"Horas Extraordinarias" de Isaac Rosa
"Horas Extraordinarias" de Isaac Rosa
"Horas Extraordinarias" de Isaac Rosa
ISAAC ROSA
precios entre 0,60 y 1 euro); aperitivos coñazo, nada que merezca la pena. Metió el
salados (patatas chips, aceitunas, frutos periódico en la papelera que Aurora
secos; entre 0,75 y 1,20 euros, acababa de vaciar, y puso los dedos sobre
dependiendo de tamaños y presentaciones). el teclado. A ver si termino esta mierda y
Una tercera máquina, de reciente aparición, me la quito de encima de una puta vez.
surte a los empleados con bebidas A dos mesas de distancia, Paloma
refrescantes (0,60 euros la lata de 33 cl.). (treinta y dos años, licenciada en derecho,
De esta forma, cualquier empleado puede tres años de antigüedad en la empresa,
componerse un desayuno suficiente a media 1.150 euros brutos al mes, 14 pagas)
mañana, puente entre el café de primera tecleaba despacio y fruncía los ojos ante el
hora y el almuerzo. monitor. Giró la cabeza, miró más allá de
donde alumbraba su flexo, a la mesa ya
Dos horas después, a las nueve de la vacía y oscura del empleado que acababa de
noche, el tráfico en la autopista era todavía marchar. Joder, se me fue y ni me enteré.
lento, pero el atasco iba desliéndose de Intentó calcular cuánto tiempo podía haber
forma progresiva. En la oficina solo pasado desde la última vez que vio aquella
quedaban ya seis empleados, cuyo tecleo en mesa ocupada. La duración de tres párrafos,
los ordenadores sonaba cada vez más no más de dos o tres minutos. Miró al
cansino. Los teléfonos habían callado hacía pasillo en penumbra, por si aún se veía al
ya más de una hora, y al fondo se veía el marchado. Ya debe estar en el garaje, por
pasillo oscuro y las puertas de los mucho que corra no lo alcanzo. Pensó en el
despachos cerradas. Aurora, contratada por pasillo oscuro, en ascensores silenciosos
una empresa de limpieza, pasaba el trapo que se detienen en plantas deshabitadas sin
por las mesas desocupadas, y también por que nadie los llame; las puertas se abren y
las aún ocupadas, cuyos inquilinos solo ves un pasillo desierto, el brillo de las
levantaban los pies para la escoba o se luces de emergencia, los despachos
retiraban brevemente para que limpiase la cerrados. Vale, espero al siguiente, así,
superficie de la mesa libre de papeles, y mientras, avanzo un poco más el
estos gestos los hacían como autómatas, documento.
sin mirar a la mujer, a la que devolvían un En un lateral, con la mesa junto a la
mecánico ‹‹buenas tardes›› ventana, Ernesto (cincuenta y cuatro años,
Sentado a su mesa, Juan (treinta y cinco bachillerato y universidad laboral, veintidós
años, licenciado en económicas, seis años años de antigüedad en la empresa, 1.925
de antigüedad en la empresa, 1.470 euros euros brutos al mes, 14 pagas y una de
brutos al mes, 14 pagas) tamborileaba con antigüedad a cobrar en febrero próximo)
los dedos sobre el ratón del ordenador. observaba su teléfono móvil que, sobre la
Miró a la ventana, al exterior ya anochecido, mesa, giraba despacio y lanzaba destellos
y después echó un vistazo sin mucho de luz azulina. La vibración del aparato
interés a la oficina, la gran sala diáfana sobre el tablero hacía un ruido como de
parcialmente oscurecida, solo algunos castañeo. Duró casi medio minuto y
flexos escondidos sobre las últimas mesas después cesó, agotado. Unos segundos
ocupadas. Vio cómo se ponía el abrigo uno después, lanzó un breve destello, como un
de los empleados, y sin despedirse se coletazo de la agitación anterior, un
alejaba por el pasillo. Recuperó bajo varias estertor. Ernesto tomó el teléfono, marcó y
carpetas el periódico del día, y lo desplegó esperó a escuchar el mensaje. ‹‹Ernesto, son
sobre la mesa. Abrió la última página, la las nueve y no sé dónde estás. A la oficina
programación televisiva. A ver, a ver. Miró el no te he llamado, porque no me creo que
reloj y después consultó la oferta nocturna. un viernes estés ahí a estas horas. Llámame
Un par de series que le aburrían; una cuando leas el mensaje. Yo quería ir al
película interesante pero cuya duración, híper, pero ya no llegamos a tiempo, así
cortando espacios publicitarios, la haría que iremos mañana. El niño, para variar, no
interminable, y un concurso idiota. Qué me hace ni puñetero caso con lo de fin de
I. ROSA, “HORAS EXTRAORDINARIAS” 3
semana, ya le he dicho que hablarás con él, queda entre tú y yo, ¿estamos? Tú sabes
a ver si lo pones en su sitio al mierda de que la confianza, la lealtad, es un valor en
niñato este.›› Ernesto dejó el teléfono sobre esta empresa, y de ti no espero menos. A
la mesa, miró el reloj y se balanceó unos ver, a ver. ‹‹El comportamiento de la
segundos en la silla giratoria. Hacia la economía, como indican los indicadores
mesa. Hacia el pasillo. Hacia la mesa. Tomó macro-económicos más.›› ¿Más indicativos?
