Derecho Al Desarrollo y Sus Garantías

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 46

Derecho al desarrollo y sus garantías

Como se ha visto hasta aquí, la percepción de una necesidad o de un interés insatisfecho o

amenazado puede conducir a la formulación de un derecho. Y aunque «positivizar» y

«hacer visible» esa necesidad en términos de derecho es un primer indicio del valor que el

propio ordenamiento le otorga, ello no equivale a asegurar su satisfacción. Es más, existe

una percepción difundida de que un derecho sin garantías es poco más que un «derecho en

el papel».

Las garantías, precisamente, son mecanismos de protección de los intereses o las

necesidades que constituyen el objeto de un derecho. Como ya se ha dicho antes, el mayor

o menor grado de protección de un derecho es un elemento central para determinar su

carácter más o menos fundamental dentro de un ordenamiento jurídico concreto.

Las garantías institucionales de los derechos

En cualquier ordenamiento jurídico, las primeras garantías que se reconocen a los derechos

son las institucionales. Por garantías institucionales puede entenderse, desde este punto de

vista, todos aquellos mecanismos de protección y tutela de los derechos encomendados a

órganos institucionales como el gobierno, el legislador, la administración o los jueces.

En ordenamientos caracterizados por una cierta división de poderes, los mecanismos

institucionales de garantía admiten al menos dos variantes: las garantías «políticas» y las

garantías jurisdiccionales. Las primeras corresponden a aquellas vías de tutela cuya


puesta en marcha se encomienda al poder legislativo –ordinario o constitucional–, al

gobierno o a la administración. Las segundas, a aquellas vías de tutela cuyo impulso se

confía a órganos de tipo jurisdiccional, esto es, a tribunales ordinarios o especiales, como

los tribunales constitucionales.

Las garantías políticas o primarias

Las garantías políticas pueden considerarse las garantías primarias de los derechos

fundamentales. Normalmente, consisten en normas y actos que los órganos legislativos y

ejecutivos adoptan en tutela de los mismos.

A) La garantía política, normativa, inmediata de un derecho fundamental es, como ya se ha

apuntado, su garantía constitucional, esto es, la decisión del legislador constituyente de

incluir un derecho en la norma con mayor valor jurídico dentro del ordenamiento. Por el

carácter normalmente rígido de las constituciones modernas, por su papel como fuente

suprema de producción normativa dentro de un ordenamiento, y también por su valor

simbólico, el reconocimiento constitucional permite definir un primer ámbito de

indisponibilidad relativa de los derechos. Es decir, un contenido mínimo que define lo

que los poderes públicos, sujetos a la constitución, no puede hacer ni pueden dejar de

hacer en relación con los derechos. Constitucionalizar el derecho a la salud o el derecho a

la vida, en ese sentido, supondría como mínimo: por un lado, que los poderes públicos no

pueden restringirlos de manera arbitraria; y por otro, que deben realizar todos los esfuerzos,

y hasta el máximo de recursos disponibles, para satisfacerlos positivamente.


B) Ciertamente, ese contenido mínimo previsto en las constituciones no agota el alcance de

un derecho ni el de las obligaciones que, respecto de él, incumben a los poderes públicos y

al resto de particulares. Por eso, una mejor protección del derecho exige que la garantía

constitucional se complemente con garantías legislativas de desarrollo.

Buena parte de las constituciones actuales consagra el derecho a la propiedad, o a la

libertad de información, o a una vivienda digna. Sin embargo la definición de su contenido

concreto y de las obligaciones que de ellos se derivan -¿a qué tipos de propiedad se

refiere?, ¿qué facultades y qué deberes supone para el propietario? ¿comprende la libertad

de información el derecho a emitir opiniones racistas? ¿dónde se sitúan los límites de la

libertad de información cuando está en juego la intimidad de otros? ¿qué características

debe reunir una vivienda para ser «digna» o un desalojo para considerarse «arbitrario»?-

requieren de su especificación en Códigos o leyes dictadas por el legislador. Eso significa

que prácticamente todos los derechos fundamentales constitucionales son en parte

derechos de configuración legislativa. Es decir, que su tutela normativa resulta tanto del

contenido mínimo constitucionalmente estipulado, como del que realice el legislador en el

marco de aquél.

El conflicto

Es una situación que implica un problema, una dificultad y puede suscitar posteriores

enfrentamientos, generalmente, entre dos partes o pueden ser más también, cuyos intereses,
valores y pensamientos observan posiciones absolutamente disímiles y contrapuestas.

Entonces, ese conflicto puede provocar el intercambio de opiniones entre dos personas que

sostienen intereses contrapuestos y pueden pasar tres cosas, que quede ahí en esa discusión

o evolucionar hacia un arreglo o en el peor de los casos provocar una lucha armada, algo

que ya hemos visto y mucho en el último tiempo, principalmente, entre países que no

logran ponerle coto a sus conflictos de antaño.

El conflicto puede ser individual, con uno mismo, por ejemplo, se nos presenta la

oportunidad de cambiar de empleo por otro que nos ofrece una mejor remuneración, pero

en nuestro trabajo actual nos sentimos cómodos, conocemos a la gente, a nuestro jefe,

sabemos cómo manejarnos, como quien dice nadamos como pez en el agua allí y el hecho

de pensarnos en una situación que requiere un nuevo comienzo a pesar de los beneficios

económicos, sin dudas, nos generará una situación interna de conflicto de tener que

decidirnos entre dos situaciones que se contraponen.

Pero también puede ser social el conflicto, cuando procede de la propia estructura social.

Partamos de la base que nadie es igual a nadie y que todos los individuos somos seres

irrepetibles que tenemos nuestros propios intereses y caracteres los cuales seguramente

diferirán entre sí, entonces, partiendo de esto mismo es que la convivencia social será

espectadora de una buena cantidad de conflictos.

Los desencuentros, las desigualdades económicas, los reclamos por abuso de autoridad,
pueden ser algunos de los factores desencadenantes de importantes conflictos dentro de una

sociedad. Quienes se ocupan de este, tanto para explicarlo como para proveer una solución

al mismo ya sea a través de la vía de la integración o la coacción, son las teorías del

conflicto social, ampliamente difundidas en el campo de la sociología.

... via Definicion ABC https://www.definicionabc.com/social/conflicto.php

Conflicto armado interno en Guatemala

El Conflicto Armado Interno - o guerra en Guatemala- (1960 - 1996) fue la guerra civil

interna ocurrida en Guatemala, entre el Ejército de Guatemala y civiles subversivos

organizados en una guerrilla, y cuyo enfrentamiento durante 36 años dejó 250 000 personas

muertos o desaparecidos (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

La primera etapa de la guerra comenzó después del intento de derrocar al gobierno del

presidente Miguel Ydígoras Fuentes, acción que emprendió un grupo de militares jóvenes

en el Cuartel General Justo Rufino Barrios -también conocido como Castillo de San Rafael

de Matamoros-, el 13 de noviembre de 1960 (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

Los oficiales que no quisieron aceptar el indulto ofrecido por el gobierno siguieron

luchando, convertidos en guerrilleros, en alianza con miembros del Partido Guatemalteco

del Trabajo -PGT- o Partido Comunista y otros grupos subversivos que surgieron en esos

años (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).


Organizaron entonces las Fuerzas Armadas Rebeldes -FAR-, integradas por diversos

frentes comandados por Marco Antonio Yon Sosa, Luis Turcios Lima, Alejandro de León

Aragón y otros jefes de facción. Las -FAR- se desintegraron por diferencias ideológicas

entre los comandantes, y los frentes guerrilleros continuaron la lucha, separadamente,

contra el Ejército regular, hasta la década de 1980, cuando organizaron la Unidad

Revolucionaria Nacional Guatemalteca -URNG- (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

Al principio, la guerrilla actuó en la región oriental -Zacapa, Izabal y Chiquimula-, pero fue

abatida por las fuerzas regulares. Entonces, sus contingentes se movieron hacia Petén, el

altiplano central y el occidental, y otras regiones del país, incluso la capital, donde

comandos urbanos actuaron durante varios años (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

En el lapso comprendido entre 1980 y 1982, las fuerzas guerrilleras dominaban un amplio

territorio y tenían el apoyo de muchos campesinos. Parecía que iban a vencer al Ejército de

Guatemala, pero éste también se reorganizó y cambió de táctica, obtuvo más armamento,

aviones y recursos humanos y, en acciones mejor dirigidas, logró recuperar las regiones

tomadas por la guerrilla (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

El ataque del Ejército contra las facciones subversivas también afecto a las poblaciones

campesinas de las regiones en que se desarrollo el conflicto armado, muchas de las cuales

tuvieron que emigrar hacia otras regiones del país o a Honduras y México (Diccionario

Histórico Biográfico, 2004).


