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BOLETÍN DE ARQUEOLOGÍA

NUEVOS N. o 7, 2003,
PUCP, CÁNONES DE57-77
ARQUITECTURA INKA... 57

NUEVOS CÁNONES DE ARQUITECTURA INKA:


INVESTIGACIONES EN EL SITIO DE
TAMBOKANCHA-TUMIBAMBA,
JAQUIJAHUANA, CUZCO*

Ian S. Farrington** y Julinho Zapata***

Resumen

Recientes excavaciones en el complejo de Tambokancha por parte del Proyecto Peruano-Australiano


Jaquijahuana han realizado notables descubrimientos de nuevos patrones de estructuras arquitectónicas
inkas. El complejo, ubicado al oeste del Cuzco, está ubicado en una terraza aluvial y comprende enormes
muros de mampostería de piedra y adobe, entre los que se encuentran grandes torreones y kallankas. Por
fortuna no tiene evidencias de saqueo aunque sí se han desmontado sus bloques para usarlos en construcciones
posteriores. Aún así, el sitio muestra una gran monumentalidad y es uno de los sitios inkas más atípicos en
términos de su planificación y trazado. Destacan, entre sus características, una alineación en forma de
«cruz», que atraviesa el núcleo del conjunto, mientras que el plano general es único, ya que tiene la forma de
un tumi o cuchillo ceremonial.

Abstract

NEW CANONS ON INKA ARCHITECTURE: FIELD RESEARCH AT TAMBOKANCHA –TUMIBAMBA


SITE, JAQUIJAHUANA, CUZCO

Recent excavations at the Tambokancha Complex by the Peruvian-Australian Jaquijahuana Project


have revealed valuable discoveries about new inka architectonic structural patterns. The archaeological
complex, to the west of the city of cuzco, is located on an alluvial fan and consists of high walls with stone and
adobe masonry. These structures include, for example, towers and kallankas. Fortunately, this site has not
been looted, although the adobe and stone blocks of the walls were dismantled for later constructions. In spite
of this, the site shows a great monumentality. Tambokancha is one of the most atypical Inka sites architecturally.
Among the most impressive of its architectonic characteristics is a cross shaped alignment in the complex core
and its tumi (ceremonial knife) shaped general plan.

1. Introducción

En los últimos años los cánones fundamentales de la arquitectura, construcción y


planificación de los asentamientos inkas han sido estudiados de manera intensiva por varios
arqueólogos y arquitectos (cf. A. Kendall 1976, 1985; Bouchard 1976, 1983; Gasparini y Margolies
1977; Agurto 1980; Hyslop 1990; Protzen 1993). Estos investigadores han descrito las edificaciones
inkaicas, así como sus detalles arquitectónicos —es decir, rasgos típicos como la forma trapezoidal
y ubicación de los vanos de acceso, nichos y ventanas— y los materiales de construcción. También

* Traducción del inglés al castellano: Glenda Escajadillo


** The Australian National University, Faculty of Arts, School of Archaeology and Anthropology, Canberra.
E-mail: [email protected]
*** Universidad Nacional de San Antonio Abad, Departamento de Antropología, Cuzco.
E-mail: [email protected]
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han discutido acerca de los elementos tecnológicos, como el diseño y los métodos de construcción
de los techos. Cuando fue conveniente, han considerado aspectos como la construcción y planifi-
cación del asentamiento, y la distribución de ciertos rasgos a lo largo del territorio del Tawantinsuyu.
Kendall (1976: 60-91; 1985), Protzen (1993) y Niles (1999) han intentado explicar, de manera racional,
las diferencias existentes en la construcción y la decoración en la arquitectura de distintos sitios por
medio de una secuencia cronológica e identificaron determinados estilos arquitectónicos y formas
de planificación con los últimos Sapa Inka que gobernaron antes de la llegada de los españoles.

A partir del trabajo de estos investigadores, la estructura inka característica se describió


como un edificio con un ambiente único y de un solo piso, de tamaño relativamente pequeño y un
techo con hastiales o a cuatro aguas. Por lo general, la planta es rectangular, aunque no era común
el uso de esquinas con ángulos ortogonales. Asimismo, tiene uno o más ingresos, ubicados
simétricamente, así como nichos en las paredes internas, colocados de la misma manera. Los vanos,
con frecuencia, tienen un ancho estandarizado de entre 70 centímetros y 1,6 metros, aunque de
manera ocasional pueden ser más amplios y llegar hasta 4,6 metros (Kendall 1976). Las paredes,
rectas y con doble cara, tienen un ancho de alrededor de 80 centímetros. Los materiales básicos
empleados en su construcción pueden ser de varios tipos: a) fina mampostería de piedra labrada con
la cara externa almohadillada, b) piedras canteadas colocadas en hiladas horizontales (pirka), o c)
una combinación de cimientos de piedra con estructuras de adobe (Moorehead 1978).

Por lo general, estas estructuras se encuentran dispuestas en grupos de dos a ocho dentro
de una kancha y alrededor de un patio central, que puede estar, a su vez, rodeado por un muro
circundante (Bouchard 1976, 1983). Las estructuras típicas construidas de esta manera incluyen
edificaciones ceremoniales, casas, kallankas y qolqas. Los muros de las edificaciones fueron levan-
tados con una inclinación de 6 a 8 grados, mientras que las plataformas de contención y terrazas
agrícolas se construyeron con una inclinación de entre 6 y 12 grados, lo que dependía de la pendien-
te del cerro, el ancho de la plataforma y el alto del muro. Esta forma estructural básica varía con el
añadido de un segundo piso —como ocurre en Ollantaytambo— e, incluso, un tercer piso —en
Huchuy Cuzco—, o con una prolongación, como en una kallanka en Caxas y Aypate en el Alto
Piura, que tiene un largo de 100 metros (Astuhuamán 1998). Otras disposiciones estructurales se
encuentran muy ocasionalmente y corresponden a edificios especiales como torreones o estructu-
ras altas. Entre ellos están amplios vestíbulos, uso deliberado de muros curvos, muros perimetrales
en zigzag y nichos exteriores.

Ejemplos de torreones rectangulares y circulares de varios pisos de altura se aprecian solo


como zarpas en Muyuqmarka (Saqsaywaman) y como pequeños torreones que flanquean el ingreso
a los complejos reales de Quispeguanca y Huchuy Cuzco, así como al pueblo de Ollantaytambo
(Farrington 1995). Se sabe que los torreones de Muyuqmarka tenían cinco pisos de altura y que el
Sunturwasi, un torreón grande y de planta circular, adornaba la plaza principal de Haukaypata en
Cuzco. Squier (1974 [1877]) publicó el dibujo de un pequeño torreón inka, entonces aún en pie,
ubicado en Azángaro, así como otro del torreón redondo de Urqo, ambos de tamaño reducido. En
comparación, amplios vestíbulos, con longitudes que exceden los 25 metros y anchuras mayores a
los 13 metros, se encuentran tanto en los templos y palacios de Raqchi, Inkallaqta, Chinchero,
Quispeguanca y Yucay (Farrington 1995). Por lo general, tienen hastiales altos y una serie de acce-
sos en sus lados más largos. Garcilaso de la Vega (1985 [1609]) describió cuatro de estos vestíbulos
que rodeaban Haukaypata. La altura máxima de los muros largos de Raqchi e Inkallaqta es superior
a los 14 metros.

Es común encontrar paredes curvas como parte de la estructura de templos, tal como en el
Qorikancha del Cuzco, el torreón de Machu Picchu, el templo de Pisaq y el Qorikancha de Tumibamba
(Cuenca), mientras que los muros en zigzag delimitan ciertos templos y otros espacios culturales
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como en Wanacauri, Saqsaywaman, y en otros lugares del valle del Cuzco, así como en Choquellusca,
en el valle de Urubamba. Por otro lado, los nichos exteriores suelen estar presentes solo en ciertos
muros perimetrales aterrazados, como en Qolqampata, en Cuzco y Vilkaswaman; en templos como
Pachacamac y La Centinela; en complejos palaciegos, como Chinchero, Quispeguanca y Huchuy
Cuzco; y en estructuras funerarias para los ancestros como en Choquequirao (Zapata 2004).

