Lacan.
El cuerpo desde Lacan no se entiende como organismo, mientras el organismo nos viene dado, el cuerpo es
una construcción que tiene que hacerse, nace de la palabra. El lenguaje estructura al sujeto, y también al cuerpo
definiéndolo por la estructura del lenguaje y no por los límites anatómicos.
Para Lacan el sujeto y el cuerpo no están separados, en un principio el sujeto nace con un organismo, pero en su
encuentro con los significantes que lo recortan, ambos, sujeto y cuerpo se van construyendo.
El sujeto nace como un organismo, como conjunto de órganos (sujeto mítico) pero en su encuentro con el lenguaje
éste lo recorta con significantes y sujeto y cuerpo se van construyendo. Por estar en el lenguaje, el ser humano está
atrapado en una remisión indefinida de significaciones y por estar en la dinámica del deseo el sujeto es remitido
incesantemente de un objeto a otro.
Para explicar como nace el sujeto deseante Lacan recurre al grafo del deseo. Afirma que en un primer momento existe
un sujeto mítico, el infans, que es un sujeto de necesidades que no ha sido introducido al lenguaje todavía. El infans da
cuenta de su necesidad por medio de un grito, éste grito en su recorrido se encuentra con el Otro -tesoro de
significantes- que sanciona el grito con un significante y por tanto introduce al sujeto mítico al lenguaje. Este Otro que
introduce al lenguaje no satisface esta necesidad primaria, y ésta se pierde definitivamente al igual que el sujeto
mítico.
El sujeto dividido, deseante, en falta, se instaura a condición de que la necesidad se pierda dejando en su lugar el
deseo y la falta. En el momento en que se instaura el sujeto, también lo hace el cuerpo. El cuerpo es leído desde Lacan
en la llamada realidad psíquica - que viene a ser la articulación de los tres registros; real, simbólico e imaginario.
El cuerpo real es concebido como aquello que es imposible de imaginar y de integrar en el orden simbólico de
alcanzar (objeto a) falta, hiancia. Esta falta, es producto del encuentro del sujeto con lo simbólico. Es esta
característica que presta a lo real su cualidad traumática.
Cuando Lacan plantea el registro de lo real, lo plantea también en términos de materia, implica sustancia material que
subtiende lo imaginario y lo simbólico. Esta materia también vincula al cuerpo con su fisicalidad bruta, como conjunto
de órganos -opuesta a funciones corporales imaginarias y simbólicas-.
El cuerpo simbólico remite a una construcción a partir de la introducción del significante, el cuerpo como campo del
Otro y sus leyes. La construcción empieza cuando la Madre erogeniza la carne y la convierte en cuerpo. El significante
hace a la carne cuerpo, inscripción del significante en tanto letra en el cuerpo.
El Otro es el lugar donde se sitúa la cadena del significante, él introduce al sujeto al lenguaje. Cuando el sujeto se
encuentra con esta cadena de significantes y se introduce al lenguaje se produce una pérdida irremediable de la
necesidad -que luego es representada como el objeto a-.
En este circuito es donde el cuerpo se construye por efecto de la introducción al lenguaje a partir de la castración.
Cuerpo capturado por el lenguaje, efecto de la estructura del significante y por ello, portador de mensajes. El cuerpo es
superficie de inscripción de significantes.
El cuerpo imaginario es la superficie, el recinto recubierto por la libido, el cuerpo es el imaginario, es el yosuperficie
e imagen especular. El cuerpo es una imagen que vela la falta -objeto a- i(a). La constitución del sujeto por lo
simbólico no es suficiente, también se necesita un cuerpo, por eso se lo representa en una imagen. Sin esta imagen el
cuerpo como tal no existe a pesar de su existencia orgánica.
i(a) imagen del otro que cubre también la imagen del cuerpo propio. Debajo, lo que soporta la imagen (-) un menos, la
falta. Este menos en una primera versión representará la prematuración orgánica del humano -estadio del espejo-.
El estadio del espejo se constituye en una primera "matriz simbólica" del sujeto y articula imaginario y simbólico. Es
lo simbólico lo que sostiene lo imaginario, el cuerpo se organiza a partir de lo simbólico. La consistencia de ese
imaginario se da en la relación con el ideal del yo, es decir de la posición del sujeto con respecto al Otro (a lo
simbólico).
