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El Asesor
Técnico
Pedagógico
Antecedentes, función y
papel del ATP

Yadira Duran Ramos

El Asesor Técnico Pedagógico
Introducción
“Nunca dudes de que un pequeño grupo de personas comprometidas
pueden cambiar al mundo, lo cierto es que siempre ha sido así”
Margaret Mead

S
er asesor de cualquier índole no es fácil pues se requiere tener las
competencias necesarias para poder desempeñar la función de manera
correcta, ahora bien, ser asesor técnico pedagógico es una gran
responsabilidad ya que juega un papel fundamental en el logro de la calidad
educativa que durante años se ha anhelado y que recientemente lo señala el
artículo tercero de la Constitución Política Mexicana.

Pero, ¿cómo surgen los Asesores Técnicos Pedagógicos?, ¿cuál es su función, su

papel dentro del ámbito educativo?, ¿de qué manera estos personajes
contribuyen a alcanzar la calidad educativa?, recientemente es común
escuchar el término de Asesor Técnico Pedagógico (ATP) y aunque su figura no
ha recibido la valoración por el Sistema Educativo Nacional, que quienes
desempeñamos esta función esperamos, y que aún falta camino por recorrer
para la creación definitiva de la figura de Asesor Técnico Pedagógico ha ido
avanzando, logrando reconocer la relevancia de su papel.

Es por ello que en el presente documento presentaré a grandes rasgos su historia,

que considero importante para la valoración de su importancia en la educación
como figura de cambio y apoyo a los docentes tanto en su práctica como en
su formación, así como las funciones que debe desempeñar desde un punto de
vista teórico y práctico y por último concluiré con una pequeña reflexión de
cómo mejorar mi práctica asesora como producto de una autoevaluación y del
análisis de los materiales revisados en el Diplomado de Formación para la
Función de Asesoría Técnica Pedagógica impartido por la UPN.

1
Desarrollo

Un poco de historia

E
s bien conocido que después de la Revolución Mexicana y bajo el
liderazgo de Vasconcelos y Rafael Ramírez surge la escuela rural mexicana,
sin embargo los maestros normalistas que existían en ese entonces
resultaban insuficientes para atender a las escuelas rurales, además de que no
contaban con la formación necesaria y algunos de ellos, como sucede también
en la actualidad, no querían ir al campo, por lo que se vieron en la necesidad
de un reclutamiento masivo de maestros sin importar su procedencia. Este interés
de llevar la escuela a los contextos más desfavorecidos y sin el tiempo ni las
condiciones de crear un sistema de Formación docente rural dio como resultado
el surgimiento de funciones complementarias como la de Apoyo Técnico
Pedagógico, ya que resultaba prioritario brindar acompañamiento, orientación
y formación continua a dichos maestros que en su mayoría solo habían
concluido el cuarto grado de primaria elemental.

La función técnica pedagógica era desempeñada por los propios supervisores

escolares, sin embargo, fue tan acelerada la expansión del sistema educativo
que no se dieron abasto en la tarea de acompañamiento, orientación, apoyo y
formación continua de los maestros en servicio de manera permanente y
constante. Por esta razón la función de apoyo técnico pedagógico, que había
sido fundamental a finales del siglo XIX se vio desvanecida durante los 20 años
posteriores a la revolución mexicana, cobrando auge nuevamente en 1970,
cuando acontecen dos hechos que sientan las bases de la función del Asesor
Técnico Pedagógico, por una parte la descentralización de la educación y por
otra la diversificación de los programas de apoyo a la escuela, derivado de ello
se conforman las Federaciones Generales de la Secretaría de Educación Pública
en cada uno de los estados de la República Mexicana, lo cual dio pie a la
creación de equipos técnicos con el fin de atender los programas pilotos
derivados del programa “Educación para todos”.

Pero no fue hasta con la reforma de 1992 que surge la necesidad de consolidar
dichos equipos para brindar acompañamiento y promover la implementación
del nuevo Plan y programas de estudios. A partir de este año surge el Acuerdo

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para la Modernización de la Educación Básica, por lo que se ha venido
experimentando un proceso permanente cuyo principal objetivo es fortalecer la
formación docente de los profesores en servicio para proporcionarles elementos
teóricos –metodológicos, por lo que un mayor número de maestros se integran a
esta función.

