Espiritualidad de La Liturgia de Las Horas

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LUNES I ADVIENTO Laudes

V. Señor, abre mis labios.


R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

HIMNO

Ven, Señor, no tardes,


ven, que te esperamos;
ven, Señor, no tardes,
ven pronto, Señor.

El mundo muere de frío,


el alma perdió el calor,
los hombres no son hermanos
porque han matado al Amor.

Envuelto en noche sombría,


gime el mundo de pavor;
va en busca de una esperanza,
buscando tu fe, Señor.

Al mundo le falta vida


y le falta corazón;
le falta cielo en la tierra,
si no lo riega tu amor.

Rompa el cielo su silencio,


baje el rocío a la flor,
ven, Señor, no tardes tanto,
ven, Señor. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.


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Salmo 5, 2-10. 12-13

ORACIÓN DE LA MAÑANA DE UN JUSTO


PERSEGUIDO

Señor, escucha mis palabras,


atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío.

A ti te suplico, Señor;
por la mañana escucharás mi voz,
por la mañana te expongo mi causa,
y me quedo aguardando.

Tú no eres un Dios que ame la maldad,


ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.

Detestas a los malhechores,


destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.

Pero yo, por tu gran bondad,


entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda reverencia.

Señor, guíame con tu justicia,


porque tengo enemigos;
alláname tu camino.

En su boca no hay sinceridad,


su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto,
mientras halagan con la lengua.

Que se alegren los que se acogen a ti,


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con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre.
Porque tú, Señor, bendices al justo,
y como un escudo lo rodea tu favor.
Ant. A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.

Ant. 2. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.


Cántico 1 Cro 29, 10-13
SÓLO A DIOS HONOR Y GLORIA
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.
Por eso, Dios nuestro,
nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso.
Ant. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.

Ant. 3. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.


Salmo 28
MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
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aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria hace oír su trueno,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica,
la voz del Señor descuaja los cedros,
el Señor descuaja los cedros del Líbano.
Hace brincar al Líbano como a un novillo,
al Sarión como a una cría de búfalo.
La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de Cadés.
La voz del Señor retuerce los robles,
el Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!
El trono del Señor está encima de la tempestad,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz.
Ant. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

LECTURA BREVE Is 2, 3
Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él
nos instruirá en sus caminos, y marcharemos por sus sendas; porque
de Sión saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor.

RESPONSORIO BREVE
V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
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R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V. Su gloria aparecerá sobre ti.
R. Amanecerá el Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Levanta tu mirada, Jerusalén, y contempla el poder de tu Rey:


mira, tu Salvador viene a librarte de tus cadenas.

PRECES

El Señor Jesucristo, luz de luz e Hijo de Dios vivo, nos arrancará de


nuestras tinieblas para que podamos contemplar su gloria; acudamos,
pues, a él y digámosle confiadamente:

Ven, Señor Jesús.

Oh Luz indestructible que vienes a iluminar nuestras tinieblas,


despierta nuestra fe aletargada.

Haz que andemos con seguridad durante el día,


guiados por el resplandor de tu claridad.

Enséñanos a tener la verdadera bondad,


y haz que ella sirva para iluminar a los hombres.

Ven a crear la nueva tierra que anhelamos,


en la que habite la justicia y la paz.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Digamos a nuestro Padre, con toda confianza: Padre nuestro.


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Oración

Concédenos, Señor Dios nuestro, anhelar de tal manera la llegada de


tu Hijo Jesucristo, que, cuando llame a nuestras puertas, nos
encuentre velando en oración y cantando sus alabanzas. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.

R. Amén.
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MARTES I ADVIENTO Laudes

V. Señor, abre mis labios.


R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

HIMNO

Una clara voz resuena


que las tinieblas repudia,
el sueño pesado ahuyéntase,
Cristo en el cielo fulgura.

Despierte el alma adormida


y sus torpezas sacuda,
que para borrar los males
un astro nuevo relumbra.

De arriba llega el Cordero


que ha de lavar nuestras culpas;
con lágrimas imploremos
el perdón que nos depura,

porque en su nueva venida


que aterroriza y conturba,
no tenga que castigarnos,
mas con piedad nos acuda.

Al Padre eterno la gloria,


loor al Hijo en la altura,
y al Espíritu Paráclito
por siempre alabanza suma. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al


monte del Señor.
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Salmo 23

ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,


el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte del Señor?


¿Quién puede estar en el recinto sacro?

El hombre de manos inocentes


y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Éste es el grupo que busca al Señor,


que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

¡Portones!, alzad los dinteles,


levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?


El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

¡Portones!, alzad los dinteles,


levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?


El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Ant. El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte


del Señor.
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Ant. 2. Ensalzad con vuestras obras al rey de los siglos.
Cántico Tb 13, 1-10
ESPERANZA DE ISRAEL EN BABILONIA
Bendito sea Dios, que vive eternamente,
y cuyo reino dura por los siglos:
él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano.
Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza,
ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro padre por todos los siglos.
Él nos azota por nuestros delitos,
pero se compadecerá de nuevo,
y os congregará de entre todas las naciones
por donde estáis dispersados.
Si volvéis a él de todo corazón
y con toda el alma,
siendo sinceros con él,
él volverá a vosotros
y no os ocultará su rostro.
Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos.
Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador.
Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
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quizá os mostrará benevolencia
y tendrá compasión.
Ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo,
y me alegraré de su grandeza.
Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle sus elegidos en Jerusalén.
Ant. Ensalzad con vuestras obras al rey de los siglos.

Ant. 3. El Señor merece la alabanza de los buenos.


Salmo 32
HIMNO AL PODER Y A LA PROVIDENCIA DE DIOS
Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando vuestra música con aclamaciones:
que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales,
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano.
Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo, y existió;
él lo mandó, y surgió.
El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
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pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,


el pueblo que él se escogió como heredad.

El Señor mira desde el cielo,


se fija en todos los hombres;
desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones.

No vence el rey por su gran ejército,


no escapa el soldado por su mucha fuerza,
nada valen sus caballos para la victoria,
ni por su gran ejército se salva.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,


en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros esperamos en el Señor:


él es nuestro auxilio y escudo,
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,


como lo esperamos de ti.

Ant. El Señor merece la alabanza de los buenos.

LECTURA BREVE Gn 49, 10

No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus


rodillas, hasta que venga el que ha de venir, aquel a quien le está
reservado, a quien rendirán homenaje las naciones.
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RESPONSORIO BREVE

V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.


R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

V. Su gloria aparecerá sobre ti.


R. Amanecerá el Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, la gloria del Señor llenará
toda la tierra y contemplarán todos la salvación de Dios.

PRECES

El Señor, Padre todopoderoso, tenderá otra vez su mano, para


rescatar el resto de su pueblo; supliquémosle, pues, confiados:

Venga tu reino, Señor.

Concédenos, Señor, dar aquel fruto que pide la conversión,


para que podamos recibir tu reino que se acerca.

Prepara, Señor, en nuestros corazones, un camino para tu Palabra que


ha de venir;
así tu gloria se manifestará al mundo por medio de nosotros.

Abaja los montes y las colinas de nuestro orgullo


y levanta los valles de nuestros desánimos y de nuestras
cobardías.

Destruye los muros del odio que dividen a las naciones


y allana los caminos de la concordia entre los hombres.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.


13
El Señor se acerca para salvarnos; por eso nos atrevemos a pedir la
venida de su reino, diciendo: Padre nuestro.

Oración

Señor, Dios nuestro, acoge favorablemente nuestras súplicas y


concédenos tu ayuda en las tribulaciones, para que, reanimados por
la venida de tu Hijo, que ya se acerca, no volvamos a caer más en
nuestras antiguas faltas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleva a la vida
eterna.

R. Amén.
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MIERCOLES I ADVIENTO Laudes

V. Señor, abre mis labios.


R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

HIMNO

Ven, Señor, no tardes,


ven, que te esperamos;
ven, Señor, no tardes,
ven pronto, Señor.

El mundo muere de frío,


el alma perdió el calor,
los hombres no son hermanos
porque han matado al Amor.

Envuelto en noche sombría,


gime el mundo de pavor;
va en busca de una esperanza,
buscando tu fe, Señor.

Al mundo le falta vida


y le falta corazón;
le falta cielo en la tierra,
si no lo riega tu amor.

Rompa el cielo su silencio,


baje el rocío a la flor,
ven, Señor, no tardes tanto,
ven, Señor. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.


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Salmo 35

DEPRAVACIÓN DEL MALVADO Y BONDAD DE DIOS

El malvado escucha en su interior


un oráculo del pecado:
“No tengo miedo a Dios,
ni en su presencia.”
Porque se hace la ilusión de que su culpa
no será descubierta ni aborrecida.

Las palabras de su boca son maldad y traición,


renuncia a ser sensato y a obrar bien;
acostado medita el crimen,
se obstina en el mal camino,
no rechaza la maldad.

Señor, tu misericordia llega al cielo,


tu fidelidad hasta las nubes,
tu justicia hasta las altas cordilleras;
tus sentencias son como el océano inmenso.