Generalmente, la planificación urbana inka sigue un patrón reticulado, con líneas rectas y
simples, y está basada en la característica kancha residencial, que comprende tres a ocho edificios
separados por calles y alrededor de una plaza, como ocurría en el Cuzco, Ollantaytambo (Cuzco
Ayllu), Calca y otros lugares más allá del área nuclear (Hyslop 1990; Cornejo 1999; Farrington s.f.);
o se organizan en un patrón radial de calles a partir de las cuatro esquinas de una plaza, tal como en
Huánuco Pampa (Morris y Thompson 1985). No obstante, la disposición rectilínea típico de las
kanchas continúa siendo muy importante (Bouchard 1983).

Una característica adicional de la planificación y construcción inka es el concepto de sime-


tría que se mantuvo por la aplicación de un sistema de medidas (Farrington 1984), que se ajusta no
solo a la construcción de cada edificio particular sino, también, al planeamiento de cada poblado.
Varios autores han asumido que los planos en dos dimensiones, que caracterizan a algunos sitios
incas, tenían la forma de determinado animal, tal como el caso de Cuzco, del que se pensaba tenía la
forma de un puma, y Vilkaswaman, que tenía la forma de un halcón. A pesar de que estas suposicio-
nes han sido objeto de amplios debates, no existe certeza de que el trazado de los asentamientos
imitase de alguna manera a un ser u objeto representado en dos dimensiones.

En este artículo se presenta una descripción de la arquitectura de Tambokancha, un sitio


inka de gran tamaño, aunque relativamente desconocido, ubicado en la región de Cuzco y en el que
se han llevado a cabo excavaciones en la actualidad. 1 Este sitio, al parecer, rompe muchos de los
cánones y convenciones tanto de la arquitectura como de la planificación urbana, incluyendo su
trazado con aparente forma de tumi. El artículo se centrará en el Area Arquitectónica II, lugar donde
se han realizado todos los trabajos de excavación desde 2002 a 2004.

2. El sitio de Tambokancha-Tumibamba

El sitio de Tambokancha-Tumibamba es un complejo inka relativamente desconocido, ubi-


cado a 30,6 kilómetros al oeste del Cuzco, en el lado occidental de la pampa de Anta y cerca al pueblo
de San Nicolás de Zurite. Está localizado a un lado del principal camino inka, el Qhapaq Ñan, que se
dirige al Chinchaysuyu, el suyu más importante del imperio. El sitio fue visitado y mencionado por
varios investigadores, incluyendo a los miembros del equipo del Catastro Arqueológico del Institu-
to Nacional de Cultura, filial Cuzco, quienes realizaron una breve descripción del sitio en 1982 y
marcaron su ubicación en un mapa, así como también por John Rowe, Ken Heffernan y Brian Bauer
(Bauer y Barrionuevo 1998). Todos estos autores establecieron su filiación inka a pesar de que no se
observaran a simple vista elementos arquitectónicos distintivos tales como vanos o nichos
trapezoidales, o la disposición característica de los bloques de piedra. Toda esta zona está cubierta
por fragmentos de cerámica inka. Sin embargo, antes del inicio de este proyecto no se habían
realizado trabajos arqueológicos sistemáticos en el sitio.

Tambokancha ocupa un área de 8 hectáreas aproximadamente (Fig. 1). Está ubicado a 1 kiló-
metro al suroeste de Zurite y a una altitud promedio de 3400 metros sobre el nivel del mar, en
depósitos aluviales en el extremo de un área amplia y escasamente drenada que se encuentra a los
pies y encima de una colina de 38 metros de altura. El área es también conocida como Tumibamba,
nombre de uno de los antiguos ayllus del distrito. Un río tributario transcurre a lo largo de un
abanico aluvial aterrazado que está ubicado inmediatamente al norte del sitio y define su extremo
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Fig 1. Vista panorámica desde la Colina del Ushnu del sitio de Tambokancha-Tumibamba antes del inicio de las
excavaciones.

septentrional. Un grupo similar de rasgos se ubica en el lado sur, a pesar de que hay más evidencias
de asentamiento en las terrazas de este lugar. Ambos riachuelos fueron canalizados parcialmente en
tiempos de los inkas para ganar tierras para el cultivo. Los canales llevaban la mayor parte de agua
fuera de las áreas planas. Los sectores orientales del sitio, ubicados a menor altura, se encuentran
permanentemente húmedos. De manera reciente, se han cavado grandes y profundos desaguaderos
para facilitar el uso agrícola de esta área.

Tambokancha es apenas mencionado en los documentos históricos. No fue aludido de


manera específica por ninguno de los cronistas tempranos como Estete, Sancho de la Hoz, Pizarro o
Cieza de Léon. La primera mención directa se encuentra en la Memoria de las guacas generales de
Albornoz (Duviols 1967 [c. 1582]), como una w’aka ubicada en el valle de Jaquijahuana. En este
documento es descrito cómo: «[...] [la] casa que fue de un ynga y tenía su figura de oro en la dicha
casa; llámase Tupa Ynga Yupanqui». Es sabido que el décimo Inka poseía tierras en el distrito de
Zurite y sus nietos reclamaron la tenencia de tierras en esta área entre 1550 y 1551. Por otro lado,
Tupaq Inka Yupanki es considerado el fundador de Capac Ayllu, el más importante de todos los
ayllus (Rostworowski 1962; Amado, comunicación personal). Otros gobernantes también tuvieron
tierras en esta área, incluyendo a Huayna Capac y Huascar. Además, Albornoz añadió que: «[t]enía
muchas haziendas y riquezas esta casa y camayos» (Duviols 1967 [c. 1587]), lo que sugiere que era
el centro de una propiedad real e, incluso, un palacio. También lo describe como un lugar sagrado
que era reverenciado por la población local. Anteriormente se había argumentado que las tierras de
Capac Ayllu deberían ser consideradas como la hacienda del rey Inka titular (Farrington 1992, 1995).
Por todo ello, podría deducirse que Tambokancha fue el centro de las propiedades rurales del Inka,
titular en el valle de Jaquijahuana, que también albergaba un santuario principal y continuó siendo
un lugar venerado hasta la década de los ochenta del siglo XVI.
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3. Procesos de formación del sitio

El sitio de Tambokancha no tiene estructuras intactas, pero a simple vista se observan una
serie de «terraplenes». Este aspecto se debe a que los adobes que remataban los grandes muros de
sus edificios se erosionaron hasta cubrir los niveles inferiores hechos de hileras de piedras toscas.
Con una altura de 1,2 e, incluso, 3 metros de alto, las piedras de la sección inferior se unían con
mortero de arcilla. Los muros de piedra tenían doble cara y en el medio se colocaba un relleno de
cascajo, grava y tierra. Como consecuencia de dicha apariencia, por fortuna, el sitio no atrajo la
atención que, probablemente, sí merecía por su estatus etnohistórico.

El sitio no solo ha sido ignorado por los arqueólogos sino que, afortunadamente, apenas ha
sido saqueado, al menos en los últimos tiempos. Hay pocas huellas evidentes de pozos de huaqueo
y aquellos que son reconocibles están cubiertos por pasto y han sido rellenados, lo que demuestra
su relativa antigüedad. No obstante, desde la conquista española hasta el presente, fue explotado
de manera intensiva como cantera para extraer bloques de piedra como materiales de construcción.
Por ejemplo, en la década de los setenta del siglo XVI se utilizaron bloques de piedra caliza bien
definidos provenientes de este complejo en la construcción de la iglesia en San Nicolás de Zurite,
mientras que otras construcciones del pueblo se utilizaron bloques de arenisca y dinteles del mismo.
Debe destacarse que, hasta la fecha, no se han encontrado dinteles de piedra en el lugar. Este tipo de
explotación continuó hasta hace muy poco tiempo y solo se detuvo a partir de la intervención del
Instituto Nacional de Cultura (INC).

