30 - Day - de Evangelismo Virtual
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"No sembré maiz tampoco," dijo el agricultor, "temía que no hubiese lluvia."
Bueno, creo que si no siembras algo, la cosecha será mucho más fácil, ¿no es así?
En la lectura bíblica de hoy, Jesús envió personas a traer la cosecha. La cosecha de la cual Jesús
estaba hablando no era algodón, frutas o vegetales. Él estaba enviando trabajadores a traer
personas al reino de Dios. Él dijo que habían muchas almas que estaban listas para ser
cosechadas, pero que no había suficientes trabajadores. Una de las razones por las cuales no se
conseguían obreros era que el trabajo resultaba muy difícil. Jesús les advirtió que los trabajadores
de su reino con frecuencia serían maltratados.
Jesús todavía está buscando personas que trabajen para Él y traigan personas a su reino. Eso es
lo que la Iglesia está dispuesta a hacer. No siempre será fácil. De hecho, será difícil. Muchas
personas en la Iglesia son como el agricultor de nuestra historia: "quieren ir a la segura". He oído
que en las iglesias ocho de diez miembos nunca han invitado a alguien a visitar la iglesia y que
nueve de diez nunca han ganado un alma para Cristo.
¿Y tú? ¿Estás dispuesto a trabajar por Jesús e invitar personas a venir a la Iglesia? ¿Irás y les
contarás a las personas acerca del amor de Jesús y les dirás que murió en la cruz para que ellos
puedan tener vida eterna? Hay muchas almas que necesitan ser traídas al reino de Dios, pero no
hay suficientes obreros.
Padre, deseamos ser fieles trabajadores compartiendo con otros acerca de Jesús y de su amor.
Amén.
La corona de las alabanzas
El plato de la abundancia
15 del mismo; esta con la finalidad que los niños desde temprana edad
La Biblia nos dice en Hebreos 6:7 Porque la tierra que bebe la lluvia que
muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por
El Señor nos revela principios fundamentales para nuestras vidas en su Palabra. Uno de
esos principios es el de la siembra y la cosecha. El sembrar es solo una parte de todo lo
que tenemos que hacer en la vida, pero esta la otra parte, cosechar y de esa manera tener
éxito completo.
La Biblia nos dice en Hebreos 6:7 Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae
sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe
bendición de Dios;
Esto me dice que la tierra debe producir buen fruto en aquellos que la cult ivan y la
cuidan, cuando ha habido esmero y esfuerzo, en su cuidado, obtendremos fruto bueno y
excelente, no solamente es el mover la tierra y poner la semilla, es regarla, ponerle
abono, quitar la mala hierba que crece sin permiso alguno.
Pero cundo la tierra no ha sido buena y ha producido espinos y abrojos dice la escritura,
entonces es quemada a fin de que el agricultor pueda empezar otra vez.
Y fíjense que maravilloso es nuestro Dios que nos ha hecho con la capacidad de ser las dos
cosas, somos el agricultor, o sea quien siembra y cosecha, pero por otro lado, somos la
tierra.
Ahora bien analicemos un poco, ¿Qué tanto hemos hecho nuestro rol de sembradores y qué
tanto hemos cosechado?, y por otro lado, como tierra, tenemos que auto examinarnos,
para ver si hemos dado frutos de lo que otros han sembrado en nosotros.
Todo el mundo tiene una transacción continua de dar y recibir, es decir de sembrar y
cosechar y la humanidad se rige en la ley de la siembra y la cosecha. Nos dice Gálatas 6:7 -
10 “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas
el que siembra para el espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos pues, de
hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que según tengamos
oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”.
Leemos en Hebreos 6:10 “Por que Dios no es injusto para olvidar vuestras obras y el
trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y
sirviéndoles aún”. No debemos de cansarnos de hacer el bien, porque a su tiempo
cosecharemos ese “bien” que hemos hecho.
Ahora bien, poniendo esto a nivel humano 100%, donde ya no estamos hablando de la
semilla, ni de la tierra física, sino mas bien, semilla de la palabra de Dios y como la tierra,
todo ser humano que reciba esta palabra; podremos darnos cuanta entonces que existe
cosecha en las que pasa mucho tiempo para que podamos ver frutos, y otras en las que
vemos los resultados con rapidez.
