Curso de San Pablo y Cartas en General ( para Imprimir )
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La figura de Pablo suscita un interés bipolar, por una parte encontramos gran entusiasmo
(paulinismo), pero por otra parte descubrimos una oposición radical (anti-paulinismo).
Paulinismo: movimiento suscitado por pablo. Se trata de una resonancia del mensaje paulino. Él
era visto como un don de dios a su iglesia.
Hablaba también y discutía con los helenistas; pero éstos intentaban matarle. Los
hermanos, al saberlo, le llevaron a Cesarea y le hicieron marchar a Tarso.
b) Interés histórico
Pablo ha tenido un contacto muy cercano con los acontecimientos del NT, tanto en lo que
respecta a la tradición y tradiciones, como lo que se refiere a la redacción (las primeras cartas de
san pablo son anteriores a los Evangelios). 1Tesalonisencess ES EL DOCUMENTO MÁS
ANTIGUO DEL NT (más o menos en torno al 51, datado gracias a la confirmación de una
inscripción latina).
ESQUEMATIZANDO:
40 d.C. se desarrolla la tradición a la que hace referencia san Pablo (1Cor 11,23)
70 – 100 d.C. las cartas deutero paulinas, las epístolas atribuidas a Pedro, Santiago y Judas.
Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por
nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día,
según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a
más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros
murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles.
"Si nosotros mismos o un ángel venido del Cielo les anunciara un Evangelio distinto del
que les hemos anunciado, ¡qué sea expulsado!” (Gal 1,6-8; 2,5.14).
c) Pablo personaliza
Pablo habla y vive lo que anuncia. Él está implicado plenamente en lo que sucede y en lo que
habla. Él no es un intelectual de escritorio, aunque es el único (además de Lc y el autor de Hb)
que posee una preparación intelectual más notable. Pero este mensaje necesitaba ser traducido en
un estilo de vida y está destinado a producir una "criatura nueva" (2 Cor 5,17); por eso Pablo se
hace educador y pastor. Se convierte en modelo para los cristianos.
d) Pablo comparte
Pablo experimenta una necesidad de compartir lo que ha visto y oído. Da la impresión que no
puede creer solo. Siente una necesidad el creer “junto a los demás”
- Nacido en Tarso, la Atenas de Asia menor. Probablemente su lengua era el griego. Estudia en
tarso y luego en Jerusalén. Era un rabino, un escriba habituado a pensar, escribir, a investigar la
biblia de los LXX.
-Por el antiguo testamento
-La historia de la Iglesia ha sido marcada indirectamente de la obra de san pablo: la conversión
de san Agustín, la interpretación de Lutero y de la contrarreforma.
Pablo es un don del evangelio y de la vida en la cultura concreta. Cuando sale de la comunidad
de Antioquía lleva el evangelio a “los confines de la tierra”. Esto es particularmente interesante
para nosotros porque él tiene una capacidad única para entender el evangelio: lo siente, lo gusta y
lo vive. Al mismo tiempo tiene una gran capacidad para sentir y vivir los problemas humanos,
Pablo es un perfecto inculturador. La cultura de tarso es totalmente diversa de las zonas centrales
de Asia menor o de tesalónica, corinto o Atenas. No obstante, él sabe entrar a esas culturas.
De los 27 escritos neo testamentarios, 13 llevan el nombre de Pablo. Las cartas de Pablo
constituyen la fuente principal para conocerlo. Las cartas son como un espejo tras el cual
podemos entrever su fe, su pasión apostólica, su indignación, sus afectos, su doctrina, etc.
Tradicionalmente Hebreos se consideraba una carta, pero No se encuentran rasgos de ese género
literario (posible sermón)
-la cristología de hebreos tiene como idea capital la noción de Jesucristo sumo y eterno sacerdote
que se “ofreció una vez para siempre”. Esto no está presente en Pablo. En conclusión: por estas y
otras razones prescindimos de Hebreos al investigar la vida y pensamiento de san Pablo.
A partir del capítulo 9, san Pablo, es uno de los protagonistas del libro.
c) Cartas católicas
2Pe 3,13-16
Por eso, amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados
por él sin mancha e irreprochables, en paz. 15 Y tened entendido que la paciencia de
nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la
sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito 16 en casi todas sus epístolas, hablando en
ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los
indoctos e inconstantes tuercen (como también las otras Escrituras) para su propia
perdición.
Por razón de celos y contiendas Pablo, con su ejemplo, señaló el premio de la resistencia
paciente. Después de haber estado siete veces en grillos, de haber sido desterrado,
apedreado, predicado en el Oriente y el Occidente, ganó el noble renombre que fue el
premio de su fe, habiendo enseñado justicia a todo el mundo y alcanzado los extremos
más distantes del Occidente; y cuando hubo dado su testimonio delante de los
gobernantes, partió del mundo y fue al lugar santo, habiendo dado un ejemplo notorio de
resistencia paciente
... en éstos, sin embargo, él estaba presente, y así los anotó. El tercer libro del evangelio:
según Lucas. Después de la ascensión de Cristo, Lucas el médico, el cual Pablo había
llevado consigo como experto jurídico, escribió en su propio nombre concordando con la
opinión de [Pablo]. Sin embargo, él mismo nunca vio al Señor en la carne y, por lo tanto,
según pudo seguir..., empezó a contarlo desde el nacimiento de Juan. El cuarto evangelio
es de Juan, uno de los discípulos. Los Hechos de todos los apóstoles han sido escritos en
un libro. Dirigiéndose al excelentísimo Teófilo, Lucas incluye una por una las cosas que
fueron hechas delante de sus propios ojos, lo que él muestra claramente al omitir la
pasión de Pedro, y también la salida de Pablo al partir de la Ciudad para España.
En cuanto a las cartas de Pablo, ellas mismas muestran a los que deseen entender desde
qué lugar y con cuál fin fueron escritas. En primer lugar [escribió] a los Corintios
prohibiendo divisiones y herejías; luego a los Gálatas [prohibiendo] la circuncisión; a
los Romanos escribió extensamente acerca del orden de las escrituras y también
insistiendo que Cristo fuese el tema central de éstas. Nos es necesario dar un informe
bien argumentado de todos éstos ya que el bendito apóstol Pablo mismo, siguiendo el
orden de su predecesor Juan, pero sin nombrarle, escribe a siete iglesias en el siguiente
orden: primero a los Corintios, segundo a los Efesios, en tercer lugar a los Filipenses, en
cuarto lugar a los Colosenses, en quinto lugar a los Gálatas, en sexto lugar a los
Tesalonicenses, y en séptimo lugar a los Romanos. Sin embargo, aunque [el mensaje] se
repita a los Corintios y los Tesalonicenses para su reprobación, se reconoce a una
iglesia como difundida a través del mundo entero. Porque también Juan, aunque escribe
a siete iglesias en el Apocalipsis, sin embargo escribe a todas. Además, [Pablo escribe]
una [carta] a Filemón, una a Tito, dos a Timoteo, en amor y afecto; pero han sido
santificadas para el honor de la iglesia católica en la regulación de la disciplina
eclesiástica. Se dice que existe otra carta en nombre de Pablo a los Laodicenses, y otra a
los Alejandrinos, [ambos] falsificadas según la herejía de Marción, y muchas otras cosas
que no pueden ser recibidas en la iglesia católica, ya que no es apropiado que el veneno
se mezcle con la miel.
e) Los apócrifos
Carta a la iglesia de Laodicea, epístolas de san pablo a Séneca, los Hechos de Pedro y Pablo, etc.
(nos ayuda a conocer la forma en que murió san Pablo)
No contienen referencias a Pablo, pero son útiles para conocer el ambiente de Pablo y sus cartas.
(Por ejemplo la obra “la guerras de los judíos” de Flavio Josefo).
Dos factores favorecieron la labor de san pablo. El primero fue la cultura griega (helenista), que
después de Alejandro magno se había convertido en patrimonio común, al menos en la región del
mediterráneo oriental y en oriente próximo, aunque integrando en sí muchos elementos de las
culturas de pueblos tradicionalmente considerados bárbaros.
El segundo factor fue la estructura político-administrativa del imperio romano, que garantizaba
paz y estabilidad desde Bretaña hasta el sur de Egipto, unificando un territorio de dimensiones
nunca vistas con anterioridad. En este espacio era posible moverse con suficiente libertad y
seguridad, disfrutando entre otras cosas de un excelente sistema de carreteras, y encontrando en
cada punto de llegada características culturales básicas que, sin ir en detrimento de los valores
locales, representaban un tejido común de unificación súper partes, hasta el punto de que el
filósofo judío Filón de Alejandría, contemporáneo de san Pablo, alaba al emperador Augusto
porque "ha unido en armonía a todos los pueblos salvajes... convirtiéndose en guardián de la paz"
(Legatio ad Caium, 146-147).
Sin sus carreteras, los romanos nunca hubieran podido gobernar un territorio tan vasto como el
Imperio Romano. Los caminos fueron construidos por el ejército y obedecían a tres propósitos:
mover las tropas por todo el Imperio; permitir el comercio; y hacer posible una recaudación de
impuestos eficiente en las provincias. Eran construidas en secciones rectas y planas, evitando
obstáculos como colinas y pantanos.
Su construcción variaba para adaptarse a las condiciones locales, pero en su mayoría se
componían de cimientos de piedras grandes (statumen), cubiertas con piedras pequeñas (rudus),
luego le agregaban grava (nucleus) para el drenaje, cubierto a veces con un empedrado
(pavimentum). Todo esto formaba un terraplén elevado con desagües de los dos lados, lo
suficientemente ancho como para que pasen dos carruajes, y tan fuerte como para que muchas
carreteras hayan sobrevivido hasta nuestros días.
CAYO OCTAVIO (Infancia), CAYO JULIO CESAR Octaviano (tras la adopción testamentaria
de Julio Cesar), CESAR AUGUSTO (Senado) (63 a.C – 14 d.C)
CLAUDIO (41-54) Expulsa a los judíos de Roma el año 49: “porque se agitaban por instigación
de Crestos” (“Iudaeos impulsore Chresto assidue tumultuantes Roma expulit”. Suetonio , Vita
Claudii ,25).
Cronología absoluta:
A finales del s. XIX se halló en Delfos una inscripción en que aparece el nombre de Galión. La
inscripción fue hecha mientras Galión ejercía el cargo de procónsul. En ella se nos dan los datos
para poder fechar con exactitud la fecha del ejercicio de su cargo. Éste es el texto de la
inscripción:
El texto de los Hechos nos habla de que Pablo en su primera visita a Corinto fue llevado delante
del procónsul de la provincia romana de Acaya, Lucio Junio Galión, hermano de Séneca (Hch
18,12-17). Este dato nos resulta precioso a la hora de fechar la visita de Pablo.
Siendo Galión gobernador de Acaya, los judíos acordaron unánimemente hacer una
manifestación contra Pablo; lo llevaron ante el tribunal y lo acusaron «Este hombre
incita a la gente a que adoren a Dios de una manera que prohíbe nuestra Ley.». Pablo
iba a contestar, cuando Galión dijo a los judíos: «Judíos, si se tratara de una injusticia o
de algún crimen, sería correcto que yo los escuchara. Pero como se trata de discusiones
sobre mensajes, poderes superiores y sobre su Ley, arréglense entre ustedes mismos. Yo
no quiero ser juez de tales asuntos.» Y los echó del tribunal. Entonces toda la chusma
agarró a Sóstenes, que era un dirigente de la sinagoga, y empezaron a golpearlo delante
del tribunal, pero Galión no se preocupó por tanto. Pablo se quedó en Corinto todavía
por bastante tiempo. Después se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria,
acompañado por Priscila y Aquila. Había hecho un voto, y solamente en el puerto de
Cencreas se cortó el pelo.
Por otra parte sabemos que los procónsules de las provincias senatoriales ejercían su cargo
durante un año, y entraban en funciones en primavera. Por tanto en la primavera del 52, cuando
se hizo la inscripción, Galión estaba empezando o terminando su mandato.
•La inscripción deja suponer que Galión ya llevaba tiempo de procónsul, porque supone un
informe que Tiberio había recibido previamente. Esto nos lleva a pensar que en la primavera del
52 Galión estaba terminando su mandato y no empezándolo. Por otra parte sabemos por Séneca
que su hermano Galión se enfermó y regresó a Roma antes de terminar su mandato, con lo cual
hay que suponer que el encuentro de Galión con Pablo debió tener lugar algunos meses antes de
la primavera del 52. Todo esto nos lleva a concluir que Pablo fue llevado ante Galión después de
la primavera del 51, y antes de enero o febrero del 52. Fitzmyer (experto en Sagrada Escritura)
intenta precisar aún más, y dice que es a la llegada del nuevo procónsul cuando le se solían
presentar los casos para resolver.
Conclusión: partiendo de este punto fijo (llegada de pablo a corinto a finales del 49 o 50 d.C),
que se ha conseguido gracias a la inscripción de Galión, se puede ahora con ayuda de la
cronología relativa fijar las fechas hacia adelante y hacia atrás.
b) La fuga de Damasco
Otro elemento que ayuda a establecer una sincronía entre Pablo y los acontecimientos de la
historia profana se encuentra en la segunda carta a los corintios. Se trata de la noticia encontrada
en 2 Cor 11,30-32. Esta carta pudo haber sido escrita a mediados de los años cincuenta.