Tambokancha puede dividirse en cuatro áreas arquitectónicas (Fig. 2): a) el Area Arquitec-
tónica II (AA II) comprende los edificios que rodean la plaza al pie del cerro; b) el Area Arquitectó-
nica I (AA I) está localizada en la parte baja del sitio, es decir, al este del área AA II, y se conforma de,
al menos, 24 edificios grandes, dispuestos en tres hileras curvas; c) el Area Arquitectónica III (AA
III) abarca las estructuras y terrazas en las pendientes del cerro y su cima, mientras que el Area
Arquitectónica IV (AA IV) está ubicada en las pendientes de la quebrada al sur de la colina cercana,
a la que se denominó la «Colina del Ushnu»,

Por otro lado, la naturaleza relativamente húmeda del suelo ha sido motivo para que el área
del sitio no haya sido cultivada de manera significativa. En la Colina del Ushnu, por encima del AA
III, donde los suelos son más delgados, muchos edificios han sido destruidos hasta el nivel de la
superficie actual por actividades agrícolas y apacentamiento de animales. Solo dos edificios, locali-
zados en el Sector H del área AA II, han sido despojados sistemáticamente de la mayoría de sus
muros de piedra por robo, aunque sus cimientos se han conservado.

Al parecer, el proceso de transformación del sitio puede resumirse de la siguiente manera: al


momento del abandono, los techos fueron quemados y algunas paredes fueron derruidas delibera-
damente. Como resultado de la pérdida de los techos, ocurrió una exposición a la acción de la lluvia,
la caída de escarcha y el viento, lo que motivó que los segmentos de adobe de las paredes se ero-
sionaran de manera progresiva. El barro y las partículas de arcilla se escurrieron y formaron suaves
pendientes a cada uno de los lados de las paredes de piedra, lo que formó montículos de tierra. Por
encima de algunos de ellos es posible distinguir el ancho superior de la pared. Ciertos rasgos, como
los nichos o accesos, pueden identificarse por la escasa acumulación de arcilla debido a la falta de
un muro subyacente. Los pasajes estrechos ubicados tanto en AA I como en AA II se diferencian
por estar llenos de restos de muros de las estructuras adyacentes, por lo que se conservan como
montículos de tamaño relativamente elevado.

En algún momento durante estos procesos, el sitio sufrió incursiones destructivas. En


primer lugar, por la extracción de sus bloques de piedra caliza muy bien trabajados, tal como ocurrió
en la fachada monumental, cuyas piezas han sido utilizadas en muros adicionales en algunos edifi-
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Area
arquitectónica
AAV
Area
arquitectónica
AAIII
Area
arquitectónica
AAIV

Area
arquitectónica
AAII

Area
arquitectónica
AAI

Fig. 2. Plano de planta de Tambokancha-Tumibamba. Nótese la forma de tumi que sugiere su traza urbana.
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cios y como mampuestos específicos en otros (cf. abajo). En segundo lugar, se buscaban los blo-
ques de arenisca trabajados de manera burda. En general, las piedras de estos edificios permanecen
diseminadas en la superficie como indicadores de la intensa actividad de acumulación y movimiento
de material de piedra en tiempos históricos. Los vestigios de muros de piedra caliza se encuentran a
mayor profundidad y solo han sido posibles de determinar mediante excavaciones. Sin embargo, la
mayoría de estructuras de Tambokancha ha sobrevivido al interior de los montículos de tierra y, a
partir de ellos, es posible revelar el tamaño y la forma de cada uno de ellas, sus vanos y, mediante
excavación, sus pisos.

En el área AA III ocurrieron procesos similares. En dicha zona, el ángulo de la pendiente es


tal que luego que los techos fueran removidos, los adobes y la matriz de arcilla de los muros simple-
mente se escurrieron por la cuesta, lo que dejó a las estructuras vulnerables al robo de los bloques
de piedra y en una exposición mayor a la destrucción provocada por el tránsito de animales. En la
base del la Colina del Ushnu, en el Sector A del área AA II, se observan amontonamientos de piedras,
hecho que indica que fueron empujadas cuesta abajo para ser acumuladas.

4. El planeamiento del sitio

Los principales restos arquitectónicos y «terraplenes» de Tambokancha fueron registrados


por primera vez por Farrington en 1993. Ocho años después, se realizó un levantamiento más exacto
con la utilización de una estación total Wild TC1000. A medida que las excavaciones progresaban, el
plano realizado fue verificado y corregido en las sucesivas temporadas de campo con una estación
total Leica TC645 (Fig. 1). Hasta el momento, se han utilizado dos tipos de métodos de excavación:
a) en área, para examinar la estratigrafía, pisos y funciones internas de determinadas estructuras y
sus alrededores; y b) por trincheras, para exponer la cima de los muros y alineamientos, lo que
permitió el mapeo de ciertos detalles arquitectónicos generales y una mejor comprensión de los
principios de planificación utilizados en este sitio.

Tambokancha es uno de los sitios inkas más atípicos en términos de su planificación y


trazado, con un total de más de 70 estructuras. Abarca alrededor de 8 hectáreas y está organizado en
torno a un eje central con orientación aproximada de Este a Oeste (aproximadamente 80-81 grados a
260-261 grados). Se orienta hacia una plataforma natural modificada que se ubica en la cima de un
cerro, que es el punto visual central del sitio. A lo largo del eje se ubican edificios importantes, entre
los que está un gran torreón en el lado oeste de la plaza, que sirve como segundo punto visual en
importancia. Se ha registrado también una alineación en forma de «cruz» con ángulos rectos (de 170-
171 grados a 350-351 grados) que atraviesa el punto central de la plaza y que se articula con la cima
del cercano cerro Huanacaure, ubicado al norte. El plano del sitio es único en el sentido de que tiene
la forma de un tumi, o cuchillo ceremonial, en dos dimensiones. El cerro y la plaza forman el mango,
mientras que las tres hileras curvas de grandes edificios, separados por calles curvas y ubicadas en
el límite oriental del sitio, tienen la forma convexa del extremo del cuchillo. Es probable que todo el
sitio haya estado rodeado por un muro de piedra que también poseía dicha forma.

5. Areas arquitectónicas y planos de las estructuras

5.1. Area arquitectónica II (AAII)

El centro arquitectónico del sitio es el AA II. Se ubica al pie de la colina y comprende las
estructuras que rodean una gran plaza. Esta área contiene las plataformas, edificios y complejos más
grandes, con mayor altura y, posiblemente, los más importantes del sitio, todos ellos de tamaño mo-
numental. Estas estructuras flanquean los cuatro lados de la plaza central y están ordenadas de
manera simétrica en torno al eje principal del sitio (de 80°-81°) y su eje perpendicular (de 170º-171°).
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Fig. 3. Perspectiva de una de las canchas emplazadas detrás de la fachada norte del Sector A.

No obstante, cada lado de la plaza posee una combinación distinta de formas estructurales, accesos
y espacios monumentales. Esta área arquitectónica está dividida en ocho distintos sectores planifi-
cados.

La plaza (Sector B) mide unos 100 metros de Norte a Sur y 75 metros de Este a Oeste. Su su-
perficie es relativamente plana, sin piedra o ushnu aparente en su centro. Por medio de excavaciones
se descubrió un piso de cascajo y arcilla compacta. Asimismo, hay un canal subterráneo definido
por piedras alineadas que corre a lo largo de sus extremos norte, sur y este; y a aproximadamente a
1 metro de las estructuras del lado este, se encuentra un canal abierto que habría recogido el aflujo
de los aleros de las estructuras monumentales.

Sector A: el lado oeste de la plaza abarca un complejo o kancha relativamente grande, dispuesto con
estructuras internas, que se localiza al pie de la Colina del Ushnu (Fig. 3). Su largo exterior mide 69
metros y el ancho 26 metros aproximadamente. Su frontis está definido por dos de los espacios tipo
antesalas laterales o paredes muy altas que flanquean un torreón central, y por muros laterales de
1,30 metros de ancho. Hasta el momento no se ha encontrado la pared posterior, pero es probable
que esta haya consistido en un muro de terraza y un pasaje. Este complejo está flanqueado por
espacios tipo antesalas cuyas medidas son 29 metros de largo por 11 metros de ancho.

