Proyecto de Tesis ODEC
Proyecto de Tesis ODEC
Proyecto de Tesis ODEC
Enseñanza y aprendizaje son dos aspectos de una misma realidad. Solo se puede decir
que se ha enseñado cuando se puede demostrar que el aprendizaje se ha producido. Por
otro lado, la idea que tenemos de aprendizaje influirá en nuestra idea de enseñar.
Conviene, entonces, detenernos a revisar que es el aprendizaje y cómo se produce. Sólo
así podremos saber qué hacer para promoverlo.
La palabra aprendizaje viene del latín apprehendere que significa adquirir, coger,
apoderarse de algo. Etimológicamente aprendizaje sería hacer propios los contenidos
tratados en el acto educativo, pero en realidad se trata de un proceso mucho más complejo
que merece ser analizado desde diferentes enfoques. Decimos que existe el aprendizaje
siempre que se modifica el comportamiento de una persona: cuando esta piensa o actúa
de forma diferente; cuando ha adquirido nuevos conocimientos, habilidades motoras,
destrezas intelectuales, actitudes, valores y sentimientos. Por eso, aunque los psicólogos
no se ponen de acuerdo totalmente, hablan del aprendizaje como un cambio temporal o
permanente en la conducta, en la disposición para actuar y/o en los conocimientos, que
es resultado de la practica o de la experiencia.
Estrategias de Aprendizaje
(Schumaker & Desler, 1992) La estrategia es definida como la forma personal en la que
un individuo asume una tarea de aprendizaje para aprender un contenido o lograr realizar
determinadas tareas de manera efectiva y eficiente. Enseñar estrategias de aprendizaje
implica enseñar cómo aprender, en vez de enseñarles solo contenidos específicos.
Gestión de recurso o control ambiental. Tiene que ver con el uso inteligente de los
medios y recursos disponibles del contexto externo. Incluye aspectos como administrar
el tiempo, recrear ambiente propio al estudio, solicitar ayuda académica y saber adónde
acudir o acudir a profundizar en información. Este tipo de estrategias, en lugar de
enfocarse directamente sobre el aprendizaje tendrían como finalidad mejorar las
condiciones materiales y psicológicas en que se produce ese aprendizaje Gran parte de
las estrategias incluidas dentro de esta categoría tiene que ver con la disposición afectiva
y motivacional del sujeto hacia el aprendizaje.
Las estrategias de aprendizaje son actividades o procesos mentales que llevan a cabo los
estudiantes intencionalmente durante su proceso educativo con el propósito de facilitarlo
(Beltrán, 1993; Monereo, 1994; Pérez, 2010). Se distinguen de los procesos y técnicas de
aprendizaje (Beltrán, 2003). Mientras los procesos tienen que ver con la puesta en marcha
de las operaciones mentales en el proceso de aprender (por ejemplo: la atención, la
comprensión, y la adquisición), las técnicas son actividades operativas fácilmente visibles
(por ejemplo: hacer un resumen o esquema). Entre los procesos y técnicas se encuentran
las estrategias, las cuales no son tan visibles como las técnicas, ni tan encubiertas como
los procesos (por ejemplo: organizar la información para comprender el significado). Son
reglas que permiten tomar decisiones apropiadas en relación con un proceso determinado,
en el momento oportuno. El uso de estrategias de aprendizaje implica que el o la
estudiante tiene un plan de acción. Cuando el/la estudiante sabe lo que hay que hacer para
aprender, lo hace, y lo controla, está en la posibilidad de continuar aprendiendo en forma
independiente o autónoma.
