Kabbalah - Las 7 Leyes Hermeticas
Kabbalah - Las 7 Leyes Hermeticas
Kabbalah - Las 7 Leyes Hermeticas
- Ningishzidda
- Thoth
- Quetzalcóatl
- La Serpiente Emplumada o Alada
- Kukulcán
- Xiuhtecuhtli
- El Señor del Árbol de la Vida
- El Señor del Artefacto de Vida
- El Escriba de los Dioses
- El Dios del Equilibrio
- El Señor de la Balanza
- Ifá
- El señor del ocho
- Tehuti, el Medidor Divino.
Todo cuanto hay dentro del Universo pertenece a una creación mental. Nos
movemos, vivimos, creamos, sentimos y pensamos dentro de una mente,
que crea el Todo. Somos parte de él. No existe nada fuera del Todo. Por eso,
por afinidad, nuestros pensamientos atraerán a nuestra vida formas
mentales similares.
La mente, así como todos los metales y demás elementos, pueden ser
transmutados de estado, de grado, de condición, de polo y de vibración. La
verdadera transmutación hermética es una práctica, un método, un arte
mental; consiste en cambiar de naturaleza, de sustancia, de forma,
transformarse en otra.
El ser puede tener relación con los planos inferiores, pero no puede
identificar los superiores. Por ejemplo, el ser humano tiene relación con las
plantas y los animales, los cuales son de un plano inferior, pero ellos no
tienen conciencia de nuestra vida, aunque pudieran interrelacionarse
directamente con nosotros, como en el caso de un animal.
"Como es arriba, es abajo" indica que por ejemplo una hormiga se organiza,
trabaja, tiene un sitio donde vivir, busca una sociedad para vivir, etc. Hacer
todo esto de una manera rudimentaria y sin ninguna conciencia, es
solamente instintivo.
Todo vibra y todo se mueve, desde el Todo, que es espíritu, hasta nuestros
pensamientos y nuestros cinco sentidos. Las moléculas, los átomos,
nuestras células están en continuo movimiento. La cantidad de estos
movimientos marcará la calidad de la vibración. Si es rápida es positiva, si
es lenta es negativa.
Este principio nos explica que en todo hay dos aspectos y que los opuestos
no son más que partes de la misma cosa, diferenciándose únicamente por
su grado o vibración. Por ejemplo, el odio y el amor, el blanco y el negro, el
bien y el mal. Ambos son lo mismo pero con diferente vibración, uno es
positivo y el otro negativo.
Este principio significa que nada se mantiene en el mismo estado, que todo
cumple un ciclo. Es decir, a todo periodo de actividad le sigue otro de
descanso.
En todos los planos y en todos los elementos que los componen se cumple
en forma irreversible esta ley. Por ejemplo: el día y la noche; las estaciones
del año; el contrapunto del verano es el invierno y el de la primavera es el
otoño; las plantas que al período de dar frutos, flores y hojas, le sigue una
etapa en que pareciera que duermen, para luego volver a florecer. El ciclo de
la vida también cumple con esta ley: todo nace, entra en una etapa de
evolución y en cierto punto empieza a declinar hasta que muere.
Este principio nos hace ver que la suerte no existe. Tampoco existe la
casualidad. Todo es una causalidad. Esta ley es la verdad de que toda
siembra tiene su cosecha, de que todo lo que hagas se te devolverá.
Nada escapa a ella. En cualquiera de los diferentes planos que existen, esta
ley se manifiesta, es trascendental, puede reflejarse de una vida a otra. Es la
respuesta de un Universo perfectamente bien organizado, que es la mayor
fuente de abastecimiento para el hombre y para la vida, pero le da a cada
quien lo que ha buscado y lo que merece. No hay error, se trata de una ley
justa, que lo abarca todo, tanto los pensamientos como las acciones.
Para que las cosas salgan como queremos, es necesario expandir nuestra
conciencia, para saber cuál será el resultado de nuestras acciones. Este es
el secreto de los triunfadores, los que pareciera que todo lo que hacen está
limpio de errores, y sus proyectos siempre son un éxito. Ellos conocen el
proceso de esta ley, tal vez de manera inconsciente, pero saben que "x"
pasos producen "y" resultados. Eso es tener conciencia, saber el resultado
final.
Así es en todos los aspectos de la vida. Si analizamos por qué nuestra vida
es como es, podremos saber cuáles son las causas. Esto daría fin a nuestro
karma, ya que esta ley está íntimamente ligada a lo que es el karma. En este
caso no será tan difícil encontrar la causa a nuestros problemas actuales si
nos remontamos al pasado. Pero hay efectos que venimos arrastrando de
vidas pasadas, por eso hay sucesos que no comprendemos, por más que
nos esforcemos por evitarlos siempre salen a flote. Para descubrir su origen
hay técnicas más profundas, como la meditación, las regresiones y la
hipnosis.
A veces sucede que alguien muere sin que podamos arreglar nuestras
cuentas con esta persona. Entonces Dios, que es amor, nos da la
oportunidad de hacerlo en una vida futura. Esa es la mecánica en todas
nuestras facetas. Hasta que no aprendamos lo que necesitamos, no
dejaremos de tener experiencias desagradables.
La mayoría de las veces confundimos el género con sexo, nada tiene que
ver. La palabra "género" significa generar, crear, concebir, producir y va más
allá del plano físico. En los planos más elevados el principio toma forma más
elevada. La palabra sexo se limita a la vida orgánica.
La Sabiduría de Hermes
Finaliza esta sección con tres de los principios o aforismos que se atribuyen
a Hermes Trismegisto:
"No hay mal del cuerpo que no sea antes del alma".
"Si se siente mal no tome medicamento alguno, deje que el cuerpo haga su
trabajo".
"La vejez sobreviene cuando el miedo a la vida hace achacoso el cuerpo".
Sus brazos están trabados, rectos, por lo que no pueden doblar el codo.
Estas personas tienen siempre hambre, pues tratan de alimentarse tirando la
comida al aire, o dejando que se escurra por sus brazos. El resultado es una
atmósfera de constante frustración, locura y caos.
En otra dimensión del espacio paralela hay otro salón de banquetes con una
mesa llena de comida, también está rodeada de personas con sus brazos
trabados. Pero aquí no existe ni locura ni líos, porque estas almas han
encontrado la respuesta ejercitando su sabiduría interna: