Aranibar
Aranibar
Aranibar
Tan cierto como que la ciencia histórica no puede suiza, no distan mucho, en esencia, de la vigorosa
reducirse a la transmisión escueta y nuda del pero distorsionada figura literaria que del Ricardo III
testimonio de las fuentes, es que sin éstas no cabe de Inglaterra fabrica el humanista Tomás Moro, el
función historiográfica alguna. Pero, porque se trata soñador de Utopía, de cuyas manos pasa a hacer
siempre de utilizar el inerte testimonio e introducirlo fortuna inevitable en el teatro de Shakespeare.
en una reconstrucción re-creadora y dinámica, la
historia de la historiografía aparece, en cierto El descubrimiento de las nuevas tierras aporta a la
sentido, como la historia de los avatares y circunscrita historiografía humanista el contingente
fluctuaciones del valor asignado al testimonio. de nuevas comunidades humanas, con su dosis de
pintoresquismo –precursora de etnografías futuras–
Ya en los albores de la edad moderna, la escuela y amplía el campo hacia la perspectiva universal. O,
purista de Leonardo Bruni, el analista florentino, por lo menos, al enfoque nacionalista que se
buscó inspiración en los preceptos canónicos de los pretende ecuménico. Las Décadas de Pedro Mártir o
autores clásicos y dio a la forma feliz el privilegio la obra clásica del padre Mariana, afectada y
sobre el fondo. De su Historia florentina mana, de uno pulquérrima, hacen la fortuna de la forma purista y
y otro modo, la principal vertiente de la relegan al humilde testimonio. No se valúan las
historiografía humanista. Bajo su impulso Sabellicus, fuentes sino en cuanto provienen del arsenal
profesor de elocuencia en Udine, o el cultísimo precario de los autores clásicos –que se extraen a
cardenal Pietro Bembo –ciceroniano escrupuloso, capricho de la antigüedad y de la patrística medieval–
que dice Fueter– repiten la acuciosa persecución de o en cuanto surgen del manantial exótico de
la forma, que conlleva el sacrificio de la crítica de exploradores recientes. Y, como si faltasen
fuentes y un inevitable desdén al documento. Frente testimonios, se los halla a menudo en la recopilación
al regusto de esa historia retoricista y virtuosa se apresurada, cuando no en la adulteración, el
erguía, por cierto, la escuela filológica de Calchi o el maquillaje y aún el fraude. Circula, así la impostura
Beato Renano, que insistían en el examen de famosa del dominico Annius de Viterbo, que alega
autenticidad y valuación de fuentes. Pero tales rescatar antiguas fuentes como el apócrifo Catón o
esfuerzos habrían de quedar larvados por mucho como el falso Beroso, presunto autor caldeo que se
tiempo. Porque hubo muy poica difusión para la infiltra conspicuo y que hasta merece los honores de
adustez de gabinete de un Sigonio o para el la cita a tan remotos escritores como los cronistas de
desmayado estilo de anticuario cuidadoso de un Indias, Las Casas o Sarmiento de Gamboa1.
Flavius Blondus. Ni siquiera las eruditas
demostraciones de Lorenzo Valla, en su análisis
Texto transcrito por Jorge Huapaya Garriazo. Este
famoso de la falsa donación de Constantino, podían artículo fue publicado originalmente en: Revista Nueua
prosperar en épocas de esteticismo y renacimiento Coronica. Órgano del Departamento de Historia. Facultad
clásicos. de Letras. Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Núm. 1, 1963. pp. 102-135. Por otro lado, la idea de
Por eso triunfan, más bien, la demorada artesanía y reeditar el presente trabajo surgió en el curso Seminario de
el desdén a la heurística de un Virgilio Polidoro, de Hermenéutica y Semiótica, a cargo del profesor Dino León
un Marineo Sículo, profesor de retórica en Fernández, en la Facultad de Ciencias Sociales de la
Salamanca ascendido a historiógrafo de los reyes Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Junto con él,
católicos, de un Paul Emile –el “Tito Livio galo”– o consideramos que tal escrito es de vital importancia para
del historiador escocés Buchanan, imitador de la comprensión, análisis y el mejor desarrollo de la
Catulo; o del diligente biógrafo italiano de Enrique investigación histórica.
1 Ilustrativa puede ser la mención que hace del Beroso el
V, embozado en el nostálgico seudónimo de “Titus
cronista Sarmiento de Gamboa en su Historia Indica (Cap.
Livius”. Y aun las adulteraciones y triquiñuelas de
V). Debió tomarla del historiador valenciano Pero Antón
Tschudi, hermoseador profesional de la historia Bauter, autor de la Coronica General de toda España…
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El siglo XVII contempla, por eso, los excesos del en algunos manuales de metodología se presenta
género en Corpus y colecciones de erudición y bajo un agobiador aparato de normas y pautas que se
prolijidad fabulosas. Contra ellas, y también contra el dividen o multiplican al infinito, bien entendida
decaer de la producción histórica humanista, puede reducirse a dos preguntas:
reacciona el movimiento iluminista, codicioso de
obras de síntesis y cuajado de cuadros amplios y ¿Qué grado de confianza merece tal fuente? (Crítica
teorías generalizadoras. Historia con ribetes de externa: autenticidad, fecha, lugar de procedencia. En
filosofía, persigue leyes o uniformidades vastas y el caso de obras impresas: verificación de su
elimina lo accidental: huelga recordar el papel que conformidad con lo que el autor escribió realmente;
juega el testimonio en los afanes políticos de problemas de ediciones truncas, dolosas, mal
Montesquieu, en las alígeras acometidas del anotadas o que usaron copias del testimonio original,
mordedor Voltaire, en las visiones esteticistas de etc.).
Shaftesbury o en la rousseauniana visión de ¿Qué grado de confianza merecen los testimonios
humanidad de Herder.
consignados en tal fuente? (Crítica interna: valor del
Pero el sino del documento, como materia prima de testimonio; grado de competencia del autor: ¿alcanzó
toda historia posible, no se resiente ya de más la verdad? ¿Estuvo en condiciones de trasmitirla con
desaires. Ni el color local del romanticismo liberal, ni fidelidad? Grado de seguridad del autor: partícipe de
la historia naturalista de los rankianos, ni la inflada los hechos, testigo de referencia, compendiador, etc.
presunción de los neocomtianos, ni el criterio un Y, finalmente, compulsa del testimonio con fuentes
poco escéptico del historicismo del XIX, coetáneas).
conmueven los cimientos remotísimos del Blondus, Sólo a condición de ensayar respuesta a ambas
Valla o Mabillon. Se ha modernizado, con mucho, la
preguntas, es permisible la interpretación de las
metodología heurística y se llega a veces a extremos
fuentes y la construcción histórica propiamente
fidelistas que aterran al profano. Riesgos como aquel
dicha.
que Marrou llama “nettoyage du document” son de
todos los días; a veces se practica colaciones sin Bien podría alegarse que nada de esto constituye
término y hasta prolifera, en ocasiones, un rebuscado novedad. Pero, quien ha deambulado por el acervo
tecnicismo, una suerte de criptografía bibliófila, que cronístico peruano de los siglos XVI y XVII sabe
sólo entusiasma al iniciado. Pero subsiste, como una que una cosa es su simple lectura ilustrativa y muy
positiva conquista de la ciencia de la historia, el otra fundar la jerarquía de testimonios, mediante
postulado de que el punto de partida del historiador compulsas laboriosas, señalando precedencias y
está siempre en el examen crítico de sus fuentes. grados de originalidad, estableciendo vertientes de
información, expurgando errores de lectura, de copia
Venidos al caso particular de que se ocupa el
o tipográficos y aún resguardándose de anotaciones
presente trabajo, interesa referirse a ese manido
exóticas que más de un editor escribiera de ligero.
instrumental heurístico de la crítica de fuentes éditas.
