Esfuerzo Cortante en Las Secciones de Hormigón Armado
Esfuerzo Cortante en Las Secciones de Hormigón Armado
Esfuerzo Cortante en Las Secciones de Hormigón Armado
A diferencia de los esfuerzos normales que aparecen sobre la sección cuando una viga de
hormigón armado trabaja a flexión, el fenómeno del esfuerzo cortantes es mucho más complejo,
por tratarse de un mecanismo resistente espacial, en el cual intervienen muchos factores, y aun
hoy en día estamos lejos de poderlos descifrar todos con claridad.
Sabemos que, como variación de la ley de momentos flectores entre dos secciones a lo largo
de la directriz de la pieza, aparece el esfuerzo cortante que actúa sobre la sección transversal de
la pieza.
A lo largo de la historia de la ingeniería se han ido presentando diversos modelos que desde
finales del siglo XIX, hasta nuestros días, no han resuelto la cuestión de manera definitiva.
En cuanto a los fallos por cortante, en los estados límites, existen cuatro efectos principales,
según falle el acero de armar, o lo haga el propio hormigón:
En 1902, Mörsch, propuso el modelo de la distribución de tensiones de corte para una viga de
hormigón armado trabajando a flexión. Siguiendo la teoría clásica de Colignon, de la resistencia
de materiales, Mörsch cuantificó el valor máximo de la tensión tangencial sobre la sección, en la
posición de la línea neutra, y por estar fisurada a partir de este punto hasta la armadura de
tracción, ésta tensión tangencial permanecía invariable.
A principios del siglo XX, Ritter y Mörsch, propusieron el modelo de la viga de celosía asociada a
la sección fisurada, suponiendo que las bielas de compresión en los extremos, estaban inclinadas
a 45º.
Kani, en 1964, propuso una adaptación del modelo de Mörsch, conocida popularmente como
“peine de Kani”, en donde supuso que una vez fisurada la sección por efecto del esfuerzo
cortante, los dientes que aparecían eran como ménsulas que se empotraban en la zona
comprimida, sometidas a la tracción de la armadura longitudinal.
Siguiendo esta línea de investigación, ya en 1999 Collins y Kuchma, demostraron que el efecto
“tamaño” desaparece en vigas sin armadura a cortante, si ésta tiene armadura horizontal
suficiente. En 1984, Baant y Kim, supusieron que la consecuencia más importante de alcanzar
fisuras más anchas era una menor tensión de tracción residual en la superficie de la fisura. Ya
en 1989 Shioya pudo demostrar como el efecto “tamaño” y el tamaño del árido afectaban a la
tensión de corte de rotura.
Pero otra línea de investigación, la propuesta del modelo de bielas y tirantes, muy efectivo para
explicar los fenómenos no lineales, tenía en cuenta la mínima armadura necesaria distribuida en
todas las direcciones, para asegurar la ductilidad suficiente que permitiera la redistribución de
las tensiones que aparecen después de la fisuración.
En 1987, Schlaich mejoró el modelo de bielas y tirantes, incluyendo los tirantes de hormigón
traicionado, coincidiendo con Reineck que propuso el modelo de “dientes”.