En los años 2006 y 2007 la asesoría técnica pedagógica se considera una función
prioritaria, se reconocía la importancia del Asesor Técnico Pedagógico, sin
embargo los profesionales que desempeñaban esta función seguían siendo
docentes comisionados, que habían llegado a ésta por diferentes motivos que
iban desde su capacidad hasta por castigo, es hasta la Reforma Educativa
actual, a través del Servicio Profesional Docente donde se empieza a reconocer
la figura y a revalorar su papel dentro de la educación mexicana.

Papel y Función del Asesor Técnico Pedagógico

L
a educación es un derecho fundamental reconocido desde la Declaración
Universal de los Derechos Humanos en 1948. En México el artículo 3° de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos lo ampara al señalar
que “Todo individuo tiene derecho a recibir educación” y con la Reforma
educativa reciente se modifica incorporando a las características de laica,
gratuita y obligatoria la de calidad, entendiendo por ello “…que los materiales y
métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la
idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de
aprendizaje de los educandos” (Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, 2016, p. 5)

Es en este último punto donde la función del ATP cobra relevancia al ser
considerado como agente de mejora de la calidad de la educación para las
escuelas, al tener como propósito el impulso al desarrollo de las competencias
docentes, contribuyendo así al máximo logro educativo de los alumnos. Tanto el
asesor como los directivos y docentes deben estar conscientes de que la función
del primero debe ser entendida como el motor de la participación colectiva de
una escuela, de ahí que el punto de partida debe ser la realidad del centro
escolar.

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Tarea nada fácil pues en la actualidad los docentes tienen ante sí la creación
de sociedades que sean capaces de aprender continuamente, de ahí la serie
de reformas que se han llevado a cabo desde los primeros años del siglo XIX
hasta la fecha, por tal razón se requiere que cuenten con la ayuda de
profesionales quienes a manera de colegas brinden asesoría técnico-
pedagógica a dicha labor como una forma de satisfacer sus necesidades para
mejorar las prácticas educativas.

Pero, ¿qué es la asesoría técnica pedagógica?, existen diversas concepciones y

autores que la definen, para el presente trabajo se considerará la siguiente:

La Asesoría Técnico Pedagógica se concibe como el conjunto de acciones y

servicios que tienen la finalidad de contribuir a mejorar la calidad de la
educación, mediante el apoyo y el acompañamiento a Directivos, Docentes y
Técnico Docentes, particularmente para valorar y promover las prácticas de la
evaluación interna y externa a la escuela, fortalecer a las escuelas mediante la
mejora de la gestión escolar, orientar el desarrollo profesional docente, planificar
la enseñanza y analizar los propósitos, contenidos y enfoques didácticos de los
programas de estudio. (Marco General para la Organización y el Funcionamiento
de la Asesoría Técnico Pedagógica con Carácter Temporal, 2014, p. 12).

Antúnez (2006) señala que la asesoría debe ser “a la escuela y en la escuela”, ya

que la ayuda se construye a partir de las problemáticas o necesidades que
surgen del contexto del centro escolar, tomando en cuenta su ruta de Mejora
Escolar, el asesor debe considerar las circunstancias y situaciones particulares de
cada escuela.

Actualmente desempeño la función de Asesor Técnico Pedagógico en el

campo de pensamiento matemático en una zona escolar donde he continuado
el aprendizaje que me ha permitido llegar hasta el punto en que me encuentro,
no ha sido fácil el recorrido, pero tuve la fortuna de que los cimientos de mi
función asesora fueran sólidos, he conocido las dos caras de las monedas y al
igual que muchos docentes me enfrenté a una realidad para la que no estaba
cien por ciento preparada y en su momento no obtuve el apoyo de ningún ATP,
nadie me dijo --si tienes dudas puedo apoyarte--, la verdad es que tampoco
solicité apoyo, desconocía que el personal técnico de la supervisión estaban ahí
para brindar asesoría a docentes que como yo iniciaban con muchos
cuestionamientos de cómo dar clases.

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El significado de la palabra asesoría académica la conocí cuando de repente
me encontré con el ofrecimiento de ser coordinadora multigrado,
posteriormente de coordinar cursos y por último de incorporarme al equipo de
supervisión, propuesta que acepté por motivos personales, pero sin saber en
realidad al reto y responsabilidad tan grande que estaba adquiriendo.