Y, con la misma y pertinaz trivialidad de las cosas La enorme lista de investigadores, propios y
muy sabidas, en cuanto se ingresa al campo de las extraños, que acometieron el estudio de la materia
crónicas de los siglos XVI – XVII, asoma el incaica; ha enriquecido el bagaje crítico que puede
problema de la valuación y compulsa de testimonios utilizar el estudioso de hoy. Pedantería suma fuera
tan dispares. desconocer los impagables trabajos de los mejores
expertos en crónicas, desde algunos breves y
La crítica de las fuentes escritas se presenta en la
atinados juicios de Prescott a la elegante y sólida
misma forma en que se planteaban el problema
erudición de Jiménez de la Espada, del moroso
Droysen o Bernheim, Seignobos o Bauer. Y, aunque
cuidado de Means a las biografías de Romero y
Angulo, desde el entusiasmo del Riva Agüero juvenil
(Valencia, 1464 - 51). Modernamente ha demostrado Cirot hasta las exiguas pero certeras líneas de Baudin o
que Beuter plagió con profusión a Florián de Ocampo, el
Rowe, a vuela pluma, y hasta los magistrales estudios
celebrado autor de la Crónica General. Y fue, justamente,
Florián de Ocampo el principal difusor en España del
de Porras Barrenechea, el más grande conocedor de
Beroso inventado por Annius de Viterbo. cronistas, o las eruditas aportaciones del infatigable
La cadena que va desde el falsario dominico hasta Lohmann Villena.
Sarmiento, no es sino típica muestra de aquellos
“aparatos” eruditos de citas que circulaban como buena Por lo tanto, al revisar a continuación algunos de los
moneda en la bibliografía de la época y que cada autor escollos que surgen del material cronístico y destacar
tomaba de otro cualquiera sin embarazo alguno, con lo difícil que resulta la fundación de una jerarquía de
apresurado candor. testimonios, no se pretende renovar el panorama
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tiempo que empleó en hacerlo, el conocimiento de que no vino jamás al Perú. De hacerse la
lenguas aborígenes, sus fuentes de información. demostración, quedarían lesionadas las riquísimas
Todo esto permite calificar la validez de la obra vista noticias sobre las guerras civiles de los
en conjunto. conquistadores, que consigna el cronista como de
primera fuente; habría que revisar, también, ciertas
De la compulsa con fuentes coetáneas –declaradas o originales informaciones sobre religión incaica, hasta
no- surge, en cambio, la relativa novedad de cada hoy acreditables por la presunción de haber sido
grupo particular de noticias, lo que podría llamarse recogidas in situ, Imputación semejante puede
“filiación del dato”. Por ejemplo, la ilustre figura del hacérsele, con mayores visos de justicia, al milanés
jesuita José de Acosta garantiza, a priori, la seriedad Girolamo Benzoni, el embrollado autor de la Historia
de sus Historia Natural y Moral de las Indias (1589). De del Mondo Nuovo, del que no se conoce más datos
ella podrá siempre sacarse con provecho biográficos que los que él mismo diera, al describir
información, sobre todo en la materia de la fauna y siempre en términos de recogedor directo las
flora americanas; y es fácil captar su celebrado noticias de Indias “da lui propio vedute, per acqua,
espíritu crítico en problemas científicos de la época. et per terra in quattordeci anni”. A despecho de la
Pero con eso y con todo, si le requerimos noticias aceptación de que gozara su obra en Europa cuando
sobre la religión incaica, bien se le puede calificar de fue publicada, y de la moderna credulidad de Medina
testimonio secundario y de exiguo valor intrínseco, y Means, el vivaz Benzoni parece configurar, mutatis
porque sus datos provienen del Compendio editado mutandis, al perfecto Mendeville de la exploración
por el Concilio Límense de 1583 y que, a su turno, americana.
sólo extractaba averiguaciones de Polo de
Ondegardo hechas en el Cuzco desde un cuarto de También la necesidad de una biografía del cronista
siglo antes. se patentiza en el caso frecuente de relaciones
semianómicas o decididamente inidentificadas. Ya es
I. ITINERARIO BIOGRÁFICO DEL AUTOR posible mirar con favorable parsimonia crítica las
noticias que trae un actor en los sucesos de
La biografía
Cajamarca en 1532 –cuyo “mezquino y codicioso
La necesidad de contar con la biografía del cronista espíritu” irritaba al magnánimo Prescott–, pues sólo
se hace evidente. Piénsese, por ejemplo, cómo en la ahora se sabe que fue el capitán Cristóbal de Mena.
Suma y Narración, a pesar de la prosa deslucida y
Y del propio historiador sajón brota el ejemplo en
fatigante, valúa el experto el testimonio de Betanzos,
contraria: teniendo a la vista una copia del Señorío de
quechuista primigenio, que sirvió tempranamente de
los Incas sin indicación de autor, la atribuyó al
intérprete a Pizarro y que tuvo acceso a los cantares
licenciado Sarmiento, Presidente del Consejo de
épicos de la historia oficialista del Cuzco, en razón
Indias, a quien imaginó deambulando por tierras
de su matrimonio con doña Angelina Yupanqui. O
peruanas –a las que no asomó nunca– en su calidad
en la confianza que suele merecer el probo e
de altísimo funcionario de la corona española y a
incansable Cieza, curioso de antiguallas y “cosas de
quien atribuyó virtudes que, felizmente, ya fueron
la tierra” que, por mediados del XVI, prefigura,
restituidas por Jiménez de la Espada al autor
como anticipo genial, la avidez y laboriosidad de
legítimo, Cieza de León. Y, a tantos años de la
Raimondi, Squier o Middendorf entre los viajeros
enmienda, todavía asoma un ocasional autor, como
ochocentistas. Y las oscilaciones críticas sobre el
Bertrand Flornoy, que llevando a lo increíble el
valor del testimonio de Garcilaso, desde la aparición
desliz de Prescott, imagina al circunspecto
de sus Comentarios en 1609 da el meollo de la
Presidente del Consejo de Indias invitado a la mesa
comprensión misma del antiguo Perú; y
del corregidor del Cuzco, el padre de Garcilaso! ¡E
corresponden no sólo al progreso de la ciencia
intuye que allí pudo nacer la afición histórica del
historiográfica, sino también al enriquecimiento
paulatino de su biografía, a tal punto que ciertos tardío comentarista!
finos matices interpretativos sobre la verdadera La mejor prueba de que la personalidad del autor es
personalidad del Inca sólo se hicieron posibles a raíz primerísimo elemento de juicio, la dan muchas
de dos series de hallazgos documentales: el de 1922 relaciones anónimas. Sin resucitar los alborotos que
por la Torre y del Cerro, y el de 1949, por Raúl suscitan, cíclicamente, los presuntos escritos de
Porras. Valera, algunas breves relaciones o compendios de
urgencia mueven a dudas continuas. Hay por allí una
Recientemente, y aumentando la confusión que
redactada por un doctrinante de Chincha –en la que
siempre hubo en torno a la biografía del cronista
mexicano Gutiérrez de Santa Clara, se ha insinuado veo acusadísimas concordancias con las relaciones
de Castro y Morejón (1557), de Damián de Bandera
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(1557) y de Santillán (ca. 1572), que parecen haber transformados en bestias o llevados por los aires por
pasado inadvertidas–, en la cual alguna nota el demonio, candorosas evocaciones como la de los
discordante pudiera ser atendida si se conociese al hiperbóreos que alcanzaban a vivir mil años; y mil y
autor y se pudiese juzgar el grado en que merece una “nefandidades” que al propio autor atosigaban y
crédito. que ganan la simpatía del lector cuando el jadeante
padre Las Casas confiesa, a media jornada, que
La revisión del ligamen entre crónica y cronista, se desespera por concluir y “salir de este laberinto”.
hace también visible a menudo. El llamado Anónimo
de Yucay, de 16-III-1571, fue por mucho tiempo Asiste a Markham o a Sánchez buena razón en haber
atribuido a Polo de Ondegardo y parece haber señalado la profesión del cronista como criterio
influido en la calificación de este cronista como ordenador. Sin embargo, puestos a buscar una
“toledano”, lo cual entraña, normalmente, clasificación única, ni la profesión, ni la raza, ni el
prevención y suspicacia para con el resto de sus partidismo pasan de ser connotaciones genéricas.
obras. Sólo hace una década ha sugerido Bataillon Mayor aplicabilidad revelan los esquemas
como presunto autor al padre Ruiz Portillo, con cronológicos de Baudin y Porras. Hay que
razones de fuerza3 y ya debiera librarse al acucioso reconocer, de todos modos, el valor testimonial del
Polo del gravoso fardo que le dieron a cargar los jurista Polo en asuntos de su competencia, como el
editores Urteaga y Romero. de las creencias religiosas recogidas por el párroco
Molina, etc.
En el mismo terreno de adjudicaciones hipotéticas,
la crónica sobre el levantamiento de Manco en el EL PROPÓSITO DEL RELATOR
Cuzco, de 2-IV-1539, fue atribuida con insistencia al
dominico Valverde sin aducirse prueba seria: de ahí La razón que movió al cronista para componer su
resultaba, naturalmente, cargar los defectos de relato equivale, a menudo, a una declaración de
aquella relación anónima a la cuenta de fray Vicente, principios. Muy lejos del soldado secretario del
ya bastante abultada por su discutida intervención en Pizarro, llámese Xerez o Sancho, que escribe al pie
Cajamarca. del jefe, está el veterano que reconstruye con
libertad, cuarenta años después, las jornadas en que
LA FORMACIÓN DEL CRONISTA gastó su juventud. A un narrador áulico, puesto a
justificar una bandería en el tráfago de las guerras
El grado de cultura y la formación del cronista civiles, no le asaltarán, desde luego, las vacilaciones y
suelen ser arma de doble filo. Brota, a veces, más tapujos que sobrecogen el ánimo erasmista del Inca
confiable la observación sencilla del relator y la Garcilaso, prudente y fino. Muy distantes, también,
transmisión del dato escueto antes que la trabajada los juicios apologéticos y exculpatorios en un Falcón,
erudición que en muchos otros autores recubre y un Valera, de las zarandeadas Informaciones de Toledo,
asfixia al dato. Cierto que no hacen reparo a la dado a justificar sus convicciones regalistas.
fidelidad en Cieza algunas citas de autores griegos – Tampoco hay punto común entre algunas de las
muy de ocasión y por entero sobrepuestas– y que no llamadas “relaciones geográficas” (la del clérigo
es motivo de censura que Oviedo (y con mayor éxito Hernando Italiano, por ejemplo, plagiario ingenuo)
el padre Bernabé Cobo) calcara en Plinio su catálogo en que se absuelve a trancas y barrancas un
de naturalista de Indias. Pero suele darse mayor formulario oficial de urgencia, y muchas breves pero
sabor etnográfico en un ceñido párrafo del soldado excelentes relaciones de idolatrías que no tienen
Estete que en las galas discursivas de la Miscelánea de desperdicio y que fueron movidas, en esencia, por
Cabello. Y sin algún mérito asiste al agustino Román un interés proselitista que derivó en hallazgos y datos
y Zamora, quien plagió por entero manuscritos del primigenios.
obispo de Chiapas, será el de haber seleccionado
para su trasiego los capítulos concernientes a Méjico En lo que toca a deformaciones conscientes de
y el Perú. Porque la Apologética de Las Casas es un índole personal –y aún las inconscientes que son las
centón inacabable, taracea en que algunos datos de de mayor riesgo– nada ilustra mejor que los trechos
segunda mano sobre la materia incaica flotan entre autobiográficos, en que la veladura o distorsión
miríadas de citas bíblicas y griegas, anécdotas del suavizan el recuerdo ingrato. Sin llegar a la
Malleus malleficarum, crédulas visiones de hombres desenfadada vanidad del blasonador Enríquez de
Guzmán, qué airosas salen las figuras de Pedro
Pizarro o de Ruiz de Arce a la luz de sus propios
3 BATAILLON, Marcel.- Comentarios a un famoso parecer recuerdos! Y con cuánto amor transforma el Inca
contra las Casas. En revista “Letras”, número 49 pp. 241- Garcilaso las pretericiones de su infancia mestiza en
254. Lima, Facultad de Letras de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, 1953.
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ese sonoro desfilar de imágenes de “armas y romana o a la griega”. Y, aunque a nadie extravía el
caballos”! informante primigenio cuando nos dice de la lengua
indígena que es “una abla como aravigo”, cuando
Con frecuencia, la versión excéntrica pierde fuerza a trabuca nombres vernáculos y toponimias exóticas,
la luz de las motivaciones personales del cronista. cuando llama “mezquitas” a los templos incaicos o
Pascual de Andagoya, el fracasado pionero de la transforma la tiana en una “silletica muy baja del
conquista del Perú, no puede amortiguar el despecho suelo… como los turcos acostumbran sentarse”, sí
en sus escritos tardíos: ni al lector profano persuade constituye, en cambio, riesgo continuo el tomar muy
aquella su disminuida figura de Pizarro, en cuyas en serio las sugestivas afinidades que, un poco por
propias frustraciones. El obsesivo Borregán, con su todas partes, muestran las crónicas al enfocar las
desconocimiento de la materia incaica –sobre la que instituciones incaicas y las nuevas cosas a través de
pontifica, sin remedio– y su declarada vocación de anteojeras cristianas y romanizantes.
querellante, no alcanza a reivindicar el título de
primer cronista, que reclama a porfía, De igual Los labrados muros de Coricancha evocan en el
modo, frente a una cincuentena de testimonios sobre cronista la imagen familiar de la torre cordobesa de
la sucesión de Huayna Cápac (en que una historia la Calahorra y los caminos incaicos le dictan,
acrítica ha configurado el mito aquel de la división invariablemente, comparaciones con la Roma
del Imperio), la interesada voz de Titu Cusi imperial. Por ese camino de asociaciones fáciles, en
Yupanqui adjudica el derecho sucesorio a su padre, que las cosas de la tierra nueva se miden con el
Manco Inca, y desaloja, en un ecléctico afán de cartabón de un ajeno habitus cultural, el cronista
legitimación póstumas, a Huáscar y Atahualpa. advierte la extrema frecuencia del oráculo indígena,
pero le escapa el sentido profundo que juegan
LAS IMPRONTAS CULTURALES adivinación y presagio en las concepciones mágico-
religiosas de los incas, porque a cada vuelta de
La personalidad del cronista y los motivos de su
esquina encuentra al diablo –la “mona envidiosa”, el
escrito resultan claro y primer indicio para valuar su
incansable autor de tretas y prodigios para perder el
testimonio. Pero es necesario advertir otras fuerzas
alma del indio– y aún reconoce su vitanda presencia
que en él actuaron, visible o encubiertamente. Son
cuando escucha, atónito, brotar de un ídolo oracular
los inevitables módulos de época, las proyecciones
la voz del demonio, “con espantables silbos
culturales y las improntas de su propio momento
tenorios”.
histórico. Ellas suelen derivar en subjetivismos que
alteran el dato o en explicaciones por falsa analogía, En la materia religiosa se recorre un camino
en que la información presuntamente objetiva se espinoso en el que sin el auxilio de la moderna
anastomosa con los prejuicios del cronista. Pero no etnología y de la historia comparada de las religiones,
se piense, esto va sin decir, en la absurda exigencia no fuera fácil desbrozar la mala hierba. Al lado de –y
que fuera censurarle por no haberse desprendido de sofocando a– múltiples hallazgos de valor, los
los módulos de su hábitus cultural que, como cronistas pintan ritos incaicos semejantes al alquible
específicos de una época y lugar histórico, gravitaron morisco y más de una especiosa Trinidad, como la
sobre él y condicionaron sus juicios. Tangatanga del padre Acosta, de que reclamaba el
buen Garcilaso, sin sospechar, siquiera, la
A menudo la impronta de época es consciente o
peruanísima tríada del relámpago rayo trueno.
voluntariamente seguida por el cronista y esto no
apareja mayor dificultad cuando la supo separar del Así, los prejuicios del relator, imbuido de moldes
dato mismo. Zárate redacta una airosa semblanza de tomados de los cultos de la Roma antigua y del
Pizarro y Almagro “como hace Plutarco” y se afana cristianismo seiscentista, operan a menudo como
por no perder de vista a sus modelos latinos, como rígidos lechos de Procusto: las acllacuna deben
Horacio. Oviedo imita, con algún desorden, a Plinio parecerse a las vestales, el Coricancha debe
en sus esquemas de historia natural. Las Casas corresponder con el Panteón romano, los sacrificios
conduce su Apologética al modo usual de la teología tienen que guardar “la misma forma que cuentan los
erudita de la Escuela y los cronistas conventuales poetas Homero y Virgilio y otros haber guardado los
arman un mismo aparato edificante y piadoso. gentiles griegos y romanos”. Aparecen pontífices y
obispos cuasi mitrados, que comandan planteles
Pero el problema empieza en cuanto se perciben
cenobitas y monjas de clausura. Y, como no pudo
improntas en los juicios de elogio y censura y en las
ser menos, al descubrir el conocidísimo ritual mágico
analogías aparentes y afinidades presuntas. Decía
de purificación, el cronista concede la confesión
sutilmente Jiménez de la Espada que en las crónicas
“las cosas indias suceden a la española, o quizá a la auricular y la penitencia de descargo ético. Por eso,
cuando enumera las culpas de que se acusaba el
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indígena –incluidos los pecados inferiores o de que también se usó de guerras y tiranías entre estos
simple intención–, llegan a contenerse todas las que indios, como en las demás partes del mundo”. Pero
hacían infracción al Decálogo. Y aún algunas cuantas al tardío conjuro del anciano amoroso y nostálgico,
más. el imperio pujante de los Incas conquistadores se
acerca, un poco, al ensueño renacentista, que deleita
Justo es señalar, sin embargo, que esta suerte de y conmueve.