Hay otras que son largas y otras más, son cortas. El tiempo de la cosecha nunca es el
mismo, nunca sabemos cuando va a llegar, pero sabemos que tarde que temprano veremos
los frutos de esa semilla que se ha plantado, de toda aquella palabra del Evangelio que
hemos compartido, ¡PERO!, y si ese fruto o cosecha no se levanta a tiempo se puede llegar
a perder.
Y si usted no supo distinguir el tiempo para recoger su cosecha, no culpe a Dios por
haberla perdido. No es un buen testimonio perder cosechas. La Palabra del Señor nos
enseña que el que pierde la cosecha avergüenza al padre, según podemos leer en
Proverbios 10:4-5.
Fíjense que interesante la referencia en Éxodo 23:15 (final) y Deuteronomio 16:16 (final)
ninguno se presentará con las manos vacías. ¿Nos dirá algo la referencia de no
presentarnos “sin fruto” alguno?
Sin embargo, no siempre se tiene ese cuidado que se necesita para que una vez que la
semilla se ha puesto, estarla cuidando en todos los aspectos posibles, o sea que, una vez
que hemos hablado del evangelio a alguien por primera vez, es VITAL el cuidado, para que
pueda dar su fruto, ¿Cuál? ver una vida trasformada, entregada a Dios, verles entrar a la
iglesia, etc.
Los tiempos de siembra siempre estarán presentes en cada momento, sin embargo, los de
la cosecha cambian, por ello es difícil distinguir el momento de recoger lo que se ha
sembrado si no estamos al cuidado.
Algunas veces los cristianos se excusan para no testificar a familiares o amigos, diciendo
que estos no están listos para creer. Jesús, sin embargo, aclara que alrededor de nosotros
hay una cosecha continua que espera la siega. No espere que Jesús lo encuentre
excusándose. Mire a su alrededor. Hallará gente lista a oír la Palabra de Dios.
Los discípulos de Jesús estaban esperando que la cosecha llegara dentro de cuatro meses,
ellos esperaban el ciclo tradicional de una cosecha, pero Jesús les enseño a ver otro tipo
de cosecha, LA COSECHA DE ALMAS.
El Señor nos enseña a ver el tiempo de la cosecha que Él tiene para nuestra vida, lo que a
su vez nos traerá grandes bendiciones.
Tristemente hay personas que les da cierto temor el recoger SU cosecha, la ven, la tiene
prácticamente en la mano, pero algo les impide hacerlo, sea valiente y tome lo que el
Señor le esta mostrando, reciba esa bendición que El tiene para usted, innegablemente
nuestros campos están blancos, listos por aquel obrero que quiera y sea obediente, dice
Mateo 9:36-38 “Y al ver la multitud, tuvo compasión de ellas; por que estaban
desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor, Entonces dijo a sus
discípulos; a la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad pues, al Señor de
la mies, que envíe obreros a su mies”.
Permítase tomar esa bendición de Dios siendo uno de los obreros dispuestos a ser enviado
a la mies.
Recuerde siempre que la siembra y la cosecha irán ligadas de tal manera, en que la
bendición que reciba en su vida será muy grande.
Y tenemos un gran ejemplo en eso, si leemos 1 Reyes 17:8-15 nos habla de la viuda de
Sarepta en Sidón, donde Elías sería alimentado por ella, por lo que ella misma dice que
“no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de
aceite en una vasija…” y que después de prepararla y comerá dice: “nos dejemos morir.
Elías le dijo: No tengas temor; ve y haz como haz dicho; pero hazme a mí primero de ellos
una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela y después harás para ti y para
tu hijo”. ¿Que podríamos pensar? ¡estas oyendo, que solo tengo poquito para mi y mi hijo
y lo quieres tu primero! y sin embargo la reacción de ella se refleja mas adelante y leemos
“Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: la harina de la tinaja no escaseará ni el aceite
de la vasija desminuirá, hasta que el día que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra.
Entonces fue e hizo como le dijo Elías; y comió él y ella y su casa muchos días”.
Aquí apreciamos dos cosas que van agarradas de la mano, 1. La Fe de ella y 2. Que ella
sembró y que por supuesto cosecho, y lo hizo en abundancia ya que leímos “y comió él y
ella y su casa muchos días”.
Pareciera a veces que los milagros están fuera de nuestro alcance ya que n uestra fe esta
débil. Pero todo milagro, pequeño o grande, comienza con un acto de obediencia. Quizá
no veamos la solución hasta que demos el primer paso de fe.
