Catecismo de Las Virtudes Beato Francisco Palau
Catecismo de Las Virtudes Beato Francisco Palau
Catecismo de Las Virtudes Beato Francisco Palau
INTRODUCCION
1. Dios es el solo objeto que puede saciar y satisfacer el corazón del hombre de un modo mucho
más sublime y perfecto de lo que él puede desear, creer y esperar. La virtud, uniendo estos dos
extremos, le hace feliz. En la gloria poseemos a Dios mediante la visión, la comprensión y fruición,
las cuales dotes corresponden a las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. En esta vida
la caridad nos hace una misma cosa con Dios, transformándonos en imagen viva de su Hijo. A la
caridad siguen todas las virtudes y todos los dones del Espíritu Santo.
2. La virtud no hace solamente la felicidad del individuo, sino que, organizando todo el cuerpo
social, le dispone para marchar hacia su fin natural y sobrenatural y le conduce hasta el objeto de
su felicidad temporal y eterna. Siendo esto una verdad incontestable, no debería haber en la
sociedad un solo individuo, ninguna clase, estado alguno que no poseyera este tesoro inestimable.
A la manera que la esposa busca diamantes vivos y perlas brillantes para presentarse ataviada
con ricos vestidos ante su esposo, el alma debe buscar con mayor solicitud las piedras preciosas
de las virtudes para comparecer ante el Hijo de Dios, adornada con vestidos dignos de un tal
Esposo.
Para poseer la virtud, es necesario buscarla; para buscarla con afán, se ha de amar y estimar por
lo que vale; para amarla y apreciarla, se ha de conocer su valor y preciosidad. No podemos amar
sino lo que conocemos; buscamos el objeto que amamos; no encontramos sino lo que buscamos;
no poseemos sino lo que hemos encontrado.
3. ¿Quién nos descubrirá el oro purísimo de la caridad? ¿Quién nos enseñará dónde están los
diamantes, las perlas y piedras preciosas de todas las demás virtudes qué van juntas con ella?
¿Quién será nuestro maestro en la escuela de la virtud? ¿Quién nos la pintará al vivo tal como ella
es en sí? En esta escuela el maestro principal es la misma Verdad eterna: Jesucristo ha enseñado
esta ciencia a sus santos. Cada página de la Escritura Sagrada es una lección que nos da sobre
ella el Espíritu Santo. Los Padres y Doctores eclesiásticos nos han dejado escritas sobre esta
materia disertaciones voluminosas. Los escritores ascéticos y místicos han compuesto sobre este
objeto libros tan bien dictados que ya no podemos esperar nada más sublime; y tantos en número
que pueden formar bibliotecas enteras. Hasta los anacoretas y solitarios, reconociendo la
necesidad y la utilidad de instruirse mutuamente sobre la virtud y los vicios que se le oponen,
salían de sus cuevas, de lo fragoso de los bosques, dejaban por algún tiempo su cara soledad y se
reunían para conferenciar sobre esta materia.
4. Es verdad, la experiencia y la práctica son maestras de las artes y de las ciencias; pero sería
una solemne temeridad despreciar y no buscar con solicitud las luces e instrucciones que el
Espíritu de Dios nos ha dado por boca de los Santos Doctores de su Iglesia, habiendo sido
constituidos tales para enseñarnos el camino de la virtud. Oigámoslos, pues, y por su ministerio
nuestro Maestro nos dará la ciencia de los santos, cooperando nosotros con la práctica de ella.
5. Cuando sobre una materia los escritos se han multiplicado mucho, es necesario un compendio
que presente en términos breves y concisos el objeto, reduciéndola toda a los principios de donde
nace la doctrina. Estos, asentados y basados, explican, desenvuelven y aclaran todo cuanto puede
decirse, escribirse y saberse sobre el tal objeto, dándonos al mismo tiempo sobre él y sobre todo
cuanto tiene de más interesante una idea clara, sencilla y general. Esta noción sencilla y general,
no olvidándose en la lectura de todas las materias que se han tratado sobre el objeto, nos las hace
comprender y entender. En estos compendios los literatos ven y conocen en pocos términos toda
la doctrina, porque la encuentran reunida en unas cuantas ideas, y reducida a principios. Los
principiantes, aprendiendo éstos de memoria, los estudian, los meditan, los profundizan. Estos
sabidos, les abren y facilitan la inteligencia de las explicaciones que, para adquirir la ciencia, les
dan los Doctores.
Un compendio, que reduzca a principios todo cuanto los escritores sagrados han escrito sobre la
virtud, me ha parecido podría ser de alguna utilidad a los alumnos de nuestra Escuela. Para
acomodarlo a la capacidad de todos, se los ofrezco en forma de catecismo.
Qué cosa sea virtud; las especies en que se divide; qué sean los dones del Espíritu Santo y qué
los frutos; la armonía, el orden y la conexión de todas las virtudes entre sí, y sus relaciones con los
dones del Espíritu Santo y los frutos; de dónde sale la semilla para sembrarla en el jardín de
nuestro corazón; cómo nacen, crecen y producen a tiempos convenientes sus flores y frutos, sus
grados de perfección; la obligación que todo hombre tiene de practicarlas conforme a su estado y
vocación, y los preceptos que se nos han impuesto sobre ellas. Esto en general. Bajando a cada
una de ellas en particular, no olvidaremos ninguna de todas aquellas a las que los Doctores
eclesiásticos han dado nombre, examinando cuál es su objeto, qué actos tiene y cuáles son los
vicios que se les oponen. Luego que hayamos visto lo que sea virtud, considerada en sí misma, la
buscaremos en todos los estados, clases y oficios del cuerpo social, proponiendo a cada individuo
las que correspondan a su vocación.
7. El Catecismo será dividido en lecciones, y cada lección será el objeto de una conferencia. Este
orden facilitará tal vez a los maestros de esta Escuela la enseñanza de una ciencia que, por ser
tan interesante, se llama de los santos: Dedit illi scientiam sanctorum: «le dio Dios, nos dice el libro
de la Sabiduría [10,10], hablándonos del justo, la ciencia de los santos».
OREMUS
Deus, qui corda fidelium Sancti Spiritus illustratione docuisti; da nobis in eodem Spiritu recta
sapere et de eius semper consolatione gaudere. Per Christum Dominum nostrum.
ACCION DE GRACIAS
AL SEÑOR DIOS DE LAS VIRTUDES
PSALM. 83 (84)
Quam dilecta tabernacula tua Domine virtutum:* concupiscit et deficit anima mea in atria Domini.
Cor meum et caro mea exultaverunt in Deum vivum.
Etenim passer invenit sibi domum:* et turtur nidum sibi, ubi ponat pullos suos.
Altaria tua Domine virtutum:* Rex meus, et Deus meus.
Beati qui habitant in domo tua Domine:* in saecula saeculorum laudabunt te.
Beatus vir, cuius est auxilium abs te:* ascensiones in corde suo disposuit, in valle lacrymarum, in
loco quem posuit.
Etenim benedictionem dabit legislator, ibunt de virtute in virtutem:* videbitur Deus deorum in Sion.
Domine Deus virtutum exaudi orationem meam:* auribus percipe Deus Iacob.
Protector noster aspice Deus:* et respice in faciem Christi tui.
Quia melior est dies una in atriis tuis * super millia.
Elegi abiectus esse in domo Dei mei:* magis quam habitare in tabernaculis peccatorum.
Quia misericordiam et veritatem diligit Deus:* gratiam et gloriam dabit Dominus.
Non privabit bonis eos qui ambulant in innocentia:* Domine virtutum, beatus homo qui sperat in te.
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Laudate Dominum omnes Gentes:* laudate eum omnes populi:
Quoniam confirmata est super nos misericordia eius:* et veritas Domini manet in aeternum.
V. Salvos fac servos tuos Domine.
R. Deus meus sperantes in te.
V. Memento Congregationis tuae.
R. Quam possedisti ab initio.
V. Ora pro nobis Sancta Dei Genitrix.
R. Ut digni efficiamur promissionibus Christi.
V. Domine exaudi orationem meam.
R. Et clamor meus ad te veniat.
V. Dominus vobiscum.
R. Et cum Spiritu tuo.
OREMUS
Concede nos famulos tuos quaesumus Domine Deus perpetua mentis et corporis sanitate gaudere
et gloriosa B. M. semper Virginis intercessione a praesenti liberari tristitia et aeterna perfrui laetitia.
Omnipotens sempiterne Deus, qui facis mirabilia magna solus, praetende super servos tuos et
super congregationes illis commissas spiritum gratiae salutaris; et ut veritate tibi complaceant
perpetuum eis rorem tuae benedictionis infunde. Per Christum Dominum nostrum. Amen.
SALMO 83 (84)
¡Cuán amables son tus tabernáculos, Señor de las virtudes!
Mi alma codicia y desfallece por los atrios del Señor.
Mi corazón y mi carne se regocijaron en el Dios vivo.
Pues el pájaro halló casa para sí, y la tórtola nido en dónde poner sus pollos.
Tus altares, Señor de las virtudes, Rey mío, y Dios mío.
Bienaventurados, Señor, los que moran en tu casa, por los siglos de los siglos te alabarán.
Bienaventurado el varón cuyo socorro viene de ti, dispuso en su corazón subir a vos por grados.
En el valle de lágrimas, lugar de su morada.
Porque el legislador dará bendición, irán de virtud en virtud; será visto el Dios de los dioses en
Sión.
Señor, Dios de las virtudes, oye mi oración; escúchala, Dios de Jacob.
Dios, protector nuestro, míranos; y vuelve a mirar el rostro de tu Cristo.
Porque mejor es un día en tus atrios que millares en este mundo.
Escogí estar abatido en la casa de mi Dios antes que morar en las tiendas de los pecadores.
Porque Dios ama la misericordia y la verdad; el Señor dará la gracia y la gloria.
No privará de Bienes a aquellos que andan en inocencia; Señor de las virtudes, bienaventurado el
hombre que espera en ti.
SECCIÓN PRIMERA
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LA VIRTUD CONSIDERADA EN COMUN
4
P. ¿Qué es virtud adquirida?.
R. Un hábito que el hombre adquiere mediante la repetición de muchos actos de la misma
especie.
P. ¿Qué es virtud infusa?
R. Ya lo dice el mismo nombre: un hábito infuso en el alma por el Espíritu Santo.
P. ¿Cuántas son las virtudes intelectuales?
R. Cinco: sabiduría, ciencia, entendimiento, prudencia y arte.
P. ¿Cuántas son las morales?
R. Muchas, pero todas pueden reducirse a cuatro principales, que son como puntos cardinales
de las demás, y son prudencia, justicia, fortaleza y templanza.
P. ¿Cuántas son las teologales?
R. Tres: fe, esperanza y caridad.
LECCIÓN 3.–La gracia, los dones y los frutos del Espíritu Santo
3. P. ¿Qué cosa es gracia santificante?
R. Una cualidad infusa en el alma, la cual hace al hombre amigo de Dios, hijo adoptivo suyo y
participante del reino de los cielos.
P. ¿Es lo mismo gracia santificante que don del Espíritu Santo?
R. No, las dos cosas tienen objetos distintos.
P. ¿En qué se diferencian?
R. La gracia nos hace amigos de Dios; pero los dones del Espíritu Santo disponen todas
nuestras potencias para seguir la moción del Espíritu Santo.
P. ¿Qué se entiende por don del Espíritu Santo?
R. Una cualidad infusa en el alma, mediante la que el hombre se dispone para seguir la moción
del Espíritu Santo en orden a su fin sobrenatural.
P. ¿Cuántos son los dones?
R. Siete: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.
P. ¿Qué son los frutos del Espíritu Santo?
R. Lo que hay de más perfecto, heroico y sazonado en los actos de virtud.
P. ¿Cuántos son los frutos del Espíritu Santo?
R. Muchos, pero pueden reducirse todos a doce principales, que son caridad, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia y
castidad.
