Dictamen 084-2004 Colegios Universitarios
Dictamen 084-2004 Colegios Universitarios
Dictamen 084-2004 Colegios Universitarios
C-084-2004
9 de marzo de 2004
Doctor
Francisco Romero Royo
Director General
Escuela Centroamericana de Ganadería
S. O.
Estimado señor:
Con la aprobación del Procurador General Adjunto, me refiero a su atento oficio N° DG-
RH-023-04 de 23 de febrero último, por medio del cual solicita reconsiderar el dictamen N° C-
049-2004 de 4 de febrero anterior, en relación con la naturaleza jurídica de la Escuela
Centroamericana de Ganadería y la aplicación de varias leyes.
B.-
UN ENTE SEMIAUTONOMO ADSCRITO AL MEP
Dicha afirmación parte de que la Ley N° 6541 otorga una determinada naturaleza
jurídica a las entidades que regula. Naturaleza que cubriría a la Escuela Centroamericana y
que resultaría incompatible con el concepto de adscripción presente en el artículo 1 de su Ley
de creación. Dados esos argumentos, debe determinarse si la Ley N° 6541 dispone que las
entidades parauniversitarias se organizan de determinada forma y si dicha forma resulta
incompatible con la adscripción.
Dado que la regulación está dirigida tanto a instituciones públicas como privadas, se
comprende que la Ley no contenga una disposición expresa que señale: se crean entidades de
educación parauniversitarias como entes descentralizados, o entes semiautónomos. En ese
sentido, debe aclararse que la Ley no establece que las entidades de educación
parauniversitaria de origen público serán creadas bajo determinada forma de organización. El
texto de la Ley no establece que toda entidad parauniversitaria de origen público será una
institución semiautónoma.
Ahora bien, se afirma que a partir de la Ley N° 6541 los colegios universitarios pasan a
ser personas jurídicas semiautónomas. Ante dicha afirmación es preciso aclarar que la Ley
6541 no contiene una disposición expresa que atribuya personalidad jurídica a las instituciones
de educación parauniversitaria de origen público. No obstante, la Procuraduría ha deducido esa
condición de un conjunto de disposiciones. En primer término, lo dispuesto en el artículo 19 de
la Ley:
Ser persona jurídica es ser “sujeto de Derecho”, sea un centro autónomo de deberes y
derechos, al cual se le imputan en forma definitiva relaciones jurídicas. La personalidad jurídica
determina que la organización sea un centro de acción distinto del Estado. En efecto, el
otorgamiento de la personalidad jurídica coloca al organismo en una posición jurídica diferente,
por cuanto la personalidad atribuye al ente una serie de derechos y de deberes en forma
independiente y lo crea como un centro autónomo de derechos y deberes. Los entes, en razón
de su personalidad, no están sometidos a una relación de jerarquía o de sumisión orgánica,
sino a una relación de tutela, de confianza incompatible con la dependencia jerárquica. Es la
personalidad jurídica lo que permite, normalmente, que el ente no se integre a la organización
ministerial y posea, al contrario, autonomía orgánica. Además, por su personalidad, el ente
goza de un patrimonio propio, independientemente de cómo éste se constituya o se integre. La
titularidad de un patrimonio implica una autonomía patrimonial y, por ende, la autonomía de
gestión. Esa autonomía no es sino un corolario de la autonomía administrativa que posee el
ente y que es de principio. Conforme con esa autonomía patrimonial, el ente podrá realizar
todos los actos y contratos necesarios que impliquen gestión de dicho patrimonio.
Por otra parte, dada la relación entre personalidad jurídica y capacidad jurídica, ésta no
podría imputarse al órgano, salvo que el ordenamiento así lo establezca. Se comprende,
entonces, que los operadores jurídicos tiendan a confundir personalidad y capacidad jurídicas y
a deducir que si el ordenamiento atribuye capacidad jurídica es porque se está en presencia de
una persona jurídica.
“De las normas transcritas queda claro que el Colegio Universitario de Cartago
es un ente público menor, con capacidad jurídica plena y patrimonio propio,
surgido como producto de un proceso de descentralización administrativa.
