Año Cristiano o Exercicios Devotos para Mayo
Año Cristiano o Exercicios Devotos para Mayo
Año Cristiano o Exercicios Devotos para Mayo
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4 000- S"
A '
AÑO CRISTIANO,
ó
EJERCICIOS DEVOTOS
MAYO.
Varios Prelados de España han concedido 2480 dios de indulgencia á
todos los que leyeren ú oyeren leer un capítulo ó página de cualquie
ra de las publicaciones de la Librería religiosa.
ANO CRISTIANO,
MAYO.
BARCELONA :
LIBBEBIA RELIGIOSA. — IMPRENTA DE PABLO RIERA,
calle den Robador, núm. 24 y 26.
1862.
AÑO CRISTIANO,
ó
EJERCICIOS DEVOTOS
PARA TODOS LOS DIAS DEL AÑO.
MAYO.
DIA PRIMERO.
MARTIROLOGIO.
La fiesta de los apóstoles san Felipe y Santiago ; san Felipe, despues
de haber convertido cási toda la Escitia á la fe de Cristo, fue clavado en una
cruz en Hierápolis, ciudad de Asia, y apedreado acabó gloriosamente su vi
da. Santiago, á quien llama la Escritura hermano del Señor (segun la costum
bre de los hebreos, por el deudo que tenia con Jesucristo), y que fue el primer
obispo de Jerusalen , precipitado desde lo alto del templo, rotas las piernas,
herido en el cerebro con un palo de un lavandera, murió, y lo sepultaron allí
junto al templo. ( Véase su noticia en las del dia de hoy).
San Jeremías , profeta , en Egipto , el cual murió apedreado por la plebe
junto á un sitio llamado Dafne, y allí lo sepultaron: san Epifanio refiere que
acostumbraban ir los fieles á su sepulcro á hacer oracion, y con el polvo que
de él recogían sanaban de mordeduras de áspides. ( Véase su noticia en las de
San Andéolo, subdiácono, en Francia, territorio de Vivarets, á quien ha
bía enviado san Policarpo con otros desde el Oriente á Francia á predicar el
Evangelio ; y en tiempo del emperador Severo fue apaleado con varas espino
sas; y por último consumó el martirio habiéndole partido la cabeza en cuatro
partes en forma de cruz con una espada de madera.
Los santos mArtires Orencio t Paciencia , en Huesca , ciudad de Espa
ña. ( Véase su vida en las de hoy).
El martirio de san Segismundo, rey de Borgoña, en Lyon en Francia, el
cual fue echado en un pozo , donde murió , y despues floreció en milagros.
(Véase su historia en las de hoy).
San Amador , obispo y confesor, en Auierre.
San Orencio, obispo, en Ausché.
San Asafo, obispo, y santa Walburga , virgen , en Inglaterra.
Santa Grata, viuda, en Bérgamo.
San Peregrino, del Orden de los Siervos de la beata Virgen María, en For-
li. (Véase su vida en las del dia 30 de abril).
(i MAYO
8*
16 MATO
MEDITACION.
Bel conocimiento y amor de Nuestro Señor Jesucristo.
Pukto primero. — Considera que la verdadera felicidad y la ver
dadera vida consiste en conocer bien á Jesucristo. Todos los de
más descubrimientos , todas las demás luces del entendimiento hu
mano son fuegos fatuos, brillanteces aparentes, nubes iluminadas
que alumbran poco, y suelen descubrir no mas que aquellos anchu
rosos caminos que guian á la perdicion. Jesucristo es el camino que
se debe seguir, la verdad que se debe creer, la vida inseparable de
la suprema felicidad. Pero ¿es muy frecuentado este camino? ¿es
muy abrazada esta verdad? ¿es muy solicitada esta vida, en la
cual consiste la bienaventuranza eterna? ¿Es conocido Jesucristo de
aquellas almas carnales que solo viven la vida de los sentidos , á
quienes ciegan lastimosamente las pasiones? ¿es conocido Jesucristo,
de aquellos disolutos que le persiguen, de aquellos mundanos que
le desprecian , de aquellos medio cristianos que le desacreditan con
su vida , ni aun de aquellas personas que hacen profesion de virtuo
sas, y le deshonran con sus costumbres poco regulares? ¿es cono
cido este soberano Dueño de aquellos que , estando dedicados á su
servieie, le sirven tan indignamente?
¿Conocemos lo que es, lo que puede y lo que hace? ¿Mirárnosle
como á soberano Dueño de todas las cosas , como á único Arbitro de
nuestra suerte , como á supremo Juez de todos los hombres?
Siendo soberano esencialmente Miz por sí mismo desde toda la
eternidad , quiso hacerse hombre en tiempo para morir por los hom
bres , y voluntariamente se entregó él propio á la muerte , y muerte
de cruz para redimirlos. ¿ Se conoce bien este grande beneficio? ¿se
comprenden estos misterios? Y si nuestra fe produce este conoci
miento, ¿qué respeto, qué amor, qué gratitud profesamos á nues
tro divino Salvador? ¿Puedo lisonjearme de que mis afectos dén tes
timonio de que le conozco? Y si mi conocimiento es el que debe ser,
¿cómo es posible que honre tan poco, y sirva tan mal á Jesucris-
28 MAYO
to? En él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la
ciencia de Dios, en él habita corporalmente la plenitud de la divi
nidad , en él tenemos plenamente todas las cosas , él es la cabeza de
los principados y de las potestades , él es el que borró la cédula, la
sentencia de condenacion que estaba pronunciada contra nosotros,
él la anuló clavándola consigo mismo en la cruz. ¿Reconocemos bien
todas estas prerogativas , todas estas eminentes cualidades , todos es
tos dones, todos estos beneficios que debemos á Jesucristo? Pues
¿dónde está nuestra veneracion, nuestro profundo respeto, nuestra
ternura? Para que con la distancia ó con la ausencia no se entibiase
nuestra fe, él mismo se nos acercó, y se vino á vivir entre nosotros.
T porque nuestros ojos débiles no podrían soportar el resplandor de
su majestad, le escondió, le ocultó con el velo de los accidentes del
pan en el adorable sacramento de la Eucaristía. Allí está realmente ;
pero ¿reflexionamos nosotros que está allí? Consultemos nuestra mo
destia en el templo , nuestra ansia por visitarle , nuestra frecuencia
en hacerle corte , nuestra hambre por recibirle , nuestra devocion,
nuestro respeto en su presencia. ¡ Ah , y cuánta verdad es que no co
nocemos al que está en medio de nosotros ! ¡ cuánta verdad es que
está en el mundo, y que el mundo no le conoce! ¡que vino á vivir
entre los suyos , y que los suyos no le recibieron ! pero ¡ infelices de
aquellos que le desconocen !
DIA II.
MARTIROLOGIO.
El tránsito de san Atanasio, en Alejandría , obispo de esta ciudad, muy
celebrado por su gran santidad y doctrina; sufrió una persecucion tan gene
ral, que casi todo el mundo se conjuró contra él, mas no por esto dejó de de
fender denodadamente la fe católica desde el imperio de Constantino hasta el
de Talente, contra los emperadores y prefectos de las provincias, y contra un
sinnúmero de obispos arríanos , quienes le persiguieron de suerte que le obli
garon á andar por todo el mundo, sin encontrar lugar seguro donde ocultarse
con seguridad. Finalmente, vuelto á su iglesia despues de muchas peleas y de
muchas coronas alcanzadas con su paciencia, murió en el Señor á los cuarenta
y seis años de su consagracion, siendo emperadores Valentiniano y Valente.
( Vease su vida en las de hoy).
JLOS SANTOS MÁRTIRES SATURNINO , NEÓPOLO , GERMANO Y CELESTINO , en
Boma, los cuales despues de muchos tormentos fueron llevados á la cárcel, y
allí durmieron en el Señor.
Los santos Exuperio y Zoé su mujer, Ciríaco y Teodulo , sus hijos , en
Roma, los cuales padecieron en tiempo del emperador Adriano.
San Félix, diácono y mártir, en Sevilla de España. (Véase su noticia en
las de hoy J.
San Vindemial, obispo y mártir, en el mismo dia , el cual juntamente con
los santos obispos Eugenia y Longinos, combatiendo con su doctrina y mi
lagros contra los Arríanos, fue degollado por órden del rey Hunnerico.
San Segundo, obispo , en Ávila de España , del cual juntamente con otros
3*
I
32 MAYO
se hace tambien memoria el dia 15 de mayo. ( Véase su vida el día 13 de
San Antonino, obispo, del Órden de Predicadores, en Florencia , esclare
cido en santidad y doctrina , cuya festividad se celebra el dia 10 de mayo.
( Véase su vida en dicho dia).
REFLEXIONES.
No nos predicamos á nosotros mismos , sino á Jesucristo nuestro
Señor. Non nosmetipsos prmdicamus, sed Jesum Christum Dominum
nostrum. Solo pueden decir esto con verdad los ministros fieles del
Evangelio. Pero ¡ ah , y cuántos infieles ministros hay ! Muchos pre
dican á Jesucristo solo por predicarse á sí mismos ; el principal fin
de sus sermones es su propia estimacion , concepto y fama. De aquí
proviene aquel eterno hablar, y alabarse de sus trabajos , de sus
aplausos , de su séquito y de sus maravillas ; de aquí aquel fastidio
universal , aquel desdeñoso menosprecio con que tratan todo lo que
produce otro terreno : en sus ojos no hay frutos preciosos , sino los
que son de su cosecha ; pero el espíritu de Dios tiene otras máxi
mas, habla otro lenguaje : los hombres verdaderamente apostólicos
se estiman poco, y se alaban menos.
In omnibus tribulationem patimur, sed non angustiamur : es cierto
que en todas partes nos salen al encuentro las tribulaciones , mas no
por eso desmayamos, ni aun nos afligimos. ¡ Oh , y qué diferencia
tan grande hay entre las mortificaciones que se padecen en el ser
vicio de Dios, y las espinas que se hallan en el servicio del mundo!
Aquellas punzan poco, son fecundas, producen un fruto de incom
DIA II. 57
paraHe delicia ; estas siempre estériles , siempre penetrantes , y tan
ponzoñosas que su herida no tiene cura.
Ello es preciso confesarlo, que las adversidades son fruta de todas
las estaciones , nacen en todos los terrenos , no hay clima que no sea
el propio suyo ; pero las adversidades que envia Dios á los buenos
son de especie muy distinta de aquellas que padecen los mundanos.
Siempre acompañan á los trabajos que afligen á estas tristes víctimas
de la ambicion las amarguras interiores, los remordimientos mor
tales , los despechos que los despedazan , y una desesperacion que los
devora. Pero ¿y qué recurso, qué consuelo tienen en sus miserias?
Nosotros, grita el Apóstol , dejicimur, sed non perimus, tambien te
nemos mucho que padecer, pero no nos desesperamos : tampoco nos
faltan aflicciones, pero tambien nos sobran consuelos. El mayor de
todos es la consideracion de la mano que siembra estas cruces, y que
reparte estas amarguras. Sabemos bien que el mismo sol que eleva
los vapores tiene virtud para disiparlos ; nos consuela mucho consi
derar que el Señor tiene contados todos los cabellos de nuestra ca
beza , y que no ha de permitir que perezca ni uno solo ; nos sirve del
mayor alivio estar muy persuadidos de que tendrémos por remune-
rador al mismo que tuvimos por modelo , y que ha de ser nuestro
juez ; es gran gloria para nosotros caminar por las mismas huellas
que nos dejó estampadas el Salvador, y acabar de cumplir lo que
faltó á los tormentos de Jesucristo, haciendo gala de su librea. Por
eso no es de admirar que el mismo Apóstol exclame en otra parte ;
Estoy lleno de consuelos ; rebásame el gozo y la alegría en medio de
mis tribulaciones y de mis trabajos. ¿Qué hombre del mundo pudo
decir jamás otro tanto? Hay en el mundo trabajos , hay tribulacio
nes, hay persecuciones ; pero ¿hay los mismos consuelos? ¿hay las
mismas dulzuras? ¿Cuál es el premio, cuál la recompensa de lo que
se padece en el mundo?
Persecutionem patimur, prosigue el Apóstol , sed non derelinqui-
fflur: somos perseguidos, mas no somos abandonados. Aquel mismo
divino Salvador que san Estéban vió en pié á la diestra de Dios Pa
dre, está todavía presente á los combates que sostienen con valor los
que le sirven. Es cierto que siempre habrá enemigos que persigan
la Religion , pero tambien lo es que siempre hallará ella dentro de
sí misma armas para defenderse , y todos los auxilios que ha me
nester para que no laatropellen. Lo mismo se puede decir de la vii-
tud cristiana. - '..'' .. - -jj , •,.'.. ,, - 'i A .• ' /
MAYO
MEDITACION.
Del temor de Dios.
Punto primero. — Considera que el temor de Dios es el principio
de la verdadera sabiduría ; la fe , la religion y el buen juicio conspi
ran en infundirnos este santo temor. Y á la verdad , ¿ puede haber
mas insigne locura que no temer á Dios?
Teme d Dios, dice el Sábio, y guarda sus mandamientos; porque
esto es todo el hombre. Bien se puede decir que el hombre sin este
santo temor es nada. Demos que sea el mas brillante, el mas sobe
rano ingenio de todo el mundo ; demos que por su nacimiento, por
sus riquezas , por sus empleos, por sus prendas descuelle sobre las
cabezas de todos los mortales : si no teme á Dios, ¿qué viene á ser
á los ojos de Dios , único juez que juzga sanamente de todas las
cosas? ¿qué será á los ojos de las criaturas por la infinita duracion
de todos los siglos? ¿qúé será á sus mismos ojos por toda la eter
nidad ?
Ello es preciso tener algun temor ; porque el temor es igualmente
efecto del amor propio que de la razon : es una inquietud del alma,
DIA II. ' 59
que se persuade no ha de llegar á conseguir un bien que desea ; es
una aprehension de algun mal que nos amenaza. Ninguno puede exi
mirse de estos afectos, porque son muy naturales, muy propios de
nuestra naturaleza. Si el temor es racional, es prudencia. Pero al fin,
¿qué es lo que se teme? El verse privado de algun bien , de que al
cabo le ha de despojar la muerte infaliblemente ; el perder ó toda ó
parte de la honra, de la estimacion , del concepto, que consiste en
una vana opinion , y que al fin se ha de desvanecer como sombra
ó como sueño. Témense las enfermedades, las dolencias, que no pue
den faltar; las adversidades y los trabajos , que son inseparables de
la vida ; en fin , se teme la muerte , que es necesario que llegue ; pero
no se teme á Dios, autor y único origen de todos los bienes. No se
teme á Dios , de quien depende nuestra fortuna en esta vida , y nues
tra felicidad en la otra : no se teme á Dios , quien solo puede calmar
las olas , disipar las tempestades , prevenir las desgracias , y quitar
á la muerte todo lo que tiene de terrible : no se teme á Dios, siendo
el único á quien en rigor debiéramos contemplar, y el único á quien
debiéramos temer. Solamente los insensatos pueden vivir sin este san
to temor. ¿Dónde hay prueba mas evidente de una insensatez, de
una locura desenfrenada , que esta impía seguridad? El temor de los
males de esta vida puede provenir de cobardía y de flaqueza ; pero el
temor de Dios siempre es hijo de una prudencia consumada, de un
valor, de una verdadera grandeza de corazon. Los locos y los niños
son los únicos que no temen los grandes precipicios , porque no los
conocen. No temer á Dios siempre es corruptela del corazon y falta
de entendimiento.
Al temor santo de Dios acompañan inseparablemente todas las vir
tudes cristianas. El que teme, cree; el que teme perder, espera; y
como no es temor servil, sino filial, de amor y de respeto , nunca
queda excluida de él la caridad. Pero ¿se hallarán estas virtudes ca
pitales de nuestra Religion en una alma que no teme á Dios?
' PROPÓSITOS.
DIA III.
MARTIROLOGIO.
La Invencion de la santa Cruz del Señor, en Jerusalen , en tiempo det
emperador Constantino. (Véase su historia en las de hoy ).
El martirio de los santos Alejandro, papa, Evencio y Teodclo, pres
bíteros, en Roma, en la vía Nomentana ; de los cuales Alejandro en el impe
rio de Adriano, siendo juez Aureliano,' despues de haber sufrido la cárcel, las
cadenas, el potro, los garfios de hierro y el fuego, le agujerearon todo el cuerpo
con punzones de hierro, en cuyo tormento espiró: Evencio y Teodulo, despues
de haber estado mucho tiempo en un calabozo, y de haberlos pasado por el
fuego , al cabo los degollaron. ( Véase su historia en las de este día).
San Jovenal, obispo y confesor, en Narni. (Véase una noticia de su vida
jen las de este dia ).
Los santos mártires Alejandro, soldado, y Antonina, virgen, en Cons-
tantinopla ; la cual en la persecucion de Maximiano, siendo Festo prefecto,
fue condenada al lugar infame de las mujeres públicas, de donde la sacó ocul
tamente Alejandro cambiándole el vestido, y quedando él en su lugar; despues
fueron ambos atormentados, les cortaron las manos, y los echaron en el fue
go, con el cual alcanzaron lu eterna corona.
Los santos mártires Timoteo y Maura, su mujer, en la Tebaida, á los
cuales Ariano, prefecto, despues de muchos tormentos mandó clavar en una
cruz, de la cual estuvieron pendientes vivos nueve dias, y animándose mutua
mente á perseverar en la fe, al cabo consumaron el martirio.
Los santos mártires Diodoro y Rodopiano, en Anfrodisia, ciudad de Ca
via, los cuales fueron apedreados por sus conciudadanos (hasta que murieron)
en la persecucion de Diocleciano.
Los bienaventurados Sosteno y ügon, confesores, en el monte Senario
día m. 63
junto á Florencia , los cuales en el mi?mo día y hora que Diosles "había reve
lado, rezando el Ave María partieron de esta vida á la eterna. (Véase la histo
ria de los siete Siervos de María en el dia 11 de febrero).
HIMNO.
Vexilla Regís prt&eunt: Ya tremolan del Bey los estandartes ;
Fulget Crucis mysterium, De la Cruz el misterio resplandece ,
Qua vita mortem pertulit, En la cual padeció muerte la V ida ,
Et morte vitam prolulit. Y dió al hombre la vida con su muerte.
Qua vulnerala lanceis Herida con la lanza , cuya punta
Mucrone diro criminum, Las culpas son, que nuestro error comele,
VI nos lavaret sordibus, Para lavar nuestras inmundas manchas ,
Manavit unda el sanguina. Manó agua y sangre portentosamente.
Impleta «uní qua concinil Ya está cumplido lo que David predijo,
David fideli carmine, Cuando profetizó á todas las gentes,
Dicendo nationibus: Que babia de reinar Dios verdadero
Regnavit á ligno Deus. ( Llegado el tiempo ) de un leño pendiente .
Arbor decora et fulgida, Árbol el mas brillante y mas hermoso ,
Ornata Regís purpura, Por la púrpura real que te ennoblece ,
Electa digno stipite Y el contactó de aquellos miembros santos :
Tam sáneta membra tangere. Dichoso el tronco que logró tal suerte.
Beata, cujas brachiis Mil veces feliz tú , de cuyos brazos
Pretium pependit saculi, El que en precio se dió del mundo , pende :
Staíera facta corporis, Que hecho peso de aquel sagrado cuerpo
Tulitque pradam tartarí. Quitas la presa á las tartáreas huestes.
O Cruce ave, spet unica, Cruz , única esperanza , Dios te salve :
Paschale qua fers gaudium, Ya que en gozosas Pascuas tú nos meces,
Piis adauge gratiam, Á los malvados el perdon alcanza,
Reisque dele crimina. La gracia á los piadosos siempre acrece.
Te, fons sal mis Trinitas, Vos , fuente de salud , Trinidad santa ,
Collaudet omnis spiritus: Alábente las almas reverentes :
Quibus Crucis victoriam Á los que de la Cruz (las la victoria ,
Largiris, adde pramium. Amen. Dales eterno premio juntamente. Amen.
MEDITACION.
Del mérito de los trabajos.
Punto primero. — Considera que las cruces, los trabajos, las ad
versidades son verdaderos remedios ; y no son menos saludables los
que parecen mas amargos. Como en materia de salud no se debe
consultar el gusto, así en materia de salvacion nunca se debe aten
der á los sentidos.
Desde que Cristo santificó la cruz prefiriéndola á todo lo demás ;
desde que la ennobleció escogiéndola por trono suyo ; desde que me
reció ser el principal instrumento de nuestra redencion , ha sido la
cruz objeto de las ansias de todos los Santos. No solo es el adorno mas
precioso de la corona de los príncipes ; no solo es el principal orna
mento de los altares, es el terror del infierno, es el contraveneno de
las pasiones, es, por decirlo así , el árbol de la vida. Lo mismo á
proporcion se puede decir de las cruces , de las enfermedades , de
las desgracias y de los trabajos. Son amarguísimos á la naturaleza,
no lo niego ; pero esta amargura es medicinal , es origen de mil ex
quisitas dulzuras.
76 MAYO
No hay que atribuir á causas extrañas , á principios forasteros,
nuestras desazones , nuestras inquietudes : todos nuestros disgustos,
todas nuestras desgracias nacen dentro de nosotros mismos. Nuestras
pasiones son nuestros tiranos : ellas solas son las que turban nuestro
reposo ; ellas las que hacen poco tranquilos , poco serenos nuestros
«lias ; ellas las que ofuscan el entendimiento y alteran el corazon ; en
una palabra, ellas las que se burlan de nosotros, sirviéndolas de ju
guete. Sobre todo, el orgullo y el amor á los deleites son las dos
grandes máquinas que ponen en movimiento todos los disgustos de
la vida. Pero ¿quién no sabe que el primer fruto, por decirlo así, de
la cruz es humillar el espíritu y domar el amor propio ? Estréllanse
siempre contra esta roca la ambicion mas desmedida, el orgullo mas
animoso , y la sensualidad no encuentra con qué alimentarse en el
país de los trabajos. Las cruces humillan las alturas ; los puestos ele
vados desvanecen ; ándaseles la cabeza á los que andan en ellos ; to
da prosperidad es grande tentacion. Pero cuando las adversidades
nos hacen bajar de esas elevaciones peligrosas ; cuando se ve uno á
nivel de aquellos mismos á quienes uno miraba debajo de sí ; cuando
una desgracia desvia de nuestro lado á toda esa caterva de cortesa
nos y de lisonjeros ; cuando una enfermedad borra del semblante to
dos los rasgos de una caduca hermosura; cuando apaga la viveza de
esos ojos ; cuando oscurece la brillantez de ese color ; cuando des
maya el despejo de esa bizarría ; cuando insensiblemente destierra
la concurrencia de esos cortejantes ; cuando una pérdida conside
rable , una quiebra en el comercio , cuando una desgracia inopina-
- da vuelve á cubrirnos del polvo que poco antes habiamos sacudido ;
cuando todo nos sale mal , todo se vuelve contra nosotros ; entonces
sí que nos humillamos , entonces sí que la modestia y la afabilidad
vuelven á ocupar el lugar del orgullo, de la fiereza y de la arrogan
cia , y entonces sí que cuesta poco la conversion con ayuda de la
gracia. No hay cosa que mas nos arrime á la razon y á la devocion
que las adversidades. La prosperidad embriaga , y las cruces resti
tuyen la razon y la fe á la posesion de sus derechos.
1 Oh mi Dios , y qué poco se conoce el mérito de las cruces ! Ellas
«on tesoros escondidos, es verdad ; pero ¿quién conoce cuánto vale
el fruto que producen ? Páranse los hombres no mas que en la cor
teza, que es grosera, retrae y lastima, porque ignoran el valor del
divino fruto que llev*. ¡ Ah Señor ! pues Vos mismo nos enseñas
teis cuán preciosas son las cruces, ¿cuándo ha de llegar el dia en
que yo comience á estimarlas como merecen ?
DIA IH. 77
Punto segundo. — Considera que basta hacer reflexion del modo
con que el Salvador habla de las cruces , para conocer su valor, su
mérito y su necesidad. El que no lleva su cruz, y me sigue, no puede
ser mi discípuh. Bienaventurados los que lloran , porque ellos serán
consolados. El mundo se alegrará; los hijos del mundo se divertirán,
y serán llamados los dichosos del siglo, cuando en realidad serán los
mas desgraciados y los mas dignos de compasion ; pero vosotros no
les tengais envidia ; vuestra herencia serán las cruces y los trabajos ;
comeréis siempre el pan mezclado con lágrimas ; las calumnias, las
persecuciones y toda suerte de adversidades os seguirán á cualquiera
parte que vayais; en todas tendréis que padecer; seréis menospre
ciados , seréis tenidos por el desecho del.mundo, por las heces de los
hombres. Y todo porque sois mis favorecidos , mis herederos , los que
ridos de mi Padre. Ahora pregunto: ¿qué ventaja se puede seguir
al mismo Cristo de vernos padecer, amándonos tan tiernamente co
mo nos ama? ¿Por qué razon querrá que las cruces| y los trabajos
sean nuestra legítima y nuestra herencia? Este es el misterio que no
comprenden los mundanos , los hombres terrenos y carnales ; pero le
entienden sin dificultad los espirituales , los verdaderos fieles, los
Santos. Despues del pecado de nuestro primer padre no nos dejó otra
herencia que el sudor, el trabajo y el afan , porque la que nos dejó
no llevaba mas que espinas y cambrones. Pagó el Salvador nuestras
deudas, y mejoró nuestra suerte. Dejónos como padre su herencia,
la cual no es ya una tierra estéril que regada con lágrimas no pro
duce mas que espinas ; es el árbol de la cruz , regado con su sangre
y convertido en árbol de vida ; su fruto es poco grato á los ojos, pero
es de un gusto exquisito. Gustate et videte, nos dice por el Profeta.
No os goberneis por los sentidos : las apariencias retraen, desvian,
espantan. Pero gustate, gustad ; porque cuando se hace la experien
cia de la dulzura que se siente en padecer por Dios ; cuando se co
mienza á gustar qué consuelo es vivir cristianamente , tener una vida
pobre , humilde , oscura ; en una palabra , parecida á la del mismo
Cristo, entonces sí que se palpa la verdad de aquel oráculo: Si quid
patimini propter justitiam , beati: si padeceis algo por amor de Dios
en satisfaccion de vuestras culpas , y por ser discípulos de Cristo, bea
ti: ¡oh qué dichosos! ¡oh qué bienaventurados que soisl Es cierto
que el mundo no conoce esta dicha , antes la tiene por quimérica,
como está todo él sepultado en la grosería de los sentidos ; pero Dios
hace juicio muy distinto de los trabajos. Oportuit pati Christum , et
ita intrare in gloriam suam : fue necesario que Cristo padeciese , y
6 tomo v.
78 MAYO
que así entrase en su gloria. Oportuü ; fue necesario ; pues ¿ qué
hombre podrá eximirse de padecer para salvarse? Et ita intrare m
gloriara stum ; y que así entrase en su gloria. Et ita ; asi , y no de
otra manera ; pues ¿qué hombre habrá tan insensato que imagine
puede entrar en el cielo á otro título ni por otro camino?
¡ Oh mi Dios, y qué diferente juicio se haria de las aflicciones y de
las adversidades de esta vida, si se conociera bien su mérito, su vir
tud y su valor ! Sin duda que para hacernos formar un alto concepto
de lo que vale la santa cruz , dispone nuestra Religion que en todo
la tengamos á la vista. La cruz es la primera que nos enseña á for
mar el Catecismo, encargándonos que demos principio con ella á to
das nuestras acciones ; la cruz es la que se coloca en todos los alta
res , y la cruz es tambien la que se eleva hasta en la misma corona
de los príncipes. No permitais, divino Salvador mio, que ignore yo
por mas tiempo lo mucho que valen las adversidades y los trabajos,
simbolizados en vuestra sagrada cruz ; y pues ella os sirvió á Vos
de instrumento para salvarme á mí , haced que las cruces y las ad
versidades me sirvan desde hoy en adelante de medio para conse
guir mi salvacion.
DIA IV.
MARTIROLOGIO.
El tránsito de santa Mónica, madre de san Agnstin, en Ostia, cuya santa
vida escribió su bijo é insertó en el libro nono je sus Confesiones. (Véase su
historia en el dia de hoy).
El tránsito de san Silvano, obispo de Gaza, en las minas de Fennes, en
Palestina , el cual fue martirizado con gran parte de su clero por mandato de
Galerio Maximiano César en la persecucion de Diocleciano : otros treinta
y nueve Mártires, condenados allí á trabajar en las minas, fueron tambien
degollados con él despues de haber sido atormentados con hierros hechos ascua
y con otros tormentos.
San Ciríaco , obispo , en Jerusalen , el cual visitando los Santos Lugares fue
muerto imperando Juliano Apóstata. (Créese que fue obispo de Ancana en Ita
lia ).
San Porfirio, mártir, en Umbría. (Nació en Camerino, ciudad de Umbría,
y á sus trabajos apostólicos debió gran parte de aquellos países el conocimiento
de las verdades de la fe , donde es considerado como su apóstol y su padre. Los
paganos le hicieron sufrir una dolorosa muerte el año 250) .
Santa Antonia, mártir, en Nicomedia, la cual despues de crueles y exce
sivos tormentos estuvo colgada de un brazo por tres dias , y luego la tuvieron
dos años en la cárcel ; y finalmente por órden del prefecto Prisciliano , perse
verando en la confesion del Señor, fue quemada.
San FÍorian, mártir, en Lorch, en la alta Austria, el cual atada una pie
dra al cuello por mandato del prefecto Aquilino, fue echado en el rio Ens, en
tiempo del emperador Diocleciano.
Santa Pelaya, virgen, en Tarso, la cual alcanzó la palma del martirio
metida en un toro de bronce hecho ascua , en tiempo del emperador Diocle
ciano.
San Paulino, mártir, en Colonia.
San Venerio, obispo de Milan , de cuyas virtudes da buen testimonio san
Juan Crisóstomo en una carta que le escribió. (Murió el año 409).
San Sacerdote, obispo de Limoges, en Perigord de Francia.
San Godbardo, obispo y confesor, en Hildasbeime, en Sajonia; fue cano
nizado por Inocencio II.
San Curcódomo, diácono, en Auierre.
REFLEXIONES.
Es error buscar fuera del estado de cada uno el camino de la per
feccion. El apetito á frutas extranjeras es, cuando menos, extrava
gancia del paladar y delicadeza perniciosa. De tal manera ha orde
nado Dios todos los estados , que todos están en el camino real de la
vida cristiana. Quien la va á buscar en otra parte, se desvia del ca
mino carretero , y el que se desvia de este camino , anda cerca de
perderse.
Si qua vidua, dice el Apóstol, filios aut nepotes habet, discat pri
mum domum suam regere: si alguna viuda tiene hijos ó nietos , ante
todas cosas dediquese á educarlos bien , y á cuidar de su familia. No
dice que ante todas cosas se esté todo el dia en la iglesia, que se
ande de hospital en hospital , ni que gaste el tiempo en novenas ni
en devociones , sino que ante todas cosas cnide de sus hijos , los crie
en el santo temor de Dios, y atienda al gobierno de su casa. ¿Si
guen este consejo del Apóstol aquellas beatas de profesion , aque-
88 MAYO
lias madres de familias que con el especioso pretexto de una falsa
devocion dejan su recogimiento, andan continuamente fuera de casa,
se hallan en todos los concursos , demasiadamente expuestas á los
peligros del bullicio y del tumulto? No es mi ánimo, ni permita Dios
que lo sea, desaprobar, ni mucho menos censurar la ejemplar de
vocion de aquellas matronas y señoras cristianas que sirven de tanto
consuelo y alivio á los pobres enfermos y encarcelados , renovando
en nuestros tiempos el primitivo espíritu del Cristianismo. Hablo solo
de aquellas devociones fuera de su lugar, fruto ordinario del amor
propio y de no sé qué secreto orgullo.
El cuidado de una familia cansa ; la continua vigilancia sobre los
hijos y sobre los domésticos fatiga ; el retiro , el guardar siempre la
casa se hace tedioso y melancoliza ; el amor propio suspira por el
desahogo, y busca algun pretexto para dispensarse en aquellas obli
gaciones que se juzgan esenciales. Luego nos ofrece este bello pre
texto una falsa idea que se forma de devocion. Se ha de asistir á
todas las Salves , no se ha de perder algun sermon , se ha de con
currir á todas las fiestas , á todas las funciones de iglesia. Ocupacio
nes santas son y empleo del tiempo muy loable en todos aquellos
que no tienen obligaciones incompatibles con esta piadosa atencion.
Pero si mientras una madre de familias se está muy devotamente en
la iglesia , sus hijos y sus criados viven con una licencia escanda
losa; si mientras se ocupa en componer, en restituir la paz á otra
familia , reina en la suya la desunion , la parcialidad y la mala in
teligencia ; si mientras consuela á los afligidos , irrita y desazona á
su marido por su piadosa holgazanería y por sus imprudentes abs
tinencias ; finalmente , si mientras ella gasta el tiempo allá en sus
devociones , se están sus hijos sin educacion y sin crianza , á merced
de unos criados viciosos ó negligentes, sin oir quizá mas que con
versaciones torpes, y sin ver mas que escandalosos ejemplos, ¿la
agradecerá mucho Dios aquel ardiente celo que muestra por los ex
traños? ¿hará mucho caso de un celo tan poco prudente y tan mal or
denado? ¿Serán del agrado de su Majestad unas devociones tan fuera
de su lugar y tan incompatibles con las obligaciones de su estado?
¿Llegarán á los oidos del Señor sus oraciones entre los gritos de sus
hijos, las quejas de su marido y las murmuraciones de su familia?
¡Cosa rara! no podia Dios facilitar mas la virtud, ni hacerla mas
suave ni mas accesible á todo el mundo , que poniéndosela á cada
uno en las mismas obligaciones de su estado. Con todo eso son muy
raros los que la buscan en él , ó á lo menos apenas se halla gusto en
DIA IV. 89
la virtud que es propia del estado de cada uno. No se estima la que
nace en el terreno propio ; los mas quieren la que produce el ajeno,
sin advertir que los árboles trasplantados á distinto clima ordinaria
mente pierden mucho. Los aires naturales son los mas saludables.
Santifíquense en sus casas las madres de familias , y no busquen
fuera lo que tienen dentro de ellas. Si desean practicar las virtudes
de humildad, caridad, mortificacion, etc.; si quieren ejercitar su
celo, abundante materia encontrarán en sus casas: será mas pura
su virtud , cuanto menos expuesta esté á la vanagloria. Dios no las
pide mas sino que cumplan con sus obligaciones. En fin , los padres
y madres de familias tengan siempre en la memoria este oráculo del
apóstol san Pablo : El que no cuida de sí, y particularmente de los su
yos, renunció la fe, y es peor que un gentil.
El Evangelio es del capítulo vii de san Lucas.
In tilo tempore: Ibat Jesus in civita- En aquel tiempo : Iba Jesús á una
tem, qum vocatur Naitn: et ibanl cum ciudad, por nombre Naim ; é iban con
eo discipuliejus, etturba copiosa. Cum él sus discípulo^, y una numerosa
autem appropinquaret portes civitatis, turba de gente. Y al tiempo de acer-
ecce defunctus efferebatw, fíliusunicus carse a la puerta de la ciudad , hé aquí
motril suce; et hcec vidua erat: etturba que sacaban fuera un difunto, hijo úni-
civitatis mulla cum illa. Quam cum vi- co de su madre : y esta era viuda ; y la
disset Vominus, misericordia molus acompañaba gran número de personas
super eam, dixitiüi : Noli flere. Et de la ciudad. Á la cual , habiéndola
accessit, ettetigittoculum. (Hi autem, visto el Señor, movido á compasion de
quiportabant, steterunt). Etait: Ado- ella, la dijo: No llores. Y se acercó al
leseens, tibi dico, surge. Et reseditqui féretro, y le tocó. (Y los que le lleva-
eral mortuus, et ccepit loqui. Et dedit ban se pararon ). Y dijo : Jóven , con-
illum matri suce. Accepit autem omnes tigo hablo, levántate. Y el muerto se
timor: et magnificabant Deum, dicen- sentó y comenzó á hablar. Y le entre
te* : Quia propheta magnus surrexit in gó á su madre. Á todos, pues, los po-
nobis, et quia Deus visitavit plebem seyó el temor , y glorificaban á Dios
diciendo : Un profeta grande ha apa
recido entre nosotros, y Dios ha visi
tado á su pueblo.
MEDITACION.
De la sincera voluntad de entregarse á Dios.
Punto primero. — Considera que es bien de extrañar que aquel
mozo resucitado no se hubiese quedado desde luego en la compa
ñía de Cristo , para ser uno de sus mas celosos discípulos ; y no es
menos de extrañar que el mismo Cristo se le hubiese entregado á
su madre. Admirable prueba de que Dios solo quiere el corazon , y
90 MAYO
que sin él las mas finas, las mas elocuentes protestas son palabras
y nada mas.
Es muy verosímil que la madre , movida del mas vivo reconoci
miento, ofreciese su hijo al Señor, y que el mismo hijo en aquellos
primeros ímpetus del gozo que le causaba el verse restituido á la
vida protestase cien veces que no queria otro dueño ni otro maes
tro, y que ya jamás se apartaría de su divina persona. En medio de
eso Jesucristo se le vuelve á su madre, y la madre y el hijo dejan
partir á Cristo. ¡Oh Dios mio, y cuántas copias tiene este original !
Resucitados muchos en esta Pascua por medio de la confesion,
restituidos á la vida de la gracia en virtud del sacramento de la Pe
nitencia, ¡qué propósitos ! ¡qué palabras! ¡qué protestas de recono
cimiento, de ternura y de fidelidad ! Pero ¿en que paran un mes des
pues todas estas religiosas magníficas promesas? Bien conoce ese
jóven lo que debe á su divino Bienhechor ; pero su corazon aun está
pegado á la tierra, y por eso no lo quiere Jesucristo. Las pasiones
adormecidas despiertan^ los hábitos viciosos mal reprimidos vuel
ven á su antiguo vigor ; á aquellos primeros movimientos de fervor
sucede la desidia y la tibieza ; á la tibieza el disgusto ; y una vez dis
gustado el hombre de servir á Dios , se arroja en los brazos de su pri
mer dueño, vuélvese á entregar á sus primeras inclinaciones, á las
recaídas, á la funesta muerte del alma. ¿De dónde se originó esta
lastimosa desercion , esta lamentable vuelta al vómito del pecado? De
que se convirtió el entendimiento y las palabras, pero no se convir
tió el corazon. Este es el verdadero principio de que haya tan pocas
conversiones constantes y sinceras. ¿Podré yo lisonjearme de que lo
sea la mia? Convertios á mí, dice el Señor, con todo vuestro corazon,
y no meramente con los labios; despedazad vuestros corazones, y no
vuestros vestidos: menos aparato y mas sinceridad en la conversion.
¿Qué juicio debo hacer yo de la mia? ¡ Ah , Señor, cuántas palabras
inútiles , cuántas vanas promesas os he hecho en mis propósitos !
PROPÓSITOS.
DIA V.
MARTIROLOGIO.
San Pío V, papa, del Órden de Predicadores, en Roma, el cual dedicándose
animosamente y con feliz éxito á restaurar la disciplina eclesiástica, á extirpar
las herejías, y á destruir los enemigos del nombre cristiano, con la santidad
de su vida y de sus leyes, gobernó la Iglesia católica. ("Véase su vida en las del
dia 14 siguiente).
Santa Crescenciana, mártir, tambien en Roma.
San Silvano, mártir, igualmente en Roma. ( Créese que este Santo fue na
tural de Portugal).
San Eutimio, diácono, en Alejandría , el cual murió preso por la fe católica.
El tbidnfo de los santos mártires Ireneo, Peregrino é Irene, enXe-
s.alónica, los cuales fueron quemados vivos.
El triunfo de san Joviniano, lector, en Auxerre.
San Angel, presbítero, del Órden de los Carmelitas, en Leucata, en Sici
lia , al cual hicieran tajadas los herejes porque defendía la fe católica. ( Véase
4f« vida en las de este dia ).
San Máximo, obispo y confesor, en Jerusalen, al cual Maximiano Galerio
César condenó á las minas despues de haberle hecho sacar un ojo , y quemado
un pié con un hierro ardiendo. (San Jerónimo habla con mucho elogio de este
Prelado, y dice que le sucedió en el episcopado san Cirilo).
San Edlogio, obispo y confesor, eu Edesa de Siria.
San Hilario, obispo, en Arles de Francia, célebre por su santidad y doc
trina. (Fue consagrado en 429, y habiendo congregado muchos concilios para
contener los progresos del error, presidió en 441 el de Orange, en que fue de
puesto Celedonio, obispo de Besanzon. Muchos y graves disgustos le acarreó su
celo, hasta que el papa san Leon, convencido de su inocencia, prohibió el hablar
contra de él. Sus escritos fueron en su tiempo la antorcha de las Gallas, y una
de las firmísimas columnas de la verdad. Murió en el año 449).
San Nicecio, obispo, en Viena, varon venerable por su santidad.
San Teodoro, obispo, en Bolonia, esclarecido en meritos.
San Sacerdote , obispo de Sigüenza , en el mismo dia,
San Geruncio, obispo, en Milan.
La conversion de san Agustín, obispo y doctor de la Iglesia, tambien en
Milan, el cual fue instruido en la verdad de la fe católica por san Ambrosio, y
bautizado en tal dia como hoy por el mismo Santo. (Véase la noticia en las de
hoy).
Uno de los mas gloriosos hijos que ha tenido el sacro monte Car
melo ha sido el insigne mártir san Angelo , hombre en el ser , ángel
en la pureza, y querubin en la sabiduría. Su concepcion fue anun
ciada á sus padres, aunque judíos naturales de Jerusalen, por la
DIA V. 95
misma Reina de los Ángeles ; la cual apareciéndoseles cierta noche
rodeada de resplandores les mandó que se bautizasen , asegurándoles
dos hijos , que serian dos lucientes candeleros en el templo del Señor,
y dos olivas floridas en el monte del Carmelo. Al primero llamaréis An
gelo; al segundo Juan : aquel será glorioso mártir; este patriarca de '
Jerusalen, y siempre tendré á los dos bajo de mi amparo y tutela.
Á pocos dias,de haber recibido el agua del Bautismo , se sintió Ma
ría ocupada, y á mediados de abril del siguiente ano, que fue el
de 1186 , dió á luz dos hermosos niños , que luego hizo bautizar , lla
mando al primero Angelo, y Juan al segundo, conforme le habia
ordenado y mandado la Vírgen santísima.
Desde luego fueron abstinentes, pues jamás tomaron el pecho sin
conocida necesidad; y sus padres, agradecidos al cielo, repartieron
su hacienda á los pobres, profetizando que sus hijos tenían ya las ri
quezas del cielo por patrimonio y herencia. En efecto , quedaron Án
gelo y Juan, huérfanos y pobres á la edad de cuatro años, aunque no
desamparados ; porque el patriarca de Jerusalen , á quien sus padres
los encomendaron antes de morir , tomó á su cargo el alimentarlos y
doctrinarlos. Aprendieron las artes liberales, saliendo en todas doc
tísimos , sobre todo en la sagrada teología , y lenguas hebrea , grie
ga y latina, de suerte que en todas se aventajaban á todos á los diez
y ocho años de su edad. Viéndose ya en esta edad , y que á su nuevo
padre el patriarca se le acercaba la muerte, le pidieron con gran
des instancias les hiciese dar el hábito de Nuestra Señora del Car
men, en el convento de Santa Ana, donde habian sido enterrados
sus padres ; el cual efectivamente les fue dado el dia de la Natividad
de la Vírgen santísima el año de 1204 con gran solemnidad y ale
gría suya, del santo patriarca, de los religiosos todos del convento,
y edificacion del pueblo católico.
En el noviciado dieron evidentes muestras de virtud y observan-
cia religiosa ; por lo cual , con gran satisfaccion y aprobacion de su
maestro y toda la comunidad , hicieron su solemne profesion el año
siguiente de 1205. Deseaban con ansiedad los recien profesos vivir
en soledad, por darse á Dios mas á solas ; y así los mudaron luego
al monasterio del monte Carmelo por ser mas retirado. En este tiem
po fue cuando el patriarca de Jerusalen san Alberto , sucesor del que
habia criado á nuestros Santos , dió nueva regla á los religiosos Car
melitas; y para mostrar que sus rigores no eran inobservables, co
mo algunos juzgaban, previno el Señor á Fr. Angelo y Fr. Juan,
que pareciéndoles pocos , alcanzaron licencia del prior para añadir á
7*
96 MATO
los que la regla mandaba. Los ayunos que ella manda desde la san
ta Cruz de setiembre hasta el dia de la Resurreccion cumplían con
pan y agua. Los lunes , miércoles y viernes ayunaban á pan y agua,
y los demás dias anadian unas yerbas rociadas con unas gotas de
aceite; y volviendo por la santa Cruz de setiembre á comenzar sus
ayunos, tenían por gran regalo los domingos y jueves una porcion
de legumbres, sin que jamás comiesen carne ni leche, ni bebiesen
vino, como los antiguos Carmelitas observaron. El hábito era muy
áspero y tosco, y á raíz de las carnes traían una cota de hierro por
camisa : su cama la tierra dura , y en sus indisposiciones una tabla
con un poco de heno y dos mantas , una para cubrirlo , y otra para
echar encima, mas por honestidad que por abrigo ó regalo. Dor
mían siempre vestidos , y nunca echados , sino recostados , para que
el quebrantamiento del cuerpo los dispertase á la oracion , en que te
nían su mas florido lecho. Rezaban el oficio divino de rodillas , y des
pues con gran devocion todo el Salterio , sin saber mas camino que
desde el coro á sus celdas , si el prelado no les ordenaba otra cosa.
En cuya fe comenzó san Ángelo á manifestar la virtud de hacer mi
lagros que le concedió el Señor, en todo semejante á la que anti
guamente acreditó á sus santísimos padres Elias y Elíseo.
Un dia fueron los dos hermanos , mandándoselo el prior , á cortar
leña para el monasterio. Cayósele á Fr. Juan el hierro de la hacha
en un estanque profundo que recogia el agua de la fuente de San
Elias, su padre. Afligióse por ser prestado , y no tener los religiosos
posibles para pagarlo. Su hermano Angelo , que le vió afligido , se
puso en oracion , y luego tomó el astil , y aplicándole al agua (como
en el Jordan hizo su padre san Eliseo ) , vieron que andando el hierro,
y subiendo contra su naturaleza, se encajó en el palo. Quedóse ad
mirado Fr. Juan, pero Ángelo le dijo que diese gracias á Dios, y
lo tuviese en silencio. Así lo hizo; pero Dios, que quería manifestar
la santidad de su siervo Ángelo , se lo reveló al santo prior de su
convento , que á la sazon estaba en oracion ; el cual , para gloria del
Señor y edificacion de los demás , publicó la maravilla en el conven
to. Con estas penitencias y aspereza de vida llegaron los dos Santos
hermanos al año de 1213 , en que haciendo órdenes el patriarca de
Jerusalen, el prior los envió (con otros religiosos) á ellas, aunque
lo rehusaban bumildes , reconociéndose por indignos del sacerdocio
santo. No les bastó su humilde excusa; y así obedeciendo, salieron
del monte , y le dieron vuelta , porque san Ángelo quiso visitar la
cueva de san Juan Bautista , especial devoto suyo ; y así hubieron de
DIA V. 97
pasar el Jordan , el cual venia tan crecido por haber llovido mucho
aquellos dias, que la barca estaba anegada; y mucha gente deteni
da, por no haber paso.
Tuvo Angelo lástima á los detenidos pasajeros; y puesto en ora
cion, al cabo de media hora se levantó, y vuelto al rio, le dijo ani
mosamente : Sagrado rio, por la virtud que en tí dejó Jesucristo, cuan
do se bautizó en tus aguas, por el poder de la santísima Trinidad, y
la intercesion de nuestro padre san Elias, cuando con su discípulo Elí
seo hirió con su muleta tus aguas , te mando que dés paso enjuto á estos
religiosos y fieles que están aquí detenidos. ¡ Caso maravilloso ! al ins
tante se dividió el rio , y dió paso enjuto y libre á todos los pasajeros.
Divulgóse por todo el reino la maravilla , y fue causa de la conversion
de muchos judíos y sarracenos, y en san Angelo de mayor humilla
cion, pues cuanto mas lo sublimaba el Señor, quedaba en sí mas
abatido y confuso. Ordenáronse de sacerdotes los santos hermanos,
y despues de algunos dias se partieron para su Carmelo. Vinieron
por Belen, por visitar el santo pesebre, y llegando á la ciudad se
conmovieron sus vecinos, y por la opinion que le seguia á Ángelo
de santo, le traian sus enfermos y necesitados, fiando da su inter
cesion la salud. Entre los demás vino una mujer llamada Isabel llo
rando la muerte de un hijo que se habia muerto entre las travesu
ras de mancebo , y le pidió se lo resucitase. Excusábase el Santo,
confesándose indigno de que por él obrase Dios tan gran milagro ;
pero ella con importunos ruegos y repetidas lágrimas hizo traer á su
presencia al difunto, que habia dos dias que lo era; y era tanta la
fe, que solo pedia tocase el cuerpo con la punta de su capa, fiada
en que solo con tocarla habia de resucitar su hijo. Enternecieron el
corazon del Santo los clamores de la mujer, y los demás ayudaron
con sus ruegos y lágrimas : hizo san Angelo oracion, y aplicando la ca
pa al difunto , al instante se levantó vivo, con admiracion de todos los
circunstantes. Echóse el mozo á sus piés , dándole las gracias por el
beneficio , confesando que no solo debia á su intercesion la vida cor
poral, sino tambien la del alma, la cual habia perdido por sus ju
ramentos y blasfemias.
