Psicofarmacos en Embarazo
Psicofarmacos en Embarazo
Psicofarmacos en Embarazo
de psicofármacos
en el embarazo
y la lactancia
Juan Medrano Albéniz
María José Zardoya Mateo
Luis Pacheco Yáñez
Uso
de psicofármacos
en el embarazo
y la lactancia
Juan Medrano Albéniz
Facultativo Especialista de Psiquiatría. Magíster en Psiquiatría Legal.
Miembro Fundador de la Txori-Herri Medical Association.
Servicios Extrahospitalarios de Salud Mental.
Servicio Vasco de Salud-Osakidetza. Vitoria.
Editores
Título original: Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
03
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Abreviaturas
04
Índice
Índice
Abreviaturas .................................................................................................. 04
Índice .............................................................................................................. 05
Prólogo .......................................................................................................... 09
05
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Apéndice
21. Equivalencias entre nombres químicos
y nombres comerciales de los psicofármacos.............................................. 285
22. Equivalencias entre nombres comerciales
y nombres químicos de los psicofármacos.................................................. 293
06
Autores participantes
Álamo González, Cecilio
Catedrático de Farmacología. Facultad de Medicina. Universidad de Alcalá. Madrid.
Autor del Prólogo.
07
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
08
Prólogo
Nos encontramos ante un texto que aborda un problema clínico, social y humano El uso
de psicofármacos en el embarazo y la lactancia, de gran trascendencia desde el punto de
vista personal, para la embarazada, el feto y, no lo olvidemos, también para el médico. Ade-
más, en las circunstancias comentadas, el uso de medicamentos conlleva componentes de
contenido científico, ético, legal y regulatorios que no podemos olvidar. En efecto, cuando
tenemos la necesidad de tratar cualquier tipo de patología en la embarazada, siempre nos
surge la necesidad de aplicar, con destreza, todos nuestros conocimientos para emplear los
medicamentos que poseemos en nuestro amplio arsenal farmacológico bajo la norma hi-
pocrática inexcusable del primun non nocere. Sin embargo, como se encarga de recordar-
nos de forma insistente la raíz griega de fármaco pharmakon, tenemos que mantener un
delicado balance entre su doble significado de remedio y veneno. Por tanto, lo primero es
no dañar, pero esto no puede colocarnos ante una situación terapéutica paralizante. A la
luz de lo expuesto en el presente tratado, podemos decir que nos encontramos ante un
equilibrio conceptual que valora en todo momento la relación beneficio y riesgo, en el difí-
cil y complejo terreno de la gestación y lactancia y, además, en el escenario de la enferme-
dad mental. Hemos de señalar que este abordaje se realiza de forma magistral. Esta afir-
mación no es gratuita y, además, la hacemos extensiva, no solo a libros en lengua castellana,
sino también a la literatura que hemos podido consultar y trabajar en otros idiomas. Sin
duda, el mérito de lo comentado se debe a la capacidad científica y clínica, puesta de ma-
nifiesto en otros textos del campo de la Psiquiatría, como por ejemplo su «Psicofarmacolo-
gía aplicada en Atención Primaria», de los Dres. Juan Medrano Albéniz y Luis Pacheco Yá-
ñez, ambos Especialistas en Psiquiatría, y María José Zardoya Mateo, especialista en
Farmacia Hospitalaria, adscritos todos ellos al Servicio Vasco de Salud-Osakidetza. Bajo su
dirección, han conseguido coordinar a un importante grupo de psiquiatras, expertos en De-
recho y farmacéuticos, que han unido sus esfuerzos para llevar a cabo esta completa obra
a la que los directores han dado, además, un hilo conductor muy uniforme.
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
En efecto, desde el punto de vista regulatorio, la ayuda por parte de las autoridades
sanitarias es escasa. De hecho, en estos momentos no existen psicofármacos que ha-
yan sido aprobados para su empleo durante el embarazo. La investigación de nuevos
psicofármacos en la embarazada, por consideraciones de tipo ético, salvo excepciones,
como puede ser el caso de los antiepilépticos, está muy limitada o es sencillamente in-
existente. En este sentido, hemos de saber que la información sobre teratogenicidad
medicamentosa no procede de ensayos clínicos controlados, sino de estudios muy he-
terogéneos, muchos de ellos con serias dudas metodológicas, lo que hace que la in-
formación sea de difícil interpretación. Además, los estudios experimentales preclíni-
cos, obligatorios para el registro de todo medicamento, no son, en la mayoría de los
casos, predictivos para el humano. Por otra parte, debemos conocer que los psicofár-
macos, así como sus metabolitos, por ser lipofílicos, característica necesaria para atra-
vesar la barrera hematoencefálica, llegan con mayor facilidad al feto, a través de la
poco selectiva barrera placentaria, por lo que pueden provocar diversos tipos de tera-
togenia. Estos aspectos, junto con otros relativos al ciclo intraorgánico de los psicofár-
macos, tanto en la embarazada como en el feto, así como los aspectos relativos a la
eliminación por la leche materna, son tratados de forma exhaustiva y magistral en el
presente libro.
10
Prólogo
En este sentido, puede ser una buena aproximación considerar los criterios de riesgo que
nos aportan distintas agencias reguladoras de medicamentos para el control de fármacos,
desde el punto de vista teratogénico. Siguiendo la clasificación de la FDA, aceptada por
otras agencias, podemos señalar distintas categorías de fármacos de acuerdo con la cali-
dad de información sobre potencialidad teratogénica, que van desde la categoría A, con
estudios que permiten afirmar que el riesgo fetal para un fármaco concreto es muy remo-
to, hasta una categoría X, en la que se incluyen fármacos con riesgo teratógeno que les
hace estar contraindicados en la embarazada. Sin embargo, esta clasificación, que es acep-
table en los casos extremos, categorías A y X, es menos práctica para las categorías inter-
medias (B, C, D) que no aportan información de garantía desde el punto de vista clínico.
De hecho, la FDA recientemente ha revisado estas categorías para proporcionar una infor-
mación más completa sobre los efectos de medicamentos usados durante el embarazo y
la lactancia. Los cambios propuestos pretenden dar una mejor información sanitaria, que
permita tomar decisiones de prescripción por parte del médico. Asimismo, sirve de aseso-
ramiento para las mujeres embarazadas, en lactancia o en edad fértil. No obstante, mien-
tras la citada guía se actualiza, los autores, en un esfuerzo por tener un lenguaje común
científico, clasifican muchos de los psicofármacos existentes dentro de la misma, si bien
en algunos casos ello no ha sido posible al no encontrar indicación que lo permitiera. Por
todo ello, el empleo de los psicofármacos en la etapa gestacional se realiza, en la mayor
parte de los casos, sin la información necesaria para obtener garantías de seguridad abso-
lutas para el feto. No obstante, vamos avanzando y no podemos adoptar una actitud ni-
hilista. En este sentido, la información recogida en el presente texto que prologamos es
de gran utilidad, no sólo teórica, sino también práctica.
Con todo lo expuesto, podría pensarse que la salud mental de las embarazadas no pue-
de beneficiarse de tratamiento psicofarmacológico alguno. Nada más alejado de la reali-
dad, ya que la enfermedad materna puede resultar más peligrosa para la madre o más
teratógena para el propio feto que la medicación empleada para su tratamiento. De he-
cho, la sintomatología psiquiátrica no tratada puede afectar al feto a través de múltiples
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
A nuestro entender, uno de los aspectos más interesantes de este tratado es la actitud
positiva de los autores en el reto de abordar el tratamiento de la embarazada, desde
una perspectiva teórica, y sobre todo práctica, refiriéndose a las distintas guías exis-
tentes, y lo que es más importante, a sus experiencias personales.
En la parte I, que consta de siete capítulos, los autores examinan el empleo de los gru-
pos terapéuticos concretos de psicofármacos en el embarazo, de una forma muy equi-
librada y exhaustiva a la luz de los conocimientos actuales. El potencial teratógeno de
las benzodiazepinas es motivo de controversias. La relación con las benzodiazepinas
durante la gestación es elevada en los países de nuestro entorno, y aproximadamente
12
Prólogo
13
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
mer trimestre de tricíclicos o de fluoxetina y las citadas malformaciones. Por otra par-
te, los autores recogen con precisión los avatares de riesgo cardiovascular y paroxetina
que hicieron cambiar a este antidepresivo de la categoría «C» a la de riesgo superior
«D» de la FDA. Sin embargo, un reciente estudio, a partir de una base de datos de
más de 3.000 niños, muestra una incidencia dentro de los límites de la normalidad.
Menos datos existen con otros ISRS o con los nuevos antidepresivos (venlafaxina, mir-
tazapina, nefazodona, reboxetina), aunque parece que no exhiben un mayor riesgo de
provocar efectos teratógenos. No obstante, estos datos no son suficientes como para
garantizar su empleo sin riesgos absolutos de teratogenicidad.
Pese a la más que probable seguridad de los antidepresivos para el feto, los autores
abordan la posibilidad de riesgo de aborto espontáneo con antidepresivos, que parece
ser superior a la población general de embarazadas, aunque similares a las cifras obser-
vadas en mujeres depresivas no tratadas, así como la posibilidad de casos de síndrome
perinatal en niños cuyas madres habían consumido tricíclicos o inhibidores selectivos de
la recaptación de serotonina hasta el final del embarazo. En estos casos, la evidencia
parece demostrada, y por tanto a considerar. Por otra parte, se ha realizado un estudio
prospectivo, con un seguimiento de hasta siete años, en niños nacidos de madres que
habían sido tratadas con fluoxetina o tricíclicos durante el embarazo, para evaluar la
posible teratogenia conductual de estos agentes. La exposición uterina a estos antide-
presivos no afectó al coeficiente intelectual, al desarrollo del lenguaje, ni al desarrollo
conductual. Asimismo, no se detectaron diferencias de temperamento, humor, aten-
ción, nivel de actividad o problemas de conducta entre estos niños y los controles.
14
Prólogo
conllevan un riesgo teratógeno inespecífico, pero significativo. Por el contrario, con los
antipsicóticos de alta potencia, entre los cuales el mejor estudiado es el haloperidol,
diversos estudios prospectivos no han logrado confirmar un mayor riesgo de teratoge-
nicidad con una relación causa-efecto aceptable. Por ello, parece razonable que, cuan-
do sea necesario el empleo de un antipsicótico en una embarazada, se recurra a los
agentes de alta potencia, en especial al haloperidol, por ser de los que más experien-
cia se dispone. Respecto a los antipsicóticos atípicos, hasta el momento no se han co-
municado estudios amplios de malformaciones atribuibles a estas sustancias (clozapi-
na, risperidona, olanzapina, quetiapina) en recién nacidos de algunas embarazadas
que recibían estos agentes. No obstante, los datos existentes, procedentes en la ma-
yoría de casos por registros realizados por el fabricante, pese a ser numerosos, por
ejemplo más de 700 casos de embarazos y toma de risperidona sin aumento aparente
del riesgo teratógeno, no son suficientes para garantizar la seguridad absoluta de los
agentes atípicos durante la gestación. Para muchos autores, la clásica recomendación
de que en pacientes tratadas con antipsicóticos atípicos que quedan embarazadas se
cambie el tratamiento a antipsicóticos clásicos de alta potencia, en especial haloperi-
dol, sigue siendo la norma, que quizás se debería revisar. Es de destacar que en huma-
nos, tras la exposición gestacional a antipsicóticos, no se han encontrado alteraciones
conductuales, fenómeno muy frecuente en el animal de experimentación, ni en el co-
eficiente intelectual, poniéndose de manifiesto, una vez más, la falta de capacidad
predictiva de los estudios de teratogenia en animales.
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
parte, un eutimizante de amplio uso, el valproato, es del orden de 100 veces más te-
ratógeno que el litio. La incidencia de anomalías congénitas con valproato se corres-
ponde con un incremento del riesgo de alrededor de 5. El tratamiento durante el pri-
mer trimestre con valproato conlleva un riesgo de entre el 1 y 2% de espina bífida. El
efecto teratógeno más frecuente (alcanza hasta el 53% de niños expuestos), es el deno-
minado «síndrome fetal del valproato», caracterizado por anomalías cardiovasculares,
craneofaciales, urogenitales, respiratorias, alteraciones en los dedos y retraso del desarro-
llo. Dado el conocido potencial teratógeno del ácido valproico, se hace muy necesario
aconsejar a las pacientes en edad fértil sobre la necesidad de planificar sus embarazos, y
así evitar la exposición al mismo en los periodos de mayor riesgo. Asimismo, la carbama-
zepina se ha asociado también con un riesgo de espina bífida del 0,5 al 1%. El riesgo es
mayor cuando se asocia a otros anticonvulsivantes. Además de anomalías congénitas
menores observadas con carbamazepina, este agente puede provocar problemas de
desarrollo, retraso del crecimiento, déficit intelectual, así como trastornos hemorrágicos
en el feto y recién nacido. Su uso está desaconsejado en la fase de organogénesis del
primer trimestre, y como señalan los autores, de ser necesario usarla, debe hacerse en
monoterapia. Respecto a los nuevos antiepilépticos, empleados en el tratamiento del
trastorno bipolar, no existen estudios en humanos con topiramato y gabapentina. Existe
un registro de lamotrigina en mujeres embarazadas realizado por el fabricante. De mo-
mento, los datos disponibles no aseguran el empleo de estos agentes sin riesgo para el
feto. De hecho, los autores recogen los riesgos de lamotrigina sobre la posibilidad de re-
lacionarse con una mayor frecuencia de labio leporino y de efectos de mayor trascen-
dencia recogidos en el registro de casos norteamericano.
En la parte II de libro, los autores estudian dos temas complejos, aunque abordados
con un gran sentido práctico y amplitud en este texto, como son los de la administra-
ción de fármacos para el tratamiento de las dependencias y otras patologías durante
la lactancia. El uso de medicamentos para el tratamiento de las personas drogodepen-
dientes que quedan embarazadas, que además continúan consumiendo sustancias, es
tratado en uno de estos capítulos. Se desconoce el riesgo de toxicidad fetal de agen-
tes como acamprosato o buprenorfina. Se desaconsejan los agentes aversivos, como
la carbimida y el disulfiram, que pueden provocar partos prematuros. Por el contrario,
los beneficios obtenidos con la terapia de sustitución con metadona superan con cre-
ces los riesgos, y no sólo no está contraindicada, sino que su empleo es recomendable
en adictas a la heroína. El problema de las dependencias en la embarazada requiere
una cuidadosa valoración de riesgos vs. beneficios. Las ventajas de la lactancia mater-
16
Prólogo
En una tercera parte de este libro se abordan aspectos de tipo regulatorio, como son
el relativo a las clasificaciones oficiales de teratogenicidad, entre las que destaca la de
la FDA y la de la administración sanitaria australiana ADEC, de las que los autores se-
ñalan sus limitaciones y sus ventajas. Además, se recogen direcciones de Internet a tra-
vés de las cuales se puede acceder a registros de exposición de embrazadas a medica-
mentos y otras informaciones de interés sobre el particular.
En la parte V se recogen una serie de aspectos prácticos del tratamiento de los princi-
pales síndromes, como la ansiedad, los trastornos de los estados de ánimo, la psicosis,
las drogodependencias, entre otros, que pueden presentarse en el embarazo. Durante
todo el libro, los autores realizan una descripción acertada de las actuaciones a tener
en estos cuadros y, además, en este apartado dejan la impronta de su amplia expe-
riencia práctica en el tratamiento de embarazadas con problemas de tipo mental, para
las que avanzan, además, sus recomendaciones.
Los autores finalizan con un apéndice sobre equivalencias de nombres químicos y co-
merciales de los psicofármacos, en ambos sentidos. Dada la selva farmacológica en la
que se ha convertido la prescripción, en palabras de Lasagna, padre de la Farmacolo-
gía clínica moderna, es, a todas luces, necesaria.
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Quisiera finalizar este prólogo señalando que se trata de un texto completo que, en mi
modesta opinión, contiene toda la información relevante para unos problemas de gran
trascendencia con los que el psiquiatra clínico se enfrenta en sus tareas cotidianas. Creo
que hay que felicitar a los directores y coordinadores, así como a los autores participan-
tes en la elaboración de este libro, por la oportunidad y necesidad del mismo, por su
claridad, por su alto nivel científico y práctico y por demostrarnos, una vez más, que la
labor del psiquiatra en su práctica diaria, en muchas ocasiones con una sobrecarga asis-
tencial importante, no sólo no está reñida con la divulgación científica de conocimien-
tos, sino que con su experiencia clínica práctica complementa y enriquece a la ciencia.
Estamos seguros de que la divulgación de los conocimientos del presente libro redun-
dará en una mejor atención sanitaria a nuestras pacientes y al fruto de su embarazo.
Cecilio Álamo
Doctor en Medicina y Cirugía
Catedrático de Farmacología
Universidad de Alcalá
Alcalá de Henares. Madrid
18
Parte I. Psicofarmacología
en el embarazo
1. Introducción
2. Fisiología y farmacología básica del embarazo y
la lactancia
3. Uso de ansiolíticos e hipnóticos en el embarazo
4. Uso de antidepresivos en el embarazo
5. Uso de antipsicóticos en el embarazo
6. Uso de eutimizantes en el embarazo
7. Uso de fármacos para drogodependencias
en el embarazo
1. Introducción
A pesar de todo, las decisiones a tomar en este contexto son sumamente complejas y
están especialmente mediatizadas por los insuficientes recursos bibliográficos y la ex-
periencia global sobre el tema, ya que la complejidad metodológica para los estudios
en el embarazo no permite establecer unos protocolos comunes de actuación. Aun-
que la reciente puesta en marcha del National Register of Antipsychotic Medication in
Pregnancy australiano, que aspira a establecer una guía de tratamiento de diferentes
psicosis durante la gestación tras haber seguido embarazadas medicadas con antipsi-
cóticos (Kulkarni et al., 2008), supone la apertura de una nueva vía de obtención de
evidencia, la mayor parte de la bibliografía disponible hasta la fecha se refiere a estu-
dios de casos únicos y casos/control. Esto se debe a que no resultarían éticos, durante
el embarazo, los habituales ensayos clínicos con los que se evalúa la efectividad y la
tolerancia de los psicofármacos.
21
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Aún así, incluso en la utopía de realizar trabajos con dichas metodologías, serían
numerosas las variables a considerar, antes de poder establecer una inequívoca re-
lación causa-efecto entre la aplicación de un psicofármaco y daño fetal. Entre ellas,
por ejemplo, las incidencias generales de complicaciones obstétricas y malforma-
ciones, la cronología del desarrollo embrionario-fetal, los riesgos de haber tomado
fármacos o tóxicos distintos a los psicotropos, y también los riesgos que puede cau-
sar la evolución de una enfermedad psiquiátrica, sin tratamiento psicofarmacológi-
co, en el feto.
Como hemos comentado, varios autores han encontrado anomalías fetales y sobre
el desarrollo del niño, desde una exposición «directa», en pacientes psiquiátricas
no tratadas con psicofármacos durante el embarazo, siendo interesantes las apor-
taciones que relacionan la enfermedad depresiva de la madre con un retraso en el
crecimiento fetal (Hedegaard et al., 1996); una disminución del perímetro craneal
fetal (Lou et al., 1994); un incremento del riesgo de parto prematuro (Korebrits et
al., 1998), incluso con cambios comportamentales en el desarrollo del lactante (Mei-
jer,1985). Y, desde una exposición «indirecta» o «funcional», piénsese, por ejem-
plo, en las alteraciones de conducta que puede presentar una paciente psicótica,
en relación con la alimentación, los cuidados de higiene para ella y el feto, etc. O
cómo una depresión grave introduce el riesgo de suicidio (con muerte fetal), abuso
de alcohol, hiporexia, encamamiento, etc. Incluso se han descrito automutilaciones
maternas en casos extremos (Yoldas et al., 1996), así como suicidio ampliado con
infanticidios tras el parto (Taylor, 2007). Y, finalmente, también debería considerar-
se la necesidad, al menos ética, de asesoramiento genético en ciertas enfermeda-
des psiquiátricas, como, por ejemplo, el TAB, con un demostrado alto riesgo here-
ditario (Zorrilla et al., 2007).
22
Cap. 1 Introducción
Según los criterios de Newport et al. (2006), las situaciones que con más frecuencia
requerirían atención psiquiátrica durante el embarazo y/o lactancia, son las reflejadas
en la tabla 1.I.
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Todo lo expuesto nos lleva a considerar también que los datos que relacionan el embarazo con
la enfermedad mental son, cada vez más consistentes, indicándose. Por ejemplo, hasta el 70%
de las embarazadas presentan sintomatología depresiva, y entre el 10-16% de las mismas cum-
plen criterios de trastorno depresivo (Weissman et al., 1995); o bien más del 15% de las muje-
res evaluadas por depresión posparto señalan el inicio de su psicopatología durante el embara-
zo (Newport et al., 2006). Estos últimos autores señalan una serie de hechos divididos en varios
apartados, que pueden ayudar al clínico en la toma de decisiones para el tratamiento de una
paciente durante el embarazo y/o la lactancia, que sintetizamos en la tabla 1.II.
Y, por otro lado, conviene separar los posibles efectos adversos ligados al círculo psi-
cofármacos-embarazo-lactancia, que, según Padín (2002), pueden sintetizarse en los
siguientes:
• La teratogenicidad, que tiene lugar con relación al paso de un fármaco a través de
la placenta durante todo el desarrollo del embrión y el feto.
• Las complicaciones perinatales: consecuencias obstétricas y síndromes perinatales
relacionados con el fármaco que ha pasado, en los momentos próximos al parto,
hacia la sangre fetal.
• Las secuelas posnatales en el desarrollo o los efectos a largo plazo (retrasos en el
desarrollo, problemas de aprendizaje, déficits neurológicos, etc.), como resultado
de la exposición a un fármaco durante la gestación, parto o lactancia. En este apar-
tado se incluye la posible teratología conductual, comportamental o del desarrollo,
motivo aún de controversia.
Para ceñirnos a los aspectos prácticos del uso de psicofármacos en el embarazo, considera-
mos interesantes mostrar las principales recomendaciones de diversos autores sobre el tema
(Mazaira, 2005; García et al., 2005; Newport et al., 2006) y que sintetizamos en la tabla 1.III.
Con relación al trabajo que presentamos ahora, ya en el año 2000 el Prof. Massana
(Massana, 2000) sugería que el Ministerio de Sanidad español editase una guía sobre
las categorías teratogénicas de los psicofármacos, o bien imitase alguna de las enton-
ces ya existentes (FDA, ADEC, etc.). No parece que dicha idea se haya llevado a cabo.
Nosotros, al menos, no hemos podido encontrarla, si bien hemos hallado muchos es-
fuerzos de síntesis realizados en nuestro medio con este objetivo, aunque por razones
de espacio sólo citaremos algunos de ellos: Comas y Puigventós, 1997; Benabarre et
al., 1998; Amor y Vallejo, 2000; Massana, 2000; González et al., 2000; Padín, 2002;
Pozo y Tello, 2004; García et al., 2005; Morgado, 2006, etc.
24
Cap. 1 Introducción
continuación
25
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
continuación
26
Cap. 1 Introducción
El riesgo de teratogénesis
de los psicotropos ha sido,
históricamente, exagerado
27
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Siempre que sea posible, evitar el uso de fármacos durante el primer trimestre de
la gestación, especialmente durante las semanas 3.ª a 11.ª
Es preferible fragmentar las dosis, para evitar los picos plasmáticos elevados, ya que
se supone que tienen un menor impacto sobre el feto que una única toma diaria
Las dosis deberán ser lo más bajas posibles, pero efectivas. A este respecto,
debe considerarse que, hacia el final del embarazo, se suelen requerir dosis más altas,
respecto a las mujeres no embarazadas, al aumentar el volumen de distribución
Mejor usar un solo fármaco que varios, ya que en este último caso se aumentan
teóricamente los efectos secundarios e interacciones y, además, todavía hay menos
estudios del uso conjunto de varios psicofármacos en el embarazo
Los fármacos de aparición más reciente deberían evitarse, al contar con menos casos
expuestos, y por tanto con efectos adversos más impredecibles
Por supuesto, hay numerosos trabajos de síntesis sobre el tema en el ámbito anglosa-
jón (Altshuler et al., 1996, 1998, 2002; Cohen y Rosenbaum, 1998; American Aca-
demy of Pediatrics, 2000; Nelly et al., 2001; Kohen, 2004; Newport et al., 2006, etc.)
y también en países de habla castellana, aunque no se refieran a la farmacopea espa-
ñola (Fernández, 1996; Wikinski, 1998; Mazaira, 2005). También debemos reseñar
diversas aportaciones sobre fármacos en general, pero no específicas sobre psicofár-
macos, tanto en nuestro país (Escuela Andaluza de Salud Pública, 1995; Vila y Álva-
rez, 2003; Abad et al., 2005; Vedia Urgell, 2006; la completísima base de datos de
Fisterra, etc.), como en los anglosajones (Brigss, 2002; Hansen y Yankowitz, 2002;
Perinatolgy.com, etc.).
