Estabilización y Protección de Cauces
Estabilización y Protección de Cauces
Estabilización y Protección de Cauces
1 Introducción
Los lechos y márgenes de los cauces naturales están sujetos a procesos de erosión cuando
circula por ellos un determinado caudal de flujo. En este capítulo se analizan los aspectos
fundamentales que se deben tener en cuenta al abordar un estudio o proyecto de
estabilización o protección de márgenes en un cauce natural.
Estos aspectos o factores están relacionados tanto con la geotecnia como con la hidráulica
fluvial, es decir son factores geomorfológicos y geotécnicos y factores hidráulicos, estando
muchos de ellos relacionados con ambas disciplinas a la vez.
El capítulo finaliza con una breve visión general de los métodos utilizados actualmente en la
protección de márgenes.
La influencia de la duración de una avenida concreta sobre la estabilidad de los márgenes del
cauce puede ser incluso mayor que la magnitud de dicha avenida. El inicio de la erosión en las
márgenes es similar al inicio de la misma en el lecho, es decir requiere más energía para vencer
la resistencia inicial que para mantenerla una vez iniciada. En el caso de los márgenes, la
resistencia creada por la vegetación y otras fuerzas cohesivas, así como la propia resistencia
estructural de las partículas del suelo, debe ser vencida primero. Una vez que el margen queda
expuesto, el proceso erosivo avanza mucho más rápido y cuanto más tiempo dure la
exposición del mismo al flujo de avenida mayor será el efecto de la erosión sobre el mismo.
La resistencia a la erosión de los márgenes de un cauce está íntimamente relacionada con las
características de los materiales que constituyen los mismos. Los materiales se pueden
clasificar en: cohesivos, no cohesivos y estratificados. La relación que tiene lugar entre los
procesos erosivos y el tipo de material que constituye el margen se analiza en apartados
posteriores de este capítulo.
En este punto se pretende destacar los parámetros de carácter geotécnico que más influencia
tienen en la estabilidad de los márgenes de un cauce, así como mostrar los tipos de fallos que
más frecuentemente se producen en los márgenes de los ríos.
El suelo se puede definir como un agregado de partículas minerales las cuales se pueden
separar mediante el empleo de medios mecánicos suaves, a diferencia de la roca dónde los
minerales están conectados mediante fuerzas de carácter fuerte y permanente, no
permitiendo normalmente su separación por los mismos métodos. En general serán los
márgenes de cauces formados por suelos los que van a requerir su protección frente a la
erosión inducida por el flujo circulante, y no así los constituidos por roca, a no ser que ésta se
encuentre alterada o deteriorada por algún motivo.
- Suelos cohesivos: agregados de partículas finas y con formas planas originados a partir
de la descomposición de rocas químicamente inestables.
El diferente origen de estos dos tipos de suelos se refleja perfectamente en sus propiedades,
así el conocimiento de un suelo granular se determina por la energía de su masa mientras que
en los suelos cohesivos es la energía superficial de las partículas la responsable de sus
características de cohesión, plasticidad y cambios volumétricos.
La tensión de rotura de un suelo se define como la máxima resistencia que puede oponer ese
suelo a una fuerza externa sin romperse. Si se sobrepasa ese valor, se produce un fallo en el
suelo que suele traducirse en la aparición de superficies de deslizamiento. Uno de los factores
que más influencia tiene en la determinación de la fuerza resistente de un suelo al
deslizamiento es la presión intersticial ó subpresión. Un incremento de ésta disminuye la
resistencia del suelo a un valor que se suele denominar tensión efectiva de rotura, la cual se
puede expresar matemáticamente como la suma de dos términos, la cohesión efectiva y la
fricción interna efectiva:
El caso normal es que la rotura de los suelos que forman los márgenes de un cauce pertenezca
a una categoría intermedia entre los extremos anteriores, es decir suelos cohesivos con
fricción interna.
La resistencia a la erosión de los márgenes de un cauce está directamente relacionada con las
características del material del que están constituidos. Estos materiales se pueden clasificar en
tres clases: cohesivos, no cohesivos y estratificados.
Los márgenes de cauces compuestos por materiales no cohesivos son normalmente depósitos
heterogéneos de arenas, limos y gravas. Es muy raro encontrar un margen de un cauce natural
totalmente incoherente, ya que normalmente existe un cierto grado de cohesividad debido
bien a la presencia de limos o de pequeñas fracciones arcillosas presentes en la mezcla, o bien
por la existencia de vegetación, cuyas raíces aportan cohesión. Sin embargo cuando la
estructura primaria del material que constituye el margen está formada por partículas sueltas,
éste se considera no cohesivo.
La erosión en márgenes constituidos por este tipo de material puede ocurrir de dos formas:
- Movimiento del material granular que forma la base del talud del margen, el cual
depende del tamaño de la partícula, del ángulo del talud y de factores de carácter hidráulico
como la velocidad del flujo y la turbulencia. El movimiento del material en esta forma causa
erosión en la parte baja del talud provocando un deslizamiento del material de la parte alta del
mismo para mantener un talud compatible con el ángulo de rozamiento interno del material
que lo constituye.