En Damasco, el gobernador bajo el rey Aretas, vigilaba la ciudad de los damascenos con
el fin de prenderme, 33 pero me bajaron en un cesto por una ventana en la muralla, y así
escapé de sus manos.
esta noticia también se encuentra en Hch 9,24b-25. se trata de un complot de los judíos para
matar a Pablo.
Y aun vigilaban las puertas día y noche con el intento de matarlo; 25 pero sus discípulos
lo tomaron de noche y lo sacaron por una abertura en la muralla, bajándolo en una
canasta.
La narración de hch es menos precisa que 2 Cor. la mención del rey Aretas contribuye a datar
este episodio. La mención de Aretas, que tiene un gobernador en Damasco, nos permite datar el
episodio de la fuga de pablo antes del año 39 d.c. porque ese año murió el rey nabateo, Aretas
IV. Conclusión: la fuga de san pablo debió ser anterior al año 39 d.C., muerte de Aretas IV.
Cronología relativa
15. Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su
gracia, tuvo a bien 16. revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles,
al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, 17. sin subir a Jerusalén donde
los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco.
El acontecimiento de Damasco habrá que colocarlo antes de la muerte de Aretas, que controlaba
Damasco. Si después de tres años de haber estado en Arabia y Damasco tiene su primer
encuentro con Pedro en Jerusalén, se puede datar el encuentro de Damasco hacia el año 34/37
Entonces, tres años después, subí a Jerusalén para conocer a Pedro, y estuve con él
quince días.
El primer encuentro con Pedro en Jerusalén, se podría colocar entre los años 37/39
Nacimiento: 5 -10
Crucifixión de Jesús: 30
Lapidación de Esteban: 32
Encuentro de Damasco: 34
Tercer viaje: Dos años y medio Éfeso, Corintios, Filipos y Filemón 52-54
Macedonia concluye correspondencia con Corintios y Filipenses; carta a los Galatas, Romanos
54-55
Jerusalén: 55-56
Martirio: 64-67?
Nombre: El primer nombre es Shaúl o Saulo (Hch 7,58), que significa "implorado", "deseado".
En aquel tiempo era costumbre poner un segundo nombre además del judío, un nombre
latinizado o helenizado; el segundo nombre fue Paulo (Hch 13,9) y es el que prefiere y el que usa
en todas las cartas (Pablo significa pequeño/exiguo). Otros ejemplos de doble nombre son: Juan
Marcos (Hch 12,12), José Barsabas Justo (Hch 1,23), Simeón el Negro (Hch 13,1), Tabita
Dorcas (Hch 9,36).
Fecha de nacimiento: Nos es desconocida la fecha del nacimiento de Pablo, pero seguramente ha
de situarse en la primera década después de Cristo. Como se afirma que era un joven (neanias)
cuando Esteban fue lapidado (Hch 7,58), es decir, que tendría entre los veinticuatro y los
cuarenta años, y él mismo se llama anciano (presbytés) en Flm 9, su nacimiento no pudo ocurrir
después del año 10 d. C.
Lugar de nacimiento: Pablo nació en Tarso, en Cilicia, Asia Menor (Hch 9,11; 21,39; 22,3; ver
también 9,30; 11,25). Sus padres eran judíos que remontaban su ascendencia hasta la tribu de
Benjamín (Rom 11,1; Flp 3,5). Según Hch 23,16, Pablo tenía una hermana.
Tarso quedaba a unos quince kilómetros del Mar Mediterráneo, cerca de la desembocadura del
río Cidmo, el cual formaba un gran lago poco antes de entrar al mar. Tarso era una ciudad
enorme. Conforme a los cálculos de algunos historiadores tenía cerca de 300.000 habitantes.
Poseía un puerto muy activo, con mucho movimiento. Por ahí pasaba el camino romano que unía
oriente y occidente. También Tarso era un centro importante de cultura. Fue allí donde el
emperador Marco Antonio vio por primera vez a Cleopatra (38 antes de Cristo), suceso que
cambió la historia del imperio romano. Al sur la ciudad se abría hacia el mar. Al norte se
apretaba al pie de los cerros llamados Taurus, que alcanzaban hasta tres mil metros de altura.
San Jerónimo (siglo IV) conservó una antigua tradición según la cual Pablo había nacido en
Giscala, en Galilea. Esta tradición no puede ser verdadera pues contradice la afirmación de Lucas
en los Hechos de los Apóstoles y en donde Pablo dice: "nací en Tarso" (Hch 22,3). Sin embargo
puede haber un fondo de verdad. Es probable que la familia de Pablo tuviera su origen en Galilea
y hubiera emigrado para Tarso antes que naciera Pablo. En aquel tiempo, desde el siglo quinto
antes de Cristo, era muy común la migración de judíos de Palestina hacia las ciudades costaneras
del mar Mediterráneo. En esas ciudades había comunidades judías bien organizadas. Todas ellas
formaban lo que llamamos diáspora. Había mucha comunicación entre las comunidades de la
diáspora y la ciudad de Jerusalén, el centro espiritual de todos los judíos.
Así se entiende cómo Pablo, habiendo nacido en Tarso, fuera criado en Jerusalén (Hch 22,3;
26,4-5) y tuviera una hermana casada que vivía en Jerusalén (Hch 23,16). Pablo mismo dice: "De
lo que fue mi vida desde mi juventud y cómo viví desde el principio en medio de mi nación, lo
saben todos los judíos en Jerusalén mismo" (Hch 26,4).
Hombre de tres culturas: Pablo ha sido definido por algunos estudiosos como "un cosmopolita".
En realidad, en su persona y en su obra se entrecruzan tres mundos y tres culturas: hebreo de
religión, se expresa con el idioma y los modos del helenismo, y es un ciudadano romano que se
identifica fielmente con el marco político-administrativo del imperio.
¿Qué estudios tuvo san Pablo? Conforme a las costumbres judías de la época Pablo debió
haber recibido la formación básica del judío: primero en la casa de los padres y después en la
sinagoga local de Torsa y en la escuela ligada a la sinagoga. La formación básica común de los
judíos consistía en aprender a leer y escribir; el estudio de la Ley y de la historia del pueblo; la
transmisión de la sabiduría de la vida y de las tradiciones religiosas; aprendizaje de oraciones. El
método era el de preguntas y respuestas; repetir y memorizar; insistir en la disciplina y la
convivencia. Además de eso, en Tarso mismo debió aprender la cultura griega que conocía y
usaba (ver Hch 17,28).
Aparte de esta formación básica Pablo recibió una formación superior en Jerusalén. Desde su
juventud estudió a los pies de Gamaliel, nieto y discípulo del célebre doctor Hillel (Hch 22,3).
Pablo mismo declara haber sido un alumno aplicado y esforzado (Flp 3,6). Pablo nunca usó el
título de rabino y nunca fue llamado así. Es poco probable que hubiera estudiado para formarse
como rabino o doctor de la Ley. Sin embargo, el conocimiento que manifiesta en sus cartas
muestra que tenía una sólida formación teológica como la de los rabinos.
Pablo tenía el oficio de fabricante de tiendas de campaña y otros objetos de cuero (Hch 18,3). Lo
más probable es que él, como todo niño de su tiempo, haya aprendido la profesión de su propio
padre, es decir, en el mismo Tarso. El oficio era una característica de la familia y pasaba de
padre a hijo. El aprendizaje en el taller del padre comenzaba a los trece años de edad y duraba
dos o tres años. El pequeño tenía que trabajar de sol a sol, obedeciendo una disciplina muy
rígida. El aprendía la profesión del padre para tener un medio de vida o para capacitarse en la
conducción de los negocios como sucesor del padre. Esto dependía del tamaño de la fortuna y
negocio del padre.
Pablo hablaba griego (Hch 21,37); lo había aprendido en Tarso, su ciudad natal, y lo escribía
correctamente conforme lo prueban sus cartas. El griego era la lengua común (koiné) del
comercio y del imperio, como ahora es el inglés. Era la lengua del pueblo de las ciudades. Pablo
hablaba también el hebreo (Hch 21,40; 26,14), la lengua en la que fue escrita la mayor parte del
Antiguo Testamento y que se usaba casi exclusivamente en la celebración de la palabra en las
sinagogas. (La lengua por estudio)
También hablaba el arameo, que era la lengua del pueblo de Palestina. No se sabe si también
hablaba el latín, lengua de los romanos de Roma. (2ª lengua materna)
Estado civil: Normalmente se afirma que Pablo era soltero. Sin embargo, vale la pena mirar de
cerca esa cuestión. En primer lugar, es necesario tener presente que, sin duda alguna, su
conversión tuvo lugar después de los treinta años de edad. Además de eso, se debe recordar un
principio bastante común entre los judíos de ese tiempo, es decir, que los jóvenes normalmente
se casaban pronto. Se dijo pronto que esa decisión no debía sobrepasar los dieciocho años. El
Antiguo Testamento desconoce a lo que corresponde hoy el celibato sacerdotal.
¿Por qué? La razón es muy sencilla, y valía tanto para los muchachos como para las jovencitas.
El pueblo de Dios del Antiguo Testamento dependía de una raza. Para ser plenamente miembro
de Israel era necesario tener sangre judía. Ese principio conduce luego a una conclusión: para
que el pueblo de Dios crezca numéricamente es necesario producir hijos. Por eso se estimulaba la
procreación. Las cartas de Pablo no son decisivas en este punto.
Existe un texto de la Primera Carta a los Corintios de la cual se podría deducir que Pablo era
casado. Al defenderse de los que lo acusan de no ser apóstol, él llama la atención sobre el modo
como Pedro y los otros apóstoles actúan, es decir, llevan consigo en los viajes a una mujer (o
esposa) cristiana: "¿No tenemos derecho de llevar con nosotros una mujer cristiana, como los
demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas?“ (1 Co 9,5). Nótese que la expresión griega
"mujer cristiana" se puede traducir por esposa cristiana. Con base en este versículo, algunas
personas sostienen que Pablo podría ser un hombre casado y que habría llevado hasta la
radicalidad de no pensar económicamente sobre las comunidades por él fundadas.
En esta misma carta, sin embargo, tenemos otra frase que hace pensar que Pablo era soltero o
incluso viudo. Él afirma: "Digo a los célibes y a las viudas: bien les está quedarse como yo"
(1Co 7, 8). La expresión como yo da a entender que Pablo no está unido en matrimonio a otra
persona. Pero no queda claro si era soltero o viudo.
Como era la salud de pablo: Pablo debió haber tenido una salud de hierro para poder llevar la
vida que llevó. Desde sus 40 años viajaba a pie por el mundo, recorriendo en conjunto más de
15.000 kilómetros, soportando cansancio, prisión, azotes, peligros de muerte, flagelaciones,
apedreamientos, naufragios, peligros en los caminos, ríos y cerros; peligros por parte de los
judíos y por parte de los falsos hermanos; la preocupación constante por las comunidades, sin
contar su oficio como fabricante de tiendas de sol a sol; con un salario escaso que lo dejaba con
hambre y sed y le obligaba a hacer vigilias y horas extras (ver 2 Cor 11,23-28); ¡Y así con buena
salud!
Aun así durante el segundo viaje misionero apareció la enfermedad en la vida de Pablo y lo
obligó a hacer una parada forzada en Galacia de Asia Menor (Gal 4,13). Aprovechó la ocasión
para anunciar el evangelio a los habitantes de la región, con lo cual contribuyó a que surgiera la
comunidad de los Gálatas. Probablemente se trataba de una enfermedad en los ojos, pues los
Gálatas querían "arrancarse sus propios ojos para dárselos a Pablo" (Gal 4,15).
Algunos exegetas encuentran que el misterioso "aguijón de la carne" del que habla Pablo en la
segunda carta a los corintios (12,7) se refiere a una enfermedad. Es difícil saber la verdad, pues
Pablo nunca lo explica. El hecho de que Pablo se mostrara preocupado por la salud de los
compañeros y de recomendar a Timoteo que bebiese un poco de vino para su estómago y su
debilidad (1 Tim 5,23) nos muestra a una persona realista que sabía apreciar el inmenso don de
una buena salud.
San Pablo revela en las cartas su talento de teólogo y escritor, pero sobre todo manifiesta su
verdadero carisma, la MISIÓN.
Primera misión (años 45-48; Hch 13,3-14,26). El relato de Hch está evidentemente abreviado,
limitándose únicamente a los datos esenciales; en 2 Tim 3,11 hallamos una alusión de pasada. La
misión de Pablo se debió al impulso del Espíritu que le designó junto con Bernabé para llevarla a
cabo. Los profetas y doctores de Antioquía les impusieron las manos y los enviaron,
acompañados de Juan Marcos, primo de Bernabé (Col 4,10). El hecho de que en la primera parte
del relato se anteponga el nombre de Bernabé parece indicar que éste era el jefe efectivo en un
principio.