Durante el gobierno del presidente Vinicio Cerezo Arévalo comenzaron las conversaciones

entre la URNG y el Gobierno de Guatemala para una paz negociada. El 29 de diciembre de

1996, durante el gobierno de Álvaro Arzú, después de muchas reuniones y convenios, y con

la intervención de la Organización de las Naciones Unidas -ONU-, se firmaron

los Acuerdos de Paz (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).

De acuerdo a un informe de la Comisión del Esclarecimiento Histórico (CEH) publicado en

1999, bajo el respaldo de la Organización de Naciones Unidas, precisó que el Ejército de

Guatemala cometió un total de 626 masacres contra comunidades de campesinos durante la

guerra. A la guerrilla guatemalteca se le atribuyen 32 (Juicio en contra de exguerrillero

guatemalteco entra en su fase final, 2004).

CONFLICTO ARMADO INTERNO

La realidad histórica de Guatemala se ha caracterizado por un sistema económico que ha

privilegiado a ciertas regiones y poblaciones en detrimento de otras, con una alta

concentración de tierra y capital en manos de la oligarquía. La población indígena, que

constituye aproximadamente el 60% de la población actual, ha sido particularmente

discriminada. En 1954, en plena Guerra Fría, el gobierno democrático de Jacobo Arbenz

fue derrocado por medio de un golpe de Estado respaldado por la CIA. La trayectoria

política del país a partir de entonces se ha caracterizado por: excesiva violencia estatal,

abuso generalizado de los derechos humanos e impunidad; debilidad de la institucionalidad

estatal; militarización del Estado y de la sociedad y desigualdades económicas, sociales y

culturales.
Durante décadas, para la mayoría de los guatemaltecos el Estado ha sido sinónimo de

militarismo, violencia y corrupción, y no de protección, servicios y justicia.

La lucha armada se inició en Guatemala el 13 de noviembre de 1960 tras un fallido

levantamiento de militares nacionalistas en contra del poder instaurado por la

contrarrevolución de 1954. En 1962 se fundaron las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), una

coalición de movimientos rebeldes que incluía a oficiales disidentes del Ejército y a

estudiantes y activistas políticos de la izquierda. Las FAR adoptaron la teoría guevarista del

foquismo y empezaron a construir su base social en las comunidades campesinas no

indígenas del oriente del país. Después de 1966, el ejército guatemalteco, asesorado por

militares norteamericanos, lanzó su primera campaña contrainsurgente contra las FAR, que

arrojó unos 8.000 muertos, la mayoría de ellos civiles. Sin embargo, la guerrilla sobrevivió

a esta primera derrota y se formaron nuevas organizaciones. En los años setenta se hizo

pública la existencia del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) y la Organización del

Pueblo en Armas (ORPA). El EGP, el grupo más numeroso, tuvo su base de apoyo en

Huehuetenango. La presencia de la ORPA se centró en el occidente del país, especialmente

en San Marcos y alrededor del lago de Atitlán. Mientras tanto, las FAR se habían

reestructurado y establecieron su base de apoyo en El Petén.

En su momento de auge, en 1978-1980, el movimiento guerrillero contó con

aproximadamente de seis a ocho mil combatientes y alrededor de medio millón de

simpatizantes activos en todo el territorio nacional. En 1982 los grupos guerrilleros y el

comunista Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) se unieron para formar un comando

único bajo el nombre de Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). Sin


embargo, ya para 1982 la guerrilla había sido fuertemente golpeada por la represión militar

y no fue capaz de proteger a sus simpatizantes en el altiplano rural, quienes se convirtieron

en el blanco principal de la contrainsurgencia militar.

ANTECENDENTES

Los antecedentes más próximos del enfrentamiento documentan la forma en que se

acumularon las tensiones políticas e ideológicas desde la década de los cuarenta y

principios de los años cincuenta, incluyendo la eclosión renovadora de 1944 y su rápida

radicalización.

El enfrentamiento armado se desencadenó en Guatemala debido a una suma de fenómenos

internos como la caída del arbencismo, el feroz anticomunismo de importantes sectores de

la población y de la Iglesia Católica, y la alianza defensiva de militares, empresarios y otros

segmentos de la población temerosos del cambio social. Asimismo, intervinieron factores

externos como la guerra fría y la influencia de la triunfante revolución cubana al alentar en

todo Latinoamérica el naciente movimiento guerrillero. Este capítulo está dedicado a un

recuento breve de los procesos mencionados.

LA REVOLUCION DEL 44

El descontento contra el régimen de Ubico estaba latente en todas las clases nacionales y

llego a su clímax en 1944, cuando la propaganda política de los países aliados, que se

mantenían en guerra contra el nazismo y fascismo de Europa desde 1939, hizo circular más

que nunca las ideas de libertad que tanto ansiaban los hombres guatemaltecos.
En junio de 1944 estudiantes universitarios y maestros de la capital, desafiaron el poder

dictador con una huelga y manifestaciones públicas a las que pronto se agregaron

elementos de todos los sectores sociales. El 25 de junio de ese año el desconcierto del

gobernante llego al máximo al hacer ametrallar a los manifestantes que le pedían renuncia

del mando, ese día cayó muerta María Chinchilla que ejercía como maestra.

Los movimientos pacíficos de junio de derrocaron al dictador Ubico. El triunvirato militar

que le siguió en el mando, entrego luego la presidencia a el general Federico Ponce Vaides,

a quien la asamblea nacional nombro presidente provisorio. Pero el general Ponce Vaides

no tenía intenciones de dejar el mando.

Esto causo su violenta caída. El pueblo de Guatemala ya no estaba dispuesto a soportar otra

dictadura militar. Los ideales del movimiento popular iniciados en junio, habían encontrado

un eco en la oficialidad joven del ejército nacional y el 20 de octubre del 44 se sublevaron

junto al pueblo y derrocaron al general Ponce.

Los dirigentes del movimiento armado de octubre (Torriello, Arana y Arbenz) formaron

una junta de gobierno conservo el mando de la republica hasta el 15 de marzo de 1945.

Entre 1944 y 1954 se produjeron reformas intensas, que crearon oportunidades de

desarrollo social y de participación política. En 1945 se formuló una nueva Constitución, se

amplió el régimen de partidos y se emitió una nueva ley electoral. El primero que gobernó

bajo esta nueva carta constitutiva fue Juan José Arévalo.

La educación pública recibió un fuerte impulso, especialmente en el interior del país, y la

Universidad de San Carlos de Guatemala obtuvo su autonomía. Se estableció el Instituto

Guatemalteco de Seguridad Social y se emitió el Código de Trabajo. Al mismo tiempo se


promovió una reforma agraria que buscaba la modernización y diversificación del sector

agropecuario así como la inclusión del sector campesino como un actor fundamental del

desarrollo, estimulándose al mismo tiempo el desarrollo industrial y la ampliación numérica

y orgánica de los asalariados urbanos.

REFORMA AGRARIA

Las reformas iniciadas por Arévalo fueron continuadas por su sucesor, Jacobo Arbenz

Guzmán, ganador de las elecciones siguientes.

Su proyecto, una reforma agraria que buscaría aumentar la productividad de las tierras y el

nivel de vida de los campesinos fracasó. Arbenz proponía la expropiación de las tierras

improductivas y su aparente cesión en usufructo a campesinos, atacando de forma frontal y

en base a expropiaciones a la United Fruit Company.

En1952 se le presentó como un comunista peligroso. En respuesta, la CIA, organizó la

"Operación PBSUCCESS", que consistía en el entrenamiento y financiación de un ejército

rebelde paramilitar (Movimiento de Liberación). Este Movimiento ingresó por la República

de Honduras y dio el Golpe de Estado de 1954 derrocando a Árbenz, quien huyo exiliado a

Cuba, El Salvador y finalmente a México donde muere. Consumado el golpe, asumió la

Jefatura de Estado el Coronel Carlos Castillo Armas.

ASESINATO DE CASTILLO ARMAS

En enero de 1958, tras el asesinato palaciego de Castillo Armas y el triunfo electoral de

Ydígoras Fuentes, se abrió una pugna por el liderazgo político que llevó a la escisión del

MDN. Con este nombre, el ala encabezada por el coronel José Luis Cruz Salazar se unió al
partido gobernante, el PRDN, mientras Mario Sandoval Alarcón fundó el Movimiento de

Liberación Nacional (MLN).

Durante el Gobierno de Ydígoras Fuentes es posible reconocer dos momentos distintos.

Inició su gestión con un llamado a la reconciliación nacional e intentó desarrollar una

política democrática con el lema "Borrón y cuenta nueva".

Ydígoras inició varias acciones, consideradas como gestos importantes, hacia la oposición

de izquierda, pues permitió la organización social y el regreso de numerosos exilados, entre

ellos varios dirigentes comunistas. En sus dos primeros años de Gobierno la represión

disminuyó considerablemente. La respuesta del clandestino PGT fue el lanzamiento, en

febrero de 1958, de una plataforma política de "Conciliación Nacional", buscando abrirse

espacios políticos y la legalización de las actividades de sus miembros.

