El Exilio Chileno: Río Profundo de La Cultura Iberoamericana - Carmen Norambuena
El Exilio Chileno: Río Profundo de La Cultura Iberoamericana - Carmen Norambuena
El Exilio Chileno: Río Profundo de La Cultura Iberoamericana - Carmen Norambuena
Cita sugerida
Norambuena, C. (2008) El exilio chileno: río profundo de la cultura
iberoamericana [En línea]. Sociohistórica: Cuadernos del CISH,
23-24. Disponible en: http://www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.
ar/art_revistas/pr.4382/pr.4382.pdf
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El exilio chileno:
río profundo de la
cultura iberoamericana
W Carmen Norambuena
1
Norambuena, Carmen «Exilio y retorno. Chile 1973-1994», en M.Garcés, P.Milos, M.Olguín, J.Pinto,
M.T.Rojas y M.Urrutia (comp.) Memoria para un nuevo siglo. Chile, miradas a la segunda mitad del siglo XX.
LOM Ediciones (Santiago, 2000.pp.174).
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4
En las elecciones presidenciales de 1971 fue elegido el derechista José María Bordaberry (1972-1976),
gobierno en que la participación de los militares fue en continuo aumento, particularmente, en la
guerra contra el Movimiento Tupamaro. Corolario de lo anterior fue la disolución del Congreso
Nacional y la imposición de una dura y represiva dictadura militar Bethell, 2002, op.cit. pp.174-182.
5
Los llamados «Acuerdos del Club Naval» entre el gobierno y la oposición (incluido el Frente Amplio
y los militares), en 1984 permitieron la transición y la vuelta al orden institucional. Con la elección de
Julio María Sanguinetti (1985-1990) se inicia una transición a la democracia, la cual se vio favorecida por
la permanencia de los dos partidos históricos y, muy especialmente, la fuerza del tercer partido, el
izquierdista Frente Amplio.
6
Norambuena, 2000. pp.176 y 177. El sistema de salidas obligadas del país tiene su origen en el Decreto
Ley Nº 81, el cual facultaba al Gobierno para expulsar del país a nacionales o extranjeros, los cuales no
podrían regresar sin la autorización expresa del Ministerio del Interior. Complementario a lo dispues-
to en el D.L.81, fue el Decreto Ley Nº.604 de 10 de agosto de 1974, que establecía que podría
impedírsele la entrada al país, a cualquier persona que propagara doctrinas que tendieran a alterar por
la violencia el orden social del país o su sistema de gobierno.
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Estas características del exilio han llevado a establecer que el proceso genera
una ambivalencia en las que el individuo al mismo tiempo es capaz de vivenciar
el alivio por dejar atrás su condición de «perseguido» y, por otro, la angustia de
partir, el miedo a lo desconocido, la ruptura de sus lazos y el abandono de un
proyecto vital8. Más adelante, cuando quien vive el exilio toma la opción de no
retornar, su permanencia en el país de acogida toma otros caminos, más cerca-
nos a la migración clásica.
Al abordar la temática del exilio resulta de vital importancia la claridad de
conceptos como: exilio, identidad e imaginario. Para estos efectos un buen punto
de partida ha sido recurrir a escritos clásicos en el tema en los cuales el exilio se
emprende a partir de una gran cantidad de vivencias entregadas por muchas
personas que con diversos rumbos, en variadas direcciones y en distintos mo-
mentos debieron tomar el camino del exilio. De Europa a América, de un país
americano a otro, de América a Europa, en fin el por qué y el cómo de muchas
historias individuales y familiares9. Del mismo modo, resulta fundamental ligar
exilio con los estudios de identidad10. En éstos la identidad se entiende y aplica
como adscripción, pertenencia, adhesión. Es a través de la noción de identifica-
ción, como conjunto de categorizaciones, que es posible distinguir entre el yo, el
nosotros y los otros a partir de signos específicos, y situarlos en una realidad
determinada. El estudio de la identidad hace referencia a modelos sociales y
culturales que orientan los comportamientos, y al análisis de los mecanismos de
identificación que hacen posible la comprensión de la identidad con relación a
los sistemas culturales. Esto permite, finalmente, que los individuos se distingan
de otros en función de los valores en torno a los cuales organizan sus vidas. La
identidad, así vista, es la conciencia de la cultura propia y adecuada, la cual se
construye en diálogo y oposición a la naturaleza y a la sociedad, la que nos
asemeja a unos y nos diferencia de otros.
Nuevas aportaciones sobre identidad han sido abordadas como conciencia
más que como acto, como pensamiento y palabra más que como construcción
8
Pollarolo, Fanny y Rojas, María Eugenia. Escritos sobre el exilio y el retorno. 1978-1984. Editorial.
FASIC. (Santiago, 1984.p.30). Ver también, Castillo V., María Isabel «Jóvenes chilenos que retornan:
perspectivas para una reparación social». ILAS (Instituto Latinoamericano de Salud Mental y Dere-
chos Humanos). Ponencia presentada al I Seminario Internacional sobre Consecuencias de la represión en
el Cono Sur: sus efectos médicos, psicológicos y sociales. (Montevideo, 1986.p.39)
9
Grinberg, Rebeca y León, Migración y exilio. Estudio psicoanalítico. (Madrid, 1996),
10
Casalet y Comboni (comp.) Consecuencias Psicosociales de las Migraciones y el Exilio (México, 1989); en el
de Araujo y Vásquez La maldición de Ulises (Santiago., 1990); así como en el de Guzmán, Claudio, El
concepto de identidad. Reflexiones teóricas a partir del estudio del exilio. (México, 1992).
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11
Ortiz, María Salvadora (Comp.) Identidades y producciones culturales en América Latina, (San José, Costa Rica, 1996).
12
Castoriadis, Cornelius, La institución imaginaria de la sociedad. Vol. 2, El imaginario social y la institución (B. Aires,
1999); también Ansart, Pierre, Las sociologías contemporáneas (B. Aires, 1992). Baczko, Bronislaw, Los imaginarios sociales;
memorias y esperanzas colectivas. B. Aires, 1991).
13
Miguel Rojas Mix, El Imaginario. Civilización y cultura del siglo XXI. Prometeo. Buenos Aires, 2006.
