23 Cultivos Horticolas Al Aire Libre
23 Cultivos Horticolas Al Aire Libre
23 Cultivos Horticolas Al Aire Libre
1. Introducción
Bajo esta denominación se incluyen una serie de especies y variedades
botánicas pertenecientes al género Cucurbita, cuyo origen geográfico cabe si-
tuarlo en México, América Central y América del Sur (Maroto, 2002). De-
pendiendo de las fuentes botánicas, el género Cucurbita contiene entre 12 y
27 especies, o grupos de especies, de las que 5 de ellas son ampliamente cul-
tivadas en todo el mundo para consumo de la pulpa de sus frutos y/o de
sus semillas, principalmente. El cultivo de calabazas del género Cucurbita es
posiblemente el de mayor antigüedad en Mesoamérica (6.000-8.000 a. C) y
en todo el continente americano, seguido de otros como el maíz, la yuca, las
judías, etc.
En algunas provincias españolas sus semillas son consumidas directamen-
te, normalmente tostadas, y en ciertos países asiáticos de sus semillas se extrae
un aceite comestible. En ocasiones, las flores de la planta se preparan rellenas
y rebozadas, formando parte de platos apreciados y muy elaborados, mientras
que en algunos países asiáticos y africanos, las hojas y las flores de estas plantas
son cocinadas y consumidas como hierbas aromáticas.
Algunas calabazas son utilizadas para la elaboración por fermentación de
bebidas alcohólicas, otras como plantas ornamentales, mientras que una parte
importante de las mismas también son empleadas, sobre todo algunos culti-
vares, como alimento para el ganado.
Actualmente también se están utilizando algunas especies o híbridos in-
terespecíficos como portainjertos de sandía y melón, dado su potente sistema
radicular y su alta tolerancia a determinados patógenos del suelo, como Fusa-
riosis vascular.
Una característica fundamental de los frutos, que normalmente son con-
siderados como calabazas, es su alto grado de conservación tras la recolección
y secado, que en algunos casos puede sobrepasar los 6 meses.
1 Serie CAJAMAR
AgriculturA
CAJA RURAL CAJAMAR Serie
CAJA ARURAL
griculturA
Cultivos hortícolas al aire libre Calabaza
Alfonso Giner Martorell y José Mariano Aguilar Olivert
2 Serie CAJAMAR
AgriculturA
CAJA RURAL CAJAMAR Serie
CAJA ARURAL
griculturA
Cultivos hortícolas al aire libre Calabaza
Alfonso Giner Martorell y José Mariano Aguilar Olivert
3. Cultivo
3.1. Siembra
En la actualidad predomina la siembra en semillero profesional, en ban-
deja de poliestireno expandido para posterior trasplante de la planta con ce-
pellón, aunque todavía se sigue utilizando la siembra directa en campo. Esta
última modalidad va asociada a zonas de cultivo tradicional y con selecciones
propias (no híbridas). Prácticamente, la totalidad de las plantaciones que se
En 1962, Knott, citado por Maroto en 2002, indicó que para una pro-
ducción de 20 t/ha, los niveles de extracción eran de unos 110 kg N/ha, 28 kg
P2O5/ha, 125 kg K2O/ha, 132 kg CaO/ha y 27 kg MgO/ha.
Ensayos realizados en Florida, Sutton (1965), en riego por aspersión y
con dosis crecientes de nitrógeno 0, 56, 112, 168 y 224 kg N/ha, concluyeron
que los rendimientos óptimos se alcanzaban con la dosis de 112 kg N/ha. Con
las dosis más altas los frutos presentaron una piel más rugosa.
En experimentos realizados por Buxade et al., citado por Rodríguez et al.
(2013), se determinó que para un rendimiento de 26 t/ha se requerían 110 kg
N/ha, 58 kg P2O5/ha y 156 kg K2O/ha distribuidos en tres aplicaciones; 25 %
en el momento de la siembra, 50 % a los 30 días y el 25 % restante a los 70 días.
En 1987, Sandoval y Barona, citados por Estrada en 2003 y por Rodrí-
guez et al. (2013), con el cultivar tipo mexicano de la especie C. moschata en
un suelo de buena fertilidad, obtuvieron un rendimiento de 34 t/ha con una
fertilización de 100 kg N/ha, 50 kg P2O5/ha y 250 kg K2O/ha.
En 1988, Swiader et al., citado por Maroto en 2002, establecieron los
niveles de N-nitratos en los pecíolos, para valores deficitarios o suficientes de
N en el suelo. Los resultados óptimos de fertilización nitrogenada se obtenían
con dosis de 44-158 kg N/ha en secano y de 202-269 kg N/ha en regadío.