Hoy en día he tenido la oportunidad de poder entrar a las aulas de diversas

escuelas, tanto unigrado como multigrado y he podido constatar que es ahí
donde empieza nuestra labor de asesoramiento, en estas visitas he comprobado
la gran desigualdad que existe en las escuelas, de las necesidades de los
docentes, sobre todo los que laboran en las zonas rurales donde se concentra
una gran diversidad en un mismo salón, donde se atiende a más de un grado a
la vez, la empatía que me surge al acudir a este tipo de centros escolares es
inmediata, pues al ver las carencias que cada uno presentan me hace recordar
el tiempo en que fui parte de ello. Dicha empatía me ha orillado a centrarme en
el asesoramiento a docentes de escuelas multigrado y para orientar mi labor ha
sido necesario observar su quehacer diario, tarea nada sencilla por todo lo que
implica, pero estoy convencida es el mejor camino, para lograrla ha sido
necesario implementar estrategias tanto para su aceptación como para
centrarme en lo que deseo alcanzar.

Durante este tiempo he aprendido sobre la función asesora, debo reconocer

que ha sido por ensayo y error, el enfrentarme a todos los retos que marcó mi
inicio en la labor docente, sin tener un acompañamiento cercano y si hubo visitas
de observación fueron sólo eso, visitas, que no arrojaban ningún resultado, lo que
me orilló a no cometer los mismos errores, de ir en búsqueda de la mejora
continua como ATP, investigar cuáles son mis funciones y tratar de cumplirlas lo
mejor posible.

En el marco de los Perfiles, parámetros e indicadores para personal con funciones

de Asesoría Técnica Pedagógica en educación Básica (2016), el ATP se
considera como una figura esencial que despliega y pone en juego un gran
número de competencias de acuerdo al campo formativo en que se
encuentran, en mi caso el referente al Pensamiento Matemático, competencias
que en mi rubro deben permitirme:

5
  Saber cómo aprenden los alumnos y lo que deben aprender, y conocer
las prácticas de los docentes para brindar una asesoría orientada al
fortalecimiento de la enseñanza de las matemáticas. Por lo que es
necesario contar con saberes que sean soportes de la asesoría como: los
procesos de aprendizaje de los alumnos, planteamientos curriculares,
principios didácticos, y las concepciones y prácticas docentes en este
campo.
 Organizar y poner en práctica la asesoría a docentes para brindar a los
alumnos mejores oportunidades en el aprendizaje matemático. Los
conocimientos y habilidades que tengo deberán permitirme acompañar
a los docentes mediante una práctica reflexiva a través del diálogo y la
colaboración (asesor-asesorado)
 Reconocerme como profesional que mejora continuamente para apoyar,
asesorar y acompañar a docentes en su práctica profesional. Para brindar
un servicio de calidad debo ser un aprendiz permanente, abierto y crítico
a las nuevas tendencias pedagógica, capaz de actualizarme de manera
continua en lo académico y en el uso de las Tecnologías de la Información
y la Comunicación
 Asumir y promover los principios legales y éticos inherentes a la función y
al trabajo educativo para brindar una educación de calidad a los
alumnos, para lo cual es primordial regirse por el marco normativo de la
educación pública mexicana.
 Un asesor técnico pedagógico que se vincula con las comunidades
donde están ubicadas las escuelas, los diferentes agentes educativos y
los integrantes de la zona escolar, para enriquecer las prácticas docentes
y los aprendizajes de los alumnos.
 Apreciar la diversidad social y cultural de las comunidades y reconocer
que esta diversidad se expresa al interior de las escuelas que asesoro, por
lo que la asesoría deberá estar situada y/o adaptada para responder a
estas condiciones.

Las funciones del Asesor Técnico no estaban bien definidas, por lo que realizaba
lo que mi supervisor en turno me solicitaba o asignaba, que iba desde el
seguimiento de los programas estatales y federales vigentes para que todos los
docentes de la zona los conocieran y tuvieran presente los lineamientos que los

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regían con el fin de implantarlos en sus escuelas, hasta realizar visitas de
observación en las aulas de diversas escuelas con el objetivo de detectar áreas
de oportunidad en los docentes y brindarles asesoría. En el ciclo escolar 2015-
2016 participo en la primera evaluación de promoción para desempeñar
funciones de Asesoría Técnica Pedagógica en el campo de pensamiento
matemático, lo que me da pie a leer el primer documento de Perfiles,
parámetros para personal con funciones de dirección, de supervisión y de
asesoría tecnopedagógica y de manera oficial deducir las funciones que me
corresponden.

En el cuadro 1.1 podrán observar el papel y funciones que como asesor debo
desempeñar.

