El Juramento Profesional

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El Juramento Hipocrático*

por el Dr. Horacio Abascal Vera

El juramento profesional, el primero de los cánones perpetuos de la


decencia médica, era impuesto por el Padre de la Medicina a todos los
discípulos de la Escuela de Coos; y por su inalterable magnificencia,
por su elevada idea de la dignidad médica, por su augusto concepto de
la moral, ha llegado hasta nuestros días como hereditaria reliquia
merecedora de sacrosanta veneración, y, con recuerdo imperecedero a su
memoria, a situado al Viejo Maestro en la pináculo de la prasología
médica.

El Juramento Hipocrático, catecismo del ejercicio de la medicina, es de


tal intrínseca grandeza, que no ha tolerado ni la más ligera
modificación en todo su recorrido por el Universo a través de cien
generaciones. ?Orgullosa puede sentirse Grecia de haberle dictado al
mundo, valiéndose de su gran Hipócrates, las normas de la ética
profesional!

De nueve artículos consta este código de moral médica:

Juro por Apolo Médico, Esculapio, Higea, Panacea y demás dioses y


diosas, puestos por testigos, cumplir, en todo cuanto yo pueda y sepa,
este es mi juramento verbal y escrito.
Consideraré ante todo a mi maestro en el Arte como a mis propios
padres; haré vida común con él; le daré lo que me pidiere; tendré a sus
hijos varones por hermanos y les enseñaré el Arte, si desearen
aprenderlo, instruyéndoles sin remuneración alguna inmediata ni
ulterior; transmitiré, además, las enseñanzas escritas y orales y todas
las restantes, no sólo a mis hijos y a los de mis maestro, sino también
a los alumnos matriculados y juramentados según regla médica; pero a
nadie más.
Para el tratamiento me inspiraré en el bien de los enfermos, en lo que
yo pueda y sepa; jamás en daño suyo ni con mala intención.
A nadie que me pidiere mortífero veneno se lo daré; ni aconsejaré su
uso; tampoco administraré abortivo a mujer alguna.
Pura y santamente viviré y ejerceré mi arte.
No cortaré (tallaré, mutilaré), ni tan siquiera, por cierto, a los
calculosos, dejando este negocio a menestrales de oficio.
En cuantas casas yo entrare, harélo para el bien de los enfermos,
absteniéndose de caer en injusticia involuntaria y corrupción, por
ningún concepto ni por actos libidinosos con mujeres o con hombres, así
libres como esclavos.

Lo que acaso en el ejercicio de la profesión, y aún fuera de ésta,


viere u oyera acerca de la vida de las personas, y que no deba alguna
vez ser revelado, callaré, considerándolo secreto.
Ahora bien; si cumplo este mi juramento en toda su integridad, válgame
ello para gozar de la vida, y alcanzar, como médico, perpetua
celebración en la memoria de los hombres; más, al transgresor y
perjuro, avéngale lo contrario.
Tal era el juramento de los discípulos de la escuela coata, el cual
cumplían estrictamente para ser dignos de su maestro, y para gozar de
la vida, y alcanzar, como médicos, perpetua celebración en la memoria
de los hombres, porque el transgresor y perjuro recibía, tras la humana
sanción, el castigo de los poderes sobrenaturales. Y para garantía
absoluta, para que no dejara escapatoria en caso de perjurio, para que
solemne y permanente, el licenciado de Cos formula este mi juramento
verbal y escrito.

Este juramento -explícito, porque se invoca la divinidad como testigo;


solemne, por el grave ritual en el acto de jurar; asertorio, porque se
afirma la verdad de lo presente; provisorio, porque se trata de una
cosa futura que se promete; contestatorio, por la fórmula invocatoria a
la deidad testifical; imprecatorio, porque no sólo se le invoca como
testigo sino como juez y vengador del perjurio; y, por último,
conminatorio, porque el daño recae sobre el mismo perjurador -sin una
enmienda ha llegado hasta nosotros: con la misma delicadeza y elevación
de sentimientos, con las mismas obligaciones y la misma sanción. Por
eso la Federación Médica de Cuba, compenetrada con los dogmas y la
liturgia de la antigua escuela griega, redactó su Código de Moral
conforme los cánones hipocráticos; y sus miembros formularon solemne y
espontáneo Juramento de Honor, verbal y escrito.

