Benjamin Coriat El Taller y El Cronómetro
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VI Indice
Indice VI!
5. LA PRODUCCIÓN CAPlTALlSTA EN MASA ... 66
11. «LA REVALORIZACI~N DEL TRABAJO MANUAL» ... ... ... ... ... ... ... 180
A) .Gran industria» y •gran producción de plusvalor» en
Marx:· primera aproximactón a· la noción. de «produc- A) La revalorización del trabajo manual ... ... ... ... ... ... 181
ción en masa» ... ·'· ................................... . 67 I. ¿Una nueva gestión de la fuerza de trabajo obrera? 183
I. «Gran industria» y «gran producción de plusvalor». 67 B) «Estabilización» y «desestabilización» de la fuerza de
II .. La •manufactura moderna» como modiüidad de la _trabajo obrera ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 198
gran producción de plus valor .. . .. . .. . . . . .. . 70
IL El fordismo y el obrero-masa, hoy ... ... ... ... ... ... 198
B) ·El· mecanismo de la producción en masa .............. . 75
III. La racionallzación de la «gran industria» ....... .. 75
IV. El último toque del nuevo esquema de acumula-
ción: normas nuevas del consumo obrero e ins-
taUI·ación del •salario indirecto» ... 77
6. LOS «TIEMPOS MODERNOS~ ............ ·'· ... ... 87
l. De la década de 1920 a la ,de 1930: «normas»» y crisis. 88
II. Keynes: el new deal y el •estado-plan»: la respuesta
capitalista a la crisis ....................... ,. ... 95
, 7. NORTE Y SUR: ,EL OBRERO-MASA MULTINACIONAL, HOY 103
l. El obrero-masa multinacional ... ... .. . ... ... ... 104
H. La racionalización, el autómata y el obrero-masa: los
efectos de la división del trabajo y de la mecanización
en el va lo¡· de uso de las fuerzas de trabajo .. . ... .. . .. . 106 i·
III. Los procesos de depreciación del valor de cambio de
la fuerza de trabajo ... ... ... ... ... ... ... ... .. . ... ... ... 112
1 8. 121
li LA ORGANIZACIÓN CIENTÍFICA DEL TRABAJO HECHA PEDAZOS ...
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LACLAU, E.-Po/ítica e ideología. e~1 la teoría marxista. Capita-
lisnw, fascismo, populismo.
LAUJUN-FRENETTE, N.-Las teorías funciona/islas de las clases
so_ciales. Sociología e i\}eologia burguesa.
LE !TE Lo PES,J.-La ciencia v el dilema de América Latina:
dependencia o liberación. ·
MATTELART, A.; CASTILLO, C. y L.-Jdeologia de /a dominación
J
en una sociedad dependiente.
MATTELART, A.-Multinacionales y sistemas de comunicación.
Los aparatos ideológicos del imperialismo.
MILillAND. R.-El Estado en la sociedad capitalista.
¡'v!JullAND, R.-Marxismo y política.
MILLS, C. W .-De hombres sociales y movimientos políticos.
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2 Benjamiri Coriat 1ntroduccion 3
de la palma de la mano, el movimiento de los dedos, esa «sensa- gestos» de. producción, en un código formalizado del ejercicio
ción de la lima», por. los que todavía a principios de siglo un del trabajo industrial, con la Organización Científica del Tra-
obrero reconoce a uno de los suyos, son ya una especie de bajo. Como instrumento esencial de ese proceso de reducción
arcaísmo. Ya no es el tiernpo de las secuencias adquiridas, de del saber obrero de fabricación a la serie de sus gestos elemen-
la obra que se hace. Hay que ganarlo continuamente. «Era como tales el cronómetro es, por la misma razón, mucho más que eso.
en las películas locas, donde las imágenes se suceden' a una R~stituldo a su dimensión social -el estado de la relación
velocidad sorprendente. El tiempo que se ganaba se perdía es- de fuerza entre clases tanto en el taller como en la sociedad-
perando la muela, la taladradora o la grúa de puente t.)) El se- el cronómetro (y los métodos de medición de tiempos y movi-
gundo, o una fracción de él, regula en adelante el orden de las mientos que instaura) aparece como la avanzadilla de un ataque
sucesiones. El cronómetro ha entrado en el taller: indudable- dirigido, no contra el «trabajo» en general, sino contra la f~rma
mente está en marcha la mayor revolución de la historia hu- organizada y combativa de la clase obrera: el obrero profeswnal
mana. de «oficio» y su sindicato. Lo que el cronómetro pretende rom-
De esa historia tratará en primer lugar este libro. Atravesada per, ataca.ndo la confraternidad de los gremios: ~-s la excels~
por una misma generación de hombres y mujeres que forjaron y avanzada figura de la resistencia obrera, condtcwn de la pn-
con sus manos la época moderna. ·. méra 'i"ndustrialización, pero también principal obstáculo para la
acumulación del capital en gran escala. Porque el obrero profe-
sional, apoyado en la eficacia de su sindicato, llega,a «regatea~»
IJ elevadas tarifas e impone, con su manera de actuar, su propro
ritmo a la producción de mercancías.
La novedad, la diferencia no es sólo la introcluc,ida en el gesto Al sustituir al obrero profesional por el obrero-masa recién
del obrero, reducido a migajas. Con la entrada del cronómetro inmigrado, no cualificado y sobre todo no organizado, el capital
en el taller 1, la revolución que se emprende tiene una dimensión modifica, en. favor suyo y por mucho tiempo, el estado de con-
múltiple. De hecho, entra en juego una triple secuencia, que junto de la relación de clases.
conlleva sus propios ritmos.
Con esto también se inicia una secuencia económica enteramente
De entrada, secuencia completamente nueva en la relación nueva, un modo y un régimen nuevos de acumulación del
de fuerza entre las clas~s capital: surge la producción en masa
Al acabar con el con~rol obrero sobre los modos operatorios, al Al sentar el proceso de trabajo sobre una base nueva, «científi-
sustituir los «secretos» profesionales por un trabajo reducido a ca», el capital se halla en condiciones de imponer sus propio~
la repeticiónde gestos parcelarios -en pocas palabras, al asegu- ritmos y normas a la producción de mercancías, rompiendo as1
rar la expropiación del saber obrero y su confiscación por la las trabas puestas a su expansión por el antiguo orden del
direcciqn de la empresa-,- el cronómetro es, ante todo, un instru- taller. Y cuando, con Ford, la cadena de montaje viene a relevar
mento político de dominación sobre el trabajo. Tecnología y tác- a las técnicas taylorianas de medición de los tiempos y movi-
tica pormenorizada del control de los cuerpos en el .trabajo, el mientos y a someter el gesto del obrero a una cadencia regulada,
, taylorismo .va a. transformarse en un verdadero «conjunto de se hace posible un nuevo modo de consumo productivo de la
fuerza de trabajo. Sin relación, ni siquiera lejana, con lo que
1
Todas las ¡::itas de este párrafo están sacadas del formidable testimo- permitían ios antiguos métodos de organización del trabajo. Las
. nio sobre la racionalización del trabajo que constituye el libro de Nave!, condiciones generales de la extracción del plustrabajo y la esca-
Travaux, Albin-Michel,. 1964. .
la de la producción de mercancías cambian por completo. En
2
. Aquí se impone una precisión .. Entendámonos: decimos «taller;., pero
puede leerse también •ob¡·a•, «tajo• u •oficina», o sea, cualquier espacio adelante, con el apoyo de la cinta transportadora y de la cadena
t>n que se inserte la actividad· de trabajo. Igualmente, decimos «Cronó- de montaje, la producción de mercancías en grandes series y de
metro•, pero designamos también toda~ las tecnologías de medición de mercancías estandarizadas se convierte en la norma y la regla,
tiempos y movimientos que se han desarrollado después del taylorísmo. suscitando la aparición de nuevas condiciones de producción en
Li.
Introducción :;
:¡ 4 Benjamill Coriat
:1 acumulación del capital. Pues sólo con esta condición puede
:1 todas las ramas. La nueva economía del tiempo, nacida en el definirse de manera precisa el concepto de producción en masa
taller de las nuevas tecnologías de control y medición del tra-
bajo, invade el mecánismo de conjunto de la producción social. Finalmdnte, con la producción en masa y como condicióa de
1 Se asegura así el paso a un nuevo modo de acumulación del ésta, se inicia una nueva secuencia en las modalidades y las
¡ capital: lo que se ha llamado el sistema de la producció11 e11 prácticas estatales de regulación y control social
<~
masa.
La prodtlcción en masa: ésta ha sido la realidad en que se ha Lo esencial gira aquí en torno a las nuevas políticas de encua·
centrado sobre todo la atención, tratando de explorar sus dife- dramiento de la fuerza de trabajo creadas para permitir el des·
rentes dimensiones para darle un contenido económico preciso. arrollo de la producción en masa.
Pues si bien historiadores y sociólogos del trabajo han empren- Ante todo, había que fiiar en torno a las nuevas concentra·
dido estudios concernientes a la racionalización del trabajo ciones industriales y urbanas a esas formidables masas de hom·
obrero, en ninguna parte se ha constituido en objeto de estudio bres «Vagabundos», campesinos expropiados de sus tierras, in·
la relación entre proceso de trabajo y acumulación del capital. migrantes a los que el hambre y la miseria mantenían en estado
En cuanto a la economía política, desde muy pronto consagrada de· pérmanente insubordinación. Después, había que convertir·
a una teoría del valor en la que el orden de la rareza domina el los en obreros fabriles, obreros en cadena, conseguir su sumisió11
de los precios, hacía prácticamente imposible para sí misma tal a la nueva disciplina de la fábrica~ a la ley del cronómetro. Por
objeto. Como señala H. Bartoli: «El capital es la categoría do- último, desde el momento en que la revolución económica en el
minante en las sociedades occidentales, a él se concede toda campo los separaba de las bases rurales y domésticas de donde'
la atención 3.» sacaban aún en gran medida sus medios de subsistencia, er;'
Así. las series descriptivas del obrero en su puesto o el aná- preciso asegurar su reproducción por medios monetarios ·,
lisis de las técnicas de organización del trabajo, por un lado, y mercantiles, por el consumo de mercancías producidas en el
las teorías y los modelos económicos del crecimiento, por otro, seno de la gran industria capitalista.
Contar, asistir, controlar: he aquí la triple exigencia que va
han permanecido ajenas entre sí 4 • Había que romper con esta
a manifestarse --y de qué manera- en d gran desorden de• !a
exclusión recíproca. Y si hay una contribución propia de este década de 1930. Un complejo dispositivo, el Nevv Deal, y un pen·
. trabajo, reside en esto: recordar la co11catenación particular que samiento nuevo, el keynesianismo. se esforzarán por darle Ull<l
conduce de las mlltaciones iHtroducidas en el proceso de tra- respuesta. ·
bajo por el raylorismo y el fordismo a las que vmt a afectar a la De ahí resultará un Estado de nuevo tipo --el Estado-Plan,
dirá. Ncgri en una palabra 5- , que progresivamente se consli·
3 •Analyse ct significations des migrations de main-d'reuvrc», Calticr tuirá en maestro de obras y operador general de la reproduccíóll
de l'lSEA, núm. 117, septiembre de 1966, p. 136. del trabajo asalariado, estableciendo su fuerza y su legitimidad
4 Hnsta en el mismo Mane:, donde sin embargo las leyes fundamentales sobre las quiebras y las ruinas del capital privado. La gran
que rigen la acumulación del capital vienen dadas por las condiciones de industria taylorizada y fordizada encuentra entonces el relevo
la extracción del plustrabajo, el paso de las mutaciones que afectan al
proceso de traba.io a las que conciernen a la acumulación del capital que precisaba a fin de redoblar los dispositivos necesarios par<J
sigue en el estado de figuras formales. En el terreno de El capira/ hubo la movilización y la reproducción de las fuerzas de trabajo en
que crear las •categorías intermedias• que permiten explicar ciertos rasgos tradas masivamente en el salariado. En primer lugar, unas ins·
específicos del esquema de acumulación correspondiente a la producción tituciones nuevas, los <<seguros sociaks» --consolidados después
en masa moderna, tal como se ha constituido históricamente, a partir del
taylorismo y del fordismo. de la guerra en forma de sistemas nacionales de Seguridad
Precisemos que los materiales que componen este libro fueron cx¡mcs- Social- van a ocupar un lugar excepcional.
tos en diversas notas de investigación antes de ser sostenidos como tesis Imperativos «económicos» e «imperativos» políticos van a
doctoral en ciencias económicas bajo el título: •Le taylorísme, le fordismc, fundirse así en unos dispositivos materiales y legislativos, donde
la production de masse et les nouveaux modes d'organisation du travail
industrie!•, Université Paris X Nanterre, noviembre de 1976. Como diversos
autores han recogido algunas de estas notas, no he creído necesario resta- 5 A. Negri, La classe ouvriere corttre /'Etat, Galiléc, 1978.
blecer las diferencias en cada ocasión.
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Benjamin Cohat Introducción 7
el Estado -;-::mitad «pr:ovidencia», mitad policía- se abre su dad, y precisar lo que en ellas está en juego. ¿Qué pasa con la
propio camino. Entre capital y sociedad civil. llamada «Crisis del trabajo industrial» y qué relaciones se pue-
Cogidp así entre el taller y el Estado, no ya el sólo trabajo den establecer entre és~ y las dificultades actuales de la acu-
obrero sino el conjunto del trabajo asalariado va a alimentar mulación del capital? ¿Qué origen se puede atribuir a la reno-
en lo sucesivo esa formidable acumulación de mercancías que vación de la resistencia obrera, a su nueva eficacia, y en qué
caracteriza a los tiempos modernos. medida se puede ver en las actuales circunstancias un punto de
vista obrero sobre lo que pueda ser la fábrica del mañana?
Por último, ¿cuáles son los objetivos perseguidos en las tentati-
III vas de recomposición de la cadena de montaje o en la declarada
«revalorización del trabajo manual» ... ?
A la hora en que las burguesías occidentales, .tras haberlo des- Concebido como un conjunto de herramientas, este libro,
truido sistemáticamente -«científicamente» decían hace poco- balance a su manera, pretende ser ante todo un instrumento
descubren o redescubren la existencia del «problema>> del tra- que permita abordar el estudio de estas cuestiones.
bajo industrial y lo declaran en «crisiS>>, esta investigación es
algo muy distinto de un ejercicio arqueológico.