A lo largo de 1959, el Gobierno del general Ydígoras Fuentes fue desarrollando una

política cada vez más anticomunista, por razones de orden interno y externo.

Por un lado, para luchar contra el liderazgo político anticomunista encabezado por el MLN

y la DC; y por otro, por los efectos que produjo la victoria de la guerrilla cubana en enero

de 1959. El triunfo de Fidel Castro y la radicalización del proceso revolucionario en aquel

país tuvieron efectos directos en la política guatemalteca, pues Cuba influyó como punto de

referencia histórico y político para la izquierda ilegal.

Paradójicamente, la mayor oposición al régimen de Ydígoras vino de los partidos de

derecha y centro, el MLN, el PR y la DC, que participaron con poco éxito en la

competencia electoral contra el régimen. Considerando que el ydigorismo no era suficiente

garantía del nuevo orden político y que el país era una víctima fácil del comunismo, estos
tres partidos pactaron una alianza estratégica en noviembre de 1960, que se definió como la

mejor expresión del anticomunismo nacional, pues incluía dentro de los acuerdos suscritos:

" ... la lucha ideológica y material en forma categórica y permanente contra el comunismo,

hasta erradicarlo definitivamente de Guatemala, a través de una política social y económica

justa".

Este pacto tuvo un papel relevante en los años siguientes cuando se inicia de hecho el

enfrentamiento armado.

II. ORIGEN DELA GUERRA INTERNA

El apoyo que dio Ydigoras a las fuerzas cubanas anticastricas dio lugar a protestas

populares, y también al descontento del ejercito.

La lucha armada se inició en Guatemala el 13 de noviembre de 1960 tras un fallido

levantamiento de militares nacionalistas en contra del poder instaurado por la

contrarrevolución de 1954.

En 1962 se fundaron las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), una coalición de movimientos

rebeldes que incluía a oficiales disidentes del Ejército y a estudiantes y activistas políticos

de la izquierda. Las FAR adoptaron la teoría guevarista del foquismo y empezaron a

construir su base social en las comunidades campesinas no indígenas del oriente del país.

Después de 1966, el ejército guatemalteco, asesorado por militares norteamericanos, lanzó

su primera campaña contrainsurgente contra las FAR, que arrojó unos 8.000 muertos, la

mayoría de ellos civiles. Sin embargo, la guerrilla sobrevivió a esta primera derrota y se

formaron nuevas organizaciones. En los años setenta se hizo pública la existencia


del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) y la Organización del Pueblo en Armas

(ORPA). El EGP, el grupo más numeroso, tuvo su base de apoyo en Huehuetenango. La

presencia de la ORPA se centró en el occidente del país, especialmente en San Marcos y

alrededor del lago de Atitlán. Mientras tanto, las FAR se habían reestructurado y

establecieron su base de apoyo en El Petén.En su momento de auge, en 1978-1980, el

movimiento guerrillero contó con aproximadamente de seis a ocho mil combatientes y

alrededor de medio millón de simpatizantes activos en todo el territorio nacional. En 1982

los grupos guerrilleros y el comunista Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) se unieron

para formar un comando único bajo el nombre de Unidad Revolucionaria Nacional

Guatemalteca (URNG). Sin embargo, ya para 1982 la guerrilla había sido fuertemente

golpeada por la represión militar y no fue capaz de proteger a sus simpatizantes en el

altiplano rural, quienes se convirtieron en el blanco principal de la contrainsurgencia

militar.

III. CONFLICTO ARMADO (1960 – 1996)

Estrategias militares

El conflicto armado en Guatemala tuvo su mayor impacto en la población civil no

combatiente. En los años ochenta la campaña contrainsurgente utilizó un alto nivel de

violencia, particularmente en las áreas mayoritariamente indígenas del altiplano pero

también en contra del movimiento popular en el área urbana. Aproximadamente 150.000

personas murieron como consecuencia del conflicto, y entre ellos hay de cuarenta mil a

cincuenta mil desaparecidos, la mitad de todos los desaparecidos de América Latina.

Comunidades enteras fueron arrasadas en los años ochenta; centenares de aldeas y caseríos

fueron quemados y sus habitantes asesinados o forzados a exiliarse. Más de un millón de


personas fueron desplazadas (hoy en día existen todavía unos treinta mil refugiados

guatemaltecos en México) y aunque no existen cifras confiables, se estima que

aproximadamente 500.000 personas fueron desplazadas dentro del país, muchas de las

cuales se vieron obligadas a trasladarse de las áreas rurales a los centros urbanos,

particularmente a la capital.

La estrategia contrainsurgente del ejército se basó en la desorganización social primero y

luego en la reorganización y control de la población rural para erradicar la base de apoyo de

la guerrilla. Se militarizó el campo creando los llamados "Polos de Desarrollo" (centros

militarizados de concentración de población donde funcionaban las "aldeas modelo" y

donde se aplicaban programas de "reeducación" a las personas desplazadas capturadas

mientras se escondían en las montañas). Asimismo, centralizaron los proyectos de

desarrollo e infraestructura, que fueron administrados por el ejército por medio de las

Coordinadoras Interinstitucionales. Todas las autoridades civiles locales fueron puestas

bajo la autoridad del ejército, lo cual debilitó y distorsionó enormemente las estructuras de

gobierno local. El ejército se apropió también de grandes extensiones de tierra en las zonas

de conflicto, muchas de las cuales habían sido abandonadas previamente por los

desplazados. Además, dirigió intensas campañas para repoblar estas áreas abandonadas y

para finales de 1985 había otorgado aproximadamente 2.000 títulos de tierra en las áreas

más afectadas por la guerra. Los fenómenos de desplazamiento y repoblación agravaron la

situación que existía antes del conflicto sobre la distribución desigual de la tierra y las

disputas acerca de los títulos.

Al mismo tiempo se establecieron las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC), fuerzas

paramilitares a nivel comunitario en las que todos los hombres mayores de 16 años de edad
tuvieron que prestar servicio. Aunque las PAC fueron presentadas como organizaciones

"voluntarias", quienes no hacían su turno eran considerados casi automáticamente como

simpatizantes de la guerrilla. Estos organismos vigilaban todas las aldeas del país, con

informes semanales a la base militar de la zona. En las áreas de conflicto, las PAC también

fueron utilizadas como primera línea ofensiva en la búsqueda de columnas guerrilleras o de

población desplazada que no estaba bajo control del ejército. A mediados de los años

ochenta el número de hombres organizados en este organismo paramilitar alcanzó los

900.000, según cifras oficiales. Dado que el rechazo a prestar servicio en las patrullas se

convirtió en algo sumamente difícil de lograr sin sufrir las consecuencias de la represión

militar, las PAC echaron raíces en muchas comunidades rurales y en algunos casos se

convirtieron en una ambivalente organización de defensa comunitaria. Al terminar el

conflicto armado, aproximadamente 400.000 hombres todavía prestaban servicio en las

PAC, rebautizadas en la Constitución de 1985 como Comités Voluntarios de Defensa

Civil (CVDC).

En resumen, la campaña contrainsurgente agravó todas las causas originales del conflicto:

se cerraron los espacios democráticos para la representación y expresión ciudadana, el

poder se centralizó y militarizó como nunca antes, y la rendición de cuentas por parte del

Estado acerca de su funcionamiento se canceló en su totalidad.

Los espacios democráticos se comenzaron a abrir paulatinamente después de la transición a

la democracia electoral de 1985-1986, proyecto dirigido por el ejército como estrategia para

mejorar la imagen del país ante la comunidad internacional y así asegurar un incremento de

fondos externos. Sin embargo, la democracia guatemalteca siguió siendo frágil y limitada:

muchos de los elementos institucionales de la contrainsurgencia, como las patrullas de

autodefensa civil, fueron legitimados en la nueva Constitución de 1985. Las Coordinadoras


Interinstitucionales fueron reemplazadas por los Consejos de Desarrollo administrados por

los gobernadores civiles (no electos), aunque el Comité de Reconstrucción Nacional,

dirigido por el ejército, mantuvo el control ejecutivo sobre sus funciones.

En estos movimientos políticos, las estructuras militares se mantuvieron impunes.

El nivel de abuso a los derechos humanos siguió siendo muy alto y el ejercicio del derecho

a la oposición política civil todavía seguía siendo una opción peligrosa. Los secuestros,

asesinatos y desapariciones selectivas de activistas civiles fue una táctica muy común. No

obstante, en estos años se formaron nuevos movimientos sociales de sindicalistas,

familiares de desaparecidos y de pueblos indígenas. A finales de los años ochenta, las

organizaciones de derechos humanos de la sociedad civil, como el Grupo de Apoyo Mutuo

(GAM) formado en 1984, empezaron a presionar para instaurar una comisión de la verdad

en Guatemala. Estas demandas fueron adoptadas posteriormente por la URNG como parte

de su plataforma en las negociaciones.

