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ENTRE LA ARQUIDIÓCESIS DE AREQUIPA y

EL VICARIATO DE TARAPACÁ:
CONTRADICCIONES DEL CULTO EN LA
PARROQUIA DE TARAPACÁ (1893-1902)1

Carolina Figueroa C.
Universidad de Va/paraíso

INTRODUCCIÓN

Los estudios sobre la acción de la Iglesia Católica en la antigua Provincia de


Tarapacá 2 entre 1880-1930 han sido escasos, destacando que, en la mayoría de los
trabajos, el análisis del período ha sido marginal en relación al punto central de los
mismos. En ese sentido, podemos observar las investigaciones que han seguido la
corriente culturalista-antropológica, centrada en la problemática de la religiosidad
popular a partir de la década de 1960 y reforzada con la creación de la EPA en 19803 ,
Yque han examinado, de forma sintética, la evolución de la religiosidad popular y
su relación con la autoridad eclesiástica por medio del análisis de las peregrinaciones
a los santuarios marianos de La Tirana, Ayquina y Las Peñas. Estos estudios
sugieren la coexistencia simbiótica de una rivalidad, observada desde la colonia en
toda Latinoamérica, entre los dirigentes políticos y los eclesiásticos, donde ambos
buscan controlar cierta cuota de poder al interior de los pueblos (Uribe 1968; Van
Kessel 1970, 1975, 1986, 1992; Koster 1986; Tennekes y Koster 1986).

A partir de esta afirmación, analizan la religiosidad administrativa eclesiástica como


la contraparte oficial impuesta desde la ocupación chilena del territorio de Tarapacá
en 18794 • Definiendo la labor de la Iglesia Católica nacional chilena como parte de
una estrategia de cristianización y culturalización de la población de la zona,
aceptando con reservas, la religiosidad popular practicada por sus habitantes
desde tiempos coloniales.

En este contexto político de chilenización, gestado por el Estado desde Santiago,


la acción clerical surgiría como uno de los principales agentes promotores de la
creación de una identidad nacional, con un papel equivalente a la escuela, al
asentamiento de funcionarios de una administración pública estable y la instauración

SIRA 32 (Lima): 191-212 (2005)


ENTRE LA ARQUIDIÓCESIS DE AREQU IPA y EL VI CA RIATO DE TARAPACÁ

del serv icio militar obligatorio (Tudela 1992; Van KesseI1992: 174-177). Donde, el
idea l de evangeli zación fue asumido con gran interés por los Vicarios Apostó li cos
asentados en Tarapacá desde 1882 5, que trataron de subsanar los años de abandono
en que había mantenido la iglesia peruana la zona costera y salitrera de Tarapacá,
dejando para un segundo momento la zona altoandina, donde no se observó una
acc ión decidida ni del Estado ni de la Iglesia chilena (Tennekes y Koster 1986).
Esta situación fue modificada por el Estado después de 1930, con la instauración
de una red de escue las y retenes de carabineros en los pueblos rurales altoandinos,
con el fin de reforzar el erh os nac ion al.

De esta forma , la retirada del aparato oficial , del clero peruano de las anti guas
parroquias de Camiña, Sibaya y Tarapacá dieron fomla al surgimiento de un nuevo
sincretismo, con raíces coloniales, en los ámbitos de la liturgia y los contenidos de
la fe , que tomaron en estos parajes una actitud más afectiva y mitológica en
oposic ión a la cogniti va y teológica promovida desde la iglesia chilena (Koster
1986; Tennekes y Van Kesse l 1986; Van Kesse l 1992).

Tras el examen de los estudios hasta aquí reseñados, podemos advertir un vacío
en cuanto al análisis del contexto del abandono de la presenci a vicaria l en las
parroquias reseñadas. Todos ellos parten del supuesto de la ausencia de interés
de la administración clerical por una feligresía calificada como "indígena", y que es
examina desde una mirada esencialista, que retrata una población estática que
conserva las características de una religiosidad colonial andina, que cambia a
popular, en tanto se incorpora a los nuevos centros de veneración marianos.

Pero la problemáti ca de la integración de estas poblaciones al Vicariato Apostólico


de Tarapacá a partir de 1882, obedeció a factores más complejos. La provincia de
Ta rapacá pertenecía eclesiásticamente al Obispado de Arequipa, y si bien con la
creación del Vicarialo Apostólico en abril de 1882 se entregaba a Camilo Ortúzar6 la
autorización para nombrar párrocos y vicepárrocos en las plazas ocupadas por los
curas peruanos, de igual forma excluía de esta normativa a las parroquias del
interior entendidas como Sibaya, Camiña y San Lorenzo de Tarapacá (Gonzáles, 1.
1. 1996). Así lo expreso el Vicario Apostólico de Tarapacá, en nota enviada en 1887
al Ministro de Relaciones Exteriores chileno, en ese entonces Luis Amunátegui,
señalando que

luego que me hice cargo de la administración eclesiástica de este


territorio, noté que su extensión en los límites con el Obispado de
Arequipa, con quien divide, no están conformados con los que se
señalan en el acta de erección de esta Vicaría (González, J. 1. 1996: 57)

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Carolilla Figueroa C.

Esta anómala situación se resolvió en el año de 1893, cuando las parroquias en


conflicto quedaron sometidas al Vicariato Apostólico de Tarapacá, como lo informó
el Obispo de Lima a todos los curas dependientes de Arequipa.

Tengo el honor de poner en conocimiento de U.S. Illma. que, según


nota oficial del Exmo. Secretario de Estado de fecha 12 de Agosto último
y señalada con el N° 13.733 , su santidad habiéndose impuesto de la
consabida cuestión relativa a las tres Parroquias denominadas Tarapacá,
Camiña y Sibaya ... se ha dignado decidir y mandar que las indicadas
parroquias con todos sus anexos comprendidos en el territorio
definitivamente cedido por el Perú a Chile en virtud del Tratado de
Ancón pasen a formar parte integrante del Vicariato Apostólico de
Tarapacá bajo su jurisdicción y obediencia del respectivo Prelad0 7

Una vez formali zada la incorporación de las parroquias , el Vicario Apostólico de


1quique, en ese entonces Daniel Fuenzalida (1892-1895), con la aprobación del
Gobiemo, procedió a decretar el nombramiento de los presbíteros Tomás Saldías
en San Lorenzo de Tarapacá y Benjamín Flores para Camiña8 , dando inicio al proceso
de posesión eclesiástica de esta población, abandonada hasta ese momento en
manos de los párrocos peruanos que habían vivido "escandalosamente, olvidando
sus propios deberes con daño gravísimo de aquellos pueblos"9.

