Iconografía Cerámica Chalchihuiteña. ANÁLISIS ICONOGRÁFICO DE LAS IMÁGENES CENTRALES EN ESPIRAL.

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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

INAH SEP

LA ICONOGRAFÍA CERÁMICA CHALCHIHUITEÑA:


ANÁLISIS ICONOGRÁFICO DE LAS IMÁGENES
CENTRALES EN ESPIRAL

TESIS

QUE PARA OPTAR POR EL TITULO DE

LICENCIADO EN ARQUEOLOGÍA

PRESENTA

EMMANUEL ALEJANDRO GÓMEZ AMBRÍZ

DIRECTOR DE TESIS: MTRO. JOSÉ LUIS PUNZO DÍAZ

MEXICO, D.F. 2013

1
A mi familia, que ha estado ahí en todo momento, soportando mis peores y mejores
momentos sin reprocharme nada; a mi papá y mi mamá que nunca quitaron el dedo del
renglón, a mi hermano, la persona con quien he compartido desde juegos, risas y
carcajadas, hasta enojos, pleitos y más carcajadas; también a sus niños y a mi cuñada, que
han hecho de esta una familia extensa en toda regla, y porque han traído esa alegría que
solo pueden dar los niños. Pero también le dedico este trabajo a Cinthya, que me
acompañó desde el inicio de esta aventura arqueológica hasta el trabajo profesional,
hemos encontrado muchas cosas juntos, contándonos entre ellas, y nos faltan muchas
más.

No puedo pedir mejor compañía que ellos.

2
Porque un trabajo no surge de la nada

Quiero agradecer a José Luis Punzo por permitirme trabajar en sus proyectos de
investigación en el estado de Durango, han sido parte importante de mi formación como
investigador y como mi punto de partida de la arqueología del norte de México, pero
también como centro de intercambio de ideas, que no se limitan al ámbito académico.

También quiero agradecer al Dr. Roberto Flores por enseñarle a este estudiante de
arqueología principios de semántica, semiótica, fenomenología y más temas que sin su
ayuda hubieran sido un caos para alguien con mi formación.

Agradezco también a Estela Martínez por influir en mi interés en la arqueología


chalchihuiteña, por enseñarme por primera vez la cerámica de la región y por ayudarme
en la elaboración de esta trabajo.

A Mario Aturo Galván le debo y agradezco una gran parte de mis intereses y gustos
académicos, no serían lo mismo sin sus clases de mitología, semiótica, filosofía y
antropología. También a Martin y Laurita, con quienes compartimos el interés en estos
temas de mitología y semiótica; y a Nora por esas platicas interesantes sobre iconografía y
etnografía. También a Cinthya Vidal por compartir todas mis loqueras y por esas platicas
interminables que nos impulsan a seguir trabajando e intercambiar información y
opiniones.

A mis primos espontáneos Efra e Isa y la familia Gonzales Parada, por ser mucho más que
compañeros de trabajo, por permitirnos entrar en su casa y convivir con ellos, también a
la familia Vidal Aldana y Álvarez Ambríz, que siempre me llenaron de buenos deseos y de
apoyo incondicional.

Agradezco además a mis compañeros en la carrea que compartieron momentos buenos y


difíciles, entre ellos Allan (cesarin) mi interlocutor de rock; a mis colegas y amigos de
trabajo en el Centro INAH Durango (al "deivid", a "cindya", el "chaco", el "miguelillo",
"kim" y Félix) y a todos aquellos investigadores que han colaborado directa o
indirectamente en la investigación de estas latitudes; sin olvidar a esas personas anónimas
que vivieron antes que nosotros y que dejaron huella de su paso por este mundo (y a
aquellos que aún viven y que siguen dejando huella en este mundo), sin ellos, ningún
trabajo arqueológico sería posible.

3
Contenido

Índice de ilustraciones ........................................................................................................................7


Índice de Tablas..................................................................................................................................9
Índice de Fotos ...................................................................................................................................9
Introducción .....................................................................................................................................10
CAPÍTULO I. PROBLEMÁTICA DE LOS TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS E ICONOGRÁFICOS Y LA
CONSTRUCCIÓN DE UN MÉTODO DE ANÁLISIS ................................................................................13
1. Algunas perspectivas en la arqueología chalchihuiteña ..........................................................13
A) La construcción del discurso arqueológico chalchihuiteño ..................................................13
B) Recuento y problemática del discurso arqueológico chalchihuiteño ...................................38
2. La iconografía cerámica chalchihuiteña ...................................................................................41
A) Rama Súchil ..........................................................................................................................41
B) Rama Guadiana ....................................................................................................................45
C)Influencia de las perspectivas arqueológicas en la consideración de la iconografía y la
religión .....................................................................................................................................47
3. Construyendo un método de análisis iconográfico para la cerámica chalchihuiteña ...............59
A)Iconografía e iconología: Erwin Panofsky y el estudio del Renacimiento ..............................59
B)La reducción fenomenológica de Edmund Husserl ...............................................................65
C) La descripción pre-iconográfica y la reducción trascendental ..............................................69
D)La descripción semiótica como descripción iconográfica .....................................................71
4. Recapitulación ..........................................................................................................................74
CAPÍTULO II. ANÁLISIS ICONOGRÁFICO ............................................................................................77
1. Ejemplificación del Análisis.......................................................................................................83
Pieza 1 ..........................................................................................................................................84
1. Análisis Plástico ................................................................................................................84
2. Análisis Figurativo .............................................................................................................94
Pieza 5 ........................................................................................................................................100
1. Análisis Plástico ..............................................................................................................100
2. Análisis Figurativo ...............................................................................................................111
2. Comparación de elementos inmanentes ................................................................................116
A) Formas circulares ...............................................................................................................116

4
B) Los cuerpos serpentinos.....................................................................................................119
C) Cuerpo Romo o anterior ....................................................................................................122
D) Estructura común de las piezas analizadas y sus diferencias .............................................126
CAPÍTULO III. LAS INTERPRETACIONES COMO INFORMACIÓN TRASCENDENTAL ..........................132
1. La Iconografía cerámica y la información trascendental ........................................................132
A) Decoración exterior e interior: formas geométricas ..........................................................133
B) La espiral ............................................................................................................................142
C) Monstruos ..........................................................................................................................150
D) Figuras antropomorfas ......................................................................................................157
2. Los datos de tipo arqueológico como información trascendental..........................................171
A) El contexto arqueológico ...................................................................................................171
B) La bicromía .........................................................................................................................173
C) Las formas antropomorfas .................................................................................................176
D) El arte rupestre ..................................................................................................................177
E) La arquitectura ...................................................................................................................179
F) Las asas de canasta .............................................................................................................182
3. Los datos etnográficos como información de tipo trascendental...........................................186
A) La espiral ............................................................................................................................187
B) El mundo de los muertos ...................................................................................................208
C) El microcosmos y la inversión simbólica ............................................................................212
4. La conjunción de la inmanencia y la trascendencia como fuente de interpretaciones
iconográficas ..............................................................................................................................218
Bibliografía .....................................................................................................................................229
Anexo .............................................................................................................................................244
Pieza 2 ........................................................................................................................................244
1. Análisis plástico ..............................................................................................................244
2. Análisis figurativo ...........................................................................................................253
Pieza 3 ........................................................................................................................................260
1. Análisis plástico ..............................................................................................................260
2. Análisis figurativo ...........................................................................................................269
Pieza 4 ........................................................................................................................................274
1. Análisis plástico ..................................................................................................................274

5
2. Análisis figurativo ...............................................................................................................284
Pieza 6 ........................................................................................................................................288
1. Análisis plástico ..............................................................................................................288
2. Análisis Figurativo ...........................................................................................................298
Pieza 7 ........................................................................................................................................303
1. Análisis plástico ..................................................................................................................303
2. Análisis figurativo ...............................................................................................................313

6
Índice de ilustraciones
Ilustración 1 Decoración pieza 1 (fragmento) ................................................................................................ 77
Ilustración 2 Decoración pieza 2 (fragmento) ................................................................................................ 78
Ilustración 3 Decoración Pieza 3 ................................................................................................................... 78
Ilustración 4 Decoración Pieza 4 ................................................................................................................... 79
Ilustración 5 Decoración Pieza 5 ................................................................................................................... 79
Ilustración 6 Decoración Pieza 6 ................................................................................................................... 80
Ilustración 7 Decoración Pieza 7 ................................................................................................................... 80
Ilustración 8 Pieza estudiada ........................................................................................................................ 84
Ilustración 9 Segmentación ........................................................................................................................... 85
Ilustración 10 Patrón y círculos concéntricos ................................................................................................. 87
Ilustración 11 El monstruo ............................................................................................................................ 88
Ilustración 12 Contornos del cuerpo serpentino ............................................................................................ 88
Ilustración 13 Patrón interior ........................................................................................................................ 89
Ilustración 14 "Collar" de arcos concéntricos ................................................................................................ 90
Ilustración 15 Cuerpo anterior del monstruo ................................................................................................. 91
Ilustración 16 Distribución 1 ......................................................................................................................... 92
Ilustración 17 Distribución 2 ......................................................................................................................... 92
Ilustración 18 Círculos concéntricos .............................................................................................................. 96
Ilustración 19 Diseños del interior ................................................................................................................. 98
Ilustración 20. Segmentación ...................................................................................................................... 101
Ilustración 21. Plato con decoración en el borde e interior .......................................................................... 101
Ilustración 22. Círculos concéntricos ........................................................................................................... 102
Ilustración 23. El monstruo ......................................................................................................................... 103
Ilustración 24. Torso y "collar ...................................................................................................................... 104
Ilustración 25. Cabeza................................................................................................................................. 105
Ilustración 26. Espiral - contorno de línea punteada ................................................................................... 105
Ilustración 27. Cuerpo serpentino y grecas .................................................................................................. 106
Ilustración 28. Monstruo 2 .......................................................................................................................... 107
Ilustración 29. Distribución 1 ...................................................................................................................... 108
Ilustración 30. Distribución 2 ...................................................................................................................... 108
Ilustración 31 Decoración al exterior en tipos Amaro .................................................................................. 133
Ilustración 32. Bandas decorativas al exterior ............................................................................................. 134
Ilustración 33. Decoración al exterior en platos tipo súchil .......................................................................... 135
Ilustración 34. Decoración de la orilla en las piezas analizadas ................................................................... 136
Ilustración 35. Decoración con formas circulares al interior ........................................................................ 137
Ilustración 36. Decoraciones al interior con división en cuadrantes ............................................................. 138
Ilustración 37. Sucesión de patrones y círculos concéntricos ....................................................................... 139
Ilustración 38. Algunos diseños geométricos . ............................................................................................. 141
Ilustración 39. Piezas de tipo Amaro con diseño de espiral central. ............................................................. 142
Ilustración 40. Platos de tipo Amaro con imágenes fantásticas centrales .................................................... 144
Ilustración 41. Monstruos relacionados con la espiral ................................................................................. 146
Ilustración 42. Relación formas humanas - espiral ...................................................................................... 147
Ilustración 43. Relación formas geométricas - espiral ................................................................................. 148
Ilustración 44. Conformación de la cabeza .................................................................................................. 152

7
Ilustración 45. Cuerpos anteriores con formas antropomorfas .................................................................... 154
Ilustración 46. Perspectivas en la cerámica chalchihuiteña ......................................................................... 155
Ilustración 47. Monstruos de tipo 2 ............................................................................................................. 157
Ilustración 48. Plato de tipo Súchil. ............................................................................................................. 159
Ilustración 49. Formas humanas de tipo 1................................................................................................... 162
Ilustración 50. Formas antropomorfas de tipo 2 ......................................................................................... 164
Ilustración 51. Diseños antropomorfos de tipo 3 ......................................................................................... 165
Ilustración 52. Diseños antropomorfos únicos. ............................................................................................ 166
Ilustración 53. El "Alligator Monster" presente en la cerámica Refugio ....................................................... 179
Ilustración 54. Relación de los solsticios y equinoccios con el patio hundido ................................................ 181
Ilustración 55. Diversidad de diseños en las asas de canasta ....................................................................... 183
Ilustración 56. Espirales formadas por los recorridos de los dioses .............................................................. 196
Ilustración 57. Recorrido anual del sol y la estructura en equis ................................................................... 198
Ilustración 58. Fragmentación .................................................................................................................... 245
Ilustración 59. Decoración exterior ............................................................................................................. 246
Ilustración 60. Patrón y círculos concéntricos .............................................................................................. 247
Ilustración 61. El monstruo ......................................................................................................................... 248
Ilustración 62. Cuerpos exterior e interior ................................................................................................... 249
Ilustración 63. Torso con "collar" ................................................................................................................ 250
Ilustración 64. Cuerpo anterior del monstruo .............................................................................................. 251
Ilustración 65. Distribuciones ...................................................................................................................... 252
Ilustración 66. Círculos concéntricos ........................................................................................................... 256
Ilustración 67. Decoración interior (proyección) .......................................................................................... 258
Ilustración 68. Segmentación ...................................................................................................................... 261
Ilustración 69. Patrón y círculos concéntricos .............................................................................................. 262
Ilustración 70. El monstruo ......................................................................................................................... 263
Ilustración 71. Contornos del cuerpo serpentino ......................................................................................... 264
Ilustración 72. "Collar" ................................................................................................................................ 265
Ilustración 73. Cuerpo anterior del monstruo .............................................................................................. 266
Ilustración 74. Distribución 1 ...................................................................................................................... 267
Ilustración 75. Distribución 2 ...................................................................................................................... 267
Ilustración 76. Círculos concéntricos ........................................................................................................... 270
Ilustración 77. Decoración interior .............................................................................................................. 272
Ilustración 78. Segmentación ...................................................................................................................... 275
Ilustración 79. Proyección de la decoración del borde ................................................................................. 276
Ilustración 80. Círculos concéntricos ........................................................................................................... 277
Ilustración 81. El monstruo ......................................................................................................................... 278
Ilustración 82. Contornos del cuerpo serpentino ......................................................................................... 279
Ilustración 83. Espiral de línea punteada..................................................................................................... 280
Ilustración 84. Cuerpo anterior del monstruo .............................................................................................. 281
Ilustración 85. Distribución 1 ...................................................................................................................... 282
Ilustración 86. Distribución 2 ...................................................................................................................... 283
Ilustración 87. Proyección de la decoración interior .................................................................................... 286
Ilustración 88. Segmentación ..................................................................................................................... 289
Ilustración 89. Decoración exterior ............................................................................................................. 290
Ilustración 90. Marco de la decoración interior ........................................................................................... 291

8
Ilustración 91. Círculos concéntricos ........................................................................................................... 292
Ilustración 92. El monstruo ......................................................................................................................... 292
Ilustración 93. Contornos del cuerpo serpentino ......................................................................................... 294
Ilustración 94. Cuerpo anterior ................................................................................................................... 295
Ilustración 95. Distribución 1 ...................................................................................................................... 296
Ilustración 96. Distribución 2 ...................................................................................................................... 296
Ilustración 97. Formas circulares................................................................................................................. 301
Ilustración 98. Segmentación ...................................................................................................................... 304
Ilustración 99. Patrón escalonado ............................................................................................................... 305
Ilustración 100. Círculos concéntricos ......................................................................................................... 306
Ilustración 101. El monstruo y el contorno de círculos ................................................................................. 307
Ilustración 102. Cuerpo posterior y patrón interior ...................................................................................... 308
Ilustración 103. Collar ................................................................................................................................. 308
Ilustración 104. Brazos................................................................................................................................ 309
Ilustración 105. Cuerpo anterior, brazos y collar ......................................................................................... 310
Ilustración 106. Distribución 1..................................................................................................................... 311
Ilustración 107. Distribución 2..................................................................................................................... 311
Ilustración 108. Decoración del interior....................................................................................................... 314

Índice de Tablas
Tabla 1 Comparación elementos circulares ................................................................................................. 116
Tabla 2 comparación de cuerpos espirales .................................................................................................. 120
Tabla 3 Comparación de cuerpos anteriores ............................................................................................... 123
Tabla 4 comparación .................................................................................................................................. 127

Índice de Fotos
Fotografía 1 Figurillas con diseños en la cara .............................................................................................. 177
Fotografía 2 Grabados sobre piedra en el sitio de Las Latas ........................................................................ 178
Fotografía 3 Piezas con asa de canasta....................................................................................................... 184
Fotografía 4 Pieza con asa de canasta en contexto. .................................................................................... 184

9
Introducción

Realizar un estudio de iconografía no es ni debería de ser fácil. No solo

existe una relación entre las imágenes y el analista, también existe una relación

entre el ilustrador, la imagen y el analista, y omitir o ignorar esta relación es poco

prudente para un análisis iconográfico. En el caso de la cerámica arqueológica, la

relación es aún más compleja, ya que el ilustrador puede ser un grupo y no un

individuo, además, existe otro elemento, el objeto y su forma (un plato, un cuenco,

una copa, etcétera) el cual se podría encontrar en diversos contextos

arqueológicos.

¿Cómo puede simplemente omitirse un análisis iconográfico que busque

estas relaciones, para restos materiales de una cultura arqueológica? Esto ha

pasado para el grupo chalchihuiteño, la iconografía a estado a la orden de

interpretaciones sencillas y sin profundidad, que obedecen a ideas de difusión y

que limitan el entendimiento del interior de las propias imágenes.

Esta falta de estudios iconográficos ha impulsado la creación de este

trabajo, que intenta llegar al significado inmanente de las piezas correspondientes

a la cerámica chalchihuiteña, en específico, las piezas con cuerpo serpentino en

espiral central. El estudio de estas imágenes pretende ser, de igual manera, un

acercamiento a la vida religiosa de los grupos pasados (chalchihuiteños),

entendiendo que la practica arqueológica no debe limitarse a los objetos o al

10
aporte de tal o cual ciencia, si no acercarse a la vida de los grupos pasados, sus

actividades, sus creencias, su organización, y claro, sus productos materiales.

Así, este texto se divide en tres grandes partes; la primera se encarga de

profundizar en lo que se ha entendido como "cultura chalchihuites" y la

problemática que representa para el entendimiento de la iconografía; sin embargo,

si existe una problemática y una crítica, debe existir una propuesta, que también

se presenta en el capítulo 1. De esta manera, en dicho capítulo tenemos los

antecedentes arqueológicos del grupo chalchihuiteño en general, los temas

específicos sobre la religión y la iconografía (y sus dificultades) y por último la

propuesta de análisis ofrecida para resolver estos problemas.

Por otro lado, el capítulo 2 muestra el análisis llevando a cabo una

ejemplificación de dos de las siete piezas seleccionadas para su estudio, esto se

hizo debido a que la lectura de estos análisis puede resultar pesada, por lo que, si

existe la necesidad de leer cada uno de los estudios, se pueden revisar en un

archivo anexo, situado en el final del trabajo. Aunada al análisis iconográfico, se

encuentra en este mismo capítulo la comparación de los elementos de cada una

de las 7 piezas analizadas; esta comparación es de suma importancia, ya que al

ser 7 piezas existen mayores elementos para su contrastación, y por ende, un

mayor entendimiento. De esta forma, en este capítulo se ofrece un significado del

conjunto de piezas analizadas desde las piezas mismas, o sea, desde su

inmanencia, separando esta última de la trascendencia.

11
En el tercer capítulo se enumeran las posibilidades de interpretación para

la información obtenida en el capitulo precedente, de manera que el significado al

interior (o inmanente) se ofrezca en un capítulo y en el otro las interpretaciones

basadas en elementos internos, tales como otros elementos iconográficos de la

cerámica chalchihuiteña, pintura rupestre, el contexto arqueológico, la arquitectura

y otros datos arqueológicos e información etnohistórica y etnográfica.

Esta estructura está pensada con el fin de exponer tres diferentes tipos de

información: los antecedentes, problemática, metodología y objetivos en el primer

capítulo, la aplicación de la propuesta y su análisis en el segundo capítulo, y lo

que podría llamar "resultados" o "conclusiones" pero estas son definiciones muy

cerradas asociadas con otro tipo de metodología, por lo que lo más correcto es

considerar interpretaciones o información trascendental. Como se puede ver la

estructura del trabajo no es muy convencional, y esa es la intención, no ser

convencional, por el contrario, buscar nuevos caminos de investigación, en este

caso, iconográfica e interpretativa como pequeños indicios de la vida religiosa de

los grupos chalchihuiteños.

12
CAPÍTULO I. PROBLEMÁTICA DE LOS TRABAJOS
ARQUEOLÓGICOS E ICONOGRÁFICOS Y LA CONSTRUCCIÓN DE
UN MÉTODO DE ANÁLISIS

1. Algunas perspectivas en la arqueología chalchihuiteña

La cultura Chalchihuites que se desenvolvió en los actuales estados de

Zacatecas y Durango1 (principalmente) y cuenta ya con diversos trabajos

elaborados desde diferentes perspectivas. El tema de la religión de estos grupos

(que atañe a este trabajo) y en específico el de la iconografía, se ha visto de igual

manera trabajado, aunque con poca profundidad. Pero, antes de pasar al tema de

la religión, es necesario entender las diferentes propuestas y perspectivas de los

investigadores para vislumbrar la forma en que se construyeron los discursos

arqueológicos, de manera que podamos entender aquello referente a la religión en

un segundo momento y establecer así la propia perspectiva de este estudio.

A) La construcción del discurso arqueológico chalchihuiteño

El primer investigador llegó en los inicios del siglo XX, en 1908, este fue

Manuel Gamio, quien exploró el municipio de Chalchuihuites, al noroeste del

estado de Zacatecas en calidad de comisionado y elaboró un informe que se

publicó en 1910. El informe se tituló “Los monumentos arqueológicos de las

inmediaciones de Chalchihuites, Zacatecas.” (Gamio 1910). En él, Gamio da

cuenta de una serie de investigaciones realizadas en cuevas muy cerca del

pueblo de Chalchihuites, además de algunos sitios fortificados; sin embargo, el


1
Desarrollada entre en el lapso 200-1350 dc, de acuerdo a los datos que más adelante revisaremos

13
dato más importante lo constituye el informe del sitio de Alta Vista, ya que este

comprende una de las primeras excavaciones de la cultura que posteriormente

seria denominada como Chalchihuites.

Parte de este informe se centra en la liberación de las estructuras

encontradas y su descripción. De esta manera Gamio revela como procedió en el

descubrimiento de cuartos, muros, escaleras y demás, entre los que destacó la

sala de las columnas. Aunado a este texto incluye una descripción de los

materiales encontrados, mencionando comales, ollas, braseros y muy

especialmente las copas de tipo cloissoné. En sus comentarios finales escribe:

Dichos monumentos parecen ser la manifestación de un estado transitivo bien

interesante, pues en ellos se encuentran unidas, características de civilizaciones

prehispánicas bien distintas, aparte de algunos detalles del todo originales. Así, la

factura, forma y constitución de los adobes empleados en la construcción, el metate

encontrado en la terraza (M) que está desprovisto de pies y soportes fue labrado en

hueco en una losa de piedra; varias hachas de piedra y algunos amuletos, como la

rana labrada en estealita que aparece en la lamina n.° 8, constituyen peculiaridades

inherentes a las ruinas de Casas Grandes, las que forman parte de la civilización de

los –pueblos-. (Gamio 1910:490).

“Aunque el dibujo escalonado de las almenas es común en la ornamentación

originaria de los -pueblos-, las almenas no eran usadas, apareciendo en cambio,

profusamente en la arquitectura de la civilización náhuatl.” (Ibíd.).

14
Las escaleras ofrecen particular interés, pues en un mismo edificio, e inmediatas

entre sí, aparecen tres distintos tipos: huella menor que el peralte, huella mayor que

el peralte y huella sensiblemente igual al peralte. Las primeras, y rara vez las

terceras, (escaleras del antiguo templo ó teocalli de México en el subsuelo del patio

de la Secretaria de Instrucción Pública y Bellas Artes), existen en varias

construcciones hechas por las familias nahuatlacas. El tipo de las segundas puede

observarse en edificios recién descubiertos en Teotihuacán. (Ibídem).

Con estas líneas Gamio deja explicito que las ruinas encontradas en

Zacatecas se encuentran en una zona de transición entre las culturas

“nahuatlacas” del centro-sur de México y las culturas “pueblos” localizadas en el

norte de México y el suroeste estadounidense. Es interesante observar que no

considera que la existencia de ambas características en la zona signifique un

punto de encuentro entre las mismas.

Su trabajo marcó un precedente que serviría mucho a los investigadores del

futuro, ya que utilizarían su estudio como referencia obligada, aunque las

perspectivas cambiarían en gran medida. Aun a pesar de haber excavado en Alta

Vista, los comentarios de Gamio son más bien reservados, producto de que, como

él mismo menciona:

…cuando se descubran totalmente dichos monumentos, podrá contarse con datos

amplios y suficientes para emprender un detenido estudio comparativo que depure

y confirme lo que hasta aquí se ha asentado sobre materia tan poco

15
conocida…doy fin a estas líneas esperando que sus numerosos errores sean

corregidos y rectificados por las personas de buena voluntad, con lo que se

allanara el camino para el mejor éxito de estudios futuros sobre el particular.

(Ibid.:492)

Evidenciando que no cree que su estudio tuviera el tiempo necesario para

develar mayor información. Esto es factible en la medida en que la investigación

de Gamio fue en calidad de comisión, y que en aquel entonces se encontraba

todavía en clases en el Museo Nacional (seria hasta 1913 cuando sería nombrado

inspector general de Monumentos Arqueológicos), e incluso este trabajo le valió el

ser becado para estudiar en EU (donde recibió clases de Franz Boas) (Matos

1986). De esta manera, su trabajo interpretativo se basó en una comparación de

elementos con otras zonas, identificando algunas características semejantes

aunque no llegó a ligar los materiales a un grupo o región en específico.

Otro investigador que estudio el área en cuestión relativamente “temprano”

en la arqueología del área fue Alden Mason, quien llegó a Zacatecas y Durango a

mediados de la década de 1930 en busca de restos materiales de culturas paleo

indias, sin embargo sus recorridos lo llevaron a revisar una importante cantidad de

material arqueológico presente en la zona, aparentemente perteneciente a la

época precolombina, lo cual llamó en gran medida la atención de su

investigación(Mason 1971[1937]).

16
Mason definió la cultura que vio como, “Chalchihuites”, dándole el nombre

del poblado homónimo más cercano al sitio arqueológico de Alta Vista en el

estado de Zacatecas, y asegurando que se trataba de una cultura estrechamente

relacionada con el centro de México. Su trabajo fue corto, y constó de recorridos

por algunos sitios de Zacatecas, desde Chalchihuites hasta el Zape en Durango

(Ibíd.). Según Kelley el aporte más importante de Mason es el haber llamado la

atención de los arqueólogos sobre una cultura mesoamericana (Kelley 1971a) (lo

cual sería un dato del cual partiría el mismo Kelley), sin embargo, un elemento

interesante en el texto de Mason es el apunte que hace con referencia al tipo

cerámico más frecuente, en sus propias palabras “the most characteristic ware of

chalchihuites is one with red on Brown designs painted on a buff or cream base…”

(Mason 1971[1937]:133). Estas palabras son importantes debido a que permiten

enfocar el estudio en un tipo específico de cerámica, dato que muy seguramente

usó Kelley para su posterior trabajo.

Donald Brand también trabajó en Durango con el fin de estudiar el área del

Zape, en donde encontró algunos sitios “defensivos” además de identificar manos

y metates, por lo que dedujo que existieron grupos sedentarios en aquella zona.

Según sus observaciones la arquitectura tiene similitudes con sitios en Sonora y el

sureste estadounidense al norte, y con Zacatecas, Nayarit y el norte de Jalisco al

sur, sin embargo, para él se conocía muy poco sobre lo que denomina “cultura del

Zape” (Brand 1971[1939]).Por todo lo anterior cree que dicha cultura se trata de un

punto donde existe una fuerte relación con Casas Grandes y la Quemada o los

sitios de Zacatecas, pero está de acuerdo con Mason en que el norte de Durango

17
representa la extensión más norteña de una forma muy atenuada de la cultura del

México central (ibíd.)

J. Charles Kelley comenzó sus investigaciones en la década de los

cincuenta en México procedente de la Universidad del Sur de Illinois. Su objetivo

era realizar exploraciones en Durango y Chihuahua (Kelley 1953), de las cuales

surgió una primera idea de los restos que observó en Durango; estas se inclinaban

a pensar que en términos generales el grupo de artefactos encontrados sugerían

más a rasgos del suroeste estadounidense que del centro de México.

Habiendo trabajado con anterioridad en el suroeste estadounidense, Kelley

tenía ya una formada opinión en cuanto a las relaciones entre Mesoamérica y el

mismo Suroeste. Según él, las culturas de esa zona específica de Estados Unidos

tenían una apariencia atenuada mesoamericana, además de que dichas

sociedades resultaban de copias reducidas del prototipo mesoamericano.

Siguiendo estas ideas postula la posibilidad de que existiera un intercambio entre

ambas zonas, además de ciertas interacciones tanto materiales como intelectuales

(Kelley 1966).

Conforme Kelley fue acumulando más trabajo, incluidas excavaciones en

Durango y otros trabajos similares en Zacatecas, pudo mostrar más resultados de

sus investigaciones. Así, realizó el primer planteamiento especializado en la

cultura Chalchihuites, que se compondría por una tipología cerámica para las

18
zonas de Zacatecas y Durango, además de establecer una probable cronología y

dividir en dos ramas a la cultura en cuestión (Kelley y Abott 1971; Kelley 1971b).

Una de estas fue la rama Súchil, que habitó al oeste de Zacatecas y sur de

Durango, teniendo desarrollo entre el 200 y el 950, construyendo una vasta

cantidad de sitios, entre ellos Alta Vista, Cerro de Moctehuma y Cerro del Chapin.

La cronología para esta rama quedo marcada por cinco fases:

La fase Canutillo que comprendió del 200 dc al 300 dc y le atribuyó dos tipos

cerámicos como diagnósticos, el Canutillo y el Gualterio, además menciona que al

final de esta fase se encontraron algunos restos de Vista Paint Cloisonne. La fase

Alta Vista que comprendió del 300 dc al 500 dc y le atribuyó dos tipos cerámicos

como diagnósticos, el Michilia y el Súchil, con algunos restos de Vista Paint

Cloisonne. La fase Vesubio la concibió solo para el valle de Súchil y comprendió

del 500 dc al 950 dc y le atribuyó dos tipos cerámicos como diagnósticos, el tipo

Vesubio (que sería una modificación del Michilia) y el tipo Gualterio. La fase

Calichal que comprendió del 500 dc al 650 dc y le atribuyó dos tipos cerámicos

como diagnósticos, el tipo Mercado (que es una unión entre los colores del Súchil

y los diseños Michilia de acuerdo a lo propuesto por Kelley) y el tipo Amaro. Como

dato adicional menciona que en esta fase es cuando se abandona Alta Vista. La

fase Retoño que comprendió del 650 dc al 750 dc y le atribuyó un tipo cerámico

como diagnóstico, que fue el tipo Refugio (ibíd.).

La segunda de estas fue la rama Guadiana, que habitó la zona sur-centro de

Durango, desarrollándose desde el 550 dc hasta el 1350 dc y construyeron sitios

19
como La Ferrería, el Cañón del Molino y Navacoyán. La cronología para esta rama

quedo marcada por cuatro fases. La fase Ayala que comprendió del 550 dc al 700

dc y le atribuyó dos tipos cerámicos como diagnósticos, el Mercado y el Amaro. La

fase Las Joyas que comprendió del 700 dc al 950 dc y le atribuyó dos tipos

cerámicos como diagnósticos, el tipo Refugio y el tipo Nevería. La fase Rio Tunal

que comprendió del 950 dc al 1150 dc y le atribuyó dos tipos cerámicos como

diagnósticos, el tipo Otinapa y el tipo Morcillo. La fase Calera que comprendió del

1150 dc al 1350 dc y le atribuyó dos tipos cerámicos como diagnósticos, el tipo

Nayar y el tipo Madero Estriado (ibídem).

La anterior es la estructura que Kelley establece para la cultura en cuestión

de acuerdo a los estudios realizados en Zacatecas y Durango en esa época. Es

necesario mencionar aquí que posteriormente modificaría las fechas de cada fase

en ambas ramas, debido a la obtención de nuevas fechas (Kelley 1985). De

acuerdo a esto, en la rama Súchil la fase Canutillo se vio movida al 200-650,

Vesubio quedo en 650-750, Alta Vista 750-850, Calichal 850-950 y Retoño 950-

1050. Por otro lado la Rama Guadiana se vio recorrida de la siguiente manera:

Ayala 875-950, Las Joyas 950-1150, Tunal 1150-1250 y Calera 1250-1350 (ibíd.).

Para la década de los ochentas, Kelley tenía ya formada una base y una

historia para los hechos que ocurrieron en la zona de investigación. Es así que

ofrece una definición de la cultura chalchihuites “El termino de Cultura de

Chalchihuites se refiere a una serie de eventos culturales relacionados que

tuvieron lugar en el occidente de Zacatecas y Durango, en México, entre el 100 o

20
200 y 1250 o 1300 años d.c.”(Kelley 1983:3). De esta forma las hipótesis

planteadas por Kelley para esta época alcanzaron aspectos mayores, debido a

que incluyó de lleno la dinámica de la cultura en el desarrollo de Mesoamérica

(siguiendo a algunos autores del pasado). De acuerdo a sus propias palabras “la

cultura de chalchihuites representó la extensión máxima, en esa dirección, del

área cultural mesoamericana y de su civilización a lo largo de la ladera oriental de

la sierra madre occidental” (ibíd.).

Fue así que se incluyó a esta sociedad chalchihuiteña como parte de un

desarrollo mayor, o del desarrollo de la historia mesoamericana, y para ello, Kelley

buscó algunos datos en específico que le permitieran corroborar estas ideas. Uno

de estos datos sería el registro de sitios con manufacturas simples, cerámicas

monocromas o burdas y con poco desarrollo, esos sitios fueron la base de la

explicación que afirmaba que un grupo local había construido y habitado los sitios

de la zona de chalchihuites que contaban con construcciones sencillas y que su

desarrollo fue moderado, según Kelley:

...estos últimos chichimecas eran antiguos cazadores y recolectores de la montaña

que habían adquirido algunas de las características de sus vecinos

mesoamericanos…llamamos a la cultura de estos chichimecas

submesoamericanos algo aculturados, la cultura de Loma de San Gabriel. (ibídem.)

Por ello indica insistentemente que existía un grupo local antes de la llegada

de los que serian los constructores de Alta Vista, ya que para él en la fase

21
Canutillo de la rama Súchil existió una ocupación de este grupo, con referencia a

esto escribe que:

La población de la fase canutillo era de agricultores…la fase canutillo representa

una población rural mesoamericana sencilla, poco numerosa, ocupando un área

aislada en la frontera noroeste…el altar del patio fue probablemente un adoratorio

familiar dedicado al dios del fuego-sol. No se pueden suponer grandes logros

culturales para una sociedad tan marginal; desde luego, no puede achacárseles la

planeación y establecimiento del centro ceremonial de Alta Vista. (ibíd.:7-8).

Debido a estas ideas plantea que posteriormente a las construcciones de

estos chichimecas, llegarían a esta zona viajeros (que después llamaría

trocadores) mesoamericanos que se establecerían en la misma zona occidental de

Zacatecas en busca del nuevas opciones de comercio, y su principal motivo de

establecimiento sería la existencia de materia prima para la piedra verde y por ser

el punto donde “el sol se regresa”, de acuerdo a las observaciones

astronómicas2,lo que daría paso a la construcción de Alta Vista, diseñada por

estos trocadores y construida por albañiles locales, centro que fungiría como

núcleo del grupo chalchihuiteño, además de emplearse como observatorio

astronómico.

2
Este punto donde el sol se da vuelta, se referiría al trópico de cáncer, que como es bien sabido, es el punto
máximo hasta donde llega el sol el día 21 de junio, regresando el recorrido hacia el ecuador. Cf. Aveni,
Anthony, Horst Hartung y Charles Kelley. Alta Vista, Un centro ceremonial mesoamericano en el trópico de
cáncer: implicaciones astronómicas En interciencia Vol. 7 No. 4 Jul-Ago Pergamin Press., y Kelley, John
Charles. The Classic epoch in the chalchihuites culture of the state of Zacatecas.En La época clásica, nuevos
hallazgos nuevas ideas, pp. 11-14 Coordinado por Amalia Cardos de Méndez, INAH, México. 1990

22
Una vez que este grupo mesoamericano tuvo el control, se movió hacia el

norte, poblando el área de Durango hacia el año 550 (de acuerdo a la primer

propuesta cronológica o hacia el 875 de acuerdo a su segunda propuesta

cronológica), donde los chalchihuiteños fundaron más centros ceremoniales y

habitacionales, entre ellos La Ferrería, que tendría relaciones a su vez con la

costa del Pacifico. Para Kelley estas ideas se ven ligadas al abandono de Alta

Vista donde, dice, existió algún conflicto bélico que provoco el colapso:

Al final de su ocupación, había sido un centro político y militar por inferencia, el

cuartel general de una jefatura en pie de guerra. Al final, Alta Vista misma pudo

haber caído bajo el ataque enemigo, dado que su abandono estuvo acompañado

de incendios extensos de ambos templos y un posible palacio. Quizá el dato más

significativo de todos fue el que Alta Vista no había sido el producto de la evolución

cultural local sino un centro explotativo establecido bajo influencias externas,

planeado por arquitectos extranjeros, inferencialmente como parte de la expansión

hacia la periferia del sistema mundial mesoamericano desarrollado por Teotihuacán

en el clásico (idem.:6).

Esto compondría el grueso de los trabajos de Kelley para la arqueología de

los chalchihuiteños. Sin embargo, entrada la década de los ochentas Kelley

modificó la cronología que él mismo había propuesto, ya que las fechas de

radiocarbono que tenía no concordaban con sus propuestas cronológicas

cerámicas hechas con anterioridad. De acuerdo a sus anotaciones (Kelley 1985),

existían tres posibilidades, la primera consistía en descartar las fechas de

23
radiocarbono obtenidas para la rama Guadiana por ser inexactas y la cronología

debía basarse en las fechas de radiocarbono obtenidas para la rama Súchil. La

segunda opción radicaba en descartar las fechas del mismo origen obtenidas para

la rama Súchil y conservar las obtenidas para la rama Guadiana como base de la

cronología; la tercera y última, fue desechada desde el principio por Kelley y

suponía considerar todas las fechas de radiocarbono para ambas ramas como

validas, pero el resultado ponía a Kelley en predicamentos, ya que esto implicaba

que se recorrieran las fechas en las fases donde había identificado

contemporaneidad entre ambas fases, en palabras de Kelley “…This would require

discarding the strong archaeological evidence for the contemporaneity of the

earliest Guadiana branch phases with the latest Suchil branch phases ”. (Kelley

1985:270) Para Kelley esta última no es una opción, y como resultado, prefiere

usar las fechas obtenidas para la rama Súchil, descartando las de la rama

Guadiana y recorriendo las temporalidades en gran medida.

Se ha dado ya una descripción de las ideas que Kelley acuñó gracias a sus

trabajos de campo, pero existe un modelo que está detrás de dichas

interpretaciones. El sistema mundo del que habla Kelley en sus textos se ve

claramente remitido al sistema mundo de Immanuel Wallerstein (Wallerstein

2007[1979]), propuesta que gira en torno a sociedades capitalistas.

Si tenemos en cuenta la dinámica que propuso, podremos darnos cuenta de

que Mesoamérica sería el sistema mundial en el que está pensando Kelley, en

donde Teotihuacán es el centro del poder económico y le son anexas muchas

24
periferias. Para este caso en concreto, la zona de Chalchihuites es una

semiperiféria, en donde confluyen algunos grupos “submesoamericanos” y otros

mesoamericanos (a los que Kelley llama “trocadores”), el poder se ve amasado

por los grupos pertenecientes al núcleo y dominan esta zona. Por último, la

periferia son todos aquellos “chichimecas” más allá de la frontera de Mesoamérica,

es decir, más allá de la zona de chalchihuites; y los recursos materiales de estos

grupos marginales son manejados por la elite del centro del sistema mundial

mesoamericano.

Es posible que algunas de las interpretaciones de Kelley estén sesgadas

con el objetivo de que estas concuerden con la propuesta del Sistema Mundial

Mesoamericano, algo que es común entre la labor arqueológica y que no es

producto de una acción deliberada, sino que la misma postura del investigador le

permite ver ciertas peculiaridades por encima de otras y de esta manera se llega a

interpretar de acuerdo a su línea de investigación. Un caso en específico podría

ser lo que él denomina la cultura de Loma de San Gabriel que parece no quedar

bien asentado, ni el concepto, ni los restos materiales específicos, ya que una de

sus principales características es ser de manufactura simple; por ello existieron

investigadores que siguieron las propuestas de Kelley, y se dieron a la tarea de

investigar más a fondo sobre este particular. Independientemente de lo que pueda

o no significar esta cultura, el trabajo de Kelley sigue siendo el más importante

para la zona de la cultura chalchihuites.

25
A partir del trabajo realizado por Kelley, más investigadores se vieron

influenciados por dichos estudios y como parte del mismo equipo de trabajo de

Kelley, extendieron los trabajos en algunos temas en específico. Uno de estos es

Phil Weigand quien trata el tema de las minas de la rama Súchil. Sobre esto,

menciona que dichas minas están asociadas a cuatro sitios cercanos a ellas, Alta

Vista, Moctehuma, Cerro Pedregoso y Gualterio, a los dos primeros los supone

enfrentados, aunque resalta la falta de evidencia con respecto a la violencia

(Weigand 1968).

De acuerdo a todo este trabajo, llega a la conclusión de que es muy

probable que la minería fuera un motivo de colonización del área de su estudio por

parte del grupo chalchihuites y que, al colapsar la zona centro de Mesoamérica,

fruto del colapso Teotihuacano, los chalchihuites se vieron diezmados de igual

manera; además, menciona que los mineros de aquella zona debieron ser unos

“pochteca-like group”. Siguiendo estos enunciados, Weigand continuó con la idea

de trabajo de Kelley, agregando a lo propuesto por este último el problema de la

minería en aquella zona, como parte de la problemática en la que se vieron

envueltos los grupos teotihuacanos que Kelley describió, además de ser esta una

de las actividades más importantes del grupo chalchihuites (ibíd.).

Al igual que Weigand, Michael Foster continúo los trabajos en la zona con

la perspectiva de Kelley, ya que este, de igual manera, conformó parte de su

equipo de trabajo, por lo que su proyecto se vio muy apegado a las

interpretaciones de este último, lo que lo llevó a enfocarse principalmente en la

26
cultura de Loma de San Gabriel. Como resultado de diversos tipos de análisis,

surgió una caracterización de los “Loma” que se formó con varios trabajos; dichos

trabajos de Foster están basados en el supuesto de que la cultura Loma San

Gabriel coexistió con la cultura Chalchihuites tal y como lo señaló Kelley. Desde

esta premisa parte con el fin de indagar más sobre estos grupos

submesoamericanos y ampliar el conocimiento que se tenía de ellos en aquel

entonces (Foster 1980).

Como Kelley ya lo había sugerido anteriormente, Foster confía en que esta

cultura no elaboraba materiales con grandes técnicas y no eran tecnológicamente

avanzados, por lo que el uso de las cerámicas se limitaría al almacenaje de

alimentos tales como granos y semillas, además de su utilidad en los fogones.

Todo esto aunado a la presencia casi exclusiva de herramientas líticas elaboradas

en riolíta y la inexistencia de navajillas mesoamericanas (ibíd.).

Establecidas estas características, Foster hace una comparación con los

elementos de la cultura Loma San Gabriel con los de la cultura Chalchihuhites. El

primer dato de esta comparación es la diferencia tecnológica, en donde la

tecnología chalchihuites resulta mucho más sofisticada, aunque existen similitudes

en la cerámica, de igual manera que existen similitudes con el grupo Mogollón.

Además indica que a diferencia de la cerámica chalchihuiteña, que era elaborada

por ceramistas especializados, la cerámica loma no era elaborada por

especialistas ya que su realización respondía únicamente a fines utilitarios (Foster

1981).

27
A pesar de estas diferencias existen puntos donde ambas culturas

convergieron dando como resultado sitios con cerámicas loma y chalchihuites por

igual que llegaban a representar la influencia que los mesoamericanos imprimieron

en los pueblos poco desarrollados. De acuerdo a Foster, la existencia de

cerámicas chalchihuiteñas en sitios de manufactura Loma representaba cierta

influencia que cambiaba la preferencia material de algunos pobladores locales,

adquiriendo elementos pertenecientes a los viajeros mesoamericanos (Foster

1984). Sin embargo, en algunos sitios especiales la presencia de materiales de

ambos grupos representó un problema de interpretación ya que las densidades

fueron similares y no permitieron a Foster determinar a cuál de los dos grupos

pertenecían.