Frente a la plaza, los «terraplenes» visibles revelan un patrón de construcción simétrico,


centrado en un edificio grande con planta rectangular (II-A1), que se ubica en el centro del eje
principal del sitio. El patrón de construcción es idéntico en ambos lados de esta estructura: en primer
lugar hay un acceso de 1,80 metros de ancho, que permite el ingreso al complejo; luego, una fachada
con tres grandes nichos y una celda profunda en cada extremo; y, finalmente, un segundo pasaje de
ingreso hacia el complejo. Las medidas exteriores del edificio central II-A1 son 15,8 metros de Este a
Oeste y 16,3 metros de Sur a Norte, mientras que las interiores son 13,55 por 15,05 metros. Sus
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paredes de piedra son ligeramente convexas en sus lados más largos y tienen alrededor de 1,25
metros de espesor. Este edificio parece estar flanqueado y aumentado por un muro de piedra caliza
de 85 centímetros de ancho, que fue construido a un par de centímetros del muro principal, pero que
no estaba amarrado a este en su aparejo. Esta disposición dio como resultado un ancho general para
toda la pared de 2,1 metros, la que fue levantada al menos 1,3 metros por encima del nivel del piso
original al interior del conjunto. No se encontraron evidencias de enlucido en este muro. Esta infor-
mación, sumada al tamaño de los montículos de arcilla que cubren al muro en ambos lados y llenan
el interior de la estructura, sugiere que este edificio fue probablemente un torreón de gran tamaño
que puede haber alcanzado más de 12 metros de altura. Es posible que estuviese cubierto por un
techo de paja en forma de cúpula, semejante a la de la ilustración del Sunturwasi en Cuzco, que
presentó Guamán Poma (1980 [1609]: 329), o como el torreón inka en Azángaro, mostrado por Squier
(1974 [1877]) y, luego, analizado por Agurto (1987).

La estructura II-A1 tiene una sola entrada. Se trata de un vano ancho (4 metros) con una
sola jamba y que se abre directamente a la plaza (Fig. 4), aunque es posible que la pared de piedra
caliza añadida formase un acceso de doble jamba.2 La única jamba está cubierta por una gruesa capa
de enlucido rojo de 7 centímetros de espesor. A partir de los depósitos de carbón y ceniza encontra-
dos inmediatamente por encima de su umbral, se ha deducido que este acceso tenía dinteles de
madera. Además, a juzgar por el ancho del vano, su altura habría alcanzado alrededor de 9,6 metros.

Frente al torreón y a ambos lados de la entrada se encontraron paredes bajas y curvas que
definen espacios abiertos o «antesalas». Estas tienen 3,25 metros de ancho frente al torreón y
doblan alrededor de su costado, formando callejones sin salida. La función de estos espacios es
desconocida y, a diferencia de los torreones ubicados en el lado este de la plaza, dificultan el acceso
directo al complejo ubicado detrás. Los «terraplenes» parecen indicar que estas paredes a los cos-
tados habrían sido aumentadas mediante un muro de piedra caliza.

Al inicio del proyecto se pensó que esta estructura tipo torreón era una construcción
colonial temprana, posiblemente una iglesia o capilla. Sin embargo, esta explicación ha sido rechaza-
da por su forma arquitectónica, ya que en las excavaciones practicadas hasta la fecha, tanto en su
espacio interior como exterior, no se encontraron fragmentos de cerámica u otros artefactos de la
época colonial, mientras que solo se encontró material del periodo inka imperial. En ambos lados del
torreón central se ubica un ingreso de 2 metros de ancho hacia el complejo principal del Sector A. El
meridional se encontraba tapiado por un muro de piedra, tal vez colocado durante los ritos de
clausura del sitio. Estos ingresos están flanqueados por dos muros de tamaño impresionante, colo-
cados de manera simétrica y demarcados por montículos de arcilla que se levantan 3 metros por
encima de la superficie actual de la plaza. Ambos muros son parte de un complejo cercado de terrazas
que estaba frente a la plaza y miden, más o menos, 21 metros de largo. Cada uno de estos muros tiene
tres nichos altos de 3,5 metros de ancho, una celda más profunda o cámara alargada en cada extremo,
un muro lateral de 1 metro de ancho y, al frente, un muro de terraza más estrecho que encierra una
terraza inferior. A esta última se accede desde la plaza a través de una puerta o peldaño frente a cada
nicho. Cada una de las celdas, ya saqueadas, de la fachada mide 2,1 metros de ancho y 3,7 metros de
profundidad.

Los muros principales de la fachada mencionada están indicados por alineamientos de


piedra visibles en la cima de los montículos de tierra. Comprenden una serie de tres construcciones
paralelas de piedras con un relleno compacto de tierra entre ellas, lo que logra un ancho total de 3,7
metros a una altura de 2,5 metros sobre el nivel de la superficie actual de la plaza. Cada muro
subsidiario está construido, de manera similar a las otras estructuras del sitio, con piedras semi-
canteadas colocadas con mortero de barro. El muro que se ubica al final tiene entre 1,1 metros y 1,2
metros de ancho en la cima del montículo, y el resto comprende componentes verticales sucesivos
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con los anchos siguientes: un relleno de tierra de 60 centímetros, un muro de piedra de 45 centíme-
tros, un relleno de tierra de 75 centímetros y un muro de piedra de 75 centímetros. Durante la
excavación de los estratos en el extremo norte de la fachada norte se encontraron huesos humanos,
obsidiana y valvas de Spondylus sp. La limpieza del extremo sur del muro sur reveló la presencia de
un canal, definido por piedras alineadas, que discurría a través de una sección de relleno hacia la
celda ubicada en el extremo sur.

Tal como se ha mencionado, en cada una de las paredes de la fachada hay una serie de tres
nichos que se orientan hacia la plaza y miden 3,5 metros de ancho y 45 centímetros de profundidad.
Las medidas de los nichos sugerirían que, en proporciones de tres a uno, habrían tenido una altura
de alrededor de 10 metros. El tamaño de los montículos de arcilla ubicados a cada uno de sus lados
sugiere que el muro se levantaba, por lo menos, hasta una altura de 12 metros y, tal vez, tenía una
hilera de nichos más pequeños en el segmento superior de adobe. Esto último fue sugerido por el
hallazgo recurrente de aríbalos rotos que, probablemente, cayeron cuando el muro colapsó. Todas
las fachadas de los nichos estuvieron enlucidas y pintadas.

Una fachada aislada es un rasgo relativamente único en la arqueología inka. Esta habría
restringido la vista de la Colina del Ushnu, por lo que solo desde el centro de la plaza habría sido
visible la plataforma ubicada en dicha elevación. En otros importantes complejos arquitectónicos
ubicados a lo largo del área del Cuzco hay fachadas con nichos que se orientan hacia afuera. Esta
estructura también posee celdas que tienen mayor profundidad que el nicho frontal promedio y
pudieron haber sido utilizadas como repositorios para momias o imágenes de las deidades inkas.

Al parecer, en el diseño original del sitio el complejo principal del Sector A habría tenido
acceso también desde las entradas laterales, entre las fachadas y los muros laterales norte y sur del
complejo. Este carece de una pared trasera alta y parece haber estado limitado por un muro de
terraza. El interior del complejo fue el centro de remociones sucesivas de arcilla y barro y, como
consecuencia, a pesar de que contiene estructuras inkas de planta rectangular, ellas están conserva-
das solo hasta el nivel actual de la superficie y los montículos que corresponden a los muros tienen
solamente 0,80 metros de altura. En el caso del Edificio 12 (II-A-12), algunas paredes solo tienen una
hilada o alrededor de 10 a 20 centímetros de altura.

En el eje principal, directamente detrás del gran torreón central (II-A1), existe un pequeño
edificio rectangular (II-A2) que mide 9,6 por 5,4 metros (Fig. 5). Tiene un acceso de 1,8 metros de
ancho que está alineado con el eje central del sitio y orientado hacia el Este, así como un nicho
central de 2,5 metros de ancho. La mitad norte de la estructura ha sido excavada y tiene una banque-
ta de 25 centímetros de altura. Este edificio está flanqueado en su lado norte por la pared externa con
greca escalonada que conforma la estructura de un oráculo (II-A-12). A este último se accede a
través del patio ubicado frente a II-A2 y comprendía un patio inferior y un recinto superior con un
nicho central de doble jamba ubicado en el muro trasero, también con nichos laterales. En el lado sur
del recinto superior hay una habitación pequeña con un nicho. El acceso tanto a la estructura central
como al recinto se realiza primero a través de un ingreso desde la plaza hacia un pequeño patio, con
cuatro nichos en su lado norte y uno en la pared este, y luego a través de un pasaje estrecho ubicado
entre el torreón y la esquina del recinto II-A-12. Es probable que existiera una disposición similar en
el lado sur del torreón y la estructura central.