el teléfono, acarició las teclas. Lo soltó en el Indican, indicadores, indicativos. Espabila,
mismo sitio, y reanudó el tecleo en el cretino. Ya está. Podemos empezar con un
ordenador. par de frases ingeniosas, algo brillante. Hay
Envuelto en el humo, espeso y turbio, que seducir al auditorio. Recursos retóricos,
que la luz del flexo dejaba colgando sobre eso es. O apoyarse en anécdotas. ¿Y algún
la mesa, Luis (veintinueve años, licenciado paralelismo histórico? Eso siempre cautiva
en empresariales y máster MBA, seis meses al público. ¿Necesitará que le escriba
de antigüedad en la empresa, 1.320 euros también los saludos y agradecimientos
brutos al mes en 14 pagas) apagó un iniciales? No creo, y pensará que le tomo
cigarrillo en el cenicero que Aurora acababa por inútil si se lo escribo todo. En realidad
de limpiar, el teclado lleno de ceniza que solo necesito unas notas, Luis, ya sabes,
como nieve sucia había resistido en la mesa algo para guiarme. Se trata de una
el paso indolente del trapo. Bueno, bueno. intervención ante un foro muy prestigioso, y
Esto está hecho, un par de horitas y se lo quiero estar a la altura, es decir, que
dejo en la mesa para cuando llegue el lunes. nuestra empresa esté a la altura. Sé que
Coño, Luis, no me esperaba que terminases puedes prepararme algo a la altura, confío
esto tan rápido. Y además está muy bien, en ti. Bueno, bueno.
has hecho un gran trabajo. ¿Qué te parece Frente a Luis, pero mostrándole el perfil,
si comemos juntos y hablamos de aquella según la disposición de las mesas que
posibilidad que te comenté? Bueno, bueno. formaban cruces en el despacho, Carlos
Encendió otro cigarrillo, y dio varias caladas (veintisiete años, licenciado en filología
mientras miraba el documento en blanco en hispánica, dos meses en la empresa, 850
la pantalla. Solo hace falta encontrar el euros brutos al mes, 14 pagas) dio un
modo de empezar, y luego todo viene solo. puñetazo sobre la mesa. En realidad fue un
‹‹En los últimos años, el crecimiento de la puñetazo simulado, sordo, un gesto que se
economía ha hecho posible.›› No, no, esa es pretendía lleno de rabia pero inocuo, una
una fórmula típica. ‹‹Según los indicadores representación para uno mismo y su
disponibles de la economía española, y en conciencia. A tomar por el culo, pensó
concreto del sector que nos ocupa.›› Espera, Carlos. Si hay un horario, hay un horario. No
espera, eso suena tostón, él quiere algo vale la mano amistosa sobre el hombro, la
más especial, para lucirse. Luis, pasa un sonrisa cabrona, Carlos, muchacho, ya sé
momento a mi despacho. Pasa, cierra la que es viernes, pero necesito que me
puerta. Mira, tengo un trabajo especial, que prepares esas carpetas antes de irte, porque
no sé a quién encargárselo, y he pensado en el lunes pasaré muy temprano a recogerlas,
ti. Me gusta cómo trabajas, te vengo de camino al aeropuerto. No te importa,
observando desde hace unas cuentas ¿verdad? Claro que me importa, cabrón.
semanas, y tengo que decirte que estamos Claro que me importa quedarme un viernes
muy satisfechos con tus rendimiento. por la tarde para hacerte tus putas carpetas.
