Tao Te Ching - Español - Stephen Mitchell
Tao Te Ching - Español - Stephen Mitchell
Tao Te Ching - Español - Stephen Mitchell
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Lao Tse
Tao Te Ching
ePub r1.1
Daruma 01.04.14
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Título original: Tao Te Ching
Lao Tse, ca. s. V a. C.
Traducción del chino: Stephen Mitchell
Traducción al español: Jorge Viñes Roig
Diseño de portada: Daruma
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Prólogo
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atleta puede entrar en un estado de conciencia corporal tal que el golpe
apropiado o el movimiento correcto suceden por sí mismos, sin esfuerzo y
sin interferencia de la voluntad consciente. Esto es un paradigma de la no-
acción: la más pura y efectiva forma de acción. Es el propio juego quien
juega el juego; el poema se escribe a sí mismo, no es posible separar danza
y danzante.
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del término. Desembarazado de todo concepto de pecado, el Maestro no ve
en el mal una fuerza a lo que haya que resistirse, sino sólo una opacidad,
un estado de autoabsorción que está en desarmonía con el proceso
universal y que, al igual que la suciedad de una ventana, obstruye el paso
de la luz. Es por hallarse libre de toda categoría moral que el Maestro
puede ser auténticamente compasivo con los malvados y egoístas.
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como si fuera en sí misma un poema —decía el Dr. Johnson—; esta es la
manera de juzgar su mérito». En mi caso he sido bastante literal —o tan
literal como es posible serlo cuando se trata de un libro tan sutil y
caleidoscópico como el Tao Te Ching—. No obstante, he parafraseado,
expandido, contraído, interpretado, elaborado y jugado con el texto hasta
que cobró cuerpo en un lenguaje que, finalmente, sentí genuino. Si bien no
siempre he traducido las palabras de Lao Tse, mi intención ha sido siempre
traducir su mente.
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Tao Te Ching
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Oscuridad de oscuridades;
he aquí la puerta a toda comprensión.
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El Maestro guía
vaciando las mentes de las gentes
y llenando sus corazones;
debilitando sus ambiciones
y fortaleciendo su resolución.
Ayuda a la gente a desprenderse
de cuanto saben y cuanto desean,
creando confusión
en aquellos que creen saber.
Practica el no-hacer
y todo ocupará su propio lugar.
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Mantente en el centro.
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Arriba, no es brillante.
Abajo, no es oscuro.
Sin fisuras, innombrable,
retorna siempre al reino de la nada.
Forma que incluye toda forma,
imagen sin ninguna imagen,
sutil más allá de todo concepto.
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Eran cautelosos
como quien cruza un arroyo helado;
alertas, como un guerrero en territorio enemigo;
atentos, como un huésped;
fluidos, como el hielo derritiéndose;
modelables, como un leño.
Receptivos, como un valle.
Claros, como un vaso de agua.
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Si no conoces la fuente,
tropiezas con la confusión y la pena.
Cuando conoces de dónde provienes,
de modo natural te vuelves tolerante,
desinteresado, divertido,
de corazón cálido como una abuela,
digno como un rey.
Inmerso en la maravilla del Tao
puedes afrontar cuanto la vida te brinda;
y cuando la muerte llega, estás dispuesto.
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Si no confías en la gente,
la gente pierde su confianza.
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viajo sin propósito, como el viento.
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El Tao es inasible.
¿Cómo puede su mente ser una con él?
Porque no se aferra a idea alguna.
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puedes ser verdaderamente tú mismo.
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Exprésate completamente;
después guarda silencio.
Sé como las fuerzas de la naturaleza:
cuando sopla el viento, sólo hay viento;
cuando llueve, sólo hay lluvia;
cuando pasan las nubes, brilla el sol.
Si te abres al Tao,
eres uno con el Tao
y puedes encarnarlo plenamente.
Si te abres a la visión,
eres uno con la visión
y puedes usarla plenamente.
Si te abres a la pérdida,
eres uno con la pérdida
y puedes aceptarla plenamente.
Ábrete al Tao,
después confía en tus respuestas naturales
y todo encajará en su sitio.
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El Tao es grande.
El universo es grande.
La tierra es grande.
El hombre es grande.
Estos son los cuatro grandes poderes.
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Conoce lo masculino,
mas permanece en lo femenino:
acoge al mundo en tus manos.
Si acoges al mundo,
el Tao nunca te abandonará
y serás como un recién nacido.
Conoce lo blanco,
mas permanece en lo negro:
sé un modelo para el mundo.
Si eres un modelo para el mundo,
el Tao será fuerte en tu interior
y no habrá nada que no puedas hacer.