14
Corvalán, Carlos y Contreras, Carmen, «Retorno a Chile: Retorno en Chile», ponencia presentada en el
seminario nacional sobre La migración forzada y el retorno. Los desafíos de la transición, INCAMI, Instituto Católico
Chileno de Migración, (Santiago, 1989).
15
Importante contribución ha sido la emanada de la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas
(FASIC), donde se han realizado estudios que muestran el impacto del exilio en la familia, en los jóvenes o
en los niños. Sin embargo, estos trabajos se hicieron, como se ha dicho, bajo la perspectiva de brindar ayuda
y no como investigación de carácter académico. Lo propio se ha hecho, desde el punto de vista legal, desde
la Vicaría de la Solidaridad. Desde sus orígenes como «Comité Pro Paz», instaló un Departamento Jurídico,
que se preocupó de dar a conocer la legislación con relación a las causas y efectos del exilio. Su valor reside
en su calidad de fuente y no de análisis histórico. También en el plano jurídico un gran aporte es la tesis de
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En el plano político han sido muchos y variados los artículos que han ido
surgiendo a medida que nuevos documentos y escritos originales salen a la luz. Sin
duda que los ensayos publicados referidos a la agenda política desarrollada por los
líderes de la izquierda chilena, son vitales para la reconstrucción del exilio político
y una importante referencia para estudios particulares que ha venido llevando
adelante esta autora16, cuyo interés por la temática se expresa, también, en un
involucramiento histórico-institucional17 Así, uno de sus primeros aportes estuvo
dado en la presentación «Reconciliación Universitaria», en la cual señalara los cami-
nos que desde la Universidad eran viables para quienes retornaban desde el exte-
rior. Desde esa fecha ha venido trabajando el tema del exilio reuniendo documen-
tación y realizando acciones específicas con retornados (ver diarios El Mercurio, La
Tercera, Las Ultimas Noticias, La Cuarta de mayo de 1993). En tal contexto su parti-
cipación en el curso internacional ¿Chile: un paréntesis en la democracia y una democracia
entre paréntesis?, fue publicada en la revista «CON EÑE Nº 5» (Madrid, 1998). Del
mismo modo, la ponencia expuesta en otra reunión académica: Encuentro Memoria
para un nuevo Siglo: miradas a la historia de los últimos cincuenta años; en noviembre de
1998, fue publicada como «Exilio y retorno. Chile 1973-1994» en Memoria para un
nuevo siglo, M. Garcés y otros. (Santiago, 2000). Dado su interés en la temática
convocó a una reflexión amplia sobre los exilios, en noviembre de 1999, en un
Seminario titulado Exilios: metáfora del Siglo XX en el cual hubo avances tanto en
enfoques metodológicos, cuanto en localización y utilización de nuevas fuentes
documentales e introducción de nuevas metodologías.
Estos trabajos preliminares han permitido distinguir tres etapas en el proceso
del exilio chileno. La primera, que va desde septiembre de 1973 a 1980, caracte-
Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales de María Alejandra Barro Cortés El derecho a vivir en la
patria. Universidad de Concepción, 1986. Esta tesis nos ha sido de gran utilidad para el primer
acercamiento a la legislación del exilio, comenzando por el D.L.N.81 de 1973.
16
Importante contribución ha sido la emanada de la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias
Cristianas (FASIC), donde se han realizado estudios que muestran el impacto del exilio en la familia,
en los jóvenes o en los niños. Sin embargo, estos trabajos se hicieron, como se ha dicho, bajo la
perspectiva de brindar ayuda y no como investigación de carácter académico. Lo propio se ha
hecho, desde el punto de vista legal, desde la Vicaría de la Solidaridad. Desde sus orígenes como
«Comité Pro Paz», instaló un Departamento Jurídico, que se preocupó de dar a conocer la legisla-
ción con relación a las causas y efectos del exilio. Su valor reside en su calidad de fuente y no de
análisis histórico. También en el plano jurídico un gran aporte es la tesis de Licenciatura en Ciencias
Jurídicas y Sociales de María Alejandra Barro Cortés El derecho a vivir en la patria. Universidad de
Concepción, 1986. Esta tesis nos ha sido de gran utilidad para el primer acercamiento a la legislación
del exilio, comenzando por el D.L.N.81 de 1973.
17
Éste quedó plasmado en una presentación hecha al Seminario Exilio y Retorno de Académicos
e Intelectuales «El Reencuentro es Posible», realizado en diciembre de 1990 y publicada al año siguiente.
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rizada por la salida masiva de chilenos al exilio18. La segunda, que cubre la déca-
da comprendida entre 1980 y 1990, en que la salida de exiliados políticos dismi-
nuye, al mismo tiempo que se matiza con el exilio económico y con el inicio del
proceso de retorno. Y, la tercera etapa, de 1990 a 1994, que es la del retorno
propiamente tal19.
Si bien no es posible hablar del exilio en forma unívoca, hay muchos exilios,
tantos como expatriados y como países de acogida; en general los testimonios
constatan que vivir en otra realidad, en otras culturas, permite integrar nuevas
significaciones. Diversifica el sentido de la vida y amplía las posibilidades de
comunicación con otros. También y, en algunos casos, puede generar la llamada
depresión del extrañamiento la cual puede conducir, incluso, hasta el suicidio20.
A nuestro juicio y, como lo demostraremos más adelante, tal vez donde que-
dó mejor expresado todo el impacto de los expatriados fue en las diversas mani-
festaciones artísticas y literarias, tanto en su contenido como en el despertar de la
creatividad. Estudios propios realizados con base en la documentación reunida
por la Oficina Nacional del Retorno, nos revelan el alto nivel de escolaridad de
los exilados, como asimismo, sus profesiones y oficios, de lo cual se puede colegir
y a la vez comprender que el campo más afectado por el exilio chileno fue el
intelectual y artístico. Prueba de ello es que las universidades vieron mermados
sus cuerpos académicos y gran parte de la intelectualidad chilena debió partir
obligada o voluntariamente al exilio. Esta sangría ha provocado que, en casi dos
décadas, el país aún no pueda recuperar su nivel de desarrollo universitario en
Humanidades, Artes y Ciencias Sociales.21
18
«La problemática del retorno de los refugiados latinoamericanos», en DIAKONIA. Acción Ecuménica. Cap. II.