28
Cap. 1 Introducción
Es evidente que el médico, y por supuesto el psiquiatra, necesita tener información disponi-
ble sobre este tema. Y cuanto más concreta y rápida sea, mejor. No sólo de cara a la infor-
mación que debe prestarse a los futuros padres, sino además para un adecuado manejo de
la situación, con el menor daño posible a la madre y al feto. En este sentido, resulta enco-
miable la labor realizada en nuestro país por el grupo EMEC (Estudio Colaborativo Español
de Malformaciones Congénitas), con sede en la Universidad Complutense de Madrid y pa-
trocinado por el Ministerio de Sanidad y Consumo, en colaboración con todas las comuni-
dades autónomas. Este estudio fue desarrollado a partir de 1976 y en 1991 fue puesto en
marcha por el Servicio de Información Telefónica sobre Teratógenos Español (SITTE), com-
plementa dos tipos de bases de datos (prospectiva y retrospectiva) las cuales, según sus res-
ponsables, tenía en 2006 más de 35.000 parejas de casos y controles, que se incrementa
cada año con más de 1.200 pares caso-control procedentes de toda España (Martínez Frías,
2006). En este servicio, tanto el profesional, como las propias embarazadas, reciben una in-
mediata y excelente ayuda y seguimiento, respecto a los posibles efectos teratógenos de
los fármacos.
Por nuestra parte, en el año 2002 iniciamos una línea de trabajo sobre un grupo de mu-
jeres tratadas con psicofármacos durante el embarazo (Pacheco et al., 2002). Durante la
realización del estudio, pudimos constatar varias de las dificultades que implicaba dicho
tratamiento, no sólo por la falta de datos referentes al riesgo teratógeno de muchos de
los psicofármacos, sino, por ejemplo, por no existir un modelo unánime de consentimien-
to informado que pueda presentarse al paciente. Tras dicha experiencia, hemos continua-
do trabajando en este sentido, y fruto parcial de ello es el estudio que ahora presentamos
el cual nos gustaría que sirviese para cubrir en parte el hueco al que hacíamos referencia.
En una primera parte del estudio exponemos unas nociones generales sobre el emba-
razo y la lactancia desde una perspectiva psiquiátrica, con la esperanza de que resulte
más comprensible que los textos habituales sobre la materia, escritos desde la Gineco-
logía u otras especialidades afines. A continuación, se exponen trabajos de revisión ac-
tualizados sobre el uso en el embarazo de ansiolíticos, antidepresivos, antipsicóticos,
eutimizantes y fármacos para las drogodependencias.
29
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
prescriben. Además, y de acuerdo con esto, tanto en esta parte como a lo largo de todo el
libro, los temas sobre fármacos usados en drogodependencias han sido desarrollados por
psiquiatras que se dedican a la atención de estos pacientes en unidades destinadas exclusi-
vamente a estas patologías. No se ha podido conseguir un análisis en profundidad respecto
a todos los medicamentos, ya que es evidente que tampoco existen estudios controlados
en la lactancia, y a lo que puede generalmente accederse, en la mayor parte de las ocasio-
nes, es a comunicaciones aisladas de casos. También es verdad que los conocimientos ac-
tuales farmacocinéticos y farmacodinámicos de los psicofármacos permiten una mejor apro-
ximación, siquiera teórica, al posible efecto negativo de los mismos sobre el lactante.
La tercera parte del estudio es la más específica respecto a los psicofármacos en sí mis-
mos. Siguiendo un modelo común en todos ellos, hemos procurado adaptar cada fár-
maco, individualmente, a la clasificación oficial de la FDA americana, por entender que
es la más extendida y aceptada respecto a estos temas; así como a la clasificación austra-
liana (ADEC), de uso alternativo a la primera. Cuando esto no ha sido posible (por ejem-
plo, al no estar el fármaco comercializado en los EE. UU. o en Australia), se ha señalado
la imposibilidad de clasificar el fármaco, al no encontrar ninguna indicación al respecto.
La cuarta parte del estudio se dedica a los aspectos éticos y legales del uso de psi-
cofármacos en el embarazo y la lactancia. Dado que es un tema que escapa a la
práctica habitual de la mayoría de los psiquiatras, dichos temas han sido desarrolla-
dos en su mayor parte por un jurista experto en temas sanitarios, junto a un psi-
quiatra especialista en temas éticos y legales. No queremos dejar pasar la ocasión
de plantear el debate respecto a las cuestiones legales (aunque uno de los capítu-
los es una aportación monográfica sobre este tema), que suscitan el uso de psico-
fármacos en el embarazo, el parto y la lactancia. Resulta obvio que es más fácil per-
suadir a una paciente para que abandone los psicofármacos durante el embarazo,
que convencerla para que siga tomándolos. Pero si el psiquiatra se decanta siste-
máticamente por esta opción, dejará la enfermedad psiquiátrica a su libre evolu-
ción, con todas las consecuencias que esto pueda tener. Es posible que el clínico
tenga la impresión de que esta actitud le protegerá respecto a una eventual de-
manda en caso de malformación, pero uno de los objetivos de este libro es precisa-
mente cuestionar esa suposición. El riesgo global de los psicofármacos en el emba-
razo (malformativo, perinatal) y la lactancia es relativamente bajo, y la relación
causa-efecto con la medicación es difícil de demostrar, por lo que, en principio, el
riesgo de denuncia ha de ser igualmente bajo.
30
Cap. 1 Introducción
Por otra parte, el uso de psicofármacos en el embarazo supone una de las situaciones
más propicias para el consentimiento informado, entendido como la deliberación con-
junta del médico (psiquiatra, en este caso) y el paciente (la embarazada), para a partir
de los conocimientos disponibles, facilitados por el primero, alcanzar un acuerdo res-
pecto del programa terapéutico a seguir. En parejas estables, este diálogo se ve enri-
quecido, además, por una tercera parte, el padre, con un interés obvio por la protec-
ción del feto y el bienestar de la embarazada.
En la quinta parte del trabajo hemos pretendido implicarnos, de una manera específica y
práctica, sobre cuáles creemos que deberían ser los tratamientos de las principales enfer-
medades psiquiátricas durante el embarazo. Quizá sea la parte que ha resultado más di-
fícil de realizar y la que ha precisado un mayor esfuerzo de homogenización por parte
de todos los autores, pero también de la que estamos más satisfechos, porque, al me-
nos, hemos señalado lo que nosotros creemos que debe intentarse hacer. Seguramente
tendrá errores, y cuanto menos serán aspectos muy discutibles, pero hemos preferido
implicarnos y señalar actuaciones pragmáticas, antes que recurrir al tópico de que lo me-
jor es no prescribir psicofármacos, salvo que sea indispensable. Como eso ya lo damos
por sabido y supuesto, hemos querido indicar qué haríamos nosotros y cuáles son los
psicofármacos más indicados en cada situación, de acuerdo a las revisiones efectuadas.
En último lugar, el estudio cuenta con un apéndice sobre las equivalencias entre los
nombres químicos y comerciales de los psicofármacos existentes en nuestro país, con
objeto de facilitar la lectura y la aplicación del mismo. Para ello, hemos cerrado la lista
de psicofármacos existentes, de manera arbitraria, a fecha el 1 de octubre de 2007,
porque en algún sitio había que poner el límite. Las indicaciones autorizadas y los nom-
bres químicos y comerciales las hemos actualizado de otros trabajos previos (Pacheco y
Medrano, 2005 y 2007).
31
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
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Cap. 1 Introducción
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34
2. Fisiología y farmacología básica
del embarazo y la lactancia
EMBARAZO
TERATOGÉNESIS
La palabra «teratogénesis» procede del griego teratós, que significa «monstruo». Ini-
cialmente, se refería a las malformaciones macroscópicas constatables en el producto
de la gestación, pero posteriormente la idea se ha ampliado para incluir otras anoma-
lías menos aparentes o diferidas, como el retraso del crecimiento o la muerte intraúte-
ro, las alteraciones emocionales, conductuales o intelectivas de aparición tardía y, en
general, todas las deficiencias funcionales que pueden no ser perceptibles en el mo-
mento del nacimiento, pero que tienen su origen en un teratógeno que actuó en la
vida intrauterina. Los teratógenos son los agentes químicos, físicos, infecciosos o nu-
tricionales que durante el periodo embrionario o fetal pueden desencadenar teratogé-
nesis. Entre estos agentes, evidentemente, se encuentran los fármacos.
35
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
largo del embarazo. Continuando con los factores que participan en la teratogenia far-
macológica, el embarazo produce cambios fisiológicos que modifican la farmacocinética.
La teratogenia puede ser indirecta y vinculada a la acción del fármaco sobre la madre.
Por otra parte, las características químicas del fármaco determinan la medida en que atra-
viesa el saco vitelino o la placenta. Los productos de gran peso molecular no atraviesan
la placenta y los que no alcanzan concentraciones plasmáticas importantes en la madre
pasan con más dificultad a la circulación fetal. Una vez ha traspasado estas barreras, el
fármaco será distribuido, metabolizado y excretado por el feto, pasando al líquido am-
niótico y pudiendo ser nuevamente incorporado por absorción digestiva, por lo que un
último factor a considerar sería la farmacocinética en el feto.
Fármaco:
Dosis
Especie
Filtro placentario
Cinética fetal
36
Cap. 2 Fisiología y farmacología básica del embarazo y la lactancia
otra parte, se trata de una fase silente, en la que la mujer desconoce que se en-
cuentra embarazada y donde se asume que rige una ley de «todo o nada», de ma-
nera que, o bien el embrión se ve totalmente destruido, o bien el embrión sobrevi-
ve y se implanta para seguir su desarrollo. En otros términos, es un periodo en el
que puede incluso no ser posible discernir si un agente es teratógeno o no.
• La organogénesis se extiende aproximadamente desde el día 20 hasta el 70 después
de la última regla, lo que equivale a decir que una parte de esta fase tiene lugar an-
tes de que la mujer conozca que está embarazada (por ejemplo, el tubo neural se
cierra antes de que pueda obtenerse un test positivo). Es el periodo de máxima sus-
ceptibilidad malformativa. Las células embrionarias no son ya pluripotenciales, por lo
que las alteraciones en una línea u órgano no pueden ser subsanadas por otras célu-
las. La teratogénesis ligada al efecto de fármacos en este periodo es amplia y englo-
ba malformaciones, retraso del crecimiento y abortos precoces. En este último caso
podría incluso suceder que no se identifique el efecto deletéreo del fármaco.
• Tras la organogénesis se inicia un periodo de diferenciación y crecimiento tisular y or-
gánico que engloba hasta la semana 32. Durante esta fase, el riesgo malformativo
es menor, pero no excluye la posibilidad de que aparezcan anomalías funcionales.
• Por último, en los dos últimos meses del embarazo, el riesgo malformativo es esca-
so, pero pueden aparecer problemas funcionales, como la hipertensión pulmonar
descrita con ISRS.
• Tras el nacimiento, pueden objetivarse tanto fenómenos inmediatos y reversibles,
(síndrome de abstinencia a benzodiazepinas, síndrome de discontinuación de anti-
depresivos), como otros de presentación más tardía, entre los que figuran las ano-
malías del desarrollo psicomotor, que se asocian a la exposición intraútero a algu-
nos antiepilépticos.
EMBARAZO Y FARMACOCINÉTICA
El embarazo implica importantes cambios fisiológicos en la madre con repercusiones
farmacocinéticas (Dawes y Chowienczyk, 2001; Frederiksen, 2001; Vickers y Brackley,
2001; Girling, 2004; Johns et al., 2006). La progesterona produce un enlentecimiento
del vaciado gástrico y de la motilidad intestinal que pueden ralentizar o reducir la ab-
sorción de los fármacos que se administran por vía oral, con aumento del Tmáx. y re-
ducción de la Cmáx., aunque las variaciones que estos cambios producen en la biodis-
ponibilidad son mínimas. El incremento de la producción del moco gástrico, mediado
también por la progesterona, fomenta la ionización de los ácidos débiles dificultando
su absorción, si bien este fenómeno sólo tendría importancia en fármacos que se to-
37
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
38
Cap. 2 Fisiología y farmacología básica del embarazo y la lactancia
El flujo sanguíneo renal aumenta desde fases tempranas del embarazo, llegando a al-
canzar incrementos de hasta el 60-80%. En paralelo se produce un aumento de la tasa
de filtración glomerular de hasta el 50%. Estos cambios favorecen la eliminación de
los fármacos que son excretados directamente por vía renal, como el amisulpride, re-
duciéndose discretamente sus niveles plasmáticos.
39
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
La placenta actúa como una barrera lipídica que impide el paso hacia el feto de células
maternas o bacterias. Sin embargo, sí puede ser traspasada por virus que la atacan,
como el VIH (lo que explica la transmisión vertical de la infección durante el embarazo).
También la atraviesan productos de un peso bajo molecular y anticuerpos tipo IgG.
El principal factor limitador del paso de fármacos a través de la placenta es el flujo pla-
centario, que alcanza los 500 ml/minuto. Los fármacos atraviesan la membrana pla-
centaria por difusión pasiva. Los productos lipofílicos y los no ionizados pasan al feto
con más facilidad, mientras que los que tienen una fracción libre muy baja por estar
mayoritariamente unidos a las proteínas plasmáticas pasarán en cantidades muy pe-
queñas, al igual que los fármacos (o sustancias de empleo farmacológico, como la in-
sulina) de elevado peso molecular.
La unión del fármaco a las proteínas plasmáticas es menor en el feto que en la madre, por lo
que la fracción libre será algo superior. La inmadurez de la barrera hematoencefálica fetal
hace que algunos productos resulten especialmente tóxicos para el sistema nervioso central.
El hígado fetal desarrolla procesos oxidativos a partir de la octava semana de vida intrauteri-
na, aunque de forma incompleta por inmadurez funcional. Por otra parte, como el 50% de
la circulación fetoplacentaria no pasa por el hígado (vena umbilical), sólo se metaboliza una
parte de los fármacos, que se transforma en moléculas más hidrosolubles, característica que
dificulta su retorno a la circulación materna a través de la placenta. De esta manera, los pro-
ductos del metabolismo, muchos de ellos activos, tienden a acumularse en compartimiento
fetal. La excreción urinaria deriva al metabolito hidrosoluble hacia el líquido amniótico, de
donde se reincorpora al feto por deglución. Otro fenómeno que interviene en el acúmulo
de fármacos en el compartimiento fetal es el llamado «atrapamiento iónico», en virtud del
cual el pH ligeramente más bajo de la sangre fetal hace que las bases débiles se ionicen y no
atraviesen la placenta de vuelta hacia la circulación materna.
LACTANCIA
ANATOMÍA DE LA MAMA
La mama se compone de tejido glandular secretorio y de tejido adiposo, junto con una
red de tejido conectivo, los ligamentos de Cooper, que constituyen su principal siste-
40
Cap. 2 Fisiología y farmacología básica del embarazo y la lactancia
SÍNTESIS DE LA LECHE
Se distinguen varias fases de diferenciación y desarrollo de la mama a lo largo del em-
barazo y la lactancia, que entrañan diferencias no sólo morfológicas, sino también
funcionales (Jones y Spencer, 2007). Al comienzo de la gestación, tiene lugar la ma-
mogénesis, durante la cual proliferan los alvéolos mamarios. Hacia la mitad del em-
barazo, comienza la lactogénesis I, que implica la preparación de la glándula para la
producción y secreción de leche. Las células alveolares sintetizan lactosa, que pasa a
la sangre y se elimina por vía renal, por lo que el aumento de lactosa urinaria duran-
te el embarazo (detectable a partir de la 15.ª a 20.ª semana) es un indicador de la
preparación de la mama (Cox et al., 1999). El incremento de la lactosa urinaria se co-
rrelaciona con los niveles de prolactina, lo que sugiere que esta hormona desempeña
una función estimuladora o potenciadora del desarrollo de galactocitos durante el
embarazo.
A lo largo de los cinco primeros días se produce una leche de características especia-
les, el calostro, cuya composición varía (la concentración de sodio es mayor al princi-
pio, para decaer después, mientras que la de lactosa aumenta progresivamente). Trans-
currido este periodo, el calostro, especialmente rico en inmunoglobulina A, lactoferrina
41
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
y oligosacáridos (con función defensiva), es sustituido por la leche. Todos estos fenó-
menos tienen un control básicamente hormonal, mediado por la prolactina.
42
Cap. 2 Fisiología y farmacología básica del embarazo y la lactancia
Otro parámetro de interés es la Dosis Relativa Pediátrica (DRP), que relaciona la canti-
dad de fármaco que llega al lactante con la que recibe la madre en su tratamiento. La
mayor parte de los fármacos no superan una DRP del 4%, por lo que pueden conside-
43
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
rarse, por lo general, seguros. Algunos autores apuntan que determinados fármacos
también pueden ser seguros con DRP por encima del 10% (Bennett, 1996).
A pesar de las bajas DRP alcanzadas, deben tenerse en cuenta otras circunstancias que po-
drían aumentar la toxicidad. En primer lugar, la barrera hematoencefálica del lactante es in-
madura, por lo que los fármacos pueden pasar al cerebro en cantidades importantes. Por
otra parte, los productos con rápida absorción oral (Cmáx. elevada y Tmáx. reducido) pueden
alcanzar concentraciones muy altas en plasma y consiguientemente en la leche, pudiendo
producir toxicidad, aunque la DRP total se mantenga baja. En estos casos, se recomienda
dar la toma antes de ingerir el producto (Lawrence y Schaefer, 2007).
Los fármacos con una vida media prolongada o metabolitos activos pueden ser peli-
grosos para el lactante, ya que la inmadurez hepática y renal favorece que se acumu-
len. En función de estas circunstancias, el riesgo que representa para el bebé recibir
fármacos con la leche, varía con su edad. Los lactantes por encima de los seis meses
de edad pueden considerarse de riesgo bajo. Los menores de 4 meses con anomalías
metabólicas, problemas de salud, apneas o alteraciones digestivas son de riesgo mo-
derado, y los prematuros, recién nacidos, inestables o con problemas renales deben
considerarse de riesgo alto (Begg, 1996). La capacidad de aclaramiento del lactante
varía en función de su edad y desarrollo (Begg, 2000) (tabla 2.II).
24-28 5
28-34 10
34-40 33
40-44 50
44-68 66
>68 100
44
Cap. 2 Fisiología y farmacología básica del embarazo y la lactancia
Por otra parte, la menor producción de leche a medida que pasa el tiempo implica
también que la cantidad de fármaco que llega al lactante se reduce gradualmente, con
lo que a mayor edad, y mayor duración de la lactancia, el riesgo es menor (Begg, 1996).
CONCLUSIONES
45
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
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46
3. Uso de ansiolíticos e hipnóticos
en el embarazo
INTRODUCCIÓN
47
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
TERATOGENICIDAD
Por el contrario, otros trabajos que revisan más de 1.300 embarazos sobre la exposi-
ción al alprazolam durante el primer trimestre no encontraron un exceso de hendi-
duras orales, ni otras malformaciones en el feto (Newport et al., 2006). Y respecto a
este fármaco, en concreto, la base de datos sobre este tema de la empresa fabrican-
te del alprazolam entre 1991 y 1999, basada en el sistema de informes voluntarios
sobre la exposición del alprazolam durante la gestación, no encuentra diferencias
significativas respecto a los resultados de embarazos sin exposición a BZD (Stowe et
al., 2000).
48
Cap. 3 Uso de ansiolíticos e hipnóticos en el embarazo
Otros autores (Fernández et al., 1998) señalan que el aumento de riesgo de mal-
formaciones es 3,7 mayor si el diazepam se asocia a consumo de tabaco, respecto
al consumo de tabaco sin diazepam; pero también hay otros (Iqbal et al., 2002)
que, tras un metaanálisis de publicaciones anglosajonas sobre el tema entre 1996
y 2000, concluyen que el uso de diazepam y clordiazepóxido en el embarazo pare-
ce seguro, recomendando mayor prudencia para el uso de clonazepam, lorazepam
y alprazolam. No obstante, debe tenerse en cuenta que, aunque estos autores en-
cuentran una mayor casuística del diazepam respecto a otras BZD, y por ello pue-
den obtener conclusiones más extensas respecto a este fármaco, esto puede de-
berse, como señalan ellos mismos, a que esta BZD fue la más prescrita en el mundo
hasta el principio de los años ochenta, y la prudencia respecto al uso de otras BZD
podría tener más que ver con la menor casuística de uso de éstas. En todo caso,
conviene recordar que, siempre que los datos provienen de un metaanálisis (últi-
mamente tan de moda) respecto a psicofármacos y embarazo, debe tenerse en
cuenta que resulta muy difícil homogeneizar las poblaciones estudiadas en cuanto
a situación basal de las madres (enfermedades previas, consumo de tóxicos, años
en el momento del embarazo, etc.), tiempo de exposición a los psicofármacos, do-
sis de los mismos, etc., por lo que las conclusiones obtenidas deben exponerse con
mucha precaución. Parece que hoy en día el principio activo sobre el que se dispo-
ne de mayor experiencia en estos temas sigue siendo el diazepam, pero los datos
actuales indicarían que no sería la BZD de primera elección (Kuper et al., 2007).
Por otro lado, los estudios de farmacocinética en las embarazadas muestran que
las BZD atraviesan la placenta, y que algunas de ellas pueden acumularse en el feto
tras la administración prolongada a la madre. Sin embargo, dentro de las diversas
BZD, también existen diferencias en cuanto a este supuesto. Por ejemplo, el cocien-
te materno-fetal de las concentraciones plasmáticas de diazepam en el momento
del parto suele ser superior a 1, mientras que los correspondientes al lorazepam
son inferiores a 1 (Newport et al., 2006). Al margen del motivo nuclear de dichas
diferencias, parece haberse demostrado que la transferencia placentaria de loraze-
pam es inferior a la que presenta el resto de las BZD, lo que hace pensar en dicho
fármaco como una de las BZD de primera elección durante la gestación. Sin em-
bargo, la eliminación neonatal de dicho producto parece ser especialmente lenta,
auque hay otras BZD más lentas aún, encontrándose concentraciones hasta varios
días después del parto. Esto sugeriría evitar dicha BZD en los días previos al parto
(Whitelaw et al., 1981). Por otro lado, el menor paso hepático del lorazepam, res-
49
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Otros autores abogan por el uso del clonazepam, como la primera BZD de elección
en la gestación, de tener que usarse alguna (Amor y Vallejo, 2000; Stowe et al.,
2000; Newport et al., 2006), ya que parece mostrar un riesgo teratogénico míni-
mo. Incluso hay autores que se atreven a postular que no se detecta clonazepam
en la sangre del cordón umbilical cuando las dosis diarias están entre 0,5-1 mg/día;
existiendo ausencia de toxicidad neonatal con el uso de este fármaco para dosis
entre 0,5-3 mg/día, y apareciendo el riesgo de la misma a partir de 5 mg/día (Fer-
nández et al., 1998). Por otro lado, en trabajos que realizaron un seguimiento a el
27 mujeres expuestas al clonazepam durante el embarazo, no se apreció ninguna
anomalía congénita ni síndrome de abstinencia fetal con el uso exclusivo del clona-
zepam, aunque sí un caso problemático cuando esta BZD se asoció a la imipramina
(Weinstock et al., 2001). Sin embargo, también hay trabajos que relacionan a este
producto con malformaciones fetales, tales como cardiopatía congénita y defecto
del septo ventral (Grover et al., 2006); aunque los mismos autores señalan que, en
la mayor parte de los casos, el clonazepam había sido usado junto con otros antie-
50
Cap. 3 Uso de ansiolíticos e hipnóticos en el embarazo
Lo curioso es que el uso del clonazepam durante el embarazo, salvo si es para tratar
una epilepsia, supondría un cierto problema en España, ya que dicho producto no está,
incomprensiblemente, autorizado en nuestro país para los síntomas de la ansiedad.
Esto obligaría, en buena praxis, a solicitar el consentimiento informado, como ya he-
mos señalado en otra publicación (Pacheco y Medrano, 2005). Sin embargo, en una
decisión tan crucial como es el medicar a una embarazada, generalmente no se puede
perder mucho tiempo con trámites administrativos de este tipo, al margen de que qui-
zá sería una situación que generase un plus añadido de angustia a la paciente y a sus
familiares.
Lo que sí parece evidente es que hay BZD que no deberían usarse nunca en la gesta-
ción, debido a los efectos secundarios que se han observado sobre los fetos, y a que el
riesgo de uso supera claramente el beneficio, lo que ha motivado que reciban la cate-
goría «X» en la clasificación americana de la FDA. Ente ellas están el estazolam y el te-
mazepam (no comercializados en España), así como el flurazepam, el quazepam y el
triazolam (Mazaira, 2005; Newport et al., 2006).
51
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
En síntesis, habría que procurar evitar el uso de BZD durante el primer trimestre, espe-
cialmente las semanas 3.ª a 11.ª (García et al., 2005), pero siempre que tengamos una
alternativa razonable y factible a las mismas, cosa que no siempre es posible. De nece-
sitar usar alguna, parece que el lorazepam y el clonazepam serían las de primera elec-
ción, aunque las peculiaridades de las autorizaciones para el uso de fármacos en nues-
tro país hacen más fácil decantarse por la primera. Si la paciente las está tomando
cuando nos consulta, la supresión no debe ser brusca, sino paulatina. Esto también es
válido para otros psicofármacos, porque en estos casos pueden presentarse serios pro-
blemas (Einarson et al., 2001).