El gradual dinamismo de la sociedad civil se manifestó a principios de los años noventa por

medio de una mayor participación política de los indígenas y un

incremento en el número de ONG trabajando en distintos campos, tales como los

derechos humanos o los derechos laborales. En mayo de 1993, las

organizaciones populares, junto con el gobierno norteamericano, las instituciones

financieras internacionales, el alto mando del ejército guatemalteco y el sector

privado condenaron enérgicamente el intento de "autogolpe" del presidente Jorge

Serrano Elías y respaldaron el orden constitucional. Esto fue un acontecimiento

clave en la marcha hacia un fin negociado del conflicto armado. También fueron

de suma importancia las elecciones de 1995, cuando un nuevo partido de

izquierda, el Frente Democrático Nueva Guatemala (FDNG), obtuvo el cuarto lugar


en las elecciones presidenciales y el tercero en las legislativas. Esto contribuyó a

la transformación de un sistema de partidos que históricamente había sido

estrecho y poco representativo a una gama de opciones políticas más amplia.

También abrió a la guerrilla la posibilidad de construir una base electoral y

reincorporarse a la vida política nacional.

La búsqueda de una solución negociada al conflicto armado duró casi diez años y

se puede dividir en tres fases históricas:

- 1983-1987. En esta fase todavía estaban operando las guerras civiles en

toda la región centroamericana. En Guatemala el gobierno estaba

controlado por el ejército. Esta fase culminó en la firma del Acuerdo de

Esquipulas II entre los distintos gobiernos centroamericanos, lo cual

proveyó un marco preliminar para la búsqueda de una solución a los

conflictos armados por medios institucionales.

- 1988-1993. En esta fase, el fin de la Guerra Fría, la derrota electoral del

Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua en 1990 y la

firma del acuerdo de paz en El Salvador en diciembre de 1991, abrieron

nuevas posibilidades para las negociaciones en Guatemala. Una Comisión

Nacional de Reconciliación, inspirada en el marco de los acuerdos de

Esquipulas y coordinada por la iglesia católica, dio un espacio a la

oposición cívica no armada para plantear sus demandas. Para el año 1993 ésta ya había

consolidado una posición en las negociaciones cada vez más

independiente de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca

(URNG). La oposición cívica ayudó a determinar la agenda para una paz


negociada y su representante, Monseñor Rodolfo Quezada Toruño, se

convirtió en el conciliador oficial en las conversaciones entre el gobierno de

Guatemala y la URNG.

- 1993.1996. En esta fase las estrategias de la comunidad internacional y del

gobierno y la URNG favorecieron un fin negociado al conflicto. Después del

fracasado autogolpe de Jorge Serrano Elías se fortaleció la Comisión

Gubernamental para la Paz (COPAZ), y en noviembre de 1994 llegó la

Misión de las Naciones Unidas para Guatemala (MINUGUA) para

monitorear los abusos a los derechos humanos y la implementación de los

acuerdos de paz. La ONU jugó un papel clave en el fin de las

negociaciones a través de su moderador especial, Jean Arnault. En enero

de 1996 fue electo Álvaro Arzú Irigoyen a la presidencia de la República y el

espacio que dio al sector privado en su gobierno cimentó el compromiso de

dicho sector con el proceso de paz. Ya para finales de 1996 se logró un

cese al fuego definitivo y un acuerdo general.

IV. ASESINATOS Y VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS

Los asesinatos, desapariciones y demás violaciones a los derechos del pueblo y

principalmente del pueblo indígena, fueron los procesos más comunes durante 36

años que duro la guerrilla en Guatemala.

Se sabe poco de cómo fue que se llevaron a cabo cada una de esas atrocidades,

pero aun existen personas que fueron víctimas de maltratos que lograron escapar

y así dar a luz los procedimientos que los gobiernos militares desarrollaban para
contrarrestar y acabar definitivamente con las FAR.

Cada uno de los gobiernos militares que estuvieron al mando del país, siguió en

plan de eliminar a la guerrilla.

GOBIERNOS DURANTE EL CONFLICTO

Tras el asesinato de Carlos Castillo Armas, asumió el poder Miguel Ydigoras

Fuentes, con quien se inicio la guerrilla interna debido al levantamiento del pueblo

por descontentos con el gobernado. Ydigoras fue derrocado por el ejército en 1963

y asumió el mando de jefe de estado Enrique Peralta Arzudia.

El siguiente Gobierno fue el de Julio Mendez Montenegro, que se hizo llamar el

tercer gobierno de la revolución, quien encontró una difícil situación por el

levantamiento de la guerrilla y la existencia de grupos armados anticomunistas.

Durante este gobierno los ferrocarriles pasaron a ser parte del estado tomando el

nombre de FEGUA (ferrocarriles nacionales de Guatemala). Tras las elecciones de 1970

fue electo el Coronel Carlos Manuel Arana

Osorio (1970-1974). Fue el primero de una larga serie de presidentes militares,

intensificándose los visos fascistas que con motivo de detener la acción insurgente

y bajo la justificación del anticomunismo, se iniciaron desde 1954 con la

intervención estadounidense. Posteriormente, Arana Osorio alcanzó el grado de

General de División. Fue conocido por su crueldad como El Chacal.

En 1972 un nuevo grupo guerrillero se infiltró en el país desde México. En 1974, el

General Kjell Lauguerud García derrotó al General Efraín Ríos Montt, el candidato

del Partido Demócrata Cristiano, que ya a finales de los ochentas alcanzaría el


poder y sería uno de los más corruptos que ha tenido el país. En1978, el General

Romeo Lucas García asumió el poder. En 1970 dos nuevos grupos guerrilleros

patrocinados por la Unión Soviética y Fidel Castro, el EGP y la ORPA,

intensificaron la insurgencia contra los gobiernos militares. En 1979, Jimmy Carter,

prohibió cualquier ayuda militar al ejército guatemalteco, a causa de los

sistemáticos abusos de este contra la población y los derechos humanos.

Durante los gobiernos de 1978-1982 (Fernando Romeo Lucas García), 1982-

1983 (Efraín Ríos Montt), 1983-1986 (Óscar Humberto Mejía Víctores) provocaron

un genocidio con más de 250.000 víctimas mortales, de las cuales 45.000

continúan desaparecidas. El genocidio maya hizo que un millón quinientos mil

ciudadanos forzosamente fueran desplazados. La guerra provocó el

desplazamiento de 450,000 campesinos, que se vieron obligados a refugiarse en

México. Dichos desplazados huyeron tanto de los guerrilleros como de los

militares, ya que ambos bandos no respetaron la neutralidad de varias

comunidades, causando además 667 masacres y que 443 aldeas completas

desaparecieran.

A partir de la asunción del general Lucas García, Guatemala entró en un nuevo

ciclo de represión. Durante 1979 y 1980 se registraron varias masacres en el

interior del país, de escaso eco mediático. El 31 de enero de 1980 la situación en

Guatemala pasó a ser objeto de atención mundial por la Matanza en la embajada

española de Guatemala y posterior asesinato de 37 personas indígenas

sobrevivientes del genocidio; el único superviviente testigo de lo ocurrido fue

asesinado al día siguiente.


La embajada, situada en la 6ª calle entre la 7ª y 6ª avenida de la zona 9, en

la Ciudad de Guatemala, había sido ocupada pacíficamente por un grupo de

indígenas provenientes de varias aldeas del departamento noroccidental de El

Quiché -un área donde la represión fue especialmente dura durante los meses

anteriores- apoyados por estudiantes de la Universidad de San Carlos. Su objetivo

era llamar la atención de la opinión internacional sobre una serie de masacres en

sus comunidades realizadas por el ejército. Durante la ocupación de la legación, el

embajador español, Máximo Cajal, exigió a las autoridades guatemaltecas por vía

telefónica que no intervinieran, respetando la extraterritorialidad de la misión

diplomática. Dicha petición fue reforzada por el gobierno español mediante una llamada del

ministro de Asuntos Exteriores al general Lucas García, que declinó

ponerse al aparato.

Las fuerzas de seguridad irrumpieron en el recinto y el saldo fue de 37 fallecidos,

incluyendo el cónsul español Jaime Ruiz del Árbol, el ex vicepresidente de

Guatemala Eduardo Cáceres, el ex canciller guatemalteco Adolfo Molina y el

padre de la Premio Nobel Rigoberta Menchú, Vicente Menchú, uno de los líderes

de los indígenas ocupantes. Se salvaron, con graves quemaduras, el

Embajador de España y un indígena que fue secuestrado el día después del

hospital donde convalecía de sus heridas, torturado y asesinado. Su cuerpo,

arrojado frente a la Universidad de San Carlos, tenía un cartel colgado del cuello

con la frase "Cajal, comunista, te ocurrirá lo mismo". El gobierno español evacuó

al Embajador Máximo Cajal, con la asistencia del cuerpo diplomático en

Guatemala y rompió relaciones diplomáticas con el país. Unos meses después fue
asesinado de 55 disparos Roberto Mertins Murúa, director del Instituto

Guatemalteco de Cultura Hispánica -actual Centro Cultural de España en

Guatemala-, que había criticado en Televisión Española la actuación de las

autoridades militares en el asalto a la embajada.