Más aún, es la claridad arrojada sobre el Occidente raciona-
lizado -sus talleres de producción y control- por el ciclo de
las luchas obreras emprendidas en la década· de 1960, la que ha
hecho posible un retorno a las estrategias de dominación, dentro
y fuera de la fábrica, que han asegurado el desarrollo de la pro-
ducción en masa. Como estas estrategias se deshacen ante nues-
tros ojos para dejar paso a nuevas políticas --en busca de una
economía del control y del tiempo más adecuada- se hace posi-
ble establecer sus intereses y desmontar sus mecanismos.
De ahí resulta algo así como una lústoria por períodos de las
. relaciones capital/trabajo. Pues la nueva eficacia· de la resisten-
cia obrera y la crisis de la organización «científica» del trabajo,
que es su expresión social manifiesta, permiten seguir por una
especie de recurrencia los grandes momentos del desarrollo del
capital, considerado en su relación con las formas, tradicionales
o nuevas, de la resistencia obrera. Para explicar el movimiento
del capital se ha visto la necesidad de restituir los contextos y
las coyunturas. No ateniéndose a la crogología de los historia-
dores, sino siguiendo un método que podríamos llamar .. topoló-
gico», el cual conduce de un momento a otro en el que se en-
frentan las figuras esenciales de la dominación y la resistencia.
Hasta el actual estado de cosas. Reconocido en su inmedia-
~ez, pero también como resultado de una lústoria compleja,
mcesantemente representada. Pues si, como se afirma, el obrero-
masa ha constituido uno de los puntales del «crecimiento» mo-
derno, su irrupción en la escena social corre el peligro de tras-
tocar muchas situaciones supuestamente seguras. Es posible
abordar una serie de cuestiones, planteadas desde hace por lo
menos un decenio, que preocupan hoy al conjunto de la sacie-
Alegato cor~ciso y notable, basado todo él en el mismo argu- ... el grueso de los obreros internos procede al autorreclutamiento a
mento: través de la institución familiar. Por regla general,. !os empleos no-
bles de fundidor y afinador son ocupados por los ht¡os de los maes-
tros 8•
¿Puede haber algo peor para los terratenientes o patrones que re-
, nunciar a sus mejores obreros y desmoralizar y disgustar a los
demás con una emigración amplia y vaciadora, un vaciamiento del Esta «endotecnia», prosigue el autor, funciona como una barre-
valor y el capital de una provincia entera? ( ... ) y decid ahora si ra erigida contra el maestro de forja, como una forma obrera
existe un •plan que sea más suicida, para todas las clases del país, de resistencia a su poder:
que este de debilitar la nación exportando sus mejores obreros
fabriles y desvalorizando una parte de su capital y riqueza más pro- Aunque hubiera extranjeros dispuesto.s a abrazar el oficio de he:re-
ductivos 7. ros escriben ciertos maestros de foqa de Haute-Mame al empe.ra-
do¡, las familias que están en condiciones de hacerlo se negana?
Como era de esperar, se ganó el pleito, la prohibición de emi- a hacer aprendices ( ... ). Les paree¡¡! que .cuanto n:eno.r sea su nu-
grar p.o fue derogada y los obreros de máquina de Lancashire mero, más dominarán a los maestros y mas les obltgaran a pag~rles,
se quedaron donde estaban, como exigía su «valor». La burguesía y se niegan a instruir a los extranjeros de buena ~ol~tad, sab1endo
muy bien que son indispensables para ese aprendizaJe 9•
inglesa inauguraba una nueva forma de encierro: el workhouse
«moral». ·
Así pues, en el nacimiento de la industria y como condición Durante cerca de treinta años (1792-1820), «los herr~ros de Do~
de éste, la mano del obrero y su «Oficio» son una reserva de la levant (Haut-Mame) pertenecen a las cuatro mtsmas famt-
que el capital debe alimentarse ante todo, de la que sac~ su lias to.,. .
sustento. , Caso limite, ejemplo demasiado probatorio: s~n dud~. P.e~o
El ejemplo de la industria algodonera acaba de demostrarlo seria ciertaffiente un error no ver en estas practicas ~1 ~ndicto
y la metalurgia lo repite. Cuando los primeros procedimientos de una generalización de la resistencia o~rera. co~stltmda en
mediante carbón suplantan al antiguo horno de leña aa la cata- torno al oficio. Generalizac~ón, pero tambtén eftcacta de la or·
4 El episodio en conjunto está relatado por K. Marx en El capital [El a D. Woronoff, •Les ouvriers de la sidérurgie ancienne en France•. en
capital, op. cit., libro I, vol. 2, p. 708]. · Le Mouvement Social, octubre-diciembre de 1976, núm. 7!, p. 114.
5 ld. [id., p. 708].
9 Archives Départamentales de Haute-Marne, 61143 (cttado por D. Wo-
6 Id. [id., p. 708].
7 ld. [id., pp. 708-709].
ronoff, op. cit., p. 115). ·
10 ld.
La manufactura y el oficio 13
12 Benjamin Coriat '
Como se ve, en estos textos americanos el acento es distinto al
ganización obrera. En Estados Unidos, tierra nueva y casi sin que encontramos entre los fabricantes ele Lancashire: el obrero
herencia, penuria de mano de obra cualificada y eficacia del y su oficio no son ya <<cosa» del capital, su «valor» incluso, sino
sindicalismo de oficio combinan sus efectos de tal manera que ,
el obstáculo fundamental para su desarrollo.
el «oficio» se ve allí en su límite extremo: no como condición ' No sólo por su escasez -relativa, por lo demás- sino tam-
de la industria, sino como obstáculo a la acumulación del capital. bién y sobre todo porque permite y hace posible el dominio de
tm oficio, de un saber de fabricación. Pues sí bien la conserva-
ción de los <<Secretos» en el seno de la estirpe del maestro es
Il. EL «OFICIO» COMO OBSTACULO A LA ACUMULACION DEL CAPITAL
la excepción, el <<oficio» constituirá de manera sistemática y ge·
neral -~lurante todo el siglo XIX- la piedra angular sobre la
Más que cualquier otro país, los Estados Unidos se resintieron cual será construida la organización obrera, su capacidad de re-
de la falta de obreros de oficio en número suficiente, e incluso sistencia, su fuerza. Es en los Estados Unidos, más que en cual-
hasta la década de 1860, de la falta de obreros a secas. De ahf quier otra parte, donde las cosas toman el giro más evidente.
la dificultad endémica del capital americano para asegurar su .·;.. La. <?.~·ganizacíón obrera por excelencia es aquí, durante este
desarrollo. De ahf también las lamentaciones de los manufactu- · · pcdd'dci~ la AFL (American Federation of Labor) conjunto más
reros, repetidas sin cesar hasta la segunda mitad del siglo XIX. o menos estructurado y homogéneo de ,,uniones» profesionales.
e
«Escasez» «indisciplina» de las fuerzas de trabajo son, según La afiliación tiene un carácter estrictame11te de oficio, y esta
Wakcfield y desde 1820, los obstáculos fundamentales: práctica se lleva a sus últimas consecuencias: los u11skilled
(obreros no especializados) son generalmente excluidos de la
Si hubiéramos estado seguros de poder retener el trabajo de esos
inmigrantes, los habríamos contratado de inmediato gustosamente asociación.
y a cm precio elevado. E incluso los habríamos contratado, pese a la Esta selectividad (que tiene su reverso; volveremos sobre
seguridad de su pérdida, si hubiéramos estado seguros de contar co¡¡ ello) es también la base de la eficacia de la Asociación en el
nuevos refuerzos a medida que los necesitáramos n. orden que le es propio. De hecho, la AFL funciona como un
subcontratisla, asegurando una cierta «gestión, del mercado del
En la década de 1840, Merivale insiste en el mismo tema con trabajo obrero por cuenta de los fabricantes. Garantiza el apro-
mayor fuerza todavía: visionamiento en fuerza de trabajo, administra la afluencia en
cantidad y cualidad. La contrapartida exigida es que el fabri-
Debido al :1lto nivel de los salarios, en las coionias existe un deseo cante respete la «tarifa, sindical. Dispositivo complejo, la <<ta-
apasionado de trabajo más barato y servicial, 'de una clase a la que rifa» no sólo comporta la tasa salarial sino también (cuando el
el capitalista pueda dictarle las condiciones,' en vez de tener que salario es <<por horas») el <<tiempo» requerido·por cada tipo de
aceptar las que ella le dicta ... pieza y la especificación de lo que hoy se llama «norma» de
calidad.
De ahí esta observación, en la que apuntan' ya las violencias ve- En esta particular configuración de las relaciones de clases,
nideras: la negociación gira en ton10 al «Sello»: concebido si se respeta
la <<tarifa» - y si los obreros son reclutados en el seno de las
En países civilizados desde antiguo, el obrero, aunque libre, depende <<uniones»-, es rechazado en el caso contrario. Por lo que a los
del capitalista por una ley de la naturaleza 12; en las colonias, dehe obreros cualificados se refiere la lucha se organiza en torno
crearse esa dependencia por medios artificiales. (Citado por Marx
[El capital, op. cit., libro I, voL 3, p. 962].) a amplias campañas de <<boicot» D.
~
14 Benjamín Coriat 15
La manufactura y el oficio
La historia de la clase obrera americana está jalonad;1 de Nueva York al hacer sus rondas nada más peligroso para la salud pú-
formidables campañas de boicot, que a menudo conducen a blica que las tenement houses en las que se fabrican cigarros ... El
e~pectaculares quiebras comerciales 14 • Pero, como ya se ha doctor Tyler, miembro del Consejo de Higiene de la ciudad de Nueva
d1c?o, estas prácticas también tienen su reverso. Como práctica York, aconseja no fumar dichos cigarros porque si bien no se puede
emme?~emente de la aristocracia obrera, se persigue la defensa
afinnar que propaguen enfermedades contagiosas, tampoco se puede
negarlo ... El señor Enro, comisario de la oficina de estadística de
~el ofic1o con el espíritu -~e secta y el egoísmo de categoría más
California; ha visitado los infiernos ir;lfectados de opio del barrio
Implacables. La persecuc1011 contra los «amarillos» se confunde chino de San Francisco y ha visto a los chinos morder la punta del
con una guerra abierta a l?s ~<unskilled», obreros no especiali- cigarro que liaban y mojarlo con saljva para adherir las hojas de
zados rechazados por el smd1cato 15 y obligados a vender su tabaco con mayor facilidad• 11 • ,
fue_rza «fuera_ de tarifa». Racismo y xenofobia son partes consti-
tutivas de la Ideología de la AFL. Un ejemplo entre mil son estos Aclaración: esta circular tenia por título «La salud del fuma-
extracto.s de una circular que las Uniones de Cigarreros distribu- dor»; el «Sello azul» de la Unión llevaba la siguiente inscripción:
yeron profusamente:
.:~a.:pf!!·s-énte certifica que los ci~arros _contenidos en ~sta caja han
¿P~r qué exponerse? Los cigarros sin sello azul son positivamente sido elaborados por un obrero de pnmera clase, mtembro de la
pe!Jgro~os .•. El Sun de Nueva York ha publicado, bajo el titular: U~ión Internacional de Cigarreros de América, organización que
•Los cigarros de la muerte», las siguientes líneas: «Los inspectorb combate el trabajo inferior ejecutado en talleres donde trabajan
de las tenement lzotLSes ló no han encontrado en ningún distrito de ratas ts o culis, en f:árceles o en tenement houses.
hizo tan antipático por ~us rigurosas medidas hacia los campesinos que De hecho, y durante algún tiempo, el éxito de las políticas basa-
éstos l_o p_us~eron 7n la hsta negra; en la cosecha de 1879, no pudo encoh·
tra~ n¡ngun trabaJador agríc?la para la siega y la recogida (... ). Fueron
das en el sello fue real. En numerosos casos se confirmó como
env¡ad~s tropas para sust1tu1r a los jornaleros en huelga; pero ya qa un instrumento muy adecuado de colaboración de clases. Ade-
d<:ma~1ado tarde, l<; c_osecha se hab(a echado a perder» (op. cit., p. 40). La más de las ya indicadas funcioQeS de subcontratista de mano
eficacia de esta p~acttca aparece así ligada a cierta relación entre el «tierrz· de obra asumidas por el sindicato, el fabricante 'hábil podía
P~· Y la merccmcza. Allí donde la mercancía exige ser producida o consu· 19
mida en un plaz? breve (el autor dice también allí donde es perecedera sacar muchas ventajas de la práctica •del sello •
-pues a~ destruirse_ su valor de uso acarrea la destrucción de su valor
de ~amb1o--), el. bm~ote<_> y d label encuentran un ú;rreno eficaz. Esto
explica que _el !tbro y smgularmente el periódico hayan constituido su H •Le label ou marque syndicale», artículo de D. Sieurin en Le Mou·
á:ea pnvllegiada de extensión. La. infonnación, la •noticia• .tiene la pro- vement Socialiste, op. cit.
pte~ad _de que no sopoqa ,ser con_s~rvada; •almacenada., pierde su valor. 18 La AfL utiliza indistintamente las expresiones «ratas•, •sarracenos•,
Vease,. sobre este punto, Pht!Jp S. Poner, Hiscory of che American •filisteos• y •amarillos• para designar a los obreros obligados a trabajar
labor movement, Intemational Publishe¡;s 1 Nueva York, 1964; en particu· por debajo de las tarifas sindicales.
