La Inteligencia Emocional. Qué Es, Por Qué y para Qué.
La Inteligencia Emocional. Qué Es, Por Qué y para Qué.
La Inteligencia Emocional. Qué Es, Por Qué y para Qué.
Subtemas:
enfoques Teóricos Metodológicos en especial en las Ciencias Sociales y Humanas nos han
llevado obligatoriamente a romper con los esquemas tradicionales que predecían que el sujeto
más inteligente era el que poseía más alto C.I.
La Inteligencia Emocional es la capacidad que tienen las personas para identificar, comprender
y manejar sus emociones de modo sano y desarrollador, de manera que les promueva el
bienestar individual y facilite vínculos saludables con los otros, además de ayudarlos a lograr
metas y objetivos, manejar el estrés y a superar obstáculos.
Percibir las emociones: El primer paso para comprenderlas es percibirlas con precisión,
qué es lo que veo en mí y en el otro, ejemplo: las expresiones faciales, el uso de las manos, la
postura corporal.
Razonar con las emociones: Consiste en utilizar las emociones para promover el análisis
del pensamiento y la actividad cognoscitiva al dirigir la atención a la información importante.
Significa ante todo no dejarnos llevar por el primer impulso, sino detenernos y pensar qué
quiero decir, cómo, cuándo y por qué lo debo decir.
Comprensión de las emociones: Las emociones al igual que lo que decimos y hacemos,
puede tener una gran variedad de sentido, significados e interpretaciones. Por lo que se hace
indispensable mantener una adecuada comunicación con los otros para comprender y
entender lo que quieren expresar.
Gestión de las emociones: La capacidad de gestionar con efectividad las emociones es un
elemento vital de la Inteligencia Emocional. Entiéndase ponernos normas y límites desde lo
personal para decidir qué decimos, cómo y cuándo de la manera más acertada posible, para
sentirnos cómodos con nosotros mismos y lograr una comunicación efectiva con los otros.
Por lo que podemos afirmar que la Inteligencia Emocional es sumamente valiosa en nuestra
vida diaria.
La mayoría de los estudiosos del tema, plantean que existen cinco componentes de la
Inteligencia Emocional:
Los aspectos planteados son claves a trabajar en cada persona para fortalecer su Inteligencia
Emocional, de ahí la necesidad que de manera individual hagamos un
ejercicio de introspección y análisis para definir como se configuran en
cada uno de nosotros y cómo fortalecerlos.
auto aceptación, y por ende a un mejor desempeño en las diferentes esferas sociales, lo cual
influye de manera favorable en el bienestar psíquico y la salud emocional de las personas.
Las personas con una alta Inteligencia Emocional pueden expresar lo que sienten a los demás y
entender lo que sienten los otros desde una posición de respeto, ética y empática. Sobre la base
de una comunicación clara, directa, abierta, o sea donde los participantes estén a un mismo nivel
es lo que se conoce como comunicación asertiva. Lo cual le permite fomentar relaciones con
fuertes lazos afectivos, satisfactorias, de calidad y perdurables, tanto en la vida personal como
en la profesional.
Los expertos coinciden en que este tipo de inteligencia juega un papel vital para la consecución
de metas, llegando a ser más importante que el Coeficiente Intelectual; pues nos dota de
recursos y herramientas para gestionar cada situación de la vida diaria de un modo efectivo,
siendo capaces de resolver las tareas de la cotidianidad con economía de tiempo, trazarnos
estrategias personales efectivas, y sobre todo el aumento de las posibilidades de éxito en
cualquier actividad a realizar.
Es por ello que podemos afirmar que la Inteligencia Emocional atraviesa todas las esferas de
la vida y, por tanto, está vinculada con todo lo que se piensa, se dice y se hace. Abarca acciones
como:
La elección de pareja.
Delimitación de normas y pautas de comportamiento en la educación de los hijos.
Determinación de metas personales y profesionales, de modo jerarquizado.
Definición de requisitos para la selección de personal en una organización.
Siempre desde la premisa que para ser inteligente emocionalmente y poder tener relaciones
exitosas con el entorno, primero debemos de tener un conocimiento adecuado de nosotros
mismos; para ello debemos de tener identificadas potencialidades, habilidades, capacidades,
limitaciones, gustos, miedos… Lo anterior nos fortalece desde lo personal y luego facilita
trabajar en nuestras relaciones con el entorno, para que estas realmente sean efectivas y
gratificantes, tanto para sí mismos como para los otros.
Referencias Bibliográficas:
Chiavenato, I. (2012). Gestión del Talento Humanos. 5ta Edición. México DF: Mc Graw Hill.