Como dosis orientativa de fertilización en el cultivo de la calabaza en la
Comunidad Valenciana, para un rendimiento de 30 t/ha, según el nivel de
fertilidad del terreno y el sistema de riego, se podría considerar un aporte de
150-180 kg N/ha, 50-100 kg P2O5/ha y 150-200 kg K2O/ha (Pomares, 2016).
Los planes de fertilización se deben realizar adaptados a las condiciones
particulares de cada parcela, no siendo extrapolables de unas a otras. Hay que
tener en consideración la previsión aproximada de cosecha, ya que en función
de ella las extracciones realizadas por el cultivo pueden variar considerable-
mente. Es importante partir de un análisis de suelo y de agua y tener en cuen-
ta todas las vías de aporte de nutrientes como son los fertilizantes orgánicos,
incorporación o no de los restos del cultivo anterior, aporte de nutrientes rea-
lizados por el agua de riego, etc., que en determinadas circunstancias pueden
suponer una parte muy considerable de las necesidades del cultivo.
3.4.2. Riego
Aunque la calabaza se produce en secano, en las condiciones de regadío se
incrementan notablemente las producciones. El riego es, por tanto, un factor
limitante de la productividad. Un déficit de agua con los frutos cuajados pue-
de producir el aborto de los mismos, mientras que si el estrés hídrico es muy
acusado puede provocar la muerte de la planta. Por el contrario, un exceso de
agua produce una falta de aireación en la rizosfera, provocando que la planta
de calabaza presente unas raíces más gruesas, cortas y con un menor número
de raíces activas, lo que disminuye la absorción de agua y nutrientes. Un en-
charcamiento continuado de la parcela puede llegar a producir la muerte de la
planta por falta de oxigenación en la zona radicular. La calabaza de «Cabello
de Ángel» es especialmente sensible a la asfixia radicular, por lo que no le van
bien los suelos excesivamente pesados (Japón, 1981).
Como normas orientativas en el manejo del riego de la calabaza, se deberá
dar un riego copioso tras el trasplante y unos días después repetir para asegurar
el buen arraigue de las plantas. Durante las primeras fases de cultivo se deberá
restringir en la medida de lo posible la aportación de riego con el fin de obte-
ner un buen desarrollo radicular. Tras el cuajado de los frutos y durante la fase
de crecimiento de los mismos las necesidades de riego se van incrementando
hasta llegar a un nivel máximo. En el período de maduración hay que espaciar
la frecuencia de riego y la cantidad de agua aportada hasta la recolección.
Figura 10. Calabazas gigantes (a), calabaza de Halloween (b) y calabazas decorativas (c)
Figura 11. Pulgón en calabaza (izda.) y síntomas en hoja de Tetranychus urticae (dcha.)
3.7.2. Enfermedades
• Oídios: Sphaerotheca fuliginea y Erysiphe cichoracearum. Son las enfer-
medades más importantes en la calabaza. Los síntomas iniciales son
manchas blanquecinas separadas en el haz de las hojas y que pueden
llegar a recubrirla completamente. La afección puede darse también
en tallos, pecíolos y zarcillos. La fuente primaria de inóculo son las
conidias que son dispersadas a largas distancias por el viento. Se desa-
rrollan a temperatura entre 10 y 32 ºC con un óptimo de 20-27 ºC y
se detienen a 38 ºC. Su evolución puede ser rápida, entre 3 y 7 días,
dependiendo de las condiciones ambientales. Las conidias de este
hongo al contacto con el agua se alteran en mayor o menor medi-
da, por lo que los ataques más intensos suelen darse en épocas con
baja pluviometría. Control: se recomienda la utilización de fungicidas
protectivos y curativos, alternando materias activas y modo de acción
de los mismos. Existen diferencias importantes de sensibilidad entre
especies y cultivares.
• Marchitez gomosa del tallo: Didymella bryoniae. Puede afectar a tallos,
hojas y frutos. En el tallo se desarrollan chancros, normalmente con
exudados gomosos de color pardo. En las hojas se pueden observar
inicialmente manchas aceitosas que evolucionan a color marrón-par-
do oscuro, inicialmente en el borde de las hojas y que pueden llegar
a marchitarla. En los frutos se manifiesta inicialmente con pequeñas
Figura 14. Botrytis en flor de calabaza (izda.) y síntomas de Fusarium en fruto (dcha.)
3.7.3. Virosis
Muchos de los síntomas por virosis que afectan a la calabaza producen en
hojas y frutos diferentes mosaicos, amarilleos, decoloraciones, abullonados,
deformaciones, etc. En ocasiones una misma planta puede albergar dos o más
virosis, como es el caso de la Figura 15.
Figura 15. Frutos abullonados (izda.) y síntomas de clorosis y abullonado en hoja (dcha.)