Tú socorres a hombres y animales;


¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!;
los humanos se acogen a la sombra de tus alas;

se nutren de lo sabroso de tu casa,


les das a beber del torrente de tus delicias,
porque en ti está la fuente viva
y tu luz nos hace ver la luz.

Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,


tu justicia con los rectos de corazón;
que no me pisotee el pie del soberbio,
que no me eche fuera la mano del malvado.

Han fracasado los malhechores;


derribados, no se pueden levantar.
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Ant. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.

Ant. 2. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.


Cántico Jdt 16, 2-3. 15-19
HIMNO A DIOS, CREADOR DEL MUNDO Y PROTECTOR
DE SU PUEBLO
¡Alabad a mi Dios con tambores,
elevad cantos al Señor con cítaras,
ofrecedle los acordes de un salmo de alabanza,
ensalzad e invocad su nombre!
Porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras,
su nombre es el Señor.
Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:
Señor, tú eres grande y glorioso,
admirable en tu fuerza, invencible.

Que te sirva toda la creación,


porque tú lo mandaste y existió;
enviaste tu aliento y la construiste,
nada puede resistir a tu voz.
Sacudirán las olas los cimientos de los montes,
las peñas en tu presencia se derretirán como cera,
pero tú serás propicio a tus fieles.
Ant. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.

Ant. 3. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.

Salmo 46

ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL

Pueblos todos, batid palmas,


aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
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Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
él nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.
Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abraham;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Ant. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.

LECTURA BREVE Is 7, 14b-15


Mirad: la Virgen ha concebido y dará a luz un hijo, y le pondrá por
nombre Emmanuel: “Dios-con-nosotros”. Éste comerá requesón y
miel, hasta que aprenda a rechazar el mal y a escoger el bien.

RESPONSORIO BREVE
V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V. Su gloria aparecerá sobre ti.
R. Amanecerá el Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Viene detrás de mí uno que puede más que yo, y yo no soy
digno ni de desatar la correa de sus sandalias.
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PRECES

Cristo, Palabra de Dios, ha querido acampar entre nosotros para que


contemplemos su gloria; alegres, pues, por la esperanza, digamos:
Quédate con nosotros, Señor.
Príncipe de la justicia y de la rectitud,
haz justicia a los pobres y desamparados.
Rey de la paz, que de las espadas forjas arados y de las lanzas
podaderas,
convierte nuestras envidias en amor y nuestra hambre de
venganza en deseos de perdón.
Tú, que no juzgas por apariencias,
discierne quiénes son los que realmente te pertenecen.
Cuando vengas en una nube con gran poder y gloria,
haz que nos podamos mantener en pie delante de ti.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Pidamos a Dios que su reino se haga cada día más visible entre
nosotros: Padre nuestro.

Oración
Señor, Dios nuestro, prepara tú mismo nuestros corazones, para que,
cuando venga tu Hijo Jesucristo, nos encuentre dignos del festín de la
vida eterna y merezcamos, ser invitados por él mismo a la mesa de su
reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

COCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
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JUEVES I ADVIENTO Laudes

V. Señor, abre mis labios.


R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

HIMNO

Una clara voz resuena


que las tinieblas repudia,
el sueño pesado ahuyéntase,
Cristo en el cielo fulgura.

Despierte el alma adormida


y sus torpezas sacuda,
que para borrar los males
un astro nuevo relumbra.

De arriba llega el Cordero


que ha de lavar nuestras culpas;
con lágrimas imploremos
el perdón que nos depura,

porque en su nueva venida


que aterroriza y conturba,
no tenga que castigarnos,
mas con piedad nos acuda.

Al Padre eterno la gloria,


loor al Hijo en la altura,
y al Espíritu Paráclito
por siempre alabanza suma. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.


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Salmo 56

ORACIÓN MATUTINA DE UN AFLIGIDO

Misericordia, Dios mío, misericordia,


que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.

Invoco al Dios Altísimo,


al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.

Estoy echado entre leones


devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,


y llene la tierra tu gloria.

Han tendido una red a mis pasos


para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.

Mi corazón está firme, Dios mío,


mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor;


tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
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Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.

Ant. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.

Ant. 2 “Mi pueblo se saciará de mis bienes”, dice el Señor.

Cántico Jr 31, 10-14

FELICIDAD DEL PUEBLO REDIMIDO

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,


anunciadla en las islas remotas:
“El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño;
porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.”

Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,


afluirán hacia los bienes del Señor:
hacia el trigo, y el vino y el aceite,
y los rebaños de ovejas y vacas;
su alma será como un huerto regado,
y no volverán a desfallecer.