comparaciones oficiosas no es alarmante si se puede
ser reducida a límites reconocibles. Conocer es EL LUGAR EN QUE SE RECOGIÓ LA
siempre comparar, decía Riva Agüero. Y sólo puede INFORMACIÓN
compararse con lo conocido. Al cronista del nuevo
mundo le sedujo la asociación pronta con la El sitio en que acopiara datos el relator aporta luces
antigüedad clásica y hubo por todas partes, Méjico y nuevas sobre el valor del testimonio. Claro que no es
Centro América, trasiego igual de marbetes y rótulos. posible determinar una rigurosa cartografía de cada
Y aún las propias “cosas de Indias” sirvieron de crónica, ni mucho menos. Pero el informante se
cartabón más o menos novedoso y proveyeron de hace más digno de confianza en la medida en que
nombres ajenos a usos y costumbres incaicas. Tanto declara, para un particular grupo de datos, su fuente
se habló de maíz o de chicha o de caribes en el Perú, se de origen o el lugar en que los obtuvo. Muchos
nombro a la tiana con el duho antillano, al catu o riesgos entraña seguir literalmente a los cronistas
mercado con el tianguez azteca y se encontraron soldados, por su manía de generalizar y dar como
calpixques y caciques donde había camayocs y curacas. práctica usual de toso el Imperio lo que era, mas
cien, visión local de un pueblo de frontera o de una
Pero no siempre los justos límites pueden trazarse a zona reducida. Confiable es, por lo general, el prolijo
conveniencia. Todavía no está calibrado el desigual Cieza que a menudo singulariza y ubica y que con
valor, muy desigual, de los Comentarios Reales. Cierto tanta frecuencia consigna la procedencia de sus
que hay bibliografía profusa y excelentes trabajos datos.
sobre el Inca y su obra histórica; pero aún no se ha
deslindado en esa cantera etnográfica que es los La masa principal del acervo cronístico fue recogida
Comentarios lo que hay de ripio en cada capítulo. Pues en el Cuzco, ciudad hegemónica y depositaria de la
en Garcilaso se dan la deformación del dato tradición oficialista. Los relatores que allí obtuvieron
concreto –v.gr. cuando niega, con obstinación informes de los quipucamayocs o de allegados a la
penosa, la existencia de sacrificios humanos entre los elite dirigente, han permitido reconstruir la historia
Incas– y la del cuadro de conjunto que ofrece sobre canónica de los Incas, historia politizada y
el Incario. deformadora por necesidad. Eso implica, por lo
tanto, el riesgo inverso de dar por existentes en todo
Pues el Inca Garcilaso, conflictivo y reticente, el vasto territorio a peculiaridades cuzqueñas.
conjuga sus lecturas humanistas con sus recuerdos
maternos y los somete al rigor clásico del estilo. Sólo en un momento posterior surgen valiosas
Quitados aquellos extraños capítulos finales, en que contribuciones para la historia provincial y aún
ex nihilo irrumpen visiones de crueldad y masacre, divergencias acusadas frente al relato oficialista. Así,
los Comentarios se disponen en una estructura frente a los datos sobre religión incaica recogidos en
coherente, sin tropiezos ni grietas, en que fluye el Cuzco por Cieza, Betanzos, Polo o Molina,
agradable la historia política narrada en el modo asoman variantes geográficas de los cultos y ritos
analista de la escuela de Bruni, con intercalaciones provinciales en la relación norteña de los misioneros
etnográficas a lo Pedro Mártir, bajo el tamiz rosáceo agustinos, en las descripciones tradicionales de
de su propia melancolía neoplatónica. Guaman Poma, en la perspectiva collahua de Santa
Cruz Pachacuti o en los relatos del padre Ramos
Laboriosa y eficaz preceptiva la del Inca: estilo de Gavilán para la región del Titicaca.
forma y estilo de fondo, sápida amalgama en que la
artesanía primorosa de la frase escandida exige la Aquí se hace muy difícil trazar las líneas justas que
evocación adulciguada y armónica y se apartan los separan al rito y fábula diuturnos en cada región, con
tonos sombríos de la silueta imperial. Las aristas y las respecto a aquello que fue su fase final, al refundirse
líneas más duras, se suavizan y purifican por la gracia en usos e instituciones perfeccionadas –y, en algún
espontánea que tienen siempre esas visiones radiosas sentido, más o menos nuevas– gracias a la expansión
que añoraba Goethe. incaica de 1450-1532. Ejemplos de ello, los extraños
datos recopilados por Lope de Atienza en la zona
Más apegado a la tierra, el sobrio soldado que fuerza ecuatoriana, la breve relación de Ortega y Castro
Cieza de León infirió tempranamente que “parece obtenida en Chincha en 1557 o algún relato que
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recoge mitos de la asendereada sierra limeña de otra, se desfiguran al pasar de una edición a otra.
Huarochirí; y, por supuesto, las relaciones Prácticamente cada vocablo de algún interés –
geográficas y las relaciones de los extirpadores de nombre de soberanos o divinidades, de instituciones
idolatrías. Demás está decir, porque es lugar común, y oficios, aún de objetos de uso diario, etc. – ha
que los cronistas no alcanzaron a distinguir entre venido transmitiéndose en tan dispares grafías que
preincaico e incaico en la materia de usos e sus múltiples modos fonéticos han soportado
instituciones y que apenas hay atisbos que pudieron vicisitudes semánticas. Baste recordar, al paso, las
agrietar la granítica coherencia de la historia controversias clásicas sobre la mascapaicha, la
oficialista elaborada en el Cuzco. indefinición sobre los nombres de los meses y fiestas
en el calendario incaico, partición reciente de Guillén
EL CONOCIMIENTO DE LENGUAS sobre el tocricoc, o esa miríada de inacabables
ABORÍGENES interpretaciones sobre los nombres de las
El mayor o menor dominio de las lenguas indígenas divinidades, esfuerzos todos que por su número –y
de vez en cuando por su calidad– rayan en lo
–particularmente el quechua– que pudo alcanzar el
increíble.
cronista, es problema que compete, con perfecto
derecho, al campo de la lingüística. Pero hablando De manera muy particular, las crónicas escritas por
latamente, bien se ve las oscuridades que surgen en redactores nativos o las transcripciones de párrafos
los cronistas que ignorando idiomas alteraron quechuas o aymaras esperan todavía un adecuado
vocablos y aún deformaron las noticias captadas por tratamiento por parte de los lingüistas
intermediarios. El propio Cieza adolece de graves y contemporáneos, que sustituya a la antojadiza
repetidas fallas de esta naturaleza. Mucho vale la escuela de los eruditos de la filología americanista del
obra de cronistas que aprendieron lenguas, como XIX, como un patrón o un Lafone Quevedo. En tal
Betanzos, que ya sirvió de intérprete al Marqués sentido, es valioso el esfuerzo de especialistas como
Pizarro, según afirma Angulo, y que también parece Teodoro Meneses, quien en la actualidad concluye
haber intervenido en las informaciones levantadas una depurada versión crítica de las famosas
por Vaca ante los quipucamayocs en 1542; Molina, oraciones quechuas de Cristóbal de Molina.
párroco de indios en el hospital cuzqueño de
Nuestra Señora de los Remedios; Ávila, predicador DATACIÓN DEL RELATO
en quechua en su doctrina huarochirana. En otro
renglón figuran los cronistas indígenas como El problema de la cronología o datación del relato y
Guaman Poma o Santa Cruz Pachacuti o el anónimo el de las fuentes de información que usó el cronista
informante de Ávila que escribió el manuscrito Runa (problemas ambos que, para el análisis usual de las
yndio ñiscap Machoncuna…4 fuentes inéditas competen a la crítica interna), en el
caso de las fuentes impresas son aspectos
Y, con menos derecho, Titu Cusi Yupanqui, casi complementarios y pasos de necesidad previa para la
mero suscritor de un alegato español. compulsa con fuentes coetáneas, i. e. la valuación
final del testimonio.