Incluso hemos pensado algunos cambios en El horario, cabrón. No me pagas por horas,
la estructura de este departamento, y no me pagas las extras. Con el horario
créeme que te tenemos muy en mente, nos normal, 40 horas a la semana, 160 horas al
gusta tu estilo y tu, digamos, compromiso mes. A 5,31 euros la hora, en bruto, cabrón.
con el proyecto colectivo de eta empresa, ya Y si empezamos a sumar horas extras, ¿a
me entiendes. Es un trabajo especial, como cuánto me pagas la hora, cabrón? ¿A tres
te decía. Lo haría yo mismo, pero es que no euros? Claro, pero la manita en el hombro.
tengo tiempo ahora mismo, y creo que es Carlos, muchacho, ya sé que es viernes,
una buena oportunidad para ti. Eso sí, esto pero sé que eres un buen chico, con ese
I. ROSA, “HORAS EXTRAORDINARIAS” 4
sentido de la responsabilidad que te han quienes acuden al comedor (pues aún son
inculcado en tu casa, tus padres tan muchos los que prefieren comer en su puesto de
trabajadores, esa filosofía de obrero trabajo, ya que entre bocado y bocado se puede
enajenado, el trabajo más vale que sobre aligerar trabajo), y la nevera y el microondas son
utilizados por la mayoría para conservar
que no falte, el orgullo del trabajo bien
alimentos y calentar las comidas traídas de casa.
hecho, la formalidad heredada de varias
generaciones de trabajadores sumisos, a
mandar, que para eso estamos. Carlos, A las once menos cinco de la noche,
muchacho, sé que eres como ellos, que en Juan buscó en su cartera algunas monedas
el fondo te aplicas, te dejas los cuernos, sueltas. ‹‹¿Queréis algo de la máquina?››,
para hacer el trabajo lo mejor posible, preguntó a nadie, a todos, la fórmula
aunque la empresa te importe una mierda, habitual de cortesía, y sin esperar respuesta
porque son muchos años de otra mano, la salió por el pasillo. Café solo, 50 céntimos.
paterna, en el hombro, en la cabeza infantil, Se acercó a la pared acristalada, que le
hijo, el trabajo bien hecho, mientras haya devolvía su reflejo, el rostro cansado, el
trabajo todo va bien, más vale que sobre faldón de la camisa colgando. Viernes
que no que falte, que nunca te puedan noche, gilipollas. Cogió el vaso en alto, con
acusar de vago, de insolvente, de caradura. el brazo en ángulo recto, el gesto del
bebedor de cubata al acecho, e inició un
paso de baile torpe y casi estático, apenas
Con el comedor, la compañía una vez más se
adelantó a las reivindicaciones de los
un balanceo suave de caderas, siguiendo su
empleados. Era algo que acabaríamos reflejo en el cristal, y silabando una melodía
solicitando formalmente, pues ya hacía algún pretendidamente bailable. Gilipollas.
tiempo que se comentaba su necesidad a la hora Paloma escuchó el ‹‹buenas noches›› de
de almuerzo, cuando la mayoría desplegábamos Carlos, que ya enfilaba el pasillo mientras
en las mesas de trabajo los bocadillos y se colocaba la cazadora. Espera, Carlos,
fiambreras traídos de casa. Ya eran pocos los
gritó, sorprendiendo al resto de empleados.
que preferían el restaurante del polígono, por lo
Me bajo contigo, solo tardo un minuto en
elevado del gasto mensual (menú del día, tres
primeros a elegir, tres segundos a elegir, vino, cerrar el ordenador y recoger mis cosas.
postre y café; 7,20 euros), y por lo poco Como quieras, respondió Carlos, pero me
saludable de ingerir todos los días una comida voy en autobús, no voy para el garaje.