5
R. Sí, padre.
P. ¿Las virtudes intelectuales guardan entre sí algún orden?
R. Sí, padre. Todas están unidas en la sabiduría.
P. ¿Y las morales?
R. Lo mismo, todas están encadenadas entre sí y unidas a la prudencia.
P. Las virtudes infusas, los dones y los frutos, ¿pueden estar en una persona que no tiene la
caridad?
R. De un modo perfecto no; pero sí imperfectamente.
P. Las virtudes morales e intelectuales ¿pueden estar sin la caridad?
R. Sí, porque son virtudes naturales.
P. La fe y la esperanza ¿pueden estar en el hombre sin la caridad?
R. Como virtudes perfectas no; pero sí como virtudes informes.
P. Si las virtudes y los dones del Espíritu Santo están unidos entre sí y forman una sola cosa
¿todos lo hemos de tener todo?
R. No. Hay virtudes que son propias de un estado, las que, en cuanto al ejercicio y práctica, las
han de poseer solamente los individuos que lo constituyen; pero todos hemos de tenerlas todas
en la buena disposición de ánimo de practicarlas, si las circunstancias nos lo exigen.
P. ¿De dónde procede la multitud y la variedad de virtudes?
R. De los objetos diferentes a que se dirigen.
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toda entera, nace toda entera, crece toda entera; pero, bajo otras consideraciones, aparecen
en el campo de nuestra alma unas antes que las otras. Según el orden de excelencia, la
caridad es la primera de todas; nace con todas, crece con todas y es el tronco que reúne en sí
todas las raíces –símbolo de los hábitos de todas ellas–, las ramas –que son los actos que
salen sobre la tierra– y los frutos. Por este tronco pasa el zumo de la gracia y dones del Espíritu
Santo, que alimenta todo el árbol. Según el orden de generación, los dones nacen primero que
las virtudes infusas, la fe primero que la esperanza, la fe y esperanza primero que la caridad.
Adquirimos las unas primero que otras.
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porque a ella están unidas todas las virtudes, dones y frutos. Para conocer la caridad y los
incrementos que hace en los espíritus, se han de mirar sus operaciones, y éstas las
conoceremos por sus objetos. Las operaciones principales que hace la caridad en el hombre
son dos: la primera, unirle con el objeto de su felicidad, en cuya unión consiste su perfección; y
la segunda, ordenar sus acciones y fuerzas al bien de sus prójimos. En estas dos operaciones
está toda la perfección cristiana: amar a Dios, y a nuestros prójimos como a nosotros mismos.
Amor de Dios: grados de incremento
9. 1º. La caridad la siembra Dios en el jardín de nuestra alma ya desde el día de nuestro
bautismo.
2º. Nace en los adultos mediante el ejercicio de obras de piedad, cuales son: frecuencia de
sacramentos, asistencia a las funciones del culto de la religión, observancia de los preceptos
de la ley, oír la palabra de Dios, lectura espiritual, oraciones y súplicas, limosnas, visitar a los
enfermos, etc.
Si un adulto la pierde por el pecado, vuelve el hortelano a sembrarla con el sacramento de la
penitencia y nace en él con obras de piedad.
3º. La caridad, nacida ya con las prácticas religiosas, es fomentada y toma nuevos incrementos
con las resoluciones y propósitos firmes de marchar siempre a la perfección, los cuales concibe
el hombre en el ejercicio de la oración y meditación.
5º. La caridad, nacida, fomentada, robustecida y corroborada con un ejercicio ferviente de todas
las virtudes morales, perfecciona la parte superior del hombre mediante las tres virtudes
teologales: –fe, esperanza y caridad– y los dones del Espíritu Santo. Con la fe y los dones
purga el entendimiento del hombre, informándole sobre el objeto de su felicidad sobrenatural y
disponiéndole para contemplar las verdades eternas.
6º. La fe, representando Dios al hombre como un bien sumo –aunque difícil de obtener y
poseer, pero posible mediante el auxilio de su omnipotencia y las buenas obras– dispone,
prepara y alienta el corazón para marchar a unirse con El.
7º. La caridad, habiendo confortado, robustecido y ordenado la parte inferior del hombre con la
práctica de todas las virtudes morales y, perfeccionando la superior mediante el ejercicio de las
teologales con actos fervorosos de amor, le transforma en imagen viva de Dios y le une con El.
He aquí la primera operación de la caridad.
9º. Hemos dicho que los frutos no eran sazonados luego de haber salido de la flor; necesitan
tiempo para llegar a su madurez. La caridad, después de haber ordenado las acciones, las
fuerzas y todas las virtudes del hombre al bien de los prójimos, las fomenta, las robustece, las
corrobora y las perfecciona poco a poco, con tiempo, mediante la práctica y el ejercicio.
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son los frutos dulces, saludables y sazonados que el Espíritu Santo produce en el hombre a
tiempos oportunos.
Vemos este mismo incremento progresivo en el cuerpo animal. Este no llega a su perfección
sino poco a poco y con tiempo; no puede propagar su especie sino llegado a cierto grado de
perfección, así como tampoco puede un árbol dar frutos sazonados sino después de haber
llegado a su grado de perfección. En el curso natural de incremento que observamos en los
animales y plantas, podemos contemplar un curso regular de aumento espiritual en la caridad.
El hombre, en tanto que siente desorden en su interior, debe emplear todas sus fuerzas en
arreglarse con Dios; unido con El por amor, puede emplear su tiempo y ordenar su vida al bien
común de los otros.
P. ¿Se necesita mucho tiempo para que la caridad haga en el hombre su curso regular de
incremento?
R. Un nogal crece durante el espacio de más de cuarenta años; el olivo medra muy lentamente,
pero vive muy largo tiempo; hay una infinidad de plantas, como la hortaliza, que en menos de
un año hacen todo su aumento, pero perecen luego. La caridad, aunque haga en todos los
hombres su incremento con tiempo, no en todos produce ramas y frutos de perfección de la
misma especie. Opera en cada uno de nosotros según la vocación especial a que somos
llamados.
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en el infierno si es grave, o en el purgatorio si es leve. El material no es pecado.
P. ¿Hay circunstancias que disminuyen o aumentan la malicia del pecado?
R. Sí. La ignorancia, la concupiscencia y la violencia.
P. ¿Qué es pecado de comisión?
R. La infracción de un precepto negativo.
P. ¿Qué es pecado de omisión?
R. La negligencia en el cumplimiento de un precepto afirmativo.
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infinita- y al prójimo como a ti mismo [Lv 19, 18; Mc 12,30-31; Rm 13,8-10]. Los preceptos
negativos se nos han impuesto contra los vicios y los afirmativos sobre el ejercicio de las
virtudes.
P. ¿Cómo y cuándo obligan estos preceptos?
R. Los negativos obligan siempre y en toda circunstancia. Jamás será lícito el mentir, el robar ni
el blasfemar.
P. ¿Cuándo obligan los afirmativos?
R. Estos no obligan siempre, sino consideradas las circunstancias.
P. ¿Está el hombre obligado a practicar todas las virtudes?
R. Hay virtudes que son comunes a todas las clases, a todos los estados, condiciones y oficios,
como son: fe, esperanza, caridad, prudencia, justicia, fortaleza y templanza; otras son propias y
características de un estado. Estamos obligados a practicar las virtudes, cada cual según su
posición, según sus fuerzas, estado y oficio.
P. ¿Cuándo y en qué ocasiones se han de practicar las virtudes?
R. No siempre, sino cuando las circunstancias lo exijan. Si un vicio ataca una virtud, como la
impureza a la castidad, hay obligación de hacer actos de ella. Si hay peligros de caer en una
falta, estamos obligados a preparar nuestro corazón para preservarle de ella, lo que se hace
con actos de virtud.
SECCIÓN SEGUNDA
LECCIÓN.–12
15.Hemos hablado ya de las virtudes en común; bajemos ahora a cada una de ellas en particular.
Veremos primero las naturales, luego las sobrenaturales. Hemos dicho ya que las naturales
rectificaban al hombre en orden a su fin natural y que se subdividían en intelectuales y morales;
veamos primero las intelectuales.
Virtudes intelectuales
16. P. ¿Qué es virtud intelectual?
R. Un hábito que perfecciona y rectifica la razón del hombre y le dispone para bien obrar en
orden a su felicidad natural.
P. ¿Cuántas y cuáles son las virtudes intelectuales?
R. Cinco, y son: sabiduría, entendimiento o inteligencia, ciencia, prudencia y arte.
P. ¿Qué objeto tienen todas estas virtudes?
R. Rectificar la razón del hombre y ordenar la más noble de sus operaciones, cual es el
razonar.
P. ¿Qué cosa es inteligencia?
R. Un hábito que rectifica la razón del hombre en la consideración de todo aquello que se
conoce por sí mismo. Lo que se conoce por sí mismo, debe mirarse como principio de todo
cuanto naturalmente podemos conocer.
P. ¿Qué es sabiduría?
R. Un hábito que perfecciona al hombre en la consideración de las causas altísimas,
universales y generales.
P. ¿Qué cosa es ciencia?
R. Un hábito que rectifica la razón del hombre en el conocimiento de las causas particulares y
menos principales. Estas tres virtudes rectifican la razón especulativa. La prudencia y el arte, la
razón práctica.
P. ¿Qué cosa es prudencia?
R. Como virtud intelectual, es un hábito que rectifica la razón práctica del hombre en orden a
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todo lo agible, esto es, en orden a todos los actos humanos.
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20.P. ¿Cuántas y cuáles son las virtudes que son como partes integrales o esenciales de la
prudencia?
R. Ocho: memoria, razón, inteligencia, docilidad, solicitud, providencia, circunspección y
precaución.
P. Siendo estas ocho virtudes partes como integrales de la prudencia, ¿hay alguna armonía y
conexión entre ellas?
R. Sí. Todas se dirigen a un solo objeto, cual es ratificar el dictamen de la razón. Ya hemos
dicho que para el recto dictamen de la razón eran necesarios tres actos, esto es: buscar lo que
conviene hacer, juzgar qué sea lo más útil de todo cuanto se ha encontrado, y mandar poner en
ejecución lo que se ha creído más conveniente para el fin propuesto.
Para el segundo acto sirve la razón o el raciocinio. Discurriendo sobre todos los medios que se
nos han presentado y comparando unos con otros, juzgamos del que es más directo y
acomodado al caso particular.
Para que la razón recta mande poner en ejecución el medio que se ha encontrado más útil y
que se ha juzgado más conveniente, son necesarias tres cosas: 1º que todo cuanto se ordena
sea acomodado al fin propuesto; 2º a esto sirve la providencia; 3º que en la ejecución se
atienda a las circunstancias del negocio, esto lo hace la circunspección. Por último, que evite
los obstáculos, que allane las dificultades y que venza los impedimentos que pueden
presentarse en la ejecución del medio que se ha encontrado, propuesto y juzgado más
conveniente al fin que se intenta.
21. P. ¿Cuáles y cuántas son las partes de la prudencia que el angélico maestro santo Tomás
llama subjetivas?
2
R. Estas son virtudes sujetas a la principal o cardinal, diferentes en especie las unas de las
otras . Bajo esta consideración las partes subjetivas de la prudencia son: 1º prudencia
individual, que es aquella que rige a un individuo; 2º prudencia social que rige una multitud:
ésta se subdivide en militar, económica, regnativa y política. La militar dirige un ejército en las
batallas, la económica ordena las familias, la regnativa a un príncipe, y la política a los súbditos
en una ciudad, reino o imperio.
P. ¿Cuántas y cuáles son las virtudes adjuntas a la virtud cardinal de la prudencia que se
llaman potenciales?