( Santiago, 1984).
19
En las elecciones de 1989 las de la transición a la democracia el presidente elegido, Patricio
Aylwin encabezó una amplia coalición de partidos de centro-izquierda la Concertación de Partidos
por la Democracia que en 1994 y en 1999 eligió al segundo y al tercer presidente de la República.
20
Norambuena, Carmen, 2000, pp.178. En la dimensión humana del exilio, llama la atención el
número y las causas que provocaron estos decesos. Con muestras fragmentarias, observamos que
entre 1974 y 1982, fallecieron, setenta y una personas, 35 hombres y 13 mujeres. El 50% con más de
50 años, siendo las edades extremas 16 y 85 años. De las causas de muerte, el primer lugar lo ocupa
el suicidio (12 casos), el segundo el infarto (6 casos) y, el tercero, accidentes y cáncer (cuatro casos
cada uno). Impactante es el caso de Cecilia Orellana Aguirre, de 16 años, que se suicidó, en Francia.
También en Francia, el de Rubén Pino Mendoza de 50 años, quien mató a su hijo de un balazo y
luego se suicidó. Otra fuente, señala que el total de muertos en el exilio ascendió a 136 personas, de
las cuales tres fueron asesinadas (Orlando Letelier, Carlos Prats y señora Sofía Cuthbert) y, otras 23
se suicidaron.
21
Solo en el año 2008 la Presidenta de la República Michelle Bachelet, ha destinado una suma de 30
mil millones de pesos para que las universidades del Estado se potencie el desarrollo e las humani-
dades, las artes y las ciencias sociales. Discurso y Cuenta Pública Presidencial de 21 de mayo de 2008.
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El campo literario
22
Efectivamente, en la elaboración de este artículo recurrimos a prensa escrita, revistas, entrevistas,
conversaciones etc. También hemos tomado como base otros artículos y ponencias sobre el exilio
chileno que realizamos anteriormente.
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Lo que los propios creadores expresaron en los años del exilio fue la necesi-
dad de realizar un análisis del conjunto de la producción literaria, es decir, tanto
lo escrito en el país como en el extranjero. En el interior, se decía, predomina una
especie de neobarroco determinado por la necesidad de no decir las cosas di-
rectamente. Formas alegóricas, símbolos históricos del pasado, ambigüedad del
discurso, es lo que se ha dado con más frecuencia. Ya en los ochenta (1984), se
señalaba la importancia de rescatar y analizar tanto la producción interna, como
la desarrollada en el exterior23. Esta observación no es por cierto desde el campo
de la crítica, sino a partir de una valoración de la producción artística desde la
reconstrucción de la historia y, especialmente, desde una historia cultural, enten-
diendo por tal la globalidad de los procesos sociales.
Así, el número de novelas escritas supera los dos millares. Para los efectos de
reconstrucción histórica, son de vital importancia aquellas provenientes del gé-
nero testimonial. Entre otras razones, porque muchos de los escritos correspon-
den a personas que han practicado este género sin tener un marco conceptual de
su propia práctica24. Esta característica cobra mayor valor aún cuando estas
experiencias asumen el carácter de confesión, absolutamente real e histórica.
Más allá de tales experiencias y en el ámbito específico de la novela chilena del
exilio, los hechos posteriores a septiembre de 1973 motivaron a muchos escrito-
res chilenos a asumir la realidad concreta para hacer de la novela un testimonio,
en donde se aborda, en primer lugar, el tema del exilio como tal; luego, viene la
etapa en que se entrega la producción literaria del exilio, para dar paso, posterior-
mente, a hondas reflexiones teóricas acerca de la práctica testimonial, tareas
estas últimas en manos de los estudiosos y críticos literarios.
Sabido es que la producción de textos literarios en el exilio es frondosa. De
éstos interesan tanto los que se insertan en el relato «testimonial», cuanto la produc-
ción de relatos «imaginarios», que funcionan como verosímiles de la situación his-
tórica. Del mismo modo que, aquellos productos de la actividad literaria habitual.
A juicio de Ángel Rama, la literatura latinoamericana del exilio, fuertemente
vinculada por la necesidad de dar cuenta de la historia inmediata, destacando los
planos contingentes da, lentamente, paso a otra que busca explorar las motivacio-
nes profundas de esos conflictos, en un proceso de búsqueda tensa de su verdad.
23
Jaime Giordano «Literatura y exilio» en Revista Literatura Chilena, vol.8, Nº 3, 1984, pp. 5-6.
24
Como lo trata Lucía Guerra en su artículo «Polivalencias de la confesión en la novela chilena del
exilio» en Alba de América N° 6-7, julio de 1976. Manuel Alcides Jofré, desde su escrito Literatura
chilena en exilio, CENECA, (Santiago, 1986).
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Revistas en el exilio
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Las publicaciones de los distintos partidos políticos en el exilio fueron variadas y su difusión
dependió de la capacidad de las colectividades y de sus miembros para distribuirlas a distintos
países. Su contenido en tanto fue fundamentalmente testimonial y de lucha contra la dictadura.
Entre ellas, la del Partido Comunista: El Boletín del Exterior -Boletín Rojo- publicado en Moscú a cargo de
Orlando Millas. Por su parte, bajo el alero del Partido Socialista surgieron: Pensamiento
Socialista.Análisis. Estudio. Teoría, a cargo de Oscar Waiss en la República Federal Alemana; Socialismo
Chileno, publicada en Bruselas, y dirigida por Adonis Sepúlveda junto a Clodomiro Almeyda y Jorge
Arrate. En México apareció Izquierda Cristiana, que dirigida por Luis Maira; Boletín Informativo Exterior,
que publicada por el Mapu Obrero y Campesino. También Convergencia y Plural. También de conte-
nido principalmente político fueron: El boletín Chile Informativo -que se publicaba en La Habana. En
México el boletín Noticias de Chile; el Informativo de Casa de Chile. Es extensa la nómina de revistas -en
su mayoría simples boletines de corta vida- que se publicaron en los más diversos países: Selso, en
Luxemburgo; UP informa, en Dinamarca; Pacaypaya, en Inglaterra; Chile Democrático, en Italia; Hombre y
Cultura, Unidad, Compañero, en diversas ciudades del Canadá; Retorno, en Costa Rica. Referencias
tomadas de Carlos Orellana, Revista a las Revistas del Exilio, 2002.