(..).
En síntesis, prescindiendo de algunas imprecisiones terminológicas contenidas
en los dictámenes transcritos (como la de emplear el concepto de órgano cuando
se está en presencia de un ente) podemos afirmar que los colegios
universitarios, y en particular el Colegio Universitario de Cartago, es un ente
público que forma parte del sector descentralizado del Estado”. Dictamen N° C-
059-2000 de 30 de marzo del 2000.
“IV.-
En el fondo, la discusión en este asunto se centra en determinar si la relación laboral entre los
trabajadores del Colegio recurrido se rige por la legislación laboral común, o si se debe regir
como una relación de servicio público, con aplicación -entre otros- del principio de estabilidad
laboral, consagrado en el artículo 192 de la Constitución Política. En este orden de ideas, es
menester de previo a entrar a resolver este recurso, determinar la naturaleza jurídica del
Colegio Universitario de Alajuela, porque de ello depende el régimen jurídico que rige su
relación con sus trabajadores. En primer lugar se tiene que las instituciones de educación
superior parauniversitaria fueron creadas mediante la Ley N° 6541 de 19 de noviembre de
1980, como instituciones de educación superior parauniversitaria (artículo 1°), y que, en
concreto, los colegios universitarios de Alajuela, Cartago y Puntarenas fueron creados por la
Ley de cita (Transitorio I). Estos colegios universitarios poseen una estructura administrativa y
personalidad jurídica propias, así como patrimonio y fines exclusivos asignados expresamente
por la Ley, de tal manera que ya en reiterados dictámenes de la Procuraduría General de la
República se ha determinado que constituyen entes públicos menores, por lo que gozan de su
propia competencia, en virtud de lo que en doctrina se denomina "descentralización
administrativa", de tal forma que específicamente constituyen entes descentralizados. Como
tales, los colegios universitarios no constituyen órganos separados del resto de las instituciones
estatales, sino que son miembros integrantes de uno de los poderes del Estado, a saber, el
Poder Ejecutivo, conformando parte de la Administración Pública, en razón de que administran
cosas o intereses públicos. En efecto, a pesar de la independencia funcional y financiera de
que gozan por imperativo legal, dichas entidades públicas se encuentran ligadas a la
organización política por los enlaces jurídicos de la "tutela administrativa", la cual crea una
relación de derecho público entre la persona administrativa mayor (Poder Central) y las
personas menores (entes descentralizados), relación ésta que, a su vez, conserva y asegura la
unidad indivisible del Estado. Tan es así que, en virtud de esa tutela administrativa que tiene el
Poder Ejecutivo sobre los colegios universitarios, no obstante su autonomía, deben sujetarse a
todas las regulaciones que en materia educacional y de gobierno dicte el Ministerio de
Educación Pública, a través del Consejo Superior de Educación, y, obviamente a las
disposiciones normativas que regulan su creación y funcionamiento”.
Debe aclararse que en la medida en que una organización constituya un ente público
menor, no puede ser considerado un órgano y, particularmente, un órgano del Poder Ejecutivo.
Si se tratare de un órgano, incluso un órgano-persona, no formaría parte de la Administración
Pública Descentralizada. Lo que sí es aceptable es que la condición de entidad descentralizada
no implica una independencia del Estado-persona. Antes bien, entre el ente y el Estado se
establece una relación de tutela administrativa, que permite mantener la unidad del Estado. En
el caso de las instituciones de educación superior parauniversitaria, esa relación es
esencialmente de carácter técnico y se produce a través del Consejo Superior de Educación,
tal como se desprende de varios artículos de la Ley: necesidad de reconocimiento por parte de
dicho órgano, lo que implica que sólo las entidades reconocidas por el Consejo pueden prestar
servicios de enseñanza parauniversitaria (artículo 2). La entidad no es libre de impartir
cualquier carrera. Las carreras y los planes de estudio son aprobados por el Consejo (artículo 4
de la Ley). Dicho órgano supervisa las pruebas de graduación (artículo 8) y debe financiar las
instituciones oficiales (artículo 16 de la Ley). A estas relaciones se refirió la Procuraduría en el
dictamen N° C-274-81 de 19 de noviembre de 1981:
“Artículo 2º.-
La Escuela de Ganadería estará adscrita al Ministerio de Educación Pública y contará con un
Consejo Directivo, compuesto así: un delegado de la Universidad de Costa Rica, un delegado
del Ministerio de Educación Pública, un delegado del Ministerio de Agricultura y Ganadería, y
un delegado de la Municipalidad de Atenas.