lar, yoL rn, pp. 339·341. Observemos que, en muchos casos, el •boicot• 19 Un ejemplo a meditar: •Había en Chicago un sindicato de carreteros
p;opmrnente dt~ho no se apoya en la rápida caducidad de los productos. de carbón y, enfrente, una asociación de comerciantes de carbón. Estaban
Sm embargo, sigue estand_o en relación con el •oficio• -lo cual supone en guerra: el público pagaba el carbón barato. Después de algunas luchas
un caráct;er ~¡ menos semtartesanal de la producción- en la medida en graves, los jefes delsindicato y de la asociación (... ) acabaron por firmar
que la etica<;!a _de las_ c~mpañas de •boicot• sigue dependiendo del hecho un convenio secreto que estipulaba que la asociación se comprometía a
·' de que la optmón publica se convence de que, ·al no estar fabricado el no emplear otros· carreteros que los sindicados (... ) . Sindicato y asociación
pr~ducto por ;>i:;>~e.ros de oficio (•first-c/assmen», como dice la AFL}, su suprimían toda competencia y llegaron al monopolio deseado. Los co-
calidad y su flabthdad son menores merciantes de carbón independientes no encontraron ya carreteros inde-
' 15 A
nte las ~rá~ti<;:~s' selectivas
· de • reclutamiento de la AFL y más gene-
pendientes, y si alguno se presentaba en las calles de Chicago, los sindi-
ralmente del smd_Ical~smo, se han hecho tentativas, a veces muy impor· cados, por amor al orden y respeto a la disciplina, le rompían pronta·
tan tes, . de organ¡zactÓI\ de los ••mskilled». Citemos solamente a los mente brazos y piernas {...}. De ah! la respuesta del secretario del sin~i
•Kmghts of Labor» -•Caballeros del Trabajo.- y a la «<nternational cato a un periodista que le preguntaba si quedaban carreteros no sm·
Wo~ker of World•, formidable organización de obreros de tendencia revo- dicados en Chicago: 'No conozco ninguno, a menos que estén en el
lucwnana clara. Y marcada que fue destruida en la década de 1920. Ade·
más de los c~á~tc~s ~h. S. Poner y Perlmann y Taft, ya citados, se puede hospital'.•
La historia no acaba alú, y éste es el desenlace: .una vez librados del
co~~ultar el ut1l hbnto de D. Guérin, Le syndicalisme aux USA, Maspero. temor de ver cómo los rivales se aprovechaban de la competencia (... ), los
•Tenement Jzouses•: forma particular de trabajo a domicilio. comerciantes asociados aumentaron el precio del carbón un 40 por 100
16 Benjamin Coriat ..
La mmwfactura y el oficio 17
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1:'1
li
1\ 18 Benjamin Coriat La manufactura y el oficio 19
!:
La entrada de niños de «ojos vivos» y «manos ágiles» (p. 23) El trabajo de los muchachos es de un tipo para el cual la fuerza
;.¡
¡,; puede constituir una segunda línea de ataque. Complementaria · de éstos es en general enteramente suficiente y en consecuencia no
1' derivaría de la mayor fuerza de los hombres ninguna ganancia que
! de la primera, pues la máquina per.mite ampliamente esta bico- compensara la pérdida ... u.
ca: el consumo productivo de los niños, rompiendo una línea
débil de la resistencia obrera. Conviene señalar desde ahora esta economía singular -del
Aún a riesgo de desagrada.r, hay que extenderse aquí, entrar cuerpo en el trabajo-- aquí todavía en estado de balbuceo en el
en detalles, ya que, tras la figura de la máquina, se perfila, du- discurso de los fabricantes. La historia le dará una continua-
rante algunos decenios, la del niño, y está en juego su entrada ción.
en la escena pública. Más aún: las leyes sobre el trabajo de los Sin embargo, las verdaderas razones de esta preferencia de
niños constituyen sin duda, en Occidente, una de las primeras los manufactureros por los niños sólo salen a la luz más que en
políticas burguesas sistemáticas de administración de la fuerza las solicitudes formuladas a las autoridades locales -desde
de trabajo obrera 24 • Una de las primeras brechas que el Estado finales del siglo XVIII- para que les entreguen <<huérfanos» y
y el legislador abren en un bosque de intereses particulares para «abandonados» de los hospicios 29 • Estas razones se resumen en
expresar una racionalidad nueva zs. .• un(;\c.consigna: contra el peligro que supone para la manufactura
En el discurso de los fabricantes, se invoca ante todo el con- ··fa' ·;;holganza» de los obreros adultos, asegurar la continuidad
suplo productivo del niño como una «necesidad técnica: la finura de su aprovisionamiento en fuerza de trabajo «dócil». Aunqu~
de sus dedos, la pequeñez de su estatura y de sus miembros ha- haga algunas «travesuras» en el taller, el niño -sobre t~d? st
cen de ellos los únicos aptos para efectuar ciertos trabajos. está «preparado» por la disciplina y el reglamento del hospicio--
¿Quién podría deslizarse bajo el telar con la misma agilidad proporcionará esa fuerza viva de trabajo ágil y dócil que la
para anudar un hilo roto o ajustar una lanzadera que falla? manufactura necesita. Sobre todo, a diferencia de sus parientes
La simple razón lo exige: « ... Los delicados y flexibles dedos adultos, puede ser retenido en el recinto de la manufactura de
de los niños son más convenientes que los de los hombres para a
modo permanente, sin temor que los ritmos de las temporad~s.
efectuar el anudado de los hilos, tarea que se les encomienda del trabajo en el campo o el llamamiento a filas vengan a deJar
especialmente» 26 • De modo más general, dan muestra « ... de el taller vacío de brazos.
una flexibilidad del cuerpo para colocarse en cualquier parte El niño asegura así la continuidad del flujo industrial entre
del telar de la que sería incapaz un adulto 17 ». el ritmo de las estaciones. En la industria naciente, es elemento
Aquí se afirma una cierta «economía». No sólo pecuniaria de permanencia y garantía de continuidad. Lo que de regulari-
-a los niños se les paga tres o cuatro veces menos que a sus dad y «disciplina» no puede obtenerse del obrero adulto, puede
parientes adultos- sino también economía de energia producti- obtenerse del niño. Ure lo notaba ya: en el telar, anudando los
va, de cuerpos trabajando. El señor Sanderson, fabricante de hilos, se agita un «vivero de obreros hábiles». Porque, dócil en
acero, laminados y forja, lo precisa: el trabajo, el niño lo será más todavía en el aprertdízaje. Resu-
miendo, se espera obtener de los niños los obreros necesarios.
24 Sobre este punto, véase el análisis de la ley de 1841 reglamentando Crecidos con la manufactura, al ritmo de las lanzaderas, el niño
el trabajo de los niños hecho por S. Domailler y S. Venneren en su se convierte, como dicen Douailler y Vermeren, en «educador
notable artículo «De l'hospice a la manufacture - le travail des enfants
au XIX' siécle», en Les Révoltes Logiques, núm. 3, otoño de 1976, pp. 7-29. del obrero».
2S Decimos bien una de las •primeras políticas sistemáticas de admi-
nistración de la fuerza de trabajo obrera»: esto merece una explicación. 28 Children's employment commission, IV Report, 1865, citado por Marx
Sin duda, mucho antes, han tenido que arbitrarse conjuntos coherentes [El capital, op. cit., libro 1, vol. 1, pp. 315·316].
de reglamentos y de prácticas: citemos solamente las leyes sobre el 29 •Existen en Fontaine Guéraud, cantón de Port Saint-Pi\:'rre,, departa·
aprendizaje o las leyes •sobre los pobres». Pero en ambos casos, si no mento de Eure, talleres que se encuentran inactivos por falta de los bra·
está ausente el deseo de administrar la fuerza de trabajo, consideraciones ws necesarios para los trabajos (. .. ); la apertura de la campaña. que atrae
de otra naturaleza desempeñan siempre un papel esencial y, a menudo, al campo a gran número de individuos que trabajan en. mis talleres, hac~
principal. Por ejemplo, el •orden público» y la •Seguridad» en las leyes tanto más apremiante el envío de esa pequeña coloma». escnbe al m1·
sobre los pobres. nistro un tal ciudadano Guéroult para que le manden cincuenta chicas
26 ANF, 124705, referido por S. Douiller y P. Venneren, art. cit., p. 16. de los hospicios de París, •esa pequeña colonia•. Referido por S. Douailler
Z7 Id. y P. Vermeren, op. cit., p. 9.
20 Benjamitt Coriat La manufactura y el oficio 21
:
De'ahí que pueda pensarse como proyecto -si no como rea- .Es preciso interrogarse sobre esta «forma» singular, pues, al
lidad, ya que todavía durante mucho tiempo seguirá siendo letra meditar sobre ella, se ve claramente que las «funciones» cedidas
muerta- 1a ley de 1841: al limitar el número de horas producti- al destajista son precisamente las que, años después, defenderá
vas exigibles al niño, hace obligatoria -y condición de entrada con mayor celo el capitalista como prerrogativas exclusivas.
en la manufactura- la asistencia a la escuela. He aquí la solución de la paradoja: el destajista
Intenta afirmarse una política que prepare -oponiéndose si
es preciso a los manufactureros más ávidos- una generación como hombre de oficio ... está ert condiciones de cumplir con más
nueva: cuerpos protegidos de un desgaste demasiado precoz, eficacia que el patrón ordinario las dos fun_ciones esenciales de las
cabezas pacientemente sometidas a las cifras y las letras en el que descarga a éste: la del reclutamiento y la de la organización
recinto de los muros de la clase ... y vigilancia del trabajo Ji.
3. Sin embargo, ni la máquina ni el trabajo de las mujeres y Resumiendo, a falta de poder quebrantarlo o eliminarlo, se trata
los niños podrán suplirlo todo. Y el «oficio» sigue siendo un de utilizar el oficio contra sí mismo empleando a un hombre de
paso obligado para muchas obras. El sistema de «destajo» o .ofi<;:ío para vigilar y controlar el trabajo de los demás. De ahí
ajuste a tanto alzado fue, antes de Taylor, una de las fuerzas Ía oposición, a menudo muy enérgica, de los obr~ros al sistema
más eficaces utilizadas por los fabricantes para tratar ele cir- de destajos, pues resulta evidente para ellos que con «el desta-
cur.scribir el oficio. ¿De qué se trata? Una definición de la Ofi· jista uno no puede relajarse en el trabajo» como podría hacerlo
cina del Trabajo precisa las cosas: con un patrón situado demasiado alto o demasiado lejos (id., pá-
gina 43), el cual rio puede, como hace el destajista, organizar el
Un destajista es un subcontratista de mano de obra que, con las trabajo según los métodos más racionales y controlar su eje-
materias primas y la maquinaria proporcionadas por Jos patrones, cución.
hace ejecutar unos trabajos a él confiados, ya sea en el taller o en J. Allais, teórico apologético del destajo, pone el dedo en
la obra del patrón, ya sea en su propio domicilio, con la ayuda de la llaga cuando apunta que lo que buscan los obreros que piden
obrews contratados y pagados por él 'por día y por pieza sin inter- la supresión del sistema de destajos -los destajistas son pronto
vención del patrón JO_ excluidos de la CGT- es:
Dicho de otro modo, nuestro «destajista», definido como «Sub- ... llevar al contratista principal al mercado del trabajo y, abusando
contratista» de mano de obra, se parece mucho al obrero de ofi- de su ignorancia de los hombres, obligarle a tomar y contratar
cio. Con la diferencia de que aquí las cosas se hacen a lo grande. hombres de todas clases, es hacer imposible la selección n.
No sólo le asisten los «ayudantes» y los «aprendices», como es
costumbre: el destajista lleva las cosas mucho más lejos. Erigido El destajista evita todos estos «riesgos» al contratista por su
en organizador del trabajo y contratista de mano de obra, ad- «conocimiento de los hombres» y del oficio y porque, al traba-
jar con un «presupuesto» -«nota,. en que el destajista consig-
ministra por cuenta del empresario que lo emplea todas las cues-
na sus gastos- debe «Contener» los costos, ya que es personal-
tiones relativas a la mano de obra: contratación, pago, organi-
mente responsable de todo rebasamiento del presupuesto pre-
zación del trabajo y vigilancia. «La empresa» no existe entonces
más que en forma dividida; secciones enteras de fabricación, visto.
Teóricamente prohibido por una ley de 1848, el destajo se
perfectamente autonomizadas y separadas, son confiadas a la conservará y desarrollará en la práctica: a nivel de la división
actividad del destajista. del trabajo y la organización de la producción, constituye un
método demasiado eficaz de control y sujeción de las fuerzas de
JO •Note de l'Offíce du Travail sur le marchandage•, París. Imprimerie trabajo.
Natíonale, 1898. En los Estados Unidos se desarrolla la misma práctica
bajo el nombre de •sub-contractingjsystem• (sistema de subcontrato). Jl B. Mottez, Systeme de salaire et icléologies patronales, CNRS, 1966,
Consiste en delegar en un obrero de oficio todos los poderes relativos a la
marcha de la fabricación (contratación, salario, vigilancia, etc.). p. 43.
l2 Citado por Mottez, op. cit., p. 43.
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22 Benjamin Co'riat 2. LA NORMA Y EL CRONOMETRO
.1 R. Linhart, Lénine, les paysans, Taylor, Seuil, 1976, p. 76. Esta pro-
4 •Brecha• (por lo demás relativa, ya que la inmigración no cesa) que
puesta central para la comprensión del taylorismo sólo es evocada aquí. tendrá a su vez un papel decisivo á! •liberar• la fuerza de trabajo negra
Sobre este punto se encontrará una explicación en R. Linhart, op. cit., del Sur e imponer la hegemonia del Nordeste industrial para asegurar el
y en B. Cotiat, Science, tecfmique e/ capital, Ed. du Seuil, 1976 [Ciencia, desarrollo de la acumulación del capital. La producción de guerra -par·
técnica, capital, Madrid, Blume, 1976]. Este capítulo, complementario en ticularmente propicia a la gran serie- va a contribuir también a trans-
este sentido de los anteriores análisis publicados, está centrado en otros formar las •escalas• y las dimensiones de la producción. Sobre este punto,
aspectos del taylorismo, como su papel en el desarrÓllo de la acumulación apenas rozado aquf, véase Phílip S. Forner, op. cit.
del capital y la formación del mecanismo de !<1 producción en masa. s Los datos estadlsticos de este párrafo proceden de dos fuentes prin-
1 Recordemos que esta pretendida «holganza sistemática• encubre de
cipales: Rache! Ertel, Genevieve Fabre y E!ise Marienstrass, Las mirw-
hecho. durante el período examinado, un modo de defensa desaiTollado rités aux USA, Maspéro, 1974, y Denise Artaucl y André Kaspi, Histoire
por la clase obrera a la vez contra el paro (•p'rolongando• el trabajo se des USA, Armand Colin, 1969. Estas dos obras son fáciles de encontrar
prolonga el tiempo de ocupación remunerada) y contra el desgaste dema- y resumen trabajos más especi;i.Jizados. De un modo particular, y atenién-
siado precoz de su fuerza, en una época en la que no existían nuestras dose a las obras que abordan explfcitamente el impacto de la inmigración
modernas «prestaciones indirectas•; en esas condiciones, cualquier acci- sobre el mercado del trabajo y el desarrollo industrial, véanse F. A. Hour-
dente o enfermedad acarreaba la expulsión pura y. simple del proceso de wich, Inmígration and labor: tl!e economic aspects of Europemt inmigratíon
producción y la pérdida completa del salario (cf; sobre este punto Science, to the USA, Nueva York, GP putman's Sons, 1972, y E. P. Hutchinson, «<n-
teclmique et capital, op. cit.). migrant workers in gro\ving industries 1870-1920•, en Congres intématio-
J Cou una aceleración brutal en la década de 1840.
nal de la Popu/ation, tomo I, Nueva York, 1975.