Las secciones norte y sur de este complejo, ubicado detrás de los altos muros de la fachada,
se caracterizan por disposiciones arquitectónicas que parecen ser variantes del típico patrón inka
del patio-kancha encontrado en complejos residenciales de elite, como los excavados en Quispe-
guanca (Farrington 1995) y Chinchero (Alcina Franch 1976). Sin embargo, ambos lados son ligera-
mente distintos en su trazado, lo que tal vez refleje distintas funciones.
NUEVOS CÁNONES DE ARQUITECTURA INKA... 67

La kancha norte comprende dos edificios largos y estrechos (II-A6 y II-A5) (Fig. 6), ubica-
dos inmediatamente detrás del muro norte de la fachada y separados por un pasaje de 2,2 metros de
ancho, que tiene un canal central definido por piedras. En el lado externo, el edificio II-A5 mide 16,9
por 6,3 metros y sus paredes tienen alrededor de 80 centímetros de ancho. Sin embargo, no es un
edificio inka típico. La pared sur ha sido ampliada y alargada hacia el este para acomodar cuatro
nichos externos. Esta ampliación permitió también la construcción de dos estructuras con paredes
estrechas (40 centímetros) en el extremo este de la estructura. Cada una mide alrededor de 2,4 por 1,9
metros internamente, aunque este espacio se ve aún más reducido por un muro entrante que mide 1,3
metros de largo. El muro norte de la estructura II-A5 tiene cuatro vanos, cada uno de 1 metro de
ancho, que se abren hacia el pasadizo entre las estructuras. Las excavaciones han determinado que
es un área de preparación y cocina de alimentos, desde donde tanto la comida como la bebida
(chicha) eran distribuidas para todo el complejo. El segundo edificio, II-A6, mide 15,95 metros de
largo por 6,4 metros de ancho. Tiene solo tres vanos que se abren hacia el pasaje y, por los materiales
encontrados en ellos, parece también haber sido una cocina o algún tipo de taller. El acceso a esta
área parece haber estado restringido con varios ingresos posibles, que muestran evidencias de
haber sido clausurados deliberadamente por muros inkas. El pasadizo de 1,6 metros de ancho, con
un canal central de piedra, vincula el patio de ingreso del edificio II-A-12 con aquel ubicado entre los
dos edificios principales. La kancha ubicada al sur aún no ha sido excavada. Los terraplenes revelan
un edificio (II-A3) paralelo al muro sur del complejo y otro rectangular que se ubica perpendicular a
este (II-A4). De esta manera, se forma un gran patio rectangular entre ellos y el frontis. No obstante,
se necesitan más excavaciones para esclarecer cómo se articula esta sección con el centro del
complejo (II-A-2).

Sector E: el lado sur de la plaza comprende una plataforma baja aterrazada sobre la que se levantaron
dos grandes ambientes o kallankas: II-E1 y II-E2 (Fig. 7). Cada uno de ellos fue construido con
bloques de arenisca de apariencia tosca, colocados con mortero de barro. En el nivel superior se
colocaron hileras de adobes y todas las paredes, de 1,20 metros de ancho, tenían enlucido. Cada
kallanka mide 29,8 metros de largo por 14,2 metros de ancho y tiene dos ingresos ubicados
simétricamente; cada uno de ellos mide 2,5 metros de ancho. Ambas están divididas por un muro
central con un gran nicho orientado hacia fuera. Tanto al frente como detrás, los muros largos de
estas estructuras presentan una curvatura externa. A su vez, tanto la disposición como el ancho de
las paredes sugieren que estas kallankas tenían una altura considerable. En su interior hubo nichos
ubicados de manera simétrica; la presencia de uno de ellos en el muro trasero de la estructura II-E1
fue confirmada mediante excavaciones. Frente a cada estructura se encuentra una terraza limitada
por un muro de baja altura.

El acceso a este complejo se realizaba de tres maneras: a) por una entrada a través del muro
de la terraza, frente al nicho central de la Kallanka 1 (II-E1); b) por un ingreso alineado con cada
acceso de la Kallanka 2 (II-E2), y c) mediante los accesos laterales que llevan hacia la terraza frontal
desde cada uno de los extremos de cada kallanka. El eje central del sitio pasa directamente entre
estos dos edificios y un ingreso doble con doble jamba (Fig. 8), con un vestíbulo central intermedio,
permite el acceso a cada estructura y, probablemente, a otras ubicadas detrás. Los muros traseros de
estas estructuras han sido alterados en tiempos recientes por el ensanchamiento del campo de
cultivo irrigado que está ubicado al sur.

Sector D: la esquina suroeste de la plaza se levanta casi abruptamente en una serie de terrazas. La
arquitectura de este sector domina el Sector A y la plaza. Hay una serie de terrazas que se levantan
al oeste y sobre ellas se construyeron dos pequeñas estructuras rectangulares de piedra (II-D1 y II-
D2) con vanos orientados hacia el Este. Uno de ellos fue excavado por completo en la temporada de
2003. Sus medidas externas son 12,5 por 6,1 metros y las paredes tienen, aproximadamente, 80
centímetros de espesor, por lo que sus medidas internas son 10,2 a 10,1 metros por 4,15 metros (Fig. 9).
68 I A N S . FA R R I N G TO N Y J U L I N H O Z A PATA

En los muros más largos hay seis nichos dispuestos en un sola hilera por encima del piso
compacto de grava y arcilla. El único acceso, de 1,8 metros de ancho, está ubicado en el centro de la
pared norte y domina el Sector A. Durante las excavaciones se encontró un gran edificio (II-D5)
adyacente a esta estructura. Sus medidas son de entre 34,1 y 34,5 metros de largo por 12,78 metros
de ancho, con al menos tres vanos de ingreso en cada una de sus paredes más largas, lo que
recuerda los grandes vestíbulos de los palacios de Quispeguanca y Chinchero, aunque este es un
poco más pequeño. Es probable que esta estructura tuviese un nicho central ubicado en el exterior
desde el que se dominaban los sectores A y B. El acceso hacia este sector desde la plaza se realizaba
a través de dos vanos de doble jamba en la esquina suroeste de la plaza.

Sector F: en el lado norte, la arquitectura se presenta de manera diferente. La esquina noroeste se


caracteriza por dos plataformas sobre las que se erigieron varias estructuras rectangulares. Sin
embargo, en áreas importantes se encontró abundante evidencia de huaqueo y destrucción de los
edificios, tales como grandes pozos y fragmentos de paredes. A este sector se accedía mediante un
par de vanos de doble jamba ubicados en la esquina noroeste de la plaza. Aún no se ha terminado el
plano general del sector, por lo que faltan definir varios detalles de su disposición.

Sector G: este sector se abre hacia la plaza por el lado norte. Comprende tres patios tipo antesala.
Los patios oeste (II-G10) y este (II-G11) miden 43 metros de largo por 12,5 metros de ancho, y cada
uno tiene una celda (II-G1, II-G3, II-G5 y II-G7), que mide 6,4 metros por 4,8 metros, ubicada a cada
lado cerca al ingreso. Cada patio posee un pórtico monumental, de los que ha quedado poco más de
la altura de los cimientos del muro principal que, probablemente, tenía dos ingresos y bastiones tipo
columna en ambas jambas (Fig. 10). Dichos patios están rodeados por una terraza de 1,5 metros de
altura, sobre la que se ubica un acceso hacia una escalinata que lleva al flanco norte del cerro
principal, hasta el nivel del camino inka, y un ingreso estrecho al campo aterrazado que se ubica
inmediatamente hacia el norte. Sin embargo, hasta ahora no se ha descubierto un vano o escalinata
que permita el acceso al área aterrazada.

El patio central es más pequeño, tiene solo 16 metros de largo, pero es más ancho que los
otros dos (19,5 metros). La estructura principal de este patio es una kallanka (II-G9) ubicada en el
extremo norte. Mide 31 metros de largo por 7 metros de ancho, posee tres ingresos simétricos que se
abren hacia el patio, y entre ellos se ubican grandes nichos. Su ubicación corresponde al eje central
del sitio. En los extremos oeste y este hay pequeños cuartos con un gran nicho frente a la kallanka,
que permite el acceso a la plaza. El área detrás de la kallanka ha sido nivelada como campo de
cultivo, pero está rodeada por una banqueta y una serie de cuartos pequeños y dos vanos que
permiten acceder a los patios (IIG-10 y IIG-11). Hay algunas evidencias de un posible remodelamiento
de esta área y, además, se han localizado otra kallanka y varias otras estructuras (Fig. 11).

