Criollada Peruana

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LA CRIOLLADA

La criollada es una mentalidad arraigada en el peruano medio y aunque a menudo solo


origina una cómplice sonrisa es, por definición, un abuso que parte del oportunismo;
una actitud ventajista que se aprovecha del prójimo respetuoso de las normas de
convivencia quien, por no aprovecharse, acaba sintiéndose un tonto.

Aquí tenemos dos definiciones de criollada: (1) creatividad inmoral a la que estamos
acostumbrados; (2) incumplimiento de la ley en beneficio propio. Quien utiliza la
criollada no mantiene su palabra, no le interesa el tiempo ajeno y con su egoísta
actitud solo entorpece el camino a ser una nación de primer mundo.

Las aptitudes son, desde luego, desvergüenza e ingenio; facultades que serían
inherentes al agente (pues las tendría “por toneladas”)

Engaño: Parte de la Criollada

Es un obvio derivado de criollo en la lengua familiar del Perú. Según el


oficial Diccionario de americanismos (2010) criollada tiene los sentidos positivos de
“conjunto de criollos” y “costumbre o tradición propia de ciudad”, además de los
negativos de “engaño o estafa” e “incumplimiento de la ley en beneficio propio”

Aunque suenen parecido, bien distinto es ser criollo que hacer una criollada. Para
nosotros, la criollada es un ejercicio diario, una forma de vida aplaudida y celebrada.
Sacar ventaja de cualquier situación que se nos presente y colarse es una criollada.
Exigir que nos den por lo que no hemos movido un dedo por conseguir es
una criollada que linda con la mediocridad. Lo que hacen los políticos más que
palomilladas son perradas mediocres que nacen de la criollada. Robar luz, contratar
por asesor a la nana. Decir que son buenos maestros cuando no han pasado primaria.
Argumentar con vales de pollo toda la plata que gastan. Denunciar que lavan patas,
que planchan camisas y lavan corbatas son maniobras acriolladas. Cuando muriendo
de la risa cruzamos por la pista y no usamos el puente que hay a pocos metros es hacer
la criollada..

Criollada y Corrupción

La famosa criollada, en el fondo, es la semilla de la corrupción. La criollada peruana -


esa manera de sobrevivir que hemos desarrollado los peruanos a lo largo de nuestra
historia, a través de la cual buscamos sacar el máximo provecho con el mínimo
esfuerzo- es una de las barreras más importantes para la innovación.

La mal llamada creatividad peruana, el recurseo, no favorece a la innovación, sino la


bloquea. Es un mal que nos afecta y que está en todos los niveles y actividades.

Montesinos fue aplaudido por criollo, por pendejo. ¡Ese Montesinos es la c...! ¡Ta' que
ese tío es la muerte! Lo mismo decíamos de Fujimori. Si elegimos un presidente
decimos ¡Que robe pero que haga! Eso es, en esencia, nuestra virtud deformada a
punta de criolladas. Por cada criollo que queda, miles hacemos criolladas. "Sobre mi
pecho llevo criollada" es una bonita frase que deberíamos tener tatuada.

Criollada: Costumbre Peruana

Según la definición oficial, un “criollo” es aquel descendiente de europeos


(principalmente, españoles en el caso peruano) que ha nacido en un país
hispanoamericano. De la misma manera, alguien que quiere “acriollarse”, es quien
busca adoptar las formas, costumbres, estilo de vida, etc. de un criollo para parecerse
o ser semejante a él: he ahí al “acriollado” y hasta este punto, todo el vocabulario en
perfecta coherencia y además, con vigencia reconocida y registrada por la Real
Academia Española (RAE) pero ¿qué sucede con la palabra "criollada"?.

Resulta que dicho término no aparece en el diccionario de la RAE, vale decir… es un


peruanismo no reconocido oficialmente, pero que sí tiene un significado
que Wikipedia recoge nítidamente: con connotación negativa, la expresión se refiere a
aquellos marginales, a los mal llamados "vivos", al lumpen, a quienes estafan a otras
personas. Todo un asco de definición, pero muy real.

Según la misma fuente, el término en Perú se originó por "la costumbre de los
descendientes de españoles de viajar por el interior del país, donde tomaban con
engaños las posesiones de los habitantes locales (los pobladores andinos)
cometiendo delitos, abusos y maltratos, siendo inmunes a la ley o la justicia por la
corrupción existente". Entonces, en pocas palabras, "criollada" es la indebida y
dolosa capacidad de "agarrar de cholito" a alguien impunemente.