copiosa y ajena a dietas equilibradas (primeros Paloma dudó un instante, con el dedo sobre
platos de cuchara; segundos platos de fritanga; el botón del ratón y el desplegable
los miércoles, cocido completo; los jueves, informático listo para dar la orden de
paella). Además, nadie va a su casa a comer, apagar. Ya, bueno, entonces no me esperes,
pues vivimos lejos, y entre la ida y la vuelta se ya salgo yo en un rato. Carlos hizo un gesto
consumiría la hora y media de que disponemos de despedida con la mano y aceleró por el
para almorzar. Nadie va a casa, y acabamos
pasillo en dirección al ascensor. Dos
perdiendo el tiempo en pasear por el cercano
centro comercial (con el riesgo de consumo minutos después, Paloma, que seguía
superfluo, compras innecesarias), o mirándonos quieta con el mismo gesto, miró de nuevo
los pies sentados en el banco del pequeño el pasillo. Qué tonta, podía haberle dicho
parque hicieron sobre la escombrera. Dentro de que le acercaba, y nos íbamos juntos. Pensó
la oficina, además de la comodidad climática, que todavía podía alcanzarle, acabaría de
podemos aprovechar el tiempo de almuerzo salir del edificio. La parada del autobús
para actividades enriquecedoras. Así, algunos estaba a unos doscientos metros, siguiendo
estudian, otros leen, hay quien hace gimnasia la acera, al final de una calle con edificios
subiendo y bajando escaleras, aunque la de oficina y un par de almacenes, llegando
mayoría preferimos adelantar trabajo, que nunca
ya al cruce con la autopista. Bien iluminada,
falta, y cada hora adelantada es una hora
ganada que tal vez sirva para no salir mucho farolas nuevas, pero. Qué idiota, qué idiota.
más tarde de la hora de fin de jornada. De ahí la Recuperó en la pantalla el documento
buena acogida que tuvo la instalación de un cerrado, y empezó a teclear con rabia.
comedor en la inútil sala de reuniones de la
segunda planta. La gran mesa es suficiente para
I. ROSA, “HORAS EXTRAORDINARIAS” 5
Ernesto detuvo el tecleo pero sin apartar dedos al teclado, esta vez para escribir de
los dedos de las últimas teclas pulsadas. verdad, continuar el trabajo. Tras un par de
Miró de reojo al teléfono que de nuevo minutos, recuperó el teléfono y lo encendió.
vibraba loco sobre la mesa. Agachó Lo dejó sobre la mesa y siguió tecleando,
levemente la cabeza para ver bien el aunque cada pocos segundos miraba de
nombre familiar que mostraba la pantalla, y reojo al cacharro.
enseguida ahogó el castañeo con el tecleo Luis encendió otro cigarrillo, el cenicero
enérgico en el ordenador, compulsivo, puro de nuevo lleno, las pavesas cayendo sobre
ruido, como un piano frenético el teclado, sobre el tablero negro, sobre sus
jdfbuewgfbuebufbuebuf- pantalones. ¿Cómo era aquel cuento de las
befnksnkdnksmndiksndnks- vacas y los prados cercados? Algo sobre el
esfuerzo colectivo y la suma de
difhdsnsndnksndksmnkd
individualidades que desemboca en el
por fin se detuvo el teléfono, y unos beneficio común. Vacas, cercados.
segundos después, cuando esperaba la Ganaderos egoístas pero en el fondo
señal del mensaje dejado en el buzón, provecho para el bien de la comunidad. Lo
empezó otra vez a vibrar y guiñar luces. común, suma de los unos. ¿Era realmente
Ernesto reanudó el tecleo sin sentido un cuento favorable, o una crítica al libre
dgnjdnfjndjfbusbuodnskdnksmnkdb- mercado? A lo mejor lo leí en algún panfleto
nuxbcnsdmlsginisnduobusdns- anarcoide, de esos que reparten en mi calle
mndmsd esos piojosos. Podemos buscarlo en
Google. Era una buena historia, no muy
hasta que el aparato descansó. Tras manida, serviría para comenzar la
unos segundos de calma, emitió su último conferencia. ‹‹Buenos días, señoras y
destello, flojo. Ernesto desatendió el aviso señores. Gracias por darme la oportunidad
de mensaje y siguió tecleando un rato. Se de intervenir en un foro de prestigio como
levantó, se acercó al bidón de agua, llenó el este. Es un honor y una responsabilidad
vaso y se lo bebió en varios sorbos, dirigirme a ustedes. Déjenme empezar
mirando por el ventanal. Por la autopista ya contándoles una historia. Imaginen un
solo pasaban camiones, y pensó en las campo, un enorme prado. Y diez ganaderos,
rutas nocturnas, la cabina oscura y la radio cada uno con su pequeña explotación.
sintonizada en cualquier programa de Pongamos vacas. Deciden cercar el prado,
confesiones insomnes, la camaradería de dividirlo en parcelas individuales.›› Algo así,
los conductores, los bares habituales, los pero cómo seguía. Google, búsqueda
viajes internacionales, varios días de ida y rápida: “vacas cercado prado ganaderos”.
vuelta. Volvió a su mesa y cogió el teléfono, Nada, demasiados resultados y ninguno
marcó y espero a escuchar la grabación con parece válido. “vacas cercado prado
la voz chillona, conocida. ‹‹Ernesto, cariño, ganaderos economía libre mercado”.