Las principales causas de erosión en este tipo de márgenes son la saturación y el drenaje. En
suelos cohesivos con un drenaje deficiente la dificultad de disipar las presiones intersticiales
provoca un aumento del peso específico del material y una reducción de la tensión interna. El
fallo de un margen constituido por este tipo de terreno se produce normalmente por
deslizamiento de masas de suelo a lo largo de la superficie de rotura. En este mecanismo de
fallo tiene mucha importancia la altura del margen, debido a que ésta condiciona el peso del
bloque deslizante. Este mecanismo de fallo queda ilustrado en la Figura 2.3.
Los márgenes de cauces formados por materiales compuestos ó estratificados son los más
comunes en la naturaleza, al mismo tiempo que los más complejos, ya que son el producto de
la deposición de sedimentos por el río en tiempos pasados. Están constituidos por capas de
materiales con diferentes características en cuanto a tamaño, permeabilidad y cohesión. Esto
hace que las capas de material no cohesivo, más sensibles a la erosión superficial, pueden ser
parcialmente protegidas por las capas adyacentes constituidas por material cohesivo,
haciéndolas más estables, y al mismo tiempo las no cohesivas pueden servir de ayuda al
drenaje de las cohesivas en situaciones de saturación. Sin embargo estas capas de material no
cohesivo pueden ser fuente de inestabilidad del margen debido a fenómenos de filtración
interna, pudiendo causar el fallo de éste. Este mecanismo de fallo queda ilustrado en la Figura
2.4.
4.- Características del fluido y de los sedimentos
Considerando, en principio, como fluido el agua, las propiedades más relevantes en relación
con el tema que aquí se trata son: peso específico, densidad y viscosidad.
• Peso específico
• Densidad
Se define como la masa de una sustancia contenida en la unidad de volumen. La densidad del
agua varía con la temperatura, si bien, habitualmente se adopta un valor constante de 1000
kgm/m3.
• Viscosidad
Es la propiedad que tienen los fluidos para resistirse al movimiento o a tener una deformación
angular. Generalmente, en la Mecánica de Fluidos se habla tanto de la viscosidad dinámica
como de la cinemática. La primera es inversamente proporcional a la velocidad con que se
produce la deformación o desplazamiento de las partículas y se designa como ¡i, mientras que
la segunda es la relación entre la viscosidad dinámica y la densidad del fluido, designándose
por v. La única diferencia entre ambas es que la viscosidad dinámica posee las tres
dimensiones físicas fundamentales: masa, longitud y tiempo, mientras que la viscosidad
cinemática posee solamente dimensiones de longitud y tiempo.
La viscosidad se ve influenciada por la temperatura. Los valores para el caso del agua
considerando una temperatura de 20°C son:
El material granular está formado por partículas sueltas, de tal forma que la fuerza que un
líquido debe ejercer para moverlas es función del peso de cada partícula y del rozamiento.
Los materiales cohesivos están formados por partículas muy pequeñas unidas unas con otras
por fuerzas cohesivas que oponen resistencia a la separación de Ias mismas. La fuerza de
cohesión que impide el transporte de las partículas por la corriente del flujo es mucho mayor
que el peso de la partícula. Generalmente estas partículas se transportan en suspensión
debido a su reducido peso.
Sin embargo, los sedimentos naturales están formados por una gran variedad de partículas,
con diferentes tamaños, formas y velocidades de sedimentación, por lo que el
comportamiento de una partícula aislada, sometida a la acción del flujo, difiere
completamente de la conducta que tiene cuando forma parte del sedimento como tal.
Por tal motivo, los sedimentos pueden ser estudiados bien como partículas aisladas o bien
como conjunto. En el primer caso las propiedades más importantes son las mencionadas
anteriormente, mientras que en el segundo serían la distribución granulométrica del
sedimento y su peso específico aparente.
El peso específico sumergido de una partícula sólida inmersa en un fluido se define como la
diferencia entre el peso específico de la partícula en el aire y el peso específico del fluido en el
que está sumergida dicha partícula. En el caso del material anterior sumergido en agua, el
valor normalmente tomado es de 1650 Kp/m3.
4.2.2 Forma
Esfericidad: relación entre la superficie de una esfera de la misma densidad y volumen que el
de la p articula y la superficie de la propia partícula. Dado que la esfera presenta la superficie
mínima para un determinado volumen, el valor límite superior de la esfericidad es la unidad.
Estas dos magnitudes son independientes entre sí; así por ejemplo una partícula e n forma de
cubo tendría baja redondez y alta esfericidad frente a una partícula en forma de disco, la cual
tendría baja esfericidad y alta redondez.
Uno de los parámetros más utilizados para definir la forma de las partículas es el denominado
factor de Corey, cuya expresión es:
4.2.3 Tamaño
El tamaño de la partícula es una de las propiedades más importantes dentro del campo de
estudio de este trabajo ya que influye directamente en la velocidad de sedimentación y como
consecuencia en el arrastre, y por otra parte influye también en la rugosidad del cauce y como
consecuencia en el régimen de velocidades.