Sector C: corresponde al lado este de la plaza y, a pesar de haber sido planificado con simetría, es
muy distinto a los otros tres lados. Comprende una entrada central de 4 metros de ancho —alineada
con el eje principal del sitio— que se abre hacia un pasadizo (II-C10) de 15 metros de largo por 8,5
metros de ancho. Este, a su vez, conduce hacia una calle de 1,6 metros de ancho, que corre de Norte
a Sur detrás de las estructuras frontales de este sector.

Al norte y sur de esta entrada se ubican dos grandes ambientes o torreones (II-C2 y II-C3).
Ambos tienen un diseño rectangular idéntico, con paredes norte y sur rectas, mientras que las
paredes este y oeste son convexas (Fig. 12). Cada uno de ellos mide 18,88 por 13,3 metros en el
exterior, mientras que las medidas internas máximas son 16,2 por 11,2 metros. Actualmente, las pare-
des conservan una altura de 1,3 metros y un promedio similar de ancho. Hay un vano central en el
lado oeste, que tiene frente hacia la plaza; posee una sola jamba y tiene 3,43 metros de ancho.
Rodeando la fachada de cada torreón hay un muro de terraza que está compuesto por paredes rectas,
Fig. 4. Reconstrucción hipotética preliminar del Sector A. Nótese la altura que alcanza el torreón central del
conjunto.

Fig. 5. Piso original y banqueta del recinto ubicado en la parte posterior del torreón del Sector A.
Fig. 6. Pasadizo exterior cubierto de vajilla arrojada
del interior de los recintos 4 y 5 del Sector A.

Fig. 7. Vista parcial de las cimentaciones de la fachada de los recintos del Sector E.
NUEVOS CÁNONES DE ARQUITECTURA INKA... 69

Fig. 8. Cimentación de la portada de doble jamba ubicada entre los recintos 1 y 2 del Sector E.

que miden 7,35 metros de largo exterior; y un par de muros frontales que tienen 10,3 metros de ancho
y que abarcan el ingreso, de una sola jamba, al torreón. El espacio que se forma es una antesala con
planta convexa. Existe otra entrada subsidiaria a estos cuartos a través de un vano de 80 centímetros
de ancho que comunica desde los pasadizos a ambos lados de cada torre. Los muros frontales de la
antesala han sido aumentados por una pared de 1,1 metros de ancho, conformada por bloques de
piedra caliza muy bien ensamblados y que se encuentra adyacente, pero no unida, a los muros
originales del complejo. Aún no se sabe si dicha pared adicional rodearía el resto del torreón, como
en el caso de la estructura central del Sector A (II-A1).

Las estructuras que se ubican en los extremos de este trazo simétrico son un par de patios
(II-C1 y II-C4), cuyo trazado interno semeja una greca escalonada. Ambos patios miden 25,2 metros
de ancho por 16 metros de largo. Cada uno de los quiebres mide 3 metros de ancho por 4 metros de pro-
fundidad. Es probable que la plaza tuviese un muro que la circunscribiese y dos entradas hacia ella.

Detrás de los edificios frontales ubicados en el lado oriental se encuentra una calle de 5,8
metros de ancho que corre paralela al extremo este de la plaza y que posee una hilera de tres
estructuras (II-C5, II-C6 y II-C7) situadas directamente detrás de los edificios que miran a la plaza.
Todas tienen medidas similares (29 metros de largo por 13,5 metros de ancho), y parecen tener planta
rectangular, con las paredes más largas ligeramente curvas; no obstante, aún no se han realizado
excavaciones para confirmar esto. El ancho de la pared es de 90 centímetros. Se presume que hay al
menos un acceso en el lado oeste de cada edificio y que este se abre hacia la calle, pero este muro
está menos conservado y la cantidad de ingresos no está definida. Detrás de la estructura II-C6 —el
edificio central de esta fila y, por lo tanto, en el eje principal del sitio— hay dos estructuras rectan-
gulares y largas, parecidas a kallankas (II-C9 y II-C10); sus medidas aproximadas son 29 por 6 metros
y se ubican una detrás de la otra. La Kallanka II-C9 posee cuatro accesos que se abren al Norte, hacia
una calle estrecha.
70 I A N S . FA R R I N G TO N Y J U L I N H O Z A PATA

Fig. 9. Vano de acceso tapiado en el Recinto 5 del Sector D.

Fig. 10. Cimentación de una de las portadas, ubicado en la fachada que da hacia la plaza principal del Sector G.
NUEVOS CÁNONES DE ARQUITECTURA INKA... 71

Las estructuras al este y oeste de la plaza son muy inusuales en lo que se conoce de la
planificación arquitectónica inka (cf. Hyslop 1990), especialmente las estructuras rectangulares a la
que se ingresa a través de un largo pasadizo, y podrían haber sido torreones de piedra y adobe. La
impresionante fachada que da a la plaza desde el oeste no tiene paralelo en ningún otro sitio inka, y
los patios de planta escalonados, ubicados en el lado este, son imponentes y poco comunes (Fig.
13). El diseño aparece representado generalmente en piedras grabadas, no suele aparecer en planos
arquitectónicos en la forma de un patio. Este diseño es interpretado, con frecuencia, como la forma
de una pirámide o montaña estilizada y, por lo tanto, como un símbolo de poder (cf. Van de Guchte
1990). Su presencia en el Sector C de Tambokancha, alrededor de la plaza, subraya la importancia de
este lugar.

5.2. Area Arquitectónica I (AAI)

Está situada en el extremo oriental del sitio. Abarca ocho estructuras de gran tamaño dis-
puestas en tres filas (Fig. 14). Cada fila se organiza en forma semicircular alrededor del eje principal
del sitio, el que discurre a través de una estructura central ubicada en cada fila. Esto implica que,
hasta el momento, se han definido más estructuras al sur del eje que hacia el norte. Probablemente
también significa que el plano original del sitio demandaba nueve estructuras en cada hilera, lo que
remite al plano general del sitio en forma del tumi o cuchillo ceremonial. Cada una de las estructuras
es grande, casi rectangular, pero con los muros largos apenas curvados hacia fuera, mientras que los
otros muros son rectos. En cada fila, las estructuras tienen tamaño similar, aunque las medidas
pueden variar entre las hileras. El promedio de las medidas exteriores de las estructuras en estas
hileras es de 17,7 por 13 metros en la primera, el promedio es 19,3 por 14,2 metros en la segunda y 26,9
por 13 metros en la tercera. Como en el caso del AAII, estas estructuras están indicadas por los
«terraplenes». A pesar de que aún se desconocen los detalles internos de cada edificio, parece que
existió anteriormente un ingreso en el centro del lado occidental y que se orientaba hacia la plaza.
Las estructuras de cada fila están separadas por un estrecho pasaje que ahora es el punto más alto
de cada edificio, en tanto que los extremos de los hastiales han sido aplastados contra este. Una
calle curva y amplia separa cada hilera de edificios. Entre las áreas AAI y AAII la calle se abre hacia
cuatro espacios, aproximadamente triangulares.

Los muros posteriores de varias de las estructuras de la tercera fila, hacia afuera, han sido
recientemente destruidos en forma parcial por la excavación de canales de drenaje. Otros dos (I-C-23
e I-C-24), también en la tercera fila, han sido nivelados por el arado u otras actividades agrícolas,
aunque de todos modos serán mejor apreciados luego de su excavación. Tampoco hay evidencias
conservadas en superficie del recinto I-C-17, ubicado en el extremo sur de la tercera fila, a excepción
de una terraza. Los cimientos de un pequeño edificio rectangular (I-C-25), que mide 4 metros por 4
metros aproximadamente, están definidos por alineamientos en tres lados. Se abre hacia el oeste y se
ubica en el eje principal del sitio, en la calle entre la segunda y tercera filas. Más allá de estas filas,
es decir, hacia el este y fuera del área principal donde se ubican las estructuras, hay dos terrazas
bajas que descienden hacia el lodazal en la llanura. En dos lugares se han construido, de manera
reciente, canales de desagüe profundos. En 2002, en una de estas terrazas, como se verá luego, se
registró una estructura inka de piedra con un piso compacto de cascajo y arcilla que tenía, aproxima-
damente, 7,5 metros de ancho. Esto parece indicar que también corría paralelo al contorno, aunque
no hay indicadores superficiales del largo de esta estructura. En el lado norte se encontraron algu-
nas terrazas bajas y, al noroeste, vestigios del camino inka. Este tiene 3 metros de ancho aproxima-
damente, está pavimentado y definido por muros de piedra.