26
Entrevista a Miguel Rojas Mix. París, septiembre 2002.
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27
Junto a Federico Vogelius, Juan Gelman y Aníbal Ford, editó la revista Crisis que salió al público
en mayo de 1973, como una expresión de crítica y análisis de la realidad. Eduardo Hughes Galeano
nació en Montevideo, Uruguay, en 1940. Fue jefe de redacción del semanario Marcha y director del
diario Época. En Buenos Aires fundó y dirigió la revista Crisis. Vivió exiliado en Argentina y España.
A principios de 1985, regresó a Uruguay. A juicio de sus críticos «su narrativa está centrada en
América Latina, transformándose sus obras, traducidas a más de veinte idiomas, en un archivo
histórico-cultural de todo el continente». Su obra se ha traducido a más de veinte idiomas. Entre
muchos: Guatemala, país ocupado (1967); Las venas abiertas de América Latina (1971); Memoria del fuego (1986);
El libro de los abrazos (1989); Las palabras andantes (1993); Patas Arribas. La escuela del mundo al revés (1998).
28
Luis Del Río. Micromedios Gráficos del Exilio Chileno. Creatividad y Testimonio. Memoria de Diploma en
Literatura. Universidad de la Sorbonne Nouvelle. París III .1991.p.59.
29
Del Río, 1991. p.59.
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34
Araucaria, Nº 1, 1977.p.16.
35
Abandonar París fue muy difícil, pues según expresa Carlos Orellana:»en París vivían varios de
nuestros colaboradores más valiosos y nuestros mejores amigos. Miguel Rojas Mix, Armando Uribe,
Fernando Moreno, José Balmes, Rafael Agustín Gumucio, Guillermo Núñez. Cada una de sus
aportaciones es una historia del exilio chileno en Francia».
36
De gran interés para este trabajo ha sido el libro de Carlos Orellana titulado Penúltimo Informe,
Memoria de un Exilio. Editorial Sudamericana SEÑALES, (Santiago. 2002).
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Luis Sepúlveda «La andadura del exilio» Revista Con EÑE Chile, Nº 5 (Madrid, 1998, pp.49-53).
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ver positiva y eficaz, invirtiendo así por completo el programa del adversario y
saliéndole al frente de una manera que éste no podía imaginar»38.
El género teatral
Como otras expresiones literarias y plásticas -no podía ser de otro modo- el
género teatral pasó por etapas que concuerdan con las que se vivió en el exilio: el
tiempo de llegada, ajuste y fuertes nostalgias; y, como fruto de ello, obras que
daban cuenta de lo vivido en el país, es decir, obras de carácter testimonial.
Luego, a juicio de Eduardo Guerrero -estudioso y cultor de este género- al cabo
de unos años, agotadas las vivencias más compulsivas de los exiliados y habiendo
disminuido progresivamente el interés de la opinión mundial sobre Chile, el tra-
bajo teatral de los exiliados se vuelca hacia el testimonio de su propia soledad.
Surgen obras que muestran, de una u otra manera, el deterioro psicológico, las
penalidades del destierro y las crisis de convivencia; todo esto mezclado con las
primeras y hondas nostalgias.
Esta segunda etapa se caracteriza por una cierta ambigüedad. Por una parte
existe el deseo de mostrar el exilio en toda su brutal contradicción (niveles cultu-
rales y sociales muy diferentes y pocas veces integrados en una labor constructi-
va conjunta, desconfianza, marginación, acomodo oportunista, pérdida de iden-
tidad, etc.) y, por otra, se piensa que mostrar un cuadro tan contradictorio puede
ser políticamente inconveniente. Pero la realidad mostraba que, a pesar de las
diferencias en el extranjero, el teatro estaba más activo que nunca. Se habían
incorporado nuevos textos y reformulado otros. Al decir de los propios drama-
turgos «...la creación colectiva ha abierto el espacio teatral a fragmentos de una
sociedad que rinde testimonio a su diaria agonía». Se destacan en esta etapa
obras como: Tres Marías y una Rosa, Cuántos años tiene un día, El último tren. La
tercera etapa es aquella donde los trabajos dramáticos se vuelven más universa-
les, más creativos, liberados de la misión ejemplificadora, didáctica e informati-
va, al propio tiempo que los equipos se esfuerzan en profesionalizarse al máximo
e integrarse a la sociedad artística receptora.
El inicio de la transición permitió el regreso de muchos. Fueron pocos los
que tomaron la decisión de quedarse en el extranjero. Éstos últimos, replantean
38
Cortázar, julio «América Latina: exilio y literatura», en Araucaria, Nº 10 pp. 60-61.
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En otro orden, las carreras de los cineastas que salieron al exilio estaban, al
momento de su partida, en diferentes etapas de desarrollo, por lo tanto, sus
experiencias en el extranjero, en algunos casos estuvieron determinadas por esa
situación. También la labor desarrollada dependió, en gran parte, de los recursos
de que dispusieron y sobre todo de la solidaridad cultural que le brindaron gran-
des artistas del cine internacional. Qué mejor ejemplo que Llueve sobre Santiago de
Helvio Soto que reunió un elenco de estrellas francesas que participaron –esen-
cialmente- por solidaridad en un film cinematográficamente inolvidable.
Como en otras artes, los primeros trabajos de los cineastas en el exilio tienen
que ver con su experiencia reciente. Es el caso de Leonardo de la Barra, en
Bélgica, quien en una entrevista realizada en 1983, señalaba: «En Chile yo había
trabajado para la televisión sueca y al llegar a Bélgica me di cuenta que la historia
había pasado por mis manos, o mejor dicho, que la historia había pasado por mis
ojos a través del objetivo de la cámara sin que yo hubiera podido retenerla. En el
exilio, la vida se te para y te pones a hacerte preguntas y buscarle sentido a la
vida. En Chile, la dinámica de la historia era muy fuerte,...era como una bola de
nieve. De un día para otro te encuentras en Europa donde lo único que puedes
39
Al respecto Marisol Gutiérrez Rojas presentó en el 5 1º Congreso de Americanistas realizado en
Santiago de Chile en julio de 2003 una ponencia titulada «Copihues entre orquídeas: Mujeres
chilenas exiliadas en Costa Rica (1973-2003)», en la cual incluye testimonios de actrices chilenas que
desarrollaron un importante aporte al desarrollo del arte dramático en ese país.