SÍNDROMES PERINATALES
52
Cap. 3 Uso de ansiolíticos e hipnóticos en el embarazo
En este apartado, las conclusiones vuelven a ser ambivalentes y no tan claras como en
el apartado anterior. Se trataría saber si el uso de BZD a lo largo de la gestación puede
implicar alteraciones comportamentales en el desarrollo de los hijos cuyas madres han
consumido dichos fármacos en el embarazo. Hay trabajos que encuentran un retraso
en el desarrollo mental hasta 18 meses después del parto (comparando 17 niños cu-
yas madres habían tomado BZD, frente a 29 controles cuyas madres no las habían con-
sumido). Viggedal et al., 1993 y algunos autores señalan un «síndrome comportamen-
tal de exposición a benzodiazepinas», consistente en retraso de crecimiento con
dismorfia, retraso mental y psicomotor. No obstante, pero otros autores niegan su exis-
tencia, e incluso existen también trabajos que no encuentran secuelas comportamen-
tales relevantes a los cuatro años de edad, en niños expuestos al clordiazepóxido en la
gestación (Newport et al., 2006).
Nos ha parecido interesante dedicar unas líneas a este tema, ya que parece existir
una creencia popular, y a veces también entre algunos profesionales de la Medicina,
53
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Sin embargo, son escasísimos los trabajos que abordan estos aspectos y sólo podemos
resumir una excelente revisión de Albandoz et al. (2003), que sintetizan los usos de las
plantas medicinales en el embarazo y la lactancia.
Para estos autores, que siguen en su trabajo las categorías de la FDA, y respecto a
alguna de las plantas con efecto ansiolítico más conocidas en nuestro país, deberían
ser evitados el «Espino albar» por asociación al síndrome de Pierre Robin en el pri-
mer trimestre del embarazo; el «Hipérico», por asociarse su uso a lesiones en
animales y a incremento de la contractilidad uterina (ver también García et al.,
2005); la «Elissa», porque no se dispone de datos científicos sobre su uso seguro;
la «Passiflora incarnata», porque sus alcaloides pueden atravesar la placenta y po-
drían producir reacciones adversas en el feto y la «Valeriana officinalis» que no tie-
ne evidencia científica para su uso en embarazo, y por ello los autores recomien-
dan evitarla, a la vez que la catalogan como categoría B de la FDA. Por su parte,
estarían aceptadas para su uso, aunque con reservas la «Tilia cordata», de la cual
aconsejan evitar su empleo excesivo; la «Manzanilla común», que estaría contrain-
dicada en el primer trimestre, pero podría usarse si no es de manera «excesiva» en
el resto de la gestación; así como la «Mentha piperita», de la cual se permite el uso
de infusiones en pequeñas dosis, y se aconseja evitar si hay historial de abortos (Al-
bandoz et al., 2003).
Como puede observarse, la ausencia de trabajos sobre el tema hace que el uso de las
denominadas «plantas medicinales», que en principio parecería ser más aceptado por
la población general, frente a los psicofármacos, tampoco permite un empleo indiscri-
minado de estos productos en el embarazo.
CONCLUSIONES
Como hemos señalado repetidas veces, los estudios sobre psicofármacos y emba-
razo tienen el enorme sesgo de basarse, principalmente, en estudios de casos y
54
Cap. 3 Uso de ansiolíticos e hipnóticos en el embarazo
comunicaciones aisladas. Cuando los trabajos han sido un poco más complejos,
no hay facilidad en los mismos para controlar muchas de las variables que pue-
den influir en todo el proceso «psicofármacos-madre-feto». Y, evidentemente, no
resultaría muy ético proponer estudios controlados en este tipo de población. Por
todo ello, las recomendaciones sobre estos aspectos deben tener siempre la con-
sideración de «relativas». Esto suele ser así para la mayor parte de las patologías
psiquiátricas, pero resulta más obvio en estos casos. Puede traerse aquí a cola-
ción el antiguo debate sobre las «evidencias científicas» de muchos trabajos de
investigación, impecables desde el punto de vista del diseño de los mismos, pero
cuya transposición a la clínica cotidiana resulta prácticamente inútil, precisamen-
te porque las poblaciones y patologías seleccionadas en dichos estudios no tiene
nada que ver con las que el clínico trata habitualmente en su práctica diaria. Esto
es evidente en el estudio de psicofármacos y gestantes. Los clínicos que hayan
tenido que tratar a mujeres embarazadas con BZD habrán podido apreciar que,
en la mayor parte de las ocasiones, y utilizando el sentido común, no han tenido
problemas relevantes que puedan atribuirse de manera inequívoca a las BZD. Aun-
que es obvio que resulta interesante saber qué BZD sería de elección y cuáles de-
berían evitarse, también lo es que muchas veces es necesario usar estos fármacos
en las gestantes, entre otras cosas, porque no todas las madres embarazadas ni
todos los servicios psiquiátricos disponen de recursos alternativos que puedan lle-
varse a la práctica, por diversos motivos. Y, además, no siempre la psicoterapia,
por sí sola, es suficiente para paliar los síntomas de la madre. Por ello, el mensa-
je principal que queremos transmitir es que el uso de BZD en el embarazo, aun-
que tiene unas connotaciones de uso concretas, no se debe descartar por siste-
ma, sino que requiere ser adaptado a cada paciente y caso concreto. Quizá
resultaría tan ridículo no usar sistemáticamente BZD en las embarazadas, simple-
mente porque se han descrito complicaciones en el feto, como evitar el uso de
neurolépticos en los pacientes psicóticos, por el hecho de que se han descrito sín-
dromes neurolépticos malignos con estos fármacos.
55
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Lectura de la tabla
* Considerar que el clonazepam no está autorizado en España para su uso en los trastornos de
ansiedad.
56
Cap. 3 Uso de ansiolíticos e hipnóticos en el embarazo
BIBLIOGRAFÍA
57
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
58
4. Uso de antidepresivos en el embarazo
INTRODUCCIÓN
59
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
mos, lo cual suele dejar al clínico en la misma situación de incertidumbre que antes de le-
erlo. No obstante, tampoco puede esperar el lector una clarificación total en un tema que
adolece de una información parcial y contradictoria, a veces. Expondremos los riesgos co-
nocidos de los antidepresivos durante las diferentes etapas del embarazo o incluso la po-
sible alteración sobre el desarrollo posterior del niño. Vamos a referirnos principalmente a
los antidepresivos ISRS, ya que son los fármacos más utilizados y los más estudiados, aun-
que mencionaremos algunos datos referidos a otros antidepresivos cuando los haya.
TERATOGENICIDAD
Con anterioridad al año 2005, los ISRS en conjunto estaban considerados como relati-
vamente seguros durante el embarazo, y no se les había asociado con un riesgo ma-
yor de malformaciones, que es de un 1-3% en la población general. El número de es-
tudios realizados era bastante numeroso. En el otoño de 2005 GlaxoSmithKline publicó
en su web (GlaxoSmithkline, 2008) los resultados de un estudio de la paroxetina en el
que aparecía una incidencia de malformaciones cardiovasculares del 2%, aunque en
un análisis posterior, la rebajaba al 1,5%. Por otro lado, los resultados de una base de
datos sueca (Källen y Olausson, 2007) coincidían en un riesgo de defectos cardiovas-
culares para la paroxetina del 2%. Un tercer estudio (Diav-Citrin et al., 2005) situaba
también el riesgo en el 1,9%. Basándose en estos estudios, la FDA (US Food and Drug
Administration, 2005), y otros organismos sanitarios y médicos, publicaron un aviso
(warning) en el que se recomendaba evitar el empleo de paroxetina durante el emba-
razo y cambiándola de la clase C a la clase D de su clasificación. Inmediatamente des-
pués de estos avisos, apareció una página web que invitaba a las mujeres que hubie-
ran tomado paroxetina durante el embarazo a apuntarse para iniciar acciones legales
contra GlaxoSmithKline (Web: Paxil, pregnancy and birth defects. 2006).
Hay que decir que, en el momento de tomar esa decisión, los datos de los estudios
mencionados no eran concluyentes, y podían ser criticados desde muchos puntos de
vista. Por ejemplo, los artículos no se habían publicado en revistas con un sistema de
peer review, las malformaciones encontradas eran en su mayoría defectos septales muy
comunes, y que se resuelven espontáneamente. En el caso del estudio sueco se com-
probó posteriormente que las muestras de mujeres que estuvieron expuestas a paro-
60
Cap. 4 Uso de antidepresivos en el embarazo
xetina, y las que no habían estado expuestas, no eran comparables, siendo mayor la
edad, el índice de masa corporal y el uso de tabaco, antiepilépticos y otros psicotropos
en las primeras. Además, estudios de riesgo posteriores no pudieron replicar estos ha-
llazgos, encontrándose el mismo índice de malformaciones congénitas que el de la po-
blación general. También hay que decir que en estos estudios epidemiológicos se cru-
zan un sin fin de variables y se hacen muchas comparaciones, con el riesgo de que
aparezcan asociaciones que podrían deberse al azar.
En cualquier caso, y mientras esta polémica se clarifica con datos fiables y concluyen-
tes, parece razonable evitar la paroxetina en pacientes que buscan activamente un em-
barazo, o tienen planes de quedarse embarazadas en un futuro cercano.
En cuanto al grupo de los ISRS, en conjunto hay que comentar que han aparecido es-
tudios (Alwan et al., 2007) que encuentran una asociación de su empleo durante el
primer trimestre con tres malformaciones: anencefalia, craneosinostosis y onfalocele.
Sin embargo, otro estudio publicado en el mismo número del New England Journal of
Medicine (Louik et al., 2007) no encuentra ninguna asociación con estos defectos y,
curiosamente, en ninguno de los dos estudios aparece asociación de los ISRS con de-
fectos cardiacos. La conclusión que podemos sacar de estos resultados y hallazgos es
que cualquier riesgo de aumento de malformaciones, si lo hubiera, sería muy peque-
ño en términos absolutos.
61
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Por lo que se refiere a los IMAO, no parece en principio un fármaco muy adecuado
para su uso durante el embarazo, dado el riesgo de crisis hipertensivas, necesidad de
restricciones dietéticas, etc. No obstante, está descrito un aumento del riesgo de mal-
formaciones con tranilcipromina en un estudio con una muestra muy pequeña, y para
el resto no se ha informado de un aumento del riesgo, aunque la información es muy
escasa.
62
Cap. 4 Uso de antidepresivos en el embarazo
Por otro lado, hasta un 30% de los neonatos expuestos a fármacos ISRS durante el
tercer trimestre experimentan problemas adaptativos transitorios (Kore et al., 2005), el
cuadro denominado de «mala adaptación neonatal» (tabla 4.I). Los síntomas se suelen
presentar durante las primeras horas o días tras el parto, con un pico a las 48 horas
del nacimiento, pero han llegado a durar un mes. El riesgo comparado con niños no
expuestos a antidepresivos es muy claro, por lo tanto: 2 a10 veces mayor, según el gru-
po de comparación. Los síntomas descritos son: falta inicial de llanto, incremento del
tono muscular, irritabilidad, inquietud, hipotermia, respiración anormal y trastornos del
sueño y de la actividad motora (temblores, rigidez). Lo que no está claro es si estos sín-
tomas se deben a la retirada de la medicación o se trata de un cuadro de toxicidad se-
rotoninérgica. El hecho de que los síntomas vayan desapareciendo a la vez que los ni-
veles de antidepresivo disminuyen en sangre indicaría que se trata más bien de una
sobreestimulación serotoninérgica, porque si fuera un cuadro de discontinuación, los
síntomas se agravarían al desaparecer la medicación de la sangre. En cualquier caso,
no hay consenso sobre este punto, porque los síntomas de ambos cuadros se solapan,
y es necesaria una mayor investigación al respecto.
Nerviosismo (jitteriness)
Trastornos respiratorios:
- Suelen empezar dentro de los tres primeros días tras el parto
- Ocasionalmente requiere soporte respiratorio
- Autolimitado en el tiempo
Hipoglucemia
Temblor
Convulsiones
63
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Aunque estos síntomas son autolimitados en el tiempo, no se puede descartar que pu-
dieran ser la base para futuros problemas neurocomportamentales en el futuro. Exis-
ten estudios que indican la aparición de temblores con posterioridad en estos niños,
así como un peor desarrollo motor.
64
Cap. 4 Uso de antidepresivos en el embarazo
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66
5. Uso de antipsicóticos en el embarazo
INTRODUCCIÓN
Las mujeres que padecen trastornos psicóticos, incluyendo esquizofrenia, mantienen una
actividad sexual similar a la de las mujeres sanas. Es más frecuente que dicha actividad
sexual derive en embarazos indeseados y no planificados, con el riesgo añadido de que
el feto en desarrollo quede expuesto a la medicación antipsicótica (Patton et al., 2002).
El conocimiento acerca de los efectos de los antipsicóticos sobre el desarrollo fetal o en
la lactancia o las consecuencias de la exposición a los mismos a largo plazo, es limitado,
lo que obliga al clínico a sopesar las ventajas e inconvenientes de estos fármacos en con-
diciones de incertidumbre. Además, debe tener en cuenta los riesgos que conllevaría la
interrupción del tratamiento en una paciente que estuviera tomándolo.
Por otra parte, parece que los embarazos en mujeres con trastornos psicóticos tienen un
mayor riesgo de malformaciones fetales y abortos, independientemente de la exposición
a antipsicóticos. También se ha descrito riesgo de muerte perinatal en los hijos de mujeres
que padecen esquizofrenia, independientemente del uso de fármacos. Aunque en revisio-
67
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
En resumen, parece que en los embarazos de mujeres que sufren esquizofrenia hay un
mayor riesgo de complicaciones obstétricas y que son muchos y diversos los factores
que influyen en las mismas, no únicamente la exposición a la medicación. Los estudios
y la información acerca de los efectos de la exposición a medicación antipsicótica sobre
el feto y el neonato, han de evaluarse en este contexto y con estas consideraciones de
base. No existe ninguna medicación antipsicótica aprobada para su utilización durante
el embarazo o la lactancia, por lo que no debe evaluarse la relación riesgo/beneficio de-
rivada de dos opciones problemáticas como son la exposición del feto a los fármacos y,
por otra parte, la interrupción del tratamiento de la madre.
La base de la información sobre los riesgos del uso de fármacos antipsicóticos, tanto típicos
como atípicos, durante el embarazo y la lactancia, son casos clínicos aislados, revisiones de
la literatura, revisiones retrospectivas de datos clínicos y pequeños estudios no controlados.
Con estas fuentes resulta difícil establecer un criterio general para el abordaje de las pacien-
68
Cap. 5 Uso de antipsicóticos en el embarazo
tes con trastornos psicóticos durante el embarazo, máxime si se tiene en cuenta que las
conclusiones y las recomendaciones derivadas de las mismas no siempre son coincidentes.
Los antipsicóticos atraviesan la placenta, por lo que a priori pueden suponer un riesgo
para el desarrollo fetal y el estado neonatal (Newport et al., 2007). Ahora bien, la es-
casa información de que disponemos indica que el riesgo de malformaciones específi-
cas, si existe, es muy bajo (Kennedy et al., 2007).
TERATOGENICIDAD
El periodo de riesgo más relacionado con malformaciones fetales comprende las 12
primeras semanas de gestación. Se considera que un fármaco es teratogénico si la ex-
69
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Los datos existentes acerca de las fenotiazinas son contradictorios. Algunos estudios
no encuentran una correlación entre la exposición y el riesgo de muerte fetal. En los
metaanálisis realizados de los escasos estudios disponibles, parece observarse un pe-
queño incremento del riesgo de malformaciones fetales tras la exposición a fenotiazi-
nas durante el primer trimestre (2,4 frente a 2% en la población general), aunque no
se ha identificado ninguna malformación específica (Trixler, 2005; Mendoza, 2004).
Por otro lado, la mayoría de los datos disponibles proceden de casos de exposición a
fenotiazinas por razones no psiquiátricas (hiperémesis gravídica), con dosis maternas
probablemente menores que las que se emplean habitualmente en el tratamiento de
las psicosis (Alsthuler et al., 1996).
En el caso del haloperidol, existen pocos estudios acerca de los riesgos de la exposi-
ción prenatal. Sin embargo, probablemente sea el fármaco antipsicótico al que más
mujeres gestantes han estado expuestas, dado su extenso uso clínico, especialmente
antes de la comercialización de los antipsicóticos atípicos. En general, los datos dispo-
nibles no delatan que exista un riesgo superior de muerte neonatal, bajo peso al naci-
miento, o prematuridad. Se han descrito casos aislados de alteraciones en el desarrollo
de las extremidades, aunque la relación causal es dudosa (Trixler, 2005).
La información sobre antipsicóticos atípicos es aún más escasa. Los estudios de reproduc-
ción con animales no han mostrado efectos teratogénicos, salvo para la ziprasidona, con
la que se han descrito casos aislados de malformaciones cardiacas y renales (Gentile,
2004). También en estudios animales, pero en dosis elevadas, se ha descrito toxicidad fe-
tal y neonatal, con incremento de la mortalidad fetal (olanzapina, ziprasidona y risperido-
na) y retraso en la osificación y reducción del peso fetal (quetiapina y ziprasidona) (Men-
doza, 2004). No existen estudios controlados en mujeres embarazadas, pero se han
comunicado algunos casos limitados en los que la exposición a la clozapina, la risperido-
na, la olanzapina y la quetiapina no dio lugar a anomalías congénitas (Mendoza, 2004).
70
Cap. 5 Uso de antipsicóticos en el embarazo
71
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Recientes estudios (Newham et al., 2008) han mostrado una posible asociación entre
la exposición a antipsicóticos atípicos durante el embarazo y riesgo de peso elevado al
nacer (peso superior al correspondiente a la edad gestacional). El peso elevado se ha
relacionado con un incremento del riesgo de complicaciones obstétricas y con un ma-
yor riesgo de desarrollo de obesidad y diabetes en la edad adulta. Este efecto parece
especialmente relevante con relación a la exposición a la olanzapina y la clozapina.
TOXICIDAD NEONATAL
La toxicidad neonatal engloba los síntomas conductuales físicos que aparecen en el
periodo neonatal inmediato y que pueden atribuirse a la exposición a un determinado
fármaco tras los primeros meses del parto. Aunque se han descrito síndromes de dis-
trés neonatal, asociados a la exposición o abstinencia a diversos psicofármacos, como
antidepresivos, benzodiazepinas y estabilizadores del humor, los datos referidos a an-
tipsicóticos son muy escasos.
72
Cap. 5 Uso de antipsicóticos en el embarazo
73
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
74
Cap. 5 Uso de antipsicóticos en el embarazo
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76
6. Uso de eutimizantes en el embarazo
INTRODUCCIÓN
77
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
corazón y una exposición durante 42-63 días, desde la concepción, pude influir en el
desarrollo de los labios y el paladar, aunque las anomalías craneofaciales también pue-
den producirse después del primer trimestre (Yonkers et al., 2004).
LITIO
78
Cap. 6 Uso de eutimizantes en el embarazo
Dado que el periodo de mayor riesgo de malformación cardiaca tiene lugar entre las
semanas 2 y 6 de gestación, puede darse el caso de que el feto sea expuesto al litio
antes de la confirmación del embarazo, con lo que es muy importante asesorar a las
pacientes sobre la adecuación de la planificación de los embarazos. Teniendo en cuen-
ta la peculiaridad de casa caso, el psiquiatra puede plantearse continuar con el trata-
miento, ofrecer como alternativa un antipsicótico o la interrupción gradual del litio a
lo largo de 4 semanas. La interrupción brusca del tratamiento, en un intento por pro-
teger al niño, aumenta el riesgo de recaída de la madre y no palia apenas los efectos
teratógenos tras la exposición medicamentosa (Viguera et al., 2007; Freeman, 2007).
Otros efectos adversos que se han comunicado de forma ocasional son parto prematu-
ro, diabetes insípida nefrogénica, disfunción tiroidea y polihidraminios (Gentile, 2006).
Respecto a su uso durante el embarazo, hay que valorar que a medida que el emba-
razo avanza, la excreción renal de litio aumenta, con lo que habrá que aumentar la
dosis de litio a la gestante, siempre manteniéndola en la dosis terapéutica más baja
posible, y fraccionándola en varias tomas para evitar picos de concentración. Para
ello, la monitorización de los niveles plasmáticos (0,5-1,20 mEq/l) debe realizarse con
una frecuencia mensual durante el embarazo, que pasará a ser semanal durante el
último mes y cada dos días según se aproxime la fecha del parto. También es impor-
tante, mientras se esté en tratamiento con litio, evitar las dietas bajas en sodio y los
diuréticos. Durante el parto, la excreción renal de litio disminuye, lo que puede su-
poner cierta toxicidad tanto para la madre como para el recién nacido. Se ha descri-
to el «síndrome del niño hipotónico» caracterizado por letargia, reflejo de succión
deprimido e hipotonía (Kozma, 2005). Las alternativas para disminuir la toxicidad en
ese momento son la suspensión del tratamiento antes del parto o la disminución de
la dosis a la mitad o la cuarta parte (García et al., 2005). Una vez que el niño ha na-
cido, se recomienda el restablecimiento de los niveles terapéuticos de la madre (NICE,
2006; Kozma, 2005).
ÁCIDO VALPROICO
Comparado con litio, los antiepilépticos poseen un riesgo teratogénico más elevado.
De ellos, el ácido valproico parece ser el que presenta mayor incidencia de malforma-
79
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
En el caso del valproico, el tipo de malformaciones congénitas más frecuentes son las
que afectan al SNC, con una incidencia de espina bífida de 2,8% (Wyszynski et al.,
2005). Otros efectos observados son defectos cardiacos, fisura palatina, anormalida-
des genitales y labio leporino. Al parecer, un síndrome fetal en estrecha relación con la
exposición intraútero al valproato fue descrito por primera vez en 1984, y consistía en
defectos cardiacos, ligados a ciertas características faciales, tales como el estrechamien-
to bifrontal, la hipoplasia de la parte media de la cara, el puente nasal ancho, la nariz
corta con anteversión de los orificios nasales, el epicanto, el micrognatismo, el surco
medio del labio superior superficial, el labio superior fino y el labio inferior grueso. En
80
Cap. 6 Uso de eutimizantes en el embarazo
Dado el conocido potencial teratógeno del valproico, se hace muy necesario aconsejar
a las pacientes en edad fértil sobre la necesidad de planificar sus embarazos, y así evi-
tar la exposición al mismo en los periodos de mayor riesgo, siempre que sea posible. Si
se utiliza ácido valproico, se recomienda no asociarlo con otros antiepilépticos, admi-
nistrar la dosis diaria repartida en tres o cuatro tomas y sin sobrepasar los 1.000 mg/día,
hacerse controles plasmáticos regularmente y no sobrepasar los 70 µg/ml (Newport et
al., 2006). La suplementación con ácido fólico durante el embarazo reduce el riesgo
de alteraciones a nivel del túbulo neural, pero su eficacia no se ha probado como pro-
filáctico en mujeres embarazadas en tratamiento con anticonvulsivantes. Algunos au-
tores recomiendan administrar una dosis de cinco mg/día antes y durante, al menos,
el primer trimestre de embarazo (Yonkers et al., 2004). También es recomendable rea-
lizar un diagnóstico prenatal adecuado mediante ecografía de alta resolución y deter-
minación de alfa-fetoproteína plasmática en la madre, y si es necesario una ecocardio-
grafía fetal entre la semana 16 y 18 del embarazo (Koren et al., 2006).
CARBAMAZEPINA
81
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Al igual que ocurre con el ácido valproico, existe una relación positiva entre el uso de car-
bamazepina y la aparición de espina bífida. En el caso de carbamazepina, se da en el 1%
de los casos, aproximadamente. Otro tipo de malformaciones observadas y asociadas al
uso de antiepilépticos, en general, son: alteraciones cardiacas, alteraciones orofaciales
(hendidura de paladar, labio leporino), defectos urogenitales (hipospadias) (Montouris,
2007). Datos recientemente publicados, en relación con carbamazepina, encuentran una
relación positiva entre la hendidura de paladar y la exposición a carbamazepina durante el
embarazo, con una incidencia del 0,45%, lo que supone un riesgo 24 veces mayor al de
la población general (95% IC: 7,9-74,4) (Hernández-Díaz et al., 2007).
82
Cap. 6 Uso de eutimizantes en el embarazo
nes definitivas (Perucca, 2005). Por otra parte, en nuestro país no tiene autorización
en trastorno bipolar, con lo que no debería utilizarse, sin recurrir al uso compasivo, en
embarazadas con esta indicación.
Igual que ocurre con otros antiepilépticos inductores del metabolismo hepático, la car-
bamazepina puede ocasionar deficiencia de vitamina K, con el consiguiente riesgo de
coagulopatía y hemorragia intracraneal en el recién nacido durante las primeras 24 ho-
ras de vida. Algunos autores recomiendan la administración oral de 10-20 mg/día a la
madre, durante el último mes de embarazo, aunque se necesitan más datos para con-
firmar la utilidad de la administración prenatal de vitamina K. Sin embargo, hay acuer-
do en la importancia de administrar al recién nacido una dosis intramuscular de 1 mg
de vitamina K en las primeras horas tras el nacimiento (American Academy of Neuro-
logy, 1998; Choulika et al., 2004; Montorius, 2007).
LAMOTRIGINA
83
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
El registro del Reino Unido (Morrow et al., 2006) documentó 21 casos de malforma-
ciones congénitas graves entre 647 exposiciones a lamotrigina durante el embarazo,
lo que supone un 3,2% (95% IC, 2,1-4,9%), valor que tampoco resulta significativo
frente al de la población general. Sin embargo, al igual que sucedía con la utilización
de ácido valproico, Morrow et al., observaron una relación positiva entre la dosis de
lamotrigina y el aumento de la tasa de malformaciones congénitas graves observa-
das, que fue del 5,4% (95% IC, 3,3-8,7%) cuando la dosis diaria total era superior a
84
Cap. 6 Uso de eutimizantes en el embarazo
200 mg/día. Este hecho tampoco ha podido ser corroborado por el registro interna-
cional de Glaxo (GlaxoSmithKline, 2008).
