El documento discute el rol fundamental de la familia en la educación de los niños. Explica que la familia es la primera unidad socializadora y provee los primeros aprendizajes y vínculos afectivos. También define a la familia y explica que su composición ha variado a través del tiempo. Finalmente, destaca que las competencias parentales son complejas y resultado de factores biológicos, experiencias y contexto sociocultural. La participación de las familias en la educación de los niños es clave para apoyar su desarrollo integral.
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
84 vistas5 páginas
El documento discute el rol fundamental de la familia en la educación de los niños. Explica que la familia es la primera unidad socializadora y provee los primeros aprendizajes y vínculos afectivos. También define a la familia y explica que su composición ha variado a través del tiempo. Finalmente, destaca que las competencias parentales son complejas y resultado de factores biológicos, experiencias y contexto sociocultural. La participación de las familias en la educación de los niños es clave para apoyar su desarrollo integral.
Descripción original:
descripcion de la participacion de la familia en el jardin infantil
El documento discute el rol fundamental de la familia en la educación de los niños. Explica que la familia es la primera unidad socializadora y provee los primeros aprendizajes y vínculos afectivos. También define a la familia y explica que su composición ha variado a través del tiempo. Finalmente, destaca que las competencias parentales son complejas y resultado de factores biológicos, experiencias y contexto sociocultural. La participación de las familias en la educación de los niños es clave para apoyar su desarrollo integral.
El documento discute el rol fundamental de la familia en la educación de los niños. Explica que la familia es la primera unidad socializadora y provee los primeros aprendizajes y vínculos afectivos. También define a la familia y explica que su composición ha variado a través del tiempo. Finalmente, destaca que las competencias parentales son complejas y resultado de factores biológicos, experiencias y contexto sociocultural. La participación de las familias en la educación de los niños es clave para apoyar su desarrollo integral.
Descargue como DOCX, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5
Familia
En la familia se establecen los primeros y más importantes vínculos afectivos y, a través de
ella, la niña y el niño incorporan las pautas y hábitos de su grupo social y cultural, desarrollando los primeros aprendizajes y realizando sus primeras contribuciones como integrantes activos (Ministerio de Educación, 2001: 13). Esto muestra cómo las familias son consideradas como los primeros y más importantes educadores de los niños(as). Hay diversos conceptos acerca de familia, la Real academia española (2006) entiende por “familia: grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas”. Hertfelder (2011) indica que “la familia es la célula básica de la sociedad, se quiere poner de manifiesto que la familia es necesaria para la propia subsistencia de la sociedad” Sin embargo, (Nidia, Aylwin., María Olga, Solar. 2001), exponen que “en el aspecto educacional, se reconoce cada vez más que la familia desempeña una tarea educativa básica que es esencial para el éxito de toda política educacional” La familia se ha modificado a través del tiempo, por lo que ha variado desde una familia nuclear hasta una familia ensamblada. Educar Chile (2015) menciona que “la familia se define como un grupo de dos o más personas que viven juntas y que tienen una relación por nacimiento, matrimonio o adopción”, sin embargo, ofrecer una definición exacta sobre la familia es una tarea compleja debido a enormes variedades que encontramos y al amplio espectro de culturas existentes en el mundo. La familia debe ser un apoyo en este proceso, ya que los aprendizajes que proporciona la familia y el centro educativo se complementan, por ello, “Los programas que incorporan a las madres en el aula y en la administración del centro influyen positivamente en los niños, logrando un mejor auto concepto académico que aquellos niños que asisten a modalidades de Educación Inicial donde esta incorporación no se da” (UNESCO, 2004)
Competencias parentales y educación
Según Barudy (2010) ser madre o padre competente es una tarea delicada y compleja, pero sobre todo es fundamental para la preservación de la especie. La “naturaleza” tiene que haber puesto todo de su parte para que la mayoría de los adultos humanos tengan o desarrollen los recuerdos para poder cumplirla. Las capacidades parentales se conforman a partir de la articulación de factores biológicos y hereditarios y su interacción con las experiencias vitales y el contexto sociocultural d desarrollo de los progenitores o cuidadores de un niño o una niña. Por lo tanto, la adquisición de competencias parentales es el resultado de procesos complejos en los que se entremezclan diferentes niveles: Las posibilidades personales innatas marcadas, sin ninguna duda, por factores hereditarios. Los procesos de aprendizaje influenciados por los momentos históricos, los contextos sociales y la cultura. Las experiencias de buen trato o mal trato que la futura madre o futuro padre hayan conocido en sus historias personales, especialmente en su infancia y adolescencia. Los que somos padres o madres, al reflexionar como hemos sido capaces de llevar adelante esta misión y obtener resultados relativamente aceptables, debemos reconocer que una gran parte de nuestra actividad parental ha estado guiada por una especia de “piloto automático”. Este pilotaje corresponde a una especia de mecánica espontanea, así inconsciente, que nos permitió responder a las necesidades fundamentales de