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40
Zuzana M. Pick «Hablan los Cineastas» Revista Literatura Chilena. Vol.8, 1984, pp.27-31.
41
Ibid.
42
Ibid.
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Para otros, cuyos nombres ya habían traspasado fronteras, los juicios son
muchísimo más críticos. Patricio Guzmán en una mirada retroactiva señala: «En
Chile había un germen cinematográfico extraño, larvario y poco definido en el
pasado. Sin embargo mucha gente se expresaba a través del cine. Las vicisitudes
del país han hecho que los cineastas trabajen en los lugares más diversos y que
sigan realizando sus obras en Chile. Todos siguen produciendo y todos deben
continuar universalizándose. Estamos en la era de las computadoras y no debe-
mos caer en criollismos, en nostalgias o en rememoraciones sistemáticas del
paisaje. Los cineastas debemos asumir todas las culturas, asimilarnos a todos los
países para seguir siendo creativos. Ser artista significa ser capaz de adaptarse al
planeta y no a una aldea y paradójicamente a la aldea y al planeta» (La Habana,
diciembre de 1982)43.
Antonio Skármeta, expresa que sus guiones surgen primero de la tradición
histórica y cultural chilena, de su música y su literatura, pero también surgen de
su gente. «Ahora, (febrero de 1983) vivo en Alemania y me interesa lo que pasa
aquí junto con mis contradicciones, con mi modo de ser, con mi modo de ser y
aquél de los otros. Creo que una de las grandes cosas que ha tenido el exilio es la
capacidad que hemos tenido de abrirnos la cabeza y no seguir siendo los únicos
que poseemos la verdad. Por eso podemos respirar mejor, podemos acceder a
otro lenguaje, a otra manera de pensar y de ver la realidad»44.
En la misma línea se expresa Miguel Litín, cuando dice: «Yo me siento un
cineasta chileno y latinoamericano, pero también me siento un hombre contem-
poráneo. América Latina está encontrando soluciones y respuestas originales frente
a una humanidad escéptica; es un continente que está a la vanguardia de una
revolución cultural y filosófica que surge después de varios siglos de memorias
enterradas»45.
43
Ibid.
44
Ibid.
45
Ibid.
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extraños y hostiles; además de tener que superar muchas veces la difícil barrera
del idioma y tratar con galerías comercializadas y voraces, no por ello menos
necesarias para abrirse paso en el mercado del arte.
Como muy bien se ha señalado, el artista, cuando crea, no es sólo un ser
estético, sino también un ser ético que por la implícita sensibilidad que forma
parte de su personalidad no puede hacer soslayar todo cuanto afecta al hombre
y a los valores humanos. Los artistas en el exilio inventaron una y mil formas de
hacer del arte la máxima expresión de libertad. Se hicieron cientos de afiches,
tarjetas, grabados, murales colectivos, exposiciones, cursos de pintura, sin olvi-
dar la formación de grupos de artesanos, ni la importancia del humorismo gráfi-
co chileno en exilio. Agréguese a esto la recolección de obras para el Museo
Salvador Allende, así como aquellas donadas por grandes artistas -Calder, entre
ellos- para la realización de exposiciones de ventas, destinadas a reunir fondos
para la defensa de los presos políticos.
El exilio reunió todas las tendencias en un solo fin. El exilio nunca ha sido
cuestión de estilo. A juicio del crítico de arte Juan Rojas, las tendencias sí se
pueden agrupar en tres momentos artísticos; el primero es cuando el artista
expresa todas las situaciones vividas, detención, tortura, extorsión moral y veja-
ción. El artista se vale de figuras animales para interpretar un proceso de
«bestialización moral». El segundo estilo practicado por los artistas exiliados es de
otra índole poética. Es un arte del recuerdo. El drama de lo sufrido está velado
tras los recuerdos de una América y de una patria lejana, pero no ausente del
pensamiento creador46. Así, la tantas veces llamada «loca geografía» de Chile
provee figuras telúricas, los volcanes impregnan con su fuerza telúrica y los
árboles milenarios dan vida a mapa del sur en tanto que la pampa desértica
prolonga su superficie calcinada por el sol hasta donde la vista choca con la
montaña del altiplano. No sólo el paisaje natural, sino también el humano, apare-
cen en los cuadros con reminiscencias; allí está retratada la vida urbana de San-
tiago o de provincia, los personajes cotidianos, los amigos, en fin, el mundo
bueno y perdido tras el drama de septiembre; las ilusiones y las esperanzas del
Chile democrático aparecen pintadas en complejas escenas. El artista siente que
está lejos, exiliado, separado de su país por la distancia y por el tiempo. La lejanía
es pasado en esta temática pictórica47. El tercer momento – según Juan Rojas- es
aquel en que los artistas usan, para reflejar su sentimiento, la imagen de la espe-
46
Juan Rojas C. «Pintores en el exilio», en Revista Literatura chilena en el exilio», vol. 4, nº 2, 1980, pp.29-30.
47
Ibid.
183
Sociohistórica 23/24
primer y segundo semestre 2008
ranza; rechazan el recuerdo que paraliza. Están con el futuro ciento por ciento.
Con los años han forjado un imaginario del futuro. Pintan signos premonitores
de cambios, de un renacer de las fuerzas vitales de la democracia.
Curiosamente, este pathos se desarrolla de manera especial en la artesanía que
evoca paisajes, tradición, costumbres y quehaceres asociados a una denuncia
genérica, como podía darse en las múltiples imágenes de Guernica que se hicie-
ron, tejidas y repujadas en cobre; o en las arpilleras que siguieron la huella de
aquellas mujeres, vecinas de Isla Negra, que impulsó Neruda a hacer los prime-
ros tapices, poco antes de 1973.