Esta mujer podría haber tenido un pretexto para no darle al profeta su última comida, sin
embargo, en su obediencia, en su escasez sembró en abundancia, no solamente para su
vida, también para “SU CASA”.
¿Tendremos idea de cuantas veces hemos dejado pasar las bendiciones de Dios por el
simple hecho de no creer para sembrar, de no creer para cosec har?.
Hoy es tiempo de que cambiemos nuestra actitud, y nos carguemos con la oz (la Biblia)
para comenzar a segar en los campos que blanquean por estar listos para la cosecha.
AMEN
LA COSECHA SIEMPRE COMIENZA CON UNA SEMILLA
El Espíritu de Dios es el poder que tu tienes para morir al pasado, nacer de nuevo,
crecer, desarrollarte y reproducirte como una semilla, como el trigo.
Que es una Parábola: Relato paralelo a una interpretación de la Escritura usada para
que los que no tienen que entender no entiendan de lo que se trata. Los que son de Dios
si van a entender. Sirve también para que no se nos olviden las cosas de Dios.
Tu eres de Dios y entiendes la parábola del sembrador
Sembrar: Plantar
18Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: 19Cuando alguno oye la palabra del
reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este
es el que fue sembrado junto al camino. 20Y el que fue sembrado en pedregales, éste es
el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; 21pero no tiene raíz en sí, sino
que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la
palabra, luego tropieza. 22El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la
palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se
hace infructuosa. 23Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y
entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.
Entonces:
Que has sembrado?
Cuanto has sembrado?
Estás recogiendo el fruto, estas recogiendo la cosecha, cuantas cosechas tienes a la fecha
o no has comenzado tu siembra?
Es importante:
Qué, Como, cuando, donde, porqué y para qué debes sembrar?
Recuerda:
1. La Cosecha siempre comienza con una Semilla
2. Todo lo que inicies debe realizarse con responsabilidad. Si no hay responsabilidad no
hay cosecha.
3. Recogemos lo que sembramos
4. Cuando inicies tu cosecha debes tener visión. No tener visión es como construir sin
planos, tienes los materiales pero no sabes que hacer con ellos
5. Porque la visión es la orientación, la visión es ver las cosas antes de la acción
6. Si quieres ver cosas que nunca has visto, haz cosas que nunca has hecho
Enseñanza:
Debes fijarte qué, cuando, como, donde, porqué y para qué debes sembrar
Entonces:
ü Qué debes sembrar?
Debes sembrar lo que de fruto, lo que sea multiplicado, lo que sea de multiplicación y no
de suma.
No puede haber siembra (que es la visión emprendedora) si no hay fruto (que es la
semilla multiplicadora)
Debes sembrar semilla, debes sembrar la simiente, debes sembrar la palabra de Dios,
debes sembrar la simiente de la fe que es Cristo
Entonces en que tierra iniciaste sembrando la semilla, con quien has compartido esa
semilla?
Lucas 8:11 Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios.
Ha llegado la hora de la siembra y la cosecha, ha llegado la hora en que tu ministerio
muera al pasado, pero nace renovado, restaurado, cambiado, transformado, como el
águila, ha llegado la hora de nacer, crecer, desarrollar, reproducir a plenitud todo lo
que emprendas, porque Dios está dándote la semilla y esa primera semilla es la palabra
de Dios. Crece espiritualmente y todas las cosas vendrán por añadidura.
Destruye la cizaña y aprópiate del trigo. Tú eres trigo
Reflexión
1. Cuando recibiste tu primera cosecha? Hace 10, 5, 3, hace un año o no has recibido
nada. Que esperas para recibirla, las puertas se abren en este día para que sin tocar esa
puerta puedas entrar a recibir la semilla y comenzar tu primera cosecha.
2. Te quedarás con las ganas de sembrar o quieres ser participe del movimiento
evangelístico que Dios está poniendo en la iglesia, pues si es así acércate al pastor o
ministerios encargados para que te enteres de los proyectos evangelisticos que se tienen
en la iglesia.
Si ya probaste todo lo que puedes ver y no funciona, prueba con lo que no ves, a Dios no
lo puedes ver pero funciona
Pero también
Siembra una ofrenda y recibirás agrado; siembra el diezmo y recibirás bendición hasta
que sobreabunde; siembra obediencia, fe y acción y recibirás expansión; siembra la
semilla de la palabra de Dios y recibirás sabiduría. PORQUE EL FRUTO DEL JUSTO ES
ARBOL DE VIDA Y EL QUE GANA ALMAS ES SABIO
La tierra de las promesas es para aquellos que creen, el que tenga oidos para oir que
oiga lo que Dios ha dicho.