En Antioquía predicó Pablo primero a los judíos en su sinagoga, como tenía por costumbre, pero
ante la resistencia abierta que ellos le opusieron manifestó su intención de dirigirse en adelante a
los gentiles (Hch 14,48-50). Después de evangelizar esta zona y encontrar oposición en cada
ciudad, Pablo y Bernabé deshicieron el camino desde Derbe, por Listra, Iconio y Antioquía de
Pisidia, hasta Perge; embarcaron en Atalía con dirección a Antioquía de Siria, donde Pablo pasó
algún tiempo con los cristianos (Hch 14,28). Las numerosas conversiones logradas por Pablo
durante los tres años de la primera misión plantearon problemas a la naciente Iglesia.
Especialmente las relaciones entre los pagano-cristianos y los anteriores conversos del judaísmo
constituían un problema candente que estaba pidiendo una solución. ¿Tenían que circuncidarse
los gentiles convertidos? ¿Estaban obligados a observar la Ley de Moisés? ¿Habían de atenerse a
las prescripciones farisaicas en materia de alimentos? El problema resultaba muy agudo en la
Iglesia antioquena cuando Pablo regresó al finalizar la primera misión.
Durante la breve estancia de Pablo en Antioquía al término de la primera misión llegaron allí
algunos judaizantes (muy probablemente conversos con un trasfondo fariseo) que empezaron a
enseñar la necesidad de la circuncisión para salvarse. Ello provocó una disputa de los mismos
con Pablo y Bernabé. La Iglesia antioquena decidió enviar a Pablo, Bernabé y algunos otros
(Tito [Gal 2,1]) a Jerusalén para consultar a los apóstoles y ancianos acerca del estatuto de los
conversos gentiles. Pablo consigna esta visita a Jerusalén en Gal 2,1 como la segunda después de
su conversión («una vez más en catorce años»). En Gal afirma que fue motivada por una
«revelación», detalle que no se menciona en Hch 15,2. Esta visita desembocó en el llamado
«concilio» de Jerusalem.
Segunda misión (años 49-52; Hch 15,40-18,22). Pablo se negó a tomar consigo a Juan Marcos
para la segunda misión a causa de la anterior deserción de éste. En su lugar tuvo por compañero
a Silas (Silvano). Partiendo de Antioquía, Pablo se encaminó a través de Siria y Cilicia a las
ciudades del sur de Galacia, Derbe y Listra (donde tomó por compañero a Timoteo; Hch 16,1-3).
Desde allí atravesó Frigia, dirigiéndose al norte de Galacia (Pesino, Ancira y Tavio), donde
fundó nuevas iglesias. Habiéndole sido impedido proseguir hacia Bitinia, partió de Galacia hacia
Misia y Tróade, donde se le unió Lucas, o al menos donde empieza el diario de Lucas (Hch
16,10-17, las secciones «nos»); Obedeciendo a una visión en sueños, Pablo pasó a Neápolis, el
puerto de Filipos; en esta ciudad fundó su primera Iglesia cristiana en Europa.
Después de sufrir prisión y azotes en Filipos por haber exorcizado a una esclava que había
proporcionado buenas ganancias a sus amos, pasó a Tesalónica (Hch 17,1). Su corta estancia en
esta ciudad estuvo ocupada por la evangelización y las controversias con los judíos; finalizó con
la huida de Pablo a Berea (Hch 17,10) y el viaje, en su día, a Atenas (17,15), donde Pablo intentó
atraer la atención de los atenienses, famosos por su avidez de novedades, sobre el evangelio de
Jesús resucitado (Hch 17, 22-31). Pero fracasó: «Te escucharemos acerca de este tema en
cualquier otra ocasión» (17,32).
Después de esta repulsa, Pablo marchó a Corinto, una de las más importantes ciudades del
mundo mediterráneo por aquella época. Allí vivió con Aquila y Priscila (Hch 18,2-3), judeo
cristianos recién expulsados de Roma por un edicto del emperador Claudio. Durante su estancia
en Corinto, que se prolongó dieciocho meses, convirtió a numerosos judíos y griegos y fundó
una vigorosa Iglesia, principalmente a base del elemento gentil. Hacia comienzos del año 51
Pablo escribió su carta a los Tesalonicenses. Hacia finales de su estancia fue llevado por sus
adversarios judíos ante el procónsul L. Junio Galión, que desechó el caso, juzgando que era
simple cuestión de palabras (Hch 18,15). Pasado algún tiempo, Pablo se retiró de Corinto,
embarcándose en su puerto de Céncreas con dirección a Éfeso y Cesárea Marítima. Después de
hacer una visita a la Iglesia de Jerusalén (Hch 18,22), marchó a Antioquía, donde se detuvo un
tiempo.
Tercera misión (años 52-55; Hch 18,23-21,17). Dejando Antioquía, Pablo viajó por tierra, una
vez más a través del norte de Galacia y Frigia, hacia Éfeso. La capital de Asia se convirtió en el
centro de su actividad misionera durante los tres años siguientes (Hch 20,31); impartió sus
enseñanzas en la escuela de Tirano a lo largo de «dos años» (19,10). Poco después de llegar a
Éfeso, Pablo escribió su carta a las iglesias de Galacia. También corresponde a esta etapa
misionera la carta a los Filipenses, escrita muy probablemente a raíz de un encarcelamiento en
Éfeso.
Llegaron a Pablo noticias sobre la situación de la Iglesia de Corinto. Para hacer frente a los
problemas surgidos —dudas, bandos, inquina contra el mismo Pablo, escándalos—, escribió al
menos cuatro cartas, de las que sólo nos han llegado dos, y aun éstas probablemente sólo en
forma fragmentaria o miscelánea. Una era anterior a 1 Cor (cf. 1 Cor 5,9), advirtiendo a los
corintios que no mantuvieran trato con cristianos inmorales. Después, comentando noticias y
respondiendo a preguntas que le habían sido formuladas por los corintios; Esta carta, sin
embargo, no fue bien recibida, y sus relaciones con la Iglesia de Corinto, desgarrada por
banderías, empeoraron. La situación exigió una apresurada visita a Corinto (2 Cor 12,14; 13,1-2;
2,1 [«una penosa visita»]; 12,21), que realmente no sirvió para nada. Al regresar a Éfeso, Pablo
escribió por tercera vez a los corintios «con muchas lágrimas» (2 Cor 2,3-4.9; 7,8.12; 10,1.9).
Finalmente, Pablo envió a Tito en visita personal a los corintios, en un intento de suavizar la
situación.
Durante la ausencia de Tito tuvo lugar la revuelta de los plateros de Éfeso (Hch 19,23-20,1). La
predicación del nuevo «Camino» cristiano desarrollada por Pablo incitó a Demetrio, que
fabricaba pequeños santuarios de plata copiando el de Artemis de Éfeso, a encabezar una
manifestación tumultuosa que penetró en el teatro para protestar contra Pablo y la difusión del
cristianismo. Ello motivó que Pablo decidiera partir de Éfeso con dirección a Macedonia. Allí se
reunió con Tito (posiblemente en Filipos) y escuchó las consoladoras noticias de que la Iglesia
de Corinto se había reconciliado con él. Desde Macedonia escribió Pablo a los corintios por
cuarta vez; ésta es la segunda carta canónica (otoño del 57). No se puede afirmar si marchó
inmediatamente a Corinto o pasó de Macedonia al Ilírico, por vez primera, para girar una breve
visita de evangelización (cf. Rom 15,19). En cualquier caso, Pablo llegó a Corinto —su tercera
visita a esta ciudad, permaneciendo tres meses en Acaya (Hch 20,2-3; cf. 1 Cor 16,5-6; 2 Cor
1,16).
Entre tanto, Pablo venía pensando en regresar a Jerusalén. Consciente del mandato del
«concilio» en el sentido de que era preciso no olvidarse de los pobres, Pablo procuró que sus
iglesias gentiles hicieran una colecta para los pobres de Jerusalén. Así se hizo en las iglesias de
Galacia, Macedonia y Acaya (1 Cor 16,1; Rom 15,25-26). Planeó llevarla a Jerusalén y terminar
al mismo tiempo su tarea de evangelización en el Mediterráneo oriental. Su proyecto era visitar
Roma a continuación (Rom 15,22-24) y desde allí marchar a España y el Occidente.
Durante su estancia de tres meses en Acaya, Pablo escribió a los romanos. Al llegar la primavera
decidió embarcarse en Corinto con rumbo a Siria. Cuando ya estaba para hacerlo, algunos judíos
tramaron contra él una conjura y Pablo resolvió regresar por tierra, a través de Macedonia. Le
acompañaron algunos discípulos de Berea, Tesalónica, Derbe y Éfeso. Pasaron la Pascua en
Filipos.
Después de la fiesta, Pablo embarcó hacia Tróade y marchó por tierra a Asos, donde embarcó de
nuevo hacia Mitilene. Bordeando la costa de Asia Menor, navegó desde Quíos a Samos y luego a
Mileto, donde habló a los ancianos de la Iglesia de Éfeso, a los que había convocado allí (Hch
20,17-35). No le asustaba la predicción de su encarcelamiento inminente, sino que navegó hasta
Cos, Rodas, Patara de Licia, Tiro de Fenicia, Tolemaida y Cesárea Marítima. Por tierra llegó a
Jerusalén, donde era su intención estar a tiempo para la fiesta de Pentecostés (Hch 20,16; 21,17).
Esta etapa abarca varios años después del 58, período de prueba para Pablo en el que hubo de
sufrir un largo cautiverio y alcanzó el término de su vida. Última visita a Jerusalén y detención
(año 58). A su llegada a Jerusalén, Pablo y sus acompañantes presentaron sus respetos a Santiago
en presencia de los ancianos de aquella Iglesia (Hch 21,18). Santiago cayó inmediatamente en la
cuenta de que la presencia de Pablo en Jerusalén podría causar alguna perturbación entre los
judeo-cristianos. En consecuencia, aconsejó a Pablo que se uniera a otros cuatro individuos que
se disponían a realizar las ceremonias del voto de nazireato, pagando sus gastas como gesto de
buena voluntad para con los judeo-cristianos. Pablo aceptó; el período ritual de setenta días
estaba a punto de cumplirse cuando fue visto en los recintos del templo por algunos judíos
procedentes de la provincia de Asia. Le acusaron de patrocinar una violación de la Ley mosaica
y de haber profanado la santidad del templo introduciendo en él a un griego. Cayeron sobre él, lo
arrastraron fuera del templo y trataron de quitarle la vida.
Cuando llegó el nuevo procurador, Porcio Festo (probablemente el año 60), Pablo «apelo a
cesar», es decir, exigió ser juzgado en Roma (Hch 25,11), en virtud de su condición de
ciudadano romano. Festo tuvo que respaldar esta exigencia. Escoltado por un centurión romano
(y en compañía de Lucas, como indican las secciones «nos»), embarcó en Cesárea Marítima
hacia Sidón y pasó por Chipre en dirección a Mira de Licia. A finales del otoño del año tomó en
Mira un navío alejandrino, con previsiones de mal tiempo (Hch 27,9). Su ruta los llevó primero a
Cnido (en la costa sur de Asia Menor) y luego, en dirección sur, «a lo largo de Creta hacia
Salmone», llegando a Puertos Hermosos, cerca de la ciudad cretense de Lasea (27,7-8). Cuando
trataban de arribar al puerto de Fénix, se desencadeno el viento nordeste, que los arrastró durante
varios días a través del Adriático hasta Malta, donde finalmente naufragaron (28,1). Después de
pasar el invierno en Malta, Pablo y su escolta navegaron hacia Siracusa, en Sicilia; luego a Regio
(la moderna Reggio di Calabria), y finalmente a Putéoli (la moderna Pozzuoli, cerca de Nápoles).
Su viaje por tierra camino de Roma los llevó a Foro Apio y Tres Tabernas (Hch 28,15). Pablo
llegó a la capital del Imperio en la primavera del año 61 y fue mantenido bajo arresto
domiciliario durante dos años (61-63) con un soldado para vigilarle (28,16). Esta situación, sin
embargo, no le impidió convocar en su casa a los judíos de Roma y evangelizarlos (28,17-28).
Durante este arresto domiciliario escribió Pablo sus «cartas de la cautividad»
Hechos termina con el breve relato del arresto domiciliario de Pablo. Su llegada a Roma y la
predicación ininterrumpida del evangelio allí forman la culminación del relato que consigna la
difusión de la buena noticia desde Jerusalén hasta la capital del mundo civilizado en aquella
época; Roma simboliza el «término de la tierra» (Hch 1,8). Pero no fue éste el final de la vida de
Pablo. La alusión a los «dos años completos» (28,30) no implica que muriera inmediatamente
después, al margen de cómo se interprete el enigmático final de Hch.
Estas son algunas de las razones por las cuales él se convirtió en escritor:
Pocos saben sin embargo cuáles son los criterios de este orden, que si bien, no es de tipo
cronológico, tampoco es arbitrario. Pues bien, en este orden que se propone y que siguen muchas
biblias editadas, las cartas paulinas se ordenan de acuerdo con los siguientes criterios:
1.- Las colectivas, también llamadas doctrinales, por delante de las individuales, llamadas
también pastorales.
2.- En cada uno de los dos grupos, las más largas primero, las más cortas después: Y con dos
excepciones.
La primera, cuando hay dos cartas dirigidas a un mismo sujeto (Corintios, Tesalonicenses y
Timoteo), caso en el cual, la escrita en primer lugar va delante de la segunda, sea o no sea más
larga, y ésta queda emplazada inmediatamente detrás de aquélla, sea o no más larga que la que le
sigue. La segunda, la relativa a la Carta a los Hebreos, que no es de autoría paulina, y que
aunque hoy sí esté considerada como parte del canon, no siempre lo estuvo, razón por la que,
quizás, suele ser colocada al final.
