Resumen Cullen
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Resumen Cullen
Vivimos una etapa de transformaciones en la educación. El problema son las decisiones, los sentidos, los obstáculos que
se encuentran. Se discute y se argumenta con las razones de educar. Plantear la necesidad de una crítica de las razones
de educar, desde distintos problemas, es el objetivo de este libro.
El campo de la filosofía de la educación es hoy problemático. Hay una cierta representación negativa en torno al campo
de la filosofía de la educación. La filosofía de la educación se mueve más bien, desde adentro del movimiento reflexivo
mismo de la práctica educativa, de las ciencias de la educación y de la historia de la educación. Pensamiento crítico que
cuestiona fundamentos y legitimaciones, desde el interior mismo del campo educativo.
1) Tenemos que construir y reconstruir, cuantas veces sea necesario, un discurso acerca de la educación, que
fundamente y legitime sus opciones en algo distinto de una presunta convivencia o visión de la esencia misma
de la educación, o en algún tipo de propiedad de su nombre adecuado.
2) La ilusión moderna consistió en reemplazar la relación de los nombres con las cosas, por una relación de los
objetos con los sujetos. Modernamente los objetos estaban con un sujeto, racional único; nosotros en cambio,
tenemos los sujetos desfondados, escindidos y fragmentados. Aceptamos la llamada crisis de la modernidad
misma y nos colocamos en medio del debate ante las posibles alternativas de “posmodernidad”. El hecho de que
tengamos los sujetos desfondados quiere decir que la racionalidad es más plural que lo que creíamos, más
atravesada por el deseo y por el poder que lo que nos habíamos ilusionado. Con las razones de educar,
desfondados sus sujetos, se inaugura en realidad el pensamiento crítico acerca de la educación. Y la cosa de la
educación no es tampoco un mero objeto de ciencia, neutralizando de toda valoración, un mero hecho sin sentido
y sin construcción del sujeto mismo que lo determina. La educación es un discurso o mejor expresado, una
práctica social discursiva. En las razones de educar hay conflicto de interpretaciones, lucha por la hegemonía,
imposiciones ideológicas, construcción de subjetividad y de realidad social.
3) la educación no tiene una razón única que defina su objetividad, si nos interesa analizar críticamente su presencia
dispersa en las prácticas sociales, con la esperanza de encontrar su poder productivo de subjetividad social, que
nos permita comprendernos, presuponiendo que a esa presencia dispersa la determinan “razones de educar” que
legitiman razones sociales, políticas, económicas, culturales y que llegados ahí solo cabe la crítica y la
resistencia.
4) La educación deja de ser mero desarrollo y mera socialización, precisamente cuando aparece el pensamiento
crítico. El pensamiento crítico, que no solo destrona las “esencias”, sino que también limita el alcance de los
“objetos”. Y entonces obliga a privilegiar, en el estudio de la educación, los procesos mediadores de las
relaciones entre desarrollo y socialización, que desencadenan las intenciones de enseñar, es decir de transmitir
determinados conocimientos. Que entre el desarrollo “natural” y la socialización “cultural” medien saberes
enseñados es, nos parece, el gran tema de la educación y el que funda una crítica de las razones de educar.
5) Las razones de educar son, en realidad, razones para justificar una práctica social, una acción humana. La
educación no solo tiene que ver con la historicidad y con la discursividad, sino con la normatividad, es decir con
la ética y la política. Y entonces la medición del conocimiento enseñado entre desarrollo y socialización, es ella
misma objeto de crítica.
Lo que define la educación y su diferencia de otras acciones sociales es su intento de “socializar mediante el
conocimiento”. No es algo simple ni lineal poder definir las relaciones que guarda la educación con el conocimiento.
Porque no siempre se comprendió el conocimiento de la misma manera, porque no siempre se sostuvo la educación
desde las mismas funciones sociales. Ni la historia de la educación, ni la historia de la filosofía del conocimiento
pueden prescindir de sus mutuas contaminaciones. Es un rasgo del mundo moderno el intento de autonomizar los
procesos del conocimiento, particularmente del conocimiento validado como “científico”, de los avatares de los
procesos sociales y sus presiones para enfocar y comprender la realidad. Es también parte de la idea de una
modernidad, el intento de autonomizar los fines de la educación, que se corresponden con los fines de la
socialización y la humanización de los complejos procesos de legitimación de la producción y legitimación de los
conocimientos.
La ilusión moderna, consistió en la extraña construcción social de una educación reducida a un método inmanente al
proceso mismo del conocimiento, casi un mero discurso del método y recíprocamente, la construcción social de un
conocimiento reducido solamente a los procesos sociales de la educación, casi una mera cultura escolar. La ciencia
se ilusionó con dominar los procesos sociales de la educación y la educación se ilusionó con domesticar los procesos
críticos del conocimiento.
Se propone mostrar cómo las diversas dimensiones y los diversos aspectos, que habitualmente se incluyen como
fundamentos del currículo refieren en última instancia, a modos de explicitar las complejas relaciones de la
educación con el conocimiento.
La noción de currículo tiene una variedad de aceptaciones y conforma un verdadero campo teórico problemático. La
trasformación del sistema educativo argentino, en consonancia con la nueva ley Federal de Educación, 24.195 de
1993, se supone la vigilancia de varios currículos, conforme a la clara tendencia, descentralizadora y federal de la
nueva ley, pero se supone, para asegurar la unidad del sistema, que se compartirá una concepción de Diseño
Curricular, con bases comunes, con componentes referidos a las mismas cuestiones, con definiciones de criterios de
organización de los contenidos que mantengan pautas comunes. Este desafío de diversidad y unidad solo puede ser
sostenido desde una clara definición de las relaciones de la educación con el conocimiento, es decir desde los
fundamentos de todos y cada uno de los currículos. Tanto frente al problema teórico para definir un currículo, como
frente a los desafíos prácticos que implica construir diversos currículos compatibles, la reflexión sobre fundamentos
nos parece imprescindible.
El problema de los fundamentos se plantea a partir de la pretensión normativa del currículo. Se trata de un conjunto
de prescripciones para el trabajo y la comunicación docentes. Entonces, la cuestión de los fundamentos del currículo
es un problema de legitimación de las prescripciones sobre la enseñanza que lo definen. Los fundamentos del
currículo son los criterios que legitiman sus prescripciones sobre la enseñanza.
+ Un primer criterio tiene que ver con la coherencia normativa, en relación con la Constitución Nacional y la
Provincial correspondiente, así como con la Ley Federal de Educación y las leyes educativas provinciales, cuando
las haya. Una prescripción curricular que contradijera estas normas mayores convertiría al currículo que la contiene
en un currículo más fundado o infundado. Este criterio supone acuerdo con los principios fundantes de cualquier
política educativa. En realidad se trata de fundamento pedagógico-político y por lo mismo ético y social de cualquier
currículo.