De especial interés resulta la opinión de José Balmes, catalán inmigrado a
Chile luego de la derrota republicana española de 1939, y doblemente exiliado a
partir de 1973, en torno a las temáticas que se privilegiaron48. En una entrevista
realizada en 1978 se le preguntó si su pintura correspondía a una respuesta
diacrónica de los acontecimientos ocurridos antes, durante y después del gobier-
no de la Unidad Popular en Chile, ante lo cual manifestó: «...estos tres períodos,
que marcan etapas fundamentales de la historia contemporánea de nuestro país,
se reflejan de alguna manera en la mayoría de los creadores chilenos....En el
período anterior a la Unidad Popular, a partir ya de 1960, mi pintura muestra
una preocupación evidente por los problemas de Chile y del hombre en
general...invasión norteamericana a Santo Domingo; ...los hechos represivos del
gobierno de Frei; ...el problema de Vietnam; ...yo creo que son problemas gene-
rales, en cuanto a que la especificidad de los problemas chilenos está menos
abordada, es menos clara, incluso desde el punto de vista de la forma, hasta del
color; pienso que es alrededor de los años 60 y 70 y luego, durante el gobierno de
la Unidad Popular, donde en la pintura mía aparece de manera mucho más clara,
la verdadera problemática de nuestro país, del hombre de nuestro país, su pre-
sencia colectiva, en el trabajo por ejemplo, su presencia en tanto participación
social. Posteriormente, en el período del fascismo el trabajo ha sido realizado en
el exilio, y la problemática esencial e incluso única es Chile, su situación de hoy
expresada en imágenes relacionadas con la represión, con la lucha, con la resis-
tencia...»49.
48
Norambuena, Carmen y Garay, Cristián. España 1939. Los frutos de la memoria. Disconformes y exiliados.
Artistas e Intelectuales Españoles en Chile 1939-2000. Universidad de Santiago de Chile, Instituto de
Estudios Avanzados. (Santiago, 2002.pp.43-48).
49
Balmes, José «El desafío de una pintura política», en Araucaria Nº 1, pp.106-107. En este artículo
Balmes se declara deudor de los maestros chilenos Pablo Burchard, Camilo Mori y Perotti.
184
El exilio chileno: río profundo de la cultura iberoamericana
El exilio de los pintores, como de todos los exiliados, fue disperso. Desde
Ámsterdam a Argelia, de Belgrado a San Francisco, aquellos que se encontraban
trabajando en el Parque Forestal, los de los patios del Edificio Gabriela Mistral,
o en las salas del Museo o la Escuela de Bellas Artes, estuvieron más tarde
dispersos a los cuatro vientos. José Balmes, Fernando Krahn, Nemesio Antúnez,
Gracia Barrios, Carlos Vásquez, Eduardo Bonati, Enrique Zañartu, Guillermo
Núñez, conforman un grupo comprometido con Chile en el exterior al cual se le
une el propio Roberto Matta.
En distintos países se fueron constituyendo grupos de pintores, chilenos y de
otras nacionalidades, a los que llamaron brigadas. En Francia funcionaba la Briga-
da Pablo Neruda, en la que participaban José Balmes, su esposa Gracia Barrios,
José García y José Martínez, entre otros; y la Brigada Venceremos, constituida por
Sotelo, Irene Domínguez, Solano y otros pintores chilenos. En Italia y en España
las correspondientes llamadas Pablo Neruda. También se constituyó una Brigada
Internacional conformada por pintores de diversas nacionalidades, pero unidos
bajo los mismos propósitos e ideales50.
De manera muchísimo más silenciosa y solitaria, la escultora Mónica Bunster,
profesora hasta 1973 en la Escuela de Bellas Artes de Santiago, estableció su
taller en Nogent Sur Marne, París. Su obra tiene como temática fundamental la
mujer51. Con la fuerza de su obra La Pietá Criolla, expresa de manera magnífica
su comprensión del exilio y la ausencia del hijo perdido o desaparecido.
Sus críticos han dicho que, aunque parezca contradictorio, el estilo de Mónica
Bunster podría definirse como «realismo simbólico», con una fuerte pendiente
hacia el surrealismo; o mejor hacia el «realismo del sur». La Caja, es un ejemplo.
El fragmento siempre fue elocuente como símbolo existencial para Mónica, des-
de sus primeras obras donde la figura central eran hombres de siluetas fragmen-
tarias, enseñando su soledad contra un muro, asomándose a un dintel, o reuni-
dos, juntos pero ausentes, sin comunicar ni siquiera sus añoranzas.
Al salir al exilio, la temática de Mónica Bunster se transforma. La mujer
reemplaza al hombre fragmentado. La preocupación social no desaparece, pero
se integra en la mirada introspectiva. Es como mujer que tiene que vivir y res-
ponder al exilio. Como tal debe expresar sus nostalgias y afrontar tristezas y
alegrías de un mundo que siente ajeno. Una serie de elementos plásticos se intro-
ducen en su imagen como atributos. La mujer desnuda es como la verdad, el
50
Ibid, p.140.
51
Catálogo «D°Zartistes Contemporains» (Peintres, Sculpteurs, Photographes, Plasticiens) (Paris, 2002. p.61).
185
Sociohistórica 23/24
primer y segundo semestre 2008
mundo lo figuran los atributos: los sacos, las cajas, los espejos, el sombrero que
a la vez es el bombín de Magritte y el hongo de las indias del Altiplano.
De alguna manera todas las obras de esta escultora están relacionadas con el
exilio, pues representan una toma de conciencia de la circunstancia. Pero dos son
particularmente significativas: El torso de Salvador Allende, que fue el primer monu-
mento que se hizo al presidente. El otro monumento es la Pietá Americana. Una mujer
con un pañuelo amarrado a la cabeza por todo atavío y llevando un sudario vacío. Es
una maqueta para un gran monumento a los desaparecidos por la represión52.
Especial interés despertó, en círculos artísticos y culturales, el Grupo San
Lorenzo de El Escorial, el cual estuvo integrado por Ricardo Mesa, catedrático
de escultura, Sergio Castillo, profesor de escultura, Sergio García Paz, Eugenia
Zamudio, subdirectora del Instituto de Arte Latinoamericano fundado por Mi-
guel Rojas Mix, Andrea Morales, escritora y periodista, Dolores Walker, profe-
sora de dibujo y pintura, Emilio Miguel, grabador, Kena Mardones, artesana,
Carlos Vásquez, pintor y director de la Casa de la Cultura del Mineral El Tenien-
te. A este núcleo inicial se unieron otros artistas, -según Carlos Vásquez- algunos
compartían las convicciones y la conflictiva situación de quienes le acogían. Otros
llegaban a reconciliarse con sus antiguos compañeros de estudio o de cátedra o,
simplemente, para convivir con la naturalidad con la que suelen reunirse los
artistas. Entre estos últimos, el escultor Raúl Valdivieso, residente en Madrid
desde los años 60 y dos de sus discípulos: Sebastián Solar y Sergio Aguilar Paz.