Al igual que ocurre con otros antiepilépticos, durante el embarazo suceden cambios
fisiológicos que pueden afectar a la concentración de lamotrigina y/o su efecto tera-
péutico. Se han comunicado disminuciones de la concentración de lamotrigina duran-
te el embarazo, por lo que se recomienda efectuar los ajustes de dosis que sean nece-
sarios para mantener la respuesta clínica. Preferiblemente, debería ser utilizado en
monoterapia a la dosis mínima eficaz. Sin embargo, mientras no se confirme adecua-
damente la relación entre la dosis de lamotrigina y su efecto teratógeno, se recomien-
da no sobrepasar la dosis 200 mg/día.
85
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
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Cap. 6 Uso de eutimizantes en el embarazo
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88
7. Uso de fármacos para
drogodependencias en el embarazo
INTRODUCCIÓN
La dramática experiencia del hipnótico talidomida, con la grave repercusión que su uti-
lización durante el embarazo tuvo en el feto, allá en los comienzos de los años sesen-
ta, obligó al estamento sociosanitario (médicos, farmacólogos, laboratorios, adminis-
tración, etc.) a extremar la utilización de medicamentos durante la gestación
(Sweetman, 2003).
Los psicofármacos, por su parte, han sido y siguen siendo considerados por la pobla-
ción general, unos medicamentos de gran riesgo, debido a su área de impacto, que es
el cerebro, al que todo lo que rodea sigue siendo algo mágico, trascendente, misterio-
so. De aquí, la cautela con todo aquello que pueda transformar, modificar el curso
contenido del pensamiento e influir en nuestras emociones y sentimientos, aplacándo-
los o estimulándolos. Y más todabía, cuando estamos en presencia de medicamentos
que delimitan tenuemente la línea de la cordura, de la locura.
Pero, a la vez que existen recelos en general en torno a los medicamentos del cerebro,
hay una parte de la población que ha roto todos los límites y cuidados referidos a la
toma de sustancias que pueden alterar sus mecanismos cerebrales de percibir, pensar
y sentir. Desde hace unos años, los sanitarios asistimos perplejos al gran consumo de
drogas, desde el tabaco hasta los opiáceos, y al creciente abuso de psicofármacos, so-
89
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
bre todo tranquilizantes. Estos fenómenos han dado lugar a una población de drogo-
dependientes que buscan su dosis diaria en los estancos, los bares, las farmacias y con-
sultas y en «la calle» (Goldstein, 1995).
FÁRMACOS ESPECÍFICOS
ACAMPROSATO
Es conocido también como «ácido acetilhomotaurinato cálcico». Se utiliza en la fase
de deshabituación alcohólica, junto con la psicoterapia, para intentar prevenir la recaí-
da. No actúa como aversivo, sino como presumible reductor del craving y su utiliza-
ción. No ha sido aprobado por la FDA y su utilización está principalmente circunscrita
a Europa (Soyka, 1995). Sus efectos adversos más frecuentes son diarrea, náuseas y
vómito, dispepsia y, en menor medida, exantema, prurito y disfunción sexual.
BUPRENORFINA
Es un opiáceo de síntesis que se ha utilizado preferentemente como analgésico en el
cáncer. En el campo de las drogodependencias, está siendo muy utilizado en países
como Francia, como alternativa a la metadona, en programas de mantenimiento con
agonistas (Auriacombe et al., 1999; Roncero y Casas, 2005).
90
Cap. 7 Uso de fármacos para drogodependencias en el embarazo
Tiene una mayor seguridad que la metadona, al tener un menor riesgo de depresión
respiratoria central. Se emplea en dosis variables, pero generalmente es eficaz entre 8-
16 mg/día por vía sublingual. Se puede administrar diariamente, a días alternos o cada
tres días.
BUPROPIÓN
Es un antidepresivo que se cree que actúa inhibiendo la recaptación de la noradrenalina
y la dopamina, con efecto mínimo en la recaptación de la serotonina, y como antago-
nista no competitivo del receptor nicotínico (Roddy, 2004). Además de emplearse como
antidepresivo, tiene utilidad en la deshabituación tabáquica, al incidir en el circuito ce-
rebral de la recompensa, disminuyendo la apetencia por fumar y mitigando la intensi-
dad del síndrome de abstinencia nicotínico. Se da en dosis no superiores de 300 mg/día,
repartido en dos tomas (Holm y Spencer, 2000; Saiz et al., 2004).
Como efecto adverso más grave, se ha descrito la crisis convulsiva, que aparece en una
proporción de 1/1.000 (0,1%), estando relacionado con antecedentes convulsivos del usua-
rio, o factores reductores del umbral convulsivo, como traumatismos craneoencefálicos, tu-
mores cerebrales, cuadros de deprivación alcohólica, uso de psicoestimulantes, diabetes
tratada con hipoglucemiantes orales o insulina y bajo peso (Aubin, 2002). Además, es muy
frecuente que produzca insomnio y facilite la aparición de cefalea (Shepherd, 2005). Su uso
está contraindicado en TAB, trastornos de la alimentación y en cirrosis hepática grave.
El bupropión está clasificado por la FDA en el grupo C. Se sabe que atraviesa la barre-
ra placentaria y se excreta por la leche materna. Su uso no se ha relacionado con tera-
91
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
togenicidad, bajo peso en los niños, prematuridad o un riesgo superior de aborto. Sin
embargo, sólo se ha estudiado en series pequeñas (Chun-Fai-Chan et al., 2005), por
lo que la limitada existencia disponible no aconseja su uso como fármaco de primera
línea en la deshabituación tabáquica en el embarazo, salvo tras una adecuada valora-
ción riesgo-beneficio (Chan et al., 2005).
CARBIMIDA
También conocida como «cianamida cálcica», actúa inhibiendo la aldehído-deshidrogenasa
hepática. Se utiliza como aversivo en el tratamiento de la dependencia alcohólica, en la
fase de deshabituación. No está clasificada por la FDA.
CLOMETIAZOL
Se utiliza como hipnótico en ancianos y en la desintoxicación alcohólica para prevenir
posibles crisis convulsivas y la aparición de un delirium tremens. Su utilización también
se ha descrito en eclampsia y preeclampsia o toxemia gravídica, para evitar las crisis
convulsivas, lo que puede desencadenar efectos sedantes, hipotonía muscular y difi-
cultades respiratorias en el neonato (Johnson, 1976; Word y Renou, 1978).
DISULFIRAM
Se utiliza de la misma manera que la carbimida, como aversivo alcohólico, en un pro-
grama de deshabituación alcohólica, con conocimiento del paciente y como comple-
mento a la psicoterapia. Está contraindicado por la misma razón que la cianamida y
por haberse descrito la aparición de dos casos de malformaciones congénitas, de afec-
tación de extremidades, en niños cuyas madres tomaron disulfiram durante el emba-
razo (Nora, 1977).
92
Cap. 7 Uso de fármacos para drogodependencias en el embarazo
METADONA
Es un agonista opiáceo sintético que se utiliza como tratamiento sustitutivo de mantenimien-
to de la dependencia a opiáceos para intentar reducir el consumo de heroína, evitar las con-
ductas de riesgo de la vía endovenosa y facilitar la reinserción y rehabilitación social del de-
pendiente (Dole y Nyswander, 1965). Su uso durante el embarazo es muy importante para
evitar el riesgo de aborto en el primer trimestre y la prematuridad y parto precoz en el último.
La dosis adecuada es la que sea clínicamente efectiva para evitar los síntomas de abs-
tinencia sin riesgo de sobredosis. De esa manera, se logrará mantener la abstinencia
de heroína y una mayor retención en el programa de mantenimiento, aumentando la
posibilidad de que el parto tenga lugar a término, con un buen desarrollo pondoesta-
tural en el neonato y un síndrome de abstinencia de la menor intensidad posible. La
posología diaria oscila entre los 20 y los 80 mg, a ser posible repartida en dos tomas,
para evitar la sobreexposición del feto (Robador et al., 2001).
NALOXONA Y NALTREXONA
Son antagonistas opioides y se diferencian en su vida media plasmática y en las vías de
administración, la naloxona por vía parenteral y la naltrexona por vía oral.
93
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
NICOTINA
La Terapia Sustitutiva de Nicotina (TSN) se basa en la utilización de nicotina, en presen-
taciones no fumadas, en forma de parches, comprimidos y chicles. El spray o aerosol
94
Cap. 7 Uso de fármacos para drogodependencias en el embarazo
está clínicamente postergado por su alto potencial adictivo. La TSN se utiliza para evi-
tar el síndrome de abstinencia tabáquico y lograr dejar de fumar (Stead et al., 2008).
La TSN debe durar un mínimo de ocho semanas y no debería sobrepasar los cuatro meses. Como
es obvio, está totalmente contraindicado aplicar los parches en la región toraco-abdominal de la
embarazada (Hackman et al., 1999). Aunque un estudio reciente ha relacionado TSN durante el
embarazo con malformaciones fetales (Morales-Suárez et al., 2006), su diseño no muy preciso
pone en entredicho sus conclusiones (Jiménez Ruiz et al., 2006).
VARENICLINA
Es un agonista parcial selectivo del subtipo alfa4-beta2 de los receptores nicotínicos
de la acetilcolina (Tapper et al., 2004), al que se une con gran afinidad y selectividad,
impidiendo la unión al mismo de la nicotina, lo que limita la descarga placentera de
dopamina al bloquear al sistema dopaminérgico mesolímbico. El usuario experimenta
una sensación de saciación relativa y un leve síndrome de abstinencia, muy tolerable,
facilitándose así la deshabituación tabáquica.
95
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Ha de usarse con mayor precaución en pacientes con insuficiencia renal, ya que se ex-
creta en un 92% por vía renal. No se elimina ni metaboliza por vía hepática, y no in-
terviene en el sistema del citocromo p450, lo que permite su uso en pacientes hepáti-
cos y la utilización conjunta con otros fármacos (Tonstad et al., 2006).
Es importante señalar que la vareniclina, aunque en general es muy bien tolerada, pre-
senta con frecuencia efectos no deseados como náuseas, vómitos, flatulencia, cefalea,
insomnio y estreñimiento; síntomas muy frecuentes, por otra parte, en el embarazo y
en la cesación tabáquica (Reeves et al., 2006).
96
Cap. 7 Uso de fármacos para drogodependencias en el embarazo
BIBLIOGRAFÍA
97
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
98
Cap. 7 Uso de fármacos para drogodependencias en el embarazo
99
Parte II. Psicofarmacología
en la lactancia
8. Psicofármacos para drogodependencias
y lactancia
9. Resto de psicofármacos y lactancia
8. Psicofármacos para
drogodependencias y lactancia
INTRODUCCIÓN
Si desde siempre sabemos que la naturaleza es sabia, es evidente que los conocimien-
tos médicos actuales que vamos adquiriendo corroboran el aserto anterior, sobre todo
los concernientes a la fisiología.
Así, la lactancia materna ha demostrado ser el mejor método de alimentación del neo-
nato, porque, además del aporte energético y plástico, contribuye a reducir la inciden-
cia de patología infecciosa en el recién nacido: diarrea vírica, enterocolitis, otitis me-
dia, infección respiratoria por virus sincitial respiratorio. La lactancia protege al niño de
la aparición de alergias alimentarias, colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn y, ade-
más, disminuye su riesgo de muerte súbita (Hale e Ilett, 2002).
Afortunadamente, sabemos, aunque hay excepciones, que menos del 1% del medica-
mento ingerido por la madre llegará a la leche y de ésta al lactante. Esto contribuye a
103
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
que la toma de muchos psicofármacos por parte de la madre que amamanta sea rela-
tivamente segura y sin graves consecuencias para el niño.
Las madres drogodependientes deben decidir entre iniciar y continuar la lactancia na-
tural u optar por la lactancia artificial. Generalmente, se decide la lactancia artificial,
por las dificultades de la madre adicta para responsabilizarse de los cuidados infanti-
les, que delega en otras personas de su entorno (madre, hermanos o servicios sociales
y de protección de menores), lo que sólo permite la lactancia artificial como garantía
del cuidado básico del neonato.
BENZODIAZEPINAS
Se deben usar muy puntualmente, de forma esporádica. En general, se aconsejan las
de vida media corta, desde el midazolam hasta el alprazolam, y como alternativa de
éste el lorazepam (Soderman y Matheson, 1988). Aunque se deben evitar las de vida
media larga como el diazepam, porque pueden acumularse de forma progresiva y pro-
ducir sedación, disminución de fuerza de succión y menor ganancia de peso (Bennett
1997; Illet et al., 1997), el clonazepam puede ser una alternativa.
104
Cap. 8 Psicofármacos para drogodependencias y lactancia
BUPRENORFINA
El uso de la buprenorfina en programas de mantenimiento con opiáceos está poco ex-
tendido en nuestra sociedad, aunque hay una gran experiencia en Francia. Se excreta
mínimamente en la leche y se calcula que el lactante recibe entre 1-1,4% de la dosis
materna, cantidad que se considera clínicamente irrelevante (Grimm et al., 2005). Aun-
que la buprenorfina puede elevar la prolactina en suero, no parece que esta acción sea
importante, ya que no interfiere con la capacidad de iniciar y mantener la lactancia
(Saarialho-Kere et al., 1987).
BUPROPIÓN
Se excreta en leche materna, aunque no se ha llegado a detectar en plasma del lac-
tante (Baab et al., 2002). La American Academy of Pediatrics considera que hay que
ser cauteloso con su uso (AAP, 2001).
CLOMETIAZOL
Se le considera un psicotropo poco seguro durante la lactancia, por lo que hay que va-
lorar el riesgo-beneficio y considerar otras alternativas en la desintoxicación alcohólica
de la madre lactante.
DISULFIRAM
Está contraindicado en la lactancia, porque el acúmulo de acetaldehído, si la madre
bebiera alcohol, podría tener graves repercusiones en el lactante.
METADONA
No está contraindicada en el embarazo ni en la lactancia de las madres dependientes
a opiáceos. La AAP la considera compatible con la lactancia.
Se elimina por la leche materna, por lo que si la madre realizó tratamiento de man-
tenimiento durante el embarazo es útil en la lactancia, al contribuir a mitigar el
síndrome de abstinencia de opiáceos en el recién nacido. Aun así, puesto que la
cantidad de metadona que pasa a la leche es pequeña (2-2,5% de la tomada por
la madre), será preciso tratar al niño con opiáceos como paregórico o tintura de
opio para reducir el síndrome de abstinencia (Philipp et al., 2003; Meites, 2007;
Jansson et al., 2008). Es muy importante evitar la interrupción súbita de la lactan-
cia natural, si se está tomando metadona, para evitar que aparezca un síndrome
de abstinencia en el niño.
105
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
NALTREXONA
La naltrexona se utiliza en los llamados «programas libres de drogas», utilizada como
antagonista opiáceo, así como en programas de deshabituación alcohólica, como inhi-
bidor del circuito de recompensa cerebral. Se elimina en cantidad mínima por la leche
materna, en la que no rebasa un 0,86% de la dosis tomada por la madre (Chan et al.,
2004). Aunque no se han descrito efectos adversos para el lactante, no está categori-
zada por la AAP.
NICOTINA
La nicotina, en cualquiera de sus presentaciones (chicles, comprimidos, parches, etc.)
se excreta y elimina por la leche materna, por lo que en principio se debe desaconse-
jar su toma durante la lactancia. Pese a ello, es preferible su uso en forma de Terapia
Sustitutiva de Nicotina a que la madre siga fumando, ya que la mínima cantidad pre-
sente en la leche ofrece al niño, a cambio, la posibilidad de un ambiente libre de humo
de tabaco (Nerín y Córdoba, 2004).
VARENICLINA
La vareniclina se excreta por la leche materna. Al desconocerse todavía sus posibles
reacciones adversas en el lactante, no se aconseja su uso durante la lactancia.
106
Cap. 8 Psicofármacos para drogodependencias y lactancia
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107
9. Resto de psicofármacos y lactancia
INTRODUCCIÓN
Existe una mayor incidencia de enfermedad mental en las mujeres en edad fértil. El
periodo posnatal constituye, además, un momento de mayor vulnerabilidad tanto
para el inicio como para la recaída en una enfermedad psiquiátrica (Stowe et al.,
2000). Se trata de una situación clínica específica, en la cual se deben atender dos si-
tuaciones médicas bien definidas (la enfermedad mental y la lactancia), así como con-
siderar el bienestar de dos personas (la madre y el lactante). La enfermedad materna
no tratada durante el periodo neonatal precoz puede tener efectos perjudiciales so-
bre la relación materno-filial, así como suponer un riesgo para el bienestar del lactan-
te. Asimismo, cuando la madre da el pecho durante el tratamiento, el recién nacido
queda expuesto a los medicamentos. En el momento actual, en el cual ha aumenta-
do el número de mujeres con intención de dar pecho, es frecuente encontrarse ante
esta situación en la que es necesario manejar la enfermedad mental durante el perio-
do de lactancia.
109
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
En términos generales, una madre lactante sólo debe utilizar medicamentos que sean
totalmente necesarios. Entre las causas más comunes que llevan a retirar la lactancia
materna se encuentra la necesidad de recibir tratamientos farmacológicos por parte de
la madre (Stowe et al., 2000). La diversidad de datos publicados sobre el tema ha lleva-
do muchas veces a no utilizar medicamentos indicados o a recomendar la suspensión
de la lactancia de forma innecesaria. Aunque la mayor parte de los psicofármacos se
excreten en la leche materna, su presencia no siempre ha de constituir una contraindi-
cación para su utilización durante la lactancia. Esto debe plantearse en los casos en los
que el fármaco presente una toxicidad intrínseca sobre el lactante y alcance en la leche
determinadas concentraciones para originar efectos en el niño (Ito et al., 1999). El em-
pleo de la medicación psicotropa durante la lactancia no ha sido estudiado de una for-
ma sistemática y controlada. Aunque en número creciente, se dispone de pocos datos
definitivos que permitan el desarrollo de protocolos terapéuticos específicos de actua-
ción. La información disponible sobre los efectos adversos en el lactante está limitada a
publicaciones de casos únicos y pequeñas series de casos que no permiten establecer
una relación causal. Además, la amplia variabilidad en el diseño de los estudios dificul-
ta el agrupamiento estadístico de los datos entre los diferentes trabajos.
110
Cap. 9 Resto de psicofármacos y lactancia
lactante, sobre todo durante los primeros meses de vida. Se trata de fármacos que
afectan a la función neurotransmisora en el sistema nervioso central, y sobre los que
no se dispone de la información necesaria para predecir los efectos a largo plazo so-
bre el neurodesarrollo. Por estas razones, se engloban entre los fármacos para los cua-
les se desconocen efectos adversos sobre el lactante, pero que pueden ser preocupan-
tes. Son excepciones el litio, que se clasifica dentro de los fármacos que han sido
asociados con efectos sobre el lactante, y que deberían ser administrados con causa sig-
nificativa, y la carbamazepina, el valproico y el zolpidem, que se engloban en el grupo
de fármacos que habitualmente se consideran compatibles con la lactancia materna.
Los fármacos pasan a la leche materna desde el suero, predominantemente por difusión
pasiva de la fracción no ionizada y no unida a proteínas. Las propiedades físico-químicas
del fármaco van a constituir el mejor predictor de la cantidad de fármaco presente en la
leche materna (Stowe et al., 2000). La exposición del lactante va a estar condicionada
tanto por factores maternos, como por factores relativos al niño y factores relacionados
con el propio medicamento. Es del conjunto de estos factores de los que va a depender
la compatibilidad entre el tratamiento y la lactancia materna (tabla 9-I).
Aunque se han propuesto diferentes métodos para cuantificar la cantidad de fármaco trans-
ferida en la leche materna, el más utilizado en los estudios es el cociente leche/plasma. Este
cociente es calculado a partir de las concentraciones del fármaco en el suero y en la leche
materna. Los valores inferiores a 1 indicarían que la transferencia es relativamente baja. No
obstante, cocientes iguales o superiores a 1 no implican necesariamente que el fármaco
esté contraindicado durante la lactancia (Newport et al., 2006). La precisión de este mé-
todo es limitada, ya que en muchos casos los cálculos se realizan a partir de una única
muestra de leche, sin tener en cuenta la farmacocinética de la excreción. Una predicción
más precisa de la exposición a través de la leche materna requiere un modelo en el que
se consideren los gradientes de distribución y de tiempo (tabla 9.II).
111
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
112
Cap. 9 Resto de psicofármacos y lactancia
La mayor parte de los estudios expresan sus resultados mediante el cociente leche/plasma,
y no siempre se determinan las concentraciones séricas en el recién nacido. No obstante,
éste no parece ser el parámetro último de la exposición a psicotropos, y podría constituir
una estimación insuficiente del parámetro realmente crítico, que es la concentración del
fármaco en el SNC (Newport et al., 2006). El recién nacido posee unas características
fisiológicas únicas que facilitan que pueda quedar expuesto a mayores concentracio-
nes plasmáticas de cualquier fármaco original y de sus metabolitos:
• Menor actividad de ciertos sistemas de enzimas hepáticas. Los sistemas de glucuro-
nidación y oxidación son inmaduros tras el nacimiento (representan el 20% de los
niveles del adulto). Estudios in vitro han demostrado cómo la actividad del citocro-
mo p-450 en el recién nacido a término es la mitad de la existente en la población
adulta (Burt et al., 2001). Cada sistema de enzimas hepáticas tiene su particular ín-
dice de maduración a lo largo del desarrollo del bebé, con mayor retraso en los pre-
maturos. El sistema de oxidación madura hacia los tres meses.
• El riñón del recién nacido presenta una inmadurez funcional. Las tasas de filtración
glomerular y secreción tubular son el 30-40% y 20-30%, respectivamente, inferio-
res a las del adulto. La excreción renal está considerablemente reducida. Las sustan-
cias eliminadas por vía renal tienden, por tanto, a acumularse, y aumentan el riesgo
113
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
ANTIDEPRESIVOS Y LACTANCIA
Dada la falta de estudios controlados con gran número de pacientes, no se puede de-
cir de ningún antidepresivo que sea absolutamente seguro durante la lactancia, pero
con los datos actuales, se puede afirmar que la lactancia no es una contraindicación
absoluta para el empleo de antidepresivos, aunque sí complica su uso.
ANTIDEPRESIVOS TRICÍCLICOS
Aunque pasan fácilmente a la leche materna, se desconocen efectos adversos impor-
tantes, excepto en el caso de la doxepina. Es el único que ha asociado una reacción
adversa (sedación y depresión respiratoria en un caso) que evolucionó favorablemente
a las 24 horas de interrumpir la lactancia materna (Matheson et al., 1985). Hallazgo
clínico compatible con los datos farmacocinéticos, ya que las concentraciones séricas
de doxepina en el lactante son superiores a otros ATC (Wisner et al., 1996).
Por lo tanto, los ATC (con la posible excepción de doxepina) se consideran relativa-
mente seguros durante la lactancia (Menon, 2008).
ANTIDEPRESIVOS ISRS
Todos los ISRS se excretan en la leche materna. A pesar de que cada vez se dispone de
más datos sobre su utilización durante la lactancia materna, aún son insuficientes para
poder establecer pautas de actuación claras. La fluoxetina, la sertralina y la paroxetina
son los ISRS sobre los que más datos se disponen.
114
Cap. 9 Resto de psicofármacos y lactancia
Fluoxetina
Tanto la fluoxetina como su metabolito, la norfluoxetina, se excretan en la leche ma-
terna. Los datos publicados sugieren que es posible que exista riesgo de acumulación
de ambos en el plasma del lactante (Lester et al., 1993). Se han descrito efectos ad-
versos en lactantes cuyas madres siguieron tratamiento con fluoxetina, como un caso
de cólico y dos casos de llanto incontrolable, reducción de la ingesta e irritabilidad
(Hallberg et al., 2005).
No hay evidencia de que los lactantes cuyas madres siguieron tratamiento con fluoxe-
tina presenten alteraciones en el desarrollo neuroconductual (Yoshida et al., 1998).
Fluvoxamina
Parece que se excreta en menor grado en la leche materna, y prácticamente no se han
detectado niveles plasmáticos en los lactantes cuyas madres seguían tratamiento con
fluvoxamina. Se ha descrito un caso de ictericia en el lactante con dudosa relación con
el tratamiento, que se resolvió espontáneamente sin la suspensión del fármaco (Hen-
drick et al., 2001).
Sertralina
Se excreta en bajo grado en la leche materna, con concentraciones prácticamente inde-
tectables en plasma lactante (niveles séricos no detectables o inferiores a 5 ng/ml para
la sustancia de origen, e inferiores a 10 ng/ml para los metabolitos) (Burt et al., 2001).
Se ha estimado una correlación entre la dosis materna y los niveles plasmáticos en el
lactante, de forma que dosis maternas superiores a los 100 mg/día parece que favore-
cen la presencia de niveles plasmáticos detectables en el lactante (Hendrick et al., 2001).