,,i!
26 Benjamin Coriat La norma y el cronómetro 27
Como se ve, son. en su aplastante mayoría inmigrantes de Euro-' facturero local. Los medios de producción están diseminados
pa del oeste y del norte. Y, como era de sospechar; esto no es y ni los mismos centros urbanos se hallan en condiciones de
una casualidad. En el origen de esos inmensos desplazamientos consolidar una población asalariada. Periódicamente los pro-
de población está la revolw;ión industrial, la expropiación del pios artesanos y los obreros de las ciudades se ven obligados a
pueblo campesino, ya sea el resultado de medios simplemente volver al campo y participar en los trabajos agrícolas para sub-
«económicos» o de expulsiones violentas «legalmente» organiza- si;;tir. Sin industria y con una agricultura elemental, Irlanda va
das. Allí donde el campesino no puede resistir o adaptarse a las a conocer además un hambre espantosa desencadenada· por la
nuevas condiciones de explotación de la tierra, no queda más que enfermedad de la patata. Como consecuencia de ella perecen
el exilio -«transitando» por unas ciudades europeas supernu-' un n¡illón de irlandeses. Ha llegado la hora del éxodo masivo
merarías ya por colonias enteras. La inestabilidad política tras: hacia los Estados Unidos, que traerá la fortuna a Liverpool,
los reajustes que la revolución industrial lleva a cabo en los «escala» fundaméntal de este tráfico.
aparatos de Estado cuenta también mucho aqui, forzando a huir' En América, «tierra acogedora», el país en manos de los
de las persecuciones que afectan a las minorías. Es lo que ocu-' WASP 8 relega a los inmigrantes a unas funciones precisas. Sola-
rrirá con numerosos católicos irlandeses, luteranos de Prusia y
. mentk·un 10% de los recién llegados podrá establecerse en el
cuáqueros noruegos. Una a una son abolidas en Europa las leyes
que prohibían la emigración (incluso a los artesanos y obreros campo como granjeros o aparceros. Su ignorancia de las téc-
espeéializados ó): 1825 y 1827 en Inglaterra, 1848 en Alemania, nicas agrícolas americanas o, en el sur, donde son más arcaicas,
pronto seguida por Escandinavia, a medida que las insurreccio- la competencia de los esclavos negros, les dejan poco sitio. Los
nes obreras. convencen a las clases dirigentes de que es preferible irlandeses se amontonan en la costa Este, especialmente en tor-
dejar emigrar a los insurrectos, a afrontar el riesgo de que no a Boston y Nueva York. Proporcionarán la primera reserva
reconstruyan sus focos rebeldes. . de mano de obra, tan reclamada por ei capital americano. Su
La revolución industrial suprime así hasta el mar, «liberan- llegada pone fin al «escándalo» denunciado por Wakefield y
do» en una de sus orillas a las cohortes de brazos que asegurarán Merivale: el capital americano va a poder disponer al fin de
en la otra el desarrollo del capital americano. fuerzas de trabajo numerosas y casi -tratándose de irlandeses
Durante este período, la inmígración irlandesa es a la vez la «amaestrados» por el q:¡pital inglés- «disciplinadas».
más impqrtante y la más característica del movimiento de con-
junto. En veinte años, Irlanda pierde 5/16 de su población 7 • De 1880 a 1915 nuevas fuentes de ,inmigración acaban
J:!,ste despoblamiento se produce primero en dirección a Ingla- de alterar la composición del mercado de trabajo
terra. A partir de ahí se establece una ruta triangular Irlanda/
Inglaterra/ América; la trata «moderna» de mano de obra asala- «En el año 1882, el 87 o/o de los nuevos inmigrantes eran ongi-
riada. acab.a de nacer. Trata «libre» por lo demás. En l;;t década narios de la Europa del Noroeste; en 1907, la proporción se ha
de 1840, Irlanda ya no es más que un distrito agrícola de Ingla- invertido. De un total de inmigrantes (nuevos), el 80,7 % venían
terra, pues ésta se ha cuidado de bloquear el desarrollo manu- de la Europa del Sur y del Este 9 . ,
Esto es algo que indica la amplitud del cambio. Pero no es
6 Aunque en el caso de los •obreros especializados» se mantendrán mu-
chas trabas reglamentarias, como lo prueba el episodio ocurrido en el
más que uno de los signos. Pues desde 1860 se han modificado
transcurso de la crisis algodonera de 1863. Ciertos países, particularmente muchos elementos. Veamos las cosas punto por punto:
Inglaterra, se esforzarán por practicar una emigración •selectiva•, rete- - De 1880 a 1915 son censados en Estados Unidos no menos
niendo a los obreros cualificados. de quinc~ millones de nuevos inmigrantes. En su aplastante
7 Evolución de la población irlandesa de 1811 a 1866:
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·---·-··- · - - - - - - - - - · - - - - - - - - - - - - - - -
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30 Benjamín Codal La norma y el cronómetro 31
Es necesario precisar aquí que este ejército es «de reserva» rencia de poder» en todas las cuestiones concernientes al des-
en sentido estricto, pues la configuración general del proceso arrollo y la marcha de la fabricación. De esta forma, Taylo 1•
de trabajo, en la medida en que todavía se basa ampliamente en hace posible la entrada masiva de los trabajadores no especiali-
el «oficio» y la habilidad obrera, se presta poco en la práctica zados en la producción. Con ello, el sindicalismo es derrotado
a la incorporación de las fuerzas de trabajo no especializadas en dos frentes. Pues quien progresivamente es expulsado de la
de las que rebosan ahora los Estados Unidos. fábrica, no es sólo el obrero de oficio, sino también el obrero
sindicado y organizado. La entrada del «Unskilled» en el taller no
es sólo la entrada de un trabajador «objetivamente» menos
De su proceso de formación completamente particular, la clase caro, sino también la entrada de un trabajador no organizado,
obrera sale con una «estructura» completamente singular. p.r.i:vado de capacidad para defender el valor de su fuerza de
- Por un lado, un número relativament~ escaso de obreros trabajo.
de oficio y artesanos que pudieron sustraerse a la vigilancia de Un mismo movimiento -la instauración del trabajo parcala-
las leyes europeas que prohibían su emigración y que, habiendo do- apunta a dos blancos a la vez, acabar con la capacidad de
pertenecido frecuentemente a ligas y asociaciones obreras, re- . :: resistencia del obrero de oficio y poner en marcha un proceso de
construirán rápidamente sindicatos y asociaciones de defensa. · -" trabajo que permita la entrada en el salariado de los trabajado-
De ellos naéerá la AFL. res no especializados y no organizados.
- Por otro, una gigantesca masa de pobres diablos, recién De ahí que la lucha en el taller -para introducir en él el
expropiados de sus campos, sin especialización ni conocimiento cronómetro y su ley- sea inseparable de una lucha más amplia.
del trabajo industrial y privados de asociaciones de defensa co- librada en el terreno social. por la «libertad» de reclutar la fuerza
lectiva de su fuerza. Es cierto que los <<Knights of Labor» (<<¡Ca- de trabajo fuera de los sindicatos.
balleros del Trabajo!») se constituyeron reclutando sus miem-
bros esencialmente entre los «unskilled» que la AFL se negaba La «open shop campaign»: la organización concertada de las
a organizar, pero su existencia fue efímera 13 • milicias antisindicales y antiobreras H
La formidable inmigración condujo así a alterar totalmente
la composición técnica de la clase obrera, en tanto que su Esta lucha emprendida por el capital americano y que acompaña
representación organizada -también se dirá que su composición a la entrada del cronómetro en el taller tiene una bandera y una
.:política»- (teniendo como punto de apoyo y base a la AFL consigna: el «open shop movement».
y al sindicalismo de oficio) seguía siendo prácticamente idéntica. Como informa Bendix, ya desde antes de Taylor esta unani·
En este «hueco», este desfase producido por la diferencia midad antisindical y antiobrera da origen a las primeras coali-
entre la composición técnica de la clase obrera y su composición ciones patronales, que actúan de manera sistemática y organi-
política (sus instrumentos y medios de defensa y lucha) es zada:
donde se puede captar la significación del taylorismo como
estrategia de dominación sobre el trabajo. En la convención de la NAM ts, de 1903, se reconoció claramente que
Descomponiendo el saber obrero, «desmenuzándolo» en ges- un acercamiento colectivo al problema del trabajo constituía una
¡; tos elementales -por medio del «time and motion study>>-, nueva necesidad.
1
haciéndose su dueño y poseedor, el capital efectúa una «transfe-
Otra asociación patronal, la NMTA •16, llena de darwinismo «SO-
cial», pretende que triunfe la línea dura y su manifiesto se alza
13 Sobre los «Knights of Labor», véase Engels, prefacio a la edición
-~ contra la llamada política sindical de «Closed sho P" ("taller
americana (1881) de La situa,ción de la clase obrera en Inglaterra y Corres-
' pondencia Engels-Lafargue. En el prefacio a la edición americana, Engels cerrado» a los no sindicados):
dice de los •Caballeros del Trabajo• que presentan al mismo tiempo que
cun espíritu insurrecciona!, los aspectos más medievales (subrayado por 14 cOpen shop campaign»: campaña para la apertura del taller a los
él),._ Esta estructura de tipo «feudal• demostrará estar inadaptada en gran obreros n·o sindicados.
medida a las nuevas condiciones de lucha impuestas a la clase obrera 15 National Association of Manufacturers.
americana. 16 National Mutual Trades Association.
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32 Benjamin Coriat
!
' La norma y el cronómetro 33
En la medida en que nosotros, los patrones, somos responsables lizado es tal que, por lo menos al principio, puede aumentarse,
del trabajo efectuado por nuestros trabajadores (our workers), se~ notablemente a veces, el salario de las clases más bajas de
remos nosotros quienes determinemos de manera discrecional qué obreros.
hombres consideramos más aptos para efectuar el trabajo y las «Boicot» y «sello» -trastos de otro tiempo-- no podrán
condiciones en que el trabajo debe hacerse; ¡:a cuestión ele la com~
nada aquí. Después de un último asalto 1D, la AFL deberá rendirse
petencia ele los hombres depende de nuestra sola autoridad 17 •
y transigir. La aristocracia obrera, atacada en su misma fuerza,
pagará cara y hará pagar cara a la totalidad de la clase obrera
Después vinieron los hechos: la «coerCión» y la «violencia su política corporativista y colaboracionista.
física» son frecuentemente utilizadas, los patronos movilizan
milicias especializadas antíobreras y antisindicales, y se infiltran
,«confidentes» (<<Spies», dice Bendix con una palabra más con~ lii. EL «PENSAMIENTO ECONOMICO» DE TAYLOR
tundente. puesto que se traduce también por «espías») en el
seno de las uniones para conocer su funcionamitmto y su plan de Tecnología particular de control del trabajo asalariado, el taylo-
movilización y de lucha. .... rismo es también y por eso mismo una estrategia económica de
Otras corrientes de la ideología empresarial utilizan una conjunto para el capital americano 21.
técnica más flexible. En torno a la «National Civil Foundation» <<Estarnos en la época de los trusts y los monopolios», anun-
se intenta obtener la sujeción al nuevo orden de la fábrica por cia Taylor desde las primeras páginas del Shop management, a
un principio -la «contratación periódica»-, estando el derecho fin de indicar de entrada y claramente el carácter del período
de huelga prohibido entre contrato y contrato 18 • que se inicia y que exige romper con muchos arcaísmos. Y es
En este amplio movimiento, el taylorismo aporta nueva que Taylor tiene unas ideas muy claras acerca del crecimiento
savia. Como parte interesada y activa del «open shop», subraya económico, y no solamente del taller, como ordinariamente se
su importancia tanto más cuanto que éste proporciona el medio cree. Estas ideas pueden resumirse en unas cuantas sentencias
práctico para prescindir de los <<skilled workers». Además. tam- simples. La primera idea de. Taylor reviste la forma· de un ma-
bién en esto cambia de terreno; no hay ninguna necesidad ele nifiesto:
proclamar la necesidad de la autoridad patronal. como hace la
NMTA, por ejemplo, pues: La fuente de la riqueza no la constituye e! dinero, sino el trabajo.
r~
0
Benjamin Co~iat
t. La norma y él cronómetro 35
Más explícito todavía: salarios más elevados y disminuir el número de horas de trabajo
sin dejar por eso de mejorar las condiciones de trabajo y el confort
La riqueza proviene de dos fuentes: en primer lugar, del suelo y de de la casa (DSE, p. 23).
lo que se encuentra en el suelo y, después, del trabajo del hombre n.
De ahí le viene esa formidable seguridad que opone de ante-
Aquí se encuentra formulada de forma apenas distinta, la vieja mano a sus detractores:
idea de los clásicos ingleses .según la cual la tierra es la «ma-
dre» de la riqueza, mientras que el trabajo es el «padre». De Cualquiera que sea la oposición y de quienquiera que venga, cuales·
hecho, esta identidad de puntos de vista entre 'raylor y los quiera que sean su forma y su importancia, todo dispositivo que
clásicos se repetirá prácticamente en todos 'los temas impor- permita economizar trabajo acabará imponiéndose; ése es un hecho
tantes. hístóri.co (DSE, p. 39).