En los que toca a transmisión de voces quechuas, la
inicial dificultad del cronista para dar grafía castellana En el caso de algunas crónicas afortunadas, casi
a sónicos de otra lengua se complica, a menudo, con podría elaborarse una biografía del texto: cuándo
errores y deformaciones de copia y de impresión empezó a escribirse, cuándo fue terminada, qué
hasta extremosos casos en que la investigación se tiempo permaneció inédita, cuándo se publicó o se
hace heroica, a poco que se busque un particular exhumó de un archivo. Bastante se ha trabajado en
aspecto de la materia incaica. La toponimia y la torno a la “biografía” cronológica de los Comentarios,
onomástica, que harto difieren ya de una crónica a por ejemplo. Para las obras de Oviedo y Cobo son
útiles el antiguo estudio de Amador de los Ríos y un
4 De este relato escrito en quechua por un anónimo
enjundioso análisis de Mateos, respectivamente.
indígena peruano –que alcanzó ya a ver Jiménez de la Cabello ha merecido un cuidadoso esquema de Luis
Espada–, no se conoció, por mucho tiempo, otra cosa que E. Valcárcel.
la traducción o paráfrasis que iniciara el padre Francisco
de Avila, quien tuvo en sus manos el manuscrito original a Pero en los casos menos favorecidos –que son los
principios del siglo XVIII. Recientemente se han hecho más, con mucho–, la parvedad es patente. A menudo
dos ediciones por Trimborn y por Galante. En esta sólo se cuenta con la fecha de conclusión de la
última, una reproducción facsimilar del original va crónica; con frecuencia las fechas son tan sólo
acompañada por una traducción al latín y por una aproximados cálculo, usualmente inferidos del
insegura y poco útil versión castellana, retraducida del
latín!
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contexto. Pero cada crítico moderno suele efectuar Por último, si aún no está sugerido el clima de
sus propios cálculos. confusiones continuas que plantea el datar crónicas,
conviene recordar que ni aún en el caso de
Por no tocar sino rectificaciones severas, baste consignarse fechas expresas en el documento
acudir a algunos casos aclarados por Porras. Para la original desaparecen las dudas. De la valiosa
llamada Relación Anónima del Escorial, que Trimborn información de quipucamayocs, que se dice recogida
presentó como “nuestra fuente etnográfica más por Vaca en 1542, existe una copia datada en 1608.
antigua del Imperio incaico” y situó por el año de Riva Agüero creyó en el valor primigenio de aquellas
1535, debe aceptarse ya que no puede ser anterior a informaciones y solía apuntalar con ellas la versión
1542; para la Relación de Andagoya, cabe admitir la gracilasista de la “expansión gradual” del Imperio.
fecha de 1542, mejorando un cálculo anterior de Porras prefería, en cambio, verlas como un extracto
Means. También son instructivas las pautas de tardío y sospechoso, de valor muy secundario.
Porras sobre la cronología de redacción de la Nueva
Crónica, superando los cómputos del primer y lúcido Nunca está demás, pues, insistir en lo mucho que
investigador sobre Guaman Poma, Pietschmann, y, cuenta la datación de informes consignados por el
por supuesto, multitud de conjeturas libremente cronista. Las conocidas clasificaciones de Baudin y
vertidas sobre el famoso códice. de Porras acometen el acervo cronístico con el
propósito medular de distinguir los momentos o
Casos así, en que parece tratarse de años de más o periodos que atravesó la indagación cronística.
menos, no son los más graves. La dificultad real se
hace notoria, por ejemplo, en las cronologías
ambiguas que aún los mejores críticos sugieren para
las obras de Pachacuti o el Jesuita Anónimo –que no noticias por averiguación personal en sus andares por
parece ser el reclamado y fantasmal Valera, como Huambacho, Chincha, Lunahuaná, Cuzco. Si hubiese
tanto se ha dado en sostener–, para quien autor tan llegado al Collao, se explicaría cómo pudo acopiar datos
meticulosos como Jiménez de la Espada postulaba la novedosos, que le acercan a Zárate, Gómara y Murúa. La
fecha de 1615-21, fecha que Raúl Porras vertiente Zárate-Gómara-Garcilaso (aún anteponiéndole a
recomendaba retrotraer hasta 1580! Rodrigo Lozano), señalada por Porras, podría ampliarse y
englobar a Santa Clara, según pienso. Si llegó al Perú,
Hay infinidad de crónicas o relaciones flotantes y debió hacerlo más o menos en la época en que llegó el
autores escurridizos que los expertos suelen datar a contador Zárate, quien sólo estuvo un año y regresó a
discreción. Ocurre así con las noticias de los España. Bien pudiera ser el enlace entre Santa Clara y
misioneros agustinos o con la Representación del Gómara, sobre todo en lo que toca a un complejo de
noticias y tradiciones del Collao. En uno y otro autor
licenciado Falcón. A Lope de Atienza se le ve
irrumpen comunes divergencias con la historia cuzqueña y
situado en 1572 como en 1585; al Morúa de 1590 se noticias atípicas que sería largo detallar. Y son,
halla, recientemente, como el Murúa de 1615-16. precisamente, Santa Clara, Zárate y, Gómara (aunque
Linda en lo dramático el caso de Gutiérrez de Santa después los sigan otros, como Murúa y Garcilaso) los
Clara, en cuyos Quinquenarios cabe distribuir noticias primeros en consignar leyendas que vinculan a la tradición
en lapso tan extendido y precario como el de 1544- cuzqueña con la región del Lago. En Santa Clara, como en
1600.5 Zárate y Gómara, se dan también las primeras apariciones
del ciclo mítico de Con y Pachacamac, como igualmente
ese extraño “Zapalla Inga” originario de la región colla,
5 La obra de Gutiérrez de Santa Clara es de las menos etc.
estudiadas en lo que concierne al valor heurístico de sus Investigaciones recientes de Marcel Bataillon plantean la
noticias sobre historia incaica. En este punto nadie ha duda sobre si Gutiérrez de Santa Clara, “1´historien-
señalado aún entronques con fuentes coetáneas o romancier”, llegó alguna vez al Perú. Es verdad que hasta
derivados posteriores. Sus Quinquenarios podrías, ahora no hay un solo documento que atestigüe la
técnicamente, haber sido escritos entre 1544 y 1600. El presencia del cronista en estas tierras y que el profesor
editor Serrano y Sanz –y más tarde Measn, Porras y Bataillon ha destacado algunas trasposiciones literarias por
Bataillon– no han tocado, por desgracia, el problema de la las cuales Santa Clara habría aprovechado ajenas fuentes y
datación de sus fuentes incaicas, pues han estudiado aún habría trasladado su experiencia mexicana a algunos
preferentemente el valor de Santa Clara como cronista de sucesos de las guerras civiles del Perú. Pero no se ha
las guerras civiles. hecho cargo de las noticias sobre historia incaica, las
Del texto de su crónica, podría inferirse verosímilmente cuales le obligarían al profesor Bataillon a convertir a
que Gutiérrez de Santa Clara obtuvo sus informaciones Santa Clara en un desierto copista y falsario de gran tono,
entre 1543-44 (fecha en que habría llegado al Perú) y unos para lo cual aún no hay prueba seria. Por otro lado, ya el
pocos años subsiguientes, alejándose del Perú en torno a erudito investigador Rafael Laredo ha admitido, desde
1550, fecha en que todavía vivía Paullu, a quien cita como hace algunos años, la posibilidad de que nuestro cronista
uno de sus informantes. Al parecer, habría tomado haya estado en el Collao por 1546.
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en tan concreta materia como es la religión incaica, quien era, a su turno, escasamente original en la
por ejemplo, muestra luces diferentes. Tal como materia incaica, que nunca le fue familiar.
siguió a Tovar para las cosas mexicanas, se guió muy
de cerca por el ya citado Compendio, que extractaba Al lado de Román y Zamora, pero con títulos
averiguaciones muy antiguas de Polo de Ondegardo propios, pudiera figurar el fabulador Girolamo
y del cual transcribe Acosta, con disciplina paciencia, Benzoni, cuya Historia del Mondo Nuovo, publicada en
casi la totalidad insertándolo por fragmentos casi sin 1565, es una verdadera retorta en que se
adulterar. Con buen tino, en el excelente estudio entremezclan y suceden textos arrebatados a
preliminar con que O´Gorman precede a una Gómara, Las Casas, Pedro Mártir, Cieza o Ramusio,
moderna edición de la obra del jesuita, sin entrar en retocados y presentados como de propia cosecha.
minucias y cotejos áridos se intenta, más bien, una En ocasión más propicia, valdría la pena detenerse
defensa sutil y elegante de aquel sistema de en un análisis de sus fuentes, aunque se corriese el
préstamos y trasliteraciones profusas, tan riesgo de no dejarle más cosas propias que una
característico de la época. inventiva a toda prueba y un arraigado prejuicio
contra España, también a toda prueba.