+Segundo criterio de legitimación tiene que ver con la consistencia racional de las prescripciones curriculares sobre
la enseñanza, tanto en lo que se refiere a los procedimientos de su construcción y elaboración, como a las
argumentaciones que permiten comprenderlas, explicarlas, justificarlas. Supone poner en juego una comprensión de
las relaciones de la educación con el conocimiento. En realidad, se trata del fundamento pedagógico-epistemológico
y por lo mismo critico y publico de cualquier currículo.
+Tercer criterio tiene que ver con la prudencia razonable de las prescripciones curriculares sobre la enseñanza, lo
cual permitirá su aplicación y eventualmente su transformación. Este criterio define con claridad los alcances de las
prescripciones curriculares. La contextualización, la innovación, la evaluación permanente dependen de la
razonabilidad de las prescripciones. En realidad, se trata del fundamento pedagógico-profesional y por lo mismo
didáctico e institucional de cualquier currículo.
Prescripciones curriculares coherentes, consistentes y prudentes son las que están fundadas en razones políticas,
epistemológicas y profesionales. Creo que el lugar donde se integran los diversos fundamentos y por lo mismo
donde se construye la real legitimación de las prescripciones curriculares, es la definición misma de la función social
de la escuela, cuando se la entiende con toda la carga política, epistemológica y de profesionalidad docente implica
verla como la tarea de socializar mediante la enseñanza de conocimientos legitimados públicamente.
Un currículo explicita las complejas relaciones del conocimiento con la sociedad. Por de pronto define un modo de
relacionarse con el conocimiento, tanto cuando define la enseñanza como cuando define el aprendizaje. Define
también un modo de entender el conocimiento mismo cuando define las relaciones del conocimiento con la vida
cotidiana y con las prácticas sociales. En estas relaciones se explicitan:
- Que la escuela SOCIALIZA quiere decir que resignifica continuamente procesos socializadores anteriores y
simultáneos, interiores de la escuela y exteriores de ella. La escuela no inventa la socialización ni la monopoliza.
Lo que sí hace o debe hacer es resignificarla desde la enseñanza.
- Que la socialización sea MEDIANTE LA ENSEÑANZA quiere decir que la escuela recrea continuamente
conocimientos producidos en otros contextos sociales y para que los produzcan otros sujetos sociales distintos
del maestro. La escuela no inventa el conocimiento ni monopoliza su circulación. Lo que si hace es enseñarlo,
intencionalmente, sistemáticamente, públicamente.
- Que la enseñanza sea de conocimientos LEGITIMADOS PUBLICAMENTE quiere decir que la escuela enseña a
todos sin restricciones, ni exclusiones de todo, sin censuras ni exclusiones, para todos, en un clima democrático y
pluralista. Quiere decir que legitima lo que enseña públicamente sin discriminaciones se los sujetos, sin
dogmatismos en la selección de los objetos, sin autoritarismo en la práctica de los métodos.
El formato escolar del conocimiento, las reformas en las que se organiza la enseñanza de los conocimientos,
limitándome a un aspecto: los agrupamientos de los contenidos educativos con criterios disciplinares, interdisciplinares
y transversales.
El formato escolar disciplinar para el conocimiento: que el conocimiento aparezca socialmente organizado en
disciplinas es un complejo tema, que pertenece simultáneamente a la historia de las ciencias, a la historia de la
educación y a la sociología del conocimiento. La disciplinariedad implica un recorte en el conocimiento desde
tres criterios: la comunicabilidad, la inserción en las prácticas sociales, la especificidad de contenidos y métodos.
1) Los conocimientos se agrupan disciplinarmente para facilitar su comunicación, su enseñanza y regularla y
condicionarla a una serie de pasos y saberes previos. Se trata de un concepto didáctico de disciplina.
2) Los conocimientos se agrupan disciplinarmente para facilitar la adquisición de competencias determinadas
necesarias para la vida social, y también para regular y condicionar su producción y circulación desde ciertas
finalidades sociales. Se trata de un concepto instrumental de disciplinas.
3) Los conocimientos se agrupan disciplinarmente desde ciertas características propios, según los campos de la
realidad a que se refieren, los tipos de categorías que utilizan, las formas de construir las teorías y de
controlar las afirmaciones, las hipótesis, los modos de explicación y la propia historia en la que se insertan.
Se trata de un concepto epistemológico de disciplina.
Este modo de agrupamiento disciplinar parece corresponderse con los procesos mismo de desarrollo cognitivo, en los
diversos contextos sociales. Los agrupamientos disciplinares de los conocimientos desde, los tres criterios señalados
fueron acompañados siempre por complejas reglas de demarcación de fronteras, de leyes para permitir o prohibir el
tránsito de un grupo a otro de luchas por reconocer jurisdicciones, por intentos de subordinar jerarquizar, hegemonizar.
Los fenómenos disciplinares no solo reconocen diferencias de conocimientos sino que diseñan también un universo del
saber, asignando lugares y funciones para asegurar la unidad del sujeto social del conocimiento, garantizar el control
social de su circulación y realizar eficientemente sus fines sociales.
Modelo enciclopédico, formato moderno escolar para organizar los contenidos educativos. Organiza los conocimientos
por aquellas diferencias disciplinares, legitimadas desde su pertenencia a un registro de conocimientos validos que se
suponían necesarios para tener una formación general. El modelo se presenta con clara intención crítica del modelo
jerárquico, típico formato escolar antiguo, para organizar los contenidos educativos. Modelo jerárquico, organiza los
conocimientos por aquellas diferencias disciplinares, regidas por la dignidad de sus objetos medida según criterios de
mayor o menor aproximación a las ideas o verdades esenciales y que implican relaciones de subordinación. El modelo
enciclopédico, homogeniza los saberes que incluye, rompiendo jerarquías pero lo hace separando entre sí saberes y
excluyendo saberes que no cumplen las condiciones de validez que dan la visa o el permiso para transitar por la
enciclopedia. Algunos de esos saberes excluidos de la enciclopedia, quedaron confinados escolarmente en el campo de
los grandes fines de la educación, abriendo la tensión entre formación e instrucción y otros quedaron relegados al
submundo escolar de los llamados saberes complementarios o puestos en ese extraño lugar de lo extracurricular o
extraescolar. El efecto que se produjo fue una progresiva pérdida de la significación social de la enseñanza escolar, que
se manifiesta por un lado en el alejamiento de la vida y por el otro en la normalización de los contenidos enseñados que
se alejan progresivamente de las fuentes de producción de los conocimientos científicos y tecnológicos y de los debates
sociales correspondientes. El problema radica en que el modelo enciclopédico construyó un sujeto social del
conocimiento, escindido en sí mismo, desfasado del sujeto cultural que lo sostiene; sostuvo como criterio de control
social para la circulación del conocimiento, el despojo de saberes previos, finalmente se ilusionó pensando que con la
adaptación a la sociedad unidimensional y a sus valores hegemónicos se lograría los fines sociales de la educación.