parece que lo haces a posta. Es más, yo ‹‹Señoras y señores, es una historia sencilla,
creo que lo haces a posta, para joderme, rural, pero que nos dice más del
que no me coges el teléfono para funcionamiento del libre mercado que todos
preocuparme. No me voy a acostar hasta esos pesados manuales de economía para
que no llames, y ya hablaremos, qué coño ejecutivos.›› Luis, esto es genial, es una
es esto de desaparecer y ni avisar. Tu hijo, gran historia, a la altura de ese foro y ese
ni puto caso, se ha largado y ha dicho que público. Me encanta lo de la vacas y los
se la suda lo que le diga. Has oído bien, que ganaderos. Instruir deleitando. Horacio,
se la suda. A su madre. Pero claro, tú no prodesse et delectare. Google. Podemos
estás aquí para poner en su sitio a ese meter algún latinajo, siempre adorna. O
mierdecilla, y así nos va en esta casa. Llama alguna cita de autor. Citar a los maestros
de una vez, joder, que ya está bien.›› antiguos. Incluso citar a Marx.
Ernesto apretó un botón y desconectó el Irónicamente, claro. El enemigo en casa.
teléfono. Lo guardó en el bolsillo de la Desnudo y desarmado, aquí les dejo este
chaqueta, colgada en su silla. volvió los cadáver calentito, señoras y señores. Más
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bien citar a Hayek. O Friedman. A ver, tocó los riñones sobrecargados. Fuera, en la
Google: “Hayek libre mercado”. 56.700 calle, se oyó un frenazo y enseguida el
resultados solo en español. “Hayek vacas acelerón de un coche. miró el reloj, las dos
cercados ganaderos libre mercado”. Su y media de la madrugada. Noche de caza.
búsqueda – Hayek vacas cercados Dónde vas tan sola a estas horas, ¿quieres
ganaderos libre mercado – no produjo que te lleve a alguna parte? Anda, sube
ningún documento. conmigo, una chica tan guapa no puede ir
por ahí en plan caperucita, que hay mucho
La relación de la compañía con sus
lobo suelto. Ven, lo pasaremos bien. Se
empleados se basa en la confianza. Aquí no ha frotó de nuevo los ojos, en un gesto que se
reloj ni ficha para controlar las entradas y pretendía representativo, sobreactuado. Se
salidas de los empleados, lo que posibilita una giró hacia los tres empleados que
flexibilidad horaria de la que solo abusan los continuaban trabajando, inmunes al
tres o cuatro aprovechados de siempre, cansancio, a las horas acumuladas. ¿Os vais
comportamiento que puntalmente es a marchar alguno pronto? Es por si me
denunciado por quienes nos vemos espero, que ya estoy acabando. Juan
perjudicados por su actitud insolidaria. La respondió con un movimiento negativo de
confianza se manifiesta también en la entrega
cabeza y apretando los labios. Ernesto miró
de una llave del edificio a cada empleado. Eso
facilita la autonomía de cada uno, pues
a Paloma, miró el reloj, volvió a mirar a
podemos permanecer en la oficina hasta la hora Paloma y tardó unos segundos en
que sea necesaria, sin tener que depender de responder: no, yo todavía tengo para un
horarios de cierre de las puertas. Además, no es rato. Luis ni siquiera contestó, hipnotizado
extraño que algunos tengamos que venir un frente a la pantalla en blanco.
sábado o un domingo para aligerar carga de Ernesto llevaba un par de minutos con el
trabajo atrasado, y podemos entrar y salir con teléfono en la mano, dándole vueltas,
nuestra propia llave sin que nadie nos pida
acariciándolo, rozando las teclas sin interés.
cuentas.
Finalmente, se levantó y salió por el pasillo.