Si se elevare a nivel centroamericano esta Escuela, el Consejo Directivo se
ampliará con un representante de cada uno de los países que suscriban los
convenios respectivos.
Mientras contribuya para el mantenimiento de la Escuela, el Gobierno Británico
tendrá derecho a nombrar un delegado en el Consejo Directivo.
“conforme con la acepción normal del término, su utilización refleja el interés del
legislador de establecer una relación entre el “adscrito” y el órgano o ente al cual
se adscribe. En ese sentido, implica un límite a la competencia del sujeto
adscrito.…”. Dictamen N° C-022-90 de 19 de febrero de 1990.
Dada esa circunstancia, no puede concluirse que la adscripción implique per se una
relación de dependencia. En efecto, esa dependencia sólo podría derivarse del contexto de la
norma, máxime si la adscripción se refiere a un ente descentralizado. Por consiguiente, que un
organismo sea “adscrito” a otro no significa necesariamente que su naturaleza jurídica sea la
de un órgano. Bien puede referirse a un ente.
“Transitorio II.-
Los colegios universitarios y aquellas otras instituciones que, en el momento de la
promulgación de esta ley, tuvieran aprobadas carreras de nivel superior parauniversitario,
quedarán comprendidas dentro de los alcances de ésta”.
Los alcances de esa sujeción y del cambio normativo fueron analizados por la
Procuraduría en el dictamen N° C-122-99 de 11 de junio de 1999:
“B.-
Las consecuencias de aplicar la Ley 5609 de 13 de octubre de 1980 a la Escuela
Centroamericana de Ganadería.
En este acápite no pretendemos agotar todas las implicaciones que significa
para la Escuela el no regirse por su ley de creación y su reglamento, en aquellas
normas que resultan incompatibles con las normas posteriores, y en su lugar,
observar las disposiciones de la Ley 5609 y su reglamento. Simplemente, nos
limitaremos a resaltar aquellos aspectos más relevantes de la cuestión.
En primer lugar, afecta su naturaleza jurídica. Con base en su ley de creación, la
Escuela está adscrita al Ministerio de Educación Pública. El reglamento de esta
ley, la califica como una institución semiautónoma adscrita a ese ministerio, la
cual goza de capacidad jurídica. Ahora bien, al aplicarse la Ley de Creación y
Funcionamiento de las Instituciones de Educación Superior Parauniversitaria, su
condición será la de un ente público semiautónomo.
En segundo término, afecta la personería jurídica. De conformidad con el
reglamento de la ley de creación de la Escuela (inciso f) del artículo 30), ésta le
corresponde al Presidente del Consejo de la Escuela; mientras que con base en
la ley 5609, la ostenta el decano o director (articulo 13).
Por último, de conformidad con la ley de creación de la Escuela y el artículo 30
de la Ley para el Equilibrio Financiero del Sector Público, sus empleados están
cubiertos por el régimen del Servicio Civil; mientras que con base en la Ley 5609
y su reglamento (artículo 25), las relaciones laborales, en principio, se rigen por
el Código de Trabajo, por el citado reglamento de la Ley 5609 y el reglamento
interno de cada institución. Este aspecto, lo analizamos a continuación”.
De acuerdo con lo que hemos indicado anteriormente, no es posible dar una respuesta
absoluta. Ello en la medida en que adscripción no significa dependencia y el término puede ser
utilizado únicamente para establecer la pertenencia a un sector, pero no permite diferenciar en
forma automática entre órgano y ente. En ese sentido, no estima la Procuraduría que el término
“adscrito” referido a una entidad semiautónoma resulte per se contradictorio. La contradicción
existiría, empero, si la adscripción implicara dependencia del Poder Ejecutivo, lo cual no puede
derivarse, repetimos, del propio término “adscrito”, sino del conjunto de regulaciones que se
aplican a la entidad.