En el caso de la parroquia de San Lorenzo, la acción de Saldías se extendió por solo


un año, ya que en marzo de 1895 se remitió una nueva investidura para ocupar el
cargo, esta vez en la persona de Francisco Jiménez quien finalmente nunca lo
ejerció 10 De esta fonna , el nombramiento del clérigo Amador Mujica en 1896
inaugura -desde el fin de la jurisdicción del Obispado de Arequipa- el período de
servicio formal y constante de la Iglesia en este espacio.

Cambio que irá de la mano con el fomento de una nueva política de modernización
de la Iglesia, dirigida por Guillermo Juan Carter (Vicario Apostólico de Tarapacá
entre 1895-1906), quien promovió grandes obras de renovación en pos del
mejoramiento de la administración eclesiástica como: la creación del Archivo General
del Vicariato; la instauración del primer Libro de Decretos y Nombramientos; el
proyecto de creación y delimitación parroquial de la provincia, y la edificación del
templo del Divino Corazón de Jesús, advocación a quien consagra el Vicariato ll .

De esta forma , la obra fundada por los párrocos chilenos, a partir de 1895 en las
parroquias recuperadas de las directrices eclesiásticas peruanas, serán influenciadas
directamente por: las disposiciones de máximo titular de la Iglesia en la zona y de

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ENTRE LA ARQUIDIÓCESIS DE AREQUIPA y EL VICARIATO DE TARAPACÁ

las fricciones manadas del cotejo entre la realidad de un espacio y su configuración


ideal , erigida bajo la cosmovisión de los clérigos provenientes de la región central
de Chile l 2 •

El rescate de esta labor, definida entre "el deber sery lo que es", y la problematización
de la relación sostenida entre las comunidades de la quebrada de Tarapacá y su
nuevo pastor será el tema a examinar en el presente texto, tomando como sustento
teórico fundamental el análisis de un cúmulo de expedientes inéditos resguardados
en el Obispado de Iquique, constituido por carpetas de correspondencia entre el
párroco de Tarapacá y el Vicariato; informes misionales ; querellas y demandas
comuna les; descripciones de fiestas patronales; instauración de nuevos cultos;
creación de cofradías y resoluciones eclesiásticas.

A la luz de un trabajo de exégesis y posterior labor analítica, nos centraremos en las


contradicciones del culto expuestas por el cura chileno Amador Mujica en su paso
por Tarapacá, estableciendo como hipótesis principal que la acción de la iglesia en
la parroquia entre 1893 y 1902 estuvo marcada por problemáticas relacionadas al
ámbito de la religión popular, más que a proyectos políticos nacionales como la
chilenización , generando un espacio donde la tradición se cruzó con la
administración clerical ortodoxa, y la identidad de los pueblos se reveló frente a la
adscripción a nuevas prácticas y advocaciones - propios de la iglesia de León
XIlI- instituyendo contradicciones con el culto, más que con una dirección
eclesiástica nacional.

A) SIBAYA, MAMIÑA y TARAPACÁ: GUILLERMO JUAN


CARTER y LA NUEVA DIVISIÓN DE LA PARROQUIA DE
TARAPACÁ (1896)

En marzo de 1896, el Obispo de Antedone y Vicario Apostólico de Tarapacá Guillermo


Guillermo Carter, analizaba dos oficios relativos a la buena administración
eclesiástica de su jurisdicción. El primero de ellos había sido enviado desde Arica
por Pedro Soler Avaria, señalando algunas consideraciones sobre la conservación
de la armonía entre la población de la Provincia de Tarapacá y su relación con la
administración eclesiástica, aconsejando a la autoridad vicarial que, en primer
lugar

para no exasperar los ánimos de los re s identes peruanos de la


provincia ... es un acto de suma trascendencia colocar al frente de las

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Carolilla Figueroa C.

parroquias, sacerdotes extranjeros, por ahora, que sin ser repelentes a


los peruanos trabajen por la causa chilena lJ

Lo segundo que sugiere es elevar un petitario a las autoridades civiles de Tarapacá


para que los curas peruanos, al hacer abandono del territorio nacional , no enajenen
ni distribuyan entre lo s feligreses de su agrado los muebles e inmuebles
pelienecientes a las igles ias y capillas repartidas en la Provincia.

Junto a esta misiva , y como respuesta anticipada a los exhortos de Soler, el


funcionario eclesiástico examinaba un segundo documento correspondiente al
proyecto que reordenó el manejo de la labor eclesiástica en la zona 14, constituyendo
los límites de las parroquias en función de : l. las nuevas necesidades, relacionadas
con la aplicación de los decretos papales; 2. el interés por la población obrera ; y 3.
la conservación de los grupos de población "semi bárbara pero profundamente
creyente" l~ que habitaba en los caseríos del interior.

En pos de este objetivo, y sin considerar la primera indicación entregada por Soler,
en marzo de 1896 el obispo de Tarapacá envió una circular requiriendo a los curas
residentes en las pan"oquias del Vicariato un informe sobre las condiciones en que
mantenían la moral y las costumbres de los habitantes de estos lugares, fomentando
de esta manera el ideal del Estado y de la Iglesia de levantar datos sobre la
admini stración de la población en la provincia l 6 , y solicitar el traslado de sacerdotes
chilenos para atender las parroquias vacuas.

E n c uanto a la condición en que quedaron las antiguas circunscripciones


ecles iásticas, las que sufrieron mayo res modificaciones fueron las de Sibaya y
Tarapacá, siendo la administración de este último paraje un tema frecuente en las
epistolares enviadas por el sacerdote saliente Tomás Saldías, quien consideraba
que con los antiguos límites " era moralmente imposible servirla bien"17. Con la
disposición eclesiástica emanada del Vicariato en 1896, ambas quedaron divididas
en tres parroquias, entendidas como la cabecera que se ubicó en el pueblo de
Tarapacá y que comprendió una población de 1.675 almas distribuidas en 9 pueblos
y 26 pagos l 8 ; la de Sibaya con un número de 1.555 habitantes establecidos en 11
pueblos y 35 pagos l9 ; y la de Mamií'ia con 1.310 moradores en 7 pueblos y 6
pagos 20 Cada una de estas congregaciones estarían por decreto bajo el cuidado
de un cura, pero la realidad distó bastante de esta pretensión formal de una
administración model11a.

La complicación de procurar sacerdotes chilenos a las nuevas divisiones


eclesiásticas se había hec ho evidente en 189 1, cuando los Vicarios Apostólicos de

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E TRE LA ARQUIDIÓCESIS DE AREQU IPA y EL VICARJATO DE TARAPACÁ

Antofagasta y Tarapacá, en conjunto, iniciaron una campafia dirigida al incremento


del presupuesto vicarial asignado por el Ministerio de Culto, que por lo magro de
su renta estorbaba el normal desarrollo del trabajo eclesiástico (González, J. A.
2(02).