Finalmente en el seminario 3, Lacan coloca en este registro imaginario a la histeria, su cuerpo y su síntoma cuando
dice que: "la fragmentación anatómica, en tanto fantasmática es un fenómeno histérico". Nada de la anatomía nerviosa
recubre cosa alguna de la que se recubren los fenómenos histéricos. Siempre se trata de una anatomía imaginaria.
Síntoma en Lacan. El síntoma, considerado por Freud como una formación sustitutiva, en Lacan toma el estatuto de
una sustitución simbólica, producto del desplazamiento y de la condensación. Para Lacan el síntoma en un primer
momento en el que su teoría se halla ligada al significante y a la premisa de que "El inconsciente está estructurado
como lenguaje" considera al síntoma como:
• En 1953, el síntoma es un significante porque no tiene un sentido universal, es producto de la historia del sujeto.
• En 1955, se identifica al síntoma con la significación: "El síntoma es en sí mismo, de lado a lado, significación, es
decir, verdad, verdad que toma forma".
• En 1957, el síntoma es metáfora, en la cual la carne o función es tomada como elemento significante. Cuando se
plantea al síntoma como metáfora se le da el lugar de significante. Como significante se halla subordinado al lenguaje
entendido como la palabra que viene del Otro y del cual el sujeto espera su reconocimiento. La metáfora es una
operación del lenguaje en dos tiempos: primero se produce una situación significante, un significante viene en el lugar
de otro. En segundo lugar ésta sustitución conlleva una creación de sentido, crea un plus de sentido. Ésta estructura de
sustitución es la estructura del síntoma.
• Lacan sigue a Freud cuando dice que los síntomas son formaciones del inconsciente, pero agrega un componente
lingüístico cuando dice que el síntoma está estructurado como un lenguaje, de aquí que deriva el síntoma como
metáfora, que, en el caso de la histeria, se encarna en el cuerpo.
En el síntoma histérico el significante del trauma sexual viene a ser sustituido en la cadena significante por el cuerpo
-como elemento significante-.
Para Lacan el síntoma conversivo es una metáfora, donde un significante sustituye a otro. La "lesión" en el síntoma
conversivo es un significante, que se escucha en la medida en que se entra en transferencia simbólica.
El síntoma conversivo implica un cuerpo sufriente que hay que descifrar, no se trata de una verdad, solo nos conduce a
una verdad. En este síntoma que se expresa en el cuerpo tiene una causa, al hablar de causa hablamos de lo real, algo
excluido, que aparece como opacidad, punto de desconocimiento para el sujeto -punto enigmático para el sujeto-. El
síntoma conversivo se encarna en el cuerpo y que el tener una imagen de cuerpo por el lenguaje muestra que este
cuerpo no es anatómico, sino imaginario sostenido por lo simbólico.
Lacan plantea la idea de cuerpo fragmentado para explicar los síntomas conversivos en la histeria, refiriéndose a la
anatomía imaginaria que utiliza para la formación de sus síntomas donde el cuerpo fragmentado se revela a nivel
orgánico. Por eso a nivel imaginario el cuerpo puede correr el riesgo de fragmentarse. De ahí las fantasías del cuerpo
fragmentado que aparecen en el discurso histérico, donde las palabras pueden fragmentarse, olvidarse, dejando un
vacío, cortarse, en los síntomas conversivos y en el delirio que representan una castración imaginaria (Histeria y
Obsesión. 1987.)
La conversión es un síntoma que va ir acompañado de la queja, es a través de la escucha de ésta queja en análisis que
se puede esclarecer la metáfora del síntoma conversivo.
La conversión es muda, es el punto donde el sujeto se muestra como cuerpo dividido por el síntoma. Allí es donde se
padece y se suele aliviar con la queja, como relato del sufrimiento, como alivio.
La queja es un llamado al Otro, es una demanda, un ofrecimiento al deseo del Otro. La histérica, al ofrecer su síntoma
al saber del Otro, se ofrece como síntoma. (Histeria y Obsesión. 1987. Pág. 120)"Su cuerpo se entrega como un
conjunto de partes dispersas y carentes de unidad para que sean la palabra y el deseo del Otro las argamasas que hagan
de "eso" un conjunto"(Braunstein. 1999. Pág. 171) El síntoma conversivo histérico es un significante que se ofrece
para ser revelado por el Otro.