Paloma se giró brusca ante su movimiento,
A mitad de una frase, Juan ceso su pero se tranquilizó al verle salir en mangas
tecleo. Sábado. Domingo. Pensó en el fin de de camisa. Al final del pasillo, junto al
semana como un panel vertical lleno de ascensor, entró en el cuarto de baño. Se
casillas en blanco, que esperaban ser lavó las manos, frotándolas con lentitud. Se
rellenadas. Limpieza del apartamento. echó agua en la cara, se miró en el espejo
Compra en el hipermercado. Piscina. Cine, unos segundos, mientras las gotas le
películas pendientes. ¿Televisión? Alquilar colgaban de la nariz, la pechera empapada.
alguna película porque los sábados por la Sacó del bolsillo el teléfono. Abrió la puerta
noche, infumable la programación. Deben para comprobar que no se acercaba nadie y
de pensar que todo el mundo sale los volvió a cerrar. Marcó y esperó unos
sábados por la noche, o que están cenando segundos. ‹‹Nuria, soy yo. ¿Estabas
en casa con amigos, esas cenas estúpidas dormida? Vale, no te pongas nerviosa, no
de parejitas, anfitriones con recetas pasa nada. Escucha. Déjame hablar. Nuria.
originales, invitados que ponen el vino, Si me dejas hablar te cuento. O te callas o
música brasileña, conversaciones cuelgo. Vale. No me di cuenta de tu
ingeniosas, y que acaban con juegos de llamada, lo tenía sin sonido. Acabo de coger
mesa, anecdotario amarillento, chistes el mensaje. Ya sabes dónde estoy, no
fáciles, risa alcoholizada. Deben de pensar empieces en plan histérica. Te lo dije esta
que los únicos que ven televisión un sábado mañana, que tenía una cena de trabajo. No
por la noche son viejos atontados y te enteraste porque estabas dormida, coño.
matrimonios aburridos. Y algún gilipollas Si madrugases como yo a lo mejor te
soltero y con pocas habilidades sociales. enterarías de lo que te digo por las
Sábado sabadete. mañanas. Una cena, sí. Con el responsable
Paloma se frotó los ojos, miró el reloj sin de departamento, no lo conoces. Sí, es una
fijarse en la hora, se recostó en la silla, se mujer. No estamos cenando ya, claro, tú
I. ROSA, “HORAS EXTRAORDINARIAS” 7
crees que íbamos a estar cenando a estas lameculos. Mira, Luis, sabemos que trabajas
horas. Estamos tomando una copa, para mu bien, estamos muy contentos contigo,
terminar de hablar. De qué vamos a hablar, pero es que Ernesto lame el culo como
tú qué crees. De escaparnos juntos, de nadie, compréndelo. Esa forma de pasar la
mandarlo todo a tomar por culo y largarnos. lengua por el ojete, pocos como él, con la
Eres boba, pues de qué vamos a hablar, de lengua dispuesta a cualquier hora del día o
trabajo. No empieces o te corto. No montes de la noche. Son muchos años ya en la
el numerito que estoy cansado. No sé a qué empresa, conoce bien cada centímetro de
hora llegaré, todavía tardaré un rato. No sé culo directivo, tiene una lengua veterana,
si iré a dormir, depende de si tiramos par encallecida ya de tanto culo rebañado. Es
adelante con el plan de fuga. Qué idiota nuestro hombre, lo siento, otra vez será.
eres, no pillas una. Anda, duérmete, que ya Cabrones.
apareceré cuando tenga que aparecer. ¿El
niño? Ya le diré dos cosas cuando le vea, La compañía se preocupa sinceramente por
pero tú eres su madre, a ver si se nota. No que entre los empleados reine la armonía, el
te hace ni puto caso porque eres una entendimiento, la ausencia de conflicto, incluso
blanda, coño, porque siempre me toca a mí la amistad o las relaciones personales más allá
hacer de poli malo. Ché, ché, no de lo laboral, siempre que no interfiera en el
empecemos con las lágrimas de cocodrilo. rendimiento. A este propósito debemos
De cocodrilo he dicho. Que no me montes el iniciativas como la cena de empresa navideña, o
numerito, que no tengo tiempo ahora. Te la cena previa a las vacaciones veraniegas. En
voy a colgar. Te lo he avisado, te voy a ambas se realiza esa actividad tan querida y
esperada por los empleados, popularmente
colgar. Duérmete y déjate de tonterías. Te
llamada “amigo invisible”, por la que los
voy a colgar como no te. Adiós.›› empleados tenemos la oportunidad de gratificar
Al fondo del primer cajón de su a nuestros compañeros con regalos, desde el
escritorio, Luis encontró un cigarrillo anonimato, lo que elimina personalismos y
reseco. Lo encendió y miró hacia sus envidias, pues en el fondo es como si todos
compañeros. Cabrones. Luis, mira, aquello regalasen a todos o, en definitiva, como si la
