Armero
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La tragedia vivida en Armero no fue por falta de información, expertos geólogos habían advertido
de las posibilidades de una avalancha por la actividad del volcán nevado del Ruiz.
Las alertas habían sido enviadas por diferentes entidades y expertos a las autoridades
competentes. Para nadie, ni siquiera para los armeritas, era un secreto que estaba expuestos ante
un riesgo inminente; El cual decidieron correr y permanecer en Armero.
El volcán Nevado del Ruiz es solo uno de los más de 15 edificios volcánicos ubicados en la
cordillera central de Colombia. Está clasificado como estratovolcán, es decir que su formación
obedece a la acumulación de capas de lava, ceniza, pumita y otros productos volcánicos.
En el caso particular del Nevado del Ruiz, a pesar de ser un volcán ubicado en un país tropical, su
parte más alta está cubierta por nieve, lo que permite que una vez entre en erupción, el material
piroclástico que sale por el conducto volcánico derrita la nieve produciendo flujos de lodo que se
conocen como lahares, que cuando se enfrían se solidifican y son tan resistentes como el
concreto. En el caso de la mayoría de volcanes de Colombia, estos se forman por la subducción de
la placa de Nazca, bajo la placa de Suramérica.
No basta con escarbar mucho para descubrir que en Colombia nos quedamos resolviendo las
situaciones del momento y no pensamos en lo que se viene después. Catástrofes como la de
Armero y el terremoto de Armenia, nos demuestran que no estamos preparados, al menos no lo
suficiente, para un eventual acontecimiento natural en el país. Ni siquiera estando avisados, a
veces la negligencia de los gobiernos locales y nacionales; que pasan por desapercibidas las
alarmas que en algún momento se emiten o que se actúa ya sobre los escombros; es la culpable
de estragos anunciados.
Para terminar, pienso que se deben exigir tanto al gobierno nacional como local medidas urgentes
y bien elaboradas que permitan prevenir posibles catástrofes naturales a futuro, crear planes de
contingencia que coadyuven al bienestar de los ciudadanos primando siempre el derecho a la vida,
la vivienda digna y la salud. De lo contrario, seguiremos sufriendo por los fenómenos y las
catástrofes naturales sabiendo que pudieron mitigarse los impactos pero que la negligencia puede
muchas veces más que la inteligencia.