R. Estas son virtudes que perfeccionan la principal en ciertos actos secundarios y sobre
materias que no tienen toda la 3 esencia de virtud. De éstas, la prudencia tiene tres, que son: la
eubulia, la sínesis y la gnome .
P. ¿Qué son estas tres virtudes?
R. La eubulia rectifica al hombre y hace que tenga y dé un buen consejo; la sínesis le ayuda a
rectificar su juicio en todo cuanto debe hacer en casos particulares; la gnome se distingue de la
síntesis en que ésta juzga según las reglas ordinarias y comunes de la prudencia, y aquélla, en
ciertos casos particulares imprevistos y que están fuera de los alcances de las reglas comunes;
juzga por principios más altos y rige la misma prudencia por reglas superiores.
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la temeridad, la inconsideración, la inconstancia y la negligencia.
Puede uno ser imprudente o por malicia, despreciando las reglas de la prudencia, o por
negligencia, dejando de practicarlas para el acierto del negocio que le ocupa. Si pasa a la
ejecución de un negocio sin buscar antes un buen consejo sobre él, hay precipitación. Hay
inconsideración, si no se busca o se desprecia todo aquello que puede servir para rectificar el
juicio sobre lo que se ha de practicar. La precipitación falta al buen consejo; la inconsideración,
al juicio recto; y la inconstancia falta o en no ejecutar lo que se ha creído o juzgado
conveniente, o en abandonar el acto en medio de la empresa.
P. ¿La negligencia es un vicio que peca por defecto contra la prudencia?
R. Sí. La negligencia se opone a la prudencia o por desprecio de las reglas prescritas por esta
virtud para el acierto de todos los negocios, o por falta de la debida solicitud en buscar un buen
consejo y formar un juicio recto sobre lo que conviene hacer.
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P. ¿Dónde está el medio de la virtud moral de la justicia?
R. En cierta igualdad de proporción entre la cosa exterior y la persona; entre el más y el menos.
El medio es el igual.
P. ¿Cuál es el acto principal de la justicia?
R. Dar a cada uno lo que le es debido.
P. ¿El juicio es acto de la justicia?
R. Si es recto, es un acto de la justicia. Para que sea recto es necesario sea conforme a la
naturaleza de la cosa. Lo dudoso se ha de interpretar a la buena parte. Por meras sospechas
no se ha de juzgar al hombre por malo.
P. ¿Cuáles son las partes de la justicia?
R. Tres: las subjetivas, las cuasi integrales y las potenciales o virtudes adjuntas.
Partes subjetivas
26.P. ¿Cuáles son los vicios opuestos a esta parte subjetiva de la justicia?
R. A la justicia distributiva se le opone la acepción de personas.
P. ¿En qué consiste este vicio?
R. En dar los dones no según el mérito de cada uno, sino por otros respectos, como por ser
amigo, pariente o recomendado.
P. ¿Cuáles son los vicios opuestos a la justicia conmutativa?
R. Todos aquellos por los que se causa algún daño a nuestros prójimos. Podemos causar
perjuicio a nuestros prójimos en sus personas o a las cosas que les pertenecen, con hechos o
con dichos . 4
El homicidio, la mutilación, la verberación el encarcelamiento, el destierro, el hurto y la rapiña
son vicios opuestos a esta virtud por exceso. Hay también vicios en los juicios: por parte del
juez en pronunciar sentencia; del acusador presentando hechos no verídicos; de los testigos en
no decir la verdad; del reo en el modo de defenderse y del abogado en las defensas. La
afrenta, la difamación, la calumnia, la burla la maldición son también vicios contrarios a la
justicia conmutativa, cuyos daños hay obligación de reparar.
P. ¿Cuáles son los vicios que se cometen en los contratos?
R. El engaño y fraude se halla en la compra y venta.
P. ¿La usura en qué contrato se comete?
R. En el préstamo.
P. ¿En qué consiste este vicio?
R. En exigir y tomar alguna cosa por el favor que se hace al que recibe.
P. ¿Hay algún título que autorice al prestamista a exigir algo por el préstamo? 5
R. Sí. Esto no puede hacerse sino cuando hay lucrum cessans y damnum emergens ; esto es,
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cuando el préstamo causa al prestamista algún perjuicio real y verdadero o le priva de un lucro
efectivo.
P. ¿Cuáles y cuántas son las partes cuasi integrales o como esenciales de esta virtud cardinal?
R. Dos: huir el mal y hacer el bien.
P. ¿Contra estas dos partes qué vicios hay?
R. Dos: los que son causados por los pecados, el uno de transgresión y los otros de omisión.
27.P. ¿Cuáles y cuántas son las virtudes que van adjuntas a la justicia?
R. Diez, que son: la religión, la piedad, la observancia, la obediencia, la gratitud, la venganza, la
verdad, la amistad o afabilidad, la liberalidad y la epiqueya.
La religión.
28.Todo cuanto tenemos que decir sobre la religión considerada como virtud moral, lo reduciremos
a tres puntos: 1º. qué es religión; 2º. sus actos y 3º. los vicios opuestos a esta virtud. Vengamos a
lo primero.
P. ¿Qué cosa es religión?
R. Una virtud adjunta a la justicia, por la que el hombre da al verdadero Dios el culto que le es
debido.
P. ¿De cuántos modos puede considerarse la religión?
R. De dos: hay religión revelada y natural
P. ¿Qué es la natural?
R. Una virtud que da al verdadero Dios el culto que le es debido según las inspiraciones de la
razón.
P. Qué es religión revelada?
R. Una virtud que da al verdadero Dios el culto que le es debido según el modo y las
ceremonias inspiradas, ordenadas y reveladas por el mismo Dios.
P. ¿La religión de la ley natural, la de la ley escrita y la de la ley de gracia son diferentes
religiones?
R. Una misma y una sola, pero considerada en diferentes modos o estados.
30.P. ¿De cuántos modos puede considerarse el culto que la religión da al verdadero Dios?
R. De dos: público y privado.
P. ¿Qué es culto privado?
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R. Este consiste en el modo con que cada uno en particular hace a Dios los obsequios que
merece.
P. ¿Qué es culto público?
R. Este consiste en las ceremonias reveladas por Dios a la Iglesia, instituidas y propuestas a
todos los creyentes.
P. ¿El culto público es necesario?
R. Sí. La razón es la que sigue: es natural al hombre conocer la realidad por las figuras y las
sombras por signos y ceremonias; no puede penetrar lo invisible sino por lo visible; va a lo
eterno por lo temporal; la sombra, la figura, los signos y las ceremonias del culto público de la
religión le hablan al corazón sin ruido de palabras y le enseñan los profundos misterios que
Dios se ha dignado revelarle. El culto público transmite de una generación a otra la religión con
tanta mayor fidelidad según la exactitud y perfección con que se hacen, practican y observan
las ceremonias instituidas a este objeto por la Iglesia.
A más el hombre es un animal racional pero social. Con los demás hombres constituye un
cuerpo moral; y, si como individuo debe dar a Dios el culto que le es debido, este cuerpo social
debe darle el mismo culto, lo que no puede hacerse de otro modo que con las ceremonias
ordenadas por la Iglesia y reveladas por el mismo Dios.
La devoción
La oración
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R. La que se hace en el espíritu sin ruido de palabras.
P. ¿Qué cosa es oración vocal?
R. Pedir a Dios favores con la voz.
P. Siendo la oración un trato íntimo, amigable y familiar que el hombre tiene con su Dios, ¿han
enseñado los Doctores ascéticos y místicos algún método o regla que pueda dirigirnos para
aprender este trato?
R. Sobre la oración nos han dejado los santos tan buenos libros, que nada podemos desear
mejor. Siendo la oración un ejercicio tan interesante para la práctica de todas las virtudes,
concretándonos a las leyes de un catecismo, diremos breve y compendiosamente lo que haya
más interesante en esta materia.
34.Los ejercicios de la oración los han dividido los Doctores ascéticos y místicos en siete puntos
principales que llaman partes de la oración y son: preparación, lección, meditación o
contemplación, petición, ofrecimiento, acción de gracias, y resumen o epílogo. Examinemos cada
una de estas partes.
P. ¿En qué consiste la preparación?
R. Hay preparación próxima y remota. La remota consiste en no olvidar a Dios en los negocios
de entre día, estando en continua vigilancia sobre nosotros mismos. La próxima es aquella que
se hace en la oración, la cual incluye los actos siguientes: 1º presencia de Dios; 2º examen de
conciencia; 3º un acto de reconciliación con Dios mediante el acto de contrición.
P. ¿Qué uso se hace de la meditación?
R. Reconciliado con Dios mediante la contrición, se toma el objeto de la meditación. Este puede
ser por la mañana la vida, pasión y muerte de Jesús, y, por la tarde, los novísimos. Elegido ya
el objeto de la meditación, se discurre sobre él, y los discursos y meditaciones se dirigen a
formar propósitos y resoluciones de servir a Dios con mayor perfección; a corroborar y
robustecer nuestro corazón en el bien que se ha propuesto o atacar los vicios, a practicar de
este o de aquel modo tal o cual virtud; a imitar a Jesucristo y a tal o cual santo en aquello que
más conviene a nuestra posición.
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pedimos, haciendo lo que sepamos y podamos para merecer las gracias que pedimos.
P. El que está en pecado mortal puede pedir a Dios gracias?
R. Sí, pero la primera ha de ser auxilio para salir de pecado y hacer lo que está de su parte
para reconciliarse con Dios.
P. ¿Cuándo se han de pedir a Dios favores?
R. En todas las necesidades, especialmente cuando nos vemos en peligros eminentes de caer
en pecado mortal.
P. ¿De cuántos modos pueden dirigirse a Dios las súplicas?
R. En secreto, en público, solo o con otros, con el espíritu o con la voz.
La adoración
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P. El culto que damos a Dios ¿cómo se denomina?
R. Latría.
P. ¿Podemos dar culto a los santos?
R. Sí, pero solamente en cuanto son amigos de Dios, nuestros intercesores, y bajo la
consideración de que en ellos resplandece y brilla la gloria y la virtud del mismo Dios.
P. ¿Cómo se llama el culto que les damos públicamente?
R. Dulía. Y el que damos a la Madre de Dios, la Virgen María, se dice hiperdulía.
P. Viniendo a lo segundo, ¿qué es lo que ofrecemos a Dios de cosas exteriores, y con qué
objeto?
R. Sobre esto hay el sacrificio, la oblación, las primicias y los diezmos.
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LECCIÓN 21.–Vicios opuestos a la religión como virtud moral
43.P. La religión, siendo una virtud moral adjunta a la cardinal de la justicia, ¿tiene un medio y
vicios por exceso y defecto?.
R. Sí. Como todas las demás.
P. ¿Cuál es su medio?
R. El culto debido a la Divinidad.
P. ¿Dónde tiene los vicios que la atacan?
R. La superstición se le opone por exceso y la irreligiosidad por defecto.
La superstición y sus especies
44.P. ¿Qué cosa es superstición?
R. Un vicio opuesto a la religión por el que el hombre da al verdadero Dios de un modo no
conveniente el culto que le es debido, o bien, da a las criaturas el culto que es debido a Dios
solo.
P. Cuántas especies hay de superstición?
R. Cuatro: dar al verdadero Dios el culto de un modo no debido, la idolatría, la adivinación y
observaciones vanas.
P. En cuanto a lo primero ¿dónde está la superstición?
R. Puede haberla por parte de la realidad figurada en las ceremonias o por parte del que da el
culto. Habría superstición si alguno significase con ceremonias cosas fantásticas y no reales,
como si con signos se figurase a Cristo como que hubiese de venir aún a sufrir. Según esto, el
culto que dan los judíos a Dios es una superstición. Por parte de los ministros del culto puede
haber superstición, como sería si se figurasen los misterios de la religión con ceremonias y ritos
no aprobados por la Iglesia o con otros diferentes de los que ella tiene costumbre de usar.