Sucedió este milagro por la fiesta de la Epifanía, en que habian con
currido á Belen muchos prelados circunvecinos y multitud de gente,
con lo que fue mayor su aplauso. No pudiendo sufrirlo su modestia,
porque reconocía que el cuerpo peligra entre las espadas , y el alma
entre las alabanzas y lisonjas , pidió al Señor que le pusiese en segu
ro. Discurrió dónde seria , y envióle Dios un Ángel que , confirmán
98 MAYO
dole en su propósito, le señaló el lugar de su habitacion, y se le
ofreció por compañero en el camino , como á Tobias Rafael. Con es
te seguro y fiel compañero, y licencia que tenia (aunque oculta á
los demás) de su prior, salió en compañía del Ángel, que le guió al
desierto de la cuarentena, no léjos de Jericó ; y á imitacion de Cris
to, que lo consagró con su ayuno de cuarenta dias, estuvo en él san
Angelo por espacio de cinco años , tan retirado de toda humana con
versacion , que ni monjes ni seglares lo pudieron descubrir , por dili
gencias que hicieron ; porque quien lo llevó á la soledad , lo encu
bría (segun dice David) en lo mas escondido de su rostro.
Pero si el Santo huia del mundo para evitar las aclamaciones de
que en él era objeto, el Señor se las buscaba mayores en los pobla
dos: y como la capa de su padre Elias, dejada á Eliseo, sustituyó
por su dueño, abriendo el Jordan milagrosamente; así la capa de
Angelo , que se habia dejado en Belen ( por no poderla sacar sin nota
de sus compañeros), obró tantos milagros, que no solo sanaba enfer
mos de varias enfermedades, á quienes se aplicaba como sagrada .
reliquia , sino es que resucitó siete muertos, cuyos nombres trae el
patriarca Knoc, autor de su vida é historia, el cual refiere tambien
que los cinco, que eran varones, se hicieron religiosos, y los dos,
que eran doncellas, tomaron de religiosas el hábito ; para que se vie
se que sus milagros no tanto miraban á la salud del cuerpo cuanto á
la del alma.
Al quinto año de su retiro se le apareció Cristo bien nuestro mas
resplandeciente que el sol, acompañado de Ángeles y Santos, y dí-
jole que ya era tiempo de que volviese al poblado; porque su eter
no Padre le tenia señalado para otra empresa no menos dificultosa
y agradable que la del yermo , pues era dar la vida por reducir pe
cadores. Postróse Angelo á tanta luz : resignóse en la divina voluntad :
ofreció la vida al sacrificio; y respondió que obedecia pronto y hu
milde. Mandóle su Majestad ir á Jerusalen á predicar contra los vi
cios, y despues á Alejandría, de donde se llevaría unas reliquias
sagradas, para librarlas de que los bárbaros las profanasen, y que
pasando á Roma las entregaría al Pontífice, para que las venerase
y colocase en lugar decente, y que al fin pasase á Sicilia, donde le
esperaba guerra declarada con los vicios ; mas triunfarás gloriosa'
mente, dijo su Majestad , para que con la corona del martirio, como
otro Bautista, entres triunfante en mi reino.
Salió san Ángelo de su amada soledad por la octava de la Epifa
nía del año de 1219, habiendo estado en ella cinco años, y se en
Du v. 99
caminó á Jerusalen. Iba taa flaco y desfigurado , que apenas lo co
nocían los religiosos. Su hermano á este tiempo ya era patriarca de
Jerusalen : hízole grandes instancias para que se quedase allí ; mas
advertido dela orden que tenia de pasará Italia, hubo de obedecer
al cielo, como su hermano Angelo. El cual despues de haber predi
cado cási dos meses, y convertido gran parte de judíos y moros, y
reducido á mejor vida infinitos católicos que le oian como si fuese
un Bautista ó un Elias, avisado del cielo que prosiguiese su viaje,
se despidió de su hermano , pidió licencia al general , y eligió por
compañeros tres insignes religiosos de su hábito, Fr. José de Em-
maús , Fr. Pedro de Belen , que despues fueron obispos , y Fr. Enoc
Jerosolimitano , que subió á ser patriarca de Jerusalen , y escribió la
vida de su compañero san Angelo. Partieron para Alejandría de
Egipto, dejando á todos tristísimos con su ausencia. En esta ciudad
predicó hasta fin de mayo ; y entregándole el patriarca de ella , con
harto dolor de su corazon, las reliquias que por órden del cielo le
pidió san Ángelo , se hicieron á la vela en una nave genovesa. Na
vegaron quince dias , y habiendo descubierto tierra de Sicilia, cerca
ya del puerto dieron con cuatro galeras de moros, que cercando de
improviso la nave, la rindieron. Setenta moros entraron dentro ; y
viendo iban aprisionando los cristianos, les dijo san Angelo : Tratad
bien á los siervos de Jesucristo. Pero ellos sin hacer caso, mas irrita
dos, pasaron á atarle tambien á él por los piés. Levantó al cielo los
ojos y las manos, diciendo: Líbranos, Señor, de las manos de tus
enemigos, y da gloria á tu nombre. Fue tan eficaz esta oracion , que
juntó muchos milagros en uno ; porque, bajando fuego del cielo, hizo
ceniza á los setenta meros sin tocar á los cristianos ; y trescientos
que habían quedado en las galeras quedaron ciegos con su resplan
dor ; tos cuales á grandes voces comenzaron á pedir misericordia á
los cristianos : compadecido el Santo , pasó á las galeras con algunos
cristianos , y les dijo : Quien de vosotros se hiciere cristiano cobrará
la vista del cuerpo y del alma ; y todos respondieron que querían ser
cristianos: con que habiéndolos catequizado algunos dias que se
detuvo en aquel puerto , los bautizó , y con la luz de la fe recibieron
todos la corporal de sus ojos.
Partieron despues para Mesina, donde entró con aquel solemne
triunfo y despojo que habia ganado para Jesucristo , y se fué á hos
pedar á su convento , acompañado de toda la ciudad , que se habia
conmovido á la voz de tantos milagros. Aquí hizo otros muchos , sa
nando enfermos de varias enfermedades , y milagrosas conversiones
100 MAYO
con tres sermones que predicó. Partióse para Roma ; y llegando á
besar con toda humildad el pié al sumo pontífice Honorio III , le pre
sentó las reliquias, que por orden del mismo Nuestro Señor Jesu
cristo le traia de Alejandría , que fueron un brazo y una pierna de
san Juan Bautista ; la cabeza del santo profeta Jeremías ; un brazo
de santa Catalina, virgen y mártir de Alejandría; una pierna del
ínclito mártir san Jorge, y una preciosa imágen de Nuestra Señora,
pintada por san Lucas ; las cuales recibió Su Santidad con gran con
suelo y estimacion. Visitó los santuarios de aquella santa ciudad,
adoró sus reliquias, y ganóle á Dios muchas almas en el pulpito. El
santo Pontífice le oyó cuatro sermones , y se le aficionó tanto , que
con grandes instancias le rogó se quedase en Roma ; y pasara á man
dárselo , si no supiera tenia órden del cielo para volver á Sicilia. Dió-
le en muestras de su cariño la iglesia de San Julian , en los montes y
trofeos de Mario , para convento de su Religion que hoy posee ; y
por este título de antigüedad y fundacion preceden en Roma los Car
melitas á los Padres Menores y Agustinos.
Uno de los sermones que predicó en San Juan de Letran , donde
tuvo por oyentes á los gloriosos Padres santo Domingo y san Fran
cisco , san Ángelo , sin haberlos jamás visto , ni tenido de ellos noti
cia, con luz superior los conoció desde el púlpito; y así dijo en el
sermon , que entre los que le oian habia dos nuevas y firmes co
lumnas de la Iglesia. Predicó con tanto fervor y espíritu que , admi
rados los dos santos Patríarcas , luego que acabó se llegaron á él , y
nombrándose por sus nombres , como si toda la vida se hubieran co
nocido, se abrazaron. Ángelo, adelantándose, les dijo : Sálveos Dios,
grandes doctores de la milicia cristiana. Á tí, Domingo, á quien ha es
cogido el Señor para acérrimo impugnador de las herejías , y predicador
contra los vicios; y á tí, Francisco, principal imitador de Jesucristo,
cuyas cinco llagas ha de imprimir en tu cuerpo por premio de tu humil
dad. Á estas proféticas razones respondió santo Domingo : Alégrate,
Angelo , á quien el Señor por singular privilegio ha escogido por predica
dor de la verdad contra los vicios y herejías, y lustre de la Iglesia con tus
virtudes y ejemplos. Aquí añadió san Francisco : Con razon, Angelo, te
puedes alegrar ; porque en breve tiempo darás tu vida por la honra del
Señor en el reino de Sicilia , y con tres coronas, de virgen , doctor y már
tir, subirás triunfante al cielo. Con estos y otros coloquios santos se
alegraron y comunicaron entre sí estas tres lumbreras del mundo.
Salieron juntos, y llegando á Santa Sabina (cuya iglesia este mismo
año dió el Papa á santo Domingo para convento de su Religion ) les pi
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dió un leproso ¡a salud, que tuvo luego por la oracion de tan pode
rosos abogados. En Santa Sabina pasaron la siguiente noche los tres,
ya en oracion , ya en santísimos coloquios. Hoy se lee sobre la celda
en que vivió santo Domingo en este convento una latina inscripcion,
que es memoria eterna de todo lo referido , demás de referirlo el pa
triarca Enoc que se halló presente, y otros gravísimos autores.
Recibió Angelola última bendicion del Papa, y partióse (habién
dose despedido de sus dos santos amigos) con sus tres compañeros
de Roma. Predicó en el reino de Nápoles , y ganó con su predica
cion y milagros infinitas almas para Dios , y para su Religion mu
chos sujetos y algunos conventos. Llegó al fin á Sicilia, desembar
cando en Palermo , donde con su predicacion convirtió doscientos y
siete judíos y moros , y redujo á verdadera penitencia á infinitos cris
tianos, haciendo asimismo muchísimos milagros. Entrado el año
de 1220 , se partió á Agrigento con deseo de visitar su obispo. En el
camino pasó en las termas ó baños Cefalitanos , en que halló siete le
prosos que reñían con la guarda sobre que no los dejaban entrar ;
compadecióse Ángelo, y díjoles: Tened paz, hermanos mios; y si
quereis alcanzar salud, arrepentios de vuestras culpas , y confesadlas,
que sanaréis sin duda. Á esta voz conmovidos todos siete se confe
saron con él, y habiéndolos absuelto y hecho oracion por ellos, los
dejó tan sanos y buenos como si en su vida no hubieran tenido tal
enfermedad. Halláronse presentes á este tan grande milagro mas de
ciento y treinta personas , y entre ellas el arzobispo de Palermo, que
aquejado de graves dolores habia venido á bañarse ; pero manifes
tando al Santo su necesidad, halló en él mejor medicina, y la salud
entera sin necesidad del baño. Viendo el agradecido Arzobispo que
no pudo detener á Angelo en su ciudad , se fué con él á Agrigento,
hecho discípulo suyo , y predicador de su santidad y milagros. En
esta ciudad de Agrigento hizo lo que en las demás, sacar infinitas
almas de pecado , y sanar infinitos cuerpos.
Á los primeros de marzo salió para Leocata , acompañándole siem
pre el Arzobispo. Era esta ciudad la que le habia señalado el Señor
por campaña de sus triunfos, y así comenzó á hacer cruel guerra á
todos los vicios con su divina predicacion. Pudo tanto con los ánimos
mas obstinados, que en breve tiempo no se oia otra cosa que llan
tos, clamores, penitencias y confesiones públicas. No lo hizo así el
tirano conde Berengario , hombre fiero , hereje y desalmado , á quien
en secreto afeó muchas veces Ángelo, entre otros vicios detestables,
el estar públicamente amancebado con su hermana , la ofensa que
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hacia á Dios, el escándalo que daba al pueblo ; y de todo se reia el
hereje , haciendo gala de ser vicioso. Viendo su dureza , el Santo pro
siguió en público, y en un sermon que predicó á los 25 de abril , en
que cayeron las Letanías mayores, dió el Señor tal virtud á su voz,
que convirtió el corazon de Margarita, hermana y manceba de Be-
rengario. Luego que se convirtió tomó sus tres hijos por sacarlos de
tan mal padre, y llena de dolor y lágrimas se fué á los piés de Án
gelo, manifestándole su pecado y arrepentimiento. Suplicóle que
sacándola del poder de su hermano , la pusiese en parte segura , don
de pudiese satisfacer al Señor lo mucho que le habia ofendido. Go
zoso el Santo oyó á Margarita en confesion , confirmóla en su propó
sito, y ofrecióle de parte de Dios el remedio y la seguridad.
El pérfido Berengario, que con la conversion de cualquier peca
dor mas se obstinaba, sabiendo la de su hermana, dió en frenético,
y lo menos con que se contentaba era dar muerte á san Angelo. Pa
ra la ejecucion habló á los de su séquito , que como hombre poderoso
y desalmado tenia muchos , y determinaron fuese en público y en dia
solemne, para que fuesen mas solemnes y públicas sus maldades.
Mientras Berengario prevenía crueldades , el cielo prevenía favores
á Angelo ; y así estando en oracion se le apareció san Juan Bautista,
y le dijo : Sabe, Angelo, que tus virtudes y buenas obras son tan acep
tas á Dios y á su santísima madre María , que á 5 de mayo te han de
tlevar á la patria celestial en compañía de los Santos y Angeles, colo
cándote en sus coros con la corona del martirio. Alegre sobremanera
recibió Angelo nueva tan deseada; y poniéndole por medianero pa
ra que Cristo y su Madre le diesen valor en el trance que esperaba,
gastó lo restante de la noche en prevenir su batalla y su triunfo. Por
la mañana dió parte á sus compañeros de la celestial vision. Acon
sejóle Fr. Pedro que huyese, y diese lugar á la ira del tirano; pero
Angelo , que solo deseaba ir á reinar con Cristo , desechó su persua
sion , y se preparó para la ocasion con mas fervores. Llegó el dia 5
de mayo , y despues de haber dicho misa en su convento con espe-
cialísima, devocion y ternura , fué á la iglesia de los gloriosos apósto
les san Felipe y Santiago que está vecina al mar, y aquel dia pre
dicaba en ella. Era el concurso de mas de cinco mil personas ; y
subiendo al púlpilo comenzó á predicar con tal dulzura, eficacia y
fervor, que parecía un Angel enviado del cielo. En el fervor del ser
mon llegó el malvado conde Berengario , asistido de mas furias in
fernales que hombres facinerosos, y encaminándose y subiendo al
mismo púlpito , dió al Santo cinco crueles y mortales puñaladas, sa
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orificando á Dios aquel inmaculado cordero que con cinco fuentes
de su virginal sangre quiso recompensar al Redentor las cinco pre
ciosas llagas que en la cátedra y pulpito de la cruz recibió por la
salvacion de los hombres.
En vista de tanta maldad se puso todo el auditorio en armas , para
vengar tan enorme sacrilegio ; pero el Santo con rostro sereno y ale
gre rogó á todos dejasen ir á Berengario , y acudiesen á favorecer á
su hermana, librándola de sus crueles manos. Sintiendo ya ansias
mortales, se puso de rodillas con los ojos en un santo Crucifijo , y
despues de haber orado por Berengario , por Margarita , por todo
el pueblo y por la Iglesia toda con tierna devocion y afecto , co
menzó á decir el salmo: In te, Domine, speravi; y llegando á decir
el verso: En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu, se oyó una
voz del cielo , que dijo : Ven, Angelo, al reino que está preparado para
tí y todos mis escogidos; y al mismo tiempo vieron los presentes ba
jar sobre su cuerpo una luz mas resplandeciente que el sol , y salir su
alma en forma de una candidísima paloma. Oyéronse suavísimos
cánticos, con los cuales y los fragantísimos olores que exhalaba su
santísimo cuerpo , las lágrimas de los presentes se convirtieron en go
zo. Solo Berengario , digno de eterno castigo , los desmereció ; el cual
acudiendo á dar la muerte á su hermana, y no pudiendo hallarla,
se ahorcó desesperado, dando infame fin á su vida : cuyo cuerpo,
echado de la ciudad, fue sepultado en el vientre de las fieras, por
haberlo sido él en la vida y en las obras. Sucedió el martirio de san
Angelo el año de 1220 , dia 5 de mayo en que le celebra la Iglesia.
Gran dolor causó al arzobispo Gotfredo la muerte de su amigo,
que por estar muy ocupado no habia asistido al sermon , y partió
luego á la iglesia, y sintiendo el celestial olor , y oyendo los suaves
cánticos, veneró el cuerpo como santo, y le hizo colocar en un alto
túmulo, donde (á peticion del pueblo) estuvo ocho dias, haciendo
tantos milagros, que es imposible reducirlos á número. Al darle se
pultura hubo una piadosa competencia entre los Padres Carmelitas y
el clero , sobre que aquellos se lo querían llevar á su casa , y este no
le quería dejar salir de la suya, donde al fin se quedó, declarando
Gotfredo ser esta la voluntad del Santo. Luego que fue enterrado,
comenzaron á experimentarse (entre otros muchos) tres singulares
prodigios. Una fuente de aceite que corria, en el lugar donde fue
martirizado , todos los años desde las primeras vísperas del Santo
hasta las segundas ( hoy persevera esta milagrosa fuente, si bien no es
aceite el que ahora mana, sino agua; pero tan milagrosa como era
101 MAYO
el aceite ), con el cual se hacían innumerables milagros , sanando en
fermos de todas enfermedades. Una hermosa azucena , que cuantas
veces la cortaban tantas volvia á nacer, en el lugar donde estaba
sepultado su cuerpo, con cuyo celestial aviso le trasladaronámas sun
tuoso y autorizado sepulcro. El tercero fue, que descubriendo su
cuerpo , siempre le hallaban con la sangre de las heridas tan recien
te, fresca y colorada como el dia de su martirio, y las rosas y flores
tan frescas y olorosas como estaban al tiempo que las cogieron.
Fuera nunca acabar querer referir la suma de los milagros que ha
hecho y hace en todos tiempos , ya curando enfermos de todas enfer
medades (y especialmente en tiempo de peste, de que es abogado,
ha librado muchas veces á Leocata, como tambien de invasiones de
turcos ) , ya resucitando muertos, dando vista á ciegos, oido á sordos,
piés á cojos , manos y brazos á baldados , ahuyentando espíritus in
mundos. de los cuerpos de muchísimas personas. Quien gustare de
ver muchos , lea las historias de Santos carmelitas , que hallará cum
plidos sus deseos, que aquí por la brevedad los omitimos. Á fuerza
de sus maravillas le ha hecho Palermo su patron , como tambien
Leocata , donde consiguieron los Padres Carmelitas la iglesia en que
estaba su cuerpo. La Iglesia romana le publica mártir y santo car
melita en sus Martirologios. El papa Pio II le concedió oficio ecle
siástico , á peticion del beato Fr. Juan Soret , general del Cármen , el
año de 1459 ; y el papa Clemente X ha concedido jubileo plenísimo y
perpétuo para el dia 5 de mayo , en que su Religion le celebra.
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120 MAYO
quería estar solo para poder llorar con libertad , y así le dejó ir solo
á donde quisiese. Fue Agustin anegado en amargura, y se echó de
bajo de una higuera sin saber de qué manera , ni en qué postura.
Allí comenzó á derramar gran copia de lágrimas, que parecían dos
rios que salían de sus ojos , y hablando con Dios, con razones in
terrumpidas le decia : Y Vos, Señor, ¿hasta cuándo, hasta cuándo
habeis de mostraros enojado ? No os acordeis , Señor, de mis maldades
antiguas. Conocía Agustín que eran sus pecados los que le tenían pre
so, y así con lastimosas voces decia á gritos : ¿Hasta cuándo, hasta
cuándo ha de durar el que yo diga mañana, mañana ? ¿ Por qué no ha de
ser ahora desde este mismo instante el poner fin á todas mis maldades?
Al decir esto lloraba Agustín inconsolablemente .con amarguísima
• contricion de su alma , cuando en medio de sus sollozos hé aquí que
llega á sus oidos una voz delicada como de un niño ó niña, que can
taba y repetía muchas veces estas palabras: Toma y lee, toma y lee.
Turbóse mas Agustin ; mudó de semblante ; la admiracion y el
cuidado tomaron el lugar que antes tenían las lágrimas y la amar
gura. Púsose á considerar si tenían los muchachos algun juego en
el cual usasen de aquellas voces ; y no acordándose de haberlas oido
jamás, se levantó de donde estaba, firmemente persuadido á que
aquella voz habia sido voz del cielo, en que se le mandaba que to
mase las Epístolas de san Pablo, y leyese lo primero que se le pre
sentase. Volvió al sitio donde habia dejado á Alípio, porque allí ha
bia dejado tambien las Epístolas de san Pablo ; tomó en sus manos
el libro, le abrió, y leyó lo primero que se presentó á sus ojos, que
eran estas palabras : Ño en banquetes, ni en embriagueces, no en di
solucion y deshonestidades, no en contiendas y emulaciones , sino re
vestios de Nuestro Señor Jesucristo , y no os cuideis de satisfacer los
apetitos del cuerpo. (Rom. xm). No quiso Agustin leer mas, ni fue
necesario ; pues luego que acabó de leer esta sentencia del Apóstol,
se disiparon todas las nubes y dudas que ofuscaban su alma por me
dio de un rayo de luz clarísima que la llenó de celestiales resplan
dores. Convirtióse, pues, Agustín á su Dios : comunicó su determi
nacion á Alipio que, aunque algo débil todavía en la fe, se unió á
su resolucion y buen propósito , y ambos juntos se entraron en el
cuarto de santa Mónica , quien oyendo por menor las misericordias
que el Señor habia derramado sobre su hijo, no cabia en sí de go-«
zo , enviaba afectuosísimas bendiciones al cielo , derramando ahora
mas lágrimas de alegría , que solia antes de amargura por la con
version de su hijo. (Lib. 8, c. 12).
DIA V. 121
Este, entregado ya todo á Dios, no pensaba ni en matrimonio, ni
en riquezas, ni en honores, ni en cosa alguna de este mundo. Re
nunció la cátedra de retórica , y en compañía de su madre , de Adeo-
dato y de Alipio , se retiró á una quinta de un amigo suyo llamado
Veremundo, en el campo de Gasiciaco, á prepararse para recibir el
Bautismo. Allí se ocupó en fervorosa contemplacion de los bienes
eternos , y del que Dios acababa de hacerle sacándole de las tinie
blas de sus errores. Leia las santas Escrituras , y comenzó á escribir
contra los Académicos , y otros libros , entre ellos los dos primeros
de los Soliloquios, que están llenos de los afectos de su fragantísima
caridad. (Lib. 9,c. 3 y 4). Avisó á san Ambrosio de su conversion,
y de cómo queria recibir el sagrado Bautismo ; y habiendo vuelto á
Milan, fue bautizado (Lib. 9, c. 6) por el santo Obispo, en compa
ñía de Alipio y Adeodato, en 24 de abril ( Pag. al año 388, n. 9) del
año 387, siendo de edad de treinta y tres años. Es tradicion de bas
tante autoridad que , en el acto del bautismo, comenzó san Ambro
sio, estimulado de la interior alegría que le causaba la conversion
de Agustín , el himno Te Deum laudamus ; respondiendo el recien
bautizado : Te Dominum confitemur ; y prosiguiendo alternativamen
te hasta concluir un himno tan sublime y tan devoto, que la Iglesia
le ha colocado entre los de su mayor aprecio, para manifestar á Dios
sus afectos , y darle gracias por los beneficios grandes y señalados
que misericordiosamente nos dispensa. Celebra esta festividad toda
la Iglesia de España por solicitacion de la serenísima reina D." Isa
bel Farnesio, que quiso que á imitacion de la Religion agustiniana,
que ya celebraba la conversion de su Patriarca desde el año de 1388,
celebrase tambien su reino la gloria de una conversion que dió un
maestro de la doctrina verdadera al orbe cristiano ; un padre y pro
tector á la Iglesia católica ; un martillo á los herejes para su confu
sion y exterminio ; una antorcha brillante á los concilios ; una luz
copiosa á todos los sábios ; un vaso de eleccion , y un ejemplo de
santidad heroica á todos los fieles de todos los estados en que esiá
repartido el mundo.
REFLEXIONES.
Para excitar á la conversion á una alma que no haya abandonado
la razon en medio de las densas nieblas de los vicios , con dificultad
se pueden proponer motivos mas poderosos que los que alega san
Pablo escribiendo á los romanos , y sirvieron tan oportunamente á
la conversion del grande Agustín. Propone primeramente, para in
dicar el estado feliz de los cristianos , que pasó ya la noche oscura
ó de las vanas esperanzas , ó de las figuras , ó mas bien de las cosas
de este mundo transitorias y perecederas ; y que en lugar de la no
che nos amaneció la luz de la verdad , la luz de la ley de gracia , la
luz de una sabiduría eterna, la luz que ilumina á todo hombre que
viene á este mundo ; la luz, en fin, que luce en las tinieblas, y que
las tinieblas no oscurecieron de modo alguno. Á esto parece una
consecuencia forzosa añadir que , supuesto que logramos la ventura
de vivir entre luces tan brillantes , abandonemos las tenebrosas obras
de los vicios , dejando los banquetes , las deshonestidades , las con
tiendas y lodo lo terreno, y siguiendo la doctrina de Jesucristo. Esta
misma doctrina se está continuamente inculcando desde las cátedras
del Espíritu Santo por boca de los ministros del Evangelio. Todos
sus discursos se dirigen principalmente á este importante objeto,
porque conocen que mientras los hombres no se aparten de los atrac
tivos de la carne y sangre, de los embelesos del mundo, y de obe-
DIA V. 123
decer á las sugestiones del enemigo comun , no pueden ser partici
pantes del reino de Jesucristo, ni de sus eternas promesas.
Conversion, conversion, es la voz mas comunmente repetida : con
version clama la conciencia de cada uno oprimida con un peso in
soportable de delitos, y conversion nos dicta la razon misma cási en
todos los instantes de nuestra vida. En medio de los mas vivos pla
ceres, cuando los sentidos están embelesados con los objetos mas li
sonjeros , no deja de hacerse lugar y buscar un momento favorable
la gracia para decirnos interiormente que todo cuanto ofrece este
mundo no sacia nuestro corazon , que todo es aparente y falso, y que
sus mayores felicidades y delicias no son mas que unas aparien
cias escénicas que entretienen los ojos por un instante , y se desva
necen con la misma facilidad que se forman. La solidez de la verdad
no se puede eludir, sus acusaciones son ciertas é ineluctables ; sus
propuestas razonables y justas ; nuestro corazon se da por sentido ;
nuestra alma conoce la necesidad que tiene de convertirse por su
mismo interés y provecho ; pero con todo eso ¿cuántos son los que
oyen los clamores de su conciencia y procuran tranquilizarla? ¿Cuán
tos son los que oyen el trueno con que amedrentan los promulga-
dores de la divina justicia, y conciben un medio saludable y eficaz
para salir de sus delitos? ¿Cuántos los que á las reprensiones inte
riores de la gracia no responden como Agustín : mañana , mañana
me convertiré ?
Si los bienes de este mundo, aunque tan bajos y despreciables para
un ente espiritual como es el alma, fueran eternos ; si llegaran á sa
ciar nuestros apetitos y darnos tranquilidad en nuestros deseos ; si
viéramos alguno que disfrutando riquezas , honores , fama , deli
cias , y cuanto tiene el mundo de apetecible , estaba exento de te
mores y disgustos , y poseia aquella paz y vida bienaventurada que
lodos desean , ya parece que habia alguna excusa para retardar la
conversion á Dios con la esperanzare mejorar la suerte de esta vi
da. Pero si vemos todo lo contrario ; si los honores cargan de nue
vos sinsabores á los que los logran ; si las riquezas traen consigo el
afan de adquirirlas, el cuidado de mantenerlas , y el dolor de ha
berlas de dejar ; si los deleites no son mas que un poco de imagi
nacion exaltada, que no tienen otra realidad que el arrepentimiento
que dejan de haberse entregado á ellos , ¿ qué locura es la de los
hombres en no resolverse á abandonarlo todo para hallar la verda
dera paz, la verdadera felicidad que eslá en seguir á Jesucristo?
Alma redimida con la sangre preciosa del Unigenito de Dios ; tú,
124 MAYO
que al leer estas razones sientes interiormente la mocion del Espí
ritu Santo que te convida con las misericordiosas efusiones de su
gracia ; tú, que ahora mismo estás oyendo los latidos de tu concien
cia , que pide que te conviertas á Dios y dejes ese estado infeliz en
que te hallas , no te hagas sorda ; no temas dejar los torcidos y es
cabrosos caminos del vicio ; arrójate en los brazos de tu Redentor
con confianza; Resuélvete y muda de vida, cortando de una vez los
lazos que te tienen atada, y despreciando, como dice san Pablo, to
dos los deleites de la carne , y todos los gritos con que te llaman sus
torpes apetitos.
MEDITACION.
Be los frivolos pretextos que se oponen á la pronta conversion
de los pecadores.
. Punto primero. — Considera que aunque es verdad de fe que Dios
no desampara á ningun pecador que se convierte con sencillez é im
plora su misericordia , tambien es verdad de fe que ningun peca
dor puede convertirse á Dios, si el mismo Dios no le ayuda con su
gracia , y que esta no está en la mano del hombre , sino que pende
únicamente de la divina clemencia.
Podemos nosotros mismos caer en el pecado, dice san Agustin,
pero no podemos levantarnos, si Dios no nos extiende su mano be
néfica. La contricion verdadera , el arrepentimiento de los pecados
debe nacer de un principio sobrenatural para que sea provechoso y
DIA V. 125
logre el fin deseado ; y así nadie puede arrepentirse, si Dios liberal-
mente no se lo concede dándole gracia para salir de la culpa. Sien
do esto así , considera ahora si merecerá que Dios le haga el bene
ficio de darle esta gracia aquel cristiano que, sabiendo la bondad de
Dios , lo mucho que le ha sufrido , los años que le ha esperado , y
las veces que le ha librado misericordiosamente de morir en una im
penitencia final ; con todo eso desprecia todos estos favores, oye con
indiferencia los avisos que le da por medio de sus ministros , y lle
nando la medida de la mas horrorosa ingratitud , en lugar de con
vertirse , vuelve á hacerse mas indigno de piedad con nuevos deli
tos. Claro es que este tal se hace digno de que Dios le niegue sus
auxilios , y de que le deje perecer eternamente en pena de su pe
cado. La hora presente es la mas á propósito para la conversion : en
la mas leve dilacion hay una multitud de peligros que no se pueden
calcular con facilidad. Por eso escribiendo san Pablo á los corintios,
les dice : Ahora es el tiempo precioso, hoy es el día de la salud; por
que el Señor es dueño absoluto de sus gracias y dones , y es una
peligrosísima temeridad querer despojarle de este dominio. El Es
píritu Santo inspira en nuestros corazones cuando es su voluntad,
y á esta no podemos nosotros ponerla límites, ni señalarla momen
tos para que obre. Tal vez cuando nosotros queramos convertirnos,
no querrá Dios darnos gracia para ello ; pues por eso tiene dicho
que le busquemos cuando puede ser hallado, y le invoquemos cuan
do está cerca de nosotros.
Pero Dios es infinitamente misericordioso , suelen decir los que
retardan la conversion ; Dios es infinitamente bueno, y no desea la
muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Es verdad ; pero
el abusar de su bondad y de su misericordia para retardar la con
version, y emplearse en delitos, es la ingratitud mas abominable,
la protervia mas fea , la temeridad mas blasfema que puede caber
en un corazon. ¿Podrémos acaso persuadirnos á que porque Dios es
bueno será por lo mismo insensible al desprecio que hacemos de su
bondad? ¿Creemos que la misericordia de Dios puede destruir su
justicia? Si es infinitamente misericordioso, ¿no es tambien infinita
mente justiciero? El llamarse en las sagradas Escrituras el Dios de
las venganzas, ¿será con el fin de infundirnos un terror pánico con
este nombre terrible? ¿Ó pensamos acaso que, porque son infinitos
los méritos que Jesucristo adquirió con la efusion de su propia san
gre, tenemos en esto mismo un salvoconducto para despreciar esta
misma'sangre , hollar los Sacramentos, hacernos sordos á los llama-
9 TOMO Y.
126 MAYO
míentos de Dios , prescribir horas y términos fijos á las operaciones
de la gracia, y emplearnos con seguridad en una vida pecaminosa,
confiados en que podrémos decir: Perdonadnos, Señor, que el ha
bernos empleado en ofenderos ha sido en la confianza de que vuestro
Hijomurió por nosotros? Si esto fuera verdad, la gracia de Dios abri
ría la puerta á los delitos, y Jesucristo, en lugar de haber formado
en nosotros un pueblo escogido y perfecto , hubiera hecho un pue
blo abominable y blasfemo. De esto se sigue que Dios es bueno, pero
para los que son rectos de corazon, y no se abandonan á sus pasio
nes. La misericordia de Dios está pronta, pero es para los que oyen
los llamamientos de la gracia ; para los que no la desprecian con sus
vanas confianzas, y mucho mas con sus obras ; para los que baña
dos los ojos con lágrimas de compuncion, la imploran, la solicitan.
Pero el que desprecia la misericordia de Dios cuando benignamente
se la ofrece, no la encontrará cuando quiera buscarla. Clamará , y
tal vez no será oido. ¡Qué necedad, pues, no será dilatar la con
version ultrajando la misericordia divina!
DIA VI.
MARTIROLOGIO.
San Juan ante portam latinam , en Rorrla , el cual preso por orden de
Domiciano, y llevado desde Éfeso á Roma, por sentencia del Senado delante
de la puerta Latina lo metieron en una tina de aceite hirviendo , de la cual sa
lió mas limpio y robusto que habia entrado. (Véase su historia en las de hoyj.
San Evodio, en Antioquía, el primer obispo que ordenó san Pedro, após
tol, en aquella ciudad, segun escribe san Ignacio á los anlioquenos ; acabó su
vida con glorioso martirio.
San Lucio, obispo, en Cirene, de quien hace mencion san Lucas en los
Hechos de los Apóstoles.
LOS SANTOS MÁRTIRES ELIODORO, VENUSTO ¥ OTROS SETENTA ¥ CINCO , en
el África.
San Tbodoto, obispo de Cirinia en Chipre, el cual habiendo padecido mu
chos tormentos en tiempo del emperador Licinio, despues estando ya en paz
la Iglesia, murió en el Señor.
El glorioso tránsito de san Juan Damasceno, en Damasco, esclarecido
en santidad y doctrina ; el cual en defensa del culto de las sagradas imágenes
combatió valerosamente de palabra y por escrito contra el emperador Leon
Isáurico ; y habiéndole cortado por mandato de este la mano derecha, el Santo
encomendándose á Dios delante de una imágen de la santa Virgen María á
quien habia defendido, al punto la recobró entera y sana. ( Véase su vida en
las de hoy). >
San Protógenes, obispo, en Cares de Mesopotamia.
San Eadberto, obispo de Lindisfarne en Inglaterra , insigne en piedad y
doctrina.
Santa Benita, virgen, en Roma.
La traslacion de san Mateo , apóstol , en Salerno , cuyo sagrado cuerpo,
que habia sido antes trasladado de Etiopia á varias provincias, por último fue
trasladado á aquella ciudad (en 1080, por disposicion del papa Gregorio VJi),
y colocado con mucha pompa en uha iglesia dedicada á su nombre.
130 MAYO
REFLEXIONES.
Al ver la seguridad con que se vive en el mundo , la alegría que
brilla en todas sus diversiones , como sembradas y esparcidas por to
das las edades de la vida ; al ver aquella ostentacion , aquel fausto,
aquella profanidad que cási confunde todas las clases y condiciones ;
al oir las conversaciones y los discursos mas ordinarios de las gentes
poco devotas, y de esas mujeres del siglo; ¿diríase por ventura que
todas estas personas creen como infalibles las verdades mas espanto
sas del Cristianismo? ¿Se las haria mucho agravio en preguntarlas
si son cristianas? Aquella licencia que se loman , ó, por mejor decir,
aquella descarada impiedad con que se divierten en hacer burla de la
devocion y de los devotos; en hacer ridículos los ejercicios, los actos
de religion mas respetables; en constituirse censores de las leyes mas
santas; en hacerse maestros de las máximas mas corrompidas del vi
cio y de la libertad ; en tratar de simples y de mentecatos á los que
DIA VI. 141
viven cristianamente ; aquella licenciosa osadía , aquella escandalosa
desvergüenza, aquel tono altanero , aquel aire pagano acobarda á los
buenos ; cede , digámoslo así , la virtud ,' se corta , se esconde , se hu
milla á vista de aquella fiera y atrevida avilantez ; pero no dura largo
tiempo la tiranía. La muerte hace siempre justicia á la virtud ; nunca
prescribe la iniquidad contra el verdadero mérito. Los disolutos y los
devotos, las mujeres profanas y las piadosas, tarde ó temprano , to
das y todos se rinden á este tribunal ; todos y todas comparecen ante
el soberano Juez : Tune stabmtjusti in magna constantia. Mudóse en
tonces enteramente el teatro ; represéntanse nuevas escenas : no se ad
miten allí títulos ni dictados pomposos ; equipajes, tren y muebles
preciosos no pasan; todo el mundo comparece delante de los ojos de
Dios sin máscara y sin disfraz. ¡ Quéalegría entonces ! ¡ qué confianza
la del justo ! Erguiráse entonces, dice el Sábio, con grande valor con
tra los que tanto le maltrataron. Pero ¡qué turbacion! ¡qué horrible
estupor para los malos ! ¡ Cuál será su asombro cuando vean que el
justo se salvó contra toda su esperanza! Etmirabuniurinsubitatione
insperake salutis. Entonces se disipan las ilusiones , cáese la mascari
lla , y se ven las pasiones apagadas. Mas ¡ qué remordimientos tan es
tériles! ¡qué arrepentimientos tan infecundos! Entonces aquellos
hombres sin religion , aquellos ídolos del mundo , aquellos impíos ya
desenmascarados se dirán los unos á los otros arrancando profundos
suspiros de aquellos sus oprimidos corazones : Si sunt quos habuimus
aliquandoinderisum: estos son aquellos que en algun tiempo eran el
objeto de nuestras zumbas, de nuestros desprecios , de nuestros es
carnios. Estos son aquellos que nosotros mirábamos con una especie
de maligna compasion: Nos insensati: los necios, los simples, los
insensatos éramos nosotros , que teníamos su vida por locura , y re
putábamos su muerte por ignominiosa. Ecce quomodo computati sunt
ínter filios Dei ; y ahora veislos allí elevados á la dignidad de hijos de.
Dios, y veisnos aquí á nosotros infelices, condenados, réprobos y
objeto funesto de su terrible indignacion, Á ellos les ha tocado por
herencia ser contados en el número de los Santos : á nosotros se nos
ha destinado por habitacion y por legítima el infierno. Mortales di
vertidos , hombres sin religion , disolutos, libertinos , mujeres idóla
tras de la profanidad ; así habeis de discurrir algun dia , así habeis
de hablar , así habeis de sentir con un arrepentimiento tanto mas
cruel y tanto mas amargo cuanto mas inútil. En el mundo se re
presenta una comedia , se rie , se alegra , se campa , se triunfa ; pero
10 tomo v.
142 HATO
un poco de paciencia , la muerte , el juicio , la eternidad harán justi
cia á todos, y pondrán las cosas en su lugar.
MEDITACION.
Que el despeño en los mayores desórdenes, y en los precipicios mas fu
nestos, nace frecuentemente del desprecio de las cosas pequeñas.
Punto primero. — Considera que ninguna cosa dispone tanto para
la caída en los pecados mas graves .como el descuido en evitar los
mas leves. Aquella negligencia habitual en cumplir con las obliga
ciones mas menudas; aquella frecuente infidelidad en ciertas cosi-
Uas que se representan de poca importancia, van debilitando ai alma.
Los auxilios se comunican en menos abundancia ; las pasiones se ha
cen mas vivas , la confianza mas tibia, y el tentador mas osado y
animoso.
No hay edificio , dice el Sábio , tan fuerte , ni tan bien edificado,
que al cabo no le arruine una gotera de que no se hace caso; y la
pereza, añade el mismo, será ocasion ó causa de que se venga al
suelo la techumbre. Va el agua poco apoco pudriendo las maderas,
cala las paredes, penetra hasta el cimiento, y minándole, de tal ma
nera le socava, que toda la casa da en tierra. Y esto ¿por qué? Por
no haber hecho á los principios algunos cortos reparos , por no !
registrado los tejados, se vino á arruinar todo el edificio. Lo
día m. 143
sucede en el edificio espiritual , dice Casiano ; cierto espíritu de re
lajacion , no sé qué tibieza , á cuyo favor se hace poco caso de de-
fectillos ligeros , se van insinuando poco á poco dentro del alma , van
haciendo titubear la firmeza de los mas santos propósitos, y debili
tan en fin de tal manera el cimiento de nuestra devocion , que al cabo
se viene al suelo todo el edificio espiritual. Al principio hubiera sido
fácil remediarlo; la causa del mal tenia muy poca fuerza; ese tor
rente , que todo lo llevó delante de sí , en su origen era un arroyuel©
despreciable. No pocas veces una rendija mal calafateada , por donde
se introdujo el agua en el navio , es causa del mas funesto naufragio.
, Desengañémonos , que hay pocas de esas grandes caidas que se ven
en orden á las costumbres , que no hubiesen tenido un principio li
gero , y al parecer despreciable. ¡ Oh buen Dios , cuántos condenados
hubieran evitado el verse precipitados en los infiernos, si hubiesen
entendido y practicado esta doctrina !
Sucede en las enfermedades del alma lo que en las del cuerpo.
Muy fácilmente se pudo evitar aquel desórden total de los humores,
aquella inflamacion interna, aquella fiebre maligna, aquel catarro
pestilente : todas esas mortales dolencias en su principio eran cási
nada : con haberse abstenido de aquella fruta , con no haber hecho
aquel exceso , con un poco de régimen y de dieta , una ligera medi
cina nos hubiera librado de tan gran mal. Pero despues que los hu
mores malignos inundaron é inficionaron toda la masa ; despues que
la fluxion tomó su curso ; despues que se estancó esa grande porcion
de pituita y de atrabilis, inútilmente se acude á los remedios. Ya
llega tarde el auxilio, cuando prevaleció la enfermedad. Las muer-;
tes repentinas no reconocen otras causas. Discurramos del mismo
modo en las dolencias del alma , porque la analogía no puede ser mas
cabal. Mi Dios , ¡ y á qué paradero suelen conducir las faltas peque
ñas tratadas con desprecio ! ¡ Y cómo hubiera prevenido estas funes
tas caidas un poco de mas delicadeza de conciencia en el cumplimien
to de cien menudas obligaciones , un poco de mas circunspeccion, un
poco de mas regularidad , un poco de mas mortificacion! Esto hizo
decir á los Santos, que en cierta manera son mas peligrosas las fal
tas pequeñas que las mayores ; porque estas, cuanto mas fácilmente
se conocen, mas cuidadosamente se procuran evitar, y en llegando
á caer, prontamente se solicita levantarse de ellas, pero las otras
cuanto mas se conocen menos se evitan. Un violento acceso de ca
lentura sobresalta tanto , que al punto se acude al remedio ; pero
una fiebre lenta v cási imperceptible da poco cuidado ; se domestica
10*
144 MAYO
«on ella el enfermo , hasta que poco á poco da con él en la sepultura.
3 Ah Dios mio! ¿y á qué he atribuido yo hasta aquí mis mayores
caidas?
DIA VII.
MARTIROLOGIO.
REFLEXIONES.
Insensatos de nosotros, que calificábamos su vida de locura, y su
muerte de ingloriosa: y ¡ahora los vemos allí elevados á la dignidad
de hijos de Dios! Es cierto; las ilusiones alucinan durante la vida;
pero su engaño no pasa los límites de la muerte : nuestras preocu
paciones duran lo que duran nuestros dias. Pero ¡ qué cosa tan triste
es no conocer el error hasta que ya se tiene á cuestas la pena ! Ter
rible arrepentimiento aquel que jamás se ha de acabar , y ya no tie
ne remedio.
No todas las ilusiones son del entendimiento ; tambien el corazon,
tambien la voluntad padecen las suyas; y estas son verdaderas en
fermedades , las mas incurables ; ninguna que no sea voluntaria , y
todas siempre molestas, siempre peligrosas. Nunca se descamina á
medias el que se descamina por inclinacion.
El amor propio es el manantial mas fecundo de las ilusiones del
corazon. Nunca se desconfía de ellas, porque siempre son gratas á
los sentidos; apenas, reinan en el alma, cuando la razon, digámoslo
así, pierde su libertad. El entendimiento, eí genio, la educacion,
todo sigue ciegamente la impresion que hacen ; todo cede á ellas. Ni
las pasiones hacen progresos , ni causan daños sino á favor de las
11 tomo v.
H5S MAYO
nieblas que las ilusiones levantan. Hasta los errores del entendi
miento no tienen otro principio. Es menester curar el corazon, si se
quiere cegar el manantial mas ordinario de estos errores.
Son pocas las personas que se pueden reputar exentas de estos
engaños de la voluntad ; ¿y son menos las que se defienden de'ellos?
¿Qué condicion, qué estado puede hallarse tan feliz que sea impe
netrable á estos errores? Los grandes por lo comun nacen tan llenos
de tales preocupaciones á favor de su grandeza , que rara vez se des
engañan de ellas ; el pueblo se alimenta con el mayor gustp de todo
aquello que le lisonjea; el mundo es verdaderamente el país propio
y nativo de las ilusiones del corazon; pocos. mundanos hay que no
estén preocupados de estas ilusiones. Pero ¿qué imperio no logran
estas sobre un ánimo, sobre un corazon que forma de ellas la regla
de su devocion, de su conducta, y aun de su religion?
ios efectos ordinarios de estas ilusiones son una ambicion insacia
ble , un fondo sin suelo de avaricia , una obstinacion invencible en
el error , una adhesion tenaz y caprichosa al partido que se sigue,
una aversion de por vida, un odio invencible , una hipocresía de pro
fesion , un precipitarse sin remordimiento , y un querer perderse con
resolucion de jamás arrepentirse. No hay vicio á quien estas ilusio-
ms no lisonjeen ;. pocos que no pretendan hacer plausibles , y que no
adopten. X aquella artificiosa seguridad con que viven muehas per
sonas, cuya conciencia tiene tantos motivos para estar sobresalta
da., nOi nace de otro principio mas natura) y mas comun que de es
tas iliusiones voluntarias.
Nos insensati! ¡ A,h qué insensatos hemos sido ! ¿Qué tiempo es
de abrir los ojos cuando ya todo es tinieblas para nosotros? ¿qué
tiempo es de conocer y de confesar el error cuando ya nos hallamos
en el precipicio ? Debiéramos haber desconfiado con tiempo de nues
tro propio dictámen , que sirvió de juguete y de burla á nuestro co
razon ; debiéramos haber escuchado sin preocupacion los consejos
saludables de aquellos á quienes habia escogido Dios para que nos
dirigiesen; debiéramos habei- diado oidos á la Iglesia, y no haber
nos hecho esclavos, de la pasion , de la vanidad y de nuestro propio
juicio. ¡Insensatos de nosotros! ¡insensatos de nosotros! Esta será
la cantinela de los disolutos y de los herejes, en la otra vida : Nos
insensati! Confesión sip provecho,; confesion muy inútil. Debieras
haberla hecho , debieras haberlo cjeido cuando te lo decian , cuan
do te hallabas en estado de enmendarte y de corregirte.
DIA VII. 139
El Evangelio es del capítulo xv de san Juan.
In itto tempore diocit Jesus discipu- En aquel tiempodijo Jesús á sus dis-
lis suis : Ego sum vitis vera, et Pater cípulos : Yo soy vid verdadera , y mi
meus agrícola est. Omnem palmitem Padre es cultivador. Todo sarmien-
in me non ferentem fructum, tollet to que no lleve fruto en mí, le quitará;
eutn: et omnem, qui fert fructum, pur- y todo aquel que lleva fruto, le monda-
gabit eum , ut fructum plus afferat. rá para que lleve mas. Vosotros estais
Jam vos mumli estis propter sermo- ya limpios en' virtud de la palabra que
nem , quem locutus sum vobis. Ma- os he anunciado. Permaneced en mí,
mete in me, et ego in vobis. Sicut pal- y yo en vosotros. Asi como el sarmien-
mes non potest ferre fructum d semet- to no puede llevar fruto por si mismo,
ipso, nisi manserit in vite : sic nec si no permanece en la vid; de la mis-
vos, nisi in me manseritis. Ego sum ma manera tampoco vosotros , si no
vitis, vospalmites: qui manet in me, permaneciereis en mí. Yo soy la vid,
et ego in eo , hic fert fructum multum : vosotros los sarmientos ; el que está en
quia sine me nihil potestis facere. Si mí, y yo en él, este lleva mucho fru-
quis in me non manserit, mittetur fo- to, porque sin mí no podeis hacer co
ras sicut palmes, et arescet, et colligent sa alguna. Si alguno no permanecie-
eum, et in ignem miltent, etardet. Si re en mí, será arrojado fuera como ei
manseritis in me, et verba mea in va- sarmiento, y se secará, y le cogerán,
bis manserint, quodcumqtte volueritis, y echarán en el fuego, y arderá. Si
petetis, et fiel vobis. permaneciéreis en mí, y mis palabras
se conservaren en vosotros, pediréis lo
que quisiéreis, y os será concedido.
MEDITACION.
la desdicha de una vida ociosa é inútil.
Punto primero. — Considera el sentido de estas palabras : Om
nem palmitem in me non ferentem fructum, tollet eum : todo vástago
ingerto en mí , que no llevare fruto , mi Padre le arrancará. No bas
ta que la rama esté unida al tronco , es menester que dé fruto ; cuan
do no le da , se la corta con todas sus hojas ; arrójase en el fuego , y
arde. Esto es justamente en lo que para una vida ociosa.
Pues ¿qué suerte han de esperar aquellas personas que encane
cen en una vida ociosa y regalona, cuyos dias vacíos , por decirlo
así, son como dias de invierno estériles y helados? ¿De qué utilidad
puede ser para el cielo una vida enteramente pagana de aquellas
gentes del mundo que ignoran hasta los primeros principios de la
Religion , ó si están instruidos en ellos , viven sin practicarlos?