5.3. Area Arquitectónica III

Esta área comprende las pendientes y la cima de un cerro que se eleva de manera inmediata
por detrás del complejo principal del área AA II, es decir, hacia el Oeste, hasta una altura de 37,9
72 I A N S . FA R R I N G TO N Y J U L I N H O Z A PATA

metros por encima del nivel de la plaza. Este sector abarca dos subsectores: las faldas este y sur (III-
A1) y la cima (III-A2). La pendiente este del cerro, el subsector III-A1, se levanta 21 metros en una
distancia lineal de tan solo 60 metros, o una inclinación de 35 centímetros, desde la parte posterior
del complejo principal hasta el subsector que se ubica en la cima (III-A2), de forma piramidal. Esta
pendiente contiene los restos de una serie de estructuras inkas que incluye depósitos para agua,
terrazas y escalinatas. La mayoría de estos edificios ha sufrido serios daños, provocados por activi-
dades agrícolas, pisadas de animales y seres humanos, además de la construcción de un canal, y
solo se encuentran sus vestigios a nivel del suelo. Es probable que la simple erosión haya destruido
muchos de los pisos y, por lo tanto, haya disminuido el potencial arqueológico; sin embargo, aún es
posible que algunas estructuras sean investigadas con el fin de sacar a la luz muros, pisos y la
preparación del subsuelo.

La parte inferior de la pendiente es abrupta, con vestigios de muros de terraza segmentados


por debajo de un moderno canal, el que cruza en sentido Norte-Sur a una altura aproximada de 4
metros por encima del complejo principal. La mayoría de las terrazas parece proyectarse a través de
la pendiente, en forma paralela al complejo principal, aunque algunas secciones tienen forma de
zigzag en los extremos antes referidos. El plano general de esta parte del sitio no está definido
debido a que solo hay restos de los muros de las terrazas en determinados puntos de la pendiente.

En una terraza estrecha, inmediatamente por encima del canal, se encuentra un probable
muro de 26,35 metros de largo, al sur del eje central, mientras que en el extremo norte hay una
estructura de 12 metros de largo asociada a un patio sobre una terraza. En el nivel superior siguiente
están los restos de un edificio cuyas medidas exteriores son 19,8 metros de largo por 6,3 metros de
ancho.

En los lados norte y sur de la cara este del cerro se encontraron restos de una escalinata de
piedra. Asimismo, hacia el lado sur se hallan restos de estructuras, probablemente destinadas a
almacenar agua. Hay muchas otras estructuras rectangulares más pequeñas y disposiciones de
muros que parecen indicar un trazado de greca escalonada y que, desde la plaza, podrían ser vistos
como una pirámide. La pendiente sur del cerro está también aterrazada y puede ser considerada
como un subsector distinto (III-B). Los muros orientados hacia el Este no se distinguen con clari-
dad, pero hay uno al sur, bastante largo, que corresponde a una plataforma aterrazada con dos
estructuras. Una de ellas es estrecha y grande, con una banqueta interior que mide 22 por 11 metros
y que fue parcialmente reconstruida como un corral en algún momento luego de su abandono. Sus
ingresos fueron clausurados y reconstruidos. La segunda estructura adyacente a esta mide 6,3 por
3,8 metros y tenía dos accesos estrechos. Ambas estructuras han sido usadas recientemente como
viviendas y corrales, y han sufrido destrucción y remodelaciones modernas, por lo que su potencial
arqueológico se ha visto reducido. En la terraza ubicada frente a la estructura más grande hay un
pozo de huaqueo de forma circular y 1 metro de diámetro por 1,4 metros de profundidad.

Las pendientes norte y oeste muestran restos de muros. Uno de ellos tiene una altura de 3
metros y parece haber dado vuelta al cerro para unirse a las terrazas de las faldas sur y este. En la
falda oeste, inmediatamente al este del cruce del canal, hay un recinto con la configuración caracte-
rística en zigzag. La mayoría de los edificios ubicados en el cerro ha sufrido serios daños y solo
quedan sus cimientos.

El subsector de la cima (III E) está también dividido en dos partes: la plataforma de la cima
y la superficie circundante relativamente plana. La cima tiene un afloramiento rocoso al que se le ha
dado burdamente la forma de una plataforma rectilínea de 60 centímetros de alto. En un corto tramo,
el frente de esta plataforma se muestra más o menos paralelo al lado oeste de la plaza y su extremo
este corre perpendicular a esta por unos 18 metros. Su forma general es más amorfa en los lados
Fig. 11. Reconstrucción hipotética preliminar de la fachada del Sector G.

Fig.12. Vista general del Recinto 2 del Sector C. Nótese el tamaño de los vanos de acceso, con 3,43 metros de ancho.
Fig. 13. Patio 4, de planta escalonada, ubicado en la fachada este de la plaza principal.

Fig. 14. Perspectiva hipotética de los recintos que forman el AA I. Obsérvese las tres filas de ocho estructuras de
gran tamaño que se organizan en forma semicircular alrededor del eje principal del sitio.
NUEVOS CÁNONES DE ARQUITECTURA INKA... 73

norte y sur. En esta plataforma hay un segundo nivel, de aproximadamente 80 centímetros más alto,
que también tiene forma aproximadamente rectangular y que mide 10 por 6 metros. Apenas hay
restos de la capa superficial y no hay vestigios de muros o piedras caídas o relleno de construcción.
Sobre la superficie de la plataforma hay cierta cantidad de fragmentos de cerámica inka fina, además
de restos de enlucido y piedras.

Por su parte, la superficie circundante tiene una pendiente suave, pero no hay restos de
cimientos o plataformas. Hay apenas una capa superficial, desprovista de vegetación, o simplemen-
te no existe. Sobre la superficie al este de la plataforma de la cima, relacionada con el eje principal, se
observa una densa dispersión de artefactos. En ella se distingue enlucido quemado, que puede ser
la única evidencia que ha sobrevivido de estructuras, aunque también se ha sugerido que este tipo
de depósito podría representar los restos de hornos de producción cerámica. Hay un canal definido
por piedras que se ve por secciones y que cruza el lado sur de la cima al descender desde el suroeste
hacia el subsector III-A1. Dicho canal probablemente alimentaba los posibles baños o depósitos de
agua. A lo largo del extremo oeste de la cima se encuentra un muro, aunque no se sabe si este
rodeaba la cima.

Vistos desde la plaza, el cerro y la cima del área AA III dominan el complejo principal del área
AAII como una gran pirámide escalonada con un montículo bajo tipo ushnu en la cima y aproxima-
damente en el eje central del sitio. Mediante futuras excavaciones podría determinarse si el aflora-
miento estuvo cercado y relleno como una plataforma artificial, a manera de ushnu.

5.4. Area Arquitectónica IV

Un cuarto sector, el área AAIV, se identifica inmediatamente al sur del AAIII, el cerro prin-
cipal, y al suroeste del área AAII. Yace en la cabecera de un abanico coluvial y aluvial. Comprende
los restos de, al menos, dos grandes kallankas ubicadas al pie de una pendiente abrupta y orientadas
hacia el Este. Los muros posteriores están parcialmente completos, fueron construidos con piedras
y se han conservado hasta 3 metros de altura en algunos segmentos. También tienen nichos
trapezoidales. Hay algunas evidencias de paredes laterales e incluso vestigios de muros e ingresos
frontales. De manera reciente, estas estructuras han sido utilizadas como abrigos durante el cultivo
de un campo de maíz, así como para proteger los productos y almacenar los materiales obtenidos en
la tala de los árboles de eucalipto que ocupan densamente el cerro ubicado detrás.

El área frente a estas estructuras aún no ha sido explorada. Hacia el sur, el flujo de agua es
bastante estrecho cuando cruza el abanico, tan solo de 1,5 metros de ancho, pero ha sido canalizado.
Hay una elevación aterrazada con un afloramiento rocoso ubicado al norte y noroeste de las kallankas,
y otras terrazas hacia el extremo septentrional. Un grupo de estructuras, patios y terrazas ha sido
registrado en una pendiente por encima de un antiguo camino hacia el sur de la quebrada sur.