En cuanto al nombramiento del presbítero Amador Mujica, este se realizó el 8 de


junio de I 896, junto al de Enrique del Canto en Pica y Luis Silva Lazaeta21 en La
Noria, y anexo a este decreto se atribuyeron las facultades del cargo enunciadas
por documento oficial, el15 de octubre de 1895.

Con estas modificaciones el Vicariato de Iquique entraba plenamente bajo las


nuevas directrices solicitadas por los oficios promovidos por León XIII 22 ,
comunicando, a través de la nueva organización parroquial, el mensaje de una
fglesia cercana a la gente.

Como corolario de las nuevas disposiciones eclesiásticas el Obispo de Antedone


sol icitó a los párrocos la ejecución de 1. la aplicación del arancel de derechos
parroquiales para la Provincia de Tarapacá; 2. el cambio de las fiestas peruanas; y
3. un inventario con el detalle de los bienes de la iglesia; iniciando con estas
medidas el proceso de reapropiación de los objetos del culto, primer punto de
inflexión entre los feligreses asentados al interior del territorio y los párrocos.

La política sobre la administración eclesiástica practicada por el Vicariato Apostólico


de Tarapacá en las parroquias del interior entre 1882- 1895, obedeció a un proceso
de reorganización, donde el interés se centró en la fundación de nuevas iglesias,
capi llas y oratorios en los puertos de Iquique y Pisagua, y en los cantones salitreros
de mayor importancia, dejando relegado a un segundo lugar la práctica religiosa en
San Lorenzo de Tarapacá, Camiña, Sibaya, Pica y Mamma. De esta forma los vicarios
enviados a atender estos espacios como Tomás Saldías para Tarapacá 23 , Benjamín
Flores que estuvo en Camifia y Santos Saez para Pica, no pudieron hacer gran cosa
debido a las dificultades que tenían para trasladarse, y por atender a su vez algunas
oficinas salitreras ubicadas en las inmediaciones de Huara y Pozo Almonte. De
esta manera, cualquier iniciativa por recuperar las alhajas de las iglesias terminaban
en el más decepcionante abandono, producto por un lado de la apatía de los
feligreses y en segundo témlino por la ausencia del pastor 4

Así , cada vez que el cura intentaba retomar la posesión de la iglesia se enfrentaba
con el reclamo de los parroquianos, que en su ausencia la ocupaban libremente,
como lo relata Santos Saez tras su visita al Oasis de Pica en 1893.

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Carolina Figueroa C.

Ellos se creían dueños y señores, y como esto les ha herido en lo vivo


de su soberbia nada otra cosa desean mas que el desquite . . . Les decía
que el acto que se estaba ejecutando no importaba un cambio radical
que las cosas quedarian poco mas poco menos como antes estaban ... En
vista del mal espíritu que les animaba después que me quede solo trate
de asegurar las puertas trancando por dentro las de las sacristanía,
aunque llaves no me habían entregado, porque decían que no las
encontraban, tampoco me entregaron la llave de la puerta del coro, que
da al exterior .. . como por esta puerta ellos podían entrar a la Iglesia, y yo
no tenía como asegurarla por dentro, le puse herraje por fuera, y esto lo
hice en previsión de que ellos por esa puerta podían abrir todas las
demás, y sustraer los objetos que tuvieren por conveniente, y después
pedirme cuenta de ellos ante los tribunales, y acusarme de ladrón .25

Tres días después el cura salió de Matilla y no retornó hasta seis meses más tarde
realizando nuevamente el mismo rito de tomar poses ión de la casa de Dios con el
consabido reclamo de sus habitantes.

Esta situación tuvo su símil en otros oratorios del interior, como la parroquia
Camiña, donde los párrocos dan cuenta que su población realiza celebraciones
escandalosas de sus fiestas , que en un principio han tenido origen religioso, y que
ahora son aceptadas solo con el pretexto de mantenerlos en el templo para que
escuchen por algún medio la palabra del evangeli0 26 • Estas características
convierten, en palabras del cura, a este anexo en el más rebelde y soberbio de todo
el Vicariato, sosteniendo su alegato en que pese a las diversas manifestaciones de
cariño que le has prodigado se enfrenta con

unos feligreses relajados pues el son con ideas arraigadas de paganismo


y espíritu dominante en las organizaciones de sus fiestas religiosas,
gobierno de capillas, etc .... La capilla está en un estado deplorable
respecto al aseo y condiciones propias para ejercer el ministerio del
culto divino. Los que la gobernaban con el nombre de fabriquero y
mayordomos estaban habituados a ejercer su cargo en completo estado
de embriaguez, produciendo los desórdenes consiguientes Y

Agrega a esta relación sobre la situación moral , que la labor clerical se hizo
extremadamente difícil por la mala di sposición que tenían los habitantes de estos
poblados con los curas que no eran de nacionalidad peruana, con los cuales se
sentían plenamente identificados 28 • Negándose a cancelar el arancel parroquial de

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ENTRE LA ARQ UIDIÓCES IS DE AREQUIPA y EL VICARIATO DE TARA PACÁ

fábrica dictado por el Obi spo el 15 de noviembre de 1895 , aduc iendo "el capricho
de la costumbre" siendo imposible desviarlos de este razonamiento.

Cabe destaca r que durante el período comprendido entre 1882 y 1895 no se siguió
e l procedimi ento del cobro de los derechos parroquial es aprobado por oficio el 6
de mayo de 1882, yen el que se establec ió un arancel de carácter provisiona l para
los territorios de Antofagasta y Tarapacá, rescatado por el Vicario Apostólico para
su restablecimiento formal en 1895 29 • La razón que supone la abolición momentánea
de este derecho parroquial obedeció a una po líti ca de acercamiento promovida por
Camilo Ortúzar en 1884, que buscó convocar a los feli greses bajo el alero de la
Ig les ia sin obtener el consabido pago por los sacramentos, situaci ón anómala que
solo impero en las parroquias del interior a partir de 1893 , cuando se traspasan
definitivamente al vicariato tarapaqueñ0 3u .

