Breve Introducción A La Poesía Coreana
Breve Introducción A La Poesía Coreana
Breve Introducción A La Poesía Coreana
La literatura coreana, casi tan antigua como la china y más reciente que la japonesa, acumula
una enorme riqueza prácticamente desconocida para el lector occidental. Oculto entre los
poderosos extremos que constituyen las literaturas china y japonesa, el acervo literario coreano
ha permanecido invisible durante siglos. Sin duda la convulsa historia de la península de Corea
ha favorecido ese silencio. Cerrada a Occidente hasta bien entrado el siglo XIX, debió sufrir
sucesivas invasiones japonesas, la última entre 1910 y 1945, período en que se llegó a prohibir
el uso de la lengua coreana. Con la independencia, después de la segunda guerra mundial, la
sociedad coreana conoció un considerable renacimiento de su identidad, expresada,
principalmente, por la recuperación de su lengua y por un rejuvenecido fervor por la literatura,
por otra parte, nunca abandonadas a pesar de las represiones.
La civilización coreana con cuatro mil años de historia y altamente influida por la cultura china
desde la antigüedad, desarrolla su primer cuerpo poético en caracteres chinos. Esta etapa, con
una temática vinculada a mitos religiosos y leyendas, conoce su florecimiento entre los siglos I
a.C. y X, durante los períodos de los Tres Reinos y del reino unificado de Sil-la. De esta época
data la primera compilación poética, recogida por el monje budista Iryon.
Durante la dinastía Koryo (935-1392) la poesía coreana observó un doble tratamiento. Los
aristócratas desarrollaron el estilo kyonggi, de rígida estructura y dedicado, sobre todo, a cantar
a la naturaleza. El pueblo llano cultivó la changga, o poemas largos, compuestos por numerosas
estrofas de diez o más versos, la mayor parte de ellos de temática amorosa. Por otra parte, el
empleo de tipos móviles de imprenta desde 1234 contribuyó a una mayor difusión de la literatura
entre amplias capas de la sociedad coreana. Hacia el final de la dinastía Koryo surgió la estrofa
más conocida de la poesía coreana, el sijo, de una importancia para Corea semejante a la de las
tankas para Japón. La palabra sijo significa «melodías de la época o del tiempo», y originalmente
sus composiciones fueron concebidas para ser cantadas, acompañadas por instrumentos
musicales. Aunque las melodías se han perdido, muchos de sus textos han sobrevivido. El sijo
era una estrofa de tres versos, compuestos los dos primeros entre 14 y 15 sílabas, y el tercero
por una rígida estructura de 3, 5, 4 y 3 sílabas, es decir, siempre de 15 sílabas. La composición
silábica del sijo quedaba, pues, integrada por un total de 43 o 45 sílabas. La rima no constituía
un elemento imprescindible, aunque pudo estar presente; la aliteración, sin embargo, tiene una
mayor presencia. En el curso de la última dinastía coreana, Choson o Yi, (1392-1910), el sijo
alcanzó tratamientos más elaborados y su temática llegó a cubrir indistintamente la naturaleza,
el amor y otros motivos líricos, incorporándose a ellos poemas filosóficos de ascendencia
confuciana y budista.
La disímil dicción de los poetas que presentamos, su variada temática y sus diferentes
adscripciones generacionales constituyen una muestra significativa de la excelencia alcanzada
por la poesía contemporánea de Corea, una escritura que merece igual atención que la producida
en China y Japón.
A pesar de la tardía presencia en español de textos poéticos coreanos, el lector español ya puede
acceder a algunas de sus figuras cimeras gracias a recientes traducciones publicadas por
Editorial Verbum. Es el caso de los poetas: Han Yung-un (1879-1944), So Chong-ju (1915-1992),
Yun Tong-ju (1917-1945), Kim Chun-su (1922), Chon Sang-byon (1930-1993); y de los poetas
aquí recogidos: Yi Sang (1910-1937), Kim Namjo (1927), Ko Un (1933), O Saeh-young (1942),
Choi Seung-ho (1954) y Ki Hyoung-do (1960).