Una de las principales propuestas fruto de las investigaciones y de las

comparaciones e interpretaciones en relación a ambas culturas, fue que tuvieron

una coexistencia simbiótica; la cual es uno de los principales objetivos de los

estudios de Foster, agregando que la cultura Loma podría haberse desarrollado

junto con una cultura arcaica para llegar al contacto con los chalchuihuites (Foster

1989). Entre otros datos, un aspecto importante de sus propuestas es que, para él,

es probable que un grupo Loma asimilara las características chalchihuiteñas a tal

grado que en un futuro su desarrollo lo desembocaría en la cultura tepehuana

(Foster 1984).

28
Las propuestas para la cultura Loma de San Gabriel y sus relaciones con la

cultura Chalchihuites hechas por Foster parecen seguir las líneas de trabajo que

Kelley heredó a muchos investigadores. Sin embargo, existen algunos matices

que inclinan a Foster a otro lado. Su uso de elementos de culturas

contemporáneas (como los tepehuanos), sus hipótesis de trabajo y otros

elementos como la aplicación de técnicas científicas, todos estos elementos

presentes en los textos referentes a la cultura Loma, parecieran hacerlo inclinarse

un poco por un proceder procesual, que en cierta medida se vería en conflicto con

el modelo del sistema mundial que propone Kelley para la zona. Siguiendo esta

salvedad, se tiene una caracterización de los chalchihuites desde la perspectiva

del sistema mundial y otra para lo Loma que acepta la anterior propuesta, pero

que toca temas procesualistas parecidos a la denominada “Nueva Arqueología”,

que en el fondo teórico serian propuestas un tanto encontradas. Aun a pesar de

estas observaciones, la postura de Foster no queda abierta como los textos de

Kelley, por lo que tampoco existe una postura procesual abierta (o consiente) que

obligue al autor a verificar el proceder con la compatibilidad de los datos.

Marie-Areti Hers también realizó varios trabajos concernientes a la cultura

chalchihuites y en la mayoría ha defendido su postura, agregando cosas o

retomando otras para diversos estudios. Su postura es un tanto divergente de los

trabajos de Kelley y sus seguidores, pero en general comparte muchas opiniones

con estos. Ella establece que la cultura chalchihuites en efecto es un grupo

mesoamericano que vino del sur, pero, desde su perspectiva, el grupo se diseminó

en un espacio más grande, este espacio comprende a las culturas Malpaso,

29
Bolaños-Juchipila y Loma de San Gabriel. Para ella todos estos grupos son parte

de la misma cultura chalchihuites y forman un todo, de esta forma el sitio de la

Quemada es de igual manera de manufactura chalchihuiteña (Hers 1989, 1995).

Para llegar a esta conclusión se basa primero en el hecho de la no

existencia de un desarrollo artesanal que preceda a los materiales chalchihuteños,

por lo que el grupo no sería local. Se refiere a esto señalando que algún grupo del

sur se movió hacia el norte en busca de nuevos lugares debido a que, muy

probablemente, algún evento los obligo a moverse. Dicho movimiento culminó en

el área concerniente a la cultura chalchihuites, la cual, de esa manera, se asentó

en la zona limítrofe entre Mesoamérica y los pueblos nómadas chichimecas (ibíd.)

De acuerdo al carácter hostil de los pueblos nómadas, estos chalchihuites

se vieron en la necesidad de implementar una militarización en el aspecto cultural

de la vida en el septentrión. Para ello implementaron medidas como el sacrificio

humano, aspecto propuesto por la autora debido al hallazgo en ciertas condiciones

de un “proto-chacmool” que sugeriría la actividad de sacrificio ritual y

probablemente guerras floridas, las cuales fueron registradas para grupos de

siglos cercanos a la conquista española, como los acaxees y los xiximes (ibíd.)

Otro aspecto que le ofreció la idea de un aspecto guerrero fue la presencia

de tzompantlis en algunos sitios, elemento que representaría la obtención de

trofeos de guerra en los cráneos de los enemigos. Sin embargo, después del

clásico, se dio algún fenómeno que provocó una época de turbulencia tanto en el

30
centro de Mesoamérica, como en la frontera, lo que generó que estos guerreros

fronterizos se replegaran al sur, hacia el altiplano central, llevando los elementos

peculiares de guerra allá por donde se establecían. De esta forma legaron al

centro de México y en particular a sitios como Tula, los elementos propios de la

guerra en la frontera, tales como los ya mencionados chacmool y el tzompantli,

además de algunos elementos simbólicos como el águila devorando a la serpiente

(ibíd.:Hers 2004).

Todo esto le lleva a proponer que esta historia está registrada en las

fuentes históricas del centro de México, así, la salida del sur para habitar el norte

podría referirse a la salida de Tamoanchan, la llegada al norte representaría la

vida idílica del Chicomoztoc y el repliegue hacia el sur la salida de los pueblos de

este mítico lugar, al cual Hers identifica con las ruinas de la Quemada debido a su

carácter arqueológico monumental y a que algunos indígenas del centro de

México que acompañaban a los españoles que tenían por encomienda conquistar

las tierras del norte la reconocieron como lugar de sus antepasados (Ibid.;Braniff,

Beatriz y Marie-Areti Hers 1998). Gracias a todos estos datos (y más que no se

exponen en este resumen) Hers llama a los chalchihuites “tolteca-chichimeca”

donde la palabra chichimeca no se usa de forma peyorativa, sino que refiere a la

vida en la frontera (Hers 1989, 1992, 1995)

La propuesta de Hers tiene una clara diferencia con los trabajos de Kelley y

las líneas de investigación que continuaron su trabajo. De forma radical contrasta

con el trabajo de Foster, ya que este obvia la existencia de la cultura loma San

31
Gabriel para su estudio más a fondo, mientras que Hers considera a los restos

materiales en cuestión como pertenecientes a la vida rural de los chalchihuteños,

por lo que ambas perspectivas se ven encontradas.

La forma de investigación que realiza Hers, el comparar elementos

individuales, su énfasis en el estilo y en los elementos artísticos, así como la

consideración de fuentes escritas la inclinan en una postura más histórica que las

empleadas por Kelley y sus seguidores, con algunas influencias del estudio del

arte. Sin embargo la discusión en el fondo no es muy diferente que la de sus

antecesores, las diferencias “fuertes” con Kelley y compañía radica en la extensión

del área ocupada por los chalchihuiteños (lato sensu o stricto sensu) y por la forma

de difusión, ya que, mientras que Hers propone una difusión que fue en ambas

direcciones (primero sur-norte y posteriormente norte-sur), para Kelley se dio en

una sola dirección (sur-norte).

Recientemente Estela Martínez elaboró un estudio (Martínez 2007)

enfocado en la dinámica social de la zona de la cultura chalchihuites. Por el

contrario de las propuestas anteriores que valoran más la llegada de grupos

externos a la zona como fruto del “origen” de esta cultura, Martínez argumenta que

es necesario conocer la dinámica social al interior de la sociedad en cuestión; así,

basándose en esta idea, expone los resultados del Proyecto Arqueológico del

Valle del Río Súchil, Zacatecas y Durango (en donde se realizó tanto excavación

como prospección) y los interpreta de acuerdo a las características de cada sitio

explorado, dividiéndolos en varios tipos.

32
De esta manera obtiene varios grupos de sitios, uno es el Grupo Familiar,

en donde inserta a los sitios con características de campamento y los caseríos. El

siguiente es el Grupo Local, en donde identifica las aldeas y los poblados.

Posteriormente se encuentra la Entidad política regional o centro local, los centros

ceremoniales y los grupos de minas. Para elaborar esta tipología de sitios se basa

en algunos términos arqueológicos como la arquitectura y la extensión de los

sitios. Esta mecánica le lleva a sugerir que, debido a estos datos, se puede

vislumbrar la dinámica social o parte de ella y piensa que:

En nuestra opinión, el área de Súchil, si bien no se encontraba aislada de la

dinámica pan-regional, o no surgió de manera espontánea, pienso que en el

proceso de evolución de su complejidad social estuvieron involucrados procesos

locales en mayor medida de la que se les ha asignado (ibíd.:122)

Nos podemos dar cuenta de que su postura representa un cambio de

acuerdo con los estudios anteriores, ya que rompe con la idea clásica de

colonización para enfocarse más en el desarrollo al interior del grupo estudiado, lo

que le permite obtener datos interesantes que con la visión de la difusión pasaban

por alto. Esta postura, como dice la autora:

Para tal caso adoptamos como marco de referencia el modelo sugerido por Allen

W. Johnson y Timothy Earle en su obra titulada La evolución de las sociedades

humanas. Este modelo propone que la evolución de las sociedades es una especie

33
de espiral y se da como consecuencia del proceso de intensificación de la

producción, que a su vez es el resultado positivo de la combinación del crecimiento

de la población y el desarrollo tecnológico (ibíd.:120).

Siguiendo estas líneas es claro que el trabajo está alineado con los estudios

del cambio social y representa una visión novedosa dentro de la arqueología

chalchihuites.

En el estado de Durango, José Luis Punzo ha llevado a cabo un proyecto

arqueológico en el Valle de Guadiana, con el propósito de reactivar las

investigaciones en torno a la cultura chalchihuiteña. Gracias a este proyecto se ha

cambiado la perspectiva que se tenía del valle de Guadiana, ya que se creía que

existía una baja densidad de población en unos diez sitios aproximadamente, sin

embargo, mediante los recorridos se aumentó la cantidad hasta cien sitios

aproximadamente, la mayoría con presencia chalchuihuiteña (Punzo, J.L.,

Emmanuel Gómez, et Al 2010).

Un aspecto importante que arrojó este proyecto, fue que, en conjunción con

los datos del Proyecto Hervideros 3 y el Proyecto de la Cueva del Maguey4, se

reconoció la presencia de grupos muy relacionados a tradiciones chalchihuiteñas

en la Sierra Madre Occidental, en el poniente de Durango. Por lo que este

3
Proyecto a cargo de Marie-Areti Hers durante los noventas y la primer década del nuevo siglo
4
Este proyecto a cargo del mismo José Luis Punzo. Durante el proyecto se han localizado tiestos cerámicos
del tipo Madero estriado o Madero Fluted en el sitio de casas en acantilado Cueva del Maguey,
correspondiente a las últimas fases chalchihuiteñas en el Valle de Guadiana, además se han identificado
técnicas arquitectónicas muy parecidas a las del valle.

34
discurso amplía la perspectiva de “grupos de tradición mesoamericana” sierra

adentro, y no únicamente en los valles (Punzo 2001b;Punzo, J.L., Cinthya Vidal,

Et. Al. 2010).

Por otro lado, mediante el PIACOD5, Punzo refuerza la idea ritual sobre la

pirámide del sitio de La Ferrería. Argumenta que esta está alineada para

observaciones astronómicas, siendo el patio hundido en la cima de la misma el

que sirvió para esta actividad; así, la esquina sur del acceso este al patio hundido

se encuentra alineada al sol en los equinoccios, mientras que la esquina norte de

este mismo acceso se encuentra alineada con el solsticio de verano y, por último,

que la esquina sur del patio hundido se alinea con la salida del sol durante el

solsticio de invierno; todo esto mirando desde el centro del mismo patio hundido.

Gracias a ello, Punzo enfatiza sobre la probable existencia de un calendario ritual

y agrícola, además del cálculo de las temporadas gracias a este inmueble (Punzo

2010a).

Otro dato interesante es que Punzo llevó a cabo una revisión de las

cronologías propuestas por Kelley en 1971 y 1985 (Punzo 2008, 2010a; Punzo, J.

Luis y Ramírez L., Ángel 2008). Como resultado de esta revisión y de la

consideración de las fechas de radio carbón obtenidas por el proyecto Hervideros,

el PIACOD y la revisión cronológica hecha por Foster (Foster 1995), Punzo

propone reacomodar la propuesta temporal en el Valle de Guadiana, de manera

5
Proyecto de investigaciones arqueológicas del área centro oeste de Durango

35
que ambas ramas, la Súchil y la Guadiana, serían contemporáneas, aunque el

discurso lo basa en la rama Guadiana (Punzo, J. Luis y Ramírez L., Ángel 2008).

De acuerdo a estos datos, podemos ver que la postura de Punzo es

diferente a la clásica de Kelley, en parte debido a la intensificación de los trabajos

en el Valle de Guadiana y en parte a la perspectiva muy cercana a los estudios del

paisaje (aunados a los estudios en la Sierra Madre), que le permiten renovar el

discurso arqueológico para dicho valle, y en especial para el sitio de La Ferrería.

En el tema de la minería en la cultura chalchihuiteña, existen dos trabajos

que cuestionan este particular, el primero es el elaborado por Vincent Schiavitti

(Schiavitti 1996), quien realiza un estudio acerca de los grupos de minas y obtiene

nuevas fechas de radio carbón; entre sus principales propuestas se encuentra la

ruptura con lo propuesto por Weigand, y menciona que:

Results indicate that Súchil mining was never at a sufficient scale to meet the

demands that would have been created by a state the size of Teotihuacan.

Furthermore, the period of most extensive Súchil mining post-dates the decline of

Teotihuacan. Súchil mining was most productive when there was no strong central

state extant in the Valley of México (ca. A.D. 650-950). Based on this evidence,

hypotheses that indicate high production of Súchil mining resulting from Teotihuacan

influence are not supported (Ibíd.:299).

36
Con esto nos podemos dar cuenta de que el estudio de Schiavitti le

posiciona en un lugar escéptico en cuanto al discurso clásico de Kelley, ya que

deslinda a la famosa urbe de ser la originaria de la extracción minera en la zona,

tal y como lo propusieron Kelley y Weigand mediante los trocadores; y apoyando

la idea de que la extracción minera estuvo a cargo de los grupos locales.

El otro trabajo que aborda el tema de la minería fue el elaborado por

Fiorella Fenoglio (Fenoglio 2011), quien retoma los trabajos anteriores sobre

minería en chalchihuites (Weigand y Schiavitti) para realizar apuntes sobre el

tema. De manera tal, Fenoglio concuerda con Schiavitti en cuanto a la importancia

que jugó Teotihuacan en el proceso de la minería en la cultura chalchihuiteña,

recalcando la importancia de los grupos locales, a los cuales describe de acuerdo

con las propuestas de Martínez, por lo que la extracción minera se ve como

producto de la competencia de grupos locales y de la dinámica local en general.

Aunado a estos datos, Fenoglio complementa mencionando que desde su

perspectiva la cultura en cuestión ostentó un desarrollo propio que fue fruto de una

dinámica interna. Siguiendo estas ideas, menciona que:

…no quiere decir que consideremos que Teotihuacán o su caída, hayan influido en

el desarrollo de Chalchihuites. Por el contrario, así como no concordamos con

aquellas posturas que ubican en Teotihuacán el impulso prístino para su desarrollo,

tampoco suponemos que otros lazos si lo hayan hecho. Lo que suponemos es que,

37
más que el derrumbe teotihuacano, lo importante son los efectos secundarios que

moldearon el ambiente sociopolítico (Ibíd.:67).

De esta manera nos podemos dar cuenta de que ambas posturas,

Schiavitti y Fenoglio, rompen con las propuestas originales de Kelley, para buscar

caminos diferentes de interpretación, además de su cercanía con teorías del

cambio social que renuevan las investigaciones sobre la cultura trabajada.

B) Recuento y problemática del discurso arqueológico chalchihuiteño

De acuerdo a este repaso por algunos de los estudios en el área de la

cultura chalchihuites, podemos ver que existen perspectivas diferentes que en

ocasiones se ven opuestas entre sí. Sin embargo son estas diferencias las que

enriquecen el conocimiento arqueológico; la idea más difundida hasta el momento

es la de Charles Kelley, que versa sobre el sistema mundial y que tiene que ver

directamente con una idea algo difusionista que relacionó el desarrollo

chalchihuiteño con otro desarrollo más grande, el de Teotihuacán. Sin embargo,

las primeras ideas sobre esta cultura parecen no ahondar en el tema, aunque sí

identifican una relación tanto al sur como al norte (Gamio, Brand y Mason).

Siguiendo este camino, se han llevado a cabo otros trabajos auspiciados

por el mismo proyecto de Kelley (Weigan y Foster) que indagan temas

concernientes al desarrollo propuesto por este mismo investigador, asumiendo la

idea de implantación de una cultura en un lugar lejano y llevando a cabo estudios

38
de caso. Hers propone una historia diferente, en donde el desarrollo de la zona de

estudio de igual manera es de manufactura sureña, pero existe una influencia en

la dirección contraria que cambia la idea de sistema mundial y genera otra idea

más relacionada con la movilidad de la gente en un lapso grande de tiempo, una

idea muy parecida a la de la larga duración de la escuela de los anales, aunque no

sea la preocupación de la autora ni su principal objetivo. En el caso de Estela

Martínez, el estudio es más radical en cuanto a la propuesta de Kelley, ya que el

mismo estudio realizado implicó enfocarse en la dinámica al interior del grupo de

estudio, sin negar posibles influencias externas, pero dejándolas en un segundo

plano. Aunado a este estudio, podemos agregar el trabajo de Fenoglio, ya que

comparte la idea de la dinámica al interior del grupo y niega la importancia que

Kelley le da a Teotihuacan, además de que estos dos últimos estudios tienen un

enfoque del cambio social y las sociedades complejas.

Por otro lado, está la postura de Schiavitti, que se apoya en un estudio

procesual para cambiar el discurso sobre el cambio social en referencia a

Teotihuacan y ampliar el conocimiento de la producción minera. También tenemos

el discurso de Punzo, el cual se ve muy cercano a los estudios del paisaje

entrelazados con la consideración de un nuevo discurso en cuanto a los grupos

serranos y la reinterpretación de la cronología.

De acuerdo a esto, tenemos la perspectiva del sistema mundial de Kelley,

Weigand y Foster (con un toque procesual), la perspectiva histórica de Hers, la

perspectiva del cambio social de Martínez y Fenoglio, la perspectiva del paisaje de

39
Punzo, la perspectiva social-procesual de Schiavitti. A pesar de estas diferentes

perspectivas, el discurso más difundido y aceptado en el contexto académico es el

de Charles Kelley, sin embargo este discurso parece ya agotado, en medida en

que la historia construida desde esta perspectiva pareciera haber “resuelto” casi

cualquier disyuntiva respecto a la cultura aquí estudiada.

Esta idea obedece en gran medida al pensamiento imperante en cierta

época de la arqueología, que daba importancia en explicar el pasado como parte

de la historia de una nación o región. Por ello se busca la relación con el núcleo

mesoamericano, representante clásico de la grandeza de las culturas

prehispánicas, con el fin de ampliar esta historia. Esta visión antropológica (más

que arqueológica) fue necesaria en su tiempo, en la medida en que propiciaba

trabajos y representaba novedosos estudios que aportaban ideas interesantes a

un desarrollo común del mundo prehispánico. A pesar de esto, ahora se antoja

difícil continuar con esta perspectiva, debido a que los trabajos de este tipo ya no

son novedosos, y que se han señalado ya varias interrogantes difíciles de trabajar

mediante esta perspectiva. Una de las principales dificultades que surgen al

analizar estas perspectivas es el del sistema mundial mesoamericano acuñado por

Charles Kelley.

Las dificultades de esta idea surgen debido a que la propuesta original de

Wallerstain de basó en términos críticos marxistas, los cuales, a su vez, están

pensados para sociedades de tipo capitalistas, por lo que, asumir el sistema

mundial, es asumir de facto a la sociedad chalchihuiteña como capitalista y a su

40
vez inserta en un modelo capitalista más grande (Teotihuacano). Esta crítica ha

sido ya señalada por varios arqueólogos como Carpenter (1996), Punzo (2010c) y

Vidal (2011), que hacen referencia a este mismo problema, ya que el estudio de la

arqueología chalchihuiteña cae en lo monótono al basarse únicamente en estudios

de caso sobre la dinámica de dicho sistema.

2. La iconografía cerámica chalchihuiteña

Ya hemos establecido las diferencias entre propuestas para la arqueología

del grupo chalchihuiteño y como ya se ha dicho, este trabajo se enfoca en la

iconografía cerámica, por tal motivo, una revisión de la tipología cerámica en

cuanto a la iconografía es necesaria. Así, podemos mencionar que la tipología

actual es fruto del trabajo de Charles Kelley y Ellen Abbott Kelley, ya que ellos

establecieron la primera y única propuesta de tipología cerámica, además de la

consideración de la cronología gracias a la esta tipología. (Kelley y Abbott 1971 y

Kelley 1971)

A) Rama Súchil
De acuerdo a esta propuesta, la primera fase de ocupación chalchihuiteña

en la zona se da con la presencia del tipo cerámico Canutillo, que inaugura la fase

Canutillo entre el 200-300 dc en el valle del rio Colorado y el 200-500 en el Valle

del rio Súchil para sesta primera propuesta cronológica, mientras que en la

propuesta de 1988 se reajusta con un rango 200-650 (Kelley 1985). Los dos tipos

cerámicos atribuidos a esta fase, son el Canutillo y el Gualterio; el primero de

41
estos consta de piezas esgrafiadas, en el interior y en el exterior, y se conforma

únicamente de formas geométricas, estando presentes grecas, círculos y demás

figuras geométricas. El tipo Gualterio se caracteriza por contener de igual forma

casi exclusivamente diseños geométricos, tanto en el exterior como en el interior

se localizan, bandas, círculos, triángulos y otras, pero en ocasiones, en la

decoración interior se distinguen formas vivas, entre ellos el alligator monster y

divisiones que forman cuadrantes (Kelley y Abbott 1971 y Kelley 1971).

De acuerdo a los datos propuestos por los Kelley, en el final de esta fase se

da la aparición de los tipos Vista Paint Cloisonne y el Negativo A, como tipos

cerámicos provenientes del comercio (ibíd.)

Posteriormente, los Kelley postularon la fase Alta Vista, que ocurrió entre el

300 y el 500 dc de acuerdo a la primera propuesta cronológica (ibíd.) mientras que

la segunda propuesta considera que esta fase corrió en el lapso de 750-850

(Kelley 1985). Los tipos cerámicos atribuidos a esta fase son el Michilia esgrafiado

relleno en rojo, el cual consta de un fondo negro o café con esgrafiado relleno en

pigmento rojo, este tipo cuenta con varios elementos decorativos, tales como

formas vivas de cuadrúpedos, aves y reptiles entre otros, además del alligator

monster y formas geométricas. El otro tipo cerámico relacionado a esta fase es el

tipo súchil rojo sobre café, que consta de decoración exterior, interior o ambas, y

presenta elementos geométricos y formas vivas por igual, entre ellas reptiles,

aves, “alligator monster” y bandas, “zig zags”, grecas escalonadas, etcétera; de

igual forma presenta la decoración interior en forma de cuartos, donde dos lados

42
opuestos presentan formas geométricas y los dos lados restantes formas vivas.

(Kelley y Abbott 1971 y Kelley 1971)

En esta fase es interesante la mención que hace de un elemento en

especial al que describió así: “Some bowl interiors below circling bands filled with

one centered life form: spiraling, scaled serpent, with hands, plumes,

anthropomorphic head” (Kelley 1971) y también nos dicen que “some simple bowls

are decorated with a unique spiraling life form that virtually covers the central area

of the vessel interior” (Kelley y Abbott 1971)

Este último dato es interesante, ya que no considera que aquella figura se

trate de un alligator monster, o por lo menos no en este momento, aunque no

define claramente a este elemento, pero se distingue la diferencia entre lo que

considera alligator monster (ó monstruo caimán) y esta forma viva en espiral.

Otra fase es la “Vesuvio” que se desarrolló entre el 500 y el 950 dc, según

la primer propuesta (Kelley y Abbott 1971 y Kelley 1971) mientras que la segunda

propuesta la considera en el lapso 650-750 (Kelley 1985). Para la primera

propuesta Kelley y Abott consideraron que el desarrollo fue diferente en el valle del

rio Colorado y en el Valle del rio Súchil, ya que en este último no se da la fase Alta

Vista y canutillo se extendió hasta el 500, siguiéndole la fase Vesuvio que se

caracteriza por la presencia del tipo cerámico vesuvio relleno en rojo, el cual es

una variante del Michilia. Cabe señalar que en la propuesta cronológica de 1985,

43
Kelley modificó esta idea y se incluyó a la fase Vesuvio como precedente de la

fase Alta Vista.

Por otro lado está la fase Calichal, la cual se desarrolló entre el 500 y el

650 dc, de acuerdo a la primera propuesta cronológica (Kelley y Abbott 1971 y

Kelley 1971), mientras que la segunda propuesta la considera en el rango de 850-

950. En esta fase se elaboraron los tipos cerámicos, Mercado rojo sobre crema y

Amaro rojo sobre crema, a estos dos tipos, los consideran como probables

componentes de un solo tipo, ya que ambos se caracterizan por ostentar formas

geométricas, bandas, grecas, puntos, y formas vivas como reptiles, aves y formas

fantásticas.

Por último para la rama Súchil, se encuentra la fase Retoño, la cual corrió

en el lapso de tiempo entre el 650 y el 750 dc. De acuerdo a la primera propuesta

(Kelley y Abbott 1971 y Kelley 1971), mientras que la segunda propuesta

cronológica la considera en el lapso 950-1050 (Kelley 1985). En esta fase se

distingue la presencia cerámica del tipo Refugio rojo sobre café, que presenta

decoración al exterior con formas geométricas, animales, humanas y fantásticas,

entre ellas el alligator monster, aunque esporádicamente. (Kelley y Abbott 1971 y

Kelley 1971).

44
B) Rama Guadiana
Para la Rama Guadiana, la primera fase se denominó Ayala y contiene los

mismos tipos cerámicos que la fase Calichal en la rama Súchil. Esta fase en la

primera propuesta tipológica se estableció del 550 al 700 dc (Kelley y Abbott 1971

y Kelley 1971), mientras que la propuesta de Kelley de 1985 la reconsideró en el

lapso del 875-950. La siguiente fase fue la denominada Las Joyas y en un

principio se consideró del 700 al 950 dc y su ajuste en 1985 la consideró en el

lapso 950-1050. Para esta fase se consideró el tipo cerámico refugio, mismo que

sirvió para la fase Retoño en la Rama Súchil, sin embargo también ostento el tipo

cerámico nevería rojo sobre café, este tipo presenta decoración al exterior, con

formas animales diversas como cuadrúpedos, aves y figura fantásticas; también

se caracteriza por presentar “asas” de canasta que de igual forma presentan

decoración con motivos geométricos (ibíd.)

La siguiente fase enumerada por Kelley y Abbott en 1971, fue la fase Rio

Tunal, la cual se estableció del 950 al 1150 dc, mientras que la corrección de 1985

la reubicó en el lapso 1150-1250. Los tipos cerámicos pertenecientes a esta fase

son el tipo Otinapa rojo sobre blanco, el cual presenta formas muy parecidas al

tipo nevería pero con diseños más estilizados, abandonando las formas animales

por una especialización en figuras geométricas aunque con mucho parecido a las

figuras geométricas presentes en el Nevería. Por otro lado, también se designó al

tipo Morcillo para esta fase, aunque este no se caracterizó por presentar diseños

en pintura, únicamente por fungir como molcajetes (ibíd.)

45
La última fase de la rama Guadiana y por ende de la cultura Chalchihuites,

es la fase Calera, la cual fue presentada para el 1150 al 1350 dc, de acuerdo a la

propuesta de Kelley y Abbot de 1971 y el ajuste de Kelley en 1985 la llevó al

lapso 1250-1350. En esta fase se consideró a los tipos Nayar blanco sobre rojo y

al tipo madero estriado como representantes de la producción cerámica de esa

época. El primero de estos se caracteriza por presentar fondo rojo con pintura en

blanco, cambiando ampliamente la idea de la decoración en rojo, sus motivos son

meramente abstractos mediante figuras geométricas varias y compuestas,

además de que existe cierto parecido con las cerámicas de la costa del pacifico, al

igual que el tipo Otinapa en la fase anterior. El tipo madero estriado no presenta

decoración en pintura, ya que se caracteriza por presentar decoración modelada

en el borde con dedos o alguna forma parecida que le dan el aspecto de estrías

(Kelley y Abbott 1971 y Kelley 1971). Estos últimos tipos cerámicos se han

encontrado para sitios en la Sierra Madre Occidental, al oeste de Durango, en

sitios de casas en acantilado fechados para el siglo XV, por lo que se entiende un

contacto entre los grupos de los valles y los grupos de la Sierra (muy

probablemente acaxees y xiximes)6.

Al final de estas fases se llegó a considerar una fase Molino, que se

desarrollaría en el lapso de 1350-1550 aproximadamente (Foster 1995), sin

6
Este tema se ha trabajado por parte del Proyecto de Cueva del Maguey (PROCUMA), a cargo del
arqueólogo José Luis Punzo, en donde se han identificado los restos materiales y la arquitectura como
pertenecientes a los grupos de xiximes, por lo que la presencia de cerámicas pertenecientes al valle y
asociadas a sitios chalchihuiteños, abre la panorámica sobre la dinámica social en esta zona (Punzo et. Al.
2008 y Punzo, J. L., C. Vidal y M. Vallebueno 2010)

46
embargo esta consideración parece endeble debido a que, aparentemente, se

basa en un único sitio y en materiales de saqueo y de contextos no muy claros.

De acuerdo a esta clasificación cerámica de Kelley y Abbott, en la primera

fase se da una preferencia por las formas geométricas (representadas por grecas,

círculos y elementos repetitivos generalmente a manera de cenefa) para

posteriormente incluir una preferencia por las formas vivas (tanto animales como

humanas y fantásticas), cambio que representaría una transformación social y

reflejaría el alto grado de complejidad que alcanzó el grupo en cuestión. Después

de este cambio se vería un regreso a las formas geométricas y estilizadas

(Otinapa rojo sobre blanco y Nayar blanco sobre rojo), idea que Kelley, asociada a

otros elementos arqueológicos, utiliza de manera implícita para explicar el colapso

del grupo chalchihuites. (Kelley y Abbott 1971 y Kelley 1971). Siguiendo esta idea

de desarrollo y colapso, los tipos cerámicos más importantes para una

consideración iconográfica y entendiendo la “etapa de apogeo” entre las fases Alta

Vista, Vesuvio, Calichal-Ayala y Las Joyas que representarían las fases del auge

chalchihuiteño, los tipos de estas fases serían los tipos Súchil, Michilia (Vesuvio y

El conejo, variantes del Michilia), Mercado, Amaro, Refugio y Nevería.

C) Influencia de las perspectivas arqueológicas en la consideración de la


iconografía y la religión
De acuerdo a lo descrito anteriormente, podemos empezar a identificar

algunos aspectos propuestos para la religión chalchuihuiteña y su fundamento en

la perspectiva del investigador. Así, retomando el trabajo ya descrito de Charles

47
Kelley, encontramos elementos claros sobre su consideración de la vida ritual del

grupo en cuestión. La primera consideración importante de Kelley en este sentido

radica en considerar desde un principio al grupo chalchihuiteño como

mesoamericano, es decir, no como parte de la zona cultural, sino como migrantes

procedentes de Teotihuacán, que implica el viaje de las ideas en cuanto a

cosmovisión. Esta idea de la migración también influye en el hecho de considerar

como motores importantes de la misma la búsqueda donde el sol emprende la

vuelta al sur, o trópico de cáncer y la búsqueda de piedra verde.

Como se dijo antes, también menciona la existencia del dios del fuego-sol,

debido a la presencia de altares al centro de los patios. A todo esto se le

agregarían algunas consideraciones con respecto a la iconografía de la cerámica.

El aspecto más importante en este sentido para esta investigación es su

consideración sobre el “alligator monster”. Llama así a los elementos iconográficos

de la cerámica que normalmente presentan cuerpo serpentino, extremidades

anteriores y mandíbulas dentadas (Kelley 1971). No explica porque lo llama de

esa manera, pero podemos intuir que, dado el discurso de migración, se refiere a

algún monstruo muy parecido al Cipactli.

Iconográficamente, la propuesta tanto de cronología cerámica como de la

religión chalchihuiteña de Kelley obedece a ideas de evolución de los diseños, ya

que considera la aparición de las formas geométricas en las primeras fases como

señal de poco desarrollo en el área, para después interpretar la aparición de

formas vivas como un refinamiento en las técnicas de representación iconográfica,

48
que posteriormente decaerían o regresarían a ser más esquemáticas. Es

interesante comentar aquí, que por el contrario, Braniff (1995) argumenta que la

relación entre la greca escalonada, relacionada en estas latitudes con las

representaciones del alligator monster, implica que dicha greca es una estilización

de un probable significado más antiguo, y por lo tanto sus representaciones de

mayor antigüedad serían de forma más naturalista, o sea, las que asocia con la

cultura chalchihuites y los alligator monster.

La concepción de Marie-Areti Hers la ubica en una posición muy

semejante a la de Kelley en cuanto a religión se trata, ya que, de acuerdo a lo

descrito anteriormente, también considera al grupo chalchihuiteño como producto

de una migración del sur, por lo que tendrían una vida religiosa ya definida, sin

embrago, Hers agrega los elementos ya descritos como el proto chac mool y

tzompantli. Estas consideraciones se ven referenciadas sobre la ideología

guerrera que, según Hers, obtuvo la cultura en cuestión debido a sus guerras con

los grupos barbaros. Respecto de estas guerras, como ya vimos, también

menciona que posiblemente fueron guerras floridas, haciendo una comparación

con los datos históricos sobre los acaxees y xiximes, dándole así un sentido más

profundo a la suposición de la guerra chalchihuiteña. Hers también propone que

estos grupos están relacionados con lugares ideales como Tamoanchan y

Chicomoztoc, argumentando que se convirtieron en lugares ideales sobre una

base real, por lo que la concepción religiosa que se conoce para estos lugares se

le debería a la cultura chalchihuites.

49
Además de estos, existen algunos trabajos no tan generales que tocan

temas más específicos, entre ellos está el de Beatriz Braniff, que realizó algunos

estudios relacionados con las creencias de la cultura chalchihuites, aunque no fue

directamente, ya que sus estudios se basaron en un análisis de la greca

escalonada (Braniff 1970, 1974, 1995). Precisamente el estudio de este diseño (la

greca escalonada), le lleva a relacionar en un principio elementos de la frontera

norte de Mesoamérica con posibles influencias culturales, en sus propias palabras:

Creemos que estos diseños demuestran una clara relación entre el xicalcoliuhqui y

la serpiente, y más aún una relación con el concepto hombre-pájaro-serpiente,

Quetzalcoatl, que a veces es de dos cabezas (¿xolotl-quetzalcoatl?) (Braniff 1970;

40)

Dándole así, indirectamente, una significado a las formas del alligator

monster que ella considera relacionados con la greca en cuestión. Pero además

de esto propone:

…que el norte es un antiguo centro de dispersión de este símbolo (¿nahuas?) y/o

que el norte, por su posición marginal con respecto a Mesoamérica haya

conservado las versiones más primitivas de este diseño, el cual, aunque tan popular

en la Mesoamérica nuclear ya había perdido allí su sentido original (Braniff 1970;

40)

50
De esta manera establece una relación entre el alligator monster y la greca

escalonada, la cual considera representación de “hombre-pájaro-serpiente” o

quetzalcoatl, diseño que tuvo una gran movilidad en diversas regiones, siendo

estilizado en la greca en los lugares nucleares, mientras que en las zonas

marginales (como en chalchihuites) se conservó la imagen original de este ser.

En un estudio llevado a cabo para un poster, Reyes y Zavala (2009) tocan

el tema relacionado a una de las figuras presentes en forma espiral en los platos

de tipo Súchil. Sobe ello realizan una comparación con los rituales llevados a cabo

por los grupos del Gran Nayar: coras, huicholes, mexicaneros y tepehuanes, en

donde el shaman toma la cabeza del rito en una danza y lleva cierto atavío con

plumas. Con respecto a esto, comparan una imagen de un shaman tepehuano e

indican el significado de sus elementos, los cuales usan para explicar los diseños

de los platos Súchil, mencionando que estos últimos podrían representar una

metamorfosis del shaman en el rito. (ibíd.)

Recientemente Nora Rodríguez ahonda en el tema de la religión

chalchihuiteña y en especial el de la iconografía (Rodríguez 2009). Menciona la

probable existencia del dios viejo del fuego como ya lo había sugerido Kelley,

gracias a la existencia de altares centrales con figuras antropomorfas sedentes,

además de la presencia de una piedra color rojo en uno de estos altares (ibíd.).

En cuanto a las copas pseudo-cloisonné, realiza una comparación entre los

restos materiales chalchihuiteños y la cultura huichola o wixarika. Gracias a esta

51
comparación etnoarqueológica, llega a una conclusión sobre el significado de las

copas; de ello nos dice que el águila presente en el interior muy probablemente

este representando a una deidad muy parecida a la conocida como “Nuestra

Madre Joven Águila” o también “Tatei Wierika Wimari” para los huicholes (ibíd.)

Debido a esta interpretación sugiere que dicha deidad debe estar

relacionada tanto con el cielo (diurno y nocturno) como con la tierra y que esta se

encuentra en lucha con las serpientes con la que aparece vinculada. Por otro lado,

en el exterior de las copas identifica grecas escalonadas a las cuales les atribuye

una relación con las nubes; todo esto le lleva a proponer que la iconografía

presente remite a la batalla astral que se da entre ambos animales que están

representando los cambios que se originan por el movimiento del sol y el cambio

de las estaciones, así, existe una etapa de luz y una de oscuridad, la cual

comienza con el solsticio de verano, además de inicio de las lluvias y el paso del

sol por el cenit. Gracias a ello, propone la posibilidad de la representación de un

fragmento mítico en la iconografía de las copas (ibíd.).

Para complementar sus interpretaciones, menciona que muy

probablemente Chalchihuites pudo haber ostentado una cohesión cultural junto al

valle de Malpaso, ya que comparten un ciclo temporal y una cercanía importante al

trópico de cáncer, esto aunado a su propuesta de las copas cloisonné como

receptoras de la memoria colectiva (ibíd.).

52
Sin embargo, para el estudio a desarrollar en este texto, es de suma

importancia una de sus propuestas, esta gira en torno al alligator monster. Para

Rodríguez, dicho personaje no corresponde con un alligator monster o monstruo

caimán como también se lo llama, ya que presenta más características de

serpiente, aunadas a características de ave, a saber: el cuerpo serpentino, lengua

bífida, cola con plumas y, además, propone que algunas protuberancias presentes

en los costados de muchas imágenes que representan a este ser, están aludiendo

a plumas, debido a una comparación de formas con imágenes de aves en el

mismo tipo de cerámica (ibíd.) En sus propias palabras:

El alligator monster corresponde a una de las figuras emblemáticas de la cerámica

Chalchihuites. A partir de una revisión iconográfica, se deduce que dicha

iconografía más que a un alligator (variante de caimán), alude a una serpiente. A

través de los paralelos formales que guarda con cierta iconografía, considero que si

no en todos los casos, sí en la mayoría, el llamado alligator monster corresponde a

una versión de la serpiente emplumada. (Ibíd.: 64-65).

Otro reciente estudio es el realizado por José Humberto Medina y

Baudelina García (Medina, J. Humberto y Baudelina García 2010) en este trabajo

los autores hacen referencia a la relación entre los platos súchil rojo sobre café y

la concepción de las direcciones para la cultura chalchihuites:

…podemos señalar que en el mencionado cuenco súchil rojo/café que actualmente

se encuentra en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México,

53
recuperado del sitio de Cerrito de la Cofradía, su iconografía está haciendo

referencia al evento cosmológico sobre la creación de la tierra en el tiempo

intrascendental. (Ibid.:173)

Esta idea ya había sido sugerida por Charles Kelley, sin embargo, en este

texto los autores realizan una comparación tanto con datos arqueológicos del

centro y sureste de México como con datos etnográficos. Como resultado de ello,

mencionan que la cultura chalchihuites comparte un conjunto de creencias con las

culturas del centro y sureste de México, mencionando que las formas animales

conocidas como “alligator monster” se corresponden con el monstruo primordial

Cipactli, y en las representaciones cerámicas se hace alusión a la creación de la

tierra mediante el desmembramiento de este monstruo (ibídem.).

También señalan que en las copas pseudo-cloisonné encontradas en Alta

Vista hacen referencia a la batalla cósmica entre el águila y la serpiente, como ya

la había mencionado Rodríguez, sin embargo, para ellos el ave podría

corresponderse con un quebrantahuesos y no con un águila real. Con relación a

esto, indican que Alta Vista fue un centro donde se observaban los movimientos

del sol en el horizonte oriente, y existía una relación fuerte entre los ritos

efectuados en el sitio arqueológico y la llegada del solsticio de verano, en el cual,

gracias a la comparación con datos etnográficos de los huicholes y coras, se

celebra la entrada en la época obscura y de lluvia, por lo que las copas antes

mencionadas estarían haciendo alusión a diferentes momentos de la observación

del sol en el horizonte oriente (ibíd.).

54
De esta manera, la religión de los chalchihuiteños resulta muy apegada a un

“culto solar”, ya que la comparación con los datos etnográficos, los lleva a concluir

que la cosmovisión de los chalchihuiteños se basaba en la observación de dicho

astro y su influencia tanto en animales y hombres, como en el temporal, por ello

llaman a Alta Vista “el lugar donde el Sol es ingerido por la inundación de la

noche” (Ibíd.).

Estas últimas dos investigaciones, Rodríguez y Medina-García, presentan

enfoques bastante parecidos ya que ambas parten de la comparación etnográfica

para llegar a sus interpretaciones; en el caso de Rodríguez, la autora asume una

postura abierta con la etnoarqueología. En este mismo sentido, estos dos textos

son producto de un camino de interpretación que comenzó con Kelley y se vio bien

reflejado en el texto de Lois S. Maritzer (Maritzer 1967), donde se realizó una de

las primeras comparaciones entre la cultura chalchihuites y la cultura huichola,

aunque este texto se basó únicamente en elementos gráficos y tuvo como

conclusión la posible relación cultural entre ambas sociedades, aunque

únicamente en un nivel pictórico.

En el último año también se realizaron trabajos de exploración estratigráfica

en el sitio de la Ferrería en Durango, mediante el Proyecto de Investigaciones

Arqueológicas del Área Centro Oeste de Durango (PIACOD), a cargo de José Luis

Punzo, donde, entre otros trabajos, se localizaron dos vasijas del tipo Nevería.

Una de estas presentaba la característica asa de canasta de los tipos Nevería y

55
Otinapa; dicha asa ostentaba diseños solares, además de que estaba orientada en

un eje este-oeste, por lo que se intuyó como posible representación de un

microcosmos representando el transcurso del sol cada día. (Punzo et. Al. 2011)

Gracias a esta información y a un contexto parecido localizado por Charles

Kelley en el mismo sitio arqueológico, Cinthya Vidal propone como una vía de

interpretación para la discusión sobre el intercambio entre la Costa del Pacífico y

el valle de Guadiana, la posible consideración del poniente como lugar de los

muertos, ya que los grupos del Gran Nayar consideran esa dirección con ese

significado, además de que, señala la autora, el paso obligado para intercambiar

bienes de un lado a otro es la Sierra Madre Occidental; por lo que el Sistema

Mercantil Aztatlan propuesto entre otros por Kelley, no se puede limitar a

relaciones comerciales, ya que pudo haber tenido también relaciones

cosmogónicas entre ambos extremos (Vidal 2011).

De acuerdo a lo anterior, podemos darnos cuenta de que las consideraciones

sobre la religión de los chalchihuiteños obedecen en primera instancia al discurso

del sistema mundial de Kelley quien, sin embargo, sugirió el apoyo con los datos

etnográficos. Camino que siguieron Reyes y Zavala, Nora Rodríguez, Medina y

García, y Vidal. En cuanto al elemento que importa a este texto, el alligator

monster, podemos identificar también varias perspectivas. La de Kelley, que se

podría aunar a la de Medina y García, al relacionar al monstruo como cipactli o

monstruo de la tierra, perspectiva que se podría considerar abierta por parte de

Kelley y desarrollada por Medina y García. También está la propuesta de Braniff,

56
que indirectamente considera al ser como representante de la greca escalonada y

a su vez está relacionada con Quetzalcoatl u “hombre-pájaro-serpiente” propuesta

muy parecida a la de Rodríguez, que propone a la mayoría de las

representaciones de este monstruo como serpiente emplumada colocada en

diferentes perspectivas de acuerdo al diseño, sin embargo, no la relaciona con la

greca escalonada. Por último tenemos la propuesta de Reyes y Zavala, los cuales

asocian al monstruo con los rituales del Gran Nayar y en específico con los

ritualistas de los Tepehuanes del Sur.

Esta iconografía, aunque bien conocida, ha sido pocas veces objeto de

estudios específicos, es decir, que traten específicamente de ella (ya se comentó

el trabajo de Nora Rodríguez como específico de iconografía), y no como estudio

auxiliar. Por ello, en este estudio, pretendo realizar un análisis sobre esta

iconografía, pero aún de esta manera, considero que realizar un análisis de todos

los elementos decorativos que componen este sistema iconográfico es una tarea

de varias investigaciones, por lo que en este texto me limitare a ciertos diseños

que parecieran tener una relación con el alligator monster.