Estas tácticas representan el esfuerzo que el/la estudiante tiene que hacer para procesar,
entender y adoptar la información que recibe en el proceso de enseñanza – aprendizaje
(Tay, 2013). Son las actividades que realiza para dar sentido a la información (Kafadar,
2013). Se han hecho distintas clasificaciones de las estrategias de aprendizaje (Hartley,
1998; O’Malley y Chamot, 1990; Oxford, 1990; Riding y Rayner, 1998; Weinstein y
Mayer, 1985). Sin embargo, la mayoría de las clasificaciones separan las actividades que
se relacionan con habilidades de tipo cognitivo y las que se relacionan con las de tipo
afectivo (Gagne y Driscoll, 1988). Este trabajo se basa en la clasificación de Gargallo,
SuárezRodríguez y Pérez-Pérez (2009), quienes toman en cuenta tres dimensiones
relacionadas con el aprendizaje: voluntad, capacidad y autonomía (querer, poder y
decidir). La clasificación de Gargallo, Suárez-Rodríguez y Pérez-Pérez (2009) se
fundamenta en las definiciones de Pintrich y Gooth (1990); Pintrich, Smith, García y
Mckeachie (1991); Pozo y Monereo (1999); y Roces, Tourón y González (1995). La
clasificación aglutina dos tipos de estrategias: (1) las que ponen en marcha el proceso de
aprendizaje y ayudan a sostener el esfuerzo (motivacionales, afectivas, metacognitivas,
control de contexto e interacción y manejo de recursos); y (2) las estrategias relacionadas
con el procesamiento de la información, aspecto ineludible en la sociedad actual
(búsqueda, selección, procesamiento y uso de la información).
Educación religiosa en el sistema educativo peruano
Las áreas deben considerar la diversidad del país y la necesidad de los estudiantes, de
manera tal que el docente logre programar considerando que hay capacidades,
conocimientos y actitudes que se pueden ir desarrollando paulatina e independientemente
del área misma. No hay que confundir área con curso, porque ello nos lleva a fracasar en
la interrelación necesaria para una formación integral del estudiante. (DCN, 2009, p. 38)
DCN (2009) reiteró definiendo que “las áreas curriculares son organizadores del currículo
que, al momento de realizar su programación, toman en cuenta las características
particulares de los y las estudiantes, sus necesidades, sus creencias, valores, cultura,
lengua”. (p. 39). La orientación pedagógica del área de educación religiosa como el
diseño curricular nacional nos indica que, de la programación anual, surge la unidad,
módulo y proyectos de aprendizaje. De estos instrumentos pedagógicos se elaboran
sesiones de aprendizaje para concretizar en las aulas con los estudiantes. La educación
peruana a traviesa una situación crítica; según el Programa Internacional para la
Evaluación de Estudiantes (PISA) 2015, aún ocupa los puestos de 62 por abajo. Esto
indica que tenemos que ajustar el diseño curricular a la realidad nacional y presupuestar.
Sesión de aprendizaje
DCN (2006) definió que la sesión: “es la interacción que se produce entre el profesor, el
alumno y el objeto de aprendizaje; así como entre los mismos alumnos”. (p.42) La sesión
es el desarrollo de lo planificado en la unidad de aprendizaje. Debe tener principio y fin.
Se considerarán métodos, procedimientos, técnicas, así como materiales, recursos,
ambiente y las situaciones de evaluación que servirán para la toma de decisiones. En el
área de educación religiosa se emplea la metodología catequética del ver, juzgar, actuar,
revisar y celebrar; estos pasos motivan en su proceso de aprendizaje planificado y
organizado para cada día de encuentro. Es un momento de reflexión, práctica y diálogo,
sobre todo un acompañamiento al estudiante.
La evaluación de aprendizaje
Según el DCN (2009) definió que; El área de Educación Religiosa parte del valor
humanizador de lo religioso para el desarrollo y la formación integral de todas las
dimensiones de la persona, entre las que se encuentra de modo constitutivo, la capacidad
trascendente, espiritual y moral. (p.437) En la Educación Secundaria, los jóvenes
adolescentes se hacen constantemente preguntas acerca de la vida, sobre sí mismos y
sobre la existencia. Ante estos tipos de interrogantes el área de Educación Religiosa
enfatiza y propone los valores que forman parte del proyecto de Dios: la dignidad, el
amor, la paz, la solidaridad, la justicia, la libertad, y todo cuanto contribuye al desarrollo
de todos y cada uno de los miembros de la gran familia humana.