Durante los siguientes años, sucesivas comisiones de investigación llegaron a la

conclusión, aceptada por el gobierno guatemalteco en 1984, de que las víctimas

habían muerto por quemaduras producidas por granadas de fósforo blanco,

asumiendo que la Policía Nacional de Guatemala era la responsable de lo

acaecido y exonerando completamente a los ocupantes de cualquier

responsabilidad en el trágico desenlace. No obstante, hasta el día de hoy, medios

afines a la ultraderecha militar siguen defendiendo que los ocupantes se

autoinmolaron, y acusan en particular al embajador Cajal de connivencia con la

guerrilla.

El problema institucional relacionado con los fraudes en las elecciones

en 1982 surgió de nuevo. El 9 de marzo de ese año el ejército era el encargado de

velar por el buen desarrollo de las elecciones. Varios de los "jóvenes oficiales" y,

entre ellos, el actual presidente de la República Otto Pérez Molina, eran los

encargados de vigilar la transparencia de dichas elecciones directamente en las

urnas; dándose cuenta del fraude, el 23 de marzo de 1982 dieron un golpe de

Estado para evitar la toma de posesión del recién electo presidente militar Ángel

Aníbal Guevara.
El general Ríos Montt se aprovechó de la situación y luego de un conveniente

cambio de religión, formó una junta militar de tres miembros que anuló la

constitución de 1965, disolvió el Congreso, suspendió los partidos políticos y anuló

la ley electoral. Después de unos meses, Ríos Montt despidió a sus colegas de

junta y asumió de facto el título de “Presidente de la República” gobernando en

solitario.

Las fuerzas guerrilleras, Cuba, la Unión Soviética y sus aliados izquierdistas

denunciaron a Ríos Montt. El Presidente procuró derrotar a los guerrilleros con

acciones militares y reformas económicas. En mayo de 1982, la Conferencia de Obispos

Católicos acusó a Ríos Montt de la responsabilidad de cultivar la

militarización del país y continuar las masacres de civiles por medios militares.

El ejército de Ríos Montt y las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC), recobraron

esencialmente todo el territorio guerrillero; la actividad guerrillera disminuyó y fue

en gran parte limitada a operaciones de golpear y huir. Ríos Montt ganó esta

victoria parcial a un enorme costo de muertes civiles.

La breve presidencia de Ríos Montt fue probablemente el período más violento del

conflicto de 36 años, que resultó en aproximadamente 60.000 muertes de civiles,

en su mayoría indígenas desarmados. Aunque los guerrilleros izquierdistas y las

brigadas de muerte derechistas también se dedicaron a realizar masacres,

desapariciones forzadas, y torturas de no combatientes, la mayoría de las

violaciones de derechos humanos fueron realizadas por los militares

guatemaltecos y las PAC que ellos controlaban. Se estima que más del 80% de

estos horrores los causó el ejército.

El 8 de agosto de 1983, Ríos Montt fue depuesto por su propio Ministro de


Defensa, General Óscar Mejía Víctores, quién lo sucedió como presidente (Jefe de

Gobierno) de facto de Guatemala (Ríos Montt sobreviviría para fundar un partido

político, FRG). El General Mejía permitió un regreso controlado de la democracia

en Guatemala, comenzando con una elección el 1 de julio de 1984 para una

Asamblea Constituyente para redactar una constitución democrática. El 30 de

mayo de 1985, después de 9 meses del debate, la Asamblea Constituyente

terminó de redactar una nueva constitución, que entró en vigor inmediatamente. El

Lic. Vinicio Cerezo, un político civil con amplio récord, fue candidato a presidente

por la Democracia Cristiana, ganó la primera elección sostenida bajo la nueva

constitución con casi el 70% del voto, y tomó posesión del cargo el 14 de enero

de 1986.

OPREACIONES DE TIERRA ARRASADA

Fue un plan contrainsurgente que se basaba en llegar a pueblos en donde se

sospechaba que la población apoyaba a las FAR, y destruirlo completamente,

arrasándolo, asesinando niños, mujeres y ancianos, acabando con las cosechas,

matando a los animales y quemando las viviendas.

ACUERDOS DE PAZ
I. EL PROCESO DE NEGOCIACIÓN

Las raíces de la guerra que sufrió Guatemala durante más de tres décadas, se

hallan en cinco siglos de opresión y en un sistema político, económico y social,

que no admite posibilidades de desarrollo equitativo para la mayoría de los

guatemaltecos. El ejército y los sectores dominantes han militarizado el Estado y

la sociedad. Los derechos humanos son sistemáticamente violados y la sociedad

ha sido privada de los más elementales espacios democráticos.

En 1986, el ejército entregó el gobierno a los civiles, pero se reservó el poder. Sin

embargo, con los gobiernos civiles sólo cambió la forma de gobierno, pero no se

alteraron las bases del sistema político. No se desmilitarizó el país ni se

desmontaron los aparatos represivos. Tampoco se plantearon transformaciones

socioeconómicas.

II. ANTECEDENTES DE LA NEGOCIACIÓN

Después de más de un año de iniciativas y propuestas de la URNG para iniciar la

negociación, negativas, un primer encuentro entre delegados del gobierno/ejército

y la URNG tuvo lugar en Madrid, en octubre de 1987. Sin embargo, apenas

finalizado el encuentro, el ejército y el gobierno anunciaron que no habría más

conversaciones, al negarse la URNG a deponer las armas como un paso previo a

cualquier negociación.

III. EL PROCESO DEL DIÁLOGO CON LOS SECTORES CIVILES

La URNG insistió en sus propuestas de diálogo, pero no se produjo ningún


acercamiento serio entre las partes hasta marzo de 1990, cuando el gobierno del

recién electo presidente Jorge Serrano, respaldó la realización de un encuentro

entre delegados de la URNG y la Comisión Nacional de Reconciliación. Como

resultado de dicho encuentro se firmó el Acuerdo de Oslo, en el cual las partes

acordaron iniciar un proceso serio que debería culminar con el logro de la paz y el

perfeccionamiento de la democracia funcional y participativa en Guatemala.

El Acuerdo establece que se realice el proceso en dos grandes etapas: primero

un proceso de diálogo entre la URNG y diferentes sectores de la sociedad civil,

partidos políticos, sectores empresariales, religiosos, populares, académicos,

cooperativistas y otros sectores políticamente representativos. Como segunda

etapa del proceso, se inicia la negociación directa entre representantes del

gobierno y la URNG. Las reuniones entre los sectores de la sociedad civil y la URNG se

realizaron

durante el resto del año 1990 y culminaron en el primer gran consenso nacional: la

necesidad de buscar una solución política al conflicto armado interno a través de

un proceso de negociación serio y con contenido, que debe permitir el

establecimiento de una democracia real y participativa, basada en la justicia social.

EL INICIO DEL PROCESO DE NEGOCIACIÓN

En abril de 1991, se concretó en la ciudad de México una primera reunión directa

entre el gobierno/ejército y la URNG. Las partes aprobaron el Acuerdo de México

(26-04-91) para la búsqueda de la paz por medios políticos y concretaron una

agenda temática de once puntos, según la cual se tratarían primero los temas
sustantivos (entre otros, derechos humanos, democratización, derechos

indígenas, desarraigo, aspectos socioeconómicos, situación agraria) y después

los operativos (cese al fuego, incorporación de la URNG a la vida política,

reformas constitucionales y régimen electoral, desmovilización, cronograma de

implementación de los acuerdos).

LOS ACUERDOS SUSTANTIVOS

En julio de 1991, fue firmado el Acuerdo de Querétaro (25-07-91) sobre la

democratización para la búsqueda de la paz por medios políticos, que constituye

un marco general dentro del cual deberían tratarse los demás temas de la agenda.

El acuerdo establece la preeminencia de la sociedad civil, así como la necesidad

de que las fuerzas armadas estén sometidas al poder civil y exista un estado de

derecho.

Al Acuerdo de Querétaro siguió un largo impasse. El tema siguiente a tratar era el

de los derechos humanos. Luego de casi dos años, aún no se había firmado un

acuerdo sobre el tema. En mayo de 1993, el ejército intentó un golpe de Estado,

uno de cuyos objetivos era sepultar la negociación e imponer una salida militar al

conflicto. Pero el golpe no logró consolidarse y Ramiro de León Carpio, en ese

entonces Procurador de los Derechos Humanos, fue investido presidente.