Las imágenes que se pretende estudiar aquí, sin embargo, presentan cierto

problema con la clasificación de Kelley, ya que no todas las figuras o la “figura

clásica” de este ser compuesto serán estudiadas, esto debido a que se hará

énfasis en las imágenes que Kelley no definió como alligator monster como tal, se

trata de esas figuras centrales aparecidas principalmente en los platos Súchil y

57
Amaro, y que forman una espiral serpentina con brazos anteriores, tronco y

cabeza antropomorfa (Kelley y Abbott 1971 y Kelley 1971).

Sobre este elemento gráfico Nora Rodríguez menciona que:

Es de notarse que contrario a lo que hemos ido entendiendo como alligator

monster, Kelley y Abbott nunca mencionan (por lo menos por escrito) que la figura

central (no en cuadrantes) del súchil rojo sobre café sea un alligator monster, sino

que se refieren a ella separadamente como una antropomorfa serpiente

emplumada, aunque sin abundar en ello. (Rodríguez 2009: 65).

Podemos ver entonces que estas imágenes presentan una problemática

interesante, ya que la consideración de los Kelley sobre estas figuras no está

bastante clara, aunque para Rodríguez (2009), estas imágenes comparten el

significado de serpiente emplumada (que ya se detalló) para todas las

representaciones del alligator monster. Por estas particularidades, es que se

necesita partir de un método iconográfico que permita en primera instancia

analizar un solo conjunto de elementos con el fin de buscar su significado y

posteriormente ampliar el método a otros conjuntos, de forma que se pueda

conformar un conjunto de imágenes, con relaciones iconográficas desde diferentes

investigaciones.

58
3. Construyendo un método de análisis iconográfico para la cerámica
chalchihuiteña

De acuerdo a la problemática que he expuesto en apartados anteriores

surge la necesidad de un estudio iconográfico de las imágenes seleccionadas con

una metodología que permita un entendimiento de los diseños cerámicos desde el

diseño mismo y no desde elementos externos, es decir, cambiar la perspectiva de

lo general a lo particular, por una de lo particular a lo general.

A)Iconografía e iconología: Erwin Panofsky y el estudio del Renacimiento


Dado el tema, debemos considerar que la perspectiva desde la que se

trabajará en este texto no es igual a las ya comentadas. Para ello se indagó en

posibles formas de análisis iconográfico. Haciendo esta revisión se encontró el

método de Erwin Panofski como un análisis iconográfico con buenas bases

teóricas; esta metodología de análisis incluye tres niveles diferentes de estudio: el

primero trata de los motivos artísticos y se basa en una descripción pre-

iconográfica justificada en la experiencia práctica. Así, en este nivel el

investigador se limita a hacer una descripción formal de configuraciones de línea y

color, seres humanos, animales, plantas etcétera (Panofsky (2008); Castiñeiras

2005).

El segundo nivel requiere una especialización del investigador, ya que aquí

se hace una relación entre los motivos artísticos con algunos temas o conceptos.

Panofsky indica que en este nivel los motivos artísticos son reconocidos como

59
portadores de significados secundarios o convencionales a los que llama

imágenes; por otro lado las combinaciones de imágenes las nombra historias y

alegorías (ibíd.).

El tercer y último nivel corresponde a la interpretación de los motivos

artísticos, las imágenes, historias y alegorías como valores simbólicos. Esta última

etapa representa un análisis iconográfico más profundo o iconológico, con el fin de

encontrar el significado intrínseco en la obra de arte. Este sería el fin último de la

historia del arte, buscar la forma en que fueron expresadas tendencias esenciales

de la mente humana por temas y conceptos específicos bajo condiciones

históricas variables (ibíd.).

Siguiendo un ejemplo que el mismo Panofski llega a mencionar para el

análisis de una obra de arte del renacimiento, nuestro primer nivel de análisis

consistiría en describir las formas que vemos en el cuadro, en la pintura

podríamos identificar a un hombre que porta un cuchillo y que tal vez tiene parte

de la piel colgando, además de otros elementos como un libro, barba y un trozo de

madera o árbol a su espalda. En el segundo nivel de análisis descubriríamos en la

figura a San Bartolomé, ya que se le representa con los elementos de su martirio,

en el cual se le desolló atado a un árbol o potro, esto lo sabríamos gracias al

conocimiento de la Biblia, las hagiografías y a los cánones de representación de la

iconografía judeocristiana. En el tercer nivel podríamos identificar algunos

elementos que nos sugieran información sobre el pensamiento del pintor o de la

sociedad en la que se desenvolvió, por ejemplo, en el caso ficticio de que, en el

60
renacimiento se diera una preferencia por representar a San Bartolomé con la piel

en la mano más que con el cuchillo debido a algún fenómeno social, podríamos

argüir al pintor de San Bartolomé ciertas formas de expresión que le incumben a la

gente de su tiempo.

De esta forma podemos ver que el segundo nivel depende de la buena

descripción formal que se haga en el primero y, a su vez, el tercer nivel depende

de la buena identificación que se haga de las imágenes, historias y alegorías. Es

así que el estudio de la obra de arte se hace en un sentido más profundo,

buscando información simbólica de la sociedad en ella y no solo limitándose a la

identificación de estilos.

Para un ejemplo más claro, podemos profundizar en un análisis realizado

por Panofsky sobre el padre tiempo (Panofsky 2008b). En este estudio, Panofsky

menciona que la imagen del “padre tiempo” se ha transformado desde la

antigüedad hasta nuestra era, de tal manera que se ven implicados varios

elementos con significados diferentes. Comienza mencionando a dos figuras en la

época clásica que se asociaban con el tiempo, kairos, la oportunidad fugaz y Aion,

la eternidad creadora, los cuales eran un referente a dos tipos de tiempo para la

gente de la época clásica (ibíd.).

Por otro lado existió la imagen de Kronos, que se representaba con una

hoz, debido a que estaba relacionado con cultos de cosecha y agricultura, sin

embargo con el tiempo se le dio un significado diferente a la hoz, haciendo énfasis

61
en su carácter filoso o de cortar. Para la edad media, se llevó a cabo una fusión

entre los elementos de Kronos con Saturno, el planeta, y surgió la imagen de una

deidad relacionada con la muerte por medio del tiempo, la decadencia y la

sobriedad. (ibíd.)

Todo esto conllevó al renacimiento a representar elementos que fusionaban

las características clásicas con los elementos medievales, así surgió la imagen

conocida del padre tiempo. Panofsky menciona en este capítulo un conjunto de

cuadros relacionados con Bronzino, donde aparece el tiempo (ya con los

elementos de hombre viejo, alas y guadaña) desvelando la verdad sobre la

inocencia y la lujuria, lo interesante sobre estas pinturas, es que el pintor hace

hincapié en las formas femeninas voluptuosas en el cuadro del descubrimiento de

la lujuria, que dado la época y el contexto en que se desarrolló (el Renacimiento),

pudiera implicar la asociación directa del espíritu de la Contrarreforma (ibíd.).

Con este otro ejemplo queda claro que el análisis iconológico de Panofsky

va más allá de la pura identificación de personajes, estilos artísticos y/o

materiales, que implica un conocimiento erudito de los detalles de cada cuestión.

Como el mismo Panofsky argumenta (2008), se necesita del conocimiento y de la

intuición, e incluso menciona que en ocasiones puede darse el caso en que no se

pueda identificar un objeto debido a su desuso o por ser parte de una

especialización, en estos casos es necesario ampliar la “experiencia práctica”

(relacionada con la identificación de motivos o formas) consultando fuentes

62
escritas o incluso a expertos en el tema, aunque sin abandonar el campo practico.

(ibíd.)

Este repaso breve por la propuesta iconológica de Erwin Panofsky, nos da

un panorama aceptable de los alcances de su método. Sin embargo, volviendo al

tema de la iconografía cerámica chalchihuiteña y comparando el material de

trabajo con el método “panofskiano”, encontramos un problema grave. Si bien el

análisis iconológico expuesto por Panofsky llega a ser viable para algunos

materiales arqueológicos, el caso particular de la cerámica chalchihuiteña parece

resistirse.

Si retomamos los datos de las propuestas arqueológicas (ya expuestos en

este capítulo) para esta “cultura”, nos podremos dar cuenta que existe una falta de

fuentes etnohistóricas e históricas que faciliten el estudio. De esta manera llegar a

un análisis iconológico completo, en términos de Panofsky, parece un brete

insorteable. ¿Cómo llegar a las formas de expresión de las tendencias de la mente

humana en un conjunto de diseños de los cuales no se conocen las imágenes,

historias y alegorías? Esto es, las imágenes consideradas aquí para su análisis

(sean o no consideradas alligator monster por los Kelley) presentes en la cerámica

chalchihuiteña no tienen apoyo o base en ninguna fuente mítica chalchihuiteña,

algún códice, alguna recopilación de frailes españoles, versiones de otros grupos,

etcétera. De manera que, aunque logremos una descripción formal eficaz, no

podremos asociar lo identificado con ninguna imagen, historia y alegoría, que

posteriormente permita realizar un análisis más profundo o iconológico.

63
Con cierto tipo de pensamiento antropológico-arqueológico (como el

discurso de Charles Kelley) se podría pensar que, dado que el área de estudio

está relacionada con un núcleo común o, más claro, de un área cultural

(Mesoamérica), seguramente las imágenes deben tener una relación con deidades

de esta misma área, sin embargo, en este caso, el área cultural (Mesoamérica) es

una hipótesis de trabajo que se ha generalizado y obviado, programando un tipo

de trabajo que va de lo general a lo particular.

Regresando al trabajo de Panofsky sobre el padre tiempo y el cuadro de la

Lujuria de Bronzino donde se logró identificar el pensamiento de la

Contrarreforma, ¿Con que tipo de pensamiento político y religioso se podría

relacionar el análisis iconológico de las figuras aquí escogidas (sean o no alligator

monster para los Kelley)?, es decir, en el caso del Renacimiento se sabe qué

implicó la Reforma y por el otro lado la Contrarreforma, por lo que el análisis

iconológico tiene bases históricas y estilísticas para hacer una conjetura de ese

tamaño, pero en el caso de la arqueología chalchihuiteña no existen estos datos,

por lo que un estudio iconológico en términos de Panofsky, es, en el mejor de los

casos, sumamente difícil.

Con esto no se está dando por cerrada una herramienta tan valiosa como el

método iconográfico-iconológico propuesto por Panofsky, por el contrario, se está

haciendo hincapié en los límites de este método para esta zona. Regresando al

recuento de perspectivas arqueológicas sobre el grupo chalchihuiteño, podemos

64
ver que la arqueología más difundida y aceptada, la de Charles Kelley, parte de lo

general a lo particular, obviando muchas cosas debido a sus postulados teóricos,

un proceder diferente al del método iconográfico-iconológico. Estas propuestas

están relacionadas precisamente en la teoría del conocimiento, o metodología

empleada por los arqueólogos (de lo general a lo particular), para esto pienso que

es mejor partir a la inversa, ósea, de lo particular a lo general.

Por ello se retoma aquí la idea de estudio iconográfico de Panofsky en

relación al primer nivel de análisis, que consta de una descripción formal de las

imágenes. Este nivel debe dejar de lado las interpretaciones para basarse

únicamente en las formas (humanas, animales, geométricas) que dependen de la

experiencia práctica y cultural del investigador, por lo que la descripción no se

hace “en ceros”.

Como se ve, existe cierta interpretación en la descripción formal, ya que

Panofsky no consideraba que esa reducción a las formas implicara dejar el

conocimiento en cero, sino usar un conocimiento básico para dicha etapa del

análisis, esta misma idea la podemos encontrar en otros postulados intelectuales

que no precisamente se refieren al tema de la iconografía.

B) La reducción fenomenológica de Edmund Husserl


La fenomenología fundada por el filósofo Edmund Husserl se compone de

una vasta cantidad de enunciados y términos filosóficos que incluso se

65
modificaron con el transcurso de las investigaciones de este mismo autor. No es

tema de este trabajo ahondar en las particularidades de cada momento del

pensamiento de Husserl, ya que sería tema de un libro completo, sin embargo se

retoman algunos términos, sobre todo el de reducción y epojé.

¿A qué están haciendo referencia estos términos? Para comprender el

sentido de esta propuesta, es necesario decir que la fenomenología de Husserl

considera como diferentes momentos los elementos internos presentes en un

objeto percibido desde la visión de un sujeto y los elementos exteriores a esa

percepción del sujeto. En términos generales, a los elementos internos los

denomina inmanencia y a los externos trascendencia. Esta relación inmanencia-

trascendencia se puede vislumbrar desde tres perspectivas en todo el desarrollo

de la teoría de Husserl; la primera considera la inmanencia como los ingredientes

reales de una percepción, o sea, al momento ver un objeto físico (objeto

percibido), existe una sensación física (en los parpados y el ojo), mientras que la

trascendencia son las características de dicho objeto, dadas realmente, su color,

forma, etcétera (San Martín 1987; Hammond et Al 1991; Moran 2000).

La segunda consideración de esta relación implica incluir dentro de la

inmanencia no solo a los ingredientes reales, sino al objeto dado realmente, o sea,

el objeto desde la percepción del sujeto (objeto percibido u objeto intencional), y

solo del sujeto. Mientras que la trascendencia implica lo posiblemente dado en

dicho objeto percibido, y al objeto en sí u objeto real, que no es dado. La tercera

relación entre estos conceptos, implica que la inmanencia se extiende desde los

66
ingredientes reales, lo dado realmente y lo posiblemente dado, esto implica las

diferentes percepciones del sujeto, que como percepciones impiden comprender al

objeto en sí o real, ya que solo se conoce un fragmento de él; por el otro lado, la

trascendencia se limita al objeto real, que no es ni dado ni dable, en medida en

que depende de la percepción de cada sujeto, y cada sujeto tiene diferentes

perspectivas sobre ese objeto7(ibíd.).

¿Qué quiero decir con esto? Retomando un ejemplo práctico de Javier San

Martin, podemos decir que en la primera relación inmanente-trascendente, yo

puedo mirar un reloj de pared y vivir sensaciones físicas relacionadas con la

mirada, como tensión en los parpados, etcétera. Mientras que la trascendencia se

encuentra en el objeto que yo percibo (objeto percibido u objeto intencional) y sus

características. En la segunda relación inmanente-trascendente, al mirar el reloj,

además de las experiencias físicas percibo una figura con una forma, color,

etcétera. En la última consideración, la inmanencia me permite la experiencia

física, la percepción del objeto (objeto percibido), cambios de perspectiva,

números y todo aquello implicado en mis percepciones del reloj. Mientras que la

trascendencia se limita a la existencia del reloj en sí, el cual no lo puedo conocer,

ya que las percepciones que tengo de él son limitadas, en medida en que me

ofrecen solo una parte de su totalidad. A esto último, Husserl le llama reducción

7
Cabe destacar aquí, que estas tres consideraciones sobre lo inmanente y lo trascendente no son
propuestas expuestas tal cual en una sola obra, ya que implicaron toda una vida de estudios sobre la
fenomenología por parte de Husserl e incluso algunas reinterpretaciones sobre lo ya postulado, quedando
en última instancia la tercera consideración como la óptima para la reducción trascendente.

67
trascendente, o bien, reducir la trascendencia al objeto en sí o real, que no es

dable ni dado.

Ahora bien, Husserl identifica dos tipos de actitud, una actitud natural, que

implica la consideración del mundo dado de facto o “tal cual es” y un tiempo

objetivo que se puede identificar con el tiempo que mide el reloj, que marca el

movimiento de los astros etcétera. Por otro lado existe una actitud

fenomenológica, que prescinde de la consideración del mundo dado de facto y del

tiempo objetivo por un tiempo subjetivo, este tiempo subjetivo no es el que se mide

en los relojes o los astros, sino que es un tiempo de la conciencia, un tiempo que

tenemos en nuestros actos mentales y que tiene un continuo fluir. De esta manera,

la epojé pretende excluir el tiempo objetivo, con miras al estudio del tiempo

subjetivo (ibíd.).

Se podría decir que el tiempo objetivo corresponde con la trascendencia y

el tiempo subjetivo con la inmanencia. Por lo tanto, la reducción trascendental y la

epojé pugnan por reducir las percepciones hacia la inmanencia en el tercer

concepto de relación inmanencia-trascendencia, esto es, no considerar al objeto

real, o dado de facto “tal cual es”. Esta reducción a lo inmanente es fundamental

en la fenomenología de Husserl, ya que, precisamente, la fenomenología pretende

estudiar lo inmanente. Así, la reducción trascendental y la epojé, tienen el fin de

asegurar un éxito en el paso de la actitud natural a la actitud fenomenológica (de

los fenómenos o perspectivas de un objeto percibido) y, una vez conseguida la

actitud fenomenológica, se busca lo absolutamente dado (San Martín 1987).

68
Sin embargo, existe otra consideración que Husserl permite para la actitud

fenomenológica, esta se basa en permitir las consideraciones sobre lo real que el

sujeto tenga; esto significa que se permite la experiencia propia del sujeto sobre la

realidad del objeto percibido, considerando que esta siempre es menor que la que

ostenta el objeto real, asumiendo así esta vivencia como ingrediente real (San

Martín 1987; Hammond et Al 1991; Moran 2000).

C) La descripción pre-iconográfica y la reducción trascendental


Hasta aquí el brevísimo resumen sobre los temas de interés para este texto

sobre las consideraciones de la fenomenología de Edmund Husserl, pero, ¿Qué

relación existe entre esta propuesta fenomenológica, el camino ya hecho sobre la

iconografía cerámica chalchihuiteña y el método de Panofsky? Para esto es

necesario retomar la idea del primer nivel de análisis en la propuesta de Panofsky.

Como se dijo antes, el primer nivel del método iconográfico-iconológico de

Erwin Panofsky, implica una descripción formal o de las formas de la imagen

estudiada. Sin embargo, Panofsky llega a mencionar que una descripción pre-

iconográfica (el primer nivel de análisis) no puede basarse únicamente en la

descripción de formas en una reducción a cero, sino que implica una experiencia

práctica sobre el mundo de los objetos y acciones, sin el cual, incluso, no se

podrían describir formas geométricas (Panofsky 2008).

69
Retomando ambas ideas, la de la descripción pre-iconográfica y la de la

reducción trascendental, podemos ver que ambas están pugnando por una

reducción a los términos de forma, color, etcétera, que dependen de la experiencia

práctica del sujeto y que son inmanentes a la imagen. He aquí, pues, que el

método de Panofsky propone, aunque no explícitamente, una reducción

trascendental para el primer nivel de análisis o descripción pre-iconográfica.

Si estos dos postulados están proponiendo un proceder semejante, ¿por

qué considerarlos a ambos? Como se mencionó anteriormente, el método

iconográfico-iconológico de Panofsky está basado en la comprensión

principalmente de obras de arte de tipo occidental y, en su muy particular objeto

de investigación, en las obras del renacimiento. Por ello, la reducción en su primer

nivel de análisis no es “extensa”, sino que precede o incluso se lleva a cabo junto

con la identificación fáctica de las imágenes, historias y alegorías.

Volvamos al caso de la cerámica arqueológica chalchihuiteña, donde, como

ya se hizo hincapié, no existen fuentes etnohistóricas ni históricas sobre ese grupo

en específico, y solo se cuenta con información arqueológica y, considerando la

diferencia de tiempo, la etnográfica. Por ello, retomando la descripción pre-

iconográfica, es necesario realizar una descripción de tipo fenomenológica (o

reducción trascendental – epojé) como la plantea Panofsky, pero aún más a fondo,

considerando las formas y relaciones al interior de cada conjunto de decoración

cerámica que nos puede dar la percepción y nuestra experiencia práctica.

70
D) La descripción semiótica como descripción iconográfica
Para realizar la descripción de los elementos que son inmanentes a los

objetos arqueológicos que aquí se pretenden estudiar, se ha pensado en una

descripción semiótica, ya que esta permite, en primer lugar, retomar válidamente

el termino de inmanencia y por consiguiente el de reducción o epojé, para, en

segundo lugar, realizar una descripción que busque precisamente las relaciones al

interior de los objetos arqueológicos y su significado.

Respecto a este tema, podemos retomar algunas definiciones de semiótica,

como lo expresan Ducrot y Todorov “la semiótica es la ciencia de los signos”

(1976:104) o como menciona Beuchot “Entendiendo la semiótica como la teoría

del signo” (2002:15) aceptando estas dos concepciones, ¿Qué se entiende por

signo? Retomando al mismo Beuchot, entendemos que “Signo es, pues, todo

aquello que representa otra cosa para alguien […] algo representa algo si lo hace

presente de manera indirecta, remitiendo a él […] .En este sentido, el representar

es un aspecto distintivo del signo” (Beuchot 2002:17).

Sin embargo, esta consideración como mencionan Domínguez y Rosales,

resulta algo limitante en el caso de las imagenes, ampliándola “el signo, provisto

de forma, converge en la construcción de figuras que, a su vez, hacen parte de

enunciados o de conjuntos significantes” (Domínguez y Rosales: 2011). De esta

71
forma, podemos ver que la semiótica permite buscar significados a través de los

signos en distintos campos, como en las imágenes.

Así, se retoma el método de análisis de la semiótica visual que han seguido

Jean-Marie Floch (2002), Roberto Flores (2007) y Domínguez y Rosales (2011).

Esta metodología implica dos momentos diferentes de análisis, como dice Flores:

…primero se examinan los rasgos plásticos (topológicos, cromáticos y eidéticos) de

la imagen, independientemente de su representación como un conjunto de figuras

icónicas que remiten a elementos del mundo natural; después, se abordan los

rasgos figurativos en relación con los rasgos plásticos para establecer un recorrido

de lectura. […] El análisis figurativo incluye tanto una descripción de las figuras

como un análisis da las acciones y de las transformaciones de estado que

conllevan y muestra la inclusión del observador como un actor que participa en la

composición misma de la imagen. (Flores 2007)

De acuerdo a esta descripción, los dos momentos del trabajo son el análisis

plástico y el análisis figurativo, en el primero se lleva a cabo la distribución

topológica de los elementos y la segmentación, tanto del objeto como de los

diseños, en el caso de las piezas arqueológicas aquí estudiadas. Posteriormente

se lleva a cabo una descripción de los contrastes cromáticos y eidéticos 8

terminando así el análisis plástico. Después tiene lugar el análisis figurativo,

8
Entiéndase aquí por topología la relación al espacio, a la distribución de los elementos en la imagen,
mientras que el análisis eidético se refiere a las formas que ostentan estos elementos (del griego eidos)
haciendo referencia a su contrastes.

72
donde, en primera instancia, se señalara la relación del observador con el objeto

para luego pasar a la identificación de las acciones y actores.

En este punto, la metodología propuesta va más allá, considerando algunas

cuestiones como la luminosidad y el cuerpo, sin embargo, en este caso, me

limitare a las acciones y actores en cada una de las piezas, debido a que la

constitución misma de las piezas no nos permite considerar otras alternativas del

análisis.

A pesar de esto se consideraran otros elementos, ya que, a diferencia de la

metodología antes citada, el estudio aquí propuesto presenta el reto de la

consideración del objeto y la interacción de las imágenes que le son propias con

su superficie cerámica. Además de esto, nos encontramos también con el dilema

de la multiplicidad, es decir, que no se trabajará únicamente con un conjunto de

imágenes relacionadas con un objeto, si no que se ha escogido un conjunto de

objetos que a su vez están relacionados con un conjunto de imágenes.

Para este caso, se ha pensado en una comparación de los objetos y los

diseños con el fin de buscar afinidades y diferencias dentro de los mismos

elementos topológicos, los contrastes y las acciones y actores al interior de cada

objeto. Esta consideración puede representar en sí una trascendencia (en los

términos teóricos planteados anteriormente) para cada uno de los objetos, sin

embargo nos seguiremos manejando en el campo de la inmanencia de cada

objeto, es decir, se hará una comparación de las inmanencias de cada conjunto de

73
imágenes relacionadas a un objeto, por lo que, en ese sentido, la reducción sigue

operando.

4. Recapitulación

En este capítulo he definido el objeto de estudio, primero haciendo un

recuento sobre las propuestas para los restos arqueológicos chalchihuiteños y

como estos se derivan en algunas consideraciones sobre la iconografía y la

religión. Gracias a esta información he expuesto la problemática que representa la

iconografía y la necesidad de nuevos estudios. Es necesario recalcar que durante

el análisis iconográfico que se realiza en este trabajo la información arqueológica

chalchihuiteña será objeto mismo de la reducción, ya que se pretende no

interpretar hasta otro momento del estudio, donde se indague sobre la

trascendencia, de manera que tanto la cronología, los tipos cerámicos y las

propuestas en general sobre la cultura chalchihuites serán tema de la

trascendencia.

De acuerdo a los datos arriba mencionados se vislumbra un método

iconográfico adaptado para este caso en específico. En efecto, se considera que

el método iconográfico de Erwin Panofsky presenta las herramientas necesarias

para la consideración de una iconografía-iconología de las obras de arte del

renacimiento. Identificando la salvedad de la falta de fuentes para el caso

chalchihuiteño, señalo la necesidad de hacer epojé o reducción trascendental en

un sentido más estricto que el practicado por Panofsky, aunque moviéndonos en

74
el mismo campo de un análisis pre-iconográfico. Para realizar esta descripción, se

trabaja desde el punto de vista semiótico, con el fin de obtener la mayor

información posible desde la inmanencia de los objetos y realizando una

comparación de estas inmanencias en busca de un sentido más profundo en este

sistema de objetos.

Dentro de esta descripción semiótica, se considerará como parte de la

experiencia práctica la identificación de partes compositivas de cuerpos animales

o humanos, ya que, precisamente, uno de los criterios de elección de estas fue la

composición ecléctica de estas figuras y en este sentido, si nos limitamos a no

usar estos términos, no podríamos saber a qué partes corresponden, sin embargo,

no significa que, si llamamos a un elemento “brazo” este lo sea, sino que es,

precisamente, una referencia a la experiencia práctica.

Así pues, sustituyendo un poco los términos, estaremos considerando la

reducción o epojé de la información expuesta sobre la iconografía cerámica

chalchihuiteña, dejando en el campo trascendente todo lo referente a la tipología

cerámica, las fases cronológicas y las interpretaciones sobre las figuras a estudiar,

es decir, si se trata de un monstruo caimán o una serpiente emplumada, etcétera.

Ya que estas consideraciones no son dadas en el objeto, le son trascendentes, y

como se mencionó, el campo necesario para un estudio de este tipo, tanto para la

iconografía, la fenomenología y la semiótica, es la inmanencia. Respecto a esto

último, es necesario mencionar que, si bien el primer nivel de análisis del método

iconográfico de Panofsky se puede corresponder con el término de inmanencia, la

75
trascendencia se puede corresponder con los dos siguientes niveles del método

de Panofsky.

Una vez que este análisis este expuesto en su totalidad, se procederá a la

consideración de datos referentes a la trascendencia, o bien, datos arqueológicos

excluidos en primera instancia, tales como los tipos cerámicos y por ende otros

motivos de la iconografía; aunadas a esta información se retomaran algunos

estudios etnográficos y etnohistóricos de grupos actuales que se desenvuelven

cerca de la zona de estudio, toda esta información, como ya se mencionó,

pertenece al campo de la trascendencia, por lo que su mera consideración y las

interpretaciones y propuestas que de ella surjan, serán campo de las hipótesis

sobre la información acerca de la inmanencia, la cual debe ser el sustento de los

postulados sobre la trascendencia.

76
CAPÍTULO II. ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

El análisis siguiente se ha aplicado a un conjunto de siete imágenes

seleccionadas por su similitud iconográfica. Estas imágenes pertenecen a los tipos

Súchil y Amaro entendiendo la tipología cerámica propuesta por Charles Kelley y

comentada anteriormente.

A las decoraciones de las piezas se les ha asignado un número arbitrario

para designarlas, y se redibujaron en un programa digital para su manejo, además

de que a los dibujos se les asignó el color que el programa computacional extrajo

de la imagen digital; parte de los resultados de los dibujos los podemos ver abajo.

Ilustración 1 Decoración pieza 1 (fragmento)

77
Ilustración 2 Decoración pieza 2 (fragmento)

Ilustración 3 Decoración Pieza 3

78
Ilustración 4 Decoración Pieza 4

Ilustración 5 Decoración Pieza 5

79
Ilustración 6 Decoración Pieza 6

Ilustración 7 Decoración Pieza 7

80
Como podemos ver, las piezas 1, 2 y 5 presentan los diseños incompletos

debido a la fragmentación de la cerámica, sin embargo la decoración presente

permite proyectar una reconstrucción de los diseños sin alterar el resultado del

análisis. Por otro lado, las piezas seis y siete plantean dificultades específicas, ya

que, en el caso de la pieza seis, se trata de un diseño presentado por Charles

Kelley y Ellen Abbott (1971). En dicha lámina los Kelley nos presentan los diseños

en negro y al parecer la figura no presentaba la cabeza, por lo que en el dibujo se

incluyó una proyección de otra pieza, sin embargo para este trabajo se

considerará no colocar dicha cabeza.

En ese mismo texto los Kelley definieron este cajete como tipo Súchil, por lo

que los diseños deben ser en color rojo y el fondo café. El caso de la pieza 7 es

parecido, ya que se obtuvo de una imagen presente en el archivo fotográfico de

Charles Kelley resguardado en el centro INAH Durango. En dicho archivo se

presentan algunas fotos que Kelley registró de la antigua colección de Federico

Schroeder que constaba de piezas de saqueo procedentes de los sitios conocidos

hoy como la Ferrería y Navacoyan, sin embargo, en las fotos donde se encuentra

la pieza 7 no se distingue la decoración completa, sin embargo, es suficiente para

el dibujo. Se retoma aquí esta pieza ya que como se dijo, perteneció a la colección

de Federico Schroeder, la cual parece haber sido distribuida o vendida, por lo que

la colección actual, registrada ante el INAH, no posee ya dicha pieza (y muchas

otras de gran valía que el mismo Kelley uso para su tipología cerámica) por lo que

el rescate de esta información es de suma importancia.

81
Retomando un poco lo expuesto en el capítulo anterior, debemos establecer

que los análisis que en este capítulo se expondrán corresponden con lo

considerado como inmanencia, es decir, solo se analizaran los elementos propios

de las piezas elegidas, tanto su distribución topológica y la fragmentación de los

elementos como los contrastes entre estos elementos y el reconocimiento de

acciones y actores. Como también se mencionó en el capítulo anterior, se

realizara una comparación de los elementos de cada pieza con las demás, con el

fin de buscar afinidades, pero no se irá más allá de la inmanencia de cada pieza,

por lo que solo se hará una comparación de inmanencias.

La parte de las interpretaciones relacionadas con la trascendencia se

expondrán en el siguiente capítulo, con el fin de ofrecer por un lado todo lo

referente a la inmanencia como datos pertenecientes únicamente a los objetos

analizados, y por otra parte ofrecer una serie de datos trascendentes bien

diferenciados a los inmanentes, por lo que estos datos trascendentes podrán ir

más allá de la pura información que nos ofrecen los objetos analizados, como

datos arqueológicos relevantes e información etnográfica con el fin de exponer un

conjunto de posibilidades de interpretación de la información inmanente.

82
1. Ejemplificación del Análisis

Con fines metodológicos se hizo el análisis de siete piezas, sin embargo, en

este capítulo, solo se expondrán dos de estos trabajos con el fin de ejemplificar

el tipo de análisis realizado para cada pieza, mientras que los otros cinco

trabajos se colocaran como anexos de la obra para su consulta; esto debido a

la densidad de descripción y a la semejanza de las piezas que lleva a un

análisis muy parecido. Por otro lado, la comparación del análisis de las siete

piezas se expone en este capítulo, ya que esta resulta de suma importancia

para la comprensión del significado de las piezas aludidas.

83
Pieza 1

1. Análisis Plástico

A) Segmentación y distribución topológica

La pieza cerámica estudiada consta de un cajete con diseños en el interior de

la pieza y al exterior de la pieza con paredes curvo-convergentes. Para segmentar

esta pieza es necesario apuntar dos criterios: el primero radica en la separación

del cajete en sus partes constituyentes, siendo la primera la base, parte que se

encuentra oculta debido a que es el lugar donde el cajete descansa. La segunda

parte del cajete serían las paredes, que conforman el diámetro da la pieza, por

ultimo tendríamos al borde, que es el límite de las paredes.

Ilustración 8 Pieza estudiada

Sin embargo se podría operar otro tipo de segmentación que considere el

criterio de la función del cajete, que sería la retención o almacenaje de objetos en

84
una área determinada de la pieza.de esta manera existiría un adentro y un afuera

de acuerdo a esta idea de retención, donde el interior se correspondería al área de

almacenaje.

Siguiendo estos dos criterios, la segmentación se podría operar aunando

ambas perspectivas, por lo que podríamos segmentar de la siguiente manera. La

primera parte seria la base, que esta oculta, la siguiente serían las paredes

exteriores, esto es, la parte de las paredes que se encuentra fuera del área de

almacenaje; posteriormente seguiría el borde, que en este caso sería la unión del

interior con el exterior, particularmente de las paredes exteriores de las paredes

interiores, las cuales, serian el siguiente elemento del cajete y, por último, el fondo,

que se correspondería con la base, pero se encuentra al interior (ilustración 9).

Ilustración 9 Segmentación

Se puede hacer la distribución de acuerdo a esta segmentación, así podremos

observar que la base es el punto de apoyo del cajete y no presenta decoración.

85
Las paredes exteriores presentan una decoración basada en figuras geométricas

comenzando con un patrón colocado en forma circular en toda la superficie a

manera de cenefa, sobre la cual hay tres líneas que de igual manera rodean la

superficie; el tercero de estos es más ancho que los dos anteriores (siguiendo la

descripción de abajo hacia arriba en la posición del plato apoyado por su base) y

delimita la decoración que hay en el exterior del plato (ilustración 8).

En las paredes interiores y el fondo, la decoración es más compleja, esta

consta de una sucesión de contornos circulares concéntricos que recorren la

superficie cerámica empezando por un patrón conformado por líneas curvas y

rectas, este patrón se ve seguido por un conjunto de círculos; de ellos, el numero

uno se correspondería con un circulo de “línea llana” de igual manera que el

segundo, y ambos presentan el mismo grosor; el tercer círculo es de línea

ondulada y aproximadamente del mismo grosor que las anteriores. El cuarto

círculo es de línea llana y de mayor grosor que los anteriores, la quinta línea es

ondulada del mismo grosor que la tercer línea, los últimos dos círculos son de

línea llana y del mismo grosor que las dos primeras además de encontrarse en el

fondo del cajete (ilustración 10).

86
Ilustración 10 Patrón y círculos concéntricos

Siguiendo un orden descendente (es decir, de la orilla al fondo) los primeros

diseños son; la cenefa, los primeros contornos circulares llanos, luego el contorno

circular ondulado, el contorno circular llano ancho, el siguiente contorno circular

ondulado y los dos últimos contornos circulares llanos. Dentro de estos círculos,

se ubica la figura ecléctica, compuesta de formas animales y humanas (ilustración

11) que comienza por un primer contorno con extremo puntiagudo que se

ensancha para cambiar su forma a cilíndrica, en la cual el lado izquierdo presenta

una greca semejando una especie de espina dorsal o protuberancia (ilustración

12). Esta forma se enrolla en forma de espiral en sentido dextrógiro para terminar

en el cuerpo romo de la forma ecléctica; al interior del cuerpo en espiral se ubica

otro contorno similar de tamaño más pequeño, que, de igual manera, termina

donde el cuerpo romo (ilustración 12).

87
Ilustración 11 El monstruo

Ilustración 12 Contornos del cuerpo serpentino

Dentro de estos dos cuerpos espirales se dispone un motivo decorativo

complejo, que consta de una sucesión de rombos y círculos. Esta sucesión está

compuesta por tres rombos de tamaños diferentes colocados uno dentro del otro,

88
figura que es seguida por dos círculos semejantes que en sus centros presentan

puntos. Esta sucesión de rombos y círculos parte del límite puntiagudo de la forma

espiral más pequeña, donde los rombos son de menor tamaño, hasta dos líneas

colocadas dentro del cuerpo espiral, donde los rombos son de mayores

dimensiones (ilustración 13).

Ilustración 13 Patrón interior

Justo encima de estas líneas se encuentra un relleno en color que forma el

torso de la figura ecléctica y que sigue la forma del segundo cuerpo en espiral.

Adentro, empero, existe un grupo de cuatro arcos concéntricos de los cuales el

más grande presenta líneas pequeñas distribuidas a lo largo de la curva y que le

dan un aspecto parecido a la “espina” del primer cuerpo espiral. Estos arcos se

ven rematados por un pequeño punto en el centro, dando al conjunto una

apariencia de sol si recordamos algunas representaciones occidentales del mismo

(ilustración 14).

89
Ilustración 14 "Collar" de arcos concéntricos

Encima de los cuerpos espirales se encuentran dos extremidades a manera

de brazos, colocados uno en cada lado. Estos constan de un brazo sin relleno que

termina en las muñecas, que sí están rellenas de color. Entre estas muñecas y

manos difieren, ya que la del lado izquierdo pareciera tener cuatro dedos y la del

lado derecho cinco (ilustración 15).

Por encima de todos estos elementos se ubica un motivo que evoca un cuello

en forma de reloj de arena con líneas que dividen su interior en cuatro partes de

las cuales dos contienen pequeños puntos en sucesión. Sobre este cuello esta la

cara del monstruo que parece llevar un tocado dejando ver solo la nariz, una boca

estilizada y un ojo conformado por un vacio circular en el tocado y un círculo

relleno dentro este (ilustración 15).

90
Ilustración 15 Cuerpo anterior del monstruo

El tocado está dividido por una línea que parte su interior en dos, de los cuales

uno contiene una sucesión de círculos y el otro una forma ondulatoria pegada al

relleno de color. La última parte de este tocado está compuesta por dos conjuntos

de tres líneas curvas ubicados en los dos extremos. La tercera línea curva de esos

conjuntos presenta arcos pequeños sucedidos uno al otro que de nueva cuenta

semejan a la “espina” de la primera forma serpenteante (ilustración 15).

Esta descripción nos permite identificar algunas formas en la distribución de

estos elementos. En esta primera distribución podemos ver que remitiéndonos a

las formas y simplificando algunas, el patrón y los círculos formarían un conjunto

cercano, mientras que en el monstruo resaltaría la línea central de la espiral, la

cual pasa muy cerca de los centros de los rombos y del colla, llevándonos a las

formas romas del cuerpo anterior (ilustración 16).

91
Ilustración 16 Distribución 1

Sin embargo, si proyectamos las formas circulares y de contención

distinguiendo las formas que no ostentan esta idea con rojo obtendríamos la

distribución presente en la ilustración 17.

Ilustración 17 Distribución 2

92
Con esta distribución podemos darnos cuenta de que los únicos elementos

que no se corresponden con ideas circulares o de contención son los presentes en

el cuerpo anterior y en el centro de los diseños que se encuentran en el fondo del

plato.

B) Análisis de los contrastes cromáticos

Los colores que componen al cajete se simplifican a dos, un color de base del

cajete o engobe y la pintura que sirve como decoración y que compone a todos los

diseños de la pieza. En la parte exterior del cajete el color se ve contrastado por el

patrón a manera de cenefa y los círculos cercanos al borde. En el interior el

contraste cromático es más marcado debido a que los diseños en rojo ocupan una

gran parte de la superficie, dejando los espacios donde se ve el engobe café como

vacios.

C) Análisis Eidético

Se han identificado los contrastes eidéticos siguientes:

 El color del engobe contrasta con el color de la decoración

 Líneas sinuosas con líneas firmes en los círculos concéntricos

 Un extremo puntiagudo y un extremo romo en el monstruo

 Líneas curvas (el monstruo y los círculos concéntricos) con líneas rectas

(los rombos y la cabeza)

 Un exterior y un interior del cajete

93
 La periferia (representada por los círculos concéntricos y el cuerpo

puntiagudo del monstruo) y el centro (representado por el cuerpo romo del

monstruo)

 Una línea circular gruesa (al centro de los círculos concéntricos) y líneas

circulares delgadas (a los costados de los círculos concéntricos)

 Un arriba representado por los círculos concéntricos presentes en las

paredes del plato y un abajo representado por la figura del monstruo en el

fondo del plato.

2. Análisis Figurativo

A) El observador

El sujeto observador que realiza una interacción con el objeto de estudio,

necesita identificar, tanto la forma de la pieza como los diferentes motivos que

conforman la decoración. Por ello es necesario que dicho observador manipule el

objeto para identificar los elementos tanto de decoración como de forma física del

cajete o en su defecto, cambiar de perspectiva (solo si el cajete está colocado por

su base) para visualizar todas estas características, principalmente la decoración.

Pese a esto, el cajete esta hecho de manera que la base no se vea y la parte

baja de las paredes exteriores quedan con poca visibilidad por parte del

observador, siendo la decoración exterior una limitación visual en el exterior para

94
el observador, mientras que en el interior los elementos presentes en las paredes

remiten al observador hacia el monstruo que ocupa el fondo de la pieza.

B) Reconocimiento de acciones y actores

Las acciones presentes en la decoración interior del plato se ven enmarcadas

por los círculos concéntricos. Estos ejercen la acción de contención del diseño del

monstruo que se encuentra en el interior. De igual manera estos círculos se

contienen entre ellos, es decir, el círculo más grande contiene a todos los demás

círculos (y por ende al monstruo) y así sucesivamente hasta que el ultimo círculo

solo contiene al monstruo. Existe otra acción que ejercen los círculos en conjunto;

si designamos a cada círculo un número de acuerdo a la reducción de tamaño que

representan, su grosor y una nomenclatura por su línea (ondulada o llana)

podríamos seguir la siguiente secuencia:

1Lld 2Lld 3Lo 4Llg 5Lo 6Lld 7Lld

Donde el número representa al tamaño, el uno es el círculo más grande,

mientras que el siete es el más pequeño, así, aunque el 1, 2, 6 y 7 tengan la

misma nomenclatura, el número nos da el tamaño, siendo cada uno diferente de

los demás. L es literalmente “línea”, l representa “llana”, o representa “ondulada”,d

representa "delgada" y gsimboliza “gruesa”.

Con esta simbología, nos podemos dar cuenta de que en los extremos existen

dos conjuntos de líneas llanas delgadas (1Lld 2Lldy6Lld 7Lld) los cuales a su vez

95
se ven seguidos de las líneas onduladas (3Loy5Lo)y en medio de estas

(exactamente en la mitad de los círculos) se encuentra la línea llana gruesa (4Llg).

Si armáramos pares de extremo a extremo cada tipo de línea se correspondería

con otra de su mismo tipo; un par seria 1Lld-7Lld, el siguiente 2Lld-6Lldy el

último3Lo-5Lopara dejar sin par a la única línea que no tiene igual, o sea a 4Llg.

Es de esta forma que estas acciones, además de formar un patrón, enmarcan a la

línea gruesa, que es resaltada por las demás tanto por estar en medio de los

círculos, como por ser, precisamente, la más gruesa (ilustración 18).

Ilustración 18 Círculos concéntricos

Al interior de los círculos, el monstruo se enreda en dextrógiro y de forma

centrípeta un poco más de una vuelta completa, donde termina el cuerpo

serpentino y da paso al cuerpo romo con características antropomorfas. Este

cuerpo serpentino contiene a su vez a otro cuerpo similar más pequeño en su

96
interior; este segundo cuerpo serpentino a su vez contiene al patrón conformado

por rombos y círculos.

En un nivel aún más pequeño, cada conjunto de rombos y círculos que

conforman al mencionado patrón, lleva en su interior la idea de contención ya que

cada rombo tiene en su interior uno o dos rombos más y los círculos contienen un

circulo pequeño. Podemos ver entonces que el cuerpo romo del monstruo se

encuentra en el centro de la contención y sus brazos se encuentran flexionados.

Enfrente de la cara hay una figura que se encuentra muy cercana a la boca, por lo

que se puede entender esta como la acción del habla.

Esta acción se vería enmarcada por todos los demás elementos, ya que se

encuentra en el centro de las formas circulares y por lo tanto de la idea de

contención existente en ellas. Así, podemos ver que el cuerpo posterior conforma

una espiral en sentido dextrógiro centrípeto, y que esta forma de espiral de afuera

hacia adentro nos ofrece un camino al interior de la espiral o hacia el centro,

dirigiéndonos al cuerpo anterior.

De acuerdo a este particular, se puede pensar que la acción de habla que

realiza el monstruo es la acción central plasmada en la decoración (ilustración 19).

97
Ilustración 19 Diseños del interior

Existen algunas relaciones importantes como el arriba-abajo y el centro-

periferia, ya que el arriba está relacionado con la periferia y al abajo con el centro,

aunque estos obedecen también a la forma del cajete. Relacionando estos dos

contrastes surge un tercero que implicaría un arriba-periferia vs abajo-centro. Esta

relación es interesante, ya que como se dijo, los círculos concéntricos nos remiten

al centro, resaltando una línea gruesa que maraca el paso de las paredes

interiores al fondo del palto. En el centro se desenvuelve el monstruo de forma

centrípeta dextrógira y nos remite al centro de nueva cuenta, sin embrago, la

forma de remisión hacia el centro por parte de la espiral es diferente a la de los

círculos, ya que para llegar al centro es necesario seguir la forma espiroidal del

cuerpo, por lo que el camino al centro es la forma espiroidal misma.

98
Este camino espiroidal lo podemos seguir con la mirada, por lo que nuestra

mirada también se dirige al centro y al fondo del plato, hasta llegar al centro-fondo,

donde se encuentra el cuerpo anterior del monstruo, que parece representar una

forma de vírgula, remitiéndonos a un sonido.

99
Pieza 5

1. Análisis Plástico

a) Segmentación y distribución topológica

La pieza cerámica estudiada consta de un plato con diseños en el interior de la

pieza y en el borde de la pieza con paredes curvo-divergentes. Para segmentar

esta pieza es necesario apuntar dos criterios. El primero radica en la separación

del plato en sus partes constituyentes, siendo la primera la base, parte que se

encuentra oculta debido a que es el lugar donde el plato descansa. La segunda

parte de la pieza serían las paredes, que conforman el diámetro da la pieza, por

ultimo tendríamos al borde, que es el límite de las paredes.

Sin embargo se podría operar otro tipo de segmentación que considere el

criterio de la función del plato, que sería la retención o almacenaje de objetos en

una área determinada de la pieza. De esta manera existiría un adentro y un afuera

de acuerdo a esta idea de retención, donde el interior se correspondería al área de

almacenaje.

Siguiendo estos dos criterios, la segmentación se podría operar aunando

ambas perspectivas, por lo que podríamos segmentar de la siguiente manera. La

primera parte seria la base, que esta oculta, la siguiente serían las paredes

exteriores, esto es, la parte de las paredes que se encuentra fuera del área de

almacenaje; posteriormente seguiría el borde, que en este caso sería la unión del

interior con el exterior, particularmente de las paredes exteriores de las paredes

100
interiores, las cuales, serian el siguiente elemento del plato y, por último, el fondo,

que se correspondería con la base, pero se encuentra al interior (ilustración 20).

Ilustración 20. Segmentación

La distribución de los diseños empieza en el borde, con un patrón escalonado

formado por una línea pintada en rojo que se escalona hacia arriba para llegar a

un punto máximo, del cual baja con la misma forma escalonada hasta su punto

más bajo para volver a subir hasta formar un circulo que abarca todo el borde a

manera de cenefa (ilustración 21).

Ilustración 21. Plato con decoración en el borde e interior

101
Pasando al interior del plato, la decoración comienza con una línea que

conforma un círculo dispuesta alrededor de la orilla del interior del plato en su

parte más alta y cercana al borde, debajo de este círculo se encuentran dos más

de tal manera que son concéntricos con el primero y con una banda que remata

los círculos próximos al borde, todos estos círculos están presentes en color rojo y

enmarcan los diseños del interior encerrándolos en sus circunferencias (ilustración

22).

Ilustración 22. Círculos concéntricos

Después de los círculos se encuentra el diseño compuesto del monstruo, que

comienza con un extremo puntiagudo el cual se ensancha para formar un cuerpo

cilíndrico que se enrolla por el plato hasta llegar al centro, donde sus formas

puntiagudas y circulares se terminan, para dar paso a un torso formado por líneas

más o menos paralelas, el cual es todo de color rojo a excepción de un rectángulo

en la parte superior que es del color del engobe y que resalta con un diseño a su

102
interior formado por dos círculos concéntricos que se parten a la mitad en su parte

superior(ilustración 23).

Ilustración 23. El monstruo

En el círculo con el diámetro más grande se encuentran ocho líneas rectas

pequeñas distribuidas a lo largo del radio de forma tal que recuerdan algunas

representaciones occidentales del sol. En el lado derecho del torso surgen dos

líneas delgadas que bajan en un mismo sentido y después suben con la misma

coordinación. Están rematadas con tres líneas en forma de dedos, sirviendo así

como extremidades superiores de esta figura (ilustración 5).

103
Ilustración 24. Torso y "collar

Inmediatamente después de esta caja torácica se encuentra un cuello formado

por dos puntas convergentes (en forma de reloj de arena) por encima del cual se

ubica la cabeza (ilustración 24). Este último elemento está constituido por una

boca abierta y alargada con cuatro líneas a manera de dientes tanto arriba como

debajo, dando la impresión de representar a unas mandíbulas; la nariz es a su vez

e igual que la boca, alargada y rellena en rojo, el único ojo observable se conforma

por un aro rojo con el centro del color del engobe, este ojo se localiza en el interior

de otro vacio de color que forma los pómulos y las sienes. En el punto más alto de

esta cabeza se observa una extensión que evoca algún tipo de peinado, que a su

vez serpentea bajando hasta la altura de la nuca y volviendo a subir un poco por

encima de la cabeza. La última parte de este “peinado serpenteante” se ve

coronada por una cabeza animal, a la cual se le pueden distinguir unas fauces,

dos líneas a manera de cuernos y una lengua larga y bífida (ilustración 25).

104
Ilustración 25. Cabeza

La figura en general está rodeada por pequeños puntos dispuestos alrededor

del monstruo de manera tal que forman un contorno idéntico a la forma

serpenteante, desde la cola llegando a cubrir su lado derecho hasta el hombro y

su forma serpentina en su lado izquierdo, dejando libres los brazos con dedos

tridáctilos, la cabeza con su extremidad alargada y la ultima figura situada al

centro (ilustración 26).

Ilustración 26. Espiral - contorno de línea punteada

105
La parte con forma de espiral del monstruo presenta también una decoración

aparte, ya que en su interior presenta varias tiras de líneas escalonadas (en sus

partes más anchas se distinguen cuatro) que repiten un patrón y siguen la forma

del cuerpo serpentino del monstruo, viéndose limitados por el extremo puntiagudo

y el torso, extremos donde desaparecen estas líneas escalonadas. Estas líneas

escalonadas son semejantes al diseño escalonado presente en el borde, con la

diferencia que la línea del borde sigue el círculo de la forma del plato y las del

interior siguen la forma en espiral del monstruo (ilustración 27).

Ilustración 27. Cuerpo serpentino y grecas

Justo encima de las manos tridáctilas del monstruo se encuentra una figura

que parece estar sostenida por dichas manos. Esta imagen se configura por una

forma de triangulo isósceles con su lado más pequeño colocado hacia arriba y del

cual surgen cuatro líneas pequeñas. Al interior del triangulo se distinguen tres

líneas que zigzaguean de lado a lado. Del ángulo opuesto a la base surge una

línea ondulante que se dirige hacia arriba y que esta rematada por una cabeza con

forma de “u” con una lengua larga y bífida (ilustración 28).

106
Ilustración 28. Monstruo 2

De acuerdo a esta descripción, podemos establecer dos tipos de

distribuciones, una que considere las formas de los elementos tal cual y otra que

considere como elemento principal las formas concéntricas, así, si nos remitimos a

la primera distribución, podremos observar que la línea central de la espiral nos

lleva hasta el centro del collar, dando paso al cuerpo anterior que sostiene una

forma triangular, correspondiente con el segundo monstruo (ilustración 29). Por

otro lado la distribución considerando las formas concéntricas, nos permite ver que

las únicas formas (resaltadas en rojo) que no comparten esta idea son las del

centro, correspondientes con el cuerpo anterior del monstruo (ilustración 30).

107
Ilustración 29. Distribución 1

Ilustración 30. Distribución 2

A) Análisis de los contrastes cromáticos

Los colores que componen al plato se simplifican a dos, un color de base del

plato o engobe y la pintura que sirve como decoración y que compone a todos los

diseños de la pieza. En la parte del borde del plato el color se ve contrastado por

108
el patrón escalonado, mientras que en el interior el contraste cromático es más

marcado debido a que los diseños en rojo ocupan una gran parte de la superficie,

dejando los espacios donde se ve el engobe café como vacios.

B) Análisis Eidético

Se han podido identificar los siguientes contrastes eidéticos:

 El contraste entre el color del engobe y el color de la decoración

 El exterior del plato (en el cual está presente solo el engobe café) y el

interior (con diseños presentes en rojo)

 La línea roja gruesa de la orilla con las líneas delgadas del mismo color y

ubicadas en el mismo lugar

 Las líneas continuas del “monstruo” con las líneas punteadas que lo

envuelven

 El arriba (representado por las orillas y el extremo puntiagudo) y el abajo

(representado por los elementos humanos del monstruo y el centro del

plato). Estas orientaciones con respecto a la posición del plato descrita en

la segmentación.

 La periferia (representada por los círculos rojos y por el extremo

puntiagudo del diseño) y el centro (representado por la figura humana del

monstruo y la figura que sostiene en sus manos)

109
 Líneas lisas (los círculos, el cuerpo serpenteante del monstruo) y líneas

escalonadas (las grecas dentro del cuerpo del monstruo y en el borde del

plato)

 Formas serpenteantes y puntiagudas (el cuerpo posterior del monstruo y las

líneas de su interior) con formas rectas y romas (el cuerpo anterior del

monstruo, su cara, las líneas rectas del collar y la parte posterior del

monstruo pequeño)

 Un grupo de formas circulares concéntricas compartiendo el centro mismo

del plato (los círculos del borde, el serpentear del monstruo y la forma del

plato) con un par de círculos concéntricos que ostentan su centro cerca del

cuello del monstruo.

 Una cabeza compleja y sin lengua (representada por los rasgos del

monstruo grande) y cabezas sencillas con lenguas (representadas por la

cabeza del monstruo pequeño y la cabeza del reptil que surge del tocado

del monstruo grande)

 Un adentro (que surge de la perspectiva del observador, por lo que es

gradual y está representado por la parte más baja del interior del plato, la

forma roma del monstruo grande y el monstruo pequeño) y un afuera

(representado por el ultimo círculo concéntrico y el borde del plato).

 Con estos contrastes es posible establecer dos relaciones fundamentales:

el centro - periferia y el arriba – abajo, pero también existe una relación

entre los elementos de estos dos contrastes, una “periferia – arriba” y un

110
“centro – abajo” ya que están unidos físicamente en la forma del plato y por

la distribución espacial del “monstruo”.

2. Análisis Figurativo

a) El observador

El sujeto observador que realiza una interacción con el objeto de estudio,

necesita identificar, tanto la forma de la pieza como los diferentes motivos que

conforman la decoración. Por ello es necesario que se manipule el objeto para

identificar los elementos tanto de decoración como de forma física del plato o en

su defecto, cambiar de perspectiva (solo si el plato está colocado por su base)

para visualizar todas estas características, principalmente la decoración.

Pese a esto, el plato esta hecho de manera que la base no se vea y la parte

baja de las paredes exteriores quedan con poca visibilidad por parte del

observador, siendo la decoración del borde una limitación visual en el exterior para

el observador, mientras que en el interior los elementos presentes en las paredes

remiten al observador hacia el monstruo que ocupa el fondo de la pieza.

b) Reconocimiento de acciones y actores

Los actores presentes en el plato se pueden enumerar debido a su sucesión.

Así, en el borde la decoración enmarca los límites del interior y el exterior, y

resaltando la greca que se repite en el cuerpo del monstruo. Al interior, los círculos

presentes en la orilla del plato se relacionan de mayor a menor, de afuera a

111
adentro, del centro a la periferia y de arriba a abajo de acuerdo a la posición del

plato colocado por su base y la perspectiva del observador. Con esta relación, el

círculo con el diámetro más grande es el que se encuentra más afuera, está en la

periferia extrema y más arriba, mientras que la banda roja tiene el diámetro más

pequeño, está más al interior, se encuentra más al centro y está más abajo, podría

decirse que mientras se cambia de círculo se disminuye el diámetro, aumenta la

inserción en el interior del plato, disminuye la distancia al centro y se baja por el

plato de acuerdo a la perspectiva del observador.

Estos círculos parecen contenerse unos a otros, el más grande contiene todo

lo que hay en el interior y los demás círculos contienen cosas a su vez en su

circunferencia, sin embargo, la banda roja rompe con esa relación debido a su

mayor anchura ya que perece terminar las formas circulares con ese cambio.

Siguiendo esta idea, la relación de los círculos les da una unidad que se termina

en la banda y en el borde del plato, unidad que a su vez contiene las figuras

serpentinas al interior.

De esta manera el monstruo con cola puntiaguda es contenido al interior de

las circunferencias de los círculos concéntricos y su acción de espiral está

determinada por esa circunferencia. Esta acción enrolladora le permite

relacionarse consigo mismo y seguir la idea de contención en la medida en que el

cuerpo serpentino del monstruo enreda y contiene a su cuerpo romo. Este cuerpo

romo pareciera realizar acciones diferentes debido al “peinado” de reptil, el cual

parece tener sus propias características, las cuales consisten en serpentear de

112
forma diferente al cuerpo ancho del monstruo y en mantener la lengua bífida por

fuera, de manera que quede a la vista.

Otra de las acciones realizadas por el cuerpo romo del monstruo es mantener

con sus brazos y dedos tridáctilos al otro elemento serpentino, de manera que

este queda a la altura de su cara y pecho, como si estuviera sosteniendo al

monstruo pequeño con sus manos y a la vez enrollándolo y conteniéndolo con su

cuerpo. Así se da una cadena de relaciones que podría mencionar así:

Los círculos se contienen a sí mismos y contienen al monstruo , el cual se

contiene a sí mismo (junto con los puntos colocados en su contorno) hasta el

cuerpo romo , y este cuerpo romo contiene al “pequeño monstruo” , interactuando

con sus manos . Esta relación también lleva implícitas las acciones presentes en

los círculos, en la medida que unas cosas contienen a otras en su interior, así, los

círculos se contienen, bajan, se adentran y disminuye su tamaño, el cuerpo

serpentino va de puntiagudo a romo, de arriba abajo, de la periferia hacia el

centro, de afuera hacia adentro, de simple a complejo y conteniendo a su otro

cuerpo, mientras que el cuerpo romo del monstruo sigue estas acciones

tornándose más complejo, mas al centro, más adentro, menos circular y contiene

al monstruo pequeño, el cual está en el extremo de la contención, es decir, es

contenido por todos y no contiene a nada, está en el centro, en la parte más baja y

en el punto interior.

113
Por último existe un elemento que rompe la idea de contención y de los

círculos concéntricos formados por la espiral del monstruo y el conjunto de

círculos, este elemento son los dos arcos presentes a manera de collar en el

cuello del monstruo, ya que entre ellos tienen un mismo centro, pero no lo

comparten con las demás formas circulares, además de presentarse de una forma

contrastante, dentro de un vacío de color que a su vez se presenta dentro de un

relleno de color.

Regresando al monstruo principal, podemos establecer que este efectúa la ya

mencionada espiral en dirección dextrógira centrípeta (hacia el centro) de manera

que el cuerpo anterior forma el camino espiral hacia el centro, donde el cuerpo

anterior muestra a la serpiente en su tocado-peinado, que a su vez serpentea y

muestra su lengua bífida. Y en el centro de todo esto, el monstruo parece mirar

hacia el monstruo más pequeño, al cual parece sostener-ofrecer o recibir-soltar.

Siendo esta la idea central literalmente, que se encuentra en el fondo del plato y al

centro de la contención.

Este monstruo pequeño, presenta su propia actividad, ya que esta

serpenteando y mostrando su lengua bífida, sin embargo se relaciona con el

monstruo principal de otra manera, ya que es sostenido o llevado, pero también

pudiera ser que él mismo se posa o se ofrece a las manos del otro ser, lo que nos

da dos posibilidades de relación entre estos dos seres. Una última relación

interesante es que su serpentear es en dirección levógira, por lo que entra en

114
contraste con los giros tanto del monstruo grande como del pequeño monstruo del

peinado, por lo que su giro es contrario y único.

115
2. Comparación de elementos inmanentes

Los análisis iconográficos realizados anteriormente han otorgado

información interesante por separado, en este apartado me propongo realizar una

comparación de los distintos análisis con el fin de buscar las semejanzas y

diferencias que permitan llegar a una comprensión más profunda del significado

de estas piezas.

A) Formas circulares
Tabla 1 Comparación elementos circulares

116
De acuerdo a la tabla anterior, podemos observar que los conjuntos de

círculos tienen bastantes semejanzas. En primer lugar, se puede identificar que

cinco de las siete figuras presentan un patrón como antecesor de los círculos, tan

solo las figuras 4 y 5 no lo presentan. El número de círculos también es una

característica con similitudes, ya que únicamente la figura 4 presenta 3 círculos,

mientras que los demás presentan de cuatro a siete, coincidiendo las figuras 1 y 2

con siete círculos cada una, y las figuras 5, 6 y 7 con cuatro círculos cada una,

mientras que la figura 3 presenta cinco círculos.

De esta manera, se puede pensar que los círculos conforman otro patrón

en las imágenes 1, 2 y 3, ya que representan una repetición decorativa con una

estructura en repeticiones. En las figuras 1 y 2 el patrón conformado por los

círculos se compone de dos líneas llanas, luego un círculo de línea ondulada y

una línea llana de mayor grosor, la cual se ve seguida de otra línea ondulada, que

es seguida por dos líneas normales más. Con esto obtendríamos un cifrado de 2-

1-1-1-2, es decir, dos líneas delgadas, una línea ondulada, una línea gruesa, una

línea ondulada, dos líneas delgadas. El patrón se vería reflejado en que, de

acuerdo a la descripción, en las orillas se encuentran las líneas delgadas o llanas,

posteriormente las líneas onduladas y al centro la línea gruesa. Como se dijo,

este patrón está presente en las figuras 1 y 2, siendo la secuencia de patrones y

círculos exactamente igual en ambas piezas.

En la pieza tres, el patrón consta de cinco líneas con el siguiente cifrado: 2-

1-2, es decir, dos líneas delgadas, una línea gruesa, dos líneas delgadas. De

117
nueva cuenta la línea gruesa se encuentra al centro, y es de notar que la

diferencia de esta pieza con las dos anteriores radica en la falta de líneas

onduladas, pero que presenta el mismo orden, con las líneas delgadas

enmarcando a la línea gruesa. La figura 6, presenta una estructura similar, pero

no idéntica, después del patrón de la orilla, se pueden ver cuatro líneas con una

secuencia de una línea delgada, una línea gruesa y dos líneas delgadas. Esta

secuencia no presenta patrón, ya que haría falta una línea delgada en la orilla para

completar el patrón de círculos como en la figura 3. Sin embargo es de notar que,

de nueva cuenta, la línea gruesa se localiza en el centro (junto a una línea

delgada.)

Las figuras 5 y 7 no parecen presentar un patrón similar a los anteriores, ya

que cuentan con tres líneas delgadas seguidas de una gruesa. Sin embargo, si

bien no existe un patrón simétrico, sí existe una línea gruesa en la secuencia,

aunque esta no esté en el centro. Por último, la figura 4 no presenta un patrón

simétrico similar a los anteriores, su secuencia se vería conformada por una línea

ondulada y dos líneas delgadas. Es la única figura que no presenta línea gruesa y

tiene la menor cantidad de círculos presente.

Las figuras 4 y 5 son las únicas que tienen decoración en el borde a manera

de cenefa, mediante un patrón. Es necesario señalar que el patrón del borde

presente en la imagen 4 es similar al patrón presente en la orilla de la decoración

interior de la imagen 3, únicamente se diferencian en la cantidad de líneas. El

patrón del borde de la figura 5, en cambio, es el mismo diseño que presenta el

118
monstruo de esta misma figura en el interior del cuerpo serpentino. Es muy

probable que, debido a la falta de un patrón en el interior del plato que anteceda a

los conjuntos de círculos en las figuras 4 y 5, se colocara la decoración en el borde

con el fin de desempeñar la misma función que los patrones al interior de las

demás figuras.

B) Los cuerpos serpentinos


En la siguiente tabla se puede ver que todas las figuras estudiadas

presentan un cuerpo posterior en forma de espiral, siendo las figuras 4 y 5 las que

mayor longitud presentan. Del total de imágenes solo la 4, 5, 6 y 7 tienen un marco

formado por líneas punteadas. En el caso de las imágenes 4, 5 y 7, la línea

punteada se encuentra en el exterior del monstruo, enmarcándolo, mientras que

en la figura 6, el contorno punteado se encuentra dentro del contorno exterior del

cuerpo.

119
Tabla 2 comparación de cuerpos espirales

120
De todas las figuras, las únicas que presentan un solo contorno liso y sin

relleno son las imágenes 5 y 7, mientras que las demás presentan tanto contorno

exterior como interior. De los contornos exteriores, la imagen 1 es la única que no

tiene la punta rellena de color seguida de líneas, mientras que, por otro lado, las

figuras 3 y 4 no tienen el lado izquierdo con línea dentada. Los contornos

interiores de estas cinco imágenes presentan una punta rellena en color, siendo la

imagen 1 la única que no presenta líneas que preceden a esta punta; en el otro

extremo de este contorno, todas las figuras (1,2,3,4,6) presentan líneas que

delimitan el espacio donde se desarrolla el patrón, líneas que se ven seguidas de

un relleno en color que une el cuerpo posterior con el cuerpo anterior. En este

caso, la imagen 3 presenta tres líneas que preceden al relleno en color que forma

el “tronco” para después dar paso al collar.

Las figuras 5 y 7 no presentan líneas que delimiten el área del patrón, pero

la imagen 5 sí presenta el relleno en color precedido por el collar. El patrón de esta

imagen y de las figuras 3 y 7, son diferentes a los demás, ya que el patrón de la

pieza 5 se compone de cuatro líneas escalonadas en todo lo largo del cuerpo

serpentino, el mismo diseño presente en el borde de esta pieza; mientras que el

patrón de la figura tres se compone de pequeños triángulos con un círculo y un

punto al centro, colocados en ambas orillas del contorno interior, generando una

línea en zigzag al negativo; el diseño de la pieza siete, por otro lado, se conforma

de líneas zigzagueantes diagonales y en gancho, formando un patrón muy

parecido al presente en las orillas de las piezas 1 y 2.

121
El resto de las figuras (1,2,3,6) presentan el mismo patrón conformado por

rombos concéntricos seguidos de pequeños círculos con un punto al centro.

Existen diferencias en la cantidad de rombos concéntricos y la cantidad de

conjuntos de rombos. En el caso de la imagen 1 cada conjunto consta de tres

rombos, disminuyendo su cantidad conforme disminuyen las dimensiones y consta

de diez y seis conjuntos de rombos; la imagen 2 consta de ocho conjuntos de

rombos, que se conforman de tres rombos y disminuye a dos conforme

disminuyen las dimensiones; la imagen 3 consta de igual manera de ocho

conjuntos, pero con cuatro rombos, cantidad que disminuye conforme disminuyen

las dimensiones. La imagen 6 presenta seis conjuntos de con cuatro rombos cada

uno, sin embargo no presenta los círculos colocados a los lados de los rombos.

C) Cuerpo Romo o anterior


Como se puede ver en la imagen, las cabezas de los monstruos presentan

algunas similitudes y diferencias. En las figuras 2, 3 y 4 podemos observar una

forma animal, que se compone básicamente de unas mandíbulas dentadas

abiertas, dos motivos a los lados de la cabeza que semejan cuernos y dos

espacios al interior de la cabeza que conforman los ojos; estos a su vez se ven

conformados por un círculo (al interior del espacio en blanco) con un pequeño

punto en el centro.

122
Tabla 3 Comparación de cuerpos anteriores

123
Estas tres figuras comparten la conformación de la cabeza, sin embargo, en

el cuello difieren; las figuras 3 y 4 presentan un cuello angosto muy parecido,

mientras que la figura 2 ostenta un cuello ancho. A pesar de esto, los tres cuellos

comparten la idea de partición en espacios y rellenos con puntos, incluso con las

imágenes 1 y 6.

Las tres imágenes tienen elementos que las hacen únicas: la imagen 2

presenta una lengua y/o un monstruo “acompañante” en su lado, además las

formas circulares están rematando esta sección de la pieza, la figura 3 ostenta una

lengua o “par de lenguas” bífidas que no ostenta ningún otro monstruo, mientras

que la imagen 4 contiene pequeños arcos en los costados de las mandibulas que

le son exclusivos.

Las figuras 1, 5 y 7 presentan una cabeza por demás particular, ya que

cada una presenta rasgos muy diferentes a las de las demás imágenes,

rompiendo con la idea de una cabeza animal con mandíbulas dentadas y ojos. La

figura 1 parece poseer una boca humana de la cual surge una “vírgula”, también

posee un relleno en color que le da forma al ojo el cual consta de un solo punto,

además de la figura en la cabeza que aparenta ser un tocado con seis “crestas”.

Por otro lado la figura 5 es más complicada, ya que aparentemente se trata de una

cabeza antropomorfa, pero presenta una boca estirada con grandes dientes, una

nariz y un “peinado” del cual surge un ser con una apariencia muy similar a las

cabezas de las imágenes 2, 3 y 4. Por otro lado, el ojo de esta imagen 5, esta

formado por un arco que converge con la parte superior de la cabeza, siendo

124
diferente a todas las demás formas de ojos; el cuello, por su parte, repite la forma

de reloj de arena aunque con un ángulo más romo que curvo y relleno en color, sin

las líneas que dividen el interior.

Por su parte, la figura 7 presenta una cabeza antropomorfa vista de frente;

donde se pueden ver boca y nariz con líneas rectas pequeñas y ojos formados por

vacíos de color con un punto, además, presenta color en la parte de las mejillas y

los ojos, semejando una máscara o pintura facial. Otro elemento de esta figura en

la cabeza son las dos espirales que surgen de esta última, semejando cabello o un

tocado.

La figura 6 no presenta la cabeza, ya que Charles Kelley lo expuso con una

interpretación, por lo que no se conoce su configuración. Sin embargo sí presenta

el cuello y se puede observar que presenta la misma forma compartida con las

imágenes 1, 2, 3 y 4, con tres espacios formados por dos líneas y dos de ellos

rellenos con puntos.

Los collares de las imágenes 1, 2, 3 y 6 tienen una configuración muy

parecida. Esta consiste en arcos concéntricos rematados con un punto (con

excepción de la imagen 6) y con, por lo menos, una línea dentada. Las imágenes

4, 5 y 6 tienen collares diferentes. El de la imagen 4 se forma junto al cuello y muy

probablemente solo conste de dos líneas en arco concéntricas de las cuales la

más grande es dentada. La figura 5 presenta una configuración muy parecida a la

figura 4, sin embargo, esta se ve bien definida y separada del cuello, en parte por

125
la forma de este último, por otro lado, la imagen 7 presenta un collar formado por

dos líneas ondulantes que forman dos arcos, rematadas con tres pequeños puntos

al centro.

Los brazos de las imágenes 1, 3 y 4, presentan una misma construcción,

esta se basa en dos líneas que forman un vacio que constituye al brazo, mientras

que las manos se ven rellenas en color y presenta cuatro dedos. Por el contrario,

las imágenes 2, 6 (de las cuales solo se localiza 1 brazo) y 5 presentan brazos

rellenos todos en color y tridáctilos; de ellos, la imagen 2 presenta una forma

dentada en el brazo, que le viene del contorno exterior del cuerpo anterior. Por

otro lado, la imagen 5 presenta ambos brazos, pero colocados en una

configuración diferente, ya que las demás figuras (1, 2, 3, 4, 6 y 7) presentan los

brazos uno a cada lado del cuerpo anterior, mientras que la imagen 5 presenta

ambos brazos en un solo lado, como si se lo estuviera viendo de perfil. Por último ,

la imagen 7 presenta los brazos rellenos en color, a los costados, pero las manos

ostentan cinco dedos cada una.

D) Estructura común de las piezas analizadas y sus diferencias

126
Tabla 4 comparación

127
Retomando la información de la última tabla, se pueden identificar una serie

de características que están en relación de acuerdo a esta comparación. Como

primer indicio encontramos al tamaño, que es más grande en las piezas 5, 6 y 7,

que, a exceptuando la pieza 6, se corresponden con figuras antropomorfas en el

centro, siendo la pieza 1, la única con elementos antropomorfos que tiene unas

dimensiones más pequeñas. Sobre esto, podemos observar que todas las piezas

con figuras zoomorfas como cabeza principal, que son más pequeñas, presentan

una configuración de ojos iguales, siendo diferentes de las configuraciones de ojos

en las formas antropomorfas, que son más grandes (excepto la pieza 1).

Otro dato interesante es que las piezas de mayores dimensiones, la 5 y 7,

presentan un único contorno en el cuerpo en espiral, mientras que las demás

piezas, de menores dimensiones, presentan todas dos contornos en el cuerpo en

espiral, además de que únicamente las piezas 4 y 6 comparten la presencia de

contornos punteados con las piezas de mayor tamaño, o sea, las piezas 5 y 7.

También es necesario señalar que el patrón interior del cuerpo espiral, difiere en

las piezas más grandes y las más pequeñas, ya que en las piezas de menores

dimensiones el patrón consta de rombos y círculos concéntricos, exceptuando a la

pieza 4, que ostenta triángulos y círculos, mientras que las piezas de mayores

dimensiones (5 y 7) contienen patrones únicos en los cuerpos espirales.

Otro elemento en relación al tamaño es la conformación del cuello, ya que

en las piezas más pequeñas este se conforma de una forma de reloj de arena con

espacios en blanco con puntos alternados por líneas, mientras que en las piezas 5

128
y 7, de mayor diámetro, el cuello presenta la misma forma de reloj de arena, pero

relleno en color, sin espacios. Todos estos elementos nos permiten identificar una

relación entre el tamaño, las formas antropomorfas, el patrón interior, el cuello, la

conformación de los ojos y el número de contornos del cuerpo en espiral, ya que

cuandola pieza es de mayores dimensiones existe presencia de elementos

antropomorfos, y por ende los ojos y el cuello tienen cierta conformación, suelen

presentar un solo cuerpo o contorno serpentino, marco punteado y un patrón

interior característico.

Con todas estas comparaciones y los datos de los análisis, podemos ver

que las piezas tienen en común una estructura bien definida. La primera es la

forma en que se presentan, todos corresponden a cajetes o platos, sin soportes,

por lo que se crea una forma cóncava al interior donde se desempeñan los

diseños de círculos y espirales. En cuanto a este decoración, la estructura también

en bastante semejante, todos los platos analizados presentan decoración, sea en

el borde o en la orilla de las paredes interiores, además de una serie de círculos

con una relación entre sí.

Tanto el diseño del borde o la orilla y los círculos concéntricos funcionan

como contenedores del monstruo que se encuentra en el centro, incluido que, en

los mismos círculos concéntricos es siempre donde se da el paso de las paredes

al fondo de las piezas, por lo que no solo en el diseño tiene importancia la

distribución de estos círculos, ya que en el mismo objeto cerámico están actuando

como limitantes del espacio de las paredes como el del fondo, todo en el interior

129
del plato. Así pues, todos estos elementos aunados a la forma de los platos o

cajetes, participan de la idea de contención para dar paso a la forma espiral de los

monstruos, la cual siempre es en dextrógiro y centrípeta.

Estas formas espirales retoman la idea de contención, ya que el sentido es

centrípeto (hacia el centro de la espiral), por lo que la idea espiral nos remite al

centro de la misma, a diferencia de los círculos que nos remiten al centro por ser

precisamente concéntricos, sin embargo, la espiral nos remite al centro por su

misma forma, por lo que para remitirnos al centro se recorre visualmente su forma,

pasando por los diseños del interior hasta los cuerpos anteriores, donde se

desempeñan las ideas principales de las piezas.

Aunado a estas acciones, las espirales, además de remitirnos hacia el

centro en todas las piezas, nos remita hacia “abajo” o hacia el fondo del plato,

marcando un movimiento de remolino, descendiendo en espiral hacia el centro de

las piezas. De esta manera podemos ver que todas las piezas obedecen a una

forma específica de distribución de los elementos, mismos que presentan algunas

variantes y que les dan su particularidad, pero obedecen al mismo sistema de

distribución, compartiendo la idea de contención, espiral hacia abajo y un centro-

fondo como idea principal de la distribución.

En términos generales, se puede establecer que existe un código

compartido por estas piezas, que implica un sistema de comunicación visual que

prima la decoración interior sobre la exterior en las formas cóncavas (platos o

130
cajetes). Este código presenta siempre decoración exterior solo con formas

geométricas cerca del borde como preámbulo de la decoración interior; en el

interior, por el contrario, parece existir una estructura definida: patrón en la orilla (o

borde) conjunto de círculos concéntricos (variando su cantidad y acomodo), forma

en espiral dextrógira centrípeta (con uno o dos contornos) y cuerpo romo en el

centro (con variantes o personajes secundarios). Esta estructura corresponde a un

sistema de comunicación visual que desconocemos, sin embargo es posible

identificar que presenta diferencias gráficas, como la presencia de formas

antropomorfas o zoomorfas, el patrón en el interior del cuerpo espiral, la cantidad

de círculos, etcétera. De esta forma la estructura de comunicación visual puede

ser solo una forma de estructurar un mensaje, el cual puede variar dependiendo

de las características iconográficas que sean elaboradas en la pieza.

131
CAPÍTULO III. LAS INTERPRETACIONES COMO INFORMACIÓN
TRASCENDENTAL

El análisis del capítulo anterior se corresponde con la inmanencia de las

piezas analizadas, es decir, esa información nos remite únicamente a la pieza y al

conjunto de piezas. Sin embargo, la trascendencia, que son los datos que no se

encuentran en las piezas, es necesaria para generar interpretaciones, estas

inferencias, empero, deben estar basadas en la información inmanente, de

manera que las interpretaciones se den siempre en base a la inmanencia de las

piezas analizadas.

1. La Iconografía cerámica y la información trascendental

De acuerdo al análisis efectuado, podemos ver que existen diseños

geométricos tanto en el interior como en el exterior de las piezas estudiadas.

Revisando la iconografía general de la cerámica chlachihuiteña se puede observar

que otros tipos cerámicos comparten algunos de los diseños, tanto al interior como

en el exterior; estos son los tipos Canutillo, Gualterio, Michilía y Mercado, a la vez

que los Tipos Súchil y Amaro son los que se corresponden con las piezas

analizadas, siendo las piezas 1,2,3 y 6 de tipo Súchil, mientras que las piezas 4,5

y 7 son de tipo Amaro.

132
A) Decoración exterior e interior: formas geométricas
En cuanto al exterior es necesario mencionar que la mayoría de los tipos

cerámicos relacionados con la decoración de las piezas analizadas anteriormente

presentan decoración en dicho exterior, solo el tipo Amaro presenta la decoración

exterior como rara u ocasional, y de las láminas que presenta Kelley (Kelley y

Abbott: 1971) solo una ilustración presenta decoración al exterior con patrones de

bandas, líneas y patrones a manera de cenefa, mientras que otros únicamente

presentan una banda en el borde o no presentan decoración al exterior (ilustración

31).

Ilustración 31 Decoración al exterior en tipos Amaro (Tomados y modificados de Kelley y Abbot 1971)

Si bien estos tipos presentan la decoración exterior a manera de cenefa,

enmarcando el borde, es necesario señalar que existen algunas semejanzas y

diferencias, ya que hay muchos diseños y patrones que parecen repetirse o ser

muy parecidos entre tipos cerámicos, e incluso, entre un mismo tipo. Sobre esto,

podemos ver un ejemplo de cenefas para los tipos relacionados (ilustración 31 y

32) de acuerdo a esto podemos ver que este tipo de decoración enmarcando el

borde con patrones, líneas y bandas no es exclusiva de las piezas analizadas, por

133
el contrario, parece pertenecer a una idea general de la cerámica chalchihuiteña,

por lo menos hasta el tipo Nevería.

Ilustración 32. Bandas decorativas al exterior varios tipos (tomados y modificados de Kelley y Abbott 1972

Por otro lado, existen diferencias claras entre la decoración de algunos

tipos, ya que en el caso del Michilia (y sus variantes) y el Mercado, la decoración

es exclusiva del exterior de la pieza, teniendo en ocasiones decoración en los

soportes, mientras que los tipos Canutillo, Gualterio, Súchil y Amaro presentan

decoración en ambas áreas. Si bien existe una gran semejanza entre la

decoración al exterior en forma de cenefa, los elementos en común son mucho

más evidentes entre el mismo tipo Súchil.

En el tipo Súchil, la decoración al exterior pareciera denotar un canon, es

decir, una forma específica de elaboración que se compone de dos líneas gruesas

o bandas como limites, estando una en el borde y diseños en el centro. Esta forma

134
de decoración se presenta en los cuencos de este tipo cerámico, mientras que los

platos presentan una banda, en ocasiones sin más decoración, y en otras con

algún patrón (ilustración 32 y 33).

Ilustración 33. Decoración al exterior en platos tipo súchil (tomados y modificados de Kelley y Abbott 1971

Es notable que la primera forma de decoración exterior en platos del tipo

súchil aparezca también en algunas formas del tipo Mercado, al igual que en el

tipo Amaro. Esta es precisamente la forma de decoración al exterior que se tiene

para las piezas analizadas en el capitulo anterior, por lo que, aparte de las formas

cerámicas (cuenco o plato) identificadas para las piezas analizadas, tenemos

también la decoración al exterior característica del Súchil, Mercado y Amaro.

En el caso de las formas geométricas al interior de las piezas analizadas,

podemos ver que estas también parecen seguir un canon, ya que la mayoría se

componen de un patrón en la orilla o en el borde, seguido de un conjunto de

círculos concéntricos con algunas formas variantes como bandas y líneas

onduladas, por último, el monstruo se desenvuelve en el interior del los cirulos. En

cuanto a los patrones del borde tenemos cinco diferentes, dos variantes de greca

escalonada (ilustración 34-5 y 34-7), dos de líneas, ganchos y puntos (ilustración

135
34-1 y 34-2), 2 variantes de barras y líneas (ilustración 34-3 y 34-4), y una de

barras, líneas y monstruos pequeños (ilustración 34-6).

Ilustración 34. Decoración de la orilla en las piezas analizadas

La sucesión de patrones, bandas y círculos concéntricos en el interior la

podemos encontrar también en los tipos Canutillo y Gualterio, además de los tipos

Súchil y Amaro. En el tipo Canutillo las formas son únicamente geométricas y

existen algunas variantes, entre círculos y patrones escalonados; en el tipo

Gualterio aparecen de igual forma una variedad de combinaciones entre patrones

y círculos concéntricos y en ocasiones bandas en la orilla (ilustración 35).

136
IlustraciónIlustración
35 Decoración
35. Decoración
con cormas con
circulares
formas circulares
al interioral
deinterior
los tipos
deAlos
- Canutillo
tipos A - yCanutillo
B - Gualterio
yB-
(tomadosGualterio
y modificados
(tomados
de Kelley
y modificados
y Abbott 1971)
de Kelley y Abbott 1971)

Por otro lado, el tipo Amaro presenta en la mayoría de las veces un tipo de

banda cercana al borde o en él, patrones y círculos concéntricos, aunque la

distribución es variable. En este tipo, algunas bandas presentan barras que

dividen a los patrones de la orilla en varias secciones y es de notar que en los

platos analizados no existe dicha forma en la banda (ilustración 36). Por el

contrario, el tipo Súchil pareciera presentar un acomodo más cercano al de las

piezas analizadas, en las formas de platos para este tipo, al interior se presenta,

en la mayoría de los casos, una banda seguida de círculos concéntricos y

posteriormente una división en cuadrantes o una forma central. En los cuencos la

distribución es diferente, ya que primero se localiza un patrón en la orilla, que se

ve seguido de círculos concéntricos que pueden o no tener presencia de línea

gruesa o barra, para dar paso a una división en cuadrantes o a una forma central

(ilustración 36).

137
Ilustración
Ilustración 36. Decoraciones
36 Decoraciones al interioralcon
interior conen
división división en cuadrantes
cuadrantes en A:
en A: Súchil Súchil
y B: Amaroy B:(tomados
Amaro y
(tomados y modificados
modificados de Kelley y Abbott 1971de Kelley y Abbott 1971

138
El parecido de las decoraciones entre objetos del tipo Súchil llega hasta el

punto en que la sucesión de elementos en ocasiones es exactamente la misma; si

retomamos las piezas analizadas 1 y 2, y las comparamos con la pieza C presente

en la lámina 19 expuesta por Kelley y Abbott (1971) veremos que tanto el patrón

de la orilla, como la sucesión de círculos concéntricos es exactamente la misma,

con la diferencia de que el cuenco C de la lámina 19 presenta una división en

cuadrantes y los platos analizados una figura central (ilustración 37).

Ilustración 37. Sucesión de patrones y círculos concéntricos en dos piezas analizadas y


otra pieza tipo Súchil

139
Las semejanzas entre las decoraciones tanto exteriores como interiores de

las piezas cerámicas estudiadas con otras de sus mismos tipos parecen obedecer

a una forma de comunicación visual bien definida, que hace uso de elementos

como bandas, patrones, círculos y puntos en combinaciones distintas para

enmarcar sea el borde del exterior o el centro del interior (ilustración 38). Sobre

esto mismo, las piezas estudiadas presentan una conformación casi propia,

enmarcando la espiral en el centro, aunque comparten esta conformación con

otras piezas, las hace únicas la unión de los patrones y la forma central en espiral

que enmarca una acción específica en el centro.

140
Ilustración 38. Algunos diseños geométricos presentes en las cerámicas chalchihuiteñas, desde formas simples hasta
formas más complejas. En todas ellas se pueden identificar semejanzas que podrían indicar un mismo significado. Varios
de estos diseños están relacionados con las formas geométricas tanto en las cenefas como en los interiores de los
monstruos en las piezas analizadas.

141
B) La espiral
Retomando el análisis, el elemento principal de cada pieza es la espiral que

funge como un camino hacia el centro, donde se desarrolla la idea central, como

extremo de la espiral. Dentro de la amplia gama de la iconografía cerámica

chalchihuiteña se pueden identificar varias formas de espiral que pudieran tener

una relación con las espirales analizadas. Una de la ideas más parecidas a las

espirales de las piezas analizadas, son las decoraciones de ciertos platos del tipo

Amaro, uno de ellos es el tipo F, presentado por Kelley y Abbott (Ibíd.) en su

lámina 30, y otro es un plato presente en el museo comunitario Maika, en el

municipio de Poanas, Durango (ilustración 39).

Ilustración 39. Piezas de tipo Amaro con diseño de espiral central A: Pieza procedente de la colección de Federico
Schroeder (tomada y modificada de Kelley y Abbot 1971) B: Pieza procedente de Poanas, Durango.

Estos dos platos presentan una decoración interior semejante entre sí, el

plato que expuso Kelley presenta una banda con cuatro barras que dividen la orilla

en cuatro, donde se distribuye un patrón de ganchos. Al interior se vislumbra una

142
sucesión de círculos concéntricos (3 círculos) una línea de puntos y más círculos

concéntricos (3 círculos). En el centro, como figura central, se encuentra una

forma que serpentea formando ondas, pero al mismo tiempo formando una espiral.

Dicha forma termina con una cabeza de reptil, muy parecida a la del alligator

monster clásico; el otro palto presenta una decoración con un patrón de ganchos

en la orilla seguido de un conjunto de círculos concéntricos (cuatro círculos) que

comienzan con una banda o línea gruesa y finaliza con tres círculos de línea

delgada. En el centro se localiza un monstruo que serpentea formando ondas y a

su vez una espiral que termina con una cabeza aparentemente de reptil, muy

parecida a la del alligator monster (ilustración 39).

Estas dos piezas presentan un parecido más que evidente con las

analizadas, incluso comparten la presencia de un patrón en la orilla, seguido de un

conjunto de círculos concéntricos con una forma en espiral al centro rematada con

una cabeza animal. Una de las diferencias que más rápido surge a la vista es la

forma ondulada del cuerpo del monstruo que no presentan las piezas analizadas

en el capitulo pasado, además de la diferencia en la conformación del cuerpo en

espiral, ya que en ambos casos el cuerpo esta relleno y no presenta algún patrón

al interior.

Los últimos detalles me llevan a pensar que si bien estos son los dos platos

identificados que más comparten la constitución de las piezas analizadas,

presentan una diferencia importante que pudiera hacer referencia a algún otro

aspecto, es decir, el camino en espiral formado tiene sus propias características,

143
ya que, aparte de ser un camino en espiral hacia el centro, es un camino ondulado

y llano, sin patrones o dobles contornos, aunque no se debe de dejar de lado la

idea central de espiral como camino al centro que presenta, incluso, la misma

dirección, dextrógiro centrípeto, con un camino ondulado, pero menos elaborado.