El formato escolar interdisciplinar y el transversal para el conocimiento: Los criterios de control de la circulación
del conocimiento no lograron ni superar las marginaciones ni resolver el fracaso escolar y la escuela reacciona e
intenta, fiel a su naturaleza de institución socializadora por el conocimiento, cambiar sus formatos escolares para
el conocimiento. Aparecen dos modelos de formato escolar para el conocimiento, que son distintos pero no
excluyentes, dos modelos que bien entendidos, critican y corrigen las ilusiones encinclopedistas y las ideologías
de tipo reproductivistas o marginadoras, que con mucha frecuencia se les asociaron. En nombre de la integración
interdisciplinar de contenidos se introducen muchas veces, en la escuela, las viejas jerarquizaciones esenciales,
con exclusiones de algunos contenidos disciplinares y con torzadas integraciones de otros. En nombre de los
contenidos transversales, se corre el peligro real de vaciar de contenidos disciplinares a la escuela. Desafíos que
presentan estos nuevos formatos escolares, para pensar la relación educación-conocimiento, con la sola intención
de formular una tesis: necesitamos encontrar la justa proporción de contenidos disciplinares, interdisciplinares y
transversales, para asumir hoy, nuestra tarea de socializar mediante el conocimiento, es decir, educar.
a) El fondo escolar interdisciplinar
1) Lo interdisciplinar es dependiente del tipo de relaciones que efectivamente se van dando en la producción de
los conocimientos científicos y tecnológicos. Estas relaciones van desde la mera yuxtaposición para dar
cuenta de aspectos disciplinares involucrados en un problema u objeto que sin embargo es definido como
extradisciplinar, pasando por verdaderas relaciones interdisciplinares que transforman los cuerpos teóricos y
categoriales de las disciplinas intervinientes y que a veces producen o crean nuevas disciplinas hasta llegar en
algunos casos a verdaderos planteos transdisciplinares, logrando una axiomática común a varias disciplinas.
2) La interdisciplina como problema epistemológico se mueve desde la lógica y la historia de las disciplinas, no
siendo fácil distinguir cuando se da efectivamente y cuando se trata solo de la confluencia de muchas o
algunas disciplinas, en el tratamiento investigativo de algún tema o problema. La trasformación al formato
escolar pienso que debe limitarse a la planificación de algunos núcleos interdisciplinares sobre la base de una
organización disciplinar de los contenidos.
3) Puede darse en el nivel inicial y en los primeros ciclos de la EGB, formatos organizados por áreas
conscientes de que este tipo de organización no responde necesariamente a razones estrictamente
epistemológicas sino a una lógica determinada del trabajo escolar.
4) Dos reglas en relación con lo interdisciplinar como formato escolar del conocimiento. Dos reglas que
funcionan de modo simultáneo: no forzar ilusoriamente integraciones y no excluir dogmáticamente
integraciones posibles.
El trasfondo de los intentos interdisciplinares es reconocer que la unidad de la razón, es también pluralista. El
sujeto social del conocimiento, deseable de construir, es una unidad socio-histórica que se construye por
mediaciones e interacciones. Por otro lado, se trata de reconocer que el criterio de control social del
conocimiento que circula es el uso público de la razón, entendido como el dialogo racional y argumentativo
de un nosotros pensamos que se constituye como comunidad científica y en nuestro caso como comunidad
escolar.
b) El formato escolar transversal
1) La presencia de contenidos transversales en los programas educativos obedece a una lógica distinta de la de
los contenidos interdisciplinares, si bien se inscribe como aquella, en la misma intención de resignación
socialmente a la escuela.
-la interdisciplina critica al formato enciclopédico en lo que tiene de compartimientos estancos y de
supuestos ilusorios en la unidad transcendental de la razón.
-la transversalidad apunta a otra critica que es la desvinculación de los conocimientos escolares en relación
con los problemas sociales, relacionado con la separación de las esferas de la cultura y con la pretendida
neutralidad y no conflictividad de la razón enseñante.
2) Se suele decir que los contenidos transversales responden a demandas, sociales específicas y no a la lógica de
las disciplinas o de las posibles interdisciplinas.
- que los contenidos transversales respondan a demandas sociales no quiere decir que los contenidos disciplinares e
interdisciplinares no lo hagan. Lo que ocurre es que los contenidos transversales se hacen cargo del planteamiento de
problemas significativos.
- los contenidos transversales responden a demandas sociales especificas. Por un lado hay una construcción de la
demanda social y por el otro, hay también un largo camino de mediación en la determinación de los contenidos
transversales. La distinción entre necesidad social y demanda social y los correspondientes problemas de transposición
didáctica, para la enseñanza de contenidos transversales, tiene que mantenerse, pensarse y asumirse.
Las relaciones de la educación con el conocimiento dependen como condición necesaria aunque no suficiente, de las
relaciones del docente con el conocimiento. De esta relación depende como condición necesaria aunque no suficiente,
que la escuela cumpla su función de socializar mediante conocimientos legitimados públicamente. Y del buen
cumplimiento de esta función depende, como condición necesaria aunque no suficiente, que el aprendizaje escolar tenga
que ver con la producción de sujetos con conocimientos validos y significativos. La relación de la educación con el
conocimiento determina que la escuela sea el lugar de la enseñanza y del aprendizaje. Las relaciones de la educación con
el conocimiento son relaciones políticas, epistemológicas y de profesionalidad docente.
Los saberes y los conocimientos se fundan hoy más en las virtualidades infinitas y azarosas de lo real, que en una
pretendida esencialidad objetividad. Mientras la escuela siga pensándose como templo del saber, se desfasará de su
significación social. Porque el saber es hoy simulación virtual de la realidad y no captación esencial o construcción
objetiva. Y esto es así porque quien conoce es sujeto ampliado, educado para imaginar posibles. Esta es una crisis de lo
público que afecta a los saberes y los conocimientos que no pueden ni restringir su universalidad a quienes pueden ver ni
condicionarla, a quienes saben construir. La escuela es el lugar donde los saberes se hacen públicos y donde se
sintomatiza la crisis. Si los saberes que circulan en la escuela tienen una universalidad restringida o tienen una
universalidad condicionada, pierden toda significación social. Los saberes sean para todos, sin restricciones pero
también sin expoliaciones de saberes previos. La escuela es el espacio donde el saber no se limita a reflejar esencias ni
queda constreñido a la tarea de construir objetos. La escuela es el espacio público del saber, donde los saberes y los
conocimientos liberan las posibles virtualidades de lo real y las diferentes energías de los individuos y los grupos en su
trato con lo real. Lo público del saber es hoy hacerse cargo de lo virtual y lo diferente y construir desde ahí unidades de
sentido proyectos de acción. La resignificacion social de la escuela implica definir su espacio precisamente como
público o como el ámbito donde el saber y los conocimientos se saben públicos.