En cuanto al inventario de los bienes de la Ig lesia. no se conoce ninguno hasta


ab ril de 1896, cuando Tomás Saldías elabora un breve reg istro de los bienes,
señal ando que:

Durante el tiempo que he sido C ura y Vicario de la Parroquia de San


Lorenzo M. , en Tarapacá, no me ha si do posible obtener que se guarden
en la Ig les ia los di versos objetos perteneci e ntes al C ulto , por la
costumbre establecida de que todo lo guardan los diversos Mayordomos
de la Iglesia , lo cual hace hasta ciel10 punto imposible hacer un inventario
además de lo irregular que en sí mi smo es tal estado de cosas.
En cumplimiento de mi cargo debo manifestar a Y.S. IItma. que la Señora
Manuela Ramírez v. de Muri llo, mayordoma del Santísimo, guarda en su
poder una custod ia de plata dorada, dos cálices, un incensario y naveta,
dos pares de vinagrera, un copón una caja grande para guardar e l
santísimo e l [ileg ible] , todo esto de plata. Me consta por mí mi smo que
esos objetos están en poder de dicha Señora Ramírez. Me ha sido
abso lutamente imposib le formar un in ventario de todo lo que guarda
dicha seiiora, pues se niega redondamente a decir todo lo que guarda,
como también se ha negado a dar cuenta de las en tradas y sa lidas de su
mayordomía, por mas que el señor F uenzal ida pasó una nota a su marido,
ya di funto. Se ade más, que la señora tiene en su poder varias piezas de
plata o más de las mencionadas, que pertenecían al Culto y son propiedad
de la 19lesia, según me lo han manifestado varios vecinos de Tarapacá .
Y.S. llstma, aj uicio del infrascrito, debiera tomar una seria providencia a
fin de obtener la devo lución de esos objetos, dueiio de los c uales no es
por cierto la sellara Ramírez.

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Carolina Figueroa C.

Debo también dejar constancia aquí que la señorita Cristina Vicentelo,


guarda un cá li z, un par de vinagreras y varias otras cosas que mi
antecesor le ha encomendado pero que ella no se niega a entregar si se
lo piden .-"

Advertimos de la indi cac ión de Saldías, que esta carta será la base del reclamo que
iniciará el sacerdote Amador Mujica en el poblado, interpelando en primera instancia
a los mayo rdomos indicados por el anterior párroco como curadores de los objetos
del culto, y que serán los primeros en seilalar la mala disposición del cura con ellos.
Recalcamos de igual forma el nulo impacto de la gestión de Saldías, producto por
un lado del breve ti empo en que ejerció el cargo, y en segundo lugar por las
constantes ausencias debido a las visitas que efectuaba a las salitreras y otras
localidades aledañas.

La acc ión del nuevo presbítero de Tarapacá quedó encuadrad a por es tas
problemáti cas, jugando el papel de mediador entre lo sagrado, entendido como la
formalidad del culto; y la tradición, presentada por una cultura oral que no respondía
a los patrones fomlales del culto divino practicado en la zona central de Chile,
denunciando la presencia de un sincretismo religioso incubado durante el largo
período colonial.

B) LOS OBJETOS DEL CULTO: CONTRADICCIONES


CON LO SA GRADO

La ll egada de Amador Mujica a l pobl ado de Tarapacá , no estuvo aje na a


contratiempos. El trayecto de Huara a San Lorenzo lo hizo por caridad de los
guardias fronteri zos que se dirigían montados a lomo de mula hacia el caserío de
Cariquima, y una vez asentado en su nuevo hogar rec ibi ó como orden esencia l no
ce lebrar los días festivos de la Purificación de la Santísima Virgen María, el de San
José y el de Santa Rosa de Lima, tres fie stas religiosas que no se consideraban de
raigambre chilena, pero que estaban incorporadas al calendario religioso de estas
loca lidades; y recibir el inventario de la iglesia "con sus vasos sagrados, ornamentos
y muebles y cuanto a ella corresponda, como así mi smo el archivo parroquial"32.

Con estas instrucciones salió el reci én llegado cura a recorrer, entre agosto y
septiembre de 1896 las capillas bajo su jurisdicción, esperando realizar las gestiones
confiadas por el Obi spo, conqui stando amargos resultados que notifi ca de la
siguiente fornl a

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ENTRE LA ARQUIDIÓCESIS DE AREQUIPA y EL VICARIATO DE TARAPACÁ

Al llegar a Tarapacá después de mi viaje a Iquique, di cumplimiento


exacto á las advertencias de S.S . Ilma. sobre las cuestiones de las cosas
de la Iglesia. Pero esto no produjo al principio el resultado debido, a
causa del siguiente motivo ; cuyos antecedentes le expongo: Habi endo
renunciado el sacristán muchos días antes (al tercer día de mi llegada),
le dije que quedaba libre, y tomé para guardarlo el cáliz y vinagreras que
el referido sacristán guardaba en su casa, advirtiéndole a S.S . que el
dicho cáliz era el mismo que había usado desde mi llegada. En el mismo
día se fue presente la Sra. RamÍrez a exigim1e la entrega del dicho cáliz y
de las vinagreras. Por evitar un alboroto le entregue a la dicha señora
los objetos pedidos; pero protestando de 10 que yo estimaba una injuria
para el párroco. Pues resultaba de esto que el sacristán podía guardar
esos objetos; pero el cura no i creyéndome ofendido tomé la resolución
de no celebrar con el dicho cáliz, y mientras no pudiera ir á Iquique,
busqué un cáliz prestado en el pueblo más cercano.
Para esto me dirigí a Laonzana, pueblecito distante unas seis
leguas de Tarapacá. Ahí dije misa, y después de ella pedí al encargado
de guardar las cosas del culto que me prestara el cáliz, advirtiéndole que
se lo devolvería en pocos días más. Más el dicho encargado me contesto
que no podía prestarme el cáliz sin acuerdo del pueblo! , y esto a pesar
de que le ofrecía un recibo firmado de mi mano. Creyendo deshonroso
someterme a semejante ridiculez, le dije que guardara su cáliz; pero que
el cura no volvería a decir misa en ese lugar. Dicho esto, me retiré . 33

De la lectura de esta misiva se desglosa claramente que el fruto de las largas


jornadas no fue el agradecimiento "de esta gente, por lo demás extraña y salvaje"
3\ enfrentando el simple rechazo en el ejercicio de su labor y denunciando a su
Superior que

En varios pueblos de la parroquia de Tarapacá, en que hai capillas


públicas, se ha introducido la corruptela de los objetos destinados al
Culto Divino como ornamentos, cálices, vinagres, custodias, incensarios,
etc, que no están bajo la guarda del párroco sino entregados a personas
particulares, quienes alegando ahora que son objetos del pueblo i no
de la Iglesia, se resisten a ponerlos a disposición del párroco, aun cuando
lo hacen declarar que se los prestan a la Iglesia por mientras se celebran
las funciones sagradas, i los exigen después alegando derecho perfecto
a esos objetos. 35

200
Carolina Fig ueroa C.

Para el párroco quedaba fuera de toda duda que estos objetos pertenecían
exclusivamente a la Iglesía, y que por lo tanto debían ser resguardados bajo las
dependencias de la misma, aunque sus feligreses alegaban que habían sido
comprados con dineros recolectados para proveer de útiles al servicio re ligioso
del pueblo, y que por este solo hecho quedaban consagrados a Dios.