El relator seiscentista, deseoso de captar la voluntad
de sus lectores, no vacila en alegar en su abono su Sin llegar a semejantes excesos, como el del plagio
condición de testigo presencial o recogedor total, el “préstamo” es moneda corriente en la
fidedigno y directo, con razón o sin ella. En el cronística. Un autor puede ser más o menos
cronista, la cita de testimonios anteriores no implica novedoso en punto de su dominio y correr traslado,
débito moral y es, con frecuencia, de seo de reposar sin reparos a ajenos autores en cuanto aborda
sobre autoridades. Nunca podrá señalarse con materia extraña. Este suele ser el más común entre
exactitud cuánto tomó cada cronista de los que le los escritores de Indias.
precedieron, por más que menciones a unos cuantos.
Por eso es de necesidad continua el rastreo de
Fue, al parecer época en que no se veía mal el
influencias y de prioridades, de tal suerte que pueda,
“préstamo” intelectual, con cita o sin ella. De ahí que
virtualmente, ser desglosada la materia contenida en
sobre el propio Garcilaso (tal vez uno de los que
cada crónica. Entronques y ramificaciones arrojan
más cuidado puso en las citas), aún a medio siglo de
claridad sobre el valor del dato consignado. El
distancia de la incivil acometida del presbítero
análisis y compulsa pueden siempre revelar
Gonzales de la Rosa, penda todavía algún respecto
sorpresas. El Señorío de Cieza y la Suma y Narración de
cargo que no aclaró Riva Agüero en forma
Betanzos, tan disímiles y aún contradictorios,
convincente.
presentan sin embargo afinidades extrañas que solo
Tal sistema de préstamos y transferencia es mucho parcialmente se explicarían por el caso de haber
más notorio en los cronistas de convento del siglo recogido noticias ambos en el mismo lugar y fecha
XVII –en lo que toca a materias incaicas, desde (Cuzco, circa 1550). Porras y Valcárcel han señalado
luego– y en los compiladores tardíos, como el el posible entronque de Sarmiento y Cabello con la
cronista mayor de Indias Antonio de Herrera, quien perdida historia del padre Molina, de la que ambos
en sus Décadas, a fuer de historiador de oficio, habrían disfrutado. Villagómez transliteró, a cada
procedía al saqueo sistemático sin detenerse mucho paso, la Extirpación de Arriaga. Zárate, a la luz de
en declarar fuentes. muy recientes investigaciones de Bataillon (que
prosiguen una ruta abierta por Raúl Porras), está
Todos los colores y matices aparecen en este trasiego amenazado de perder crédito en beneficio del
continuo. El espectro va desde los primeros olvidado Rodrigo de Lozano. Y, mientras se aguarda
narradores del descubrimiento y conquista –que, la prometida edición del nievo manuscrito de Murúa,
hasta donde se sabe, no tuvieron a quien despojar– y es aventurado decidir si el mercedario, no contento
algunos extirpadores de idolatrías que hicieron labor con poner en Yanaoca discordia en el hogar de
original por necesidad catequista, hasta Cieza de Guaman Poma, anduvo también por entre las
León, que puntualiza sus fuentes de información a inéditas páginas de su Nueva Coronica; o si, por el
cada trance. En el medio deben hallarse los contrario, con la misma cazurra voluntad con que
compiladores sistemáticos, como la excelente síntesis aceptó de buena gana el apellido español y el
del padre Bernabé Cobo. Al final del espectro asoma hermano mestizo, fue el cronista indio quien buscó,
algún acontecido hurto literario, como el perpetrado para algún trecho de su obra, inspiración en los
por el padre Román y Zamora, de la seráfica orden escritos de Murúa (cuya Historia cita, por ahí), tal vez
agustina, quien no añadió nada y se limitó a publicar, para vengar las livianas tentativas del doctrinero
con alteraciones microscópicas, un arsenal de español.
noticias de los manuscritos del padre Las Casas
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Frente al gaseoso ritual de la arbitraria selección de investigación seria. Queda otro expediente, el de la
citas, suele erigirse el de la acumulación pesquisa cronológica.
indiscriminada de los datos tocantes a la materia de
estudio, que quiere resolver toda controversia por la En rigor, la humilde pauta cronológica es el
mera estadística. Pero la historia incaica, como la procedimiento que comparta menores riesgos y
ciencia histórica –y como toda actitud humana en señala mejores perspectivas. Muchas de las
que se busca un juicio de valor– fuera agua de “concordancias” del profesor Urteaga en su
borrajas si las dudas pudieran cancelarse por un conocida colección, son enlaces un poco arbitrarios
promedio aritmético de juicios contrapuestos o por y sin necesidad de conexión urgente. No es
simple suma y resta de analogías y afinidades. Si de provechoso, como él solía hacerlo, conformar al
diez crónicas tomadas al azar ocho de ellas cronista Molina del siglo XVI con el historiador
“conforman entre sí”, recordemos otra vez la Rivero del siglo XIX. Si bien la nota a pie de página
prudente cautela del padre Cobo. da amplísimo margen a todo género de comentos, el
sentido de la “concordancia” debe ser, en el caso de
No pretendo negar, por una suerte de nihilismo ediciones críticas, el señalamiento de fuentes antes
oficioso, la utilidad de una estadística racional (como que otra cosa. Así lo entendían Pietschmann cuando
de hecho hacen los mejores especialistas), sino más imprimió la obra de Sarmiento o Porras con las
bien alertar contra los excesos del género, que vician relaciones de Mena y Trujillo, para quienes se
toda síntesis de un acumulador stricto sensu. Así establecen acuerdos con fuentes coetáneas o
ocurre, por ejemplo, con algún meticuloso trabajo anteriores.
del reputado Levillier en que se yuxtapone sin crítica
ni comentario testimonios de 46 cronistas, para Ahora bien, la pauta cronológica (id est, leer crónicas
respaldar el contenido sustancial de las en orden sucesivo a partir de las más antiguas) debe
informaciones de Toledo, por cuya absoluta rectificada de continuo por el esclarecimiento de
veracidad sale fiador Levillier10. conexiones y dependencias, con la cual gana
notablemente en seguridad. Determinadas noticias
Un sano principio de compulsa de crónicas consignadas por Villagómez en 1649 valen solo en
recomienda poner en cuarentena las noticias aisladas cuanto repiten sin añadido alguno las informaciones
y divergencias atípicas. Sin embargo, no siempre se extractadas por Arriaga en 1621, sobre la base de
ha procedido así ni mucho menos. Sólo hace pocos cartas y expedientes originales de visitadores de
años que entró en agonías la tradicional y simétrica idolatrías. Por el contrario, cuando en el tardío
hipótesis de la “expansión gradual” del Imperio, que Cobo, que escribe hacia 1653, asoma alguna noticia
tuvo tan larga vida gracias a Garcilaso (y a Riva sobre religión incaica y no es posible identificar su
Agüero, desde luego), a pesar de que en su contra fuente, pero viene yuxtapuesta a otros datos
militaba un caudal de testimonios básicos –Estete, reconocibles, la noticia en referencia puede ser
Betanzos, Polo, Molina, Sarmiento, Cabello, etc. –, valiosa, a pesar de su tardía aparición. Porque el
que la historia y la arqueología recientes confirman a padre Cobo se guió de Ramos Gavilán, que tomó
satisfacción. Muchas consabidas noticias, que gozan noticias de Collao a principios del XVII, y para el
de cómoda y agradable aceptación –como esa resto de la información sobre religión incaica trasegó
famosa “división del imperio” o como la decantada a Molina (1572-74) a Polo (1554-59): de este último
difusión del culto solar– esperan todavía su tamiz alcanzó las averiguaciones originales que siendo
crítico riguroso. Corregidor levantó en el Cuzco y que, por
desgracias, no han llegado hasta nosotros.