En la medida en que adscripción puede ser utilizada por el legislador para referirse a un
ente descentralizado, (por ejemplo la Oficina Nacional de Semillas es creada como una entidad
semiautónoma pero la ley 6289 de 4 de diciembre de 1978 la adscribe al MAG), no es posible
considerar incompatibles per se las disposiciones legales que atribuyen naturaleza de ente
semiautónomo a una organización y aquella que la califica como adscrito.
Por otra parte, de la Ley 4401 no es posible concluir que la Escuela sea dependiente
administrativa o funcionalmente del Poder Ejecutivo. No puede olvidarse que fue con base en el
texto de dicha Ley que el Ejecutivo otorgó a la Escuela categoría de entidad semiautónoma. Y
ello se origina, repetimos, en el hecho mismo de que la tutela que allí se establece por parte del
Consejo Superior de Educación es diferente a la relación de jerarquía. Dada esa diferencia no
es de extrañar que la Ley N° 6541 sujete a las entidades de educación superior
parauniversitaria a una estricta tutela por parte del citado Consejo.
Procede recordar que la antinomia entre dos normas se produce cuando existe
incompatibilidad de los efectos de ambas normas. Ello porque un mismo supuesto de hecho se
regula en forma contradictoria, al punto de que sus efectos se excluyen entre sí. Es ante ese
supuesto de antinomia que cobra importancia el empleo de los criterios hermenéuticos en la
interpretación y aplicación del Derecho: criterio jerárquico, cronológico y de especialidad.
Empero, es claro que la aplicación de esos criterios tiene sentido cuando se trata de determinar
si se está ante una derogación tácita de alguna norma y, por ende, de establecer cuál
disposición deba prevalecer.
C.-
EL REGIMEN DE EMPLEO DE LA ESCUELA DE GANADERIA
“A más tardar en mayo de 1985, todo el personal de los organismos citados, con
la excepción del superior ejecutivo y de los jefes departamentales, deberá ser
incluido por la Dirección General del Servicio Civil en su régimen".
Con el fin de limitar el empleo público y controlar las ventajas salariales recibidas por
los servidores públicos, se dispone que determinadas organizaciones deben contratar su
personal siguiendo los trámites establecidos por la Dirección General de Servicio Civil. Esa
aplicación determinaba que los funcionarios así nombrados ingresaban, en forma automática,
al Servicio Civil. Ello implicaba, además, que la mayor parte del personal de esas
organizaciones resultaba protegido por el régimen estatutario.
Para determinar qué organizaciones resultaban cubiertas por la norma, debía tomarse
en cuenta el criterio de “adscripción” y la dependencia al Poder Ejecutivo. En ese sentido, el
ámbito de aplicación del artículo está referido a organizaciones que están en una particular
relación con los ministerios. Es de notar que el artículo 30 de mérito no toma en cuenta la
naturaleza jurídica del organismo, sino que lo que importa es la existencia de un determinado
tipo de relaciones con un Ministerio. Y esas relaciones son de naturaleza financiera. Es por ello
que en el dictamen N° C-022-90 antes citado indicamos que el artículo 30:
En este orden de ideas, resulta claro que la aplicación de la Ley N° 6541 a la Escuela
Centroamericana de Ganadería y, por ende, el reconocimiento a ésta de la condición de ente
semiautónomo no constituye un límite a la aplicación del artículo 30 en cuestión. Para que la
inaplicación de este artículo pudiera predicarse se requeriría que la Escuela de Ganadería
como ente semiautónomo no mantuviera relaciones de dependencia financiera con el Poder
Ejecutivo. Por ende, que no resultare beneficiada en forma alguna con el Presupuesto del
Estado.
Cabe recordar, además, que aún cuando sus funcionarios no hubiesen ingresado al
Servicio Civil, el régimen de empleo de la Escuela es estatutario.