Existen otras figuras centrales que si bien no comparten la idea de espiral

en el centro, si parecen tener cierta relación con la espiral en términos generales,

estas piezas son las presentadas por Kelley y Abbott en la lámina 30, las figuras

A, B, C y D (ibíd.). Que presentan, en términos generales, una sucesión de

patrones y círculos concéntricos rematados por una figura central, que en los

cuatro casos parece aludir a figuras animales (alligator monster) relacionadas con

la espiral (ilustración 40).

Ilustración 40. Platos de tipo Amaro con imágenes fantásticas


centrales (tomados y modificados de Kelley y Abbot 1971)

144
Esta asociación de animales con las espirales nos lleva a buscar más

elementos relacionados con las espirales en los diseños cerámicos. De esta

forma, podemos ver que el llamado Alligator Monster parece estar relacionado en

la gran mayoría de las ocasiones con la espiral ya que casi siempre la cola se

enrolla generando dicha forma (ilustración 41). Siguiendo la dirección de la espiral

de la cola, se pueden identificar dos grupos, los que enredan su cola de forma

dextrógira (siguiendo el frente del monstruo) y los que enredan su cola de forma

levógira, siendo en ambos casos de tipo centrifugo (ilustración 41A y 41B). En este

sentido solo se conoce un caso donde la espiral, en un primer momento es

centrifuga levógira, para convertirse después de una vuelta en dextrógira

centrípeta (ilustración 41 C1).

Un dato interesante, es que los de tipo dextrógiro que llegan a presentar

“espinas” en un costado, siempre las presentan en el lado izquierdo del

observador (ilustración 41 A1 y A2), justo de la misma manera en que las

presentan las piezas 1, 2 y 6 del análisis realizado en el capítulo anterior, mientras

que el único monstruo con espinas de tipo levógiro conocido, presenta las espinas

en ambos lados (ilustración 41 B1). Otro aspecto interesante es que en muy raras

ocasiones los monstruos presentan un collar muy parecido al de las piezas

analizadas (ilustración 41 B1).

145
Ilustración 41. Monstruos relacionados con la espiral, A: con espirales dextrógiras centrifugas, B: Con
espirales levógiras centrifugas, C: Con doble espiral, D: Con dos monstruos y espirales opuestas y E:
Con dos monstruos y una sola espiral

A pesar de esto último, existen también diseños donde dos monstros

convergen formando una espiral o en su defecto divergen formando cada uno una

espiral distinta, formando un juego de espirales y monstruos bastante interesante

(ilustración 41 D y E),. Existe todavía un caso más donde el monstruo pareciera

formar dos espirales distintas, ya que se presenta en forma de “S” recostada o

“scroll”, por lo que en un primer momento la espiral es dextrógira y posteriormente

levógira o viceversa (ilustración 41 C2).

146
Sin embargo la espiral no solo se encuentra entre las figuras fantásticas, ya

que existen algunas representaciones con aspectos humanos o de otros animales

que presentan la espiral. En este tipo de diseños, la espiral está relacionada con

una extremidad y una cabeza, por lo que si bien en la mayoría de las ocasiones

comparten el sentido dextrógiro, no comparten la idea de espiral centrípeta con las

espirales de los monstruos analizados en el capitulo pasado (ilustración 42).

Dentro de estas formas de representación, existe un diseño que no forma una

espiral como tal con su cuerpo-cola, pero sí forma una espiral con su cabello o

tocado de tipo levógira centrifuga, que tampoco coincide con el tipo de espiral de

las piezas analizadas (ilustración 42).

Ilustración 42. Relación formas humanas - espiral

Existen también formas geométricas que representan espirales en

prácticamente todos los tipos cerámicos, estas formas geométricas parecen

obedecer casi exclusivamente a la greca escalonada y a “S” recostadas o “scroll”,

ya que los extremos en muchas ocasiones forman una espiral (ilustración 43-A);

por otro lado existen otras formas geométricas que presentan una espiral y que no

están relacionadas gráficamente con la greca escalonada, estos elementos los

podemos encontrar en los tipos Otinapa y Nayar, que como dato importante,

147
corresponden con las últimas etapas de la ocupación chalchuihuiteña (ilustración

43 C).

Ilustración 43. Relación formas geométricas - espiral

148
Estas últimas parecen estar relacionadas con una forma cuadrangular o

romboidal y también presenta una relación con la greca escalonada. En el caso de

las formas espirales relacionadas con la greca escalonada, en algunas la greca se

forma con ganchos, con una forma recta, con combinaciones de grecas e incluso

existe una representación conformada por un conjunto de círculos concéntricos

que contienen grecas con espirales a lo largo de la circunferencia del último

círculo (ilustración 43 B).

Retomando las formas de espiral presentes en la cerámica, es interesante

señalar que la espiral está presente en prácticamente toda la ocupación

chalchihuiteña (de acuerdo a la cerámica), además de que no se presenta en una

única forma, debido a que se puede observar tanto en formas animales y humanas

como monstruos y formas geométricas, por lo que no es exclusiva de algún diseño

y mucho menos una idea limitada, aunque la existencia en elementos diferentes

podría indicar significados diversos. En el caso de las espirales formadas por los

cuerpos serpentinos de las piezas analizadas se puede identificar una idea

homogénea en todas las imágenes que parece exclusiva de este tipo de piezas.

Esta última idea es bastante interesante si consideramos que las otras

formas de exposición de las espirales no es la idea central, ni del diseño ni de la

pieza, lo que nos lleva a considerar a las piezas analizadas y las dos piezas del

tipo Amaro mencionadas arriba (ver Ilustración 39 página 142) como las únicas

que presentan como idea principal a la espiral en toda la cerámica chalchihuiteña,

149
de esta forma la comparación con el resto de los diseños nos acota las

posibilidades de significado mediante este análisis trascendente.

C) Monstruos
Ya se ha visto la importancia de la espiral y la recurrencia de esta en la

cerámica, sin embargo, la espiral en las piezas trabajadas siempre remiten a un

centro con una forma humana o animal. En el caso de las formas animales, que se

encuentran en las piezas 2, 3 y 4 como formas principales y en los platos 2, 5 y 6

como formas secundarias podemos identificar una configuración muy parecida a la

del considerado alligator monster.

El tipo de cabeza de este monstruo la podemos encontrar en varios tipos

cerámicos; Rodríguez Zariñán (2009) realizó una tabla de presencia de elementos

iconográficos en la cerámica, en ella coloca al alligator monster en los tipos

Gualterio, Michilia, Súchil, Mercado y Amaro para los tipos locales, mientras que lo

identifica en el tipo Vista Paint para los tipos foráneos. Sin embargo la autora

mencionada no considera todas las formas de de este tipo de cabeza como

alligator monster, ya que, como menciona, el mismo Kelley distinguió a varios de

estos diseños llamando a algunos serpiente cornuda (ibíd.).

Sin embargo aquí nos interesa la conformación de la cabeza sin

distinguir sobre las consideraciones de Kelley. Este tipo de cabeza está presente

en los tipos ya mencionados, por lo que retomando la tabla de Rodríguez,

150
podemos ver que en los tipos Michilia, Súchil y Mercado la presencia es muy

frecuente ó "MF" de acuerdo a la terminología empleada por la autora, mientras

que en el Gualterio y en el Vista Paint la presencia es ocasional (O). Sin embargo,

la autora considera que en el tipo Amaro la presencia es de tipo frecuente (F),

pero como en este apartado nos interesa únicamente la conformación de la

cabeza, podemos decir que la presencia de igual manera es muy frecuente (MF)

usando sus mismos términos (ibíd.).

Este tipo de cabeza parece conformarse por unos “cuernos”, presencia o no

de ojos, mandíbulas normalmente abiertas y dentadas, lengua bífida o ecléctica; la

presencia de estos elementos puede variar, presentando unos o con otros

ausentes, sin embargo, siempre existe una configuración de esta cabeza que la

hace muy particular. En el caso del cuerpo en general, existen algunas

configuraciones que presentan “picos” o “plumas” (como menciona Rodríguez

Zariñán) aunque en general son escasos, y como bien apunta Rodríguez (ibíd.),

cuando no existen dichos picos, existen puntos alrededor del monstruo, no

existiendo alguna imagen con ambos elementos (ilustración 44).

151
Ilustración 44. conformación de la cabeza: A1: con espacio ocular y ojos. A2: con puntos a manera de
ojos en espacio abierto. A3: con un solo punto a manera de ojo. B1: Con espacios oculares sin puntos.
B2: con espacio abierto y sin puntos a manera de ojos. B3: Con la cabeza rellena en color.

Retomando la idea de espiral en estos monstruos es necesario recalcar que

en los monstruos identificados con una espiral en sentido levógiro, solo se ha

identificado uno de ellos con picos que están presentes en ambos costados del ser

(ilustración 44 B1-2), mientras que en los monstruos asociados con una espiral

dextrógira los que presentan picos siempre los contienen en el lado izquierdo del

observador (ilustración 44 A1-1, B1-1 y B2-1). Este dato es interesan e importante

para este estudio, ya que los monstruos que presentan esta característica de

picos, los presentan únicamente en el lado izquierdo del observador y

precisamente el sentido de la espiral es dextrógiro, aunque las piezas analizadas

152
en el capítulo anterior presentan esta misma forma de picos, corresponden con

una espiral centrípeta.

Aunado a esto, podemos mencionar que, de los monstruos analizados el

capítulo anterior, tres presentan estos picos en el contorno exterior del cuerpo

serpentino que son las piezas 1, 2 y 6, y de estas solo la imagen de la pieza 6

presenta puntos, aunque en el interior de dicho contorno, estas tres imágenes

presentan todas el mismo patrón interior del cuerpo serpentino con rombos y

círculos. Contrariamente, las imágenes de las piezas 4, 5 y 7 no presentan este

tipo de picos, pero si presentan sucesiones de puntos como contorno en espiral,

cabe mencionar que de estas tres últimas imágenes, dos presentan elementos

antropomorfos y sus patrones al interior de los cuerpos son todos diferentes entre

sí y con todas las demás imágenes. En este sentido, la única imagen que no

presenta ni puntos ni picos es la correspondiente a la pieza 3.

Rodríguez Zariñán (ibíd.) ha mencionado que este tipo de cabezas

animales-reptiles parecen estar presentes en las piezas de tipo Michilia en perfil, y

cortando dos perfiles podemos obtener una cabeza en planta, por lo que las

cabezas en cuestión en este trabajo se encontrarían en planta. Estoy de acuerdo

en que las representaciones en el tipo Michilia podrían representar este mismo

tipo de cabezas en perfil, sin embargo, la composición de los elementos en los

monstruos me lleva a dudar de la consideración en planta. Esto debido a que en

los platos analizados, las formas humanas se presentan en dos perspectivas, en

perfil y de forma frontal. Las piezas 1 y 5 muestran dos formas con elementos

153
humanos de perfil, en el caso de la pieza 5 incluso los brazos se expresan de lado,

o de perfil, como si se viera al monstruo por su lado derecho, mientras que en la

pieza 1, el monstruo muestra únicamente su cabeza de perfil, ya que los brazos

están a los costados; sin embargo en la decoración de la pieza 7 podemos ver que

la cabeza se muestra de frente, con los brazos en los costados, al igual que

muchas otras representaciones de formas humanas (ilustración 45).

Ilustración 45. Cuerpos anteriores con formas antropomorfas

154
Si seguimos el procedimiento empleado por Rodríguez y partimos a la mitad

estas caras humanas de forma frontal, veremos que su composición es bastante

parecida a la forma en perfil de la pieza 1 y de otras representaciones de cabezas

humanas de perfil, esto nos puede llevar a interpretar las representaciones del

"alligator monster" o figura ecléctica en general, consideradas por Rodríguez como

una perspectiva en planta, en representaciones frontales, incluso si comparamos

las formas humanas con las formas animales frontales se puede identificar una

parecido, incluido el penacho o peinado formado por serpientes, que tiene un

aspecto muy parecido al de las mandíbulas de los monstruos (ilustración 46).

Ilustración 46. Perspectivas en la cerámica chalchihuiteña: A1 Perfil del


"Alligator Monster". A2 La forma frontal del mismo monstruo. B1 y C1, formas
en perfil en figuras antropomorfas. B2 y C2, formas frontales en figuras
humanas

155
Si seguimos estas ideas, en las piezas analizadas encontramos dos

representaciones en perfil, representadas por las piezas 1 y 5, cuatro

representaciones frontales conformadas por las piezas 2, 3, 4 y 7, y solo una de

las piezas no presenta cabeza (pieza 6). De esta manera es interesante el hecho

de que las únicas dos representaciones de perfil se corresponden con cabezas de

formas humanas.

Con toda esta información podemos ver que dicha forma de cabeza de

monstruo es bastante característica de la cerámica chalchihuiteña y presenta

pocos cambios significativos para su reconocimiento. Este mismo tipo de cabeza

aparece en el monstruo más pequeño presente únicamente en la pieza 5. Este

pequeño monstruo, si bien comparte la configuración de la cabeza, no comparte el

cuerpo con ninguna otra representación del alligator monster, u otro ser con ese

tipo de cabeza.

Solo se han identificado cinco piezas con representaciones de este

pequeño monstruo, una es en la pieza analizada numero 5, otra en un plato

presente en el Museo Nacional de Antropología, otra en un cuenco de tipo

Mercado en el museo comunitario Maika en Durango, otro en un plato descrito y

mostrado en el libro del centenario de Alta Vista (Medina y García 2010) y uno

último en un plato presente en Vicente Guerreo, Durango (ilustración 47).

156
Ilustración 47. Monstruos de tipo 2

Es interesante observar que en todas las representaciones localizadas, el

pequeño monstruo se encuentra exactamente en la misma posición, con la cabeza

en sentido levógiro en el lado derecho del observador, y con la cola o extremidad

en el lado izquierdo del mismo observador siguiendo siempre un sentido levógiro.

Esta representación es bastante escaza y su presencia en la pieza 5 es de suma

importancia, ya que junto al monstruo principal y al monstruo que surge de la

cabeza de este, conforman una triada en la decoración que no posee ninguna otra

pieza. Sobre esto, es interesante que este monstruo pequeño nunca aparece solo,

está acompañado del alligator monster, de formas humanas o de otros monstruos

idénticos.

D) Figuras antropomorfas

Como se ha descrito, y como se vio en el análisis del capítulo anterior,

existen algunas figuras con alusiones antropomorfas, en el caso del análisis se

identificaron tres de ellas con dichos elementos, que fueron las piezas 1, 5 y 7; de

157
estas tres, dos parecen presentarse de perfil (1 y 5) y una de forma frontal (7). Sin

embargo, las piezas 1 y 7 comparten ciertos elementos estilísticos (si bien se

encuentran en diferentes perspectivas) y no los comparten con la imagen de la

pieza 5.

Los tipos de representación antropomorfa que comparten las piezas 1 y 7,

presentan algún tipo de mascara o pintura en la cara que de forma oblicua cubre

la misma dejando únicamente libre la nariz, la boca y el mentón en una forma

triangular. En la imagen de la pieza 1, aunque se representa de perfil, parece

cumplir con estos elementos, empero la boca y la nariz son representadas de otra

forma debido a su perspectiva. Esta idea fue también señalada por Rodríguez

Zariñán (2009), argumentando que las representaciones de formas centrales

expuestas por Kelley (en la lámina 22) implican una perspectiva frontal.

En el texto de Nora Rodríguez (ibíd.) se discute la posibilidad de que estos

diseños representen una personificación de alligator monster, debido al parecido

entre el penacho-cuernos-astas con las mandíbulas del monstruo mencionado. En

este texto puedo mencionar que esta relación parece un poco más compleja si

consideramos la existencia de otras representaciones similares, si bien no se

presentan en una pieza completa.

Para indagar este camino es necesario identificar las diferentes formas de

este tipo de representación antropomorfa que aquí llamaré de tipo 1. Se conocen

dos formas de representación lateral o en perfil de este primer tipo de

158
representación antropomorfa, la primera es la presente en la pieza 1 del análisis

realizado, la otra la podemos encontrar en el plato de tipo Súchil presente en

Vicente Guerrero, Durango. En este objeto ya mencionado antes, se pueden

encontrar en el centro cuatro monstruos del tipo 2 (o pequeños) circundando una

especie de estrella de cuatro picos con un círculo en el centro. Alrededor de estos

cuatro monstruos se encuentran dos círculos concéntricos y posteriormente una

sucesión de 15 figuras antropomorfas de tipo 1 formadas por cuerpos rellenos en

color y una cara en perfil con una parte rellena simulando una máscara, pintura, o

(como menciona Rodríguez Zariñán para la pieza presente en el Museo Nacional

de Antropología) un antifaz. Por último en la parte periférica se localiza un

conjunto de círculos concéntricos y un patrón en el borde (ilustración 48).

Ilustración 48. Plato de tipo Súchil procedente de Vicente Guerrero, Durango.

159
Esta pieza resulta de mucha importancia, además de provocar gran

asombro por su poca frecuencia. En esta imagen las figuras antropomorfas

parecen interactuar entre sí, realizando una misma acción coordinada, que es

mantener su cuerpo en una misma forma, tanto las manos como la cabeza, que

mira hacia el frente; existe una única representación humana en esta pieza que

parece abandonar ese canon, ya que la posición de las manos es diferente a

todas las demás y la cabeza la tiene orientada hacia su espalda. También es

interesante señalar que en este plato existen tres objetos de características

propias entre las formas humanas, además de que dos de estos objetos flanquean

al personaje que difiere del canon en la posición del cuerpo (ilustración 48).

La presencia de los círculos concéntricos también ofrece información

interesante en la medida en que dos de estos separan a las formas humanas de

los pequeños monstruos (que comparados con el tamaño de las formas humanas

aquí, no son nada pequeños), que se encuentran en el fondo del plato y por ende,

de acuerdo a la forma de la pieza, debajo de las figuras antropomorfas, que

parecen realizar un circulo en sentido levógiro (ilustración 48).

Dejemos la importancia de este plato para líneas posteriores y

enfoquémonos en las representaciones humanas que ahí aparecen. Es claro que

estas cabezas humanas se encuentran en perfil, por lo que la imagen de la pieza 1

del análisis comparte este tipo de representación, salvando la distancia de diseños

y significados, además de la presencia de una vírgula del habla por un lado y

cuerpos completamente humanos por otro.

160
La otra forma de representación antropomorfa de este tipo 1, es la frontal,

que la podemos identificar sin problemas en la pieza 7 del análisis realizado; esta

forma tiene un parecido a la imagen de un ser antropomorfo presente en un plato

localizado en el Museo Nacional de Antropología, que se trata de una pieza Súchil

con división en cuadrantes, en dos de estos cuadrantes opuestos se encuentran

dos representaciones humanas bastante parecidas a la representación de la pieza

7 (ilustración 49 A1), aunque presenta algunas salvedades, como la diferencia

entre el penacho-cuernos-astas para la pieza del museo y la representación de

dos espirales a manera de cabello en la pieza 7.

Sin embargo estas no son las únicas formas de representación de formas

antropomorfas frontales de este tipo, ya que existe otro plato de tipo Súchil

presente en el museo comunitario Maika que de igual forma presenta una división

en cuadrantes y en dos de estos cuartetos opuestos existen representaciones

antropomorfas. Estas comparten la conformación de la cara con la pieza 7,

aunque en el penacho-cuernos-astas, presenta la misma forma, pero esta forma

da origen a una serpiente a cada costado de la cabeza y estas serpientes

presentan la conformación de la cabeza clásica de reptil de la que se habló en el

apartado anterior (ilustración 49 A2).

Otro elemento importante de esta pieza es que la figura antropomorfa

parecen presentar una falda con una serpiente en cada costado y ostentar unos

diseños debajo del mentón que parecen aludir a pendientes (ilustración 49 A2).

Sin embargo esta no es la única representación que presenta serpientes en el

161
tocado, ya que existen dos tiestos procedentes de Vicente Guerrero, Durango, en

los cuales se pueden apreciar figuras antropomorfas en cada tiesto, y de igual

manera presentan serpientes con la clásica cabeza de reptil a manera de tocado

(ilustración 49 A3 y A4). Aunado a esto, una de las figuras presenta en una de las

ondulaciones exteriores de cada serpiente picos (A3), mientras que la otra imagen

ostenta dos arcos con picos en las partes más altas de las ondulaciones de las

serpientes (A4), además de formas triangulares parecidas a ojos en la base del

penacho, justo encima de la cabeza antropomorfa.

Ilustración 49. Formas humanas de tipo 1, A: en forma frontal. B: en perfil. A1, A2, A3, A4 y B1, B2, B3 relacionados con la rama
Súchil y el sur de Durango. A5 Relacionado con el Valle de Guadiana

Estas formas son las que componen al tipo de representación antropomorfa

que aquí llamare de tipo 1, y en términos generales presenta espacios rellenos en

la cara que forman un triangulo que abarca la nariz, boca y mentón, y que

presenta una especie de penacho-cuernos-astas que en ocasiones se forma por

serpientes, y de acuerdo a las imágenes expuestas puede ser representada en

forma frontal o lateral (o perfil), por lo que la imagen de la pieza 1, resulta atípica,

162
ya que se presenta de perfil, pero presenta el tocado de la manera en que lo

muestran las representaciones frontales.

Existe otro tipo de representación antropomorfa que aquí llamare tipo 2,

esta difiere del canon o estilo de representación con la cara en forma rectangular

en una cara de tipo triangular, no aparentan tener collares, pero si presentan las

líneas en la cabeza a manera de penacho-cuernos-astas, e incluso una

representación de estas ostenta serpientes en este penacho (ilustración 50 A2).

Como característica, presentan un espacio al centro del torso de forma triangular o

circular que la mayoría de las veces presenta un punto al centro; de las imágenes

conocidas para este tipo, existe un diseño bastante interesante, ya que en la mano

derecha sostiene una forma en zigzag muy parecía a una serpiente y en la otra

mano un objeto circular no identificado (ilustración 50 A3).

Este tipo de representaciones también parecen ofrecer dos perspectivas, la

frontal con la cara en forma de triángulo (ilustración 50 A), y en perfil (ilustración

50 B), donde la cara tiene una forma ovalada y de igual manera presenta el

penacho-cuernos-astas. Esta forma de representación antropomorfa tiene un gran

parecido con la imagen de la pieza 5, que se presenta en posición de perfil y con

la cabeza ovalada, aunque claramente ostenta dentadura y una nariz bien

definida.

163
Ilustración 50. Formas antropomorfas de tipo 2. A: De manera frontal. B: En
perfil C: Formas con pocos rasgos antropomorfos. D: diseños incompletos

164
Por último es necesario señalar que existe otro tipo de representación que

alude a elementos antropomorfos, aunque normalmente presenta un cuerpo

serpentino o en espiral y el único elemento con rasgos antropomorfos es la cabeza

(ilustración 51), la cual siempre se representa en posición de perfil y en ocasiones

presenta una vírgula de la palabra (ilustración 51 A1, A2, A4 y A6 ), el penacho y

existe una variabilidad en cuanto al estilo de la boca y los ojos.

Ilustración 51. Diseños antropomorfos de tipo 3. A: con cuerpo serpentino alargado. B: con
cuerpo en espiral

165
Existen tres representaciones a las que no se les ha podido relacionar con

alguno de los tres tipos descritos arriba, ya que presentan una conformación

diferente tanto en la cara como en el cuerpo. El primero de estos parece

representar una forma femenina, sin penacho, el cuerpo todo relleno en color

excepto algunos espacios en blanco en la cara y parece sostener un objeto con

una forma no identificada (ilustración 52-1). El segundo de esto diseños aparece

en una de las fotos tomadas por Kelley de la colección de Schroeder, aunque no la

incluyó en su tipología, esta imagen parece presentar una cabeza en forma

triangular con penacho, pero la conformación se parece más a la del "alligator

monster", mientras que el cuerpo está formado por cinco líneas transversales que

dan un aspecto de falda, y debajo unos pies aparentemente humanos. Uno de los

elementos más extraños en este diseño son las extremidades superiores, ya que

presenta cuatro brazos acomodados en dos pares, y cada mano presenta tres

dedos (ilustración 52-2).

Ilustración 52. diseños antropomorfos únicos 1: en un plato súchil, de potrero del Calichal, Zacatecas
(tomado de Kelley y Abbott 1971) 2: en un cajete de tipo Amaro de la antigua colección Shcroeder,
Durango. 3: De un tiesto de tipo Refugio procedente de la Ferrería, Durango.

El último de estos diseños aparece en un tiesto del material obtenido por

Kelley durante sus excavaciones en la Ferrería, dicha representación parece

166
conformar el más extraño caso de forma humana en la cerámica chalchihuiteña,

ya que se compone de líneas bastante abstractas, y solo se ha podido identificar

como forma humana por que dos de estas líneas conforman piernas y en la parte

superior se distingue una forma circular que representaría la cabeza. Lo

sorprendente de este diseño es que se le puede relacionar con un personaje típico

de las culturas pueblo, además de que se ha localizado para el arte rupestre en el

estado de Durango, este personaje es el flautista llamado comúnmente Kokopeli

(ilustración 52-3).

Toda esta información nos permite ver que en los platos se encuentran

presentes figuras antropomorfas del tipo 1 en perfil (pieza1) y frontal (Pieza 7),

además de una representación de forma antropomorfa de tipo 2 en perfil (pieza 5).

De igual manera se puede identificar la presencia de la cabeza de reptil

únicamente en forma frontal en tres de las piezas analizadas (piezas 2, 3 y 4), en

dos piezas se puede observar de forma secundaria (piezas 5 y 6) y en dos piezas

no aparece la cabeza de reptil (1 y 7), estando estas dos últimas en relación con

formas antropomorfas.

También se puede observar una idea limitada en cuanto a las formas

geométricas presentes tanto en los exteriores como en los bordes y al interior de

los monstruos. Estas formas geométricas parecen estar relacionadas en su

mayoría con grecas escalonadas, ganchos con líneas diagonales y puntos, y una

combinación de líneas horizontales con verticales. Por todo esto se puede decir

que los platos analizados presentan una estructura muy particular que permite

167
diferenciarlos de la demás gama de piezas correspondientes a las cerámicas

chalchihuiteñas, siendo el carácter especial el de la espiral, y este se ve

acompañado de las diferentes formas antropomorfas, monstruosas y geométricas,

que en conjunto parecen conformar un código que además de las grafías, se

entiende en el contexto de su uso, es decir, lo que hoy entendemos como el

contexto arqueológico.

Es necesario retomar aquí la información descrita en el capítulo 1, ya que

de acuerdo con la propuesta de tipología cerámica de Kelley y Abbott (1971), el

tipo cerámico Súchil, al que corresponderían las piezas analizadas 1,2,3 y 6, se

asocia con un desarrollo más temprano (rama Súchil) que el del tipo Amaro, que

está asociado al final de la rama Súchil y el inicio de la rama Guadiana. En cuanto

a la cronología, se describieron las dos propuestas cronológicas de Kelley y las

adecuaciones de Foster y Punzo; en el caso de Kelley, primero estableció una

cronología con fechas de carbón de la rama Guadiana y la modificó cuando obtuvo

fechas de la rama Súchil procedentes de Alta Vista, dejando de lado las fechas de

la rama Guadiana.

Sin embargo, dado que quien escribe esto tuvo la oportunidad de verificar

los materiales del proyecto de José Luis Punzo en el Valle de Guadiana y los

mismos materiales de Kelley de la Ferrería y Navacoyán, sí identifico una

tendencia de la rama Guadiana a ser más temprana de lo que Kelley al final

propuso, por lo que las dos ramas, la Súchil y la Guadiana serían

contemporáneas, de esta forma la cronología aquí empleada resultaría en

168
considerar la Rama Guadiana en la fase Ayala desarrollada entre el 600 y 850

d.C., mientras que la fase Las Joyas se remontaría al lapso entre el 850 y el 1000

d.C. (Punzo 2008), por otro lado, la rama Súchil tendría un desarrollo para la fase

Vesuvio entre el 650-750 d.C., la fase Alta Vista tendría un desarrollo entre el 750

y el 850 d.C. y la fase Calichal tendría un desarrollo entre el 850 y el 950 d.C., de

acuerdo a Kelley (1985).

La consideración de la cronología de esta forma (con la corrección de

Punzo para la rama Guadiana) nos permite ver que el lapso en que se pudieron

desarrollar los platos analizados sería entre el 600 y el 950 d.C. ya que la fase

Calichal termina en el 950 d.C, y es en esa fase donde se desempeñó el tipo

Amaro para la Rama Súchil, mientras que en la rama Guadiana la fase Ayala

comienza en el 600, y es la fase donde se desarrolló el tipo Amaro, por otro lado,

la fase Alta Vista queda incluida en este lapso, ya que corrió entre el 750 y el 850

d.C. y es en esa fase donde se desempeñó el tipo Súchil9.

De esta forma es necesario señalar que las piezas 1, 2, 3, 4 y 6 proceden

de la rama Súchil, mientras que las piezas 5 y 7 de la rama Guadiana.

Relacionando esta información con los datos iconográficos se encuentran

minucias interesantes, ya que el tipo de representación antropomorfa 1 está más

asociada con la rama Súchil, pero la pieza 7 que ostenta este tipo de

9
Teniendo en cuenta que las piezas 1,2,3 y 6 son de tipo Súchil, mientras que las piezas 4,5 y 7 son de tipo
Amaro, además de que las piezas 1,2,3 y 4 proceden de Alta Vista, mientras que la pieza 6 procede del
cerrito de la Cofradía (rama Súchil), la pieza 5 del sitio del Nayar (el sitio con materiales más tempranos en la
rama Guadiana) y la pieza 6 de la Ferrería o de Navacoyán (rama Guadiana).

169
representación, fue localizada en la Ferrería o en el sitio de Navacoyán, ambos

pertenecientes a la rama Guadiana; además la pieza es de tipo Amaro, asociado

con la fase Ayala en la rama Guadiana o la fase Calichal en la Rama Súchil.

También se puede ver que las piezas analizadas con cabeza de "alligator

monster" al centro de la espiral se ubicarían únicamente para la rama Súchil,

además de la presencia de una representación antropomorfa de tipo 1 en perfil,

mientras que las pieza asociadas con la rama Guadiana solo tienen

representaciones antropomorfas.

De acuerdo a todos estos datos, es posible suponer que la elaboración de

estos platos se dio en un lapso corto de tiempo (en comparación con el tiempo que

duro la cultura en cuestión), y de acuerdo a la región donde fueron fabricadas las

piezas se detalló la decoración y hasta el tamaño de los platos, esto gracias a que

todos los paltos procedentes de Alta Vista presentan un tamaño similar, mientras

que los demás platos presentan tamaños diferentes, incluso se podría pensar en

un mismo fabricante para los platos elaborados en Alta Vista (sobre todo en las

piezas 1, 2 y 3), dado su parecido iconográfico y la forma general de la pieza.

170
2. Los datos de tipo arqueológico como información trascendental

Siguiendo con la división en el tipo de información, y con la acumulación de

datos de tipo trascendental, es necesario retomar datos arqueológicos que apoyen

la interpretación del análisis inmanente. Uno de los datos más importantes con

respecto a este tipo de información son los contextos arqueológicos en donde se

desenvolvieron las piezas. De manera lamentable, no se han podido obtener los

contextos de las piezas analizadas, sin embargo, la pieza 5, que procede de un

saqueo, cuenta con alguna información dada por la persona que dono la pieza a

un museo comunitario.

A) El contexto arqueológico

Según esta información, la pieza fue localizada con un entierro y estaba

asociada a un esqueleto, ya que se localizó sobre el cráneo. A pesar de esta

información de gran valía, no se sabe de qué tipo de inhumación se trataba, ni la

posición del plato con respecto a la cabeza. Sin embargo, la gran mayoría de los

entierros encontrados en el Valle de Guadiana se han localizado en forma

sedente (Sandoval Et. Al. s/a), e incluso en el mismo sitio del Nayar donde se

localizó el entierro de la pieza 5, se recuperó una inhumación de un bebe de

aproximadamente un año que se encontraba de forma lateral flexionada, con una

piedra verde cerca de la mandíbula que pudo estar asociada a la boca o al cuello.

Sin embargo, la posición de las extremidades inferiores podrían indicar una

posición flexionada, pero con una forma de bulto mortuorio (Punzo J.L., David

Muñiz, Et. Al. 2009).

171
El contexto de esta inhumación infantil localizada en el año 2009, podría

pensar la inhumación de la pieza 5 como un bulto mortuorio con las extremidades

inferiores flexionadas y una posición muy cercana a la sedente, de manera que si

se encontraba de esta forma solo existe una posibilidad en que el plato pudo

localizarse en la cabeza, y esta constaría del plato a manera de "sombrero" con la

parte cóncava o el interior sobre el cráneo, o sea, la parte del centro o fondo

tocaría la cabeza del personaje. Esto implicaría que las características de la

iconografía del plato se inviertan en el sentido de arriba-abajo, ya que la estructura

colocaría a la base como punta y al borde como soporte-abajo; notablemente, el

centro al interior se coinvertiría en la base, es decir, donde el plato se recarga en

la cabeza para sostenerse.

Es interesante que la existencia de un contexto arqueológico como este

realice una inversión de algunos significados tanto de las formas, como de los

diseños presentes en la pieza 5, por lo que no se puede suponer un uso y un

significado único o limitado para las siete piezas, sino que probablemente la forma

de uso permite cambiar la referencia de los diseños y la formas de este tipo de

platos para distintas ocasiones, que, en este caso, es de tipo funerario.

El hecho de que la pieza 5 en particular haya sido usada para algún fin

funerario nos remite al tamaño de las piezas en sí, ya que la pieza cinco tiene un

diámetro aproximado de 25 a 28 cm, siendo la que mayores dimensiones

presentó, seguido de las piezas 7 y 6 con 20-24 cm de diámetro

172
aproximadamente; por otro lado, las piezas 1, 2, 3 y 4 presentan un diámetro

aproximado de entre 11 y 15 centímetros. Este dato resulta bastante notable, ya

que las piezas 5 y 6 proceden de sitios del Valle de Guadiana y ambos presentan

elementos antropomorfos, la pieza 6 procede del sitio Cerrito de la Cofradía según

lo reporta Kelley (1971). Por otro lado las piezas 1, 2, 3 y 4 proceden del sitio de

Alta Vista, y además de la coincidencia con las dimensiones menores de estas

piezas, son las que presentan un mayor parecido a nivel iconográfico, es decir, las

formas centrales coinciden en las piezas 2 y 3, pero el patrón de la orilla, la

sucesión de círculos, el patrón del interior del monstruo y la distancia de la espiral

son semejantes en los platos 1 y 2, por lo que incluso podría pensarse que la

elaboración de estas dos piezas se dio por una misma persona o en un mismo

"taller" cerámico.

B) La bicromía

Si bien el color de los diseños de todos los platos analizados parecen

ostentar diversos tonos de rojo o cercanos al rojo, es interesante señalar la

bicromía persistente. La bicromía, empero, no es exclusiva de estos platos, ni de

estos tipos cerámicos (Súchil y Amaro), ya que prácticamente toda la cerámica

chalchihuiteña presenta bicromía; este último dato representa una interrogante de

bastante importancia debido a que además de ser siempre de solo dos colores,

siempre se ve relacionado el color rojo o tonalidades de este. Es decir, desde los

tipos tempranos de la rama Súchil hasta los tipos tardíos de la rama Guadiana, el

rojo se encuentra presente, incluso en tipos como el Canutillo y Michilia (y sus

173
variantes) en donde el color que acompaña al engobe negro o café se compone

de mineral rojo en polvo como relleno de espacios esgrafiados, o como el tipo

Nayar, que presenta el fondo o engobe rojo con decoración en blanco.

Este dato podría referirse a los tipos de minerales a los que este grupo

estaba familiarizado o, tal vez, a que era el único material que podían conseguir,

sin embargo, los tipos que Kelley considero como foráneos, el Pseudo Cloissoné,

los tipos al negativo A y B, y las cerámicas procedentes de la costa presentan una

idea del color bastante diferente. Este caso se da principalmente entre el Pseudo

Cloissoné y los policromos de la costa del pacífico, que presentan más de tres

colores, por lo que los grupos chalchihuiteños (evidentemente) conocían las

cerámicas con policromía, los minerales necesarios y a la gente que las fabricaba,

por lo que la permanencia de la bicromía entre las cerámicas chalchuihuiteñas

durante toda su ocupación (450-1350 aprox.) representa un dato más que

interesante.

La importancia del color rojo no se limita únicamente a las cerámicas, ya

que se han encontrado varios elementos arqueológicos que parecen apuntar a

esta importancia. Uno de estos datos es la presencia en varios contextos de

piedras pulidas de color rojo o con pigmento rojo; se han localizado en sitios como

la Ferrería, donde una de estas piedras fue reportada por Arturo Guevara (2003) y

se localizaba debajo de la cabeza de un entierro que se encontraba a la entrada (o

salida) de una estructura circular. También el equipo del PIACOD, localizó restos

de rocas de color rojo durante las excavaciones en la Ferrería del año 2011(Ibíd.),

174
aunque se localizaron en rellenos. Incluso en la misma Ferrería se localizó un piso

de barro cocido con pigmentación roja que Arturo Guevara registra como ocre,

aunque estos restos se cubrieron para su protección(ibíd.).

En el sitio del Nayar, en el municipio de Durango, el PIACOD recuperó en el

centro del patio de la estructura principal (en un área aledaña a donde se localizó

el entierro del menor antes citado) se encontraron dos piedras muy bien pulidas de

color rojo, acomodadas de manera que una se superponía a la otra y estas se

encontraban en línea recta a la entrada del cuarto sur (Punzo et al.: 2009). Así,

estas dos piedras pulidas se localizaban en la estructura principal, en el patio y al

centro, de un sitio como el Nayar, donde se han localizado los materiales más

tempranos del Valle de Guadiana.

La importancia del rojo y la bicromía parece romperse en algunas

esculturas, ya que en una escultura presente en el sitio de Alta Vista se observa

decoración en la cara de un personaje con diversos colores, como negro, blanco y

verde, sobre el fondo de la piedra que parece ser rojo; esto acentúa la idea de que

los grupos chalchihuiteños conocían la existencia de otros pigmentos, además de

que los usaban con distintas funciones, pero no así en la cerámica 10.

10
Idea que podría servir como hilo de investigación para realizar estudios de procedencia de tiestos de tipos
policromos como los de la costa y el pseudo cloissone.

175
C) Las formas antropomorfas

Este último comentario nos remite también a las esculturas antropomorfas,

que son de suma importancia para este trabajo, ya que algunas de estas

esculturas presentas semejanzas con los diseños iconográficos antropomorfos. Se

han localizado dos esculturas procedentes de Alta Vista y dos del sitio del Nayar,

en los dos primeros se trata de una escultura con pigmentos que presenta una

cara pintada con dos líneas en diagonal situadas en las mejillas que corren hacia

el tabique de la nariz y se cortan con otra línea horizontal que se encuentra debajo

de los ojos y es de color verde. La otra escultura presente en Alta Vista la reporta

Rodríguez y la describe con senos y líneas oblicuas en las mejillas (2009).

En el caso de las figurillas del Nayar, se trata de dos especies de tablillas

con esgrafiados que forman los rasgos antropomorfos y sus elementos. En la cara,

ambas esculturas presentan líneas diagonales sobre las mejillas que se cortan

cerca de los ojos por otra línea, esta horizontal, que corre de lado a lado de la

cara. Estas esculturas resultan interesantes en la medida en que presentan las

líneas diagonales sobre las mejillas, ya que presentan una semejanza importante

con los diseños presentes en las caras de representación iconográfica

antropomorfa del tipo 1 expuestas más arriba en este texto (ver Ilustración 49,

162).

La presencia de estos elementos en las esculturas me permite suponer que

no se trata de elementos exclusivos de la iconografía cerámica, sino que se puede

tratar de representaciones de elementos que pudieron existir en el pasado, como

176
una pintura facial, una máscara o un antifaz; lo que nos permite suponer que en

las piezas analizadas 1 y 7 se está haciendo alusión a elementos físicos en los

rostros antropomorfos de los monstruos, haciendo énfasis en que se encuentran

en el centro, lugar principal de todas las piezas analizadas. Existe otra escultura

con elementos un tanto diferentes en el Museo Regional de Durango, esta

escultura se compone de una cabeza con volumen más grande que las figurillas

planas arriba descritas, sin embargo en la cara también presenta líneas sobre las

mejillas de manera diagonal (foto 1).

Fotografía 1 Figurillas con diseños en la cara: 1 y 2 Museo Comunitario Tepeyolotl, 3


Museo Regional de Durango Fotografías: PIACOD

D) El arte rupestre

Otro aspecto arqueológico importante que sirve para realizar algunas

interpretaciones sobre las piezas analizadas, es la información del arte rupestre.

No se tocará este tema a fondo, sin embargo, existe un sitio de arte rupestre que

resulta de suma importancia. El sitio en cuestión presenta varios paneles con

elementos antropomorfos, zoomorfos abstractos y fantásticos; existe un diseño en

177
particular que nos permite aunar los diseños con los trazos de la iconografía

chalchihuiteña. Este elemento es una especie de zigzag que presenta una forma

en "c" con ángulos de noventa grados formando un tridente con uno de los

extremos de la línea en zigzag y dos puntos en los dos espacios del tridente (foto

2).

Fotografía 2 Grabados sobre piedra en el sitio de Las Latas, Durango. Fotografía: PIACOD

Esta figura ostenta un parecido increíble con las figuras del alligator

monster presentes en la cerámica de tipo Refugio y Nevería y sobre todo con uno

de estos diseños (ver Ilustración 44 A2-5 pág. 152 e ilustración 53). Este dato nos

permite asociar las imágenes del alligator monster con elementos acuáticos, ya

que los paneles del sitio de Las Latas donde se encuentra el diseño descrito, se

encuentran justo en el lecho de un rio, el cual, en la época de lluvias, al crecer

toca las paredes de los paneles, lo que incluso está provocando la fragmentación

de los paneles. Gracias a esta información podemos referir, como se dijo, a las

178
formas del alligator monster con elementos acuáticos y, además, a las piezas

analizadas 2, 3, 4, 5 y 6 que presentan la cabeza de reptil, con este tipo de

naturalezas acuáticas.

Ilustración 53. El "Alligator Monster" presente en la cerámica Refugio (B), y los diseños del sitio
de arte rupestre Las Latas (A). La comparación permite identificar un gran parecido y una posible
relación entre los diseños de la grafica rupestre y los diseños cerámicos

E) La arquitectura

Empero de este dato, existen más elementos que nos remiten al mundo

real, uno de los más significativos e importantes es el del patio hundido de la

pirámide de la Ferrería. Este patio presenta una forma cuadrangular con una

entrada a cada lado; en la entrada este se han registrado mediciones sobre

algunos elementos astronómicos como los solsticios y el equinoccio. La esquina

sur de este acceso este, se alinea con la salida del sol en los equinoccios y en el

atardecer con la esquina sur del acceso oeste. Por otro lado, la esquina norte del

acceso este, se alinea con la salida del sol en el solsticio de verano, mientras que

su atardecer parece coincidir con la esquina noroeste del patio hundido. Por último

el solsticio de invierno se corresponde con la esquina sureste del patio hundido

(Punzo en prensa).

179
Mapa 1 La pirámide de la Ferrería y su relación con los solsticios y los
equinoccios (Dibujo: PIACOD)

Esta alineación de las entradas del patio hundido pudo permitir la

observación de los astros con su relación a los ciclos agrícolas y posiblemente

rituales (Ibíd.). Esta información nos permite trazar una "equis" sobre el patio

hundido que podría ser la misma idea reflejada en los paltos Súchil y Amaro con

división en cuadrantes, además de que los movimientos del sol, tanto este-oeste y

norte-sur, resultan de suma importancia para el cálculo de la llegada de las lluvias,

la siembra y la cosecha; incluso podríamos pensar que el mismo sol construye la

estructura misma del patio hundido, si bien este se encuentra desviado del norte.

180
Aunados a esta información, se encuentran los registros del PIACOD sobre

las excavaciones realizadas durante la temporada 2011. Durante estas

excavaciones se realizó una excavación en la estructura presente al oeste del

patio hundido y se localizaron algunos elementos de suma importancia como un

fogón y restos humanos (Punzo et. Al. 2011). La importancia de los restos

humanos radica en que uno de estos entierros se localizó hacia el norte del área

de excavación y se conformó de un entierro secundario colocado de forma ventral

(algo atípico para la zona) y alineado con la esquina del acceso oeste del patio

hundido, por lo que en los atardeceres de los equinoccios, el sol, además de

alinearse con esta esquina, pasa por la línea imaginaria dibujada por el esqueleto,

que, empero, presentó la cabeza hacia el oriente (ilustración 54).