Si la escuela se define como el ámbito de vigencia de lo público del saber y los conocimientos, esto tiene que ver con la
definición de una práctica social. Porque la escuela es una práctica social: la de enseñar saberes y conocimientos. Esa
práctica social de enseñar fue comprendida por el mundo moderno como una práctica social normalizadora,
uniformadora, pero homogeneizadora. La normalización supone que es necesario acercar un cuerpo ordenado de
conocimientos fundados a todos los sujetos desprovistos de él, con la finalidad de homogeneizar el sujeto social desde el
parámetro seguro que sabía la ciencia normal. A la normalización en la enseñanza le corresponde un saber normalizado,
dentro de paradigmas compartidos y con una epistemología que apele a los hechos, a lo verificable, a lo repetible. La
ideología positiva de fundación de la ciencia y la forma enciclopédica de comprender el universo del saber fueron los
verdaderos sostenes y soportes de la normalización en la enseñanza. Los saberes y los conocimientos, por lo mismo que
públicos, son históricos y afectan la enseñanza que no puede ya moverse solo dentro de un paradigma y menos fijarlo.
La practica social de la enseñanza necesita, hoy, asumir la historicidad del saber, moverse también en la lógica de las
incertidumbres y las simulaciones. La escuela perdió su significación social, porque la enseñanza se ha normalizado. Y
recupera su significación social cuando la enseñanza sabe dialectizar la normalización del saber con las innovaciones.
Actualizarse de forma permanente es aprender a moverse con distintos paradigmas, y también en esos espacios difíciles
que son los dejados por los cambios de paradigmas. La enseñanza es una práctica social y necesita que se atiendan todos
sus componentes. La profesionalidad de sus agentes, maestros y profesores garantizará su calidad y eficacia. Recuperar
la significación social de la escuela, desde la enseñanza, no es solo una demanda social sino que es también una política
educativa.
La escuela como ámbito de lo público de los saberes y los conocimientos se define como un lugar y una práctica,
también como un tiempo: el del aprendizaje. La escuela es el lugar público de los saberes y los conocimientos donde su
enseñanza se hace práctica social, normalizadora e innovadora, y donde el aprendizaje es tiempo de producción de
sentidos, diferenciados y comunicables. El tiempo escolar del aprendizaje es tiempo de producción diferenciada de
sentidos y de construcción de reglas comunes para su comunicación. No es tiempo para sujetar el deseo de aprender. Es
tiempo para producir sentidos y reglas de comunicación social en la apropiación de los saberes y los conocimientos
enseñados. El tiempo del aprendizaje no es un tiempo ascético ni es un tiempo empresario. Es un tiempo lúdico, que
genera sus propias reglas sociales de producción diferenciada y de comunicación comprensiva. Es un tiempo creativo,
integrador, gozoso, porque es un tiempo de producción y comunicación. El tiempo ascético y el tiempo empresarial
pueden ser estrategias usadas e integradas el tiempo lúdico del aprendizaje. La escuela pierde significación social
cuando, para aprender saberes y conocimientos, es necesario no ser el sujeto que se es, inteligencia encarnada, histórica,
razón cultural y plural. El sujeto que aprende es un sujeto que produce sentidos. La disciplina no es otra cosa que las
reglas mismas, que genera la practica social de la producción de sentidos en la apropiación de saberes, enseñados desde
una práctica social simultáneamente normalizada e innovadora. Saberes y conocimientos para todos, sin restricciones ni
expoliaciones. Enseñanza como práctica social histórica, que dialectiza ciencia normal con innovación, en la transmisión
de esos saberes y conocimientos. Aprendizaje como tiempo lúdico de la apropiación de los saberes y los conocimientos
enseñados y que dialectiza entonces creatividad y disciplina. Reflexionar sobre la relación de saberes y conocimientos
con la significación social de la escuela es afirmar que la escuela hoy es: a) vigencia de lo público como espacio social
del conocimiento, b) vigencia de lo histórico en la práctica social de la enseñanza, c) vigencia de lo lúdico en el tiempo
del aprendizaje. La propuesta tiene un solo sentido: vigencia de lo público en los saberes y los conocimientos escolares,
como forma posible de resignación social: recuperamos como docentes, atravesados por la historicidad de los
conocimientos que enseñamos. Recuperar el gusto de aprender en el juego de producción y continuación. Saber que el
saber y los conocimientos son el bien de todos y para todos, sin restricciones ni explicaciones.
Contenidos escolares: lo que la escuela enseña y a lo que los alumnos aprenden, o bien a lo que se supone o se espera
que la escuela enseñe y que los alumnos aprenden. La cuestión del contenido y el significado social de la escuela misma
como institución. Decir que hoy se da un vaciamiento de contenidos, en la escuela es lo mismo que decir que la escuela
ha perdido significación social especifica. Lo que se enseña y se aprende es el contenido, que significa y determina la
intención de enseñar y le deseo de aprender. La enseñanza y el aprendizaje, sin contenidos, son tareas vacías. No
siempre coinciden lo que se enseña y lo que se aprende. Lo enseñado y lo aprendido no es siempre lo mismo en cada
jurisdicción, en cada nivel, en cada escuela, en cada aula, en cada maestro y en cada niño y que esto justifica que se
formulan políticas educativas, diseños curriculares y planificaciones didácticas, intercambio de experiencias, reflexión
continua y socializada sobre la práctica de enseñar y los caminos del aprender. Los contenidos escolares se definen en el
contexto de una práctica social, que es disimétrica en los lugares de la comunicación: poder de enseñar y deseo de
aprender y que es diferenciada en la significación atribuida por los sujetos sociales intervinientes, políticas educativas,
diseños curriculares, dinámica institucional, contextos socioculturales de maestros y alumnos, complejos procesos
grupales y personales. Los contenidos son el referente central para definir la función social de la escuela: enseñar y
aprender. Y son también los que definen la enseñanza y el aprendizaje como una práctica social disimétrica y
diferenciada que está orientada a romper las disimetrías y construir lo común. Hablar de los contenidos escolares es,
simplemente, hablar de la escuela, de su función social y de su finalidad: enseñar y aprender. Los contenidos escolares
son los saberes que circulan en la escuela como objetos de enseñanza y como tarea de aprendizaje. Sin embargo, hay
saberes desde donde se enseña y saberes desde donde se aprende, que se encuentran o desencuentran, en el ámbito de los
contenidos escolares, que es lo que se pretende enseñar y aprender. Entender los contenidos en términos de saberes
escolares. Saberes implican siempre modos de referirse y representarse la realidad o bien operar sobre ella. Escolares,
implican un recorte hecho desde algunos criterios que legitiman su incorporación a los procesos intencionalmente
conducidos de enseñar y aprender. Desde los saberes, los conocimientos no necesitan ser diferenciados de los métodos y
los objetivos y menos todavía distinguir entre conceptos procedimientos actitudes. Lo que interesa son los saberes que se
enseñan y se aprenden sobre cada uno de estos u otros objetos posibles. Si es necesario distinguir distintos tipos de
saberes con sus métodos y objetivos. Revalorizar los contenidos en revalorizar el saber y entender que la escuela cumple
su función cuando hace circular los saberes fundados los enseña para que se aprendan y deja que se aprendan para
erradicar la marginación del saber y permitir así mejores condiciones para luchar por niveles dignos de calidad de vida.