Toda esta actividad desarrollada en un escenario maravilloso, con el Monasterio
de fondo y la solidaridad de los vecinos de San Lorenzo de El Escorial; allí, estos
artistas encontraron «el lugar adecuado para instalar sus talleres y estudios y un
rincón donde restañar sus heridas recientes y profundas»53.
Humor gráfico
Para el grupo de los artistas que en los años de la Unidad Popular cultivaban
el género del humorismo político, el exilio tuvo consecuencias dramáticas e in-
sospechadas. En sus viñetas la historia se encuentra a menudo con la historieta.
52
Entrevista a Mónica Bunster, París, septiembre, 2002.
53
Entrevista a Carlos Vásquez y Dolores Walker. El Escorial, septiembre de 2002. Ver también Artistas
Chilenos en San Lorenzo de El Escorial. Catálogo. Museo de América de Madrid. (Madrid 27 de junio al
31 de agosto de 2002. pp.1-3).
186
El exilio chileno: río profundo de la cultura iberoamericana
187
Sociohistórica 23/24
primer y segundo semestre 2008
El Museo de la Solidaridad
55
Testimonio de Hervi en Miguel Rojas Mix, Comisario y autor del Catálogo de la Exposición La
Memoria Herida. (Cáceres, 2003).
56
Entrevista a Miguel Rojas Mix. París, septiembre de 2002. Al respecto reproducimos parte de la
entrevista realizada a Miguel Rojas Mix, uno de los gestores de esta muestra cultural.
188
El exilio chileno: río profundo de la cultura iberoamericana
la Habana, donde los artistas chilenos hicieron una donación de obras a Cuba y los
cubanos respondieron enviando a su vez una colección de sus mejores artistas
contemporáneos. La idea tomó vuelo y se concretó bajo el nombre de Museo de la
Solidaridad, creándose un comité directivo formado por el Decano de la Facultad
de Bellas Artes, Pedro Miras, el Director de la Escuela de Bellas Artes, José Balmes
y por Miguel Rojas Mix, en calidad de Director del Instituto.
El Instituto asumió la responsabilidad de constituir el Museo. A esta labor
contribuyeron eficazmente dos personalidades del mundo del arte latinoameri-
cano, Mario Pedrosa y Aldo Pellegrini, sabio analista argentino del arte contem-
poráneo. También colaboró en esta tarea Carmen Waug como relacionadora
pública. Mario Pedrosa en particular se comprometió a fondo con el proyecto y,
dado sus contactos internacionales, fue enviado a Europa a contactar a los artis-
tas y crear el clima favorable para esta iniciativa cultural. Las respuestas positivas
afloraron de todas partes del planeta, donde se constituyeron comisiones para
enviar sus donaciones al Museo.
El año 1972 se inauguró en el Museo de Arte Contemporáneo. El catálogo
llevaba como portada un cuadro de Miró, uno de los más importantes de la
colección. Se habían reunido ya más de 700 obras, que venían de España, Fran-
cia, América Latina. Los problemas –según su director Rojas Mix- fueron múlti-
ples; desde la obtención de la obra hasta los permisos de aduana y, luego, el cómo
constituirlas en patrimonio nacional de acuerdo a las leyes chilenas. Las donaciones
siguieron llegando y poco antes del golpe militar se expuso en la III Conferencia
Mundial de Desarrollo y Comercio de las Naciones Unidas -UNCTAD- una
magnífica colección que habían enviado artistas de los Estados Unidos, obras de
gran formato entre las que figuraban las de Motherwell y Frank Stella, de fama
internacional. Cuando sobrevino el golpe continuaban colgadas en la UNCTAD.
Nuevas donaciones que habían sido ya entregadas a las embajadas chilenas, como
la donación de Inglaterra, no alcanzaron a salir para Chile57.
«El Museo en Exilio» -señala Rojas Mix- es la estricta continuación del Mu-
seo de la Solidaridad. Al salir de Chile nos encontramos en París con Mario
Pedrosa, Balmes y más tarde Pedro Miras. Se planteó proseguir con el Museo y
solicitar nuevas colecciones, esta vez para un museo que fuera expresión de la
resistencia a la dictadura y emblemático de la defensa de los derechos humanos. Se
barajaron varios nombres: Museo de la Resistencia, Museo en Exilio. Se utilizó
57
Ibid.
189
Sociohistórica 23/24
primer y segundo semestre 2008
uno y otro, midiendo el efecto que producía. La respuesta de los artistas fue
inmediata; en poco tiempo reunimos una colección importante de obras en di-
versos países. Las de Francia y España fueron las más importantes. Se hicieron
numerosas exposiciones. En España Carmen Waugh se encargó de reestructurar
la exposición española y el equipo. Al grupo responsable del Museo se unió
entonces Miriam Contreras, «La Payita», ex secretaria personal de Allende, que
había salido en exilio a Cuba. Ella trabajaba para los cubanos y en un momento,
viendo las dificultades que teníamos para conservar el Museo en exilio propuso
llevárselo a Cuba. Los otros miembros de la dirección nos opusimos. Aparte del
Museo se iniciaron en Europa una serie de gestiones solicitando obras a los
artistas para su venta pública y obtener dinero para financiar la defensa de los
detenidos. Chile Vive fue la primera de estas exposiciones-venta, que organizaron
Julio Cortázar y el editor Mario Muchnik, entre otros. Para esta exposición en-
tregaron obras muchísimos artistas franceses y artistas internacionales tan nobles
como Alexander Calder quien contribuyó con un móvil y dibujos. Mario Pedrosa
fue a verlo personalmente y de inmediato respondió. El móvil está en la colec-
ción del Museo Allende».58
El Museo fue un exiliado más y, como tal, vivó los avatares del exilio.
La canción popular
58
Ibid.