P. ¿Qué cosa es idolatría?
R. Dar a una criatura el culto que es debido a Dios solo.
P. ¿Qué cosa es la adivinación?
R. Anunciar los sucesos futuros de un modo ilícito e indebido.
P. ¿De cuántos modos puede ser ilícita la adivinación?
R. De cuatro: 1º si para saber alguna cosa se consulta al demonio, a los muertos o personas
magnetizadas; 2º si para saber los futuros contingentes o las obras, acciones y suerte futura de
los hombres, se atiende a los astros y a sus movimientos; 3º si a los sueños; y, por último, 4º si
al canto y otros movimientos de los animales.
P. ¿Qué se entiende por observaciones vanas?
R. Usar de ciertos signos o de palabras para conocer un futuro contingente o para obtener
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herencia, fortuna o cosas semejantes, los cuales signos no tienen relación alguna con la cosa
significada .
La irreligiosidad
45.P. ¿Cuántos y cuáles son los vicios opuestos por defecto a la virtud de la religión?
R. Cuatro: tentar a Dios, el perjurio, el sacrilegio y la simonía.
P. ¿En qué y cuando se dice tentar a Dios?
R. Cuando se pone la confianza en el auxilio divino siendo por otra parte omiso, descuidado y
negligente en hacer todo cuanto está a su alcance para evitar los males y peligros, y obtener
las gracias que se le piden.
P. ¿Qué cosa es el perjurio?
R. Tomar el nombre de Dios para atestar con juramento un dicho o hecho que es falso; o bien
una mentira confirmada con el juramento.
P. ¿Qué cosa es sacrilegio?
R. La profanación, violación o cualquier irreverencia acerca de las cosas o personas sagradas.
Todo cuanto está diputado o destinado al servicio divino, sean cosas, personas o lugares, es
sagrado.
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P. ¿Qué cosa es simonía?
R. Un contrato tácito o explícito por el que se compra o vende una cosa espiritual, o que,
aunque no sea en sí espiritual, está anexa a ella.
P. ¿Pueden la Iglesia y sus ministros contratar con el pueblo sobre la sustentación congrua y
decorosa a su clase?
R. Sí, porque el que sirve al pueblo tiene derecho para exigirle lo congruo y necesario para su
subsistencia.
P. ¿Pueden pactar y contratar el clero y el pueblo sobre cada uno de los actos del ministerio?
R. No, pero puede el clero recibir las limosnas que se le den en gratificación de la caridad que
ejerce con el pueblo.
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P. ¿Se ha de obedecer a los hombres constituidos en dignidad y autoridad?
R. Sí.
P. ¿En todo, a todos, sin restricción alguna?
R. No. Esto sería un desorden.
P. ¿En qué hemos de obedecerles?
R. A cada uno de ellos en el círculo de su respectiva autoridad.
El hombre, como hombre, no está sujeto más que a Dios solo, autor de la naturaleza, y en el
círculo de sus acciones naturales es libre. Como cristiano está sujeto a los prelados de la
Iglesia en el territorio designado por las leyes eclesiásticas. Como ciudadano lo está a la
autoridad civil en el término fijado por las leyes civiles. Como criado (si está en servicio) lo está
a sus amos según las leyes del contrato. Si es militar, a sus jefes respectivos en el círculo de
autoridad que le marcan las reglas de la disciplina. Como hijo (si es aún menor de edad), a sus
padres en todo lo concerniente a la vida doméstica. Como religioso (si ha hecho la profesión
con votos), a los prelados de la orden en el territorio de la jurisdicción que les dan las reglas o
constituciones monásticas. Como reo, en el tribunal de la penitencia, a su confesor en todo lo
necesario para la integridad de la confesión y validez del sacramento.
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para ser perfecta?
R. 1ª Debe ser ciega con respecto a lo que se manda; 2ª pronta en la ejecución de lo mandado;
3ª humilde, sujetando su juicio y voluntad a la del superior; 4ª fiel, no dando sentidos siniestros
al mandato, interpretándolo según la voluntad tácita o presunta del superior; 5ª voluntaria, no
prorrumpiendo exteriormente en quejas contra el superior; 6ª alegre, poniendo su gloria, su
gusto y felicidad en servir a su Dios y Señor representado en el superior.
P. Si la obediencia debe ser ciega, ¿podría un loco conducirnos a la perdición?
R. La obediencia, como virtud moral, no tiene ojos, es ciega; no toca a ella examinar si el que
manda es o no superior legítimo, si manda bien, si conviene o no obedecer; esto toca a la
prudencia. La prudencia tiene ojos; ella debe examinar si se ha de obedecer o no, pero las
demás virtudes dirigidas por ella son ciegas y deben seguir su dictamen.
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P. ¿Qué es simulación o hipocresía?
R. Simulación es presentarse por hechos o signos en lo exterior diferente de lo que uno es en
sí. La hipocresía añade a la simulación el fingir una persona diferente de lo que es; como
siendo malo presentarse como justo.
P. ¿Qué es peor, ser hipócrita o escandaloso?
R. Ser escandaloso. El hipócrita se pierde a sí solo, y el escandaloso se pierde él y pierde a los
otros. Puede haber un caso en que el hipócrita sea peor: y es cuando se viste el lobo de piel de
oveja para devorar, degollar y perder [Mt 7,15]. En este caso vale más que el lobo sea
descubierto por tal, que no que pase por oveja.
55.P. ¿Debe el hombre malo presentarse a los ojos de los demás hombres por lo que es?
R. Si es un pecador oculto añadiría a su pecado otro de escándalo. Gran mal es el ser vicioso
pero peor es el publicarse por tal; y sería un escándalo intolerable el jactarse de serlo. El
hipócrita debe presentarse delante de Dios y en su conciencia tal cual quiere ser delante de los
otros; pero no al contrario.
P. ¿Qué es jactancia?
R. El hacerse con palabras, signos o hechos más grande de lo que es en verdad.
P. ¿Qué es ironía?
R. El hacerse menor de lo que el hombre es. Esto puede suceder de dos modos: 1º salva la
verdad, callar lo más y decir lo menos, pero esto no es pecado; 2º es falta y vicio de ironía decir
de sí cosas viles, que no reconoce, o negar cosas grandes que sabe tiene en sí.
El litigio, al contrario, es un vicio por el que el hombre en la conversación contrista a los demás
sin necesidad.
De la liberalidad
57.P. Qué es liberalidad?
R. Una virtud moral adjunta a la justicia, por la que hacemos un buen uso de las cosas que la
Providencia nos ha confiado para el sustento de la vida. Esta virtud tiene dos vicios que evitar:
la prodigalidad la ataca por exceso, y la avaricia por defecto.
P. ¿Qué es avaricia?
R. El apetito desordenado de poseer bienes terrestres.
P. ¿Es vicio capital?
R. Sí. Porque de ella nacen muchos otros.
P. ¿Cuáles son éstos?
R. La traición, el engaño, la mentira, el perjurio, la inquietud, las violencias, la opresión de los
pobres y la obstinación en las obras de misericordia, etc.
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P. ¿Qué es prodigalidad?
R. Es un vicio por el que el hombre carece de la solicitud debida y del cuidado que exige la
administración de los bienes de fortuna que la Providencia le ha dado para la manutención
propia o de la familia, o hace de ellos un abuso con una falsa administración dando más de lo
que permite su posición.
De la epiqueya o equidad
58.P. ¿Qué es epiqueya?
R. Una virtud adjunta a la justicia por la que, en cosas no comunes y extraordinarias, se sigue
antes la intención del legislador que la ley, por causar ésta en la ejecución perjuicios graves,
sea al individuo o a la comunidad para la cual fue dada.
P. ¿Observar la ley en casos no previstos por el legislador con perjuicio grave del individuo o de
la comunidad es pecado?
R. Sí. Es contra la equidad o epiqueya y contra la justicia.
Para vivir según la razón halla el hombre dos especies de impedimentos. El uno es por parte de
la voluntad y apetito, el cual es arrastrado, impelido y movido por bienes terrenos, alicientes
deleitables y placenteros a otro fin contrario a la recta razón. Contra este obstáculo la voluntad
y el apetito son ordenados por la templanza. Otro impedimento existe en nosotros para seguir
el dictamen recto de la razón, y es: males los más horribles que hay que sufrir, penalidades que
soportar, obstáculos que vencer; por esta parte la fortaleza rectifica y ordena el ánimo, y bajo
esta consideración es una virtud.
P. Según lo dicho, ¿qué cosa es fortaleza?
R. Una de las cuatro virtudes cardinales que hace al hombre firme y constante en seguir el
dictamen de la razón contra todos los obstáculos e impedimentos que pueden presentársele.
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R. Un apocamiento de ánimo a presencia de males que la recta razón dicta sostener y sufrir.
P. ¿Qué es impavidez?
R. No temer donde hay verdadero peligro.
P. ¿Qué es audacia?
R. Una pasión que ataca males que deben tolerarse o, que si se han de vencer y destruir, los
combate de un modo indebido.
62.P. Consideremos primero las dichas virtudes en orden a su objeto principal. En este caso, como
hemos dicho ya, son las partes integrales de la fortaleza . Estas partes ¿qué son?
R. Para conocerlas se ha de tener presente lo que hemos notado, de que la fortaleza tenía dos
actos, que son acometer y sostener. En el primer acto el hombre es rectificado por la
magnanimidad y magnificencia; y en el segundo, por la paciencia y perseverancia. La
explicación de esto es muy clara. En cuanto al acto de acometer, esto es, para que el hombre
sea inmóvil, firme, constante en vivir según el dictamen de la razón y conforme a sus creencias
religiosas a presencia de males los más horribles -cuales serían una muerte cruel y afrentosa,
un martirio prolongado, y toda especie de penas y tormentos- necesita dos cosas: primero, que
su ánimo no decaiga, no desfallezca ni pierda aliento por el temor causado por la aprensión del
mal; segundo, que a presencia de los tormentos y de la pena no falle y que en la práctica o
ejecución no vuelva atrás. Lo primero lo hace la virtud de la magnanimidad y lo segundo la
magnificencia. Para el segundo acto de la fortaleza, que es sostener, se necesitan también dos
cosas: Primero que el ánimo no desista ni desfallezca por la tristeza ocasionada por los males
que le amenazan de cerca. En segundo lugar, que en medio de los tormentos continuos y
prolongados sea inmóvil e infatigable, firme y constante en sufrir hasta el fin de su vida. Para lo
primero la paciencia es necesaria, y para lo segundo la perseverancia es una virtud indispen-
sable.
63.P. ¿Cuáles son las partes potenciales de la fortaleza o sus virtudes adjuntas?
R. Las mismas integrales consideradas en orden a males y peligros menores que los de la
muerte. Tales son: la cárcel, el destierro, confiscación de bienes, pérdida de parientes y bienes
de fortuna, enfermedades, privaciones, contrariedades, persecuciones y penas semejantes. La
magnanimidad y la magnificencia, la paciencia y perseverancia sostienen al hombre firme y
constante en vivir según el dictamen recto de la razón y conforme a sus creencias a la
presencia de todos estos males y peligros, y bajo este respecto son virtudes auxiliares y juntas
a la principal de la fortaleza o potenciales.
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P. ¿La magnanimidad es una virtud?
R. Sí, lo es.
P. Si es una virtud, ¿donde tiene su medio, el exceso y el defecto?
R. Tiene por exceso la presunción, la ambición y la vanidad; y por defecto la pusilanimidad.
Para conocer estos vicios se ha de notar que el hombre, en el camino de la virtud, tiene
peligros gravísimos que evitar y temer. Estos son: los honores, dignidades y los bienes de este
mundo que arrastran nuestro corazón tras sí; y la muerte, las penas, los tormentos, el destierro,
la cárcel, el hambre, miseria, etc., que alteran nuestro ánimo y le hacen desmayar y desfallecer
en este camino.