Hay una tendencia creciente a ver la crisis de la escuela, en términos de una situación de vaciamiento de contenidos. La
escuela ya no enseña nada, o enseña poco, o lo que enseña no tiene significación alguna. Se insiste en recuperar el perfil
de la institución escolar como enseñante. Reprobar de contenidos legítimos el espacio vaciado por una pedagogía
interesada más en asistir que en enseñar mas en formar ciudades adaptados que conciencias criticas mas en conseguir
resultados que en formar actitudes, mas en producir funcionarios que investigadores de la realidad. En definitiva una
escuela más preocupada en reproducir una estructura social injusta y marginadora que en transformar críticamente a la
sociedad, permitiendo un orden más justo y sin marginación. Ni la escuela es meramente reproductora ni el que la
escuela haya sido agente de cambio significa que haya sido sin más para los sujetos marginados del orden social vigente.
La escuela nueva y los modelos tecnológicos y comunicacionales tienden a vaciar de contenidos la enseñanza pero es
cierto también que este vaciamiento refuerza y actualiza un vaciamiento más fundamental, que opera el modelo llamado
de la escuela tradicional, nos referimos al vaciamiento de los contenidos culturales de la memoria popular, exigido por el
paradigma iluminista de la racionalidad moderna: hay que educar al soberano. Educar al soberano vaciándolo de todos
sus contenidos culturales que son visualizados como vulgares, equivocados.
Proponemos una revisión crítica de tres paradigmas pedagógicas de fuerte influencia en nuestro medio, y que desde
planos diferentes produjeron y producen un vaciamiento de contenidos.
La educación del estado moderno hegemonizado por las clases burguesas, generó un modelo educativo conforme a sus
dos necesidades básicas: a) generar un consenso político democrático en torno a la gestión de una clase dirigente no
popular. b) lograr un sujeto económico abstracto, indiferenciado cualitativamente y comparable cuantitativamente. Es el
sujeto del trabajo en la economía capitalista concebido como mero valor medible por su fuerza de trabajo y
universalmente equivalente. Este modelo tradicionalista se vertebró en torno a la función escolar de homogeneizar el
sujeto cultural, vaciándolo de todo contenido, previo al ingreso en el sistema educativo. Se trata, de la operación que
declara al sujeto desescolarizado como primitivo, bárbaro, salvaje, y bruto.
El modelo comunicacional que comienza en la década del 70 propondrá un vaciamiento de contenidos no solo de los
culturales de la memoria popular sino también de los científicos. El vaciamiento se hace ahora en nombre de los
vínculos pedagógicos, vínculos afectivos. Se trata de lograr construir un sujeto expresivo y creativo. Dos estrategias
escolares, eficaces para esta nueva forma de profundizar el vaciamiento de contenidos culturales y contenidos científicos
y conductas controladas. A) una consiste en la contraposición curricular de áreas del conocimiento y áreas expresivas,
con especialización de los maestros en estas últimas y con un fuerte acento en la reivindicación de la creatividad como
monopolio de estas áreas. B) la otra línea insiste en contraponer las actividades individuales y grupales. Es aquí donde se
instala una fuerte crítica a la institución. Contraponer la socialización institucional como la defiende la escuela
tradicional y la escuela nueva, a la socialización grupal, puede llevar a la perdida de contenidos de enseñanza, a la fuerte
prioridad como criterio de organización escolares, de la necesidad de comunicarse, de los niños y los adolescentes. Es
más importante socializar que instruir, trabajar en equipo, aprendiendo a convivir que construir conocimientos por si
solos.
Corrección popular de la educación liberadora y de la pedagogía critica, que pueda reivindicar la función transformadora
de la escuela. El problema para una pedagogía liberadora, critica y popular radica en la articulación de los contenidos
que la escuela enseña con los contenidos de la memoria popular. Esto implica despojarnos de esa delgada y sutil capa de
iluminismo antipopular.
- El rebasamiento de contenidos
A la era del vacío parece corresponderle una necesidad casi compulsiva de tener la escuela llena de contenidos. Hay
nuevas formas de entender la noción misma de contenido educativo, se propone no quedarse solo en conceptos sino
enseñar también procedimientos y actitudes. Se resignifican viejas taxonomías, disecando el conocimiento y la
enseñanza. Estos contenidos están ahí esperando que los diseños curriculares les den alguna organización, alguna
secuencia, alguna orientación didáctica. Hay nuevos tipos de contenidos que se agregan a los ya casi tradicionales o
disciplinares y a los a casi modernos o interdisciplinares. Son los contenidos transversales que pueden interpretarse
como posmodernos. Son transversales porque atraviesan todos o algunos de los contenidos, todas o algunas de las
prácticas institucionales de la escuela, redes sociales de sentido. Estos contenidos transversales están ahí esperando que
los maestros y profesores recuperen con ellos el reconocimiento social o recuperen el interés por la tarea. La
trasformación educativa no depende del llenado de un vacio. Depende de la transformación social que una política
educativa, dependiente de un modelo económico y cultural determinado, quiera llevar a cabo. Antes la escuela tenía que
vaciar de contenidos para llegar a la tabula rasa y construir subjetividad segura. Ahora la escuela tiene que llenar de
contenidos para no llegar al sujeto desnudo y construir superficies adaptadas. Esta relación del conocimiento escolar
con el supuesto vacio de saberes, propio de la etapa moderna y del capitalismo industrial, contrasta con una relación
del conocimiento escolar con un supuesto lleno de información social, propia de la etapa posmoderna de la
globalización y del capitalismo posindustrial.