Recordemos que esta materia ha sido discutida profusamente por Millones ( 1998)
quien señala, sobre la dimensión de lo sagrado de las imágenes de los santos
patrones y los objetos del culto, que estos son considerados por las poblaciones
andinas, desde la colonia hasta la actualidad como representaciones vivas del
pueblo, en tomo a los cuales se articula un sistema de valores y creencias propias
de cada región , pasando a ser funcionales al resto de la cultura local. Esta
perspectiva es advertida en San Lorenzo y Laonzana al relacionar los objetos del
rito con la identidad del pueblo, que los considera propios por derecho de
adquisición y por mantener características de correlación con sus habitantes que
los convierten en una extensión de la tradición local.

Con respecto a este punto nos resulta interesante rescatar el oficio enviado por el
Arzobispo de Lima al Vicario Apostólico de Tarapacá, relatando el origen de los
conflictos de la propiedad de los objetos del culto en Perú estableciendo que

esta cuestión entre pueblos y curas al menos en el Perú , es antigua y


común ; y reconoce una doble causa 10 la tradición de los muchos abusos
cometidos por los Señores Curas, los que con frecuencia se han
adueliado de las cosas de sus Iglesias, llevándolas a sus traslaciones y
aun vendiéndolas i llegando a sus parientes en caso de muerte; y 2° los
celos de un pueblo con otro, no gustando al uno el que el otro disfrute
de objetos que han sido comprados con su dinero y para distinta
Iglesia.36

Agregaba a este comentario la necesidad de buscar un punto de equilibrio entre la


costumbre y la función del cargo, único medio de lograr la armonía entre los
parroquianos y el cura. Consejo que el representante clerical de Tarapacá no aceptó,
privilegiando el cumplimiento y funcionalidad de las disposiciones eclesiásticas
sobre el juicio otorgado por la práctica, decretando que todas aquellas personas
que detenían los objetos del culto debían entregarlos inmediatamente al cura de
Tarapacá, y que

los que indebidamente continúen reteniéndolos aun con el pretexto de


que son del pueblo, se hacen reos de sacrilegio i que no pueden ser

201
ENTRE LA ARQUIDIÓCESIS DE AREQUIPA y EL VICARIATO DE TARAPACÁ

.
absueltos en el tribunal de la penitencia sino después, i no antes, de la
entrega de esos objetos sagrados. 37

Como castigo a aquellos pueblos rebeldes, exigió al párroco Amador Mujica no


practicar sus funciones vicariales en ninguno de estos parajes sin el previo
reconocimiento explícito de los fieles de mantenerse subordinados a la
administración eclesiástica oficial. Y con respecto a aquellos sacristanes que hacían
de administradores de los bienes de la iglesia sin la ratificación obispal, ordenó
que fueran inmediatamente destituidos , nombrando en su lugar a aquellos vecinos
que cumplieran con características morales apreciadas y consentidas por el
presbítero, es decir, que fueran dignos de confianza y de buenas maneras.

Sobre este punto, vale decir que desde tiempos coloniales cada parroquia o templo
conformó un entorno de servidores inmediatos, dedicados al cuidado del edificio,
apoyo doméstico al sacerdote y auxiliares en las ceremonias, entendidos como
sacristanes, campaneros , porteros y mayo rdomos. Estos se constituían en
mediadores culturales entre la iglesia católica y la población de origen indígena, y
eran elegidos por anuencia del pueblo con o sin participación del sacerdote (Millones
19978 ; 1998, 2002). Al romper este ciclo de representación popular, el sacerdote
también interrumpía los nexos de poder y prestigio que regían al interior de la
población , explicándose de esta forma el rechazo de las principales autoridades
locales, como Cristina Vicentelo, Manuela Ramírez o Eugenio Castilla, en contra de
Mujica.

Esta relegación a segundo término de las tradiciones asociadas al culto tradicional


tarapaqueño, representadas en el cuidado de los objetos de la iglesia, unida a la
elección impuesta de sus autoridades y la celebración de sus fiestas, no hace más
que estab lecer el antagonismo entre aquellos que ven como se trastoca su cotidiano
por aquel extraño que trajo, junto a la palabra de Dios, una nueva forma de practicar
el rito.

Así lo expresan los habitantes de Laonzana quienes, como forma de protesta a esta
imposición, prohibieron al párroco la administración de la extremaunción a una
moribunda, negándole las vestiduras sagradas del caso, suceso registrado de la
siguiente forma por el clérigo

pasé a ver a la enferma, la reconcilié y le dije á la cuidadora que llamase


al que guardaba los ornamentos para que me trajese una sobrepelliz y
una estola. Al poco rato contestó que no podía venir porque estaba
regando. Entonces le dije que ella misma sacase lo que pedía de la caja

202
Carolina Figueroa C.

-
en que estaban y que estaba á la vista sin llave. Habiéndose negado a
sacar lo pedido y viendo el grave estado de la enferma, fui yo mismo a
sacar la sobrepelliz, y la estola sin imaginarse el alboroto que se formó.
Esto no es para contarlo, sino solo para haberlo visto. Bástele decir que
se me impidió por la fuerza el administrar la Extremaunción de modo que
la enferma habrá muerto ya sin ese sacramento. 38

Este acto fue calificado como un "atentado sacrílego que evidencia el carácter de
rebelión contra la autoridad eclesiástica"J9, y que provocó una reacción inmediata
desde el Obispado, quien priva al pueblo de la acción de las funciones sagradas y
públicas del cura, mientras no se le dé una satisfacción por la ofensa recibida.

Sin solucionar este conflicto, ya la espera de una muestra formal de desagravio, el


presbítero se retiró de la capilla hacia el pueblo de Mocha, donde tras anunciar la
ejecución de las órdenes del Vicariato pregonadas en septiembre, se enfrentó con
una situación similar a la de Laonzana.

Durante su última visita, había ordenado como nuevo sacrístán a Víctor Vilca,
quien disfrutaba en noviembre con su autorización para aprovechar el producto de
los frutos cultivados en el terreno de la Iglesia llamada "Sacristanía" como
recompensa a sus servicios. En ausencia del sacerdote algunos vecinos ,
desconociendo los derechos de la Iglesia y "pisoteando su autoridad", se habían
reunido para destituir y expulsar al dicho sacristán de la propiedad cedida
temporalmente. Con este acto habían incurrido en un escarnio digno de la
excomunión, medida con la que los amenazaba el Obispo si no se arrepentían de
sus actos y reconocían la autoridad eclesiástica inmediatamente.

