Una Terapia Relatada

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García Aguilera Ana Maribel.

UNA TERAPIA RELATADA.

Aunque los comentarios sobre narrativa de Jerome Bruner se refieren a la estructura de los textos
con valor literario, creemos que las personas generalmente adscriben significado a su vida
convirtiendo sus vivencias en relatos, y que esos relatos dan forma a sus vidas y a sus relaciones.
También afirmamos que la mayoría de las conversaciones, incluyendo las conversaciones con uno
mismo, se ajustan al menos a los requisitos más elementales de un relato: tienen planteamiento,
nudo y desenlace. Por tanto, la narrativa no se limita a los textos literarios.

DISTINCIONES ENTRE EL PENSAMIENTO LÓGICO-CIENTÍFICO Y EL NARRATIVO


 Experiencia
En la modalidad lógico-científica, las particularidades de la experiencia personal son eliminadas en
favor de constructos cosificados, clases de eventos, y sistemas de clasificación y diagnóstico.

 Tiempo.
la temporalidad es una dimensión crítica en el modo narrativo de pensamiento, pues en éste los
relatos existen en virtud del desarrollo de los acontecimientos a través del tiempo.
Esta secuencia lineal de los eventos en el tiempo es necesaria para que se pueda dar un relato «con
sentido». Las historias tienen un principio y un final, y entre estos dos puntos transcurre el tiempo.
 Lenguaje.
El pensamiento narrativo se centra en prácticas lingüísticas basadas en el modo subjuntivo para
crear un mundo de significados implícitos más que explícitos, para ampliar el campo de posibilidades
a través del «desencadenamiento de la presuposición», para introducir la «perspectiva múltiple», y
para encaminar a los lectores hacia representaciones únicas de significados. Estas prácticas
lingüísticas tienen en cuenta la complejidad y la subjetividad de la experiencia.

 Agencia personal.
El modo narrativo sitúa a la persona como protagonista o como participante en su propio mundo. Es
un mundo de actos interpretativos, un mundo en el que volver a contar una historia es contar una
historia nueva, un mundo en el que las personas participan con sus semejantes en la «re-escritura»,
y por tanto en el moldeado, de sus vidas y relaciones.
 Posición del observador
El modo lógico-científico excluye al observador de lo observado en aras de la objetividad. El objeto
está «al otro lado» del observador y, por definición, es aquello sobre lo que se debe actuar. El
observador no está implicado en la creación de los fenómenos que están siendo observados, y se
afirma que lo observado es inmune a los efectos de esta observación. Todo ello sirve para colocar al
observador por encima y más allá de lo observado.
García Aguilera Ana Maribel.

Una terapia situada en modo narrativo de pensamiento:


1. Da la máxima importancia a las vivencias de la persona;

2. Favorece la percepción de un mundo cambiante mediante la colocación de las experiencias vividas

en la dimensión temporal;

3. Invoca el modo subjuntivo al desencadenar presuposiciones, establecer significados implícitos y

generar perspectivas múltiples;

4. Estimula la polisemia1 y el uso del lenguaje coloquial, poético y pintoresco en la descripción de

vivencias y en el intento de construir nuevos relatos;

5. Invita a adoptar una postura reflexiva y a apreciar la participación de cada uno en los actos

interpretativos;

6. Fomenta el sentido de la autoría y la re-autoría de la propia vida y de las relaciones de cada

persona al contar y volver a contar la propia historia;

7. Reconoce que las historias se coproducen e intenta establecer condiciones en las que el «objeto»

se convierta en autor privilegiado;

8. Introduce consistentemente los pronombres «yo» y «tú» en la descripción de los eventos.

LAS CARTAS COMO NARRATIVA


Las cartas son sobre todo un medio para un fin, y por tanto pueden emplearse con diversos
propósitos, algunos de los cuales se muestran en este libro. En una terapia relatada, las cartas se
utilizan principalmente con el objetivo de convertir las vivencias en una narración o «relato» que
tenga sentido de acuerdo con los criterios de coherencia y realismo. Por tanto, se apartan
considerablemente de las normas que rigen tanto la retórica como el estilo de la correspondencia
profesional.

Las cartas se pueden sustituir por historias clínicas. En la creación de las cartas la persona/familia
es el público imaginario; por el contrario, alguna supuesta autoridad profesional sirve de público
invisible en el caso de las historias clínicas. En la mayoría de los casos, estos informes son
conversaciones con uno mismo. Nosotros sostenemos que convertir en narraciones las cartas
recoge más fielmente el «trabajo»
realizado que los métodos profesionales de registro.

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