Ni el sistema de la selección antojadiza de
fragmentos cronísticos, ni el sistema de la La pesquisa cronológica, si se le acompaña de un
acumulación acrítica, surten material idóneo para la criterio claro sobre jerarquía y dependencia de
fuentes, reporta, así, las mejores perspectivas. Las
10 LEVILLIER, Roberto: Don Francisco de Toledo, supremo únicas a que es dable llegar mediante crónicas. Es de
organizador del Perú. Su vida, su obra (1515-1582). Tomo II, desear que puedan acometes los estudiosos un
pp. 207-486. En casi trescientas páginas se acumula textos semejante trabajo de compulsa, por el cual se
sin que asome un solo juicio crítico sobre el heterogéneo abreviaría la enorme cantidad de tiempo que
material presentado. Una mitad de las transcripciones demanda la superación de estos escollos. Una
puede ser perfectamente descartada; de igual modo, sería jerarquía de fuentes, si quiera por líneas importantes,
tarea simple acumular otras trescientas páginas sobre la
facilitaría la consulta de las crónicas por los demás
misma materia, provenientes de fuentes coetáneas. Nada
se obtuviera con ello si no fuese advertir, hasta la
estudiosos y evitaría que tan morosa tarea tuviese
evidencia, los “préstamos” y recopias en los testimonios que hacerla cada uno en cada vez.
tardíos o secundarios.
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Con más espacio se pudiera entresacar, del copioso EL CASO DE ROMÁN Y ZAMORA
acervo de las crónicas y a guisa de ejemplo, algunas
curiosas genealogías y vertientes de información, Un curioso ejemplo de trasiego y saqueo sistemático
referidas a grupos de datos y aún a frases aisladas. en el conjunto cronístico, que hasta hoy no ha sido
Como aquello de las “mil personas” muertas en el analizado, lo ofrece el agustino fray Jerónimo
Cuzco al fallecimiento de Huayna Cápac, que va Román de la Higuera, falsario de gran estilo y
desde Betanzos (1551) hasta Cobo (1653), tras extraviado inventor de los “falsos Cronicones”
innúmeras repeticiones. O las “ordenanzas de Topa supuestamente hallados en el monasterio de Fulda.
Inga”, que enlazan a Sarmiento y Cabello Balboa con
El agustino fray Jerónimo Román y Zamora es
Molina y a Murúa con Guaman Poma. Las “agras” y
particularmente conocido por sus Repúblicas del
“auasipas” vinculan muy de cerca a Damián de la
Mundo, aparecidas en Medina del Campo en 1575, en
Bandera (1557) con Ortega y Castro Morejón (1558),
dos volúmenes. Por ser la edición princeps de
con Santillán (circa 1572) y con el anónimo autor de extrema rareza, se cita usualmente por la segunda, de
la Relación del origen… (Circa 1580). Aún podría
Salamanca 1595, en 3 vol. De aquella obra, la parte
perseguirse frases, como la indicación aquella de que
correspondiente a las Repúblicas de Indios Occidentales,
los soldados del ejército incaico “no tomaban una
i.e. Méjico y Perú, ha merecido una moderna
mazorca de maíz” en sus campañas; la visión de los
reedición madrileña, hecha en 1897 por el bibliófilo
indios como “ovejas sin pastor”, expresiva de la
Pedro Vindel, en los tomos 14-15 de la Colección de
honda crisis ante el impacto del conquistador
libros españoles raros o curiosos que tratan de América.
español; o la comparación aquella del linaje de los
Yupanquis con “los Mendozas y Guzmanes” de El padre Román, que jamás vino a la América, al
Castilla. Algún autor temprano recogió la noticia de mencionar sus fuentes de información declara haber
que en las fiestas de coronación en el Imperio, o tenido entre manos numerosas relaciones enviadas
toma de borla del soberano, se sacrificaban de Indias a los reyes de España, cartas de Cortés y de
doscientos niños. Sin los repetidores de tercera los Pizarro, papeles del obispo de Chiapas: “…sin
mano y por solo tocar autores familiares en el equipo esto he leído todas las Historias que andan escritas o
cronístico, la frase viene en los escritos del padre impresas…” En si Catálogo de autores consultados,
Gregorio Gracia (1609) y de Montesinos, quienes la son de notar, para las cosas peruanas, Calvete de
toman de Juan Diez de Betanzos (ca. 1550). Y, por Estrella, Pedro Mártir, “relaciones varias de Indias” y
su cuenta, el pionero Polo de Ondegardo surte de “Varios conquistadores y cronistas, entre ellos los
otra vertiente paralela, en que la frase literal Pizarros, Hernán Cortés, Gómara, Cieza de León,
“sacrificaban doscientos niños de cuatro a diez obispo de Chiapas, Francisco Xerez y Gonzalo
años” es repetida en el Compendio… refutada por el Fernández de Oviedo”.
Jesuita Anónimo y trascrita, con fidelidad ejemplar,
en las obras clásicas del jesuita Acosta, del presunto El padre Román, a los principios, promete ser
Murúa, del cronista mayor de Indias Herrera, del extenso en materias de religión indígena: “Y pues
agustino Calancha y del padre Bernabé Cobo! soy el primero que trato esta materia, bien será que
me largue un poco”. Más de una vez, a medio andar,
Lejos lleva este camino de fundar una jerarquía de repite el tópico. Véase esta perla: “…las cosas de los
testimonios. La tarea es gigante y reclama el esfuerzo indios quedarían a los venideros oscuras y muy faltas, si yo
continuo de muchos investigadores; pero sólo así agora no me alargase, porque tengo por cosa dudosa que algún
podrá cortarse el precario recurso de citar cronistas a particular tenga en el mundo tantos Memoriales como yo de
capricho o el de yuxtaponer, sin examen alguno, aquella gente. Y así quiero como el primero alargarme y dar
testimonios secundarios, sin advertir cuánto entera luz a los venideros de las cosas más notables que hubo
“conforman entre sí”. en el mundo en los tiempos antiguos.”
En otra oportunidad he tenido ocasión de hacer Quizá impresionado por esta presentación de lujo, el
algunas indicaciones críticas sobre el valor de cada editor Vindel en su nuncupatorio a Ricardo Palma y
testimonio utilizado. Pero, para cerrar el punto y José Toribio Medina, hallaba a la obra
como quien ejemplifica por un caso límite aquello de importantísima, por contener “cosas muy poco
préstamos y despojos cronísticos y subraya la sabidas o quizá del todo ignoradas por la mayoría de
necesidad de compulsas de rigor y dependencia de los escritores que han ocupado de los ritos, idolatrías
fuentes, presentaré con algún detalle el caso del y gobierno de los antiguos pobladores del continente
agustino Román y Zamora, plagiario de los americano”. Aceptó, pues, de plano las fuentes
manuscritos de Las Casas. alegadas por el arbitrio de Román y le adjudicó
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“garantía” y “veracidad… a causa de las fuentes inteligence” y encumbró al agustino “in the same
puras en que bebió este cronista”. class as Fathers Acosta, Cobo and Ramos”. Pero, lo
que más mueve a asombro es que, sin percatarse de
Si el bibliófilo español hubiera sido más cauteloso, que en realidad tenía entre manos un plagio burdo
habría pensado dos veces antes de escribir así. Ya en de la Apologética de las Casas, atribuye a la presunta
1892 había publicado Jiménez de la Espada, bajo el obra de Román las virtudes que niega al escrito
ocasional título de De las antiguas gentes del Perú, original! Así, como tratando de cosa por entero
veintisiete capítulos referentes al Perú, entresacados diferente, dedica un cicatero comentario crítico a la
de la Apologética Historia Sumaria del padre Bartolomé Apologética y llega a decir: “It has a slight value”,
de las Casas, que aún permanecía en manuscrito. Un amén de otros extraños juicios. Para contera, llevado
cotejo de rigor le hubiese revelado al confiado su obsesiva manía por partir fronteras entre
Vindel que el padre Román y Zamora no hizo otra garcilasistas y toledanos, declara que Román y Zamora
cosa que saquear la inédita obra de las Casas y “accepted without question the toledan versión of
transliterarla, por un engorroso sistema de taraceas y Incaic history”. Lo cual, en buena romance,
zurcidos que desmejoran el original. restituciones hechas, equivale a decir que el padre las
Casas “aceptó sin discusión la versión toledana de la
No debía escapar, algunos años después, a la
historia incaica”, nada menos que veinte años antes
perspicacia de Riva Agüero algo de la expropiación
de llegar Toledo al Perú. Y esto es mucho
de los escritos de las Casas por Román. La intuyó de
despropósito para que pueda escribirlo americanista
cerca un momento y, sin advertirla más, continuó
tan docto como Means.
