambie el estado de ánimo y lo calme. En la adicción a personas es “el otro” el que le cambia el
estado de ánimo, es como una dosis de cocaína: “Si no está conmigo yo soy infeliz y me muero”. No
puede soportar el vacío de la existencia: el dolor de saberse solo, con dificultades, con problemas a
enfrentar.
GC: ¿Existe alguna relación entre la elección vocacional (profesión oficio) y la codependencia?
Estos profesionales se van involucrando en el ayudar al otro y se van perdiendo ellos mismos.
Entonces después no hay tiempo para los hijos, para salir a pasear, para ir al médico, todo el tiempo con
los pacientes/clientes en la cabeza y en casos extremos llegan al Burn- Out.
GC: a mí me ha pasado, sobre todo en los casos de familia, en los que en un momento determinado el
estrés me superó y dije “no tomo más estos casos”. Tuve que trabajar mucho mis propias dificultades
para poner límites y eso me permitió volver a ejercer en esa especialidad que me apasiona.
Entrevistadas: A nosotras también, por eso nuestro trabajo en el tema comenzó desde nuestra propia
codependencia, no desde una teoría. Porque aún estando muy atentas hay resortes que son automáticos
y te das cuenta que volviste a caer después que lo hiciste. Hay que pasar de un estadio a otro de
acomodación de conciencia y de pensamiento, porque se trata de mirar la realidad de otra forma.
GC : Digamos que la sociedad en que vivimos, donde se banaliza y se evade todo lo que tiene que ver
con lo profundo del ser humano, no ayuda a la recuperación de las personas que padecen estas
conductas.
Entrevistada: Por eso decimos que una de las características de la adicción a personas es que se trata
de una enfermedad social. Porque en el entorno que compartimos, el imaginario colectivo supone que la
felicidad es “a alcanzar”, por lo tanto estamos como “lanzados” hacia algo que supuestamente nos va
brindar la felicidad. Esta sociedad que no tiene un proyecto espiritual de desarrollo humano, tiene el
objetivo puesto en alcanzar bienes materiales, títulos, estatus etc. “El poder está puesto afuera” en lugar
de “poder ser uno mismo”. En realidad, lo tengo que desarrollar en mí en lugar de alcanzarlo fuera de mí.
Esto que nos hace tan salidos de nosotros mismos para ir a buscar afuera, tan enajenados,
empieza en el hogar más primigenio porque la familia actual vive en una compulsión a obtener bienes, lo
cual hipoteca el interés por los propios miembros por lo que no se puede disfrutar el encuentro de los
seres humanos que conforman esa familia. Porque ese encuentro solo es posible desde la certeza
interior de que somos seres únicos y sagrados, y por lo tanto, valdría la pena conocernos.
La felicidad es interna y hasta que no estemos en posesión de nuestro derecho de “ser uno
mismo” no podemos disfrutarla. En realidad tenemos flashes en los que vivimos situaciones placenteras.
La felicidad no implica estar todo el día alegre, eufórico, la felicidad es el estado del Ser donde estamos
en armonía con lo que es.
GC: Uds. afirman que el adicto consume porque no puede soportar el dolor, el vacío. ¿Porqué es tan
importante poder atravesar ese dolor en vez de calmarlo o evadirlo?
Entrevistadas: El ser humano es un ser imperfecto, incompleto y en proceso de evolución y de esto hay
que tomar conciencia.
El dolor tiene un papel fundamental, porque es lo que nos permite pasar de un lugar a otro de
nuestro desarrollo. El dolor se produce cuando algo nos arranca de una situación a la que nos
acostumbramos, por más difícil que sea, para pasar a otra. Por ejemplo: el nacimiento, se produce
porque nos queda chico el útero, porque si no fuera así no saldríamos a la luz. En muchas situaciones
vitales si no fuera por el dolor que nos está causando algo no saldríamos, no solucionaríamos los
problemas ni aprenderíamos. “Es un maestro maravilloso”.
En la cultura actual el placer es algo que tiene que conseguirse a ultranza y a cualquier costo, estar
en el puro goce. En realidad el puro goce es enfermedad: es la muerte. En los momentos de crisis es
cuando aparecen nuevos potenciales, pero si no te pasa nada es como si vivieras muriendo. Lo
interesante es que la adicción a personas está en la base de las otras adicciones porque ese nido
adictivo, en el que crecimos, está descentrado, no existe la vivencia de un núcleo sólido y por lo tanto
desconocemos lo sagrado en el interior de cada uno.
GC: ¿Cómo se evidencian estas patologías. Cuales son los indicadores más salientes respecto del
psiquismo y en el comportamiento de la persona adicta a persona y/o del codependiente?
Entrevistadas: En principio debemos aclarar que no son patologías. Patología es un cuadro que puede
distinguirse del resto del todo. Esto es una conducta vincular adictiva y es una dinámica que entraña a
todo el entramado social. En mayor o menor medida todos lo padecemos.
Los rasgos mas salientes son: la obsesión, la necesidad de control, la manipulación, la negación,
la proyección, esconder y justificar (Ej.: él me pega pero no puedo hacer nada o yo lo provoque),
idealización y devaluación (elecciones del todo o nada).
Recuerdo que en los años 1980 se empezó a hablar de “las mujeres que aman demasiado” y luego
la terapeuta estadounidense Robin Norwood lo plasmó en su libro. Se trataba de un grupo de personas
que sufría de una desmesura en el amor. Entonces se comienza a notar que esas personas, estaban en
pareja con otro grupo de gente que escapaba de los vínculos.