ILUSTRACIÓN 1 F UNCIONES Y PAPEL DEL A SESOR T ÉCNICO P EDAGÓGICO

Antúnez (2006) señala que el acompañamiento es “…Ir al lado del otro, no tirar
de un extremo de una cuerda o proyecto para que otros vayan detrás
realizando las ideas y decisiones de otros; eso sería arrastrar. Tampoco es
empujarlo para luego contemplar cómo le va”, es por ello que la relación que
he establecido con los docentes, no sólo de la zona donde actualmente me

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encuentro, es completamente horizontal, entre profesionales, donde ambos
somos corresponsables de la mejora escolar y desde la función de cada uno,
tomemos decisiones sobre lo que corresponde hacer, con el fin de mejorar tanto
en lo profesional como en lo personal.

En mi experiencia he aprendido que se debe partir de las necesidades y

características de los centros escolares, de la realidad educativa de la institución,
es por ello que surge como primer punto diagnosticarla, es decir partir de un
análisis de sus necesidades y opciones de mejora para ofrecer herramientas y
procesos que capaciten a los docentes a mejorar lo que hacen.

Para que el asesor técnico pedagógico contribuya a mejorar las formas de

enseñar y aprender en el campo del pensamiento matemático, requiere
desarrollar su quehacer a partir de un diagnóstico de las prácticas pedagógicas
de los docentes que asesora y de las capacidades que despliegan los alumnos
en este campo, para que, de manera conjunta con los docentes, fijen las metas
y tracen la ruta de asesoría más conveniente. (Perfiles, parámetros para personal
con funciones de dirección, de supervisión y de asesoría tecnopedagógica. 2016.
P. 257)

El diagnóstico permite conocer de manera adecuada a quienes se va ayudar

(sus fortalezas, áreas de oportunidad, conocimientos previos, necesidades y su
actuar profesional) y el escenario en que trabajan para prestarles un servicio
pertinente, para ello es necesario considerar las fuentes, métodos e instrumentos
que se utilizarán, pues de esto depende el resultado y la eficiencia de la ayuda
a brindar.

Después de elaborar el diagnóstico es necesario elaborar un plan de acción,

donde se planteen las actividades necesarias para la mejora del centro escolar,
de acuerdo con Bolivar (2006) si las estrategias de mejora no toman en cuenta
las diferencias de cada escuela, la capacidad interna de cambio, la fase en la
que se encuentran (alto desempeño, estancado en situación crítica) se corre el
riego de no alcanzar el objetivo.

El plan de asesoría debe ofrecer herramientas y procesos que capaciten a los

propios docentes a mejorar lo que hacen, de acuerdo a lo detectado en el
diagnóstico, en el desarrollo de la planeación es necesario tener presente que
nuestro papel es ofrecer alternativas, pero será el personal asesorado el que

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debe tomar sus decisiones, sin olvidar que en caso de ser necesario encauzarlas
hacia un bien común.

esto no resulta ser tan complicado como lo es el seguimiento, pues desde mi

experiencia y por diversas razones es en este punto donde nos perdemos, o por
lo menos donde requiero apoyo.

Las acciones de seguimiento y agregaría de evaluación se deben planificar

también, desde un principio se debe tener claro de qué manera se llevará a
cabo el seguimiento y la evaluación, qué acciones permitirán realizarlo y cuáles
darán muestra de los resultados obtenidos, no es una tarea sencilla, sin embargo,
conforme se avanza en la asesoría se van desarrollando habilidades que
permiten alcanzarla.

Escudero (2012) afirma que “la mejora de la educación merece ser considerada
como un punto de referencia y destino del apoyo o asesoramiento pedagógico”
(p. 15). Para Bolivar (2006), el asesor es un “facilitador de procesos de mejora” (p.
81). Desde esta perspectiva, la asesoría académica a la escuela debe
desempeñar una “función mediadora entre el conocimiento pedagógico
disponible y las prácticas y conocimientos profesionales de los profesores,
aportando los conocimientos y estrategias que puedan contribuir a resolver los
problemas” (Bolívar, 2006, p. 87).

Pero para entrar con éxito en la escena, es indispensable que el asesor se

reconozca como un actor preponderante en el complejo entramado educativo,
que se revista con el compromiso, la responsabilidad y el conocimiento del poder
que posee para generar cambios, pues si bien se encuentra en espera del

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documento que describa y defina las atribuciones correspondientes, es
innegable que quienes han estado inmersos en la labor docente, conocen de
primera mano las necesidades, dudas y sinsabores de la labor en el aula y el
asesor técnico pedagógico es precisamente eso: un docente que acompaña a
otro docente.

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