que hablamos que habíamos pensado para propia compañía, entendida desde un punto de
ti, lo de la reestructuración del vista orgánico, regalase a todos, y todos le
regalásemos a la compañía. Las cenas de
departamento, verás, es que tú llevas poco
empresa son una buena ocasión para certificar
tiempo en la empresa, y hemos pensado en la buena salud de la compañía, en lo que al
Juan, con cuyo rendimiento estamos componente humano se refiere. Los empleados
también muy satisfechos. Juan es un gran podemos expresarnos libremente, ayudados por
trabajador, su entrega a la empresa es total. el alcohol y la buena comida. Ahí se escuchan
No duerme, no come, no mea. Está pegado bromas, cotilleos y hasta graciosas imitaciones,
a su mesa, como un centauro. Trabajadores pero siempre dentro de los límites del decoro y
así es lo que necesitamos en esta compañía. del respeto a los demás. En las cenas de
No es que no estemos satisfechos con tu empresa no hay jerarquía, no ha obediencias
trabajo, Luis, al contrario. Pero es que más allá de las que impone la cortesía, e incluso
esta se relaja por una noche. Todos somos
Paloma trabaja muy bien. Fíjate, le pedí ayer
iguales, todos comemos lo mismo, todos
este informe, y por la mañana ya lo tenía en pagamos lo mismo. Al final, nos mezclamos con
mi mesa. No como lo que te pedía ti, ese nuestros directivos, que dan muestras de su
trabajo especial, todavía estoy esperando. humanidad no tan distinta de la nuestra,
Cabrones. ¿Es que no tenéis vida fuera de la participando en las bromas, bailando con la
oficina? ¿No os espera nadie en casa? ¿No misma torpeza que los demás, y hasta
vivís, hijos de puta? ¿Pensáis que por vomitando juntos en los aseos, mano a mano
quedaros hasta más tarde, por ser el último con el más insignificante de los empleados.
en salir, vais a compensar vuestra
ineficacia? Sacos de mierda. Se piensan que A las cinco de la madrugada, y mientras
el jefe llega el lunes y pide al segurata las el documento se imprimía, Juan, recostado
grabaciones de las cámaras para ver quién en su silla, observaba a Paloma, ella de
fue el último en marcharse. Cabrones,
I. ROSA, “HORAS EXTRAORDINARIAS” 8
casa de tus amigos, llevamos el vino, no soy gesto, casi sin palabras, baste para que un
muy bueno contando chistes pero soy lameculos acuda a su despacho. Quiere
buena pareja para el mus. Espérame, hablar, quiere hablar y que le escuchen.
Paloma. Espera. Quiere que sus palabras impresionen,
Luis se distrajo un momento al ver salir asusten. Quiere que le chupen el culo a él,
a Juan, apresurado, ni siquiera había quiere que alguien le pase la lengua por el
apagado el ordenador, como huyendo por el agujero, despacito, con dedicación, con
pasillo. Volvió a mirar al monitor, el experiencia. Quiere que las trabajadoras
documento en blanco. Pasa Luis, que quiero rían sus bromas, que le sigan el coqueteo y
hablar contigo. Mira, aquello que habíamos acepten la copa al terminar la jornada.
pensado, pues olvídalo. Yo pensaba que Quiere reuniones interminables, quiere
eras algo mejor que el resto, que estabas a presentaciones en PowerPoint que
la altura. Pero me equivoqué. Espero que al concluyan en aplausos. Quiere sentir la
menos sirvas para lameculos. La envidia en los ojos cercanos, el desprecio, la
competencia es dura en el terreno de los rivalidad, la inferioridad. Quiere comidas de
chupetazos rectales, pero si entrenas y negocios, copas de negocios, alterne de
practicas con cierta frecuencia, llegarás a negocios. Quiere puente aéreo, quiere taxis
ser un buen comemierda, y algún día sin medida. Quiere hoteles de ejecutivos a
tendrás tu pequeña gratificación, cuando la salida de las ciudades, con todo incluido.
tengas ya la lengua encallecida. Metió los Todo incluido, todo. Quiere prestigio.
dedos en el cenicero y empezó a remover el Quiere hablar aquí, ante ustedes, que le
contenido, rescatando las colillas que no inviten a foros como este y pueda encargar
estaban completamente consumidas, las su intervención a cualquiera de sus
que conservaban alguna hebra de tabaco lameculos, encargarla un viernes por la
más allá del filtro. Tomó una colilla y la tarde y encontrarla el lunes por la mañana
encendió, quemándose los pelos de la sobre su mesa. Quiere, por supuesto, un
nariz, ese olor a cerdo chamuscado, pensó. aumento de sueldo. Quiere ganar más.