En los meses siguientes, el nuevo presidente formuló varias propuestas para

retomar el proceso de negociación para la paz que fueron rechazadas por la

URNG, porque representaban las posiciones más duras expresadas desde 1987

por los militares y la cúpula empresarial.


En enero de 1994, reunidos bajo una convocatoria de la Secretaría General de la

ONU, el gobierno/ejército y la URNG firmaron el Acuerdo Marco para la

Reanudación del proceso de negociación, (10-01-94) que retomaba el camino de

la negociación sustantiva exigida por la URNG. El acuerdo también aseguraba la

participación de los sectores civiles en la negociación, otra reivindicación de la

URNG, a través del establecimiento de la Asamblea de la Sociedad Civil (ASC). Además

de los sectores civiles que habían participado en el diálogo con la URNG

durante 1990, la ASC fue integrada por representantes de organizaciones mayas,

periodistas, ONGs, centros de investigación y organizaciones de derechos

humanos y de mujeres, bajo la presidencia de Monseñor Rodolfo Quezada

Toruño. El único sector que se autoexcluyó fue el Comité Coordinador de las

Cámaras del Agro, Comercial, Industrial y Financiero (CACIF), que representa a

los sectores más poderosos y conservadores de la iniciativa privada.

La ASC cumplió exitosamente con su función de elaborar propuestas de consenso

sobre los temas sustantivos de la agenda de negociación que fueron presentadas

a las partes tomadas en cuenta en la mesa de negociación. Asimismo aprobó por

consenso los acuerdos de la mesa de negociación, dándoles así un carácter de

compromisos nacionales. En marzo de 1994, fue firmado el Acuerdo Global sobre

Derechos Humanos, (29-03-94) que incluye, entre otros puntos, un compromiso

gubernamental de promover el respeto de los derechos humanos y de combatir la

impunidad. Un logro fundamental de dicho acuerdo fue que, a excepción de todos

los demás acuerdos del temario sustantivo, tuvo vigencia inmediata y se

estableció un mecanismo de verificación internacional.

En consecuencia, en noviembre del mismo año, se instaló la Misión de


Verificación de Derechos Humanos y del cumplimiento de los compromisos del

Acuerdo Global sobre Derechos Humanos de las Naciones Unidas (MINUGUA).

En junio de 1994 se firmó en Oslo, Noruega, el Acuerdo sobre el Reasentamiento

de las Poblaciones Desarraigadas por el Enfrentamiento Armado (17-06-94). En

él se definen los principios de una estrategia global para el reasentamiento y se

precisan medidas técnicas y administrativas para su implementación.

Pocos días después, en el mismo lugar, se firmó el Acuerdo sobre el

Establecimiento de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de las

violaciones de los derechos humanos y los hechos de violencia que han causado

sufrimientos a la población civil ( 21-06-94) ("Comisión de la Verdad"). Dicha

Comisión deberá esclarecer las violaciones de los derechos humanos, elaborar un

informe y hacer recomendaciones, aunque no individualizará responsabilidades.

El 31 de marzo de 1995 fue suscrito el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los

Pueblos Indígenas (31-03-94). En él se reconoce la diversidad de los pueblos,

culturas e idiomas que configuran Guatemala y el gobierno acepta importantes

compromisos para la superación de la discriminación, el fomento de la cultura

maya y el respeto a los derechos civiles, sociales y económicos de los pueblos

indígenas.

En agosto de 1995, en el marco de la IV Conferencia Centroamericana de Partidos

Políticos que tuvo lugar en la isla panameña de Contadora, se celebró una reunión

entre la Comisión de Paz del Gobierno, la Comandancia General de URNG y

miembros de partidos políticos con representación en el Congreso de la República

de Guatemala. Como resultado de este encuentro los participantes firmaron la

Declaración de Contadora (22-08-95), en la cual se reconocen a los acuerdos de


la mesa de negociación como compromisos de Estado que deben ser honrados como tales

por quienes resultaran electos en las elecciones de noviembre de

1995.

Asimismo, los partidos políticos, para garantizar el cumplimiento y seguimiento a

los compromisos de las negociaciones de paz, manifestaron su apoyo a los

acuerdos que surjan de la misma. A partir de enero de 1996, con la instalación del

nuevo gobierno bajo La presidencia de Alvaro Arzú, el proceso de negociación

entra en una nueva dinámica.

El 6 de mayo de 1996 se firmó en la ciudad de México el Acuerdo sobre

Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria. (6-05-96) En dicho acuerdo se

establece que la paz firme y duradera debe cimentarse sobre un desarrollo

socioeconómico orientado al bien común que responda a las necesidades de toda

la población, para lo cual es necesario superar la pobreza, extrema pobreza, la

discriminación y marginación social y política. Incluye disposiciones y

compromisos del gobierno a fin de concretar en políticas las concepciones

anteriormente mencionadas. Con la firma del Acuerdo sobre Fortalecimiento del

Poder Civil y Función del Ejército en una Sociedad Democrática (19-09-96), el 19

de septiembre de 1996, en la ciudad de México, las partes terminaron la agenda

de temas sustantivos y comenzaron a establecer la calendarización de la

negociación sobre temas operativos para finalizar el proceso con la firma de la paz

firme y duradera el 29 de diciembre de 1996. (inserción de los integrantes de la

URNG a la vida política; cese el fuego; reformas constitucionales y del régimen

electoral; cronograma de la implementación, cumplimiento y verificación de los

acuerdos de paz)
IV. CRONOGRAMA DE IMPLEMENTACIÓN, CUMPLIMENTO Y

VERIFICACIÓN DE LOS ACUERDOS DE PAZ

El Acuerdo sobre Cronograma para la Implementación, Cumplimiento y

Verificación de los Acuerdos de Paz, suscrito el 29 de diciembre de 1996, en el

momento de la firma del Acuerdo de Paz, establece la Comisión de

Acompañamiento del Cumplimiento de los Acuerdos de Paz, que tiene entre sus

funciones el calendarizar las metas y las acciones de acuerdo a las necesidades

del cumplimiento del cronograma y del proceso de paz.

Entre las bases políticas del cumplimiento de los Acuerdos de Paz figura el

funcionamiento de la institucionalidad de la paz, y el pleno desarrollo de los

Acuerdos de Paz en aspectos tan importantes como la situación agraria y el

desarrollo rural; la descentralización; los servicios sociales, tales como la salud, la

educación, el empleo, la vivienda y la seguridad social; la identidad y los derechos

de los pueblos indígenas; la reforma del sistema de administración de justicia; la

seguridad ciudadana; la situación fiscal; la reforma militar y de los sistemas de

inteligencia del Estado; los variados espacios de participación, incluyendo la

reforma electoral y los partidos políticos; los derechos de la mujer; la agenda

legislativa de la paz, y la plena integración de las poblaciones desarraigadas y

desmovilizadas en condiciones de dignidad y seguridad. V.

ANÁLISIS DEL CUMPLIMENTO DE LOS ACUERDOS DE PAZ


A más de ocho años de la firma de la Paz, los objetivos y contenidos de los

Acuerdos mantienen plenamente su vigencia, y ésta de manera gradual ha sido

reconocida por los diversos actores sociales y políticos de la sociedad

guatemalteca, por su carácter de una plataforma dirigida a enfrentar las causas

políticas, económicas, sociales y culturales de ese conflicto, así como a abrir las

posibilidades de desarrollo para el país.

Reflexiones sobre la etapa de negociaciones

El Acuerdo de México y el Acuerdo de Querétaro o Acuerdo Marco sobre

democratización para la búsqueda de la paz por medios políticos, suscrito en julio

de 1991, permitió el debate público sobre los problemas estructurales de

Guatemala, así, además de las partes del conflicto armado interno, se involucraron

en diferentes momentos y modalidades la Comisión Nacional de Reconciliación, la

Asamblea de la Sociedad Civil, la Organización de las Naciones Unidas y el Grupo

de Países Amigos.

La firma del Acuerdo Global sobre Derechos Humanos en marzo de 1994, con

vigencia inmediata, implicó la presencia en Guatemala de la primera misión de

verificación de las Naciones Unidas, MINUGUA, que apoyó la lucha contra las

graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos cometidas por las

fuerzas de seguridad del Estado.

MINUGUA

Las actividades de verificación de la MINUGUA se centraron en los ámbitos de los

derechos humanos, los derechos y la identidad de los pueblos indígenas, la

desmilitarización y el fortalecimiento del poder civil, y los aspectos

socioeconómicos y la situación agraria.


Reflexiones sobre la implementación

Tras la firma de los Acuerdos de Paz se ha logrado cumplir los acuerdos

operativos. La desactivación de la guerra y la desmovilización militar de URNG se

llevó a cabo según lo acordado. El Acuerdo del Cese al Fuego se concluyó

ejemplarmente. URNG cumplió con los compromisos adquiridos.