La explicación que la autoridad clerical entregaba a su superior de los actos de


estos "reos de rebelión" derivaba del "carácter ignorante de esos desgraciados
vecinos de Mocha" que se creían investidos del poder de la Iglesia atreviéndose
a destituir al sacristán. Llega a tanto su perplejidad, frente a los continuos actos de
indisciplina que menciona Amador Mujica, que no ve otra salida que pedir auxilio
al Intendente de la Provincia

contra el audaz sacrilegio atentado de esos vecinos de la Mocha, para


que haga respetar nuestra autoridad y se cumpla lo ordenado por el
Vicario Apostólico, reestableciendo las cosas al estado en que estaban,
y que, si era necesario, se emplee para ello el uso de la fuerza pública. 40

203
ENTRE LAARQU!DIÓCESIS DEAREQUIPA y EL VICARIATO DE TARAPACÁ

La notificación es conducida al Subdelegado de Tarapacá, quien vio con desagrado


los continuos desórdenes que surgieron tras la intervención del cura, y que solo
se limitó a archivar la queja entre los papeles de su escritorio sin dar curso a la
demanda . Esta si tuación provino básicamente de la falta de guardias que
conservaba la Subdelegación para vigilar los asuntos de la administración en la
zona, y que será un punto de discordia importante entre el fondo y la forma del
ejercicio de soberania que mantiene el Estado chileno en este espacio.

Lo acontecido en Mocha no fue el último conflicto que enfrentó Mujica, y durante


los primeros meses del año de 1897, la visita al poblado de Guaviña se tomó por
demás peligrosa. La población hizo manifiesta las continuas quejas contra el
párroco por medio de la elaboración de dos actas, firmadas por todos los habitantes
del lugar y enviadas al periódico "El Perú" que las publicó en su número 5 1 editado
en Iquique. En esta relación, los Guaviñanos denuncian al cura y al Vicariato de
lquique de pretender apropiarse de los objetos del culto y de las tierras comunales,
que les pertenecían por tradición.

Esta declaración rebasó los límites de la tolerancia del Obispo en Iquique, quien
decide enviar con fecha 5 de mayo de 1897 una carta abierta a estos rebeldes
declarando que :

Vista pues la rebelión de los firmantes de las dos actas de mi referencia,


la segunda de las cuales tiene fecha diecisiete de Febrero, y considerando
1° que esos firmantes se han declarado en completa rebelión contra la
autoridad eclesiástica, 2° que se dicen dueños absolutos de los objetos
sagrados y de las fincas de la Iglesia de Guaviña; y 3° que han acordado
vender las fincas de esa iglesia; en uso de nuestra jurisdicción eclesiástica
declaramos que todos esos firmantes han incurrido en las excomuniones
y demás censuras de la Iglesia ; y además por nuestra parte los
excomulgamos en uso de nuestro derecho . 41

Junto a esto prohíbe, como en ocasiones anteriores, al clérigo visitar el pueblo


hasta que se reciba la satisfacción correspondiente. Si se observa el Mapa 1
podemos dar cuenta que, durante los dos primeros años de función clerical en la
parroquia Tarapacá, Mujica tiene prohibido circular libremente por tres de las capillas
del curso superior de la quebrada de Tarapacá, impidiendo -junto a la población de
los citados caseríos- a los habitantes de pagos y pueblos cercanos que no poseen
capilla, disfrutar del alimento espiritual que sostiene su labor. Las quejas dirigidas
a los de Guaviña, Mocha y Laonzana por los de Onsana, Pachica, Coscaya y
Puchurca terminan por socavar la resistencia de los "cismáticos", quienes en

204
Carolina Figueroo C.

-
diciembre de 1897 deciden ceder sus pretendidos derechos y asumir la máxima
establecida por el vicario de que

no son los feligreses los [que] deben dirigir al pastor, es este el que
tiene el poder divino para apacentar a las ovejas de la grei de N.S.
Jes ucristo .42

A MODO DE CONCLUSIÓN

Luego de finalizar el conflicto con los cismáticos en 1897, es decir casi dos años
después de su nombramiento, Amador Mujica procedió a ejercer regularmente su
labor eclesiástica en la zona, dando inicio a la instauración de las misiones, que
hasta ese momento no habían podido ser ofrecidas por el peligro que implicaron
las continuas rebeliones, promoviendo de igual manera los cultos propuestos por
León XIII , específicamente el de Santa Filomena y el Sagrado Corazón de Jesús.

Es en este período donde se percibe el primer cambio en la relación vicarial entre el


párroco y la población circunscrita bajo su jurisdicción, negociando su acción a
través de la aceptación de algunas tradiciones y la imposición de otras, dando
cabida a la formulación de la vieja estrategia colonial de aceptar de fOI1l1a tácita los
espacios sagrados de expresión de la religiosidad popular.

El sacerdote transitó por la parroquia tratando de captar la simpatía de la población


que antes se había levantado contra su obra, cediendo en rogativas del todo
cuestionables por las prescripciones clericales, como la "conjura de ratas" solicitada
por los vec inos de GuavÍlia en abril de 189943 o la celebración de algunas fiestas
religiosas a la usanza de esta gente, como es el caso de las celebraciones de
Guasquiña, Mocha y Guaviña donde consintió la práctica de festejar a San Andrés
Apóstol , San Antonio de Padua y San Juan Bautista, entre fiestas y mi sas cantadas
"como en estos pueblos es costumbre tolerada .. .presidir el santísimo con una
compañía, compuesta so lo de hombres, que con sus bailes y música especial
acompaña triunfalmente ... Así entra el santísimo al templo en medio de los bailes, la
música y los coetes que atronaban el espacio"44. Con la aceptación de estas
costumbres, reprobadas en un primer momento , el párroco se fue granjeando la
gratitud y afecto de la población que habitaba la quebrada de Tarapacá. O

205
EN TRE LA ARQU IDIÓCES IS DE AREQUIPA y EL VICARIATO DE TARA PA CÁ

Notas

E,He trabajo forllla parte del proyecto de investiga ción FONDECYT N° I07l014 , )' del
proyecto de il/ vestigaciól/ intern a. de la Universidad Sanlo Tomás. INV 04-06. Código Tas
NOOOOI036 7.

2 Nos referimos a la antig ua Pro vin cia de Tarapacá considerando los líllli/es geográflcos -
administrativos establecidos ell 1884. AHNIT. Vo/. 48. Lími/es del territorio de la Provillcia
de Ta rapacá. fol. 261 /:, Tarapacá, 02/ 12/ 1884.

