33 - Juan Melendez Valdes. A Unos Lindos Ojos

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JUAN MELÉNDEZ VALDÉS (1754-1817)

Ilustrado, introducido en la cultura francesa por su contertulio José Cadalso, fue poeta de
gran fama en su tiempo. Favorecido por Jovellanos y con cargos políticos al servicio de José
Bonaparte, tuvo graves problemas como afrancesado y, tras la guerra civil, huyó a Francia. Es muy
importante como sonetista. En los textos seleccionados en el manual pueden verse las todas las
características de la época, desde su “anacreontismo” erótico a formas rococó, temas casi
románticos (la noche, la pena, la soledad), el amor y, en el último romance, el sentido práctico
ilustrado.
 No te me disculpes (oda anacreóntica): El más sensual de los poemas seleccionados. Bajo
la comparación con el amor de dos palomas, requiere a su Fili y trata de vencer su
resistencia. Empieza y acaba el poema con dos versos iguales, que son la esencia del poema:
“No, no por inocente / te me disculpes, Fili”. Escrito en una serie de versos blancos de arte
menor (heptasílabos), con penúltima sílaba tónica, llana (versos paroxítonos).
 A la mañana, en mi desamparo y orfandad (oda): Es el poema más próximo al
romanticismo: tristeza, soledad, preferencia por la noche antes que por el bello amanecer.
Forma estrófica de estancia, con siete estrofas de trece versos cada una, en los que combina
endecasílabos y heptasílabos. Sangría al inicio de cada estrofa y misma secuencia de rima en
cada estrofa. Versos paroxítonos. En la primera y segunda estrofa manifiesta la belleza del
amanecer y, en la tercera elogia la vida del labrador frente a los “cuidados vanos” a los que
se entrega el hombre de ciudad. A partir de la cuarta estrofa, y hasta el final, cambia
radicalmente el tono y se muestran las características románticas comentadas: al autor no le
interesa ese bello amanecer, prefiere la noche (“Vuelve, pues, rodeada de luceros / ¡oh
noche pavorosa!”), para sufrir sus penas (se supone que amorosas): “quiérote empero más,
¡oh noche umbría!, / que la enojosa luz del triste día”.
 A unos lindos ojos (letrilla): La letrilla es una sucesión de estrofas, con versos de arte
menor, enlazadas con un estribillo. En este caso, toma la forma de un romancillo, con grupos
de seis versos de seis sílabas, encabezados y concluidos por dos versos adicionales que
constituyen el estribillo: “Tus lindos ojuelos /me matan de amor”. Rima consonante, en
cada grupo ABBAAC, de modo que el C rima con el segundo verso del estribillo. El tema
vuelve a ser amoroso, sensual, centrado en los ojos de la “niña” amada.
 El lecho de Fili (silva): De nuevo, el tema es el amor por la amada Fili. Lo que se inicia
como expresión del deseo por la amada en su lecho, acaba, ante su ausencia del mismo,
como un canto fetichista al mismo lecho en el que la amada ha reposado: “¡Oh lecho, feliz
lecho, cuál suspiro / cuando tu suerte y mis zozobras miro!”. Construida como silva, serie
de versos endecasílabos y heptasílabos con rima consonante un tanto aleatoria.
 El despecho (soneto): En este poema, la influencia de Garcilaso es patente. Suena
absolutamente igual que uno de sus sonetos. La única diferencia está en la mención que hace
a “en la ciudad me anego”: Garcilaso sufría sus penas en ambientes bucólicos y locus
amoenus, nunca dentro de la ciudad.
 La lluvia (romance): Es el poema que presenta más rasgos ilustrados. La lluvia,
elemento poético donde los haya, pasa a ser una lluvia “útil”, porque sirve para crear
riqueza. Así lo percibe el labrador: “él, tendiéndose vistoso, / sus inmensos brazos abre”
y “Ven, pues, ¡oh!, ven, y contigo / la fausta abundancia trae”. La forma estrófica es un
romance, es decir, serie de versos octosílabos con rima asonante en los pares. Lo
curioso, en este caso, es que el autor hace sangría no sólo al inicio de cada frase (que es
lo habitual) sino al inicio de cada grupo de cuatro versos, enlazando frases en dos
estrofas distintas.
COMENTARIO DE TEXTO: JUAN MELÉNDEZ VALDÉS. A UNOS LINDOS OJOS.

La composición es una letrilla, un composición parecida al zéjel o al villancico con versos


iniciales en función de estribillo, seguida por una estrofa de seis versos con rima consonante y el
sexto verso que rima con el estribillo que se repite a lo largo del poema.

Esta letrilla es un ejemplo de la poesía del siglo XVIII, cortesana, una poesía de salón o de
reuniones, en definitiva, una poesía de divertimento. En esta época, la poesía debía de ser útil o de
entretenimiento, poco sería y pretenciosa, pero, a pesar de ello, es un alarde de creatividad y
originalidad del poeta. Podría englobarse en el estilo “rococó”.

La letrilla se inicia con un estribillo donde resalta el tema de la letrilla: los ojos. A través de
los ojos ofrece una extensión del enamoramiento que tiene de la amada. “Me matan de amor” es
una hipérbole, una exageración, un tópico universal del amor que mata o muere de amor. El adjetivo
lindo y el disminutivo “ojuelo” quitan transcendencia a la hipérbole.

En la estrofa siguiente, hay polisíndeton, anáforas y paralelismos. Hay descripción porque


hay muchos adjetivos, además hay adjetivos antepuestos para resaltar esas cualidades.

En la segunda estrofa no hay variación en el estilo ni en la construcción, es decir, hay


paralelismo. El autor utiliza el gerundio más adjetivos. Se aprecia un predicativo (doble
complemento, va complementando al sujeto y al mismo tiempo al verbo) en “los ojos clementos
alientan”, función doble. Es hecho es una redundancia del predicativo en la primera estrofa.

En la tercera estrofa se inicia como la segunda, “si” condicional.

En la cuarta estrofa, las “flechas” es un tópico como símbolo de amor y pasión. Valdés
recurre a términos y alusiones muy utilizadas en la Edad Media y épocas posteriores.

Existe una oposición entre la cuarta estrofa y la siguiente. En la esta encontramos la


prresencia de otro predicativo. Para dar un ritmo más continuado y más ágil se utiliza la anáfora y el
polisíndeton, que además da más musicalidad a las estrofas. La presencia del “yo” se refiere al
autor, en la que se centra todo el poema, pues se expresa en la primera persona. Son tópicos del
amor el “se apaga y renace, el goce y el placer”. Este tipo de construcciones son cortesanas.

En la sexta y última estrofa entra en la contradicción de sentimientos porque si la amada


abre los ojos siente el amor de la amada, pero después le ruega que mire hacia otros lado porque su
mirada lo ciega. Aparecen las mismas imágenes de los tópicos de amor: dejar ciego de tanto mirar,
el fuego de sus ojos, etc.

El poema se cierra con el estribillo.

Respecto a la métrica, las estrofas que componen la letrillas tienen medida fija. No hay una
denominación concreta para esos versos de 6 sílabas, podría ser una sextilla o sextina de arte
menor. Hay un recurso métrico “en justo se aïren” que es la diéresis. En el siguiente verso hay 5
sílabas más 1 porque ardor es aguda. El autor se toma licencias métricas en los últimos verso de
cada estrofa porque estos son los que riman con el estribillo.

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