Los datos disponibles de seguimiento son escasos y con pequeña, pero no han demos-
trado efectos sobre el crecimiento ni el desarrollo. En el caso de un estudio de segui-
miento de lactantes expuestos a la sertralina, no se observaron efectos adversos sobre
el crecimiento ni el desarrollo a los 24 meses (Llewellyn et al., 1997). Se ha descrito un
caso de alteraciones del sueño como posible reacción adversa en un lactante cuya ma-
dre seguía tratamiento con sertralina (Mammen et al., 1997). Se ha recomendado este
ISRS como de primera elección en madres lactantes en EE. UU. (Menon, 2008).
Paroxetina
Parece que se excreta en menor grado en la leche materna con niveles séricos prácti-
camente no detectables en lactantes cuyas madres seguían tratamiento con paroxeti-
115
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
na niveles séricos entre valores no detectables e inferiores a 20 ng/ml) (Burt et al., 2001).
No se han descrito efectos adversos (Hallberg et al., 2005).
Citalopram
Se ha descrito un mayor cociente leche/plasma, aunque no se han demostrado eleva-
das concentraciones en el lactante ni mayor incidencia de reacciones adversas (Spigset
et al., 1997). Se ha publicado un caso en el que un lactante, cuya madre seguía trata-
miento con 40 mg de citalopram, sufría alteraciones del sueño (Schmidt et al., 2000).
Escitalopram
Hay un estudio publicado sobre el uso de el escitalopram durante la lactancia (Rampo-
no et al., 2006). No se detectaron efectos adversos.
Por lo tanto, la mayor parte de los estudios publicados hasta la fecha no han comuni-
cado reacciones adversas graves en relación con el uso de ISRS durante la lactancia.
Parece que la exposición del lactante es menor para la sertralina, la paroxetina y la flu-
voxamina (Burt et al., 2001), ya que presentan bajas concentraciones o concentracio-
nes prácticamente indetectables en el plasma del lactante, y sin embargo la exposición
parece mayor para el citalopram y la fluoxetina (Hallberg et al., 2005). Por este moti-
vo, algunos autores han recomendado que la fluoxetina (por su prolongada vida me-
dia) y el citalopram (por las elevadas concentraciones en leche y plasma) sean utiliza-
dos con precaución durante la lactancia materna, y sólo en pacientes con antecedentes
de buena respuesta a estos antidepresivos durante el embarazo o en episodios ante-
riores (Eberhard-Gran et al., 2006). Aunque no existen razones de peso para modificar
un tratamiento favorable con un ISRS a otro durante la lactancia, en el caso de iniciar
un tratamiento de novo se recomiendan los ISRS que se excretan en menor grado en
la leche materna (Hallberg et al., 2005).
Los estudios de farmacocinética sobre el perfil de excreción de los diferentes ISRS du-
rante la lactancia materna, constituyen un grupo confuso con métodos de recogida de
datos heterogéneos. En su conjunto, los resultados indican que la exposición a través
de la leche materna es inferior a la exposición transplacentaria (Newport et al., 2006).
Por lo tanto, si una mujer ha seguido tratamiento antidepresivo durante el embarazo,
116
Cap. 9 Resto de psicofármacos y lactancia
lo más adecuado sería continuar con el mismo antidepresivo durante la lactancia, para
minimizar el número de fármacos a los que el lactante está expuesto (Payne, 2007).
Por lo tanto, aunque la mayoría de las revisiones recomendaban los ATC, que ya se
utilizaban con frecuencia durante el embarazo y la lactancia, antes de aparecer los da-
tos sobre seguridad reproductora de los ISRS, cada vez se dispone de más datos sobre
los ISRS con falta de efectos adversos. En consecuencia, parece que han sustituido a
los ATC como primera línea en el tratamiento de la depresión durante el embarazo y
la lactancia (Newport et al., 2006).
Una vez estudiado cómo el tiempo transcurrido entre la dosis materna y la alimenta-
ción del lactante afecta a la cantidad de medicación antidepresiva a la que está ex-
puesto, es importante considerar la utilidad clínica de este tipo de cálculos. La posibili-
dad de predecir los niveles de medicación en la leche materna permitiría desarrollar
regímenes terapéuticos personalizados, y reducir al mínimo la exposición del lactante.
En este sentido, se ha visto cómo la amitriptilina, la desimipramina y la trazodona al-
canzan el punto máximo en la leche materna a las 4-6 horas de la dosis, mientras que
la sertralina alcanza las concentraciones máximas 7-8 horas después de la última do-
sis. De tal forma que, si se eliminara la toma de 7-8 horas tras la dosis, se reduciría la
exposición del lactante en un 25% (Stowe et al., 2000).
OTROS ANTIDEPRESIVOS
A parte de los dos anteriores grupos, hay un conjunto heterogéneo de fármacos anti-
depresivos que actúan a través de diferentes mecanismos de acción. Los datos dispo-
nibles son aún muy limitados en la mayoría de los casos y sería necesaria más informa-
ción para poder establecer pautas de actuación.
Bupropión
Los datos disponibles son limitados. Se ha descrito un caso aislado de crisis en un lac-
tante expuesto a bupropión (Chaudron et al., 2004). No se ha detectado la presencia
de bupropión en el plasma del lactante (Baab et al., 2002).
Venlafaxina
Resultados basados en pequeñas series de casos. Se han descrito niveles detectables
del fármaco y su metabolito en plasma del lactante. No se han descrito efectos adver-
sos (Hendrick et al., 2001).
117
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Duloxetina
No hay datos disponibles en lactantes.
Trazodona
No hay datos sobre su seguridad.
Nefazodona
Se ha descrito un caso de sedación y reducción de la ingesta en un lactante pre-
maturo. Se necesitan más datos (Yapp et al., 2000). Ya no está comercializado en
España.
Mirtazapina
No se han detectado efectos adversos, pero se necesitan más datos (Klier et al., 2007).
Imao
A pesar de que se comercializan desde hace más de 40 años, los datos disponibles en
relación con su seguridad reproductora son aún más limitados. Su utilidad durante el
embarazo y la lactancia está limitada por la posibilidad de inducir crisis hipertensivas,
la obligatoriedad de restricciones alimentarias y la necesidad de evitar numerosos fár-
macos por el riesgo de interacciones (Newport et al., 2006). No se recomiendan du-
rante la lactancia materna.
Finalmente, y para completar el estudio, en la tabla 9.III exponemos una síntesis del
uso de algunos antidepresivos en la depresión posparto, en relación con la lactancia
materna, recientemente publicado por Meltzer-Brody et al. (2008).
ANTIPSICÓTICOS Y LACTANCIA
Todos los fármacos antipsicóticos se excretan en la leche materna. Los estudios so-
bre la seguridad de su uso durante la lactancia son insuficientes, y prácticamente no
hay estudios de seguimiento a largo plazo. En general, la concentración que alcan-
zan en la lecha materna es baja y no existen datos ciertos sobre toxicidad y altera-
ciones del desarrollo relacionadas con la exposición a medicación antipsicótica a tra-
vés de la lactancia.
118
Cap. 9 Resto de psicofármacos y lactancia
Nota: siempre que se usen estos fármacos en mujeres lactantes deben monitorizarse de forma
rutinaria los efectos adversos en el niño (incluida sedación, irritabilidad, cambios en el ritmo de
sueño o en las tomas de biberón).
119
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
ANTIPSICÓTICOS TÍPICOS
Se dispone de una base de datos de seguridad reproductora más amplia que para otros
grupos de psicofármacos por el mayor tiempo transcurrido desde su comercialización
(Newport et al., 2006).
ANTIPSICÓTICOS ATÍPICOS
A pesar de su uso, cada vez más frecuente por su mejor perfil de tolerancia, la base de
datos sobre su seguridad reproductora es bastante limitada.
Clozapina
A pesar del tiempo transcurrido desde su comercialización, los datos disponibles sobre
su uso durante la lactancia son escasos. Se han descrito efectos adversos en tres lac-
tantes expuestos, que van desde complicaciones hematológicas, hasta retraso en el
desarrollo psicomotor en el caso de un lactante cuya madre también había seguido
tratamiento con clozapina durante la gestación (Dev y Krupp, 1995; Mendhekar,
2007). En cuanto a la farmacocinética, un estudio publicado (Barnas et al., 1994), en
el que se observaron concentraciones mayores en suero fetal, y en leche materna, su-
giere la posibilidad de que se acumule en la circulación fetal y en la leche materna.
Aunque no se han observado casos de agranulocitosis, el riesgo teórico obliga al con-
trol leucocitario en el lactante, lo que limita aún más su utilidad (Newport et al., 2006).
Olanzapina
Se ha descrito que la exposición a olanzapina mediante la leche materna es baja (Gen-
120
Cap. 9 Resto de psicofármacos y lactancia
tile, 2008). No obstante, se han descrito dos casos de efectos adversos extrapiramidales
en lactantes cuyas madres seguían tratamiento con la olanzapina (Goldstein et al.,
2002).
Risperidona
No se han descrito reacciones adversas en el lactante asociadas al tratamiento con la
risperidona (Gentile, 2008).
Quetiapina
Se han descrito bajas concentraciones del fármaco en el plasma del lactante, y los es-
casos datos disponibles sugieren un perfil favorable de relación riesgo-beneficio (Gen-
tile, 2008). Se han descrito varios casos de retraso en el desarrollo psicomotor en lac-
tantes cuyas madres seguían tratamiento con la quetiapina, pero que también estaban
expuestos a otros psicotropos (Misri et al., 2006).
Otros antipsicóticos
No hay suficientes datos disponibles sobre la seguridad del aripiprazol y la ziprasidona
durante la lactancia.
Por lo tanto, parece que el riesgo asociado al uso de antipsicóticos durante la lactancia ma-
terna podría ser mínimo, pero la escasez de los datos disponibles no permite extraer con-
clusiones definitivas sobre la asociación del riesgo-beneficio en madres con trastornos psi-
quiátricos, que precisan tratamiento antipsicótico y que desean mantener la lactancia
natural. Como pauta general, en madres que ya tomaban tratamiento antipsicótico duran-
te la gestación se recomienda mantener el mismo régimen de tratamiento, ya que la lac-
tancia no es el mejor momento para realizar cambios farmacológicos. En el caso de estar
indicado el inicio de un tratamiento antipsiótico de novo, se recomienda utilizar la opción
más segura entre los de mejor perfil de efectividad para cada caso, con la excepción de la
clozapina y olanzapina, por su mayor riesgo de asociar reacciones adversas (Gentile, 2008).
ANSIOLÍTICOS Y LACTANCIA
Las benzodiazepinas (BZD) son los fármacos psicotropos más prescritos. Se excretan
en la leche materna. Parece que tienen un menor cociente leche/plasma que otras cla-
121
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Por lo tanto, cuando se utilizan dosis prudentes, las BZD son seguras durante la lac-
tancia materna. No obstante, es necesario interrumpir la lactancia si el recién nacido
presenta sedación u otro signo de toxicidad, independientemente de la dosis materna
(Newport et al., 2006).
EUTIMIZANTES Y LACTANCIA
LITIO
En el lactante se han descrito efectos adversos asociados al tratamiento materno con
litio, como letargo, hipotonía, hipotermia, cianosis y alteraciones ECG (Newport et al.,
2006). La AAP no recomienda el uso del litio durante la lactancia y lo clasifica en la ta-
bla de fármacos que han sido asociados con efectos sobre el lactante, y que deberían
ser administrados con causa significativa (American Academy of Pediatrics, 2001). Aun-
que no está establecida la asociación entre los efectos tóxicos, la posibilidad de que se
produzca esa toxicidad justifica una observación detallada del lactante. No se han pu-
122
Cap. 9 Resto de psicofármacos y lactancia
CARBAMAZEPINA
Dispone de la base de datos más amplia entre los estabilizadores. Se han comunicado
dos casos de disfunción hepática transitoria (Merlob et al., 1992; Frey et al., 1995). Se
ha recomendado la determinación periódica en el lactante de los recuentos hemáticos
y de las enzimas hepáticas, debido al riesgo de displasia sanguínea y hepatotoxicidad
asociados a su uso (Newport et al., 2006). La AAP la incluye en el grupo de fármacos
compatibles con la lactancia (American Academy of Pediatrics, 2001).
ÁCIDO VALPROICO
Se ha comunicado un caso de efectos adversos con trombocitopenia y anemia, que
cesó al suspender la lactancia materna (Sthal et al., 1997). No hay publicados estudios
sobre los efectos neurocomportamentales. Se recomienda realizar determinaciones pe-
riódicas del recuento plaquetario y de las enzimas hepáticas, por el riesgo de trombo-
citopenia y de hepatotoxicidad asociados al tratamiento con VPA (Newport et al.,
2006). La AAP lo incluye en el grupo de fármacos compatibles con la lactancia (Ame-
rican Academy of Pediatrics, 2001).
LAMOTRIGINA
No se han observado reacciones adversas en los lactantes expuestos a lamotrigina du-
rante la lactancia (Burt et al., 2001). En un lactante se han descrito concentraciones
iguales a las maternas, de forma que este grupo ha recomendado que las mujeres en
tratamiento con lamotrigina no den lactancia materna (Omán et al., 2000).
123
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
CONSIDERACIONES GENERALES
SOBRE PSICOFÁRMACOS Y LACTANCIA
Una vez agotadas las posibles intervenciones no farmacológicas, y ante la falta de datos
que demuestren la mayor eficacia de una clase farmacológica, se deben considerar una
serie de recomendaciones generales para la elección del tratamiento farmacológico.
CONSENTIMIENTO INFORMADO
Es necesario informar a los padres y documentar los riesgos, tanto asociados a la falta de
tratamiento como los asociados al uso de psicofármacos durante la lactancia.
SELECCIÓN DE LA MEDICACIÓN
La elección del fármaco dependerá del diagnóstico, los antecedentes maternos, el per-
fil de efectos secundarios, el margen de flexibilidad de dosis y las características far-
macocinéticas que minimicen el riesgo de acumulación en el lactante (Burt et al.,
2001). Los antecedentes de respuesta favorable a un psicofármaco se consideran el
factor más importante a la hora de elegir el tratamiento (Stowe et al., 2000). El uso de
un fármaco de novo aumenta el riesgo de exposición y de que continúe la enferme-
124
Cap. 9 Resto de psicofármacos y lactancia
Mayor documentación posible de uso previo: búsqueda de fármacos sobre los que exis-
ta más información sobre su seguridad reproductora. Los fármacos comercializados
hace más tiempo, en general, disponen de una base de datos más completa. Es prefe-
rible usar fármacos que hayan demostrado ser seguros durante la lactancia o para su
uso pediátrico. No se recomienda ser el primero en utilizar un fármaco durante la ges-
tación o la lactancia.
Fármacos pertenecientes a las categorías de bajo riesgo según la FDA (B>C>D): la FDA
tiene acceso a los datos previos y posteriores a la comercialización del fármaco. Aun-
que esta valoración puede ser controvertida, las consideraciones médico-legales apo-
yan este enfoque.
Evitar las asociaciones de fármacos y priorizar los fármacos con menos efectos secun-
darios y menos interacciones medicamentosas.
DOSIFICACIÓN
Mantener la mínima dosis eficaz que garantice la remisión de los síntomas. El trata-
miento parcial con dosis insuficiente de medicación sólo aumenta el riesgo, ya que ex-
pone a la madre y al lactante tanto a la enfermedad como a los psicofármacos (Stowe
et al., 2000). Se puede reducir al mínimo la exposición del lactante, ajustando el hora-
rio de las tomas para que no coincidan con los periodos de concentración máxima del
fármaco (p. ej. administrar la dosis a la madre inmediatamente después de la toma y
antes del periodo de sueño más prolongado del bebé).
125
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
rámetro para minimizar el riesgo asociado al tratamiento. Niveles séricos bajos e inclu-
so indetectables no van a constituir una garantía de seguridad, ya que el acceso al SNC
y la sensibilidad de las células diana puede ser mayor en el recién nacido (Burt et al.,
2001). Antes de introducir la medicación, es conveniente realizar una evaluación pe-
diátrica del estado basal y comunicar al pediatra la medicación prescrita para que co-
nozca los posibles efectos secundarios y las interacciones con otras medicaciones que
se puedan prescribir.
126
Cap. 9 Resto de psicofármacos y lactancia
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129
Parte III. Teratogenicidad
de los psicofármacos
según su ficha
técnica
10. La FDA y otras clasificaciones de
la teratogenicidad psicofarmacológica
11. Teratogenicidad de los psicofármacos
según la FDA y la ADEC
10. La FDA y otras clasificaciones de
la teratogenicidad psicofarmacológica
INTRODUCCIÓN
133
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
continuación
134
Cap. 10 La FDA y otras clasificaciones de la teratogenicidad psicofarmacológica
Estudios con animales han revelado Fármacos que, debido a sus efectos
efectos adversos en el feto farmacológicos, han causado,
(teratogénicos, en el embrión o se sospecha que causan efectos
u otros), pero no existen estudios dañinos al feto o neonato
C controlados con mujeres; o bien, sin causar malformaciones.
no se dispone de estudios ni Estos efectos pueden ser reversibles
con mujeres ni con animales.
Los fármacos deben administrarse
si el beneficio potencial justifica
el riesgo potencial para el feto
135
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
136
Cap. 10 La FDA y otras clasificaciones de la teratogenicidad psicofarmacológica
que la clasificación FDA exige que, para que un fármaco pertenezca a dicha catego-
ría, deben haberse realizado estudios controlados en mujeres embarazadas sin resul-
tados de embrio/fetoxicidad. En la práctica, esto es prácticamente imposible, que
para empezar, las mujeres embarazadas quedan excluidas de los ensayos clínicos y,
por otra parte, no sería del todo ético presentar un estudio prospectivo en paralelo
con un grupo control que no estuviera expuesto al medicamento en cuestión, frente
a otro grupo que sí lo estuviera. A modo de ejemplo, para detectar un defecto de
nacimiento, que ocurra con una incidencia de 1 caso por cada 1.000 nacimientos vi-
vos, si queremos demostrar que las mujeres que toman el fármaco presentan el do-
ble de probabilidad de tener un hijo con el defecto estudiado, frente a mujeres que
no toman el fármaco, necesitaríamos estudiar a 18.500 mujeres tratadas y compa-
rarlas con un grupo control, de igual número, de mujeres no tratadas. Así pues, muy
pocos medicamentos consiguen englobarse en dicha categoría según la clasificación
FDA. La clasificación australiana, sin excluir el riesgo, asigna la categoría «A» a «Fár-
macos que han sido tomados por un alto número de mujeres embarazadas, o en pe-
riodo fértil, sin que se haya observado un incremento en la frecuencia de malforma-
ciones u otros daños directos o indirectos en el feto», permitiendo que un mayor
número de fármacos entren dentro de esta categoría donde se acepta que son más
seguros.
Con respecto a la categoría «B» de la americana FDA, sigue siendo restrictiva, ya que,
o bien los estudios con animales no indican riesgos para el feto, o bien si se muestran
efectos adversos, no han sido confirmados por estudios controlados con mujeres du-
rante el primer trimestre de embarazo. En el caso de la clasificación ADEC, la catego-
ría «B» hace referencia a que puede haber experiencias con un número limitado de
mujeres embarazadas, aunque no se dispone de datos o la obtención de los mismos
es inadecuada. La subcategorización se basa en datos obtenidos de estudios realiza-
dos con animales, siendo la «B3» muy similar a la categoría «C» de la FDA, considera-
da por muchos clínicos como un auténtico «cajón de sastre», ya que es la categoría
que engloba a más de la mitad de los fármacos comercializados en EE. UU. Esta cate-
goría comprende medicamentos de los que no se dispone de estudios con mujeres, y
los estudios en animales han demostrado riesgo fetal o bien no existen. Este último
suceso no ocurre con los medicamentos de comercialización reciente, ya que previa-
mente han debido realizar los estudios preclínicos correspondientes.
Las categorías «D» y «X» pueden considerarse bastante similares en ambas clasificaciones.
137
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Vistos los criterios de clasificación de la FDA, podemos constatar que alrededor del
85% de los medicamentos clasificados por su riesgo teratogénico lo están en las cate-
gorías «B» y «C» (Merlob y Sthal, 2002). Esto no proporciona suficientes datos para
poder realizar una recomendación segura. Los profesionales sanitarios y pacientes lle-
van años pidiendo una clasificación más específica que, además de la categoría, inclu-
ya información adicional que justifique por qué se ha encuadrado en la misma. Mien-
tras no dispongamos de una nueva clasificación, se recomienda que la mejor selección
de un medicamento para el tratamiento de una embarazada, se haga después de ha-
ber consultado las guías y los estudios disponibles en embarazo.
Podemos encontrar información sobre estudios animales de forma muy resumida en la Ficha
Técnica (FT) de los medicamentos que llevan pocos años comercializados. Acceso en la Web
de la Agencia Española de Medicamentos, en http://sinaem4.agemed.es/consaem/fichasTec-
nicas.do?metodo=detalleForm. Otra fuente de información es la que se proporciona en la di-
rección de Internet http://www.drugs.com/pro, donde se puede acceder a la información FDA
para profesionales sanitarios, lo que sería el equivalente a nuestra FT.
ESTUDIOS EPIDEMIOLÓGICOS
En diferentes capítulos de este libro se recoge la experiencia del uso de algunos psico-
fármacos durante el embarazo en mujeres. Los fármacos se han distribuido por gru-
138
Cap. 10 La FDA y otras clasificaciones de la teratogenicidad psicofarmacológica
pos, con lo que de su lectura se podrán extraer nuevos datos que pueden contribuir a
realizar una selección más adecuada.
Lo más común es encontrarnos con la publicación de una serie de casos aislados. El tra-
tamiento que se da a estas publicaciones puede determinar su utilidad para establecer el
riesgo teratogénico de un fármaco. Así, si un fármaco ha sido tomado por un número li-
mitado de mujeres o causa una malformación considerada rara, con un pequeño núme-
ro de casos, puede establecerse una fuerte asociación. Por otra parte, si un fármaco ha
sido tomado por un gran número de mujeres, y el número de casos comunicados es pe-
queño, puede que simplemente refleje la incidencia de malformaciones de la población
general, que se estima en un 1-5%, a menos que la malformación siga un patrón carac-
terístico, lo que indicaría cierto grado de asociación (Koren et al., 1998).
Este tipo de registros se establecen en el caso de que el fármaco se vaya a utilizar como terapia
para una situación crónica o nueva en mujeres que estén embarazadas o tengan edad para po-
der estarlo. En algunos casos, las autoridades sanitarias pueden exigir la realización de este tipo
de estudios como requisito previo a la comercialización, o lo más común, pueden formar parte
de estudios de poscomercialización. Independientemente, algunas compañías farmacéuticas tie-
nen sus propios registros. Hay varias direcciones de Internet donde se puede acceder a esta do-
cumentación, las más interesantes en http://www.perinatology.com/exposures/druglist.htm de
139
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
140
Cap. 10 La FDA y otras clasificaciones de la teratogenicidad psicofarmacológica
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141
11. Teratogenicidad de los psicofármacos
según la FDA y la ADEC
continuación
143
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Fármacos antidepresivos
144
Cap. 11 Teratogenicidad de los psicofármacos según las clasificaciones FDA y ADEC
Fármacos antipsicóticos
Fármacos eutimizantes
145
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
146
Cap. 11 Teratogenicidad de los psicofármacos según las clasificaciones FDA y ADEC
Miscelánea psicofarmacológica
147
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
BIBLIOGRAFÍA
148
Parte IV. Aspectos éticos y
legales
12. Aspectos éticos del uso de
psicofármacos en pacientes embarazadas
13. Aspectos legales del uso de
psicofármacos en embarazo y lactancia
12. Aspectos éticos del uso de psicofármacos
en pacientes embarazadas
Toda actividad clínica está llena de incertidumbres, por ello, el manejo de la incerti-
dumbre forma parte sustancial del «arte» o saber hacer de un buen clínico.
Sin duda, una de las situaciones más desazonantes que ha de afrontar un médico en su
ejercicio profesional es aquélla en la que se encuentra ante una paciente con una seria do-
lencia mental, que precisa de una respuesta farmacológica, y su deseo es quedarse emba-
razada o bién ya está embarazada. Ante esto, es común que el médico (sea generalista,
ginecólogo o psiquiatra) sienta cómo se despiertan todo tipo de temores: ¿Debo prescribir
tal fármaco? ¿Debo suspender tal otro? ¿Se descompensará la paciente? ¿Se ha de correr
ese riesgo? Si se descompensa, ¿qué respuesta terapéutica será la correcta? ¿Y la salud
del embrión o del feto? ¿He de tener en cuenta la opinión de su pareja? Y un pago etc.
Como en casi todas las situaciones clínicas en que se plantean conflictos o dilemas se-
mejantes, casi nunca existe una «respuesta correcta», conclusiva. Y, aunque existiese,
el proceso de su búsqueda siempre es penoso por las incertidumbres que genera.
El núcleo del problema radica, sobre todo, en algo que ya ha sido tratado extensamen-
te en capítulos anteriores: la no disponibilidad (en general o para muchos de los fár-
macos que manejamos) de datos experimentales, ni clínicos, con el suficiente peso
científico para afirmar que tal o cual psicofármaco no genera problemas en la embara-
zada o en el feto.