Para definir el conocimiento científico en indispensable referirse a su enseñabilidad. La ciencia siempre se comprendió
a si misma como un tipo de conocimiento enseñable y por ello aprendible por cualquiera que sepa usar su inteligencia o
razón. La escuela se comprende como un ámbito de circulación de conocimientos. La referencia a la cientificidad de los
conocimientos seleccionados suele ser en la escuela moderna, el gran criterio legitimador. La demanda social a la
escuela incluye la educación científica y tecnológica, como forma privilegiada da satisfacer algunas necesidades básicas
de aprendizaje, requeridas para un buen desempeño social. Esto hace de la cuestión de la ciencia y la tecnología en la
escuela un problema en sentido estricto. La ciencia se vincula siempre a procesos de enseñanza y aprendizaje. La escuela
siempre apela a la ciencia. Hay un cierto consenso en diagnosticar una ausencia de la ciencia en la escuela o una
presencia débil, desdibujada, obsoleta. Y hay un cierto consenso en afirmar que la pérdida de significación social de la
escuela tiene como causa la distancia de los conocimientos que circulan en ella en relación con los conocimientos que
produce la ciencia y la tecnología.
Tres campos problemáticos que afectan la comprensión de la ciencia y pueden darnos un buen contexto para plantear su
impacto en la escuela.
1) Ciencia, tecnología y ética: autonomía e interacciones: la ciencia se encuentra teniendo que afirmar su
autonomía en relación con otros tipos de ejercicio de la racionalidad humana que han ganado crecientes grados
de autonomía e interactúan con ella. Nos referimos a la racionalidad tecnológica y a la racionalidad ética. La
ciencia depende hoy de la tecnología y cualquier emprendimiento tecnológico de importancia implica, contar con
alto desarrollo científico. La ética se encuentra en niveles crecientes de dependencia de la acumulación de
nuevos saberes científicos sobre la acción humana. Las teorías científicas, los sistemas técnicos y los principios
universales de la ética tienen hoy suficiente racionalidad autónoma para fundarse a si mismo. la geografía de la
racionalidad humana aparece, como un espacio complejo, fuertemente intercomunicado y con nuevas cuestiones
de límites y fronteras. Este juego de autonomía e interacción entre ciencia, tecnología y ética, define el sentido de
la demanda social a la escuela sobre el conocimiento. Educación y conocimiento tiene que ver con la
transformación productiva que sin ciencia y tecnología es impensable hoy en día. No se puede plantear una
escuela humanista que solo sea simultáneamente científica, tecnológica y ética. En la escuela no solo está
ausente la ciencia, también la tecnología y la ética.
2) La diversidad de paradigmas: constituyen la complejidad creciente del concepto mismo de ciencia. Tres
modelos para pensar la diversidad que marcan cuestiones distintas que se entrecruzan y que tienen sus lógicas
diferentes.
la diversidad de paradigmas y la historia de las ciencias: fuerte reconocimiento de la historicidad del
conocimiento científico que implica hacerse cargo de continuidades y de rupturas. La idea de revolución
científica es una cuestión epistemológica. El progreso de la ciencia no es una continuidad lineal, sino un
verdadero corte o ruptura que implica la revolución científica, el cambio de comunidades científicas, etc. La
diversidad de paradigmas en el modelo de historicidad del conocimiento científico, significa que reconocemos
que la ciencia la hacen sujetos históricos expuestos a la refutación de teorías.
La diversidad de paradigmas y el sistema de la ciencia: preocupación por establecer un sistema de ciencias o
tener criterios de clasificación. La revolución científica no solo tiene que ver con la historicidad de una disciplina
sino también con la forma como varían los criterios de organización. Hoy aceptamos que hay intereses que guían
el conocimiento, aceptamos también que el conocimiento puede tener intenciones diversas. La diversidad de
paradigmas genera hoy una lucha por el reconocimiento y un esfuerzo por ver qué relaciones se pueden
establecer entre teorías diferentes. A la escuela se le demanda que no solo que forme competencias científico-
tecnológicas sino también que las integre y que sea un modelo social de clasificación y de integración.
La diversidad de paradigmas y los contextos de la ciencia: condiciones de producción, circulación y apropiación
de los saberes científicos, a sus contextos sociales. La noción misma de paradigma significa no separar la ciencia
de sus mismas condiciones de producción y circulación. La producción de saber científico ha ido adquiriendo
valor económico, no solo por la relación conocimiento-trabajo sino también por la dependencia de la actividad
científica con la tecnología. Dado el valor económico, la información y los circuitos de distribución tienen
reglas fijadas que dependen de la fuerza políticas científicas. Los problemas de transformación y de
mejoramiento de la calidad de la educación no pueden obviar la diversidad de paradigmas.
3) Los núcleos problemáticos: señalan cambios importantes en la comprensión de la ciencia, donde se juegan
criterios más inmanentes que el pluralismo de la racionalidad o la diversidad de paradigmas.
Cerridumbres e incertidumbres: que la ciencia no se mueva para buscar certezas sino para reducir
incertidumbres es un fuerte impacto para la cultura y la educación.
Verificación, falsación, disenso: la ciencia es antimetódica, se mueve por disensos y por razonamiento, paralelo a
los vigentes. Se trata de una verdad siempre desestabilizadora de los consejos adquiridos.
Acontecimientos y estructura. Modelos e interpretaciones: fuerte contraposición entre estructura y
acontecimiento y contraposición entre modelos e interpretaciones de esos modelos. La epistemología debate
estas categorías que implican mayores niveles de formalización y racionalización abstracta y que permiten
hacerse cargo de lo diferencial, lo aleatorio y contingente.
Teoría y práctica: las relaciones de la teoría con la práctica constituyen un núcleo problemático del debate
epistemológico de fin de siglo. Rasgos significativos del debate:
- la ciencia se siente autónoma y condicionada por las demandas de eficacia y eficiencia que presiden las
relaciones económicas. Esta demanda social es de responsabilidad moral y cuidado de la vida en el planeta.
- La ciencia está atravesada por la diversidad de paradigmas, que la convierten en una actividad humana
dependiente de su propia historia, de sus propios conflictos y de sus condiciones de producción, circulación y
apropiación.
- La ciencia es saber de incertidumbres, disensos y aconteceres. Y todo esto redefine su propio posicionamiento
como teoría y práctica.