La presunción es un vicio por el que emprende el hombre objetos que exceden su facultad y
sus fuerzas. El magnánimo, aunque tienda a cosas grandes, arduas y difíciles de obtener, no
obstante, no excede en el medio que adopta para la consecución de su fin.
El presuntuoso peca en emprender lo arduo de la virtud por medios que exceden su facultad y
fuerzas. El pusilánime peca o en creerse incapaz e indigno de lo que es proporcionado a sus
fuerzas, o en desistir de buscar lo que con trabajo puede obtenerse. El magnánimo cree
poderlo todo con Dios y nada sin El. Con sus fuerzas y el auxilio de Dios se cree capaz de
obtener su último fin y por medios proporcionados marcha a él sin arredrarle peligros ni obs-
táculo alguno.
Magnificencia
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debería hacer. Y por la consunción, hace en las obras gastos desproporcionados y no
acomodados a la obra que se intenta emprender o que se tiene ya entre manos.
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conservación del individuo.
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P. ¿Cuál es el vicio opuesto a la sobriedad?
R. La embriaguez.
P. ¿Qué cosa es este vicio?
R. Un apetito desordenado de bebidas.
P. ¿De cuántos modos puede el hombre exceder con este vicio?
R. Del mismo modo que en la comida: bebiendo fuera de tiempo, espléndidamente, en
demasiada cantidad, con ardor hasta perder el juicio y buscando con estudio y afán lo más
precioso y exquisito.
31
R. Es una virtud potencial de la templanza, por la que el hombre modera la pena que debe
imponer a los otros debida por justicia.
P. ¿Qué es mansedumbre?
R. La mansedumbre modera la pasión de la ira.
P. ¿Qué vicios tienen en oposición estas dos virtudes?
R. Contra la mansedumbre hay la iracundia, y contra la clemencia, la crueldad.
P. ¿Qué es iracundia?
R. Un apetito desordenado de venganza.
P. ¿Es vicio capital?
R. Sí, porque arrastra tras sí muchos otros, cuales son: las riñas, la hinchazón de ánimo, la
afrenta, los clamores y gritos, la indignación y la blasfemia.
P. ¿Qué es crueldad?
R. Una atrocidad de ánimo en imponer penas; a la crueldad se juntan la severidad y ferocidad.
P. ¿Qué es modestia?
R. Una virtud moral adjunta a la templanza que modera las acciones exteriores del hombre.
La modestia modera cuatro cosas que son: la inclinación o movimiento del ánimo a alguna
excelencia; esto lo hace por la humildad. El deseo de saber; esto lo modera mediante la
estudiosidad, que se opone a la curiosidad. Todo lo perteneciente a las acciones exteriores y al
movimiento de nuestro cuerpo a fin de que se hagan decentemente, tanto lo que se hace con
seriedad como lo que se practica por juego. Y últimamente todo lo perteneciente al aparato
exterior, como los gestos del cuerpo, el vestir y cosas semejantes. Según esto, la modestia es
una virtud que contiene otras, que son la humildad, la estudiosidad y la eutropelia.
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vicios acaban de devastarlo y desordenarlo. De éstos nace la infinidad de todos los demás, que
le corrompen hasta la obstinación.
La justicia nos impone deberes que la ley nos manda cumplir. Estos son con Dios, con los
demás hombres y con nosotros mismos. Los tres primeros preceptos nos mandan satisfacer los
deberes que tenemos con Dios; a éste le debemos amor, y por esto se nos dice: «Amarás a tu
Dios de todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» [Dt 6,5; 10, 12; Mt 22,37].
Se nos prohíbe en el segundo tomar en vano su santo nombre con juramentos y blasfemias y
maldiciones. Se nos manda en el tercero darle los días festivos el culto público y privado que
como a Dios vivo y verdadero le es debido. En el cuarto se nos dice dar a los padres, parientes
y conciudadanos el respeto, honor y atención que merecen. Y en los otros seis se nos manda
cumplir los demás deberes que como hombres tenemos con nuestros semejantes y se nos
prohíbe el hurto, el fraude, el engaño, el homicidio, la mentira, la usura, el rapto y demás vicios
que causan daño a tercera persona.
33
[SECCIÓN SEGUNDA B]
VIRTUDES SOBRENATURALES
LECCIÓN 36
1. Hemos visto ya qué sean las virtudes naturales. Hablaremos ahora de las sobrenaturales.
P. ¿Qué cosa es virtud sobrenatural?
R. Un hábito infuso en el alma que perfecciona al hombre en orden a su último fin.
P. ¿Cuál es el último fin del hombre?
R. Ya hemos dicho en la lección primera que Dios solo era el objeto de su felicidad y por
consiguiente su último fin.
P. Según esto, ¿las virtudes sobrenaturales perfeccionan al hombre en todas las relaciones que
tiene o puede y debe tener con su Dios?
R. No hay duda.
P. ¿Cuántas son las virtudes sobrenaturales, divinas o teologales?
R. Ya hemos dicho en otra parte que eran tres: fe, esperanza y caridad.
P. ¿Por que se llaman teologales o divinas y sobrenaturales?
R. Son teologales porque dirigen hacia Dios y según Dios todas las acciones y operaciones,
sean interiores o exteriores del hombre, ordenan a El y según El todo cuanto hay de más
secreto en nuestro corazón. Se llaman divinas porque es Dios solo el que las infunde. Son
sobrenaturales porque no las podemos conocer con las propias luces y, aunque las
conociéramos, no podríamos poseerlas con las solas propias fuerzas.
Veamos lo que son.
La fe
2. P. ¿Qué cosa es fe?
R. Un hábito infuso en el alma mediante el que creemos las verdades reveladas que la Iglesia
nos propone como tales. O bien: es un hábito infuso en el alma el cual es el principio de todo
cuanto esperamos y mediante el que nuestro entendimiento es convencido para creer lo que no
vemos.
P. ¿Cuál es el objeto de la fe?
R. La verdad revelada.
P. ¿Las verdades que conocemos naturalmente son objeto de nuestra fe?
R. Lo que conocemos naturalmente lo vemos, y lo que vemos no lo creemos.
Según esto, no puede ser objeto de nuestra fe sino una cosa revelada.
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para ti, no lo quieras ni lo hagas a los otros. No matarás. No robarás. Adorarás a tu Dios, etc.
[Tb 4,15; Mt 7,12; Lc 6,31; Sal 34,15]. Dios, autor del orden natural, asentado en el trono de su
corazón, le habla continuamente. El hombre le responde, se acusa, se excusa, se defiende, se
condena. Negar esto, sería una insensatez.
Considerado el hombre en cuerpo moral, oye la voz de su Dios por ministerio de todos aquellos
que están constituidos en su gobierno político y religioso. Dios, como autor del orden natural,
dicta al cuerpo social lo que necesita saber para su felicidad temporal y eterna.
4. P. Yo creo esto, porque no necesita grandes pruebas. Lo que pregunto es: si Dios ha revelado
al hombre cosas que están fuera de su alcance y cuál es el pueblo o nación a la que ha dirigido
su palabra.
R. La Iglesia Católica, Apostólica, Romana, es la depositaria de la palabra de Dios; y por eso
hemos dicho que fe era creer las verdades reveladas por Dios propuestas como tales por la
Iglesia Católica, Apostólica, Romana.
P. Deseo saber qué cosa es Iglesia, cómo y cuándo Dios le ha hablado, qué es lo que le ha
dicho, y si es o no infalible en lo que nos propone creer.
R. Guardemos esto para la lección que sigue.
6. P. Dígame algo sobre el catolicismo de la Iglesia romana y sobre la revelación que ella nos
propone.
R. Pertenecen a ella todos los pueblos que dan al verdadero Dios el culto que le es debido. Ese
pueblo nació en Adán y con Adán. En el paraíso habló Dios a nuestros primeros padres y
después de su pecado les prometió un Redentor. Habló a todos los patriarcas, quienes le
daban con sus familias el culto debido según las formalidades particulares que les eran
inspiradas. Abandonados los hijos de Adán al desorden de las pasiones, una inundación de
aguas cubrió toda la tierra, y sólo quedó salvo Noé y su familia en el arca, símbolo de la
verdadera Iglesia. Los hijos de Noé habiéndose corrompido por las execraciones de la idolatría,
Dios eligió en pueblo especial a Abraham y a toda su posteridad. Habló Dios a Abraham, a
Isaac, a Jacob. Habló a las doce tribus de Jacob, les dio por escrito su palabra. Esta palabra
escrita, esta Escritura Sagrada la conservó con fidelidad hasta la venida del Mesías prometido.
La Iglesia Romana, fundada por Jesucristo y sus apóstoles, recibió intacta, incorrupta y sin
alteración alguna esta Escritura, y la guarda como el más precioso de todos los tesoros. Habló
Dios a los hombres por boca de su mismo Hijo. Les habló por boca de los Apóstoles. El Espíritu
Santo les ha hablado y habla por boca de los Padres y Doctores santos.
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7. P. ¿Cómo se prueba que esta Escritura Sagrada es verdadera palabra de Dios?
R. Los que la anunciaron probaron su misión con todas aquellas notas y señales de divinidad
que eran necesarias para convencer a un hombre que sabe razonar y que no quiere cegarse
en vista de la verdad. La divinidad de las Escrituras que nos presenta la Iglesia Católica
Romana está comprobada de un modo capaz de convencer y persuadir a todo hombre sensato
y de sano juicio.
P. ¿Cómo se prueba la existencia de los Patriarcas, Profetas y Apóstoles, la de un Mesías, y
todos los hechos que sobre ellos nos refieren esos libros divinos?
R. Por la tradición. ¿Cómo sabemos que existió Alejandro Magno, Aristóteles, Cicerón,
Napoleón Bonaparte? ¿Quién ha trasmitido hasta nosotros sus hechos? La tradición.
Pues bien. La tradición nos prueba la existencia de los Patriarcas, de Moisés, de los Profetas,
de Jesucristo, de los Apóstoles, de los Padres y Doctores de la Iglesia, y la veracidad de todos
sus hechos.
P. ¿La Iglesia Católica Romana es infalible proponiéndonos lo que Dios ha revelado o no ha
revelado, lo que se ha de creer y lo que no se ha de creer?
R. Sí, lo es. Dejaría de ser pueblo de Dios y verdadera Iglesia suya si en esto pudiese errar.
LECCIÓN 38
9. Visto ya qué cosa sea Iglesia y su infalibilidad, nos interesa saber qué es lo que se ha de creer
y lo que no se ha de creer, qué es lo que Dios ha dicho y revelado a los hombres.
P. ¿Todo cuanto se contiene en los libros que forman la Biblia Sagrada se ha de creer como
revelación?
R. No sólo esto, sino todo cuanto la Iglesia Católica, Apostólica, Romana ha definido como
cosa de fe.
P. ¿Nuestras creencias podrían reducirse a compendio? 12
R. Sí. Los apóstoles lo redactaron todo en el Credo . Los Catecismos de la Doctrina Cristiana
son un compendio de todo cuanto todo buen católico está obligado a creer.
P. Quisiera tener en la mano una redacción que fuera un poco mas explícita que el Credo.
¿Podría todo reducirse a unos cuantos puntos o artículos?
R. Sí. Ahí van los artículos de fe a los que añadiremos todo aquello que la incredulidad ataca
en nuestros días.
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Artículos de fe
10.1º. Creer en un solo Dios todopoderoso, criador del cielo y de la tierra.
2º. Creer que es Padre.
3º. Que es Hijo.
4º. Que es Espíritu Santo.
5º. Que Padre, Hijo y Espíritu Santo son tres personas distintas y un solo Dios verdadero.
6º. Que es Redentor.
7º. Que es remunerador de buenos y castigador de malos.