Pablo escribió muchas cartas en el curso de su actividad misionera, sólo trece de ellas se han
conservado en el canon del NT. Trece se le atribuyeron en el Canon Muratoriano. Sin embargo,
numerosos pasajes paulinos sugieren que el Apóstol escribió otras cartas además de las trece
conservadas. En 1 Cor 5,9 se alude a una carta anteriormente escrita a la Iglesia de Corinto; 2
Cor 2,3-4 habla de una carta «escrita con lágrimas», compuesta al parecer entre 1 Cor y 2 Cor.
En Col 4,16 se menciona una carta a los laodicenses; en el Canon Muratoriano se rechazan como
extra canónicas una carta que lleva aquel título y otra dirigida a los alejandrinos.
Al parecer, la colección de las cartas canónicas de Pablo se hizo a finales del siglo I. El mismo
Pablo se muestra consciente en 2 Cor 10,10 de que sus cartas estaban siendo muy leídas y
Daban lugar a comentarios. La alusión de 2 Pe 3,15-16 a «todas las cartas » de «nuestro querido
hermano Pablo» puede referirse a una especie de corpus paulino.
Autógrafo o dictado? Sabemos que antiguamente estaban en uso cuatro maneras distintas de
escribir cartas:
4) hacer que un amigo o secretario escribiera en nombre de uno, sin señalar el contenido.
Las formas más comúnmente usadas eran 1) y 3); los autores antiguos se quejaban
frecuentemente de que la forma 2) resultaba muy pesada, sobre todo cuando el escriba no era
hábil.
¿Qué método usó Pablo? Rom 16,22 sugiere que dictaba a Tercio . En 2 Tes 3,17; 1 Cor 16,21;
Col 4,18 añadió Pablo el saludo de su puño y letra, lo cual implica que el resto fue dictado a un
escriba. Este puede ser el significado de la observación de Gal 6,11, donde Pablo compara su
propia letra con la de un escriba bien preparado, que había escrito lo anterior. Pero es imposible
afirmar con seguridad si era un dictado del tipo 2) o del 3). El estilo personal de sus cartas sería
un argumento a favor de un dictado del tipo 2) en la mayor parte de ellas.
1.-Formula Introductoria
1.1 Remitente
1.2 Destinatario
2.-Accion de Gracias
Podemos señalar cuatro principales núcleos de contenido teológico en las cartas paulinas:
-Contenido sotereologico: lo referente al papel de Dios -a través de Cristo, por supuesto- y del
hombre en el proceso de salvación. Gálatas y Romanos pueden considerarse las cartas paulinas
más significativas sobre el particular.
-Contenido Cristológico: qué lugar ocupa Cristo en los planes salvadores de Dios y como ha
intervenido Cristo en la realización concreta de esos planes. La presencia acaparadora y el papel
protagonista de Cristo es una constante en todas y cada una de las cartas paulinas, pero en
Filipenses y Colosenses la figura de Cristo adquiere perfiles realmente esplendorosos.
-Contenido eclesiológico: cuál es el papel que Dios, por medio de Cristo, ha confiado a la
Iglesia en este empeño de llevar a buen término la salvación integral del hombre. En 1-2
Corintios, Efesios y Pastorales encontramos abundante material en relación con este concreto
aspecto de la teología paulina.
a) la ciudad
La ciudad (en tiempos de Pablo) es un puerto de paso obligado para comerciantes, filósofos,
misioneros, turistas, etc. Ciudad populosa, fundada en el 315 a.C. por Casandro, general de
Alejandro Magno. El nombre de la ciudad está tomado de la esposa del fundador. En ella
convergían toda clase de razas y religiones. Los judíos tenían una floreciente colonia, con su
propia e importante sinagoga. Por apoyar a Roma (año 42 a.C, en la batalla de Filipos) fue
declarada ciudad y puerto libre, lo que le asignaba algunos privilegios. Pero aunque gozaba de un
gobierno autónomo, tenía un gobernador romano de la provincia que residía allí.
b) La comunidad
Esta comunidad fue fundada durante el segundo viaje de Pablo, a tan solo 20 años de iniciado el
Camino. Probablemente durante el invierno de los años 49-50 d.C. Después de pisar por primera
vez tierras europeas en Neápolis y crear la comunidad cristiana de Filipos, llega por vía terrestre
a Tesalónica. Inicia su evangelización entre los judíos, pero al no ser aceptado, funda una
comunidad entre los paganos. En la casa-taller de Jasón se realizan las primeras reuniones. Pero,
apenas transcurridos tres meses, un motín organizado por los mismos judíos le obliga a
marcharse. Aunque fue muy corto el tiempo de evangelización, fue suficiente para que surja una
comunidad organizada y con capacidad de defenderse (1Tes 2-10).
Es una comunidad joven y fervorosa. Sus miembros son fraternales (4,9-10), y están siendo
iluminados (5,8-11); por eso Pablo los elogia. Pero, como en toda realidad humana, pronto se
dan dificultades y problemas. Pablo les envía a Timoteo para prevenirles y ayudarles. Cuando
regresa Timoteo trae buenas noticias, que alegran el corazón de Pablo; aunque también trae
noticias de los problemas que siguen causando los judíos para desacreditar a Pablo. Además
algunos miembros siguen con las antiguas prácticas idolátricas y, lo que es más urgente, ante la
muerte de los primeros miembros, la comunidad entra en serias dudas porque se está
preguntando: ¿Qué va ser de los hermanos que han muerto antes de la segunda venida de Cristo?
y ¿Cuándo tendrá lugar esa venida? Como Pablo no puede visitarles (2,17-18; 3,1-2) les escribe
afanosamente una carta desde Corinto, probablemente en el verano del 50 ó 51 dC.
c) La carta
Además del saludo (1,1) y de la despedida (5,23-28), la carta tiene dos partes:
4. Tema a estudiar
-Tiempo de la parusía
Santidad y castidad (4,1-8). (Solo en este tema, lo que esta subrayado es el comentario al
versículo citado)
1. Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús a que viváis como
conviene que viváis para agradar a Dios, según aprendisteis de nosotros, y a que progreséis más.
En el Señor Jesús: Esta instrucción se viene transmitiendo desde el mismo Cristo a través de los
apóstoles. Cristo es la norma y la autoridad de todas las exhortaciones y enseñanzas de Pablo
2. Sabéis, en efecto, las instrucciones que os dimos de parte del Señor Jesús.
Enfoca la moralidad cristiana no desde el ángulo de la ley natural, sino como voluntad de Dios
(Mt 6,10). Santificación: Indica un progreso hacia la santidad, una semejanza con Dios (3,13).
Esta santidad debe alcanzar también al cuerpo
4. que cada uno de vosotros sepa poseer su cuerpo con santidad y honor,
5. y no dominado por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios.
Sin embargo, el conocer a Dios os ha posibilitado tratar al prójimo como persona, no como cosa.
6. Que nadie falte a su hermano ni se aproveche de él en este punto, Pues el Señor se vengará de
todo esto, como os lo dijimos ya y lo atestiguamos,
Cuando se hace de las relaciones sexuales una manera más de explotar al hombre, el Señor se
venga, por así decirlo, a través de la degradación de las relaciones interpersonales. Vosotros
mismos podéis comprobarlo observando el mundo pagano que os rodea.
7. pues no nos llamó Dios a la impureza, sino a la santidad. 8. Así pues, el que esto deprecia, no
desprecia a un hombre, sino a Dios, que os hace don de su Espíritu Santo.
9. En cuanto al amor mutuo, no necesitáis que os escriba, ya que vosotros habéis sido instruidos
por Dios para amaros mutuamente. 10. Y lo practicáis bien con los hermanos de toda
Macedonia. Pero os exhortamos, hermanos, a que continuéis practicándolo más y más,
Existen 3 clases de amor, eros (se fija en el cuerpo), filia (se fija en empatía) y ágape (caridad),
el ágape cristiano se extiende a todos los hombres, traspasando las fronteras de la comunidad (se
ama aunque no se lo merezca la persona)
11. y a que ambicionéis vivir en tranquilidad, ocupándoos en vuestros asuntos, y trabajando con
vuestras manos, como os lo tenemos ordenado
14. Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo
a quienes murieron en Jesús.
Si creemos: Es una condición real; se presupone la certeza de la fe. ¿No creemos que Jesús murió
y resucitó? Pues Dios se llevará con él, igualmente, por mediación de Jesús, a los que han
muerto.
15. Os decimos eso como Palabra des Señor: Nosotros, los que vivamos, los que quedemos hasta
la Venida del Señor no nos adelantaremos a los que murieron.
Pablo abriga la esperanza de vivir hasta el día de la parusía (se creía que la segunda venida del
Señor era inminente); por eso se incluye a sí mismo y a sus cristianos entre los sobrevivientes del
último Día. Pero aclara que los que vivan «no tendrán ventaja alguna sobre» los que ya hayan
muerto cuando venga el Señor.
16. El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará
del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar. 17. Después nosotros, los
que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del
Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor.
Cuando ocurra la consumación de la historia, por iniciativa del Señor de los siglos, todos los que
hemos creído en Él resucitaremos y permaneceremos con Él para siempre. Lo normal es que la
resurrección final manifieste las fases de la historia de la salvación; pero lo decisivo es que unos
y otros, los difuntos y los vivos, desde los primeros justos de la humanidad hasta los últimos
creyentes de la historia, todos seremos arrebatados y glorificados.
Los cristianos vivimos de la esperanza, a diferencia de los paganos, para quienes la muerte
condena la vida humana al sin-sentido y la angustia.
Acerca de la fecha y las circunstancias del Día del Señor, sabéis perfectamente que llegará como
un ladrón de noche. Nos lo dijo el mismo Señor; así que no necesitáis explicación especial.
3. Cuando digan: «Paz y seguridad», entonces mismo, de repente, vendrá sobre ellos la ruina,
como los dolores de parto a la que está encinta; y no escaparán.
El deber de vigilar es para siempre, no se dejen llevar por los falsos profetas, que anuncian una
prosperidad permanente
4. Pero vosotros, hermanos, no vivís en la oscuridad, para que ese Día os sorprenda como
ladrón, 5. Pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. Nosotros no somos de la noche
ni de las tinieblas. 6. Así pues, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. 7.
Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.
Los paganos no saben vivir el tiempo: lo llenan con la ilusión del placer. A nosotros se nos ha
dado el secreto: la profundidad de lo cotidiano, la capacidad de iluminar con nuevo sentido los
momentos oscuros y, sobre todo, el dinamismo de eternidad que conduce el misterio de la
existencia.
8. Nosotros, por el contrario, que somos del día, seamos sobrios; revistamos la coraza de la fe y
de la caridad, con el yelmo de la esperanza de salvación.
Los cristianos ejercitan la vigilancia mediante la fe, la caridad y la esperanza. Son la armadura
divina del cristiano contra los poderes satánicos, enemigos de su salvación. Pablo deja la
esperanza hasta el final, porque lo que dirige su pensamiento es la tensión de la salvación
escatológica (final). El cristiano todavía no ha conseguido la plena posesión de la salvación.
9. Dios no nos ha destinado para la cólera, sino para obtener la salvación por nuestro Señor
Jesucristo, 10. Que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos juntos con él.
11. Por esto, confortaos mutuamente y edificaos los unos a los otros, como ya lo hacéis.
12. Os pedimos, hermanos, que tengáis en consideración a los que trabajan entre vosotros, os
presiden en el Señor y os amonestan. 13. Tenedles en la mayor estima con amor por su labor.
Vivid en paz unos con otros.
Respeto a los superiores; se trata quizá de los presbíteros que Pablo puso al frente de las
comunidades fundadas por él. Se han hecho cargo de vosotros por el Señor, han de trabajar duro
y les toca la ingrata tarea de mantener las exigencias de la conversión, corrigiendo abusos, si es
necesario. Por razón de su ministerio mostradles gran estima y amor.
14. Os exhortamos, asimismo, hermanos, a que amonestéis a los que viven desconcertados,
animéis a los pusilánimes, sostengáis a los débiles y seáis pacientes con todos.
Entre vosotros cuidad con esmero vuestras relaciones; que sean de paz, evitando rivalidades. Por
favor, llamen la atención a quienes pierden el control y viven desasosegados, aunque aparezcan
con visos de intensa experiencia religiosa (se corrige con caridad y prudencia). Animad a los
apocados; sostened a los débiles. El auténtico amor fraterno se muestra en la paciencia de unos
con otros.
15. Mirad que nadie devuelva a otro mal por mal, antes bien, procurad siempre el bien mutuo y
el de todos.
16. Estad siempre alegres. 17. Orad constantemente. 18. En todo dad gracias, pues esto es lo
que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros.
Pablo presenta el cristianismo no sólo como un conjunto de obligaciones para con Dios y el
prójimo, sino como una forma de vida orientada hacia Dios en la alegría, en la plegaria y en la
acción de gracias.
19. No extingáis el Espíritu; 20. No despreciéis las profecías; 21. Examinadlo todo y quedaos
con lo bueno.
