El Amor en El Matrimonio

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EL AMOR EN EL MATRIMONIO

El capítulo comienza indicando que lo dicho en los capítulos anteriores no es suficiente para hablar
de la Buena Noticia del matrimonio y la familia si no nos detenemos en el amor, una palabra que
se ha desfigurado en muchas ocasiones. El primer apartado desgrana, frase por frase, el Himno de
la Caridad escrito por San Pablo en su primera carta a los Corintios. El papa Francisco lo hace así
debido a la importancia de cultivar este himno en la vida diaria de los esposos y los hijos.

1. El amor es paciente.

Esto se relaciona con aquello que se dice en el Antiguo Testamento de que Dios es ‘lento a la ira’. No debemos
dejarnos llevar por los impulsos y hay que evitar agredir a otros, lo que no significa dejar que nos maltraten,
nos peguen o nos usen como objetos. Tiene que ver con que si nos colocamos en el centro del universo, todo
nos impacienta e irrita. Es preciso reconocer la valía de los demás, aunque nos molesten o no sean todo lo
que esperábamos de ellos.

2. Es servicial.

Esta frase está relacionada con la anterior. La paciencia que comentábamos no es pasiva, tiene que reflejarse
en un servicio hacia los demás. El amor no puede ser solo un sentimiento, los cristianos debemos entenderlo
también como ‘hacer el bien’.

3. El amor no tiene envidia.

En el amor no hay espacio para sentirse mal porque otros estén bien. El amor nos hace salir de nosotros y la
envidia nos encierra en el individualismo. Hemos de amar a los demás y mirarlos con los ojos de Dios,
aceptando en el interior que puedan disfrutar de un buen momento. Por lo mismo, el amor nos empuja a
rechazar la injusticia de que algunos tengan demasiado y otros no tengan nada. Eso no es envidia, sino deseos
de equidad.

4. No hace alarde, no es arrogante.

Aprender a amar significa no hablar demasiado de sí mismo y saber situarse en cada lugar y momento, sin
pretender ser el centro. Además, no podemos creernos más que los demás. Esto último es muy importante
en la familia, porque para poder comprender, disculpar o servir a los demás de corazón, es indispensable sanar
el orgullo y cultivar la humildad.

5. No obra con dureza.

Ser amable no es algo que un cristiano pueda elegir o rechazar, es un requisito obligatorio. Para encontrarse
con el otro no podemos ser pesimistas y destacar errores y defectos ajenos. El amor amable genera vínculos,
cultiva lazos, crea nuevas redes de integración… Francisco pone como ejemplo algunas palabras de Jesús, para
que las pongamos en práctica en la familia.

6. No busca su propio interés.

En este mundo nuestro el individualismo ha roto el equilibrio entre el amor a sí mismo y el amor a los demás.
El papa Francisco nos recuerda unas palabras de Santo Tomás de Aquino: ‘pertenece más a la caridad querer
amar que querer ser amado’. Ese amor debe ir más allá de la justicia, hasta el punto de dar la vida por los
demás.

7. No se irrita.

Es bueno indignarse ante la injusticia, pero es negativo si la irritación nos coloca a la defensiva ante los demás.
Dice Francisco que una cosa es sentir la fuerza de la agresividad y otra es consentirla. Nunca hay que terminar
el día sin hacer las paces en la familia, para lo cual no es necesario ponerse de rodillas. Basta con una caricia,
una palabra discreta. “Si tenemos que luchar contra un mal, hagámoslo, pero siempre digamos ‘no’ a la
violencia interior”.

8. No lleva cuentas del mal.

Tal vez se trate de la frase más importante, porque hace referencia al perdón. Ese perdón intenta comprender
la debilidad ajena. Es muy difícil ponerlo en práctica cuando los medios de comunicación y las empresas nos
empujan a buscar más y más culpas y a imaginar más y más maldad, a suponer todo tipo de malas intenciones,
etc… Así, solo conseguimos arraigar el rencor en nosotros. Para conseguir perdonar hace falta un gran espíritu
de sacrificio, y antes de saber hacerlo tenemos que haber pasado por la experiencia liberadora de
comprendernos y perdonarnos a nosotros mismos.

9. No se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.

Es un veneno alegrarse ante las injusticias que se cometen en los demás, nos caigan mejor o peor. Tenemos
que vivir con alegría cuando hacemos un bien a los demás o vemos que al otro le va bien en la vida.

10. Todo lo disculpa.

Esta frase se parece mucho a la que hablaba del perdón, pero no es igual. Aquí, San Pablo hace referencia al
uso de la lengua, a saber guardar silencio sobre lo malo que pueda haber en los demás. Hemos de procurar
contener nuestra lengua para no lanzar condenas duras e implacables, porque el amor cuida la imagen de los
demás, incluso la de los enemigos. Nunca, repetimos, nunca, debemos olvidar esta exigencia del amor,
tampoco en la familia. Hay que aceptar que todos somos una combinación de luces y sombras, incluidos
nosotros mismos.

11. Todo lo cree.

No está hablando sobre la fe, sino de la confianza. En el amor es imprescindible no sospechar constantemente
del otro, de si nos miente o no; tampoco debemos controlar a la otra persona. Hemos de confiar, dejar en
libertad y renunciar a controlarlo todo, a poseer o a dominar.

12. Todo lo espera.

Cultivar la paciencia que decíamos antes significa también saber esperar. Si una persona está en el error,
tenemos que tener la firme convicción de que puede cambiar. Y, además, esta frase no se limita a la vida
terrena, va más allá. El amor hace presente la esperanza en todo su sentido y nos permite ver a los demás con
una mirada sobrenatural, con la esperanza de que alcanzaremos esa plenitud aunque a día de hoy no sea
visible.

13. Todo lo soporta.

Nos dice Francisco que esto viene a significar que sobrelleva con espíritu positivo todas las contrariedades.
Esto es saber mantenerse firme en medio de un ambiente hostil, manifestar una opción por el bien que nada
puede derribar. El ‘odio por odio’ solo se alimenta a sí mismo, hace falta valentía y coraje para romper la
cadena. Y, por eso, en la vida familiar hace falta cultivar la fuerza del amor, que no se deja dominar por el
rencor, el desprecio hacia las personas, el deseo de lastimar o de cobrarse algo.

 ¿Cuál de las características del amor que se han estudiado merecen trabajar más en los matrimonios?

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