La cuestión política: creciente demanda a la escuela de ocuparse de temas críticos o problemáticos para la vida
social, tiene una connotación política. Estos problemas tienden a desvincularse de la posibilidad de un cambio
global de la sociedad que cuestione el modelo económico político cultural vigente. Las nuevas formas masivas
de comunicación social y la circulación de la información tienden a cambiar los patrones de la identidad cultural
y la misma comprensión de una subjetividad racional autónoma. Se desdibujaron las fronteras entre lo público y
lo privado, entre el uso de la razón y sus métodos y entre la disponibilidad de información y sus ordenadores. En
el nuevo escenario tienden a desaparecer los sujetos políticos y son reemplazados por agentes sociales. Los
problemas más críticos definidos como sociales y no políticos y económicos, deben resolverlos los agentes
sociales mismos. Un contenido transversal no tiene un lugar fijo. Su sentido viene instalado por patrones de
comunicación social, por formadores de opinión públicas, por constructores de demanda social. La
transversalidad transforma a la escuela en una agencia social, construye una subjetividad específica, encargada
de sostener esta sociedad mínima, asumiendo la responsabilidad de cuidar la salud preservar el medio ambiente,
evitar las discriminaciones. El tema difícil radica en la operación pedagógica, mediante la cual se transforma en
contenidos educativos transversales, demandas sociales específicas, relacionados con la acción humana, las
prácticas y las instituciones sociales, cuyo contexto de formulación es el propio de las formaciones ideológicas,
esas prácticas discursivas que luchan por la hegemonía y la legitiman, tratando de definir las necesidades de
aprendizaje y los criterios de selección de contenidos. Una transversalidad moral y políticamente regresiva,
puede convivir muy bien con disciplinariedad científicamente progresista. Lo que hace que un contenido sea
educativo es la relación intrínseca que presentan entre los conocimientos y los valores, la legitimidad que tienen
para ser enseñados.
La transversalidad como problema teórico: tres tipos de problematicidad en la noción epistemológica, curricular
e institucional.
- Sujeto universal y sujeto transversal: con los contenidos transversales se está recogiendo en la escuela la crisis
misma del sujeto moderno, con sus pretensiones de universalidad y con los condicionamientos de esa
universalidad racional, teórica y práctica, científica y ética. Este sujeto moderno necesita ser disciplinado, teórica
y prácticamente. Este disciplinamiento del sujeto moderno inspiró los proyectos pedagógicos de humanismo y de
ilustración. El proyecto es humanista porque no es un ideal de educación por el ascenso a lo transmudado o a una
memoria anterior al tiempo y es porque pone el acento en una humanidad como concepto cultural, un ideal de
pensamiento, de discurso, de acción. El proyecto ilustrado privilegio el acceso científico como modo de producir
el futuro ideal, la sociedad emancipada, la paz perpetua. Para eso propuso la sistematización enciclopédica, que
permitía una clasificación de los saberes y una forma de organizar su enseñanza. El proyecto es ilustrado en un
doble sentido: crítico del pasado oscuro y sometido y utópico de un futuro claro y libre. La crítica de la
modernidad, humanista e ilustrada, comenzó en el siglo pasado con el romanticismo y el pragmatismo que
generan reformas a los proyectos educativos del humanismo y la ilustración.
Un sujeto transversal es un sujeto atravesado por incertidumbres y metódicamente invitado a que mezcle su
pensar con la imagen, con la eficacia, con el valor de cambio, atravesado por el deseo, por los miedos, por el
lenguaje, por los medios de comunicación, por las leyes del mercado y los modos de producción. Es un sujeto
que atraviesa los contenidos de todas las prácticas sociales, que no puede unificar su dispersión ni detener su
carrera. El sujeto transversal sigue siendo universal, racional, que puede legítimamente pretender conocer
científicamente y actuar éticamente. La transversalidad quiere decir la necesidad de replantear sus supuestos
modernos, humanistas e ilustrados, aprovechando las críticas románticas y pragmáticas, sin quedar presa de sus
trampas. La crisis epistemológicamente se condensa en varias cuestiones: A) los sujetos productores de teorías y
de objetividad están constituidos en el seno de comunidades científicas, sostenidas por paradigmas, que incluyen
valores e ideologías, y por instituciones. B) la realidad conocida de la que hablan las ciencias esta mucho mas
indeterminada de lo que creíamos. C) los sujetos productores de discursos están más atravesados por otros
discursos y por juegos de lenguaje, y condicionados por más contextos paradigmáticos de lo que ilusoriamente el
humanismo renacentista había fijado.
El fundamento epistemológico posible de los contenidos transversales tiene que ver con esta crisis del sujeto
moderno y sus programas educativos: el humanismo y la ilustración. El gran desafío de la transversalidad
encontrar el proyecto educativo apropiado a un sujeto universal transversal. Lo transversal cuestiona las
pretensiones del conocimeintos de neutralidad de transparencia total, de aislamiento focalizado. Se trata de
criticar las formas de disciplinamiento del sujeto cultural. Es decir criticar las razones de educar. El desafío es la
relación transversal disciplinar. Los contenidos transversales no dejan de ser específicos y contienen
fundamentos disciplinares e interdisciplinares. Los contenidos disciplinares no dejan de estar atravesados por la
demanda social y la lucha por la hegemonía. Los saberes se legitiman públicamente cuando están destinados a
todos sin restricciones ni exclusiones y capaces de construir proyectos comunes. La transversalidad es hacer
pública la razón histórica y social, es reconocer que el disciplinamiento del sujeto universal no se logra con la
negación de las diversas historias y de los conflictos sociales, sino en su real atravesamiento cultural.
- Currículo escolar y currículo transversal: el segundo problema teórico es el referido al impacto de lo transversal
en el campo del concepto de currículum. La transversalidad es un problema de formato curricular, intenta
plantearse como una prescripción sobre algunas cosas, que se deben enseñar sin encerrarlas en una determinada
disciplina escolar. Se trata de contenidos que deben atravesar todos los contenidos curriculares.
Currículo transversal: los formatos curriculares son en la escuela moderna de tradición humanista o ilustrada de
base disciplinar. El agrupamiento de contenidos se hace con un criterio primariamente disciplinar. Muchos
currículos dividen los contenidos educativos en áreas. Un formato curricular tiene que dejar claramente
establecido los criterios de organización de los contenidos. Los contenidos transversales apuntan a no reducir al
sujeto al cogito y a no reducir el objeto a lo metódicamente disciplinado por las ciencias. Un currículo
transversal es un currículo innovador, que intenta corregir tanto el humanismo y la ilustración como el
romanticismo y el pragmatismo. Los contenidos transversales solo pueden organizarse disciplinarmente, con una
específica de objetos, métodos y criterios de validación que son análogos a los de las disciplinas específicas.
Lo disciplinar, lo interdisciplinar, lo transversal y lo intersectorial son todas formas de volver a plantear las
relaciones de la educación.
Para qué los docentes nos relacionamos con el conocimiento. Educar es socializar mediante el conocimiento. Es
producir, ocupar, arreglar, mediante el conocimiento, espacios sociales. Es socializar mediante la enseñanza de
conocimientos legitimados públicamente.