También, a raíz del Acuerdo sobre el Esclarecimiento Histórico se formó la

comisión del mismo nombre. En febrero de 1999 presentó el informe a que estaba

comprometida sobre la investigación de los hechos acaecidos en Guatemala

durante los treinta y seis años de guerra civil. El documento atribuye el 97% de

las matanzas al ejército guatemalteco y el 3% a la guerrilla.

Esta Comisión ha denunciado al Estado Guatemalteco, en las legislaturas de

Lucas García (1978-1982) y Ríos Montt (1982-1983), de genocida. En estos años, en la

región maya ixil, casi el 90% de las aldeas fueron destruidas. Las masacres

se acompañaron de toda clase de torturas. Sin embargo, al abordar los temas

sustantivos que afectan estructuras e intereses de los grupos de poder, de forma

sistemática, desde el gobierno, se fue atrasando su cumplimiento y vaciándolos

con frecuencia de contenido.

Los compromisos que el Estado asumió, en su mayoría no han sido cumplidos y

otros lo han sido parcialmente. Los partidos que han gobernado el país desde la

firma de la Paz no tomaron las medidas necesarias para convertir al Estado en el

promotor del desarrollo. Por el contrario, han aplicado medidas neoliberales,

contrarias a lo firmado en los Acuerdos, privatizando los servicios públicos,

trasladando sus costos a los usuarios y limitando en consecuencia el acceso a los

mismos de la mayoría de la población.


El aplazar los temas sustantivos sobre política fiscal, desarrollo agrario, políticas

sociales integrales y las reformas del Estado, fue parte de una estrategia

premeditada de los distintos grupos de poder que respaldaron y respaldan a los

sucesivos gobiernos desde la firma de la Paz. Las instituciones financieras

internacionales (BID, BM y el FMI) han impuesto su política neoliberal, contraria a

los Acuerdos de Paz.

Por otra parte, la pérdida del referéndum de 16 de mayo de 1999 sobre las

reformas constitucionales contenidas en los Acuerdos fue una derrota muy

importante que condicionó todo el desarrollo posterior del proceso de

cumplimiento de los Acuerdos de Paz.

VI. ANÁLISIS SOBRE LA SITUACIÓN DE ALGUNOS ACUERDOS

El Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, fundamental

para la transformación del Estado y la Nación guatemalteca, sufre enormes

retrasos. Guatemala, a partir de la firma de los Acuerdos de Paz (y en particular

del Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas) se definió

como un país multiétnico, pluricultural y multilingüe. Sin embargo, continúa

presente el racismo y la discriminación sobre la población indígena. Otro aspecto

que caracteriza a este sector es su monolingüismo en algún idioma maya, lo que

dadas las políticas de Estado, con una muy incipiente aplicación de programas

educativos bilingües, limita su acceso a la educación y a otro tipo de

oportunidades.

En su vida cotidiana, los indígenas padecen muchos incidentes de discriminación


por el uso de sus trajes o por el empleo de su idioma y costumbres, lo que

manifiesta una total falta de respeto a su identidad cultural y contraviene los

compromisos del Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas.

El Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria, establece: ”el

compromiso del Gobierno para impulsar una estrategia de crecimiento con justicia social,

para ello se compromete a: incrementar la utilización de mano de obra,

crear las condiciones que permitan alcanzar niveles crecientes y sostenidos de

ocupación, reduciendo fundamentalmente el subempleo estructural y permitiendo

elevar progresivamente el ingreso real de los trabajadores”. Actualmente, el

Estado de Guatemala, no ha logrado promover una política de pleno empleo. La

inversión económica y social ha estado destinada a garantizar el pago de la deuda

externa y a facilitar la corrupción. Esto va en detrimento de una mayor inversión

estatal dirigida a fomentar la construcción, la generación de empleo, la atención a

la salud, el servicio gratuito de la educación en los niveles primario y secundario,

el acceso y resolución de conflictos de tierra, etc. Las condiciones de las viviendas

de las familias indígenas se caracterizan por la carencia de drenaje, electricidad,

agua potable y vías de acceso inexistentes o muy precarias.

Aun cuando el Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria

contempla el aspecto educativo, destacando la escolarización completa, es

desafortunadamente un compromiso fundamental que el Estado no ha tenido la

capacidad de cumplir. Uno de los grandes obstáculos para la educación de la

niñez guatemalteca es la baja inversión que hace el Estado en este campo, y

aunque ha tenido un aumento en los últimos años resulta ser insuficiente, siendo

una de las más bajas en América Latina. Actualmente se destina el 1.6% del PIB
para el sector Educación, que representa aproximadamente 3.360 millones de

quetzales, cantidad muy por debajo de lo establecido como compromiso por parte

del Estado en los Acuerdos de Paz. Mientras, según datos de la OIT, en el país

existe más de un millón de niños que son forzados a trabajar. Guatemala tiene la

mayor cantidad de niños trabajadores en Centroamérica. Sus edades están entre

los 7 y 14 años. Poco más de la mitad se dedica a labores agrícolas y más de

400.000 se dedican a otras actividades, algunas de éstas de sumo peligro, como

elaboración de juegos pirotécnicos.

Elementos fundamentales del Acuerdo Sobre Aspectos Socioeconómicos, como la

Reforma Fiscal, la realización del catastro que permitirá delimitar las grandes

fincas y sus propietarios y el Banco de Tierras, que debería permitir el acceso a la

tierra de los pequeños campesinos, continúan sin llevarse a cabo o están

inoperantes. En salud pública y asistencia social según datos de Ministerio de

Finanzas se paso de ejecutar el 0.9% del PIB en 1990 al 1.1% en el 2000, un

incremento tan sólo del 22.22% en 10 años, contrario al compromiso asumido con

respecto al Acuerdo Sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria en el

cual se estableció un incremento en el presupuesto asignado a la Salud Pública de

un 50% para el 2000 con respecto al gasto efectuado en 1995. El Estado

guatemalteco no ha iniciado la dignificación y resarcimiento a las víctimas de su

acción represiva. Los defensores de los derechos humanos y sociales son

atropellados en forma abierta o encubierta. La inseguridad ciudadana y el crimen

organizado, en complicidad con fuerzas estatales, se extienden a todos los

rincones del país y en todos los sectores.

La PNC (Policía Nacional Civil) se militariza y aparece involucrada en hechos


delictivos y de corrupción. El ejército continúa gozando de un presupuesto superior al

establecido, tiene un despliegue territorial y cumple funciones que no

corresponden a sus funciones en tiempos de Paz. La política fiscal no responde a

la integralidad consensuada por la sociedad en el Pacto Fiscal.

Los pocos avances adolecen de estrategias y presupuesto para su efectiva

ejecución y sostenibilidad Balance y perspectivas de la Cooperación

Internacional 2 y 3 de Mayo de 2007 Parlamento Europeo Bruselas.

Principales conclusiones de los representantes de las organizaciones sociales y

no-gubernamentales europeas y guatemaltecas participantes en la Conferencia

Internacional “A diez años de los Acuerdos de Paz en Guatemala: Balance y

perspectivas de la Cooperación Internacional”, celebrada en el Parlamento

Europeo, los días 2 y 3 de mayo del 2007.

La conferencia fue organizada por tres redes internacionales de Ongs, CIFCA,

Grupo Sur y CIDSE, y contó con el apoyo de la Delegación para Centroamérica

del Parlamento Europeo y de las principales fuerzas políticas PSE/ PPEDE/Verdes-

ALE/GUE-NGL, ALDE. La conferencia reunió más de 100

representantes de organizaciones sociales y no-gubernamentales guatemaltecas y

europeas, del gobierno de Guatemala, de la Procuraduría de Derechos Humanos

y del Parlamento de Guatemala, así como de la Comisión Europea, de los

Gobiernos de Estados miembro de la Unión Europea (UE), y de la Oficina del Alto

Comisionado para Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

VII. CONSIDERACIONES GENERALES


Los Acuerdos de Paz sientan las bases para un país distinto, encaminado hacia

una sociedad más democrática, justa, incluyente, y respetuosa de los derechos

humanos. Expresan la voluntad política de definir un nuevo modelo de desarrollo

que permita una mejor distribución de las riquezas en beneficio de la población.

Diez años después de su firma, los avances en el cumplimiento de

los Acuerdos han sido mínimos. Persisten grandes obstáculos para la realización

de los derechos de los pueblos indígenas, la protección de los derechos humanos

y la mejora de la situación socioeconómica. La falta de voluntad política de los

sucesivos gobiernos y de las élites que dirigen el país, es uno de los obstáculos

principales.

El cumplimiento de los Acuerdos de Paz constituye un compromiso del Estado de

Guatemala que debe figurar integralmente en la agenda política de las

instituciones del Gobierno.