Según Ley General de Educación 28044 (2003) mencionó que: El profesor es agente
fundamental del proceso educativo y tiene como misión contribuir eficazmente en la
formación de los estudiantes en todas las dimensiones del desarrollo humano. Por la
naturaleza de su función, la permanencia en la carrera pública docente exige al profesor
idoneidad profesional, probada solvencia moral y salud física y mental que no ponga en
riesgo la integridad de los estudiantes. (p. 56) En toda área educativa la disposición y
pasión del profesor son determinantes, el docente acompaña al estudiante en búsqueda de
la verdad. En este escenario del magisterio, el profesor de Educación Religiosa, cumple
una misión determinante, la de anunciar el Evangelio, acompañar al bautizado hacia
Jesucristo. El docente es consciente de que su posicionamiento y actuar personales suelen
ser más formativo que instructivo. Además de calidad pedagógica, el estudiante debe
encontrar calidez relacional en su profesor de Religión. El profesor tiene que ser
convencido de su labor pedagógica, un facilitador por vocación que está al servicio de los
estudiantes, ser un agente elemental que contribuya en la construcción de la sociedad más
justa. Juan Pablo II (1991), en su discurso sobre la enseñanza de la religión católica en la
escuela exhortó: A los profesores de religión es justo, ante todo, reconocerles el trabajo
generoso y competente que realizan al servicio de las nuevas generaciones. Solicito, por
tanto, a las autoridades competentes que aseguren a los profesores de religión lo que les
es debido (…) al mismo tiempo, exhorto a los profesores de religión a desempeñar
siempre su tarea con el esmero, la fidelidad, la participación interior y, frecuentemente,
con la paciencia perseverante de quien, sostenido por la fe, sabe que realiza su propia
labor como camino de santificación y de testimonio misionero. (p. 4)
La doctrina cristiana, definida y enseñada por la Iglesia, no es algo difusa y variable, sino
que forma un conjunto de verdades bien determinadas, que los fieles han de conocer para
vivir su fe. Las orientaciones para el trabajo pedagógico en el área de Educación Religiosa
lo sostienen: Para DCN (2006) “consiste en conocer, comprender y ser capaz de aplicar
las enseñanzas que se recogen de las fuentes doctrinales”. (p.10) Esta capacidad favorece
la reflexión metacognitiva del estudiante, ayuda al joven a desarrollar su capacidad de
aprender a aprender, analizar las fuentes doctrinales, comparar el mensaje doctrinal con
su realidad y establecer criterios cristianos. DCN (2009) definió la comprensión doctrinal
cristiana como: La capacidad de aplicar las enseñanzas que se recogen de las fuentes
doctrinales, para que el estudiante forme su conciencia moral, y actúe con sinceridad
consigo mismo, con Dios y con los demás, ejercitando la responsabilidad personal. (p.
437)
Discernimiento de Fe
En esta capacidad el estudiante: Interpreta la esencia de las fuentes doctrinales, las juzga
y concluye, después de un constante proceso de reflexión personal, ejercitando su
capacidad de pensamiento crítico. Elige formas viables para mejorar la coherencia entre
el mensaje de las fuentes doctrinales y la realidad actual. Busca nuevas posibilidades
ejerciendo su capacidad creativa, sigue dócilmente las inspiraciones de la gracia de Dios.