Para qué conocemos: se conoce o para contemplar lo que es, o para saber qué hacer, para comprender los
sentidos. Hay una intencionalidad teórica otra práctica otra interpretativa o hermenéutica. Podríamos buscar por
el lado de los intereses del conocimiento: manejar y manipular el mundo, poder entenderse en la comunicación,
criticar todo lo que traba la libertad, la igualdad la fraternidad. Podemos buscar por el lado de los obstáculos del
conocimiento: buscamos conocer para saber definir problemas. O podemos buscar por el lado de los orígenes del
conocimiento y la imaginación: el conocimiento esta aliado con la imaginación, con la creación y la libertad.
Conocemos para poder sonreír con complicidad. Podríamos buscar las finalidades del conocimiento buscando
estructuras de adaptación al medio.
Relación docente-conocimiento: para enseñarlo. Es su función social, para eso se formaron y se capacitaron.
Enseñar el conocimiento es una exigencia que se inscribe en una determinada forma de relacionarnos con sus
fines: buscar la verdad, resolver problemas, crear nuevas formas y sentidos adaptarnos, orientarnos, saber qué
hacer. Esta forma de relacionarse se llama pública. Lo público tiene que ver con la ruptura en relación con lo
indecible o indecidible de lo meramente opinado o sentido por cuenta de cada uno con los lenguajes privados.
Relacionarse públicamente con el conocimiento significa que el conocimiento no es solo para mí o para algunos,
es para todos.
En torno al ágora: los saberes productivos, el mundo técnico y artístico y los prácticos, el mundo social,
dependen en realidad de los saberes técnicos, y son enseñables en la medida en que se relacionen con principios
y causas de lo que es naturalmente. Que el conocimiento sea enseñable significa que podemos abandonar la
caverna de las apariencias y de las sombras y construir el espacio común. Enseñamos para saber vivir en el
ágora. Suponer que la relación con el conocimiento es natural, que todos los hombres por naturaleza desean
saber, no deben encubrir que ese deseo es el resultado de un proceso de formación cultural, donde la propiedad
de los medios de producción y el control del poder en las prácticas sociales han desempeñado un rol
determinante. No es lo mismo conectarse naturalmente con el deseo de saber que hacerlo públicamente.
En torno al mercado: el mundo moderno se caracteriza porque intenta liberar el principio de la enseñabilidad del
conocimiento, del presunto saber de las diversas causas naturales de las diferencias esenciales o metafísicas.
Relacionarse con el conocimiento es, relacionarse críticamente con el deseo de saber. Es saber que la única
certeza indudable es que “mientras pienso existo”. Los principios y las causas, las reglas de la producción y las
normas de la acción solo pueden basarse en el buen uso de las razón, el uso que de hace conforme a su
naturaleza pensante, que es absolutamente heterogénea en relación con la naturaleza extensa de los cuerpos. Esta
revolución copernicana, consiste en regular el conocimiento desde el sujeto que piensa y no desde la inteligencia
natural de las cosas, el fundamento hay que buscarlo ahora en el sujeto y no en las cosas.
En el contexto de la ciencia físico matemática, el de la economía de mercado y en la de los estados democráticos,
es donde nace la escuela moderna. y este nuevo maestro, cuya función es enseñar a conectarse críticamente con
el deseo de saber, disciplinando el uso teórico en el campo de la experiencia posible, el uso técnico estético en el
campo del buen gusto, el uso práctico en el reino de los fines en sí. Se necesita llamar pública a esta relación con
el conocimiento, porque ya no se la puede definir como natural, saber de las leyes de la objetividad posible, de la
autorregulación del mercado y del buen gusto de la autonomía de la ley moral. Enseñar para incorporarse al
mercado de trabajo, como valor de cambio intercambiable, para aprender a gozar con el buen gusto, para actuar
socialmente como un buen ciudadano y sobre todo, para internalizar el deber por el deber, es decir, no por
intereses particulares o por inclinaciones naturales o por presiones sociales.
Modernamente la publicidad del conocimiento se basaba en si estricto carácter trascendental: la universalidad y
la necesidad. Solo pueden fundarse en los actos de conocimiento que se hacen desde una subjetividad, el cogito,
capaz de relacionarse a priori con la experiencia, sin que los objetos que construya logren su carácter de
concisión de posibilidad de todo conocimiento objetivo. La autoridad del maestro para enseñar se basa en la
objetividad y legitimidad de lo que enseña, en el triple sentido de universal, crítico u justo. El supuesto de la
razón única del sujeto trascendental es la gran ilusión moderna.
De autopistas: lo global no es lo público porque excluye, porque confunde enseñabilidad del conocimiento con
disponibilidad informática o con velocidad de circulación de la información y porque confunde uso público de la
razón con opinión masmediada, casi con publicidad. A los docentes les toca enseñar cuando lo público del
conocimiento ya no puede respaldarse en la esencia de las cosas, pero tampoco en la pureza de la razón.
Tenemos dificultades en conectarnos con el deseo de saber. Necesitamos criticar el control simbólico que sobre
nuestro deseo de saber y el de los alumnos ejerce poder. Relacionarnos con el conocimiento es relacionarse con
información que circula y circula. No es otra cosa que tener que enseñar en esta sociedad global que excluye un
tercio de la población en este modelo de la competitividad salvaje en las relaciones humana que quiere ahorrar el
sacrificio del encuentro cuerpo a cuerpo y cara a cara, sustituyéndolo con interacciones virtuales que nos
prometen no solo vencer las distancias sino también los intervalos y en última instancia los silencios y los
cuestionamiento de los otros. Conocemos atravesados por el deseo, por el lenguaje, el podr, la riqueza y por el
desgano, el silencio, la impotencia y la pobreza. Se trata de una lucha por el reconocimiento. Reconocimiento de
que lo más desea al saber es ser reconocidos como deseo de aprender y como poder de enseñar. Lo público
emerge solamente en la lucha por el reconocimiento entre el deseo de aprender, que nos conecta con la
singularidad y la diferencia de la vida y el poder de enseñar, que nos conecta con lo universal y lo común de la
vida. Conectarnos con el deseo de aprender es conectarnos con lo más profundo de la memoria. Conectarnos con
el poder de enseñar es conectarnos con lo más legítimo del proyecto. No se trata de reconocernos como deseo de
aprender y como poder de enseñar, y que para eso conocemos, para no atar al deseo a ninguna presunta
naturaleza, ni para legitimar el poder desde ninguna razón fáctica. Se trata de relacionarse con el conocimiento
como pensamiento crítico. Que mientras circula por la autopista, recuerda el ágora y el mercado y se asombra de
cómo es necesario conocer lo justo, lo que no excluye ni discrimina, lo que junta la igualdad u la libertad.