1 Corintios 1,13-31
1 Corintios 1,13-31
1 Corintios 1,13-31
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1 CORINTIOS
Cap. 1:13 - 31
Continuamos hoy nuestro estudio de la Primera Epístola del apóstol San Pablo a los
Corintios. Y hemos visto hasta ahora que la solución de los problemas de la vida se halla en
la supremacía del Señor Jesucristo. Cuando nosotros nos llegamos a Él, cuando Él se
convierte verdaderamente en nuestro Amo y Señor, entonces, todas las cosas ocupan su
lugar propio. Él es la solución a los problemas que tiene la iglesia el día de hoy y los que
tienen todas las personas en particular. La iglesia, en esta ciudad de Corinto, se hallaba en
una confusión tremenda. Ellos eran creyentes recién nacidos. Ellos eran creyentes
carnales.
Y esta iglesia en Corinto, es en realidad, como muchas de las iglesias que nos rodean en
nuestros días. Quizá no como su iglesia, pero sí como muchas otras. Vimos que el primer
problema que tenía esta iglesia era el de las divisiones. Tenían un espíritu de separación y
que había sentimientos cismáticos en la iglesia, como también luchas internas. La
información que Pablo recibió sobre esto, era de personas que habían visto eso
personalmente. El problema fue causado porque algunos seguían a diferentes personas,
en lugar de seguir a Cristo. Algunos decían: “Yo soy de Pablo, y yo de Apolos, y yo de
Cefas.” Y también existía un cuarto grupo que decía: “Y, yo de Cristo.” Ahora,
mencionamos que estos últimos no eran que le dieran a Cristo el primer lugar, sino que
De modo que, tenemos cuatro grupos y no había ninguna razón para que ellos
existieran así. Porque vemos aun en nuestros días que, estas divisiones, solo sirven para
destruir la iglesia desde adentro. Los grandes problemas, amigo oyente, no se encuentran
afuera, sino dentro mismo de la iglesia. Por ejemplo: El púlpito hace tiempo que ha sido
destruido por los liberales. Cuando uno de esos liberales se apodera del púlpito, destruye
en muy poco tiempo a la iglesia. Uno puede ir los domingos o durante las reuniones de la
semana y puede ver lo que están haciendo. Luego existe el problema causado por algunos
que se reúnen alrededor de una persona y comienzan a tomar ciertas posiciones. Y las
disputas dentro de la iglesia, han hecho más daño a la causa de Cristo, que el alcoholismo y
la mundanalidad. Y uno encuentra que muchas Iglesias se están dedicando más a sus
pequeñas pero dañinas luchas, que a la proclamación del evangelio de Cristo. Comienzan
a luchar unos con otros, hasta que prácticamente no queda nadie dentro de la iglesia. Y
eso es lo que estaba sucediendo dentro de la Iglesia en Corinto. Ahora, ¿dónde hallamos la
solución para algo así? Bueno, la respuesta la tenemos en el versículo 13, de este capítulo 1
de la Primera Epístola a los Corintios, donde leemos:
13
¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados
en el nombre de Pablo?
Se pregunta: ¿Acaso está dividido Cristo? Y la respuesta es obvia, Cristo no está dividido.
14
Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo,
Ahora, creemos que el apóstol Pablo sí está hablando del bautismo por agua aquí en este
caso. Él dice que nunca se especializó en eso porque siempre existe el peligro de desviarse en
esa dirección creyendo que el bautismo es el que salva o que tiene algún poder místico que uno
no puede obtener de otra manera. Y Pablo continúa entonces diciendo en los versículos 15 y 16
de este capítulo 1 de la Primera carta a los Corintios:
15
para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre. 16También bauticé a la
familia de Estéfanas; de los demás, no sé si he bautizado a algún otro.
17
Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de
palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.
Y hemos llegado aquí, amigo oyente, a otro asunto muy importante. Sinceramente creemos
que es importante por el hecho de que en nuestros días estamos viendo a muchas personas que
están provocando divisiones en gran variedad de asuntos. Y estas son las cosas que causan
divisiones y disputas dentro de la Iglesia. La Iglesia en Corinto estaba fraccionada por ese
motivo. Y el mensaje que llevaron a Corinto los tres que se han mencionado antes, es decir:
Pablo, Cefas, y Apolos, tenía la distinción de unir y de dar poder. Era una unión y no una
división, lo enfatizado en el evangelio que ellos presentaban. Pero las personas en ese lugar,
debido a que eran realmente criaturas todavía en la fe cristiana; comenzaron a poner el énfasis en
la persona de los que le habían traído el mensaje.
Siguiendo adelante en la lectura del primer capítulo, vemos que el apóstol Pablo enfatiza la
centralidad de la cruz. Veamos qué es lo que hace nuevamente, aquí en el versículo 18:
18
Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto
es, a nosotros, es poder de Dios.