Ilustración 54. Relación de los solsticios y equinoccios con el patio hundido, el entierro y el
fogón Dibujo: PIACOD

181
En el otro extremo se localizaron restos óseos que no presentaron ninguna

estructura anatómica, por lo que se infirió también como un entierro secundario,

además de que los hueso localizados fueron muy pocos y con gran deterioro. Sin

embargo se puede inferir que en este extremo también existió un entierro similar al

anterior que posiblemente se alineaba con el atardecer en el solsticio de invierno

(Punzo et. Al.2011).

En el medio de estos dos elementos, se localizó un fogón de tierra batida

con un diseño en el fondo que no se distinguió claramente, pero parecía

representar elementos solares (círculo con líneas). Esta ultima inferencia resulta

más viable al relacionarla con las observaciones del sol, ya que el fogón podría

quedar en medio de las líneas formadas por los atardeceres de los equinoccios y

el solsticio de invierno, en fechas aproximadas a inicios de Febrero y Noviembre,

fechas que resultan de poca importancia, solo en Noviembre podría asociarse con

la cosecha o el inicio del proceso de secado del maíz.

F) Las asas de canasta

Esta referencia al movimiento del sol y sus elementos asociados en la

pirámide de la Ferrería nos remite de nueva cuenta a la cerámica. Los tipos

Refugio, Nevería y Otinapa presentan asas de canasta en cajetes trípodes, siendo

los únicos con este tipo de elaboración; lo interesante de estas asas de canasta es

que presentan diseños a lo largo de su superficie que aluden a elementos solares,

estos normalmente se conforman de cruces, cruces con un circulo en el medio,

182
círculos con líneas a lo largo del contorno, grecas y aves con centros circulares.

Estos diseños han sido interpretados como el trayecto del sol del este al oeste

como proceso de cada día, además de que podría aludir a un paso del sol a otro

plano, dado que en ocasiones las aves al pasar de un lado a otro en los diseños,

se encuentran de cabeza (Kelley 1971, Medina y García 2010).

Ilustración 55. Lamina 34 de Kelley y Abbott 1971. Diversidad de diseños


en las asas de canasta

183
Fotografía 3 Piezas con asa de canasta. Foto: Archivo fotográfico de Charles Kelley - INAH DURANGO

Fotografía 4 Pieza con asa de canasta en contexto. Foto - PIACOD

184
La concepción de estos diseños como hipótesis del sol y su significado

parecen validarse gracias a las excavaciones en la Ferrería, ya que durante la

temporada 2011 se localizaron dos piezas cerámicas en un mismo contexto; una

de estas piezas se trataba de un cajete de asa de canasta del tipo Nevería que se

encontraba encima de otro cajete del mismo tipo sin asa de canasta (foto 4). Lo

interesante con respecto al asa de canasta, es que esta se encontraba orientada

de este a oeste y de igual forma presentaba diseños con alusiones solares, lo que

apoya la idea de que estas asas están representando el trayecto del sol del oriente

a poniente, además, aunando esto a la información del patio hundido, es fácil

identificar una importancia del sol tanto para los rituales agrícolas como

simbólicos, ya que la presencia del fogón y del entierro, y sus relaciones con los

atardeceres, permiten suponer al oeste como el lugar donde el sol descansa o

muere para salir de nueva cuenta por el oriente.

185
3. Los datos etnográficos como información de tipo trascendental

Otra manera para interpretar las imágenes estudiadas es mediante un

acercamiento con las tradiciones de los grupos presentes en la sierra madre

occidental. Ya se han elaborado algunos trabajos que indagan sobre estos

mismos grupos y los datos arqueológicos, el trabajo más amplio y con una base

teórica apara realizar esta comparación es el de Nora Rodríguez (2009), en este

trabajo la autora expone las razones del porque una analogía etnoarqueológica

resulta viable, sin embargo, el trabajo mencionado se basa únicamente en la

analogía de los datos arqueológicos chalchihuiteños con la cultura wixarika o

huichola (ibíd.). Para este apartado acepto la comparación etnoarqueológica como

válida, sin embargo, la comparación se puede ampliar a otro grupos, como los

coras, tepehuanos y otros grupos que viven o vivieron en la sierra madre

occidental.

Siguiendo con la separación del tipo de información, estos datos

etnográficos se ubican en el campo de la trascendencia, ya que no le son

inmanentes a las piezas estudiadas, aunque esto no impide que la información

trascendente que nos ofrecen estos datos sea de suma importancia. De esta

forma los datos etnográficos nos sirven como apoyo para construir una base

interpretativa trascendental más amplia y con una mayor diversidad de

interpretaciones. Por ello, se retoman los datos importantes obtenidos en el

análisis para partir en la búsqueda de información etnográfica, siendo el más

186
importante el de la concepción de la espiral, los círculos concéntricos y las

costumbres funerarias.

A) La espiral

Uno de los datos que resultan más interesantes entre los grupos de la sierra

madre a la luz de la información inmanente obtenida en el análisis, es la

concepción de la espiral, la cual pareciera presentar una importancia más grande

de lo que en un principio aparenta. Entre varias asociaciones de las formas

espirales entre estos grupos, la más importante es la relación que se lleva a cabo

con las serpientes. Carl Lumholtz mencionó que entre los huicholes existe una

predilección por identificar formas serpentinas en una gran diversidad de objetos:

Lo más patente en el mundo, á su parecer, es la predominancia de las serpientes.

{…} Como es el único animal que camina sin piernas y nada sin aletas, créenla

particularmente ladina. Ven, además, su habilidad en las hermosas señales de su

dorso. Cuando una huichola quiere tejer ó bordar algo, su marido le coge una gran

culebra, la sujeta por el cuello con un palo hendido, y la alza en alto mientras la

mujer golpea, de arriba abajo, toda la espalda del reptil con una mano que luego se

pasa por sobre la cara y los ojos á efecto de adquirir aptitud para hacer un bonito

dechado. Asimismo, como en tiempos antiguos, juzgan á las serpientes

guardadoras de tesoros, y dejan sus campos bajo la custodia de ellas. El mar, que,

según los huicholes, está rodeando al mundo, es considerado por su movimiento

ondulatorio la mayor de todas las serpientes, la gran devoradora, y le atribuyen dos

cabezas. El sol se sumerge al pasar sobre sus abiertas fauces cuando el día se

187
hunde en la noche y las tinieblas cubren la tierra, y con el sol desaparecen los seres

humanos que la misma serpiente devora. En el cielo, en el viento que barre la

yerba, en las agitadas olas del mar, en la sinuosa corriente de los ríos, en el

zigzagueo de los relámpagos, en la caída de la lluvia, en el fuego, el humo y las

nubes,en una palabra, en todos los fenómenos naturales, aun en las veredas que

se alejan serpenteando y las procesiones religiosas, miran los huicholes serpientes.

El maíz, tanto la planta como las mazorcas; el arco debido á su elástica reacción; la

penetrante flecha; los guajes para el tabaco,- todo lo consideran serpiente. Puede

agregarse que ven serpientes en sus propios y flotantes cabellos, en uno de los

órganos del cuerpo, en las fajas con que se ciñen, en las cintas que les cuelgan de

la cabeza y de los morrales, en sus pulseras para los brazos y los tobillos, y en las

cuerdas y cordeles que trenzan para todos los usos posibles (Lumholtz 1945,

Tomo II: 188-189)

Esta cita resulta interesante al ver que el término usado para serpiente

entre los huicholes es “ku” y que se usa en distintos vocablos relacionados con el

agua y las formas serpentinas o enroscadas (Faba 2001, 2004). De esta forma

agua es “ha” y nube es “hai” términos que nos remiten a algunos datos

mitológicos y, como se verá un poco más adelante, existe una concepción de

serpiente de nubes denominada “haiku”. De igual manera, Preuss menciona un

rito donde un ceñidor es usado como representación de la serpiente del oeste y se

escenifica su matanza (Preuss 1998d [1907]). Aunque Preuss no especifica de

que grupo se trata, por mencionar a Hatzikan, podríamos suponer que se trata de

188
los coras; sobre esto también indica que el termino general para las serpientes es

kúuku, que guarda un gran parecido con el wixarica ku (Ibíd.).

De acuerdo a algunos autores, entre los coras (Preuss 1998d [1907],

1998e [1910]; Neuraht 2002; Ramírez 2003), huicholes (Lumholtz 1986; Neurath

2002) y tepehuanes (Reyes 2006), en el occidente vive una serpiente que rodea al

mundo11 y esta está relacionada con el agua del mar, las nubes, la época de

lluvias y el inframundo entre otras asociaciones. Para algunos de estos grupos

esta serpiente ingiere al sol al caer la noche para así comenzar el recorrido del

astro diurno por el inframundo y enfrentarse a la presencia de los seres acuáticos

de la noche (Neurath s/a).

En el trabajo de Robert Zinng sobre la mitología de los huicholes (1998) se

expuso un mito donde el personaje central es el “haiku”12. Estos seres son

serpientes nacidas a las orillas del mar que conforme se desarrollaron pudieron

tomar la forma de hombres y de acuerdo al mito, regresar a su forma serpentina a

su gusto. En el relato ofrecido por Zinng, uno de estos haiku seduce a una mujer

huichola, cerca de un manantial, y después en la casa de la propia mujer wixarika,

que era casada. El marido empieza a sospechar y lleva a cabo una suerte de

11
De acuerdo a Preuss existen otro tipo de deidades del agua entre los coras, los Txákan, que pueden
causarle daño al lucero, ya que según el mismo Preuss, equivalen a la gran serpiente de agua que vive tanto
en el oriente como en el poniente (Preuss 1998b [1906]).
12
Zingg, en otro mito, indica que las haiku, son hijas de Na’aliwaemi, diosa de la lluvia (Zingg 1998).Ángel
Aedo menciona a la haiku como un grupo de serpientes pertenecientes al surponiente de naturaleza
acuática y asociadas a la noche; a estas las relaciona con la familia boidae y en el gran nayar estos ofidios
habitan ambientes húmedos, no poseen crótalos y entre la gente son estimadas como animales silenciosos y
mansos, de igual manera expone que el bagre (mutsi) es considerado como una clase de serpiente haiku y
este pez es relacionado con Tatei Utuanaka, que es considerada la deidad de las serpientes de agua o
haikulixi (Aedo 2001).

189
ayunos sugeridos por el padre sol, para poder soñar quien era el responsable de

la infidelidad, siendo el principal ayuno el del agua. Una vez que el hombre huichol

sabe la verdad, acude a su casa acompañado de otros huicholes y encuentra al

haiku en una olla en la que se escondía en forma de serpiente. El huichol rompe la

olla y el haiku surge rodando y huye hacia el rio, no sin antes recibir varias flechas

y machetazos de los huicholes. El huichol engañado mata a su mujer debido a que

esta dio a luz un hijo del haiku y este último muere en las profundidades del mar,

por lo que sus familiares haiku provocan una inundación y posteriormente una

sequía. Como resultado de todo esto, los descendientes de la unión entre el haiku

y la mujer wixarika tienen la capacidad de ser curanderos y cantores y a su vez

son bendecidos por el sol13 (Ibíd.).

Este mito ilustra claramente la relación entre las serpientes y los cuerpos de

agua de los cuales el principal es el mar 14. De esta forma la espiral se relaciona

con la serpiente debido en parte a su capacidad de enroscarse y de acuerdo a las

creencias huicholas, una serpiente enroscada representa a aquellas serpientes

que no acompañaron al sol cuando este emergió, siendo símbolo del mundo

occidental, o inframundo, relacionados ambos con el agua (Lumholtz 1945, Tomo

2).

13
En muchos otros mitos registrados por Zingg existen relaciones entre algunas deidades y una
transformación en serpientes y estas a su vez con nubes, la lluvia, los rayos y otros elementos relacionados
con la época obscura o de lluvias (Zingg 1998)
14
En un mito recopilado por Zingg que trata sobre la diosa de la lluvia se habla de cinco serpientes de agua
que descienden hacia la tierra desde las nubes, pero dado que estaban tan enredadas entre si no podía dejar
de llover (Zingg 1998); esta referencia hace una clara relación “enredado-lluvia” “desenredado-no lluvia”,
que nos remite directamente a la espiral con la lluvia.

190
Existe otra relación interesante entre los grupos de la sierra y las serpientes

señalada por Alberto Santoscoy, este autor indica que existe la posibilidad de que

el termino cora haga referencia al término “coro” que se refiere a un tipo específico

de serpiente que vive en la sierra que no es venenosa (Santoscoy 1889). Sobre

esto mismo señala que el mismo García Icazbalceta en la jornada de Nuño de

Guzmán menciona que entre los pueblos conquistados por este español se

guardaban serpientes no venenosas en las casas (Ibíd.). De acuerdo al texto:

Y en muchas casas de las desta tierra tienen muchas culebras mansas, é

tienenlas en una parte de lo más obscuro de la casa en un rincón, y están

revueltas unas con otras hechas un montón, que había montón dellas bien

grande; y como estaban hechas una bola redonda, y sacaba una la cabeza por

arriba, y otra por abajo, y otra por en medio, era cosa muy espantosa, porque son

gruesas como el brazo, y abrían la boca; las cuales no hacían mal ninguno, antes

las toman los indios en las manos y las comen. A estas decían que tenían en

figura del demonio que adoraban, é les hacían mucha honra, y les daban de

comer (Icazbalceta 1866: 290, Apud. Santoscoy 1889: 34)

Además de esta cita, Santoscoy refiere la existencia de una especie de

Nahualismo por la cual se bautizaba a los niños dándoles un animal protector en el

cual se podían transformar por ser este su nahual. Sobre estos nahuales

Santoscoy se apoya en el texto del padre Arlegui, el cual narra cómo los grupos

serranos realizaban distintos rituales en los ríos y manantiales ofrendando

algunas cosas a dichos personajes, ya que estos podrían provocarles daño, pero

191
aparte de las ofrendas a estas “deidades” de los ríos y manantiales, se realizaban

los mismos actos con las serpientes caseras, mismas a las cuales no se permitía

causarles daño, ya que los nahuales de estas podrían transformarse en una de

ellas y provocar un castigo (Santoscoy 1889)

Otro elemento relacionado con las espirales son los bailes de mitote, en

ellos los grupos de la sierra parecen evocar movimientos serpentinos; según

Reyes el baile de mitote entre los tepehuanes se hace representando el

movimiento de serpientes, además de que dicho accionar alude a la gran

serpiente de occidente (Reyes 2006). Maira Ramírez, menciona que entre los

coras, en la danza de los “urraqueros”, existen algunos pasos que se hacen tanto

en sentido levógiro como en sentido dextrógiro y algunas de estas danzas son en

forma espiral, a su vez comenta que varios de estos movimientos hacen referencia

a los remolinos, los torbellinos y los huracanes, los cuales están relacionados con

las lluvias y los rayos (Ramírez 2003).

Johannes Neurath señala que para los huicholes durante la danza del

peyote, los danzantes dirigidos por el líder forman una serpiente haiku o serpiente

de nubes al bailar y también simbolizan a Tatei Nia’ ariwame, diosa madre de la

lluvia del oriente, además, durante la danza, el puntero sostiene una vara azul que

de igual manera representa a la haiku; durante esta coreografía la serpiente visita

los cuatro puntos cardinales con el fin de “limpiarlos” (Neurath 2001b, 2002).

Sobre esto también comenta que los peyoteros se transforman en una

representación física de la haiku o de Tatei Nia’ ariwame, y unas semanas

192
después en la danza de la cosecha aparecen cinco desdoblamientos de la misma

diosa de la lluvia denominadas Tateiteime Nia’ariwamete, pero estas son

representadas por danzantes que no son peyoteros (Ibíd., Gutiérrez 2002).

Ingrid Geist también describe esta danza y menciona que los danzantes

forman una gran serpiente, pero en su descripción asigna la vara del puntero con

Nakawe, también indica que para los huicholes estos movimientos implican la idea

de enredar y desenredar; de igual forma esta autora menciona que durante esta

misma danza se dan distintas formas en remolino que aluden al quincunce o

“tsikiri” (Geist 2005). De esta forma existe también una relación importante entre

las danzas realizadas en la sierra madre que se remiten en un primer momento a

la serpiente pero de igual forma a la espiral como forma de la misma serpiente,

además de que las danzas también rememoran la creación del mundo y a su vez,

al recrear esa acción, recrean al mundo mismo.

Sobre la creación del mundo es necesario mencionar la conformación del

mismo como lo que Lumholtz llamó “ojo de dios”; este elemento normalmente

consta de cinco puntos importantes, que son los cuatro puntos o direcciones

cardinales y el centro, aunque Lumholzt lo reporte con distintas formas entre los

tarahumaras, tepehuanes y huicholes (Lumholtz 1945, 1986). Regresando a los

mitos, entre los coras la conformación del mundo se dio gracias a la diosa madre

Ta-náàna, la cual prestó sus cabellos para que los dioses pudieran ascender del

inframundo y posteriormente estos cabellos se ataron a dos flechas atravesadas

de manera que se obtuvieron cuatro direcciones y el centro, o cruce de las flechas,

193
como último paso los dioses bailaron encima de los cabellos para dar forma a la

superficie terrestre (Neurath 2002, Preuss 1998b [1906],1998f [1913])

En este mito parece no distinguirse la relación entre la espiral y la

conformación del mundo, pero apoyándonos en la mitología wixarica podemos

identificar la relación, ya que entre estos huicholes el mundo se divide de igual

forma en cinco rumbos (o seis si se cuenta el centro como cenit y nadir); por ello

cuando Nakawe propició un diluvio, y solo salvó a Watakame junto a una perrita

negra, se subieron a una embarcación que visitó los cinco rumbos del mundo,

primero salió del oeste o Haramara para pasar hacia el sur o Xapiwiyeme, de

donde se dirigieron hacia el este o Wirikuta, pasando posteriormente al norte o

Hauxamanaka, donde se quedó la barca, y de ahí se dirigieron al centro. Este

peregrinaje enmarca un movimiento espiral levógiro procedente del poniente, de

donde surgió la lluvia (Miranda 2002, 2006), por este motivo, Miranda menciona

que los peregrinajes de los huicholes de Durango deben ser en el mismo sentido

al igual que las danzas de mitote, con el fin de recrear el recorrido realizado por

Nakawe y Watakame (ibíd.).

Arturo Gutiérrez menciona la relación existente entre el número cinco

relacionado con los rumbos del universo y las ofrendas de los peregrinajes, sobre

esto nos indica que el número cinco en la geografía ritual tiene una gran

importancia entre los huicholes debido precisamente a las cinco direcciones

geográficas (Gutiérrez 2002). Sobre las ofrendas el autor menciona que los

huicholes aseguran que deben visitar los rumbos y dejar ofrendas ya que esto

194
recrea el movimiento de Tawewiekame, el sol, que surgió del cerro quemado y

brinco desde Tea’akata en el centro hacia Xapawiyeme en el sur, luego a

Haramara en el poniente, posteriormente a Hauxamanaka en el norte para concluir

en Wirikuta en el oriente y con este movimiento el sol formo un tsikuri, dividiendo

el cielo de la tierra (Ibíd.).

De acuerdo a esta narración, Tawewiekame recorrió los cinco puntos

cardinales dando saltos en forma espiral, aunque a diferencia del recorrido de

Nakawe y Watakame, Tawewiekame recorrió del centro a la periferia (centrifugo)

en sentido dextrógiro, mientras que Nakawe y Watakame lo hicieron de la periferia

hacia el centro (centrípeto) en sentido levógiro. Así, tenemos dos formas distintas

de espirales creadoras totalmente opuestas tanto en dirección (dextrógiro vs

levógiro) como en su origen (centrípeto vs centrifugo). Cabe mencionar aquí, que

en la espiral de Tawewiekame donde se crea el mundo como un tzikuri, se parte

del centro y se termina en wirikuta o en el oriente y por el contrario en la espiral de

Nakawe y Watakame, la espiral comienza en Haramara o en el poniente, lugar

opuesto a Wirikuta, y termina en el centro, además la espiral de Tawewiekame

crea un mundo, mientras que la espiral de Nakawe y Watakame representa la

destrucción del mundo por inundación y su posterior reconstrucción (ilustración

56).

195
Ilustración 56. Espirales formadas por los recorridos de los dioses

En términos generales el número cinco está presente en la "ideología

serrana" posiblemente como representante de esta geografía ritual. Ya Ari

Rajsbaum (1993) y Mariana Fresan (2002) señalaron la importancia del número

cinco entre los wixaritari, ya que se encuentra presente tanto en los mitos, como

en los mitotes, algunos rituales de curación y en casi cualquier cosa imaginable y

se relaciona con la organización espacio temporal, sin embargo, la importancia del

cinco se da también entre los coras y tepehuanes, además existen evidencias

para pensar que se dio entre los acaxees y xiximes (González Rodríguez 1993;

Punzo en preparación). Entre los coras la concepción del mundo como ya se dijo,

de igual manera se da en cinco direcciones, además de que en los relatos míticos

se hace referencia a estos cinco rumbos y a procesos que deben durar cinco días,

cinco meses, dar cinco vueltas etcétera, además del “ojo de dios” (Lumholtz 1945

Tomo I; Preuss 1998b [1906], 1998e [1910]; Dahlgren 1994; Guzmán 2002), y

entre los Tepehuanes se da también la relación del cinco en los relatos y de igual

196
manera en los mitotes y el “ojo de dios” (Reyes 2006; Rangel 2008; Lumholtz

1945 Tomo 1)

Esta concepción compartida por estos grupos parece obedecer a, como ya

se mencionó, la división del mundo en cinco rumbos y, retomando la formación del

mundo entre los coras y los huicholes en forma de espiral, es inevitable la relación

entre el cinco y la espiral, ya que los recorridos de Nakawe y Tawewiekame deben

de formar una espiral que pasa por cinco rumbos para crear. Esta relación se

puede identificar si vemos la forma de elaboración de un “ojo de dios” o tzikuri

clásico entre los huicholes, ya que este se conforma de dos astiles o palos

cruzados perpendicularmente para formar una cruz y posteriormente se enredan

los hilos de algodón en el centro para pasarlos a cada extremo de la cruz formada,

de manera que los hilos se atan en forma de espiral hasta donde se decida

terminar.

La forma descrita de elaborar el ojo es claramente una forma más de

elaborar una espiral que hace referencia a la formación del mundo 15, que

inevitablemente va del centro a la periferia, es decir, elaborar un ojo es realizar

una espiral centrifuga. De esta manera el cinco se ve relacionado con la espiral en

objetos rituales que no obstante hacen referencia a la misma creación del mundo,

aunque tengan diversos usos (Gutiérrez 2002). Sobre esto Neurath menciona que

entre los grupos de la sierra, el elaborar un ojo de dios y bailar el mitote significa

15
La forma del ojo en muchas ocasiones es romboidal, lo que resulta interesante debido a que Lumholtz
registra el significado de formas romboidales circulares o hasta circulares al centro de formas humanas y
animales como representación del corazón (Lumholtz 1986).

197
recrear el mundo con la estructura en cinco y a su vez esta visión se ve

influenciada por la identificación de un arriba-abajo y un izquierda-derecha, puntos

que están relacionados con los puntos solsticiales, por lo que el sol “teje” una

estructura en cinco al momento de su desplazamiento oriente poniente y norte sur

(Neurath 2002).

Si ahondamos un poco en esta idea y se grafica esta concepción

obtendremos una estructura más en “tache” o equis que en “cruz”, pero se

mantiene la estructura de cuatro rumbos y un centro, además de que la suma de

los dos movimientos del sol, este-oeste y sur-norte, conforman un movimiento en

espiral que cambia de dirección cada que se toca un punto solsticial (ilustración

57).

Ilustración 57. Recorrido anual del sol y la estructura en equis

198
Este movimiento del sol podría indicar la reelaboración del mundo

mediante líneas imaginarias por las que el sol transita (solsticios y equinoccios)

que podrían corresponderse con los hilos que se usan en el ojo de dios.

Esta última idea resulta de gran relevancia, ya que el uso de hilos para la

fabricación del ojo de dios nos remite a la ya mencionada formación del mundo

para los coras, donde la diosa madre Ta-náàna extiende sus cabellos para que

sus hijos suban del inframundo y posteriormente los ata a dos flechas cruzadas

para que sus hijos bailen encima de los cabellos 16 y extiendan el mundo (Preuss

1998b [1906], 1998e [1910];Guzmán 2002). De forma similar, en un mito recogido

por Zingg sobre el nacimiento del abuelo fuego, se dice que al nacer el fuego, este

quemo todo y Nakawe, la abuela crecimiento, aflojó la red de su cabello para

inundar la tierra con lluvia que cayó durante cinco días y cinco noches, acción que

permitió conquistar al fuego (Zingg 1998).

Así, es fácil identificar otra referencia a la espiral en la concepción de los

cabellos; como ya se mencionó, Lumholtz (1945 Tomo 2) indica que los cabellos

entre los wixarikas semejan a las serpientes, en este mismo texto Lumholtz

menciona que los hechiceros de los huicholes pueden realizar daños mágicos con

16
Respecto a esto es interesante que, según Barbro Dahlgren, los españoles se dieron cuenta de que los
coras tenían en gran aprecio el cabello, de manera que si a un hombre le cortaban la melena este era el
peor castigo, además de que muchos rebeldes preferían rendirse a los españoles con el único objetivo de
que no les cortaran el cabello (Dahlgren 1994); Ortega menciona que después de consumar un matrimonio
las mujeres se cortaban el cabello, de la misma manera en que lo hacían los deudos inmediatos de un
fallecido, como señal de luto y de pesar (Ortega 1944 [1754]).

199
la obtención de cabellos de la persona perjudicada, también que el pelo de la cola

de venado funge como representante de nubes en algunas ocasiones (Ibíd.), en

otro texto menciona que a los niños se les corta el cabello a partir de los dos años

una vez cada año y este se deposita en la casa de dios con el fin de favorecer el

crecimiento del cabello (Lumholtz 1986).

En un mito obtenido por Preuss (1998d [1907]) también se hace referencia

al cabello, ya que un hombre que busca maíz es engañado y le cortan la cabellera,

rapándolo, por lo que el hombre se quedaría sin maíz, de forma interesante,

Preuss relaciona este hecho con la pérdida del pelo de maíz (kupaixa) el cual es

importante para su conservación, además de que este se usa en algunos rituales

(Ibíd.). Sin embargo, las alusiones al cabello no terminan ahí, Neurath al hablar

sobre Nakawe, la abuela crecimiento de los huicholes, menciona que de sus

cabellos y de otras partes del cuerpo surgieron una gran gama de deidades y la

equipara con la serpiente que rodea el mundo en el mar (Neurath 2001b,s/a).

Ramírez también menciona que en la danza de los urraqueros entre los

coras existe una alusión directa la lluvia como hilos de agua cuando esta se

precipita, y en el ritual se representa con hilos para propiciar las lluvias (Ramírez

2003). Al verificar estos datos podemos ver que los cabellos tienen una relación

estrecha con la creación y los recorridos del sol, además de la asociación con las

serpientes, elementos todos relacionados con la espiral y, a su vez, con el agua y

el mundo obscuro o época de lluvias.

200
Las referencias directas o indirectas a la espiral se pueden identificar aun

en otros elementos; Phil Weigand expone que para los huicholes el cuerpo

contiene “tres centros o fuerzas de vida”, estos son: el hígado como centro de la

vitalidad física, el corazón como centro de la vitalidad mental y el cerebro-cráneo

como centro de la razón y la conciencia, este último es el enlace entre los vivos y

los dioses (Weigand 1992). Estas palabras cobran más significado para este

trabajo si se comparan con las expuestas por Ingrid Geist, quien enuncia que

existen dos centros vitales para los huicholes, el ‘iyari y el kipuri, entidades

anímicas entendidas como corazón y alma sin que estos últimos términos tengan

una correspondencia exacta con los términos huicholes (Geist 2005). De estos dos

elementos, el kipuri se localiza en la mollera, de donde puede salir o entrar un

cordón llamado tatukari tawiwieri y este conecta a los humanos con los dioses, por

lo que se está atado a las tateikima y los kakaiyarite 17.

Retomando estas dos ideas, es necesario mencionar el texto de Peter Furst

y Salomon Nahmad ya que en su descripción del viaje de los wixaritari al otro

mundo se menciona que cada persona tiene “una vida o alma” que al igual que lo

mencionan Weigand y Geist, vive en la cabeza, y al momento de morir dicha vida

o alma se eleva de su sitio “como una nubecita, como un remolino” (Furst y

Nahmad 1972: 36) Posteriormente a la salida de la vida o alma, esta emprende un

recorrido por toda su vida, se dirige al mundo de los muertos y luego es capturada

por el mara’akame con el fin de que pase una última velada con sus parientes,

todo esto después de pasados cinco días desde la muerte (ibíd.). El mismo

17
Los ancestros petrificados

201
Lumholtz menciona que según sus informantes, la vida es “algo que esta colgando

en alguna parte” (Lumholtz 1945 Tomo II: 202) y la representan simbólicamente

“con una espiral pintada alrededor de una flecha, o con color rojo” (ibíd.).

La relación entre esta concepción de alma o vida resulta bastante más

interesante al relacionarla con la forma espiral en la que surge de la cabeza, ya

que como menciona Geist (2005) el número cinco podría estar representando un

número de crecimiento o de vida, dado que para que algo este completo necesita

pasar por cinco etapas o repeticiones, y ya se ha señalado la relación entre el

número cinco y la espiral, por lo que la espiral de igual manera representaría

crecimiento y vida, además, al momento de que la “vida o alma” abandona la

cabeza del wixarika fallecido, esta lo hace en forma de espiral o “remolino”

emprendiendo el camino al inframundo, este en realidad es un regreso al mundo

acuático y al oeste. Entender la espiral como un camino para diversos personajes

parece ser un asunto común en la Sierra Madre Occidental; Joseph Ortega

menciona que cuando murió el rey Nayarit, se le elaboró una gran cantidad de

ofrendas, entre ellas pequeños caracoles y piedras preciosas o chalchihuites

(Ortega 2008 [1754]; Gutiérrez 1974).

Un trabajo que ofrece datos sobre el simbolismo de los caracoles y su

relación con la espiral es el de Paulina Faba, ya que este trabajo versa sobre el

simbolismo de los petrograbados del área del Nayar de acuerdo a la mitología

huichola. Uno de los datos más interesantes para este trabajo ofrecido por Faba

radica en que, de acuerdo a sus informantes, una espiral de la localidad de Paso

202
de la Gûilota es interpretada como un tepari que representa el lugar y el recorrido

de los ancestros por el inframundo, también interpretaron estos elementos como el

caracol o K+rupu, que normalmente es asociado con el útero de la tierra (ipat) y

también se asocia con el viaje al lugar de los antepasados y la autora, de igual

manera, indica que sus informantes señalaron una relación estrecha entre los

caracoles marinos con la comunicación y el viaje hacia el mundo de las deidades,

por lo que los mismos informantes denominaron a las espirales como “un teléfono”

que permite la comunicación con los antepasados o “escucharlos” (Faba 2001).

Uno de los informantes que interpreta la espiral como un caracol, también

señaló que los primeros humanos surgieron en forma de pequeños mosquitos de

este mismo caracol y que habitaron cerca del mar (ibíd.). Esta idea de la espiral

como el camino que recorren los antepasados que provienen del mar y su

asociación con algunos animales, llevan a Faba a señalar a la espiral como

“multireferencial” (Ibíd.). En este mismo trabajo, la autora hace mención de la

espiral en sentido levógiro centrípeto como el movimiento de creación por

excelencia e indica cierta relación con las danzas, las cuales siempre comienzan

con movimientos levógiros centrípetos y centrífugos, y terminan con movimientos

dextrógiros (Ibíd.).

De igual forma, Faba señala que la creación del mundo en los mitos se

concibe como el instante de la formación de un gran remolino en el cual confluyen

las deidades huicholas, además de que uno de sus informantes interpretó las

espirales como “ojos que cuidan la tierra, dan los alimentos, pero piden wakaxi”

203
termino que la autora traduce como carne de animales (ibíd.). Otra relación

mencionada por Faba entre las espirales y la ideología huichola es la forma de los

huracanes, que en el norte de América corren en sentido levógiro; incluyendo que

el huracán es interpretado como una gran serpiente que llega con grandes vientos

y precede la llegada de grandes aguas, por lo que estas serpientes son aladas y

en la mitología se identifican con Eaka, el dios del viento de los huicholes; esta

información presenta una estrecha relación con la concepción que los huicholes

tienen de los reptiles y los anfibios como representantes de la época de

lluvias(ibíd.).

Para entender mejor la idea de la espiral en estos términos, es de gran

utilidad la concepción huichola en cuanto a la diferencia de círculos concéntricos y

espirales, ya que de acuerdo a esto, los círculos están representando formas

circulares en estática, es decir, sin movimiento, mientras que las espirales

representan las formas circulares en movimiento (Faba 2001; Fresan 2002).

Aunado a esto, existe una relación de círculos concéntricos entre los elementos

rituales de los huicholes, estos son el mundo en forma de círculo, en donde el

centro es el pueblo wixarica, dentro de estas comunidades se encuentran los tuki

o templos y estos a su vez contienen en su centro el hoyo donde se encuentra el

tepari y los postes que sostienen el techo del templo en forma de bóveda y que

refiere a la bóveda celeste; así, el centro de todo es el tepari, o disco, que de igual

forma alude al mundo, por lo que tanto el tuki como el tepari son microcosmos, es

decir, el mundo dentro del mundo (Neurath 2002; Fresan 2002).

204
Entre los coras, según Guzmán, también existe una concepción de círculos

concéntricos semejante que abarca al mundo completo que se da en los patios de

mitote, en las jícaras y en los altares, por lo que todo se vuelve una referencia del

mundo mediante la existencia de estos microcosmos (Guzman 2002; Preuss

1998c [1906]). De acuerdo a Preuss, las estrellas de algodón de varias puntas

tenían cierta asociación con las jícaras en la comunidad de Jesús María, “en Jesús

María todos estaban de acuerdo en considerarlas como copias de la jícara

redonda que la representante de la madre tierra lleva en las manos durante los

mitotes” (Preuss 1998a [1906]: 108).

Sobre este mismo tema Lumholtz (1986) y Faba (2001, 2004) también

mencionan que las pinturas faciales de igual manera hacen referencia a las formas

circulares y espirales en muchos de los diseños elaborados, sobre todo en los de

las madres del agua; Fresan relaciona estas formas con el concepto de nierika, el

cual se compondría de cualquier forma circular con un centro, y que simboliza el

lugar por donde los dioses miran el mundo de los humanos y de ahí su uso en las

pinturas faciales (Ibíd.), además de presentar una relación directa con las jícaras y

su carácter de forma de comunicación con los dioses (Kindl 2003).

Las últimas ideas expuestas (los centros de vida, los círculos y espirales,

los caracoles) permiten entender porque las formas creadoras son en espiral,

también porque las serpientes que dan lluvia se asocian a la espiral, el por qué la

vida o alma que surge de la cabeza lo hace en forma de espiral abandonando el

cuerpo, también la importancia de los cabellos que parecen conformar el camino

205
de los dioses y a su vez la forma del mundo, además de la razón del porque para

los grupos serranos son de suma importancia los cabellos en sí, y en general las

formas circulares y espirales. Para coronar esta idea, sirve citar de nueva cuenta a

Ingrid Geist, ya que esta autora escribe que para los huicholes el término parecido

o equivalente a “cultura” es teitari wayeiyari, donde, explica la autora, se contiene

la palabra yeiyari, que significa ruta o andadura, y esta ruta es la trayectoria que

marcaron los ancestros (Geist 2005).

De acuerdo a esto, surge una relación interesante sobre lo expuesto por

Geist18 que permite aunar a la espiral como la ruta o andadura que anduvieron los

dioses en términos mitológicos, con la misma definición de teitari wayeiyari (o

cultura en términos castellanos) que permite entender a la espiral como una

concepción de movimiento más profunda, y si se entrelaza esta idea con la de

vida o alma, resulta inevitable pensar la vida como una andadura o ruta que se ve

reflejada en el momento en que se realizan peregrinaciones a los lugares

sagrados (y su relación directa con la geografía ritual), las danzas del mitote, la

elaboración de tsikuris u ojos de dios (y su relación con los cabellos o hilos), el

transito del sol mismo cada día y en el ciclo anual, y la forma enroscada de las

serpientes; todas ellas como he expuesto, relacionadas a esta teitari wayeyari

mediante la forma en espiral.

18
Gutiérrez (2002). menciona también que los mara’akate son concebidos por los huicholes como
orugas que elaboran un camino al cantar

206
Esta concepción de los huicholes de la espiral como movimiento necesario

para la vida y la muerte, no se ha registrado tan detalladamente para otros grupos

de la sierra, sin embargo, la presencia de elementos como los ojos de dios, las

danzas, la concepción de la geografía ritual y los cabellos (todos ellos

relacionados con la espiral) entre la mayoría de los grupos de la sierra madre,

permite suponer un concepto similar de la vida como una espiral que permite el

movimiento fundamental que hace funcionar al mundo.

Llevando este conjunto de enunciados sobre la espiral para los grupos del

gran Nayar a la información obtenida en el análisis y a la información arqueológica

expuesta en este mismo capítulo, es fácil pensar que tanto la espiral como los

círculosconcéntricos y aún los patrones en los bordes podrían estar haciendo

referencia a un microcosmos, idea que no resulta descabellada gracias al apoyo

de la información que ofrece la pirámide del sitio La Ferrería, en donde existe un

patio hundido, lugar de observación de los movimientos del sol con puertas en los

cuatro rumbos, por lo que incluso el mismo patio haría referencia a un

microcosmos en otro nivel. De igual manera la espiral de los paltos estudiados,

como camino hacia el centro desde la periferia, remite a la idea aquí descrita de la

espiral como una idea generalizada de camino (de vida-muerte-recreación y su

asociación con las lluvias y por ende con las serpientes), para los grupos

indígenas del gran Nayar, idea que se ve reforzada por los diseños animales-

reptiles de los seres representados en el centro de la espiral.

207
B) El mundo de los muertos

La concepción del mundo en cinco rumbos y su formación y constantes

reformaciones en forma espiral llevan implícita otra idea que es de mucha ayuda

señalar, ya que cada rumbo tiene su particularidad, e incluso, entre los grupos de

la sierra, se cree que de cada rumbo surgen las lluvias en forma de nubes, y para

los wixarikas cada rumbo presenta una diosa de la lluvia siendo la más importante

la del oriente (Neurath 2002; Fresan 2002). A estas diosas o madres de las

esquinas del mundo también las menciona Lumholtz, y sobre ellas menciona que

son “madres voladoras” y están relacionadas con las lluvias que provienen de

cada región o esquina del mundo (Lumholtz 1986). De acuerdo a esta división del

mundo, el oriente es el lugar de la luz y se encuentra “arriba”, además es el lugar

donde nació el sol y por donde este surge cada nuevo día, mientras que el

poniente es el lugar de la obscuridad, “abajo” y es el lugar donde viven los dioses

del agua y por donde el sol se mete cada noche y es devorado por la gran

serpiente (Neurath 2001a, 2001b, 2002).

Estos lugares ostentan una división a su vez por el mismo movimiento del

sol, el cual presenta dos movimientos, de oriente a poniente cada día, y de sur a

norte (o norte a sur) en el lapso de un año, donde los límites son los puntos

solsticiales y la media es el punto equinoccial; esta información es de suma

relevancia, ya que la llegada al punto del solsticio de verano marca la llegada de

las lluvias y el inicio de la época de obscuridad, que termina en el siguiente punto

solsticial, e incluso, para los coras la posición del sol indica la importancia de

alguna deidad (Arias de Saavedra 1889 [1673] ; Neurath 2001a, 2002). Sobre esto

208
se ha dicho que con el solsticio de verano y la llegada de las lluvias comienza la

época de la noche debido a la relación del agua con el poniente y el mar, aunque

la época de lluvias termina en el siguiente equinoccio, y la época de obscuridad

termina en el solsticio de invierno. A este pequeño detalle, Nora Rodríguez lo

explica argumentando que la época de obscuridad no hace referencia únicamente

a la llegada de las lluvias sino al tránsito del sol y la duración de los días

(Rodríguez 2009).

Es decir, desde el equinoccio de primavera los días comienzan a ser más

largos y las noches más cortas hasta llegar al solsticio de verano, donde el sol

alcanza su punto más norteño y el día es el más largo del año. Sin embargo desde

ese día, el sol comienza su retroceso hacia el sur y el día le comienza a ceder

tiempo a la noche hasta el equinoccio de otoño, donde nuevamente el día y la

noche tienen la misma duración; pasando este punto, las noches comienzan a ser

más largas y los días más cortos, llegando hasta el solsticio de invierno, donde se

da la noche de mayor duración y por el contrario el día de menor duración.

Llegado a este punto, el día comienza de nueva cuenta a ganar terreno sobre la

noche hasta regresar al equinoccio de primavera.

De acuerdo con la propuesta de Rodríguez, la época de obscuridad duraría

desde el solsticio de verano hasta el solsticio de invierno debido a que es en este

movimiento hacia el sur en que el sol “pierde la batalla” cada vez frente a la

obscuridad de la noche, hasta su renacimiento en el solsticio de invierno, fecha en

que, para los huicholes, “nace” el sol (Ibíd.). De acuerdo a esta propuesta, se

209
pueden identificar dos direcciones del sol en su movimiento anual, uno dirigido de

sur a norte, que es en la época de luz, cuando el sol gana terreno, y otra dirección

de norte a sur (o de vuelta) que se relaciona con la obscuridad y la época de

lluvias, siembra y cosecha.

Siguiendo la costumbre de la sierra madre occidental, el este es hacia

donde mira el cantor o curandero durante los rituales, teniendo detrás el poniente,

a su derecha el sur y a su izquierda el norte (Neurat 2002; Miranda 2002, 2006).

Entendiendo esta postura, a lo largo del año se mira el transcurso del sol en el

horizonte de frente, por lo que el movimiento sur-norte-luz, se mira como un

movimiento de derecha a izquierda o levógiro, mientras que el movimiento norte-

sur-obscuridad se observa de izquierda derecha o dextrógiro; esta idea nos remite

de nueva cuenta a la espiral, si recordamos que el movimiento del sol forma el

tsikuri al conjuntar sus movimientos norte-sur, sur-norte y el movimiento diario

oriente-poniente.

En cuanto a la concepción del poniente como lugar de los muertos la idea

parece darse debido al movimiento este-oeste del sol, en el cual el sol se pone por

el oeste, entrando al mar que rodea al mundo y que además se encuentra por

debajo de la tierra, para subir de nueva cuenta por el este; por ello en algunas

narraciones los muertos emprenden un viaje hacia el oeste o inframundo, viaje

que les exige algunas pruebas para regresar al lugar de origen tanto de los

humanos como de los dioses, incluyendo al fuego (Preuss 1998g [1931]), Guzmán

2002). Como el sol es el que recorre diariamente este camino, y dado que se

210
piensa que el este se encuentra arriba, y el oeste abajo, se tiene la creencia entre

los grupos de la sierra en que el sol sube hacia el este desde el inframundo por

unas escaleras, que en ocasiones se las menciona como cinco peldaños (Neurath

2001a).

De acuerdo a varios datos etnográficos, esta escalera se encuentra

representada en diversos lados, según Preuss y Neurath, entre los huicholes se

fabrican aun unas reproducciones del cerro del amanecer, que se encuentra en

wirikuta19, y que es por donde el sol llega al cenit subiendo los cinco peldaños

(Preuss 1998d [1907];Neurath 2001a, 2002). Lumholtz también señala la

importancia de estas “escaleras”, a las cuales registra con el nombre de “imu’mai”

de las cuales cada escalón se denomina imu’, y según su información, se usa una

de estas escaleras para cada dios; también registró que estas escaleras significan

viaje20 y que cada grada o imu’ representa una etapa de la jornada y el viaje más

representativo es el que realizaron el Abuelo Fuego y el Bisabuelo Cola de

Venado desde la costa hasta el país del hi’kuli o Wirikuta, que, recordemos, fue en

forma espiral (Lumholtz 1986).

Estas representaciones se pueden equiparar con auténticas pirámides

prehispánicas, y se encuentran en varias comunidades haciendo referencia tanto a


19
Ángel aedo menciona que a Tatei Utuanaka se le coloca una escalera con el fin de que las oraciones
puedan llegar hasta ella y así esta otorgue favores (Aedo 2001).
20
Nótese que al igual que la espiral la escalera representa un viaje, si equiparamos los términos, la espiral
sería lo mismo que la escalera, por lo que no es raro pensar a este camino de cinco peldaños como una
escalera en forma de espiral (o caracol) que posiblemente ostentaría más de cinco escalones, pero
relacionados a este número como múltiplos (10, 15, 20 etcétera), así, surge como lógica la concepción del
caracol como esta escalera que necesitan los dioses para moverse y comunicarse, y a su vez una relación
interesante con la famosa greca escalonada - xicalcolihuqui.