Ciertamente , al ver en qué se ocupa ordinariamente el dia de hoy
la mayor parte de la gente del mundo , se pudiera preguntar si bas
taba el nombre y la profesion de cristiano para no hacer ea todo el
11*
160 MAYO
día cosa de provecho ; ó si la inaccion y la inutilidad se reputan por
vida cristiana entre los Cristianos. ¡Cuántos se hallan tan ociosos,
que fastidiados de su misma ociosidad no encuentran tiempo , ó, por
mejor decir, no tienen paciencia para asistir al santo sacrificio dela
misal En cierta manera se pudiera decir que en fuerza de querer
parecer poco devotos, y aun poco cristianos, dejan de serlo. Con
cursos de ociosidad, visitas inútiles, partidas de juego, entreteni
mientos sin sustancia , diversiones frivolas , espectáculos y holgaza
nería; en esto se pasa toda la vida, por lo menos hasta que un re
vés de fortuna , ó una edad avanzada ya , y disgustada de todo , con
denan á un hombre al retiro ; y aun entonces su vida se reduce á
una ociosidad enfadosa y haragana que entra á suceder á la diver
tida y regalona. Los últimos dias de la vida son mas inquietos, pe
ro no son menos ociosos. Entonces se hace un hombre ocioso por
necesidad, despues de haberlo sido por gusto.
Parece que basta ser una persona rica , ser de distincion , ser jó
ven ó tener empleo , para juzgarse con derecho deperder el tiempo ;
sin que de ordinario tenga otra ocupacion que la inquietud que la
causa el saber cómo ha de perderle. Una mujer , casada con un ma
rido cuya fortuna suple la oscuridad de su nacimiento , se persuade
que la tendrían por mujer ordinaria y por plebeya si la viesen tra
bajar , y deja el cuidado de su familia y de su casa á una ama de
llaves, ó á criados y criadas asalariadas. Las visitas, los cortejos, el
tocador, el paseo, los espectáculos y el juego la consumen todo el
tiempo: con asistir superficialmente á la iglesia por costumbre, por
moda , ó de pura ceremonia ; con hacer ciertas monadas ó ciertas ex
terioridades de devocion, juzga que ya no ha menester mas para
acallar los remordimientos de aquella conciencia justamente sobre
saltada. Este es el plan de vida de muchas personas que hacen pro
fesion de cristianas; esto es, que siguen una religion en la cual se
condena hasta la mas mínima palabra ociosa, y que indispensable
mente pide de todos sus secuaces una vida pura, laboriosa, morti
ficada , y dias tan llenos , que solamente se da el premio y la corona á
las buenas obras. Junta, si puedes , estos extremos , y comprende , si
aciertas, este misterio. Pero ¡ ah ! que es muy fácil comprenderle. To
do árbol que no diere fruto será cortado , será arrojado al fuego , y
arderá. Examinemos si tenemos que temer en esta materia.
PROPÓSITOS.
1 Qui sectatur otium, stuUissimus est, dice el Sábio (Prov. xn) :
el que ama la ociosidad , ó , como lee el Hebreo , el que se arrima á
gente ociosa y gusta de tratar con ella , es muy necio. Basta una leve
tintura de nuestra Religion para confesar que es la mayor y mas ridi
cula de todas las extravagancias creer lo que creemos, esperar lo
que esperamos , y vivir como vivimos. Desengañémonos , la vida de
licada y ociosa nunca fue vida cristiana. No hay condicion , calidad,
estado ni edad que nos dispense en la obligacion de trabajar todos los
dias por nuestra salvacion ; de no perder un solo dia ni una solo hora ;
de velar, de orar y de combatir; de atesorar buenas obras, y de po
nerlas á ganancias para el cielo. La ley es general. Y ¿qué otra cosa
significa la parábola de las vírgenes prudentes y necias, la del arren
dador industrioso, la del criado perezoso y tímido, la de la higuera
cargada de hojas y sin fruto? El supremo y soberano Juez solo hace
mencion de las buenas obras cuando castiga y cuando premia. ¿Eres
tú del número de aquella gente ociosa ó de aquellas mujeres , cuya
vida se pasa toda en componerse , en divertirse y en estar mano so
bre mano? Pues llora tu estado, lamenta tu suerte ; porque hay po
cas señales mas ciertas de reprobacion que esa ociosidad, esa vida
inútil. Negotiamini dum venio (Luc. xix) : negociad , beneficiad esos
talentos que os he concedido hasta que yo venga ; comerciad con las
gracias , con los beneficios que os he hecho, con la salud , con el tiem
po, con las conveniencias temporales , con la mocedad , con la vejez,
con la prosperidad y con las mismas desgracias; todo lo habeis de
poner á lucro. Ea, ¿qué te parece? ¿Han sido llenos todos los dias
día Un. 163
de tn vida? Pues mira que ya no puede tardar en venir el Señor;
considera si debes perder el tiempo, y si bastará el poco que te resta
para resarcir el perdido. ¡ Qué desgracia será la tuya si aun despues
de este aviso prosigues en vivir dias vacíos !
2 Bien puede ser una vida inútil para el cielo sin ser ociosa. Harto
laboriosa es la vida de la mayor parte de los que viven en el mundo ;
pero ¿ qué fruto sacan de sus trabajos y de sus afanes? Rara vez tiene
lugar la ociosidad, ó á lo menos poco puede durar en una comuni
dad religiosa, porque no sufren gente ociosa sus ejercicios. El celo
de la salvacion de las almas ya se sabe que destierra la ociosidad ;
apenas hay cosa mas afanada que la vida de los hombres apostóli
cos. Con todo eso, acuérdate que sucede no pocas veces que cuando
esos hombres, en la apariencia tan ricos, se hallan acometidos del
sueño de la muerte, no encuentran nada en sus manos. Muchos me
dirán en aquel dia, dice Cristo, Señor, ¿pues no profetizamos en vuestro
nombre? ¿no lanzamos los demonios? ¿no hicimos milagros? Y yo ks
responderé claramente: No os conozco: numquam novivos. (Matth. vii).
I Oráculo terrible ! que prueba se puede trabajar mucho en la vida,
sin adelantar cosa para el cielo. Á fin de evitar esta desgracia , nada
hagas por tu propia eleccion , por genio ó inclinacion natural. Pues
vives sujeto á un superior, no hagas cosa que no sea por obedien
cia. Si estás en el mundo, dispon un método ó regla de vida que sea .
el móvil de todas tus operaciones ; desconfía siempre de tu amor pro
pio y de tu propio juicio. Pero mira siempre con horror la vida ociosa
é inútil , teniendo perpétuamente en la memoria esta terrible senten
cia: Todo árbol que no lleva mas que flores y hojas será cortado, y
será arrojado al fuego. (Matth. m).
DIA VIH.
MARTIROLOGIO.
La aparicion de san Miguel Arcíngel, en el monte Gárgioo. (Véam su
historia en las de hoy).
El triunfo de san Víctor, mártir, en Milan ; era natural de Berbería,
habiéndose criado desde su niñez en la religion cristiana. Siendo soldado de
los ejércitos imperiales, compelido por Maximiano á que sacrificase á los ído
los, como perseverase valerosamente en confesar á Jesucristo, rae primero
apaleado, aunque sin recibir daño ni dolor alguno , por un efecto de la divina
proteccion, despues le bañaron en plomo derretido ; y quedando tambien sin
lesion, por último consumó el glorioso martirio habiéndole degollado (en el
año 303. Erigióse en la misma ciudad de Milán en su honor un suntuoso templo
que todavía se conserva).
164 MAYO
San Acacio, centurion, en Constantinopla, el cual en la persecucion de Dio~
cleciano y Maiimiano , acusado de que era cristiano por Ferino , tribuno , fue
cruelmente atormentado en Perinto por orden del juez Bibiano, y última
mente condenado á muerte en Bizancio por órden del procónsul Flaccino ; su
cuerpo apareció milagrosamente conducido á las costas de Esquilace, en don
de se conserva con gran veneracion.
San Dionisio , obispo y confesor, en Viena (de Francia; fue natural de
Grecia , y educado por los discípulos de los Apóstoles , sobresaliendo por su emi
nente doctrina y esclarecida piedad. Gobernó aquella iglesia desde el año 177
hasta el 197 en que murió. El papa san Víctor le escribió varias veces sobre asun
tos de disciplina, y le nombró primado en todas las Galios ).
San Eladio, obispo, en Auxerre de Francia.
San Pedro, obispo, en territorio de Besanzon.
San Wiron, obispo, en Escocia.
REFLEXIONES.
Beatus qui legit, et audit verba prophetice hujus, et servat ea, quce
in ea scripta sunt: Bienaventurado aquel que lee y oye las palabras
de esta profecía , y guarda las cosas que en ella están escritas. Leer
precisamente la sagrada Escritura, y entenderla, no basta para ser
bienaventurado ; de esa manera se daria la bienaventuranza á muy
vil precio : nuestra Religion se reduciría á una pura ceremonia , si
enseñara que lodo el mérito consiste en el conocimiento de la vir
tud. Bienaventurado aquel que lee la Escritura y observa las cosas
que están escritas en ella. La ciencia de la salvacion es cienda prác
tica; los demonios entienden mejor la Escritura que nosotros. Leer
y entender la palabra de Dios sin practicar lo que enseña , es hacer
menos caso de ella que de la palabra de los hombres á quienes se
tiene algun respeto. El criado hace poco aprecio de lo que le dicen
cuando no es su amo el que lo manda ; pero oir la voz del amo , y
no obedecerle , seria intolerable desprecio. Muchos el dia de hoy leen
con ansia la sagrada Escritura ; es muy santa y muy loable devocion,
si se lee con el respeto que pide la palabra de Dios , y así se refor
170 MAYO
man las costumbres ; pero si solo sirve para fomentar cierta oculta
vanidad , para satisfacer cierta curiosidad perniciosa que nos haga
distinguidos; si se lee sin aquella humilde docilidad, sin aquel es
píritu de rendimiento que es en parte el distintivo de las almas jus
tas, ninguna cosa nos condenará mas irremisiblemente que esta di
vina palabra. Si alguno oyere mis palabras, dice el Salvador del
mundo, sin ponerlas en práctica, mire que tiene su juea : Qui sper-
mt me, et non accipit verba mea, habet qui judicet eum. (Joan. xrr).
Lo mismo que yo les he predicado, los ha de condenar en el dia del
juicio. ¡Qué asunto de reflexiones para los que oyen y luego se ol
vidan! ¡ para aquellos que van á oir la palabra de Dios solo por cos
tumbre, por bien parecer, por cumplir con el mundo, por capricho,
y no pocas veces por pura ociosidad ! ¡ para aquellos que predican al
pueblo esta divina palabra , y al mismo tiempo la deshonran con su
vida, y la desacreditan con sus costumbres! ¿Quién es mas digno
da compasion, el hereje que se obstina en el error por la leccion de
la Escritura, cuyo sentido tuerce depravadamente , ó el disoluto que
persevera en el desorden aun cuando tiene en la mano la Escritura
que tan claramente le condena? Practica la palabra, dice el apóstol
Santiago, y no te contentes con oírla, engañándote d tí mismo; porque
si alguno la oye sin ponerla en práctica, será como el que se mira en
un espejo, el cual naturalmente le representa su semblante; pero en
apartándose del espejo, ya se olvidó de su figura. Es la palabra de
Dios aquel misterioso grano que en estos tiempos se siembra en to
das partes ;. pero ¡ oh buen Dios , y cuántas tierras ingratas ! Todo es
camino real , ó todo pedregral , ó á lo menos todo espinas. Es muy
poco el. grano que prende, y mucho menos el que fructifica. Nunca
se han predicado mas sermones ; nunca se han visto mas libros es
pirituales y doctrinales ; pero ¿corresponde el fruto á tanto cultivo?
Verbum meum, dice Dios por el Profeta , non revertetur ad me vacuum
(Isai. lv) : mi palabra no volverá á mí sin efecto. Para los que la
oyen con puro y dócil corazon es fruto de salud ; mas para los que
no se aprovechan de ella es principio de reprobacion : Va vobis le-
gis peritis! ¡ay de vosotros, doctores de la ley, porque teniendo la
ilave de la sabiduría para abrir á otros la puerta, vosotros no entrais
por ella, y muchas veces desviais á los que deseaban entrar! ¡ Ay de
aquel que oye ó lee esta divina palabra , sin ser por eso mejor ! Y al
contrario : Beati qui audiunt verbum Dei, et custodiunt illud ( Luc. xi ) :
bienaventurados aquellos que oyen la palabra de Dios, y practican,
lo que. ella. les enseña..
DIA VIH. 171
MEDITACION.
Del escándalo.
Punto primero. — Considera que no hay pecado contra el cual se
haya.explicado mas fuertemente el Salvador, ni hay alguno que mas
haya anatematizado que al escándalo y al escandaloso. ¡Ay del mun
do por los escándalos! ¡ay de aquel por quien el escándalo viene! Si tu
ojp te escandaliza, sácatele, y arrójale lejos de tí. Por unas expresio
172 MAYO
nes tan vivas y tan espantosas podrás hacer juicio de la malicia de
este pecado.
No hay otro que mas directamente tire á extinguir la religion cris
tiana ; no hay otro mas injurioso á Jesucristo ; no hay otro de mali
cia mas refinada. Los demás pecados solamente irritan la justicia de
Dios ; este ofende su misericordia , porque su fin es hacerla inútil ;
es, digámoslo así, destruir la obra de la redencion y los trabajos del
Redentor.
Los demás pecados son personales ; esto es , solo hacen daño al
que los comete ; pero este arma lazos á la inocencia de los otros. El
veneno de los demás pecados se queda encerrado dentro del alma del
que peca ; el contagio de este se pega á todos los presentes, y cunde
mas allá de todos los límites y términos. Basta un solo pecado de es
cándalo para lastimar la devocion de muchos, y no pocas veces para
hacerlos titubear en la fe ; este es el escollo de las almas flacas ; y
pregunto, ¿es grande el número de las fuertes? ¿Á cuántos répro-
bos sirvió el escándalo de ocasion y como de causa de su condena
cion? En muchos se hubiera conservado la inocencia hasta la muer
te , si no fuera por el mal ejemplo. Las lecciones que hablan con los
ojos siempre son eficaces. El menor mal que causa el escándalo es
debilitar el alma y desarmarla ; en semejante estado, ni puede estar
libre de insultos, ni conservarse mucho tiempo sin caer.
Derrámase el escándalo como un torrente impetuoso que lleva de
lante de sí todo cuanto encuentra ; apenas hay árbol que no arran
que, edificio que no eche por tierra, dique tan fuerte que no rompa
su violencia.
Los demás pecados solo quitan la vida al alma del pecador, esta
es homicida de todas aquellas á quienes escandaliza ; los demás solo
merecen cierta pena determinada, este carga con todas las que cor
responden á los pecados á que él induce con su mal ejemplo. Pe
cado verdaderamente monstruoso ; porque, ¿dónde hay mayor hor
ror que causar la muerte á una alma que, siendo inocente y justa,
era agradable á los ojos de Dios? Pecado esencialmente opuesto á
la redencion de Jesucristo , que murió por todos los hombres ; y el
fin del escandaloso es perderlos á todos , haciendo todo cuanto es de
su parte para que se condenen. Comprende ahora, si es posible, la
gravedad del escándalo ; pero comprende tambien la rigurosa seve
ridad con que pedirá Dios cuenta á los escandalosos de todos los pe
cados de que fueron ocasion ó causa.
Esas solicitaciones perdieron á tu hermano ; esos discursos y con-
V
DIA VIH. 173
versaciones licenciosas mancharon su pureza ; esas detestables máxi
mas de libertad y de disolucion pervirtieron su entendimiento ; esos
malos ejemplos emponzoñaron su corazon ; esas zumbas, esos chas
cos llenos de impiedad y de irreligion le hicieron abandonar la vida
cristiana á que habia dado principio, los ejercicios de devocion á que
se habia dedicado, y fueron ocasion de que volviese á hundirse en
el abismo de sus antiguos desórdenes. Sanguinem autem ejus de mana
tua requiram. Hombre escandaloso , tú me darás cuenta de la pér
dida de esta alma. ¡Oh Dios, y qué pecado tan horrendo!
DIA IX.
MARTIROLOGIO.
El tráksito de san Gregorio, obispo, en Nazianzo, llamado el Teólogo,
por el singular conocimiento que tenia de las cesas divinas ; restableció la fe
católica en Conitantinoplo, en donde estaba basUpte decaída, y confundió las
herejías que se levantaron en su tiempo. (Véase su vida en las de hoy).
San UsBMts, en Roma , de quien bace mencion el apóstol san Pablo eu Ja
carta á los romanos : sacrificándose á sí mismo se hizo hostia agradable á
Dios, y voló al reino celestial esclarecido en virtudes. , ,
12*
176 MAYO
El triunfo de trescientos v diez santos Mártires, en Persia.
San Geroncio, obispo de Cervia ó Ficodi, en Cagli en la via Flaminia.
La dichosa muerte de san Beato, confesor, en Windisch en Suiza.
La traslacion de san Andrés, apóstol, y de san Lucas, evangelista, en
Constantinopla, cuyos cuerpos fueron trasladados á esta ciudad desde Acara,
y el de san Timoteo, discípulo del apóstol san Pablo, desde Éfeso : el cuerpo,
de san Andrés despues de largo tiempo lo trasladaron á Melfes , en donde es
venerado con suma devocion ; de su sepulcro mana continuamente un licor
que sirve para curar las enfermedades.
La traslacion del cuerpo de san Jehónimo , presbítero y doctor de la
Iglesia, tambien en Roma, desde Belen de Judá á la iglesia de Santa María la
Mayor.
La traslacion de san Nicolás, obispo, en Barí en la Pulla fá cuya ciu
dad fue trasladado en 1087 desde Mira , ciudad de Licia).
REFLEXIONES.
Ipse palam faciet disciplinara doctrinos suce, et in lege testamenli
Domini gloriabitur : Él hará patente la enseñanza de su doctrina , y
pondrá su gloria en la ley del testamento del Señor. En materia de re
ligion los errores del entendimiento ordinariamente nacen del des
orden del corazon. Siempre se pegan á la fe las enfermedades del
alma; desde que se deja de vivir bien, se comienza á no creer con
DIA IX. 189
rendimiento ; no hay pasion que no ciegue. Tráigase á la memoria
el principio de todas las herejías, y se hallará que la ceguedad fue
efecto de la corrupcion de las costumbres. Las voces siempre son de
reforma, porque no ha habido heresiarca que no haya gritado con
tra la relajacion , y que no haya aparecido con su máscara de peni
tencia; pero siempre se han visto por fruto de la nueva secta los
mas vergonzosos desórdenes. Á este precipicio conduce el disgusto
á la doctrina sana, y este disgusto es el primer síntoma de un cora
zon corrompido. Excita el apetito cierta curiosidad orgullosa; y co
mo está depravado el gusto , solo le encuentra en alimentos noci
vos. ¿Hállanse por ventura muchos de aquellos que están encapri
chados y preocupados de algun error que soliciten con sinceridad
instruirse y desengañarse? Los enfermos de esta especie no preten
den curarse , sino confirmarse en la aprehension de que están bue
nos. Buscan maestros, dice el Apóstol; pero para que les hablen á
medida de su gusto ; señal visible de que el corazon es el primer
móvil. Una vez que domina la pasion , no se busca la verdad , sino
pretextos para autorizar el error. Al que va descaminado, tanto le
importa ir por la siniestra como por la derecha : y ¿cómo se le en
derezará si él mismo está contento con su descamino? Por mas que
se le grite que ha erradp , que no es aquel el camino real ; ó no oye,
ó hace que no entiende. ¿De dónde nacerá esta indocilidad de nues
tro orgullo? Vuélvese toda la atencion á las fábulas : es cierto que
lisonjean, que gustan, que embelesan; pero ¿dejan por eso de ser
fábulas? i Oh mi Dios ! ¿qué se va á ganar en ser el juguete y la víc
tima del amor propio y de las pasiones? Píquenos en buena hora
la curiosidad ; pero sea por saber la ciencia de los Santos : cualquie
ra otra es bien poco necesaria para la salvacion ; y la que no sirve
para esto , es bien inútil. Solo tenemos necesidad de un maestro ; y
solo Jesucristo tiene palabras de vida eterna.
En el Evangelio encontramos todas las lecciones que hemos me
nester; los Santos son los modelos que debemos imitar. ¿No es lo
cura dejar este camino por seguir senderos que nos desvian del tér
mino? Parece que se quieren hacer artífices de su propia salvacion
aquellos que buscan caminos distintos de los que Cristo nos señaló.
En no pudiendo sufrir la doctrina sana, luego se forja cada uno un
Evangelio al gusto de sus pasiones y de sus deseos; pero ¿cuál será
el fruto de este nuevo Evangelio? La indocilidad , el orgullo , la obs
tinacion , y lo que á esto se sigue , la reprobacion eterna.
13 tomo v.
MAYO
MEDITACION.
Bel escándalo que se da con la perseverancia en las faltas.
Punto primero. — Considera lo que aquí se entiende por nombre
de escándalo , que es una accion menos arreglada, que se ve ejecu
tar á personas de las mismas obligaciones, que debieran darnos ejem
plo. ¡ Qué conducta mas lastimosa! Vemos cometer una falta, y nos
persuadimos que podemos cometer otra semejante sin hacernos re
prensibles , por cuanto no somos nosotros los que damos el mal ejem
plo , sino los que le seguimos. ¿De cuándo acá las faltas de los otros
autorizan, ó excusan las nuestras? Nunca prescribe el quebranta
miento de la ley divina. Cuanto mas distinguida es una persona por
DIA IX. 191
su nacimiento , por su empleo , y por el concepto que se tiene de su
virtud, mas escandalosas son sus faltas. Pero ¡qué mayor flaqueza
que dejarse arrastrar de las flaquezas de otrof,
Aquella persona que está reputada por virtuosa , se dispensa sin
escrúpulo en ciertas obligaciones ; se toma tal libertad ; comete tal
y tal falta ; ¿ por qué no podré yo hacer lo mismo ? Yo no me siento
con fuerzas para aspirar á mas alta santidad ; tengo á aquel por mas
virtuoso que yo; pues ¿por qué no podré seguir su ejemplo?
Aquellos sujetos tan respetables por su edad , por su mérito y por
su buen proceder , asisten á los espectáculos ; no faltan á concurren
cia alguna de gusto y de diversion; tienen un despejo, unos moda
les no solamente desembarazados, sino bastantemente libres; se de
jan llevar algunas veces de la corriente, y escrupulizan poco en aco
modarse á las máximas y á las leyes del mundo. ¿Están acaso per
suadidos de que arriesgan su salvacion con esta vida menos austera,
y no tan regular? ¿Tendrán menos gana de salvarse que yo? Há-
llome en el mismo estado , con las mismas obligaciones , y constitui
do en la misma clase : si no me conformara con su conducta, pare
cería tácitamente reprenderla ; estas singularidades se califican dé
censuras , y en el comercio de la vida no hay cosa mas odiosa que
el que á un hombre le tengan por censor.
¡ Es posible que unos raciocinios tan infelices y tan lastimosos pre
tendan ser regla de las costumbres! Jesucristo condena esos espec
táculos, esas máximas del mundo, esas diversiones poco cristianas ;
pues ¿qué hombre es capaz de autorizarlas? ni ¿qué mérito puede
comunicar áestos pecados esa imaginaria reputacion de los hombres?
Si bajara un Ángel del cielo , decia san Pablo , y os anunciara otro
Evangelio que el que yo os anuncio, seria anatematizado. Yo añado,
si bajara un Ángel del cielo , y procediera segun las máximas que
condena el Evangelio , debiérais guardaros bien de imitarle. No re
conocemos otro maestro, ni tampoco otro modelo que á Jesucristo.
Los malos ejemplos bien pueden darnos aliento, pero nunca podrán
justificarnos. Por eso el Señor nunca nos puso á los hombres por
modelo ; y solo nos dijo : Sed perfectos como lo es vuestro Padre celes
tial; ni aun de los mismos que nos enseñan nos mandó que imitá
semos los ejemplos, antes expresamente nos previno Jo contrario:
Haced lo que os dijeren, pero no siempre hagais conforme á sus obras.
Á vista de esto, ¿quién pretenderá ya autorizar, ó á lo menos ex
cusar sus faltas con las de otros? ¡Mi Dios! ¡qué confusion y qué
arrepentimiento nos causará esto algun dia!
13*
192 MAYO
Punto segundo. — Considera que no hay cosa ruas fuera de razon
ni mas lastimosa que pretender excusar las faltas propias con el ejem
plo de las ajenas. Pues qué, porque otro , á quien asisten las mis
mas obligaciones que á mí, falte á ellas, ¿tengo yo derecho para fal
tar á las mias sin incurrir en pena alguna? Porque me dén mal ejem
plo los que debieran dármelo bueno , ¿ya me es lícito imitarlos?
¿Discurrimos de esta manera cuando se trata de la vida, de la ha
cienda y de la honra? Pues ¿en qué consiste esta diferencia?
Una persona respetable por sus años , por sus talentos y por sus
empleos comete un desacierto, y pierde la gracia del príncipe; ¿por
qué no harán lo mismo sus adoradores y sus parciales? Parece que
el ejemplo de un hombre tan acreditado los autoriza. Arruinóse un
amigo por haber abrazado tal partido , ó por haber entrado en tat
negocio; pues ¿por qué los demás no siguen el mismo rumbo? Aun
que destruyan sus casas , ¿no tienen ya ese ejemplo con que cubrir
se? Pero mientras llora y gime la pobre familia , ¿será buena excusa
decir : fulano y fulano, hombres de juicio y prudentes, se arruina
ron entrando en tal negocio? ¿por qué no puedo yo hacer lo mis
mo? ¡ Ah Dios mio ! ¡ es posible que los hombres solamente discurran
mal cuando se trata de la salvacion !. Conócese la pobreza de este
modo de discurrir en atravesándose la salud, la honra ó la hacien
da ; ¡ y solo cuando se atraviesa la ley de Dios se discurre extrava
gantemente con la mayor tranquilidad !
Lo malo siempre es malo ; y aquello que está prohibido , cuando
los demás no me dan mal ejemplo, igualmente lo está, aunque me
dén los mas perniciosos. ¿Por ventura infunde algun mérito en la
infraccion de la ley la reputacion ni la edad del que la quebrantó?
Y ¿será legítima excusa en el tribunal de Dios decir : es así que no
cumplí con tal obligacion, que falté á la observancia de tal regla;
pero fue porque fulano y citano, que eran tan religiosos cómo yo,
me dieron mal ejemplo? Mueve á indignacion solo el oir semejante
brutalidad ; y en medio de eso este es el escollo en que se hace pe
dazos la virtud de la mayor parte de los jóvenes.
¡Cuánto tengo, Señor, de que acusarme, y de que confundirme 4
en este punto ! ¡Cuántas veces pretendí cubrir mi fragilidad y mi
ingratitud para con Vos con el ejemplo de los otros! Efecto es de
vuestra gracia el dolor que ahora siento de haberlo hecho así; dig
naos, Dios mio , de acabar esta vuestra obra; resuelto estoy, me
diante vuestra divina gracia , á no dejarme arrastrar mas del mal
ejemplo ; dadme aliento y fortaleza para cumplirlo.
DIA IX. 193
Jaculatorias. — Dadme , Señor , constancia para despreciar el mal
ejemplo, y fortaleza para suplantarle. {Judith, ix).
Libradme, Señor , de los lazos que me arman con los malos ejem
plos que me dan. (Psalm. cxl).
PROPÓSITOS.
1 Si un hombre tenido por capaz y por sujeto de buenas cos
tumbres tomara veneno , ¿seria esto bastante para cohonestar la lo
cura ó la desesperacion de los que hiciesen lo mismo? Basta proferir
esta proposicion para conocer su ridiculez y su extravagancia. Pero
¿será menor imprudencia pretender cubrir la relajacion con el mal
ejemplo? Acuérdate de que no tienes otra regla para tu gobierno
que los mandamientos de la ley de Dios, los de la santa madre la
Iglesia, y el Evangelio ; ni debes imitar otro ejemplo que el de Je
sucristo y sus Santos. Estima y honra á todo el mundo ; pero no si
gas el ejemplo de todos. Las personas mas virtuosas tienen sus fal
tas, y mientras viven pueden pervertirse : imita sus virtudes; pero
á ninguno has de tomar por universal modelo. Judas, Tertuliano y
Orígenes fueron buenos por algun tiempo , y Salomon tambien fue
sábio. Tú atente á las máximas del Evangelio y á los ejemplos de
los Santos; ni pienses jamás en autorizar tu relajacion con la de otros.
2 Es muy loable excusar las faltas de nuestros hermanos ; pero
la accion viciosa siempre es reprensible, y la caridad cristiana , que
nos obliga á excusar al pecador , nos obliga tambien á desaprobar
el pecado. Sobre este principio has de hacer siempre distincion en
tre la persona y entre sus imperfecciones ; respeta aquella , pero trata
con desprecio á estas. Es preciso que haya escándalos; pero desventu
rado de aquel por quien el escándalo viene. (Matth. xvm). Está siem
pre alerta contra los artificios del enemigo , y contra las engañosas
solicitaciones del amor propio ; es una tentacion muda , pero muy pe
ligrosa, la relajacion de las personas que nos parecían observantes
y ajustadas, siendo muy conveniente prevenir de esto con tiempo
á la gente moza. Los remedios preservativos son muy importantes , y
así se les debe precaver contra estos lazos que están tendidos y ar
mados por todas partes. Las almas tiernas, y por decirlo así nueve-
citas, que entran en el mundo con las mas bellas disposiciones para
la virtud, dificultosamente se defienden del contagio á vista de los
malos ejemplos; y los que se crian en religion , presto dan al través,
si defieren demasiado á la relajacion de aquellos cuyo mérito , edad
y empleos los hacen hombres de distincion. Jn lege quid scriptum est?
194 HAYO
quomodo legis? ¿Qué dice la ley? Esta debe ser la regla inmutable
de nuestras operaciones; los ejemplos de los Santos , las máximas de
Jesucristo, su sagrado Evangelio. Atente á lo que está escrito.
DIA X.
MARTIROLOGIO.
RESPONSORIO.
Salve, decus Bononim, Salve, de Bolonia peregrina hermosura,
Cartusiense speculum, De la Cartuja austera espejo sin mancilla,
Ardens lucerna Prcesulum, De pastores antorcha que arde y da luz pura,
Regumque pacis Angele. De reyes ángel bueno en todas sus rencillas.
Lcetus dum morbo calculi Alegre padeciendo de la piedra el mal,
Valde vexatus pateris, Agudo es tu dolor , prolijo es tu penar ;
FU mors tanto productior , Mas cuanto mas tú sufres encuerpo mortal,
Quanto vitce ipeí firmior. Tanto mas cierto estás de en el cielo reinar.
Fac kujus morbi pondere Haced que nuestro cuerpo , Santo poderoso,
Nostra non plecti corpora : Jamás sujeto esté á tal enfermedad ;
Fac ne peccati vulnere Que nuestro corazon , (¡el siempre y fervoroso,
Cordis graventur intima. Por siempre libre este de toda iniquidad.
Amen. Amen.
>\ Ora pro nobit beate Nicolae. f. Rogad por nosotros bienaventurado Ni
colás.
v¡. Ne dolores calculi patiamur. Hl. Para que no padezcamos del mal de pie
dra.
ORACION.
Deus, qui beatum Nicolaum confesso- Ó Dios, que entre las muchas y pre
rem luum atque pontificem , intertol gem ciosas virtudes de vuestro confesor y pon
inas virtutum, -singulari patientia ob tífice el bienaventurado Nicolás, le ador-
molestissimam afjlictionem calculi deco- násteis con una paciencia singular en so
rasti; concede queesumus, ut ipsius gra brellevar la molestísima afliccion del mal
tín meritorum ac intercessione , ab hujus de piedra; concedednos, o» pedimos, que
morbi doloribus liberemur , et ceterntB sa- en gracia de sus meritos y por su interce
lutis gaudia consequamur. Per Chris- sion, estemos libres de los dolores de esa
tum... enfermedad , y que consigamos los gozos de
la eterna salvacion. Por Nuestro Señor...
202 MAYO
REFLEXIONES.
Dios le glorificó. No hay otra gloria verdadera que la que viene de
Dios ; y aun esa es menester que el mismo Dios nos la dé. La que los
hombres solicitan , ó la que se dan unos á otros, pierde todo el mié-
rito y la estimacion, ó por la malignidad del principio, ó por lo tor
cido del fin. Todo ese incienso se desvanece en humo; y ¿qué resta
despues del buen olor? No hav en el mundo cosa mas lisonjera, ni
U*
208 MAYO
mas frivola, ni mas mentirosa que la alabanza. No es digno de ella
el que se glorifica á sí mismo, sino aquel á quien glorifica Dios. El
verdadero mérito por sí mismo resplandece; el fuego y el diamante
brillan solo con dejarse ver ; las piedras falsas son las que necesitan
que las preconicen , y que se muestre como con el dedo su aparente
resplandor. Esta es la causa legítima de esas necias y groseras va
nidades que ha intentado el orgullo humano para lisonjear su pa.r
sion y para divertir á su misma razon natural , ocultándola la enfa
dosa vista de su necesidad y pobreza. . é
Glorificóle Dios delante de los reyes. Sean los buenos los que fuesen ;
mas que sean los mas humildes , los mas desconocidos por su condi
cion ó por su nacimiento; masque sean menospreciados, persegui
dos y maltratados ; entre los oprobios y entre el polvo se ha de hacer
lugar la verdadera virtud ; brilla en medio de los oscuros calabozos ;
y al cabo ha de hacer que se reconozcan sus derechos y su superio
ridad hasta desde la soberanía del trono. Hónrase siempre á la vir
tud; y se puede decir que solo á la virtud propiamente cristiana es
á quien se honra. No hay hombre racional , no hay clase ni condi
cion tan elevada que no se considere obligada á pagar, por decirlo
así, esta especie de tributo. El natural entonamiento de los grandes
no acierta a sostenerse á vista de la dulzura y de la apacibilidad de los
virtuosos. Solamente la virtud está exenta de su desgracia: hasta la
emulacion mas maligna , hasta la mordacidad mas insolente la respe
ta : bien puede perseguirla y maltratarla ; pero en el fondo la estima.
Y aun la persecucion, si se reflexiona bien , nunca es contra la que
se concibe como virtud verdadera , sino contra la que se representa
como falsa ; á la primera ninguna pasion tiene osadía para denigrarla .
i Oh buen Dios ! siendo los hombres tan ambiciosos y tan apasio
nados de gloria, ¿por qué no la buscarán donde verdaderamente se
halla? Los empleos mas elevados no siempre son los mas tranquilos.
La grandeza , el esplendor, la autoridad, es cierto que ejecutan por
muchos honores, imponen obligaciones, inspiran respeto y temor;
pero el corazon y el alma solamente los gana la virtud. Á la santi
dad todo el mundo se rinde. Una persona sólidamente virtuosa es
honrada , respetada , estimada , y todos hacen confianza de su rec
titud y de su bondad. Y ¿se hace acaso la misma de las grandezas
humanas? Todos los hombres aman la gloria ; pocos pueden aspirar
á esas brillantes fortunas : ninguno hay que con la gracia de Dios
no pueda ser santo. Pues ¡qué objeto mas digno de la ambicion de
un corazon cristiano ! y ¡ qué locura la de suspirar por otra gloria l
DIA X. 209
MEDITACION.
Del retiro espiritual.
Pcpcfb primero. — Considera que el retiro espiritual , que consiste
en pasar algunos dias en silencio y en soledad léjos del tumulto del
mundo y del ruido de los negocios, para vacar únicamente á la con
sideracion de las verdades mas importantes de la Religion , y al gran
negocio de la salvacion eterna ; considera , vuelvo á decir, que este
piadoso retiro es entre todos los ejercicios de devocion el mas pro
pio , y aun el mas necesario para convertir á una alma , y acaso el
único que jamás se practica inútilmente.
210 MAYO
Es cosa muy fácil que las verdades mas lerribles de la Religion
hagan no mas que una impresion leve y pasajera , cuando todo con
tribuye , ó á disipar el espíritu , ó á estragar el corazon ; la luz de la
fe está entonces medio apagada, y no se deja percibir bien la voz de
Dios entre el estruendo del mundo. Pero cuando retirados del bu
llicio y del tráfago de los negocios, cuando en lugar de tantas bri
llanteces falsas como se nos representan á la vista , en vez de esa in
finita multitud de objetos engañosos que se nos ponen delante , solo
se ofrecen á nuestros ojos aquéllas imágenes que nos hacen cási pal
pables estas terribles verdades que jamás habiamos penetrado bien,
y ahora las miramos á nuevas luces , ¿cómo es posible que no hagan
grande impresion en un tiempo en que la gracia se comunica con
mayor abundancia , el espíritu está menos distraido , y el corazon
mejor dispuesto?
Nunca se comunica la gracia con mayor abundancia, y de con
tado el mismo retiro es una gracia preciosísima. Mas si Dios nos dis
pensa siempre tantas gracias aun en medio del mundo mas tumul
tuoso ; si grita , si estrecha, si solicita, si corre tras el pecador, aun
cuando el pecador-huye de él, ¿qué misericordias no derramará ese
mismo Dios sobre una alma penitente, cuando se retira del mundo
para buscar á su Salvador, para llorar sus pecados, para desarmar
su justicia, y para aplacar su ira? ¿Retiraráse de la soledad aquel
misericordiosísimo Dios que tanto se deja sentir del alma aun cuan
do está mas acompañada, y que dice por su Profeta que él mismo
la retirará á la soledad para hablarla al corazon?
Experiméntanse en el discurso de la vida algunos vivos y fervo
rosos deseos de trabajar en el negocio de la salvacion ; fórnianse
grandes proyectos de conversion en estos como intervalos de la ra
zon y de la piedad; sálese de un sermon con el corazon altamente
penetrado y movido: una muerte repentina, una desgracia, una en
fermedad , la lectura de algun libro sobresaltan tal vez á una con
ciencia que hasta entonces se conservaba demasiadamente tranquila.
Parecía que en ciertas fiestas solemnes, con motivo de aquella con
fesion y comunion , estaba ya concluida la grande obra de la conver
sion, y que se iba á dar principio á la enmienda general de las cos
tumbres; pero el tropel de tantos objetos tentadores, el tumulto de
la familia, la multitud de los negocios que indispensablemente acom
pañan al empleo y al estado, las inconstancias y variaciones enfado
sas de la vida, y sobre todo el torrente de los malos ejemplos, lo
desvanecieron todo. El grano era bueno, pero cayó en las espinas,
DIA X. 211
y se sofocó, ó cerca del camino, y le pisaron , ó le comieron las aves
del cielo. Todo esto prueba, mi Dios , la indispensable necesidad de
retirarse, sin lo cual es muy dificultoso convertirse.
DIA XI.
MARTIROLOGIO.
El tránsito de san Antimo , presbítero , en Roma , en la via Salaria , el
cual esclarecido en virtudes y en la predicacion del Evangelio, en la persecu
cion de Diocleciano fue precipitado en el Tíber, de donde lo sacó un Ángel, res
tituyéndolo á su oratorio ; despues lo degollaron, y se ¡fué victorioso al cielo.
San Evelio, mártir, en el mismo dia : era de la familia de Neron, y viendo
martirizar á san Torpeto, creyó en Jesucristo, por cuya causa fue degollado
por mandato del mismo Neron.
Los santos mArtires Másimo, Baso y Fabio, igualmente en Boma, los
cuales en tiempo de Diocleciano fueron tambien martirizados en la via Salaria.
Los santos mártires Anastasio y sds compañeros, en Camerino, los
cuales en la persecucion de Decio fueron martirizados por mandato del presi
dente Antíoco.
Los santos mártires Sisinio, diácono, Dioclbcio y Florencio, discípu
los de san Antimo , presbítero , en Osimo , en la marca de Ancona ; los cuales
consumaron el martirio muriendo apedreados durante la persecucion de Dio
cleciano.
San Ganduleo, mártir, en Varennes, ciudad de Francia.
San Mamerto, obispo, en Viena, el cual por causa de una gran calamidad
instituyó en aquella ciudad tres dias de letanías solemnes antes de la Ascen
sion del Señor, cuyo rito recrió despues y aprobó la Iglesia universal. ( Véase
su vida en las de hoy ).
El tránsito de san Mayolo, abad de Cluny, en Silviniaco, ó sea Souvi-
gni , ilustre en santidad de Vida y en méritos. ( Víase su vida en las de hoy).
San Iluminado, confesor, en Septémpeda de la marca de Ancona.
HIMNO.
Clauditur miles tumulo bealus Detente, viajero, y mira piadosa
Crudas arumnas patiens Merche, Al heroico mártir que en Lérida padece ;
Coelum corona redimitus ivit; Alli se le entierra , y su sepulcro es glorioso,
Siste viator. Mientras que el, diadema en el cielo merece.
Imperan* dirus Dioeletianut Bajo el ferreo cetro de Diocleciano
Duxitper orbem gravidumque jussum: Salió un edicto inicuo , lleno de injusticia :
Nullum scribi Chrislo deservientem Segun ¿l no podia ningun cristiano
Sellico signo. Entrar ó ser inscrito en la imperial milicia.
Martyris virtus radians beati Del soldado Anastasio brilla la virtud
Luxit, offendit sociumque labes; Que descubre las manchas de sus compañeros,
Militum vere invidusque livor Los cuales con sañuda envidia y acritud
Martyrem arsit. Le tratan sin piedad cual lobos carniceros.
Belulo fauces jugulavit ante, Cerca de Badalona muere degollado ,
Setulo vero cineres recolit: Y Badalona luego sus restos venera.
Tfunc nobis esto pius atque pater Ó Mártir invencible , de virtud dechado,
Martyr amande. Sed padre y protector de quien en vos espera.
Amen. Amen.
La Misa es en honor de san Anastasio, mártir, y la Oracion es la que
sigue:
Prasta queesumus, omnipotens Deus, Concédenos, omnipotente Dios, que
uí intercedente beato Anastasio marty- por la intercesion de tu bienaventura
re tuo , el á cunctis adversitalibus libe- do mártir san Anastasio seamos li-
remur in corpore, et á pravis cogita- bres de todas las adversidades del
tionibus mundemur in mente. Per Do- cuerpo, y seamos igualmente purifl-
minum nostrum... cados de los malos pensamientos del
alma. Por Nuestro Señor Jesucristo...
REFLEXIONES.
Luego erramos el camino de la verdad. La consecuencia es legíti
ma y verdadera; el discurso cabal y bien hilado. Pero jqué deses
peracion es la de un dolor y un arrepentimiento inútil ! Para un
hombre de vergüenza no hay cosa mas sensible ni mas ruborosa
que haberse engañado. Nunca se reconoce el error sin alguna con
fusion ; pero cuando ha nacido de pura necedad , de pura simple
za ; cuando ha sido únicamente por culpa del que yerra ; cuando el
desacierto conduce á la última desdicha, y esa sin remedio ; ¿cuán
to distará de la desesperacion el arrepentimiento? No hay suplicio
mas cruel que aquel en que sirven de tiranos el entendimiento y el
corazon.
Luego nosotros anduvimos errados y descaminados : Ergo erra*
228 MAYO
vimus. Nosotros que tanto nos hacíamos respetar ; nosotros que es
tábamos reputados por hombres de grande entendimiento , y tenía
mos lástima de los que iban por el camino real y derecho; nosotros
que éramos los dioses de la tierra , ante cuyo acatamiento todos se
encorvaban ; nosotros á quien todo se nos reia , y coronados de ro
sas y de flores éramos el alma de las fiestas; nosotras mujeres del
mundo , ídolos de vanidad , almas de la diversion y del placer ; nos
otros que hacíamos chacota de las verdades mas terribles de la Re
ligion , y juguete de las amenazas del Altísimo ; nosotros que solo
éramos cristianos por bien parecer. Luego nosotros lo erramos, y lo
erramos en el punto decisivo de nuestra suerte eterna : Ergo erra-
vimus. Luego no era verdad que aquellos honores tan superficiales,
aquellas riquezas tan caducas , aquellos deleites , por la mayor parte
tan amargos, podían hacernos felices para siempre. Luego no era
verdad que aquella vida regalona , ociosa , delicada y licenciosa de-
iia ser envidiable. Luego no era verdad que mi estado, mi empleo,
mi dignidad, mi carácter, mi nacimiento, me daban licencia y al
gun derecho para no vivir cristianamente.
Imaginaba yo que aquellas mujeres tan circunspectas , tan vir
tuosas y tan retiradas enteramente á sus obligaciones caseras , y á
ejercicios de virtud y devocion, eran dignas de lástima; parecíame
su soledad una especie de prision , y su circunspeccion un suplicio
intolerable. Pero engañéme; ellas fueron por donde debian ir; yo
fui la loca y la descaminada.
¿Vos insensati vitam illorum wstimabamus insaniam. Locos éramos
nosotros y muy insensatos cuando teníamos por necedad y por insen
satez aquella su discretísima vida , puesto que en rigor no hay otra
discrecion, ni otra verdadera sabiduría que la de los Santos. ¿Es
por ventura sabiduría y discrecion caminar á tientas , sin saber á
dónde se encamina? ¿es sabiduría y discrecion caer atolondrada
mente en los lazos del enemigo? ¿es sabiduría y discrecion correr
tras de un poco de humo, y cuando mas tras de un fuego fatuo?
¿es sabiduría y discrecion poner á peligro la salvacion eterna, atur
dirse uno en sus mismos descaminos , y trabajar con todas sus fuer
zas en su propia ruina? Pues esta es nuestra conducta. Juzguemos
ahora cuál será nuestra discrecion y nuestra sabiduría.
Pero nos arrastró el amor de los deleites , otra prueba de nuestra
insigne locura : Lassati sumus in ma iniquitatis. Fatigátnonos apu
ro andar por el camino de la maldad. ¿Hay camino mas fragoso,
mas áspero, ni mas penoso que el nuestro? Siendo presa infeliz de
día xi. 229
todas las pasiones, blanco de toda la malignidad del corazon huma
no, víctimas de la ambicion, de la concupiscencia y de la envidia,
¡ qué mortales inquietudes ! ¡qué crueles angustias ! ¡qué insufri
bles tormentos hemos de padecer necesariamente ! Una eterna des
confianza, unos sobresaltos cada dia mas sombríos y mas negros,
unas pesadumbres , unos disgustos , unos despiques , que interior
mente nos consumen y nos penetran, pero que es preciso disimu
larlos ; unas risas forzadas , unas alegrías artificiosas , pero vanas ;
unos remordimientos tiranos, una memoria de la muerte nos asus
ta y nos estremece. Esta es aquella vida deliciosa de que hacemos
tanta ostentacion. Por nuestra desgracia todas estas amarguras son
bien fundadas , y todas estas reflexiones arregladas á la verdad. Co
nocemos el error , nos estremecemos y nos horrorizamos ; pero lle
ga el arrepentimiento cuando ya no hay lugar á la enmienda. Com
prende bien toda la amargura y toda la penetrante punta de estas
fatales consecuencias.
MEDITACION.
De la falsa alegría del mundo.
Ponto primero. — Considera que la imaginada alegría del mun
do no solamente es despreciable , superficial , insulsa , sino que to
da ella es una pura simulacion. No hay cosa mas falsa en su ori
gen , no la hay mas inconstante en su duracion , no la hay mas
amarga en su fin. Apenas se hallará manantial alguno de alegría
mundana que no esté emponzoñado; pocos que no sean malignos;
ninguno cuyas aguas sean capaces de satisfacer la sed.
El contentar una pasion , una partida de diversion ó de bulla,
una grande y repentina fortuna , el logro de una cosa que se deseó
con vehemencia ; estas son las causas mas regulares de aquel gus
toso movimiento que se experimenta en el alma , á quien se da el
nombre de alegría. Por algunos momentos parece que se dilata y se
ensancha el corazon ; pero esta alegría ¿es muy pura? ¿Está el al
ma muy satisfecha con ella? Juzguemos del efecto por la causa. Sin
serenidad y sin calma no hay alegría verdadera. ¿Y hay mucha cal
ma y mucha serenidad en el corazon de los mundanos? Para que
un bien merezca este nombre no basta que agrade : es menester que
sea un bien sólido y real, porque sin esto el alma se alegra en fal
230 «ATO
so. ¿Y se encuentran muchos bienes sólidos y reales entre los que
causan en el mundo tanta alegría? ¿Se halla siquiera uno solo que
haga al hombre feliz , y que no le dé fatiga? Las riquezas son unas
espinas penetrantes , fecundo manantial de inquietudes , disgustos
y sobresaltos. Los gustos son inseparables de mil pesadumbres y re
mordimientos ; y de los ilícitos ninguno hay siquiera que no arras
tre una cadena de susto y de zozobras. Aturda y atolondre el en
canto todo euanto quisiere ; alegría que no se funda en la inocen
cia es forastera; si la virtud no la alimenta, es achacosa; si es vi
cioso su principio, es falsa. Examina ahora si hay mucha alegría en
el mundo. Bastaría su misma inconstancia para tenerla por vana.
Hay pocas risas que no sean afectadas ; apenas se sabe reir en él si
no que sea por estudio. Aquellos que se llaman desahogos del co
razon , como son tan violentos , no pueden ser duraderos. Hablando
con toda propiedad , los asomos de la alegría mundana no son mas
que apariciones : si se apodera del corazon , no está lejos la tristeza,
ó, por mejor decir, esta jamás se aleja mucho, ni aun enteramente
le desocupa; si muchas veces desaparece, no es mas que á los ojos
del que mira ; de aquí proviene que las pendencias , las riñas , y los
mayores excesos del furor suelen nacer, digámoslo así , en el mis
mo regazo de esa falsa alegría. Alegría mundana, alegría artificial,
alegría postiza, vano fantasmon de alegría. No es menester mas que
un poco de entendimiento para conocerlo así. ¡Ah buen Dios!
¿cuándo daréis al mundo el entendimiento y la Religion que baste
para que destierre de sí un error tan universal? ¿Cuándo dejará de
engañarnos , y cuándo dejarémos nosotros de apacentarnos con él?
DIA XII.
MARTIROLOGIO.
Los sanios mártires Nereo y Aquileo, hermanos, en Roma, en la via
Ardeatina, los cuales, juntamente con Flavia Domitila , de quien eran eu
día xii. 233
nucos, estuvieron largo tiempo desterrados en la isla Poncia; despues fueron
muy cruelmente azotados; y por último como el cónsul Minucio Rufo los ame
nazase con el caballete y con el fuego si no sacrificaban á los ídolos, le respon
dieron que los habia bautizado el apóstol san Pedro, y así que de ningun mo
do podían sacrificará los (dolos ; por lo cual fueron decapitados. Sus sagradas
reliquias, junto con las de Flavia Domitila, por órden del papa Clemente VIII
fueron trasladadas solemnemente tal dia como ayer de la diaconía de San Adrian
á la iglesia de su propio y antiguo título, nuevamente reedificada. (Véase su
historia en las de hoy).