La cruz, amigo oyente, separa a los salvos de los incrédulos, pero no separa a los que son
salvos entre sí, ya que debe ser causa de unidad. Pero, sí divide a los salvos de los perdidos.
Debemos notar eso, porque es algo de mucho valor.
El pintor flamenco Rubens pintó un cuadro sobre el juicio final, y en él se puede ver a una
Pero cortando incisivamente por el mismo centro de ese ambiente ecuménico y del pensar
moderno, hallamos al evangelio de Cristo. El Señor Jesús se llama a Sí mismo, el que divide a
los hombres. Y la línea divisoria es la cruz. Dice aquí: Porque la palabra de la cruz es locura
a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
Pablo nos muestra claramente que su método no está basado en las palabras de este mundo,
ni en métodos lógicos, o en divisiones o diferencias, o en opiniones y teorías; sino que
simplemente presenta la cruz de Cristo. Eso fue lo que trajo unidad. Volvemos a repetir este
versículo: Porque la palabra de la cruz es locura los que se pierden; pero a los que se salvan,
esto es, a nosotros, es poder de Dios. El resultado de esto es que divide al mundo, pero no
divide para nada a Su Iglesia. Veamos ahora, los versículos 19 hasta el 21 de este capítulo 1 de
la Primera carta a los Corintios:
19
Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de
los entendidos. 20¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador
de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? 21Pues ya que en la
sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar
a los creyentes por la locura de la predicación.
Notemos que no es una predicación loca, sino que es por la locura de la predicación. Y
Pablo continúa hablando en los versículos 22 al 24:
Hemos leído esta porción un tanto extensa, con un propósito definido en mente. Usted habrá
notado que Pablo divide a la humanidad en dos grupos: dos grupos étnicos. Creemos que él
realmente reconoce una división doble: judíos, y griegos o gentiles. Los judíos representan a la
religión. Y ellos representaban una religión dada por Dios. Ellos pensaban que tenían la
verdad, y en lo que se refiere al Antiguo Testamento tenían razón. Pero todo llegó a ser un rito,
nada más, ellos se habían apartado y ya no había poder. Por eso, cuando llegó Cristo, usted
recordará que ellos pedían alguna señal. Ellos querían una señal; en lugar de buscar en las
Escrituras, pedían una señal. Cuando ellos solicitaron eso, el Señor Jesús les dijo: La
generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta
Jonás. Encontramos estas palabras allá en el evangelio según San Mateo, capítulo 12, versículo
39. Esa era la señal de Jonás, la señal de la resurrección.
Unos seiscientos años antes de que viniera Cristo, la nación griega produjo en el horizonte de
la historia una brillantez mental, y logros artísticos sensacionales que aún hoy deslumbran a la
humanidad. Solo tuvo una duración de unos trescientos años, es decir, hasta unos tres siglos
Luego, tenemos dos mil años en los que el mundo sólo vio esterilidad y estancamiento.
Después vinieron otros como Bacon, Hobbes y Descartes. Y entonces ocurre el Renacimiento
de los pensadores, con un breve período de brillantez que fue sucedido por uno de decadencia
que ha durado hasta nuestros días; aunque por allí andan algunos que piensan que son muy
inteligentes.
¿Qué es la verdad? preguntó burlonamente Pilato. Y Bacon, recuerda usted, hizo la misma
pregunta. Y la filosofía todavía la está haciendo y no tiene ninguna respuesta a los problemas
de la vida actual. Dice entonces, este versículo: ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el
escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del
mundo? Esa es la pregunta que se han estado haciendo.
Alguien dijo que la definición de la filosofía era como un ciego en un cuarto oscuro,
buscando un gato negro que no se encuentra allí. Y los griegos buscan sabiduría. Están
buscando alguna teoría, alguna fórmula para los días actuales; y el hombre piensa que por medio
de la ciencia hallará algunas de las respuestas a las preguntas de la vida. ¿Ha logrado acaso,
obtener esas respuestas? Ha habido cierta duda en cuanto a eso, y quizá nos ayude a entender
mejor esto, una declaración que apareció en el libro de Jaime Brunam, “El suicidio de
Occidente.” Escuche lo que dice: “La verdad es que el hombre se ha sobreestimado en cuanto a
sus propias realizaciones. El colocar una nave espacial en una órbita a cientos de kilómetros
alrededor de la tierra, necesita una buena cantidad de pensamiento y acción conjunta. Pero
El hombre de hoy cree que él tiene las respuestas, amigo oyente. Y este versículo pregunta:
¿Dónde está el sabio? Y esa es una buena pregunta que debemos hacernos. La sabiduría de
este mundo ha sido convertida en locura, por Dios. Leamos una vez más, los versículos 21 al
23, de este capítulo 1, de la Primera carta a los Corintios:
21
Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría,
agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. 22Porque los judíos
23
piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo
crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura;
Los judíos hallaron en la cruz una piedra donde tropezar, un “skandalon.” Ellos buscaban
una señal. Querían que alguien les mostrara el camino. Necesitaban quien les sirviera de señal.