Por su parte, la cooperación europea ha constituido uno de los apoyos externos

más firmes para el cumplimiento de los Acuerdos. Durante la Conferencia, se

analizó y valoró el Diálogo Político mantenido, así como algunos programas de la

cooperación internacional para la implementación de los Acuerdos. Sin embargo,

la falta de voluntad política de los sucesivos gobiernos y otras instancias

de Guatemala han mermado los esfuerzos de la cooperación. A fin de aportar elementos de

análisis y propuestas para que la misma pueda ser más efectiva, se

llegó a las siguientes conclusiones:

Causas nacionales
Con el estallido del enfrentamiento armado interno en 1962, Guatemala entró en una etapa

sumamente trágica y devastadora de su historia, de enormes costos en términos humanos,

materiales, institucionales y morales. En su labor de documentación de las violaciones de

los derechos humanos y hechos de violencia vinculados al enfrentamiento armado, la

Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) registró un total de 42.275 víctimas.

Combinando estos datos con otros estudios realizados sobre la violencia política en

Guatemala, la CEH estima que el saldo de muertos y desaparecidos del enfrentamiento

fratricida llegó 25,000 personas. Las operaciones contrainsurgentes realizadas entre 1981 y

1983, en ciertas regiones del país, agentes del Estado de Guatemala cometieron actos de

genocidio en contra de grupos del pueblo maya. La estrategia contrainsurgente no sólo dio

lugar a la violación de los derechos humanos esenciales, sino a que la ejecución de dichos

crímenes se realizara mediante actos crueles cuyo arquetipo son las masacres. En la

mayoría de las masacres se han evidenciado múltiples actos de ferocidad que antecedieron,

acompañaron o siguieron a la muerte de las víctimas.

Causas principales

Todo comenzó en el año 1954 durante el cual tuvo lugar un asalto al gobierno de Jacobo

Arbenz. El cual, se caracterizo por ser modelo de democracia.

Además, este ataque fue orquestado por el gobierno de los Estados Unidos mediante la

CIA. A su vez, fue dirigido por el coronel Carlos Castillo Armas. Como resultado, los

militares de la época tomaron las riendas del país.


Seguidamente, luego de seis años de constante destrucción de instituciones, universidades y

toda oposición al gobierno militar se desestructuro al país. Entonces, el 13 de noviembre de

1960 tuvo lugar un ataque fallido al gobierno militar del general Miguel Ydigoras Fuentes.

Como consecuencia, se creó un grupo paramilitar conocido como Movimiento

Revolucionario 13 de Noviembre principal enemigo del cambio en el país.

De este modo, dicho movimiento se encargo de reprimir toda idea de oposición y

restructuración de la justicia social. Por esta razón, fue conocido como un movimiento

contrainsurgente, hasta el año 1971 en que fue disuelto. Es un hecho, que a raíz de estas

diferencias se dio una gran fuga de capital en el país y pérdidas importantes de recursos.

http://guatemalamipais.com/causas-consecuencias-conflicto-armado-interno-guatemala

Los mecanismos del horror

Los servicios de inteligencia en Guatemala han tenido un papel clave en el desarrollo de la

política contrainsurgente. Han constituido una compleja red de cuerpos militares o

policiales con un grado muy importante de penetración en el tejido social (agentes,

informantes etc.), con sus propias relaciones jerárquicas y con un poder de acción total en

muchos momentos. La inteligencia militar ha desempeñado un papel clave en la

conducción de las operaciones militares, en masacres, ejecuciones extrajudiciales,

desapariciones forzadas y torturas. Sus oficiales y especialistas fueron quienes se


involucraron en violaciones sistemáticas de los derechos humanos a lo largo de los muchos

años del conflicto armado.

Develar algunos de los mecanismos utilizados puede ayudar a plantear los cambios

necesarios en los aparatos de seguridad del Estado y el Ejército para hacer que el deseo

compartido y la reivindicación de nunca más, se concrete en medidas que lo hagan posible.

Se analizan algunos de esos mecanismos, a partir de los testimonios de personas que han

formado parte del Ejército, cuerpos de inteligencia y las PAC, y que fueron recogidos por el

Proyecto REMHI. Se recogen también algunos datos sobre las acciones de la guerrilla

contra la población civil.

Medidas de protección

Según el instituto de investigaciones jurídicas de la UNAM, son todas aquellas

disposiciones de carácter jurídico-político que pretenden prevenir, interrumpir e impedir la

consumación de un delito. TIERRA ARRASADA La política de tierra quemada o de tierra

arrasada es una táctica militar consistente en destruir absolutamente todo lo que pudiera ser

de utilidad al enemigo cuando una fuerza avanza a través de un territorio o se retira del

mismo. GUERRA FRIA Lucha entre naciones que no llega al enfrentamiento armado,

aunque puede dar lugar a actos violentos


Cuando hablamos de medidas de protección o seguridad, en el ámbito actual nos recuerda

a todas aquellas disposiciones de carácter jurídico que van encaminados a la prevención del

delito, sin embargo si son aplicados al ya pasado conflicto armado interno, su significado

toma un rumbo diferente; estas medidas de protección del conflicto servían para prevenir

que la población civil prestara ayuda a los grupos insurgentes, estas medidas iban ligadas a

los mecanismos de horror ya que estos últimos servían para ejemplificar que es lo que

pasaría si la población ayudara a las denominadas “guerrillas”. Todas estas medidas de

protección tenían como aparente objetivo evitar que el país sea gobernado por “gente

comunista, que despreciaba a la burguesía, que querían implantar un régimen de

colectivización en el país, y que pretendían acabar con la libertad de las personas”, a

continuación exponemos solo algunas de las más importantes medidas de protección por

parte del Estado, ya que el mismo implemento muchas debido a la constante política

exterior (Cuba, El Salvador, Nicaragua).

Conclusiones

Al hacer un análisis sereno, se puede llegar a la conclusión de que no ha sido posible hacer

realidad los acuerdos en todas sus áreas, debido a que fueron firmados con un exceso de

entusiasmo en sus expectativas. Las condiciones de la lucha fueron muy específicas de la

realidad del país, y el derrumbe del muro de Berlín en 1989 hizo que en sus últimos siete

años el caso de Guatemala se convirtiera de hecho en un anacronismo, porque se quedó

como el único lugar donde aún había acciones bélicas, aunque esporádicas.
Pese a ello, el hecho de que terminara la confrontación fue, en sí mismo, muy positivo. La

firma tuvo lugar en tiempos de un gobierno cuya cúpula no tenía entusiasmo y más bien

miraba con recelo las positivas actividades ejecutadas por la comisión de paz, monseñor

Quezada Toruño y otros actores de importancia. Si bien es cierto no tuvieron éxito los

esfuerzos de convertir a la guerrilla en un partido político exitoso electoralmente, también

fue positivo que sus integrantes se decidieran a exponerse al veredicto popular.

Introducción

niciemos diciendo que el conflicto armado interno fue una guerra civil entre el Ejército de

Guatemala y el Estado enfrentados contra organizaciones civiles de distintos estratos

sociales entre ellos estudiantes universitarios y de institutos públicos, sindicatos, población

indígena, campesinos, trabajadores, entre otros muchos-. Por puro formalismo se dice que

fue un período de 36 años transcurridos entre 1960 y 1996. La guerra, dejó 250 000

personas muertos o desaparecidas y culminó de manera oficial con la firma de los Acuerdos

de Paz
La primera etapa de la guerra comenzó después del

intento de derrocar al gobierno del presidente Miguel Ydígoras Fuentes, acción que

emprendió un grupo de militares jóvenes en el Cuartel General Justo Rufino Barrios,

también conocido comoCastillo de San Rafael de Matamoros, el 13 de noviembre de 1960.

A consecuencia del conflicto armado interno en Guatemala, Organizaron entonces

las Fuerzas Armadas Rebeldes denominadas FAR, integradas por diversos frentes

comandados por Marco Antonio Yon Sosa, Luis Turcios Lima, Alejandro de León

Aragón y otros jefes de facción. Las FAR se desintegraron por diferencias ideológicas entre

los comandantes, y los frentes guerrilleros continuaron la lucha, separadamente, contra el

Ejército regular, hasta la década de 1980, cuando organizaron la Unidad Revolucionaria

Nacional Guatemalteca –URNG.

Al principio, la guerrilla actuó en la región oriental -Zacapa, Izabal y Chiquimula, pero fue

abatida por las fuerzas regulares. Entonces, sus contingentes se movieron hacia Petén, el

altiplano central y el occidental, y otras regiones del país, incluso la capital, donde

comandos urbanos actuaron durante varios años.

En el lapso comprendido entre 1980 y 1982, las fuerzas guerrilleras dominaban un amplio

territorio y tenían el apoyo de muchos campesinos. Parecía que iban a vencer al Ejército de

Guatemala, pero éste también se reorganizó y cambió de táctica, obtuvo más armamento,
aviones y recursos humanos y, en acciones mejor dirigidas, logró recuperar las regiones

tomadas por la guerrilla.

También podría gustarte