San Pancracio, mártir, tambien en Roma, en la via Aurelia, ei cual sien
do de catorce años fue decapitado por la causa de la fe, imperando Dioclecia-
no . ( Véase su vida en las de hoy).
San Dionisio, igualmente en Roma, tio del mismo san Pancracio. (Véase
la vida de este).
San Felipe de Argira, en Sicilia, quien siendo enviado á aquella isla por
el romano Pontífice, redujo á la fe católica la mayor parte de sus habitantes :
su santidad se manifiesta señaladamente en curar á los energúmenos.
San Epifamo, obispo, en Salamina en Chipre, el cual siendo célebre por su
grande erudicion y por la inteligencia que tenia de las sagradas Escrituras, se
hijo todavía mas admirable por la santidad de su vida, por el celo de la fe ca
tólica, por la liberalidad con los pobres, y por la gracia de hacer milagros.
(Véase su vida en las de hoy ).
San Germán, obispo, en Constantinopla, insigne en santidad y doctrina, el
cual reprendió con gran firmeza al emperador Leon Isáurico cuando publicó
aquel decreto suyo contra las sagradas imágenes. (Despues de muchos malos
tratamientos por parle de los herejes , se vió obligado á dejar su iglesia el año
730, habiéndola gobernado catorce años. Murió en Platamo, en tal dia como hoy
del año 733).
San Modoaldo, obispo, en Tréveris.
Santo Domingo, confesor, en la Calzada. (Véase su vida en las de hoy).
1 Escribió este Santo su Anchorata, como quien dice una Áncora ó Ancla,
que fijase la idea y la creencia en la verdadera te, para que no pudiese ser
agitada, ni llevada de cualquiera ráfaga de viento de contraria doctrina, que
es siempre el caso de la herejía. Esta obra ex-plica y prueba compendiosamente
los artículos principales de la fe católica. Pero la mayor de este Padre apare
ció al público en el año de 374 con el título de Panarivm, ó depósito de an
tídotos contra todas las herejías. Escribe la historia de veinte herejías antes,
de Cristo, y de ochenta desde la promulgacion del Evangelio. San Epifanio en
sus libros de Pesos y Medidas explica las antiguas costumbres de los judíos:
que en las piedras preciosas se halla un emblema concerniente al ornato ra
cional que llevaban los sumos sacerdotes judaicos, y las cualidades de las doce
piedras preciosas que se Ier. ponían.
16*
240 HATO
virtudes , y un extraordinario don de hacer milagros , por los años
de 328. San Epifanio, aunque sabio director de algunos otros, le
miraba como maestro suyo en la vida espiritual , y gozó de la di
cha de su direccion y amistad íntima desde el año de 333 hasta el
de 356 , en que Tillemont , que es el que al parecer ha puesto mas
correcta la crónica de san Hilarión , pone la salida de este gran Santo
de la Palestina. San Jerónimo en su vida nos da á entender que ja
más se vió una union mas íntima entre dos amigos, ni mas cons
tante que la de aquellos Santos , cuya correspondencia no fue capaz
de interrumpir esta separacion. La iglesia de Salamina fue, segun
parece , determinada á istancias de san Hilarion , á pedir por obispo
suyo á Epifanio ; y este empleó su pluma despues de la muerte de
su amigo en dar á conocer al mundo su virtud. En la terrible per
secucion que los Arríanos levantaron contra los Católicos en el reina
do de Constancio , dejó muchas veces san Epifanio su retiro para
animar y fortalecer á estos últimos , y su celo le obligó á separarse
de la comunion de su diocesano Eutiquio, obispo de Eleuterópolis,
quien contra su propia opinion , movido de máximas é intereses po
líticos , se confederó con Acacio y otros herejes contra la verdad. Le
yendo las obras de Orígenes le chocaron muchos errores que en ellas
descubrió, y principió á precaver contra ellos á los fieles.
San Epifanio dentro de su monasterio era el oráculo de Palestina
y todos sus contornos ; y jamás iba nadie á pedirle consejo que no
recibiese grandes socorros espirituales con sus discursos santos. La
reputacion de su virtud le dió á conocer en los países mas remotos,
y por los años de 367 fue nombrado obispo de Salamina , llamada
entonces Constancia, en Chipre. Pero aun siendo obispo llevaba el
hábito monástico, y continuaba en el gobierno de su monasterio en
Palestina, visitándole de tiempo en tiempo. Á veces relajaba sus
austeridades en favor de la hospitalidad , prefiriendo la caridad á la
abstinencia. No hubo quien le excediese en compasion con los po
bres , y muchas personas piadosas le hicieron dispensador de sus pro
pias limosnas. Santa Olimpias por tener parte en sus bendiciones le
hizo grandes presentes en dinero y en tierras para el mismo intento.
La veneracion que se adquirió por su santidad le hizo exento de la
persecucion del arriano Valente en el año de 371 ; pero fue casi el
único obispo católico del imperio en aquella parte que fue perdonado
en esta ocasion. En el de 376 emprendió un viaje á Antioquía , por
la conversion de Vital , obispo apolinarista ; y en el de 382 acompañó
á san Paulino desde aquella ciudad á Roma , donde se alojaron en la
DIA XII. 241
casa de santa Paula : nuestro Santo en recompensa la hospedó des
pues diez dias en Chipre en el año de 383. Incurrió no obstante en
algunos yerros nuestro Santo por sumo celo en ciertas ocasiones , se
gun observa Sócrates. El nombre solo del error y la sombra del pe
ligro para el mal le atemorizaba de muerte. Predicó en Jerusalen en
el año de 394 contra el origenismo en presencia del patriarca Juan,
á quien sospechaba inclinado á los origenistas. En Belen persuadió
á san Jerónimo á que se separase de la comunion del patriarca Juan,
á menos que no la expiase públicamente. Ordenó tambien de sacer
dote por mandato de obediencia á Pauliniano , hermano de san Je
rónimo ; pero habiéndose quejado de esto Juan , le llevó consigo á
Chipre, á que sirviese en la iglesia de Salamina. En Constantinopla
acusó de origenismo á los Grandes hermanos , llamados así por sus
tallas , habiéndole preocupado contra ellos el clamor público del pue
blo y de Teófilo : y aun afeó á san Crisóstomo el que les dispensase
su proteccion ; pero una humilde representacion de aquel Santo le
abrió los ojos , y se restituyó á Salamina , aunque murió allí ape-
' nas llegó de su viaje en el año de 403 , habiendo sido obispo treinta
y seis. Sus discípulos erigieron en Chipre una iglesia en honor suyo,
donde colocaron las pinturas de él y de otros. (Conc. t. 1, p. 447).
Sozomeno testifica, que Dios honró su tumba con milagros. (L. 7,
e. 27). San Agustín, san Efren, san Damasceno, Focio y otros, le
llaman el Doctor católico, hombre admirable, y lleno del espíritu
de Dios.
MEDITACION.
Sobre los efectos maravillosos de la caridad.
Punto primero. — Considera que la caridad es tan maravillosa
en sus efectos , que de un modo admirable parece que junta extre
mos opuestos y contrarios , de manera que al pobre le hace rico.
Por pobre que seas , dice san Agustín ( Enar. in Psalm. xxxvi ;
Serm. 2 n. 13) , siempre tendrás que dar , con tal que tengas hen
chido el pecho de caridad. Esta virtud, dice él mismo (Epist. 192, n. 2
et 2 ) , es una deuda que siempre tienes á favor de tu prójimo. Se paga
cuando se ejercita , y se debe cuando se recibe , porque no hay tiempo
alguno en que no se deba ejercitar. Considera bien y despacio sus pro
piedades, que al mismo tiempo que te admiren , es preciso que te
252 MAYO
enamoren el alma. No se pierde la caridad, prosigue el mismo San
to, cuando se presta, sino que antes bien prestándose se multipli
ca: se presta, y sin embargo te quedas con ella sin padecer desfalco
alguno; porque el que la tiene es quien la ejercita , no quien carece
de ella. Y siendo verdad que no se puede dar si tío se tiene , ni tener
la sin darla, lo es tambien que tanto mas crece la caridad , cuanto
mas se ejercita, y tanto mas se adquiere de ella, cuanto son mas
aquellos á quienes se dispensan sus oficios. No se gasta la caridad
como se gasta el dinero, porque además de que este se disminuye,
y aquella se aumenta, se distinguen tambien en que no pidiendola
deuda pecuniaria, nos hacemos mas gratos á nuestros deudores; pero
al contrario , nunca manifestamos á nuestro prójimo mas benevolencia
que cuando exigimos que nos corresponda en la caridad con que le
amamos y servimos ; y así no puede ser buen gastador ó distribuidor
de caridad el que no sea tambien un recaudador benigno.
¡Grande consuelo para los que se determinan á ser caritativos !
Si lo que ata tus manos para distribuir los bienes que te ha dado el
cielo, á fin de que con ellos socorras á los pobres, es un temor ne
cio de que te puede faltar, sal ya de ese engaño : nada se posee con
mas seguridad que lo que se emplea en socorrer al necesitado. Y no
solamente esto, sino que tanto mas tendrás cuanto mas dieres. Por
que además de la autoridad de san Agustin , y de todos los santos
Padres , que dicen lo mismo, ¿cómo es posible que nos engañe la
misma Verdad por esencia? ¿No liene dicho el Espíritu Santo: de
ja el cuidado de tí al Señor, que él te alimentará? ¿No nos dice el
mismo Jesucristo : no querais decir quécomerémos, québeberémos,
ó con qué nos harémos vestido , el Padre celestial tiene cuidado de
eso? ¿No ha ofrecido Dios al que desprecie los bienes de este mun
do por su amor darle ciento por uno , y además la vida eterna? ¿No
leemos continuamente en las vidas de los Santos verificadas mu
chas veces todas estas verdades , ensalzándolas además el Señor con
mil prodigios? Un san Julian, que encuentra llenos los graneros
cuantas veces manda sacar trigo para los pobres, sin que haya mi
seria que sea capaz de agotar la provision que hacia la caridad ; un
santo Tomás de Villanueva, que daba de limosna tres veces mas
de lo que tenia de renta, y que jamás encontró sin dinero una bol
sa que tenia para los pobres por mucho que sacase ; santo Domin
go de la Calzada, pobre y sin mas arbitrios que la caridad , edifi
cando hospitales, magníficos puentes, y una ciudad entera, son un
testimonio tan auléntico de la riqueza que es amar y hacer bien á
' Dty XII. . 25$
sns prójimos, que desvanecen todos los temores en contra ,, y acu
san á los tibios que se recelan de seguir sus pasos.
DIA XIII.
MARTIROLOGIO.
LA DEDICACION DE LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DE LOS MÁRTIRES, en Ro
ma, la cual el bienaventurado Bonifacio IV consagró (en el año 604) al honor
de la bienaventurada Virgen María y de todos los Mártires, en tiempo del em
perador Focas, despues de haber purificado aquel antiguo edificio, que era el
templo de todos los dioses bajo el título de Panteon.
San Mdcio, presbítero y mártir, en Constantinopla , el cual, en tiempo de
Dioclcciano y siendo procónsul Laodicio, sufrió primeramente en Amfípolis
muchos géneros de tormentos por confesar á Jesucristo ; y despues habién
dolo conducido á Bizancio (hoy Constantinopla), murió por sentencia capital.
Santa Gliceria, mártir, romana, en Heraclea, la cual (confesando públi
día xra. 257
comente á Jesucristo estando en el templo de Júpiter, cuya estatua cayó derri
bada á suspiésj, fue martirizada en tiempo del emperador Aatonino, siendo
presidente Sabino, por los uñosdeffl).
La conmemoracion de un gran número de santos Mártires, en Ale
jandría, los cuales fueron muertos por los Arríanos dentro de la iglesia de San
leonas en odio á la fe católica.
San Servacio, obispo de Tongres, en Mastricht, cuyo mérito lo hizo pa
tente al mundo la Providencia divina un invierno en que estando cubierta de
nieve toda aquella comarca , jamas llegó á cuajar encima de su sepulcro, aun
que cuajaba al rededor del mismo todos los inviernos ; lo cual movió á aque
llos habitantes á que sobre el edificasen una iglesia.
San Jdan el Silenciario, en la Palestina. ( Véase su vida en las de hoy ).
San Pedro Regalado, confesor, del Órden de Menores, en Valladolid,
restablecedor de la disciplina regular en los conventos de España, al cual ca
nonizó el papa Benedicto XIV. ( Véase su vida en las del 8 de junio).
Uno de los santos varones apostólicos , que por los años del Señor
de 63 ó 64 vinieron á España á sacarla de sus errores , fue san Se
gundo , de cuya vida , padres y patria nada mas se sabe que lo que
el oficio muzárabe, el leccionario complutense, y otros instrumen
tos, que se guardan en la biblioteca del Escorial , refieren sucinta
mente. Segun ellos , san Segundo , siendo ya de edad proporcionada
para el ministerio evangélico, fue ordenado por san Pedro en Roma
poco antes de la primera persecucion sangrienta que movió Neron
contra la Iglesia de Jesucristo. Instruido por los santos apóstoles san
Pedro y san Pablo de las altas obligaciones del ministerio que le ha-
bian confiado , se embarcó con los demás compañeros suyos, ansioso
de poner en ejecucion tan grande ministerio. En aquel tiempo era
Tarragona la provincia mas floreciente que tenian los romanos en
España. Á ella se dirigían sus pretores , y en ella , como en la ca
266 HAYO
pital de todos sus dominios, residía su legislacion y su grandeza.
Era muy natural en esta suposicion dirigirse á ella, comoá sitio en
donde seguramente podria lograr su predicacion considerables ven
tajas. Pero los consejos de Dios son muy diferentes de las conside
raciones bajas y rateras de los hombres. Él , que era el que regia la
nave, dispuso que llegasen á tomar puerto á un sitio muy cercano
del que ocupa hoy la ciudad de Almeria. Y si es licito conjeturar,
parece muy probable que sería el puerto llamado Urci, ó el que se
dice Puerto magno. Apenas pusieron los piés en tierra, tendieron
su vista sobre una inmensidad de campos escabrosos, que su celo
y predicacion habian de hacer fértiles para Jesucristo. Representóse-
Ies el gran trabajo que les esperaba ; pero alentó su corazon lo justo
de la causa que trataban, y el premio prometido á sus fatigas.
Era España á la sazon un teatro miserable de los desbarros y ex
travíos del hombre. Diversas naciones estimuladas de su codicia ha
bian venido á esta region enriquecida con todas las preciosidades de
la naturaleza. Su corazon codicioso no trajo consigo solamente este
vicio, sino que lodos los errores de la supersticion vinieron, por de
cirlo así, á conquistar un nuevo país en donde se les ofreciese in
cienso. Las monstruosas deidades de los egipcios, con las que aña
dieron griegos y romanos , .tenían aras entrelos españoles, y contra
ellas tenían que manifestar la fortaleza de su corazon los nuevos sol
dados del Crucificado. Ardía san Segundo en deseos de poner por
obra el ministerio de que venia encargado; y así, en compañía de
los seis santos obispos, echó á andar luego que puso pié en tierra,
deseoso de encontrar poblaciones y gentes en quienes emplear el
ministerio de la palabra. Habrían caminado como unas catorce le
guas , cuando se les ofreció á la vista la ciudad de Acci , hoy Gua-
dix , y sobresaltóse su corazon de alegría , viendo ya terreno opor
tuno donde comenzar á esparcir la semilla del Evangelio. Sentíanse
algo molestados del penoso viaje ; y así , antes de comenzar su pe
ligroso ministerio , determinaron descansar algun tanto , tomar ali
mento , y repararse del desmayo que les habia causado la pasada
fatiga. Con este intento, mandaron á algunos de sus discípulos que
llegasen á la ciudad á comprar los alimentos necesarios. Poco mas de
un cuarto de legua habian andado cuando se encontraron á las puer
tas de la ciudad, y en ella una inmensa gritería en que estaba en
vuelto todo el pueblo. Era el caso , que en aquel dia celebraban los
gentiles fiestas á Júpiter y á la diosa Juno ; y entre los excesos de sus
comilonas y borracheras , se dejaban ver fácilmente las señales de
du xni. 267
una inmoderada alegría. No se sabe de cierto si , excitado el fervo
roso celo de los santos varones á vista de las manchadas ceremonias
del paganismo , comenzarían tal vez á declamar contra ellas ; se
sabe, sí , que el fuego de la supersticion enardeció tan violentamen
te los corazones de los paganos, que tardaron poco en manifestarlo
con sus obras. Dios dirige ocultamente el enlace y conexion que
tienen entre sí todas las causas y efectos , sean buenos ó sean ma
los. Todo lo dirige y ordena á aquellos provechosos fines que ha
establecido su sabiduría ; de este modo con un artificio desconoci
do á los hombres sabe su providencia sacar aun de las cosas muy
malas muy grandes bienes. »
Así aconteció en el caso presente. Encendidos en cólera los genti
les , intentan perseguir á los forasteros , cuya diversidad de vestidos,
y la severidad del semblante, les daba ciertos indicios de que inten
tarían apartarlos del culto desus deidades. Determinan, pues, qui
tarles la vida, y á este fin corren hácia ellos impetuosamente, de
seando cada uno ser el primero que ensangrentase sus manos en
aquellos inocentes promulgadores de la ley de Jesucristo. Estos, lue
go que advirtieron al pueblo conmovido contra sí , se dieron priesa
áhuir para evadirse del peligro que les amenazaba , y hacer noticio
sos á los santos obispos de la contradiccion y peligro que habian en
contrado. El pueblo gentil los seguía, deseando vivamente haberlos
á las manos para sacrificarlos á su furor. En el camino que seguían
los perseguidores y perseguidos habia un puente magnífico , de tan
sólida construccion, que todos los instrumentos antiguos convienen
en que era capaz de burlarse de la voracidad de los tiempos. Entra
ron en él los Santos , y le pasaron felizmente ; entraron tambien los
perseguidores ; y cuando todo el puente estaba lleno de ellos , y muy
cercanos ya, ásu parecer, deponer en ejecucion sus sanguinarios
intentos, aquel Dios, á cuya vista se estremecen las columnas del
firmamento, hizo que derrocándose á un tiempo los grandes pilares
en que estribaba toda la máquina , se convirtiese el puente en ruinas
envolviendo entre ellas aquellos miserables que perseguían á sus
siervos. Un hecho tan ruidoso consternó á toda la ciudad. Apenas
habia casa en donde no llorasen la muerte del hijo , del hermano, ó
de algun cercano pariente. Un temor saludable se apoderó de los co
razones de todos, convirtiéndose la rabia, el furor y la indignacion
en temor, en respeto y en deseos de tener cada uno de los acitanos
en su casa á aquellos venerables varones , á quienes tan prodigiosa
mente el cielo favorecía. Señalóse entre todos una noble matrona
268 MAYO
senatriz, por nombre Luparia. Envió mensajeros á los Santos para
que se dignasen de venir á hospedarse en su casa , y estos , viendo
el buen principio con que el Todopoderoso favorecía su mision, acep
taron gustosamente el convite. Gozosa Luparia de ver á los santos
varones en su casa , comenzó á preguntarles qué profesion era la
suya , de qué regiones venían , qué fin les habia traído á estos países
para ellos tan remotos, y todo lo demás que se deja entender dela
curiosidad de una mujer, viendo unos hombres de un traje tan di
verso del que usaban los españoles , y á quienes habia visto con sus
ojos que el cielo favorecía tan decididamente. Los santos obispos,
viendo que se les presentaba ocasion tan oportuna de derramar la di
vina semilla , instruyeron á Luparía de su profesion y de su minis
terio. Dijéronla como eran discípulos de un hombre que juntamente
era Dios, llamado Jesucristo : que este habia libertado al mundo de
la tiranía del demonio , destruyendo la ley antigua , todos los ritos y
supersticiones, é instituyendo una religion santa, magnífica, racio
nal y suave , en la cual solo podían encontrar los hombres la verda
dera felicidad : que esta doctrina y religion era lo que ellos predi
caban , y que para recibirla era necesario reengendrarse en las aguas
del Bautismo , conociendo y confesando por verdadero Dios á Jesu
cristo. Oia la matrona con un corazon sencillo y deseosa del bien las
palabras de los Santos. La gracia de Dios por otra parte formaba en
su alma las mas preciosas disposiciones para recibir la verdadera
doctrina. Como en lo poco que de esta la habian comunicado los
Santos, se contenia que el Bautismo era la puerta por donde habia
de entrar á ser cristiana, pidió con ansia que se le administrase;
pero los Santos, aunque alegres con este primer fruto de su predi
cacion, no juzgaron conducente satisfacer sus deseos por entonces.
Significáronla que habia otros misterios en que debia ser primera
mente instruida ; y entre tanto que esto se verificaba , sería condu
cente edificar un baptisterio en donde recibir las aguas saludables.
La piadosa matrona recibió con tanto gusto aquella insinuacion , y
la puso por obra con tanta eficacia , que en poco tiempo se edificó
un templo segun el gusto y direccion de los Santos, en donde ya
instruida recibió el Bautismo.
Los poderosos tienen u-n atractivo en sus obras respecto de la mul
titud del pueblo, que parece contagio, segun la velocidad con que se
difunde y propaga. No puede persuadirse la plebe á que aquellos per
sonajes, á quienes Dios ha constituido por superiores de los demás,
desmientan con sus operaciones los altos designios de la divina Pro
día xm. 269
videncia. Así juzgan fácilmente que cuanto hacen es arreglado á la
ley y á la justicia, y no dudan imitar lo que están persuadidos que
es justo y arreglado. Por esta causa, el ejemplo de Lupariay el ha
cerse cristiana causó tal conmocion en el pueblo, y tal trastorno en
sus opiniones , que aquellos mismos que habian incitado á perseguir
á los varones apostólicos eran ya los que con mas fervor querían
someter la cerviz al yugo del Cristianismo. Conforme se iba propa
gando la retígion verdadera , iban decayendo las supersticiones y en
gaños de la ciega gentilidad ; y al paso que se destruían los ídolos y
sus templos, se erigían nuevas aras al Crucificado. Muy prontamente
vino á ser la ciudad de Guadix una ciudad cristiana y piadosa, en
donde estaban por demás tantos obreros evangélicos. El fin que los
habia traído á España no era solamente la conquista de aquel pe
queño recinto : sus miras se extendían á la conversion universal de
todo este vasto país. Por tanto, trataron entre sí los Apostólicos de di
vidirse, haciendo una cómoda distribucion de las regiones á donde
habian de predicar el Evangelio. Á san Segundo le cupo en suerte
la ciudad de Ávila con toda su comarca, que á la sazon estaba flo
reciente. Desde esta division cesan ya las noticias auténticas que han
quedado de estos primeros maestros de nuestra fe. Segun el oficio
muzárabe, se sabe que cuando iban á sus respectivos destinos lo
abrasaban todo con el fuego de su predicacion , haciendo maravillo
sas conquistas á favor de la Religion que predicaban. Llegado san
Segundo á Ávila , emprendió con el mayor vigor la conversion de
aquellas ciegas gentes , no perdonando trabajo por penoso que fuese
para reducirlas á la grey de Jesucristo ; pero esto mismo le hizo víc
tima de su caridad , dando la vida por la misma fe que predicaba.
No se sabe el género de martirio que padeció, y mucho menos las
circunstancias de su pasion : las lecciones del oficio antiguo que usa
ba aquella catedral le dan constantemente los títulos de obispo y
de mártir, lo que no permite dudar que este Santo fue uno de los
discípulos de Santiago que, ordenado obispo por san Pedro, corono
el empleo del sacerdocio con la lauréola del martirio. Su cuerpo fue
recogido por los cristianos de aquel tiempo, y colocado con honor y
reverencia en un decente sepulcro. Las continuas invasiones que hi
cieron los bárbaros en nuestra Península y el estrépito revoltoso de
las continuas guerras ofuscaron de tal manera su memoria , que per
maneció enteramente extinguida por espacio de muchos siglos, hasta
que una casualidad dichosa ofreció la invencion de su sepulcro y sus
reliquias. Sucedió esto en el año de 1519 , en que intentando hacer
18 tomo v.
270 MAYO
un arco que diese fácil entrada á dos capillas del templo de Santa
Lucía, sito á las riberas del rio Adaja, al tiempo de demoler dos
pequeños arcos antiquísimos , vieron que en sus cimientos se des
cubría un hueco que daba á entender que allí habia algun sepul
cro. En efecto, hallaron una pequeña tumba de madera que tenia
por la parte de afuera una reja dada de verde. Admirados de la no
vedad los obreros, prosiguieron cavando con mayor cuidado. Gran
multitud de pueblo concurrió á la nueva de un tan extraño caso,
esperando entre el temor y la alegría un suceso que no podian pro
meterse sus esperanzas ; pues prosiguiendo la excavacion , encon
traron una arca de piedra, y dentro de ella otra de madera con esta
inscripcion : SAN SEGUNDO. Á esta sazon ya habian concurrido
la mayor parte del Cabildo eclesiástico y los magistrados de la ciu
dad , en cuya presencia se abrió la arca , y en ella hallaron un ca
dáver con insignias episcopales, un cáliz y un anillo de oro, y de
todo salió una suavísima fragancia que llenó la iglesia. La sensa
cion que causó en los corazones de todos tan precioso hallazgo fue
excesiva, y la manifestaron con todas las demostraciones de júbilo
y alegría. Dios quiso tambien manifestar la gloria de su siervo con
milagros de su divina omnipotencia. Estaba allí un enfermo llamado
Francisco Arroyo, natural de Ávila, el cual muchos años habia que
estaba padeciendo una enfermedad molesta y vergonzosa ; pues se
reducía á tener fuera de su lugar gran parte de los intestinos. Este
miserable, deseoso de recuperar su salud, dijo delante de todos:
Quiero ponerme encima del cuerpo de este Santo, para ver si la di
vina misericordia se compadece de mí, y por sus méritos é intercesion
me sana de mi peligrosa dolencia. Dicho esto se puso sobre el arca,
levantó las manos al cielo, y dijo con grande alegría : Yo te doy gra
cias, Señor mio Jesucristo, que por la intercesion de san Segundo ya
me hallo sano. Divulgóse el milagro por toda la ciudad, todos á una
voz glorificaron al Señor por sus misericordias y maravillas; y go
zosos con el hallazgo de tan precioso tesoro, trataron de colocarle en
un sitio decente y cómodo para implorar su patrocinio en las nece
sidades que ocurriesen. El dean y Cabildo de la catedral intentaron
llevar el sagrado cadáver á su iglesia , alegando que este les com
petía por derecho , habiendo sido san Segundo el primer obispo de
la ciudad ; además que de este modo se proporcionaba al Santo ma
yor veneracion y culto, y á los fieles el consuelo de tenerle mas cer
cano para dirigir por su medio á Dios sus súplicas y sus votos. Opú
sose á estos intentos la confraternidad de San Sebastian , establecida
día xni. 871
desde tiempo muy antiguo en la iglesia de Sania Lucía , con la obli
gacion de defender los derechos de aquella parroquia. En esta di
sension se acordó colocar por el pronto el arca con las santas reliquias
en un lugar honorífico de aquella iglesia , sin desistir por esto el dean
y Cabildo de la catedral de hacer todas las diligencias necesarias á fin
de que se les diese la posesion/
Pasaron muchos años sin que se pudiese conseguir del magis
trado de Ávila , protector de la confraternidad de San Sebastian, que
inclinase su condescendencia á las poderosas razones que tenia de
su parte el Cabildo. La iglesia de Santa Lucía era de suyo pobre y
pequeña : carecía de todas aquellas comodidades que desean los fie
les en las novenas y vigilias que hacen á los Santos. Por esto mismo
se resfriaba fácilmente la devocion primera que en la invencion del
sepulcro habian los fieles concebido : la iglesia estaba situada en el
paraje mas indecente é incómodo de la ciudad , á donde con dificul
tad se podian conducir los sacerdotes necesarios para el cuito ; y por
el contrario, era sumamente fácil que experimentase los contratiem
pos de ladrones y otras gentes perdidas. Todas estas razones y otras
muchas no pudieron ablandar la tenacidad de unos hombres enca
prichados, que querían hacer un particular misterio de lo que era
una pura casualidad , y atribuir erradamente virtudes imaginarias
á la materialidad de los sitios. En el año 1517 fue promovido al obis
pado de Ávila Fr. Francisco Ruiz , del Órden de san Francisco, hom
bre de espíritu que al lado del cardenal Císneros habia aprendido á
no acobardarse en presencia de las dificultades, y á vencer de cual
quiera manera los estorbos que se opusiesen á sus justos intentos.
Informáronle luego del estado que tenían las pretensiones del Ca
bildo en orden al cuerpo de san Segundo, y de que fuese trasladado
á donde recibiese mayor veneracion. Persuadióse á que semejante
negocio necesitaba tratarse con viva fuerza, y á que sola mía auto
ridad superior seria capaz de hacer calmar fas hablillas del pueblo y
las divisiones de los quecivilmente le gobernaban. Reeurrió, pues, al
papa Leon X , que á la sazon regia la iglesia , exponiendo todas las
razones que asistían al Cabildo, para que se les concediese colocar
con decoro y magnificencia en su propia catedral el cuerpo de su
primer obispo y de su primer maestro en la fe, que gloriosamente
habia sellado con su sangre. El Santo Padre no pudo menos de co
nocer Ja solidez y eíkacia de razones tan poderosas, y así expidió
una buia en 2o de febrero de 1520 , en que mandaba que se le en
tregase al Obispo el cuerpo de san Segundo , para que cuidase de
18*
272 MATO
colocarle en el lugar que habia prometido construir con suntuosi
dad y aparato. Notificóse esta bula á los interesados, y comenzóse
la fábrica de un altar magnífico ; pero habiendo sido Dios servido de
llevarse para sí al celoso Obispo á los principios de esta operacion,
quedó esta suspensa , y el cuerpo de san Segundo en la misma arca,
sepulcro é iglesia en que antes se hallaba. Entre tanto se extendía
por toda España la fama de su santidad , que Dios confirmaba con
tinuamente con los prodigiosos milagros que hacian glorioso el se
pulcro de su siervo. Los fieles manifestaban su gratitud con abun
dantes limosnas , que sirvieron para formar una pequeña capilla , y
colocar sobre el sepulcro del Santo una estatua de piedra que le re
presentaba de obispo. Pero siempre permanecían las mismas razo
nes para procurar su traslacion á un lugar tan decente y cómodo
como era la catedral. Quiso finalmente la divina bondad enriquecer
á esta santa iglesia con el precioso tesoro de las reliquias de su pri
mer Prelado, haciendo que viniese á presidirla desde la silla de Car
tagena D. Jerónimo Manrique de Lara, hombre piadoso, y acos
tumbrado á superar grandes dificultades. Á la fuerza de su espíritu
añadieron vigor los estímulos de la gratitud, pues hallándose este
venerable Obispo acosado de una enfermedad que habia contraído
siguiendo la armada de D. Juan de Austria, recibió una salud mila
grosa por intercesion de san Segundo. Reducíase su dolencia á unas
palpitaciones tan violentas del corazon , que le ponían frecuentemen
te en el extremo de perder la vida. En efecto, en el día 9 de setiem
bre del año de 1593 llegó á debilitarle de tal manera esta enferme
dad, que tuvo que recibir los Sacramentos. Los médicos llegaron á
desconfiar enteramente de su vida , y á temer justamente la iglesia
de Ávila la pérdida de un digno esposo y pastor. El Capítulo de la
catedral en este conflicto determinó recurrir á la poderosa interce
sion de san Segundo. Instituyó rogativas, hizo vigilias al sepulcro
del Santo, y apenas comenzaron estas piadosas diligencias de caridad
y de fervor, cuando inmediatamente se halló el Obispo libre de su
dolencia con una restauracion tan radical , que no sintió mas aquella
violenta enfermedad en toda su vida. «Reconocido á los favores del
Santo , y contemplando que solo una fuerza superior era capaz de
llevar á debido efecto el proyecto de traslacion tantas veces intenta
do , solicitó eficazmente con el rey Felipe II que la protegiese con
todo el poder de su real autoridad. Este católico Monarca vió con mu
cho gusto de su alma una solicitacion en que la piedad y la pruden
cia se hermanaban amistosamente con la autoridad y con la justicia.
día xiii. 273
Advirtió los efugios y fruslerías con que se habia frustrado hasta en
tonces la determinacion del Vicario de Jesucristo. Juzgó que debia
emplear su poder en favor de la causa de la piedad : expidió sus car
tas en debida forma mandando ejecutar las letras pontificias , previ
niendo á los magistrados de la ciudad , y á todos aquellos que hasta
entonces se habian manifestado interesados , que incurrirían en su
justa indignacion si ponían el menor óbice á la ejecucion mandada.
Este movimiento acalló todas las quejas y pretensiones, y facilitó una
operacion que de otro modo hubiera sido imposible.
Juntáronse los magistrados , el Cabildo y el Obispo para determi
nar el dia y las circunstancias de la traslacion deseada. Convinié
ronse en ciertas condiciones ; enviaron emisarios al católico Monar
ca, para que se dignase autorizar con su presencia una funcion tan
magnífica; y se determinaron todos los demás requisitos necesarios
para la pompa, adornos y festejos que en celebridades tan sun
tuosas suele manifestar la piedad de los fieles. Aunque el Rey no
dejó de dar algunas esperanzas de que asistiria para el dia proyec
tado , se excusó en tiempo con la atencion que requerían mas gra
ves negocios ; y así encargó al Obispo que se hiciese la traslacion sin
costosos dispendios , y que al tiempo de hacerla separase una reli
quia insigne del Santo para trasladarla al monasterio del Escorial.
El dia 9 de setiembre del año de 1594 el Obispo con grande acom
pañamiento de eclesiásticos y seglares de la mayor dignidad y no
bleza se condujo á la iglesia de Santa Lucía, y habiendo primera
mente implorado el auxilio divino, cantando las Letanías, abrió el
sepulcro del Santo, y sacando con sus propias manos una á una las
reliquias , que se conservaban en la antigua caja , ofreciéndolas á la
veneracion del pueblo numeroso , que asistía con velas encendidas
en las manos , lleno de ternura y de devocion , las fué colocando en
una caja nueva de nogal , ricamente labrada , con preciosos adornos
de plata y oro. Cerróla , y la colocó en el altar mayor de aquella
iglesia hasta el dia destinado para la procesion solemnísima. Este fue
el domingo dia 11 de setiembre , en el cual , habiendo celebrado el
dean de la catedral solemne misa del Santo, se formó una procesion
magnífica, por el número de personas que la componían, por los
muchos grandes y nobles que la autorizaban , y por los multiplica
dos adornos que con riqueza y esmero habian puesto los vecinos de
Ávila en todas las calles por donde habia de pasar. Llegaron á la
iglesia de San Segundo, y habiendo celebrado el Obispo misa pon
tifical , tomó la caja de las sagradas reliquias , y la entregó á los ecle
274 MAYO
siástícos de mayor dignidad , y á los nobles de mayor jerarquía ;
quienes, sobre sus hombros, y bajo de un palio riquísimo, la con
dujeron á la iglesia catedral. Las demostraciones de regocijo y ale
gría que manifestó todo el pueblo en un acto tan solemne y piadoso
compitieron con la ternura y las lágrimas que corrían de sus ros
tros, en testimonio de la consolacion que recibian sus piadosos co
razones. Al dia siguiente se celebró misa solemne en accion de gra
cias al Todopoderoso. Se apartaron las reliquias que se enviaron al
Rey, y siguieron por ocho dias continuos los ejercicios de piedad y
los júbilos del pueblo. Inmediatamente cuidó el Obispo de construir
una suntuosa capilla , en la cual puso él la primera piedra , hecho ya
inquisidor general , en el dia 23 de abril de 159a. Concluida , se tras
ladaron á ella las sagradas cenizas de san Segundo, en donde hasta
estos tiempos ha manifestado Dios con continuos milagros que des
cansa allí un amado siervo suyo , uno de los primeros maestros de
nuestra fe, y el protector y patrono de la noble ciudad de Ávila.
El Martirologio romano hace conmemoracion de nuestro Santo el
dia 2 y 15 de mayo.
La Misa es en honor del Santo, y del comun de Mártir pontífice: la
Oracion es la siguiente:
Infirmitatem nostram respice omni- Omnipotente Dios, mirad nuestra
poíens Deus : et guia pondas proprice flaqueza , y haced que ya que nos es
actionis gravat, beati Secundi marty- tan pesada la carga de nuestra mise
ris tui atque pontifkis intercessio glo ria, experimentemos la proteccion
riosa nos protegat. Per Dominum nos- gloriosa del bienaventurado san Se
trum Jasum Christum... gundo, vuestro mártir y pontífice.
¡Por Nuestro Señor Jesucristo , etc.
La Epístola es delcapilulo v del libro de la Sabiduría, pág. 24.
REFLEXIONES.
Nada mueve tan poderosamente el corazon de los hombres como
el escarmiento que ven en cabeza ajena, en orden á los delitos de
que eilos mismos se conocen manchados. El ver frustradas sus espe
ranzas, el sentir el castigo de unas acciones que ellos tenian por glo
riosas, y ver por otfa parte coronadas aquellas obras que miraron
con desden y con desprecio, excita los mas vivos sentimientos de do
lor y de penitencia; pero despues de concluido el tiempo concedido
para merecer, este mismo dolor se convertirá lastimosamente en tor
mento irremediable y en rabiosa desesperacion. ¡Qué ufanos, qué
DIA Mil. 275
alegres y qué satisfechos quedaban los tiranos despues de haber re
gado la tierra con la inocente sangre de los Mártires vertida por Je
sucristo ! Ta se lisonjeaban de que su poder y su crueldad habian
llegado á exterminar de la tierra unos hombres que ellos tenian en
el concepto de fanáticos é infelices. Miraban su profesion como una
locura supersticiosa, y su constancia y alegría en medio de las ma
yores crueldades como una insensatez. Sus ojos ofuscados con la
espesa niebla de sus pasiones no veian mas felicidad ni mas gloria
que gozar completamente de los bienes de la tierra. Pero ¡ qué do
lor el suyo cuando, corrido con la muerte aquel velo funesto que
les impedia ver la verdad, se hallaron engañados! ¡Qué desespera
cion se apoderaria de sus corazones , al ver contados entre los hijos
de Dios aquellos mismos á quienes ellos reputaban por desgraciados
é infelices !
Semejante engaño tiene su principio en la poca reflexion que em
plean los hombres en la verdad de otra vida, engaño que por nues
tra desgracia oprime á la mayor parte de aquellas gentes cristianas
que tienen continuamente en la boca los nombres de gloria, de in
fierno, de Dios y de eternidad. ¿Se veria sino mirar con tanto des
precio la pobreza de los miserables, y la desgracia de los enfermos
y desvalidos? ¿Podría un poderoso sumergir su corazon en los de
leites del mundo, viendo á su lado á un hermano suyo anegado en
lágrimas que sacan de sus ojos la mendiguez , la peste y la miseria?
¿Se tendrían los hospitales y las cárceles por unos lugares de horror
y de espanto, se escasearían tanto los medios de socorrer á los mi
serables que yacen oprimidos entre la escasez, la peste y todo el
conjunto de horrores que trae consigo la desolacion , si se lijasen por
un momento los ojos* de la fe en una vida eterna, y en el castigo ó
premio que la ha de acompañar? La verdad no nos permite dudar
de la respuesta. Si fuera posible trasladar á un poderoso desde el
seno de sus delicias , en donde mira con ojos desdeñosos los pobres
que le rodean , á aquel tribunal de verdad y de justicia en donde se
presentan las cosas segun son en sí mismas, juntamente con aquellos
mismos pobres, se llenaría de confusion al ver qué distinto aprecio
merecían estos del justo Juez , del que él se habia concíliado por su
soberbia y sus delitos. Con razon exclama el Espíritu Santo por boca
de su Profeta , diciendo : La tierra está desolada porque no hay nin
guno que reflexione. Hombre cristiano, á quien la divina gracia ilu
mina en esta hora por medio de estas consideraciones , no seas pró
digo de un bien tan celestial y divino. Lo mismo que nos dice el
276 MAYO
Espíritu Santo que sucedió á los inicuos perseguidores de los Már
tires de Jesucristo, te ha de suceder á tí. La vida es breve, tu espí
ritu es inmortal ; la fe y la razon te enseñan que muy presto com
parecerás en un tribunal en donde serán examinadas tus obras.
Sabes que Dios tiene dicho que no es aceptador de personas , y que
lo que se ejecuta con el mas pequeñuelo y miserable, lo toma en
cuenta para la recompensa ó el castigp , como si con el mismo Se
ñor hubiera sido ejecutado. Da, pues, en tu corazon lugar á la justa
estimacion que exigen de tí tus hermanos. Venera en cada uno de
ellos, por pobre que sea, la persona del mismo Jesucristo, y pro
cura en esta vida perecedera precaver con obras de caridad la con
fusion y horror que de- otra manera te será indispensable sufrir en
la vida interminable.
MEDITACION.
Sobre las conversaciones, sus utilidades ó peligros.
Pcnto primero. — Considera que la conversacion de los Cristia
nos , como de unos hombres destinados á gozar eternamente de la
compañía de los Ángeles, dice san Pablo que debe ser de cosas del
cielo.
Esto quiere decir, que nuestras conversaciones se han de em
plear en asuntos que conduzcan á nuestra bienaventuranza, y no
en aquellos inútiles ó perniciosos que nos extravian de nuestro úl
timo fin. Nada mas frecuente entre los hombres que tomarse á su
cargo la discusion de negocios que Dios no ha ñado á su inspeccion,
y murmurar de la buena ó mala direccion que les dan aquellos á
quien los ha encargado su divina providencia. Frecuentemente se
censura la conducta de los demás ciudadanos , se examina y moteja
el modo de obrar de los príncipes, de los magistrados y de los mi
nistros. Las pasiones representan cada operacion teñida de aquel co
lor que mas prevalece en nuestro amor propio. De aquí se origina
ensangrentarse cruelmente reprobando sus acciones, y muchas ve
ces sus respetables providencias. El calor de la conversacion nos hace
olvidar de los preceptos é insinuaciones de la caridad , y nos ciega
los ojos para que en nuestros superiores no veamos unos represen
tantes del soberano poder, á quienes débemos venerar y obedecer,
no solamente por temor del castigo, sino tambien para no manchar
día xm. 277
nuestras conciencias con delitos execrables. Aquellos mismos que
acompañan y fomentan nuestras conversaciones son un lazo cubierto
de una funesta liga que nos pega insensiblemente los malos resa
bios de su torcido corazon. Por eso dice el Espíritu Santo: Apartaos
de los tabernáculos de los hombres impíos, y no loqueis siquiera las co
sas que les pertenecen, no sea que os enredeis en sus pecados. Y en
los Proverbios se dice : No seas amigo del hombre iracundo, ni te jun
tes con el furioso, no sea que aprendas su modo de obrar, y se escan
dalice tu alma. Somos naturalmente inclinados á imitar mas presto
los vicios y perversas cualidades de aquellos con quienes tratamos,
que sus virtudes y santas operaciones : y siendo cierto que la con
versacion continua hace semejantes á los que conversan ; por tanto,
conviene siempre tener presente lo que dice san Pablo á los corintios:
Que las conversaciones malas corrompen las costumbres, no de otra ma
nera que las buenas causan el efecto contrario.
Es necesario hacerte cargo que á todos nos tiraniza un deseo de
complacerá aquellos con quienes vivimos, y de hacer y aprobar lo que
ellos hacen. San Agustín no cesó de llorar en toda su vida esta cri-
minaVcomplacencia. ¡Oh enemiga amistad , exclamaba , oh incompren
sible error del alma! por mero deseo de complacer á aquellos con quie
nes conversaba, sin tener provecho alguno, ni malicia para ejecutarlo,
llegué á ser vicioso y á pretender alabanza y fama por el mismo vicio.
Cuando se juntan una tropa de jóvenes licenciosos, y dicen: VAMOS,
HAGAMOS ESTO, casise hace necesario caer en el precipicio ; da ver
güenza entonces el no ser desvergonzado. Si queremos, pues , vivir una
vida cual conviene á los cristianos que viven en este mundo como
en un valle de lágrimas , ó en un penoso destierro ; esto es , una vida
espiritual, y que solo trate de lo que conduce á nuestro último fin,
debemos amar mas presto la soledad y el retiro que la compañía y
conversacion de las gentes. Y esta es una regla dada por los santos
Padres, quienes en su propia experiencia habian aprendido cuán ver
dadera es la sentencia del Espíritu Santo, que dice : En la mucha con
versacion dificultosamente podrá dejar de haber delito.
DIA XIV.
MARTIROLOGIO.
REFLEXIONES.
Invenit gratiam coram oculis Domini: halló gracia en los ojos del
Señor. El favor de los grandes del mundo no excluye el mérito ; pe
ro tampoco le supone, ni mucho menos le da. Puede lograrse sin
merecerse ; mas supongamos que se merezca, ¿qué provecho, qué
ventaja sólida y permanente se saca de estar en su gracia? Ya es
como destino de los favorecidos no conservar el favor hasta el fin ; ó
porque los príncipes se cansan de ellos despues de haberles dado to
do cuanto pueden darles, ó porque ellos se cansan de los príncipes
euando no tienen mas que esperar. Pero demos que se conserven en
la gracia del príncipe hasta la muerte ; de todos sus favores, ¿qué
provision les podrá ser útil para la otra vida? Á un favorecido que
se condenó , ¿le servirá de gran consuelo haber sido objeto de envi
dia en la corte , haber tenido parte en todas las gracias , haber me
recido toda la confianza del príncipe? Cómprase por lo comun á su
bido precio el favor de los grandes ; cuesta mucho el conservarle,
y la desgracia, por lo regular, es efecto del capricho. Pero ¿cuesta
tanto hallar gracia en los ojos del Señor?
Desde que quiero estar en gracia suya, lo estoy: y cuando dejo
DIA XIV. 301
de estarlo, siempre es por culpa mia. Este favor no causa celos;
cuanto mas estrechamente se logra , con mayores ansias se desea que
se aumente el número de los favorecidos ; el tesoro de las gracias es
infinito ; por mas que se repartan y se distribuyan , nada se pierde ;
finalmente , hablando en rigor , sola la amistad de Dios da verdadero
mérito. El nacimiento , los bienes de fortuna , un empleo honorífico,
un mérito puramente exterior, la brillantez del ingenio , la penetra
cion , el despejo, la cultura, si dan alguno, es muy superficial y
bien despreciable. No hay duda que hay prendas naturales que ha
cen respetables á los hombres ; pero en este respeto tiene mucha parte
la imaginacion: y sobre todo, ¿de qué utilidad, ni de cuánta dura
cion son esos imaginarios méritos? Sola la virtud no depende , ni de
la idea , ni del capricho de los hombres, ni de la inconstancia de los
tiempos. ¿Es un O grato á los ojos de Dios? ¿está en su gracia? pues
tiene verdadero mérito. Que sea de humilde y oscuro nacimiento,
que tenga ingenio ó deje de tenerle, que sea pobre , que sea desco
nocido , que le falte toda humana proteccion , todo apoyo , todo ar
rimo, ¿es amigo de Dios? pues es hombre respetable. Los disolutos
que están mas cubiertos de oro*espelan la inocencia y la virtud en
el mas vil y mas andrajoso esclavo. En vano afectan burlarse, di
vertirse, hacer chufleta de la devocion ; interiormente la estiman y
la veneran. Es este un tributo que la razon paga indispensablemen
te á la virtud. Halló gracia en los ojos del Señor. En este breve pa
negírico se comprenden los mas grandes , los mas magníficos elogios.
¿Halló esta gracia? Pues ya hizo su fortuna por el tiempo y por la
eternidad, j Yserá posible que ni siquiera sea objeto de nuestra am
bicion esta fortuna! ¡y será posible que estimemos tan poco este
favor ! \ Y será posible que nos haga tan poca fuerza este mérito ! y
¡será posible que aspiremos á otra gloria ! ¡ Oh buen Dios, cuánto
nos debe humillar este mal gusto, y este perverso modo de discur
rir! pero ¡qué desesperacion será la nuestra algun dia por haber
hecho tan poco caso de la amistad del Señor !
MEDITACION.
Cuánto importa no despreciar las cosas pequeñas.
Punto primero. — Considera con qué exactitud y con cuánto cui
dado tomó cuenta el padre de familias hasta de los menores talentos,
20 tomo v.
302 SAYO
y con qué severidad castigó la negligencia del siervo tímido y pere
zoso. Solo se descuidó en negociar con un talento , y por eso fue Con
denado al último suplicio. Terrible documento para los que hacen
poco aprecio de las obligaciones mas menudas.
Aun el motivo de la grande liberalidad que ejercitó el padre de
familias es leCcion muy importante : Alégrate, siervo fiel, puespor-
que lo fuiste en pocas cosas, yo te haré dueño de muchas. Desengañé
monos, y acabemos ya de deponer esas falsas preocupaciones. Es
error imaginar que la escrupulosa exactitud en cumplir con las obli
gaciones y reglas mas menudas es virtud de novicios, y que la só
lida virtud no depende de esa exactitud escrupulosa; porque real-
mentesin ella no hay verdadera virtud. Quia super pauca fuisti fidelis ;
porque fuiste fiel en pocas cosas , esto es, en cosas pequeñas. Aquí no
se habla ni de grandes sacrificios, ni de cuantiosas limosnas, ni de
victorias extraordinarias ; ni los desiertos , ni los cadalsos se proponen
aquí por medida del premio y del salario : Quia super pauca fuisti fide
lis. Esas acciones heroicasque hacen tanto ruido , y que tanto edifican
al mündo , son poco frecuentes. No todos los dias se entra en una Re
ligion ; son muyraras esas grandes álortificaciones; el sacrificio de los
padres, de los parientes, de los bienes de fortuna se hace una vez
en la Vida. Pídenos Dios un amor, una fidelidad mas constante, y
la fidelidad en cosas pequeñas es de todos los dias y de todas las ho
ras. A cada instante se nos ofrecen pasiones que domar, ocasiones en
que sufrir , humor , genio y caprichos que vencer. Estas victorias no
hacen tanto ruido ni nos granjean tanto honor delante de los hombres;
pero Soft de un precio inestimable á los ojos de Dios. ¡Cuántas gra
cias se siguen necesariamente á esas multiplicadas victorias! ¿Y
bastará una devocion pasajera, un fervor momentáneo, una virtud
superficial para esta firme y constante fidelidad?
