Formacion Espiritual
Formacion Espiritual
Formacion Espiritual
Mark Batterson
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El Poder de
¿Qué Pasaría Si…?
____ Besar a mi esposa en lo alto de la Torre Eiffel
Era un día perfecto en París. Después de subir 669 escalones hasta el se-
gundo piso, hicimos un espantoso viaje en un elevador hasta lo más alto de la
Torre Eiffel. Entonces, con Francia como testigo, besé a mi esposa. ¿Meta #102
en mi vida? ¡Hecho!
Y todo comenzó con un ¿qué pasaría si…?
Lo explicaré, pero antes vamos a divertirnos un poco. ¿Cómo se logró esa
meta? Bueno, eso depende de cómo se mire. Simplemente se podría decir que
fruncí mis labios, emprendí el acercamiento desde el lado izquierdo, cerré los
ojos en el último segundo, y voilà: un beso en Francia, que no hay que confundir
con un beso francés.
Así fue como sucedió, pero hay algo más. Ese sencillo beso fue el resultado
de un itinerario bastante complejo. Volamos desde el Aeropuerto Internacional
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¿Y SI…?
TU MAYOR REMORDIMIENTO
Uno de los epitafios más tristes en la Biblia está oculto en Jeremías 46:17.
Me recuerda a una vieja lápida en un viejo cementerio lleno de malas hierbas.
El profeta exclama:
Allí dirán: “¡El faraón, rey de Egipto, es un bocón que perdió su
oportunidad!” (NTV).
El faraón Hofra fue el cuarto rey de la dinastía veintiséis de Egipto. Como
líder político y religioso de una de las civilizaciones más avanzadas de la tierra,
el faraón tenía mucho potencial, mucho poder. Él podía tomar la historia y
hacer historia. Pero perdió su momento ¿y si…? No se identifica qué oportuni-
dad fue, pero el faraón Hofra gobernó durante diecinueve años, ¡de modo que
probablemente perdió más de uno! Y debido a que perdió su ¿y si…?, se llevó
sus si tan solo... remordimientos con él a su tumba.
Voy a hacer una predicción bastante valiente.
Al final de tu vida, tu mayor remordimiento no será por las cosas que hiciste,
pero desearías no haber hecho. Tu mayor remordimiento será por las cosas que no
hiciste, pero desearías haber hecho. Los sueños y si… sobre los que nunca actua-
mos son los que se convierten en si tan solo... remordimientos.
Esa predicción está respaldada por un estudio realizado por dos psicólogos
sociales, Tom Gilovich y Vicki Medvec.4 Según su investigación, el tiempo es
un factor clave en lo que lamentamos. A corto plazo, tendemos a lamentar ac-
ciones más que inacciones con un conteo del 53 al 47 por ciento respectivamente.
En otras palabras, sentimos un agudo remordimiento por los errores que he-
mos cometido. Pero a la larga, lamentamos las inacciones más que las acciones,
en un 84 al 16 por ciento respectivamente.
Eso no significa que no tengamos algunos remordimientos profundamente
arraigados por cosas que desearíamos no haber dicho o hecho, pero nuestros
remordimientos más duraderos serán las oportunidades que dejamos sobre la
mesa. Esos son los si tan solo... que nos persiguen hasta la tumba y más allá.
Ahora voy a traducir ese estudio a términos teológicos.
Nos fijamos demasiado en pecados de comisión. Practicamos la santi-
dad mediante sustracción: no hagas esto, no hagas aquello, y estarás bien. El
1. El Poder de ¿Qué Pasaría Si…? 13
PENSAMIENTO CONTRAFACTUAL
PLAN DE VIDA
más tiempo planeando vacaciones que planeando mi vida! Tenía algunas metas
en la vida, como la meta 102, pero no estaba viviendo con el tipo de intenciona-
lidad necesaria para convertir las posibilidades en realidades.
Hice diecinueve ejercicios con mi coach de vida, cada uno de ellos con la
meta de reimaginar mi vida. El enfoque era mi futuro, pero lo miramos median-
te el prisma de mi pasado. Era como un juego de unir los puntos, y se deletreaba
fidelidad de Dios.
Cuando terminamos, mi sentimiento de destino estaba por las nubes. Uno
de esos ejercicios implicaba hacer un guión gráfico de mi vida identificando
momentos decisivos. Después, pusimos título a los capítulos de mi vida, y fi-
nalmente precisamos lo que se denomina “puertas de vida”: los momentos de-
cisivos que cambian la trayectoria de nuestras vidas. Son los momentos ¿y si...?
cuando se concibe un sueño, cuando se toma una decisión, o cuando se corre
un riesgo.
Una de las revelaciones que tuve durante ese proceso de plan de vida fue
que yo soy mi propio historiador. Es Dios quien ordena nuestros días, ordena
nuestros pasos, y prepara de antemano buenas obras. Pero nosotros tenemos
que ser estudiantes de nuestra propia historia, incluidos nuestros si tan solo...
remordimientos. Tenemos que aprender las lecciones y hacer uso de los errores.
Tenemos que unir los puntos entre causa y efecto. Y tenemos que reimaginar
nuestro futuro en el marco de las promesas de Dios.
Pese a cuántos remordimientos tengas, Dios es el Dios de las segundas
oportunidades. Sin importar cuán profundamente arraigados estén esos re-
mordimientos, Él puede convertir tus si tan solo... remordimientos en ¿y si...?
posibilidades.
Este libro está lleno de historias de personas como tú que han hecho pre-
cisamente eso. Jesús pone un guión en la historia. Si le entregas a Él el control
editorial completo, el Autor y Consumador de nuestra fe escribirá Su historia
por medio de tu vida. No puedo prometerte un cuento de hadas sin ningún
dolor ni sufrimiento, pero puedo prometerte que terminará con un “y fueron
felices siempre”. Mejor aún, felices para siempre.
Y eso nos lleva al capítulo 8 de Romanos.
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EL GRAN OCHO