Tradición Jesuita

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Tradición Jesuita en Guatemala

Una aproximación histórica

Tres épocas marcan la presencia de la Compañía de Jesús en


Guatemala:

1 La primera, la etapa colonial, iría desde 1,609 (fecha primer


establecimiento de una comunidad Jesuita en Antigua) hasta el 26
de junio de 1767, cuando el Fiscal D. Felipe Romana y Herrera al
mando de un piquete de Dragones imitó a los Jesuitas la Pragmática
Sanción de Carlos lll. Por ella debían abandonar los territorios del
Estado Español.
2 La segunda, la época moderna, iniciada con la llegada de dos
Jesuitas, capellanes de una expedición de emigrantes belgas en la
costa atlántica en 1,843. Se establece en la ciudad de Guatemala y
más tarde en Quetzaltenango y Livingston. Esta etapa concluye en
septiembre de 1,871 con la expulsión decretada por el General
Barrios, expulsión a la que se sumarían poco a poco el resto de las
Repúblicas Centroamericanas.
3 La tercera época es la época contemporánea, comienza en
1,938 cuando, por iniciativa del Nuncio Lévame y con apoyo del
Arzobispo Rossell regresan los jesuitas a Guatemala, en tiempos de
Gobierno de Ubico y llega a nuestros días. Primero asumen la Iglesia
de la Merced, más tarde, más tarde el hoy Liceo Javier, y en la
Univer Rafael Landívar, una historia más cercana y conocida por
nosotros.

El aporte fundamental de la Compañía a este país en la historia


ha pivoteado en torno a tres hechos fundamentales:
1 El primero, el interés de la Compañía por Guatemala.
2 En segundo lugar, la tarea de la evangelización directa.
3 El tercero, la apuesta por la educación y la cultura.

• El interés de la Compañía por Guatemala

La primera presencia de la Compañía en Guatemala dará de


1,579.
Los jesuitas se establecieron en 1,609 en Antigua Guatemala en
casa ofrecida por el Chantre de la Catedral Lucas Hustado de
Mendoza que desde 1,612 cambiaron por la donada por Doña
Leonor de Celada. Pronto el obispo les pidió que enseñaran Teología
Moral en el Palacio episcopal. Comenzaba así la tradición docente de
la Compañía de Jesús en Guatemala. Hasta el obligado exilio en
1,767, nunca renunciaron a su presencia en medio de épocas
difíciles.
La Compañía guatemalteca no se eclipsó con la expulsión de
Carlos lll.
Pero la tradición cultural no se extinguió en el exilio. Los Jesuitas
guatemaltecos, se agruparon en Bolonia y Ferrera. Allá recibieron la
triste noticia de la supresión de la Compañía en julio de 1,773; solo
los presbíteros mantuvieron su status sacerdotal; el resto se
dispersó.
Los edificios Jesuitas en Guatemala yacían destruidos por el
terremoto que asoló en la Antigua en 1,773. Pero el recuerdo de los
jesuitas desapareció. En las cortes de 1,810, los diputados de
Guatemala, Andrés y Manuel de allanó solicitaron el
restablecimiento de la Compañía. El arzobispo de Guatemala hizo
una nueva petición en 1,817.
Y el cabildeo de Guatemala solicitó el pronto regreso de los
Jesuitas a Guatemala para volver a ser evangelizadores del pueblo y
educadores de la juventud.
La segunda época Jesuita en Guatemala, la época moderna,
ocurre a mediados del siglo XlX. El núcleo original se formó con el
grupo misioneros enviado desde España a Nueva Granada
(Colombia) en 1,850. A ellos se agregaron las jóvenes vocaciones ir
se les unía en Colombia, Ecuador y Centroamérica. Siete de ellos
llegarían a ser nombrados Obispos.
Conviene recordar que la Iglesia fue uno de los sectores más
resistentes s las reformas de la Federación Centroamericana. En la
Iglesia se concentraba el pensamiento más reaccionario a los
cambios.
La jerarquía fue expulsada del país, los conventos y órdenes
religiosas, suprimidas, y la enseñanza religiosa proscrita. Sin
embargo, desde 1,849 s la Federación le siguió la República
Conservadora. Se fueron imponiendo gobernantes que unían el
caudillismo con el pragmatismo de su gobierno. Consideraban que
más allá de los grandes proyectos liberales, Centroamérica era aún
una región agrícola, campesina y pobre que no estaba preparada
para las grandes utopías de la reforma liberal.
Los jesuitas llegaron a Centroamérica justamente cuando este
viejo modelo político conservador de estilo caudillista y carismático
estaba haciendo crisis.
Los jesuitas regresaron a la Guatemala independiente en 1,842,
justo por donde se había ido.
El gobernador obispado Antonio Larrazábal y el ministro de
relaciones exteriores, mostraron sus deseos de traer a los jesuitas
de nuevo a Guatemala, pensando en reactivar el seminario
Tridentino y atender las misiones rurales. Al fin la asamblea aprobó
en Julio de 1,843 un decreto solicitando la venida de los jesuitas.
Primeros lograron que se asignaran doce jesuitas a la misión. Y al
fin los jesuitas llegaron a la ciudad de Guatemala en 1,851. La
pequeña comunidad de Guatemala crecería en 1,853, cuando en
Ecuador la Compañía fue expulsada por el gobierno del General José
María Urbina. Ahora eran ya cuarenta jesuitas.
Dos notas definen a esta generación de jesuitas que trabajaron
en Guatemala durante la mitad del siglo XlX, su pasión y su cercanía
al pueblo sencillo.

• La evangelización directa

Ya en la época colonial después de las exitosas misiones de 1,582


y 1,593, al fin, en 1,607 los jesuitas construyeron una pequeña
Iglesia, que inauguraron precisamente el día de ayer hace 403 años,
en la fiesta de 5. Lucas, nombre que después heredaría el Colegio
Jesuita. En 1,611 se trasladarán a los locales donados. Y ahí
edificarán su nueva iglesia en julio de 1,626.
Llegaron hasta Petén. En 1,617 colaboraron en una misión en
Costa Rica.
El tempo Jesuita de Antigua, además de ser un centro de culto
-nunca fue parroquia- se convirtió pronto en centro de convocación
urbana para la evangelización. Los jesuitas difundieron principios
básicos de su espiritualidad andados en la frecuencia sacramental,
la oración mental, los ejercicios espirituales de San Ignacio de
Loyola, la importancia de la reconciliación y la atención caritativa
dada a los pobres y necesitados.
El instrumento que diseñaron los Jesuitas para el compromiso
cristiano de los laicos fue el que se usó en toda América: las
congregaciones Marianas de lo laicos cuyo objetivo era doble: la
formación cristiana y el compromiso social y caritativo de sus
miembros.
En Guatemala, los jesuitas trataron de organizar desde muy
pronto la Congregación de la Annunciata.
En la época moderna, la presencia Jesuita comenzó por la
educación en el famoso colegio Seminario, pero por la inseguridad
de una institución educativa en aquellos tiempos de convulsiones
políticas, la compañía insistió en dedicarse también al trabajo
pastoral directo.
Pero desde fines de 1,852 los jesuitas extendieron su campo de
operaciones al mundo rural e indígena. Primero como acompañantes

Universidad Rafael Landívar


Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
Lic. Enrique Arriaga-Figueroa
Magis Landivariano
Tradición Jesuita en Guatemala
Una aproximación histórica

Luisa Fernanda Villeda Navarro


2000618

12 de Marzo de 2018

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