Se puede decir que la virtud mas elevada dependedeesta fiel pun
tualidad 'en cosas pequeñas ; ó á lo menos es cierto que para ser
exacto en ellas es menester un grande amor de Dios. Para vencer las
dificultades que se presentan en las acciones grandes basta mu
chas veces el honor que se nos sigue de ellas; las mayores humilla
ciones, siendo públicas y voluntarias, traen consigo no sé qué es
plendor ó brillantez que lisonjea al amor propio. Pero cuando en el
cumplimiento de las obligaciones menudas no se descubre cosa que
pueda avivar el apetito de la propia estimacion ; cuando todo el mé
rito de la obra es puramente interior; cuando son aquellas acciones
comunes, oscuras y ordinarias en que el amor propio no descubre
DIA XIV. 303
aliciente ni atractivo ; cuando los motivos de ella son totalmente so
brenaturales , sin mezcla de algun humano respeto ; cuando la Re
ligion y la perfeccion es su único móvil y principio ; entonces, ¿qué
virtud mas sólida , ni qué amor de Dios mas encendido ni mas pu
ro? Y á vista de esto , ¿habrá quien se desaliente, quien desespere
de arribar á la perfeccion , porque ni se siente con espíritu , ni se le
ofrece ocasion para hacer cosas grandes? iQué dolor ! ¡qué confu
sion será la nuestra cuando veamos que la mas elevada santidad
dependía de la observancia de las mas menudas reglas , del cumpli
miento de las mas mínimas obligaciones !
DIA XV.
MARTIROLOGIO.
LOS SANTOS TORCÜATO, TBSIFONTE, SeGLNDO, INDALECIO, CECILIO, EslQUlO
Y Eufrasio, en España, los cuales fueron consagrados obispos en Roma por
los santos Apóstoles , y enviados á España a predicar el Evangelio ; y habién
dole predicado en varias ciudades, conquistando á la fe católica un sinnúmero
<Ie almas, murieron en diversos lugares de este reino: Torcuato en (Acci)
Ouadix (véase su vida en las del dia 24 de este mes de mayo ); Tesifonte en
(Yergii) Béjnr (véase al 10 de abril ) ; Segundo en (Abulte) Ávila (véase al 13
de este mes de mayo); Indalecio en (Vrci) Almería (véase al 28 mano) ; Ceci
lio en (Illiberi ) Granada fvéase al 1." de febrero) ; Esiquio en (Corteja) Car-
teya (vease al 3 de julio), y Eufrasio en (Illiturgi) Andújar (véase al TI de
este mts de mayo ).
San Maxcio, mártir, en Evor-a en Portugal. (Véase su historia el diadehoy).
San Isidoro, mártir, en la isla de Chio, en cuya iglesia hay un pozo, en el
cual dicen que fue echado , cuya agua frecuentemente sana á los enfermos que
la beben. (Es patron de los navegantes en los mares de Grecia, y muy esclare
cido por los milagros que obra en favor de los que invocan su mediacion ).
El martirio de los santos Pedro, Andrés, Pablo y Dionísia, en La-
njosac en el Helesponto.
San Simplicio, obispo y mártir, en Fausina en Cerdeña, quien en tiempo
del emperador Diocleciano, siendo presidente Bárbaro, consumó el martirio
traspasado oon «na lanza.
DIA XV. 307
LOS SANIOS HÁRTIRSS CASIO , VICTORINO, MÁXIMO Y SUS COMPAÑEROS, en
Auvernia.
Santa Dimpna, virgen y mártir, hija de un rey de Hibernia (Irlanda), en
Brabante, la cual fue degollada por órden de su propio padre, por mantenerse
constante en la fe católica, y en conservar la virginidad (contra la ceguedad y
locura de aquel).
De este siervo de Dios consta por sus actas que era romano de na
cion , y que con unos judíos á quienes servia vino á España, y en
compañía de ellos hizo mansion en la provincia de Lusitania en el ter
ritorio de Evora , en una heredad llamada Miliaria , en medio del
camino real , que por ventura es el que Antonino pone por Evora
desde Lisboa á Mérida. Y como los judíos viesen que este criado suyo
con grande exactitud guardaba el Evangelio de Cristo , intentaron
persuadirle que judaizase. Mando con pecho cristiano hizo delante
de ellos profesion pública de nuestra santa Religion , sin hacer caso
de los tormentos con que le amenazaron. Ellos entonces como fieras,
arremetiendo contra él , lo desnudaron , y con sogas estiraron sus
miembros, descargando sobre su cuerpo fieros golpes. Luego le echa
ron prisiones al cuello , y le ataron las manos y los piés con tan ex
traña crueldad , que en estas heridas llegaron á criarse gusanos ; so
bre esto hicieron que trabajase en el campo de sol á sol. Todo lo
llevaba el Santo con increible paciencia ; aun de la noche que le da
ban para descansar cercenaba algunos ratos, no viéndose harto de
bendecir á Dios que tales mercedes le hacia. Al cabo le venció la
debilidad y el peso de los trabajos , y entregó su espíritu al Señor.
Mucho sintieron los judíos que hubiese muerto sin poderle vencer,
y ensañándose contra él su rabia sedienta , arrastraron su cadáver
con las mismas prisiones con que lo habian hallado , y junto al ca
mino lo taparon con un poco de tierra.
Pocos años despues pasando por aquella heredad un caballero cris
tiano se le apareció el Santo en la figura y traje que cuando vivia,
y le contó su martirio, y el lugar donde los judíos le pusieron, pre
viniéndole que le diese mas honrosa sepultura. Añaden las actas que
á este caballero predijo el Santo como dentro de siete dias ganaría
un pleito muy largo en que habia gastado gran parte de su hacienda,
y no esperaba salir de él en muchos años. Lo cual se cumplió , y vi
niendo al lugar señalado descubrió el sagrado cadáver fresco como
si acabara Mancio de espirar, y en una pequeña iglesia que de pron
to edificó, lo hizo colocar en un sepulcro de piedra. Luego despues,
corriendo la fama de las maravillas que obraba el Señor por inter
cesion de su siervo, se le edificó un templo suntuoso adornado de
DIA XV. 309
mármoles , y enriquecido con muchas y muy ricas alhajas , á expen
sas de un caballero llamado Julian , que por intercesion del Santo
fue absuelto de un delito que se le imputaba, y de Julia, señora an
ciana , á cuyo poder vino aquella heredad. El cuerpo del santo Már
tir fue colocado debajo del altar, donde permaneció hasta la entrada
de los sarracenos, con cuyo motivo fue trasladado al lugar que hoy
llaman Villanueva de San Mancio , á una legua de Rioseco en el
obispado de Palencia , y existe en el monasterio de la Orden de san
Benito, que dice Morales haberse fundado en tiempo del rey D. Alon
so VIII de Leon ; y por una inscripcion que existe allí en el claustro
consta haber sido consagrada la iglesia con título de San Mancio á 27
de mayo del año 1195. Por los años 1565 fueron sacadas estas reli
quias del sitio en que estaban debajo del altar mayor de este mo
nasterio, y colocadas en una urna de plata al lado del Evangelio, y
entonces se repartieron reliquias á varias iglesias. El monasterio de
Sahagun , cuyo priorato es el de Villanueva , llevó la cabeza. En 1592
recibió Evora un brazo.
Es probable que el martirio de nuestro Santo no sucediese en los
tres primeros siglos de la Iglesia , en que los judíos no ponían la ma
no contra los fieles , contentándose con la carnicería que de ellos ha
cían los idólatras. Tampoco se lee en el siglo IV que los judíos hi
ciesen atentado ninguno contra los Cristianos. En el V estaba en
muy deplorable situacion la provincia de Lusitania, dominada par
te de los suevos , parte de los godos. Evora especialmente no per
teneció al dominio pacífico de los suevos ; y los godos no fueron ca
tólicos, hasta el fin del siglo VI. Entre estas turbaciones pudo muy
bien haber sucedido el martirio de nuestro Santo , cuyo sitio refie
ren las actas haber pasado poco tiempo despues á manos de católicos.
El Breviario antiguo de Evora , y algunos autores nuestros , dan
por cosa sentada que san Mancio fue mártir de los tiempos apostóli
cos , y el primer obispo de aquella ciudad , y que en ella y su comar
ca predicó el Evangelio, hasta que ante el juez Validio dió la vida en
defensa de la religion católica. Pero respetando la autoridad de An
drés Resende que reconoció el Breviario de Evora , no osamos dar
por cierta esta especie , de que no hay memoria en las actas antiguas
que Papebroquio publicó sobre el dia 21 de mayo , enviadas por
D. Juan Lucas Cortés, ni en el manuscrito gótico de ellas algo dis
tinto que se conserva en la real biblioteca de Madrid. Estas actas tu
vo tambien presentes Floro, el que en tiempo de Carlomagno aumen
tó el Martirologio de Beda publicado por los Padres Antuerpienses.
310 MAYO
Otras varias ficciones se introdujeron en la historia de nuestro Santo
despues de los falsos cronicones, confundiéndolo con san Memmio,
de quien hace memoria el Martirologio romano á o de agosto, como
enviado por san Pedro á Francia á la ciudad de Chalons sobre el Mar-
ne , y diciendo de él otras cosas que no estaban conocidas antes en.
la iglesia de Evora.
En orden al dia de su fiesta nuestros Breviarios antiguos gene
ralmente la celebran el dia 21 de mayo.
moros, lo primero que hizo fue dar orden para purificar los templos que ha
bían sido convertidos en mezquitas, dirigiéndose en particular sus solicitu
des al templo priacipai , á fin de que foese consagrado; y lueg» fue dedicado á
,Uana santísima, que toas adelante se denominó 4e la Aimudena, con motivo
de venerarse en ella una antiquísima imágende la misma Señora , que fue ha
llada en un cubo de la muralla, que estaba junto á la albóndiga en que se de
posita el trigo para el abasto comun, a cuya albóndiga llaman Jos árabes Al
312 MAYO
susceptible de la impresion de las plantas de Isidro, pues quedaron
estampadas en aquella del modo que las llevaba desnudas. Á este
prodigio se siguió el de empezar luego á deshacerse la peña en cris
talinos raudales , dando el pozo tan abundante el agua , que jamás
faltó aun en tiempo de grande sequía. Á mas de esto era su virtud
tan singular, que con ella conseguían los enfermos la salud , si la
bebian con una viva fe y devocion. Semejantes prodigios se vieron
en otros pozos hechos por mano de Isidro , entre los cuales es uno
el que hizo en la que ahora es calle de Toledo , y en aquel tiempo
era campo, en la casa que despues habitaron D.° María y D." Isa
bel Falconí , hermanas. Los mismos se experimentaron en la casa
de los Veras , que estaba junto al colegio Imperial , y despues fue
incorporada al mismo.
Como Isidro hizo este pozo en la casa del caballero Vera , tuvo
este ocasion de tratarle , y conocer la virtud de aquel que por otra
parte solo parecía un pobre hombre ; y prendado de él , pensó en que
dársele en casa para el cultivo de sus heredades, y se lo propuso, y
-aceptó Isidro el partido. ¡Dichoso Vera que supo tan bien escoger!
Él tenia en Isidro un criado el mas fiel , que á su tiempo ejercía lo
que requerían las tierras, pero con tal ahinco y tanto interés como
si fuesen propias ; y quien le viera trabajar en el campo se persua
diera que Isidro solo pensaba en la tierra. Sin embargo Isidro sabia
unir la vida activa con la contemplativa ; y mientras tenia la mano
en el arado , tenia el corazon elevado al cielo , no perdiendo jamás
de vista el único objeto interesante al hombre, que es el cultivo del
alma, para asegurar su salvacion. Quien advirtiese algunas de las
acciones que practicaba Isidro en el ejercicio de su oficio , juzgara
un mentecato y maniroto al que en todas ellas sembraba rasgos de
caridad á la par de su sencillez , y con ellas iba adquiriendo lucros
para la vida eterna.
Tal era lo que hacia cuando sembraba , pues algunas veces echaba
puñados de simiente fuera de la tierra labrada para que comiesen los
pájaros, á los cuales decia : Tomad, avecitas de Dios, que cuando Nues
tro Señor amanece, para todos amanece. Ordinariamente al empezar
á sembrar, al coger el primer puñado de simiente, decia al arrojar
lo : En nombre de Dios : esto es para Dios. Luego cogia el segundo
puñado, y decia : Estopara nosotros. Cogia el tercero, y al derramarle
decia : Estopara las aves. Tomaba el cuarto, y al arrojarlo decia :
Esto para las hormigas. En cierta ocasion estaban ciertos labradores
viendo lo que hacia Isidro, y acercándosele le dijeron : Isidro ¿y para
DIA XV. 313
las hormigas tambien? Y el Santo sonriéndose respondió con su na
tural candor y simplicidad : Si, tambien para las hormigas, que son
animalitos de Dios, y para todos da su Majestad.
Cuando Isidro salia á sembrar no le permitía su corazon compa
sivo hallar pobres, y dejar de socorrerles con trigo del que llevaba ;
y á veces su compasion se extendía hasta las aves , á las cuales con
vidaba con algun puñado de grano que les derramaba en tierra, cuan
do ellas parecía que hambrientas lo pedían desde los árboles, como
sucedia en tiempo de nieves. Un dia le envió su amo al molino con
un costal de trigo para moler : encontró en el camino unos pobres que
en sus semblantes llevaban las credenciales de su miseria, y en sus
sucios harapos una señal de su indigencia : no necesitó mas Isidro
para moverse á compasion, y decirles : Hermanos, ¿quereis un poco
de este trigo para remediaros, que no tengo otra cosa?
No lo dijo á sordos ; y así fue que no malograron la ocasion que se
les presentaba de dar algun pábulo á su apetito ; pues al punto pre
sentaron quien un pedazo de capa ó andrajo, cual la montera, para
recibir el grano que el bondadoso corazon de Isidro quisiese darle.
Siguió su camino, y halló una bandada de pájaros , los cuales , á su
parecer, le miraban , y con los ojos le pedían socorro : paróse , y con
su natural sencillez y candor abrió otra vez el costal , y les echó una
buena porcion de trigo. Con esto disminuyó tanto el costal, que llegó
al molino cási vacío. Tocóle su turno, y echó el poco grano que lle
vaba en la tolva para molerlo, y concluyendo de moler resultó tanta
harina que no cupo en el costal ; prodigio con que manifestó el Se
ñor cuán gratos le eran los rasgos de la caridad de su siervo. Pero
el molinero, menos caritativo y demasiado malicioso, no atribuyo
aquel aumento á milagro , sino á hurto , sospechando que Isidro ha
bría hurtado alguna porcion de grano de otros costales ; y aun pasó
de la sospecha al juicio, y así le dió en rostro con el hurto. Sufrió el
siervo de Dios la injusticia de la calumnia con mucha calma y pa
ciencia, y le dijo al molinero sin alterarse : lo no soy ladron, ni lo
permita Dios ; pero ya que pensais que lo he hurtado , se reduce á daros
la harina: tomadla pues toda, y volvedme otro tanto trigo como traje.
Ahí está la harina, lleváosla, que yo no tengo otro modo de satisface
ros. El codicioso molinero aceptó el partido, le dió otro trigo, y se
quedó con la harina. Luego se echó el poco grano en la tolva y em
pezó á moler, sin perderlo de vista el molinero , y molida aquella cor
ta porcion de grano , resultó mas harina que la primera vez , confir
mando con el segundo prodigio cuán gratas eran al Señor las accio
314 MATO
nes de Isidro , y justificándole de la calumnia con que habia inten
tado denigrarle el molinero.
Pero no fue esta sola la prueba justificativa de las obras de Isidro
la que dió el cielo ; pues mientras estuvo á su cargo la hacienda del
caballero Vera se advirtió ser esta la que tenia los sembrados mas
limpios , las espigas mas granadas , los granos mas crecidos , su yun
ta mas lucida, siendo así que ni el ganado de Isidro llevaba mayo
res piensos ó mejor pasto que el de otros, ni en sus tierras se sem
braba mas trigo , ni en sus campos llovía mas que en los otros. Esto
excitó la envidia de sus vecinos , y les movió á acusarle ante su amo
de descuidado y negligente en orden al cultivo de las tierras. Pero
el cielo tomó de su cuenta su defensa; pues cierto dia salió el amo
á dar vuelta por sus heredades, y colocándose en una altura que
dominaba el campo en que debia arar Isidro, para acecharle, ob
servó que el Santo estaba orando entre unos árboles hincado de ro
dillas , y al mismo tiempo vió la yunta no parada , sino arando sola :
bajó al sitio , y vió como los bueyes araban sin guiarlos alguno, ha
ciendo buena huebra , y tirando los surcos tan rectos como si los
guiase el labrador mas diestro.
Apenas vió Isidro á su amo , cuando se levantó , y se puso á darle
las satisfacciones que le sugirieron su sencillez é inocencia. El buen
caballero, disimulando su admiracion, le dijo : No importa, Isidro,
no importa, nada se ha perdido. Y en realidad nada podía perder el
amo por estarse orando el criado , cuando el cielo suplía su trabajo,
y tan abundantes frutos producían sus oraciones.
Vivía tranquilo Isidro sirviendo al caballero Vera , hasta que el fe
roz Alí, rey de los almoravides, despues de la muerte del valiente
Alfonso entró por el reino de Toledo con un formidable ejército , y
se apoderó de Madrid. Con este motivo muchos cristianos salieron
de aquella villa, de los cuales fue uno Isidro, el cual , viendo y sin
tiendo el detrimento que de semejante conquista se seguía á la Re
ligion , tomó el partido de retirarse á Torrelaguna donde tenia al
gunos parientes, lugar distante nueve leguas de Madrid. En él se
ajustó por criado con un hacendado. Pero no por haber mudado de
lugar mudó de costumbres: era el mismo en Torrelaguna que en
Madrid : seguía con sus devociones ; visitaba los templos que habia en
la villa, y los de la comarca; pero su devocion se dirigía particular
mente á la ermita de Nuestra Señora que estaba junto á Caraquiz,
llamada despues de la Cabeza. De aquí nació el murmurarle algunos
émulos diciendo que era un holgazan ; que descuidaba la haden
DIA XV. 315
da de su amo , y que con capa de virtud era enemigo de trabajar.
Estas murmuraciones llegaron á oidos de su amo, el cual llevó
muy á mal las detenciones que Isidro hacia en las iglesias, persua
dido á que redundaban en menoscabo de su hacienda; y así procu
ró remediar el supuesto daño , mandando un dia á su criado que
fuese primeramente á tal heredad , y la acabase de cultivar ; que de
allí pasase á arar la haza de tal parte, y concluida aquella labor
fuese á trabajar á otra tierra ; en fin , le mandó tantas cosas, que pa
recía imposible poder desempeñarlas. Sin embargo Isidro todo lo
admitió con gusto, sin desplegar los labios ; y aparejando su yunta
se fué á la labor. Por la tarde el amo , montando en su caballo , se
fué al campo para ver lo que Isidro habia trabajado. Dió vuelta á
sus heredades , y vió concluido cuanto le habia encargado , causán
dole admiracion ver concluida tanta labor ; pero no obstante no que
dó satisfecho con esto ; porque Dios tenia reservado para otra oca
sion el acabar de convencer de la rectitud y sinceridad de su cria
do con lo que vamos á referir.
Era costumbre en Castilla y en otros parajes dar el amo al criado á
cuenta de su salario una pieza de tierra, para que se la cultivase, y
de sus frutos se le proporcionase con que calzarse y vestirse ; y a
dicha tierra la llamaban pegujal. Este , pues , fue el concierto que hizo
Isidro con este amo. Sembró su pegujal , y á su tiempo segó su miés,
y puso esta en la misma era con lo que produjo la hacienda de su
amo. Trilló uno y otro, pero separadamente, y puestos en la era el
acervo de los granos de su amo y el de Isidro , se vió ser mayor el de
este. Entró el amo en sospecha de que su criado habia pasado grano
del de su heredad al del pegujal , y no dejó de dárselo á entender con
su mal semblante, y en el desabrimiento con que le trató. Penetró
Isidro el interior de su amo, y conoció su modo de pensar, y así le
dijo con su natural candor y sencillez : Mire, señor, Dios es el re
partidor de los bienes, y los reparte d quién quiere, y cómo quiere;
pero para salir de esa duda, tome, señor, uno y otro monton de grano,
que yo me quedaré contento con sola la paja de mi pegujal. Admitió
gustoso el amo tal partido, y mandó llevar á su casa ambos mon
tones ; é Isidro quedó en la era con solo el monton de la paja de su
pegujal ; volvió á trillarla y limpiarla, y sacó de ella mas trigo que
el que se habia llevado su amo.
Rindió el Santo á Dios las gracias , y dió á su amo y á todo el mun
do un testimonio de su desprendimiento , repartiendo aquel grano
á los pobres , exponiéndole su caridad á serlo por socorrer á los de
316 MATO
más; pero Dios premió su caridad no permitiendo le faltase, sin
embargo de que todo lo daba de limosna, ya fuese salario, ya jor
nal, ya lo que cogia en su pegujal, reservándose solo lo preciso
para sí , que era harto poco.
Un mozo de tan bellas circunstancias necesitaba una compañera
que le asistiese y ayudase á llevar los trabajos inseparables de la vida
humana; mas no juzgando prudente pasar repentinamente á tomar
un estado que pide muy sérias reflexiones antes de entrar en él , im
ploró la asistencia del Padre de las luces en la oracion, y así logró
el acierto ; pues inspirado de Dios , y aconsejado de su padre espiri
tual , dió la mano de esposo á una mujer que habia de formar con
él la mas estrecha union , porque á los vínculos del matrimonio habia
de añadir los de la caridad , que forma un vínculo de perfeccion , y
excluye la escoria de fines bastardos que acostumbran aflojar la
union del grande Sacramento entre los casados. Su matrimonio se
celebró en la parroquia de Santa María Magdalena de Torrelaguna,
matrimonio santo en sus principios, no solo porque lo es como Sa
cramento en Cristo y en la Iglesia, en frase del Apóstol , sí que tam
bien porque fueron puras las intenciones por parte de entrambos.
Era María, su esposa, natural de la villa de Uceda, donde la de
jaron sus padres una heredad , que llevó en dote cuando enlazó con
Isidro. Y si bien nació en Caraquiz, pero era una alquería sita en el
término de Uceda, correspondiente á una de las parroquias de esta
villa. En el bautismo pusiéronla sus virtuosos padres el nombre de»
María, por devocion á la Reina de los Ángeles : el sobrenombre de
la Cabeza, conque es conocida en nuestros tiempos, no fue apellido
suyo, pues se le empezó á dar cuando fue trasladada su cabeza á
la ermita de Nuestra Señora, que está junto á Caraquiz entre el rio
Jarama y Torrelaguna, mudándosele el título de la Piedad que tenia
en el de la Cabeza; y asimismo llamando á la sierva de Dios Sania
María de la Cabeza.
Unidos Isidro y María buscaron una casita proporcionada para
entrambos , y la arreglaron con lo que le dieron el día de la boda sus
parientes y convidados , segun costumbre de aquella serranía , y con
el corto ajuar que ellos habian adquirido con su industria. Pero co
mo María llevó en dote una heredad que la dejaron sus padres , se
gun dejamos dicho , y esta estaba en el término de Uceda, y junto á
Caraquiz , trataron los dos consortes de tomar en arriendo algunas
tierras de esta alquería, pertenecientes á un vecino de Torrelagu
na. Convenidos con él, se trasladaron á Caraquiz, y comprando un
DIA XV. 317
par de bueyes, empezaron á labrar las heredades por su cuenta.
Establecidos en Caraquiz , vivían Isidro y María como dos ánge
les, tan unidos y con tal conformidad de ideas y voluntades, que
el gusto del uno era el del otro. ¿Quién será capaz de expresar los
santos coloquios que tendrían entre sí aquellos santos consortes por
los caminos, y estando solos en el campo? Bien pueden deducirse
los quilates de la virtud de los dos benditos esposos de los prodigios
que por ellos obró el cielo ; y de los que tenemos noticia pueden in
ferirse los favores que les prodigaría el Señor cuando no habría tes
tigos que pudiesen referirlos.
Terminada la contrata que tenia hecha Isidro con su amo en Tor-
relaguna , hizo otra con un caballero de Madrid, llamado lvan ó Juan
de Vargas, y pasaron los santos consortes á vivir en Talamanca,
villa situada en la ribera del Jarama.
Como cualquier vecino recien llegado á un pueblo poco numeroso
acostumbra llamar la atencion , todos los de Talamanca la tenían fija
sobre aquellos nuevos vecinos, como dos ejemplares de casados. Los
veian unidos con los vínculos de la paz y caridad mas estrecha ; ad
miraban en ellos su trato afable ; notaban unos modales gratos y
nada agrestes, y una particular aficion á los pobres ; y así era que go
zaban de un cielo anticipado en la tierra aquellos dichosos consortes.
Pero el demonio , envidioso de la felicidad de Isidro y María , y ra-:
bioso por los incrementos que tomaba de dia en dia su virtud , pro
curó sembrar zizaña en medio de este precioso grano. Para esto se
valió de los mismos pasos que daba Maria hácia la perfeccion. Como
era tan devota de la Reina santísima, y habia cuidado de su ermita
de Caraquiz , con licencia de su marido iba todos los días que podía
á visitarla, y proseguía cuidando del aseo, y de encender la lám
para. Sucedía que cuando pasaba la sierva de Dios para la ermita
salían al campo para saludarla los pastores de las riberas del rio que
la conocían, y los quinteros que cultivaban aquellos campos, an
siosos de su santa conversacion y saludables documentos. Deteníase
algo María, y cristianamente cortesana, les hablaba y consolaba en
sus trabajos, les daba buenos consejos, y exhortaba á servirá Dios.
Pero de estos rasgos de caridad tomó ocasion la malicia de algunos
rústicos malintencionados para esparcir unas voces que hacían poco
honor á la sierva de Dios , y la vulneraban notablemente. En breve
esta especie llegó á los oidos de Isidro , en cuyo corazon no dejó de
hacer alguna impresion , sin embargo que tenia pruebas las mas
convincentes de su virtud y fidelidad.
21 TOMO Y.
318 MAYO
Un dia de fiesta empero estando el Santo en la iglesia en oracion,
levantó el demonio una fuerte batería, y dirigiendo sus tiros contra
la imaginacion del Santo, logró el turbarla recordándole cuanto ha
bia oido de su esposa , y pintándoselo con unos colores tan vivos, que
le parecia estarla viendo desde allí en comercio poco honesto con los
pastores de las riberas del Jarama. Preocupado con esta imagina
cion entró en tales celos, que salió sin reflexion de la iglesia, llevan
do clavado en el corazon el punzante aguijon de la sospecha. Salió
se cierta tarde por la ribera del rio, hácia la ermita de Nuestra Se
ñora, llevando el corazon traspasado de dolor; y hé aquí que levan
tando los ojos al cielo , y extendiendo luego la vista , se le presentó á
lo lejos su esposa , la cual venia por la otra parte del rio ; y enton
ces se retiró de su vista y ocultó para observarla. Acechó Isidro á su
esposa; y el cielo, que habia querido probarle y glorificar á su con
sorte , le consoló haciéndole testigo de un prodigio , pues observó
que acercándose María al rio hizo la señal de la cruz sobre las aguas
y sobre sí misma, y pasó á pié enjuto sobre ellas, como si pasase
en un puente ó barca. Á vista de tamaña maravilla quedaron des
vanecidas todas las sospechas de Isidro , y trocadas en consuelos.
Por los años de 1119, contando Isidro treinta y ocho ó treinta y
nueve años de edad , por disposicion de D. Juan de Vargas se trasla
daron á Madrid los santos esposos; y como el caballero Vargas tenia
en aquella villa una casa jumo á San Andrés, destinada para ia fa
milia y mozos de labranza, dió habitacion en ella á nuestro Isidro
en un aposento bajo , el cual se halla convertido en una pequeña
capilla, en cuyo altar se venera una imágen del Santo.
- El tenor de vida de Isidro vuelto á Madrid era el mismo que ha
bia guardado antes: madrugaba, daba vuelta por el ganado, se re
tiraba á un rincon del'establo , y allí tenia un rato de oracion , medi
tando en algun misterio de la vida de Cristo ; y lo mismo ejecutaba
su esposa en su aposento. Luego que era hora de abrir los templos,
iba Isidro á visitar algunos ; pero frecuentaba señaladamente el de
Nuestra Señora de Atocha , reservando para el último el de su par
roquia de San Andrés; y ordinariamente eran en número de nueve
los que visitaba, segun resulta del proceso de su canonizacion.
Como el matrimonio de Isidro con María habia sido conforme á la
,voluntad de Dios, lo bendijo su divina Majestad, y les hizo gustar
el fruto de su bendicion en un hijo que les dió. Estaban llenos de con
tenio los dos santos esposos viéndose con un hijo , y cuidaban de él
con el mayor esmero como de uaa dádiva que les habia confiado el
DIA XV. 319
cielo; pero como las satisfacciones de este mundo siempre van al
ternadas de pesadumbres, la complacencia de los dos Santos se tro
có en luto ; pues estando en cierta ocasion María arrimada al brocal
de un pozo,, que era harto bajo, hizo el niño un movimiento repen
tino, con el cual se desprendió de los brazos de su madre, y cayó en
el mismo pozo. En esto llegó Isidro del campo bien ajeno de pensar
hallará su esposa en tan triste situacion: sabedor del acontecimien
to, no se alteró, aunque sintió como padre la tragedia de su único
hijo ahogado en el pozo ; y lejos de increpar á su esposa , la consoló
con dulces expresiones, y exhortó á esperar que Dios los consolaria,
y que la piadosa Reina del cielo se lo volvería. Pusiéronse de rodi
llas junto al pozo, suplicando al Señor que por su santísima Madre
los consolase en tamaña afliccion. Mas ¡oh prodigio! mientras es
taban orando aquellos santos consortes iban subiendo las aguas has
ta llegar á igualar con el borde del brocal , con el niño encima , co
mo quien se lo presentaba , pero vivo y sano, sentado sobre ellas, y
manoteando como quien jugaba con las mismas. Entonces llenos de
gozo le tomaron en brazos , y rindieron las debidas gracias á Dios y
á su Madre santísima.
Omitimos los rasgos del corazon compasivo de Isidro hasta con los
irracionales ; pues se le vió repetir siendo casado y padre de familia lo
que habia practicado siendo soltero; esto es, repartir á las aves en
tiempo de nieve parte del trigo que llevaba á moler para el gasto de
casa, por cuyo motivo otro labrador, que iba con él , lo tuvo por un
mentecato, y aun llevó á mal aquel que llamaba desperdicio, yrecon-
viniéndole , le dijo Isidro : Calle, senor; cuando Dios da, para todos
da. Pero pronto se desengañó aquel labrador, pues cuando llega
ron al molino se vieron llenos los costales. Del mismo modo se vió
repetido el milagro que habia sucedido en la era con su primer amo,
pues una vez pidió al caballero Vargas le permitiese volver á aven
tar la paja que estaba ya separada del grano , con el fin de dar á los
pobres lo que resultase. Hízose cargo su amo de la paja, y viendo
era muy poco el grano que podia sacar de ella , le concedió lo que
pedia. Tomó Isidro el bieldo , y la aventó segunda vez , resultando
mas grano que la primera vez. ' '
Despues de esto quiso el caballero Vargas que Isidro se trasla
dase á una casa de campo que poseia cerca de Madrid , como se ve
rificó. Allí seguia el mismo tenor de vida de oir misa y visitar los
templos de Madrid, á donde iba muy de mañana. Esto dió márgen
á algunos émulos para hacer con Isidro lo que oíros habian ya prac
21*
320 MAYO
Ucado en otros tiempos contra él. Para averiguar el caballero Var
gas por sí mismo la verdad ó falsedad de lo que se le imputaba á
Isidro , al dia siguiente se levantó de mañana , y al partir de casa
fué siguiéndole los pasos con mucho disimulo : observó que estaba
gran parte del dia entregado á sus devociones , y salia á la labor
cuando los demás quinteros la llevaban muy adelante. Á vista de
esto montó en cólera, persuadido de que las devociones de Isidro re
dundaban en perjuicio de su hacienda; y aguardó que llegase al
campo para desahogarse con él. Llegó por fin Isidro, y su amo, ol
vidado de los prodigios que él mismo habia presenciado , desplegó
su cólera sobre él llenándole de injurias.
Isidro para disculparse no hizo mas que referirse á lo que produ
cían las tierras que cultivaba, manifestando al caballero Vargas que
si se entregaba algun tiempo al cultivo del campo de su alma y ser
vicio del supremo Señor , léjos de ceder en menoscabo de su hacien
da , su Majestad lo suplia ; y que por tanto le rogaba que no llevase
á mal su devocion. Esta respuesta blanda y humilde del siervo de
Dios cortó el vuelo á ra ira de su amo , y solo le encargó el cuidado
de su hacienda.
Pero no sabiendo componer todavía Juan de Vargas las devocio
nes de su quintero con el buen cultivo de su hacienda , y deseoso de
experimentar si se habia enmendado , se fué una mañana á Puerta
de Moros, donde habia una atalaya que miraba hácia el campo en
que Isidro habia de trabajar aquel dia. Púsose al pié de la atalaya
aguardándole ; mas siendo ya tarde no parecía. Por fin le columbró
de léjos; y pareciéndole que el seguir con sus devociones era des
preciar sus avisos , montó á caballo , y salió volando hácia donde es
taba Isidro, porque estaba mas montado en cólera, y deseaba des
fogarla con él. Mas el Señor, que protegía á su siervo, le puso á
cubierto de las iras de su amo, y le desarmó prontamente con un pro
digio ; pues al bajar de Madrid a Manzanares alzó los ojos á la cuesta
que está de la otra parte del Yio , donde se hallaba el Santo arando,
y se le ofrecieron á la vista dos mancebos vestidos de blanco , cada
uno arando con su yunta de bueyes tambien blancos , é Isidro con los
suyos en medio de los dos jóvenes. Paróse Vargas lleno de pasmo,
no pudiendo persuadirse que Isidro tuviese caudal para pagar dos
jornaleros que le ayudasen á arar. Á mas de esto le admiraba el traje
de aquellos jornaleros, que no era del país, y las huebras que ha
cían. Entonces se sosegó , y trocó la ira en un grande gozo ; y desean
do cerciorarse de cerca de lo que observaba de léjos, dió espuela al ca
DIA XV. 321
bailo, y corrió al campo en que observaba aquel prodigio, sin per
der de vista aquellos dos jóvenes, cuyo objeto aumentaba por ins
tantes su admiracion , al paso que acrecentaba su gozo. Bajó los ojos
al meterse el caballo en el rio , y al volver á levantarlos ya no vió
sino á Isidro arando con su yunta. Llegó por fin á donde estaba su
criado , y persuadido á que cuanto habia visto era cosa del cielo , le
pidió no le ocultase la verdad , y le dijese quiénes eran aquellos que
poco antes araban con él, y habian desaparecido. Entonces Isidro le
dijo con su natural candor que no habia visto otra persona, ni habia
llevado otra yunta para ayudarle á arar, sino á solo Dios del cielo,
á quien únicamente llamaba y pedia, y era quien le ayudaba siempre.
Luego fijó Vargas los ojos en la labor , y advirtió que con solo el
arado de Isidro se iban abriendo en la tierra tres surcos á un mismo
tiempo. Con tales prodigios abrió los ojos aquel buen caballero , que
estaba tan prevenido contra su quintero , y llegó á conocer que aque
llos jóvenes que habia visto arar con Isidro eran Ángeles, los cua
les suplían con mucha ventaja el tiempo que el santo labrador gas
taba en sus devociones ; y bien penetrado de ello le dijo : que ya no
hacia caso de cuanto le habian dicho sus émulos contra él , y en ade
lante dejaba á su disposicion todas sus heredades y hacienda. Con
esto se despidió de él , y en adelante le tuvo en grande estima.
Como el siervo de Dios se habia nutrido desde la infancia con el
pan de Ángeles , concibió los mas vivos deseos de que en su iglesia
parroquial de San Andrés se erigiese una cofradía bajo la advoca
cion del santísimo Sacramento , cuyo objeto fuese el mayor culto y
adoracion de tan soberano misterio. Impulsado, pues, de su fervor co
municó su pensamiento á algunos amigos suyos, y á otros labra
dores y vecinos ; y como todos le tenian en el mejor concepto y es
tima, le respetaban, y fácilmente hallaban entrada en los corazones
sus insinuaciones. Así fue que no se frustraron sus piadosas solici
tudes , antes produjeron el deseado efecto , consiguiendo por fin el
ver fundada dicha cofradía, que hoy dia se esmera en tributar res
petuosos cultos al Señor sacramentado en la mencionada iglesia de
San Andrés.
Vivia Isidro con su esposa María con la mayor union , y entram- ,
bos caminaban á la perfeccion. Pero para llegar á ella mas fácilmente
trataron de separarse , y de comun acuerdo lo verificaron , viviendo
como dos hermanos, bien que juntos en una misma casa, haciendo
una vida angélica. Duró esto hasta que María inspirada de Dios , y
deseosa de hacer una vida solitaria y del todo abstraída del mundo,
322 MAYO
comunicó sus deseos á Isidro; y hallándose muy conformes en sus
ideas, convinieron en que Maria se fuese á Caraquiz á cuidar de la
ermita de Nuestra Señora, y que Isidro se quedase en Madrid con
su hijo. Partió María acompañada de su santo esposo, y su conver
sacion durante el camino toda fue celestial , exhortándola Isidro á
perseverar en su santo propósito; y habiéndola dejado en Caraquiz,
se volvió á Madrid.
Quería el Señor confirmar la santidad de Isidro , y el concepto en
que le tenia su amo , y para esto obró un milagro á vista de este.
Fue el caso , que hallándose el caballero Vargas en el campo abrasa
do de sed en medio de los excesivos calores del verano , y no tenien
do con que refrigerarla, preguntóle á Isidro si tenia agua en el hato,
porque se moria de sed. Respondióle el Santo que no la tenia ; pero
que fuese á aquella cuesta (señalándole el sitio ), que en ella hallaría
una fuente. Fuese Vargas al lugar que le indieó Isidro ; pero no halló
fuente alguna, y así volvió á decírselo. Entonces fué el Santo al
mismo lugar con su amo, levantó el corazon á Dios y los ojos al
cielo ; hizo la señal de la cruz sobre la tierra, y con la aijada que
llevaba en la mano hirió en una piedra, diciendo: Cuando Dios que
ría aquí agua habia. Y hé aquí que á la voz de este nuevo Moisés obe
deció la dura peña, brotando raudales de agua cristalina, y que
dando una fuente perenne, que basta nuestros dias mana como tes
timonio del milagro. Quedóse pasmado Vargas á vista de tamaña ma
ravilla , y olvidado de su sed , porque le tenia suspenso aquella ;
hasta que volviendo de su pasmo , se arrojó cual ciervo sediento á
beber de aguas tan prodigiosas, añadiéndoles las que brotaban sus
ojos de ternura al considerar la virtud de su criado. De allí adelante
le miró y respetó como á un Santo , y le protestó querer ser su cria
do, y que él fuese su amo. Pero el humilde siervo de Dios le dijo
que rindiese gracias á Dios por el beneficio. La fuente de qm> trata
mos lo fue en adelante de maravillas, pues se experimentó haberle
dado el Señor una virtud curativa para la santidad de su siervo. Así
lo experimentó la emperatriz D.* Isabel , esposa del emperador Car
los V, con este, y con su hijo Felipe II, los cuales consiguieron la
salud bebiendo del agua de aquella fuente ; y agradecida dicha Em
peratriz mandó edificar una ermita sobre la misma fuente, que hoy
se ve á la otra parte del rk> Manzanares.
No haremos mencion de tas astucias de que se vatió Satanás para
turbar nuevamente la paz de Isidro con respecto á la fidelidad de sa
ausente esposa , pues todas tes disipo un milagro que presenciaron
Día xt. 323
los calumniadores, viéndola pasar el Jarama tendiendo su mantilla
sobre las aguas. Tampoco hablaré idos del milagro que hizo el siervo
de Dios resucitando á la única hija que tenia su amo D. Juan de
Vargas. Ni nos detendremos á referir su regreso á Madrid , y solo
dirémos que dicho Vargas le dejó un cuarto ó habitacion dentro
dicha villa, y alguna cosa con que pasar su vejez; y muerto aquel
se retiró á vivir en dicha habitacion. Desde entonces solo cuidó del
cultivo de su alma, dando rienda á su devocion y fervor. Mas como
por su vejez no podía andar á pié para visitar todas las iglesias que
acostumbraba , se valia de un borriquillo para ir montado. Fuese un
día á la ermita de Santa Magdalena , inmediata á Carabanchel de
abajo. Llegado allí se apeó, y dejó su jumentillo en un ribazo que esta
ba próximo á ella, para que paciese entre tanto. Mientras estaba en
la iglesia salió un lobo de un monte cercano y embistió al jumento;
y visto por algunas gentes corrieron á decírselo á Isidro, para que
saliese y salvase su jumento ; pero el siervo de Dios sin alterarse ni
moverse les dijo: Hijos, idenpaz, hágasela voluntad de Dios. Perse
veró Isidro en su oracion , y salió de la iglesia , viendo prodigiosa
mente á su jumento paciendo , y al lobo muerto á sus piés. Quedó
pasmado Isidro á vista del beneficio con que le habia favorecido el
Señor guardando á su jumento de la voracidad del lobo carnívoro,
y á este muerto ; y rindió á su Majestad las gracias.
Mas ya se acercaba el dia en que Dios quería premiar á su fiel
siervo, ¿introducirle en su gozo. Quiso antes acrisolarle del todo , y
darle ocasion para acrecentar sus merecimientos, enviándole una
grave enfermedad. Llegó a noticia de su santa esposa, y voló al so
corro de su amado marido, al que no dejaron durante su enferme
dad María y el hijo de entrambos. Conociendo Isidro anticipadamen
te el dichoso dia en que Dios queria terminar la carrera de sus tra
bajos , preparóse con nuevo fervor para aquella última hora : su
semblante siempre apacible y risueño, su devocion mas tierna que
nunca , su apacibilidad y su paciencia daban nuevo lustre á su san
tidad. Recibió los Sacramentos con tanta devocion , que admiró y
sacó lágrimas de ternura á todos los que le asistieron en la última
agonía ; y en fin , abrasado del amor de Dios , lleno de virtudes y
colmado de merecimientos, murió el dia 15 de mayo del año de 1130 *,
de edad de casi cincuenta y cinco años , como quieren unos , ó de
sesenta , como afirman otros.
1 El P. NicotSs José de la Cruz pone su muerte en el dia 30 de noviem
bre del año 1172, á los noventa y un años de edad del Santo.
324 MATO
Luego que espiró, manifestó Dios la gloria de su siervo con gran
número de milagros que hicieron glorioso y célebre su sepulcro por
toda España. Con todo eso por espacio de cuarenta años estuvo en
terrado el santo cuerpo sin alguna distincion en el cementerio de la
parroquia de San Andrés de Madrid , hasta que creciendo cada dia
el número de los que venían á implorar su intercesion , quiso Dios
glorificarle , sacándole de aquella humilde sepultura, y haciéndole
despues glorioso por toda la monarquía.
Aparecióse en sueños san Isidro á un conocido suyo , y le dijo que
hiciese sacar su cuerpo del cementerio de San Andrés, y que se colo
case en lugar mas decente dentro de la misma iglesia. Habiéndose
descuidado este en hacerlo, ó por timidez , ó por desconfianza , al
punto fue castigado con una grave enfermedad , de que no sanó has
ta el mismo dia en que se hizo la traslacion del santo cuerpo. Apa
recióse el Santo á una virtuosa señora , y esta fue mas obediente.
Dió cuenta al clero y á la justicia : hízose una procesion al cemen
terio, y al primer golpe de azadon se tocaron por sí mismas las cam
panas de San Andrés , sin dejar de tocarse hasta que se acabó la ce
remonia. Á este milagro, de que fue testigo toda la villa , se siguió
la vista de otro no menos admirable que subsiste aun el dia de hoy.
Habiendo estado el santo cuerpo enterrado en el cementerio por es
pacio de cuarenta años , se halló tan entero y tan fresco como si es
tuviera vivo. Exhalaba una suavísima fragancia que se dejó perci
bir de todos los asistentes , los cuales no pudieron reprimir las lá
grimas causadas de la ternura y de la devocion. Envolvióse el santo
cuerpo en preciosas telas , y encerrado en una caja nueva , fue so
lemnemente trasladado á la iglesia de San Andrés : despues de mas
de quinientos ochenta años se conserva aun tan flexible , tan entero
y con el color tan natural , como el mismo dia en que se descubrió
esta preciosa reliquia.
El tiempo que ha pasado desde aquella traslacion hasta ahora ha
sido una continuada série de milagros que ha obrado, el Señor por
la intercesion de san Isidro ; lo que obligó al papa Paulo V, despues
de las informaciones y solemnidades acostumbradas , á publicar la
bula de su beatificacion el año de 1619 , permitiendo se celebrase to
dos los años la fiesta del Santo en los dominios del rey de España.
Felipe III , que solicitaba con el mayor esfuerzo se abreviase cuanto
antes esta beatificacion , recibió prontamente el premio de su celo.
Volviendo de Lisboa, cayó tan peligrosamente enfermo en Casarru-
bios del Monte , que los médicos llegaron á desconfiar de su vida.
día xv. 325
Experimentándose inútiles todos los remedios , se recurrió á la in
tercesion de san Isidro labrador. Estábase celebrando la misa en hon
ra del Santo en la iglesia de San Andrés , con asistencia de toda la
clerecía de Madrid , cuando llegó un correo con la triste noticia de
que el Rey quedabaá los últimos, perdido ya del todo el conocimien
to. Fue general la consternacion ; pero la confianza en el Sanio mo
deró las lágrimas , sobre todo cuando se divulgó en la villa que á
instancia de los magistrados se habia de llevar la caja del santo cuer
po al cuarto del Rey enfermo.
Hízose esta ceremonia eclesiástica con la mayor pompa y solemni
dad, tanto, que mas parecía triunfo que procesion. Colocóse la caja
sobre una especie de carro triunfal magníficamente adornado : iba á
caballo toda la nobleza y todo el clero con hachas encendidas en las
manos»; seguíase una prodigiosa multitud de coches y carrozas con
muchos coros de música, y un inmenso pueblo aumentaba continua
mente el acompañamiento. Media legua antes de llegar á la casa
real, se incorporaron mas de seis mil personas, así eclesiásticas co
mo religiosas y seculares , que habian concurrido procesionalmente
de los pueblos circunvecinos. El Príncipe heredero salió á recibirla
santa reliquia con toda la corte hasta la entrada del parque , y la
acompañó hasta el cuarto del Rey su padre, donde estaba toda la casa
real. La caja, conducida en hombros'de los cuatro eclesiásticos mas
autorizados de la iglesia de Madrid , se colocó en una especie de tro
no debajo de un magnífico dosel. El Rey, que se habia limpiado de
calentura desde que la caja salió de la iglesia de San Andrés , se ha
lló enteramente bueno luego que entró en su cuarto la reliquia. Res
tituyóse esta á Madrid con igual triunfo : acompañábanla mas de seis
mil personas á caballo con hachas en las manos , y entró en la villa
entre el estruendo de la artillería, y el repique general de todas las
campanas. Á ningun monarca se le hizo jamás recibimiento mas so
lemne que á aquel pobre labrador : tanto se hace respetar de todos la
santidad. El año siguiente se colocó el santo cuerpo en otra caja mas
suntuosa de plata, que costó mas de diez y seis mil ducados de oro,
y todo el año se pasó en la corte de Madrid en fiestas públicas con
extraordinaria magnificencia , así en el adorno de las calles , como
en el de los templos. Finalmente, el papa Gregorio XV, á instan
cias del rey Felipe IV, y por satisfacer los ansiosos deseos de toda
España , procedió solemnemente á su canonizacion el dia 22 de mar
zo del año 1622 , y no se puede explicar la alegría y la magnificen
cia de los pueblos en celebrar la fiesta de este santo patron de la
326 «ATO
villa y corte de Madrid , y prolector especial de todo el reino.
Por lo que respecta á su santa esposa , despuesde la muerte de san
Isidro volvió áCaraquiz, cumplidas las mandas de sn santo esposo.
Dejo á su hijo en Madrid , y le cedió los cortos bienes que habian
quedado de aquel , fiando para su sustento en la providencia de aquel
Señor que jamás desampara á los suyos. Restituida á Caraquiz re
pitió sus acostumbrados ejercicios , y pedia limosna por los lugares
vecinos. De lo que la suministraba la caridad hacia tres partes : la
una era para mantener la luz de la lámpara de la ermita ; la otra
para los pobres , y la otra para su propia manutencion. Pasaba cada
dia muchas horas en oracion. La Reina de los Ángeles la favoreció
muchas veces con sus visitas , de que fue testigo el Jarama , cuyas
corrientes pasaba milagrosamente asistida de aquella Señora. Su
mortificacion y penitencia eran grandes , sus ayunos continuos, su
honestidad singular, su paciencia heroica.
Llegó por fin el tiempo en que el Señor quería llevarla á acom
pañar á su santo esposo , y recompensar sus trabajos , y en el año
de 1180 sucumbió á la fuerza de una grave enfermedad , dejando
á la ermita de Nuestra Señora una pequeña casa que tenia en Ca
raquiz , y una heredad que sus padres la dieron en dote, de que se
infiere que su hijo la premoriría. Despues con el tiempo fuer olvida»,
do el lugar de su sepultura , y fue hallado milagrosamente en el
año 1596, y sus reliquias por último fueron reunidas en la iglesia
llamada la Real de San Isidro. Á esta Santa se la tributaba culto de
tiempo inmemorial, cuando por los años de 1677 la Sede apostólica
lo aprobó, y Benedicto XIV, con decreto de 15 de abril del año 1758,
concedió oficio y misa con rito doble para el arzobispado de Toledo,
y en dicho decreto la nombra Santa María de ia Cabeza. ( Véase
su vida á 11 de setiembre).
REFLEXIONES.