El tiempo de la cosecha ha llegado
Juan 4:35
En todo el mundo actual, la iglesia del Señor se ha estado moviendo llevando la palabra viva y
sembrando la semilla del evangelio en el terreno fértil de las almas.
En Español se usan tres palabras para describir cosechar. La primera es "cosecha"; que es
cuando usted corta el grano maduro de la planta. Segundo es: "ciega"; que es cuando el grano
maduro es puesto a secar. tercero es "la mies"; que es cuando lo levanta y lo lleva a los
graneros.
"¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad
vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega." (Juan 4:35). Esta es
una muy buena parábola en la que el Señor nos enseña a nosotros los campos fértiles de
nuestro vecindario, nuestro barrio, nuestra ciudad nuestro pueblo etc. etc.
Jesús dijo: que los campos ya están listos y que la cosecha es cuantiosa, ahora es tiempo
para cosechar. Al mismo momento que Él declaro esto, empezó una gran cosecha espiritual.
En Mateo 13:38 el Señor se encarga de darnos la explicación a una parábola dice: "...El que
siembra la buena semilla, es el hijo del hombre, el campo es el mundo, la buena semilla son
los hijos del reino..."
El tiempo de la cosecha viene porque los campos (que son el mundo); ya están blancos, listos
para ser cegados, hambrientos de saber de Dios y sedientos de beber del agua de vida.
Lucas 8:5-8 dice: "... El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte
cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. 6Otra parte cayó sobre la
piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. 7Otra parte cayó entre espinos, y los
espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. 8Y otra parte cayó en buena tierra, y
nació y llevó fruto a ciento por uno..."
Este pasaje me lleva a varias preguntas: ¿Qué habría visto Jesús que le provoco decir: la
cosecha esta lista, así que es tiempo de cosechar? ¿Acaso Él vería un despertar espiritual en
Israel? ¿Será que había algún avivamiento en la sinagoga? ¿O los sacerdotes paganos
estaban volviéndose a Dios? ¿Los escribas y fariseos estarían siendo convencidos, por el
poder del Espíritu Santo? ¿Qué evidencia había de que la cosecha estaba madura?
Este lamento de Jesús era a gritos por el dolor de las almas que nunca se maduraron para la
cosecha, pero aun hay un "Ay" más y ese "Ay" es por nosotros los pastores; Ay de ti pastor
que no sales a recoger la cosecha; Ay de ti pastor que echas a perder las viñas.
Las multitudes estaban envueltas en una desesperación caótica, la Biblia nos dice: "...Y al
ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como
ovejas que no tienen pastor..." (Mateo 9:36). Aquí había una sociedad temerosa estresada y
deprimida.
La gente corría salvajemente buscado ayuda donde quiera que la pudieran encontrar sin
embargo, fue en ese mismo punto de desesperación que Jesús declaro: "...Alzad vuestros ojos
y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega..." (Juan 4:35).
Creo firmemente que las palabras de Jesús acerca de una cosecha madura es aplicable a
nosotros hoy día. Creo que usted y yo mi hermano, debemos prepararnos para ser unos
buenos segadores de esa hermosa cosecha. Y creo también que ya llego el tiempo para esa
cosecha (¿alguien puede decir amen?).
¿Qué evidencias hay de que los campos ya están blancos y listos para ser cosechados?
¿Están arrepintiéndose las naciones? ¿La iglesia del Señor se esta despertando? ¿Los lideres
religiosos en realidad están hambrientos por un avivamiento espiritual, buscando a Cristo en
forma renovada? ¿Acaso habrá alguien clamando por santidad en nuestra generación y en
nuestras iglesias? Jesús fue movido por la triste condición de vida que Él vio por todos lados;
por donde quiera que Él miraba, la gente estaba abrumada por la desesperación y la pena. De
echo, cuando Jesús miraba sobre Jerusalén, Él lloro. Sus lagrimas eran por la dureza y la
cegueraespiritual que veía, Jerusalén iba camino al precipicio, sin paz, solo miedo y depresión
y le vendría un juicio, y Él profetizo sobre laescena que veía, y dijo: "...!!Jerusalén, Jerusalén,
que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! !!Cuántas veces quise juntar a
tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! 38He aquí
vuestra casa os es dejada desierta..." (Mateo 23:38).