Conoce lo personal,
mas permanece en lo impersonal:
acepta el mundo tal cual es.
Si aceptas al mundo,
el Tao cobrará luz en tu interior
y retornarás a tu ser primigenio.
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El mundo es sagrado.
No puede mejorarse.
Si lo manoseas, lo arruinas.
Si lo tratas como un objeto, lo pierdes.
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con el fruto y no con la flor.
No tiene voluntad propia.
Mora en la realidad
y deja que las ilusiones se vayan.
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En la búsqueda de conocimiento
cada día se añade algo.
En la práctica del Tao
cada día se abandona algo.
Cada vez es más superfluo forzar las cosas
hasta que al fin se llega a la no-acción.
Cuando nada se hace,
nada queda por hacer.
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El Maestro se da
a cuanto el momento le brinda.
Sabe que va a morir
y nada le queda a que aferrarse:
no hay ilusiones en su mente
ni resistencias en su cuerpo.
No piensa en sus acciones;
ellas fluyen desde el centro de su ser.
Nada hay en la vida que retenga;
por ello está dispuesto a morir
como un hombre lo está a dormir
tras un buen día de trabajo.
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Cierra tu boca,
desembota tus sentidos,
desafila tu astucia,
desata tus nudos,
suaviza tu mirada,
decanta tu polvo.
Esta es la identidad primordial.
Sé como el Tao.
No puede ser acercado o apartado,
beneficiado o dañado,
honrado o difamado.
Se da continuamente.
Por eso perdura.
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No cuida de nada excepto del Tao,
por ello es que cuida de todo.
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El mejor atleta
quiere a su oponente en su mejor forma.
El mejor general
entra en la mente de su enemigo.
El mejor negociante
sirve al bien común.
El mejor dirigente
sigue la voluntad de su pueblo.
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A esto se le llama
progresar sin avanzar,
rechazar sin emplear las armas.
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Si quieres conocerme
mira dentro de tu corazón.
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Así, el Maestro
cumple sus obligaciones
y enmienda sus errores.
Hace lo que precisa ser hecho
y nada exige de nadie.
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LAO-TSÉ. Filósofo chino considerado el fundador del taoísmo. Es una
figura cuya existencia histórica todavía se debate. Se le considera uno de
los filósofos más relevantes de la civilización china. La tradición establece
que vivió en el siglo VI a. C., pero muchos eruditos modernos argumentan
que puede haber vivido aproximadamente en el siglo IV a. C., durante el
período de las Cien escuelas del pensamiento y los Reinos Combatientes.
Otros, incluso, ponen en duda su misma existencia histórica.
Según la tradición, Lao-Tsé nació en la provincia de Henan y fue un
bibliotecario de la corte de la dinastía Zhou. Se cree que dejó escrito el
Tao Te Ching (o Dào Dé Jing, «Libro de la Senda y la Virtud»), el gran
tratado filosófico chino, antes de abandonar el país rumbo a Occidente a
lomos de un búfalo de agua. Relatos y mitos posteriores integraron a Lao-
Tsé en el panteón chino, convirtiéndolo en una deidad principal del
taoísmo religioso.
El Tao Te Ching es con mucho la obra literaria más traducida del chino
y tuvo una enorme influencia en el pensamiento y la cultura orientales,
incluyendo otras escuelas como el legalismo y el neoconfucianismo. El
libro, que cuenta con tan sólo unos 5.000 caracteres, se cree que fue
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redactado hacia el siglo VI a. C. No obstante, los fragmentos más antiguos
conservados datan del siglo III a. C., y no existen versiones completas
anteriores a mediados del siglo II a. C. En realidad, el libro parece ser una
antología que recoge antiguas enseñanzas, aunque la coherencia de su
estilo sugiere que es obra de un único autor. La mayor parte está
compuesta por rimas y puede ser leída como un largo poema filosófico.
Enseña que «el camino» (dào) del mundo se realiza con mayor
aprovechamiento abandonando las categorías y los valores en favor de la
percepción espontánea. El sabio busca la «no acción» (wu wei) para
amoldarse a la naturaleza, auténtica meta del hombre.
En China, la filosofía de la naturaleza y la visión del mundo están
impregnadas del pensamiento taoísta. Así, muchos artistas, pintores,
calígrafos y hasta jardineros han usado este libro como fuente de
inspiración. Su influencia se ha extendido también más allá del Lejano
Oriente, ayudada por las muchas traducciones del texto a lenguas
occidentales.
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Índice
Tao Te Ching 3
Prólogo, por Stephen Mitchell 5
Tao Te Ching 9
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