Patientes igitur estote et Vos , el confírmate corda vestra. No falta
quien tenga alguna vez por falta de fervor la sustraccion de gustos
sensibles , y juzgue por indicios de fervor los consuelos interiores.
Esto es lo que ocasiona un mal efecto, y es , que hallándose despues
de algun tiempo en estado de sequedad de espíritu , aquella pobre
alma desfallece y cae en varias faltas que no se tiene cuidado de re
parar prontamente , de donde se sigue la verdadera tibieza y rela
jacion.
Se imaginan á veees que para volver á la vida fervorosa , y para
obrar otra vez santamente , como se suele al estar llenos de espíri
tu y encendidos en devocion , es menester recobrar aquel calor que
se ha perdido. Mas no es así , antes todo al contrario : para hacer
revivir el fervor es preciso empezar humillándose, y practicando la
mortificacion del mismo modo que si la gracia nos asistiese como de
antes.
No es el fervor sensible el que hace humilde , caritativa , obser
vante y mortificada un alma ; seno los actos de estas virtudes repe
328 MATO
tidos con frecuencia. El ejercicio efectivo de la humildad , de la ca
ridad , de la observancia puntual y de la mortificacion ; un ejercicio,
digo, constante , generoso , es el que hace fervorosa el alma en el
sentido en que se debe tomar el fervor verdadero. ¡Oh Dios, qué
importante es esta verdad ! ¡ Cuánto ayudaría el meditarla frecuen
temente y ponerla en práctica ! ¡ Qué progresos no se hicieran en la
virtud en breve tiempo!
MEDITACION.
Qué frutos espera Dios de nosotros.
Punto primero. — Considera que por los frutos que espera Dios
de nosotros no se entienden" ciertas devociones secas y estériles , cier
tas exterioridades de virtud , que por lo regular solo sirven para te
ner entretenidas á las personas imperfectas, manteniéndolas en una
vida tibia , en la cual a favor de aquellas aparentes señales de pie
dad viven llenas de groseras imperfecciones, y mueren muchas ve
ces impenitentes. Las virtudes de perspectiva de este género de gen
tes, á lo mas son hojarasca , esto es, unas bellas apariencias que
deslumbran á los ojos de los hombres , y á ninguno engañan mas
que álos mismos que las representan. ¡Qué fácil es equivocarse en
esto ! Cuando no se tiene mas que una devocion superficial , se juzga
ser efecto de la virtud lo que solamente lo es de la pasion disfraza
da, ó del genio, ó de la educacion.
Por frutos dignos de penitencia , como los llama san Juan , ó por
frutos del Espíritu Santo , en frase de san Pablo , se entienden los
efectos de un amor de Dios real y sincero, y de una perfecta caridad
con el prójimo. Se entienden aquellos frutos que produce una virtud
verdaderamente sólida; esto es, un sumo horror á los menores pe
cados , una insaciable hambre de la justicia , una mortificacion cons
tante y generosa , una sincerísima humildad de corazon , una gran
puntualidad en el cumplimiento de las obligaciones correspondientes
al estado de cada uno. Se entienden un aborrecimiento verdadero de
todo lo que aborrece Jesucristo, un singular amor de todo lo que
ama ; se entienden la victoria de las pasiones, la reformacion de las
costumbres, y, en fin, una vida constantemente cristiana. Este es el
sentido de estas palabras : Facite ergo fructus dignos pamitentiw: ha
ced frutos dignos de penitencia ; esto es , mostrad en todas vuestras
bu xv. 329
obras y en todo vuestro porte que estais verdaderamente conver
tidos.
Considera ahora si has llevado hasta aquí muchos de estos fru
tos. Los dias y los años vuelan rápidamente ; muchos se hallan ya
á vista de la sepultura ; ¿cuántos habrá que no llegarán al fin de
este año? Y ¿qué provision han hecho para la eternidad? El supre
mo Juez está ya para sustanciar el proceso. Y ¡hay quien se duer
ma ! ¡ hay quien se divierta ! ¡ hay quien piense en todo , menos en
esto ! ¡ Oh mi Dios , y cuántos árboles están ya con la segur á la raíz
para ser arrojados en el fuego !
DIA XVI.
MARTIROLOGIO.
REFLEXIONES.
En todos los tiempos ha manifestado Dios , que por mas que las
puertas del abismo se conjurasen contra su Iglesia, siempre perma
necería esta como roca incontrastable , superior á todos los combates
del error y de la herejía. Ha cuidado de producir en todos tiempos
varones admirables en santidad y letras que la defendiesen con su
doctrina , y no dudasen verter su sangre en defensa de sus misterios.
Entre estos el de mas consuelo para los que, cediendo á las sugestio
nes de la flaqueza de la carne , llegaron una vez á perder la gracia
que recibieron en la regeneracion espiritual , es el santo sacramento
de la Penitencia, llamado justamente una tabla de asilo para los que
padecieron el naufragio de la culpa. En este Sacramento se enjugan
sus lágrimas, se purifican sus conciencias , se aviva su fe, y revive
nuevamente la esperanza de las eternas dichas que estaba amorti
guada. Pero todos saben , que para lograr estos maravillosos efectos,
dispuso Jesucristo, segun nos lo enseña la tradicion derivada desde
los Apóstoles , que se hubiesen de confesar los pecados al sagrado
336 HAYO
ministro, para que este como juez , padre y maestro pudiese decir la
sentencia de absolucion , enseñar al pecador embrutecido con los vi
cios los caminos de la salud , y suministrarle como á hijo todos los
medios de consolacion y seguridad que dictan el amor filial , la com
pasion y la ternura.
Pero la miseria del hombre llega á tal extremo, que despreciando
los ajustados dictámenes de la razon que condenan el delito , aprecia
y estima los de las pasiones y del comun enemigo cuando son diri
gidos á vivir en él encenagado. Esto se ve con frecuencia en las di
ficultades que tienen muchas personas en confesar sus culpas, pre
sentándoseles unas veces con horror la necesidad de haber de revelar
sus mas secretos excesos , y otras adoptando temores vanos de que
sus culpas puedan en algun tiempo salir de las tinieblas del silencio
en que fueron cometidas. Contra uno y otro celebra hoy la Iglesia
la constancia de un santo Mártir que, tentado con los mas exquisitos
tormentos y con las promesas mas especiosas para que quebrantase
el sacramental sigilo, se mantuvo constante delante del tirano, y dió
gustosamente su vida en defensa de tan augusto secreto. Esta cons
tancia es un nuevo timbre con que quiso Dios adornar su Iglesia, y
un motivo de seguridad y consolacion para los débiles que dan oidos á
las voces de su flaqueza. Es cierto que.el ministro sacramental es un
hombre capaz de todos los deslices á que está expuesta la fragilidad
humana; pero su ministerio le extrae en cierta manera de esta clase,
y le representa á los ojos de la fe y de la piedad con un carácter tan
grande y respetable como el ministerio que ejerce. ¡ Oh cristiano cual
quiera, que has dado lugar en tu corazon á las perniciosas sugestio
nes del temor, ó de la vergüenza criminal , conoce que el confesor es
vicario de Jesucristo : ejerce un ministerio instituido por Jesucristo :
obra con autoridad y poder del mismo Jesucristo : y este hombre-Dios
emplea misericordiosamente todos los raudales de su gracia , y todos
los esfuerzos de su omnipotencia para conservar el crédito y perfec
cion de una de las mas santas obras suyas ! El comun enemigo pro
cura astutamente formar unos grillos y cadenas para aprisionar á
los que una vez ha sujetado á su imperio, como dice Jeremías. Ta
les son los temores y la vergüenza que infunde en el corazon de los
que van á confesar sus culpas ; pero si no quieres echar un velo á
tus ojos , conocerás que sus astucias no deben prevalecer contra la
seguridad y confianza que predicó san Juan Nepomuceno, y testificó
con su sangre. Desecha , pues , de tu pecho los vanos temores que
le oprimen , ahuyenta la perniciosa vergüenza que confunde tu sem
día xvi. 357
blante , y detestando con todas las veras de tu alma las culpas que
la hacen esclava del demonio, confiésalas perfectamente al ministro
del santuario con lágrimas de compuncion. Á esto te convida la Igle
sia, á esto te anima la palabra de Jesucristo, y á esto finalmente te
excita el glorioso martirio que en defensa del sigilo sacramental pa
deció san Juan Nepomuceno.
MEDITACION.
Sobre los daños de la vana curiosidad.
Punto primero. — Considera que la vana curiosidad es la fuente
y origen de la mayor parte de los males que suceden en este mundo.
Cuando esta verdad no tuviese á su favor otra prueba que la que
suministra el pecado del primer hombre, seria suficiente para ma
nifestar que de ella nacen todas las calamidades y todas las culpas
en que está el mundo sumergido. Vió la primera mujer la fruta pro
hibida , que se presentaba á los ojos deliciosa : la astuta serpiente la
provoca á gustarla con la especiosa promesa de que no tendría cum
plimiento la amenaza de Dios ; sino que , antes bien , en comiéndola,
experimentaria por su virtud una ciencia peregrina, que la hiciese
338 MAYO
conocer el bien y el mal , elevando su naturaleza al grado sublime
de la divinidad. Punzado el femenil corazon de la curiosidad de ex
perimentar tan grandes ventajas , come la fruta , hace que la guste
su marido, traspasa el precepto del Criador, y en un momento se vie
ron cubiertos de ignorancia , avergonzados con una miserable des
nudez , privados del paraíso y sus delicias , condenados á mantener
su vida con el sudor de su rostro, y á sufrir despues de innumera
bles trabajos y congojas la necesidad indispensable de la horrible
muerte. De este hecho nacieron todas las calamidades que oprimen
al género humano, las cuales , si se hubiesen de contar una por una,
excederían en número á las estrellas ; pero basta para conocerlas la
propia experiencia en cualquiera que reflexiona. Estos males crecen
todavía mas , considerando que á la curiosidad , que es su origen , se
la tiene regularmente en el concepto de un leve delito, cuando nues
tra ceguera no quiera apropiarla el carácter de virtud. Suele juz
garse que es un medio la curiosidad de disipar las densas tinieblas
de ignorancia con que nacemos ofuscados por la primera culpa. Se
ria así , si esta misma culpa no nos hubiese privado del tino para
encontrar aquel dichoso medio en que consiste la virtud. Por tanto,
la curiosidad causa en nosotros daños muy perniciosos y muy mul
tiplicados.
Hace que ansiosos de saber los negocios ajenos , descuidemos de
nuestras propias obligaciones : que fijemos la vista en los defectos de
nuestros prójimos , y nos formemos una diversion de exagerarlos,
lacerando las entrañas de la caridad , y ennegreciendo el honor de
nuestros hermanos. La curiosidad nos aparta del conocimiento de
nosotros mismos , desviando nuestra consideracion de nuestras de
bilidades y de nuestras culpas, para que no tengamos la ocasion de
llorarlas ; enajena á los padres de familias de la inspeccion precisa
de su casa , abandonando la direccion de su mujer y de sus hijos, y
apartando su corazon de los ejercicios piadosos ; es la causa de la
mayor parte de las tentaciones que combaten nuestra virtud , porque
las irrita, las ceba, y las alimenta aquel que por curiosidad preten
de ver, oir y poseer los objetos que son capaces de producirlas ó ex
citarlas. Por eso san Agustín se queja muchas veces en los libros de
las Confesiones de los grandes daños que le hizo la curiosidad, unas
veces disipando su espíritu , y otras derramando su corazon en los
bienes críados. Conoce, ó cristiano, estas verdades , y escarmentan
do en los daños que has visto padecer á tu prójimo por causa de la
curiosidad, procura arrojar de corazon semejante vicio.
día xvi. 359
Punto segundo. — Considera que la curiosidad es un vicio tan
ciego y cruel , que ni respeta las cosas sagradas , ni se atemoriza de
los mas horrorosos delitos , ni teme los castigos asombrosos con que
ha manifestado Dios el odio que la tiene.
El vano deseo de saciar la curiosidad humana ha precipitado in
numerables hombres , que por otra parte parecían sábios , en el des
precio de la revelacion y de la autoridad divina , pretendiendo con
temeridad contradecir las verdades enseñadas por el Espíritu Santo
á la Iglesia , y despreciando aquel prudente consejo que nos avisa,
que no intentemos averiguarlo que excede nuestros alcances, por
que el que se atreve á escudriñar la Majestad , será oprimido del
resplandor de su gloria. De tan funesto origen procedieron tantos he-
resiarcas como en todos tiempos han turbado la Iglesia con sus per
niciosos errores ; tantos impíos y atrevidos filósofos, que pretendiendo
medir por las fuerzas naturales los consejos y grandes obras de la Di
vinidad, han llegado hasta el extremo de decir en su corazon : Dios
no existe ; y de aquí finalmente tomaron su principio aquellos sacri
legos cristianos que , desmintiendo tan sacrosanto nombre , se intro
dujeron en el secreta del santuario, profanando sus misterios, é in
tentando sujetar la autoridad divina á las humanas disposiciones.
Solamente el martirio de san Juan Nepomuceno, que celebra la Igle
sia en este dia, es un ejemplo de tan notoria excepcion, que por sí
solo basta para la calificacion de todas estas verdades. ¿Qué otra
cosa precipitó al desgraciado príncipe Wenceslao en tanto abismo de •
delitos execrables sino la curiosidad? ¿No llenó esta su corazon de
inquietas sospechas y rabiosos celos , con que comenzó á dudar de la
inocencia y honestidad de su augusta esposa? Esta furiosa pasion
¿no produjo en su alma el loco empeño de profanar el sacramento
de la Penitencia , pretendiendo que se le revelasen sus secretos? Esta
misma ¿no irritó su protervo ánimo hasta el extremo de conculcar
la respetable dignidad del sacerdocio, desconocer los privilegios de
la virtud , sujetando á un hombre venerable á unos tormentos igual
mente infames que atroces? Y últimamente , ¿no le despeñó en el
exceso de quitar la vida injustamente al ungido del Señor, porque
guardaba con respeto los sagrados misterios que se le habian con
fiado? Así es, á la verdad. Pero quien considere que esta loca pasion
de saber lo que nada conduce para nuestra felicidad ha llevado los
hombres á los mayores horrores que abomina la naturaleza , no ex
trañará que induzca al desprecio de las cosas sagradas , que para los
ojos que no saben levantarse del polvo de la tierra no incluyen en
360 MATO
sí tanto motivo de horror y escándalo. La curiosidad ha movido á
algunos físicos á disecar vivos algunos infelices , atándoles de piés y
manos para despedazar lentamente sus entrañas, y averiguar de este
modo sus movimientos. Otros han cometido la atrocidad abominable
de ejecutar lo mismo con mujeres embarazadas , despedazándolas vi
vas para averiguar qué postura y situacion tenia el feto en su seno :
sin que los lamentos que á estas infelices hacia producir el dolor de
una operacion tan cruel , como ver con sus ojos despedazar sus en
trañas , y al hijo que aun tenían en ellas , pudiesen ablandar unos
corazones que la curiosidad habia extraído de la clase de humanos ;
haciéndolos mas propiamente de bestias feroces.
¿Creerías tú, ó cristiano, que un vicio al parecer de tan poco mo
mento en las costumbres morales pudiera despeñar á los hombres en
tan execrables excesos? Así se verifica, que una pequeña centella es
capaz de producir un fuego devorador que abrase el mundo. Una
vista algo curiosa precipita á David en homicidios y adulterios : la
vana curiosidad hace de Wenceslao un perseguidor de la Religion
y un tirano, y la misma curiosidad ha trastornado muchas veces las
ciudades y los imperios. Pero Dios ha manifestado suficientemente
el aborrecimiento con que mira este vicio , para que su considera
cion te mueva á tí á detestarle.
PROPÓSITOS.
1 En vista de las funestas consecuencias que nacen de la curio
sidad , ¿qué propósitos serán los que debe hacer tu alma? ¿Pensarás
todavía ocupar tu imaginacion en aquellas peligrosas averiguacio
nes de la conducta de tu prójimo , que ofenden á la caridad ? ¿ In
tentarás saber lo que te pone en peligro de cometer delitos que nunca
hubieras adoptado? ¿No bastaran para retractarte de semejante vi
cio los funestos ejemplos que has visto en estas consideraciones, sin
gularmente el de san Juan Nepomuceno ? Pero cuando no sea su
ficiente para desterrar de tu pecho la perniciosa curiosidad, llénente
de terror los espantosos castigos que ha ejecutado el Todopoderoso
DIA XVII. 361
en los infelices que se dejaron precipitar de este feo vicio. La mujer
de Lot es convertida en estatua de sal en pena de una curiosa mi
rada. El mirar los betsamitas de la misma manera el arca del Tes
tamento, que tenian en su poder, hizo perder la vida repentinamente
á cincuenta mil de aquellos infelices. Y cuando no hubiera mas
ejemplar castigo que el que hizo Dios en el inicuo Wenceslao en
pena de los delitos á que le indujo su necia curiosidad, él solo bas
taría para poner terror al mas inconsiderado. Este Príncipe infeliz
vió sublevado contra sí á todo su pueblo : aquellos mismos lisonje
ros , que fomentaban y aplaudían sus desórdenes , fueron los mis
mos que despues pusieron sus manos sacrilegas en su soberano : le
prendieron por dos veces : le privaron del imperio, y le hicieron mo
rir desastrosamente entre furias y desesperaciones , dejando el reino
en manos de la herejía , para que los Husitas le devastasen , y ar
rancasen de él la religion católica. ¡Gran Diosl adoro vuestros con
sejos, temo vuestras justas amenazas, y propongo firmemente apartar
de mi corazon un vicio, contra el cual así habeis manifestado vues
tras iras. Dadme , Señor, gracia para que estos mis deseos no sean
vanos, sino que se confirmen con mis santas obras.
•
DIA XVII.
MARTIROLOGIO.
REFLEXIONES.
Aun mas que las riquezas desean los hombres el honor, la fama
y la gloria. Habiéndose apoderado de nuestros primeros padres tan
profundamente el vicio de la soberbia, se ha propagado en nosotros
esta herencia criminal con tal fuerza, que por lo comun ella es la
que infecciona nuestras acciones. Por eso el Sábio no encontraba
ninguna en toda la vida que no tuviese el sello de la vanidad, cla
mando en todas las cosas vanidad de vanidades y lodo vanidad. El
hombre mas bien provisto de bienes de fortuna piensa que nada
tiene cuando le faltan los oropeles del honor. Y aun este se despre
cia , en comparacion de un hombre ruidoso que acarrea mucha fama
y mucha gloria. Por este bien imaginario se sacrifican con gusto el
reposo , las riquezas , y hasta la misma vida ; sin que haya peligro
tan horroroso ni muerte tan aciaga que pueda retraer á los hom
bres , cuando una vez se han embriagado de la pasion de gloria. Al
paso que esto es verdad , no lo es menos que yerran los hombres el
camino por donde pueden lograr seguramente el objeto que desean.
Es un engaño creer que ha de haber para los Cristianos otra ley y
otra regla que la que ha habido para Jesucristo. Este Hombre-Dios
llegó á toda la exaltacion que le pudo dar su eterno Padre por me
dio del cumplimiento de la ley y de las mayores humillaciones. Hé
aquí el sendero derecho que guia á la inmortalidad y á la gloria ver
370 HAYO
dadera; y hé aquí el mismo que propone el Espíritu Santo en la
epístola de este dia. El que despreció las riquezas, el que no per
mitió que deslumbrase sus ojos el brillo seductivo del oro, ni pu
so en él sus esperanzas, este será eternamente glorioso. Estas pa
labras de eterna verdad se ven comprobadas con una experiencia
tan constante, que causa maravilla cómo han podido los hombres
buscar otro camino para llegar á hacerse famosos en el mundo.
Todos los héroes que nos presenta la historia llevan consigo la
idea del desprecio , y aun de la execracion , cuando sus acciones no
han estado selladas con el sello de la virtud. Un Alejandro subyu
gando al universo , un Julio César usurpándose el poder de la mayor
de las repúblicas del mundo, y otros semejantes personajes podrán
conciliarse una vana admiracion ; pero sus obras sanguinarias cu
brirán de una eterna ignominia su memoria. Al mismo tiempo que
se admira su poder , se aborrecen sus obras , se censuran sus cos
tumbres, y no se tiene envidia á la suerte que presentemente dis
frutan. Por el contrario, en el Santo de este dia vemos un humilde
lego de la Religion mas pobre , sumergido en pobreza , viviendo con
oscuridad , abatido y despreciado ; pero ¿qué gloria puede igualar á
la que presentemente disfruta? Compárense con ella las de todos los
sabios y conquistadores, y se hallará que se desvanecen como hu
mo estos soberbios monumentos de la ambicion humana delante de
un humilde lego de la Religion de san Francisco. Sus acciones son
un ejemplo de heroismo, que todos miran con admiracion y coa
deseo de imitarlas. Su sepulcro es tenido como un lugar de asilo
contra todos los trabajos de esta vida. Sus sagrados despojos son
mirados con un santo entusiasmo y una humilde reverencia. Los
grandes, los poderosos, y hasta los mismos monarcas humillan
sus coronas, y ofrecen toda su fortuna por lograr su proteccion. Su
nombre humilde y despreciable, al parecer, cuando vivía, es repe
tido en las bocas de todos, y acompañado de alabanzas y bendicio
nes. Los sacerdotes, juntamente con los fieles, se congregan al re
dedor de los altares para decir y celebrar en himnos y cánticos
aquellas mismas acciones que miraba el mundo con ojos desdeño- .
sos. Todo eonspira á ensalzar y llenar de gloria á aquel que despre
ció las riquezas, que holló las vanidades, y que vivió como un gu
sano despreciable de la tierra. ¡Qué locura, pues, es la tuya, ó
cristiano , cuando con semejantes experiencias andas todavía tan so
lícito para procurar conseguir la gloria de este mundo! ¿Piensas
que este mudará contigo sus antiguas máximas de confundir y Me-
bu xva. 371
nar de desprecio á aquellos que mas le han servido? ¿Crees que se
puede mudar la misma verdad, ni que podrán faltar jamás sus di
vinas palabras? No es posible que quepan en tu corazon ideas tan
quiméricas. Luego , si deseas gloria , debes estar persuadido á que
no podrás jamás conseguirla sino por el camino que la alcanzaron
los Santos. Aunque esta persuasion no debe ser motivo para que te
ocupes en la virtud por la vana .esperanza de ser algun dia glorioso
para con los hombres, sin embargo debes servirte de ella, para co
nocer que tus pasos van mal encaminados, y que no podrán con
seguir un premio que está reservado á sola la virtud.
MEDITACION.
Sobre los bienes de la humildad.
Punto primero. — Considera que la humildad es un manantial
de bienes verdaderos para el alma que en ella se ejercita, los cua
les huyen perpétuamente de los soberbios.
Estos miserables andan vagando , hechos presa de sus soberbios
pensamientos , para encontrar la paz y tranquilidad de su alma, que
á manera de sombra huye de ellos cuanto mas la persiguen. La so
berbia , la ambicion y el deseo de ensalzarse sobre sus semejantes
llenan el corazon del hombre de tales cuidados y fatigas , que le
traen en un perpétuo desasosiego y en un círculo de inquietudes.
372 MAYO
Por mas que se adelanten sus pasos hácia el objeto deseado ; por
mas que consiga una gran parte de aquellas distinciones y autori
dad que apetece, siempre se le presenta á los ojos un camino inter
minable, y una multitud de objetos que ponen á su soberbia en
nuevo y continuo movimiento. Por eso dice el Espíritu Santo (Psal-
mo lxxiii), que la soberbia está siempre en un continuo ascenso. Y
¿cuántos dolores, cuántas amarguras tiranizan el corazon humano,
cuando no corresponde á sus deseos el éxito de sus pretensiones? El
soberbio está continuamente formando proyectos que desvanecen
las casualidades; inventando artes y astucias que salen vanas; ha
ciendo pretensiones ineficaces en el efecto; sacrificando sus rique
zas para comprar los medios de su exaltacion. Pero ¿qué amargura
la de su alma , cuando despues de todas estas diligencias que le qui
tan el sueño y le turban los placeres de esta vida, encuentra, ó
que no ha logrado lo que deseaba, ó que su logro no ha calmado
sus deseos? El gran Padre san Agustín pinta en sí mismo esta in
felicidad, con motivo de tener que decir una oracion delante del
César. Anticipadamente sentía su corazon agitado de los crueles
afectos del temor y la esperanza. Su admirable sabiduría parecía ne
garle sus auxilios , para que la oracion saliese con todo el artificio y
colores retóricos que podian encantar el ánimo del Emperador. Des
confiaba de la voz, de la diccion y del gesto ; y aunque era maes
tro de elocuencia , su soberbia le hacia parecer á sí mismo como
un hombre estúpido y sin letras. El mismo deseo que tenia de ser
ensalzado por aquel medio le llenaba de tal agitacion, que á un
mismo tiempo sofocaba su talento, y cerraba las puertas á sus es
peranzas. Por esto exclama : «Vos, Señor , quisisteis que todo afecto
«desordenado fuese la pena de sí mismo, para que el hombre se
«persuada á que no puede encontrar paz verdadera sino en Vos,
«que sois Dios de la paz.»
El humilde, por el contrario, ¿de qué gozo, de qué tranquilidad
verdadera no tiene inundado el corazon? Con todo está contento, todo
le satisface: mira los bienes de este mundo como impedimentos para
ser feliz ; las dignidades como el centro de la inquietud y de las amar
guras , y el ser mas que los demás como un motivo de mayor respon
sabilidad, y de mayor peligro para su alma. Desde el abatido lugar
en que habita, ve con ojo tranquilo derrocarse las torres altas de
soberbia ; y los grandes acaecimientos que espantan al mundo ape
nas logran en él una ojeada desdeñosa. Solo ve grandeza, riqueza
y poder en Dios ; y contento con servirle , coloca en esto toda su
día xvii. 373
gloria. Nada le turba el sueño, porque sus pensamientos son pen
samientos de paz. Ninguna cosa le da pesadumbre, porque en na
da de este mundo coloca su interés. Nada turba la tranquilidad de
su alma, porque todo lo que no es Dios lo mira con indiferencia.
Aun aquellas cosas que son comunmente tenidas por verdaderos
trabajos, como son las enfermedades, las persecuciones y las inju
rias, no turban la serenidad de. su alma, porque las abraza como
regalos del cielo , y como medios de ser para siempre venturoso. Por
eso los Apóstoles salían contentos y regocijados de la presencia de
los tiranos , porque habian merecido padecer injurias por el nombre
de Jesús. Así que la humildad produce en el alma tanta paz y tran
quilidad, como la soberbia inquietud y desasosiego.
DIA XVIII.
MARTIROLOGIO.
San Venancio, mártir, en Camerino, el cual de edad de quince años, en
tiempo del emperador Decio y del presidente Antíoco, fue decapitado en com
pañía de otros diez, y de este modo acabó gloriosamente el curso de sus com
bates. (Véase su vida en las de hoy ).
San Dióscoro, lector, en Egipto, á quien mandó el juez atormentar de mu
chas y varias maneras: le agujerearon las uñas, le quemaron los costados apli
cándole antorchas encendidas ; pero sorprendidos los ministros por el resplan
dor de una luz celestial, cayeron en tierra medio muertos; por último consu
mó el martirio habiendolo quemado con planchas de hierro hechas ascua.
San Félix, obispo, en Espoleto, el cual consiguió la palma del martirio im
perando Maximiano.
San Potahion, obispo, en Egipto, el cual habiendo confesado la fe de Je
sucristo en tiempo de Maximiano Valerio (ie torturaron sacándole un ojo y el
nervio de una pierna). Despues , bajo el gobierno del emperador Constancio,
fue martirizado por sentencia del arriano Filagro, presidente. (No obstante,
segun refiere san Anastasio , consiguió curar, aunque murió luego , en el año
341 , mártir en defensa de la divinidad del Verbo).
San Teodoto , mártir, y las santas Tecusa , su tia , Alejandra , Clau
dia, Faína, Eufrasia, Madrona y Jcuta, vírgenes, en Ancira de Galacia,
las cuales primeramente fueron condenadas por sentencia del juez á un lugar
infame, para que allí fuesen violadas; pero habiendo sido preservadas por un
efecto del poder divino, atáronlas á cada una de ellas una piedra al cuello, las
sumergieron en una laguna (y murieron ahogadas). A Teodoto (el taber
nero) por haber recogido y enterrado las reliquias de estas Santas, lo mandó
el juez prender, y despedazar cruelmente ; y por último consumó el martirio,
habiéndole herido con una espada (por los años de 304).
San Erico, rey y mártir, en Upsal en Suecia.
San Félix, confesor, del Órden de Menores Capuchinos, en Roma, ilustre
por su candidez y caridad evangélicas; fue canonizado por el papa Clemente XI .
(Vease su vida en las de este dia).
DIA XVIII. 377
>
DIA XVIII.
REFLEXIONES.
MEDITACION.
Be la vida estéril en buenas obras.
Ponto primero. —Considera cuánto ha hecho Dios por nuestra
salvacion; cuánto ba trabajado hasta ahora para que diésemos fro
to ; con qué bondad nos ha estrechado , solicitado y ofrecido mil me
dios para santificarnos.
Trae á la memoria aquella parábola, por una parte tan instruc
tiva, y por otra tan eficaz , de que se valió el Salvador cuando dijo
que habiendo venido el padre de familias á recoger el fruto de usa
higuera que habia plantado en una viña, y hallando qne ninguno
habia dado , dijo al cachican : Ya ves que ¿a tres años que vengo á
buscar el fruto de esta higuera, y en todos tres no ha dado fruto
alguno; córtala, pues, que no es razon ocupe inútilmente la tierra.
£l cachican te respondió : Señor, tened á bien qne se mantenga un
año mas ; yo la cultivaré , y si el fruto no correspondiere á mi cul
tivo, entonces se podrá cortar.
Estábamos plantados en d campo del mundo como árboles esté
riles, desecados y carcomidos con el pecado original. Trasplantónos
Dios, por decirlo así, al campo fértil de su Iglesia, por un efecto
particular de su misericordia , prefiriéndonos á tantos otros; ó por
gracia aun mucho mas especial nos trasplantó al campo <te la reli
gion , si tenemos la dicha de haber abrazado el estado religioso.
¿Hemos hecho alguna vez digna reflexion sobre la ventaja que
logramos en haber sido trasplantados á una tierra tan santa , tan cul
tivada con los trabajos, y tan regada con el sudor y con la sangre
de un Hombre-Dios? Esta es aquella tierra que en todos tiempos ha
388 MAYO
producido aquellos ilustres héroes del Cristianismo , y que todos los
días está produciendo tan grandes Santos de todas edades, de todos
sexos y de toda suerte de estados. Esas grandes almas con la misma
cultura , esto es, con los mismos auxilios que nosotros logramos, die
ron y están dando cada dia frutos dignos de la vida eterna.
No tuvieron otro Evangelio ni otros Sacramentos ; los auxilios en
todos tiempos han sido abundantes. Solo tuvieron cuidado de vivir
segun las máximas de Jesucristo ; de aprovecharse del frecuente uso
de los Sacramentos ; de cumplir exactamente con las obligaciones
de su estado , y de corresponder con fidelidad á la gracia.
Si merecemos la dicha de vivir en el estado religioso , miremos á
los grandes Santos que nos precedieron como originales ó modelos
que debemos imitar. No tuvieron otras reglas que las nuestras; so
lo fueron mas fieles en observarlas , y solo con observarlas se hicie
ron santos. Fuera de eso , nosotros logramos una ventaja que no lo
graron ellos, y es el estímulo de sus buenos ejemplos. Ellos fueron
los primeros, y nos enseñaron qué cosa tan dulce y tan segura es el
seguirlos. Nosotros mismos confesamos que fueron verdaderamente
discretos , y verdaderamente dichosos en haber vivido como vivieron ;
¿serémos nosotros prudentes', y podrémos racionalmente esperar
que serémos felices viviendo como vivimos? Mi Dios, ¡qué manan
tial este de reflexiones, de arrepentimientos, y acaso tambien de un
justo sobresalto, considerando mis ingratitudes, mi cobardía y mis
infidelidades pasadas! ¿Y qué deberé yo esperar, si no producen
otro fruto estas reflexiones?
PROPÓSITOS.
1 ¿Qué imperta que la cepa esté arraigada por medio de la fe?
Todo vástago infructuoso se corta y se echa atierra: Omtwm j>cámi-
iem m me non ferentem frudum, tollet eum. (Joan. xv). Es preciso
rproducir mas que flores y hojas ; no basta esto; es menester que
¿asta los mismos frutos vengan en sazon. Tiénese la fe; pero la fe
sin obras ¿de qué sirve? Estas son las que se llaman frutos. ¿Has
negociado al doble con los talentos que has recibido? ¿has llevado
frutos dignos de penitencia? ¿son tus dias verdaderamente -llenos?
fias sido prevenido con mil bendiciones , te ha socorrido Dios con
grandes auxilios , has recibido de su liberalidad singulares gracias;
¿qué fruto ha producido todo esto? ¿que reforma de costumbres?
¿qué aumento de fervor? ¿qué ternura de devocion? Acuérdate que
fue castigado aquel siervo que no negoció con el talento, sin valer-
le el haberle conservado intacto. Una vida infructuosa é inútil siem
pre es digna de reprension.
2 Hay frutos de diferentes especies, ó hay varias calidades de
frutos. Unos siempre están verdes , y jamás maduran ; otros son ás
peros y de gusto desabrido ; «tros están roidos ó carcomidos; y al
gunos hay qoe no tienen mas que un lindo color , una bella aparien
cia. Ten presente que las obras de mayor edificacion se corrompen
muchas veces por un motivo bastardo. El secreto orgullo suele ser
nn gusano que roe la mayor parte de las buenas obras. Son ingenio-
isas las pasiones, y saben disfrazarse con mucho arte. Suélese tener
por celo lo que muchas veces no es mas que viveza ó vivacidad de
genio , ó una actividad natural en que tiene mucho parte la vanidad,
,aunque parezca servirla de motivo la mayor gloria de Dios y el de
seo de la salvacion de las almas. Es menester que nuestros fru tos sean
de sazon para estar maduros ; quiero decir, que las virtudes que prac
ticamos sean propias de nuestro estado. Una mujer casada, y madre
de familias , que todo el dia quisiera estarse en la iglesia, desagra
daria mucho a Dios ; al mismo tiempo que le agrada ¡mucho una re
ligiosa que pasa en ella la mayor parte de la vida. Considera bien
de fué calidad son las buenas obras que practicas , cuáles los moti
dos , y ouáies los frutos , no sea que tus devociones te hagan mas en
fadoso y mas intratable. Personas hay que nunca se muestran de peor
humor que cuando han estado largas horas en la iglesia- ¡ Y cuántas
hay que solo trabajan por parecer bien al mundo! Su vida es labo
riosa, pero infructuosa para la eternidad. ¿Eres tú de este carácter?
DIA XIX. 3.91
WA XIX.
MARTIROLOGIO.
El tránsito de san Pedro de Muron, el cual Siendo anacoreta fue elegido
papa, y se llamó Celestino V; pero despues renunciando el ponti6cado 6e vol
vió á hacer vida religiosa en el desierto, y esclarecido en virtudes y milagros
durmió en el Señor. (Véase su vida en las de hoy).
Santa Pudenciana , virgen, en Roma, la cual despues de muchos traba
jos, y de haber enterrado con gran reverencia los cuerpos de muchos Mártires,
y de haber distribuido todos sus bienes entre los pobres por Jesucristo, voló
al Señor. (Fue hermana de santa Práxedes, é hija de Pudente, senador roma
no, que fue convertido á nuestra fe por los apóstoles san Pedro y san Pablo, y
en el Sagramentario de san Gregorio se hace mencion de su festividad. La igle
sia de aquella Santa en Roma se tiene por la mas antigua que se conoce en el
mundo. En los primeros siglos fue llamada la iglesia del Pastor, y se dice haber
sido el palacio de Pudente, en que se albergó san Pedro, y en donde celebró los
divinos misterios. Plugo al Señor llamarla á si en este dia por los años del Señor
de 164, imperando Antonino Pio).
San Pedente, senador, padre de la dicha virgen, tambien en Roma; el cual
fue bautizado por los Apóstoles, y se conservó siempre unido con Jesucristo.
El triunfodelos santos Calocero y Partenio, eunucos, igualmente en
Roma en la via A.pia ; el primero camarero de la mujer del emperador Decio,
y el segundo superintendente en otro oficio ; y no queriendo sacrificar á los
Ídolos, fueron martirizados por órden del mismo Emperador.
San Filotero, mártir, en Nícomedia, hijo dePaciano, procónsul, el cual
recibió la corona del martirio en tiempo del emperador Diocleciano despoes
de haber sufrido crueles tormentos.
Seis santas Vírgenes y Mártires, tambien en Nicomedia , entre las cua
les la principal fue Ciriaca, quien habiendo reprendido públicamente de im
piedad á Maximiano, primeramente fue azotada y lacerada, y últimamente
quemada.
San Dunstano, «hispo, en Cantuaria.
San Ivo , presbítero y confesor, en la Bretaña menor, el cual .por amor de
Jesucristo defendía las causas de los pupilos, de las viudas y de los pobres.
(Véase su vida en las de hoy).
REFLEXIONES.
Este es el gran sacerdote que agradó A Dios durante su vida. Solo
fue grande porque agradó á Dios mientras vivió ; cualquiera otra idea -
de grandeza es equivocada. El nacimiento ilustre da gran nombre;
las riquezas gran crédito ; las bellas y grandes acciones mucha fama ;
los empleos gran reputacion, y las dignidades puesto elevado; pero
hablando con propiedad , nada de esto da la verdadera grandeza. El
nombre se queda en los archivos, ó á lo mas en unos pergaminos
viejos; el crédito se pierde con el dinero; la fama ¡>e borra, se ol
vida, y se llega á extinguir con el tiempo; las dignidades y los em
pleos pasan sucesivamente de unos á otros como se le antoja al prín
cipe ; y el mismo principe se ve despojado de todo su majestuoso
aparato, enterrándose con él la grandeza y la majestad en el sepulcro.
Hagamos ahora ver en el mundo dónde está la solidez y la estabili
dad de esas imaginadas grandezas que tanto cacarea. Se puede go
zar gran nombre, grande equipaje, grandes rentas, gran dignidad
sin ser grande ; porque la grandeza , hablando en rigor, debe ser cua-
DIA XIX. 403
lidad inherente á la persona. ¿Dónde está la grandeza sin mérito?
¿dónde está el mérito sin virtud? Grandeza que se hunde y se des
vanece con la vida , no es grandeza, no merece este nombre ; es una
grandeza imaginaria, que solo subsiste en el lisonjero concepto y
en la vana fantasía de los hombres. Solo Dios es grande , y solo con
respecto á Dios se ha de medir toda la humana grandeza. El mas
pobre labrador es verdaderamente grande siendo santo. Los siervos
de Dios no necesitan de empleos ni de dignidades para ser grandes ;
valos á buscar la grandeza en sus mayores abatimientos, en su hu
mildad mas profunda. Eminencias, excelencias, grandezas, títulos
pomposos , respetables dignidades , tronos augustos , decidme : ¿pa
sais mas allá de la muerte? ¿Se da mucho valor á vuestros dere
chos en el otro mundo? Desengañémonos ; este privilegio solo es
debido á la virtud cristiana ; solo la santidad goza este derecho ; á
ella rinden homenaje los grandes de la tierra. Sea santo un pobre
criado, un vil esclavo; postraráse á sus piés el mayor monarca del
mundo; tendrá por dicha poner debajo de su proteccion á su per
sona, á su casa y á su reino. Agradó á Dios. No se dice nació de
ilustre familia, obtuvo grandes dignidades, ocupó elevados puestos,
fue señalado por su singular penetracion , distinguióse por su viva
cidad , por su juicio recto y sólido , fue espléndido en la mesa , mag
nífico en el tren , no se vió prelado mas ostentoso , ni ministro mas
lucido. El Espíritu Santo usa otro lenguaje ; Dios juzga las cosas de
otra manera. Agradó á Dios. Esto fue lo que hizo tan grande á este
Pontífice ; repartió grandes limosnas ; en esto consistió su verdadera
grandeza. Todos convienen en esta verdad ; pero ¿cuándo llegará
el tiempo de conformarse con ella?
MEDITACION.
Se debe dejar todo, y todo se debe sacrificar por Dios.
Punto primero. — Considera que estando obligadas indispensa
blemente á amar á Dios con todo nuestro corazon y con todas nues
tras fuerzas', esto es , sin reserva ; por la misma razon debemos estar
prontos á dejarlo todo , á sacrificarlo todo por obedecerle y por agra
darle. Esta es consecuencia precisa del prim«r mandamiento.
Solo nos atamos á las criaturas por el corazon : los lazos son lasin-
clinaciones y la complacencia ; donde hay mas nudos , allí hay menos
404 MATO
libertad; aquello que poco se ama, sin dificultad se sacrifica. Pues
si fuere verdad que amamos á Dios con todo el corazon ; si fuere ver
dad que le amamos con todas las fuerzas, poco nos costará sacrifi
carle el amor de todas las criaturas, porque las amarémos muy poco.
El renunciar á las halagüeñas diversiones del mundo , y todos los
demás sacrificios que parecen dificultosos, solamente son sensibles
por los lazos que es necesario romper; pues el amor de Dios los con
sume, los abrasa todos sin dolor y sin resistencia. Todo es fácil , todo
cuesta poco á quien ama mucho.
Pero ¿no merece Dios ese gran desasimiento, esos grandes sacri
ficios? Compasion causa oir esta pregunta. ¿Qué tenemos que no ha
yamos recibido de Dios? ¿Qué poseemos que no sea suyo? Suyos son
esos bienes en que idolatramos. Tenérnoslos como en depósito, y á
lo mas como en arriendo. Si tenemos talentos, él nos los dió, y nos
los dió para negociar con ellos; nos ha de pedir estrecha cuenta de
su administracion ; concediónos no mas que el uso de ellos por cierto
tiempo ; prestónoslos por pocos dias , y hablando en rigor , solo somos
unos meros arrendatarios del Padre de familias. ¿Puede haber ma
yor extravagancia , mayor locura que resistirse á restituir esos bie
nes, cuando clama por ellos su legítimo Dueño?
Admiremos la bondad de nuestro gran Dios ; quiere que le conce
damos como don gratuito aquello mismo que le debemos de justicia.
.Quiere que hagamos mérito de lo mismo que le debemos ; quiere que
le regalemos con lo que es suyo ; porque en realidad ¿qué podemos
ofrecerle, ni sacrificarle que sea nuestro? Premia Dios en nosotros
sus mismos dones. ¡ Qué indignidad, Señor, y qué injusticia no que
rer daros cosa alguna sin repugnancia y sin dolor! ¡Y quesean me
nester infinitos discursos, mandamientos expresos, y aun tambien
amenazas para concederos aquello que un accidente repentino nos
puede quitar en cualquier hora ! ¡Qué mala vergüenza ! digámoslo
mejor, ¡ qué falta de religion , sentir dificultad en dar por su amor!
¿qué digo por su amor? ¡en darle á él mismo una corta limosna de
sus mismos bienes! ¡ Y luego nos admirarémos de que aquellas casas
opulentas vengan á caer en la mayor miseria; de que aquellas ricas
herencias no lleguen á la tercera generacion; de que los piratas se
aprovechen , y las olas se traguen en una hora el fruto de muchos
años; de que un infiel corresponsal se levante con lodos esos cauda
les de que rehusamos á Dios una pequeña parte !
DIA XX.
MARTIROLOGIO.
San Behnardino de Sena, del Órden de Menores, en Aquila, ciudad del
Abruzo, el cual con su predicacion y ejemplo ilustró á la Italia. (Véase su vida
en las de hoy).
El triunfo se santa Basila , virgen , en Roma en la via Salaria, la cual,
descendiendo de sangre real, y ta&biéndose desposado con un personaje muy
ilustre, no quiso casarse con él; y acusada por él mismo de que era cristiana,
fue sentenciada por el emperador Galieno a casarse con él, ó á ser degollada;
y habiéndole intimado la sentencia, respondió que tenia por esposo al Rey de
los reyes, por lo cual inmediatamente la pasaron con una espada (por los años
de 259).
San Baudilio, mártir, en Nimes de Francia , quien habiendo sido preso
porque no queria sacrificar, se mantuvo constante confesando á Jesucristo en
medio de los azotes y tormentos, y recibió la palma del martirio con una pre
ciosa muerte. (Véase su vida en el dia de hoy).
LOS SANTOS MÁRTIRES TaLALEO , ASTERIO , ALEJANDRO Y SUS COMPAÑE
ROS, en Kdesa de Siria, los cuales padecieron en tiempo del emperador Piu-
meriano.
San Aquila, mártir, en la Tebaida, el cual fue descarnado con peines de
hierro por confesar á Jesucristo (imperando Diocleciano ).
San Austresisilo, obispo y confesor, en Bourges de Francia. ( Antes de
abrazar el estado eclesiástico, contestó á sus parientes, afanados en casarle, las
siguientes y memorables palabras : « Si yo alcanzaba tener una buena esposa,
utemeria perderla ; y si mala, sentiría no poder deshacerme de ella.» Murió en
el año 624 ) .
San Anastasio, obispo, en Breseia.
San Teodoro, obispo, en Pavía.
Santa Plautila , en Roma , matrona consular, madre de santa Flavia
Domitila , la cual fue bautizada por el apóstol san Pedro. (Asistió al martirio
de san Pablo, de cuyo apóstol era muy eslimada), y esclarecida en virtudes,
murió en paz ( por los años de 66 ) .
MEDITACION.
De la devocion al santo nombre de Jesús.
Punto primero. — Considera que el santo nombre de Jesús fue
siempre el objeto de la veneracion de los mayores Santos y la con
fianza de los fieles verdaderos. No hay salud , no hay salvacion en
otro nombre, decian los Apóstoles (Act. iv), porque no hay olro en
el cielo ni en la tierra en cuya virtud los hombres sean salvos. Tiempo
vendrá , decia el apóstol san Pedro ( Act. 11 ) , en que todo aquel que
invocare el nombre del Señor sesalcará. Ea virtud de este santo nom
bre, por la confianza en este santo nombre (cap. 111), el que estaba
cojo andaba derecho ; por él sanan los enfermos ; por él resucitan los
muertos * por él hicieron tantos milagros los Apóstoles y todos los
demás Santos. Abatióse, anonadóse á sí mismo Jesucristo, dice el Após
tol , haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz ; por lo cual
Dios le exaltó y le dio un nombre sobre todo nombre, para que en el
nombre de Jesús todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra y
en los abismos doblen la rodilla. ¡Qué respeto , qué devocion deben
profesar á este santo nombre todos los Cristianos !
Es un nombre todo divino, impúsole el eterno Padre; trájole el
Ángel , y merecióle el Salvador por su muerte y por sus tormentos.
Como renueva en la persona de Jesucristo todas las calidades de
Salvador, es preciso que excite en nuestros corazones los mas dul
ces motivos de una tierna confianza. Al mismo tiempo, dice san Ber
nardo, que el nombre de Jesús significa que el Hijo del Altísimo es
mi Salvador, me está diciendo tambien que este Salvador mio es
mi Rey, es mi buen Pastor, es mi Padre. Me dice que este mi ama
ble Salvador vino principalmente por los pecadores ; que por ellos
hizo toda la costa ; que por ellos derramó su sangre , y que en esta
sangre se han de ahogar nuestras culpas. ¡Oh, y qué motivo de
confianza encuentro en este dulcísimo nombre !
Si me atemorizan cuando me acuerdan que Dios ha de ser mi juez,
tambien este sagrado nombre alienta mi temor , trayéndome á la me
moria que ese mismo soberano Juez es mi Jesús, esto es, mi Salva
dor, i Cuánta es, buen Dios, nuestra necesidad, nuestra pobreza !
¡ Qué de cosas nos hacen falta ! bienes espirituales y temporales, gra
cias poderosas , auxilios particulares en los peligros , bendiciones,
favores, indulgencias; y todo se halla, todo se merece, y todo se
consigue en virtud de este santo nombre. Mi Dios, ¡qué ricos, qué
420 MAYO
poderosos seríamos, si nos supiéramos aprovechar de este tesoro, si
supiéramos usar de este remedio ! El nombre de Jesús, dice san Ber
nardo , es un óleo saludable, como se explica la Escritura : Oleum
effumm nomen tuum; es decir, que tiene todas sus propiedades y su
virtud. El óleo alumbra, nutre y sana: Lucet, pascü, ungü. Todo
esto hace el dulcísimo nombre de Jesús : enciende el fuego del (li-
vino amor y le alimenta ; es bálsamo divino que cura y cierra las
heridas del alma. No hay que admirarnos de que todos los Santos
le tuviesen continuamente en la boca, pues le tenian grabado en el
corazon. Cien veces le repite san Pablo en cada llana ; san Ignacio
mártir no acertaba á hablar sin acompañar con él todas sus pa
labras ; san Bernardino ponia á los ojos del pueblo este santísimo
nombre , y por su virtud se convertían los mas obstinados peca
dores.
Buen Dios, ¡qué secreto mas poderoso! ¡qué remedio mas fácil!
¡ qué devocion mas útil ni mas en la mano de todos ! ¡ Qué dolor será
el mio por no haberme aprovechado de una devocion tan saludable,
y por no haber sabido usar de este tesoro escondido!
DIA XXI.
MARTIROLOGIO.
REFLEXIONES.