Del axioma básico de que sólo el trabajo es creador de ri-
Hay que precisar que estas consideraciones no tienen para
queza, Taylor saca las últimas consecuencias, ya que hace de él
Taylor -hombre de industria por excelencia- un carácter es-
el fundamento de una teoría del «crecimiento». En efecto, sólo
neculatívo. En el momento en que interviene, los Estados Uní-
un aumento de la productividad del trabajo puede favorecer el
·dqs, sufren una mutación industrial acelerada. Acabada la gue-
desarrollo de la acumulación del capital.
rra civil, el Nordeste industrial se adueña a marchas fOI'Zadas
Estos cambios [de la productividad] son los que interesan al pobre, del territorio americano, sometiendo la explotación de sus re-·
los que le dan el más alto nivel de vida y transforman los objetos cursos a ;sus propios ritmos y modos. La guerra y el armamento
de lujo de una generación en objetos de primera necesidad para la le han dhdo este impulso, a partir del cual puede emprenderse
siguiente (DSE, p. 41). la acumulación. Los Estados Unidos están en vías de convertirse
ya en 1'} primera potencia industrial del planeta 24 • Además.
Hecho notable: la idea de una producción y un consumo en como ya se ha expuesto ampliamente, las trabas cuantitativas
,masa está ya en germen en el aumento de la productividad. que suponían hasta entonces la exigüidad y rigidez del mercado
Desde luego, Taylor no ignora que la «Superproducción existe del trabajo han sido derribadas por la inmigración. El último
de vez en cuando», pero fiel también en esto a los clásicos, se re- obstáculo importante que se alza todavía ante el desarrollo de
fiere a la ineluctabílidad de una ley de los mercados que, una la acumulación del capital sigue siendo esa "holganza obrew
vez asegurado el aumento. de la productividad, garantizaría el sistemática», con la que Taylor abre el Scientific managemelll.
buen desarrollo de la realización de las mercanCías. La aplica- Así precisadas las cosas, el análisis de los tiempos v de lo1·
ción a gran escala del scientific management movimientos, protocolo central del «Scientific managemenh> apa-
rece como la respuesta durante tanto tiempo buscada por el ca-
disminuiría los precios de costo en proporciones tales que nuestro. pital para limitar y reducir la resistencia opuesta por el obrero
mercado interior. y exterior se vería considerablemente ampliado ... de oficio y asegurar su expansión a gran escala.
Se harta desaparecer así una de Las causas esenciales de los períodos
de subactividad, paro y pobrez~ 23 ... De ese modo será posible pagar
IV. NUEVAS NORMAS DE TRABAJO
21 En cua¡:¡to a las obras de Taylor, nos remitimos esencialmente a una.
reedición de Greenwod Press Publisher's (Wesport, Connecticut, 1972),
que comprende, bajo el título genérico de Scientific management, las Una nueva mecánica se abre paso. Al invertir el orden del saber
obras maestras de Taylor: Shop management, Tlze principies of scientific Y del poder en el taller, el cronómetro <<libera» un espacio nuevo
management y Testiinony befare the. Special Hottse Committee. En Fran·,
da, la editorial Marabout ha realizado una edición más accesible bajo el:
título La direction scientifique des entreprises (en adelante DSE). ' Y nunca disminuye el número de obreros empleados ... ; por el contrario.
23 •Cualquiera que sea la industria escogida, si se recogen los hechos hay más trabajo para un mayor número de hombres• (DSE, p. 37).
esenciales, !as verdades fundamentales, se comprobará que siempre que 24 Sobre este tema apenas estudiado (el papel de la guerra civil en el
hay aumento de los ritmos de producción, cualquiera que haya sido' despegue de la acumulación del capital), véase en particular Philip S. Fo-
su causa, hay en la industria correspondiente más trabajo que realizar ner, op. cit.
36 Benjamín Coriat l La norma y el cronómetro 37
para la acumulación del capital. Este complejo juego, que des- Atacado en su control de los modos operatorios, el obrero
estabiliza el antiguo equilibrio y la antigua relación de fuerza también lo es en su control de los tiempos. Aunque de una
en provecho del capital, dirán que consiste en la instauración de manera encubierta (por reducción de los «tiempos muertos»),
nuevas normas de trabajo. Es un proceso que esta expresión estas mutaciones permiten de hecho un alargamiento de la
pretende designar y un proceso de doble dimensión, pues se duración del trabajo. Por eso, a medida que las nuevas normas
cuestionan al mismo tiempo modificaciones que dependen del de trabajo se extienden a través de las ramas y las industrias,
trabajo concreto (el valor de uso de las fuer:zas de trabajo re- se manifiesta un cambio en las condiciones (sociales) de la ex-
queridas) y del trabajo abstracto (las condiciones de la forma- tracción del plustrabajo.
ción de los valores de cambio). Fundamentalmente, y eh la medida en que inauguran un
- Desde el punto de vista del trabajo concreto, la «nove- nuevo modo de consurno productivo de la fuerza· de trabajo
dad» intr'oducida por el scientific management se refiere ante obrera, las nuevas normas de trabajo deben atribuirse a un
todo al hecho Je que el control obrero de los modos operato- aumento formidable de la tasa de explotación.
rios es sustituido por lo que se podría llamar tm «Conjunto de Fundamentalmente, y en la medida en que inauguran wz
gestos» de producción concebidos y preparados por la dirección llll~v~ modo de consumo productivo de la fuerza de trabajo
de la empresa y cuyo respeto es vigilado por ella. Este conjunto ob{éta:; las nuevas normas de trabajo deben atribuirse a Hl!
de gestos, al principio locales y empíricos -por depender de aumento formidable de la tasa de explotación.
las «medidas» de los crono-analizadores- llegará progresivamen- Al organizar el taller y el trabajo sobre una nueva base
te, con la puesta a punto de las tablas de tiempos y movimientos «científica», el cronómetro asegura un cambio «de régimen» a la
elementales, a la categoría de un «Código» general y formal del acumulación del capital. La producción en masa ha encontrado
ejercicio del trabajo industrial25. Lo importante es que con la uno de sus pilares en el seno mismo del proceso de trabajo.
puesta a punto de este código se asegura la integración progresi-
va de los trabajadores no especializados en los puestos de los
«profesionales» de oficio, lo que provoca, con la transformacirht
realizada el! las coitdiciones del ejercicio del trabajo, wt cambio
en la composición de la clase obrera requerida.
- Pero la expresión <<nuevas normas de trabajo» también
pretende designar aspectos cuantitativos, de rendimiento del
~· '.
trabajo. Poniéndose ahora en el punto de vista del trabajo
abstracto, se designa el hecho de que está asegurado un formi·
dable incremento de la productividad y, sobre todo, de la i¡¡ten-
sidad del trabajo 26.
¡
3. «LA CADENA» «La cade11a» 39
para indicar la velocidad adecuada a que debe emplearse la má- «Progreso,, pues, ya que las piezas se almacenan delante de cada
quina en cada trabajo, así como las herramientas que deban pre- obrera -señalemos de paso que incluso aquí, en su grado cero, ~
.
comzarse... 3
. la «cadena» permite en adelante el acceso a la mujer-, pero r
queda en manos de las obreras cierto poder de regular la caden-
Por lo demás, esta fecundidad recíproca de la guerra y la in- cia del trabajo, ya que cada una o:pasa e! conjunto a su vecina».
dustria no es nueva; sólo la inscripción de una y otra en el re- Ford aplica cada una de estas técnicas allí donde la iniciativa f.-;:•
gistro del capital provoca el cambio de escala. obrera -y por lo tanto el control obrero de los tiempos- está ~~·
Pero he aquí, paso a paso, la elaboración de la línea de reducida al máximo. Como señala el Boletín, Ford ha sabido t
:;,
montaje, tal como se presenta a los ingenieros franceses. aportar a lo que encuentra en la industria de los relojes y de las
cerraduras «perfeccionamientos interesantes», de los cuales uno
de los más importantes es la asociación de wt transportador de
1. li. TRANSPORTADORES DE CADENA, TRANSPORTADORES DE CINTA Y cadena para que el órgano pase de una operación a otra. De ahí
LINEA DE M ONTAJB la nueva afirmación -de validez general- referente al mon-
taje:
'En el Boletín de las fábricas Renault, la lección americana está '
centrada en torno a ese principio central de la nueva fábrica: ·el El prihclpio es fijar la pieza principal al tral!sportador y hacerlo
pasar delante de cada hombre, que fija en él otra pieza, de suerte
transportador ele cinta. Ante todo, se le presenta en dos de sus que el órgano se encuentra completamente montado al final del
posibilidades de utilización. transportador 6.
La primera consiste en asegurar la circulación de un conjun-
to de piezas ante los obreros quietos en sus puestos de trabajo: Aquí se ve en qué consiste el «interesante perfeccionamiento»:
se conserva el principio del montaje por añadidura de piezas
En América, el montaje de las cerraduras se hace de la manera sucesivas --especialmente almacenadas delante de cada obre-
siguiente: se colocan en una caja todas las piezas que componen ra-, pero se añade un pequeño detalle «técnico»: la cadencia
la cerradura, la caja pasa ante una serie de obreras que montan um< del trabajo está regulada mecánicamente, de manera totalmen-
pieza cada una y, al final de la serie, el montaje está tenninaclo 4 . te exterior al obrero, por la velocidad dada al transportador que
«pasa» delante de cada obrero. Ha nacido la línea de montaje;
Una doble ventaja resulta de aquí: economía de mano de obra su principio es enunciado de forma general ya en 1918. Y los
de manutención y regulación autoritaria (mecánica) de la caden- «métodos americanos» de fabricación van a dar la vuelta al
cia del trabajo, del ritmo de la caja que «pasa». Pero este ritmo mundo.
tiene que ser limitado, pues cada obrera debe buscar la pieza Las verdaderas dificultades, que retrasarán la introducción
cuyo montaje le está encomendado. Esta dificultad se soslaya de la cadena, no se presentan en el montaje, sino en el mecani~
en el montaje ele los «relojes o despertadores». zado. Pues para que las «piezas» puedan ser «fijadas» una tras
otra al transportador era preciso que fuesen rigurosamente idbt~
Para el montaje de los relojes o despertadores, se procede de otra ticas, irztercambiables. En pocas palabras, era preciso que la
manera. Cada obrera tiene delante ww caja que contiene las piezas producción de piezas --el "mecanizado>>;- fuese «estandariza•
que debe montar. La primera obrera ensambla una pieza sobre la do» para hacer posible el montaje en línea a partir de un trans-
pieza principal, pasa el conjunto a su vecina, que monta una segunda portador central automotor.
pieza, y así sucesivamente hasta llegar a la última, donde el reloj
A propósito del mecanizado, Ford es menos prolijo, ya que,
queda terminados.
como se verá, el que controla las técnicas de producción de las
piezas estandarizadas es el dueüo del montaje en <<flujo con-
3 P. Fridcnson presenta esta circular (op. cit., pp. 316--318), bajo el título tinuo». No obstante, en el Boletín ele las fábricas Renault se
Les progres de l'organization du travail pendan/ la guerre. Sólo hemos
recogido aquí los extractos más significativos. descubren algunas indicaciones:
• IJullctitt des usines Renault, núm. 2, p. 4.
5 !bid.
6 Bulletin des tlSÍnes Renault, núm. 2, p. 4.
r:
42 . Benjamín Coriat «La cadena» 43
El principio de trabajo en la fábrica Ford es hacer un taller o una Para los trabajadores, la línea de montaje significa confusión,
sección de taller por pieza; las máquinas están agrupadas por ope- fatiga suplementaria, desord~n:
raciones y entre cada máquina hay instalados transportadores 7.
El tiempo que se ganaba y se perdía esperando la muela, la tala-
Si el transportador está presente siempre (la cuestión del con- dradora o la grúa de puente. Estos fallos en la organización de una
trol de los tiempos se resuelve en todas partes por idéntico fábrica que pasaba por funcionar a la americana para nosotros
procedimiento), aquí se pone el acento en otro principio: el de suponían fatiga 10.
la especialización («un taller por pieza»; <<agrupación de las má-
quinas por tipo de operación))) en el seno del taller. Para dar una Pero este desorden es sólo superficial. O qmza no es más que
visión completa, hay que añadir que la idea de una agrupación la apariencia necesaria en que se expresan las nuevas leyes
de máquinas por «Operaciones» encierra otra que será plenamen- de bronce del capital, ya que también:
te desarrollada por Ford: la puesta a punto de máquinas espe-
cializadas en una sola operación 8 . Aquí tendrá lugar el paso de Era como en las películas donde las imágenes se suceden a una
la «máquina universal» (que sólo puede manejar un obrero que velocidad sorprendente ( ... ). Se llegaba a una velocidad de gestos
posea una gama variada de modos operatorios) a la <<máquina ·asoqtbros·a u.
especializada)) (que lo más a menudo no requerirá más que
manos de obreros especializados). «Velocidad sorprendente», <<Velocidad de gestos asombrosa»; ni
Del mecanizado al montaje se suceden los «perfeccionamien- siquiera el prodigioso escritor que es Nave! se libra de esta
tos»: transportadores de cinta y de cadena, grúas de puente y palabra para describir el trabajo del nuevo taller: la « veloci-
máquinas especializadas lanzadas cada una a su propia carrera, dad)) se repite en cada frase.
toda la infraestructura del suelo va acompañada de una red Y finalmente, ahí reside la terrible eficacia del fordismo,
aérea que asegura la circulación mecánica de las piezas de los pues, al inaugurar el despotismo tranquilo y absoluto de los
órganos a montar a lo largo de una línea de producción o de tiempos· y los movimientos, va aún más lejos que el taylorismo
una línea a otra; las herramientas manuales están colgadas en- y, desde el punto de vista económico, contribuye de manera
cima de los puestos de trabajo. Ha nacido la fábrica «raciona- propia y específica a acelerar las· mutaciones en curso.
lizada». Como se recordará, Nave! exponía el resultado de una
forma impresionante:
B) NUEVAS NORMAS DE PRODUCTIVIDAD
Todo el espacio, del suelo a la techumbre de la nave, estaba roto, Y DE PRODUCCION
cortado, surcado por el movimiento de las máquinas. Grúas de puente
corrían por encima de los bancos. En el suelo, unas carretillas «Ford la hizo. Hizo una brecha en la producción en masa de
eléctricas se esforzaban por circular. Ya no había sitio para el humo. automóviles» n. Esta exclamación, en la que Beynon -poco sos-
En el fondo de la nave, unas prensas colosales cortaban travesaños, pechoso sin embargo de benevolencia- deja traslucir una es-
capós y aletas, con un ruido parecido al de explosiones. Entretanto, pecie de fascinación, resume el significado histórico del fordis-
el metrallazo de los martillos automáticos de la calderería se im- mo. Pues es ahi precisamente, considerando las cosas desde el
ponía al estrépito de las máquinas 9, punto de vista de la economía en su conjunto, donde reside la
7 !bid. pero el principio general es que nada es llevado ni acarreado en el taller
8 Por supuesto esto acarreará muchas modificaciones en la composición aparte de l<~s piezas. Los materiales se transportan en vagonetas o remol-
técnica del capital invertido y también, por consiguiente, en su composi- ques acciorlados por chasis Ford lisos, que son lo suficientemente móviles
ción de valor y orgánica. y rápidos como para circular en caso de necesidad por todos los pasos.