siempre citando a Román como fuente
independiente y aún legó a llamarte, alguna vez, Con tan mal ejemplo, no es de extrañar que en su
“apreciada autoridad”.11 breve estudio sobre fuentes cronísticas, el profesor
Louis Baudin, que suele ser tan riguroso en
En 1928 publicó Philip Ainsworth Means su
apreciaciones heurísticos y que ya señaló que toda la
Biblioteca Andina, primer esfuerzo serio de estudiar
información del padre las Casas es “de segunda
crónicas con rigor, aunque impregnado, aquí y allá,
mano y plagia sin rubor a Cieza de León, Cristóbal
de algunas arbitrarias repulsas antiespañolas. Revisó
de Molina (i.e. el presunto Molina), Francisco de
en ella las obras de los más conocidos cronistas,
Jerez”, no cayera en la cuenta del absoluto plagio de
precediendo a la crítica con apuntes biográficos de
Román, de cuya obra dice llanamente que “forma un
valor. Y, frente a las dos páginas que Means concede
interesante estudio de conjunto”.
a Santa Cruz Pachacuti, o a las tres exiguas que le
merecen Betanzos, Ávila o Arriaga, sorprende El padre Vargas Ugarte, en su útil trabajo sobre
mucho el detenimiento sobre el agustino Román y fuentes de historia peruana, enjuicia con brevedad la
Zamora, a quien dedica nada menos que once obra del agustino Román. Dice sumariamente que
páginas. “recoge las noticias hasta entonces publicadas (1575)
sobre el gobierno de los Incas y empresas de la
Calificó Measn a las Repúblicas de Indias como “an
conquista, más algunas que sin duda debió recibir de
etremely informative work by a man of high
sus hermanos de hábito que ya andaban por estas
partes”.
11 Riva Agüero pensó alguna vez que, a lo sumo, Román
citaba de cerca a las Casas. Confundió un poco los límites Pero, en lo que toca a noticias sobre las empresas de
de la obra de Román y los de la Apologética, que solo juzgó la conquista, nada trae Román, si no es un breve
a través de las indicaciones de Jiménez de la Espada en la
juicio sobre la obra conquistadora, con el que cierra
edición de De las Antiguas Gentes del Perú. Se explica, por
eso, que alguna vez Riva Agüero afirme que cuando
la materia. Y, por supuesto, no hay una sola línea
Garcilaso se apoya en Román, está usando, a través de que revele conexión la más mínima con las
este, una relación del “padre Molina”. Ocurre que no el averiguaciones de su Orden, por ejemplo la
agustino Román, pero si las Casas, se sirvió en muchos valiosísima relación de los primeros agustinos sobre
trechos de su Apologética de parágrafos copiados de la las idolatrías de Huamachuco.
relación del presunto Molina el “chileno” (y no de la
relación del “padre Molina”, el “cuzqueño”), como usó Como en la conocida cadena de los errores, el
también otros de la relación de Xerez, si bien es cierto que equívoco suele ir in crescendo. Existe un ubicuo
el dominico las Casas lo confunde a menudo y cita como manual de estudios cronísticos, confeccionado por
Estete. Julián Santisteban Ochoa, que lleva el título de Los
En posteriores escritos de Riva Agüero, como en el cronistas del Perú, aparecido en el Cuzco en 1946. El
clásico texto de 1937, Civilización Peruana, se utiliza a libro, en su conjunto, es de precario valor e induce
Román a menudo, siempre considerándolo como fuente
de continuo a error. Si bien contiene alguna que otra
independiente.
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ISSN: 1992-1055
observación de naturaleza personal, revela más bien Capítulos de Repúblicas de India en Capítulos de la
la fuerte y sostenida consulta de las obras de Riva Apologética
Agüero (como ya advirtiera el prologuista Carlos (ROMÁN, 1897: I) (LAS CASAS, 1909)
Daniel Valcárcel), Means y Porras. Muy abundantes II 47-63 CXX-CXXIV pp. 321-30
III 64-70 CXXVI 334-36
son las confusiones en que el autor incurre. Pero
IV 71-83 CXXX y LI345-47, 133-34
ahora sólo interesa destacar su equívoca y V 92-102 CXXXVIII365-72
contradictoria información sobre los cronistas las VIII a X 103-131 CXXXIX-CXLII 368-76, etc.
Casas y Román. Sobre el último, repite una síntesis
de lo adelantado por Means, sin añadir nada y Del cotejo queda, mondo y lirondo, un inexcusable
quitando mucho, por cierto. En lo que concierne al hurto literario. Lo agrava el perpetrador porque cita
padre las Casas, el estudio que le dedica es de de ocasión a las Casas, como si él tomara solo alguna
liviandad extrema para figurar en texto de noticia concreta y mínima. Y el engaño quiso ser
investigación. mayor porque alegó diversas fuentes.
Santisteban informa que “se duda si estuvo y Esta, que ya se ha hecho penosa y larga razón,
residió” en el Perú el dominico las Casas, duda podría parecer enojoso debate en torno a materias de
gratuita que no turba a ningún biógrafo serio. Señala lana caprina. Pero no es un empeño ocioso por
como la obra más “importante para nosotros” a la erudiciones fútiles lo que ha promovido. Pues, en
Historia general de las Indias. Pero esta no aporta la más asunto que no advirtieron o estudiaron Vindel ni
pequeña luz sobre historia incaica –de que no trata Riva Agüero, Means o Baudin, Vargas Ugarte o
en absoluto–, porque es obra sobre el Porras, bien vale un esfuerzo por cortar tan morosa
descubrimiento y solo narra las jornadas de cadena de mal entendidos sobre el seráfico Román,
conquista hasta 1526! Señala Santisteban la extraña de quien debe prescindirse para cualquier trabajo
fecha de 1564 como la de redacción del “opúsculo” serio sobre la materia incaica.
(sic) De las antiguas gentes del Perú y revela que en ____________
él “escribe contra el proyecto de perpetuar las El testimonio de las crónicas de los siglos XVI y
encomiendas” (?); y, en incomprensible confusión, XVII constituye inexcusable vía de acceso a la
cree vislumbrar alguna huella de Garcilaso en los materia incaica: y hay mucho por hacer, como se ve,
escritos del padre las Casas (!!). Pero ya se sabe que en la que toca a la hermenéutica de tales testimonios.
el tal “opúsculo” no es otra cosa que una selección Para los compendios menores debiera quedar la
modernamente practicada por Jiménez de la Espada arquitectura engañosa de las formas perfectas, en
entresacando los ya dichos veintisiete capítulos de la que todo está dicho y sabido y en que las nieblas del
Apologética Historia Sumaria, escrita entre 1527-50, que pasado lejano ceden ante la fuerza arrogante del
Santisteban no comenta ni menciona jamás. Es dogma. Todavía se repite en nuestras escuelas la
inevitable inferir que el autor juzga los escritos de historia canónica de los Incas, sin lagunas ni grietas;
Román y de las Casas acogiéndose a un mixtum y el expositor promedio vive un reposado clima de
compositum, abigarrado y confuso, de certeza, que contrasta mucho con las vacaciones que
informaciones de segunda mano. ya asediaban al cronista primitivo y que son la vida
misma del investigador actual. No escasean las obras
Pues lo positivo es que las celebradas páginas de de historia incaica –aún de calidad, como las de
Román y Zamora no son otra cosa que traslado de Rowe o Mason– que, con ser modernas, por las
noticias acopiadas por las Casas en su Apologética. premuras del esquema y la síntesis, sacrifican el rigor
Quitados el primer capítulo de introducción y los y resuelven, por generales enunciados, las más
dos últimos –de gaseosidad suma12–, todos los intrincadas cuestiones sobre los usos y creencias del
demás pueden compulsarse parágrafo a parágrafo, imperio de los Incas.
con el original. Por vía de ejemplo, mostraré en
seguida el respectivo lugar de la Apologética en Vasta y compleja como lo es la historia incaica, el
donde puede hallarse cada capítulo del agustino estudioso de las crónicas reconocerá siempre la
Román. Las citas las hago por las ediciones Vindel, plena fuerza con que aleguen jurisdicción los
1897, para la obra de Román y Zamora; y Serrano estudiosos de campos afines y complementarios:
Sanz, 1909, para la de las Casas: arqueología, lingüística, etnología, paleografía,
folklore, etc. Solo el concurso de muchos
investigadores podrá rectificar, robustecer o afinar
12 Bien se sabe que los dos últimos capítulos le valieron a las siluetas primordiales que siempre hay que
las Repúblicas… una prohibición y veda por real cédula de recordarlo una vez más, arraigarán en el testimonio
30-IX-1575, publicada por TORRE REVELLO, en 1940. de las crónicas.
Cuestión por completo ajena al presente análisis.
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