Beatimortui, quiin Domino moriuntur. Bienaventurados los muer
tos que mueren en el Señor. Esta sí que es una real y verdadera
felicidad , la cual sola desquita bien todos los contratiempos y des
gracias de esta vida. Morir en el Señor, morir en gracia de Dios,
morir predestinado, morir para comenzar á vivir eternamente, mo
rir en el seno de los bienaventurados para entrar en la alegría del
Señor , para estar como embriagado en el cielo con la abundancia
de los mas puros consuelos, de las mas dulces delicias. Nacimiento
ilustre, favor de los príncipes, brillante fortuna, tesoros inmensos,
grandes empleos, puestos elevados, cargos, dignidades, prelacias,
títulos pomposos, dictados de estruendo, á quienes se tributa incien
so con tanta profusion , decidme : ¿qué utilidad permanente nos ga
nais? ¿Qué conveniencia sólida , y que verdaderamente satisfaga
nos traeis? Si la muerte de los dichosos del siglo no es preciosa en
los ojos de Dios ; si esos hombres ilustres , esos esclavos de sus di
versiones , esos que meten tanto ruido con su equipaje , y con su
tren, no mueren en el Señor, ¿qué suerte será la suya? ¿Será tan
envidiable su muerte como lo ha sido su vida? El olor de las flores
que cultiva el mundo, turba la cabeza ; el humo del incienso que en
todas partes se quema , ofusca la vista ; el ruido y el tumulto que
reina, aturde y atolondra. No se piensa en la muerte ; solo se afana
en cavar, en desenterrar, por decirlo así, los gustos, las diversiones
y los deleites de la vida. En medio de eso, ¿tenemos negocio algu
no de mayor importancia , punto mas crítico, obra mas preciosa ni
de mayor consecuencia que una buena muerte? Pero advierte que
la buena muerte es fruto de la buena vida : Opera enim illorum se-
quuntur illos , dice el Espíritu Santo. Síguenles sus obras despues
de la muerte. Las conversiones en aquella hora ordinariamente lle
gan muy tarde ; por lo regular «olo sirven para dar á la muerte un
color postizo, una bondad superficial y aparente. Las obras buenas
nos acompañan hasta mas allá de la muerte ; no se apartan de nues
tro lado hasta el tribunal del supremo Juez ; son testigos irrefraga
bles sin equívocos ni ambigüedades ; son instrumentos y piezas ori
ginales de que se forma y se justifica el proceso. Ya quisiera uno
du xxi. 435
desembarazarse de testigos tan sin excepcion y tan verídicos ; pero
ni uno solo dejará de hallarse presente, y de declarar la verdad :
Operaenim illorum sequuntvr tilos. Los delitos mas secretos , las ac
ciones mas ocultas, los deseos mas disimulados, las intenciones mas
disfrazadas ; todo lo que no hubiere sido borrado con las lágrimas
de la penitencia ; todo lo que no se nos hubiere perdonado, todo se
guirá , y todo depondrá en el tribunal de Dios contra el moribun
do. Nada se pierde ; lo bueno y lo malo, todo nos acompaña. ¿Y qué
cosa buena acompañará á aquellas personas tan poco cristianas , á
aquellas almas mundanas, en quienes apenas se reconoce una leve
tintura de religion ; gente entregada enteramente á sus diversiones,
á sus placeres , gente que solo hace alguna reflexion sobre sus des
caminos, cuando se va acercando la noche de la vida , cuando ya
apenas es tiempo de enmendarlos? Desengañémonos, no se nos ha
dado todo el tiempo de la vida sino para disponernos á una buena
muerte.
El Evangelio es del capítulo vi de san Juan.
In illo tempore dixit Jesus turbis En aquel tiempo dijo Jesús i la mu-
Judaorum: Ego sum pañis vivus , qui chednmbre delos judíos: Yosoy el pan
de cario descendí. Si quis manducave- que vive , que he bajado del Helo. Sí
rit ex hoc pane , vivet in aternum : et algunocomieredeestepan,vivirácter-
panis quem ego dabo , caro mea est pro ñamente; y el pan que yo daré es mi
mundi vita. Litigabant ergo Jxidcei ad carne, laque daré por la vida del mun-
invicem , dicentes : Quomodo potest hic do. Disputaban , pues , entre si los ju-
nobis carnem suam dare ad mandu- dios y decían: ¿Cómo puede estedar-
candum ? Dixit ergo eis Jesus : Amen, nos á comer su carne? Y Jesús les res-
amen dico vobis : nisi manducaveritis pondió : En verdad, en verdad os digo:
carnem Filii hominis, et biberitis ejus que si no comiereis la carne del Hijo
tanguinem, non habebitis vitam in vo- del Hombre , y no bebiereis su san-
bii. Qui manducat meam carnem, et gre , no tendreis vida en vosotros. El
bibit meurn sanguinem , habet vitam que come mi carne y bebe mi sangre
mternam, et ego resuicitabo eum in tiene vida eterna, y yo le resucitaré
novissimo die. en el último dia.
MEDITACION.
Del estado á que nos reduce la muerte.
Punto primero. — Considera á qué triste estado nos vemos redu
cidos despues de la muerte : inmobles , sin conocimiento, sin fuer
zas, sin sentido ; desterrados para siempre del comercio de los hom
bres, incapaces de toda compañía, desconocidos á nuestros mas
cercanos parientes ; objeto de horror á nuestros mas estrechos ami
gos; nombres, dictados, puestos, empleos, honores, talentos, di
436 MAYO
versiones , gustos , regalos , todo se acabó ; despojados de todo,
abandonados de todos, inútiles á todos, de nada servimos ya en el
mundo, y el mundo tambien nos tiene por nada.
Este retrato es espantoso , pero al fin él es mi verdadero retrato.
Algun dia he de ser ese moribundo que va á ser despojado de todo,
y está ya para causar horror á todo el mundo. Algun dia he de ser
ese cadáver abandonado, amortajado, y destinado para que le sa
quen á podrirse en una hedionda sepultura. Y mi pobre alma ¿qué
destino tendrá?
¡ Ah, mi Dios, y qué es el hombre ! ¿Y será posible que eterna
mente nos hemos de apacentar con vanas ideas de grandeza , con
frivolas imaginaciones y con fantásticas quimeras? Sola la muerte
nos representa como verdaderamente somos ; cualquiera otro re
trato nos lisonjea y nos engaña; pero ¡qué cosa tan triste no co
nocernos bien hasta la muerte!
Pocos dias há que esa persona llena de salud gozaba las conve
niencias de un estado opulento , de un nuevo empleo , de una ri
sueña fortuna : alegre , divertida brillaba en las concurrencias y en
las conversaciones ; era el alma de las funciones y de los saraos ; re
volviendo allá en su fantasía mil vanos proyectos, tomaba unas me
didas tan prudentes , y daba pasos tan acertados para satisfacer su
ambicion ; pero un accidente de apoplejía , un rebato de sangre á
la cabeza , una maligna calentura, una caída desgraciada en un ins
tante apagó todo su esplendor, dió en tierra con todos sus proyec
tos , rompió todas esas medidas , aniquiló todas esas esperanzas , y
convirtió aquel gallardo cuerpo en un horroroso cadáver.
i Ah , Señor ! ¡y qué locura contar tanto sobre esa juventud, so
bre esa bizarría, sobre esa robustez , sobre ese empleo, ni sobre cosa
alguna que se acabe con la vida ! Pero ¿cuándo nos hará pruden
tes este conocimiento? ¿Cuándo dejarémos de apacentarnos con qui
meras que se desvanecen á la hora de la muerte? j Mi Dios ! j y qué
elocuente es un moribundo para descifrarnos lodos los misterios de
la ambicion y de la vanidad ! ¡ Qué objeto tan capaz de desterrar de
un buen entendimiento una máquina de ilusiones y de preocupa
ciones! ¿En qué paró aquel orgullo? ¿en qué aquel desembarazo?
¿en qué aquel esplendor, aquel magnífico tren? ¿en qué aquel gran
fausto , y aquellas continuas diversiones? Todo desapareció, todo
se desvaneció al acercarse la muerte.
DIA XXII.
MARTIROLOGIO.
Los santos má «tires Fatjstíno, Timoteo t Vbnüsto, en Roma. (El pri
mero era español, y los otros italianos, siendo martirizados en ios primeros si
glos del Cristianismo ).
Los santos mártires Casto y Emilio, en África, los cuales consumaron
el martirio en el fuego. De ellos escribe san Cipriano, que siendo vencidos en
el primer combate, salieron victoriosos en el segundo con la graciadel Señor,
quedando hechos reas fuertes los que antes cedieron á las llamas.
Santa Julia , virgen', en Córcega ; la cual en la cruz alcanzó la corona del
martirio. ( Vease su vida en las de hoy).
San Basilisco , mártir, en Comana en el Ponto , al cual , siendo emperador
Maiimiano y presidente Agripa, le calzaron unas chinelas de hierro, claván
doselas en los piés con clavos hechos ascua ; lo atormentaron con otros diver
440 MAYO
sos tormentos, y por último, hnbiéndolo decapitado, y echado su cuerpo en un
rio, alcanzó la corona del martirio.
Santa Quiteria, virgen y mártir, en Kspaña. (Véase su vida en las de hoy).
San Marciano, obispo y confesor, en Ravena.
San Roman , abad , en territorio de Auxerre ; el cual sirvió á san Benito en
la cueva, y pasando despues á Francia, edificó allí un monasterio, y dejando
en él muchos discípulos de gran santidad , murió en el Señor (á fines del si
glo II).
San Fulco, confesor, en Aquino. (Véase su noticia en las de hoy ).
El beato Athon, del Órden de Valleumbrosa , en Pistoya de Toscana.
(Véase su noticia en las de hoy ).
Santa Elena , virgen , en Auxerre.
Santa Rita, viuda, en Casia en Umbría, del Órden de ermitaños de san
Agustín, la cual despues que se le murió el marido, amó únicamente al eterno
esposo Jesucristo. ( Véase su vida en las de hoy).
REFLEXIONES.
Numquam cum ludentibus miscui me. Nunca concurrí , ni me mez
clé con los que gustaban de divertirse. Si las diversiones de las gen
tes del mundo son tan inocentes como ellas dicen ; si no hay culpa
ni peligro de ella en divertirse como ellas se divierten , ¿á qué fin
alega Sara por mérito el no haber concurrido con ellas á sus ino
centes diversiones? En medio de eso , todo el plan de vida que se
forman los mundanos se reduce á una cadena , á un enlace , á una
série perpétua de pasatiempos: los que no se hallan en todos son
mirados con un género de lástima, con una especie de compasion,
día xxii. 487
asi de los jóvenes aturdidos, como de las mujeres atolondradas.
Tiranizado el entendimiento portas pasiones, todo él se consume
en discurrir arbitrios para calmar la inquietud de un corazon ham
briento perpétuamente. Sórbense todo el tiempo las visitas, el juego
y los espectáculos. Para que duren de por vida los divertimientos,
basta el dia de hoy ser hombre visible , tener conveniencias , hallarse
en un empleo sobresaliente.
Asegura el Señor que esto de salvarse cuesta mucho ; que para
entrar en el cielo son necesarios grandes esfuerzos; que el camino
que conduce á la vida es apretado y estrecho. Pues ciertamente que
si se salva la mayor parte de los Cristianos , no es tan fácil como pa
rece la verificacion de estos divinos oráculos. ¿Qué esfuerzos hace
para entrar en el cielo toda esa multitud de cristianos brillantes,
para quienes todos los dias son dias de pasatiempos , y toda la vida
es una continuada cadena de fiestas exquisitas y de nuevas diver
siones?
¿Qué habrá costado esa preciosísima piedra á toda esa gente se
pultada en el regalo y en la sensualidad, fastidiada de su misma
ociosidad , á quien solo el nombre de mortificacion estremece y causa
horror? ¿qué habrá costado esa rica corona á toda* esas personas
del mundo, ocupadas únicamente en inventar nuevos gustos, nue
vos primores al placer, y en perpetuar su duracion? Verdadera
mente que si no es penitencia esa misma delicadeza , esa misma ocio
sidad, y esa misma vida deliciosa, no se sabe qué penitencia hace
toda esa gente. Mas ¿para qué, ó porqué se derramarán tanto ha
cia fuera esos hombres bulliciosos? ¿Á qué fin una vida tan atrope
llada y tan tumultuosa? Digámoslo con franqueza; esfuérzanse á
derramarse tanto hácia fuera, porque interiormente se sienten des
pedazados de mil sobresaltos, de mil remordimientos, que hacen
presa en aquellas pobres almas. El verdadero origen de esas ocu
paciones ruidosas y atolondradas de los hombres es el ansia de huir
ellos propios de sí mismos; para una alma mundana el mayor su
plicio es el silencio y la quietud ; cada pasion es una furia , cada idea
es un espectro que atemoriza á quien vive en el pecado. Aquella
continua agitacion no nace de otro principio que del deseo de evi
tar, en cuanto sea posible, la vista de sí mismo; el consuelo de no
pensar en sí por algunas horas es al parecer todo el gusto que per
ciben los mundanos en esa inquieta multiplicacion de diversiones;
de aquí proviene despues aquella agonía tan espantosa en los últi
mos dias y en las postreras horas de la vida. Pero ¿qué mal hay
458 HATO
en divertirse? dicen algunos. Mas yo !es quisiera preguntar : ¿y será
vida digna de un cristiano una vida malograda en mil inutilidades,
fatigada , por decirlo así , del mismo regalo y de la misma ociosi
dad? ¿Y será posible que no haya ningun mal en una vida que se
confiesa poco digna de un cristiano? Diviértese la gente , dicen otros,
porque no sabe qué hacerse. ¡ Bellamente ! pero respóndanme: y las
obligaciones de un cristiano ¿le permiten jamás el no tener que ha
cer? ¿Es posible que precisamente porque uno sea hombre de con
veniencias, persona de distincion, solo porque sea jóven no tenga
obligaciones, ni materia precisa en que emplear el tiempo? ¡Ah,
de qué diferente manera se discurre á la hora de la muerte! Aquet
lecho y aquella hora son la verdadera luz, á la cual descubrimos
muchas obligaciones que antes no se veian. ¿Y se creerá entonces que
las diversiones mundanas eran una ocupacion verdaderamente ho
nesta é inocente? ¿Dará gran consuelo en aquella hora el haber pa
sado una vida tan poco cristiana?
MEDITACION.
Ih la ceguedad interior.
Punto primero. — Considera que el conocimiento es la luz del
alma , como la vista lo es del cuerpo : quítale al hombre esta luz,
y quedará en tinieblas; despoja al alma de aquella, y se precipi
tará en la ignorancia. Las tinieblas materiales causan la ceguedad
del cuerpo, y la ignorancia la del alma. Esta ignorancia (cuando es
culpable) hace que á un mismo tiempo se ignore y se cometa el pe
cado, ó autorizando la pasion, ó desviando la atencion.
Si se peca, dicen algunos, será porque no se aplica la necesaria
reflexion para evitar el pecado; si se peca será por falta de conside
racion, en fuerza de la cual no se piensa que el divertirse, el ju
gar, el vivir en una honesla ociosidad y con todo el regalo posible
día xxii. 489
sea una gran culpa. ¿No se piensa? Pues ¿en qué se piensa, si la
ley santa de Dios , si las obligaciones de cristianos , si el Evangelio
de Jesucristo, si el importante y espinoso negocio de la salvacion no
se llevan todas nuestras atenciones , y no fijan nuestros deseos y
nuestros pensamientos?
En vano intentamos aturdimos para no ver el peligro: el mismo
peligro nos avisa y nos despierta. Levántense del corazon esas es
pesas tinieblas ; ámase el peligro, y por eso no se quiere ver su gra
vedad. Quiérese que no haya especial disonancia moral en esa vida
ociosa y regalona, en esos entretenimientos que halagan excesiva
mente los sentidos, en esos juegos de profesion, en esas diversio
nes interminables, en esos profundos y continuados banquetes, en
esos espectáculos, en esa profanidad. Esto se quiere; pero ¿dejará
de ser malo, solo porque se quiere que no lo sea? y la ignorancia
afectada del mal ¿canonizará una vida que el espíritu de la Religion,
el Evangelio de Jesucristo declaran no ser inocente? Ciérranse, lá
manse todas las ventanas por donde puede entrar la luz , y dícese
despues que nada se ve. Excítase de propósito un humo denso, y
se vive con seguridad, porque no se perciben los objetos. Tírase a
desecar el humor cristalino ; sácanse los ojos voluntariamente por
pasion , por locura ó por furor, y tranquilízase el espíritu con el ri
sible pretexto de que no ve porque está ciego. Esté sano el corazon,
y luego lo estará el alma; purifiquese aquel, y desde luego se disi
parán las nieblas, las ilusiones, las tinieblas de esta.
De buena fe , ¿creemos que Dios nos ha de juzgar por el particu
lar sistema de conciencia que cada uno se forma voluntariamente?
Apodéranse las pasiones del corazon , y tiranizan el entendimiento ;
todo se juzga en su tribunal; admítese lo que ellas aprueban, y se
condena lo que re prueban ellas. Ellas son las que en los hombres
DIA XXIII.
MARTIROLOGIO.
El martirio de san Desiderio, obispo, en Langres de Francia , el cual
viendo á su rebaño muy oprimido por el ejército de los vándalos, fué á supli
car al rey que impidiese aquellos insultos ; pero el rey mandó al instante de
gollarle ; y el Santo ofreció alegremente su cerviz por las ovejas que le babian
sido confiadas: habiéndole degollado, voló al Señor. Con él sufrieron igual
mente el martirio muchos de su rebaño, los cuales fueron sepultados en la
misma ciudad. ( Sucedió que cuando el verdugo hirió al santo Obispo, saltaron
muchas gotas de su sangre sobre un libro , las cuales agujerearon muchas hojas
sin tocar ninguna letra : en cuyo testimonio hasta hoy se guarda y muestra el
dicho libro. Fue el martirio de san Desiderio en este dia por los años del Señor
411 , si bien quieren algunos sea el de 346).
Los santos Epitacio , obispo , y Basileo , mártires en España. (Véase su
noticia en las de hoy).
Los santos mártires Quinciano , Lucio y Juliano, en África, los cuales
«n la persecucion de los vándalos fueron martirizados, mereciendo la eterna
corona.
cu xxiii. 4G3
La conmemoracion de los santos Mártires, en Capadocia , que en la
persecucion de Maximiano Galerio murieron, habiéndoles quebrado las pier
nas : y tambien de aquellos otros Santos que al mismo tiempo en la Mesopo-
tamia consumaron el martirio habiendolos colgado por los piés cabeza abajo,
ahogados con humo, y quemados á fuego lento.
San Desiderio, obispo de Viena, en territorio de Leon de Francia, el cual
mereció la corona del martirio , siendo apedreado por órden de! rey Teodorico
(porque había reprendido agriamente los amores incestuosos y crueldades de
Brunequilda , su madre, que era la que gobernaba en realidad ).
San Miguel, obispo, en Sinnada en Frigia.
San Mercuhial, obispo, en el mismo dia.
San Eufebio, obispo, en Ñapoles de Campaña.
Los santos Edtiquio y Florencio, monjes, en Nurcia, de quienes hace
mencion san Gregorio papa. (Véase enestedia).
♦
«568 MAYO
nocida despues por el monasterio de San Martin , que edificó en
aquel pueblo D. Sancho , rey de Navarra , llegaron á avistarse los
dos campos de cristianos y de moros.
La priesa coh que se habia juntado nuestro ejército no permitía
que sus soldados fuesen muy diestros en el arte de pelear ; por el
contrario, los enemigos traían soldados veteranos , enseñados con la
experiencia y ejercicio, lo cual junto con la superioridad del núme
ro les daba mucha ventaja. Sin embargo, dióse la batalla de poder
á poder, y con el mayor ardimiento , en las comarcas de Albelda,
batalla de las mas sangrientas y memorables que se dieron en aquel
tiempo. Peleaban por una y otra parte los soldados como rabiosos
leones : nuestros capitanes acudían á todas partes, encendiendo y ani
mando á nuestros soldados mas poderosamente con el ejemplo que
con las palabras ; pero la victoria permanecía indecisa. Ya llegaba
la noche sin desistir de la pelea y la matanza; pero como los solda
dos de los moros eran tantos en número, y se sucedían unos á otros,
entraban de refresco en la pelea, y llegaron ya á debilitar nuestro
ejército de manera, que solamente el cerrar la noche con grandes
tinieblas y oscuridad pudo quitar á los moros una completa victo
ria. Esta noche fue el remedio de los Cristianos , así como acontece
que de pequeñas casualidades suele muchas veces tomar ocasion la
fortuna para manifestar maravillosos acaecimientos en la guerra. El
rey Ramiro, viendo á sus gentes sumamente destrozadas y desfalle
cidas por el trabajo y el cansancio del dia , se retiró á un recuesto
que allí cerca estaba , en donde se atrincheró lo mejor que pudo para
guardarse de cualquier insulto del enemigo. Esta accion , aunque
no dejó de ser de soldado prudente y experimentado en aquellas cir
cunstancias , era indicio de que su corazon se reconocía algun tanto
por vencido. En aquella noche hizo curar á los heridos, y aunque
los sucesos del dia les habian hecho perder toda esperanza de felici
dad , dirigían á Dios sus votos con gran copia de lágrimas , espe
rando en su divina misericordia que no permitiría que el pueblo
cristiano fuese presa de sus enemigos. El Rey, lleno de amargura
y de dolor, enviaba sus suspiros al cielo demandando piedad , y so
licitando que aplacase sus enojos. Quebrantado de su misma tris
teza se quedó dormido, y entre sueños vió al apóstol Santiago que
con grande majestad y grandeza confortaba su corazon , asegurán
dole que diese la batalla, con la certidumbre de que conseguiría la
victoria. Con un anuncio tan feliz despertó el Rey sumamente re
DIA XXIH. 469
gocijado, y mandando juntar inmediatamente á los prelados y á los
grandes , les hizo un discurso lleno de confianza y animosidad en
estos términos : •
«Todos cuantos estais presentes, ó esforzados varones , sabeis tan
«bien como yo la triste situacion en que nos hallamos : la batalla de
«ayer fue para nosotros mas presto adversa que favorable, y hubié-
«ramos sido vencidos, si á nuestra debilidad y corto número no hu-
«biera favorecido la noche. Gran parte de nuestros bravos soldados
«yacen muertos en esa campaña. Sabeis cuán considerable es la de
«los heridos, y que el temor de suerte mas funesta tiene á los demás
«amedrentados. Los enemigos , que por su número nos eran supe-
« riores , han cobrado nuevas fuerzas con nuestro destrozo y con los
«beneficios que lograron ayer de la fortuna. El honor y la Religion
«nos han juntado en este sitio: huir es cosa vergonzosa ; permanecer
«atrincherados sin esperanza de socorros es cosa imprudente ; y así
«no nos queda mas medio que volver á la pelea , y verter, si fuese
« menester, nuestra sangre , en defensa de la patria , del honor y de la
«Religion. Ensanchad vuestros corazones, y confiad en que cuanto
«nos falta de fuerzas naturales y de socorro humano, otro tanto su-
«plirá el cielo con sus beneficios. Avivad la fe en vuestras almas, y
«no creais que es supersticion lo que vais á oir. Sabed que esta no-
«che se me ha aparecido en sueños el apóstol Santiago, y me ha cer-
«lificado de la victoria contra nuestros enemigos. Fijad, pues, una
«santa confianza en vuestros corazones, que aunque la fácil credu-
«lidad es criminal , apoyada en ligeros motivos, es mayor delito to
davía la falta de fe, cuando el cielo la atestigua con sus maravillas
«en tan críticas circunstancias. Ea pues , amigos , arrojad todo temor
«de vuestros pechos : pomo pagar un infame tríbuto juzgásteis de-
«bido derramar vuestra sangre : ahora ya no hay medio ; ó quedar
«esclavos y cautivos de los moros , ó vencerlos en batalla, abatiendo
«su orgullo , defendiendo nuestra libertad , rescatando el honor de
«nuestras hijas , y poniendo en salvo los augustos misterios de la san
ata Religion que profesamos.» Pronunciado este discurso, que hizo
en los soldados y grandes todo el efecto que deseaba , y refrescadas
sus tropas, mandó ordenar los escuadrones , y hacer la señal de pe
lea. Nuestros soldados , cual si fueran bravos leones , acometieron á
los enemigos , apellidando á grandes voces á Santiago ; de donde tie
ne su origen la costumbre de decir los españoles al tiempo de aco
meter : Santiago cierra á España. Sorprendiéronse los sarracenos al
ver el ímpetu y valor con que los acometían unos enemigos á quie
470 MAYO
nes contaban por vencidos , y creció mas su confusion con los favo
res que nos vinieron del cielo.
Santiago , cumpliendo !» palabra que habia dado al Rey entre
sueños de auxiliar sus tropas, se dejó ver en el aire cercado de una
luz resplandeciente que deslumbraba y producía contrarios efectos:
en los Cristianos valor, alegría y confianza ; y en los moros tristeza,
terror y espanto. Venia el santo Apóstol montado en un caballo blan
co mas que la nieve ; en la una mano traia un estandarte con la se
ñal sacrosanta de la cruz, y en la otra una fulminante espada, que
parecía un rayo segun la velocidad y destrozo con que la esgrimía.
Púsose á la frente de nuestras tropas, y con su vista creció en estas
el denuedo y la confianza; y en las sarracenas entró tal terror, que
se pusieron en precipitada fuga. Siguieron los nuestros el alcance,
y en él mataron cerca de setenta mil moros, apoderándose despues
de muchos lugares y tierras que estaban en su poder, entre ellos Al
belda y Calahorra. Consiguióse esta milagrosa y memorable victoria
en el año del Señor 844, y segundo del reinado de Ramiro. Dieron
gracias á Dios por una accion tan gloriosa que quitó de España un
tributo tan infame, y abatió por entonces el orgullo del mas pode
roso rey de los sarracenos. Dícese que en agradecimiento de este
grande beneficio hizo el Rey, juntamente con los grandes y prela
dos , un solemne voto al apóstol Santiago, obligando á todas las pro
vincias de España á pagar anualmente á su iglesia cierta cantidad
de trigo, el cual voto aparece despues confirmado con bulas ponti
ficias , y pagado por algunas provincias. Con los despojos de esta
victoria , que fueron riquísimos , hizo Ramiro construir cerca de
Oviedo una iglesia magnifica , dedicándola á la Madre de Dios ; y
otra no léjos de allí , con la advocacion de san Miguel. Agradecida
la Iglesia de España á tan singular beneficio, celebra en este dia tan
portentosa aparicion , reconociendo en ella á Santiago, no solamente
por padre de su fe, sino tambien por su patrono.
HIMNO.
facobttm celebret forlit Iberia, Ensalce á Santiago Iberia la esforzada ,
Jacomim meritis tollat honwibui, Pues tanto lo merece ensálcele á porfía ;
Per quem , barbarici nescia fcederis, De un bárbaro baldon por el quedó librada ,
Vicírix imperat hostibus. Por el venció al autor de tanta tiranía.
Vectigal trucibus pendere jlebile Obligóla á pagar tributo deplorable
Urgetur dominis imperiosius; El fiero musulmam, dueño atrae y villano.
Centenasque, Lupit sponte rapacibus, Cien vírgenes pidió cada año ¡ay miserable!
Lectat sittere virginei. Para satisfacer su instinto nada humano.
DIA xxm. 371
Atersata nefas, arma ferocior Rehusa el espanol tan infame exigencia,
Poscit: mox Arabem, fida Ramirio, Con Ramiro su rey ataca al Agareno,
ít contra: numero sed nimis impari Mas todo su valor ¡ ay ! queda en impotencia
Virtus cedere cogüur. Ante el número de esos partos del Averno.
Quid sperare daíur? Promicat cethere ¿No hay nada que esperar? ¿Todo estará per-
(dido?
Proles horrifici clara tonitrui, No , no , pues Boanerges pelea por España ,
Lunatasque acies, agmina barbara Y á su enemigo audaz, cruel y fementido
Sacro lumine disjicit. Lo vence , lo deshace y rompe cual vil caña.
Ardens in medios fertur acinaces ; Valeroso se mete entre sus batallones,
Instatque attonitis: undjiqw pavidos Y el moro pertinaz es presa del terror ;
Maurorum cuneos rumpH, et integra Deshechos quedan luego enteros escuadrones,
Víctor proterit agmina. De la africana luna el queda vencedor.
Esto exercituum non superabili Perenne honor al Padre invicto general,
Ductori ac Domino, jugis honor Patri, Y de los ejercitos dueño soberano;
Cum Prole unigena, almoque Pneumate Al Hijo igual honor, y honor tambien igual
Per labentiá saxula. Amen. Al dedo principal de la paterna mano. Amen.
REFLEXIONES.
MEDITACION.
Sobre la ingratitud.
Punto primero. — Considera que entre los vicios humanos ape
nas hay alguno que nos aparte tanto de Dios como la ingratitud que
manifestamos á los beneficios que nos hace su divina bondad , ya
inmediatamente por sí mismo, ya por medio de sus elegidos.
El gran Padre san Agustín (cap. 18 Solil.) asegura que este vicio
es la raíz de todos los males espirituales, y un viento abrasador que de
seca todo bien, y cierra á los hombres la fuente de la divina misericordia.
Dicho esto , apenas hay que añadir una palabra á una sentencia tan
terrible de un Padre de la Iglesia. De ella se infiere cuánto nos
día xxiii. 475
aparta la ingratitud de nuestro Dios y Señor, cuando nos cierra la
fuente de las divinas piedades. Pero esto es un justo castigo del co
razon ingrato , porque no merece menos el desprecio de Dios y de
sus beneficios. El olvidar estos, el negarlos, ó no dar continuamente
las gracias debidas por ellos, denota en nuestra alma desamor á nues
tro Criador , y que hacemos poco caso de sus castigos , ó desus mi
sericordias. El corazon humano es de tal naturaleza , que dificulto
samente puede simular sus verdaderos afectos. Tratacon complacen
cia las cosas pertenecientes á aquellas personas que ama, se deleita
con su memoria, y halla mucho gusto y regocijo en tratar de sus
gracias en todas las conversaciones. Por el contrario, odiamos el
nombre y la memoria de aquellos que aborrecemos , y encontraría
mos satisfaccion en que se borrase del mundo cuanto les hace reco
mendables. Así 'como el amor produce amor, de la misma manera
el desprecio y odio produce envilecimientos y horror : de consiguien
te , siendo desconocidos para con nuestro Dios , hacemos á este Señor
que lo sea con nosotros, y violentamos en cierta manera su bondad
para que nos aborrezca, Á esto se llega ; que con nuestras ingratitu
des frustramos los intentos de Dios cuando nos favorece con benefi
cios ; porque no pudiendo ser estos otros que provocarnos á tributar
le alabanzas, puesto que ni necesita de nuestros bienes, ni puede
tener temor de necesitarlos en lo futuro, resta únicamente el pre
tender nuestro bien y santificacion, y que ensalcemos su gloria.
No es solo el odio de Dios el que forma la justa pena de nuestra
ingratitud , sino que por ella como que se nos ¿ierra la puerta para
poder salir de nuestra miseria. Por la ingratitud nos constituimos
indignos deque Dios continúe con nosotros sus acostumbradas gra
cias , y de consiguiente que perdamos el único asilo que tiene nues
tra miseria para levantarse del cieno de sus deslices. Porque ¿có
mo es creible que emplee Dios sus beneficios en aquel que los des
precia, y que.abusa de ellos para volverse contra el mismo Dios? ¿Por
ventura serémos tan insensatos que queramos hacer á este Señor
de peor condicion que á cualquier hombre? ¿No vemos en estos do
lerse sumamente de la ingratitud , y apartar sus beneficios de aque
llas personas en quienes no encuentran correspondencia? Pues ¿qué
mucho que nuestro Dios tenga con nosotros la misma conducta,
siendo tan superiores las razones que nos obligan á serle agradeci
dos , y las que deben mover su justicia á tratarnos Gon desprecio, y
castigarnos como ingratos? Y verificado esto , di, hombre cristiano,
¿en qué puedes colocar tus esperanzas? ¿Qué recursos te quedan
476 MAYO
para enmendar tu vida, para mejorar tus costumbres, para salir de
tus miserias, para precaver los peligros, para salvarte de las enfer
medades, para verte libre, en fin, de la infinita multitud de cala
midades y miserias que oprimen esta vida? El Espíritu Santo dice
en los Proverbios (cap. vn) : Que aquel que vuelve males por bienes,
experimentará siempre en su casa el dolor y la miseria. Lo mismo
debes esperar tú, respecto de tu alma, si olvidando el beneficio de
la creacion ; la misericordia de Dios con que te conserva una vida
que empleas en sus ofensas; el haberte redimido, dejándote el pre
cio de su sangre en otras tantas medicinas para tus dolencias, cuan
tos son los Sacramentos ; y últimamente, si despreciando la protec
cion de María santísima y de los Santos, y la custodia de los espí
ritus angélicos, no solamente no le das gracias, sino que en todas
tus obras te manifiestas ingrato.
DIA XXIV.
MARTIROLOGIO.
El triunfo de san Manaben, hermano de lcrlie de Herodes tetrarca ; doc
tor y profeta de la ley de gracia y Nuevo Testamento ; murió y fue sepultado
en Aittioquía.
Santa Juana, mujer de Cuza, mayordomo de Herodes, de la cual hace
mencion san Lucas evangelista.
Kl tránsito de san Vicente mártir, en el puerto Romano.
Santa Afra, en Brescia , martirizada en tiempo del emperador Adriano.
(Véase en ests din).
Los santos mártires Don aciano y Kogaciano, hermanos, en Nantes en
la Bretaña menor; los cuales en tiempo del emperador Diocleciano, despues
de haber sido presos por confesar constantemente la fe católica, y atormenta
dos en el caballete y descarnados, fueron atravesados con una lanza, y última-
mcnlc decapitados.
Los santos mártires Zoelo, Servilio, Félix, Silvano y Diocles, en
Istria.
Los santos mártires Melecio, general del ejército, y si s compañeros,
en número de doscientos cincuenta y dos, en el mismo dia, los cuales ator
mentados de varias maneras alcanzaron la palma del martirio.
Las santas mártires Susana , Marciana y Paladia , mujeres de tos di
chos soldados, las cuales fueron machacadas con sus hijos chiquititos.
San Uobustiano, mártir, en Milan. ( De este santo Mártir solo se sabe que
derramó su sangre por negarse constantemente á adorar los ídolos durante los
primeros años de la persecucion de üiocleciano ).
El beato Juan be Prado, del Orden de Menores reformados descalzos, en
Marruecos en el Africa, el cual predicando el Evangelio, despues de haber su
frido por Jesucristo cadenas, cárceles, azotes y otros machos tormentos, úl
timamente consumó el martirio en medio de las llamas. (Fue natural del reino
de Leon en España , habiendo sido enviado á Marruecos por autoridad de la
Congregacion de Propaganda Fide ó predicar la fe en aguel reino y en ti de
Fez. Benedicto X1U lo beatificó en 1728).
San Vicente, presbítero, en el monasterio de Lcrins, ilustre en santidad y
doctrina.
La traslacion de santo Domingo, confesor, en Bolonia, en tiempo del
papa Gregorio IX.
31*
480 MAYO
MEDITACION.
Sobre la perfeccion de la ley evangélica.
Pomo primero. — Considera que la ley instituida por Jesucristo,
y promulgada por los varones apostólicos, á la cual te se manda ar
reglar todas tus acciones, es la ley mas justa que pudieron estable
cer jamas los mas sábios legisladores.
Por cualquier aspecto que mires la ley del Evangelio, hallarás
que todos sus preceptos son justos y arreglados á la razon. Prescri
be una profunda sumision al Ente supremo, criador de todas las
cosas y remunerador de las obras segun su mérito. Á este Ser in
comprensible manda que se le tribute el culto interior y exterior en
señal de su supremo dominio. Para este efecto, en la misma ley se
dignó el Señor de revelarnos gran multitud de profundos misterios,
que al paso que testifican la infinita bondad y grandeza de Dios,
arredran los mas sublimes conocimientos de la humana sabiduría.
Porque si Dios no lo hubiera revelado, ¿en qué imaginacion pudie
ra caber el misterio de la Trinidad, los arcanos de la predestinacion,
y sobre todo aquel exceso de caridad con que de tal manera amó
Dios al mundo, que hizo que su Hijo unigénito tomase carne mor
tal para servir de precio por el mismo mundo? Á este culto y su
mision al Ser supremo junta la ley evangélica la prescripcion de
unos preceptos los mas oportunos para conservar al género huma
no en la mejor armonía para con sus soberanos , y en la paz mas
tranquila entre sus mismos individuos. Manda que se miren aque
llos que están sentados en el trono como unos vicedioses en la tier
ra; que se veneren sus leyes, y que se cumplan sus preceptos. Pinta
su carácter como derivado de la divina omnipotencia y supremo
dominio; y en esta atencion declara que no solamente deben ser
obedecidos aquellos príncipes justos que se desvelan y fatigan por
la felicidad de sus pueblos, sino tambien aquellos que olvidados de
sus grandes obligaciones los oprimen injustamente, y desmienten
m sus obras que están constituidos por Dios padres de los pueblos.
492 hayo
La reverencia, el respeto, los tributos, y cuantos auxilios pueden
ser necesarios para conservar el supremo dominio , otros tantos man
da la ley evangélica á los que la profesan , en tanto grado , que has
ta el mismo Jesucristo siendo Rey de reyes, y supremo Señor de
todos los imperios, no se desdeñó de pagar el tributo al César siem
pre que le fue exigido. Si se vuelven los ojos á los preceptos que
conducen para la tranquilidad de las naciones , y para la felicidad
de los hombres entre sí mismos, se hallará que solo el primer pre
cepto del Decálogo contiene en sí las instituciones mas oportunas
que puede producir la sana filosofía , y los medios mas blandos y
seguros que pueden nacer de la política mas refinada. Solamente
con que los hombres se amasen mutuamente como á sí propios , ce
sarian todos los delitos , y se convertiría la tierra en una mansion de
paz y de bienaventuranza. El que ama á su prójimo desea su feli
cidad , estima todo cuanto le pertenece : se contenta de que goce de
todos aquellos bienes de que le hizo dueño la divina Providencia ;
jamás abrigará en su pecho el inicuo pensamiento de denigrar su
honra , de menoscabar su fortuna , y mucho menos de poner vio
lentas asechanzas contra los preciosos dias que le concede el cielo.
De consiguiente si se guardase esta ley exactamente , vivirían los
hombres como hermanos, y su vida tendría ya principios de aque
lla tranquilidad , paz y dulzura de que gozan los bienaventurados.
Todo esto se percibe con mayor claridad, comparando la Ley
evangélica con las que establecieron los legisladores profanos , y aun
con la misma que promulgó Moisés por mandado de Dios mismo.
En la de los humanos legisladores se encuentra tal monstruosidad
de inicuos preceptos, que el temor de que cause su narracion es
cándalo en las almas, dicta prudentemente que se cubran con el
velo del silencio sus enormidades. Basta saber que el homicidio, el
adulterio, el robo y otros delitos nada inferiores á estos han halla
do lugar en los códigos de algunos legisladores. Por lo que toca á
la ley de Moisés, es bien sabido que el mismo Jesucristo dijo que
tenia algunos preceptos que solamente podia justificar la dureza de
corazon de un pueblo carnal. Dirigíase principalmente á preparar y
disponer en los hombres asiento á la ley evangélica; la cual, aun
que acomodada á la debilidad de la flaqueza humana, con todo eso
mira la santificacion del espíritu con tanto esmero, que no solamente
prohibe los pecados, sino los pensamientos deshonestos y los deseos
peligrosos. ¡Con cuanta razon debes exclamar con el Espíritu Santo
en los Proverbios , diciendo: Vuestros mandamientos, Señor, son
día xxiv. 493
para mí una antorcha, vuestra ley una luz resplandeciente, y vuestras
prohibiciones el camino seguro para conducir mi vida !
DIA XXV.
MARTIROLOGIO.
HIMNO.
Corporis nexos hodie rescindens, Rompe sus lazos hoy María Magdalena,
Plena virtutuM. meritis onusta, Y sube hoy mismo al cielo al lado de su
(amado.
Scandit atemos, eomitante Sponio, De meritos cargada y de virtudes llena ,
Magdala sedes, Para el trono ooupar le tiene destinado.
Abdito ventris UUitatu receuu, Jamás mientras su madre la Uenó en so
(seno
ffon gravat motril gremiwm, nee umquam Molestia le causó ni el mas pequeño mal,
l'riminii pressit prnpriam molesto Y siempre su bella alma oual jardín ameno
Pondere mentem. Pura la conservó en gracia bautismal.
Obtegit nudos, docet imperito», Al desnudo le viste, instruye al ignorante ,
Carceres virit, juvat universo»; Al preso le visita, á todos hace bien;
Plurimas fusis animas ab Orco Y a muchos por amor con llanto suplicante
Fletibus areet. Alcanza elta librar de la muerte también.
Deserens mundum, cruci/isea Christo, Deja el mundo falaz , su carne crucifica
Corpus afftixit precibus, catenis, Bb 'Cristo con azotes , con frio y con calor,
Ferreis flagris, /'ame, felle, spinis, Con ayunos austeras que ella multiplica,
Frigore, fianenia . Con cadenas, con hiel, con fuego abrasador.
Candido retan s scapulas amictu , Cubiertas las espaldas con un blanco velo,
Singulos Christi patitur dolores: Padece de Jesús j ah I iodos los tormentos;
Pervigil cunetos superat furentis Y del vil Satanás con vigilante celo
Dcemonis astus. Vence las astucias y burla los intentos.
Inter urlicas, rigidasque spinas Ortigas muy molestas, espinas muyduras
Innocens puro rutilat cruore: Su sangre hacen brotar, su sangre I ay ! ino-
( cente;
Candida saeris manibut Marios Un hábito María con sus manos puras
Veste beatur. Muy cáadido le da cual virginal presente.
l'um suis horas ceeinit potreáis Las glorias mientras canta ásus Patronos
i, rapios patitur frequeesttr: éxtasis 7 raptos por to <
DIA
Osculo Sponsi recreala, Jetum Con un beso Jesús sus labios sacrosantos
Portat in ulnis. Le imprime, y feliz ella en sus brazos le
( mece .
Coráis humani penelrat tecreta, Del corazon humano las concavidades
Orbii ecentus memorat futuros, Penetra , y los sucesos anuncia del mundo ;
Imperat morbis, febribus medetur, Cual medico ella cura las enfermedades ,
Ulcera tanat. Las úlceras, las fiebres, todo mal inmundo.
Proprium numquam plaoitum.secuta, NuncaJamás su propia voluntad siguió,
In nono vitcc moritura lustro, Y en su lustro noveno estando por monir,
Segun el confesor asi se lo mandó ,
Vincit ayonem. Supaiior a Ja muerte suspendió el partir.
In lacu quinos Erebi per annot Con el infierno tiene lucha quinquenal,
Sustvnet larvas , moritur nec umquam Y muere triunfante conservando puro
Gimra quid fmdet sacra rirginalit De su fiel corazon el liriovirginal
Lilia coráis. Siempre preservado de todo alienU) impuro.
IVunc opem nobis miscrata confer, Protegenos ahora dulce y compasiva
{fui tuo» lati camimus trintmphos ; Mientras tus victorias alegres celebramos;
Erudi mentem, refluatque amor.it Instruyenos, y enciende llama siempreviva
Plamma perennis. En nuestro corazon humildes te rogamos.
(mu Deosummo, GenHoque Patris, Al Padre eterno gloria, al Hijo eterno
( honor,
Flamini sáncto til honor perennis.: Al de entrambos Amor honor, gloria tam
bien;
El Demn trinum rmeremur uno Á los tres que son uno y único Señor
Simpar hoimrc. Amen. Honor por siempre mas, por siempae gkv-
U¡a,.AinaB.
La Misa es del comun de las Vírgenes, y la Oracion la que sigue:
Deus, virginitatis amatar, qui bea- Ó Dios, amador de la virginidad,
tam Mwriam Magdalenam virginem, que adornaste con dones celestiales k
tuo amfme suceenss/m ccelestibus donis la bienaventurada virgen santa María
decoraste: áa, uí auam festiva cel$-r Magdnlejia , encendida en el fuego de
britate mnerapwx, purUate el ckflritQr tu divino íw»ür; poacédenos que imi
te imitemur. Per Dominum nostrum temos en el amor y en la pureza k la
Jesum Christum... que hoy celebramos con tanta solem
nidad. Por Nuestro Señor Jesucris
to, ele.
La Epístola es del capitulo x y xi de la segunda de san Pablo á los
Corintios,,
Fratres : Qui gloriatw, in Domino U er man os : MI que se gloria , gloríe
glorietur. Non enim qui seipsum com- se en el Señor: porque no es digno de
mendat, Ule probalus est; sed quem aprobacion el que se recomienda á si
Deus commendat. Vtinam sustineretis mismo, sino aquel á quien recomienda
,modioum quid úisipuntiis mece , sed et Dios. Ojala soportarais algun lanío io
supportate me, .Emular enim vos Dei que os parezca imprudencia min. Pero
cemidatione. Despendí enim vos uni dispensadme, pues estoy lleno de san
viro, virginem castam eoch ibere Cltrisfo. ta emulacion en Dios por vosotros,
porque he prometido á Jesucristo pre
sentaros a él santos, como una virgen
casta á su única esposo. ¿\
HATO
REFLEXIONES.
In iüo tempere dixit Jesus díscipu- En aquel tiempo dijo Jesús á sos
lis suis parabolam hanc: Simile erit discípulos esta parábola: Será el rei
regnum calorwn decem virginibus, no de los cielos semejante á diez vír
qua accipientes lampades suas , ex- genes, que tomando sus lámparas, sa
ierunt obviara sponso, etsponsa. Quin lieron á recibir al esposo y á la espo
que autem ex eis erant fatua, et quin sa. Pero cinco de ellas eran necias, y
que prudentes : sed quinque fatuas , cinco prudentes; mas las cinco necias,
acceptis lampadibus, non sumpserunt habiendo tomado las lámparas , no lle
oleum secum: prudentes vero accepe- varon consigo aceite ; pero las pruden
runt oleum in vasis suis cum lampadi tes tomaron aceite en sus vasijas jun
bus. Moram autem faciente sponso, tamente con las lámparas. Y tardando
dormitaverunt omnes et dormierunt. el esposo, comenzaron á cabecear, y
Media autem nocte clamor factus esl : se durmieron todas ; pero á eso de me
Ecce sponsus venit, exite obviam ei. dia noche se oyó un gran clamor : Mi
Tune surrexerunt omnes virgines illas, rad que viene el esposo, salid á reci
et ornaverunt lampades suas. Fatua birle : entonces se levantaron todas
autem sapientibus dixerunt: Date no- aquellas vírgenes, y adornaron sus
bis de oleo vestro; quia lampades nos- lámparas. Mas las necias dijeron á las
tra extinguuntur. Besponderunt pru prudentes : Dadnos de vuestro aceite,
dentes, dicentes : Ne forte non sufficiat porque se apagan nuestras lámparas.
nobis, et vobis; ite potius ad venden- Respondieron las prudentes, dicien
tes, et emite vobis. Dum autem irent do : No sea que no baste para nosotras
emere, venit sponsus; et qua parata y para vosotras ; id mas bien á los que
erant, intraverunt cum eo ad nuptias, lo venden , y comprad para vosotras.
et clausa estjunua. Pfovissime vero ve- Pero mientras iban á comprarlo , vino
niunt et reliqua virgines, dicentes: Do el esposo, y las que estaban preveni
mine, Domine, aperi nobis. At üle das entraron con él á las bodas, y se
responderá, ait: Amen dico vobis, nes- cerró la puerta. Al ña llegan tambien
618 ¥iY©
tío vos. VigüaltMaq.ve,.qv¡a'MK¡tís U*.demás vírgenes^ diciendo,: Señor,
diem, ñeque boram. Señor, ábrenos. V él las responde , y
dice: Eif verdad os digo, qne no os
conozco. Velad, pues, porque no sa-
MEDITACION.
Bel desprecio de las cosas pequeñas.
Punto prim&bo. —Considera que apenas hay error mas pernicio
so, y con todo eso apenas hay otro mas comun , que temer poco las
faltas pequeñas, y hacer poco .aprecio de las obligaciones menudas.
La delicadeza de conciencia en este particular suele reputarse por
cierto vano temor de una alma pusilánime , y la escrupulosa pun
tualidad en cosas pequeñas se tiene por prueba de una capacidad
muy limitada.. Dicese que un entendimiento despejado pierde de vis
ta estas menudencias , y que la verdadera virtud nunca depende de
un cúmulo de menudas observancias que envilecen el ánimo, hacen
tedioso y aun grosero el comercio de la vida , y lejos de {amentar la
devocion , la descarnan y la desecan. Sobre este falso principie se
da gusto en todo al amor propio, se condesciende cen tas pasiones,
se lisonjea á los sentidos , y se huye de toda servidumbre. Esperan
las vírgenes al esposo , pero se descuidan en proveer sus lámparas,
porque no piensan que ha de venir tan puesto. Despose de todo, m
parece muy grave este descuido ; pero ¡buen Dios, qué consecuen
cias no se siguieron de éll No quiso ni aun verlas el Esposo celes
tial. Dícese que no es cosa de importancia una faltiHa,., una regla
de poca monta , unaligera inspiracion ; que no puede importar m«-
cho el despreciarla. Pero qué , ¿ puede haber cosa pequeña en Im
que se refieren á un Dios tan grande , y cuando se trata no menos
que de agradarle ó desagradarle? Desagradar un poco & Dios, ¿será
pooo respecto de nosotros? No hay eos» pequeña c« todo lo q«e
puede contribuir á un negocio tan grande como el de uue&tra salr
nacion , ó nuestra perfeccion. No hay cosa pequeña en todo loque
nos puede hacer ganar ó perder un grado de gloria eterna. No es
pequeña cosa ser constantemente fiel en las cosas mas pequeñas. Es
prueba de girande amor querer dar guste «en todo á ta persona que
se ama, y huir de desagradarla en la mus mínima ©osa. Ne querer
dar gusto á Dios sino en las materias graves , contentarse con guar
dar sus mandamientos., es prueba de qp.e,,s£ le teme.HiucJw , peco
DIA XXV. SIS
tambien lo es de que se le ama poce. Témese el imfierno con un te
mor servil , cuando solo se piensa en guardar los mandamientos ; y
en todo lo demás no se repara en disgustar á Dios á sangre fría-
Pero si no hubiera infierno , ¿guardarían los mandamientos estos
siervos infieles y cobardee? Mi Dios , ¡ y cuántos se encontrarán de
estos que solo os temían con un temor servil , cuando quitada la
máscara y el disfraz se presenten en vuestro tribunal !
DIA XXVI.
i
MARTIROLOGIO.
v
528 MAYO
tado eclesiástico , de donde se propagó al reino de Nápoles , á la
Toscana , al Milanés , y con el tiempo se dilató á España y Portu
gal, siendo Felipe su primer general, á pesar de su extrema repug
nancia, por unánime consentimiento de todos los electores.