9 Esta presentación corresponde a una visión obrera de la configuración Ningún obrero tiene nunca que transportar ni levantar nada, siendo todas
del nuevo taller: la de Nave! en Travatv.:, op. cit. Comparémosla con la estas operaciones objeto de un servicio distinto, el servicio de transpor-
dada por e! propio Ford: •No hay en los talleres una sola pieza que no tes.• H. Ford, Ma vie, mon oeuvre, Payot, p. 84.
esté en movimiento. Unas, suspendidas en el aire por ganchos de cadenas lO Nave!,. o p. cit., p. 111.
que se dirigen al montaje en el orden exacto que les ha sido asignado. 11 Id., p. )l.
Otras, se deslizan sobre una plataforma móvil; otra, por su propio peso; 12 H. Beynon, Working for Ford, Penguin Books, 1973, p. 17.
44 Benjamín Coriat <<La cadena» 45
especificidad del fordismo: en haber asegurado el paso a la mzd motion study sigue siendo a menudo un «first-clas man»
produ<;:ción en serie y haber abierto con ello una «brecha» para (obrero de primera categoría), debidamente seleccionado y «en-
la producción en masa. Y, entendámonos bien, no solamente del trenado», ya que !o esencial consiste en la separación de Jos
automóvil; pues si el automóvil, producto complejo por exce- trabajos de concepción y ejecución. Ford desarrolla a Taylor y,
lencia, puede fabricarse en serie, lo mismo pasará con cantidad a diferencia de él, asegura la <<Subdivisión» del propio trabajo
de productos más simples. de ejecución, la parcelación. Si, como dice Emery, la máxima
Para dejar las cosas claras y siguiendo un método rigurosa- ventaja que puede sacarse de la división del trabajo se confunde
mente análogo al utilizado para describir las mutaciones introdo- aquí con la máxima división d~l trabajo, ello se debe a la par-
cidas por el taylorismo, diremos brevemente que el fordismo ticular composición de la clase obrera. Y Ford, entusiasta de-
asegura la aparición y la hegemonía de núevas normas de pro- fensor del «Open shop», tiene una conciencia tan clara de este
ductividad y de producción. hecho que saca de él una proposición general referente a la
fuerza de trabajo:
III. NUEVAS NORMAS DE PRODUCTIVIDAD
.-Todo el mundo trata de supnmtr la necesidad de la destreza en
· tÓdÍJs.·los empleos de la mano de obra H.
Por <muevas normas de productividad» intentamos designar los
«progresos» que asegura la línea de montaje en lo que concierne
El lo conseguirá hasta tal punto que, en 1926, los <<tiempos de
a las técnicas de extorsión del plustrabajo.
formación» para las diversas categorías ele obreros de Ford
Forc! es aquí ciertamente heredero y tributario del «Scientific
son los siguientes 15:
management» --de su protocolo central: el Time and motío11
st11dy-, pero la instauración de la línea de montaje lleva las
cosas a unos grados cualitativamente nuevos. Tiempo de formación Total Total parcial
l. Ante todo gracias al <<transportador», por dos razones. Menos de 1 día 43%
Por un lado, y ahí está el principio de su <<economía» general, el De 1 día a 1 semana 36% 79%
transportador permite suprimir gran parte de la mano de o!Jra De 1 semana a 1 mes 6% 85%
de ~>zantenimiento n. Por otra, permite reintegrar al taller parte
de ese tiempo suprimido en forma de tiempo de trabajo pro- De 1 mes a 1 año 14% 99 o/o
ductit•o, y ello a una «velocidad regulada» de manera autoritaria. De 1 año a 6 años lo/o 100%
En resumen, el transportador elimina los <<tiempos muertos»
del taller y los convierte en tiempo de trabajo productivo.
<<Andar no es una actividad remuneradora», gustaba de repetir En realidad, tal «reducción» del trabajo complejo sólo pudo
Forcl. Contrapartida de la eliminación de los desplazamientos en obtenerse gracias a un desarrollo sin precedentes del maquinis-
el taller y la fábrica, los «tiempos muertos» en el trabajo, «po- mo. La tan buscada parcelación sólo pudo resultar de un gi-
ros» por los que <<respira» el trabajador, son reducidos al má- gantesco trabajo de análisis de una especialización cada vez más
ximo. El resultado de esto es una brutal prolongación de la
duració11 efectiva de la jornada de trabajo. 14 Un ejemplo escogido entre los mil que da el mismo Ford: •En la
fundición, por- ejemplo. donde antes se hada todo el trabajo a mano y
2. Después, la línea de montaje lleva hasta sus !imites la donde había obreros especializados, no hay ya, desde la racionalización,
más que un S % de modeladores y fundidores realmente 'especializados'.
parcelación del trabajo. Con Taylor, el obrero sometido al Time El 95% restante son obreros 'especializados' en una sola operación que
el individuo más estúpido puede estar en conúíciones de ejecutar en dos
días. El montaje se hace enteramente a máquina ... •, Ma vie, mon reuvre.
n Así, en el Bulletin des usines Renault, núm. 6," se e:r.pone: •Al pdn- 1.1 Fuente: Hírsce, 1ispects socíaux de la rationalisatiort, 1931; citado
cipio, los transportadores sólo fueron instalados en aras de la economía por F. Courtel, L'Organisatiort rationnelle du travail. Doctorado de tercer
para reducir el número de peones» (p. 2). ciclo, Université de París VIII, 1974.
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46 Benjamin Coriat "La cadena» 47
avanzada del maqmmsmo. Lo que acarreará transformaciones Han a un mismo tiempo y acumulan sus efectos, al igual que
en la composición orgánica del capital invertido 16 • se mezclan las ganancias de tiempo que resultan de la intensi-
3. Por último, la organización del trabajo en <<líneas» -in- ficación del trabajo y las que resultan del incremento de la
cluso el mecanizado y allí donde el transportador no puede productivi4ad del trabajo. Al designarlas con un concepto pro-
cumplir su plena función de «convertidor de tiempo»- da ori- pio -nuevas normas de productividad- se intenta solamente
gen a otro tipo de comodidad: sobreañade al despotismo de precisar _tres caracteres específicos del fordismo relativos. a las
la máquina un principio «panóptico» de vigilancia. Así, el Bole- técnicas de .extorsión del plustrabajo, que se pueden resumu· en:
tín de las fábricas Renault informa: - economía «general» de mano de obra de manutención y
conversión' del tiempo eliminado en tiempo efectivamente pro-
Antes de la introducción de los transportadores, el taller de volantes ductivo;
estaba tan atestado que era inabordable y al capataz le era imposible - fijación autoritaria de la cadencia que lleva consigo una
vigilar el trabajo. · «Socialización» del ritmo de trabajo de los hombres sometidos
a la velocid,9d de un mismo transportador 11 ;
A la estrategia obrera de ocupación del espacio, el capital opo- ·· •. ,...,.. r.ecurso sistemático al maquinismo: la extorsión de plus-
ne su propio pensamiento: el desarrollo de la producción «en . vbior'rel'ativo se hace aquí sobre una base mucho más amplia
líneas». En ese mismo taller de «volantes» ·que por medio del scientific management 18 .»
En total e incluso si tienen en común el hecho de participar
la duración de las operaciones era de treinta y un minutos y se ha en el establecimiento de un nuevo modo de consumo productivo
reducido a veinte minutos. de la fuerza de trabajo, las normas de productividad (atribuidas
al fordismo) poseen unas características propias que las dis-
El texto no precisa en esta ganancia de once minutos lo que tinguen de las normas de trabajo (atribuidas al taylorismo), de
es imputable al progreso «técnico» surgido de la racionalización las que constituyen un desarrollo. De ahí también que con el
y lo que resulta de la posibilidad abierta de una mejor «Vigi- fordismo se constituya algo nuevo y específico en lo que res-
lancia». Pero, desde el punto de vista práctico, ¿es tan grande la pecta a la formación de los valores de cambio y a las condicio-
importancia de esta distinCión como para que merezca la pena nes de la producción de mercancías.
hacerse?
En este ejemplo, como por lo demás en todo lo que concier-
ne al taller «técnico», los materiales de producción y los modos IV. NUEVAS NORMAS DE PRODUCCION
de control y de vigilancia de las formas de trabajo se desarro-
Con la entrada de la línea de montaje en el taller, no sólo se
16 Ateniéndose a los primeros momentos de la racionalización (1905- modifican las relaciones de trabajo. Al asegurar su hegemonía
1914), las cifras dadas por Fridenson son significativas: en las distintas ramas -debido a su eficacia- <da economía»
Evolución del número de máquínas-herramient!lS utilizad!lS
industrial sufre finalmente una mutación en su conjunto, en su
en l!LS fábric!lS Renault principio mismo. Se modifican a la vez la escala de producción,
la naturaleza de los productos y las condiciones de la formación
Al1os 1905 1911 1912 1913 1914 de los costos de producción. Estos fenómenos serán designados
Número
por el concepto de normas de producción. El enunciado más
de máquinas 400 1496 1 608 2 026 2250.
17 Esta •socialización• forzosa, obtenida del ritmo de trabajo, se dis-
Desde el punto de vista teórico, estas mutaciones en la importancia rela- tingue de la norma tayloriana, que se basa en principio en el rendimiento
tiv¡¡ adquirida por el capital constante a expensas del capital variable se individual.
expresan .en el conc;epro de composición orgánica del capital. «Denomino 18 Este solo hecho bastaría para distinguir las normas taylorianas de
a la composición de valor del capital, en tanto se determina por la com- trabajo de las normas fordianas de •productividad•, aunque en este último
pos,ición técnica del mismo y refleja las variaciones de ésta, composición caso se busquen y se obtengan, como hemos dicho, aumentos de la
orgánica del capital• [El capital, op. cit., libro I, vol. 3, p. 760]. intensificación del trabajo.
48 Benjamin Coriat «La cadena» 49
11
1
preciso de su contenido exige que sean examinadas dos series De forma más precisa, hoy día se admite que la «normalización"·
de hechos: los primeros se desprenden del análisis del proceso reviste tres aspectos 1 1:
de trabajo o de fabricación propiamente dicho y, por tanto, del - la especificación de las 11ormas de calidad o definición de
valor de uso de la.S mercancías; los segundos pretenden dar las caracterjsticas de un producto o materia con vistas a defi-
cuenta de un análisis en términos de trabajo abstracto y por con- nir sus resultados mínimos en condiciones normales de empleo;
siguiente del valor de cambio. ~ unificación de las dimensiones y las tolurmcias a fin de
garantizar la intcrcambiabilidad de las piezas y los productos
(este aspecto de la normalización es sin duda, desde el' punto
a) Estandarización y transformación de las «normas de vista que aquí nos ocupa, el más importante; constituye la
de escalas» condición 'de la producción en serie);
--:- simplificacióll de la cantidad por climinacióp de las varie-
Desde el punto de vista del valor de uso, se puede decir que lo dades inútiles.
propio ele la línea de montaje es haber asegurado las condicio- La sustitución del «ajustado» por .el «montaje» que se lleva
nes del paso a la producción en serie de mercancías estandari- a cabo -revolución <<técnica» interna eil el taller- tendrá como
zadas. Por lo demás, «estandarización» y «producción en se- sandói~' una transformación de la norma correspondiente a Ia
rie» son dos especificaciones complementarias, expresando la escala de la producción: la fabricación en serie de mercancías
una en el orden de la calidad lo que expresa la otra en el orden estandarizadas toma impulso y se impone como nueva regla de
de la cantidad. Lo importante es señalar que, para asegurar el la «economía industrial».
paso a series prolongadas, la dificultad no consiste en el aspecto
cuantitativo de la «producción en serie». Aplicando ciertos prin-
cipios de producción, se pueden producir «en serie» los diferen- b) Capital fijo, capital circulante y ciclo del capital productivo
tes elementos que componen un producto dado. Los problemas
Desde el ¡nmto de vista del trabaio abstracto v del valor de
nacen cunndo se trata de montar y articular unos elementos to-
cambio, el cambio no es menor. Es que al mismo tiempo que la
mados «al azar» entre las series disponibles. Para que sea posi-
i: ble el '<montaje» hace falta que los elementos tomados «al azar»
línea de montaje permite un incremento del rendimiento del
trabajo 71 , hace también posible, a través de una «gestión» par-
1' sean rigurosamente idénticos e intercambiables. De ahí el as- ticular del capital circula11te, una aceleració11 del ciclo del ca-
pecto «cmditativo» indicado. Ya que la «estandarización» del pital productivo.