Comunidad bendecida con abundancia de carismas, entre ellos, el que tienen algunos hermanos
de hablar inspiradamente. Será necesario discernir; pero no apaguéis la acción del Espíritu. Todo
consiste en quedarse con lo bueno, con lo que edifica a la comunidad.
22. Absteneos de todo género de mal. 23. Que El, el Dios de la paz, os santifique plenamente, y
que todo vuestro ser, el espíritu, el alma y el cuerpo, se conserve sin mancha hasta la Venida de
nuestro Señor Jesucristo. 24. Fiel es el que os llama y es él quien lo hará.
Formula conclusiva
La plegaria de unos por otros es expresión de amor y una forma de ayuda que une a los amigos
distantes.
26. Saludad a todos los hermanos con el beso santo. 27. Os conjuro por el Señor que esta carta
sea leída a todos los hermanos.
La lectura pública de las cartas de Pablo en las asambleas cristianas aseguró su conservación y
recepción en el canon
Todas las cartas de Pablo terminan con una bendición cristiana; la suprema señal de afecto
consiste en desear la gracia de Cristo a los amigos.
a) LA CIUDAD:
Galacia no es una ciudad en concreto. Son varios pueblos de origen Céltico, emparentados con
las tribus de la antigua Galia (hoy Francia). Cuando Pablo les escribe se refiere a las “Iglesias de
Galacia” (Gal 1,1), que procedentes de Europa, se instalaron en el centro de Asia Menor después
de muchos avatares. Fueron conquistados por los romanos en el 189 a.C., creándose la provincia
romana de Galacia, a la que posteriormente se añadieron territorios y ciudades más al sur. La
región es una amplia franja que va de Sur a Norte. Es en el Sur donde mejor se desarrollaron
ciudades como: Pisidia, Iconio, Listra y Derbe, aquellas que misionó Pablo en su primer viaje.
No se sabe mucho de la vida de la Galacia del norte, solo que era una región menos desarrollada
y donde no existían muchos judíos. La carta que escribe Pablo está dirigida a las comunidades
del Norte. Esa es la región Gálata propiamente dicha.
b) LA COMUNIDAD
Estos pueblos fueron evangelizados durante el segundo viaje de Pablo (año 55). Junto a Silas
pasaron por allí, y, por motivos de enfermedad, permanecieron algún tiempo (4,12). Pasaron
también durante el tercer viaje deteniéndose solo para confirmarles en la fe y animarles. Cuando
Pablo se encuentra probablemente en Éfeso, le llegan noticias de que sus comunidades de
Galacia, están en graves problemas. Son comunidades recién evangelizadas y ya han entrado en
una profunda crisis de identidad cristiana. Por el lugar remoto donde vivían y su sangre “gala”,
los Gálatas son muy independientes y amantes de la libertad. Existen confusiones y dudas, pero
éstas no provienen del interior de la comunidad sino que surgieron a raíz de la visita de unos
predicadores procedentes de Jerusalém, quienes desacreditan la autoridad de Pablo y ponen en
entredicho el “Evangelio” que les predicó. Ellos querían imponer la ley de Moisés a todos los
cristianos. Para salvarse deben circuncidarse y seguir el Evangelio que viene de Jerusalén (Gal
1,7). Pablo no puede visitarles y les escribe una carta de ánimo y aclaración.
Cristianos de origen judío. Estos afirmaban que los gálatas, para ser cristianos, debían en primer
lugar circuncidarse, o sea, judaizarse.
Para los judaizantes, ser cristiano significa someterse a la práctica de todas las leyes del pueblo
judío, que se acercaban al millar. La circuncisión era la puerta de entrada en este proceso que
Pablo llama "yugo de la Ley". Una vez observadas todas las prescripciones, la persona se hacía
"perfecta", "irreprensible", "justa", Dios quedaba obligado a salvarla y así premiarle su "justicia".
En otras palabras, la persona se formaba a medida que iba contabilizando méritos ante Dios, y
sólo después era cuando Dios podía intervenir aprobando y sancionando lo que había hecho la
persona. La salvación, por tanto, era una especie de "libreta de ahorros": cada ley cumplida era
como un depósito en esa libreta. Cuando una persona lograba cumplir todo lo que mandaba hacer
la Ley, ella podía considerarse amiga de Dios y salvada; salvada, no por la gracia de Dios, sino
por haber contabilizado la salvación mediante una serie de acciones llevadas a cabo. Las
personas eran formadas en el sentido de "ganar la salvación", produciendo obras que forzaran a
Dios a salvar a quien actuara de esa manera. Pero para esto era preciso asumir integralmente la
cultura de los judaizantes. Era preciso hacerse judío. Esta era la justicia que venía de la Ley. Por
consiguiente, Cristo sería "otro profeta más", incapaz de romper ese círculo vicioso. Su Muerte
no tendría sentido.
"Yo, Pablo, declaro: si ustedes se hacen circuncidar. Cristo de nada les servirá a
ustedes. Y a todo hombre que se haga circuncidar le declaro: ahora está obligado a
observar toda la Ley. Ustedes que buscan la justicia en la Ley se han apartado de Cristo
y se han separado de la gracia. Nosotros, en efecto, aguardamos en el Espíritu la
esperanza de ser justificados por medio de la fe, porque en Jesucristo lo que cuenta no es
la circuncisión o la no circuncisión, sino la fe que actúa por medio del amor“(Gálatas 5,
2-6).
c) LA CARTA
Es otra de las cartas auténticas de Pablo. Sus preciosos datos autobiográficos, su tono, su estilo y
sus ideas lo confirman. Es una carta directa y muy personal. El hombre apasionado y el apóstol
celoso se nota en cada párrafo. No se trata solamente de solucionar un “problema” local, sino de
algo mucho más profundo. Estaba en juego la esencia misma y el futuro del cristianismo. O
existe verdadera fidelidad a Cristo o el cristianismo se convertiría en una simple secta judía. Para
defender el Evangelio y su ministerio, Pablo no escatima argumento alguno. Utiliza referencias
históricas, interpelaciones, experiencias personales, citas de la Escritura e ironías. De todo ello
dimana una especie de bello desorden, una aparente falta de estructura en la que, sin embargo,
todas las flechas apuntan al mismo blanco. Defender la fe de la comunidad es el único objetivo
que le confiere unidad irrompible a la carta, más allá de cualquier intento disgregante.
Exhortativa (5 y 6). Pablo señala cual debe ser la actitud del hombre liberado por
Cristo, y en la que urge a todos los cristianos -representados por los gálatas- a vivir
según el Espíritu liberador y no según la carne esclavizante.
d) TEMA A ESTUDIAR
El tema que tomaremos de esta carta será la exhortativa, aunque explicaremos de manera sencilla
cada una de las partes de la carta.
Parte III exhortativa (5 y 6). Pablo presenta la vida en el Espíritu (capítulos 5 y 6). Allí
muestra él cómo la fe en Jesucristo se traduce en la vida diaria de las personas. Y la primera cosa
que descubrimos es que, aun habiendo sido liberados por Jesús, podemos volvernos nuevamente
esclavos. La libertad es un don que Dios nos ha hecho en Jesús, pero también es conquista de
cada uno y de cada comunidad. Aquí no se trata ya de caer en la esclavitud de la Ley sino en la
esclavitud de los instintos egoístas:
"Hermanos, ustedes fueron llamados para ser libres. Que esta libertad, sin embargo, no se vuelva
pretexto para vivir satisfaciendo los instintos egoístas. Por el contrario, pónganse al servicio unos
de otros por medio del amor. Pues toda la Ley encuentra su plenitud en un solo mandamiento:
'Ama a tu prójimo como a ti mismo'... Por eso les digo: vivan según el Espíritu, y así no harán ya
lo que desean los instintos egoístas" (5, 13-14.16).
San Agustín expresaba lo siguiente: “AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS”. ¿Qué significa esta
frase? Acaso san Agustín era un pastor permisivo?
No, quien ama, es una persona tan libre, que a la vez no puede dañar a otra persona, porque la
ama. Quien ama, no puede hacer daño a ninguna persona, y tampoco es una persona que no le
importe lo que pasa a su alrededor, no se puede decir “vive y deja vivir”, si con esta
mentalidad se daña a una persona o una comunidad.
¿Qué es vivir según el Espíritu? Pablo afirma que los gálatas al creer en Jesucristo y hacerse
bautizar, recibieron el Espíritu Santo (Cf. 3, 2-3). El Espíritu es la fuerza que anima a la
comunidad a caminar en la esperanza, ayudándola a corresponder al amor con que Jesús nos ha
amado, hasta el punto de entregarse a la Cruz por nosotros, a fin de que fuéramos libres (Cf. 2,
20). Sabemos también que el Espíritu es la memoria de todo lo que Jesús hizo y enseñó (Cf. Jn
14, 26) Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará
todo y os recordará todo lo que yo os he dicho. Por tanto, vida según el Espíritu es vivir del
modo como vivió Jesús, creando relaciones de fraternidad, justicia y amor, a fin de que la
vida de Dios se manifieste plenamente.
Pablo muestra que la vida según el Espíritu y la vida según los instintos egoístas (o de la carne)
son como dos árboles con frutos totalmente diferentes: el primero produce frutos buenos; el
segundo, frutos malos: "Las obras de los instintos egoístas son bien conocidas: fornicación,
impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odio, discordia, chismes, ira, rivalidad, división,
sectarismo, envidia, embriaguez, orgías y otras cosas semejantes... El fruto del Espíritu es amor,
alegría, paz, paciencia, bondad, benevolencia, fe, mansedumbre, dominio de sí. Contra estas
cosas no existe ley. Los que pertenecen a Cristo crucificaron los instintos egoístas junto con sus
pasiones y deseos" (5, 19-24).
En la lista de los frutos malos, Pablo quiso resumir las relaciones marcadas por el egoísmo. Allí
todo está pervertido: las relaciones humanas no van guiadas por el amor, sino por la explotación
de unos sobre los otros y por la división (fornicación, impureza, libertinaje, odio, discordia,
chismes, rivalidad, etc.)
En la lista de los frutos buenos, la carta presenta las relaciones marcadas por el amor. Esto nos
ayuda a descubrir que Dios no pide nada para sí. Lo que El desea es un mundo donde las
relaciones sean marcadas por el amor. Cuando esto sucede, Dios se da por satisfecho, pues Él es
amor. Nosotros, por tanto, nos hacemos adultos en Cristo cuando nuestras relaciones son
expresión de justicia, fraternidad y amor.
GESTOS CONCRETOS
La comunidad es el terreno donde el amor crece y produce frutos. Pablo señala algunos gestos
concretos.
1.- El servicio: "Pónganse los unos al servicio de los otros en el amor" (5, 13b). Toda la vida de
Jesús fue un servicio a la vida: "Él me amó y se entregó por mi (2, 20b). Amar es entregarse.
Quien no se entrega no ama.
2.- la solidaridad que provoca el compartir de todo, inclusive del poder: "Lleven los unos las
cargas de los otros y así cumplirán la ley de Cristo. Si alguien piensa que es importante y no lo
es, se está engañando a sí mismo. (6, 2-3). A partir de estas recomendaciones podemos
desconfiar de que en las comunidades gálatas había disputas por el poder y búsqueda de status
social.
3.- el compartir del saber y del tener al mismo tiempo: "Aquel que recibe la enseñanza de la
Palabra debe compartir todos los bienes con el catequista" (6, 6). Ya en aquella época la
catequesis (=la enseñanza de la Palabra) era una tarea que ocupaba buena parte del tiempo y de
la vida del catequista. Este compartía su saber y su fe con los catequizandos. En señal de
solidaridad, los catequizandos compartían lo que poseían con los que les transmitían los
elementos básicos de la fe.
¿Y cuando alguien se equivoca?
En el Antiguo Testamento, cuando la Ley era como un pedagogo que vigilaba y castigaba, al
error de alguien se seguía el castigo correspondiente. En el tiempo del Nuevo Testamento,
cuando el Pueblo de Dios se hizo adulto por la fe en Cristo, los errores de los hermanos merecen
un tratamiento diferente. Veamos lo que Pablo dice: "Hermanos, si alguien es sorprendido en
alguna falta, corresponde a ustedes, que son espirituales, corregirlo con mansedumbre. Y cada
uno que se cuide para no ser también tentado" (6, 1). En lugar del castigo, la corrección con
mansedumbre, pues los cristianos adultos son "espirituales", es decir, se dejan guiar por el
Espíritu de Jesús (Cf. lo que dice Jesús en Mt 18, 15-35). Esto nos lleva a creer que ser adulto en
Cristo no es ser incapaz de equivocarse, ni querer que las personas sean perfectas, sino ser capaz
de ayudar a quien yerra, con humildad, pues nosotros también podemos estar en el mismo error o
caer en la misma tentación. Quien ayuda a la persona que ha errado, lo hace creer en la victoria
del bien sobre el mal y, sobre todo, en la fuerza del perdón que transforma las relaciones
sociales.