Interioriza el mensaje cristiano y decide ofrecer un mejor testimonio como muestra de
una auténtica toma de decisiones. Practica actitudes en coherencia con su fe, constituye
una solución concreta a la problemática respectiva. (DCN, 2006, p. 12) El DCN (2009)
explicó que el discernimiento de fe: “es la capacidad reflexiva y analítica que los
estudiantes desarrollan frente a los acontecimientos de la vida y de las situaciones, para
actuar de manera coherente con la fe y ser testimonios de vida cristiana”. (p. 437). En
cuestiones de fe muchos autores destacados han sustentado, así como: Carreira (2011)
explicó la fe en tres maneras: Primariamente FE es una forma de conocer contrapuesta a
la propia experiencia o el propio raciocinio. El segundo significado de la palabra FE se
apoya en el primero, pero no indica la adquisición de nuevo conocimiento, sino su efecto
en nuestro proceder. El tercer significado de Fe no trata de la respuesta humana, sino de
un don de Dios, una Virtud Teologal, inalcanzable por medios humanos, y sin efectos
visibles ni en el nivel de conocimiento ni en la voluntad. (p. 1) El fin último de la
educación de la fe no es solamente que los alumnos adquieran un conjunto de
conocimientos; el fin es la vida de fe; es decir, el despertar de actitudes y convicciones
verdaderamente cristianas. Es necesario enseñar de tal modo que, a partir del contacto
vivo con la verdad revelada y con las enseñanzas de la Iglesia se favorezca la respuesta
personal del alumno a Dios, de modo que la Religión sea, ante todo, vida inspirada por el
Espíritu Santo.
Las actitudes ante el área de Educación Religiosa están vinculadas con las
predisposiciones del alumno para actuar positivo o negativamente con relación a los
aprendizajes. Se espera que un estudiante demuestre disposición para orar, leer la Palabra
de Dios, cantar, realizar dinámicas, respetar las opiniones sin discriminación alguna.
Asimismo DCN (2008) mencionó que los indicadores de las actitudes ante el área pueden
ser algunos de estos: Escucha sin interrumpir Expresa sus ideas sin agredir a los demás
Se esfuerza en conseguir el logro Toma la iniciativa en el trabajo. (p. 477) Asimismo
DCN (2009) definió que la actitud: “es la capacidad que desarrolla el estudiante para
fomentar el amor al prójimo con su testimonio de vida. (p. 445). El estudiante tiene que
ser capaz de responder e intuir, aceptar y corresponder al amor de Dios, a través de los
acontecimientos de cada día. Comprometerse a ser testigo de la vida, muerte y
resurrección de Cristo y dar testimonio de su pertenencia a la Iglesia fundada por
Jesucristo. Se dispone a difundir y construir la civilización del amor, desde su propio
entorno y actúa fraternalmente, inspirado en el mensaje del Evangelio y la Doctrina Social
de la Iglesia. Entonces son predisposiciones para responder ante un objeto, persona,
suceso o fenómeno. Según Triandis (1974), la actitud es: Una idea cargada de emoción
que predispone a una clase de acciones para una clase concreta de situaciones sociales.
Tiene componentes perceptivos, afectivos y de comportamiento y varias clases de
funciones: ayuda a la gente a ajustarse, a defender sus egos, a expresar sus valores y a
comprender el mundo que les rodea. (p.25) Ellas se manifiestan en situaciones concretas
y pueden ser la expresión de uno o más valores. También las actitudes se relacionan con
la voluntad de aprender vencer las dificultades y los temores. El buen emprendimiento
conductual permite al estudiante elevar los niveles de aprendizaje y obtener puntuaciones
altas.
Justificación
Justificación teórica
Justificación práctica
Justificación legal
Gestión de recurso o control ambiental. Tiene que ver con el uso inteligente de los
medios y recursos disponibles del contexto externo. Incluye aspectos como administrar
el tiempo, recrear ambiente propio al estudio, solicitar ayuda académica y saber adónde
acudir o acudir a profundizar en información. Este tipo de estrategias, en lugar de
enfocarse directamente sobre el aprendizaje tendrían como finalidad mejorar las
condiciones materiales y psicológicas en que se produce ese aprendizaje Gran parte de
las estrategias incluidas dentro de esta categoría tiene que ver con la disposición afectiva
y motivacional del sujeto hacia el aprendizaje.