211
la escalera oriente por donde el sol sube al cenit 21, como a la escalera poniente

por donde el sol desciende hacia el inframundo, además, la cúspide de las

pequeñas pirámides (o imumui) representa al sol en su paso por el cenit (ibíd.).

Con esta concepción, el sol, aparte de ser el creador del quincunce u ojo de dios

con su movimiento anual, también recrea una situación de vida y muerte cada día

al ascender y descender al lugar de los muertos, del que cada día surge.

C) El microcosmos y la inversión simbólica

Retomando la información sobre el contexto arqueológico de la pieza 5, se

encontró información etnográfica que puede apoyar el entendimiento de dicho

contexto. Las jícaras que elaboran los grupos del gran Nayar, y sobre todo los

huicholes, parecen funcionar como un microcosmos, es decir, como una

materialización de la estructura del mundo dentro de la jícara. En palabras de

Kindl:

Desde el punto de vista formal, es evidente que estas figuras no pretenden

reproducir la realidad de manera fiel; lo que importa es, más que nada, la acción de

formar las figuras en las jícaras para darles una existencia propia. Por lo tanto, en

este trabajo se plantea que las jícaras huicholas constituyen de por si un

microcosmos y no una mera imagen ni un retrato del cosmos (Kindl 2003).

21
Adriana Guzmán (2002) expone un mito de Tostado y Flores recolectado entre los coras, en esta narración
Hatzikan es atacado por gente antigua que le quieren robar el tabaco, al intentar hacer esto realizan un
mitote donde llevan una serpiente muy grande y arrojan a Hatzikan dentro de la víbora, la cual lo traga, sin
embargo, este último (la estrella de la mañana) mata a la serpiente desde el interior y llega al exterior
subiendo por las costillas de la serpiente. En este mito, Hatzíkan utiliza las costillas de la serpiente como
escalera para subir, lo que podría señalar una relación entre la serpiente y las escaleras del padre sol o en
este caso, de la estrella de la mañana.

212
Como se puede ver, las jícaras para los huicholes constituyen un

microcosmos, lo que puede explicar su uso en diversos casos, como en los

mitotes. Esto se debe aunar a la concepción de microcosmos que también se le

asigna tanto los templos o tuki como a los teparis y los ojos de dios, simbología

que también se encuentra entre los coras y tepehuanos. De acuerdo a esto, es

probable que los platos elaborados por los chalchihuites estén representando un

microcosmos en la medida en que, incluso, representan la división en los cinco

rumbos en algunos tipos cerámicos y también la bóveda celeste en otros. Esta

idea se puede reforzar de nueva cuenta con información recopilada por Kindl, ya

que uno de sus informantes considera que las jícaras de barro son las "autenticas"

ya que en el pasado los huicholes las elaboraban de ese material (Kindl 2003:64).

Por esto, Kindl explica que las figuras que representan peyotes en el centro

de la jícara se elaboran en una perspectiva de planta, mientras que las imágenes

de peyote en la periferia son dibujadas en perfil (ibid.) esto lo explica ya que:

Esta observación nos ofrece un elemento valioso para comprender que las jícaras

se miran -y deben mirarse- por arriba y desde el centro hacia la periferia. Este

modo de composición plástica atrae la mirada del espectador al centro del objeto.

Incluso podría parecer que se le invita a entrar en el objeto, puesto que, si pudiera

cambiar de dimensión y pararse en dicho centro -el cual se encuentra al mismo

tiempo en el punto más profundo de la concavidad- podría percibir las figuras

circundantes en posición vertical y bidimensional (Kindl 2003:157).

213
Si comparamos este aseveración de Kindl con los resultados del análisis

iconográfico de este estudio, las similitudes son grandes y bastante interesantes,

ya que, en este caso, las jícaras comparten la característica del centro como lugar

primordial con las piezas analizadas, además de la forma general, lo que resulta

en una idea de colocar al espectador de las piezas analizadas en el centro con

algún fin iconográfico; a todo esto se le debe agregar que "las jícaras se deben

leer desde el centro hasta la periferia para poder comprender los mensajes que

incluyen" (Kindl 2003:220). De esta forma las similitudes entre las jícaras y el

resultado del análisis es muy grande.

Sin embargo existe otro elemento que surgió de la consideración del

contexto de la pieza 5, este es el de la inversión ritual. Kindl menciona que durante

la celebración del viaje a wirikuta, cuando los peyoteros regresan, existen rituales

de inversión realizados por algunos encargados del cuidado de las jicaras

pertenecientes a Paritsika y sus dos "ayudantes" correspondientes con Ekatewari

y Xixiweri; según los informantes de Kindl estos se encargan de "hacerlo todo al

revés" (ibid.:121). Es de notar que uno de estos personajes, Ekatewari, está

relacionado con los vientos, y es el que precede la llegada de las lluvias, además,

cuando llegan las primeras lluvias se realiza el volteado de la mesa, invirtiendo el

orden de posición, esto cerca del 5 de junio (Kindl 2003).

Sin embargo la inversión no solo se da en dicha ceremonia, otro ejemplo es

la Judea realizada por los coras; en esta celebración los judíos se "apoderan" del

214
mundo implantando su propio orden, y estos judíos, como pertenecientes a la

región del oeste, imponen un orden vinculado con la lluvia, la humedad, la

fertilidad, la noche y otros elementos asociados al oeste, elementos que en el

tiempo normal están prohibidos (González 2001). De acuerdo con Verónica

González:

Las prohibiciones serán alteradas: las leyes cotidianas sustituidas por aquellas

impuestas por la Judea. La cuerda es como el cordón de Ariadna, les ayuda a

atravesar el umbral para encontrarse en el tiempo liminal. Es el tiempo del caos,

tiempo de morir, a través del cual sólo puede resurgir la vida . (González 2001:

297).

Como podemos ver, la presencia de los judíos implica una alteración en el

mundo que provoca que las cosas se inviertan. Incluso, las personas que toman

el papel de los judíos no existen en ese momento si no que "ahora los judíos

enarbolan otro nombre, son los borrados por que han borrado su esencia humana

y su personalidad para convertirse en sombras" (González 2001: 298). Cuando los

judíos se han hecho con el control del mundo este se vuelve del revés, Benítez

escribe que:

Habiéndose establecido el tiempo sagrado, los demonios deben llevarlo a sus

últimas consecuencias, no sólo haciendo todos los horrores prohibidos durante el

tiempo cotidiano, sino extremando su irracionalidad. A partir del miércoles, los

judíos hablan al revés y este lenguaje absurdo se ha de mantener hasta el sábado,

215
del mismo modo que los huicholes, en una de las primeras etapas del viaje a la

tierra mágica del peyote, están obligados a rebautizar de nuevo todas las cosas

del mundo (Benítez 2006:195)

El mundo completo se desestabiliza cuando los judíos toman el control, algo

muy parecido a lo que pasa con los jicareros de Paritsika y sus actos "absurdos".

Ahora bien, como el mundo completo está encarnado en diferentes microcosmos,

estos también se encuentran en un estado alterado, o al revés. Por ello, el

microcosmos que implican las jícaras también se concibe como "volteado", incluso

la misma acción de "voltear" la mesa ritual podría aludir a esta acción de inversión,

así, el invertir una jícara con fines rituales implica la alteración del mundo

(Samaniega información personal); lo que resulta lógico si pensamos que las

mismas jícaras tienen una estructura cóncava que al invertirse resulta en una

forma convexa, es decir, el fondo se lleva hacia la cima, o bien , el inframundo a la

bóveda celeste.

En la mitología huichola podemos encontrar un relato recogido por Zinng

donde una mujer wijarika tiene relaciones sexuales con un oso y un buitre por

azares del destino y es llevada al cielo por el mismo buitre, sin embargo, al llegar a

la parte superior del mundo, la mujer encuentra un mundo de terror habitado por

seres chupa sangre y donde todo parece ir "al revés" (Zinng 1998). Otro dato

interesante es que el mismo Ekatewari está relacionado con el viento, y este

último a su vez está relacionado con el mal porvenir y en concreto con el Kieli o

Kieri; en la mitología huichola, este personaje (Kieli) es el enemigo principal de

216
Kauyumarie, el héroe cultural de los huicholes que personifica ya a un venado, a

un peyote o a la estrella de la mañana y es uno de los principales personajes

mitológicos huicholes; por el otro lado, el kieri se asocia con la datura y se le

considera más peligroso en la medida en que es inestable, y es asociado con lo

obscuro, la noche y la muerte (Aedo 2011). La importancia del kieri y el viento

como elementos pertenecientes a la noche y por lo tanto a la inversión ritual se

afirma cuando se verifica que el payaso ritual que aparece entre los huicholes en

algunas celebraciones y que realiza acciones absurdas o al revés, porta un morral

de armadillo, animal asociado a la mujer de kieri (Ibíd.); así, la relación entre el

kieri y el tiempo liminal de inversión resulta viable e incluso lógico.

Como se puede ver, la importancia de la inversión para el contexto

arqueológico de la pieza 5 del análisis iconográfico de este trabajo es mucha, ya

que como he expuesto antes, el plato se localizó en la cabeza de un entierro, que

implica una inversión de la estructura plástica que presenta el plato, incluso los

diseños se ven alterados, la espiral ya no es dextrógira para el individuo que porta

el plato, sino que se vuelve una espiral levógira-centrípeta que ya no corre de

arriba-abajo, si no de abajo-arriba. En este caso, el monstruo número dos de la

misma pieza 5, pudiera tener una relación con las figuras iconográficas asociadas

con la planta del kieri en los cuadros huicholes (Jáuregui información personal),

sin embrago, este último dato necesita de un análisis más profundo.

217
4. La conjunción de la inmanencia y la trascendencia como fuente de

interpretaciones iconográficas

La conjunción de la dos fuentes de información, trascendente e inmanente,

permite la construcción de interpretaciones donde se pueden construir hipótesis de

acuerdo a la información inmanente como fuente primordial, con la información

trascendente como apoyo. De acuerdo a esto, la conformación de interpretaciones

para las piezas analizadas se dará con la información trascendental expuesta en

el apartado anterior.

Siguiendo el análisis realizado en el capítulo 3, las piezas analizadas

presentan una idea de contención generalizada donde la espiral funge dentro de la

contención como un camino hacia el centro-abajo, donde se desarrollan las ideas

principales o centrales de cada plato. Además de esto, las espirales se ven

acompañadas de círculos concéntricos y patrones al interior de las piezas, y de

patrones a manera de cenefas al exterior. Todos presentan formas cóncavas

donde se desempeñan los diseños.

Un dato interesante apoyándonos en la etnografía, es el que permite

refrendar las imágenes de la iconografía cerámica de la cabeza de reptil en forma

frontal y no en planta. De acuerdo a Lumholtz, al explicarnos sobre la forma de

representación del águila madre joven que vive en el cielo nos dice que:

218
El ave se parece ligeramente a las águilas de doble cabeza de origen europeo,

aunque en realidad solo es la vista frontal del ser rapaz. Cuando un águila se

muestra de frente, siempre se plasma con dos cabezas, debido a que el indio es

incapaz de hacer un dibujo en perspectiva. Se muestra con la piel dividida; de esta

manera se convierte en un águila perfecta para él, ya que ambos costados están

representados. En ocasiones, se dibuja de perfil, en cuyo caso se aprecia solo

una cabeza (Lumholtz: 1986:57).

Esta información leva a afirmar que las imágenes de los platos analizados

representan personajes de forma frontal, con una especie de doble perfil y que

resulta interesante en la pieza 3 (ver documento anexo), donde el ser enseña la

lengua bífida que parece ostentar cuatro puntas, por lo que muy probablemente

solo se trate de una lengua bífida. Gracias a esta información se puede pensar en

los personajes presentes en el centro de las espirales como posibles deidades,

asociadas a elementos acuáticos, como ríos, ojos de agua y más, lo cual es

posible si tomamos en cuenta que en la sierra se respeta a los "custodios" de los

ríos, normalmente asociados a formas serpentinas. Incluso se puede pensar que

la diferencia entre formas antropomorfas y animales en los platos analizados,

podría referirse a la existencia de deidades con formas antropomorfas y zoomorfas

o que estas puede variar su forma de animal a humana, tal y como se describe en

la mitología wixarika y cora, donde los dioses asociados al mar se transforman en

serpientes principalmente.

219
Los monstruos pequeños descritos en el capitulo anterior parecen reforzar

esta última idea, ya que en los relatos etnográficos existen cuatro diosas del agua

correspondientes a cada rumbo que llevan el agua al centro y de las cuales la

principal es la diosa del agua del oriente; si comparamos el plato procedente de

Vicente Guerrero (ver Ilustración 48, página 159), veremos que existen cuatro

pequeños monstruos en cada rumbo y alrededor de estos se lleva a cabo una

danza, lo que podría implicar una danza o mitote para petición de lluvias. El hecho

de que uno de estos monstruos aparezca en el plato 5, como ofrecido o sostenido

por el monstruo grande en espiral, podría implicar el ofrecimiento de lluvias o la

petición de estas a los antepasados, aunque también podría estar asociado al

mundo de la noche por medio de la idea del kieri dada la inversión a la que el plato

5 fue sometido.

Retomando la información iconográfica del resto de la cerámica

chalchihuiteña, es interesante señalar que aparentemente el tipo de

representación antropomorfa de tipo 1 parece relacionarse con lo que Charles

Kelley definió como rama Súchil, mientras que el tipo de representación

antropomorfa de tipo 2 parece relacionarse con la rama Guadiana, es decir,

podrían corresponderse con dos regiones diferentes, lo que resulta interesante en

la medida en que ambas formas parecen corresponderse con una misma idea. Si

a esto le agregamos el dato expuesto en el capítulo 1 sobre la posible

contemporaneidad de ambas ramas propuesta por Punzo, estas dos formas de

representación antropomorfa serian hasta cierto punto contemporáneas, en dos

zonas diferentes, aunque aledañas y con una misma idea de fondo. Esto resulta

220
importante como información trascendental para las piezas analizadas, ya que en

ellas se distinguen ambas formas de representación, donde la pieza 1 se

corresponde con la rama súchil y el tipo 1 de representación, mientras que la pieza

5 se corresponde con la forma de representación de tipo 2 y la rama Guadiana, lo

que ratifica esta idea. Sin embargo, la pieza 7, rompe con esta relación, ya que se

trata de un tipo cerámico presente en ambas ramas (Amaro), encontrado en el

área de la rama Guadiana, pero con el tipo de representación de tipo 1, asociada

más con la rama Súchil. Este dato permite relacionar aún más a ambas ramas en

cuestión ideológica, ya que no solo es el tipo de representación antropomorfa, sino

que comparte la estructura en espiral de todos los platos analizados.

Por otro lado, la presencia de un diseño muy parecido al "alligator monster"

en un diseño de arte rupestre asociado al valle de Guatimape al norte del Valle de

Guadiana, permite asociar el uso de los significados gráficos en otro tipo de

naturalezas y entender el significado de estas figuras con fuentes acuáticas, que a

su vez, nos remiten a la idea del temporal de lluvias que se ve reflejado en la

pirámide de la Ferrería al registrarse la observación de los equinoccios y solsticios

como medida del tiempo agrícola y ritual.

La conjunción de estos datos arqueológicos nos permite vislumbrar un culto

asociado con la observación de los astros, el ciclo agrícola, las lluvias y la

existencia de posibles deidades relacionadas con dichos eventos. Sin embargo,

aparte de la cabeza de reptil, resulta difícil asociar las imágenes en espiral de las

221
piezas analizadas con estos datos, empero, la información etnográfica nos ofrece

datos que resultan de gran ayuda.

Como expuse en el apartado anterior, la idea de espiral entre los grupos de

la sierra madre parece ostentar una variedad de significados, que, sin embargo,

parecen estar encadenados unos a otros. Es decir, se puede relacionar con las

serpientes, los cabellos, la conformación del mundo, las danzas o mitotes, el viaje

al inframundo, la creación del mundo, la idea huichola del "alma" y el abandono

del cuerpo por esta misma, y un concepto de cultura muy interesante. Estos

datos nos permiten entender a la espiral como un símbolo relacionado con la idea

de "vida" en los términos de las culturas de la sierra, es decir, como movimiento,

viaje, travesía o camino, que, además, no concluye con la muerte, ya que después

de esta, el viaje comienza otra vez, pero hacia el inframundo, donde el viaje no

concluye, ya que la creación del mundo y el viaje del este al oeste se recrea tanto

con los mitotes, como con la elaboración de ojos de dios y las jícaras.

La consideración de este significado, llevado a las imágenes de la espiral

en toda la cerámica chalchihuiteña permite entender el porqué de su muy

frecuentemente uso en los diseños. Es decir, está presente en los monstruos, en

las formas humanas, en las grecas, en el arte rupestre y muy probablemente en la

arquitectura. Sin embargo, la importancia de la espiral en términos etnográficos

resulta de suma importancia para las piezas analizadas, ya que estas presentan a

la espiral como elemento primordial, además, de acuerdo al análisis, la espiral

funge como un camino dextrógiro-centrípeto, y como mencioné en el apartado

222
anterior, una de las ideas principales sobre la espiral para los grupos de la sierra

madre, es la de un camino, que a su vez representa movimiento y viaje.

De esta manera entiendo los platos desde la conjunción de inmanencia y

trascendencia como un camino o viaje que se desarrolla en un microcosmos, que

es cada plato (como semejanza de una jícara en términos etnográficos), y que

funge como guía de algo o alguien. En el caso de la pieza 5, que se encontró en la

cabeza de un esqueleto, la asociación resulta sorprendente, ya que el "kipuri" de

los huicholes abandona el cuerpo en forma de espiral para emprender el viaje al

otro mundo y, al existir un elemento en espiral colocado en una cabeza, es posible

que este fungiera como un camino para el alma, el cual a su vez pudo haber

estado relacionado con el número cinco, dada la asociación existente entre el

cinco y la espiral en los mitos; aunando a esto el significado de las jícaras como

nierikas, o puntos de contacto entre los dioses y los humanos(significado que por

cierto comparte el punto en el cráneo por donde se "escapa" el kipuri), el plato en

la cabeza del personaje enterrado pudo funcionar, a la vez que un camino y viaje

al inframundo o viceversa (dada la inversión simbólica que presentó el plato en

contexto), como punto de contacto entre los vivos, con dicho personaje enterrado,

ya que este podría haber sido considerado como un ancestro con el cual se podía

comunicar mediante dicho plato, muy a la manera de los bultos mortuorios

presentes en las cuevas de los coras donde el ejemplo más claro es el del rey

Nayarit. Aunado a esto, existe la posibilidad de que el contacto con este ancestro

en particular pudiera referirse a la petición de agua, ya que como se dijo unas

líneas arriba, el pequeño monstruo que sostiene u ofrece el monstruo en espiral

223
parece estar relacionado con la lluvia, idea que resulta viable dada la asociación

que existe entre los antepasados y la petición de lluvias entre los grupos de la

Sierra Madre Occidental.

En el caso del personaje enterrado junto a la pieza 5, es notable que este

se ve afectado por la posición en que se le colocó dicha pieza. Es decir, un

microcosmos le fue asignado pero con una inversión o volteado, al revés, por lo

que todos los elementos se extrapolan; el personaje se ve así influido por esta

acción y, relacionando la información etnográfica, el mundo de este individuo o

microcosmos se ve alterado, las sombras lo cubren, la época de obscuridad lo

cubre, e incluso el agua le es asociada; podría incluso pensarse que la posible

asociación del kieri con la figura del monstruo 2 de esta pieza podría confirmar

esta característica de obscuridad y, dado que la época de obscuridad está

asociada con la lluvia, es probable que el personaje se transforme en un ancestro

asociado con peticiones de lluvia y bienestar gracias al plato.

Sin embargo, estas propuestas y significados para la pieza 5, pueden no

ser los únicos usos dados a los platos arqueológicos. Como se dijo anteriormente,

no se ha podido obtener la información correspondiente a los contextos de los

platos, pero la abundancia de significados dada a la espiral permite suponer que si

bien los paltos presentan una estructura bien marcada como un camino, no se

pueden desechar otros usos o contextos arqueológicos diferentes que pudieron

ser tomados en cuenta por la gente chalchuihuiteña.

224
Sobre el camino que representan las espirales de cuerpos serpentinos en

los platos, es interesante que los diseños al interior de dichos cuerpos presentan

en la mayoría rombos y grecas escalonadas. El rombo podría asociarse con la

figura del ojo de dios, incluyendo la relación de este último con la espiral, el

camino, y la estructura del mundo, un significado que parece compartir la greca

escalonada, al ser esta en la mayor parte de las veces infinita. De esto surge la

idea de los diseños al interior de los cuerpos serpentinos como posibles lapsos o

etapas del viaje por la espiral; donde, tanto el caso de los rombos como de las

grecas implicaría espirales o etapas dentro de la espiral principal.

Esta última relación parece clara con el rombo, pero no así con la greca

escalonada. La relación existente se puede identificar con los escalones de la

greca escalonada, ya que la información etnográfica nos permitió identificar a las

escaleras como representantes de viajes o etapas, como ejemplo existen las

escaleras por donde el sol sube del inframundo y llega hasta el cenit, además de

que el movimiento diario del sol conforma una espiral durante el año, lo que nos

remite a la greca escalonada como la escalera del sol donde cada escalón

representa una vuelta de la espiral de dicho astro, así, de igual manera la greca se

ve relacionada con el viaje y la espiral.

Para coronar estas ideas, es necesario retomar los datos referentes a la

pirámide de la Ferrería y a las asas de canasta de la cerámica. Gracias a estos

datos podemos argüir al oeste como el lugar de los muertos para los grupos

chalchuihuiteños, incluyendo que la mayoría de los entierros aparecen con la

225
cabeza mirando hacia el este, por donde el sol surge o nace cada día para morir

en el oeste. Este dato es claramente asociado con la información etnográfica, y se

puede entender al oeste como lugar de obscuridad, de las lluvias y como el abajo

para los grupos prehispanicos. Este dato, aunado a la persistencia de la bicromía

en la cerámica chalchuihuiteña podría aludir al este como el lugar opuesto, osea,

como el lugar de luz, ya que toda la cerámica local se encuentra asociada al color

rojo, el cual es asociado con el este (en muchas ocasiones) en la información

etnográfica.

Sin embargo, para explicar el color rojo persistente, es necesario revisar la

consideración del mundo como una división en cuatro rumbos y un centro. De

acuerdo a los datos etnográficos ofrecidos en el apartado anterior, el mundo se

compone de cuatro direcciones que se conforman gracias al movimiento del sol, al

igual que ocurre en la pirámide de la ferrería, y de estos rumbos el este es

asociado a la luz, el calor, la vida y el arriba, mientras que el oeste es asociado

con la muerte, la obscuridad, la lluvia y el abajo. Si para los grupos chalchihuiteños

existió una ideología parecida, aunada a la idea de la espiral, es probable que

consideraran el movimiento como fuente de vida y además necesario, o sea,

reconstruirlo.

El reconstruir este movimiento, implica moverse, y como movimiento se

tienen a las danzas y a las peregrinaciones, además del movimiento implícito en

los ojos de dios para los grupos actuales. De esta manera los grupos

chalchuihuiteños pudieron haber llevado a cabo danzas de tipo "mitote" para

226
recrear el mundo, dato que parece estar bien apoyado en la pieza de Vicente

Guerreo (ver Ilustración 48, página 159), también pudieron haber realizado

movimientos a otras geografías a manera de peregrinaje para visitar posibles sitios

sagrados. Un ejemplo interesante de esto se ve reflejado en la Ferrería, ya que el

patio hundido presenta una estructura en quincunce u ojo de dios, que ciertamente

parece ser construido por el sol en sus movimientos anuales y que se refleja en

las orientaciones asociadas a los equinoccios y solsticios.

Así, podemos entender dicho patio hundido como una recreación del mundo

donde probablemente se llevaban a cabo danzas, y este patio estaría en relación

con peregrinajes, además de marcar el ciclo agrícola y ritual. Gracias a esta

información trascendente se pude inferir que el color rojo de la cerámica podría

aludir al carácter rojo del este, asociado a la luz y el calor, así cabría la posibilidad

de que lo sitios chalchihuiteños representaran una geografía del oriente,

relacionada con la luz, el calor y las secas.

Estos son algunos de los caminos que me ha permitido construir la

conjunción de información inmanente y trascendente. Sin embargo estoy lejos de

considerarlas concluyentes, en parte por la falta de contextos, los cuales a su vez

pueden ser objeto de análisis espacial que llevaría el significado a otro nivel, de

ahí la importancia del contexto arqueológico; y en parte por la falta de

investigaciones arqueológicas en el área de estudio, ya que estas resultan

escasas, tanto las investigaciones de tipo intrusivo (excavación) como de

naturalezas menos destructivas (iconográficas, petrográficas, etcétera), además

227
de la necesidad de comparación con otras aéreas afines hacia la sierra, la costa,

el sur y el norte.

228
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243
Anexo

Pieza 2

1. Análisis plástico

A) Segmentación y distribución topológica

La pieza cerámica estudiada consta de un cajete con diseños en el interior de

la pieza y al exterior de la pieza con paredes curvo-convergentes. Para segmentar

esta pieza es necesario apuntar dos criterios. El primero radica en la separación

del cajete en sus partes constituyentes, siendo la primera la base, parte que se

encuentra oculta debido a que es el lugar donde el cajete descansa. La segunda

parte del cajete serian las paredes, que conforman el diámetro da la pieza, por

ultimo tendríamos al borde, que es el límite de las paredes.

Sin embargo se podría operar otro tipo de segmentación que considere el

criterio de la función del cajete, que sería la retención o almacenaje de objetos en

una área determinada de la pieza.de esta manera existiría un adentro y un afuera

de acuerdo a esta idea de retención, donde el interior se correspondería al área de

almacenaje.

Siguiendo estos dos criterios, la segmentación se podría operar aunando

ambas perspectivas, por lo que podríamos segmentar de la siguiente manera. La

primera parte seria la base, que esta oculta, la siguiente serian las paredes

exteriores, esto es, la parte de las paredes que se encuentra fuera del área de

244
almacenaje; posteriormente seguiría el borde, que en este caso sería la unión del

interior con el exterior, particularmente de las paredes exteriores de las paredes

interiores, las cuales, serian el siguiente elemento del cajete y, por último, el fondo,

que se correspondería con la base, pero se encuentra al interior (ilustración 58).

Ilustración 58. Fragmentación

Siguiendo esta idea de segmentación, podríamos empezar la distribución con

la base, donde no existe decoración y sirve de soporte. Posteriormente se

localizan las paredes exteriores, donde se presenta la decoración consistente en

un conjunto de bandas líneas llanas y punteadas. La decoración comienza con

una banda limitando el área cercana a donde no se distinguen la superficie por la

curvatura del cajete, después de esta banda se ven puntos formando una línea

que de igual forma recorren la forma circular del cajete. Posteriormente se

distinguen tres líneas llanas delgadas que quedan en el centro de este conjunto

exterior, ya que por encima de etas se distingue otra línea punteada y se ven

rematadas por otra banda que llega al borde (ilustración 59).

245
Ilustración 59. Decoración exterior

La decoración interior comienza con un patrón colocado de forma circular

cerca del borde del plato; este diseño consiste en la repetición de línea en forma

de gancho que parece enredarse con otra figura semejante pero colocada a la

inversa, a un lado de cada gancho hay un pequeño punto. La repetición de esta

figura forma un contorno que delimita las paredes interiores del palto (ilustración

60).

Colocado después de este patrón, se encuentra un conjunto de círculos

concéntricos que cubren el resto de las paredes interiores y hasta el inicio de la

base. Este conjunto de círculos se compone de siete contornos circulares con

distintas características. Los dos primeros contornos, los más grandes, contienen

a los demás círculos en su interior y se componen de líneas delgadas y llanas, el

siguiente círculo de igual forma se trata de una línea delgada, pero ondulada a

todo lo largo de la circunferencia. Después de estas tres sigue una línea llana pero

de mayor grosor que las anteriores resaltando de las demás líneas.

246
Posteriormente existe otra línea ondulada, seguida de dos líneas delgadas y llanas

más para terminar con los círculos concéntricos (ilustración 60).

Ilustración 60. Patrón y círculos concéntricos

Dentro de este patrón de círculos concéntricos se encuentra el motivo del

monstruo, este se enreda en dextrógiro dando un poco más de una vuelta en su

espiral. El monstruo se compone de dos cuerpos, un cuerpo largo serpenteante

con un extremo puntiagudo y un cuerpo con formas romas. El cuerpo serpenteante

a su vez pare estar formado por dos elementos, el primero es el contorno exterior

del cuerpo con falta de color en el interior. Este cuerpo comienza con un extremo

puntiagudo para ensancharse y tomar forma tubular, enrollándose hasta el cuerpo

romo. La línea izquierda que forma a este contorno presenta pequeños arcos

colocados en repetición en todo lo largo del cuerpo que dan la impresión de formar

una espina dorsal; el extremo puntiagudo de este primer contorno esta relleno en

247
rojo y es seguido de dos líneas rectas que limitan el espacio donde se

desenvuelve el siguiente contorno (ilustración 61).

Ilustración 61. El monstruo

El segundo contorno del cuerpo circular es más pequeño por lo que cabe

dentro del primero; su estructura es semejante, pero carece de los elementos a

manera de espina que presenta el primero. Como diferencia, en el extremo

puntiagudo de este segundo contorno hay cuatro líneas rectas colocadas después

de la punta rellena en rojo (ilustración 62). Dentro de este segundo contorno se

presenta un patrón repetitivo que abarca el grueso del cuerpo. Este consiste en

una sucesión de rombos y círculos; los rombos están colocados en el centro de la

forma circular formando conjuntos, así, cada conjunto de rombos consta de tres de

diferentes tamaños, acomodados de mayor a menor, estando los menores dentro

del mas grande, cada rombo se ve seguido por dos círculos ubicados a sus lados,

cada circulo contiene en su interior un pequeño círculo más pequeño o un punto.

248
Este patrón se sucede hasta el extremo puntiagudo del segundo contorno del

cuerpo serpenteante siendo ocho conjuntos de rombos y círculos (ilustración 62).

Ilustración 62. Cuerpos exterior e interior

El cuerpo de formas romas tiene su engarce con el cuerpo serpenteante en la

parte que parece representar una caja torácica humana, lugar en el cual se puede

observar una especie de collar formado por tres arcos concéntricos acomodados

por tamaños de forma que recuerda algunas representaciones solares al estilo

europeo, este elemento se ve rematado por un pequeño punto presente en el

interior del último arco y que, de igual manera, comparte el centro con los arcos

(ilustración 63).

249
Ilustración 63. Torso con "collar"

Encima de ese elemento se encuentra una cabeza grande que parece tener

mandíbulas dentadas y abiertas, de las cuales surge una lengua, que pareciera

unirse con otro elemento muy particular, ya que está rematada en su punto final

por otra cabeza con fauces que de igual manera tienen una lengua larga saliendo

de ellas. Los ojos que componen a la cabeza grande son huecos vacios de color

que se ven adornados con un círculo que contiene un punto en su interior, por el

contrario la cabeza pequeña no presenta ojos; en los extremos de primer cabeza,

cerca del lugar donde irían las orejas, el monstruo presenta extensiones que se

enredan, una en levógiro (la de la izquierda) otra en dextrógiro (la de la derecha),

a manera de cuernos (ilustración 64).

250
Ilustración 64. Cuerpo anterior del monstruo

Entre la cabeza y los arcos concéntricos se encuentra una forma rectangular

en vacio de color representando al cuello, que en su interior posee cuatro líneas

rectas, dividiendo así el espacio en cinco, de los cuales dos (el primero y el cuarto

si se cuenta desde la base del cuello) presentan puntos colocados a lo largo de

espacio (ilustración 664).

Por último, el monstruo tiene colocado un brazo izquierdo que une las formas

del cuello con el cuerpo serpenteante del monstruo, la mano perteneciente a este

brazo ostenta tres dedos y se proyecta en dirección a su cabeza, dando la

impresión de que el brazo esta flexionado. En el lado derecho no se distingue bien

el brazo por el deterioro de la pieza, sin embargo se puede identificar una mano

con tres dedos.

Partiendo de esta descripción, podemos identificar dos formas de distribución

arbitrarias, una es considerar las formas del monstruo en general, como se ve en

251
la ilustración 8, donde claramente podemos ver que la línea del centro de la espiral

pasa por el centro de los rombos hasta el collar, dando paso al cuerpo romo. Por

otro lado, otro tipo de distribución se puede realizar considerando las formas

circulares y espirales o de contención. De esta manera los únicos elementos que

no ostentan esta idea son los presentes en el centro-fondo del plato o bien, en el

cuerpo anterior del monstruo (ilustración 65).

Ilustración 65. Distribuciones

B) Análisis de los contrastes cromáticos

La pieza arqueológica en cuestión tiene un color base o engobe uniforme en

todo el cajete, cubriendo su superficie por completo. Como contraste a este

engobe, la pieza ostenta decoración en un solo color; el color rojo que compone al

total de la decoración. De esta manera los diseños se ven únicamente en un color

fuerte encima de una base más clara, por lo que el contraste es bien marcado.

252
C) Análisis eidético

Se han identificado los siguientes contrastes eidéticos:

 El contraste de color entre el engobe café y de la pintura en rojo

 El contraste entre líneas circulares delgadas y líneas circulares gruesas

 Líneas llanas con líneas onduladas

 Un extremo puntiagudo y un extremo de formas compuestas

 Formas circulares ( los círculos concéntricos, el cuerpo serpentino) con

formas romas (los rombos la cabeza del monstruo)

 Líneas sinuosas con líneas rectas

 Un interior y un exterior en el cajete

 Cabeza con presencia de ojos y una cabeza sin ojos

 Una parte anterior con una parte posterior

 Un centro (representado por el cuerpo romo del monstruo) y una periferia

(representada por los círculos concéntricos)

 Se pueden señalar siguiendo estos contrastes, algunas relaciones

importantes como el arriba-abajo y el centro-periferia, ya que el arriba esta

relacionado con la periferia y al abajo con el centro, relacionando estos dos

contrastes en un tercero que implicaría un arriba-periferia vs abajo-centro.

Todo esto, siguiendo la posición del cajete partiendo de la segmentación

antes descrita.

2. Análisis figurativo

253
A) El observador

El sujeto observador que realiza una interacción con el objeto de estudio,

necesita identificar, tanto la forma de la pieza como los diferentes motivos que

conforman la decoración. Por ello es necesario que se manipule el objeto para

identificar los elementos tanto de decoración como de forma física del cajete o en

su defecto, cambiar de perspectiva (solo si el cajete esta colocado por su base)

para visualizar todas estas características, principalmente la decoración.

Pese a esto, el cajete esta hecho de manera que la base no se vea y la parte

baja de las paredes exteriores quedan con poca visibilidad por parte del

observador, siendo la decoración exterior una limitación visual en el exterior para

el observador, mientras que en el interior los elementos presentes en las paredes

remiten al observador hacia el monstruo que ocupa el fondo de la pieza.

B) Reconocimiento de acciones y actores

La decoración exterior presenta un patrón que pareciera funcionar como

preámbulo de la decoración interior. Este patrón exterior a su vez presenta

relaciones al interior de su estructura, de esta manera las líneas llanas delgadas

del centro se ven enmarcadas por las dos líneas punteadas y al final por ambas

bandas. De esta forma podría enumerar la secuencia de la siguiente manera:

1B 2Lp 3Ldl 4Ldl 5Ldl 6Lp 7B

254
En esta secuencia el número indica su posición con respecto al borde,

mientras que B, representa banda, L línea, d delgada y l llana. De esta manera

nos podemos dar cuenta que en este conjunto de círculos las línea llanas se ven

enmarcadas por los otros dos tipos de línea. Si armáramos pares de orilla a orilla

cada línea se correspondería con otra de su mismo tipo, haciendo pares las

bandas, las líneas punteadas, un par de líneas llanas y una línea llana sin par.

En el conjunto de la decoración interior el patrón funge como arranque de esta

misma, marcando una diferencia entre el afuera y el adentro y a su vez enmarca y

contiene todo al interior; los círculos concéntricos fungen como contenedores de

los diseños colocados en su interior. Sin embargo entre estos círculos existe

también una relación interna. Las dos primeras líneas son llanas y delgadas, para

dar paso a una ondulada, luego una gruesa llana, posteriormente una ondulada y

por ultimo dos líneas delgadas llanas mas. La secuencia seria la siguiente:

1Lld 2Lld 3Lo 4Llg 5Lo 6Lld 7Lld

En esta secuencia L representa “línea”, l representa “llana”, d representa

“delgada”, g representa “gruesa” y o representa “ondulada”. De esta forma cada

línea tiene su representación ya que el número nos indica el tamaño del diámetro

de cada línea, siendo 1 el más grande y 7 el más pequeño. Con esta secuencia la

línea gruesa (4Llg) queda enmarcada por dos conjuntos similares constituidos por

dos líneas delgadas llanas en los extremos y una línea ondulada a un costado de

255
la línea gruesa; esto con la salvedad de que uno de los grupos es mas pequeño

en cuanto al tamaño de su diámetro.

Si armamos pares juntando las líneas por los extremos, cada línea tomaría su

par con otra de su mismo tipo, siguiendo esta idea los pares quedarían así 1Lld-

7Lld, 2Lld-6Lld, 3Lo-5Lo, mientras que 4Llg quedaría sin par, siendo la única

línea de su tipo y encontrándose en el centro del conjunto, siendo resaltada de las

demás (ilustración 66).

Ilustración 66. Círculos concéntricos

Dentro de estos círculos, el monstruo se enreda, siendo una de sus principales

acciones; ese enredarse lo hace contenerse a si mismo siendo el límite de la

contención la cabeza, la cual muestra la boca abierta de la cual surge, la lengua

que parece tener su propio accionar en la medida en que tiene un extremo en

forma de cabeza de reptil que de igual manera muestra la lengua. Siguiendo estas

256
acciones el centro de la contención que empieza con los círculos son las cabezas

de reptil, de las cuales, la primera nos remite a la segunda y la segunda nos remite

a su lengua misma.

La idea de circularidad se ve reflejada de igual manera en el collar del

monstruo, compuesto por arcos concéntricos, sin embargo, el centro que

comparten no es el mismo que el centro que comparten los círculos grandes y el

cuerpo en espiral del monstruo, generando así una idea diferente de circularidad,

con un centro diferente, como parte del mismo monstruo (ilustración 67).

Ya establecimos la idea de contención y circularidad general de la pieza, sin

embargo el monstruo presenta elementos interesantes en su accionar. Una de

estas es que ese “enrollar” obedece a las formas circulares que le preceden.

Siguiendo esta idea, el monstruo se enreda en espiral con el cuerpo posterior en la

periferia y el cuerpo anterior en el centro, por lo que la espiral que se forma es en

sentido dextrógiro y centrípeto (o hacia el centro) siguiendo el frente del monstruo.

Es interesante señalar también que conforme la espiral se enrolla de igual

manera baja por las paredes interiores del cajete hasta el centro-fondo del mismo,

en una forma muy parecida a un remolino, efectuando así, un descenso en espiral

hacia el centro y hacia adentro del mismo cajete. De esta forma, el cuerpo

posterior forma la espiral y a su vez el camino hacia el centro que se ve rematado

por el cuerpo anterior.

257
Este último realiza varias acciones, una de ellas es mostrar sus extremidades

flexionadas a la manera de los reptiles, mientras que en su cabeza los ojos

parecieran mirar el lugar donde su lengua emerge. Esta lengua a su vez, nos es

mostrada por el monstruo que abre sus mandíbulas; el caso de la lengua es

especial, ya que como parte del monstruo, nos es mostrada por este e implica un

mostrarse a sí mismo, pero la lengua ostenta una cabeza propia que a su vez

presenta mandíbulas abiertas dentadas y lengua. Por lo que tal vez la acción del

monstruo es abrir las fauces y la acción principal de la lengua es salir para

mostrarse, abrir las fauces y a su vez mostrar la lengua.

Ilustración 67. Decoración interior (proyección)

Así, la idea de contención nos remite al monstruo y al centro-fondo, donde se

encuentra la cabeza del monstruo y la lengua dependiente-independiente del

258
monstruo, siendo, como ya se dijo, la idea central a la que nos remiten los

círculos, y principalmente, la espiral.

259
Pieza 3

1. Análisis plástico

a) Segmentación y distribución topológica

La pieza cerámica estudiada consta de un cajete con diseños en el interior de

la pieza y al exterior de la pieza con paredes rectas. Para segmentar esta pieza es

necesario apuntar dos criterios. El primero radica en la separación del cajete en

sus partes constituyentes, siendo la primera la base, parte que se encuentra oculta

debido a que es el lugar donde el cajete descansa. La segunda parte del cajete

serian las paredes, que conforman el diámetro da la pieza, por ultimo tendríamos

al borde, que es el límite de las paredes.

Sin embargo se podría operar otro tipo de segmentación que considere el

criterio de la función del cajete, que sería la retención o almacenaje de objetos en

una área determinada de la pieza.de esta manera existiría un adentro y un afuera

de acuerdo a esta idea de retención, donde el interior se correspondería al área de

almacenaje.

Siguiendo estos dos criterios, la segmentación se podría operar aunando

ambas perspectivas, por lo que podríamos segmentar de la siguiente manera. La

primera parte seria la base, que esta oculta, la siguiente serian las paredes

exteriores, esto es, la parte de las paredes que se encuentra fuera del área de

almacenaje; posteriormente seguiría el borde, que en este caso seria la unión del

interior con el exterior, particularmente de las paredes exteriores de las paredes

260
interiores, las cuales, serian el siguiente elemento del cajete y, por último, el fondo,

que se correspondería con la base, pero se encuentra al interior (ilustración 68).

Ilustración 68. Segmentación

Se puede operar la distribución de acuerdo a esta segmentación, así el diseño

de la decoración interior nos muestra a un monstruo dentro de un conjunto de

círculos y un patrón compuesto por líneas. Comenzando la descripción desde las

paredes interiores hacia el fondo, la decoración interior comienza con un patrón

formado por siete conjuntos de líneas. Cada conjunto se compone de una banda

gruesa ligeramente curva, que sigue la misma orientación que los círculos, y

pequeñas líneas perpendiculares a la banda colocadas a los lados de esta misma

en grupos de 6 a 8 líneas.

Este patrón se encuentra colocado de manera que cada uno de los conjuntos

de líneas remite a la forma de un círculo, formando un contorno circular entre

todos los conjuntos. Este patrón se encuentra colocado, a lo largo del diámetro del

primer círculo de línea delgada. El conjunto de círculos concéntricos está

conformado por un total de cinco círculos de tamaños diferentes cada uno. Los

261
dos primeros se conforman por líneas delgadas y son los más grandes en cuanto

a diámetro; la siguiente línea se conforma por una línea gruesa y su diámetro es

de menor tamaño que las dos anteriores; por último, los dos círculos restantes se

conforman de líneas delgadas y son los más pequeños en cuanto a diámetro.

Cabe señalar que los dos primeros círculos, los de mayor diámetro, se encuentran

en las paredes del cajete, mientras que la línea gruesa y las dos líneas más

pequeñas están en el fondo del cajete (ilustración 69).

Ilustración 69. Patrón y círculos concéntricos

El siguiente elemento es el monstruo; este comienza con un cuerpo que forma

una espiral en sentido dextrógiro comenzando por el extremo posterior (ilustración

70). Dicho extremo se constituye de una forma puntiaguda con relleno en rojo

parcialmente, seguida de dos líneas rectas que forman dos espacios ocupados por

262
puntos pequeños. En el lado izquierdo de este extremo se encuentran cuatro

pequeñas líneas que parecen aludir a algún elemento físico. El cuerpo se

ensancha a medida que se avanza en él dando una forma muy parecida a la de un

reptil, este cuerpo termina con dos extremidades anteriores a cada lado a manera

de brazos, formados únicamente por el contorno y cuatro dedos conformados por

líneas (ilustración 70).

Ilustración 70. El monstruo

Dentro de este primer contorno se encuentra el segundo cuerpo, el cual es

semejante al primero pero de dimensiones más pequeñas. Este cuerpo ostenta en

su interior varios elementos; en su extremo posterior o puntiagudo, se localiza una

punta rellena en color seguida de cuatro líneas perpendiculares al contorno del

cuerpo que forman cuatro espacios ocupados por puntos. Después de esto, se

puede observar un patrón compuesto por una sucesión de círculos y rombos; esta

263
sucesión se ve conformada por dos conjuntos de círculos colocados a las orillas

del cuerpo, que constan de un círculo y un punto, ambos concéntricos, para dar

paso después al centro, a un conjunto de rombos que se constituye por tres

rombos concéntricos y un punto al centro. De esta manera tenemos un total de

nueve pares de círculos y ocho conjuntos de rombos (ilustración 71).