La Carta a los gálatas revela un momento de crisis en la evangelización. El retrato negativo del
agente de pastoral aparece, en la acción de los judaizantes. Son un ejemplo de lo que el agente
pastoral no debe ser. Pablo los ve como deformadores, pues el objetivo de ellos es no permitir
que las personas sean adultas en Cristo, sino que sean iguales a ellos. Más aún, lo que promueven
es un tipo de evangelización o catequesis que mutila los valores de la persona en cuanto tal,
generando constante dependencia: "Ellos quieren separarlos a ustedes de mí, para que se
interesen por ellos" (4, 17b). Al hacer esto los judaizantes se presentan como meta del camino
de las personas y comunidades. Para ellos nada cuenta la persona de Cristo y su acción
liberadora.
Diez certezas que animan La actitud de Pablo en la Carta a los gálatas es un retrato interesante
del agente de pastoral. Él es alguien que actúa a partir de unas convicciones. Vamos a ver diez de
las certezas que animaron la vida de Pablo y podrán orientar la vida de todo agente de pastoral:
1. "Apóstol no de parte de los hombres, ni por medio de un hombre, sino de parte de Jesucristo y
de Dios Padre" (1, 1).
2. "Dios me escogió antes que yo naciera y me llamó por su gracia" (1, 15);
3. "No estoy buscando la aprobación de los hombres, sino la aprobación de Dios" (1, 10);
7. "Yo me glorío en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo fue crucificado para
mí y yo para el mundo" (6, 1);
8. "Cristo nos liberó para que seamos verdaderamente libres" (5, 1);
9. "Ya no hay diferencia entre judío y griego, entre esclavo y nombre libre, entre hombre y
mujer" (3, 28a);
10. "Toda la Ley encuentra su plenitud en un solo mandamiento: 'Ama a tu prójimo como a ti
mismo'“(5, 14).
a) LA CIUDAD
Filipos es una antigua ciudad griega, fundada a mediados del siglo IV a.C. por Filipo II (de quién
toma el nombre) rey de Macedonia y padre de Alejandro Magno. Está ubicada al norte de Grecia
y del mar Egeo, a 12 kilómetros de la costa, cerca del puerto de Neápolis. Por ella pasa la vía
Ignacia que unía Italia con el Asia Menor. Los romanos la transformaron en una colonia militar
en el 167. En Filipos vivían pocos judíos, por lo que no tenía sinagoga y se reunían junto al río
Gangites (Hch 16,13), que pasaba a dos kilómetros de la ciudad.
b) LA COMUNIDAD
Pablo evangelizó Filipos durante su segundo viaje, entre los años 50 y 51. Llegó acompañado de
Silas, Timoteo (Hch 16,1-3) y Lucas (Hch 16,11). Durante el segundo viaje, cambió de rumbo
para llegar hasta aquí. La comunidad nace (Hch 16,14) en torno a Lidia (en su casa). Por eso, en
esta comunidad se da un liderazgo femenino. Es la primera comunidad en territorio europeo
(Hch 16,12). La respuesta de los filipenses a la predicación del Apóstol fue la más generosa, por
eso quizá fluyeron las buenas relaciones. Comunidad muy querida por Pablo (Flp 4,1), de ella ha
recibido ayudas de todo tipo (Flp 4,10-18). El Apóstol conocía muy bien su sinceridad y la
grandeza de su amor, por lo que no temía quedar obligado por ellos. Pero, como en todos los
lugares a donde llegaba, tuvo problemas. Filipos no fue la excepción. Allí fue azotado,
encarcelado y liberado milagrosamente (Hch 16,20-26). A pesar de todo, a esta comunidad
volverá más tarde (Hch 20,1-3)
c) 3. LA CARTA
Los filipenses se han enterado de que Pablo esta en prisión -las cárceles de entonces eran
excepcionalmente duras- y deciden enviarle ayuda por medio de Epafrodito; Pablo a su vez les
escribe agradeciéndoles el obsequio. Pero como Pablo no es hombre de cumplidos fáciles ni
estériles, aprovecha la ocasión para informarles de cómo van las cosas en relación con el anuncio
del evangelio, para ponerles en guardia contra posibles peligros y para animarles a seguir
trabajando por la causa del evangelio.
Pablo escribe esta carta, probablemente cuando estuvo preso (Flp1, 13-14) en Éfeso, allá por el
año 56 d.C. Es otra de sus cartas auténticas. El estilo y tono son genuinos. La doctrina sobre
Cristo y la justificación por la fe, sin las obras de la ley, es la misma que en Rom y Gal. Los
motivos para escribirles son: el agradecimiento por su generosidad (Flp1, 3-5), informarles sobre
la salud de Epafrodito (Flp 2,25-27), avisarles sobre el viaje de Timoteo y su posible visita (Flp
2,19-24). Además para exhortarles (Flp 1,27-2,18) y animarles por la presencia de los
judaizantes (Flp 3,1-3). En la carta también se pueden distinguir las buenas relaciones de Pablo
con esta comunidad (Flp 1,5; 4,15-16). Todo esto dentro de un ambiente alegre y esperanzador,
por la presencia de Cristo.
d) TEMAS A ESTUDIAR
¿Qué problemas actuales tiene la Iglesia del siglo XXI y que esta carta de Pablo nos puede
ayudar a superar?
1.- La comunidad cristiana, tenemos un ideal como Iglesia nunca alcanzado. En camino a la
santidad y el ejemplo de Pablo.
2.- el tema de la alegría en un mundo cerrado sobre sí, triste, que no encuentra otra fuente de paz
que la evasión o el narcisismo. Flp 4,4-5.
12. No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera
por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. 13. Yo,
hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé
atrás y me lanzo a lo que está por delante, 14. Corriendo hacia la meta, para alcanzar el
premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús. 15. Así pues, todos los
perfectos tengamos estos sentimientos, y si en algo sentís de otra manera, también eso os
lo declarará Dios. 16. Por lo demás, desde el punto a donde hayamos llegado, sigamos
adelante. 17. Hermanos, sed imitadores míos, y fijaos en los que viven según el modelo
que tenéis en nosotros. 18. Porque muchos viven según os dije tantas veces, y ahora os lo
repito con lágrimas, como enemigos de la cruz de Cristo, 19. Cuyo final es la perdición,
cuyo Dios es el vientre, y cuya gloria está en su vergüenza, que no piensan más que en
las cosas de la tierra. 20. Pero nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos
como Salvador al Señor Jesucristo, 21. El cual transfigurará este miserable cuerpo
nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud del poder que tiene de someter a sí
todas las cosas. Capítulo 4 ,1. Por tanto, hermanos míos queridos y añorados, mi gozo y
mi corona, manteneos así firmes en el Señor, queridos.
Los filipenses tienen ante sí dos posibles y muy diferentes ejemplos a seguir. Uno el de Pablo
que se considera como un atleta que ha comenzado la carrera pero aún no ha llegado a la meta.
Por tanto hay que continuar esforzándose.
Otro el de los predicadores judaizantes que alardean de participar ya de forma plena y definitiva
en el triunfo de Cristo. Pablo rechaza de plano este entusiasmo triunfalista y no duda en pedir a
los filipenses que imiten su comportamiento. A los filipenses ya todos los cristianos que en
ningún caso debemos considerarnos como atletas ya victoriosos y coronados de gloria, sino
como quienes aún nos batimos en plena competición esperando alcanzar la meta.
Lo que no dice Pablo, al menos claramente, es cuando, donde y como tendrá lugar la definitiva
glorificación del creyente. Pablo no está interesado en el cómo y el cuándo del encuentro con
Cristo. Lo que de veras le importa es el encuentro como tal y en el concentra su esperanza y sus
afirmaciones.
Sospecho que en algunos puntos andáis vacilantes. La moral cristiana exige discernimiento; y en
las condiciones que os toca vivir, más. Pedid luz, y el Señor os irá orientando. Lo cual vale
también para ciertas opiniones mías, que no todos comparten. A veces porque, en efecto, se trata
de una opinión; pero otras, porque les falta discernimiento cristiano. Si las concreciones prácticas
se hacen discutibles, queda claro, en cambio, mi ejemplo de vida. El mío, o el de otros hermanos,
verdaderamente ejemplares, que conocéis. ¿Por qué no lo seguís?
La alegría Cristiana
Descubrimos entonces que una característica de la Carta a los Filipenses es la alegría: esto es lo
que Pablo nos enseña, el cristianismo está caracterizado por la alegría cuya fuente es la gracia.
Así el cristiano es una persona que está “en Cristo”, es el corazón de la espiritualidad paulina la
unión con Cristo, estar unidos personalmente con Cristo resucitado.
La razón de esta alegría es la presencia de Jesús entre nosotros, así se puede sostener la lucha
cotidiana contra la adversidad exterior y las inquietudes interiores, porque “el Señor está cerca”.
Nuestra seguridad es que Cristo nos concede su paz, que conserva nuestros corazones y nuestras
mentes en Cristo Jesús. Porque la alegría y la felicidad es una experiencia profunda que el
hombre hace de Dios en Jesús.
La vida cristiana es una vida de libertad vivida con alegría, porque con la venida de Cristo la ley
ha sido superada por la gracia. Entre los frutos del Espíritu encontramos la alegría en Gálatas.
Vemos que está en segundo lugar, como una de las tres virtudes de la vida interior, luego de la
caridad y la paz.
Pablo nos enseña a aceptar las dificultades de la vida como una realidad que contribuye al
progreso espiritual del cristiano. Aunque prisionero, cuando escribe la Carta a los Filipenses y
con todo lo que le ha sucedido, Pablo puede todavía alegrarse en el Señor. Llegando al final de
la carta nos dice: “Mientras tanto, hermanos míos, alégrense en el Señor” (Flp 3,1) y después
dice el motivo de esa alegría en el Señor: “Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, y
esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo” (Flp 3,20). La
espera de la venida del Señor Jesús y la transformación de nuestro cuerpo en un cuerpo glorioso
semejante al suyo es para los cristianos un motivo para mantenernos llenos de esperanza y
alegría. Así, el mensaje de la Carta a los Filipenses puede sintetizarse en este núcleo central:
estén alegres, y nos invita a vivir una gran alegría.
Vuelvo, una vez más, a insistiros en la alegría cristiana. La tristeza nace de la desesperanza; es
como un veneno sutil. La alegría nace del corazón que confía, a pesar de todo, en el amor. Que
los no creyentes os sientan amables, misericordiosos, atentos a las necesidades de los que sufren.
No viváis inquietos. No os preocupéis por conocer el momento del Fin último, ni tampoco os
afanéis por seguridades terrenas. Vivid en la presencia del Señor. Él siempre está cerca. Por eso,
dedicaos a la oración; sed fieles a las celebraciones comunitarias. Abandonad en el Señor
vuestros cuidados siempre.
Es el texto más famoso de la Carta. Literariamente hay que resaltar la solemnidad del comienzo
y la estructura rítmica que constituye un precioso himno que casi con seguridad ya existía y se
recitaba en las comunidades cristianas cuando Pablo escribe la carta. Normalmente se la
considera un "himno" dividido en dos estrofas:
Ideológicamente, Cristo Jesús -que es nombrado al principio, en medio y al final del pasaje-
constituye la clave interpretativa del mismo. Puesto que los filipenses son cristianos, es decir,
puesto que Cristo es el prototipo a cuya imagen están configurados, tienen la ineludible
obligación de comportarse en coherencia con tal condición. Pablo es consciente de que pide a sus
cristianos algo realmente difícil, pues el desprendimiento, el altruismo, y sobre todo la humildad
no eran precisamente valores apreciados entre la clase alta de aquella sociedad grecorromana. En
realidad siguen sin ser apreciados en muchos de nuestros ambientes contemporáneos. Y sin
embargo esos son, paradójicamente, los valores que Cristo ha querido encamar en su trayectoria
existencial. Pablo se lo recuerda a los filipenses, y nos los recuerda a nosotros, en el magnífico
himno que en este momento de la carta incorpora a su discurso. Pablo invoca el ejemplo de
Cristo para urgir a los filipenses a que se comporten de manera humilde y servicial.
Pero más allá de cualquier intención moralizante, el himno mantiene su autonomía teológica. Es
más que probable que el poeta Cristiano autor del himno primitivo, haya querido describir el
camino recorrido por Cristo -en oposición al recorrido por la primera humanidad pecadora (véase
Gn 3,5.17-24) En efecto, Adán, prototipo del hombre viejo, en su intento de auto divinizarse,
encontró el fracaso y la muerte. Cristo recorre el camino inverso, no como destino fatal, sino con
absoluta libertad; su destino, y el nuestro si seguimos sus huellas, es la glorificación. En el
futuro, por tanto, todo cristiano deberá tener definitivamente claro cuál es el camino a recorrer si
de veras aspira a ser coronado de gloria.
Por último, cuando el himno dice que Jesucristo se despojó de su grandeza, tomo la condición de
esclavo y se hizo semejante a los hombres, afirma sin duda la radicalidad de la comunión de
Jesús con los hombres -Jesús es verdaderamente hombre-, pero al mismo tiempo subraya la
posición excepcional y única de Jesús dentro del conjunto de los hombres. Jesús es también
radicalmente distinto de los hombres porque es Dios. De hecho este himno de Flp 2,6-11 parece
ser un buen testimonio de que la comunidad cristiana, ya desde muy temprano, rindió culto de
adoración a Jesucristo.
a) LA CIUDAD:
Corinto es una de las principales colonias romanas. El año 27 a.C., se convierte en la capital de la
provincia de Acaya, en tiempo de Octavio Augusto. Está estratégicamente ubicada entre dos
puertos: uno hacia el mar Egeo (Cencreas) y el
Otro (Lecayón) hacia el Adriático. Por eso rápidamente recuperó su antigua prosperidad,
económicamente hablando, ya que a nivel social existían grades desigualdades. En ella se da el
confluir de todo tipo de gentes e intereses, como corresponde a las metrópolis. La colonia judía
era también numerosa. Religiosamente hablando, todos los cultos del Mediterráneo se daban cita
en ella. Divinidades griegas, romanas y orientales tenían en Corinto sus santuarios y seguidores.