3 Fecho que coincide COII la creación del Equipo de Pas/oral Andina (EPA) ell el Obispado
de Iquique. Orgall izaciól/ definida como una iniciativa pastoral iniciada en con¡unlO con
las comunidades rurales andinas ubicadas en Tampacá. y que tiene CO Ill O obje/ivo principal
a/ender las flesras patronales de las poblaciones de lo ~ol/ a. )' la promocián del eSllldia de
la relig iosidad)' cosmovisiól/ andina. (Va n Kessel 199 7).

4 Primero por las disposicion es políticas clericales emanadas desde la Diócesis de Sal/lÍago,
ya par/ir 1929 como par/e de las instrucciol/ es dirigidas desde el Obispado de Iq uique.

5 Los Vicarios Apostólicos residenres en Iquique duran/e los primeros G/los de orgal/izaciól/.
mle decir desde 1882 hasra 1896 SOI/ Camilo Ol'llizar Mal//( (/ 882- 1887) : Plácido Labarca
Oli\'{/res 0887-1 890): Pedro Maria Vil'anco. In terino (/ 890-1 892) y Daniel Fuenzalida
Sa n/elices (/892- 1895). (Diócesis de Iquique 2004: / 7- 18)

{¡ Sacerdote sa les iano recono cido el 6 de abril de 1882 como párroco y vica rio de las
parroquias del Ii/ ora l perua no de Tarap acá ocupadas por el ejérci/o chileno. Boletin
Ecles iástico . Tomo VlIf. p. 534.

7 AO/. Delegación Apostólica. Di spos ición sob re las parroq uias anómalas de Tarapacá, Camiña
y Sibaya. fo ls. 721'-73/; Lima, 2 1/ 10/ 1893.

8 A 0 1. Lihro Va rios. No mbra miento de nu evos párroco s en la prov inci a de Tarapacá. fo ls.
121'- 131'. Sa n/iago, 31/ 12/ 1893.

9 In forme enviado por e l Delegado Apostó li co en Lima, Monseñor Gi useppe Macchi a la


Santa Sede. En la carra se anexa el informe enviado por Daniel Fuenzalida sobre los curas
peruanos. Documel1lo cirado por J. l. González (1896: 63-66) .

10 AOI. Libro Va rios. No mbram iento de Franci sco Jiménez como cura de Tarapacá, fo/. 206/;
Santiago, 10/03 / 1895.

II Sob re los aspec tos adminis trat i vos de la creac ión de templos y cap illas bajo la
administración de G J. Cartel' ver la obra. Diócesis de Iquique. 75 años de Fundación 1929-
2004. Obispado de Iqu iq/l e, 2004.

12 POI' referencias obtenidas tras el aná lisis de los expedien/es sacerdotales de los curas de
Tampacá preservados en el Obispado de ¡quique, podemos cone/uir que 111 mayoría de los
párrocos pro l'enían de la zona cel1lral. )' en el caso de Amador Mujica sabemos que había
eSllldiado en el Seminario de Samiago. siendo su fa milia residel1le de los campos ad)'acen/es
a dicha urbe. A 0 1. Expedientes Sacerdotales, 1895 -1 930.

206
Carolina Figueroa C.

J 3 AOJ, Correspondencia a G J. Carter, Medidas para la amlonia de la población. fol. 8,: Arica.
Marzo 1896.

14 Al/tes de Can e/: Camilo Ortúzar il/stituido como párroco Ji vica rio de las Pro vincia., del
UlOral (desde el 6 de Abril de 1882 hasta J886). hizo /lna división administrativa eclesiás/ica
de la zOl/a. Sobre este tema Si/lla. Benjamín : "La división ec lesiástica de Tarapacá: Guil lemlO
Juan Ca rter y los limites parroquiales (1896)"; Manuscrito, 2006.

J 5 AOJ. Expediente de Demarcación de las Parroquias del Vicariato Apostólico de Tarapacá.


fol. 1, Iquiqu e, 17/ 03/ 1896.

J 6 Recordemos que ulla de las tareas básicas que se trazo el Es/ado chileno en la Provincia
de Tarapacá en tre 18 79-1900 dice rela ción co n el desarrol/o de 1I11 n polilica de
modemización bajo el alero de un ánimo misional y civilizador (Castro 2005) .

1 7 AOI. Expediente de Demarcación de las Parroq uias del Vicariato Apostólico de Tara pacá.
fol. 111: Jquiqu e, 17/03/ 18 96.

18 Los pueblos comprendidos en eSla parroquia son Tarapacá. Huara cÍlia. Pachica. Laonzana.
Mo cha. GlIavÍlla . Guasqu illa. Aroma J' Cm·caya. En lalllO que los pagos correspol/den a
Puchurca, El Molino de Hidalgo. Majes, Cati/la. Challar. Alto de la LUl/a. Purosa. Yuga.
Paul/jache. Jn gayap u. Ven tilla . Sal/cobua. VIG ina cba , Pasaqll;,¡a, Caigua, Espirga,
Qu il/agua=a, Amalo. Cala -Cala. San Lorenzo, Macay a. Munaipala. Molino de Vemal, El
sellar de la Pella. Ariquilda e Iluga. Diario Oficial de la Repúbl ica de Chi le. N° 5496. Alio
Xx. LUl/es 1" de Septiel1lbre 1896. p. I 776

19 Los pohlados correspol/dientes a eSIa Parroquia sal/ Sibaya. Limacsil¡a. Sipiza. USlllagallla,
Chislllisa. SOfOca. JaÍ!ia. Ciapa. ClllIslllisa. Cullanes i Lirima. En lal1/0 los pagos eS lál/
conformados por Vmapalca. QlIisa. Cambalache. Tahua csa. Pig llagus. Yuga. CUll1im a.
Chap e ililll a. Liloro , Ica /(J . Tigna cha. Chapicsa. Acha cagua . Taipigual/i . Pahuan/(J .
Aucuaque. Sillajnaya . Jas laga. Hui/lipa mpa. Tarasilca, Sirca. Mollineque , Hua csasil/a.
}acima . Templanza. Quinza c!wle. Ca ncosa. Jiquima. MallluTa. Callaju a/la. Colchan es.
Turuna , Sacsagane, Pai/lca i Chis/ligua. Diario Oficia l de la República de Chile. N° 5496.
A 1)0 Xx. LUI/es 1u de Septiembre 18Y6. p. 1776.

20 Los cel//ros poblaciol/ales sal/ MamÍ!ia. Macaya. Parca. Gualchagua. Quipisca. Yabricoya
)' Tambillo: con siele I/ ex os mel/ ores como Yamijl1a. Iquil/ca. Sagasca. Noasa. Tasma y
Sacaya. Diario Oficial de la República de Ch ile, N" 5496. AI10 XX, Lunes 1° de Septiembre
1896. pp . 1776-177 7.