Uno de los parámetros más utilizados para caracterizar el tamaño de una partícula es el
diámetro de la misma, el cual se puede definir a su vez de diferentes maneras:
- Diámetro nominal: Diámetro de una esfera cuyo volumen sea igual al de la partícula
- Diámetro equivalente: Dimensión más pequeña de la malla por la que pasa la partícula
- Diámetro de sedimentación: Diámetro de una esfera del mismo material (igual peso
específico) cuya velocidad de sedimentación sea idéntica a la de la partícula.
Cada uno de estos tipos de diámetro resulta indicado para un tamaño diferente de partícula;
así el diámetro nominal es habitual emplearlo para tamaños de partícula grandes (superiores a
las arenas), el diámetro equivalente resulta más adecuado para arenas y el diámetro de
sedimentación para la fracción más fina, la que pasa por el tamiz 1/16 mm. (Límite entre
arenas, limos y arcillas).
Fórmula que corresponde a la conocida Ley de Stokes, la cual es válida para casos de régimen
laminar, y aplicable a las partículas de sedimento que cumplan las condiciones siguientes:
- Re < 0,1
- Partículas pseudoesféricas
- Tamaño de partículas del tipo arenas finas, no inferiores donde aparecen fenómenos
de tipo eléctrico.
Las partículas que forman el sedimento se pueden estudiar como un conjunto. La propiedad
más importante de las partículas así estudiadas, a efectos de nuestro estudio, es sin duda la
distribución granulométrica, siendo otras como el peso específico, la porosidad o el ángulo de
reposo, de menor importancia relativa.
En los tramos medios o bajos de los ríos el cauce está formado por materiales erosionables.
Cuando la energía de la corriente hidráulica es lo suficientemente intensa como para iniciar el
movimiento, en el fondo del cauce se produce un movimiento de partículas que configura una
nueva situación y forma del lecho del río. La superficie en este momento puede no ser plana
sino ondulada, originando las formas del lecho. Estas formas están condicionadas por la
capacidad de transporte del cauce, pero a su vez configuran la rugosidad del contorno que
afecta a la resistencia que éste ejerce sobre el flujo, por lo que se puede afirmar que existe una
relación entre los siguientes parámetros:
Las formas del lecho se producen con toda propiedad en cauces de arenas, mientras que en
ríos de grava y en ríos con materiales gruesos estas formas se presentan de manera menos
desarrollada, presentándose a veces el fenómeno del armado de lecho o generándose
extensas masas de sedimentos, “bancos” de gravas o arenas.
Una vez que los granos comienzan a moverse, y según las condiciones hidráulicas del flujo y las
características del sedimento, el lecho del canal o del cauce puede ser plano o presentar
ondulaciones. La consideración más importante a tener en cuenta cuando se estudia la
resistencia al flujo en cauces naturales está basada en el hecho de que la configuración del
contorno no es fija.
La forma y tamaño de las ondulaciones depende del calado, de la velocidad del flujo y del
diámetro de las partículas. Sin embargo, no existe aún un criterio unificado para predecir
correctamente y de manera precisa la geometría y dimensiones de las formas del lecho. Si se
entienden como formas del lecho las irregularidades del fondo de un cauce erosionable de
tamaño mayor que el de las partículas que lo constituyen, éstas se pueden clasificar en:
c) Dunas
e) Antidunas
Así, cuando se estudia un lecho granular, al incrementar poco a poco el número de Froude del
flujo, la configuración del lecho cambia de condiciones planas a antidunas, pasando por
situaciones intermedias. La figura 2.6 muestra las diferentes formas típicas de las
configuraciones que se pueden presentar en un lecho compuesto de sedimentos.
a) Lecho plano (Plañe Bed): Lecho sin elevaciones o depresiones sensiblemente mayores que el
tamaño más grande de las partículas que forman el cauce.
b) Rizaduras (Ripples): Son ondulaciones triangulares con una pendiente moderada en la cara
aguas arriba y con unas longitudes de onda menores o iguales que la profundidad del flujo. Se
desplazan con cierta celeridad en el sentido del flujo y su distribución en el lecho es irregular.
Generalmente se forman en casos de régimen lento y con diámetros pequeños del sedimento.
c) Dunas: A medida que se incrementa la velocidad del flujo, las ondulaciones se caracterizan
por su mayor tamaño. La pendiente aguas arriba de la ondulación es más suave. Se presentan
vórtices intermitentes en la cara aguas abajo de las dunas que remueven material
continuamente. Si la velocidad del flujo se incrementa aún más estas formas desaparecen,
evolucionando hacia las condiciones de lecho plano y provocando un descenso en la rugosidad
del contorno. Sin embargo, las dunas pueden transformarse directamente en antidunas sin
necesidad de pasar por la condición de lecho plano con transporte.
d) Antidunas: Las antidunas adoptan una forma aproximadamente sinusoidal y, aunque las
partículas se mueven hacia aguas abajo, las ondulaciones pueden permanecer en su lugar o
moverse suavemente hacia aguas arriba. Las antidunas mantienen con el tiempo un proceso
cíclico. Estas ondulaciones se presentan generalmente cuando el régimen del flujo es muy
rápido.