Hablamos de conflictos éticos cuando la realidad a la que nos enfrentamos nos plan-
tea retos en los que no es fácil definir, de antemano, lo que es correcto o incorrecto,
151
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
lo que es bueno o malo; donde caben dudas; donde hay diferentes caminos por los
que optar y en los que el destino de cada uno de ellos no siempre será totalmente
afortunado o totalmente desafortunado; donde muchas de las soluciones posibles con-
llevarían algún beneficio, pero también algún perjuicio. Es aquí donde el arte de la de-
liberación entra en juego: deliberación con los conocimientos que uno posee y con los
que le aporta la bibliografía profesional y la experiencia, deliberación con la paciente y
su entorno familiar inmediato y, en fin, deliberación con otros profesionales que se
ocupan de su cuidado. Deliberar, en definitiva, respetando unos principios mínimos de
prudencia y buen hacer, considerando los valores de los pacientes en juego y sopesan-
do beneficios y riesgos probables de las decisiones a llevar a cabo.
De entrada, hay que tener en cuenta que, aproximadamente el 50% de todos los em-
barazos no son planificados (Teijeiro y Van Spijk, 2008). Por ello, cuando el psiquiatra
se plantee la necesidad de pautar un tratamiento con psicofármacos a una mujer en
edad fértil, y de la que se sabe que mantiene relaciones sexuales, conviene que le in-
forme de los riesgos conocidos que supondría ese tratamiento ante un posible emba-
razo. El objeto de esta información sería, por un lado, compartir con la paciente la per-
tinencia de medidas encaminadas a evitar un embarazo no deseado en una situación
de posible riesgo, y por otro –en el caso de que el embarazo ya existiera y la paciente
152
Cap. 12 Aspectos éticos del uso de psicofármacos en pacientes embarazadas
aún no lo supiera–, proteger al embrión en sus primeras semanas (las más críticas por
iniciarse en ellas el desarrollo de los órganos vitales más importantes) (Martínez-Frías y
Rodríguez, 2001).
Pero no se puede obviar el bienestar de la madre y el riesgo de que una situación psi-
copatológica, crítica en ella (riesgo de autolesiones, riesgo de convulsiones, grave des-
compensación psicótica) podría ser incluso más perjudicial para el embrión que el hi-
potético riesgo derivado de algunos psicofármacos (al menos de aquéllos de los que
se tiene constancia de su escasa o nula potencia teratogénica).
Por todo ello, parece evidente que en esta fase de indicación psicofarmacológica el
proceso de información y debate con la paciente es fundamental. Para que la decisión
pueda ser entendida, y por tanto aceptada, el médico debe saber exponer con clari-
dad las razones por las que se propone el tratamiento, y también la importancia de se-
guir las pautas, así como la conveniencia de no alterar éstas por influjo de opiniones
ajenas no suficientemente documentadas (consejos de no profesionales). En el caso de
que existiese una situación clínica que amparara la indicación farmacológica, pero no
se llevara a cabo la prescripción, ante el riesgo potencial de descompensación psicopa-
tológica, los esfuerzos deben encaminarse a proporcionar a la paciente (y a su entorno
inmediato) ideas claras sobre la prevención, la detección y el manejo de recaídas.
153
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
ca, etc.) es más que probable que no se cuide suficientemente bien, lo que conllevará
un doble riesgo: para sí misma y para el feto. Por este motivo, a veces el «mal menor»
consiste en correr un leve riesgo administrando psicofármacos, si no hay alternativa
mejor para evitar tales complicaciones futuras.
En fases más avanzadas del embarazo (trascurridas las primeras semanas) es sabido que,
aún en caso de existir, el potencial de los fármacos de provocar daño fetal (teratogéni-
co u otro) disminuye sustancialmente. Es entonces cuando el balance riesgo-beneficio
de la indicación se podría inclinar más del lado de la protección y cuidados a la precaria
situación psíquica de la madre. También es momento de no olvidar lo importante que
es para el bienestar futuro de la madre, y del bebé, la preservación o el incremento de
una vivencia grata del proceso de embarazo.
Finalmente, hay que reseñar que muchas mujeres que padecen trastorno mental, es-
pecialmente si es de curso crónico, presuponen que no deben quedarse embarazadas
por el hecho de sufrir una enfermedad (temor a su transmisión genética), o por el he-
cho de tomar medicación (temor a las malformaciones fetales). De nuevo, un proceso
de información (a la futura madre, y si es posible también a su pareja) cercano y since-
ro por parte del profesional ayudará a aclarar los aspectos genéticos de la enfermedad
y las alternativas terapéuticas, en el caso de que se diera el embarazo.
154
Cap. 12 Aspectos éticos del uso de psicofármacos en pacientes embarazadas
155
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
tes, a decidir sobre aquello que les afecte; y «beneficencia», que implica el intentar
procurar el mayor bien, según los criterios de «bien» de la persona atendida.
El proceso de decisión acerca de los cuidados de salud (entre los que entra la terapia
psicofarmacológica) ha de tender a ser un proceso deliberativo en el que estudien las
situaciones y problemas en su complejidad real, ponderando principios y valores impli-
cados, así como circunstancias y consecuencias previsibles.
En este sentido, no debe olvidarse que, además del profesional y de la enferma em-
barazada, hay terceras personas (especialmente la pareja de ella, el progenitor) que
también tienen legítimo interés en el caso, y que habrán de ser, al menos, tenidas en
cuenta en los procesos de información y decisión. Hacer una exclusión de esos terce-
ros no sería sino taparse los ojos ante una realidad presente, toda vez que es obvio
que tienen una influencia nada desdeñable en el proceso de reflexión y decisión de la
paciente.
Actualmente se acepta y reconoce que las decisiones terapéuticas sobre una persona
enferma han de ser consentidas explícitamente por ésta, tras un proceso de informa-
ción adecuado. Este proceso de información y posterior consentimiento no necesaria-
mente ha de quedar plasmado en un documento escrito específico, pero sí debe ser
suficiente y explícitamente documentado en la historia clínica.
156
Cap. 12 Aspectos éticos del uso de psicofármacos en pacientes embarazadas
Si hasta hace pocas décadas los médicos tendían a tomar decisiones paternalistas, be-
neficientistas, suplantando la libre decisión del paciente, en tiempos más recientes,
fruto de una mala digestión del concepto de consentimiento informado, tal vez por
ser vivido como imposición, se observa a veces el extremo contrario. La tendencia ac-
tual es a no implicarse en la decisión y, tras exponer fríamente al paciente el «menú»
de opciones a escoger, dejar en sus manos la decisión final, absteniéndose de dar ni
siquiera consejos o sugerencias fundamentadas, y trasfiriendo así la incertidumbre a
un paciente con insuficientes elementos racionales para elegir. El proceso de delibe-
ración antes aludido exige lo contrario, compromiso y un debate sosegado en el que
el médico aportará especialmente conocimiento científico y habilidades clínicas, y el
paciente sus valores vitales.
157
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Para evitar estos sesgos, desde hace décadas se ve necesario disponer de criterios e
instrumentos de valoración de la capacidad, aún a sabiendas de que por la gran rique-
za y variedad de la conducta humana, y los cambiantes patrones culturales de referen-
cia, es más que probable que no llegue a acordarse nunca una medida exacta (total-
mente objetiva) de la capacidad.
Hasta ahora, los criterios de competencia para tomar decisiones de cuidados de salud
más aceptados son los propuestos por Appelbaum y Grisso (1988):
1. Capacidad de comunicar y mantener una elección durante un tiempo suficiente-
mente dilatado.
2. Comprensión de la información clínica que se aporta, lo que requiere un nivel cog-
nitivo (memoria, atención, etc.) suficiente.
3. Apreciación del significado que tiene la información que se le trasmite (situación de
enfermedad, tratamiento, riesgos de aceptar y de no aceptar la propuesta que se le
hace).
4. Manejo racional de la información, utilizando procesos lógicos para compa-
rar beneficios o riesgos, sopesándolos y considerándolos para llegar a una
decisión.
158
Cap. 12 Aspectos éticos del uso de psicofármacos en pacientes embarazadas
Si se valora que estas embarazadas son atendidas por diversos profesionales de la sa-
lud (médico de familia, obstetra, matrona, psiquiatra, etc.) y que las indicaciones y de-
cisiones de unos van a afectar forzosamente a las de los otros, es imprescindible que
exista una comunicación fluida entre profesionales y una eficiente coordinación entre
ellos. Cuando la estructura asistencial lo permita, tal vez sea conveniente establecer
programas y equipos específicos para realizar un seguimiento clínico multidisciplinar e
íntimamente coordinado.
Pero, sin duda, la incidencia más temida es aquélla en que la situación de salud de la
paciente haga que se plantee la interrupción del embarazo como salida a una situa-
159
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
ción de alto riesgo. Todas las medidas precautorias para evitar llegar a una decisión
tan dolorosa, tanto para la embarazada como para el profesional, siempre serán po-
cas. Las medidas legales, que hace décadas permitieron en nuestro contexto la regula-
ción de la interrupción voluntaria del embarazo, supusieron un importante avance so-
bre la situación previa, pero dejaron en manos de los psiquiatras un poder que tal vez
no nos corresponde: determinar cuándo la salud psíquica de la madre está tan en ries-
go, que se hace ineludible el planteamiento de la interrupción del embarazo como un
mal menor. Con seguridad, la mayoría de los psiquiatras no desean ese poder de deci-
sión, aunque por responsabilidad y compromiso con las pacientes no se abstengan del
mismo. El clima social parece ya suficientemente maduro como para empezar a plan-
tearse cuestiones ya resueltas en otros países europeos de nuestro entorno: una ley de
plazos en el que la mujer sea quien decida libremente sobre su embarazo.
160
Cap. 12 Aspectos éticos del uso de psicofármacos en pacientes embarazadas
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13. Aspectos legales del uso de
psicofármacos en embarazo y lactancia
INTRODUCCIÓN
Desde el punto de vista jurídico, tres son las principales perspectivas que pueden con-
templarse con relación al uso de psicofármacos durante el embarazo y la lactancia: a)
la regulación legal de los psicofármacos (a lo largo de la «vida del medicamento»), b)
el estatuto de los agentes implicados en la relación terapéutica (básicamente paciente,
mujer lactante,1 nasciturus, lactante y facultativo) y c) el sistema de responsabilidad
por daños ocasionados con motivo de la prescripción y la administración de estos fár-
macos, en sus aspectos más significativos. No se agota, sin embargo, la problemática
de esta materia en el ámbito estrictamente jurídico, ya que las implicaciones éticas im-
pregnan toda actuación clínica en este campo, como habrá podido comprobarse en el
capítulo anterior.
1
El término lactante se emplea en una doble acepción en este capítulo: al referirme a la «mujer
lactante» empleo el adjetivo (mujer que amamanta); al utilizar el término lactante sin más empleo
el participio activo de lactar, es decir, me refiero al niño lactante.
163
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
La norma legal de referencia en esta materia es la citada LM, la cual fue aprobada en
base a diversos títulos competenciales (Disposición Final 1.ª LM), aunque el precepto
clave, a nuestros efectos, es el Art. 149.1.16.ª de nuestra Constitución (en adelante
CE), conforme al cual el Estado tiene competencia exclusiva en materia de «bases y
coordinación general de la sanidad» y sobre «legislación sobre productos farmacéuti-
cos». El marco normativo se desarrolla mediante una abundante regulación de rango
reglamentario, buena parte de la cual se dictó en desarrollo de la anterior Ley del Me-
dicamento (Ley 25/1990, de 20 de diciembre, del Medicamento) y otra ha sido poste-
rior a la vigente LM.
LA INVESTIGACIÓN BIOMÉDICA
Siendo, en principio, libre la investigación en el ámbito de la Medicina, en nuestro entor-
no, habrán de respetarse las disposiciones del llamado «Convenio de Oviedo» (CDHB)3 y
«otras disposiciones jurídicas que garanticen la protección del ser humano» (Art. 15
CDHB). Como señala el Informe Explicativo del Convenio precitado (Informe Michaud),
2
Arts. 53-56 LM y Real Decreto 1344/2007, del 11 de octubre, por el que se regula la farmacovigi-
lancia de medicamentos de uso humano (BOE, del 1 de noviembre).
3
Instrumento de Ratificación del Convenio para la protección de los derechos humanos y la dignidad
del ser humano con respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina (Convenio relativo a los de-
rechos humanos y la biomedicina), alcanzado en Oviedo el 4 de abril de 1997 (BOE, de 20.10.1999).
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Cap. 13 Aspectos legales del uso de psicofármacos en embarazo y lactancia
El CDHB es una norma vinculante para el Estado español, no un mero enunciado ético
internacional, desde el momento en que con su ratificación ha pasado a formar parte
del ordenamiento jurídico español. La regulación en la materia se completa con la Ley
14/2007, del 3 de julio, de Investigación biomédica (en adelante Ley 14/2007) que
enuncia en su Art. 2 el conjunto de principios y garantías de la investigación biomédi-
ca de carácter general,4 establece unas garantías específicas para las investigaciones
biomédicas en el embarazo y lactancia y, en su Art. 19, dispone:
4
Artículo 2. Principios y garantías de la investigación biomédica.
La realización de cualquier actividad de investigación biomédica comprendida en esta Ley estará
sometida a la observancia de las siguientes garantías:
a) Se asegurará la protección de la dignidad e identidad del ser humano con respecto a cualquier
investigación que implique intervenciones sobre seres humanos en el campo de la biomedicina,
garantizándose a toda persona, sin discriminación alguna, el respeto a la integridad y a sus de-
más derechos y libertades fundamentales.
b) La salud, el interés y el bienestar del ser humano que participe en una investigación biomédica
prevalecerán por encima del interés de la sociedad o de la ciencia.
c) Las investigaciones a partir de muestras biológicas humanas se realizarán en el marco del respeto a los
derechos y libertades fundamentales, con garantías de confidencialidad en el tratamiento de los datos
de carácter personal y de las muestras biológicas, en especial en la realización de análisis genéticos.
d) Se garantizará la libertad de investigación y de producción científica en el ámbito de las ciencias
biomédicas.
e) La autorización y desarrollo de cualquier proyecto de investigación sobre seres humanos o su
material biológico requerirá el previo y preceptivo informe favorable del Comité de Ética de la
Investigación.
f) La investigación se desarrollará de acuerdo con el principio de precaución para prevenir y evitar
riesgos para la vida y la salud.
g) La investigación deberá ser objeto de evaluación.
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
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Cap. 13 Aspectos legales del uso de psicofármacos en embarazo y lactancia
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Los estudios de toxicidad embrionaria y fetal se realizarán normalmente con dos espe-
cies de mamíferos, una de las cuales deberá no ser un roedor. Los estudios perinatales
y posnatales se llevarán a cabo con al menos una especie. Si se sabe que el metabolis-
mo de un medicamento en determinada especie es similar al del hombre, es deseable
incluir esa especie. También es conveniente que una de las especies sea la misma que
la de los estudios de toxicidad por administración continuada.
La eficacia de los medicamentos, para cada una de sus indicaciones, debe establecer-
se en base a la realización previa de estudios preclínicos y ensayos clínicos, que se ajus-
tarán a las exigencias normativas y a las que se deriven de los avances en el conoci-
miento científico de la materia. Para ello, deben planificarse los ensayos clínicos,
realizándose de tal modo que permitan obtener la información necesaria para conocer
el comportamiento de la sustancia en el organismo y evaluar la eficacia del fármaco;
el efecto terapéutico debe cuantificarse para las distintas dosis y en todas las indica-
ciones solicitadas, y en todos los ensayos han de respetarse los requisitos éticos esta-
blecidos para la investigación con seres humanos (Art. 13).
Existe, por tanto, una garantía muy relevante, tanto para el facultativo como para la
propia paciente, relativa a la información del medicamento, regulada en el Art. 15
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Cap. 13 Aspectos legales del uso de psicofármacos en embarazo y lactancia
LA PRESCRIPCIÓN Y DISPENSACIÓN
La prescripción de un psicofármaco corresponde al facultativo, estableciendo la AEMPS
las condiciones de prescripción, previa clasificación entre medicamentos sujetos y no
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
sujetos a prescripción médica (Art. 19.1 LM). Los psicofármacos se consideran medica-
mentos sujetos a prescripción médica, por lo cual han de instaurarse mediante el do-
cumento legal y reglamentariamente regulado: la receta médica (Art. 77 LM).
LA PACIENTE
El principio de igualdad
La mujer embarazada o lactante tiene derecho a la igualdad, o como diría Dworkin, tie-
ne derecho a igual consideración y respeto (Dworkin, 1978). Y, sin embargo, es «diferen-
te». Ambas cualidades son compatibles. Como afirma Ferrajoli: «“igualdad” es término
normativo: quiere decir que los “diferentes” deben ser respetados y tratados como igua-
les, mientras que “diferencia(s)“ es término descriptivo: quiere decir que de hecho, entre
las personas, hay diferencias, que la identidad de cada persona está dada, precisamente,
por sus diferencias, y que son, pues, sus diferencias las que deben ser tuteladas, respeta-
das y garantizadas en obsequio al principio de igualdad» (Ferrajoli, 1999). Norberto Bobbio
insiste en esta idea: «Que los seres humanos nacen libres e iguales quiere decir en realidad
que deben ser tratados como si fuesen libres e iguales. La expresión no es la descripción de
un hecho, sino la prescripción de un deber» (Bobbio, 1991).
Existen notorias y radicales diferencias entre enfermos y sanos, e incluso entre diferen-
tes tipos de enfermos que, por lo dicho, pertenecen al plano descriptivo. Mas todos,
absolutamente todos, han de gozar de igualdad de trato, con dignidad y libertad.
5
Desarrollado por las Órdenes de 7.11.1985 (BOE, de 16 de noviembre) y 1.2.1990 (BOE, de 9 de
febrero).
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Cap. 13 Aspectos legales del uso de psicofármacos en embarazo y lactancia
La paciente embarazada o lactante con trastornos psíquicos puede verse afectada por
los riesgos inherentes a cualquier tratamiento farmacológico pero, además, tal trata-
miento eventualmente puede originar daños a terceros (niño lactante o nasciturus).
Toda la exposición que sigue se ve matizada por tal circunstancia. Matiz que se haya
ya presente desde el momento inicial: la instauración de un tratamiento y la pondera-
ción de los riesgos y beneficios del mismo.
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
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Cap. 13 Aspectos legales del uso de psicofármacos en embarazo y lactancia
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
La segunda es que la paciente, sin estar legalmente incapacitada, «no sea capaz de
tomar decisiones, a criterio del médico responsable de la asistencia, o su estado físico
o psíquico no le permita hacerse cargo de su situación». En tal supuesto, precisamen-
te por carecer la paciente de representante legal, «el consentimiento lo prestarán las
personas vinculadas a el (ella) por razones familiares o de hecho» (Art. 9.3.a) LAP). Es-
tamos refiriéndonos aquí, por consiguiente, no a la incapacidad jurídica (que sólo pue-
de ser judicialmente declarada), sino a la concurrencia de una incapacidad de hecho o
incapacidad natural. La doctrina norteamericana utiliza el término «competencia», que
ha acabado imponiéndose mayoritariamente en el ámbito del derecho sanitario. Muy
simplificadamente, en nuestro derecho, podemos distinguir las siguientes capacidades:
a) la capacidad jurídica, atributo de la personalidad, que comporta la posibilidad de
ser titular de relaciones jurídicas (Castán, 1971; De Castro, 1952), por lo que todo pa-
ciente mental posee dicha capacidad (por ejemplo, puede heredar o tiene el deber de
pagar impuestos); b) la capacidad de obrar, que es contingente y variable y no existe
en todos los hombres, ni se da en ellos en el mismo grado, por lo que sería la aptitud
o idoneidad para realizar eficazmente actos jurídicos (Castán, 1971; Díez-Picazo y Gu-
llón, 1986), por lo que el paciente mental incapacitado no gozaría de la misma (podría
heredar o debería pagar impuestos, pero tales actuaciones las haría otro en su nom-
bre, el representante legal); y c) la capacidad de obrar de hecho o capacidad natural
(Albaladejo, 1991; Simón, 2000), pudiendo existir personas plenamente capaces (con
capacidad jurídica y con capacidad de obrar) que en un momento determinado care-
cen de capacidad natural (un paciente mental no incapacitado en brote). A la falta de
capacidad natural se refiere pues el Art. 9.3.a) LAP.
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Cap. 13 Aspectos legales del uso de psicofármacos en embarazo y lactancia
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
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Cap. 13 Aspectos legales del uso de psicofármacos en embarazo y lactancia
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
EL NASCITURUS
En el caso de embarazo, cobra especial relieve la cuestión de la protección al nasci-
turus. Con este término jurídico se designa al ser concebido aún no nacido. Desde
el Derecho Romano hasta nuestros días carece de «personalidad jurídica». De he-
cho, el nacimiento determina la personalidad (Art. 29 CC). Ahora bien: «Para los
efectos civiles, sólo se reputará nacido el feto que tuviere figura humana y viviere
veinticuatro horas enteramente desprendido del seno materno» (Art. 30 CC). Am-
bas condiciones también proceden del Derecho Romano y tienen distinta funda-
mentación (evitar otorgar la condición de persona a quien no debiera otorgársele,
seres mitológicos; o evitar reconocimiento de bienes y derechos a nacidos inviables,
respectivamente).
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Cap. 13 Aspectos legales del uso de psicofármacos en embarazo y lactancia
Desde el plano jurídico, los intereses materiales que se protegen con el Art. 417 bis,
1.1.º CP son «la vida o la salud física o psíquica de la embarazada» (Díez, 1989). En
cuanto al término «peligro para la vida» ya vimos cómo la STC 53/1985, del 11 de
abril, con buen criterio, entendió que lo que se plantea en estos casos es «el conflicto
entre el derecho a la vida de la madre y la protección de la vida del “nasciturus”, sien-
do preferente la primera».
El daño a la salud debe ser de entidad, en cualquier caso. No basta con que sean mo-
lestias inherentes a la gestación o parto habituales, sino que el riesgo ha de ser supe-
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
rior al normal en todo embarazo. Podría decirse que es exigible que el daño que ame-
nace a la salud sea incurable, deje secuelas o incluso sea duradero (Díez, 1989). En
este sentido, la STC 53/1985, del 11 de abril declara que «el término “grave” expresa
con claridad la idea de que ha de tratarse de un peligro de disminución importante de
la salud y con permanencia en el tiempo, todo ello según los conocimientos de la cien-
cia médica en cada momento» (FJ 10).
Basta la probabilidad del daño, no la seguridad de producción del mismo, por lo que
no es preciso que se trate de un peligro actual o inminente.
Adicionalmente, se requiere que no exista otro medio menos perjudicial que el aborto
para evitar el mal que amenaza. De ahí precisamente que haya que resaltar el carácter
«necesario» del aborto. Como señala la STC 53/1985: «el término “necesario”, que
se utiliza en el núm. 1 Art. 417.bis CP en la redacción del Proyecto, sólo puede inter-
pretarse en el sentido de que se produce una colisión entre la vida del nasciturus y la
vida o salud de la embarazada que no puede solucionarse de ninguna otra forma» (FJ
10). Obviamente, no concurrirá tal cualidad cuando la intervención abortiva resulta
más peligrosa aún que la propia gestación, parto o crianza. Pero, por el contrario, sí se
considera medio eficaz, que hace evitable el aborto, la existencia de una alternativa
médica con serias probabilidades de éxito (Vicente, 1985). Es decir, si el aborto no es
eficaz para combatir el mal, debe quedar desplazado ante otros medios como la pro-
vocación de un parto prematuro, la intervención cesárea, el tratamiento del estado de-
presivo con psicofármacos o incluso el ingreso en una clínica mental, aunque –es de
advertir– que esto último, en sí mismo, pudiera resultar aún más perjudicial para la sa-
lud psíquica de la embarazada (Molina y Sieira, 2000; Díez, 1989).
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Cap. 13 Aspectos legales del uso de psicofármacos en embarazo y lactancia
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
La primera cuestión a analizar es cuál es el bien jurídico que se protege con los tipos
penales de los Arts. 157 y 158 CP. Descartado que éste sea la salud de la madre, que
6
Según el vigente CP (Arts. 50-53), la pena de multa consiste en la imposición al condenado de
una sanción pecuniaria que, por lo general, se impondrá por el sistema de días-multa. Se estable-
ce por consiguiente una cuota diaria de entre 2 y 400 euros (en proporción a la situación econó-
mica del reo, sus cargas y obligaciones familiares y otras circunstancias personales, aunque tam-
bién puede tenerse en cuenta el daño causado). De no satisfacerse la multa, el penado quedará
sujeto a una responsabilidad personal subsidiaria de un día de privación de libertad por cada dos
cuotas diarias no satisfechas, aunque también acordarse de que dicha responsabilidad se satisfaga
mediante trabajos en beneficio de la comunidad.
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Cap. 13 Aspectos legales del uso de psicofármacos en embarazo y lactancia
Sujeto activo del delito lo es cualquier persona («el que, por cualquier medio o proce-
dimiento, causare al feto» [Art. 157 CP]). Y sujeto pasivo es el feto, con independen-
cia de que alcance o no la condición de persona (González, 2000).
Como señala Gómez Rivero, la protección que brinda el precepto indicado es absoluta
en varios sentidos: es independiente de la concurrencia de consentimiento, o no, de la
embarazada, ya que no se trata ahora de un conflicto de intereses madre/feto y la pro-
tección penal se extiende desde la anidación del ovulo fecundado (no existen espacios
de impunidad desde la anidación hasta el nacimiento) (Gómez, 2003). Debe dejarse
constancia de la existencia de una polémica entre la jurisprudencia y la doctrina acerca
de la delimitación temporal del delito de lesiones al feto. Afirma la STS 2.ª, 22.1.1999
que «el comienzo del parto pone fin al estado fetal y ese comienzo surge con el lla-
mado “periodo de dilatación” y continúa con el periodo de expulsión, en ambos tiem-
pos el nacimiento ya ha comenzado». Como no existe en Derecho Penal un precepto
que señale, como sucede en el Código Civil, la delimitación, a los efectos pertinentes,
de la consideración jurídica de la persona, de lo que no cabe duda es que la concep-
tuación de la persona, a partir del momento en que se inicia el nacimiento, se sitúa en
la línea de la mayor efectividad de los derechos a la vida, a la integridad física y a la
salud que proclaman los artículos 15 y 43 de nuestra Constitución; y similar línea si-
gue la STS 2.ª 29.11.2001.