Estos pertenecen a la Divinidad. Los que tocan a la Humanidad de N.S. Jesucristo son los que
siguen:
1º. Creer que la segunda persona de la Santísima Trinidad, que es el Hijo, tomó carne en las
purísimas entrañas de María Santísima, esposa legítima de José, descendiente de la familia
real de David, oriunda de la tribu de Judá.
2º. Que nació de María Santísima quedando ella virgen en el parto, antes del parto y después
del parto.
3º. Que fue preso, juzgado y condenado a muerte bajo el poder de Poncio Pilato, siendo sumo
pontífice Caifás.
4º. Que fue crucificado, y sufrió voluntariamente una muerte la más horrible y afrentosa para
salvar al mundo, y fue sepultado.
5º. Que resucitó de entre los muertos al tercer día de ser crucificado.
6º. Que subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre.
7º. Que desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, dando a cada uno según sus
obras.
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hombre el conocimiento de aquellas verdades que son la substancia, el fundamento o principio
de todo cuanto esperamos de Dios.
P. ¿Qué actos tiene esta virtud?
R. Unos son interiores y otros exteriores.
P. ¿Cuáles son los interiores?
R. Creer a la verdad del mismo modo que la revelación nos la presenta. Hemos de creer al que
nos lo revela, y en aquel que nos lo revela. A lo primero, como verdad revelada; a lo segundo,
como verdad eterna que no puede engañar ni ser engañada; y a lo tercero, como verdad
eterna, que es el último fin y la felicidad del hombre.
P. ¿Cuáles son los actos exteriores de la fe?
R. Uno es confesar a Dios y reconocerle delante de los hombres todas las veces que las
circunstancias lo exijan.
14.P. ¿Cuáles son los efectos que produce la fe en los verdaderos creyentes?
R. 1º. La fe dirige nuestro ojo intelectual en la contemplación de su propio objeto, que es Dios,
verdad eterna, y, auxiliada de los dones del Espíritu Santo, purga el entendimiento de todos los
errores que tiene en orden a la Divinidad, a su último fin y a todo cuanto conduce a él; 2º.
infunde el santo temor, porque le presenta a Dios como bondad suma, y como remunerador de
los buenos y castigador de malos.
P. ¿En qué la fe es una virtud sobrenatural infusa?
R. 1º. Porque las verdades que se nos proponen exceden totalmente las facultades de la luz
natural; 2º. es infusa por el Espíritu Santo porque sin sus dones el corazón del hombre no
consentiría a creer, y el entendimiento no cautivaría sus discursos naturales ni se dejaría
vencer ni convencer.
P. ¿Los misterios de nuestra santa fe son contrarios a la razón?
R. No. Todo lo contrario, son muy conformes a ella.
El que el hombre con sus propias luces no alcance a penetrar los misterios que la fe le
propone, esto no es contra la razón; como tampoco es contra ella el que haya en la naturaleza
arcanos que no podemos con las propias luces sondear.
15. P. ¿Cómo el hombre puede consentir en creer cosas que ni conoce ni puede conocer y que le
son oscuras?
R. La oscuridad es una propiedad de la fe, porque no creemos sino lo que no vemos ni
conocemos. Si lo viéramos, no lo creeríamos. La fe supone la existencia de una inteligencia
suprema cuya vista se extiende a objetos infinitamente cognoscibles, cuyo entendimiento,
siendo de virtud infinita, conoce verdades que son misterios y arcanos para todas las otras
inteligencias inferiores. Si no creyéramos sino lo que vemos y conocemos con nuestras propias
luces, negaríamos la existencia de otras inteligencias superiores al hombre. Si éstas existen, lo
que para ellas es claro para nosotros es oscuro, lo que ellas ven y conocen, nosotros lo
creemos porque nos lo han dicho ellas. Esto es fe.
38
nuestra parte. Y bajo esta consideración el medio consiste en no ser demasiado crédulo ni
incrédulo, sino en creer lo que Dios nos ha revelado, propuesto como tal por la Iglesia nuestra
Madre.
P. ¿Dónde está el defecto y dónde el exceso?
R. Negar a Dios lo que le conviene es pecar por defecto. Atribuirle lo que no le conviene es
pecar por exceso. Creer como revelación lo que no lo es, creer como revelado lo que no tiene
todas las notas de una verdadera revelación, esto es el exceso de una credulidad insensata.
Creer fácilmente sin examinar si lo que se nos propone tiene todos los caracteres de la
revelación divina, esto es exponerse a ilusiones y a engaños.
39
pertinacia.
P. ¿La duda es una herejía?
R. Puede serlo. Dudar si es verdad o no lo que se nos ha presentado con todas las notas de
una verdadera revelación es una herejía. Dudar si es verdad o no lo que la Iglesia nos propone
como revelación es también herejía.
P. Si uno dudara si la Iglesia es o no infalible, ¿Sería herejía?
R. Podría serlo o dejarlo de ser. Si la duda procediese de ignorancia invencible, no lo sería;
pero sí, si la ignorancia fuese vencible. Lo mismo digo si uno dudara si una verdad es o no
revelada.
40
fundadas en la omnipotencia, bondad, sabiduría y fidelidad de Dios, y en nuestras buenas
obras.
21. P. ¿La esperanza es una virtud?
R. Sí. Porque nos presenta a Dios como un objeto, aunque arduo y difícil de poseer, pero
posible; con esto nos mueve hacia El.
P. ¿En qué es una virtud sobrenatural?
R. Porque sólo Dios puede inspirarla en el alma. Es virtud teologal porque mira a Dios como a
un bien posible de obtener.
P. ¿Los condenados tienen esperanza?
R. No pueden tener esta virtud, porque miran a Dios como objeto imposible de poseer.
Imposible, porque les faltan los medios que son las buenas obras y el auxilio de la gracia.
P. ¿Las almas del purgatorio tienen esta virtud?
R. Sí la tienen, porque para ellas Dios es un bien sumo, posible con el tiempo de poseer.
Posible, mediante la satisfacción de las penas debidas a sus culpas.
P. ¿Los bienaventurados tienen esta virtud?
R. No la tienen, porque lo que se posee no se espera.
P. ¿La esperanza del hombre viador puede llegar hasta asegurarle con certeza metafísica los
objetos que espera?
R. No. Entre tanto que el hombre vive en carne mortal no debe ni puede creerse seguro, sino
que con temor y temblor debe operar su salud [Fi 2,12].
P. ¿Puede haber algunas señales para conocer si el hombre viador se salvará o no?
R. Señales ciertas no puede haber ninguna. Si alguna hubiese que pudiese asegurarnos, ésta
sería la virtud; pero vemos al virtuoso convertirse en vicioso y al contrario. No obstante esto,
podemos conjeturar de que el virtuoso, si persevera mientras marcha por el camino y practica
los medios, obtendrá su fin. Podemos asegurar la vida eterna al justo si no se extravía del
camino de la virtud.
41
corromperse en la práctica y aplicación de ellos. Puede el hombre creer que Dios ofrece el
auxilio de la gracia, la misericordia y el perdón a todo hombre viador, y dejar de creer que se lo
dé a él. Consentir en este error práctico es el pecado de desesperación. Este pecado puede
proceder de un error meramente práctico; y éste se halla con mucha frecuencia en conciencias
erróneas y escrupulosas. Si las personas que caen en este error hacen por otra parte todo
aquello que en el servicio de Dios la fragilidad humana les permite, deben deponer su error, y,
quitada la causa, se impedirá el efecto. Ni las propias faltas y miserias ni los pecados los más
enormes son motivo suficiente para desesperar de la misericordia de Dios. Es precisamente
porque somos lo que somos, esto es frágiles, débiles, miserables, pecadores, que Dios nos
ofrece su gracia, el perdón y su misericordia. Nuestras miserias son las escaleras que nos han
de conducir a Dios, bondad suma. Puede también este error venir de una vida viciosa y
desarreglada. En este caso la desesperación es también un efecto de la mala vida; pero,
aunque la vida sea viciosa, puede y debe el hombre esperar: 1º, que Dios le dará su gracia y el
perdón si se arrepiente de sus pecados; 2º, puede y debe esperar que, haciendo lo que la
fragilidad humana permite, Dios le dará su mano para subyugar las pasiones y salir del abismo
de la culpa; 3º, puede y debe esperar que, salido de su culpa con el auxilio de Dios
omnipotente, sirviéndole en esta vida, le poseerá en la otra. Puede el hombre pecar contra
todas las virtudes morales, y no caer por esto en el pecado de desespero. Aunque haya
cometido pecados los más horrendos, no hay motivo fundado para que ponga el sello a su
desgracia cometiendo otro mayor, cual es desesperar.
42
P. ¿Cómo se entiende este amor de nosotros mismos?
R. Dios es un bien sumo, universal, y el principio de donde procede todo bien. Hemos de amar
a Dios por ser el bien sumo. Hemos de amarnos a nosotros mismos por lo que somos y
tenemos de Dios, y a los prójimos los hemos de amar por el mismo motivo, a saber, por lo que
son y tienen de Dios.
P. ¿Hemos de amar nuestro cuerpo?
R. Sí, porque está criado para participar según su capacidad con el alma de la gloria.
P. ¿Hemos de amarle tanto como a nuestra alma?
R. No. Nuestra alma es una parte mucho más noble y excelente, tiene más de Dios, y por esto
la hemos de amar más que al cuerpo.
P. ¿En qué consiste el amor verdadero del alma?
R. En adornarla, enriquecerla y ataviarla de todas las virtudes, y salvarla y purgarla de las
fealdades del vicio.
P. ¿En qué consiste el amor a nuestro cuerpo?
R. En sujetarle al espíritu, rectificar y moderar las pasiones, y hacerle servir de instrumento
para el ejercicio de todas las virtudes.
P. La maceración de la carne, las disciplinas, las vigilias, las abstinencias, la mortificación de
sentidos, el ayuno y otras tantas cosas que disgustan al cuerpo, ¿son contra la caridad?
R. Si todo esto está ordenado por la prudencia, es amarle en verdad. Lo contrario, dejarle las
riendas para que corra como caballo indómito a sus propios gustos y placeres, esto es
aborrecerle y prepararle leña para arder eternamente en el fuego eterno.
43
R. Del mismo modo que a sí mismo, porque son prójimos. Se ha de aborrecer lo que en ellos
haya de malo y amar lo que tienen de Dios; tienen un alma y un cuerpo capaz de gozar un día
con nosotros en la gloria.
P. ¿A qué nos obliga el amor de los enemigos?
R. A no hacerles ni quererles mal alguno. A darles aquellas señales de benevolencia que
manifestamos a todos los demás. A hacerles aquellos favores que no negaríamos a los demás
conciudadanos.
44
6º. sufrir con paciencia las adversidades y flaquezas de éstos; 7º. orar por los vivos y por los
muertos.
P. ¿Cuáles son más principales, las corporales o las espirituales?
R. Las espirituales, porque socorren al hombre en su parte más noble y principal que es el
alma.
45
R. Sí. Es su oficio. Y los padres tienen la misma obligación para con sus hijos.
P. ¿Los súbditos pueden y deben corregir a sus prelados?
R. Sí, pero con respeto y reverencia, atendiendo a las circunstancias, a la posición del negocio
y de las personas.
46
R. Si el escándalo es farisaico, no; pero si procede de ignorancia o flaqueza, se pueden ocultar
o dilatar hasta haber dado explicaciones para sacarles de la ignorancia. Si dadas éstas se
escandalizan, puede ya el escándalo considerarse como farisaico. En esto la prudencia debe
atender a las circunstancias de las personas y de los negocios; debe considerar si las obras
buenas son de obligación, si el bien es común y público, si son de supererogación, etc.
P. ¿El escándalo es pecado?
R. Sí. Va contra el amor de los prójimos y ataca la beneficencia.
47
Espíritu Santo.