Como en toda metrópoli, la corrupción no está ausente: culto a Afrodita, la diosa del amor (1.000
prostitutas sagradas), desintegración familiar, desenfreno moral de todo tipo (1 Cor 5,1-2) etc.
b) LA COMUNIDAD
Después de haber fracasado en su intento de evangelizar Atenas, Pablo llegó a Corinto: débil,
tímido y temeroso (1 Co 2,3). Esta comunidad fue fundada en su segundo viaje, probablemente
en el 50/51. Aquí permaneció un año y medio, por lo que hizo de Corinto el centro de su
evangelización. La comunidad que nació se reunía en las casas y estaba formada por una minoría
de hermanos pudientes y una gran mayoría de esclavos y libertos (1Cor 1,26). Colaboradores en
esta misión son: Silvano, Timoteo y el matrimonio Aquila-Priscila; en cuyo taller trabaja Pablo.
Es una de las comunidades que más dolores de cabeza le dieron, porque estaba llena de
problemas, sea por las influencias que reciben sus miembros del medio ambiente o por la
presencia de los judaizantes que criticaban constantemente a Pablo.
c) LA CARTA
Parece que Pablo escribió cuatro cartas a esta comunidad. La primera se perdió (1Cor 5,9.11). La
segunda es la 1Cor. Y la tercera y cuarta están fundidas en la hoy llamada 2 Cor. La 1 y 2 Cor
son cartas auténticas de Pablo. La primera a los Corintios la escribió desde Éfeso en el transcurso
del 56/57. Esta carta constituye la respuesta de Pablo a la información que le proporcionaron en
Éfeso unos mensajeros de Cloe sobre los desórdenes de la Iglesia de Corinto; da también una
serie de respuestas a las preguntas que le han hecho en una carta de la comunidad de Corinto.
Los mensajeros habían informado sobre las tensiones creadas en la comunidad por algunas
facciones y sobre un grave escándalo que había sucedido (un incesto). La carta, entregada por los
delegados de la comunidad, Estéfanos, Acaico y Fortunato, era una consulta a Pablo sobre
diversos problemas: matrimonio y virginidad, licitud de comer las carnes sacrificadas a los
ídolos, modo de comportarse las mujeres en las asambleas litúrgicas y otros problemas. Las dos
cartas que hoy tenemos las escribió para dar solución a los innumerables problemas de esta
comunidad.
Conclusión (16,1-24).
d) TEMAS A ESTUDIAR
Los cristianos de Corinto eran pocos. Tal vez no pasaban de cien personas, y no tenían ni una
misma raza ni un mismo origen. Ya vimos que, desde el punto de vista social, la mayoría de ellos
estaban marginados: esclavos, mujeres, gente sin acceso al "saber" intelectual; como dice la
misma Carta, gente considerada loca, débil, despreciable, vil y sin ningún valor (Cf. 1, 27-28). Es
decir, una comunidad de crucificados a la cual se le anuncia a Cristo crucificado. La sociedad no
esperaba nada de estas personas y tampoco les brindaba la oportunidad de participar en la vida
social o en los bienes necesarios para la vida y, al carecer de instrucción, eran considerados
Con el anuncio del Evangelio, estas víctimas de una sociedad injusta pasaron a convertirse en
parte del Pueblo de Dios. Comenzaron a vivir una vida nueva, que es anuncio de la libertad y de
la vida que Dios quiere para todos en cualquier tiempo y lugar.
Sin embargo, la comunidad de Corinto se vio luego rodeada de tensiones y de conflictos. Fue
ciertamente la comunidad que más problemas le trajo a Pablo. La Carta, escrita algunos años
después, revela la lista de estos continuos inconvenientes. En primer lugar, los "partidos":
después de la ida de Pablo, la comunidad se dividió, formando grupos simpatizantes de este o
aquel agente de pastoral que pasaba por la ciudad.
A pesar de ser una comunidad llena de tensiones y conflictos, Pablo descubre en ella una serie de cosas
buenas y no muestra recelo en agradecer a Dios por esto. Él sabe buscar lo dulce de las cosas amargas.
Pablo comenzó señalando las luces de la Iglesia de los pobres, luces que provienen de Dios y de
la conciencia que la comunidad va adquiriendo a lo largo del camino.
Pero también hay sombras. ¿De dónde provienen? Falta tomar conciencia de que los pobres
hacen historia. Tanto en el pasado como en el presente se ha pensado que son los grandes
quienes construyen la sociedad y la historia. Los pobres, dominados por tal ideología, no hacen
sino aumentar su complejo de inferioridad e idolatrar a los poderosos. A fin de cuentas,
reproducen en su medio un tipo de sociedad desigual que los pone nuevamente al margen. Esto
fue lo que sucedió en Corinto. La búsqueda del prestigio y de la "sabiduría de los grandes" llevó
a la comunidad a la división: "Os conjuro, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
a que tengáis todos un mismo hablar, y no haya entre vosotros divisiones; antes bien, estéis
unidos en una misma mentalidad y en un mismo juicio. Porque, hermanos míos, estoy informado
por los de Cloe, que existen discordias entre vosotros. Me refiero a que cada uno de vosotros
dice: 'Yo soy de Pablo', 'Yo de Apolo', 'Yo de Cefas', 'Yo de Cristo'. ¿Está dividido Cristo?
¿Acaso fue Pablo crucificado por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?"
(1, 10-13).
Aquí está la primera sombra. Se trata de la división de comunidad en partidos a favor de uno u
otro agente de pastoral. Pablo había fundado la comunidad y, después de él, Apolo y Pedro
también pasaron por ella. Apolo tenía el don de la palabra y Pedro, al contrario de Pablo, vivió
con Jesús algunos años y anduvo con El las calles de Palestina. Además de comprometer la
unidad de Cristo, la división hace a los agentes de pastoral "señores de la comunidad". Peor aún,
los cristianos de Corinto reproducen entre ellos el mismo tipo de sociedad injusta en la que
vivían antes. Pablo rechaza contundentemente tales planteamientos, pues entre los cristianos no
hay más que un guía, un maestro, una Única fuente de sabiduría, un Único Señor: Jesucristo.
Todos los demás son servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios.
Es normal que se produzcan diferencias dentro de la Iglesia; pero es intolerable que la unidad
esté a merced de las preferencias por un líder u otro. No nos damos cuenta de que ponemos en
juego la misma fe.
La segunda sombra reside en la búsqueda del saber. También en este aspecto la comunidad sigue
el modelo de la sociedad circuncidante. Los griegos pedían «sabiduría», es decir, filosofías que
intentaran ofrecer una explicación satisfactoria del hombre y del cosmos. Las élites de Corinto
imaginaban a un sabio así: hermosa presencia, libre, famoso, rico; El sabio era una especie de
"rey de reyes", pues conocía los misterios del mundo y sabía interpretar los acontecimientos.
Pocos podían llegar a ser sabios en la vida, pues esto dependía del capricho de los dioses al
privilegiar a algunos. En pocas palabras, una sabiduría elitista.
La élite intelectual de Corinto se presentaba al pueblo con todos sus títulos y privilegios, y era de
este modo como pretendía hablar de Dios. Pablo —que es la imagen del agente de pastoral— se
presenta como un marginado (trabaja con sus propias manos, Cf. Hch 18, 3) y anuncia a Jesús
crucificado sin recurrir a los artificios de la "sabiduría humana", para mostrar que Dios ha
escuchado el clamor de los pobres: "Pues yo, hermanos, cuando fui a vosotros, no fui con el
prestigio de la palabra o de la sabiduría a anunciaros el misterio de Dios, pues no quise saber
entre vosotros sino a Jesucristo, y éste crucificado. Y me presenté ante vosotros débil, tímido y
tembloroso. Y mi palabra y mi predicación no tuvieron nada de los persuasivos discursos de la
sabiduría, sino que fueron demostración del Espíritu y del poder, para que vuestra fe se fundase,
no en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios" (2, 1-5).
Estamos llamados a una evangelización, que, a ejemplo de san Pablo, deberá llevarse a cabo con
absoluta sencillez, sin confiar en el esfuerzo o la habilidad del evangelizador, en una palabra,
bajo el signo de la cruz de Cristo.
Porque el lenguaje de la cruz resulta una locura para los que se pierden; pero para los
que se salvan, para nosotros, es poder de Dios. Ya lo dijo la Escritura: Destruiré la
sabiduría de los sabios y haré fracasar la pericia de los instruidos. Sabios, entendidos,
teóricos de este mundo: ¡cómo quedan puestos! ¿Y la sabiduría de este mundo? Dios la
dejó como loca. Pues el mundo, con su sabiduría, no reconoció a Dios cuando ponía por
obra su sabiduría; entonces a Dios le pareció bien salvar a los creyentes con esta locura
que predicamos. Mientras los judíos piden milagros y los griegos buscan el saber,
nosotros proclamamos a un Mesías crucificado: para los judíos ¡qué escándalo! Y para
los griegos ¡qué locura! Pero para los que Dios ha llamado, judíos o griegos, este
Mesías es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues las locuras de Dios tienen más
sabiduría que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres. (1 Cor
18-25)
Podemos considerar este pasaje coma presentación y al mismo tiempo exposición sintética de la
peculiar teología paulina de la cruz. Pablo ve en Jesús crucificado la manifestación,
humanamente desconcertante pero definitiva, de la fuerza salvadora de Dios y afirma que a esa
concreta luz es preciso leer toda la realidad histórica del hombre. Por lo que se refiere al
contenido del pasaje ya los profetas de Israel habían puesto en evidencia que la sabiduría
simplemente humana es por si misma incapaz de salvar a nadie (Is 5,21; 29,14; Jr 8,9). Solo la
palabra de Dios es fuente de sabiduría, que equivale a decir de salvación. Pablo se sitúa en la
misma línea y rechaza de plano la eterna tentación del hombre que ya desde los orígenes (Gn
3,1-6) pretende bastarse a si mismo y prescindir de Dios que es la única fuente de salvación.
Los proyectos de Dios, por incomprensibles que parezcan, son siempre más sabios, y por tanto
más eficaces, que los proyectos de los hombres. Dios elige lo débil, pocos argumentos mejores
que la comunidad de Corinto y el propio Pablo para probar la validez de la teología de la cruz.
Entre los cristianos de Corinto no abundan los ricos, los poderosos, los intelectuales, los
aristócratas. Al contrario, son mayoría los esclavos, los trabajadores manuales, los pequeños
comerciantes, la gente sencilla y con frecuencia pobre. Y, sin embargo, Dios los ha llamado a la
fe trastocando de esta manera el proceder habitual de los poderosos de la tierra que buscan como
aliados y privilegian a los fuertes, a los ricos, a los inteligentes, a los de sangre azul en
detrimento de los desheredados de la fortuna y del amor.
No se trata, por supuesto, de una valoración romántica y sentimental de lo que es pobre, mísero y
vil por el mero hecho de serlo. Tampoco está en la intención de Pablo presentar al Dios de
Jesucristo como el jefe de un sindicato clasista y discriminatorio, en este caso a favor de los de
abajo. La razón de este comportamiento revolucionario de Dios es otra y Pablo la indica con
suficiente nitidez: para que nadie pueda gloriarse delante de Dios. El proyecto salvífico de Dios
es pura gracia, puro don inmerecido. Nadie puede esgrimir títulos, cualidades, méritos personales
o de clase a tener en consideración.
Resumiendo: la cruz de Cristo nos revela el rostro autentico del hombre y el rostro autentico de
Dios. El rostro del hombre, por cuanto deja al descubierto que el hombre no se salvara con sus
propias fuerzas. El rostro de Dios, porque en ella, en la cruz, Dios se solidariza con los
humillados, ofendidos, quebrantados y explotados de todos los tiempos. Con los sencillos y
ajetreados obreros de aquel puerto de Corinto, pero también con las pobres gentes tantas veces
maltratadas de nuestros días.
¿Significa todo esto que el cristianismo es una religión para necios e ignorantes? , ¿Condena
Pablo sin apelación posible todo esfuerzo humano por conocer y dominar las realidades
temporales y mundanas? Sin duda que no. Pero el proceso dialectico le ha obligado a cargar el
acento sobre lo que tienen de negativo los intentos puramente humanos de salvación, para de este
modo resaltar por contraste la acción soberana de Dios.
LECTURA ESPIRITUAL PARA ENTENDER ESTE TEMA
Y el hermano Maseo:
-- Me pregunto ¿por qué todo el mundo va detrás de ti y no parece sino que todos pugnan por
verte, oírte y obedecerte? Tú no eres hermoso de cuerpo, no sobresales por la ciencia, no eres
noble, y entonces, ¿por qué todo el mundo va en pos de ti?