nuestras crías, que no solamente son múltiples, sino que además son evolutivas, es decir, van cambiando a medida que los hijos crecen. Al tomar consciencia de lo complejo y difícil que es padre o madre, no nos queda más que inclinarnos con admiración y respeto frente a lo que nuestros propios padres nos han aportado. El haber hecho lo que pudieron con lo que tenían, permitiéndonos no solamente el existir, sino también el desenvolvernos socialmente, accediendo, entre otras cosas, a desarrollas las capacidades que nos permiten hoy día asumir nuestra misión de padres o madres de nuestros hijos. (Barudy & Dantagnan, 2013: 37) Para Integra (2011) la familia tiene un rol primordial e insustituible en la educación de sus hijas e hijos. En primer lugar, es para ellos y ellas un espacio de apego y de los vínculos fundamentales al umbral de la vida, cuando se desarrollan sus confianzas básicas y primeros estilos afectivos, que le permitirán, con más o menos herramientas, desenvolverse en los otros espacios sociales que enfrentará. La familia es fundamental en la educación de niñas y niños no sólo por ser el “primer lugar” de la sociedad a la que ellos y ellas llegan, su entorno inicial más próximo e inmediato, sino también porque el bienestar y cuidado de los niños y niñas constituye una de las principales preocupaciones y una de las más sentidas obligaciones familiares. Así, el bienestar, educación y desarrollo de niños y niñas es en primer lugar, un logro de las familias. En nuestra sociedad, la familia es el lugar inicial al que un niño llega y en él se ejerce la “preparación para la vida social”, un rol formador que no puede ser sustituido por ningún otro agente. Históricamente, las tareas de endoculturación –aprehender los elementos claves del modo de ser compartido que caracteriza al grupo en el que se nace- y de socialización primaria – aprehender las reglas básicas de comportamiento socialmente aceptado– son funciones eminentemente familiares. Esto se debe a que la crianza inicial es una función ejercida, en casi todas las culturas, por las madres, padres y más cercanos del recién nacido. Esta labor se comparte y complementa con algunas instituciones, entre ellas las de establecimientos de educación parvularia, cuya experiencia educativa no será exitosa si no integra activa y directamente a las familias. En nuestra cultura, este rol es socialmente valorado y se encuentra positivamente reconocido, tanto en la Convención de los Derechos del Niño como en la Constitución de la República, que establece que la familia es la base de la sociedad y que ella tiene un rol preferencial en todo el proceso educativo de sus miembros. (Integra,2011:10) Para Fundación Integra (2011) las familias son la principal forma de organización de los seres humanos y el núcleo primario de toda sociedad. Al constituirse como actor mediador y articulador entre las actitudes y procesos personales, y la convivencia y las normas sociales, las familias son a la vez el centro y el contexto de la vida de las niñas y los niños. Por ende, es el más importante promotor y facilitador de sus aprendizajes y de su desarrollo integral. Es en este sentido que, a lo largo de su trayectoria institucional, Fundación Integra ha entendido que las familias son los primeros educadores de los niños y las niñas. Participación de las familias Mineduc (2009) define participación como un proceso de involucramiento de personas y grupos en cuanto sujetos y actores en las decisiones y acciones que los afecta a ellos o a su entorno. Según Sarramona, (2004) participación en su pleno significado ha de desbordar la simple consulta periódica y la simple información, aunque ambos elementos también han de estar presentes. Si hacemos énfasis en la “participación de las familias en la educación”, cabe señalar que existen diversos conceptos, cada uno de ellos obedece a paradigmas diversos, que se traducen en una determinada concepción o comprensión acerca del concepto y también en una concreción específica en cuanto a las políticas, programas, actividades y materiales. El origen de la participación de las familias en la educación lo podemos encontrar en vertientes tan disímiles como las de Freire, o las construidas desde enfoques administrativos (UNESCO, 2004: 26). Uno de los conceptos más conocidos al hablar de participación en Educación Infantil, es aquel que reconoce que los niños y niñas que asisten a cualquier programa educativo viven y aprenden en familia, siendo los padres y las madres los primeros y más importantes educadores (UNESCO, 2004) Participación de la familia en la educación, por ende, puede ser entendida como la posibilidad de incidir, de decidir, de opinar, de aportar, de disentir y de actuar en diversos campos de la educación, acordados previamente y de común acuerdo entre docentes, padres y otros agentes educativos, con funciones definidas y comprendidas por ambos (UNESCO, 2004: 28). En el Jardín Infantil, se ha visibilizado, como cierta cantidad de familias participan activamente en diversos procesos educativos, entre ellos el taller de planificación, el cual se realiza una vez al mes, en esta ocasión se invita a un apoderado o apoderada, dependiendo de su disponibilidad, para poder dialogar sobre los aprendizajes de los párvulos, considerar sus opiniones respecto a las experiencias que se le pueden ofrecer a los párvulos y los intereses de su hijo/a. A través de esta instancia el o la apoderada comunica a los demás apoderados acerca de las decisiones tomadas en el taller de planificación y de esta manera generar una relación transparente entre ambos pilares fundamentales, Jardín Infantil y Familia. Así, como existen diversas concepciones acerca de la participación, también existen niveles de participación, los cuales se detallan a continuación según Flamey et al. (1999): Niveles de participación A.