59
Fundación Salvador Allende. Museo de la Solidaridad Salvador Allende. Colección Extranjera. Obras
seleccionadas. Santiago de Chile, 1994.
190
El exilio chileno: río profundo de la cultura iberoamericana
grupos que se identifican con la nueva canción chilena, con los sueños y utopías
de esa generación de los años sesenta.
Aquellos que conocen la producción de estos conjuntos coincidirán en que
cualquiera de estos grupos es representativo de una interesante renovación en la
canción popular chilena. No obstante ser el más antiguo Quilapayún, aquí se ha
optado por comentar, brevemente, el trabajo realizado por Inti Illimani. Las
razones: la historia es hecha por individuos, y cuando el historiador selecciona
materiales lo hace ya con un bagaje cultural que orienta su selección y su lectura,
y ésta es una prueba60.
Los Inti Illimani surgieron en la Universidad Técnica del Estado, UTE, en los
mismos años en que, quien escribe este artículo, estudiaba allí pedagogía en Histo-
ria y Geografía. La vida cultural y musical universitaria de ese entonces era muy
activa: teatro, grupos folclóricos, coros, certámenes de pintura y publicidad61.
Los Inti Illimani son conocidos primero en el ambiente universitario, luego su
actividad se extiende a centros populares, sindicatos, poblaciones, barrios obre-
ros, provincias. Simultáneamente vienen discos, actuaciones en radio y televi-
sión. Además de festivales que interesan al gran público.
El camino, hay que decirlo, ya estaba pavimentado por la corriente neofolclórica
(Violeta Parra, Víctor Jara, Patricio Manns62), pero de ningún modo era fácil
recorrerlo. Durante el gobierno de la Unidad Popular las puertas de los medios
de comunicación se abren para la Nueva Canción Chilena (NCCH), casi en
igualdad de condiciones que para la música comercial. Se entiende por Nueva
Canción Chilena la «tendencia generalizada a poner énfasis en lo crítico, el poner
al descubierto la injusticia social y las taras propias de la sociedad latinoamerica-
na»63. En esos años, la Nueva Canción Chilena (NCCH) alcanza una trascenden-
cia cultural-social-musical desconocida en el país.
60
No queremos dejar de mencionar en este campo la publicación Canto Libre, que fue una
publicación que evolucionó desde el simple cancionero a un órgano que recogió importantes
contribuciones -entrevistas, crónicas, breves ensayos- sobre música, pintura y otros dominios. Se
publicó en Colombes, suburbio parisino, entre los años 75 y 80. De El barco de papel, también de
filiación parisina, dedicada principalmente a la poesía, se publicaron varios números a principios de
la década del 80. De contenido similar fue América Joven, editada en Amsterdam. Referencias
tomadas de Carlos Orellana, Revista a las Revistas del Exilio, 2002.
61
Muñoz, J. G.; Norambuena, C.; Ortega, L.; y Pérez, R. La Universidad de Santiago de Chile: sobre sus orígenes
y su desarrollo histórico. USACH. (Santiago, 1987, p. 169).
62
Participó desde sus comienzos en el movimiento de la Nueva Canción Chilena y fue uno de sus
principales portavoces y teóricos. A él le pertenece el «Primer Manifiesto de la Nueva Canción»,
escrito en 1966.
63
Rodrigo Torres «Perfil de la creación musical en la Nueva Canción Chilena desde sus orígenes
hasta 1973». CENECA, Santiago, 1980.
191
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192
El exilio chileno: río profundo de la cultura iberoamericana
65
Carlos Orellana (editor) Discusión sobre la Música Chilena Interesante y completo documento
realizado con base en un cuestionario preparado por Soledad Bianchi y Luis Bocaz. Araucaria Nª2
pp.11-173. Responden Hugo Arévalo, Eduardo Carrasco, integrante del Quilapallún; Patricio Casti-
llo, Charo Jofré; Miguel Ángel Cherubito; Eulogio Dávalos, representante del conjunto Inti Illimani;
Patricio Manns; Sergio Ortega Isabel Parra; Ángel Parra; Osvaldo Rodríguez; Daniel Salinas; Hans
Stein; representante del conjunto Trabunche.
193
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El exilio chileno: río profundo de la cultura iberoamericana
Resumen Abstract
El exilio chileno dio lugar a un fe- The Chilean Diaspora after the 1973
nómeno cultural de grandes proporcio- military coup d´etat gave rise to an
nes y el confinamiento, con todas sus impacting cultural phenomenon, and this
secuelas, inspiró un florecimiento ex- exile, despite all its negative consequences,
traordinario de las letras y las artes de inspired an extraordinary blossoming of
vastas proyecciones, tanto así que des- major projections in the arts and
pertó y sigue motivando el interés de literature. This cultural phenomenon
estudiosos de diversas disciplinas. caused and still motivates the interests
Entre los miles de chilenos que se of scholars from several disciplines.
repartieron por el mundo, un grupo, Among the thousands of Chileans
cualitativamente relevante, estuvo dispersed in exile all around the world,
constituido por escritores, artistas plás- there is a qualitatively relevant group
ticos, artesanos, músicos, gente de tea- made up of writers, painters, sculptors,
tro y de cine, hombres de ciencia y craftsmen, musicians, movie and
académicos de las más variadas disci- theater artists, scientists and academics
plinas. Grupos teatrales funcionaron en from different fields and disciplines.
muchos países; y los conjuntos musi- For example, there were theater
cales chilenos recorrieron el mundo. companies in several countries and
Las exposiciones de pintores, fotógra- various well-known musical groups that
fos, y escultores chilenos eran frecuen- toured all continents. In most important
tes en las más importantes ciudades cities in Europe and the Americas one
americanas y europeas, a la vez que could find exhibitions by exiled Chilean
en el marco de casi todas las manifes- painters, photographers and sculptors;
taciones de solidaridad las artesanías, at the same time, in the context of
obras de artistas profesionales y oca- solidarity demonstrations, works of art
sionales, eran puestas a la venta; mu- by professional and amateur artists
chos refugiados lograron sobrevivir del were sold. All these activities provided
producto de este tipo de trabajo. an income that allowed that several of
these exiled artists could survive from
Palabras clave: exilio chileno - their work.
cultura latinoamericana.
Key words: Chilean exile -
latinamerican culture.
195