2 1 Al/tes de asentarse en Tarapa cá Silva Lazae/a había servido como Vicario Aposlólico de
AI/tofagasta en/re 1886- 1895. cual/do se retira por motivos de salud. Cabe deslacar que su
labor en la zona respondió en gran medida a la fom entada por Caner. el/lendida como la
reorganización de la Iglesia el/ A l1/ofagasla. la creaciól/ de I/uevas parroquias y el fo mento
de I/u evas advoca ciol/ es. En 1928 se co nvertirá en el prim er Obispo de A I/to/agasTa
(Gonzá lez. JA. 2002)

22 Prim er pOlllíjice Ira s la s upresión del ESTado POIII({icio (1878-1903). prom ovlO ul/a
cautelosa e in/eligel/te adaplaciól/ del catolicism o a la sociedad modem a.

23 Sacerdote profeso de la Ordel/ de Predicadores que I/ega desde el Obispado de la Serel/a


el/ 1893 a la Provin cia de Tarapa cá. Es nombrado como cu ra de Tarapa cá el 3 J de

207
ENTRE LA ARQUIDIÓCESIS DE AREQUIPA y EL VlCARIATO DE TARAPACÁ

Diciembre de / 893 jUl1lo a JuslO Urnllia para Negreiros: Al/lOl/io Reyes coma vicaria de
La No ria y Bel/jamil/ Flores des til/ado com a párroco d e Ca miiia. AO /, Libro Varios.
Nom bramiento de nu evos párrocos en la Pro vincia de Tarapacá. fa/s . / 21'-/ 31', Sal/tiago.
3 / / / 2/ / 893.

24 A O/. Libro Va rios. Informe so bre situac ión de iglesia de Matilla. fa/s 51'-81; Pica. 2 / /09/
/893.

25 AO/. Libro Va rias. Infomle sobre situación de iglesia de Matilla fal. h . Pica. 2 / /09/ /893 .

26 AO/. Parroq uia de Sibaya (/883-/ 899), Carpeta Chiapa (/895-/ 899), Información de
Benj am ín Flores, fo l. / r. Chiapa. 2// 08//895

27 AO/, Parroquia de Sibaya ( / 883- /899) , Carpeta Chiapa ( 1895 -1 899) , Ca na de Eduardo
Mill as sobre la moral de la parroquia. fa/. 8/: Chiapa. / 7/08/ / 897

28 A O/, Parroquia de Ca milla (/ 895- / 898), Misiva de Benjamín Flores. fa/. 21; Call/iHa , 09/
02/ / 896.

29 AO/, Libro Varios, Arancel de derechos parroquiales de Tarapacá, fa /s, 93r-961: Sa ntiago,
06/ 05/ 1882 .

30 AHNI7: Vol. 9, Descripción de la situación religiosa de Tarapaca y sus misiones, fa/s, 651'-
66 ,: /quique, 11/ 03/ / 884.

3/ Aa/. Lihro Varios . In ve nt ario de cómo dejó la parroquia de Tarapacá, fa/s. 2/3 1'-2/4/:
Iquiqu e, / 2/ 04/ 1896.

32 A O/, Correspondencia el/viada por G.J.Carter a/ cura de Tarapacá (/895-/899), Carpeta


/ (/895- / 897). Re ít e rac ión del mandato d e nombramienlD a Amador Mujica. fol. 26r.
/quiqu e. 9/ 06/ / 896.

33 AOI, Parroquia de Sal/ Lorel/zo de Tarapa cá (/894-/899). Estado de la parroquia de San


Loren zo y d isputa por los objetos de l cu lto. fa/s . 71'-81: Tarapacá, /3 /08/ /896.

34 AO/, Correspol/del/cia el/ viada por GJ.Carter a/ cura de Tarapacá (/895-/899), Carpeta
/ (/895-/89 7), Problemas con la práctica del culto en Tarapacá, fa/. 29,; /qu ique, /4/08/
18 96.

35 AO/. Correspol/dencia el/ viada por GJ.Carter a/ cura de Tarapa cá (/895-/899), CarpelO
/ (/895-/89 7). Problem as con la práctica del cu lto en Tarapacá. fol. 29/: /quiqu e, /4/08/
/ 896.

36 A O/, Libro Va rios, Oficio del Arzobispo de Lima. fa /s. 3961'-397/: Lima, /5/ /2/ /896.

37 A 01, Co rrespondel/ cia el/viada por GJ.Carter a/ cura de Tarapa cá (/ 895-/899), Carpeta
/ (/895- 1897), Probl emas con la práctica del euho en Tarapaeá, fa /. 301: /quique. /4 /08/
/896.

38 AO/, Parroquia de Sal/ Lorel/za de Tarapacá (/894-/899), Estado de la parroquia de San


Loren zo y disputa por los objetos del culto. fa /s. 41'-51: Tarapacá, /3/08/ / 896.

208
Carolin.a Figueroa C.

39 AO/. Correspondencia enviaac, por CJ.Carler a/ cura de Tarapacá (/895-/899), COIpew /


(/895-1897), Problemas con la práctica del culto en Tarapacá, fo/. 301: /quique, 14/08/ /896.

40 AO/, Correspondencia enviada por CJ.Carler a/ cura de Tarapacá (/895-/899), Carpe/a


/ (1895-/897), Decreto contra los vecinos despueblo de Mocha por destitución del sacristán
Victor Vilca, fa/s. 381'-39/: 1quique. 26 / 11 / /896.

4/ AO/. Correspondencia enviada por GJ.Carler a/ cura de Tarapa cá (/895-/899), Carpeta


/. (2) (/895-/897). Rebelión contra los derechos de la Iglesia de los vecinos de Guaviña.
fols. /81'-/91', /quique, 05/05/ 1897.

42 A O/. Correspondencia enviada por CJ. Ca rter a/ Cl/ra de Tarapacá (/895-/899). Carpeta
/. (2) (/895-/89 7). Autorización para aplicar acta de sumisión a los vecinos cismáticos de
Guaviña. fa/s. 501'-5//: /quiqu e. /8/ /2 / /897.

43 AO/, Correspondencia enviada por GJ. Carter a/ cura de Tarapacá (/895-/899), Carpeta
3 (1898-/899). Petición de conjuro contra las ratas del pueblo de Guaviña, fa/. 42/: /quique,
/2/ 04/ /899.

44 AO/, Correspondencia enviada por Amador Mujica a CJ.Carter (1899-/904). Carpeta /,


Resultado de la visita a los pueblos de Mocha, Guasquiña y Guaviña, fol. /91: Tarapacá, /8/
0 7/ /899.

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