Al oír esto, San Francisco sintió una grande alegría de espíritu, y estuvo por largo espacio vuelto
el rostro al cielo y elevada la mente en Dios; después, con gran fervor de espíritu, se dirigió al
hermano Maseo y le dijo:
-- ¿Quieres saber por qué a mí? ¿Quieres saber por qué a mí? ¿Quieres saber por qué a mí viene
todo el mundo? Esto me viene de los ojos del Dios altísimo, que miran en todas partes a buenos y
malos, y esos ojos santísimos no han visto, entre los pecadores, ninguno más vil ni más inútil, ni
más grande pecador que yo. Y como no ha hallado sobre la tierra otra criatura más vil para
realizar la obra maravillosa que se había propuesto, me ha escogido a mí para confundir la
nobleza, la grandeza, y la fortaleza, y la belleza, y la sabiduría del mundo, a fin de que quede
patente que de Él, y no de creatura alguna, proviene toda virtud y todo bien, y nadie puede
gloriarse en presencia de Él, sino que quien se gloría, ha de gloriarse en el Señor (1 Cor 27-31),
a quien pertenece todo honor y toda gloria por siempre.
El hermano Maseo, ante una respuesta tan humilde y dicha con tanto fervor, quedó lleno de
asombro y comprobó con certeza que San Francisco estaba bien cimentado en la verdadera
humildad. En alabanza de Cristo. Amén.
La reunión fraternal para celebrar la cena del Señor y para profundizar en el conocimiento del
mensaje evangélico era un momento clave en la primitiva vida cristiana. En Corinto tales
asambleas fueron perdiendo espíritu evangélico: ostentación en las mujeres, prepotencia de los
más ricos, afán de protagonismo.
Era preciso recuperar el genuino sentido cristiano de tales reuniones y para ello Pablo ofrece a
los corintios y a nosotros una espléndida catequesis sobre el hecho, sentido y exigencias de la
Eucaristía (1 Cor 11,23-29). Una iluminadora catequesis sobre el recto uso de los carismas que
de suyo son buenos y convenientes para la Iglesia, pero que deben contribuir a la unidad y no a la
discordia (1 Cor 12, 1-30 y l 4, 1-39). Y de manera especial una magnifica reflexión sobre el
supremo carisma, que es el amor cristiano (1Cor12, 31-13,13). Este himno al amor constituye
una de las páginas estelares de la Biblia, una página formidable que nadie puede leer o escuchar
sin sentir deseos de ser mejor.
Antes de tocar este tema, hay que partir de la gran convicción que animó toda la vida de san
Pablo y que está expresada en Gálatas 3, 28: "Ya no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre; ni
hombre ni mujer, ya que todos ustedes son uno en Cristo Jesús". Cuando los adultos eran
bautizados e introducidos en la comunidad cristiana, lugar en el que se viven nuevas relaciones y
se genera algo nuevo, recibían un "programa de vida" que se había de seguir: suprimir todas las
discriminaciones y exclusiones provenientes de la raza, de la condición social o del sexo. Todos
quedaban incluidos, ninguno podía sentirse excluido. Eso era lo que Pablo pensaba respecto a las
mujeres. Es muy probable que Pablo fuera consciente de la importancia más bien relativa que
tenía este asunto del velo. Pero juzga del todo punto necesario, en aquel momento concreto de la
convivencia social, mantener la costumbre del velo de las mujeres en las reuniones litúrgicas
para no dar la impresión de que el cristianismo era una patente de laxismo y libertinaje que
permitía dar al traste con todo tipo de costumbres y tradiciones. En este sentido tal vez lo único
que Pablo pretendía era salvaguardar las reuniones litúrgicas de todo aquello que, habida cuenta
de las costumbres entonces vigentes, pudiera parecer indecoroso y ofensivo a la santidad del
culto tanto en el comportamiento del hombre como en el de la mujer.
Lo que realmente crea un cierto desasosiego exegético es que, para apoyar su mandato, Pablo
utiliza una serie de argumentos que hoy nos resultan un tanto extraños e incluso difíciles de
aceptar en todos sus extremos. La cabeza de todo hombre es Cristo; y la cabeza de la mujer es el
hombre; y la cabeza de Cristo es Dios (1 Cor 11,3) con esta "jerarquía" no afirma que la mujer
no sea imagen y semejanza de Dios. Al decir que "Dios es cabeza de Cristo", no quiere significar
que Jesús esté debajo de Dios, igual sucede en la expresión "el hombre es cabeza de la mujer".
Si bien la cultura judía era machista, y se consideraba a la mujer inferior por haber sido sacada
del costado del hombre, Pablo intenta corregir esto: "Por lo demás, ni la mujer sin el hombre, ni
el hombre sin la mujer, en el Señor. Porque si la mujer procede del hombre, el hombre, a su vez,
nace mediante la mujer. Y todo proviene de Dios" (11, 11-12). En este punto, Pablo toma
distancia de la cultura machista judía. Si el hombre nace de la mujer, no puede haber
discriminación.
LA CELEBRACION DE LA CENA EUCARISTICA. 11, 17-34
De mucha mayor gravedad que la cuestión del uso o no uso del velo por parte de las mujeres en
las asambleas litúrgicas, le debi6 parecer a san Pablo el hecho de que en esas mismas reuniones
estaba teniendo lugar una violaci6n inaudita de la fraternidad cristiana. No estamos seguros de si
ya en los días de Pablo una comida fraternal -el ágape precedía a la celebración propiamente
dicha de la Eucaristía, o si la Eucaristía tenía lugar dentro de la comida fraternal. Parece más
probable lo primero. En todo caso la comida de hermandad debía estar y estaba íntimamente
relacionada con la celebración de la cena del Señor.
Por eso el disgusto de Pablo es manifiesto cuando se entera de que allí hay de todo menos
fraternidad y comunión. Los más poderosos y desocupados llegan a la reunión con tiempo
sobrado, extienden sus viandas abundantes sobre la mesa y se dan el banquete. Cuando llegan los
pobres trabajadores del puerto de Corinto, ya "los madrugadores" han comido y bebido en
abundancia y apenas han dejado unas migajas. Este comportamiento es tan anticristiano que
Pablo no puede por menos de denunciarlo con toda energía.
¿Qué pretendían con esto? En primer lugar, no comer lo que preparaban los pobres, pues no era
de la misma calidad que lo suyo y podía caerles mal. En segundo lugar, no querían compartir, y
por eso comían lo que ellos mismos traían. En tercer lugar, desligaban la Eucaristía del deber de
poner en común todo lo que se tiene. De este modo, su celebración, en vez de eliminar las
desigualdades sociales, las aprobaba y fortalecía. Ante esta situación Pablo piensa que recordar
el dato tradicional de la institución de la Eucaristía es la mejor requisitoria contra la insolidaria
actitud de los corintios.
Pablo constata los resultados de este gesto: "Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y
muchos débiles, y mueren no pocos" (11, 30). Y ordena: "Así pues, hermanos míos, cuando os
reunáis para la Cena, esperad los unos a los otros" (v. 33). El muestra que la Eucaristía es el
lugar de la comunión y de la participación de todos en todo, eliminando así los privilegios de
clase social. En la Eucaristía ve la más fuerte exigencia de vivencia fraternal, de comunión
eclesial. Por eso echa en cara a los corintios el que hayan convertido sus reuniones comunitaritas
en verdaderas "anti eucaristías". Porque la Eucaristía es participar todos del mismo pan y allí
cada uno come de lo suyo; porque la Eucaristía es compartir todos la misma mesa y allí cada uno
organiza su mesa particular; porque la Eucaristía es sentarse todos al lado de todos sin fijarse en
categorías y allí los más pobres son tremendamente discriminados.
Ya desde el inicio de la Carta, Pablo agradecía la plenitud de dones de la comunidad (Cf. 1, 5-7).
Ahora, él hablará de este asunto, dedicándole tres capítulos, lo que significa que es un tema de
gran importancia. Una vez más, quiere que la comunidad se distinga de la sociedad que se dejó
arrastrar hacia los ídolos mudos (12, 2).
En un sentido amplio carisma designa cualquier clase de gracia o don concedido por Dios a sus
fieles, con independencia del puesto que puedan ocupar en la institución eclesial. En un sentido
más restringido y técnico paso a significar ciertos dones especiales concedidos por el Espíritu de
Dios a determinadas personas o grupos para provecho de los demás. Así pues la existencia de
carismas se conecta necesariamente con la actividad divina y más en concreto con la acción del
Espíritu Santo en el seno de la Iglesia. Por eso existieron, existen y existirán siempre en ella. La
abundancia de carismas es signo de juventud y de fervor, de entusiasmo y de vitalidad.
Los corintios valoraban los dones espectaculares, en especial, hablar en lenguas y profetizar.
Quienes poseían tales dones se creían los mejores cristianos de la comunidad. Así pues, tenemos
más de un conflicto entre "fuertes" y "débiles“. Ellos se comparaban al ojo, a la mano y a la
cabeza, pues ejercían funciones nobles en la comunidad; mientras los "débiles", que eran
comparados a los pies o a los ídolos, debían sólo escuchar y obedecer, dedicándose a las tareas
humildes y escondidas.
El atrevimiento de los "fuertes" llegó a tal punto que uno de ellos, sintiéndose movido por el
Espíritu, había dicho "anatema es Jesús" (Cf. 12, 3) en medio de la comunidad, sin que nadie
tomara medidas al respecto. Pronto los carismáticos de Corinto crearon problemas al juzgarse un
tanto desligados de la Iglesia-institución y creerse con facultad para moverse a sus anchas, libres
de toda norma, en el seno de la comunidad.
Pablo ayuda a la comunidad a ampliar los horizontes: "Hay diversidad de cansinas, pero el
Espíritu es el mismo, diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo, diversidad de
operaciones, pero es el mismo Dios que opera todo en todos" (12, 4-6). Él apóstol habla del
Espíritu, del Señor Jesús y de Dios Padre. La Trinidad es, en su comunión y diversidad, el origen
de la comunidad y la fuente de donde ella bebe el agua para saciar su sed. Pablo muestra a los
"fuertes" que el don de lenguas o el de profecía son menos importantes que otros.
De hecho, en la lista de dones que presenta (12, 7-11), coloca la profecía en quinto lugar y el
don de lenguas en el último, condicionándolo, además, al don de interpretación. Hablar en
lenguas sin intérprete alguno es puro exhibicionismo y no representa ninguna ayuda para el
crecimiento de la comunidad. Es pura exaltación, semejante a la idolatría de la sociedad
establecida.
Así como el pie, por no ser mano; o el oído, por no ser ojo, no dejan de ser miembros del cuerpo
(vv. 15-16), de la misma forma la mano no puede decir que no necesita del pie, ni el ojo que no
necesita del oído. Todos son importantes, cada uno en su función. Todo esto nos lleva a constatar
que la comunidad privilegiaba a los "fuertes" en perjuicio de los "débiles".
Los pobres eran víctimas de un complejo de inferioridad creado por las personas "de bien".
Pablo afirma que si es necesario privilegiar a alguien en la comunidad, que sea justamente a los
pobres y marginados: "Más bien, los miembros del cuerpo que tenemos por más débiles, son
indispensables. Ya quienes nos parecen más viles del cuerpo, los rodeamos de mayor honor. Así
a nuestras partes deshonestas las vestimos con mayor honestidad" (12, 22-23). ¡Ahí está la
intocable opción de Pablo por los pobres! Marginarlos es mutilar el cuerpo de Cristo, pero
promoverlos es reconstruirlo.
Pablo aprovechó un antiguo himno cristiano (13, 1-13) y lo adaptó. Con esto quiso reformular la
cuestión de los carismas. El mayor don que puede existir es el amor. Sin él, todos los demás son
pura exaltación y exhibicionismo. Es interesante ver, en este himno, que Pablo comienza citando
precisamente los carismas ambicionados por los "fuertes": hablar en lenguas, profecía,
conocimiento, fe, etc. Todos ellos, sin el amor solidario, no tienen sentido.
Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy
como bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía, y
conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para
trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y
entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha.
Después de mostrar que, sin el amor, todo el bien que se haga no pasa de ser exhibicionismo
infantil, Pablo recomienda que la comunidad busque este don mayor (14, 1) y que valore la
profecía. Ella es la palabra cierta que ilumina los momentos inciertos del camino. Ella percibe el
rumbo del proyecto de Dios, para que la comunidad no pierda de vista su misión transformadora
en la sociedad. Es la voz que exige fidelidad al Dios fiel en medio de las circunstancias de la
comunidad. Pablo sabe "hablar en lenguas" mejor que cualquier corintio. Sin embargo, prefiere
decir cinco palabras con su mente, para instruir a los demás (profecía), que diez mil en lenguas
(Cf. 14, 18-19).
El da la siguiente orientación:
"Cuando os reunís, cada cual puede tener un salmo, una instrucción, una revelación, un
discurso en lengua, una interpretación; pero que todo sea para edificación. Si se habla
en lengua que hablen dos, o a lo más tres, y por turno; y que haya un intérprete. Si no
hay quien interprete, quédese en silencio en la asamblea; hable cada cual consigo mismo
y con Dios... Pues podéis profetizar todos por turno para que todos aprendan y sean
exhortados" (14,26b-28.31).