Disposición que resultaba contraria a lo dispuesto en los artículos 191 y 192 de la Carta
Política y al desarrollo de éstos por los numerales 111, in fine y 112 de la Ley General de la
Administración Pública. En efecto, en la medida en que los colegios universitarios constituyen
entes públicos, encargados del ejercicio de funciones administrativas, sus funcionarios son
servidores públicos; se sigue como lógica consecuencia que las relaciones de servicio son de
naturaleza estatutaria sujetas al Derecho Administrativo. Ha indicado la Sala Constitucional, al
respecto:
Por otra parte, ha dicho la Sala que el concepto de estatuto no está referido a un
instrumento jurídico único, sino que su objetivo es:
Lo anterior significa que los funcionarios de los colegios universitarios están sujetos a
una serie de principios que tienen su origen en los artículos 191 y 192 de la Carta Política. De
estos principios resultan fundamentales el principio de estabilidad en el empleo público, la
escogencia por idoneidad, la eficacia y eficiencia en la gestión pública. Principios que son de
carácter garantista, por lo que la Sala Constitución ha considerado que se trata de verdaderos
derechos públicos subjetivos (sentencia N° 1119-90, reafirmada en la resolución N° 244-201 de
14:46 hrs. de 10 de enero de 2001).
La necesaria aplicación del régimen estatutario a los colegios universitarios ha sido señalada
por la Procuraduría en sus pronunciamientos Ns. C-247-99 de 21 de diciembre de 1999, C-102-
2000 de 12 de mayo de 2000 y C-153-2000 de 7 de julio del mismo año. En dichos
pronunciamientos, la Procuraduría ha acogido lo dispuesto por la Sala Constitucional en la
resolución N° 7900-97 antes citada, por lo que la tesis es que a las relaciones de servicio del
personal de los colegios universitarios, por ser relaciones de empleo público, les resultan
aplicables los principios estatutarios de idoneidad y eficiencia comprobada, contratación
mediante oposición, estabilidad laboral, imposibilidad de convenir entre sí las partes, las
condiciones del servicio. Señaló la Sala en la resolución antes citada:
Por otra parte, en tratándose de los funcionarios cuyas plazas están incluidas dentro
del Régimen, pero no gozan de propiedad, cabe recordar lo señalado en el dictamen C-122-99
de repetida cita:
“En cuanto a los otros servidores que ocupan puestos que están dentro del
Régimen del Servicio Civil, pero que no gozan de propiedad, es necesario indicar
que las citadas plazas no se podrían excluir del régimen, toda vez que dichos
funcionarios gozan de un status especial; tienen un interés legítimo de que esas
plazas continúen dentro de él, ya que, una vez que se realice el concurso
público, ellos podrían participar , y si resultan elegibles, tendrían grandes
opciones de obtener la propiedad. Por lo anterior, estas plazas tampoco se
pueden excluir del régimen (9) por una disposición de rango reglamentario. En
este caso, también es aplicable la conclusión a la que llegamos en relación con
las plazas que están siendo ocupadas en propiedad”.
En ese sentido, considera la Procuraduría que no es a través de un dictamen que
puede lograrse la exclusión del Régimen de Servicio Civil de una determinada plaza, así como
tampoco de la protección que ese Régimen dispensa a un funcionario.
CONCLUSIONES:
1-. La utilización del término “adscrito” por nuestro legislador tiene como objeto señalar la
presencia de una estrecha relación entre un organismo funcional o administrativamente
independiente con otro órgano o ente. Es por ello que se emplea para referirse a órganos
desconcentrados, personificaciones presupuestarias o entes descentralizados. El término no
resulta per se incompatible con la descentralización administrativa.
3-. El artículo 30 de la Ley N° 6955 de de febrero de 1984 abarca los organismos adscritos
y entes descentralizados que dependen financieramente del Presupuesto Nacional o bien,
cuyos ingresos corresponden a ingresos del Estado y, por ende, deberían ser presupuestados
en la Ley de Presupuesto.
7-. Conforme lo expuesto, no existe mérito para modificar las conclusiones del dictamen N°
049-2004 de 4 de febrero del presente año, las cuales se ratifican.