Ilustración 71. Contornos del cuerpo serpentino

Este patrón se ve delimitado por dos líneas perpendiculares al contorno del

cuerpo 2 seguidas de un relleno en color de forma triangular, el cual, a su vez, se

ve seguido por dos líneas más que, de igual forma, son perpendiculares al cuerpo.

Por encima de todos ellos se localiza un diseño compuesto por cuatro arcos

concéntricos de diferente tamaño cada uno y colocados uno dentro del otro de

mayor a menor tamaño, rematados por un punto al centro. Este elemento está

colocado a manera de collar o pectoral del monstruo (ilustración 72).

264
Ilustración 72. "Collar"

Como último elemento y al centro de la espiral formada por el monstruo, se

encuentra un cuello formado por líneas curvo-divergentes, que dan una forma

parecida a un reloj de arena, este elemento está dividido en su interior por tres

líneas que forman cuatro espacios, los cuales se encuentran ocupados por puntos.

Encima de este cuello, se localiza la cabeza, la cual parece estar representada

con las mandíbulas abiertas, en donde se pueden observar pequeñas líneas a

manera de dentadura, en los extremos posteriores de la cabeza se distinguen dos

formas curvas que convergen en dirección al cuello, que aparentan una forma de

cuernos.

Justo encima del cuello se distinguen dos círculos formados por vacios de

color, al interior de cada vacio se encuentra un círculo con un punto al centro,

representando los ojos. Rematando la figura se encuentra una forma que

pareciera representar una lengua bífida y que parece no tener contacto físico con

el monstruo, sin embargo, la forma de esta se bifurca desde su comienzo en el

interior de las mandíbulas, siguiendo cada lado la posición de una de las

265
mandíbulas y saliendo de ellas por los dos extremos, para luego bifurcarse cada

una en el exterior (ilustración 73).

Ilustración 73. Cuerpo anterior del monstruo

De acuerdo a esta descripción podemos identificar dos tipos de distribución

de los diseños al interior, en el primero de los cuales las formas quedan resaltadas

y el conjunto de circuíos funciona precisamente como un conjunto (ilustración 74).

Por otro lado podemos resaltar las formas circulares y espirales resaltando la

contención en ellas (ilustración 75).

266
Ilustración 74. Distribución 1

Ilustración 75. Distribución 2

De esta manera podemos ver que en la distribución 1, la línea central del

cuerpo serpentino cruza por el mismo lugar que el centro de los rombos hasta el

collar, mientras que la distribución dos, señala en color rojo los elementos que no

comparten una idea de contención o circular y en color negro los elementos que si

la comparte, siendo el cuerpo anterior el único con elementos no concéntricos o

espirales.

267
b) Análisis de los contrastes cromáticos

El contraste cromático se ve limitado a únicamente dos colores, siendo el

primero el que conforma el engobe de la pieza y el segundo el color de los

diseños. De esta manera el color rojizo de los diseños contrasta en gran medida

con la base de color café, resaltando los elementos pictóricos.

c) Análisis eidético

Se han identificado los siguientes contrastes eidéticos:

 El color del engobe del cajete con el color de la decoración

 Las líneas circulares delgadas, con la línea circular gruesa

 Formas circulares con formas angulares

 Formas romas con formas puntiagudas

 Formas circulares concéntricas con centros distintos (el collar y los

círculos que encierran al monstruo)

 Líneas sinuosas con líneas rectas

 Un cuerpo posterior y puntiagudo, con un cuerpo anterior y romo

 Un centro (el cuerpo romo del monstruo) y una periferia (el cuerpo

puntiagudo y los círculos concéntricos)

 Un arriba (el patrón cercano al borde y dos de los círculos concéntricos)

y un abajo (tres de los círculos concéntricos y el monstruo)

 El interior y el exterior del cajete

268
2. Análisis figurativo

a) El observador

El sujeto observador que realiza una interacción con el objeto de estudio,

necesita identificar, tanto la forma de la pieza como los diferentes motivos que

conforman la decoración. Por ello es necesario que se manipule el objeto para

identificar los elementos tanto de decoración como de forma física del cajete o en

su defecto, cambiar de perspectiva (solo si el cajete está colocado por su base)

para visualizar todas estas características, principalmente la decoración.

Pese a esto, el cajete esta hecho de manera que la base no se vea y la parte

baja de las paredes exteriores quedan con poca visibilidad por parte del

observador, siendo la decoración exterior una limitación visual en el exterior para

el observador, mientras que en el interior los elementos presentes en las paredes

remiten al observador hacia el monstruo que ocupa el fondo dela pieza.

b) Reconocimiento de acciones y actores

Dentro del cajete los diseños parecen estar resaltando un elemento en

específico. El patrón ubicado cerca del borde delimita a todas las demás figuras

que se encuentran en el interior, este límite incluso resalta con los demás

elementos debido a las pequeñas líneas colocadas a los costados de las bandas.

Después de este patrón, los círculos concéntricos realizan algunas

especificidades entre ellos. Los dos primeros círculos son los de mayor diámetro,

269
pero a su vez son los únicos colocados en las paredes del cajete, además de estar

más arriba de acuerdo a la posición funcional de la pieza arqueológica. El

siguiente círculo es el que se compone por línea gruesa, que enmarca un cambio

con los círculos más grandes, ya que localiza entre el límite de las paredes y el

fondo, marcando el fin de las paredes y el inicio del fondo del cajete.

Posteriormente, ya en el fondo de la pieza arqueológica, se desenvuelven los

dos círculos más pequeños terminando con la sucesión de círculos concéntricos.

Este conjunto de círculos es contenido por el patrón cercano al borde, a su vez los

círculos se contienen uno a otro, y en conjunto contienen al monstruo ubicado al

centro y en el fondo del cajete (ilustración 76).

Ilustración 76. Círculos concéntricos

270
El monstruo es contenido por los elementos colocados antes que él partiendo

de las paredes; sin embargo, el mismo monstruo se enreda a si mismo,

conteniendo así el cuerpo puntiagudo al cuerpo romo, el cual queda en el centro

de la contención. Dentro del mismo cuerpo serpentino, se puede identificar otra

idea mas de contención y esta está dad por la contención del contorno uno al

contorno dos; ambos siguen la misma dirección, y parecen formar parte de un

mismo cuerpo, pero es el cuerpo interior el que contiene al patrón de rombos y

círculos.

Desde esta perspectiva, la acción central de toda la idea de circularidad y

contención presente en el diseño interior, seria la acción que realiza el cuerpo

romo, esta consiste en la expresión del monstruo, el cual abre sus mandíbulas y

enseña la lengua o lenguas bífidas como acción principal, además de flexionar los

brazos (ilustración 77).

Así el cuerpo posterior del monstruo se ve limitado en movimiento por las

formas circulares, y se enrolla formando una espiral en sentido dextrógiro

centrípeto (hacia el centro) que termina donde el cuerpo posterior. Por ello el

cuerpo posterior forma el camino hacia el centro, llevando a la idea central, pero

se puede vislumbra otra acción en este caso, ya que este cuerpo serpentino,

además de formar la espiral hacia el centro, recorre la superficie cerámica bajando

hasta el fondo, en una forma muy parecida a la de un remolino, por lo que la

acción completa es bajar al centro, al fondo y al interior del plato, donde se

desempeña el cuerpo romo.

271
De acuerdo a este argumento, la cabeza realiza otra acción interesante que

radica en mirar su propia acción de mostrar la lengua doblemente bífida, de esta

manera, aunando la idea central de contención y concéntrica, el centro se ve

marcado por las acciones del monstruo, que se corresponden con abrir las

mandíbulas y mostrar la lengua doblemente bífida o lenguas bífidas y mirar esa

acción.

Ilustración 77. Decoración interior

Otra idea de contención es aplicada por los rombos presentes dentro del

monstruo, ya que estos son grupos de rombos concéntricos, estando acomodados

rombos más pequeños dentro de los rombos más grandes, incluso los pequeños

círculos con puntos en su centro aplican esta misma idea, remitiendo al mismo

sentido de contención.

272
Existen dos elementos circulares que rompen la idea concéntrica que manejan

tanto el patrón y los círculos, como el monstruo, estos elementos son los

pequeños círculos presentes dentro del contorno interior del cuerpo serpentino del

monstruo, los cuales parecen seguir su propia idea de centro; mientras que en el

collar, los arcos parecen compartir un mismo centro, pero no lo comparten con los

elementos anteriores.

273
Pieza 4

1. Análisis plástico

d) Segmentación y distribución topológica

La pieza cerámica estudiada consta de un plato con diseños en el interior de la

pieza y al exterior de la pieza con paredes curvo-convergentes. Para segmentar

esta pieza es necesario apuntar dos criterios. El primero radica en la separación

del plato en sus partes constituyentes, siendo la primera la base, parte que se

encuentra oculta debido a que es el lugar donde el cajete descansa. La segunda

parte del plato serian las paredes, que conforman el diámetro da la pieza, por

ultimo tendríamos al borde, que es el límite de las paredes.

Sin embargo, se podría operar otro tipo de segmentación que considere el

criterio de la función del cajete, que sería la retención o almacenaje de objetos en

una área determinada de la pieza.de esta manera existiría un adentro y un afuera

de acuerdo a esta idea de retención, donde el interior se correspondería al área de

almacenaje.

Siguiendo estos dos criterios, la segmentación se podría efectuar aunando

ambas perspectivas, por lo que podríamos segmentar de la siguiente manera. La

primera parte seria la base, que esta oculta, la siguiente serian las paredes

exteriores, esto es, la parte de las paredes que se encuentra fuera del área de

almacenaje; posteriormente seguiría el borde, que en este caso sería la unión del

interior con el exterior, particularmente de las paredes exteriores de las paredes

274
interiores, las cuales, serian el siguiente elemento del cajete y, por último, el fondo,

que se correspondería con la base, pero se encuentra al interior (ilustración 78).

Ilustración 78. Segmentación

Se puede operar la distribución de acuerdo a esta segmentación así la

decoración en el borde se compone por un patrón conformado por siete conjuntos

similares. Estos conjuntos se constituyen por una barra con tres líneas paralelas a

ella a sus lados. Estos conjuntos están colocados a lo largo del área del borde del

plato, por lo que forman un contorno circular junto al borde (ilustración 79).

275
Ilustración 79. Proyección de la decoración del borde

Posteriormente, ya en el interior del plato, empezando la descripción de las

orillas al centro, el primer elemento es una línea ondulada colocada en la orilla del

interior del plato, por lo que el diámetro que forma es aproximadamente el mismo

del plato. Este contorno circular de línea ondulada se ve seguido por dos

contornos circulares más, pero de línea llana, estos son más pequeños que la

línea anterior y el segundo de ellos es el más pequeño (ilustración 80).

276
Ilustración 80. Círculos concéntricos

Dentro de estos círculos se desenvuelve el monstruo reptil, el cual forma una

espiral al enredar su cuerpo serpentino (ilustración 81). Dicho monstruo está

compuesto por dos partes o cuerpos; el cuerpo serpentino que se enreda, con un

extremo puntiagudo para ensancharse después en una forma tubular, y un cuerpo

de formas romas, más pequeño con extremidades a manera de brazos y cara de

reptil.

277
Ilustración 81. El monstruo

El cuerpo serpentino de monstruo se compone de dos contornos, uno exterior

y otro interior ubicado dentro del primero. El contorno exterior es el de mayor

tamaño, este cuerpo limita la espiral formada por el monstruo, en el extremo

puntiagudo hay un relleno de color que se ve limitado por tres líneas que son

paralelas a este relleno y forman tres espacios vacios entre ellas y la punta

rellena. Después de estos elementos se ubican siete puntos sin orden aparente,

cabe señalar que este contorno comienza con línea delgada en la punta, para

después ensanchar el tamaño de la línea en gran medida para luego reducirse

nuevamente para formar los brazos, que se encuentran flexionados.

El segundo contorno, o contorno interno de este cuerpo serpentino, es de

menor tamaño, pero de formas muy parecidas al contorno exterior. En la punta de

este contorno se encuentra un relleno en color que se ve seguido de tres líneas

paralelas a la punta y que forman tres espacios vacios. Posteriormente se localiza

278
un patrón conformado por triángulos isósceles colocados en sucesión uno de cada

lado del contorno, siendo un total de treinta y dos triángulos. Estos triángulos

contienen un punto en su interior en el caso de los veintidós triángulos más

pequeños, y un círculo con un punto en el interior en el caso de los diez triángulos

más grandes (ilustración 82).

Ilustración 82. Contornos del cuerpo serpentino

Este último patrón también forma otra figura en vacío con cada lado de los

triángulos y las paredes del contorno interior, formando un zigzag en el interior del

contorno dos. Después de este patrón, cuatro líneas que delimitan el espacio

anterior del posterior. Estas líneas son perpendiculares al contorno interior del

cuerpo serpentino, la primera de estas líneas es ondulada, mientras que las

demás son llanas. Después de estas líneas se ubica un relleno en color que

279
abarca el grueso del contorno interno para dar paso al cuerpo romo y formando lo

brazos junto al contorno externo.

Cubriendo todo el contorno externo del cuerpo serpentino se ubica otro

contorno formado por una sucesión de puntos que a su vez enarbola la forma de

una espiral, recorriendo por el lado izquierdo del cuerpo serpentino desde el

extremo serpentino hasta la extremidad anterior izquierda, dejando el cuerpo romo

libre de puntos (ilustración 83).

Ilustración 83. Espiral de línea punteada

El cuerpo romo se ve iniciado con el ensanchamiento del contorno interior del

cuerpo serpentino, este comienza con un vacio de color seguido de cinco líneas

de diferentes tamaños, de las cuales la primera y más grande con forma curva,

cuenta con abscesos formados por líneas pequeñas colocadas de forma

perpendicular a este línea. Las demás líneas, junto a esta, forman un collar y el

cuello, donde se forman cuatro espacios por la sucesión de líneas, de los cuales

tres están ocupados por puntos pequeños. Por encima de este cuello, se localiza

280
la cabeza del monstruo, que se compone de una forma triangular con un ángulo

abierto por encima que forma las mandíbulas abiertas con líneas a manera de

dentadura. En los otros dos ángulos del triángulo las líneas se extienden formando

líneas que se encuentran en dirección al cuello formando una especie de cuernos.

Justo a los lados de estos cuernos, en el interior de la cabeza, se distinguen los

ojos, formados por vacios de color ocupados por círculos con un punto en el

centro (ilustración 84).

Ilustración 84. Cuerpo anterior del monstruo

A los lados de los ojos, por fuera de la cabeza, se distinguen dos arcos con

picos, que parecieran evocar la figura de pendientes, estos arcos tienen un punto

en el centro y parecieran pequeños soles (ilustración 84).

281
De acuerdo a esta descripción la distribución se puede manejar desde dos

perspectivas, una es considerando las formas de cada elemento, por lo que la

distribución seria como en la ilustración 85. En esta distribución podemos ver que

la línea central del cuerpo serpentino toca a todos los círculos del diseño interior,

hasta el collar y la cabeza.

Ilustración 85. Distribución 1

Sin embargo se puede manejar otra distribución considerando los elementos

concéntricos; con esta distribución podemos ver que los únicos elementos que no

comparten la idea de concéntrica son los del cuerpo anterior (ilustración 86).

282
Ilustración 86. Distribución 2

e) Análisis de los contrastes cromáticos

Los colores que componen al plato se simplifican a dos, un color de base del

cajete o engobe y la pintura que sirve como decoración y que compone a todos los

diseños de la pieza. En el interior el contraste cromático es más marcado debido a

que los diseños en rojo ocupan una gran parte de la superficie, dejando los

espacios donde se ve el engobe café como vacios.

f) Análisis eidético

Se han identificado los siguientes contrastes eidéticos:

 El color de base o engobe de la pieza y el color de los diseños

 Líneas onduladas con líneas llanas

 Formas circulares con formas angulares

 Formas romas con formas puntiagudas

283
 Formas circulares concéntricas con centros distintos (el collar y los círculos

que encierran al monstruo)

 Un cuerpo posterior y puntiagudo, con un cuerpo anterior y romo

 Un centro (el cuerpo romo del monstruo) y una periferia (el cuerpo

puntiagudo y los círculos concéntricos)

 Un arriba (el patrón cercano al borde y dos de los círculos concéntricos) y

un abajo (tres de los círculos concéntricos y el monstruo)

 Contornos llanos y contornos punteados

 Un interior y un exterior del plato

2. Análisis figurativo

a) El observador

El sujeto observador que realiza una interacción con el objeto de estudio,

necesita identificar, tanto la forma de la pieza como los diferentes motivos que

conforman la decoración. Por ello es necesario que se manipule el objeto para

identificar los elementos tanto de decoración como de forma física del plato o, en

su defecto, cambiar de perspectiva (solo si el plato está colocado por su base)

para visualizar todas estas características, principalmente la decoración.

Pese a esto, el plato esta hecho de manera que la base no se vea y la parte

baja de las paredes exteriores quedan con poca visibilidad por parte del

observador, siendo la decoración exterior una limitación visual en el exterior para

284
el observador, mientras que en el interior los elementos presentes en las paredes

remiten al observador hacia el monstruo que ocupa el fondo de la pieza.

b) Reconocimiento de acciones y actores

En la decoración del borde, el patrón presente enmarca la diferencia de

espacios, el interior y el exterior, además del mismo borde, agregando que

presenta formas que contrastan con las formas presentes en el interior. La línea

ondulada cercana al borde en el interior, enmarca y contiene a los demás

elementos presentes en la decoración interior, contrastando por ser la única línea

ondulada, encontrarse más arriba y en la periferia.

Los dos círculos siguientes se ven contenidos por la línea ondulada, pero a su

vez se contienen entre ellos y contienen al monstruo. El contorno de puntos a su

vez contiene en su interior al monstruo siguiendo la forma en espiral de este; el

monstruo se contienen a sí mismo, enredándose, mientras que los contornos del

cuerpo serpentino parece seguir una misma acción en espiral para dar paso a los

brazos. En el centro de la contención, lugar a donde nos remiten todas las ideas

circulares, se encuentra el cuerpo anterior que flexiona sus brazos y abre sus

mandíbulas, pareciendo ser esta ultima la idea central.

Sin embargo, este forma espiral obedece de igual manera a la forma del plato,

ya que al formarse la espiral también baja por la superficie interior del plato,

generando una forma semejante a un remolino, por lo que, entones, la espiral

285
formada nos lleva hacia el centro, pero también hacia abajo (fondo del plato),

donde se encuentra el monstruo (ilustración 87).

Ilustración 87. Proyección de la decoración interior

Existen dos elementos circulares que no comparten la idea concéntrica con las

demás formas circulares, estas son los pequeños círculos dentro de los triángulos

del patrón en el contorno interior del cuerpo serpentino y el collar del monstruo, ya

que los primeros parecen tener su propio centro cada uno y los arcos del collar

parecen compartir un centro diferente del de la idea circular en general; el mismo

caso con los pequeños círculos colocados a manera de pendientes, que ostentan

su propio centro cada uno (ilustración 87).

286
De esta manera podemos ver que el monstruo realiza algunas acciones

importantes, como el seguir la forma circular que le enmarcan los círculos, este

enrollarse nos presenta una forma espiral en sentido dextrógiro y centrípeto. Por lo

que el cuerpo posterior del monstruo marca el camino de la espiral (la periferia-

arriba) que lleva hasta el cuerpo anterior (al centro-fondo, interior), el cual a su

vez, nos presenta sus mandíbulas abiertas y parece mirar esa acción,

remitiéndonos a sus mandíbulas tanto con el cuerpo como con la mirada.

287
Pieza 6

1. Análisis plástico

A) Segmentación y distribución topológica

La pieza cerámica estudiada consta de un cajete con diseños en el interior de

la pieza y al exterior de la pieza con paredes curvo-divergentes. Para segmentar

esta pieza es necesario apuntar dos criterios. El primero radica en la separación

del cajete en sus partes constituyentes, siendo la primera la base, parte que se

encuentra oculta debido a que es el lugar donde el cajete descansa. La segunda

parte del cajete serian las paredes, que conforman el diámetro da la pieza, por

ultimo tendríamos al borde, que es el límite de las paredes.

Sin embargo se podría operar otro tipo de segmentación que considere el

criterio de la función del cajete, que sería la retención o almacenaje de objetos en

una área determinada de la pieza.de esta manera existiría un adentro y un afuera

de acuerdo a esta idea de retención, donde el interior se correspondería al área de

almacenaje.

Siguiendo estos dos criterios, la segmentación se podría operar aunando

ambas perspectivas, por lo que podríamos segmentar de la siguiente manera. La

primera parte seria la base, que esta oculta, la siguiente serian las paredes

exteriores, esto es, la parte de las paredes que se encuentra fuera del área de

almacenaje; posteriormente seguiría el borde, que en este caso sería la unión del

interior con el exterior, particularmente de las paredes exteriores de las paredes

288
interiores, las cuales, serian el siguiente elemento del cajete y, por último, el fondo,

que se correspondería con la base, pero se encuentra al interior (ilustración 88).

Es necesario mencionar que en este caso no se podrá relacionar la decoración al

interior con las paredes y el borde, ya que en el dibujo que Kelley presentó no se

distingue donde terminan las paredes interiores y donde inicia el fondo.

Ilustración 88. Segmentación

La decoración en el exterior descrita de abajo hacia arriba, consiste en una

banda que rodea el plato formando un círculo, seguido de contornos que forman

círculos en el diámetro del cajete. Después de estos círculos hay un patrón

formado por la repetición de dos líneas en forma de gancho que presentan dos

puntos en el exterior de la curva, limitadas por líneas rectas, el patrón esta a todo

lo largo de la superficie del cajete. Después de este elemento se ven dos líneas

delgadas similares a las anteriores, por último se distingue otra banda pegada al

borde, más delgada que la primera (ilustración 89).

289
Ilustración 89. Decoración exterior, redibujado digital del original de Kelley 1971

En el interior del cajete, la decoración, descrita de la periferia hacia abajo,

comenzaría con un marco circular compuesto por distintos elementos. Uno de

estos elementos es una forma animal parecida a un reptil, consistente en una cola

que serpentea hasta llegar a la cabeza, la cual se compone de una forma

triangular que ostenta dos pequeñas líneas en los costados a manera de cuernos

y, por encima del triangulo contiene dos líneas curvas que forman una boca que

presenta pequeños arcos en el interior formando una dentadura. En el interior de

la forma triangular de la cabeza, hay dos espacios vacios que forman las

cavidades oculares, a las cuales se les coloco un punto formando así los ojos.

Este elemento se presenta seis veces en el marco, seguido siempre de un

conjunto de líneas rectas paralelas colocadas a lo ancho del marco, siendo un

total de once conjuntos de líneas, de los cuales nueve cuentan con cinco líneas y

dos con seis (ilustración 90).

290
Ilustración 90. Marco de la decoración interior

De igual manera nueve de estos conjuntos tienen arcos muy parecidos a los

dientes de los monstruos en la última línea de cada conjunto, solo uno contiene

estos arcos en las dos líneas de los extremos. Por último este marco presenta, de

igual manera, conjuntos de líneas ondulantes en lo largo del marco, cada conjunto

se conforma de cuatro líneas ondulantes, y se presenta en cinco ocasiones,

siempre seguido los conjuntos de líneas rectas.

Después del marco, se distingue un conjunto de círculos concéntricos

conformado por tres líneas delgadas y una ancha o banda. Se distribuyen

empezando con una línea delgada, que tiene el mayor diámetro, aunque mas

pequeño que el marco descrito anteriormente. Después se colocó la banda que

resalta del conjunto por ser más ancha, para terminar con dos líneas delgadas

más, de las cuales la última tiene el diámetro de menores dimensiones (ilustración

91).

291
Ilustración 91. Círculos concéntricos

En el centro de todas estas formas circulares se distingue al monstruo. Este

elemento se conforma por un cuerpo serpenteante que forma una espiral en

sentido dextrógiro que termina en un cuerpo romo, el cual está incompleto, tal y

como lo presento Kelley (ilustración 92). El primer cuerpo se compone de dos

contornos que en la parte posterior, presentan un extremo puntiagudo que se

ensancha hasta dar una forma cilíndrica.

Ilustración 92. El monstruo

292
El primer contorno de este cuerpo tiene su extremo puntiagudo cerrado,

representando alguna especie de cola de reptil; conforme se ensancha del lado

izquierdo surge un patrón en la línea, conformado por pequeños arcos y que

abarca hasta el final del cuerpo serpenteante, dando la impresión de representar

una espina dorsal. En el interior de este primer contorno hay tres líneas rectas

muy cercanas a l extremo puntiagudo que delimitan de esta manera la forma

puntiaguda rellena en color, para dar paso a elementos distintos (ilustración 93).

Entre estos elementos se puede distinguir una secuencia de puntos colocados

de manera tal que siguen la forma del primer contorno y delimitan el espacio en el

que se distribuye el segundo contorno, estos puntos se ven distribuidos hasta el

final de la forma serpenteante. También en el interior del primer contorno, pero de

igual forma dentro del la serie de puntos, se localiza el segundo contorno

serpenteante, que inicia en las líneas rectas que dan una forma roma a su punta

(ilustración 93).

En el interior de este segundo contorno serpenteante hay dos delimitaciones;

en el extremo puntiagudo el espacio se ve delimitado por la sucesión de seis

líneas rectas que preceden al relleno en color de la punta-roma de la cola, de

estas líneas la primera y la tercera, siguiendo un conteo desde el extremo

puntiagudo, contienen pequeñas líneas perpendiculares a la línea recta principal,

siendo estas líneas muy parecidas a las presentes en el marco, primer elemento

decorativo del plato en el interior (ilustración 93).

293
Ilustración 93. Contornos del cuerpo serpentino

Por el otro extremo, tres líneas rectas limitan el espacio; estas líneas se ven

seguidas de un relleno en negro que sigue la forma de este segundo contorno,

hasta llegar a un diseño de líneas curvas que ostentan un mismo centro y que

terminan con el cuerpo serpenteante; dichas líneas curvas a manera de arcos,

difieren entre si, ya que algunas presentan pequeñas líneas colocadas de manera

que recuerda a la forma de la “espina dorsal” presente en el primer contorno del

cuerpo serpentino. En conjunto estos arcos parecen evocar alguna especie de

collar que a su vez recuerda a algunas imágenes occidentales del sol. En el

espacio delimitado por las líneas rectas, tanto cercanas al extremo puntiagudo

como al collar, se distribuyen seis conjuntos de rombos. Cada conjunto se

compone de tres rombos vacios colocados por tamaños uno dentro del otro y en el

centro un pequeño punto. Estos rombos siguen la forma del segundo contorno del

cuerpo serpentino (ilustración 93).

294
El cuerpo romo del monstruo no se encuentra completo, sin embargo los

elementos presentes se distinguen bien. En el lado izquierdo justo donde termina

el cuerpo serpentino se distingue una extremidad anterior que parece flexionarse y

la mano es tridáctila. Por encima del cuerpo serpenteante se distingue lo que es el

cuello, conformado por una forma rectangular con los lados de altura ligeramente

curvos. El interior de este cuello se divide en tres espacios debido a la presencia

de dos líneas rectas. De estos tres espacios el central se ve libre de diseños,

mientras que los dos de las orillas tienen seis puntos cada uno, colocados a lo

largo del espacio (ilustración 94).

Ilustración 94. Cuerpo anterior

Siguiendo esta descripción, podemos identificar dos formas de distribución,

una es considerando la forma de los elementos, mientras que, por otro lado, se

pueden considerar las formas que obedecen a la idea concéntrica. Así, la primera

distribución nos permite identificar que la línea centras de la espiral nos dirige

hasta el cuello del monstruo, mientras que en el marco resaltan las formas de los

monstruos pequeños (ilustración 95).

295
Ilustración 95. Distribución 1

Por otro lado, la distribución dos nos permite ver que los únicos elementos que no

comparten la idea de contención son los del centro, que en esta ocasión no están

presentes (ilustración 96).

Ilustración 96. Distribución 2

296
B) Análisis de los contrastes cromáticos

La imagen que muestra Kelley no presenta color, ya que todas las imágenes

las colocó en blanco y negro, sin embargo, este mismo autor definió al plato

estudiado como tipo súchil, por lo que, de acuerdo a su clasificación, el plato

constaría de color rojo sobre engobe café. Esta bicromía en efecto realiza un

contraste importante, dejando un fondo claro y uniforme sobre el que se

desenvuelven los diseños en un color mas fuerte resaltando la importancia de los

mismos.

C) Análisis Eidético

De acuerdo a la descripción se han podido identificar los contrastes eidéticos

siguientes:

 La decoración exterior con la decoración interior

 Líneas delgadas (presentes tanto en el exterior como en el interior) con

líneas gruesas o bandas (presentes en el exterior e interior)

 Líneas onduladas (en el marco de la decoración interior) con líneas rectas

(en el marco, los rombos y los limites de los contornos del cuerpo

serpentino)

 Un cuerpo puntiagudo (a manera de cuerpo posterior) y un cuerpo romo (a

manera de cuerpo anterior)

 Líneas continuas con sucesiones de puntos espaciados

297
 Un centro (representado por el cuerpo romo del monstruo) y una periferia

(representada por los círculos concéntricos, el marco circular cercano al

borde y los pequeños animales que en él se desenvuelven)

 Un sentido levógiro (representado por los pequeños animales en el marco

circular) y un sentido dextrógiro (representado por la espiral formada por el

monstruo)

 Un arriba (representado por los círculos concéntricos y el marco circular) y

un abajo (representado por el monstruo) dados por la forma cóncava del

plato

2. Análisis Figurativo

A) El observador

El sujeto observador que realiza una interacción con el objeto de estudio,

necesita identificar, tanto la forma de la pieza como los diferentes motivos que

conforman la decoración. Por ello es necesario que se manipule el objeto para

identificar los elementos tanto de decoración como de forma física del cajete o en

su defecto, cambiar de perspectiva (solo si el cajete está colocado por su base)

para visualizar todas estas características, principalmente la decoración.

Pese a esto, el cajete esta hecho de manera que la base no se vea y la parte

baja de las paredes exteriores quedan con poca visibilidad por parte del

observador, siendo la decoración exterior una limitación visual en el exterior para

298
el observador, mientras que en el interior los elementos presentes en las paredes

remiten al observador hacia el monstruo que ocupa el centro de la pieza.

B) Reconocimiento de acciones y actores

Las acciones presentes en las imágenes parecen basarse en la idea de

circularidad; comenzando por los círculos concéntricos y el marco circular, todas

estas formas representan un mismo sentido circular, incluyendo el hecho de que el

marco circular comparte el centro con los demás círculos. Esta idea circular se ve

reforzada por la espiral formada por el monstruo, que se forma alrededor del

mismo centro que el de los círculos que le preceden.

El marco circular con los pequeños monstruos y los círculos concéntricos

conforman un conjunto en el que cada uno ocupa un lugar específico y se

relaciona con los demás. En este conjunto resaltan la línea gruesa o banda y el

marco; el marco resalta debido a su grosor y a los elementos presentes en su

interior. Estos elementos del interior parecen seguir cierto orden, ya que parecen

obedecer a una distribución de los espacios bien definida.

A cada forma animal le sigue un conjunto de líneas rectas, y a estas un

conjunto de líneas onduladas, que se ven enmarcadas por otro conjunto de líneas

rectas. Las líneas rectas siempre van a enmarcar tanto a las líneas onduladas

como a los elementos animales; cabe mencionar que estos conjuntos de líneas

contienen una línea en un extremo con pequeñas líneas perpendiculares, esta

línea en particular esta siempre delimitando el espacio de los animalillos y no de

299
las líneas onduladas. Siguiendo estas ideas podríamos establecer la secuencia de

los elementos de la siguiente forma:

R Lr Lo Lr R Lr Lo Lr R Lr Lo Lr R Lr Lo Lr R Lr Lo Lr R Lr

Donde R representa “reptil”, Lr “líneas rectas” y Lo “líneas onduladas”. El

último elemento propuesto en la secuencia (Lr), dado que se trata de un patrón

circular, se vería seguido del primer R y así la secuencia no terminaría. Si se

observa con atención, esta ultima Lr, siguiendo el patrón, debería ir seguida de

una Lo y otra Lr, para seguir con el R del principio.

Observando la imagen nos podremos dar cuenta de que en efecto en esta

parte del diseño se pierde el patrón, ya que, en lugar de un conjunto de líneas

onduladas las líneas rectas que anteceden al último reptil se ven seguidas del

primer reptil contabilizado, sin embargo, aunque se pierde el patrón, no se pierde

la idea de separación de elementos por líneas rectas, aunque en este caso, este

conjunto de líneas rectas se ve también delimitada por dos formas de reptil

(ilustración 97).

300
Ilustración 97. Formas circulares

Regresando al conjunto de círculos, nos podemos da cuenta de que la línea

gruesa o banda se encuentra a la mitad de las formas circulares concéntricas, ya

que se ve antecedida (contabilizando los círculos de diámetro mayor a menor) por

el marco y una línea delgada; a su vez se ve precedida por dos líneas delgadas,

siendo esta línea gruesa la que resalta, (no por sus elementos como el marco)

sino por su ubicación en el espacio y su diferencia de grosor con las tres líneas

delgadas.

Estos círculos representan también la idea de contención en la medida en que

cada círculo contiene a otro en su interior, siendo el marco el que contiene todo y

la línea delgada con el diámetro de menor tamaño la que únicamente contiene al

monstruo, siendo de esta manera la antecesora y el espacio que limita los

movimientos del monstruo (ilustración 96).

301
Así, el monstruo es contenido por todas las formas circulares, incluyendo a los

elementos presentes en el marco. El monstruo se enreda en sentido dextrógiro

centrípeto, siguiendo el limite circular ofrecido por los elementos anteriores,

creando otra idea de contención, pero esta vez es el monstruo el que se contiene

a si mismo, siendo el centro de la contención y de la atención el cuerpo romo del

monstruo, el cual no se distingue en el diseño expuesto por Kelley. Pero podemos

ver que el mismo cuerpo posterior ofrece un camino espiral hacia el centro, donde

únicamente podemos ver que el monstruo presenta un brazo flexionado.

302
Pieza 7

1. Análisis plástico

D) Segmentación y distribución topológica

La pieza cerámica estudiada consta de un cajete con paredes divergentes y

diseños en el interior de la pieza. Para segmentar esta pieza es necesario apuntar

dos criterios. El primero radica en la separación del cajete en sus partes

constituyentes, siendo la primera la base, parte que se encuentra oculta debido a

que es el lugar donde el cajete descansa. La segunda parte del cajete serian las

paredes, que conforman el diámetro da la pieza, por ultimo tendríamos al borde,

que es el límite de las paredes.

Sin embargo se podría operar otro tipo de segmentación que considere el

criterio de la función del cajete, que sería la retención o almacenaje de objetos en

una área determinada de la pieza. De esta manera existiría un adentro y un afuera

de acuerdo a esta idea de retención, donde el interior se correspondería al área de

almacenaje.

Siguiendo estos dos criterios, la segmentación se podría operar aunando

ambas perspectivas, por lo que podríamos segmentar de la siguiente manera. La

primera parte seria la base, que esta oculta, la siguiente serian las paredes

exteriores, esto es, la parte de las paredes que se encuentra fuera del área de

almacenaje; posteriormente seguiría el borde, que en este caso sería la unión del

interior con el exterior, particularmente de las paredes exteriores de las paredes

303
interiores, las cuales, serian el siguiente elemento del cajete y, por último, el fondo,

que se correspondería con la base, pero se encuentra al interior (ilustración 98).

Ilustración 98. Segmentación

Retomando esta idea de segmentación, podríamos empezar la distribución con

la base, donde no existe decoración y sirve de soporte. Posteriormente se

localizan las paredes exteriores, las cuales no han sido registradas para esta

pieza. La decoración de las paredes al interior comienza con un patrón colocado

de forma circular cerca del borde del plato; este diseño consiste en la repetición de

una greca escalonada hasta formar un contorno circular en todo el plato

(ilustración 99).

304
Ilustración 99. Patrón escalonado

Colocado después de este patrón, se encuentra un conjunto de círculos

concéntricos que cubren el resto de las paredes interiores y hasta el inicio de la

base. Este conjunto de círculos se compone de cuatro contornos circulares con

distintas características. El primer contorno circular es de un grosor grande y de

línea llana; esta banda presenta el diámetro más grande de los cirulos

concéntricos además de presentarse cerca más cerca del borde y por ende, más

arriba. A esta banda le siguen tres círculos concéntricos más con un grosor similar

y los tres son de línea llana, pero conforme disminuye su diámetro se adentran

más en el plato y son más cercanos al fondo (ilustración 100).

305
Ilustración 100. Círculos concéntricos

Dentro de este patrón de círculos concéntricos se encuentra el motivo del

monstruo, este se enreda en dextrógiro dando un poco más de una vuelta en su

espiral (ilustración101). Rodeando a este monstruo se localiza una serie de

círculos pequeños que, al formar un contorno a lo largo del monstruo, lo cubren y

forman una espiral, hasta el cuerpo anterior del monstruo (ilustración 101).

306
Ilustración 101. El monstruo y el contorno de círculos

El monstruo se compone de dos cuerpos, un cuerpo largo serpenteante con

un extremo puntiagudo a modo de parte posterior, y un cuerpo con formas romas

y curvas a modo de cuerpo anterior. El cuerpo posterior o serpenteante, presenta

un diseño en su interior; este diseño se compone de la repetición de tres

elementos, una línea oblicua acerrada por un lado seguida de dos líneas curvas

colocadas de manera tal que se forma una espiral, ambas líneas parecen estar de

igual manera acerradas. La repetición de este patrón termina casi en el límite del

cuerpo posterior o en espiral (ilustración 102).

307
Ilustración 102. Cuerpo posterior y patrón interior

En el límite del cuerpo serpentino y el cuerpo anterior, se encuentra un diseño

que consta de dos formas ondulantes que surgen cerca de un brazo para cerrarse

en forma de arco cerca der otro brazo. Este elemento parece dar la forma de un

collar, dado que se encuentra debajo del cuello del personaje (ilustración 103). En

los extremos y aún pegados al cuerpo serpenteante se distinguen los brazos,

formados por líneas espacios rellenos en color y flexionados en dirección a la cara

del personaje, cada mano ostenta cinco dedos (ilustración 104).

Ilustración 103. Collar

308
Ilustración 104. Brazos

Posteriormente podemos encontrar la configuración del cuello, el cual se

forma con dos líneas curvas encontradas, de manera que en la parte media el

cuello es más delgado y en los extremos más ancho. Encima se puede ver la

cabeza, la cual se constituye de una forma rectangular con dos conjuntos de tres

líneas curvas cada uno; estas líneas, al conservar las curvas entre sí, forman una

espiral en cada lado, dando el aspecto de “peinado”. En los vértices de la forma

rectangular cercanos al cuello se localizan dos pequeñas formas curvas que dan

una apariencia de pendientes (ilustración 105).

309
Ilustración 105. Cuerpo anterior, brazos y collar

Al interior de la forma rectangular se puede distinguir la cara, esta presenta

una boca conformada por una línea recta, una nariz con una conformación similar

con un pequeño pico en el centro. En la parte que representaría a los ojos y las

mejillas se distinguen bandas de color que conforman a los ojos con dos vacios de

color rematados por pequeños puntos. Entre estos rellenos y ojos y la boca y la

nariz hay una forma triangular que presenta su ángulo menor cerca de la nariz y

sus dos ángulos mayores se localizarían cerca de la base de la cabeza, sin

embargo solo presenta dos lados (ilustración 105).

Gracias a esta descripción podemos establecer dos tipos diferentes de

distribución, la primera sería considerando las formas de los elementos, con la

cual nos podemos dar cuenta de que, siguiendo la línea central de la espiral,

llegamos al centro del collar, hasta el cuello del monstruo (ilustración 106). Por

310
otro lado, podemos distribuir los elementos de acuerdo a la idea concéntrica, con

lo cual obtenemos que únicamente los elementos del centro, con excepción de las

espirales a manera de cabello, difieren de esta idea, correspondiéndose con el

cuerpo anterior del monstruo (ilustración 107).

Ilustración 106. Distribución 1

Ilustración 107. Distribución 2

311
E) Análisis de los contrastes cromáticos

La pieza arqueológica en cuestión tiene un color base o engobe uniforme en

todo el cajete, cubriendo su superficie por completo. Como contraste a este

engobe, la pieza ostenta decoración en un solo color; el color rojo que compone al

total de la decoración. De esta manera los diseños se ven únicamente en un color

fuerte encima de una base más clara, por lo que el contraste es bien marcado.

F) Análisis eidético

Se han identificado los siguientes contrastes eidéticos:

 El contraste de color entre el engobe crema y de la pintura en rojo

 El contraste entre líneas circulares delgadas y líneas circulares gruesas

 Formas circulares ( los círculos concéntricos, el cuerpo serpentino) con

formas romas (el patrón cercano al borde, la cabeza del monstruo)

 Líneas sinuosas con líneas rectas

 Formas espirales dextrógiras y formas espirales levógiras

 Círculos concéntricos y círculos con un centro propio

 Una parte anterior con una parte posterior

 Un centro (representado por el cuerpo romo del monstruo) y una periferia

(representada por los círculos concéntricos y el patrón)

 El interior y el exterior del cajete

 Se pueden señalar siguiendo estos contrastes, algunas relaciones

importantes como el arriba-abajo y el centro-periferia, ya que el arriba esta

312
relacionado con la periferia y el abajo con el centro, relacionando estos dos

contrastes en un tercero que implicaría un arriba-periferia vs abajo-centro.

Todo esto, siguiendo la posición del cajete partiendo de la segmentación

antes descrita.

2. Análisis figurativo

C) El observador

El sujeto observador que realiza una interacción con el objeto de estudio,

necesita identificar, tanto la forma de la pieza como los diferentes motivos que

conforman la decoración. Por ello es necesario que se manipule el objeto para

identificar los elementos tanto de decoración como de forma física del cajete o en

su defecto, cambiar de perspectiva (solo si el cajete está colocado por su base)

para visualizar todas estas características, principalmente la decoración. Pese a

esto, el cajete esta hecho de manera que la base no se vea y la parte baja de las

paredes exteriores quedan con poca visibilidad por parte del observador.

D) Reconocimiento de acciones y actores

En el conjunto de la decoración interior el patrón funge como arranque de esta

misma, marcando una diferencia entre el afuera y el adentro y a su vez enmarca y

contiene todo al interior; los círculos concéntricos fungen como contenedores de

los diseños colocados en su interior. Sin embargo entre estos círculos existe

también una relación interna. Ya que la primera línea es ancha y presenta un

diámetro más grande, mientras que las líneas siguientes presentan un mismo

grosor aunque un distinto diámetro, además, el fondo del plato comienza justo con

313
la primer línea delgada, estando la línea gruesa fuera del fondo y presente en la

pared interior.

Dentro de estos círculos, el monstruo se enreda en espiral, siendo una de sus

principales acciones; ese enredarse lo hace contenerse a si mismo siendo el limite

de la contención la cabeza, la cual muestra formas antropomorfas, muestra sus

brazos y manos, quedando la mirada del monstruo hacia afuera del plato. La idea

de circularidad se ve reflejada de igual manera en el collar del monstruo,

compuesto por arcos concéntricos de línea ondulada, sin embargo, el centro que

comparten no es el mismo que el centro que comparten los círculos grandes y el

cuerpo en espiral del monstruo, generando así una idea diferente de circularidad,

con un centro diferente, como parte del mismo monstruo (ilustración 107).

Ilustración 108. Decoración del interior

314
Por otro lado, las espirales formadas en los costados de la cabeza se enredan

de forma opuesta, flanqueando la cabeza por una espiral dextrógira centrípeta y

una espiral levógira centrípeta. De esta manera el cuerpo del monstruo nos remite

a tres espirales, la espiral del cuerpo (que a su vez ostenta pequeñas espirales en

el patrón interior) y las espirales de la cabeza.

Ya establecimos la idea de contención y circularidad general de la pieza, sin

embargo el monstruo presenta elementos interesantes en su accionar. Una de

estas es que ese “enrollar” obedece a las formas circulares presentes en la

periferia. Siguiendo esta idea, el monstruo se enreda en espiral con el cuerpo

posterior en la periferia y el cuerpo anterior en el centro, por lo que la espiral que

se forma es en sentido dextrógiro y centrípeto (o hacia el centro) siguiendo el

frente del monstruo. De esta forma, el cuerpo posterior forma la espiral y a su vez

un camino hacia el centro que se ve rematado por el cuerpo anterior, camino que

de igual forma es de la periferia hacia el centro y de arriba al fondo.

Además de esto, el centro se localiza en el fondo del plato, y el patrón cerca

del borde, por lo que el cuerpo en posterior aparenta descender en espiral hacia

abajo, hacia el centro y hacia adentro conforme se enrolla, esto en una forma

parecida a un remolino, convirtiéndose en un camino al centro-abajo-adentro,

donde se encuentra la cabeza del monstruo, mirando hacia el exterior.

315

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