6. Hallazgos culturales

En el estado actual, las evidencias culturales muebles se están catalogando y analizando


macroscópicamente, por lo que las siguientes líneas se limitan a observaciones preliminares.

La cerámica es muy abundante. Los hallazgos más relevantes son los recuperados en el
Recinto 2, Sector C del AAII. Sobre el piso de ocupación fueron encontrados fragmentos de cerámi-
ca correspondientes a cuatro vasos y algunos pequeños fragmentos de cerámica negra pulida con
decoración incisa, todos pertenecientes al estilo Tiwanaku (Fig. 15 a-c). Como resultados preli-
minares se puede mencionar que se han identificado, hasta ahora, 36 variedades de objetos, los que
pueden agruparse en 10 clases morfológicas: cántaros de base cónica, vajillas de cuello estrecho,
74 I A N S . FA R R I N G TO N Y J U L I N H O Z A PATA

vasijas de boca abierta, ollas de boca abierta, recipientes con o sin pie, platos, escudillas, vasos,
fichas y tapas. Asimismo, se registraron 29 motivos decorativos básicos a los que se debe añadir
una gran cantidad de variantes de acuerdo al trazo, color, combinación y tamaño. Entre ellos se ob-
servan rombos, helechos, líneas quebradas, meandros, banda de líneas paralelas con cruces, banda
de líneas achuradas, triángulos colgantes, líneas onduladas, líneas simples quebradas paralelas, lí-
neas quebradas discontinuas, bandas ajedrezadas, trazos estilizados de camélidos, espirales, dise-
ños en forma de «Cruz de Malta», puntos, círculos y representaciones antropomorfas. También
existen triángulos con diseños interiores, camélidos, aplicaciones zoomorfas, rostros humanos,
tocapus, suches, cóndores, suri, moscas, mariposas, maíz, ají, signos escalonados y felinos, entre
otros. Estos diseños fueron pintados y, en casos especiales, incisos sobre superficies alisadas y
pulidas (Fig. 16 a-j).

Los restos óseos de animales analizados de las temporadas 2002, 2003 y 2004 alcanzan un
total de más de 10.000 fragmentos. Su estado de conservación oscila entre regular a malo; hubo frag-
mentos de huesos quemados y evidencias de consumo humano.

Predominan los vertebrados de la familia de los camélidos y, en menor proporción, aparecen


fragmentos de la familia de los cérvidos. También se encontraron fragmentos de Canis y Cavia. Lo
más sorprendente entre estos hallazgos fueron las costillas de ballena calcinadas encontradas en el
interior del Recinto 5 del Sector A, Area II, gran cantidad de huesos de peces y algunas cuentas he-
chas en huesos de tiburón encontradas en la esquina noroeste del Recinto 3 del Sector C, en el AAII.
Para la región del Cusco es la primera vez que se tiene evidencia consistente de la presencia de estos
animales marinos, lo que revela materialmente la fluida circulación de bienes establecida entre la
costa y la región del Cusco incaico.

En las tres temporadas de campo solo se recuperaron dos contextos funerarios, pero tam-
bién hubo huesos esparcidos, aparentemente descontextualizados, en diferentes áreas excavadas.
El primer contexto funerario encontrado estaba ubicado en la esquina suroeste del Recinto 2 del
Sector D, AAII. Los huesos mantenían una posición semiflexionada y no había ajuar funerario.
Pertenecían a un individuo infante, con edad estimada hasta de cinco meses.

Un segundo contexto funerario fue encontrado en el Recinto 4 del Sector C, en el AAII.


Correspondía a una fosa circular debajo del piso, en la que se colocó un individuo en posición fle-
xionada acompañado de objetos de cerámica y piruros de hueso. Se trata de un individuo adulto de
sexo femenino de aproximadamente 45 años y una estatura de 1,42 metros. El estado de conservación
fue de regular a malo. Las patologías observadas en el individuo fueron en su mayoría cambios
degenerativos en los huesos y evidencia de una artritis inicial (Fig. 17). Cabe mencionar que en este
patio ceremonial se encontraron otras fosas circulares y una rectangular, cuyos contenidos fueron
vaciados antes de que colapsaran los muros de adobe. De manera preliminar, se constató que los
restos humanos se encuentran de manera dispersa sobre los pisos de ocupación, lo que puede ser
relacionado con eventos del abandono del sitio, cuando diversos contextos funerarios en el interior
de los recintos fueron sacados y llevados a otro lugar. También existe la posibilidad de que los
restos de fardos funerarios que se encontraron en los nichos de los recintos hayan colapsado al
derrumbarse sus muros de adobe, como sugiere el hallazgo del infante en el Recinto 2 del Sector D,
AAII. Un examen exhaustivo y contextualizadopermitirá una visión más consistente de estos eventos.

7. Conclusiones

Dos aspectos destacan en la planificación y arquitectura de Tambokancha. En primer lugar,


su planta bidimensional en forma de un tumi, o cuchillo ceremonial; y en segundo lugar, la
monumentalidad del sitio. Su plano tiene forma básicamente rectilínea, pero, en contraste con la
Fig. 15. a-c. Fragmentos de cerámica relacionados al estilo Tiahuanaco encontrados en el Recinto 2 del Sector C del
AA II.

Fig. 16. (En esta página y la siguiente). a-j. Fragmentos de cerámica inca de diseños geométricos encontrados en las
excavaciones del Recinto 5 del Sector A del AA II.
Fig. 17. Esqueleto de una mujer adulta acompañado de su ajuar
funerario encontrado en el Patio 4, de planta escalonada, del Sector
C del AA II.
NUEVOS CÁNONES DE ARQUITECTURA INKA... 75

mayoría de estructuras inkas, los trazos individuales de las estructuras no son totalmente rectan-
gulares: varios muros y terrazas son ligeramente curvos e, incluso, algunos están acomodados en
una disposición en forma de greca escalonada. Al parecer, también hay restos de, al menos, tres
grandes torreones, ubicados en los lados occidental y oriental de la plaza.

Este complejo arquitectónico rompe con muchos de los cánones y convenciones tanto de la
arquitectura como de la planificación urbana inkas. Esto se observa en los edificios donde se com-
binan muros curvos y rectos con la finalidad de dar estabilidad en relación con el gran tamaño de los
mismos, la presencia reiterativa del diseño en zigzag de las plantas de estructuras y terrazas, los tres
grandes torreones de planta aproximadamente cuadrangular y paredes curvas, con una altura que
debe superar, con la cobertura del techo los 14 metros, los amplios vestíbulos o patios tipo antesala
en el frontis de los recintos y los edificios monumentales, donde el tamaño de los detalles arquitec-
tónicos, como los vanos, superan ampliamente las escalas usuales en la arquitectura inka. La infor-
mación histórica consultada sugiere que Tambokancha era el centro de una propiedad real, quizá
más exactamente un palacio. Además, anteriormente se había argumentado que las tierras de Capac
Ayllu deberían ser consideradas como la hacienda del rey Inka titular (Farrington 1992, 1995). Por
todo ello, podría deducirse que Tambokancha fue el centro de las propiedades rurales del Inka titular
en el valle de Jaquijahuana y que también albergaba un santuario principal, ya que, además, se le
continuó venerando hasta la década de los ochenta del siglo XVI.

Notas
1
El Proyecto Peruano-Australiano Jaquijahuana, iniciado en 2001, está investigando la naturaleza
cambiante del asentamiento y los patrones comunales en el área de Jaquijahuana, entre 1000 y 18.000
d.C. La parte arqueológica de este proyecto se ha centrado en las excavaciones en Tambokancha.
Los directores son Ian Farrington y Julinho Zapata.
2
Es casi seguro que el muro de piedra caliza que fue añadido estaba presente también en el frente y,
por lo tanto, habría creado una doble jamba para el acceso.
3
Los análisis de restos óseos y cerámica los realizan Lizbeth Escudero y Yanet Villacorta.
4
Los dibujos preliminares de reconstrucciones hipotéticas fueron realizados por Sara Gonzáles,
Juan Carlos Tupa e Isabel Martínez.

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