Entonces se alegrará la doncella en la danza,


gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas;
alimentaré a los sacerdotes con manjares
sustanciosos,
y mi pueblo se saciará de mis bienes.

Ant. “Mi pueblo se saciará de mis bienes”, dice el Señor.

Ant. 3. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de


nuestro Dios. +
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Salmo 47
HIMNO A LA GLORIA DE JERUSALÉN
Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
+su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra:
el monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.
Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos;
allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis.
Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre.
¡Oh Dios!, meditamos tu misericordia
en medio de tu pueblo:
como tu renombre, ¡oh Dios!, tu alabanza
llega al confín de la tierra;
tu diestra está llena de justicia:
el monte Sión se alegra,
las ciudades de Judá se gozan
con tus sentencias.
Dad la vuelta en torno a Sión,
contando sus torreones;
23
fijaos en sus baluartes,
observad sus palacios,
para poder decirle a la próxima generación:
“Éste es el Señor, nuestro Dios.”
Él nos guiará por siempre jamás.
Ant. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de
nuestro Dios.

LECTURA BREVE Is 45, 8


Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al Justo; ábrase la tierra y
brote la salvación, y con ella germine la justicia.

RESPONSORIO BREVE
V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V. Su gloria aparecerá sobre ti.
R. Amanecerá el Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Aguardaré al Señor, mi salvador, y esperaré en él mientras se
acerca. Aleluya.

PRECES
Invoquemos confiados a Cristo, fuerza y sabiduría de Dios, cuyo
gozo es estar con los hijos de los hombres, y digámosle:
Quédate junto a nosotros, Señor.
Señor Jesucristo, que nos has llamado al reino de tu luz,
haz que nuestra vida sea agradable a Dios Padre.
24
Tú que, desconocido por el mundo, has acampado entre nosotros,
manifiesta tu rostro a todos los hombres.
Tú que estás más cerca de nosotros que nosotros mismo,
fortalece nuestros corazones con la esperanza de la salvación.
Tú que eres la fuente de toda santidad,
consérvanos santos y sin mancha hasta el día de tu venida.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Digamos nuestro Padre con toda confianza: Padre nuestro.

Oración
Muestra, Señor, tu poder y ven a socorrernos, para que la abundancia
de tu misericordia nos alcance los bienes que nuestros pecados han
retardado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.

R. Amén.
25
VIERNES I ADVIENTO Laudes

V. Señor, abre mis labios.


R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

HIMNO

Ven, Señor, no tardes,


ven, que te esperamos;
ven, Señor, no tardes,
ven pronto, Señor.

El mundo muere de frío,


el alma perdió el calor,
los hombres no son hermanos
porque han matado al Amor.

Envuelto en noche sombría,


gime el mundo de pavor;
va en busca de una esperanza,
buscando tu fe, Señor.

Al mundo le falta vida


y le falta corazón;
le falta cielo en la tierra,
si no lo riega tu amor.

Rompa el cielo su silencio,


baje el rocío a la flor,
ven, Señor, no tardes tanto,
ven, Señor. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu


altar, Señor.
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Salmo 50
CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
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y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen;


si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,


reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Ant. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar,


Señor.

Ant. 2. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Cántico Is 45, 15-25

QUE LOS PUEBLOS TODOS SE CONVIERTAN AL SEÑOR

Es verdad: tú eres un Dios escondido,


el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor salva a Israel
con una salvación perpetua,
para que no se avergüencen ni se sonrojen
nunca jamás.

Así dice el Señor, creador del cielo


--él es Dios--,
él modeló la tierra,
la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía,
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sino que la formó habitable:
“Yo soy el Señor y no hay otro.”
No te hablé a escondidas,
en un país tenebroso,
no dije a la estirpe de Jacob:
“Buscadme en el vacío.”
Yo soy el Señor que pronuncia sentencia
y declara lo que es justo.
Reuníos, venid, acercaos juntos,
supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera,
y rezan a un dios que no puede salvar.
Declarad, aducid pruebas,
que deliberen juntos:
¿Quién anunció esto desde antiguo,
quién lo predijo desde entonces?
¿No fui yo, el Señor?
--No hay otro Dios fuera de mí--.
Yo soy un Dios justo y salvador,
y no hay ninguno más.
Volveos hacia mí para salvaros,
confines de la tierra,
pues yo soy Dios y no hay otro.
Yo juro por mi nombre,
de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable:
“Ante mí se doblará toda rodilla,
por mí jurará toda lengua”,
dirán: “Solo el Señor
tiene la justicia y el poder.”
A él vendrán avergonzados
los que se enardecían contra él,
con el Señor triunfará y se gloriará
la estirpe de Israel.
29
Ant. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Ant. 3. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

Salmo 99

ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO

Aclama al Señor, tierra entera,


servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
“El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.”

Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

LECTURA BREVE Jr 30, 21. 22

Esto dice el Señor: “Saldrá de Jacob un príncipe, su señor saldrá de


en medio de él; me lo acercaré y se llegará a mí. Vosotros seréis mi
pueblo y yo seré vuestro Dios.”

RESPONSORIO BREVE
V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V. Su gloria aparecerá sobre ti.
R. Amanecerá el Señor.
30
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Mirad: viene el Dios y hombre de la casa de David para


sentarse en el trono. Aleluya.

PRECES

Por medio de su Hijo, Dios ha manifestado su gloria a los hombres;


démosle gracias con gozo, diciendo:

Glorificado sea tu nombre, Señor.

Señor, haz que sepamos acogernos mutuamente,


como Cristo nos acogió a nosotros para dar gloria a Dios.

Cólmanos de alegría y paz en nuestra fe,


para que rebosemos de esperanza por la fuerza del Espíritu
Santo.

Con tu bondad y tu inmensa compasión ven, Señor, en ayuda de


todos
y sal al encuentro de los que te desean aun sin saberlo.

Tú que llamas y santificas a los que eliges,


llévanos a nosotros, pecadores, a tu felicidad y corónanos en
tu reino.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

El Señor se acerca para salvarnos; por eso nos atrevemos a pedir la


venida de su reino, diciendo: Padre Nuestro.
31
Oración

Muestra, Señor, tu poder y ven a nosotros, para que por tu protección


nos veamos libres de los peligros que nos amenazan a causa de
nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSION

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.

R. Amén.
SABADO I AVIENTO Laudes

V. Señor, abre mis labios.


R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

HIMNO

Una clara voz resuena


que las tinieblas repudia,
el sueño pesado ahuyéntase,
Cristo en el cielo fulgura.

Despierte el alma adormida


y sus torpezas sacuda,
que para borrar los males
un astro nuevo relumbra.

De arriba llega el Cordero


que ha de lavar nuestras culpas;
con lágrimas imploremos
el perdón que nos depura,

porque en su nueva venida


que aterroriza y conturba,
no tenga que castigarnos,
mas con piedad nos acuda.

Al Padre eterno la gloria,


loor al Hijo en la altura,
y al Espíritu Paráclito
por siempre alabanza suma. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.


33
Salmo 118, 145-152

Te invoco de todo corazón;


respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.

Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche,


meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.

Tú, Señor, estás cerca,


y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.

Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.

Ant. 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Cántico Ex 15, 1-4. 8-13. 17–18

HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR


ROJO

Cantaré al Señor, sublime es su victoria,


caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.

Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero,
su nombre es “Yahvé”.
34
Los carros del Faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes.
Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: “Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano.”
Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.
¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién como tú, terrible entre los santos,
temible por tus proezas, autor de maravillas?
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.
Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.

Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Ant. 3. Alabad al Señor, todas las naciones. +

Salmo 116
INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA

Alabad al Señor, todas las naciones,


+ aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.

Ant. Alabad al Señor, todas las naciones.


35
LECTURA BREVE Is 11, 1-3a
Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un vástago.
Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de
inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y
de temor del Señor.

RESPONSORIO BREVE
V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V. Su gloria aparecerá sobre ti.
R. Amanecerá el Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. No temas, Sión; mira que tu Señor vendrá. Aleluya.

PRECES
Oremos a Dios Padre, que trazó desde antiguo un plan de salvación
para su pueblo, y digámosle:
Guarda a tu pueblo, Señor.
Oh Dios, que prometiste a tu pueblo un vástago que haría justicia,
vela por la santidad de tu Iglesia.
Inclina, oh Dios, el corazón de los hombres a tu palabra
y afianza la santidad de tus fieles.
Por tu Espíritu consérvanos en el amor,
para que podamos recibir la misericordia de tu Hijo que se
acerca.
Haz que nos mantengamos firmes, Dios de clemencia,
hasta el día de la manifestación de nuestro Señor
Jesucristo.
36
Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Pidamos ahora con grande confianza la venida del reino de Dios, con
las palabras que Cristo nos enseñó: Padre nuestro.

Oración

Dios nuestro, que para librar al hombre de la antigua esclavitud del


pecado enviaste a tu Hijo al mundo, concede a los que esperamos
con devoción su venida la gracia de tu misericordia y el don de la
verdadera libertad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la


vida eterna.

R. Amén.
37

CÁNTICO DE ZACARIAS Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,


porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos


y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con
nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,


arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,


porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,


nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

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