En la codependencia hoy vemos que se forma un par polar: un codependiente que se aferra a otro
porque si no siente que muere y un adicto a la evitación que es el que huye porque siente que si lo
alcanzan, lo fagocitan. El comportamiento paradojal de este par polar se produce cuando el
codependiente, o sea, el que persigue amorosamente al otro, se cansa por cualquier motivo y lo
abandona, el adicto a la evitación comienza a perseguir a quien lo quiere abandonar. Cuando no están
en un polo están en el otro, son intercambiables y alternativos, pasando de una modalidad a la otra
según la tolerancia a la tensión que genere el vínculo.
GC: ¿Existe algún estudio de diagnóstico que permita reconocer a una persona adicta a las personas?
Entrevistadas: No. Esta conducta adictiva se reconoce por autodiagnóstico o a través de una terapia.
GC: ¿Que consecuencias físicas y/o psicológicas provocan estas conductas adictivas y/o
codependientes en quienes la sufren?
Entrevistadas: Hay que destacar que se trata de una enfermedad progresiva. De no rehabilitarse, la
situación de estrés crónico lleva a la persona a padecer enfermedades graves como cáncer,
enfermedades auto inmunes, cardiológicas y en la esfera psíquica depresiones graves y suicidios. A
través de la psiconeuroinmunoendocrinología (PINE) hay una explicación neurobiológica para saber el
efecto que genera el estrés y porque se produce la enfermedad. Desde hace 15 años, (Dra. Pucheu)
atiendo pacientes con cáncer y por lo general son personas codependientes, o están en pareja con un
maltratador, o tienen hijos (especialmente adolescentes) sin límites, que maltratan a los padres., etc. Se
producen descargas de neuroreceptores que producen, a su vez, un desequilibrio que disminuye las
células defensivas, bajando la inmunidad, por lo que aparecen las enfermedades.
Por otra parte la adicción es una enfermedad crónica: no se cura, sino que se recupera. No se
cura porque las detenciones en el desarrollo de la persona no se revierten, y conforma una determinada
estructura de personalidad, pero se recupera con recursos y herramientas adecuadas. Con trabajo y en
“conciencia alerta”, porque si no es así, se cae nuevamente en la modalidad automática. Por eso
decimos que un trabajo de recuperación (en los Grupos de Autoayuda) es para toda la vida. Además, ha
de acompañarse de un trabajo terapéutico. Ante nuevas situaciones cada uno va a responder con su
estructura pero, al haber conciencia del problema, esa actitud le va a permitir resolver la situación de una
manera más satisfactoria.
GC: ¿Podría decirse que esta conducta vincular adictiva explica porque una persona maltratada física
psíquica y moralmente (generalmente mujeres) por su pareja, no abandonan la relación o recaen
reiteradamente en ese vínculo tan nocivo y peligroso?
Entrevistadas: Sí. Inconscientemente prefieren ser golpeadas o maltratadas a enfrentarse con el vacío de
“no ser”. La fantasía subyacente es que son a través de la relación con el otro.
GC: En este tipo de vínculo (violencia doméstica) se observa que cuando el/la maltratado/a corta la
relación (ya sea por el desgaste o por que el circuito de violencia es cada vez más frecuente) el
maltratador comienza una persecución obsesiva respecto de su pareja para que vuelva. Al no lograrlo
muchas veces mata a su pareja, sus hijos y luego se suicida. ¿Padece el maltratador de la misma
adicción que su partenaire? ¿Que le ocurre a ese sujeto para actuar de una manera tan extrema?
Entrevistadas : Sí, en ese caso el maltratador padece de la misma adicción. Es el triángulo de Karpman
que explicamos antes. Cuando toma la posición de perseguidor, en casos extremos, la mata y se mata.
Además puede ser una persona con rasgos de compulsión intensos, que a su vez haya sido abusado
sexualmente o golpeado. También puede ser un psicópata, pero el psicópata generalmente no se mata.
Entrevistadas: Todos somos fruto de esta cultura consumista, por lo tanto lo primero que podemos hacer
es tomar conciencia y en esa medida se abre un nuevo horizonte, si no, nos morimos en el sistema. Lo
que nosotros proponemos es hacerse responsable y tomar a cargo nuestra propia vida y lo que se
genera alrededor. Esta propuesta produce rechazo porque hay que trabajar duro. Todos salimos de esta
maraña adictiva pero somos responsables de quedarnos ahí o de iniciar un camino de recuperación de
nosotros mismos. Eso es lo que hacemos en nuestro trabajo: CREAR CONCIENCIA.
Entrevistadas: Como conclusión queremos decir que para nosotras amor es todo aquello que conduce a
la armonía, a la unidad y al desarrollo de la vida. Lo que no conduce allí no es amor. Ser conciente de las
debilidades propias y las del otro, permite decidir si se lo acepta así como es o no. No podemos cambiar
al otro.
Amor significa: a: sin, mor: muerte. Sin muerte. Donde hay una pasión desmedida, necesidad,
desprecio, manipulación, control, denigración, maltrato, no hay amor. Todas ellas son manifestaciones
del miedo que es lo opuesto al amor. La mayoría de los vínculos están hechos por miedo, no por amor:
miedo a las carencias, a la soledad, en definitiva miedo a la muerte, que en el fondo es miedo a la vida: a
hacerse cargo, a enfrentar las dificultades, a poner el hombro etc.
Podemos llegar a darnos cuenta de que el vacío es un motor que nos permite seguir creciendo, que
es el motor de vida.