Un grupo de traidores, incapaces de justipreciar la magnitud de su


compromiso, han dejado incumplido su Juramento de Honor. Estos
perjuros, considerados jure et de juris al margen de la ley moral, "no
podrán gozar de la vida, y alcanzar, como médicos, perpetua celebración
en la memoria de los hombres" y "no han menester -según el certero
decir de un eminente tratadista- de un purgatorio de ultratumba donde
pagar sus fechorías, puesto que acá mismo en la Tierra, llevan en sus
propios pecados su penitencia".

LOS JURAMENTOS DE HIPÓCRATES Y MAIMÓNIDES*


El filósofo Littré, refiriéndose al Juramento de Hipócrates,
comentaba."La medicina es una de las profesiones más difíciles que
puede ejercer el hombre; responsabilidad grave, poder reducido,
oscuridad en muchos casos, fugacidad de las ocasiones e imposibilidad
de deshacer lo hecho. Ciertamente no se puede entretener el tiempo con
la peligrosa serpiente de Epidauro. Unanse a esto los riesgos y
penalidades, que llevan consigo el estudio y la práctica; el continuo
trato con el dolor y la muerte; la cultura científica que robustece y
ensancha el espíritu, y los sentimientos de humanidad que presiden el
ejercicio de una profesión esencialmente benéfica; y no se admirará que
tan grave ministerio haya inspirado desde la más remota antigüedad un
escrito de carácter tan sublime como el juramento dicho de Hipócrates."

La responsabilidad moral de la profesión médica conduce a menudo a


compararla con el ejercicio de un sacerdocio. En algunas escuelas de
medicina se ha establecido la costumbre de leer a los estudiantes,
antes de entregar los títulos, el viejo Juramento Hipocrático que
encierra una ordenación de normas éticas y conducta.

El Juramento Hipocrático, además de este valor de guía en la acción,


presenta calidades de gran belleza literaria. A continuación lo
reproducimos en una traducción del Dr. José E. González, sabio con
amplias curiosidades humanísticas, y director que fue, en el pasado
siglo, de la Escuela de Medicina de Monterrey, en México.

Dice así:

"Juro por Apolo Médico, por Esculapio, Higea y Panacea, y por todos los
Dioses y Diosas, a quienes pongo por testigos de que cumpliré, lisa y
llanamente, con todas mis fuerzas e inteligencia el siguiente juramento
y obligación escrita: Tendré a mi maestro de medicina en el mismo lugar
que a mis padres, partiré con él mis haberes y, si necesario fuere, yo
proveeré a sus necesidades, a sus hijos los tendré como a mis hermanos,
y si ellos quisieren aprender el arte de curar se lo enseñaré sin paga
de ningún género y sin obligación escrita: instruiré con preceptos, con
lecciones orales y con los demás medios de enseñanza a mis hijos, a los
de mi maestro y a los demás discípulos que se me unan por convenio y
juramento, conforme esta determinado en la ley médica, y a nadie más.
Estableceré el régimen de los enfermos de la manera que les sea más
provechoso, según mis facultades y mi entender, absteniéndome de
cometer todo mal y toda injusticia. A nadie daré veneno, y si alguno me
propone semejante cosa, no tomaré en consideración la iniciativa de una
tal sugestión. Igualmente me abstendré de aplicar a las mujeres
pesarios abortivos. Pasaré mi vida y ejerceré mi profesión con
inocencia y pureza. No haré la operación de la talla, sino que dejaré
esta obra a los maestros que de ella se ocupan. En cualquiera casa que
yo entre lo haré para utilidad de los enfermos, absteniéndome de toda
falta voluntaria y de toda acción injuriosa o corrupta, y, sobretodo,
de la seducción de las mujeres y de los jóvenes, ya sean libres ya
esclavos. Cualquiera cosa que yo vea, oiga ó entienda en la sociedad,
sea en el ejercicio de mi profesión o fuera de él, y que sea
conveniente que no se divulgue, la guardaré en secreto con el mayor
cuidado, considerando el ser discreto como un deber en semejantes
casos. Si observo con fidelidad mi juramento, séame concedido gozar
felizmente de mi vida y de mi profesión, honrado siempre entre los
hombres; y si lo quebranto y soy perjuro, que caiga sobre mi la suerte
contraria".
Muchos siglos después, el judío cordobés, Maimónides, sobre la dura
experiencia de su vida, formuló en líneas más breves la guía moral del
médico. Maimónides nació en 1135, y se vió obligado a emigrar por la
intransigencia mahometana. Pasó al Africa del Norte, se estableció en
Fez, y más tarde se trasladó a Palestina y a Egipto. Fue en Acre
durante las cruzadas médico de Ricardo Corazón de León; luego éste
ofreció a Maimónides el puesto permanente, que fue rehusado por el
médico.