1:
¡; producto 19 supone un considerable trabajo previo de selección Ncvins, biógrafo minucioso de la «Ford Motor Company»,
)' y uniformación de los modos operatorios, las herramientas, los describe las cosas en pocas p<1!abras diciendo que Ford lleva a
materiales y las figuras elementales que entran en la formación cabo la «producción sin depósitos». Además, y este es un punto
r
)
de cualquier producto-mercancía. Esta actividad, llamada de
«normalización», es definida así, al acabar la guerra, por J. Che-
que merece la pena señalar, Nevins ve en ello la principal con-
tribucíón de Ford, al lwbcr sabido <<reducir» éste «la holganza
!,; valier 10 : de Jos materiales» como Tayfor había sabido reducir <da hol-
ganza de los hombres». '
La normalización es la definición de tipos unificados que deben
sustituir a los elementos dispares creados al azar de las fabricaciones. 21 Las tres definiciones siguientes están sacadas, con pequeñas modifi-
caciones, de la obra de G. Lubert, · La préparatirm da /ravai/, Chotard et
Associés Editeurs, 1972. (G. Lubert es actualmente delegado general del
19 Con Taylor había comenzado un importante movimiento de estan- Bureau des Temps Elcmentaires [nTP.].)
darización, pero aún no afectaba en lo esencial más que a la maquinaria; Z2 El hecho de tomar en cuenta la línea de montaje como técnica de
sobre este punto, cf. Science, technique et capital, op. cit., pp. 121-133. extorsión del plustrabajo forma, por supuesto. parte integrante del aná-
10 J. Chevalier, L'Organisatiolt du travaíl, París, Flammaríon, 1946. J. lisis en términos dé trabajo nbstracto de las mutaciones introducidas por
Chevalier es, al acabar la guerra, uno de los pioneros en todo lo referente el fordismo. Aquí es algo que se da por hecho. En este párrafo se hace
a la sistem::ttización de los «métodos americanos» de producción y su hincapié en otro aspecto de la revolución fordiana, complementario del
introducción en Francia. primero.
ut.U'V - - - - - - - - - - - -·-·---·-
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")
«La cadena» 51
50 Benjamin Coriat
que con el mt:todo antiguo ocurre a menudo que cÍL'rtas op~Taciones
Todo proviene aquí ele que la circulación constante, asegura- estén avanzadas en centenares y hasta millares tic pil'/as con res-
da por el transporte de las piezas y materiales necesarios, permi- pecto a ott·as sin que se note 24.
te un aprovisionamiento «Ccmtinuo y regulado)} a los obreros
quietos en sus puestos de trabajo. En los escritos de Ford hay Estos desajustes en el flujo de los diferentes elementos que in-
una imagen incesantemente evocada cada vez que se trata ele tervienen en un montaje dado traen consi¡co inmm·ilil;tciones
presentar. sus talleres. Es la imagen del río y sus afluentes. de capital y· «retrasos» en el ciclo de b pr<>dttcl·i<ÍIL Ya sea
Afirma que hay que imaginarse el taller de montaje' (final) porque se produce lllla situación de <<ruptur;t interna de exis-
como un río en el que vienen a converger, de manera ordenada, tencias», ya· sea porque ciertos componentes se lahrican en
unos afluentes, procedentes de los diferentes talleres donde canticbdes mucho mayores de lo necesario, y por eso tienen que
han sido fabricadas las piezas, que las co11ducen al· lugar· exacto ser almacem;d~ts hasta que sea posible su utilización.
donde ocupan, su sitio en el esquema, de montaje preestableci- T.és:n icas nuevas de exlJ:ll,:sjón del plus t r;thiljo y lxnv(icios ub-
do. Los sistemas, de transporte son así .los simplt,!s soportes de l~:i.J,¡ril~·ias <t llllí.LIJ\lt:Ví.l «¡>es! i<'>JJ» !11'1 rapiiítl citl'l!lít!ljc: .1!..
una «fluidez>> ordenada. . , ' . , , l~..Ql.l.i;liurac consigo JJD dohlc_.p.¡:G~o, cuyos efectos
Las ventajas ~s;:gnómicas que de esto resultan son multiples: se acumulan. Sí estos elatos referentes a las condiciones ele for-
·, ' ' ', '
nwción de los valores de c~tmbio se relacionatl con los rel'erentes
en prih1er lugar, se redl!Cf' UJ máximo Ja fm:Úovilización a las rnutaciones en la producción de valores ele uso (estandari-
de capital ·(qguí circulante) Q1le se analiza
i.znerodur:¿tiva
(en tt5nninos contables) G,QmQ_lJ.IJ 9o.;;to SL,lpltmumttu:.i.~e
aJ.wacena,je 23; . .. · . ... .
además se :cs;ducen los «tkmpa.s_rmu:.:i"tos» pe ]a fabrica-
zación y f~lb~'i_cacióíl en serie), ~.a~ ll/U'l~G'> uorflUZS ~
dL.J21JJilu.ü.:.JJllLJlllCd<,; ser dcltlllllo ClllL¡:u:ll.L:ilil.IL Se destgna
como nuevas norm::t~ de producción /.t.1 pmd:u:·r!cín eu se~·jc ele X
1
IUCrcaucía> eslaud..í.JJ:iz.rulJ.¡s cuyo valar en tennwo> de llemao
ción_.. antes necesarios entre cadá aprovisionamiento; d~ecesario !1a sido rclwjr.ulo.
por último y sobre todo \')()'c!J¡ía decirse qne se bnD dii.:ni.- Por su misma eficacia, \.:.::itas. «norm;JS» van a extenckrsc por
:uado ¡od;w las detcndnncs dd prpccsQ de. tran~for:nwci<ÍJ1 ~~~s, alterando las condiciones de la producción de
~ podían res11l1ar de un ,!'dr·cto;dc ajns¡c, en calidad o mercancías. Pues el taller .va a llenarse de ahora en adelal)te de
en cantidad~ en la producción de I.os distintos componchtcs sistemas cada vez müs complejos e integrados ele müquinas,
elementale~;' sobre este punt<;>, el Boletín e~ muy claro: acarreando progresivamente una ruodificaci(m en la i'OilLJ2!L:i.if.:i15n
El hecho de tener ~odas la~ pi~ias: en
curso de fah~icación eri' Jos
transportadores permite al jefe de ta!Jer :ver d¡; una :iimrili~...Jücada
rtu;<Íuica del Cil(!ili,Jl. En efecto, éste es el precio de los riucvos
progresos, que se acusará diciendo que al igual que las nuevas
qu.ci onerill'ión no Sit;:Ul< a las ~ roreí. arncmtonamisnt9 ele piqas normas de trabajo remitían principalmente a nuevas condiciones
· er1 esa operación, y .eso le pcnnite ~<.;l¡lcdíarlo ~n seg~dd.a, mictllras ck~ trabajo en el establecimiento de la tasa de explotación
(PL/V), las nuevas normas de producción conciernen, por su
23 Por l¡o que cortcferne a la reduccióp cld la~ exlstencias de produ~tos parte, ll lo5 meccmisnios de establecimicuta tic la ((lsa de ga-
acabados o en curso de fabricación, hay: <<tablas» que permiten establecer PL
series en las .que sal~n a reljlcir la rental;¡ilidad compai·ada en un año, por
cada franco .invertido, para un margen bl'uto ·del 15% (por ejemplo), con
diferenteS v~locichtdf,:S de rotación dd capital. Se pbtiene:'
Desde el taller, donde aparecw en un princtp!O, la raciona-
Exis.tencias medias , Tasa de rotación Margen bruto lización extenderá sus efectos a la «economía industrial» en su
(en semanas) anlwl . . (en francos) conjunto. Con Ford, la producción en masa encuentra el tipo de
1 52 ! 9,18
. proceso de trabajo adecuado a ella .
1,5 . 34,7 6,12
2 26 4,59
3 17,3 • 3,06
53
Además, la formidable intensificación del trabajo que resul- por otro, como resultado de un mismo movimiento. Quedan así
ta de la entrada del cronómetro en el taller lleva, por su parte precisados tanto el objetivo «económico» corno el objetivo «so-
-y casi independientemente de los factores ya señalados-, a cial» de esta política de «sustitución» (de las garantías antes
que se creen nuevas modalidades de reconstitución de las fuerzas aseguradas por el sindicato por las de origen patronal): se tra-
de trabajo, más adecuadas al nuevo modo de consumo produc- taba de privar a los sindicatos d~ las funciones generales «de
tivo de la fuerza de trabajo. asistencia» que los hacían populares entre los obreros, y en este
En la década de 1920, la Administración federal se lanza en sentido et" welfare participa a su manera en la open shop cam-
esta doble dirección para hacer frente a esta doble exigencia. paign.
Sobre este punto, escuchemos a los historiadores del trabajo La lógica de la explotación y la del control del trabajo obre-
americanos, que describen el proceso con una precisión asom- ro conjugan así sus efectos: el nu(!vo uso capitalista del salario
brosa. Bajo el título Una era de bienestar 5, S. Perlman y Ph. Taft responde a unas funciones diferentes que debe desempeñar
escriben: para permitir el desarrollo del nuevo esquema de acumulación
del capital.
El capitalismo de la época de Coolidge (con Hoover, un industrial
«científico» por excelencia, como secretario de Comercio) fue mucho
más allá que Taylor. Desarrolló el capitalismo científico de Taylor 6 II: EL «FIVE DOLLARS DAY» 8: EL ACUERDO GENERAL SOBRE LOS SA·
en dos direcciones: LARIOS
Primeramente ( ... ) generalizó el Time and motion study en todas
las industrias ( ... ). (En nuestro lenguaje, diríamos que generalizó
las nuevas normas de trabajo.] La puesta en marcha por párte de Ford del five dollars day debe
En segundo lugar, el capitalismo del bienestar [ welfare capita- comprenderse dentro de este marco y esté contexto nuevos. Esta
lism] desarrolló una metodología ·del control del trabajo mucho práctica ocupará por un instapte nuestra atención, pues tanto
más elaborada que las técnicas taylorianas de estimulación mone- lo que dice por sí misma como la justificación teórica que de
taria ( ... ). El capitalismo del welfare se esforzó por ofrecer al tra- ella da Ford permiten apreciar_. aún con mayor precisión el
bajador un buen salario [a fair wage], una jornada de trabajo «deslizamiento» señalaq.o en d uso capitalista del salario y
(de duración] razonable, unas garantías contra el paro, contra los aportan nuevos elementos de comprensión de la gran partida
atentados a su salud y contra las prácticas discriminatorias e injus- que se está jugando. ·
tas, ventajas todas ellas que los sindicatos intentaban obtener a ¿De qué se trata? En 1914, Ford anuncia un «acuerdo general
través del control del trabajo (job control]. Así fueron sustituidas L
sobre los salarios». Su disposición más espectacular -que da su
las garantías indirectas aseguradas por la práctica reivindicativa
nombre al «acuerdo general»- consiste en un fuerte aumento
¡·
sindical por las directas. Aplicada de continuo, esta política de «SUS-
titución~ pennitió la jamada de ocho horas ( ... ), una mayor regula- del salario nominal (de 2,5 dólares diarios por término medio 1'1:
ridad en el empleo gracias a las programaciones de la produc- -2,3 en el caso de Ford- a 5 dólares). Pero un examen más 1:
r
ción ( ... ), menos prácticas arbitrarias ( ... ) y unos «seguros colecti· minucioso pone rápidamente de manifiesto la complejidad del 1
vos» [group irzsurance] que comprendían en particular seguros de dispositivo y la multiplicidad de las funciones que Ford preten- r
vida en caso de incapacidad {por enfermedad y accidente) y pen- de hacerle asumir.
siones de vejez 1.
1. Causas inmediatas del five dollars day: ante todo la pre-
Notable texto por cuanto explica la generalización de las nuevas ocupación por asegurar un aprovisionamiento continuo de fuer-
normas de trabajo, por un lado, y las mutaciones en el salario, za de tra.qajo. '
No habfa derecho de antigüedad, todo el mundo era contratado al Además se exige una «moral intachable»: <<limpieza y reser-
día. Los talleres eran dirigidos con mano de hierro por los cnpata- va eran cualidades claves; estaba prohibido el uso del tabaco y
ces. Si a esto se' añade la monotonía del trabajo, se comprenderá que del alcohol»; también "el juego estaba proscrito como estaba
las tasas de «tum-over» fueran extremadamente elevadas y que los prohibida la frecuentación de bares, en particular ele bares de
trabajadores desertaran de las fábricas de automóviles (H. J3eynon,
página 19). hombres» (H. Beynon, p. 21; también Ncvins, p. 556).
Una cifra da la medida de las cosas: en 1913, «para un efectivo ele Esta época -señala J3cnyon- marca el principio de la coope-
.. ,; 15 000 obreros, habían sido contratadas 53 000 personas en el mio 11 • ración entre expertos de formación ·universitaria (sociólogos,
psicólogos, psicotécnicos, cte.) y hombres de negocios. Ford se
Además, en Detroit, ciudad fronteriza, reina un verdadero rodea muy pronto de un <<departamento de sociología» y de un
clima de violencia: cuerpo de inspectores y controladores. (Se trata de treinta «Í11-
vestigators».) Su misión ese.ncial: controlar, desplazándose a los
Suciedad, trabajadores inmigrados, chabolas, corrupción y violen- hogares obreros y a Jos lugares que frecuentan, cuál es su com-
cia ... los accidentes eran cosa corriente. Terreno ideal para el simli- portamiento general y, en particular, de qué manera se gastan
calismo y el radicalismo (Beynon, p. 19). el salario. Pues, como ser1ala John R. Lee, director del departa-
mento de sociología:
Es la época en que la IWW (Intemational Workers of the Worlcl)
conoce su expansión y su dinamismo máximos. En 1912, el se- Era fácil prever que cinco dólares diarios en manos· de ciertos hom-
cretario de la Asociación de Empresarios de Detroit señalaba: bres podrían constituir un serio obstáculo en el camino de la rec-
titud y de la vida onlenada y' hncer de ellos una arnenaza para la
9 Sobre este punto, cf. A. Nevins, Ford: the times, tire man, the com-
sociedad en general; por eso se estableció desde el principio que
pany, Scribner, 1954, p. 516. no podrfa recibir este anrncnto ningún hombre que no supiera usarlo
lO H. Beynon, Working for Ford, Penguin, Modern Sociology, 1973
de manera discreta y prudente u.
11 A. Nevins, op. cit., p. 517.
11 J. Wolff. •Entrepteneurs et firmes: Ford ct Rcnault de lcurs débuts 13 J. R. Lee, ·Thc so-callcd prófit sharing wstcm in thc Ford plant•.
a 1914•. Revue Economique, marzo de 1957, pp. 297-323. Amra/s of tite Acadcmy of l'olitical Scicnccs, mayo de 19,16. vol LXV, p. 303.
3~
¡: •,;'
56 Benjamilt Coriat; El salario 57
sede de la Ford Motor Company, tiene todavía la reputación Las fábricas son un polvorín ... [Nevins, p. 518]. Hay que hacer algo
internacional de ser una ciudad donde la fuerza de trabajo es [something has to be do11e].
dócil y abundante 9• «Perpetuaba ese estado de cosas -precisa·
H. Beynon- una política antísindical cuidadosamente concerta- El awnento de los salarios pretende romper este estado de insu-
da y puesta a punto por la Asociación de Empresarios de De-. bordinación crónica. Pues, y ésta es la segunda de las condicio-
troit 1o.,, Sin embargo, las cosas van a degradarse rápid<~mente. nes .en las que se aplica, la asignación del five dollars day está
En efecto, la década de 1900 es testigo del desembarco en los estnctamentc regulada.