Hechos 2:46-47
En realidad Jesús nos ofrece un cuadro claro de como serán los últimos días, y ahora ese
tiempo llego.
Dice la Biblia: "...Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las
casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47alabando a Dios, y teniendo favor
con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos..."
Esta cosecha comenzó entre los Judíos y los gentiles de la generación de Jesús y esta misma
cosecha perdurara hasta que Cristo regrese. Pero prestemos especial atención a la ultima
parte del versículo 47; "...Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos..."
Esto es la cosecha que ya esta aquí; gloria sea a Dios.
Diariamente, día tras día la gente esta buscando a Dios, la cosecha, the harvest time has come
(Amen). Jesucristo es el Señor de la cosecha, y si Él declara que la cosecha esta lista,
debemos creerlo, no importa cuan malvada sea esta generación, o cuan poderoso parezca
Satanás. Nuestro Señor esta diciéndonos: deja ya de enfocarte en las dificultades de tu
alrededor, en vez de eso, levanta tus ojos y mira porque ya es tiempo de recoger la cosecha.
Esta verdad ha sido demostrada a través de la historia del pueblo de Dios. Moisés reprendió a
su generación diciéndoles: Dios te dirigió a través del desierto, aumento tu numero y te
bendijo grandemente dándote pastos verdes, mana, miel , mantequilla, leche a ovejas tierra
aceite, frutas vegetales etc.etc. Pero tu, te hiciste rico y te rebelaste. Tomaste en poca estima a
la roca de tu salvación y lo abandonaste. Pero engordo Jesurun y dio coses (engordaste, te
cubriste de grasa); entonces abandono al Dios que lo hizo y menosprecio a la roca de su
salvación. (Deuteronomio 32:8-15)
En Salmos 107:6 la Biblia dice; que Israel fue rebajado después de esto, pero en su aflicción
ellos clamaron al Señor y Él los libero. Veamos también el testimonio de David en Salmos 18:4-
6.
Los problemas, la aflicción y la perplejidad, siempre han dado a luz un grito desesperado por
ayuda, este ha sido el patrón a través de los siglos.
"...Por lo cual lamentaré con lloro de Jazer por la viña de Sibma; te regaré con mis lágrimas, oh
Hesbón y Eleale; porque sobre tus cosechas y sobre tu siega caerá el grito de guerra..." (Isaías
16:9).
Esta es una profecía de Isaías sobre Moab, profecía futurista en aquel tiempo pero muy
presente para nosotros hoy. Es a usted mi hermano a quien le toca dar el grito de guerra; el
grito de Guerra sobre los campos que ya están blancos, para ser segados. Es a usted mi
hermano a quien le toca recoger esa hermosa cosecha de almas redimidas por la sangre del
cordero; es a usted mi hermano a quien le toca alzar sus ojos y ver a su alrededor las almas
que claman por salvación en un grito desesperado de auxilio; los campos ya están blancos
para la siega. ¿Esta listo usted para cosechar.?
Ya no tenemos tiempo de seguir sentados a espera de que otros vengan a levantar la cosecha,
nosotros no podemos esperar mas porque el tiempo ha llegado ya la mies esta madura, y los
campos blancos; el tiempo de la cosecha es hoy.
Por mucho tiempo, Dios fue el tema central de nuestra nación, después de que cayeron las
torres gemelas en New York, las iglesias cristianas estaban repletas de personas buscando el
consuelo divino, hubieron reuniones de oración en el estadio de los Yankees. Lideres del
congreso se reunieron en los escalones del capitolio a orar y cantar himnos de desesperación
por el suceso; el miedo y la aflicción habían obligado a la gente a buscar un refugio en medio
del dolor y ese refugio es la oración, (mientras mas oscuros sean nuestros días; mas blanca
es la cosecha).
"...¿No es ahora la siega del trigo? Yo clamaré a Jehová, y él dará truenos y lluvias, para que
conozcáis y veáis que es grande vuestra maldad que habéis hecho ante los ojos de Jehová,
pidiendo para vosotros rey..." (1 Samuel 12:17).
Aquí vemos al pueblo de Israel preocupado por elegir un gobernante que les cumpliera sus
caprichos y necesidades materiales, pero se olvidaban de segar el grano maduro; así nos
encontramos nosotros ahora sumergidos en nuestros quehaceres diarios y olvidándonos del
trabajo de Dios.