Se puede decir que la histérica con su síntoma no solo mantiene el deseo del Otro sino que se dirige a él. Para Lacan el
síntoma conversivo en la histeria se lee como la división del sujeto que aparece en el cuerpo, el cuerpo como
significante que se dirige al Otro con su síntoma. La histérica muestra que el cuerpo es el lugar del Otro, es decir, el
lenguaje otorga un cuerpo, es el cuerpo atrapado en el lenguaje -es una metáfora y el producir metáfora apunta al ser,
es un punto de detenimiento-.
El síntoma conversivo es una metáfora, mensaje que proviene del Otro y se dirige al Otro, mensaje que sacrifica al
cuerpo biológico caído para siempre, el cuerpo es objeto de una incorporación simbólica.
Conclusiones
En psicoanálisis el síntoma conversivo implica la encarnación en el cuerpo de un conflicto psíquico. La descarga a
través del cuerpo de la energía libidinal que ha sido separada de la representación, desde Freud y Lacan continúa
siendo una explicación válida en la clínica actual. El cuerpo está constituido por un conjunto de zonas erógenas que la
histérica inerva por el conflicto psíquico y se constituyen en las zonas que encarnan al síntoma conversivo. El cuerpo
es un cuerpo erógeno, sin instinto, atravesado por la estructura previa del lenguaje.
Así, la pregunta: ¿porqué la histérica hace síntoma conversivo en el cuerpo?, se explica porque el síntoma es el
sustituto de algo que fue expulsado -por resultar intolerable- de la conciencia, que no ha podido ser representado,
simbolizado. Entonces, el síntoma conversivo puede ser entendido como metáfora, en la medida en que es una
sustitución posible de un sentido y expresa una capacidad de simbolización -aunque no por la palabra-que forma parte
del proceso de creación del síntoma.
La histérica hace significar un cuerpo, por tanto, el síntoma conversivo es una formación del inconsciente interpretable
que se dirige al Otro. El síntoma conversivo tiene la estructura del lenguaje -porque da cuenta del inconsciente que
también está estructurado como lenguaje- es un significante cuyo significado está reprimido, y de lo que se trata, es de
develar el significado reprimido (que es la verdad del síntoma). Como significante, el síntoma conversivo se define
como pregunta que espera la respuesta del Otro. La histérica se ofrece en su síntoma encarnando un mensaje para que
el Otro lo descifre, el síntoma conversivo es un mensaje de un saber inconsciente, es la división del sujeto que aparece
en el cuerpo.
En el síntoma conversivo -analizable e interpretable- lo simbólico invade al cuerpo imaginario, y la lesión orgánica
responde a una frase reprimida. Al ser metáfora, la histérica muestra que el cuerpo es el lugar del Otro, es decir, el
lenguaje otorga un cuerpo, es el cuerpo atrapado en el lenguaje -es una metáfora y el producir metáfora apunta al ser,
es un punto de detenimiento-.
El síntoma conversivo en la histeria se plantea como un enigma que expresa un conflicto y al mismo tiempo lo oculta,
por tanto es enigmático incluso para el sujeto histérico que lo encarna.
Visto desde la clínica, el síntoma conversivo, al ser una lesión significante, puede remitirnos a varios sentidos
posibles, por tanto hacer hablar al síntoma forma parte de introducir al sujeto y al síntoma conversivo en el dispositivo
analítico. Precisamente la palabra lo introduce porque el síntoma responde a la estructura del lenguaje. Recordemos
que el psicoanálisis descubre que el síntoma dice algo, y que solo dejándolo hablar puede sostenerse en la lógica de la
cura, ésta no puede, en ningún caso, consistir en erradicar el síntoma en tanto éste es efecto de la estructura del sujeto.
La particularidad del síntoma conversivo, es la demanda al Otro, es un mensaje que se dirige al Otro esperando una
significación. Este es el elemento que hace actual permanentemente la teoría planteada desde Freud y Lacan dándole
eficacia en la clínica psicoanalítica.
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