No podian faltar contradicciones á una Congregacion tan santa y
tan provechosa. Desatóse el infierno furiosamente contra los miem
bros y contra la cabeza ; no perdonó á las mas groseras calumnias;
pero la eminente virtud de nuestro Santo fácilmente disipó todos los
artificios del espíritu maligno. Cada dia era mas admirada su he
roica santidad , que confirmaba el Señor con frecuentes profecías y
milagros. Llamó un dia á Baronio á la una de la tarde , y le dijo :
Tomad el trabajo de ir á visitar los enfermos del hospital. Represen
tóle Baronio la importunidad de la hora, y quesería inquietar á los
enfermos que estarían descansando. Id sin dilacion, replicó el Santo.
Obedeció Baronio, entró en una de las salas , y luego reparó en un
enfermo que estaba agonizando. Corrió á él para ayudarle á bien
morir, y entendió , no sin admiracion , que no se habia confesado.
Confesóle muy despacio , y habiéndole administrado los demás Sa
cramentos , espiró dichosamente en sus manos.
Profesaba Felipe estrecha amistad con san Ignacio de Loyola , fun
dador de la Compañía de Jesús, y pasó este amor á ser como here
ditario en sus hijos. Amábanse los dos Santos recíprocamente , y des-
-pues de muerto san Ignacio nunca emprendía Felipe cosa conside
rable sin irla á consultar con Dios delante de su sepulcro. En fin,
conociendo Felipe que le iban faltando las fuerzas, en virtud de sus
muchos años y trabajos , en atencion á su avanzada edad y á sus
continuos achaques, consiguió licencia del papa Gregorio XIV para
decir misa en su aposento, porque dejarla un solo dia seria abreviar
le los de la vida. Celebróla el dia 26 de mayo con su acostumbrado
fervor y devocion. Concluida , solo pensó en disponerse para ir á
gozar de Dios , noticioso sin duda de la hora de su muerte ; y en
tregado enteramente á los mas tiernos y mas fervorosos actos del di
vino amor, espiró á los ochenta y dos años de su edad el de 1595.
Estuvo el santo cuerpo expuesto públicamente á la veneracion de
la ciudad por espacio de tres días , al cabo de los cuales , encerrado
en una caja de nogal , se depositó en un nicho que se abrió en la
pared. Siete años despues fue trasladado con mucha pompa á una
magnífica capilla que se habia erigido en su honor, habiéndose ha
llado incorrupto y entero , sin embargo de no haber sido embalsa
mado ; y fueron tantos los milagros que por su intercesion obró el
día xxvi. 529
Señor en su gloriosa sepultura, que desde luego se comenzó á Ira-
bajar en los procesos de su canonizacion , la que celebró solemne
mente el papa Gregorio XV el dia 12 de marzo de 1622.
MEDITACION.
Del fervor en el servicio de Dios.
Punto primero. — Considera que siempre se sirve mal cuando se
sirve con tibieza. Poco amor tiene á su amo el que le sirve con dis
gusto y puramente por miedo. La frialdad y la lentitud en quien
sirve, muestran el poco respeto que profesa á su dueño.
Pero al fin , que á los hombres se les sirva con diferencia y con
descuido, adelante ; no es grande maravilla. El corazon nunca está
asalariado ; no tiene parte en la escritura ó en la obligacion del ser
vicio. Pero que se sirva á Dios con frialdad y con indiferencia ; que
la grande honra y los crecidos intereses que se logran en servirle no
334 HAYO
exciten nuestra ambicion , y no nos inspiren por lo menos tanto celo,
tanto ardor en todo lo que toca á su servicio como el que manifes
tamos en el servicio del príncipe ; verdaderamente es asunto de gran
de admiracion, pero algun dia lo será tambien de grande arrepen-
, timiento.
Á Jacob le parecen nada siete años de servicio por la esperanza
de poseer algun dia á la hermosa Raquel. Ofrécese el mismo Dios
por premio y por salario á los que fielmente le sirven; ¡y con todo
eso es servido con negligencia!
¡Con qué celo, con qué puntualidad, con qué fervor se sirve al
soberano ! Los bienes , el descanso, la vida , todo lo que mas se ama
en este mundo se sacrifica á su servicio. Mas que toda una ilustre
casa , toda una rica sucesion esté fundada en un único heredero :
este solo heredero, este único hijo, esta única esperanza de toda la
familia es el primero que corre al peligro, que avanza al asalto, que
monta la brecha. ¿Se sirve á Dios con el mismo ardor 1 Et Mi qui-
dem ut corruptibilem coronara accipiant ; nos autem incorruptam. I
esto que aquellos trabajan por una corona perecedera ; pero nosotros
por una que jamás se ha de marchitar. ¡Mi Dios, qué conducta es
la nuestra! Sabemos que Dios no hace caso de los servicios exterio
res , si no los acompaña el corazon. Pórtase con nosotros mas como
padre que como señor; y por eso quiere que sea el amor el gran
móvil de todos los que le sirven. Y á la verdad , ¿qué dueño hay mas
digno de ser servido con amor y con fervor que un Dios á quien
debemos todo cuanto tenemos , y que recompensa con tanta libera
lidad nuestros servicios? ¿Con qué ardor debemos dedicarnos á darle
gusto, y con qué puntualidad, con qué fervor, con qué celo nos de
bemos aplicar á poner en ejecucion todo aquello que sabemos ser de
su agrado? Pero ¿lo hemos hecho así? ¿ lo hacemos al presente? ¡Mi
Dios , y qué materia tan abundante para el mas vivo dolor, para el
mas amargo llanto !
DIA XXVII.
MARTIROLOGIO.
MEDITACION.
DIA XXVIII.
MARTIROLOGIO.
Los santos mártires Emilio, Félix, Príamo y Luciano, en Cerdeña, los
cuales alcanzaron la corona del martirio defendiendo la fe católica.
San Caradno, mártir, en Charlees de Francia, el cual consumó el martirio
siendo decapitado en tiempo del emperador Domiciano.
Santa Elconida, mártir, en Corinto, la cual primero imperando Gordia
no, y siendo presidente Peronnio, fue por varias maneras atormentada : des
pues en tiempo de Justino, habiendo pasado por nuevos tormentos, de los cua
les le libró un Angel , le cortaron los pechos , la echaron á las fieras , y la ex
perimentaron con el fuego ; y por último consumó el martirio habiéndola de
capitado.
El martirio db los santos Crescente, Dioscórides, Pablo y Eladio.
La conmemoracion DE los santos Monjes mártires, que fueron muer
tos por los sarracenos en tiempo de Teodosio el Menor, en Tecua en Palesti
na, cuyas reliquias recogidas por aquellos moiadgres, fueron tenidas por ellos
en gran veneracion.
San German, obispo y confesor, en París, de cuya eminente santidad, se
ñalado mérito y esclarecidos milagros, queda memoria en los escritos del obis
po Fortunato. (Véase su vida en tas de hoy).
San Senador , obispo, en Milan , muy esclarecido en virtudes y erudicion.
San Justo, obispo, en Urgel en la España Tarraconense. (Véase su noticia
en las de hoy).
San Podio, obispo y confesor, en Florencia. ( Era hijo del rey de Etruria,
nació el año de 930, y murió en el de 1002 ).
ao4 MAYO
MEDITACION.
Que en todo tiempo se debe hacer penitencia.
Punto primero. — Considera que como no hay tiempo en que no
se pueda pecar, y en que el hombre adulto no sea pecador, ninguno
hay en que no se deba hacer penitencia. La Cuaresma se dice tiempo
864 MAYO
de penitencia; ¿qué quiere decir esto? Que la penitencia que enton
ces se hace con la abstinencia y con el ayuno es de precepto ; pero
¿será por eso menos necesaria en otro tiempo? ¿Tenemos menos ene
migos con quienes combatir despues de Pascua que antes de ella?
¿Son menos vivas las pasiones? ¿son menos fuertes las malas costum
bres? ¿son menos temibles los enemigos de nuestra salvacion , ó las
tentaciones menos peligrosas? ¿Es posible que ya nada hemos que
dado á deberá la divina justicia? Sino hiciereis penitencia , todos pe
receréis. ¿Puede haber mayor error que imaginar que este oráculo
no es ni habla con todos tiempos ; que hay dias privilegiados, y que
en ciertos tiempos del año se puede uno salvar sin hacer penitencia?
Aun cuando la penitencia de la Cuaresma fuese bastante para sa
tisfacer por los pecados pasados , lo que ninguno creo pensará sin te
meraria presuncion, ¿qué dia de la vida se nos pasa sin cometer fal
tas, sin tener necesidad de misericordia , y sin peligros? La inocencia
no tiene otro abrigo ; el corazon se corrompe sin esta sal ; toda vir
tud se marchita sin el rocío de las lágrimas. Ni la soledad ni el mas
horroroso desierto es asilo suficiente sin el socorro de la mortifi
cacion.
Cuanto mas nos acercamos á la sepultura , mas nos debemos acos
tumbrar á la ceniza. Fuera de la infancia, todas las edades deben
ser tiempo de penitencia para un cristiano. Busca sino en el Evan
gelio , que debe ser la regla de las costumbres, una edad que esté
destinada para los gustos y los placeres.
I Oh mi Dios , y qué poco gusta á los Cristianos esta verdad? Pero
nuestro disgusto, nuestras ilusiones y nuestras preocupaciones ¿de
bilitarán el vigor á las verdades del Evangelio ? Ciertamente , quien
mira las cosas con alguna reflexion , no puede menos de indignarse
al ver la licencia que precede y que se sigue á la Cuaresma. Parece
que solo en Cuaresma nos reconocemos por pecadores, y que en lle
gando, la Pascua nos queremos desquitar de las abstinencias y de los
ayunos, suponiendo que la mortificacion no es de todos tiempos.
¡ Cosa extraña ! el mundo y las pasiones tienen sus leyes de mor
tificacion y de ayuno, las cuales se observan inviolablemente: solo
las leyes de Dios se quebrantan y se hacen intolerables. ¡ Qué vio
lencia, y aun se puede añadir, qué mortificacion, qué penitencia
no se padece en el mundo por seguir una moda , por brillar en un
concurso ! Las galas adornan , pero oprimen ; hay cotilla que equivale
á una tortura ; pero todo se sufre , todo se tolera por satisfacer á su
amor propio, al interés , á la ambicion ; mas por agradar á Dios todo
día xxviii. 565
es impracticable. La penitencia del mundo dura toda la vida; y se
quiere que la que se hace por Dios tenga sus intervalos. ¿Qué pe
nitencia hemos hecho hasta aquí? ¿Parécenos que ha sido propor
cionada á nuestras culpas? ¿Creemos que ya tenemos derecho á des
cansar? ¡ Oh , y cuántas satisfacciones imperfectas ! ¡ cuánta peniten- ,
cia quizá necesitamos hacer para satisfacer por otras penitencias!
I Cuántas partidas se han de dar por nulas en llegando á la cuenta
de nuestras obras satisfactorias !
DIA XXIX.
MARTIROLOGIO.
San Restituto, mártir, en Roma, en la vía Aurelia.
El martirio de san Conon , y de un huo suyo de edad de doce años, en
Iconio , ciudad de la Isauria, los cuales en tiempo del emperador Aureliauo
568 MATO
sufrieron con valor admirable el ser extendidos en unas parrillas puestas en
cima de las brasas, y rociados con aceilc; despues pasaron por los tormentos
del potro y del fuego ; últimamente les machacaron las manos con un mazo de
madera, y en este suplicio entregaron sus almas al Criador (por los años del
Señor 276" ).
Los santos Sisinio , Martirio y Alejandro, en el mismo dia , los cuales
en tiempo del emperador Honorio, segun escribe Paulino en la vida de san
Ambrosio, fueron martirizados en la persecucion de los ge'ntiles junto al valle
de Hungría.
Las santas mártires Teodosia, madre de san Procopio, mártir, y otras
doce nobles matronas, en Cesarea de Filipo , las cuales fueron decapitadas
en la persecucion de Diocleciano. (La vida de santa Teodosia se halla con la
de su hijo san Procopio en el dia 8 dejulio).
El martirio de mil quinientos veinte y cinco mártires, en la Umbría.
San Maximino, obispo y confesor, en Tréveris, el cual recibió y hospedó
honrosamente en su casa á san Atanasio cuando andaba huyendo de la perse
cucion de los Arríanos. (Véase suvida en las de hoy).
San Máximo, obispo, en Verona. (Floreció en el siglo IV, y fue esclarecido
en santidad¡.
San Eledterio, confesor, en Arcano en el Lacio. (Era de nacion ingiés, y
hermano de los santos Grimaldo y Fulco, en cuya compañía se trasladó á Ita
lia).
REFLEXIONES.
Entre las pasiones que combaten el corazon humano con mayor
fuerza y poder mas irresistible , apenas hay una cuyos esfuerzos le
' 38 tomo v.
590 MAYO
lleven tras sí con mayor violencia que la pasion de gloria. Á este
ídolo aéreo han ofrecido incienso los hombres sábios y los ignoran
tes , los hombres oscuros y los monarcas mas poderosos. Hasta los
facinerosos , que oscurecen su vida con execrables delitos, han ofre
cido víctimas á la gloria de su nombre. Tantos conquistadores ex
poniendo su vida y su reposo ppr un pedazo de tierra que no ha
bian de gozar ; tantos sabios acortando los dias de su vida en profun
das meditaciones , escribiendo libros que acaso olvidan para siempre
las generaciones futuras ; tantos deslumbrados , que han tenido la
temeridad de precipitarse en una sima profunda , ó dejarse morir por
que su nombre fuese aclamado como el de un héroe , manifiestan
claramente hasta qué punto llegan á embriagarse los hombres con la
pasion de gloria. Puede tanto con ellos el lisonjero pensamiento de
que despues de muertos se acordarán los hombres de sus acciones,
y repetirán sus heroicidades con entusiasmo, que esta sola conside
racion les excita á hacerse singulares entre los demás hombres, sin
reparar mucho en que la distincion provenga del vicio ó de la virtud.
Pero si reflexionasen la enorme distincion que hay de lo uno á lo
otro, y que diferente gloria reciben , aun en este mundo , los que
sirven verdaderamente á Dios, respecto de aquellos que se entregan
á los deseos de su corazon , conocerían que aun en lo temporal pre
mia Dios mucho mas ventajosamente que el mundo. El elogio qae
contiene la Epístola de este dia , dedicado por el Espíritu Santo á Si
mon , hijo de Onías , y aplicado por la Iglesia á santo Toribio Mogro-
bejo, prueba claramente la generosidad con que premia Dios las obras
de la virtud. Él es tan magnífico, tan sublime, tan lleno de imáge
nes , de majestad y de belleza , y tan expresivo de un mérito heroico
y extraordinario , que todos los oradores de Atenas y de Roma no
llegaron jamás á imaginar una cosa semejante. Aun prescindiendo
de los sólidos fundamentos en que estriba este elogio, hace muchas
ventajas por la estructura y por la idea que da del héroe á cuantos
panegíricos ha tributado la lisonja al poder y á la tiranía. Jamás cupo
en el entendimiento de Plinio un elogio tan magnífico del empera
dor Trajano ; y todos los emperadores hubieran sacrificado gustosos
las alabanzas que les tributó la elocuencia , si hubieran llegado á
conocerla grandeza de estas que da el Espíritu Santo, y hubiesen
tenido el talento y virtud suficiente para merecerlas. La gloria que
de esto les resultaría , seria una gloria verdadera , y que dura para
siempre : sus alabanzas no se marchitarían como sus laureles , y sus
virtudes no serian tan insensibles é insensatas como las piedras que
DIA XXIX. 89t
las representan. Si se considera , además de esto , el fundamento
que tienen unos y oíros elogios , es preciso convenir en que hay
tanta diferencia de unos á otros , como hay distincion entre lo ver
dadero y lo falso. La virtud es hermana de la verdad ; mútuamente
se ayudan, mutuamente se recomiendan , y mútuamente se apoyan.
La virtud que tiene el carácter de verdadera es una misma en to
dos los tiempos , en todas las naciones, en todas las circunstancias.
La verdad la presenta á todos los ojos como amable y digna de apre
cio. Su mérito es una luz resplandeciente, cuyos brillos no pueden
ocultarse. El corazon mas bárbaro siente la dulce fuerza de sus atrac
tivos ; y aun los hombres injustos aprueban en el secreto de su co
razon los elogios que se la tributan. De consiguiente, la gloria que
consigue un justo por estar continuamente velando sobre sus obli
gaciones es una gloria verdadera, durable, y que debiera llevar la
atencion de los hombres, siempre que á estos les inquietase algun
deseo de gloria. Pero ¿se hace así? ¿ Son estas ideas las que mueven
el corazon humano en la ejecucion de tan vano proyecto? Diosmio,
Vos sabeis que no solamente se hacen sacrificios á la vanagloria y á
la ambicion , sino que mucha parte de nuestras víctimas las sacrifi
camos á la necesidad , porque no se puede llamar con otro nombre
aquella pasion que deja al hombre sin discurso , y equivoca sus ope
raciones eon las de los brutos irracionales.
MEDITACION.
Sobre la vigilancia cristiana.
Punto mimbro.— Considera que todo cristiano debe velar conti
nuamente sobre el cumplimiento de sus obligaciones, y que el des
cuidar en esto juzgándose seguros, y que se camina por un terreno
llano y sin precipicios , es una señal funesta que acuerda al teme
roso de Dios que está su peligro muy cercano.
Á la verdad , dar oidos á la satisfaccion con que el corazon está
descuidado, pareciéndole que no necesitaria velar sobre el cumpli
miento de sus obligaciones, sino que basta una atencion ordinaria,
que tiene menos de atencion que de costumbre , es una soberbia in
soportable que nos hace eaer en gravísimos precipicios. Semejante
indiferencia provoca la ira de Dios, el cual , viendo la soberbia con
que nos atrevemos á poner en nosotros mismos la confianza que de
38*
592 MATO
bíamos de colocar en él , determina negarnos sus divinos auxilios,
con los cuales hacíamos el bien , y sin los cuales no podemos hacer
sino el mal. Nos deja con solas nuestras fuerzas, para que, viendo que
no son bastantes para precavernos contra nuestros enemigos, conoz
camos nuestra debilidad y flaqueza con una experiencia funestísima.
Este modo de proceder de nuestro Dios es justísimo ; porque habien
do despreciado tantos paternales avisos, en que nos manda que ve
lemos sobre nuestras obligaciones , castiga debidamente nuestra te
meraria presuncion, desamparándonos , y dejándonos únicamente en
manos de nuestra flaqueza. La caida escandalosa del rey David , que
en una sola accion cometió tantos y tan horrendos delitos , en nin
guna otra cosa consistió que en la seguridad excesiva con que se echó
á dormir, sin temer el peligro que le amenazaba. El mismo Profeta
santo lo decia así en el salmo xxix, cuando contrito y pesaroso cla
maba á Dios diciendo : En medio de mi abundancia dije para mi, ja
más seré apartado ni removido de la gracia y virtud que ahora ten
go. Vos , Señor, apartásteis de mí vuestros ojos , é inmediatamente
sucedió en mi alma una turbacion asombrosa.
Pero ningun ejemplo convence mejor los peligros funestísimos de
la falta de vigilancia , ó de una confianza necia , que el ejemplo de la
negacion de san Pedro. Cuando el Salvador del mundo avisaba á to
dos sus Apóstoles que estuviesen alerta , porque podia suceder que
en la noche de su pasion padeciesen escándalo sobre su persona, lle
gó á tanto la temeridad de Pedro , que no dudó afirmar, que aun
cuando todos los Apóstoles se escandalizasen, él nunca se escandali
zaría. El misericordioso Señor, que le tenia destinado para pastor
universal de su Iglesia , y sabia cuán necesaria le habia de ser la
vigilancia , quiso que aprendiese con un saludable escarmiento, que
le diese que llorar para toda su vida , los graves peligros y ruinas
espirituales que trae consigo una vana confianza. Dejóle por un mo
mento entregado á sus propias fuerzas ; y produjo lo que puede pro
ducir por sí mismo un hombre flaco y miserable. Negó á su Maes
tro ; negó á la Verdad misma por esencia ; negó á su Dios ; negó
tantos milagros y prodigios como habian visto sus ojos ; negó la san
tísima vida y costumbres que habia visto en su Maestro , y de que
estaba cierto hasta la evidencia , y todo esto lo negó con juramento.
Pero en esto mismo has de considerar que afirmó que el hombre
nunca está en mas peligro que cuando confia en sus mismas fuer
zas ; que nunca está mas débil que cuando no le robustece el po
derosísimo vigor de la gracia ; que nunca está mas cercano á caer
día xxix. 693
en el precipicio que cuando camina descuidado, imaginando que va
seguro ; y, últimamente, san Pedro nos afirmó con su ejemplo que
debemos tener presente el aviso de Jesucristo : Velad y orad para
que no seais tentados, á fin de que no experimentemos funestas caí
das que llenen por toda la vida de lágrimas nuestros ojos.
PROPÓSITOS.
1 Son innumerables los avisos y preceptos que hay en la sagra
da Escritura acerca de la virtud de la vigilancia ; de manera, que
apenas hay punto capital de la Religion sobre que se haya manifes
tado mas copiosamente la doctrina de Jesucristo. Vigilad, decia en
el capítulo xxiv de san Mateo, porque no sabeis á qué hora ha de ve
nir vuestro Sefu>r. Bienaventurados aquellos siervos, decia en el ca
pítulo xii de san Lucas , á ¡os cuales, cuando venga su señor, los
encuentre velando. San Pablo escribiendo á su discípulo Timoteo,
(Epist. II, c. iv ) le decia : Tú vela, trabaja en todo , y cumple con
tu ministerio. De manera , que la vigilancia es una virtud tan uni
versal y necesaria al cristiano, como prueba daramentc la continua
cion con que se ve recomendada en las sagradas Escrituras. En vista
de esto ¿cuáles deberán ser tus propósitos en este dia? Has visto en
DIA XXJL. . 895
la vida de santo Toribio Mogrobejo un hombre sumamente celoso
de su salvacion, y que por lo mismo desde niño hasta el último ins
tante de su vida tenia una escrupulosa observancia de todas sus
obligaciones. Sin embargo de tan sólida virtud, de tan multiplica
dos ejercicios piadosos , y de estar rodeado.de buenos ejemplos, se
veia en él un temor continuo de desagradar á Dios , que le tenia en
continua vela sobre la mas mínima de sus muchas y delicadas obli
gaciones. Has considerado los peligros y caídas funestas que han
dado los varones mas encumbrados en virtud , cuando se han en
tregado ó á una necia confianza , ó á un criminal descuido. Has visto
que son innumerables los enemigos que te cercan para dañarte , y
extraordinaria su vigilancia. Desde hoy, pues , debes atender me
nudamente á todas tus obligaciones ; hacer mucho caso aun de las
cosas mas mínimas ; considerar cada una de ellas como el principal
objeto de tus esmeros y cuidados, y empeñarte eficazmente en ven
cer con tu vigilancia la vigilancia de tus enemigos. Cualquiera falta
en esta materia te precipita en un abismo ; y en un solo instante
que te descuides recibirás un daño irreparable. En todas las ma
terias , á todas las horas , en todas las ocasiones te es necesaria la
vigilancia. El enemigo comun del género humano contrahace , y
procura imitar por su parte con su malicia, para introducirte al mal,
todos los santos artificios de que se vale la gracia para inclinarte al
bien. Y así como esta esconde sus anzuelos en todos los aconteci
mientos de la vida, en todas las acciones y circunstancias para cau
tivarte en el servicio de Dios : de la misma manera el dragon infer
nal siembra asechanzas en todo cuanto veS , en todos los negocios
que tratas, velando continuamente para lograr tu ruina. No dur
mamos, pues, como los que están apartados de Dios, dice san Pablo
á los tesalonicences (Epist. 1, c. v), sino velemos y estemos alerta.
DIA XXX.
MARTIROLOGIO.
HIMNO.
Qualeeum coelum tonal, atque dentm Doquiera que retumban truenos con fragor ,
Ftclgurant nubes, ruit et vagatur Doquiera que fulguran nubes condeosadas,
fulmen in partes varias, agente Doquiera que los rayos brillan con furor
Tiuminis ira, Cual chispas lanza Dios con sus manos airadas,
Arcium prodest nihil alta moles En vano los castillos su orgullosa frente
Turbinem contra, volucresque /laminas; Levantan sin cesar contra la tempestad ;
39 TOMO V.
MAYO
Missus á cuelo ruitultor ignis, £1 fuego vengador del cielo de repente
Summaque tangit. Destruye su altivez, la abate sin piedad.
Non secus circum meluenda duceni, Brillan de un modo igual las armas de Fer
nando
Arma Fernandos premit acerhottes: Por doquiera, y al moro hostiga valeroso ;
Personant late loca militari Con belico fragor todo está resonando,
Pulsa fragore. Y el moro audaz , por ñn , se vuelve I
Quid ductm contra validum phalanges ¿ Que pueden ya sus huestes desmoralizadas
Perfidi Mauri potuere? Quanta Contra ese capitan tan Heno de bravura?
Strage vexillum volitant crucisque ¡Ohíla cruz y su enseña acordes, enlazadas,
Juntas siembran la muerte entre su gente im-
(pura.
Non decus, vanum vel iniqua laudis No por vana gloria, ni por bien parecer.
Aura Fernandfm, ñeque ccecus ardor Ni por ciego furor Fernando, hace esa guerra
Jmpium Maurum merito* domare A fin de exterminar, ó á lo menos vencer,
Cade coegit. Al agareno infame y echarlo de su tierra.
Charitas movitpatria, fidesque Es si su viva fe , es si su patrio amor.
Cordi* aecentis animntn flammis, Son tambien sus demás virtudes singulares
Pulchra.virtutwm comilante longo las que su brazo mueven y le dan valor
Ordine virtus. Para al moro lanzar mas allá de los mares.
Sub jugo maurw ditionis olim La noble y fiel Sevilla, ciudad infortunada,
MispalU Umgtim gemuisse docta Mucho tiempo gimió bajo el mahometana,.
Prístina) demum reparavit altos Mas al fin recobró, por Fernando librada,
Legis honores. Sus leyes y costumbres , su culto cristiane.
Inda vicinas eadem. bcavit Tan luego quedó libre Sevilla la hermosa.
t'uuxlítas urbes, pidas revixit; Colmó de bien igual las vecinas ciudades ;
Et salus, etpax, et ubique moris La alegría y la paz, la vida mas dichosa
Cultas honestí. ( En todas renació oual en oteas edades.
lidia aestarus pía FeRDINANDES, No teme el hado , no , ni la suerte incons-
( tante,
Non timet falum, dubiamve sortem, Guerra santa Fernando estando por hacer ;
Spem fmet crrtam supcrum benigna. Inspirado de Dios la emprende al mismo Íns
itaste
Luce vocatus. Con esperanza firme y cierta de vencer.
Ferreos nexus raMs acta acutí. Con ímpetu veloz por el viento movida
Impetu frangit, stupet, atque vinci Rompe la nave real del Betis la cadena,
B(8tis exultat, placidasque volvit Y estupefacto el rio cobra nueva vida,
Mollius andas, Y sus aguas amansa , y su curso refrena.
ípsa victrices veneranda Virgo,. Al frente de las tropas va siempre María
Anteit turmas, ope cujus urget Cual brava capitana dándoles valor,
Hex pías bellum, superatque pugna Y con su ayuda el Rey pelea noche ydia,
Victor in omnL Y de todas las luchas sale vencedor.
Vicit et mortem, super astra namque Tambien vence á la muerte , y su alma in-
( mortal
El super ccetos anima recepta Mas allá de los astros sube triunfante ,
Jntegrum corpus sine labe gratos Y su cuerpo incorrupto , y puro cual cristal.
Spirat odores. Olor exhala aun, olor el mas fragante.
Ag¡nina ni ductor, Deus unas, wna Canten siempre gloria nuestros corazones
In tribus virtus, Ubi corda semper Al verdadero Dios en tres personas uno;
Gloriam cantent, tibi nostra soli Para él solo triunfen nuestros batallones ,
Arma triumpnent. Pues es nuestro Señor, y fuera, de el ninguno.
DIA XXX. 607
REFLEXIONES.
Cada uno debe aplicarse á la santidad que es propia de su condi
cion y estado: esta es la que Dios quiere de él. Ninguna cosa nos
ha de hacer santos, sino el hacer lo que Dios quiere de nosotros; no
el hacer lo que de cualquiera otro quiere. La virtud que Dios pide
39*
608 MATO
á un soldado, no dice bien á un oficial. El padre de familias, el juez,
el superior, tiene diversas obligaciones que un solitario. El casado
debe practicar diversas virtudes que el religioso ; unas son las vir
tudes propias de un novicio, y otras las de un provecto. Y en suma,
la regla mas segura para hacerse uno gran santo es atender úni
camente á perfeccionarse en el estado presente. Esta es la razon por
que la Iglesia nos propone para venerar Santos de suma excelencia
en cualquiera edad , que florecieron maravillosamente en cualquiera
condicion y estado. Aquella mujer fuerte, de quien hace un noble
elogio la Escritura, no se hizo santa sino con el gobierno prudente
y virtuoso de casa. San Isidro cultivando su campo, san Homobono
en su ejercicio mercantil, y san Fernando rey de España sobre el
trono real , resplandeciendo siempre sus virtudes tanto en la corte
como en la campaña. Finalmente , no hay persona que con el so
corro de la gracia divina, que está siempre pronto, no pueda lle
gar á la perfeccion propia de aquel estado á que la ha llamado Dios.
El Evangelio es del capítulo xxn de san Mateo.
lnillo tempore: Pharisai consilium En aquel tiempo: Tuvieron conci-
inierunt, utcaperent Jesum in sermo- lio los fariseos para coger á Jesús en
ne, et mittunt ei discípulos suos cum lo que hablaba , y le enviaron sus dis-
Berodianis, dicentes: Magister, scimus cipulos con algunos herodianos, di
guia verax es, et viam Dei in veritate ciéndole : Maestro , sabemos que eres
doces, etnon est tibi cura de aliquo: veraz, y enseñas, segun la verdad , el
nonenimrespicispersonamhominum; camino de Dios, y no te cuidas de
dic ergo nobis, quid tibi videtur, licet cosa alguna : porque no eres accpta-
censum dare Ccesari, an non? Cognita dor de personas; dfnos, pues, cuál es
autem Jesus nequitia eorum, ait: Quid tu opinion : ¿es lícito pagar el tributo
me tentatis, hypocritcef Ostendite mihi al César ó no? Pero Jesús, habiendo
numisma census. At illi obtulerunt ei conocido su malicia, dijo: ¿Por qué
denarium. Et ait Mis Jesus: Cujus me tentais, hipócritas? Mostradme la
estimago hac, et superscriptio? Dicunt moneda del tributo. Y ellos le presen-
es: Casaris. Tune ait Mis : Reddite ergo taronun dinero. Y Jesús les dijo: ¿De
qua sunt Ccesaris, Ccesari : et quce sunt quién es estaimágen, é inscripcion?
Dei, Deo. Et audientes mirati sunt, et Dijéronle : del César. Entonces les
relicto eo, abierunt. dijo: Dad, pues, al César lo que es
del César; y á Dios lo que es de Dios.
Y cuando esto oyeron , se maravilla
ron; y dejándole, se retiraron.
MEDITACION.
Del beneficio de la creacion.
Punto primero. — Considera como de tí mismo eres nada, y eso
fueras siempre, si Dios por su bondad no te hiciera algo. Mira lo
DIA XXX. 609
que eras tantos años antes que fueses engendrado , y que para siem
pre fueras eso mismo , si Dios no te criara : porque la nada no se
puede hacer á sí misma algo , ni merecer que otro la haga. Y pon
dera mucho que no eras tú necesario para el mundo; porque tan
honrado y tan cumplido estuviera aunque tú nunca fueras en él , co
mo despues de criado , y que estando tú en ese abismo y tinieblas
de la nada y del no ser , sin poder merecer que Dios te criase , tuvo
él por bien , por sola su dignacion y liberalidad , entre infinitas cria
turas posibles que conoce en sí mismo , poner los ojos en tí , y darte
ser en este mundo. Y cuando no fueras mas de una hormiga, ó un
grano de arena , era inestimable beneficio , porque no hay compa
racion de ser algo al no ser nada. Y no te hizo hormiga, ni gusa
no, ni piedra, ni árbol, ni bestia; sino hombre'racional , esto es,
la criatura mas noble del mundo, fuera de los Ángeles. Pondera
como en este beneficio te dió Dios todo el ser que tienes en el cuer
po y en el alma. El cuerpo con todos sus miembros y sentidos, y
con tan maravillosa compostura y armonía, que causa admiracion
á quien con atencion lo considera : y advierte y hazte cargo de ha
berte dado entereza y buena disposicion en todos los miembros y
sentidos del cuerpo , salud y fuerzas , con todos los demás bienes
corporates ; pues vemos que unos nacen ciegos, otros mudos, otros
tullidos, y con otras faltas y enfermedades. Mira bien si por caso
perdieras un ojo, ó un brazo, ó pierna, ú otro cualquier miembro,
o la salud y las fuerzas que tienes, en cuánta obligacion quedaras
á quien te lo restituyera. Pues ¿cuánto mas debes á quien te lo dió
todo al principio, y despues acá siempre lo conserva? Con esta con
sideracion podrás decir con el santo Job (cap. x) : «Tus manos, Se-
«ñor , me hicieron y formaron todo entero al rededor , y así como
«de una masa de barro me hiciste : de piel y de carne me vestiste,
«compusísteme de huesos y de nervios , y dísteme vida y miseri-
«cordia.»
PROPÓSITOS.
1 Todas las mañanas al levantarte no te olvides de tributar
muy rendidas y afectuosas gracias al Señor por todos los beneficios
que has recibido de su bondadosa mano , principiando por el de la
creación : pues sacándote de la nada te dió ser ; y un ser no como
quiera, de piedra, árbol, gusano ó fiera; sino criatura racional,
hecha á su imagen y semejanza, y esto sin que tú to merecieses.
DIA XXXI. €11
ni pudieses merecer. Resuélvete á discurrir con mucha frecuencia
como lo hacia san Agustín (Lib. 10 Confes. cap. 6 ; y Solil. cap. 31 ) :
Comencé á inquirir lo que yo era, y dije: ¿De dónde tuvo principio,
Dios mio, este hombre? ¿de dónde sino de ti? Tú eres el que me hi
ciste, y no yo. Tú eres por quien yo vivo y por quien todas las cosas
son y viven, porque ¿por ventura puede alguno ser artífice de sí mis*,
mo? ¿ Por ventura hay otro de quien se derive el ser y el vivir sino de
tí? Tú, Señor, me hiciste, sin el cual nada se hace : Tú eres hacedor
mio y yo obra tuya, por lo cual te doy infinitas gracias.
2 Conociéndote siempre por hechura de las manos de Dios, re
conoce que tienes gran necesidad de las mismas manos para que
acaben esta obra, hasta que quede del todo perfecta. Ta sabes que
todos los efectos tienen dependencia de sus causas , hasta cobrar su
última perfeccion. Así los árboles procuran buscar el sol, y arrai
garse en la tierra que los produjo; los peces no quieren salir del
agua donde nacieron ; el pellico se va á meter debajo las alas de su
madre, y la sigue doquiera que va; y el corderillo conoce á la su
ya entre muchas , y no se quiere apartar de ella un punto ; y se pe
ga con sus ijares, porque donde recibió lo que tiene, espera que le
darán lo que le falta hasta estar perfecto. Pues mira tú cuánta
mayor es la dependencia y necesidad que tienes de tu Criador, pa
ra que te dé lo que te falta, que es la última perfeccion y el ser
bienaventurado , sin lo cual está la obra muy imperfecta. Y confor
me á esto, mira cuánta obligacion tienes á no apartarte un punto
de él , que así como te dió todo lo que tienes , te dará lo que te fal
ta. Y como aquollo no te lo pudo dar otro sino él , tampoco otro si
no él puede perfeccionarte. Pues ¿cuánto atrevimiento y temeridad
es apartarte de Dios , y mucho mas desmandarte contra él y ofen
derle?
DIA XXXÍ.
MARTIROLOGIO.
REFLEXIONES.
La figura de este mundo pasa. Grandeza mundana, fortuna brillan
te, nacimiento ilustre, talentos sobresalientes , elevados empleos, al
tas dignidades , prosperidad deliciosa pasan ; luego nada sólido se
halla en vosotros sino es el nombre ; luego nada sois en suma sino
unas lisonjeras ilusiones , un sueño agradable que embelesa por unos
pocos momentos , y aun ese embeleso no es mas que para los que es
tán dormidos. Alábese cuanto se quisiere á este mundo ; él no es
mas que un fantasma , tras el cual se corre, se cansa , se fatiga, y
al cabo solo se halla confusion , amargura y arrepentimiento. Es un
ídolo que fabricó el capricho , a^juien sin cesar se está incensando
mas por costumbre que por razon ; es una imágen , una figura su
perficial que se mancha , que se borra , que en breve tiempo se des
hace. ¿Qué nos ha quedado de aquel mundo que reinaba cien años
há? Los retratos de sus adoradores y de sus celosos partidarios son
visibles ; las modas, que son fruto del capricho extravagante del mun
do, se mudan á cada instante. Por gravosas , por molestas , por ri
diculas y por perjudiciales que sean , basta la descompuesta fantasía
de una mujer loca, basta el antojo de un genio y de una invectiva
mundana y ociosa para hacer ley de una nueva moda, pero ley que
a lo mas suele durar un año. El gusto va siempre tras el capricho :
y el perpétuo giro de gusto, de moda, de diversion y de costumbre
forman como el cuerpo del fantasma tras el cual se corre. No pasa
mas veloz que el mismo mundo el viento que alimenta , ni el humo
que atolondra , y que ciega á los mundanos. Pasa su figura , por
que el mundo, ¿qué otra cosa es que una imágen de colores sobre
puestos y de rasgos superficiales , que el mismo aire los borra y los
confunde ? Todo es mera exterioridad en el mundo : las grandes
honras que se tributan hácia afuera ; las mas vivas demostraciones
618 MAYO
de una fingida amistad ; máscara, artificio, afectaciones , hazañe
rías , todo pasa , todo se acaba ; y en acabándose , ¿qué resta de todo
ello que pueda satisfacer á un hombre racional , ni que pueda lle
nar á un corazon cristiano? Ni aun dura el mundo, por decirlo así,
todo lo que dura la vida de un mundano ; basta la menor desgracia
para aborrecerle ; á la primera caida parece que el mismo mundo
huye de sus mas apasionados parciales ; los mismos años despiden
al mundo. Inútilmente pretendemos ser gentes del mundo á pesar
de las canas , de las arrugas y de las hediondeces de la vejez ; el
mundo ya no quiere nada de nosotros. Es el caso, que como el mun
do nunca es viejo , solo gusta de los mozos. Pero bien está ; logre
mos el favor del mundo por toda la vida ; no por eso será larga su
duracion. Apenas caemos enfermos en una cama, cuando el mundo
se acabó para nosotros. Pasemos á ojear en el sepulcro de los gran
des y de los dichosos del siglo ; ¿brilla por ventura el mundo entre
sus podridas cenizas? ¿Qué resta del mundo á la hora de la muer
te? Pues ¡qué extravagancia , qué encanto, qué locura será amar
al mundo, y servirle como esclavo! ¡aprisionarse ; consumirse, ar
ruinarse, y perderse por seguir el espíritu y las máximas del mun
do! Todo el mundo grita contra ellas , y lodo el mundo las sigue.
¡Qué se deberá pensar de esta conducta!
MEDITACION. i
El olvido del último fin es el origen de lo mal que discurren
los mundanos.
Punto primero. — Considera que el mando es ciego , es insea-
sato en el juicio que hace de los bienes y de los males de esta vida.
Si se consulta su espíritu , y si nos hemos de dejar guiar de sus lu-
ees, será preciso decir que todos los Santos se engañaron ; que el
Evangelio y que el mismo Jesucristo carecieron de luz y de discer
nimiento, habiendo errado en todos los principios.
Horrorízase ei corazon solo con oir estas blasfemias. Pero no obs
tante es indubitable; que prácticamente así habla y así discurre el
mundo todos los días. Puntualmente alaba aquello mismo que Jesu
cristo reprueba t y que todos los Santos miraron con horror. Bien
puede el Salvador representar las riquezascomo estorbo de la salva-
cion ; no importa : ni por eso dejará el mundo de idolatrar en ellas :
infaliblemente se incurre en su desgracia luego que se cae en po
breza. ¿De dónde nacen lodos estos desórdenes? del olvido del úl
timo fin.
¿De dónde nace que el dia de hoy discurra el mundo tan poco
cristianamente en medio del Cristianismo? ¿Cuál es el origen de la
ceguedad y de la locura del mundo? No es otro que juzgar de la fe
licidad del hombre solo por respeto á la vida presente , sin pensar
en la futura. Regula sus juicios, sus inclinaciones y sus deseos por
los bienes presentes y sensibles , sin acordarse de los que están por
venir. Fija toda la atencion en lo que hace dulce y acomodada esta
vida, olvidado enteramente de las funestas consecuencias que quizá
se seguirán. Los sentidos son sus oráculos ; toda su felicidad la colo
ca ea los bienes de esta vida , como si ella fuera el lugar de su des-
canso^ como si las criaturas fuesen su último fin ; esta es la verda
dera locura del mundo.
Este objeto ¿es muy á propósito para contentar mis sentidos, para
satisfacer mis. pasiones,' para lisonjear nú apetito? Luego es. ver
620 MATO
dadero bien. Así raciocina el mundo. Pero ¿se pudiera hablar de otra
manera, si no hubiera mas vida que la presente ? Créese que hay otra,
y con todo eso se habla de la misma suerte. Tal objeto, tal idea, tal
empleo nos parece la mayor felicidad de esta vida , y acaso será la
mayor desgracia de la otra. Darános gusto todo eso por algunos mo
mentos de una vida muy corta , y será la causa de amarguísimos
arrepentimientos por toda la eternidad.
Para hacer juicio recto de la verdadera felicidad de un hombre
que ha de vivir eternamente , ¿nos hemos de gobernar por lo que so
lo dura un brevísimo espacio de tiempo, ó por lo que dura la mis
ma eternidad? ¿No será razon comparar la eternidad con el tiem
po , y los bienes y males temporales con los males y con los bienes
eternos ?
I Cosa extraña ! précianse los hombres de ser sábios, juiciosos, pru
dentes , discretos ; y seguramente que muchos lo son en todo aque
llo que no toca á su eterna salvacion ; pero cuando se trata de ser
dichosos ó infelices por toda la eternidad , entonces no se discurre,
se desbarra. ¿Á qué se atribuirán estos intervalos de locura? Al ol
vido de nuestro último fin. Extrañamente se descamina , se preci
pita, y se pierde el que aparta la vista de esta estrella. jAh, Señor,
y cuántas funestas experiencias me han enseñado esta terrible ver
dad en mis propios descaminos !
PROPÓSITOS.
PÁG.
Du I.— San Jeremías, profeta .. . 6
San Saturnino , mártir de Mérida 7
San Orencio , y santa Paciencia , padres de san Lorenzo. ... 7
San Segismundo , rey de Borgoña 11
San Felipe, y Santiago el Menor, apóstoles 16
Himno 23
El Evangelio y Meditacion : Del conocimiento y amor de Nues
tro Señor Jesucristo 27
Día II.— El glorioso triunfo de los santos Monjes cartujos, mártires,
en Inglaterra 32
San Félii, diácono 44
Los santos Simplicio y Ambrosio, mártires 44
La beata Mafalda, esposa del rey don Enrique I de Castilla. . . 44
San Atanasio, patriarca de Alejandría 45
El Evangelio y Meditacion : Del temor de Dios 68
Día III. — Los santos Alejandro, papa, Evencio y Teodulo , presbíteros
y mártires 63
San Juvenal, obispo de Narni 66
La Invencion de la santa Cruz 66
Himno 72
El Evangelio y Meditacion : Del mérito de los trabajos. ... 75
Día IV. —Santa Mónica, madre de san Agustin 80
El Evangelio y Meditacion : De la sincera voluntad de entregarse
á Dios 89
Día V. — San Angel 6 Angelo, mártir, religioso carmelita 94
La conversion del gran padre y doctor de la Iglesia , san Agustin. 104
El Evangelio y Meditacion : De los frivolos pretextos que se opo
nen á la pronta conversion de los pecadores 124
Día VI.—San Juan Damasceno, confesor 130
La fiesta de san Juan ante portam Latinam 135
El Evangelio y Meditacion: Que el despeño en los mayores des
órdenes, y en los precipicios mas funestos , nace frecuente
mente del desprecio de las cosas pequeñas 142
Día VII.—San Benedicto II, papa y confesor 148
San Sixto y Eovaldo, llamado en vulgar catalán, san Hou. . . 149
San Estanislao, obispo y mártir 150
626 ÍNDICE.
El Evangelio y Meditacion : La desdicha de una vida ociosa é
inútil 159
Día VIII. — El beato Domingo, confesor 164
La Aparicion de san Miguel arcángel 165
El Evangelio y Meditación: Bel escándalo 171
Día IX.—San Gregorio , obispo de Ostia 176
San Gregorio Nazianceno, obispo 179
El Evangelio y Meditacion : Del escándalo que se da con la per
severancia en las faltas 190
Día X.—San Job, profeta 19*
Los santos Gordiano y Epímaco, mártires 198
El beato Nicolás de Albergato , cartujo , arzobispo y cardenal,
confesor 199
Responsorio. 201
San Antonino, obispo 202
El Evangelio y Meditación : Del retiro espiritual 209
Día XI. --San Mamerto, obispo 21*
San Mayolo ó Mayeul, abad de Cluny 216
San Eudaldo , mártir 222
San Anastasio, mártir, patron de Badalona en Cataluña. . . . 225
Himno 227
El Evangelio y Meditacion : De la falsa alegría del mundo. . . 229
Día XII.— Los santos Nereo y Aquileo, y santa Domitila, mártires. . 233
San Pancracio, mártir. . 237
San Epifanio, arzobispo de Salamina , confesor 239
Santo Domingo de la Calzada, confesor 241
El Evangelio y Meditación : Sobre los efectos maravillosos de la
caridad 251
DiaXUI.—San Juan Sileaciario, obispo y confesor 367
Santa Argentea y san Vulfura, mártires en Córdoba 262
San Segundo , obispo y patron de Avila 265
El Evangelio y Meditacion: Sobre las conversaciones, sus utili
dades ó peligros 276
Día XIV.— San Bonifacio , mártir 281
San Pacomio, abad y confesor 286
San Poncio , mártir 293
San Pio V, papa y confesor 293
El Evangelio y Meditacion : Cuánto importa no despreciar las co
sas pequeñas 301
Día XV San Witesindo , mártir de Córdoba 307
Sao Mancio, mártir 308
San Isidro labrador, patron de Madrid 310
El Evangelio y Meditación : Qué fruto» espera Dios de nosotros. 328
Día XVI.— San Ubaldo, obispo. . . » 332
El beato Gil, confesor. . , 336
San Juan Nepomuceno , mártir 343
El Evangelio y Meditación : Sobre los daños de la vana curio
sidad 357
Día XVII.—San Pascual Bailón 362
íNDICE. 627
El Evangelio y Meditacion : Sobre los bienes de la humildad. . 371
Día XVIII.—San Féliide Cantalicio, capuchino 377
San Venancio , mártir 383
El Evangelio y Meditacion : De la vida estéril en buenas obras. 387
Día XIX.— San Ivo, presbítero y abogado 391
San Pedro Celestino, papa y confesor 395
El Evangelio y Meditacion : Se debe dejar todo, y todo se debe
sacrificar por Dios 403
Día XX.—San Baudilio, mártir, llamado en vulgar catalán, san Boy. 407
Rcsponsorio 409
San Bernardino de Sena, del Órden de san Francisco 409
El Evangelio y Meditacion : De la devocion al santo nombre de
Jesús 419
Día XXI. — San Hospicio ó san Sospis , recluso de Provenza, confesor. 423
San Secundino, mártir 428
La Conmemoracion de los fieles difuntos 429
El Evangelio y. Meditacion : Del estado á que nos reduce la
muerte 435
Día XXII. — Santa Rita de Casia 440
San Fulco, confesor 447
Santa Julia, virgen y mártir 447
San Athon 6 Atton Pacense, obispo 452
Santa Quiteria, virgen y mártir 453
El Evangelio y Meditacion: De la ceguedad interior 458
' Día XXIII. —San Epitacio y san Basileo , mártires 463
San Eutiquio y san Florencio , monjes 464
La Aparicion de Santiago apóstol 465
Himno. . 470
El Evangelio y Meditacion : Sobre la ingratitud.. ' 474
Día XXIV. — Santa Afra , mártir 480
San Torcuato, obispo y mártir 480
El Evangelio y Meditacion : Sobre la perfeccion de la ley evan
gélica 491
Día XXV. — San Genadin, obispo de Astorga 497
San Gregorio VII, papa y confesor 500
San Urbano, papa y mártir 506
Santa María Magdalena de Pazzis, carmelita de la regular obser
vancia 507
Himno 514
El Evangelio y Meditación : Del desprecio de las cosas pequeñas. 518
Día XXVI.— San Felipe ISeri, confesor 522
San Eleulerio , papa y mártir ; 529
El Evangelio y Meditacion: Del fervor en el servicio de Dios. . 533
Día XXVII. — San Juan , papa y mártir 537
El venerable Beda, confesor y padre de la Iglesia 542
San Eufrasio, obispo y mártir 54o
El Evangelio y Meditacion : De las ilusiones de la penitencia en
la mayor parte de los cristianos 549
Día XXVIII. — San German, obispo y confesor. 554
028 ÍNDICE.
San Justo , obispo de Urgel 858
El venerable Miguel de Arándiga, de la Órden de Montesa,
prior de San Jorge de Alfama 560
San Justo , confesor 861
El Evangelio y Meditación : Que en todo tiempo se debe hacer
penitencia 563
Día XXIX.— San Maximino, obispo de Tréveris 568
San Voto y san Félix, confesores 373
Santo Toribio Mogrobejo , obispo 376
El Evangelio y Meditacion : Sobre la vigilancia cristiana. . . . 591
Día XXX.— San Félix I, papa y mártir 396
San Fernando , rey de Castilla y de Leon 597
Himno 605
El Evangelio y Meditacion: Del beneficio de la creacion. . . . 608
Día XXXI.— Santa Petronila, virgen 612
El Evangelio y Meditacion : El olvido del último fin es el origen
de lo mal que discurren los mundanos. . . ' 619