P. ¿A qué virtud pertenece este don?
R. A la esperanza y también a la templanza.
Excelencia de las virtudes y dones
39. P. ¿Las virtudes son más excelentes que los dones?
R. Las sobrenaturales o teologales son más nobles que los dones, porque éstos se dan en
auxilio y para la perfección de las virtudes. Los dones son más excelentes que las naturales.
P. Entre las virtudes ¿hay alguna más excelente que las otras?
R. Sí. Las intelectuales lo son más que las morales. Entre todas las morales hay cuatro que son
más principales que las demás y son: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Las teologales
exceden en dignidad a las morales e intelectuales.
P. ¿Cuál es la principal de todas las virtudes?
R. La caridad es la reina. Ella da forma de virtud a todas. Auxiliada de los siete dones del
Espíritu Santo, como de sus ministros, mueve, dirige, eleva todas las fuerzas, acciones y la
vida del hombre a su fin último que es Dios.
SECCIÓN TERCERA
LAS VIRTUDES CONSIDERADAS EN LOS INDIVIDUOS
LECCIÓN 48
40. Hemos ya definido lo que sea virtud considerada en sí misma. Hemos contemplado todas las
diferentes especies en que se divide. Hemos hablado de ellas en común y de cada una en
particular. Falta ahora mirarla en sus sujetos. Vamos ahora a contemplarla en sus grados de
perfección, y en todos los estados, clases y oficios de la sociedad.
P. ¿De cuántos modos puede el hombre considerarse?
R. De dos: como individuo y como miembro de una familia y parte del cuerpo social.
Mirándole constituido en sociedad con los demás hombres, está obligado a practicar ciertas
virtudes, las que no serían necesarias si fuese un solitario. Veamos cuáles son éstas. La
perfección del cuerpo social exige que cada miembro ocupe su propio lugar, y que ejerza las
funciones y oficios que le son propios.
En las lecciones que siguen, a fin de conocer las virtudes que el hombre está obligado a
adquirir como miembro del cuerpo social, examinaremos estos tres puntos: 1º. Los diferentes
oficios y funciones de este cuerpo; 2º. sus estados; 3º. sus varios grados de perfección. Visto
esto, nos convenceremos de que el hombre en la práctica y ejercicio de las virtudes ha de
atender no solamente a las que debe practicar como individuo, sino a todas las que son propias
de su oficio, de su estado y de su grado de perfección. Viniendo a lo primero.
P. ¿Cuántas maneras hay de vida?
R. Tres: vida activa, contemplativa, y mixta de acción y contemplación.
OFICIOS
Vida activa.
41. P. ¿En qué consiste la vida activa?
R. Esta se halla principalmente en todos aquellos miembros del cuerpo social que tienen sus
funciones y oficios ordenados al ejercicio de las artes. Para ver esto con más claridad, se ha de
tener presente que este cuerpo tiene infinitas necesidades que socorrer, y a este fin su autor
cría, organiza, coloca sus miembros, y ordena sus oficios y funciones. Este cuerpo moral ha de
comer y beber. La agricultura con las reglas del arte le presenta sobre la mesa los frutos de su
48
trabajo; y he aquí infinitos miembros destinados a este objeto. Ha de vestirse: aquí van dirigidas
tantas fábricas y máquinas para tejer la seda, el algodón, el lino, el cáñamo, la lana. Aquí
ordenan sus trabajos los sastres, los zapateros, los fabricantes de sombreros y otros
muchísimos artistas. Para salvar el cuerpo social contra las inclemencias de los tiempos es
necesaria la arquitectura; y a esto tienen ordenados sus oficios los albañiles, los carpinteros,
los fabricantes de hierro, de acero, de plomo y de los demás metales. Necesita ser dirigido a su
felicidad. Por lo que mira a lo temporal y material, tienen ordenados sus oficios, ministerios y
funciones todos los gobiernos políticos y civiles; y para la eterna y espiritual, los gobiernos
eclesiásticos. Para el socorro de sus enfermedades tienen los facultativos, la medicina, la
cirugía, la farmacéutica. Para el ejercicio de estos oficios es necesaria la enseñanza. Aquí van
tantas escuelas, institutos, los seminarios, etc.
La vida activa consiste, pues, en el desempeño del oficio, función o ministerio que cada uno
ejerce en el cuerpo social.
42. P. ¿Cuáles son las virtudes que deben practicar los de vida activa?
R. Cada miembro ejerce sus funciones según el objeto a que éstas se dirigen. Los miembros
de vida activa deben ordenar su vida, acciones y virtudes, al desempeño de los deberes de su
estado. Deben practicar aquellas virtudes que corresponden a su posición, y dejar el ejercicio
de aquellas otras que es incompatible con su estado.
P. Póngase un caso práctico.
R. El labrador y hortelano se han de santificar trabajando la tierra. Pasar largas horas en la
iglesia, asistir a las funciones del culto público de la religión, son actos de virtud. Estos, si no
son de obligación para él, en días de trabajo podrían causar perjuicio a su oficio. Y bajo esta
consideración, aquellos actos de virtud que para unas personas son laudables, para otras
pueden ser vituperables.
P. ¿La vida activa es necesaria para el cuerpo social?
R. Sí. Ha de comer, beber, vestirse y socorrer sus necesidades corporales y espirituales, y sin
la vida activa perecería de miseria. Ordenar la vida, las acciones y las virtudes al socorro de las
necesidades corporales de la sociedad, es servir al bien público y común; y si esto se hace por
Dios, esta vida activa es un ejercicio continuo de beneficencia. La beneficencia, ya hemos
dicho, era una virtud que pertenece a la caridad, la cual ordena la vida activa al bien de los
prójimos.
Vida solitaria
44. P. La vida solitaria sobre la que han dado ejemplos tan admirables Jesucristo y sus santos, ¿es
vida contemplativa?
R. Si el solitario se separa de la sociedad con el fin de estudiar, meditar y buscar la verdad, su
49
vida pertenece a la contemplación.
P. ¿El hombre solitario es un miembro muerto e inútil al cuerpo social?
R. Si hace vida solitaria en odio a la vida social, o si se separa de los hombres porque no tiene
aquellas virtudes sociales y cívicas que son necesarias para vivir con ellos, en este caso la vida
solitaria es una bestialidad. Pero si el solitario se propone contemplar en la soledad las
verdades eternas, su vida es de mayor mérito que la activa. 1º. La vida solitaria, considerada en
sí misma es una muerte política y moral, que consiste en quedar separado del comercio y trato
de los amigos y socios. Este sacrificio voluntario es de gran mérito porque por él el hombre
triunfa y se vence a sí mismo. 2º. Está sujeto a las penalidades de este modo de vivir, las
cuales son muchas y muy graves, ya de cuerpo ya de espíritu. 3º. El objeto que se propone el
solitario es en sí noble y grandioso, cual es la contemplación y la meditación de ciertas
verdades que en el bullicio y tráfago de la vida social no pueden mirarse ni examinarse sino
muy de paso e imperfectísimamente, a causa de las divagaciones y distracciones que el mundo
trae consigo. Puede hacer para con el cuerpo social el mayor de todos los servicios mejor que
viviendo en sociedad, y puede de una manera más segura y cierta negociar con Dios en la
oración los intereses materiales y espirituales de la sociedad. Puede ser para con ella
mediador, abogado, intercesor ante el trono de Dios. Este oficio y estas funciones le son
absolutamente necesarias por el motivo que, queriendo Dios ser reconocido por autor de todos
los bienes, quiere que se los pidamos. Obtener de Dios la salud corporal y espiritual de los
hombres es un ministerio de los más interesantes, necesario, de los de mayor utilidad, al paso
que es muy penible, porque exige grandes sacrificios del hombre. Subir en espíritu de oración
al trono de Dios no es lo mismo que postrarse con el cuerpo ante el trono de un rey de la tierra.
Para este oficio la soledad, el silencio, la abstracción de criaturas, el ayuno, la mortificación de
sentidos, el freno de las pasiones, son virtudes que debe el contemplativo tener o adquirir en
grado heroico.
Bajo este punto de vista el solitario que lo es en verdad puede hacer en su soledad una de las
funciones y oficios de los más necesarios, penibles, meritorios y útiles, por el cuerpo social.
45. P. Para hacer vida solitaria y contemplativa, ¿es necesario encerrarse en los monasterios o
marcharse a los desiertos?
R. No. Puede muy bien el hombre hacer vida contemplativa en medio de la población; pero ya
hemos dicho que, como las virtudes de los contemplativos eran el silencio, la soledad, la
abstracción de criaturas y otras semejantes, éstas se pueden mejor practicar fuera de la
sociedad que en medio del mundo.
46.P. Según lo que queda dicho, ¿La vida contemplativa es de mayor mérito que la activa?
R. Consideradas la vida activa, la solitaria y contemplativa en sí mismas con respecto a sus
objetos y actos, no hay duda alguna que la contemplativa es la más útil, necesaria y meritoria.
P. ¿Y la mixta de acción y contemplación?
R. Es de mayor mérito que las dos consideradas por separado; porque en este caso la vida
mixta es la misma contemplativa que reparte la doctrina de la verdad que ha adquirido en la
soledad. Puede, no obstante esto, ejercer esta vida mixta el solitario sin dejar su soledad.
Puede hacer el oficio de abogado, de medianero y de intercesor entre Dios y los hombres. Esta
vida sería ordenada en este caso al bien común de la sociedad.
50
P. ¿Para qué sirve el gobierno eclesiástico o la jerarquía de los sacerdotes?
R. Para mover, dirigir y conducir el cuerpo social a su felicidad eterna.
50. P. ¿Cuáles son las virtudes que debe tener un padre de familia?
R. La prudencia, la caridad y demás virtudes de un buen gobernante.
P. ¿Las virtudes de los que gobiernan son las mismas que las de los súbditos?
R. No. De un modo debe estar dispuesto y organizado aquel que ha de ser movido y de otro
muy diferente el que ha de mover. Hay grande diferencia en ser resorte móvil o ser una
máquina. La obediencia, la humildad, la sujeción son virtudes necesarias para los súbditos. La
fidelidad a las órdenes superiores, la exactitud y la prontitud en ejecutar los mandatos de los
que gobiernan, éstas son las virtudes que los distinguen de los gobiernos.
51
órdenes sagradas ni por votos solemnes, ¿cómo se titulan?
R. Solteros o libres.
Vocación al estado
52. P. ¿A quién se ha de consultar para conocer la vocación?
R. Primeramente a Dios. El es el autor del cuerpo social, siendo El quien ha criado el miembro
y le ha organizado. El es el solo que conoce el lugar que le corresponde en el cuerpo y el oficio
que debe ejercer en él. A Dios solo toca inspirar y dictar el estado y oficio que se ha de tomar.
P. ¿Es libre el hombre en tomar o dejar de tomar estado, en tomar éste o aquél?
R. En esto el hombre es perfectamente libre, y no está sujeto a ningún hombre, ni los hijos
están sujetos en esto a los padres, ni los criados a sus amos, ni los súbditos a sus superiores.
Cualquier molestia, vejación y opresión es una barbaridad y crueldad. Los padres a sus hijos
los superiores a los súbditos no pueden bajo pretexto alguno molestarles en lo más mínimo en
esta libertad.
A más, Dios hace conocer su voluntad, y la descubre por sus obras y hechos. El que nace
pobre y plebeyo no debe presumir que sea llamado a ser rey, y en el caso que Dios quisiera
que lo fuese, le descubriría por las obras y hechos su voluntad.
54. P. ¿Son unas mismas las virtudes de los solteros, que las de los casados, eclesiásticos y
religiosos?
R. Consideradas en común, todos las deben tener todas; pero cada estado y oficio tiene las
suyas propias, sin las que falta a sus deberes.