Estados Unidos de grandes masas de trabajadores procedentes
de Europa central y oriental, así corno de Oriente Medio. Ade- 2. El five dollars day il!staura, media11te el co11trol del gasto
más, la extraordinaria expansión de la industria automovilfstica del salario, u11a ilzfluencia en las condiciones de existencia de
-sin comparación en la historia anterior- exige el consumo de la población obrera.
una mano de obra cada vez más numerosa. En esas condiciones,
era difícil para los empresarios de Detroit mantener su política En efecto, no todo el mundo puede beneficiarse del five dollars
de contratación y solidaridad para conservar la fuerza de traba- day. En primer lugar no afecta:
jo local en su estado de dependencia. En efecto -recuerda Ne-
vins- «el único pehsamiento de los empresarios era 'encontrar - a los obreros que no tengan por lo menos seis meses de
hombres'» («the one thought of the bosses was 'get the men'n) 11 . antígü~dacl (tiempo mínimo del período de prueba);
La industria automovilística se convierte rápidamente en una -.a los _¡óvenes menores de veintiún años;
industria de combate «flire and fire" (Nev1ns). - a las mujeres: Ford «espera que las jóvenes se casen».
No había derecho de antigüedad, todo el mundo era contratado al · Además s.e exige una «moral intachable»: «limpieza y reser-
día. Los talleres eran dirigidos con mano de hierro por los capata- va eran cualidades claves; estaba prohibido el uso del tabaco y
ces. Si a esto se' añade la monotonía del trabajo, se comprenderá que del alcohol>>; también «el juego estaba proscrito como estaba
las tasas de •turn-over» fueran extremadamente elevadas y que los prohibida la frecuentación de bares. en particular de bares de
trabajadores desertaran de las fábricas de automóviles (H. Beynon,
hombreS>> (H. Beynon. p. 21; también Nevins, p. 556).
página 19).
Una cifra da la medida de las cosas: en 1913, «para un efectivo de ~sta época -·seiíala Benyon- marca el principio de la coope-
15 000 obreros, habían sido contratadas 53 000 personas en el aiío 12 • ra~I~n entre ~xpert~s de formación universitaria (sociólogos,
ps1co!ogos, ps1cotécmcos, etc.) y hombres de negocios. Ford se
Además, en Detroit, ciudad fronteriza, reina un verdadero rodea muy pronto ele un «departamento de sociología» y de un
clima de violencia: cuerpo de inspectores y controladores. (Se tnita de treinta «Ú1-
vestigators>>.) Su misión esencial: controlar, desplazándose a los
Suciedad, trabajadores inmigrados, chabolas, corrupción y violen· hogares obreros y a los lugares que frecuentan, cuál es su com-
cía ... Jos accidentes eran cosa corriente. Terreno ideal para el simfi- portamiento general y, en particular, de qué manera se gastan
calismo y el radicalismo (Beynon, p. 19). el salario. Pues, como señala Jolm R. Lee, director del departa-
mento de sociología:
Es la época en que la IWW (International Workers of the World)
conoce su expansión y su dinamismo máximos. En 1912, el se- Era fácil prever que cinco dólares diarios en manos· de ciertos hom-
cretario de la Asociación de Empresarios de Detroit señalaba: bres podrían constituir un serio obstáculo en el camino de la rec-
titu.cl Y de la vida ordenada y hacer de ellos una amenaza para la
sociedad en general; por eso se estableció desde el principio que
9 Sobre este punto, cf, A. Nevins, Ford: tl1e times, tite man, tire com-
pany, Scribner, 1954, p. 516. no podrfa recibir este aumento ningún hombre que no supiera usarlo
lO H. Beynon, Working for Ford, Penguin, Modern Sociology, 1973.
de manera discreta y prudente n.
u A. Nevins, op. cit., p. 517.
12 J. Wolff. •Entrepreneurs et finnes: Ford et Renault de leurs débuts 13
J. R. Lee, «Tite so-callcd profit sharing sy~tcm in the Ford plant~.
a 1914•. Revue Economique, marzo de 1957, pp. 29~-323. Annals of tite Academy of Politíca/ Scíences, mayo de 19 16, vol LXV, p. 303.
1
r ·.·.,. ·..:.J.;l>·'f::..CJ¡Q'X~O.'; {
-... .,... .,.:..-;.~.;,; .-:~· ..
Benjamín Coriat
1. El salario 59
58 ¡¡
¡Con tales métodos; es fácil imaginar q;¡e la selección fue se- la cadena es el principal organizador del conjunto de la fábrica 1
vera! Y eso que el «beneficio» del five dollars day podía ser y de las relaciones que en ella se establecen entre los diferentes ¡
retirado en cualquier momento. Así, volviendo a las palabras grupos de trabajadores. ~ :-
dé Lee, si un «investigator» se da cuenta de que el five dollars Así se explica la instauración de~ salario a jornal (y no ya «a
day es «rpás un~ amenaza que un beneficio para él», de que el destajo») relativamente elevado. En efecto:
obrero «ha caído en debilidades» (weaknesses), pierde su pri- - por una parte, el trabajador se ve libre de la preocupación
ma por un período de seis meses. Si al cabo de este período «nO (y de la necesidad para reconstituir su fuerza de trabajo) de
se ha apercibido de sus en·ores [he had not found the folly realizar su «prima" y queda así enteramente disponible para
·of his ways] es eliminado como obrero de la Ford Motor Com- poner en funcionamiento su fuerza de trabajo allí donde la pro-
pany 14.» ducción lo requiera;
- por otra, y sobre todo, la introducción de la cadena inva-
3. Esta selección y este control estricto permiten dar en el lida en lo esencial el sistema de «incentivos» mediante primas:
seno del taller un salto hacia la «racionalización de los tallereS>>. con la cadena, los mismos tiempos quedan incorporados al ma-
quinismo y se imponen «objetivamente» al trabajador.
Hay que recordar aquí que el five dollars da y es contemporáneo . Precisados estos hechos, no es de extrañar que el five dollars
de la introducción de los transportadores, las cadenas y las day dé ·unos resultados excelentes;
líneas de montaje. Con ocasión del five dollars day, se procede - el absentismo y el tum-over caen en picado. Desde 1914, el·
a un estricto reparto de los trabajadores en los diferentes pun- turn-over desciende a menos del 0,5 %;
tos de la producción, a lo largo de las líneas de montaje, en el - habiendo crecido la intensificación del trabajo en propor-
aprovisionamiento o la fabricación. La libertad -y la posibili- ciones considerables, y pese a las alzas salariales y a la reduc-
dad- de desplazarse es reducida al mínimo. «Andar no es una ción de la jornada de trabajo de 9 a 8 horas, el costo de pro-
actividad remuneradora>>, gusta de repetir Ford,. Se enseñan los ducción por coche baja en cerca de un 17% (Beynon, p. 24);
gestos requeridos y los trabajadores se ven obligados a repetir- - asegurado el aprovisionamiento de una mano de obra se-
los ejec'utándolos lo más rápidamente posible. Los modos ope- leccionada y dócil, la expansión de la Ford Motor Company pro-
ratorios impuestos son simplificados constantemente y el res- sigue ,a un ritmo desconocido hasta entonces: 200 000 coches
peto a los mismos está controlado por los capataces. Los tiem- fabricados en 1913; 500 000 ·en 1915, un millón en 1919, dos
pos asignados para cada tarea o grupo de tareas son «revisados», millones en 1923. Ha nacido la producción en masa del auto-
reevaluados y después fijados de manera estricta por el personal móvil15.
directivo. Todo el tiempo que el trabajador pasa en la fábrica se Y no es una provocación el que Ford, hablando años después
emplea de manera productiva en series de tareas muy precisas, del five dollars day, pueda confiar:
cuya naturaleza y duración son fijadas de manera despótica por
el maquinismo y su movimiento, cuando no por los servicios de La fijación del salario de la jornada de ocho horas a cinco dólares
fue una de las mejores economías que jamás haya hecho, pero hice
«métodos». una mejor todavía al fijarlo en seis dólares t6.
Se introducen sanciones sobre el salario en caso de ausencia,
:'¡
retraso o falta de cuidado en el trabajo, acompañadas de cláu-
sulas de despido. Se promulgan «reglamentos internos» cuyo B) NUEVAS CONDICIONES OFRECIDAS
estricto cumplimiento es a la vez condición de contratación ... y PARA LA RECONSTITUCION DE LA FUERZA
DE TRABAJO OBRERA ~ :
de despido. Resumiendo, el five dollars day significa el triunfo
de la cadena, no sólo en lo que ésta implica desde el punto de
vista de la repetitividad y de la parcelación del trabajo, sino Triunfos, pues, para la Ford Motor Company. Pero hay que
como principio despótico ·que rige las condiciones de trabajo llegar más lejos. Pues tanto esta mezcolanza muy particular
de los ejércitos de trabajadores que la sirven. En este contexto,
IS Todas estas cifras están corroboradas por las de Wolff, artículo
citado.
16 H. Ford, Ma vie, mon ceuvre, op. cit., p. 168.
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H J. R. Lee, op. cit., p. 307.
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Benjami11 Coriat El salario 61 .
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de paternalismo y vigilancia de tipo policial que practica Ford ¿Es Po~ible co~scguir que el tipo medio de obrero Ford se convierta
como en general el debate sobre los «salarios altos» que ocupa en cl.tlpo, med10 de obrero moderno, o bien esto es imposible pues
se acu?arra en la degeneración física y el deterioro d? la r~za al
a toda la prensa patronal de la época son indicio de mutaciones destrwr la fuerza de trabajo? (p. 70, e! subrayado es nuestro).
fundamentales que, con la eta de las «racionalizaciones del
proceso de trabajo», afectan al modo de existencia misma del
salariado.: Pues, tanto dentro como fuera del taller, la raciona- IV. --· Y UNAS RESPUESTAS DE fORD
lización tayloriana y fordiana actúa como un formidable vector
de transformación de la composición de la clase obrera y de las Cosa notable, Ford responde prácticamente punto por punto a
condiciones de su reproducción. la~ pregunta; .que Gramsci planteaba desde la cárcel. Para ex-
plicar su pol!t1ca de «salarios altos», declara sin rodeos:
.. i
1
IIL UNAS PREGUNTAS DE .GRAMSCI
Pagar;do mal a los hombr-es, preparamos una aeneración de niño'
· taz¡to f¡'s¡'c~" "e o m o moza
i subalnnentados y subdesarrolindás · ¡ mente:
· ·
·! d . -
i Por lo demás, el five doílars day trataba de registrar esta «no- t~n remos wza ¡;cnet:acrón de obreros débiles ele cuerpo y de cspi-
1
vedad», como en la década de 1920 lo harán las iniciativas de la ~ ¡tu, c¡t¡.e por esa razon se mostrarán ineficaces cuando entren en la
1
administración Hoover. Conviene además medir su alcance ge- mdustna. En defmzllva, la industria pa¡;a~-d la cr¡enta (Bevnon
1 neraL En un análisis que consagra al fordismo, Gramsci indica p. 124). . . . • '
1 lo que en realidad está en juego en las mutaciones en curso. Al
.. ~
¡ observar la gran inestabilidad de la mano de obra en las fá- Ni rastro, pues, de ese «miserabilismo» que jalona las encuest;:~s
'j bricas Ford 17 , Gramsci pregunta: del s1glo XtX. El ':~alario alto» es un imperativo del nuevo pro-
ceso de ~cumulacwn, del mievo modo de consumo de la fuerza
1' .ií Pero ¿por qué tanta inestabilidad? ¿Cómo puede un obrero preferir de trabaJo obrera. Y en este terreno tan preciso de la relación
! J, un salario inferior al que le paga Ford? ¿No significa esto que entre g?st~ .de la fuerza viva de trab~1jo y condiciones de su
¡~
n¡
Jos llamados «Salarios altos» son menos s11ficientes que los salarios
más bajos de las demás empresas cuando se trata de reconstituir
re~onstJtúcwn, ford anticipa algunas proposiciones. De entrado
senala prudentemente: ·
.·. t la fuerza de trabajo gastada? (p. 70, el subrayado es nuestro)_
1
s>uizá sería posible calcular con exactitud ( ... ).la energía que un 3
! Y para explicar esta aparente paradoja, Gramsci seriala: Jornada ele ~rabajo quita a un hombre. Pero no es posi.b!e en abso·
'· i l¡1i luto determmar cxac_tamente lo que costará restituirle esa energí 3
La industria Ford exige a sus obreros una discriminación, una apti- que nunca recuperara (p. 142, Ma vie, mon oe11vre).
l.·1
'l tud que las demás industrias todavía no piden, una aptitud de un
género nuevo, una forma de desgaste de la fuerza de trabajo y una Sin embargo, esta prudencia no impide en modo alguno afirmar
.i cantidad de fuerzas usadas en el mismo tiempo medio, más penosas -~'a que aquí es la experiencia la que habla- que los «salarios
:;1 y más extenuantes que en otras partes, y que el salario no basta mas altos que se hayan pagado hasta el presente están lejos de
1 para compensar en todos los obreros, para reconstituir en las con- ser_ tan elev~dos como deberían .. > si se tiene en cuenta"·-- sus
diciones de la sociedad existente (íd., p. 70). fat1gas y el mev_itable desgaste de sus fuerzas» (id., p. 142) 1s_
' Tal e~ la pnmera mutación fundamental que registra, que
Gramsci prosigue en este sentido y pasando de las considera- debe regrstrar la nueva política patronal del salario. En su base
ciones sobre el obrero individual a una observación sobre la cla-
se obrera en su conjunto, se pregunta:
18 En el mismo período en que fo¡-d escribe estas líneas declara al
17 El artículo de Gramsci •Ameridmismo y fordismo» (•Américanis- Wall Strce: loumal (6 el? julio de 1929): •Los hombres ent;e treln;a <v
me et fordisme•, Cahiers Internationaux, septiembre-octubre de !957) es c~Iarenta :Jnos son los meJOres para .el trabajó en la industria automovilí~
llc~··- Después de los cuarentaai'íos, la mayoría de ellos ya no pueden se-
de 1929. En esa fecha se perdió una parte de los efectos del FDO Y In ines-
tabilidad del personal volvió a ser una característica de la mano de obra. gwr _en su puesto• (referido por Beynon, p. 28). ·
>-.-~. ,•. ~;...i,;'O;'l';':lf""" :
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