• Virus de la hoja rizada del tomate de Nueva Delhi, Tomato leaf curl
New Delhi virus (ToLCNDV): afecta a especies de la familia de las
solanáceas y cucurbitáceas, aunque también hay especies arvenses y
otros cultivos a las que afecta. Los síntomas en calabaza son amari-
lleos, moteados, mosaico más o menos intensos en hojas, frutos con
abullonados y rugosidad en la piel. Se transmite por mosca blanca
Bemisia tabaci de modo persistente circulativa.
• Virus del mosaico 1 y 2 de la sandía, Papaya Ring Spot Virus (PRSV) y
• Planchado de frutos: por una escasa vegetación del cultivo, ya sea por
falta de desarrollo del mismo o bien causada por plagas, enfermeda-
des o virus. Los frutos que quedan expuestos a la alta radiación in-
frarroja acompañados de altas temperaturas, pueden presentar zonas
blanquecinas que los deprecian comercialmente.
• Deformaciones y aborto de frutos: pueden ser debidas a diferentes cau-
sas, entre ellas, fitotoxicidad por herbicidas, mal cuaje debido a la
falta de insectos polinizadores o condiciones climáticas adversas en
el momento del cuaje que no permitan a los polinizadores realizar su
función, como son: bajas temperaturas, lluvia, fuertes vientos, etc.
• Granizo: fenómeno meteorológico que puede afectar al follaje o a
frutos. Los frutos más jóvenes son muy frágiles y pueden ocasionarse
daños irreparables en los puntos de impacto.
• Heladas: La calabaza es una planta termófila. No resiste las bajas tem-
peraturas que pueden destruir la vegetación y causar daños en los
frutos cuando se sitúan cercanas a los 0 ºC.
4. Composición y propiedades
Pueden ser consumidas asadas, cocidas, fritas, gratinadas, a partir de mer-
meladas o pasteles elaborados con su pulpa, acompañadas de salsas y como
guarnición de diversos platos.
Macronutrientes
Vitaminas
Minerales
1
Ingesta Dietética de Referencia en base a una dieta de 2.200 kcal. Estos valores pueden ser mayores o menores dependiendo
de las necesidades energéticas particulares.
2
Este valor se estimó realizando la conversión de mg de carotenos a mg de retinol para relacionarlo así con la Ingesta
Dietética de Referencia de Vitamina A.
• Se trata de un alimento con muy bajo valor calórico en virtud del ele-
vado nivel de agua que posee, que lo ubica entre los alimentos selec-
cionados, primordialmente, a la hora de elaborar un plan alimenticio
de descenso de peso.
• Contiene una cantidad no despreciable de fibra bruta (soluble e inso-
luble). En nuestro organismo la fibra participa de varias funciones: la
fibra soluble demora el vaciado gástrico, reteniendo por más tiempo
el alimento en el estómago y generando mayor sensación de saciedad,
característica buscada en los planes para bajar de peso; en el intestino
delgado, la fibra insoluble acelera el tránsito intestinal mejorando la
evacuación mientras que a nivel del intestino grueso constituye un
nutriente esencial para las bacterias benéficas que allí se alojan (García
et al., 2013).
% Var.
2003 2005 2007 2009 2011 2013
2003-2013
Fuente: FAO.
Variación
País 2003 2005 2007 2009 2011 2013 (%)
Fuente: FAO.
Variación
País 2003 2005 2007 2009 2011 2013
(%)
Fuente: FAO.
30.000
25.000
20.000
15.000
10.000
5.000
0
2012 2013 2014 2015
Fuente: FEPEX.
8.000
7.000
6.000
5.000
4.000
3.000
2.000
1.000
Fuente: FEPEX.
4.500
4.000
3.500
3.000
2.500
2.000
1.500
1.000
500
0
Países Bajos Portugal Grecia Francia Italia Alemania Bélgica R. Unido Extra UE
Fuente: FEPEX.
3.000
2.500
2.000
1.500
1.000
500
0
ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic
Exportación Importación
Fuente: FEPEX.
12.000
10.000
8.000
6.000
4.000
2.000
0
Com. Valenciana Andalucía Reg. Murcia Extremadura Cataluña Otras
Fuente: FEPEX.
8.000
7.000
6.000
5.000
4.000
3.000
2.000
1.000
0
Valencia Almería Murcia Alicante Badajoz Barcelona Granada Tarragona Cádiz Otras
Fuente: FEPEX.
2.500
2.000
1.500
1.000
500
0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Fuente: Magrama.
1.400
1.200
1.000
800
600
400
200
0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Com. Valenciana Andalucía Castilla y León Reg. de Murcia
Fuente: Magrama.
Castilla y León
10
Andalucía
33
Fuente: Magrama.
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