Alzad vuestros ojos y mirad, mirad, mirad los campos ya, en este momento, ahora están
blancos para la siega. El tiempo de la siega es ahora, no mañana no mas tarde, no la otra
semana, no el otro mes es ahora, ya y usted y yo mi hermano debemos apresurarnos a recoger
esa cosecha, debemos correr porque el tiempo pasa y la cosecha se puede echar a perder.
Cuando Moisés le dijo a Faraón: deja ir a mi pueblo, fue porque Dios había anunciado que ya
era tiempo de la cosecha, el momento había llegado para la liberación del pueblo de Israel de
la esclavitud de Egipto. Pero Faraón, respondió: "...¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz
y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel..." (Éxodo 5:2). Faraón
representa el sistema demoniaco de Satanás, las religiones falsas, la opresión y la esclavitud.
Antes que Israel pudiera ser liberado, los poderes de las tinieblas tenían que ser sacudidos así
que Dios golpeo a Egipto con nueve calamidades, sin embargo; esos nueve desastres solo
endurecieron el corazón de Faraón. Finalmente vino una plaga más, esta fue devastadora, todo
Egipto desde los gobernadores hasta los ciudadanos ordinarios, supieron que esto no era la
naturaleza, sino Dios hablando y haciéndole saber que era el tiempo ya de la siega; Su pueblo
debía salir y salir Ya. El Señor había mandado al ángel de la muerte, y una noche el hijo mayor
de cada familia Egipcia murió, esto fue una plaga que Dios envío para hacerle saber a faraón
que el tiempo de la cosecha ya estaba ahí, tenia que dejar salir al pueblo y si no era por las
buenas pues por ordenes de Dios.
Siglos después, cuando Jesús anuncio la cosecha madura en Jerusalén, Él sabia que el juicio
estaba a punto de llegar, años después, Tito y su ejercito invadirían la ciudad y un millón
doscientas mil personas serian acecinadas muchos colgados de cruces y la ciudad misma
seria reducida cenizas. Por esta razón Jesús advirtió a su generación: "...¿No decís vosotros:
Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y
mirad los campos, porque ya están blancos para la siega..." (Juan 4:35).
En el mes de Abib el pueblo de Israel salio de Egipto, veamos lo que dice el 23:15: "...La fiesta
de los panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te
mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará
delante de mí con las manos vacías..." El 23:16 nos dice: "...También la fiesta de la siega, los
primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a
la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo..." El 34:22 nos
dice: "...También celebrarás la fiesta de las semanas, la de las primicias de la siega del trigo, y
la fiesta de la cosecha a la salida del año..." Cada vez que predicamos la palabra de Dios y el
Espíritu Santo toca los corazones, la cosecha de almas se esta produciendo.
La Biblia dice que hay una gran fiesta en el cielo cuando un pecador se arrepiente (Lucas
15:7); según nuestras lecturas el pueblo de Israel debía celebrar cada salida de año con varias
fiestas pero una que se menciona una y otra vez es la fiesta de las cosechas.
Invitación:
¿Habrá alguien aquí hoy que quiera ser parte de la cosecha? Le invito a que se levante hoy y
reciba a Cristo como su Salvador personal.
¿Quiere alguien abrir su corazón como un campo fértil, al llamado de Dios? Venga a Él ahora y
entréguele su corazón.
¿Le gustaría provocar una fiesta aquí en la iglesia y en el cielo también? ¡Levante su mano en
señal y venga hoy a Cristo.!! Oraremos por usted.
Hermano usted y yo fuimos llamados a producir; los campos del Señor ya están listos para ser
cegados venga y hagamos fiesta porque almas vengan al conocimiento de Cristo.
Renueva tu mente porque pensar en una siembra desinteresada es una mentira que te impide
cosechar. Debemos reconocer que todo lo hacemos esperando retribución. Amas para ser
amado, pagas los estudios de tus hijos esperando que aprovechen la oportunidad y obtengan
buenos resultados. En casa saben que quien lleva malas notas necesitará de la protección
divina y de todos los ángeles para librarse de la ira de este padre exigente. Incluso
inconscientemente somos generosos esperando recompensa, porque la Palabra dice que “el
que al pobre da a Dios le presta” y sabemos que Él no se queda con nada. Entonces
compartimos de lo que tenemos con la esperanza de que el Señor reconozca en nosotros
personas generosas capaces de recibir Sus promesas. Podrás recoger la cosecha cuando
saques de tu mente la falsa humildad y seas transformado.
Proverbios 10:4-5 recuerda: La mano negligente empobrece; Mas la mano de los diligentes
enriquece. El que recoge en el verano es hombre entendido; El que duerme en el tiempo de
la siega es hijo que avergüenza.
De tu compromiso y entusiasmo depende si quieres ser rico o pobre. No puedes pedir que
Dios te prospere si no eres buen trabajador. Ten cuidado de pretender comprar el favor
divino, estás cometiendo un error si ofrendas y diezmas pidiendo que soporten tu
negligencia. Solamente cosecha quien se esfuerza sembrando bien y cuida la semilla para
que de buen fruto. Además, recuerda que si ya sembraste debes cosechar porque de esa
forma enalteces a tu Padre.
Somos frutos de la cosecha de Cristo
1ra. Corintios 15: 20-23 confirma: Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias
de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también
por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren,
también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las
primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.
1ra. de Corintios 15:35-38 cuenta: Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con
qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes. Y lo que
siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro
grano. Pero Dios le da el cuerpo como Él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo.
Él es el grano de trigo que cayó al suelo y con su resurrección dio el fruto de tu salvación.
Es imposible negar el principio de siembra y cosecha cuando nosotros mismos somos un
resultado de aplicarlo. Nacimos a la vida eterna por una siembra.
La cosecha gloriosa
1ra. de Corintios 15:40-41 confirma: Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero
una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. Una es la gloria del sol, otra la
gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en
gloria.
Hay diferente glorias según la cosecha que obtengamos y no debemos desperdiciarlo por
prejuicios que ni siquiera están sustentados en la Palabra del Señor. El que no cosecha no
recibe gloria y avergüenza al proveedor de la semilla.
Gálatas 6: 6-7 dice: El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al
que lo instruye. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre
sembrare, eso también segará.
Lo que siembres recibirás. Pablo dijo que sembraba en lo espiritual para cosechar en lo
material. Era próspero y no lo negó, incluso podemos leerlo en su carta a los filipenses
cuando dice que tiene abundancia gracias a lo que recibió. Muchos me critican por lo que
tengo pero no se fijan en lo que doy. La calidad de la siembra define la calidad de la
cosecha. Los buenos frutos son bendiciones ante los ojos del Señor.
En 2da. de Corintios 9:8-10 leemos: Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros
toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis
para toda buena obra; como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece
para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y
multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia.
Dios es justo y le da a cada quien según merece. No todos ganan lo mismo en una oficina
como tampoco todos los alumnos obtienen las mismas calificaciones en la escuela. Cada
quien recibe lo que por justicia ha sembrado y cosechado. Dios le dio a todo el pueblo de
Israel lo mismo pero aún así había gente pobre porque no todos aprovecharon la ley de
siembra y cosecha. El oro de los egipcios, el maná del cielo, el agua de la peña, la tierra
prometida fueron repartidos con justicia pero el que se negó a esforzarse recibió justo pago
por su negligencia. Evita ser malagradecido, imita a quienes toman la semilla y trabajan por
la cosecha.
Juan 4: 35-37 nos habla: ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la
siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos
para la siega. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que
siembra goce juntamente con el que siega. Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el
que siembra, y otro es el que siega. Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis;
otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.
Ninguno de los discípulos era agricultor, todos eran pescadores pero Jesús los envió a
cosechar. La Palabra siempre da fruto. Lo vemos en la Biblia desde el Génesis. En este
pasaje sucede lo mismo, la naturaleza se doblega ante Su poder y los milagros tienen lugar
porque se obtuvo la cosecha en el tiempo del Señor.
La gran promesa es que recibirás salario además del fruto de tu siembra. Es parecida a la
recompensa que un padre le da a un hijo cuando finalmente se gradúa de la universidad. Si
el hijo aprovechó la semilla, estudió y obtuvo su título, entonces el padre podrá darle el
dinero para que inicie su vida profesional. Dios te da la semilla para que siembres, te da la
oportunidad de cosechar el fruto y además desea pagarte por hacerlo. Esa es una oferta que
no puedes rechazar. No lo avergüences negándote a recoger la cosecha. Hónralo con tu
esfuerzo y deja que te transforme en un cosechador que se sujeta a Su palabra y sabe
multiplicar las bendiciones que recibe