P. ¿Qué virtudes son las propias de los solteros, cuáles las de los casados, eclesiásticos y
religiosos?
R. El compendio que redactamos no nos permite extendernos más sobre esta lección.
Consúltense los Doctores ascéticos que han escrito muy en extenso sobre esto.
LECCIÓN 52.–Las virtudes en varios y diferentes grados de perfección en un mismo estado y oficio.
55.Hemos visto ya que en el cuerpo social hay diferentes oficios, funciones y estados; convenimos
en que el hombre en la práctica de las virtudes debe considerar su estado y oficio, y debe
acomodarse a su posición en el ejercicio de ellas, buscando y adquiriendo las que son propias
para perfeccionarle. Desearíamos saber cómo se hallan las virtudes, unas mismas, en varios
individuos del mismo estado y oficio; o, por mejor explicarme, quisiera saber si unas mismas
virtudes se hallan en el cuerpo social en diversos y diferentes grados de perfección.
52
R. No hay duda alguna. La virtud está en el cuerpo social en diferentes grados de perfección.
Esto lo vemos en el cuerpo animal. Las potencias y sentidos se ven muy débiles, flacas e
imperfectas en el primer momento de su organización. Al nacer, el cuerpo ya es más fuerte, y
hasta los treinta años de edad crece siempre en fuerza, vigor y virtud natural. El vigor y la
fuerza y la virtud natural se halla y la vemos una misma en diferentes grados de perfección, en
diferentes cuerpos. La caridad y todas las virtudes que la acompañan se ven en diferentes
grados de perfección en los estados y oficios del cuerpo social.
56. P. ¿Debe uno practicar las virtudes según el grado de perfección en que las tiene?
R. Sí. Y esto es tan interesante saberlo que la ignorancia y la confusión pueden causar males
gravísimos al espíritu. Si un niño quisiera levantar un peso que mueve un hombre robusto, se
desalentaría y caería en el desespero. Si un principiante en la virtud practica o presume
practicar las obras de un hombre perfecto, siendo sobre sus fuerzas, caerá en el mismo
desespero. De un modo ha de obrar un niño, y de otro el joven «Cuando era pequeño -decía el
apóstol san Pablo- hablaba como pequeño; y, llegado a ser hombre perfecto, he dejado las
obras de cuando niño» [1 Cor 13,11].
58.P. Los milagros, profecías, don 1de lenguas y otras gracias semejantes ¿son virtudes?
R. No. Son gracias gratis datas , Dios las da a quien quiere y cuando quiere.
P. ¿Las da Dios a los santos y virtuosos?
R. No a todos. Ni siempre a los virtuosos.
P. ¿Son medios necesarios para la perfección?
R. No lo son en sí mismos, pero pueden servir para perfeccionarse a sí y a los otros. Sirven a la
perfección si se hace un buen uso de ellos.
P. He oído y leído de algunos santos que han tenido éxtasis, arrobamientos, visiones,
apariciones, locuciones, se levantaban en alto. ¿Esto es necesario para la perfección?
R. No lo es. Y, si lo fuera, Dios conduciría por este camino a todos los hombres.
P. ¿Supone esto al menos gran santidad y perfección?
R. Nada de esto. Siendo gracias gratis datas, Dios puede darlas a los perfectos e imperfectos,
a los flacos y a los fuertes; y no puede tomarse por señal cierta e infalible de la santidad y
perfección de una persona, porque no son sino las virtudes las que perfeccionan al hombre, y
todas estas gracias no son virtudes, sino medios para adquirir la virtud, para 2 autorizarla,
sostenerla y conservarla. Véase sobre esto lo que ha escrito San Juan de la Cruz .
APENDICE
ESCUELA DE LA VIRTUD
GOZOS
En alabanza y gloria de Nuestra Señora de las Virtudes, que se venera en la iglesia de san
Agustín, y en los que se glosan las virtudes teologales, las cardinales y los dones del Espíritu
Santo.
OREMUS
53
Concede, quaesumus, omnipotens Deus, ut fideles tui et virtutis socii, qui sub Sanctissimae
Virginis Mariae virtutum nomine et protectione lactemur, eius pia intercessione, a cunctis malis
liberemur in terris, et ad gaudia aeterna pervenire mereamur in coelis. Per Christum Dominum
nostrum. Amen.
SALVE Regina, Mater misericordiae: vita, dulcedo, et spes nostra, salve. Ad te clamamus exules
filii Evae. Ad te suspiramus, gementes, et flentes in hac lacrymarum valle. Eia ergo advocata nostra
illos tuos misericordes oculos ad nos converte. Et Jesum benedictum fructum ventris tui, nobis post
hoc exilium ostende. O clemens, o pia o dulcis Virgo Maria.
****
TEXTOS COMPLEMENTARIOS
I
Escuela de la Virtud. Sección Segunda
Preliminares
54
su propia actividad el principio de responsabilidad y, por consiguiente, el de libertad.–Refutación
del Fatalismo y Determinismo. –Examen de la Frenología.
14ª Proposición: La inmortalidad es otro principio inherente a todo ser dotado de actividad
propia, según este principio: Dios y el alma son inmortales. –Refutación del Materialismo.
Aplicación de estas teorías a los principios religiosos
15ª Proposición: Existen relaciones entre el hombre y el primer Principio. –Refutación del
Teísmo.
16ª Proposición: Estas relaciones se fundan en los principios de la Razón por parte del hombre,
y en los de la Revelación por parte de Dios. –Refutación del Naturalismo.
17ª Proposición: La Revelación es un hecho. –Refutación del Deísmo.
18ª Proposición: Esta Revelación se nos comunicó en los tiempos primitivos por la Ley Mosaica
y en los modernos por la Ley Evangélica. –1ª parte: Refutación del Naturalismo. –2ª parte:
Refutación del Judaísmo.
19ª Proposición: Los milagros obrados en favor de la doctrina mosaica son una prueba de su
divinidad; los obrados en favor de la doctrina evangélica son también una prueba de su divinidad. –
Refutación del Natuaralismo.
20ª Proposición: La realización de las profecías en la doctrina mosaica es otra prueba de su
divinidad; la santidad de la doctrina evangélica es también otra prueba de su divinidad. –
Refutación de la antirreligión.
21ª Proposición: Existe una completa armonía entre la Razón y la Revelación. –Refutación del
Filosofismo.
55
de la actual degeneración. –Contra el Falansterianismo.
33ª Proposición: El sistema penitenciario, adoptado por la Iglesia católica y autorizado por
Jesucristo, es altamente racional y conforme con los principios de la humanidad. –Contra el
Protestantismo.
Aplicación de estas teorías filosófico-católicas: Tesis general
34ª Proposición: Los sentados principios con todas sus consecuencias influyen en los
progresos materiales, intelectuales y morales de la humanidad. –Vindicación del dictado del
retrogradismo, aplicado a la Iglesia.
Tesis particulares: Las teorías católicas en sus relaciones con el progreso material
35ª Proposición: Las teorías católicas prescriben del modo más explícito la conservación y
perfección, aún material, del individuo. –Refutación del suicidio y del duelo.
36ª Proposición: Las teorías católicas cooperan y aún prescriben la más perfecta organización
y la más alta conservación de las sociedades. –Refutación del Socialismo y del Comunismo.
Teorías que cooperan a la perfección social, sancionadas por el Catolicismo
37ª Proposición: El derecho de asociación está garantizado en la misma Naturaleza. –Juan
Jacobo Rousseau en su Contrato Social.
38ª Proposición: El derecho de familia está garantizado en el derecho de asociación. –Contra
los principios revolucionarios.
39ª Proposición: Las comunidades religiosas están también garantizadas por el derecho de
asociación. –Contra las ideas antimonásticas.
40ª Proposición: Los principios cristianos, que son los principios de la perfectibilidad llevada al
más alto grado; los atractivos de su culto; toda la historia católica, demuestran cuánto deben los
adelantos artísticos y todos los progresos materiales a esta Religión, la más fomentadora de la
actividad humana. –Vindicación del dictado del obscurantismo, aplicado a la Iglesia.
Las teorías católicas en su relación con el progreso intelectual
41ª Proposición: Las teorías católicas, uniendo el orden psicológico al orden cosmológico y
enlazando los fenómenos conocidos por la razón con los fenómenos desconocidos pero ciertos de
Revelación, es el principio de la sana filosofía. –Refutación del Kantismo y del Racionalismo.
42ª Proposición: La historia nos demuestra también ser los principios católicos fomentadores
del progreso intelectual. –Refutación de algunas aserciones de Carlos Villiers.
43ª Proposición: El principio de autoridad, tal cual lo establece la Iglesia, fomenta también el
progreso intelectual. –Contra los discípulos del libre examen.
44ª Proposición: La libertad que fomentan los principios católicos, es otra de las garantías que
ofrece el Catolicismo a los progresos intelectuales. –Contra las aserciones de los discípulos del
libre examen.
45ª Proposición: La doctrina católica es eminentemente civilizadora. –Refutación de algunas
teorías modernas.
Aplicación de esta tesis
46ª Proposición: El principio de autoridad ha enseñado el camino a la civilización moderna. –
Refutación de algunas aserciones de Mr. Guizot.
47ª Proposición: Las doctrinas de intolerancia católica han sido el contrapeso a la barbarie. –
Refutación de algunas teorías del citado señor Guizot.
48ª Proposición: La Inquisición que no es más según Balmes, que la aplicación de la doctrina
de intolerancia a un caso particular, ha también impedido que la herejía y la impiedad opusiesen un
dique a la marcha civilizadora de la Iglesia Católica. –Refutación de Mr. Jercal en sus Misterios de
la Inquisición.
49ª Proposición: El sacerdote es el preceptor de la civilización. –Contra los detractores del
sacerdocio.
50ª Proposición: Los conventos, focos de instrucción y moralidad, han sido por consecuencia
56
focos de civilización. –Contra los detractores de los frailes.
51ª Proposición: Los colegios jesuitas, tan célebres por su instrucción, que es la base de la
moralidad, fueron y son también focos de civilización. –Contra el antijesuitismo.
52ª Proposición: Las prácticas de las cofradías religiosas, lejos de fomentar el fanatismo,
fomentan la moralidad. –Contra los detractores de las asociaciones religiosas.
Síntesis
Las teorías católicas son la vida intelectual, material y moral de la humanidad. Refutación de
algunas teorías modernas y vindicación del Catolicismo.
II
Escuela de la Virtud
Una tradición constante de todos los siglos autorizada por Dios con testimonio auténtico de su
divinidad nos enseña los artículos que siguen
ARTÍCULOS
57
14º. Que ni el Papa ni los demás Prelados pueden ni deben hacer cosa alguna que sea en
perjuicio de esta su libertad, soberanía o independencia.
15º. Todo cuanto se ordene y establezca, ya sea por Iglesias particulares, ya por príncipes
seculares, si es en perjuicio de ésta su independencia, soberanía y libertad, es nulo y de ningún
efecto.
16º. En el círculo de autoridad que ella legítimamente posee, tiene y ejerce, los emperadores,
los reyes, los príncipes, los gobernantes son vasallos y súbditos suyos, como lo son los simples
fieles.
17º. La Iglesia de Dios ha sido, es y será libre, soberana e independiente en el círculo de su
autoridad.
18º. Es libre, soberana e independiente en paz como en la guerra, en la calma como en la
tempestad.
19º. Todos sus hijos, sean fieles o sacerdotes, sean ciudadanos o reyes, todos los bautizados
están obligados a proclamar su libertad, su independencia y su soberanía; a sostenerla y
defenderla.
20º. Esta libertad, soberanía e independencia la proclamamos porque es una calidad
indispensable para marchar con todas las lenguas, tribus, pueblos y naciones al fin al que se
dirige.
Imprenta de los hermanos Torras, calle de Sta. Ana, n. 18.
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