Sus escritos cuentan entre los mejores documentos de medicina medieval.


Este es el Juramento de Maimónides:

"La Providencia Eterna me ha encargado la misión de cuidar vida y salud


de sus creaturas. A ella ruego que el amor por mi arte me fortalezca en
todas las ocasiones; que nunca desvíen mis propósitos la avaricia ni la
mezquindad, el afán de gloria o de gran reputación; que los enemigos de
la verdad y la filantropía no puedan impedir mi ánimo de servir a sus
hijos; que siempre vea en el enfermo una creatura adolorida. Dame
fuerza, tiempo y oportunidad para aumentar mis conocimientos y abjurar
de mis errores, porque la ciencia es inmensa y el espíritu del hombre
puede enriquecerse siempre con nuevas enseñanzas. Que en el día de hoy
descubra mis desaciertos de ayer, y en el de mañana vea con nuevas
luces lo que hoy me parece seguro. Dios mío: me has señalado la labor
de vigilar la vida y la muerte de tus criaturas; aquí estoy, atento a
mi vocación hasta que quieras llamarme a tu seno".

JURAMENTO MÉDICO DE MAIMÓNIDES *


Que yo sea moderado en todo, excepto en el conocimiento del arte; que
con respecto a él sólo sea yo insaciable; que siempre quede alejada de
mí la idea de saberlo todo y de conocerlo todo; concédeme fuerzas,
tiempo, oportunidad y ocasión para rectificar siempre los conocimientos
adquiridos, para extender su dominio; porque el arte es grandioso, y el
espíritu del hombre puede igualmente extenderse indefinidamente,
enriquecerse cada día con nuevos conocimientos; puede descubrir hoy
muchos errores, y su saber de ayer y la jornada de mañana pueden
traerle luces que no ha sospechado hoy.

¡Dios de la bondad! Me has elegido para velar sobre la vida y la muerte


de las criaturas; héme aquí que me dispongo a mi vocación".

Fig. 13. Rabbi Moshe ben Maimón (Maimónides) (1135-1204)

*Revista Roche. Julio, 1946.


*Crónica Médico-Quirúrgica de La Habana. 58(10):385-387. La Habana,
Octubre de 1938
*Habana, Diciembre 3 de 1955. Día del médico y año Maimónides. (Esta
plegaria notable, es digna de figurar al lado del juramento médico de
Hipócrates, y podía servir de guía a los que ejercen el arte de curar;
figura entre los escritos del famoso médico, filósofo, matemático y
astrónomo judío Rabbi Moshe ben Maimon, más conocido por Maimónides, y
constituyó el juramento de éste, en el acto de recibir su investidura
como médico. Maimónides nació en Córdoba "España" en el año 1135 y
falleció el 1204. Fue uno de los sabios más eminentes de la Edad Media
y sus obras de carácter científico-religioso ocupan muchos volúmenes).

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