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
EL LACTANTE
El lactante constituye una evidencia arquetípica para la esencia de la responsabilidad
según Hans Jonas, ya que «reúne en sí la fuerza, que se testifica a sí misma, de “ser-
ya“ y la implorante impotencia de “no-ser-todavía“, el incondicional fin intrínseco de
todo ser vivo y el “tener-que-llegar-a-ser“ de la capacidad correspondiente». Lo cierto
es que «en él coinciden la más extrema facticidad de la identidad individual, el mayor
derecho a ella y la más extrema fragilidad del ser». Su dependencia, dada la «vulnera-
bilidad del ser en permanente situación crítica» hace que «la responsabilidad se con-
vierta en un continuo de tales instantes» (Jonas, 1995).
Habida cuenta que el lactante es «persona» en todos los sentidos jurídicos de la ex-
presión, gozará de la protección civil y penal en cuanto tal. Más intensa, si cabe, dada
su situación de desvalimiento, de dependencia, en la práctica total, de otra/s perso-
nas. Tiene derecho a una «protección especial» (Principio 2 Declaración de Derechos
del Niño, Resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas 1386(XIV), del
20.11.1959). En nuestro ordenamiento penal serán, pues, de aplicación los tipos de
homicidio, ha de suponerse que imprudente, cuando de empleo de psicofármacos se
trata (Art. 138 CP) o de lesiones que, en el caso de menor de doce años, tendrá una
penalidad agravada (Art. 148.3 en relación con el 147 CP). En nuestro ordenamiento
civil, también serán de plena aplicación las normas correspondientes sobre responsabi-
lidad contractual (Art. 1101 CC) y extracontractual (Art. 1902).
EL FACULTATIVO
El facultativo, en su actuación dispone de «libertad profesional» (Art. 5.º de los Princi-
pios Europeos de Ética Médica. Conferencia Internacional de Órdenes Médicas de
1987), rigiéndose su actuación por los principios de acción indicada y libertad de tera-
pia. Por aplicación del primero, el facultativo ha de adoptar las mejores medidas posi-
bles dentro de lo exigible; es decir, dentro del límite de sus propias fuerzas ha de «apli-
car la terapia más eficaz». En virtud del segundo, el médico podrá servirse de la terapia
que estime preferible (Silva, 1988). La libertad de terapia ha de ser «convivida, hasta
donde nos sea posible, en una interacción positiva, solidaria, comprensiva, constante y
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Cap. 13 Aspectos legales del uso de psicofármacos en embarazo y lactancia
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Cap. 13 Aspectos legales del uso de psicofármacos en embarazo y lactancia
lentizar el progreso de la ciencia. Ahora bien, «un progreso más lento en la lucha con-
tra la enfermedad no amenaza a la sociedad, por doloroso que pueda ser para aque-
llos que tienen que lamentar que precisamente su enfermedad no haya sido supera-
da en su momento» (no hay que olvidar que el progreso es un objetivo facultativo,
no forzosamente obligatorio). Sin embargo, «la sociedad sí se vería amenazada por
la erosión de esos valores morales, cuya posible pérdida por un impulso demasiado
desconsiderado del progreso científico dejaría sin valor la posesión de sus más des-
lumbrantes éxitos». Frugalidad y prudencia son, en consecuencia, exigibles en una
fase del avance biotecnocientífico, en la que los efectos de la intervención humana
(prescripción del psicofármaco) son difíciles de predecir, e irreversibles en más de un
caso (Schramm y Lang, 2001).
EL SISTEMA DE RESPONSABILIDAD
EN GENERAL
Este breve capítulo no parece lugar adecuado para extendernos en exceso sobre el
«sistema de responsabilidad» español. Baste recordar que, eventualmente, el em-
pleo de psicofármacos puede dar origen a responsabilidad del facultativo (y del far-
macéutico, aunque no abordaré aquí esta cuestión), pero también del fabricante del
medicamento.
Esta responsabilidad puede ser penal, la cual es personal e indelegable, Art. 27 CP,
aunque se pueda asegurar la indemnización derivada de la comisión de un delito o fal-
ta, Art.117 CP. Como es sabido, en el ámbito médico, prácticamente la infracción del
deber objetivo de cuidado (imprudencias) monopolizan los casos de responsabilidad
penal (Muñoz, 1990). El caso más característico sería recetar un psicofármaco a una
embarazada, no previendo eventuales daños fetales, en cuyo supuesto podría hablar-
se de un delito cometido en comisión por omisión (Art. 11 CP), ya que el facultativo
habría creado una ocasión de riesgo para un bien jurídicamente protegido (feto).
187
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
sionado por la perpetración de un delito o falta, Art. 116 CP), aunque en este caso tal
responsabilidad sí podría estar asegurada, como acaba de apuntarse.
Dispone el Art. 6 TRLGDCU que es «producto todo bien mueble conforme a lo previs-
to en el artículo 335 del Código Civil», es decir, todo bien susceptible de apropiación
y, en general, todo bien que puede transportarse de un punto a otro. Obviamente, los
psicofármacos pertenecen indiscutidamente a la categoría de «productos». A su vez
se entiende por «producto defectuoso», «aquel que no ofrezca la seguridad que ca-
bría legítimamente esperar, teniendo en cuenta todas las circunstancias y, especialmen-
te, su presentación, el uso razonablemente previsible del mismo y el momento de su
puesta en circulación» (Art. 137.1 TRLGDCU) (Solé, 1997).
188
Cap. 13 Aspectos legales del uso de psicofármacos en embarazo y lactancia
1997). Por eso, entre los derechos básicos de los consumidores y usuarios se encuen-
tran la indemnización por los daños y la reparación de los perjuicios sufridos, así como
la información correcta sobre los diferentes bienes y servicios (Art. 8.c y d). Respecto a
lo primero, cabe indicar que los empresarios no pueden utilizar ingredientes, materia-
les y demás elementos susceptibles de generar riesgos para la salud y seguridad de las
personas (13.i). Respecto a lo segundo, la «presentación» es sin duda relevante (De la
Vega, 1998) ya que, junto a los defectos intrínsecos del propio producto, defectos de
diseño y de fabricación, pueden concurrir otros defectos extrínsecos, falta o insuficien-
cia de información, instrucciones o advertencias (Solé, 1997).
Pues bien «los fabricantes y los importadores serán responsables de los daños causa-
dos por los defectos de los productos que, respectivamente, fabriquen o importen»
(Art. 135 TRLGDCU), aunque «el perjudicado que pretenda obtener la reparación de
los daños causados tendrá que probar el defecto, el daño y la relación de causalidad
entre ambos» (Art. 139 TRLGDCU).
El producto responde por defectos de diseño, entendiendo por tales los existentes en
un producto que, debidamente fabricado, a la postre no ofrece la seguridad legítima-
mente esperada. En esta materia cobra singular relieve la existencia de unos conoci-
mientos científicos en la fase de ensayo clínico del psicofármaco (con la correspondien-
te evaluación de la seguridad del producto), más recuérdese que el productor también
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Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
responde de los daños sobrevenidos por el empleo del fármaco, en su día no previstos
por el estado de los conocimientos científicos.
En los últimos tiempos, esporádicamente, van dictándose sentencias que declaran la res-
ponsabilidad del fabricante por incumplimiento del deber de información sobre fárma-
cos. Elocuente es el caso Tobin (Barrios, 2001a, 2001b y 2002), en EE. UU., en el que se
condenó a una empresa farmacéutica por insuficiente información sobre los efectos ad-
versos de un fármaco antidepresivo. En nuestro país, pueden reseñarse las sentencias ci-
viles condenatorias de empresas farmacéuticas, como la SAP Baleares, Civil, 19/07/2000,
que pronuncia un fallo condenatorio por omitir en el prospecto reacciones adversas del
fármaco conocidas y descritas en la literatura científica; o la Sentencia del Juzgado de 1.ª
Instancia de Valencia n.º 14, del 20 de mayo de 1996, en la que se afirmó que «el pa-
ciente, y sus allegados, tienen derecho a ser advertidos en el prospecto de los riesgos de
los medicamentos, e incluso en un lenguaje entendible y veraz, porque ningún ciudada-
no está obligado a conocer términos científicos, como por ejemplo, “extrapiramidal“. Tal
nivel informativo, sigue diciendo, tiene lugar mediante el prospecto: «todo prospecto va
dirigido al público, al consumidor, para una mejor información, con la finalidad de poder
seguir su instrucciones en el supuesto de aparición de síntomas adversos o inesperados,
información que en modo alguno va dirigida al profesional».
190
Cap. 13 Aspectos legales del uso de psicofármacos en embarazo y lactancia
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Parte V. Aspectos prácticos
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14. El tratamiento de los trastornos
de ansiedad en el embarazo
15. El tratamiento de los trastornos
del estado de ánimo en el embarazo
16. El tratamiento de las psicosis en
el embarazo
17. El tratamiento de las drogodependencias
en el embarazo
18. Otros trastornos psiquiátricos y
su tratamiento en el embarazo
19. Psicofármacos en el embarazo:
propuestas de actuación
20. Epílogo
14. El tratamiento de los trastornos
de ansiedad en el embarazo
INTRODUCCIÓN
No obstante, las clasificaciones sirven, entre otras cosas, para ordenar y orientar la ac-
tividad clínica, pero cada paciente es un caso particular y el médico que le trate será
quién deba decidir, en un momento concreto y analizando numerosas variables, cuál
es la postura terapéutica preferente a adoptar. No se pretende establecer una guía ba-
sada en las etiquetas diagnósticas, respecto a qué entidad debe tratarse, o no, por sis-
tema, tomando sólo como referencia el sistema clasificatorio, sea el que sea. Es decir,
es muy probable que, desde un modelo sólo teórico, los trastornos adaptativos en la
embarazada sean susceptibles de tratamiento con psicoterapia antes que con psico-
fármacos pero, en ocasiones, quizá deban usarse psicofármacos. En otras palabras,
una ruptura afectiva, etiquetada en principio como un «trastorno adaptativo», puede
conllevar en ocasiones un alto riesgo autolítico y, por tanto, debería plantearse el tra-
tamiento farmacológico, al margen de la psicoterapia.
197
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Aunque de cara a este trabajo no vamos a seguir las diferencias nosológicas que hace
la OMS, respecto al trastorno de pánico (F41.0) y la agorafobia con trastorno de páni-
co (F40.01) y, a pesar de que algunos de los autores de este texto discrepamos sobre
la existencia real, en la clínica, del trastorno de pánico y la agorafobia como entidades
totalmente separadas, a efectos de las recomendaciones terapéuticas hemos decidido
establecer las dos categorías, según predomine uno u otro síntoma (crisis de pánico o
agorafobia).
En la tabla 14.I modificamos las conclusiones de Lydiard (2004), sobre el uso de psico-
fármacos en el trastorno de angustia, para ampliarlas y adaptarlas al empleo de los
mismos en el embarazo.
198
Cap. 14 El tratamiento de los trastornos de ansiedad en el embarazo
embarazo. Por ello, se abogaría por intentar primero una psicoterapia. Dentro de
éstas, parece que las técnicas cognitivo conductista, y específicamente la de «ex-
posición a la situación», ha sido considerada más eficaz para el componente ago-
rafóbico (Hollander y Simeon, 2004).
199
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
200
Cap. 14 El tratamiento de los trastornos de ansiedad en el embarazo
Si no hay respuesta, la alternativa serían los ADH. Por último, y al menos en pacientes
no embarazadas, la buspirona no parece haber resultado especialmente eficaz en es-
tos trastornos (Hollander y Simeon, 2004).
FOBIA SOCIAL
Dado que, habitualmente, suele ser un trastorno crónico, lo lógico sería pensar en te-
rapias de orientación cognitivo-conductual como primera línea de tratamiento. Evi-
dentemente, y como se señala a lo largo de todo el estudio, esto sólo es posible si se
puede ofertar y llevar a la práctica, tanto por el terapeuta, como por la paciente. En
caso contrario, debería ofertarse la terapia psicofarmacológica. A este respecto, en
primer lugar, abogaríamos, logicamente, por el uso de los antidepresivos autorizados
en España para el tratamiento de la fobia social, que, salvo error por nuestra parte,
son más bien escasos (el escitalopram, la paroxetina y la venlafaxina retard). También
se debe valorar el uso puntual o no de BZD, de acuerdo a las recomendaciones reali-
zadas en el capítulo correspondiente a las mismas. En todo caso, de los tres antide-
presivos señalados, y aunque esté aprobada y muy estudiada para esta patología, se-
ría preferible evitar el uso de la paroxetina, dadas las controversias actuales sobre este
fármaco en el embarazo (ver capítulo 4). Aunque no se hayan realizado muchos tra-
bajos sobre el tema con ninguno de los dos restantes, a priori parecería más razona-
ble el uso del escitalopram que el de la venlafaxina (curiosamente, ni el citalopram ni
la venlafaxina no retard están autorizadas en nuestro país para la fobia social), aun-
que sólo sea por la comodidad de manejo de un fármaco respecto a otro y el menor
riesgo de síndrome de discontinuación con escitalopram (Pacheco, 2007). Por otro
201
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
FOBIAS ESPECÍFICAS
Parece que, dentro del esquema global de los trastornos relacionados con la ansiedad
y, de una manera general, las fobias específicas serían las patologías más susceptibles
de tratamiento psicoterapéutico, especialmente la terapia de exposición, frente a la
farmacoterapia (Harvey y Rapee, 2004), resultando esto más obvio en las pacientes
embarazadas. Y, al menos, habría un tipo de fobia específica sobre las que debería ac-
tuarse especialmente en el embarazo, la fobia a la sangre/inyecciones, ya que puede
tener una especial repercusión sobre la salud del feto y la madre (evitación de analíti-
cas y otras pruebas, por ejemplo). A este respecto, parece que un avance interesante
ha sido la técnica denominada «tensión aplicada», dentro de la psicoterapia de expo-
sición (Harvey y Rapee, 2004).
Como siempre, si la psicoterapia no puede realizarse, por el motivo que sea, entende-
mos que habría que valorar la aplicación de psicofármacos. Dentro de éstos, y habida
cuenta de que los mismos no han mostrado un resultado idóneo sobre esta patología
(Hollander y Simeon, 2004; Harvey y Rapee, 2004), si el cuadro es grave y la conducta
de evitación peligrosa para el feto o la madre, se plantearía el uso puntual de BZD (pre-
feriblemente el lorazepam), unos 45 minutos antes de la exposición al estímulo fóbi-
co. En su defecto, se recomienda el uso puntual de propranolol, antes de la ansiedad
de ejecución, de manera similar a su empleo en la fobia social.
202
Cap. 14 El tratamiento de los trastornos de ansiedad en el embarazo
Entre los psicofármacos, las BZD se mantienen la primera opción, al menos en el corto
plazo, debiendo observarse las reglas generales de uso de las mismas en el embarazo
que se vienen exponiendo en todo el estudio y resumidas en las tablas 14. I y II.
Dentro de los antidepresivos, y con la idea de un tratamiento a más largo plazo, debe con-
siderarse, en primer lugar, cuáles de ellos tienen autorización en nuestro país para el tra-
tamiento del TAG. Entre los ISRS/ISRSN, actualmente están autorizados paroxetina, la ven-
lafaxina retardada (pero no la venlafaxina no retardada) y el escitalopram. Respecto a la
paroxetina y, dado lo controvertido de su uso en el embarazo (véase capítulo 4), entende-
mos que sería la última opción a usar. Entre las dos restantes, nos parece menos proble-
mático el manejo del escitalopram en el embarazo que el de la venlafaxina, aunque am-
bos fármacos tendrían eficacia demostrada en el tratamiento del TAG (Hoge et al., 2005).
Finalmente, cabe señalar que, aunque a priori parecería lo más aconsejable, no hay su-
ficientes estudios que analicen la aplicación combinada de psicoterapia y psicofarma-
coterapia en el TAG (Hollander y Simeon, 2004).
203
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Al igual que cuando no existe embarazo y el cuadro sea leve, la terapia conductual de-
bería ser, en principio, la primera línea de tratamiento (Blanes, 1995; Padín, 2002). No
obstante, cuando esta alternativa no se pueda ofrecer desde los servicios públicos, el pa-
ciente no tenga recursos económicos para costeársela, no posea las condiciones psicoló-
gicas adecuadas para realizarla, coexista un trastorno depresivo importante o bien cuan-
do el cuadro obsesivo sea de suficiente gravedad, habrá que plantear un tratamiento
alternativo o complementario con psicofármacos.
Si se opta por el uso de éstos, los más estudiados en el TOC han sido la clomipramina,
la fluoxetina y la fluvoxamina. Parece que los efectos de la clomipramina sobre el feto
desaconsejarían su uso en la gestación; la fluvoxamina presentaría menos problemas
que los ADH; y la fluoxetina sería el fármaco de primera elección, tanto por ser el ISRS
más estudiado en la gestación, como por su eficacia en el TOC y perfil de efectos ad-
versos más favorable (Buttolph et al., 2001). A su vez, es muy probable que haya que
usar BZD de manera paralela, dada la latencia de los AD. Otros autores (García et al.,
2005) añaden la paroxetina a los tres fármacos mencionados, pero los últimos trabajos
sobre el uso de este fármaco en el embarazo desaconsejarían el uso del mismo en el
TOC y, en general, en todos los trastornos de ansiedad ligados al embarazo (Raphael et
al., 2008). No obstante, es muy probable que el tema se haya sobredimensionado, y re-
cientemente se ha cuestionado la teratogenicidad de este producto (véase capítulo 4).
Al ser un cuadro de escasa presencia real en nuestra sociedad, no hemos tenido oca-
sión de atender pacientes embarazadas con este trastorno. Sin embargo, en previ-
204
Cap. 14 El tratamiento de los trastornos de ansiedad en el embarazo
sión de que pudieran presentarse este tipo de patologías (por ejemplo, ante una vio-
lación), lo hemos considerado aparte. También ha influido en esta decisión el conoci-
miento de que se han descrito patologías por Trastorno Por Estrés Postraumático
(TPEP) tras la experiencia de un parto traumático (Newport et al., 2006). Algunos au-
tores que se han estudiado a fondo el TPEP consideran que no todo el mundo que lo
haya sufrido necesita un tratamiento psicofarmacológico o de psicoterapia, por lo que
los objetivos de la terapia deben adaptarse a cada caso concreto. No obstante, en-
tienden que, más allá de la asistencia inmediata, debe realizarse la misma cuando las
reacciones psicológicas perturbadoras duran más de 4-6 semanas y/o hay una inter-
ferencia grave en el funcionamiento cotidiano de la persona (familia, trabajo, escue-
la, etc.), y/o la misma se siente desbordada por sus pensamientos, sentimientos o con-
ducta (Echeburúa et al., 2007).
TRASTORNOS DE ADAPTACIÓN
205
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
TRASTORNOS DISOCIATIVOS
TRASTORNOS SOMATOMORFOS
206
Cap. 14 El tratamiento de los trastornos de ansiedad en el embarazo
RESUMEN
Como resumen de este capítulo, ampliamos, en la tabla 14.II y, a la luz de los trabajos
revisados por nosotros, el reciente esquema aconsejado por Raphael et al. (2008) para
el tratamiento de los trastornos de ansiedad, de manera global, durante el embarazo.
Lectura de la tabla
* Las terapias no farmacológicas pueden incluir ejercicio prenatal, higiene del sueño, relajación
y psicoterapias (cognitivo conductual, interpersonal, de apoyo, familiar y de pareja).
** Considerar que el clonazepam no está autorizado en España para su uso en los trastornos
de ansiedad.
207
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
BIBLIOGRAFÍA
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209
15. El tratamiento de los trastornos
del estado de ánimo en el embarazo
El manejo de una paciente deprimida embarazada implica ofrecer una información exten-
sa y permanente a la paciente y su pareja acerca de los efectos secundarios y los riesgos
de tratar en contraposición a no tratar la enfermedad (ver capítulo 4). La paciente es la
que va a decidir entre las alternativas que se le van a presentar, y el psiquiatra adaptará su
actuación a los requerimientos y deseos de ésta, salvo en caso de incapacidad mental.
Todo este proceso habrá que repetirlo en cada etapa y después de cada decisión adopta-
da, por si hubiera que realizar cambios a la vista de los resultados. Una actuación de este
tipo puede, y debería, incluir el consentimiento informado, pero va más allá del mismo
(ver capítulo 13). No sólo hay que informar a la gestante y a su pareja de los posibles ries-
gos de los fármacos sobre el feto, sino también de los riesgos de no tratar la enfermedad.
También son claros los riesgos indirectos que la conducta depresiva de la madre puede
conllevar para el feto. Una mujer depresiva puede abandonarse físicamente, no llevar
211
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
a cabo los cuidados prenatales adecuados, sufrir malnutrición, consumir tabaco, alco-
hol u tras drogas, o mostrar otro tipo de conductas lesivas para el feto.
La ansiedad y el estrés durante el embarazo se han asociado con parto prematuro, ba-
jas puntuaciones en el test de Apgar, bajo peso al nacer y con un riesgo dos o tres ve-
ces mayor de sufrir preeclampsia (Kore et al., 2005). Los mecanismos postulados im-
plican la alteración del eje hipotálamo-hipofisario-adrenal materno con elevaciones de
ACTH y cortisol, que unidos a un incremento de la liberación de CRH placentaria pue-
den conducir a un parto prematuro. Las endorfinas también están afectadas y pueden
influir en el desarrollo del sistema nervioso, el aprendizaje y en el parto. La ansiedad
materna también se ha asociado con un aumento de la resistencia arterial uterina, lo
que en estudios con animales se ha demostrado que disminuye el flujo sanguíneo pla-
centario y se asocia a un pobre crecimiento y desarrollo fetal (Hasser et al., 2006).
En cuanto a los efectos a largo plazo para el niño, aunque los estudios publicados son
aislados y con metodología discutible, se han descrito elevaciones de cortisol a los seis
meses de edad en los hijos de madres deprimidas durante el embarazo. Asimismo, se ha
comunicado retraso del crecimiento y del desarrollo psicomotor, problemas emocionales
crónicos, trastornos de conducta antes de los tres años de edad y problemas de adapta-
ción a situaciones estresantes en edades más avanzadas, con trastornos del comporta-
miento. Incluso se ha indicado que la ansiedad y el estrés de la madre durante el emba-
razo se correlaciona con una atípica dominancia manual mixta (Glover et al., 2004).
Las mujeres deprimidas durante el embarazo tienen mayor riesgo de presentar depresión
posparto, que interfiere en la vinculación afectiva. Los hijos de madres con depresión
posparto muestran peores resultados en una serie de medidas cognitivas y conductuales.
Los efectos negativos más comunes del estrés y de la depresión no tratada se resumen
en la tabla 15.I.
212
Cap. 15 El tratamiento de los trastornos del estado de ánimo en el embarazo
Autocuidado deficiente
Cuidados prenatales inapropiados
Intensificación de Abuso de sustancias
la clínica depresiva Suicidio
Depresión posparto
Aborto
Preeclampsia
Parto prematuro
Cesárea y parto instrumental
Problemas en el embarazo Menor circunferencia craneal
y durante el parto Recién nacido de bajo peso
Complicaciones perinatales
Cuidados intensivos neonatales
Alteraciones del eje hipotálamo-hipofisario-adrenal
Sintetizado de: Hansen et al. (2000); Hoffman y Hatch (2000); Kurki et al. (2000); Chung et al.
(2001); Dayan et al. (2002); O’Connor et al. (2002); Rondó et al. (2003); Glover et al. (2004);
Bonari et al. (2004); Henry et al. (2004); Hasser et al. (2006) y Gold et al. (2007).
213
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
futuros de maternidad, para incluirlos dentro del diseño global de tratamiento, porque
no suele ser habitual que las pacientes planteen en la consulta con anterioridad esta
cuestión.
Con respecto al fármaco a elegir, habrá que tener en cuenta el historial previo de res-
puesta de la paciente a los antidepresivos (utilizar preferentemente fármacos a los que
ha mostrado buena respuesta), así como si se va a utilizar la lactancia materna o no
posteriormente.
214
Cap. 15 El tratamiento de los trastornos del estado de ánimo en el embarazo
Los tricíclicos también son una opción segura, aunque, debido a sus mayores efectos
secundarios, se considerarían de segunda elección, para el caso de una falta de res-
puesta a los dos anteriores.
La TEC es una alternativa eficaz y segura (Vieta, 1999; Padín, 2002; Mc Elroy et al.,
2008) que, según la APA (American Psychiatric Association, 2001), puede emplearse en
el tratamiento primario de la depresión y la manía en los tres trimestres de la gestación.
