Analisis Laudato Si
Analisis Laudato Si
Analisis Laudato Si
Pastoral Fundamental
24 de Mayo de 2018
CARTA ENCÍCLICA LAUDATO SI
Pastoral Fundamental
24 de Mayo de 2018
1. PREMISAS
La carta encíclica del Papa Francisco, “LAUDATO SI” es el llamado urgente para proteger
nuestra casa común. Además manifiesta la preocupación de unir a toda la familia. En ella
encontramos las siguientes premisas:
Enriquecer ese análisis con las diversas riquezas culturales de los pueblos, al arte y a
la poesía, a la vida interior y a la espiritualidad, para construir una ecología que permita
sanar todo lo que se ha destruido.
Referencia muy profunda sobre la agenda ambiental, no desvincula ésta de una realidad
social, cultural, económica y política.
Obligación moral de denunciar lo que a su juicio está afectando tanto a las actuales como
futuras generaciones. Las propuestas de solución presentadas tienen un carácter
integral.
Una comunión universal: Siendo creados por el mismo Padre, todos los seres del
universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia
universal, una comunión que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y humilde.
Destino común de los bienes: Dios creó el mundo para todos. Todo planteamiento
ecológico debe incorporar una perspectiva social que tenga en cuenta los derechos
fundamentales de los más débiles.
Coherencia testimonial: No puede ser real un sentimiento de íntima unión con los demás
seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y
preocupación por los seres humanos. Es necesaria una ecología integral (ambiental,
económica, social, cultural y de la vida cotidiana) que posibilite un cambio de rumbo,
una conversión ecológica.
Para analizar el marco contextual de la Carta Encíclica Laudato Si, es importante tener en
cuenta su mismo título. Esta frase, Laudato Si (Alabado Seas), refleja la famosa canción
“Cántico del Sol” de San Francisco de Asís, el santo patrono de la ecología. El subtítulo de la
encíclica, “Sobre el cuidado de la casa común”, se refiere a la Tierra como casa. Por lo cual,
la encíclica se ubica en una época donde se aprecia un verdadero deterioro del ecosistema
(de la casa común) un detrimento que afecta al hombre y la creación entera. Con su solo título,
se deja ver la urgente necesidad de tomar conciencia sobre el cuidado del Planeta Tierra, pues
es en este lugar donde vivimos, un sitio donde se necesita defender la naturaleza, la vida
animal y las reformas energéticas. Por este motivo, el papa Francisco realiza una crítica al
consumismo y al desarrollo irresponsable, con un alegato en favor de una acción mundial
rápida y unificada para combatir la degradación ambiental y el cambio climático.
Durante los últimos años el Magisterio ha ido profundizando en una verdadera aproximación
ecológica, buscando acompañar y dar una respuesta plenamente humana a uno de los
mayores signos de los tiempos. Exige “mirar la realidad con sinceridad” (Laudato Si 61) y llevar
adelante un cambio radical tanto personal como colectivo. Es un mensaje pastoral movido por
la esperanza en la capacidad de la humanidad de superar diferencias y actuar.
El texto de la encíclica papal, escrito con la ayuda de un gran equipo de teólogos, filósofos y
científicos, revela no sólo la gran autoridad moral del Papa Francisco, sino también su
completa familiaridad con muchos conceptos e ideas de la ciencia contemporánea.
Actualmente, una nueva concepción de la vida se ha convertido en la vanguardia de la ciencia
(una visión unificadora que integra las dimensiones biológicas, cognitivas, sociales y
ecológicas de la vida). En el mismo centro de esta nueva comprensión de la vida nos
encontramos con un profundo cambio en las metáforas: de ver el mundo como una máquina
hacia entenderla como una red. Esta nueva ciencia de la vida está siendo desarrollada ahora
por destacados investigadores y sus equipos alrededor todo el mundo. Sus conceptos e ideas
se integran en una gran síntesis en la Visión Sistémica de la Vida. O sea, la vida no se
comprende con elementos aislados, es necesario una buena relación con Dios, uno mismo,
los demás y el entorno.
El mismo papa Francisco presenta su evaluación de la situación del mundo, “lo que le está
pasando a nuestra casa”, dice. Hoy en día, existe un amplio consenso entre los estudiosos,
líderes comunitarios y activistas de que los principales problemas de nuestro tiempo (la
energía, el medio ambiente, el cambio climático, la inequidad, la violencia, la guerra, etc.) no
pueden entenderse de manera aislada. Son problemas sistémicos, lo que significa que están
todos interconectados y son interdependientes. El Papa Francisco está totalmente de acuerdo
con esta reflexión fundamental, lo podemos corroborar en algunos numerales de la Carta
Encíclica:
61. (…) los problemas del mundo no pueden analizarse ni explicarse de forma aislada.
139. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis
socio-ambiental.
175. La misma lógica que dificulta tomar decisiones drásticas para invertir la tendencia al
calentamiento global es la que no permite cumplir con el objetivo de erradicar la pobreza.
Al final de su amplio análisis sistémico y ético de la situación del mundo, el Papa Francisco
concluye que es necesario un consenso mundial para una acción eficaz; convocar y animar a
esta acción, es en cierta manera, darse cuenta de la realidad no tan buena en la que vivimos:
164. Para afrontar los problemas de fondo, que no pueden ser resueltos por acciones de países
aislados, es indispensable un consenso mundial que lleve, por ejemplo, a programar una
agricultura sostenible y diversificada, a desarrollar formas renovables y poco contaminantes
de energía, a fomentar una mayor eficiencia energética, a promover una gestión más adecuada
de los recursos forestales y marinos, a asegurar a todos el acceso al agua potable.
3. MARCO PROSPECTIVO (IDEAL)
I. OBJETIVOS FUNDAMENTALES:
« teniendo en cuenta las raíces éticas y espirituales de los problemas ambientales,
pasar del consumo al sacrificio, de la avidez a la generosidad, del desperdicio a la
capacidad de compartir, en una ascesis que significa aprender a dar, y no simplemente
renunciar. Es un modo de amar, de pasar poco a poco de lo que yo quiero a lo que
necesita el mundo de Dios. Es liberación del miedo, de la avidez, de la dependencia»
Patriarca Bartolomé (No.9)
El desafío de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la
familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral.(No. 13)
El mundo está atravesando tal vez por una de sus peores etapas, a las guerras y el hambre
se le suma la crisis ecológica; estos signos de los tiempos, deben poner los diferentes estados
de vida en una misma sintonía frente a este grave problema. Entre las dificultades que el papa
analiza se encuentran:
Los escases del agua: El Papa afirma sin temor que “el acceso al agua potable y
segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la
sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás
derechos humanos”. Privar a los pobres del acceso al agua significa “negarles el
derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable” (30).
La raíz del problema fundamental de todos estos males que atañen la casa común, dice el
papa francisco, está en el antropocentrismo, en donde el hombre toma como idea principal sus
intereses individuales y su propia satisfacción sin pensar en las consecuencias de sus
apetencias:
Para llegar al ideal de la carta encíclica se proponen unas líneas de acción y orientativas donde
afronta la pregunta sobre qué podemos y debemos hacer.
Los análisis no bastan: se requieren propuestas “de diálogo y de acción que involucren tanto
a cada uno de nosotros como a la política internacional” (15) y “que nos ayuden a salir de la
espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo” (163). Es imprescindible que
la construcción de caminos concretos no se afronte de manera ideológica, superficial o
reduccionista. Para ello es indispensable el diálogo, En la actualidad “Hay discusiones sobre
cuestiones relacionadas con el ambiente, donde es difícil alcanzar consensos, la Iglesia no
pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política, pero necesario un debate
honesto y transparente, para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al
bien común” (188).
Se debe llevar a cabo “un acuerdo sobre los regímenes de gobernanza global para toda la
gama de los llamados “bienes comunes globales” (174), dado que “la protección ambiental no
puede asegurarse sólo en base al cálculo financiero de costos y beneficios. El ambiente es
uno de esos bienes que los mecanismos del mercado no son capaces de defender o de
promover adecuadamente”, por la tanto es mediante el dialogo como se logra la pretensión
integral de la casa común.
Otro camino para llegar a el ideal que se propone en la encíclica es la educación y la formación
puesto que “todo cambio necesita motivaciones y un camino educativo” (15). Deben
involucrarse los ambientes educativos, ante todo “la escuela, la familia, los medios de
comunicación, la catequesis” (213), para que nos que los futuros ciudadanos crezcan con la
conciencia del cuidado integral por la casa común.
El punto de partida de este camino es “apostar por otro estilo de vida” (203-208), que abra la
posibilidad de “ejercer una sana presión sobre quienes detentan el poder político, económico
y social” (206). Es lo que sucede cuando las opciones de los consumidores logran “modificar
el comportamiento de las empresas, forzándolas a considerar el impacto ambiental y los
patrones de producción” (206).