Dio dos caladas, las dos únicas posibles, y quiere ganar mucho. Quiere amortizar con
la apagó. Movió los dedos en el aire, como creces los miles de euros gastados en un
el pianista que calienta tendones antes de máster en el extranjero. Quiere irse de casa
empezar el concierto, y se lanzó a teclear: de sus padres, sin compartir piso, pudiendo
‹‹Señoras y señores. Permítanme en primer elegir el barrio. Quiere entrar en el banco y
lugar agradecer la oportunidad que me que el director salga a recibirle, pase a mi
brindan al poder intervenir en un foro del despacho, estaremos más cómodos, ¿quiere
prestigio de este, ante una audiencia de su tomar algo? Quiere cambiar de coche.
categoría. Me gustaría constarles una Quiere cenar fuera cuentas veces le parezca.
historia sencilla, que creo podrá ilustrar las Quiere invitar. Quiere viajar. Quiere sentir
reflexiones que quiero compartir con que todo esto merece la pena, que
ustedes. En la historia hay un empleado, un compensa, que hay mucho que ganar, todo.
trabajador de medio pelo, que acaba de Todo››.
entrar en una empresa y es ambicioso, no Luis apretó la tecla de borrado y las
se conforma con su puesto, ni con su palabras fueron desapareciendo de la
sueldo, ni con tener que compartir un pantalla, como una carcoma que devoraba
despacho diáfano con otros empleados. Es todo hasta dejar el documento en blanco de
joven, y ambicioso, lo que debería ser una nuevo. Se recostó en la silla, se impulsó con
redundancia, aunque raramente lo es, me los pies para rodar hacia atrás. Avanzó por
temo. Este empleado quiere más, lo quiere el despacho sentado en la silla, tomó
todo. Quiere un despacho propio, para velocidad y se lanzó contra el ventanal, sin
empezar. Quiere una cajita de metacrilato fuerza suficiente ni para dolerse las rodillas
llena de tarjetas con su nombre y un puesto al golpear. Pegó a frente al cristal, caliente
directivo escrito a continuación. Algo en por el sol que ya había sacado el cuerpo
inglés, manager de algo. Quiere poder, entero. Vio a lo lejos un hombre trajeado
claro. Quiere levantar el teléfono y que ese que saltaba la valla quitamiedos y echaba a
I. ROSA, “HORAS EXTRAORDINARIAS” 13
andar por la autopista, por el arcén, a paso verano y el solsticio con un gracioso
ligero, hasta perderse de vista bajo un conjuro y algunas bebidas alcohólicas; la
viaducto. Le pareció que era Ernesto, pero fiesta de Carnaval, cuando a los empleados
no estaba seguro. Vio en la acera a Paloma, se nos permite acudir al puesto de trabajo
que salía corriendo del garaje del edificio, disfrazados, siempre que nuestros trajes no
descalza, abriendo la boca sin que se atenten contra el decoro esperado en una
escuchase su grito, y continuaba corriendo compañía como la nuestra, y de hecho la
por la calle que bordeaba el polígono hacia mayoría nos limitamos a utilizar un discreto
el cruce con la autopista. La vio tropezar y antifaz o una peluca; y la fiesta de la
levantarse sin pausa, seguir la carrera con Navidad, cuando los empleados formamos
las rodillas magulladas. Vio salir del garaje un belén viviente en el hall principal del
a Juan, que llevaba en la mano los zapatos edificio, para el que nos disfrazamos en
de Paloma y movía la otra mano mientras función de los personajes que previamente
gritaba en dirección a ella, aunque el son asignados por sorteo. Solo los
acristalamiento doble tampoco permitía oír protagonistas principales, la sagrada
su voz. Vio a Paloma llegar al final de la familia, los reyes magos y las bestias del
calle, saltar la valla quitamiedos y cómo, portal son designados directamente por la
histérica, hacia señales a un coche solitario, dirección en función de los méritos
que se detuvo. Ella gesticuló algo al acreditados durante el año por los
conductor, y subió a bordo. El coche se agraciados.
puso en marcha y desapareció. Vio a Juan,
que tiraba los zapatos en una papelera y se Isaac Rosa, Ana Valero, Ricardo Rodríguez.
metía las manos en los bolsillos para echar Tres relatos sobre la plusvalía. RHM FLash,
a andar por el polígono, sin prisa, como 2012. Ebook
quien pasea un sábado por la mañana, bajo
el sol recién amanecido.