Ellos hubieran aceptado a un valiente montado en un hermoso caballo blanco que derrotara al
poder de Roma. Pero Cristo crucificado, era para ellos un insulto. Y ellos no lo querían
aceptar para nada. Eso significaba una derrota y no una victoria. Y el apóstol Pablo dice
escribiendo a los Romanos, en el capítulo 9 de dicha carta, versículo 33: Como está escrito: He
aquí pongo en Sión piedra de tropiezo y roca de caída; y el que creyere en él, no será
avergonzado. Y luego, también el apóstol Pedro, en su primera carta, versículo 7, nos dice:
Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, la piedra que los
Los griegos, los gentiles, éstos pensaban que la cruz era una locura, una cosa absurda. Era
algo totalmente opuesto a cualquier sistema racional o mundial. En Roma se halló una
caricatura de los cristianos que los representaba con la figura de una cruz, con la cabeza de un
asno. Y podemos decir que en el día de hoy la gente está haciendo lo mismo, poniendo a
nuestro Salvador en ridículo.
Pablo se dirige directamente a la filosofía. Allá en el libro de los Hechos de los Apóstoles,
capítulo 18, versículo 6, dice: Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los
vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los
gentiles. ¿Pero puede la filosofía sacar al hombre del pozo inmundo que es esta vida? Amigo
oyente, nunca ha podido hacerlo. Y no la “predicación loca” sino por la locura de la
predicación, que es otra cosa, eso es la cruz; y no es un método sino un mensaje. Los hombres
lo están rechazando ahora. Y uno se da cuenta que la sabiduría del mundo es tener algún
programa contra la pobreza, o algo así. Cuando hallamos alguna zona de la ciudad que necesita
de nosotros, siempre pensamos llevar ayuda material, pero nunca nos acordamos del evangelio.
El apóstol Pablo nos presenta ahora una clase diferente en la humanidad. No son ni judíos
ni gentiles, son los elegidos; no simplemente los que han escuchado la invitación, sino aquellos
que han respondido a ella, y que han hallado en la cruz, la sabiduría y el poder de Dios que ha
transformado sus vidas, y los ha hecho hombres y mujeres nuevos. Tomó doce hombres,
amoldó a once de ellos. Y luego el Señor Jesús tomó a Saulo de Tarso; luego, la ciudad de
Corinto con todo su pecado y Efeso con su religión; y por más de dos mil años el evangelio ha
23
pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y
para los gentiles locura; 24mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de
Dios, y sabiduría de Dios. 25Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo
débil de Dios es más fuerte que los hombres. 26Pues mirad, hermanos, vuestra vocación,
que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;
Es costumbre de algunos, hablar de los grandes personajes que han aceptado a Cristo:
artistas, líderes industriales, hombres poderosos del gobierno. Pero lo importante es que Dios
está llamando a las multitudes, la gente común como lo somos usted y yo, amigo oyente.
Veamos ahora, según el versículo 27, qué es lo que eligió Dios:
27
sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del
mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;
Estos no son necios, sino que el mundo los considera necios. Ellos no son débiles, sino que
el mundo piensa que sí lo son. Ahora, según los versículos 28 y 29, Dios dice:
28
y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que
es, 29a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Nosotros no tenemos nada de qué gloriarnos, pero veamos qué se nos dice en el versículo 30.
Note lo que dice porque aquí se menciona que Él es todo lo que nosotros necesitamos. El
30
Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,
justificación, santificación y redención;
Todo lo que necesitamos, amigo oyente, lo hallamos en El. Y el versículo 31, dice:
31
para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.
Gloríese en el Señor Jesucristo en este día, amigo oyente. ¿En qué se gloría usted? ¿De
qué se jacta usted hoy? ¿Está jactándose de los títulos que tiene? ¿De su sabiduría? ¿O lo
está haciendo en base a todo el dinero que posee? ¿Está vanagloriándose de su posición o de su
carácter? Amigo oyente, usted no tiene de qué gloriarse. Créanos, tampoco yo tengo de qué
gloriarme; pero nos podemos gloriar en el Señor Jesucristo. Él es todo. Él es todo lo que
necesitamos hoy. Mi deseo es que usted pueda apreciar eso.
Y vamos a dejar aquí por hoy, amigo oyente, porque nuestro tiempo se ha agotado.