- Nivel de información: El nivel más básico, y pre condición para la participación de los apoderados en cualquiera de sus niveles, es contar con la información necesaria para formarse una opinión en relación al contexto en que surge la necesidad de participar. La posibilidad de promover información relevante desde la escuela hacia las familias y desde las familias hacia la escuela, aparece como una dimensión mínima e indispensable para un mayor involucramiento y compromiso de todos los actores del sistema con los procesos y los resultados que se esperan de ella. B.- Nivel de colaboración: En este sentido la dimensión de voluntariado debiera ser considerado y reconocida como una de las grandes fortalezas y al mismo tiempo de las grandes dificultades para una participación más activa de todo estamento apoderado en un establecimiento determinado. En este contexto es que, más que un deber ser para todos recomendamos mirar más este nivel como una alternativa más dentro de otra. En este nivel se espera participación particular y colectivamente en distintos ámbitos. Esto implica que la escuela se interese y se disponga a abrir espacios para ampliar el abanico de colaboración más allá de lo presencial y de los aportes económicos que adicionalmente realizan los apoderados. C.- Nivel de consulta: Así como el nivel de colaboración puede ser amplia y diversa, creemos que el nivel de consulta puede presentar algunos sub-niveles relevantes de tomar en cuenta y valorar como ámbitos progresivos para una participación cada vez más activas de los apoderados. El primer sub nivel alude al hecho de realizar acciones por parte de la escuela, con el propósito de recabar las opiniones que servirán de insumos al sistema escolar. La escuela abre la posibilidad de que los padres emitan sus opiniones, pero no están obligados a ejecutar la decisión de estos, puede optar por su propia decisión. El segundo nivel no solo se interesa por pedir opiniones, si no que promueve las instancias correspondientes para incorporarlas a los procesos de toma de decisiones institucionales, impactadas en el diseño y ejecución de acciones de carácter pedagógico, administrativo o de otro tipo. D.- Nivel toma de decisiones en relación a objetos, acciones y recursos: Este nivel y el siguiente son los considerados más efectivos en el marco de una real participación. En este nivel también se pueden distinguir sub-niveles. El primer sub-nivel, en este punto uno o más representantes del estamento de apoderados asiste y participa con derechos a voz y a voto en las instancias máximas de toma de decisiones de la escuela. En el segundo sub-nivel se permite a los apoderados asumir responsabilidades o cargos a nivel de gestión administrativa o pedagógica. E.- Nivel de control de eficacia: Contando con la información necesaria y una legitimación mínima que permita que la actuación de los apoderados no sea percibida como amenazante para el establecimiento y para las propias familias, los apoderados pueden apoyar el mejor funcionamiento de las escuelas a través de un rol “supervisor” del cumplimiento de los proyectos, etc. Participación como factor de calidad Participar implica opinar, tomar ciertas decisiones y proponer en los diversos espacios de la institución educativa, por lo tanto, Participar significa, por tanto, hacerse parte de los problemas y desafíos que enfrenta la institución educativa, actuando pro-activamente para su solución. (UNESCO 2004) Ahora enfocándose en la participación, y como esta influye en la educación de los niños y niñas, Peralta (2002) afirma: “Para el adecuado desarrollo de cualquier propuesta educacional para párvulos: El de participación permanente de las familias y la comunidad, configurando comunidades educativas que tengan como foco común su actuar el aprendizaje relevante y significativo de los niños y niñas” (p.230) La Educación Parvularia reconoce que las familias son los primeros educadores y por lo tanto, su influencia en los aprendizajes de los niños y niñas influye en gran medida, es por esto que la participación es un factor de calidad esencial. Continuando con lo anterior, se debe tener en cuenta que, si se quiere implementar cualquier tipo de modalidad, habrá que considerar la participación, especialmente en el nivel de Educación Parvularia, puesto que la atención de los niños y niñas requiere de una coordinación de todos los agentes involucrados en la atención de sus diferentes necesidades: salud, educación, alimentación, protección y afecto. Fundación Integra busca construir una alianza junto a las familias, estableciendo una relación cercana, de confianza y apoyo mutuo con ellas, donde la Fundación reconoce sus recursos, fortalezas y las oportunidades para superar las condiciones adversas que implica la situación de pobreza o vulnerabilidad social en que viven, para favorecer el desarrollo integral de los niños y niñas. (Fundación Integra. 2011:4) Para finalizar, se puede decir que la participación es claramente un punto de inflexión en la educación. Los niveles que tengan de participación las familias en los establecimientos si van a influir en la calidad de los aprendizajes que los niños obtengan. Esta participación en educación inicial es de vital importancia, ya que la alianza Jardin Infantil - Familia repercute en el aprendizaje de los párvulos, si el Jardín Infantil no cuenta con apoyo y participación de las familias se generaran aprendizajes que no serán fomentados por las familias en los hogares, o viceversa, es por ello, que tanto el equipo educativo, como las familias, deben encontrarse en total sintonía en cuanto al desarrollo de los párvulos y de esta manera generar un ambiente óptimo para que los párvulos aprendan y aprehendan aquello que ambos contextos le ofrecen para su desarrollo integral.