Formas de Criolladas
"Cutrear", "meter cabeza", "pelar"; no pagar una deuda, robar cable o energía eléctrica
del vecino, robar agua y llenar piscinas a través de conexiones clandestinas, "coimear"
a un policía (o a cualquier funcionario público para lograr cualquier propósito personal
o empresarial) son formas contemporáneas de "criolladas". Lo mismo no devolver un
libro, un disco o cualquier cosa que nos presten; ser impuntual, sacar ventaja de
cualquier situación que se nos presente, colarse en una fiesta sin ser invitado (gran
ejemplo nacional llevado al cine: ¡“Cachín”!), "zamparse" en cualquier fila sin respetar
el orden, manejar mal para "ganarle" a otros conductores, cruzar la pista (la calzada)
sin usar los puentes peatonales que están a pocos metros, exigir algo haciendo
engreído escándalo, plagiar, hacer "lobby", lograr algo con el mínimo esfuerzo, etc..

Beneficiarse a costa o en desmedro de un tercero y más aún, lograr reconocimiento y


celebración por ello es "la criollada suprema"; eso se deja notar mucho en el mundo
del hampa, donde los malhechores se esmeran en mostrar el producto de sus actos
delictivos (léase, el botín o los bienes adquiridos como resultado del delito) como si
fueran galardones por un trabajo lícitamente realizado y también se aprecia en la
política, escenario en el cual muchos de sus protagonistas son cínicos, mentirosos,
verdaderos delincuentes profesionales que estafan a la ciudadanía y destruyen sus
expectativas con pana, elegancia y con sueldos muy bien pagados.

El "estado criollo".
El "estado criollo" fue ese aparataje gubernamental heredado del virreinato, que se
mantuvo intacto y vigente aún luego de la (supuesta) independencia declarada en
1821 y que fue una forma de organización abusiva en la que unos pocos impusieron un
estilo de gestión pública que en la práctica, significó sólo la búsqueda del propio
beneficio y el común y corriente atropello de "la demás gente": ahí está la "criollada
institucional" (cabe comentar que "la demás gente" eran los naturales de las diversas
etnias andinas y costeras que sobrevivieron al coloniaje, los negros, los chinos, los
mestizos y todo aquel que, en general, no pudiera gozar -por herencia o mérito- del
sistema de privilegios feudales que se instituyeron desde el siglo XVI).

El problema es que el "estado criollo" se ha mantenido hasta hoy, bajo la forma de


entidades estatales llenas de presuntuosos funcionarios quienes, desde el cargo más
alto al más bajo, en el fondo no son otra cosa que "personajillos" hambrientos de todo
(de dinero, de figuración, de reconocimiento, de mejora socio económica sea como
sea, etc.) que, en vez de cumplir con su función de servir al público eficientemente y de
trabajar con eficacia para el beneficio de los ciudadanos, hacen exactamente todo lo
contrario: es que el lactar de la teta gubernamental (que se nutre con el dinero de
todos) y ser un burócrata inútil pero bacán y que hace mofa de la necesidad de los
clientes de entidades estatales, es también una "gran criollada".

Sobra comentar que la "frescura" (el cinismo), el ser "ayayero" del jefe, "franelero"del
candidato o político de turno y "el ser criollo" (ergo, tener capacidad para cometer
"criolladas institucionales") son aspectos básicos de quien aspira a ocupar un cargo
público permanentemente pero además, constituyen signos que caracterizan y -al
parecer- son motivo de orgullo para muchos burócratas dignos de llamarse como tal:
algo pésimo si consideramos que, salvo algunas excepciones, las instituciones del
Estado (ministerios, policía, educación, salud, justicia, municipios) están plagadas de
este tipo de gentuza.

Una rara "virtud".

Resulta paradójico que, aunque sabemos que es algo negativo y a menudo somos
víctimas, la "criollada" sea aplaudida como una "virtud" y hasta a veces sea reconocida
como una especie de habilidad necesaria para sobrevivir que ya no es exclusiva de
descendientes de europeos nacidos en estas tierras, ni de burócratas o políticos
canallas.

Entonces... ¡que viva el "criollismo”!

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