Esta valoración, evidentemente, se basa en la experiencia en casos clínicos o en revisio-
nes de los mismos, ya que no se ha realizado ningún estudio controlado para evaluar la
TEC en el embarazo. Miller (1994) revisó 300 casos publicados a lo largo de 50 años
(1942-1991), y encontró un 9,3% de complicaciones, como arritmias cardiacas fetales,
sangrado vaginal, contracciones uterinas, dolor abdominal, nacimiento pretérmino,
abortos, mortinatos, muerte perinatal, distrés respiratorio del recién nacido y malforma-
ciones. Sin embargo, no puede asegurarse que estos efectos guarden una relación di-
recta con el tratamiento. Dado que la TEC puede favorecer las contracciones uterinas,
es imprescindible una adecuada coordinación con un servicio de Obstetricia.
Para la madre, el riesgo más significativo es la aspiración, por lo que deben tomarse
medidas que la prevengan. En el tercer trimestre, es preciso garantizar una vía aérea
permeable ante el aumento de peso y el edema, e igualmente, ante el riesgo de com-
presión aortocava en el decúbito (con reducción del flujo placentario) se plantea una
especial monitorización y colocar a la madre lateralizada hacia la izquierda.
215
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
comendar, donde esté disponible, el glicopirrolato. Deben limitarse al máximo los psi-
cofármacos con efecto colateral anticolinérgico para reducir el riesgo de relajación del
esfínter gastroesofágico, y con ello, de aspiración. Diversos autores (American Psychia-
tric Association, 2001; Bhatia et al., 2003; De Battista et al., 1999; Miller, 1994; Prieto
Martín et al., 2006; Rabheru, 2001; Walker y Swartz, 1994) han formulado recomen-
daciones que se sintetizan en la tabla 15.II.
La TEC puede emplearse con seguridad durante la lactancia, tomando en todo caso la
precaución de que las tomas se distancien de la sesión para minimizar el efecto de
anestésicos, miorrelajantes y anticolinérgicos sobre el lactante (Rabheru, 2001).
Evitar hiperventilación
216
Cap. 15 El tratamiento de los trastornos del estado de ánimo en el embarazo
Es posible que sea necesario incrementar las dosis de antidepresivos a medida que
avanza el embarazo, porque el aumento del metabolismo y del peso puede disminuir
los niveles sanguíneos de los fármacos. Aunque los ISRS se han asociado con compli-
caciones para el neonato, no se debería disminuir o retirar la medicación al final del
embarazo, ya que el riesgo de recaída es especialmente alto en el puerperio. Por lo
tanto, siempre que fuera posible, se debería mantener la medicación y monitorizar al
niño durante las primeras 48 horas para detectar un posible síndrome neonatal o una
hipertensión pulmonar persistente del recién nacido (ver capítulo 4).
El estudio prospectivo más extenso, hasta la fecha, sobre el índice de recaídas del TAB
en el embarazo ha sido publicado recientemente por Viguera et al. (2007), quienes lle-
van muchos años estudiando el binomio embarazo-TAB. La conclusión quizá más de-
moledora es que el 70% de las mujeres con TAB van a experimentar una recaída psi-
copatológica durante el embarazo. Dentro de ellas, hay un riesgo de recurrencia 2,3
veces mayor en las que suspendieron el tratamiento respecto a las que no lo hicieron.
En otras palabras, el 85,5% de las mujeres que suspendieron la medicación recayeron,
frente al 37% de recaídas en las que mantuvieron los fármacos. Además, la latencia
hasta la nueva fase de la enfermedad es más de cuatro veces más corta entre las mu-
jeres que suspendieron el tratamiento cerca del embarazo, frente a las que continua-
ron el mismo. Y dicho riesgo de recurrencia fue incluso mayor y más precoz después
de un abandono rápido de los fármacos.
Este trabajo viene a confirmar las altas tasas de recaída del TAB durante el embarazo,
ya apreciadas por el propio grupo de Viguera et al. con anterioridad (2000) y también
por otros autores como Cohen et al. (1995). Sin embargo, y a pesar de esto, la mayo-
ría de los médicos tienden a aconsejar suspender el tratamiento de una paciente con
217
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
TAB cuando ésta comunica su embarazo, por los riesgos de los tratamientos farmaco-
lógicos, especialmente los eutimizantes (véase capítulo 6). Pero, en muchas ocasiones,
para cuando la mujer descubre que está embarazada, el periodo de mayor riesgo para
el feto ya ha pasado. Por tanto, la decisión de interrumpir el tratamiento eutimizante,
y más se si hace de manera rápida, va a acompañarse en un alto porcentaje de pacien-
tes de una recaída durante el embarazo. Y, por el contrario, el posible daño fetal del
fármaco al feto ya estaría hecho para cuando se suspende la medicación, y la medida
tendría escasa repercusión fetal (Viguera et al., 2007; Freeman., 2007). Esto debería
llevarnos a un replanteamiento del enfoque sobre el tratamiento del TAB en el emba-
razo. Si estudios posteriores confirman que el índice de recaídas es tan alto, debería-
mos informar a la gestante y a su pareja de la casi segura descompensación del TAB
durante el embarazo, sin poder garantizar si será en forma de fase maniforme o de-
presiva. Frente a esto, mantener el tratamiento eutimizante en el TAB va a suponer
unos beneficios significativos en cuanto a la reducción general del riesgo de recurren-
218
Cap. 15 El tratamiento de los trastornos del estado de ánimo en el embarazo
cia y la morbilidad materna general. De acuerdo a sus resultados, Viguera et al. (2007),
concluyen que en las mujeres con recurrencias graves y frecuentes, el tratamiento con
un eutimizante durante el embarazo podría ser la estrategia más prudente, del mismo
modo que para otras gestantes con enfermedades graves y tratadas con fármacos si-
milares (por ejemplo, epilépticas en tratamiento con antiepilépticos) se aconseja habi-
tualmente mantener la medicación. De hecho, en nuestro país, sólo se aconseja consi-
derar retirar el tratamiento antiepiléptico (en pacientes epilépticas que desean
quedarse embarazadas) si lleva por lo menos dos años libre de crisis (De la Peña, 2004).
La comparación resulta interesante, porque creemos que retirar los antiepilépticos du-
rante el embarazo a una mujer epiléptica parece tener unas pautas claras, pero en un
TAB en tratamiento con dichos fármacos, el debate es mucho más arduo. De nuevo,
lo «orgánico» frente a lo «psíquico», en una polémica aún no superada.
219
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
- Si hay otra alternativa razonable, procurar no prescribir a las mujeres en edad fértil
valproato, litio o carbamazepina, y si se hace, advertirles de los riesgos y la inconve-
niencia de quedarse embarazada mientras están medicadas con dichos fármacos.
- Primero, habría que diferenciar a las mujeres eutímicas, asintomáticas desde mucho tiem-
po atrás y que se consideren con pocas probabilidades de recaída. Sólo en estos casos, y
con matices, creemos que se podría optar, después de una adecuada información sobre
riesgos y beneficios, por la supresión, siempre paulatina, de la medicación, incrementan-
do las visitas de seguimiento y dejando abierta la posibilidad de reiniciar la medicación a
partir del segundo trimestre. Pero en el resto de los casos, y a tenor de lo expuesto por
Viguera et al. (2007), entendemos que los riesgos superan los beneficios, dada la alta
probabilidad de recaída del TAB durante el embarazo. En todo caso, lo deseable sería
mantener discusiones sobre la planificación del parto bastante antes de que la paciente
quede embarazada, para valorar la supresión de medicación eutimizante de forma muy
paulatina y actuar ante cualquier empeoramiento, incluso antes del embarazo.
- Si la paciente ya ha tenido embarazos previos, complicados con TAB, y más si los
síntomas entonces respondieron bien al litio, aconsejarle no suspender la medica-
ción con este fármaco.
- En el caso de que la mujer desee suspender la medicación eutimizante, exponerle la
posibilidad de sustituirla progresivamente por un antipsicótico a dosis bajas antes
de plantear totalmente la supresión farmacológica.
220
Cap. 15 El tratamiento de los trastornos del estado de ánimo en el embarazo
221
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Fase depresiva
• Si los síntomas son leves:
Ofrecer primero, si está disponible, autoayuda guiada, terapia cognitivo-conductual
e intervenciones psicológicas breves.
Si no es posible y/o el paciente empeora, utilizar antidepresivos (ver primera parte
de este capítulo).
222
Cap. 15 El tratamiento de los trastornos del estado de ánimo en el embarazo
223
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
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226
16. El tratamiento de las psicosis
en el embarazo
En primer lugar, será necesario informar detenidamente de los riesgos y posibles pro-
blemas, y establecer un cuidadoso seguimiento del embarazo, así como con planes de
actuación en caso de que surjan complicaciones psiquiátricas u obstétricas. Debe com-
partirse la decisión de mantener o no la medicación con la paciente y su pareja, salvo
en casos en que, por incapacidad para la toma de decisiones tenga que intervenir el
tutor. En embarazos planificados, si la psicosis está estabilizada y sin recaídas frecuen-
tes, puede plantearse una reducción lenta de la medicación, tratando de mantener a
la gestante sin tratamiento farmacológico al menos durante el primer trimestre. Si la
psicosis es inestable, con recaídas frecuentes y alteraciones importantes de conducta
durante las mismas, lo más prudente parece ser aconsejar el mantenimiento de la me-
dicación en la dosis más baja posible, considerando como objetivo fundamental la evi-
tación de recaídas.
227
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Existe un tercer caso posible, el del debut de la clínica psicótica en el curso del emba-
razo y del posparto inmediato. El momento de la aparición de los síntomas puede de-
terminar cuál será la opción más prudente, pero en todo caso, el cuadro ha de consi-
derarse tanto una emergencia psiquiátrica como obstétrica, y es necesario adoptar las
medidas pertinentes para controlar la sintomatología, proteger de forma efectiva a la
madre y al feto, y extremar el seguimiento.
228
Cap. 16 El tratamiento de las psicosis en el embarazo
229
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
230
Cap. 16 El tratamiento de las psicosis en el embarazo
- Los suplementos de ácido fólico pueden prevenir el riesgo de defectos del tubo neural,
especialmente en gestantes con elevado sobrepeso
231
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
BIBLIOGRAFÍA
232
17. El tratamiento de las
drogodependencias en el embarazo
INTRODUCCIÓN
Las complicaciones obstétricas y para el recién nacido del consumo de drogas durante
el embarazo son conocidas desde hace muchos años (Blinick et al., 1976). Los hijos de
consumidoras de drogas están expuestos a riesgos por partida doble. En el útero su
SNC sufre los efectos del abuso de drogas, y tras el nacimiento, el niño se ve expuesto
a un entorno caracterizado por pautas de crianza deficitarias, típicas del estilo de vida
de los consumidores de drogas (Pinkert, 1979).
En nuestro país, se estima que el 52% de las madres fumadoras continúan haciéndo-
lo durante el embarazo, y un 24% de las que consumen bebidas alcohólicas lo siguen
haciendo durante su gestación. Es más complejo establecer cuántas mujeres consu-
men drogas ilegales durante su embarazo por su marginalidad. En EE. UU., según la
encuesta nacional sobre uso de drogas de 2006, el 4% de las mujeres embarazadas
entre 15 y 44 años consumían estas sustancias (Substance Abuse and Mental Health
Services Administration Office of Applied Studies, 2007), lo que aún siendo una cifra
significativamente más baja que la registrada entre mujeres no embarazadas (10%) su-
ponía un incremento frente al 2,8% de 1998 (Ebrahim y Gfroerer, 2003). La encuesta
previa, de 2005, establecía que el 75% fumaba marihuana, un 10% tomaba cocaína
y el resto opiáceos (Substance Abuse and Mental Health Services Administration Offi-
ce of Applied Studies, 2006).
233
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Sin embargo, la realidad puede ser más problemática. Un reciente estudio realizado en
Barcelona encontró metabolitos de alcohol en meconio en concentraciones sugestivas
de consumo continuado durante el embarazo en el 45% de una muestra de 353 re-
cién nacidos. Durante la gestación, de la población a estudio, un 8,7% había consu-
mido opiáceos, un 4,4% cocaína y un 5,3% cannabis (García Algar et al., 2008).
ALCOHOL Y EMBARAZO
El alcohol etílico atraviesa la placenta y la barrera hematoencefálica fetal. Cualquier can-
tidad de alcohol bebida durante la gestación representa, por lo tanto, un riesgo para el
feto. Es evidente que los posibles daños o efectos perjudiciales serán proporcionales a la
cantidad y graduación alcohólica de las bebidas, así como a la frecuencia de su ingesta.
Las consecuencias y efectos sobre la salud del feto se conocen como SAF, que se ma-
nifiesta por: retraso pondo-estatural pre y posnatal, trastornos funcionales del SNC,
con retraso psicomotor y mental, dismorfias craneofaciales, microcefalia y otras com-
plicaciones y malformaciones cardiacas, oculares, palatinas, mandibulares, palmares,
hipotonía muscular, etc. En ocasiones, el SAF no se manifiesta en toda su representa-
234
Cap. 17 El tratamiento de las drogodependencias en el embarazo
ción sintomática, sino que lo hace parcialmente, es lo que se conoce como «Espectro
Alcohólico Fetal» (EAF).
No existe tratamiento específico para el SAF/EAF, por lo que el único abordaje es el pre-
ventivo, que consiste, obviamente, en no consumir bebidas alcohólicas durante el emba-
razo. El tratamiento será sintomático y paliativo, con cirugía correctora de las malforma-
ciones que puedan beneficiarse de ella y apoyo psicopedagógico para el niño.
TABACO Y EMBARAZO
Hasta la fecha, no se conoce una teratogenia ligada específicamente al consumo de taba-
co por la embarazada. Algunos estudios sugieren una asociación con malformaciones di-
gestivas y urogenitales, así como del paladar y labios, que podrían estar en relación con la
incapacidad del feto para metabolizar algunos tóxicos que se incorporan al organismo al
fumar (Lammer et al., 2005). Sí se ha podido relacionar el tabaquismo materno activo o
pasivo con complicaciones obstétricas y gestacionales, como el embarazo extrauterino o
la enfermedad inflamatoria pélvica, que en los tres primeros meses pueden llegar a ser
causa de aborto o de muerte materna. El riesgo de embarazo ectópico se triplica en mu-
jeres que fuman más de 20 cigarrillos/día (Handler, 1989). El desprendimiento prematuro
de placenta, así como la ruptura precoz de membranas y pérdida de líquido amniótico
son de dos a cinco veces más frecuentes en fumadoras (Zdravkovic et al., 2005).
235
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
El riesgo de muerte súbita del lactante es dos veces superior en hijos de madres fuma-
doras (Laurberg et al., 2004). Asimismo, se ha vinculado al tabaquismo ambiental con
hasta el 8,4% de los casos de muerte súbita del lactante (Blair et al., 1996). También
se dan con mayor frecuencia problemas respiratorios como tos, infecciones, bronquio-
litis y asma (un 13-30% más que en niños de mujeres no fumadoras), en proporción
con el número de cigarrillos fumados (Zmirou et al., 1990). Igualmente, se ha observa-
do una mayor presencia de otitis y otros problemas otorrinolaringológicos en niños de
madres fumadoras (DiFranza y Lew, 1996).
OPIÁCEOS Y EMBARAZO
La heroína y la metadona son las dos drogas derivadas del opio con mayor con-
sumo entre las mujeres embarazadas. La sobredosis por estos productos se ma-
nifiesta en las embarazadas con los síntomas y signos clásicos: miosis, estupor o
coma, hipotermia, depresión cardiorrespiratoria, bradicardia, hipotensión (Lo-
Vecchio et al., 2007). El síndrome de abstinencia aparece, según sea el opiáceo
que se ha dejado de consumir, entre las 6 y 48 horas después de la última do-
sis. Remeda una gripe: mialgias, rinorrea, lagrimeo, sudoración, piloerección,
midriasis, sensación de frío-calor, contracturas musculares, insomnio, ansia por
consumir, irritabilidad, náuseas y vómitos, diarrea que puede llevar a una deshi-
dratación (Farrell, 1994).
236
Cap. 17 El tratamiento de las drogodependencias en el embarazo
ESTIMULANTES Y EMBARAZO
El consumo de estimulantes durante el embarazo, sobre todo de cocaína, provoca gra-
ves complicaciones. Se han descrito abruptio placentae, con vasoconstricción e hipo-
xia en el lecho vascular placentario (más frecuente en «atracones» de cocaína que en
consumos «recreativos»), ruptura precoz de membranas, con adelanto del parto, au-
mento de contracciones uterinas y mayor sufrimiento fetal. Asimismo, son más fre-
cuentes las migrañas, por elevación de niveles de estrógenos, y existe un mayor riesgo
de crisis convulsivas en la madre e incluso de accidentes vasculares cerebrales, tanto
hemorrágicos como isquémicos (Little et al., 2001).
Los trastornos conductuales derivados del consumo pueden provocar una desregulación de la
temperatura en forma de hipertermia, lo que puede remedar una infección. El intenso craving,
la necesidad de la búsqueda de la siguiente dosis, hace que la madre anteponga su dependen-
cia a los cuidados maternales, para evitar el crash o «bajonazo», con su estado depresivo, dis-
fórico, irritabilidad, ansiedad, agitación, insomnio o hipersomnia, etc. (Little et al., 1991).
Las embarazadas que toman cocaína o anfetaminas tienden a intentar controlar sus
alteraciones conductuales con autotratamientos paliativos, como el consumo de alco-
hol (con riesgo de SAF) o de BZD. El consumo conjunto de cocaína con estas últimas,
en modelos animales, aumenta el riesgo de malformaciones, con hidronefrosis, crip-
torquidia y trastornos en la osificación (Mehanny et al., 1991).
237
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
238
Cap. 17 El tratamiento de las drogodependencias en el embarazo
tabaco (Bell y Harvey-Dodds., 2008). La actuación sanitaria en ese momento, y con esa
disposición, puede conseguir resultados muy positivos (Day et al., 2003).
239
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
lanto del parto (Rodríguez et al., 2001). La dosis de comienzo con metadona no debe-
ría ser superior a 20-40 mg/día, con una estabilización durante un máximo de dos se-
manas, tras la cual se aconseja ir disminuyendo 2 mg por semana, hasta llegar a 10
mg/día. Posteriormente, se descenderá 1 mg/semana hasta la supresión del producto.
Otras pautas propugnan una retirada de 5 mg cada dos semanas, con posterior des-
censo semanal de 2 mg, una vez se alcancen los 20 mg/día de metadona.
Si se opta por el mantenimiento, la dosis total diaria no debería ser superior a los 40-50 mg de
metadona, con especial cuidado en el posparto. El empleo de metadona disminuye las compli-
caciones de la droga por vía parenteral, así como las condiciones de marginalidad y vida de ex-
clusión social. A nivel obstétrico, reduce el riesgo de aborto, mejora el peso del recién nacido,
evita el sufrimiento fetal y la prematuridad (Burns et al., 2007). El riesgo de aborto espontáneo
en un programa de mantenimiento con metadona o buprenorfina es de un 3-4%, compara-
do con el 10-20% que se produce en las embarazadas que siguen consumiendo heroína. Al
mismo tiempo, estos programas minimizan el SAO en el neonato, ya que regulan y mantienen
estable y conocida la cantidad de opiáceos que consume la madre (Ebners et al., 2007).
Existe desde 1996 en Francia una amplia experiencia con buprenorfina en más de
70.000 dependientes a opiáceos, entre los que se cuentan adictas embarazadas. Aun-
que no se le considera todavía una alternativa clara a la metadona (Jones et al., 2005),
se ha verificado su efectividad y seguridad durante el embarazo en relación con esta úl-
tima (Fischer et al., 2006; Kakko et al., 2008). No se ha observado asociación con tera-
togenia, y la intensidad del SAO neonatal es aparentemente menor que con agonistas
240
Cap. 17 El tratamiento de las drogodependencias en el embarazo
opioides (Lejeune et al., 2001), aunque un reciente estudio finlandés (Kahila et al., 2007)
describe que el SAO es más intenso y duradero que lo hasta ahora señalado, y correla-
ciona la utilización de la buprenorfina en el embarazo con muerte súbita del niño.
Además de los fármacos opiáceos descritos, en ocasiones puede ser preciso emplear
otros psicotropos, sobre todo BZD. Entre éstas, las más utilizadas son el clonazepam y
el lorazepam. Se usan en dosis bajas y con una continua evaluación de sus efectos be-
neficiosos, para acortar el tiempo de exposición. El alprazolam y el flunitrazepam, tan
solicitados y buscados en otro tiempo por los dependientes a opiáceos, deben evitar-
se, especialmente por su potencial de abuso.
241
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Se realizará una desintoxicación que a ser posible siempre debería ser intrahospitala-
ria, y cuya finalidad es evitar la aparición de un síndrome de deprivación alcohólica,
que tiene su máximo correlato clínico con la posible aparición de un delirium tremens;
hecho muy improbable en una mujer alcohólica embarazada, debido al gran deterioro
psicoorgánico previo.
242
Cap. 17 El tratamiento de las drogodependencias en el embarazo
243
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Se considera que lo más adecuado es empezar el tratamiento antes de las 16-18 se-
manas, porque después de este momento aparecen los receptores nicotínicos en el ce-
rebro del niño, y la TSN podría interferir en su desarrollo (Nerín y Córdoba, 2004).
La realidad señala que los consumidores de cocaína abusan también de otras drogas,
preferentemente alcohol, tabaco, anfetaminas y automedicación con psicofármacos,
como BZD, para rebajar la ansiedad y buscar el sueño. Todo ello complica el cuadro
sintomático a tratar y obliga a extremar la elección de los medicamentos, sopesando
el riesgo-beneficio, e intentando evitar la polifarmacia (Haskett et al., 1992).
244
Cap. 17 El tratamiento de las drogodependencias en el embarazo
BIBLIOGRAFÍA
245
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
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Cap. 17 El tratamiento de las drogodependencias en el embarazo
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248
18. Otros trastornos psiquiátricos
y su tratamiento en el embarazo
TRASTORNOS DE PERSONALIDAD
Los trastornos de personalidad son patologías caracterizadas por una rica comor-
bilidad (American Psychiatric Association, 1995; 2003) (tabla 18.I). En caso de que
se presenten trastornos asociados con un claro abordaje farmacológico, el trata-
miento debería seguir las pautas farmacológicas indicadas en los correspondien-
tes capítulos.
249
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
TRASTORNO COMORBILIDAD
DE PERSONALIDAD MÁS HABITUAL
Episodios psicóticos
Trastorno delirante
Esquizofrenia
Depresión mayor
PARANOIDE Agorafobia
Trastorno obsesivo compulsivo
Abuso o dependencia del alcohol u otras sustancias
Trastorno de personalidad esquizotípico,
esquizoide, narcisista, por evitación y límite
continuación
250
Cap. 18 Otros trastornos psiquiátricos y su tratamiento en el embarazo
TRASTORNO COMORBILIDAD
DE PERSONALIDAD MÁS HABITUAL
251
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
También los ISRS pueden repercutir sobre la fertilidad al favorecer el incremento de pro-
lactina por mecanismos serotoninérgicos (Emiliano y Fudge, 2004), por lo que la supre-
sión o el abandono de estos productos sin la instauración de medidas contraceptivas po-
dría igualmente derivar en un embarazo inesperado. Asimismo, puesto que los
antidepresivos, y en particular los ISRS, suelen interferir en la sexualidad y en la libido en
hasta el 60% de los pacientes (Gregorian et al., 2002), el cese del tratamiento por indica-
ción terapéutica o por iniciativa de la interesada podría favorecer el embarazo en una pa-
ciente que no siga medidas para prevenirlo. Por todo ello, la recomendación y el consejo
contraceptivo es especialmente importante en pacientes con trastornos de personalidad.
252
Cap. 18 Otros trastornos psiquiátricos y su tratamiento en el embarazo
temprano en la Anorexia Nerviosa (AN) que en la Bulimia Nerviosa (BN). Ambos tras-
tornos, en especial la primera de ellas, se asocian a anomalías en el ciclo menstrual, que
pueden influir en la fertilidad y reducir las posibilidades de embarazo o su viabilidad.
253
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Los problemas obstétricos y los abortos son mucho más frecuentes en mujeres con AN
que en la población general (Bulik et al., 1999). Hay un especial riesgo de parto pretér-
mino, así como de microcefalia y prematuridad, más notorio en las pacientes con Índi-
ce de Masa Corporal (IMC) bajos antes de la gestación (Kouba et al., 2005; Micali et
al., 2007b). En las mujeres con BN activa también se han descrito complicaciones obs-
tétricas (Lacey y Smith, 1987), así como mayor frecuencia de aborto espontáneo (Mica-
li et al., 2007b). La mortalidad perinatal es especialmente inquietante en los neonatos
de mujeres con AN, hasta seis veces superior a la de la población general (Brinch et al.,
1988).
Las madres afectas de TCA sufren complicaciones del embarazo (hiperemesis, anemia,
problemas con la episiotomía) con mayor frecuencia que la población general (Kouba
et al., 2005). Hay un alto riesgo de depresión puerperal, que puede afectar hasta a
una tercera parte de las pacientes (Morgan et al., 2006), con especial prevalencia en
quienes sufren AN (Blais et al., 2000; Kouba et al., 2005; Micali et al., 2007 a, b).
254
Cap. 18 Otros trastornos psiquiátricos y su tratamiento en el embarazo
el litio y el topiramato en la BN. Ahora bien, ningún producto está formalmente auto-
rizado en los TCA, lo que implica que no existe una suficiente experiencia sobre su
efectividad y seguridad.
255
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
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19. Psicofármacos en el embarazo:
propuestas de actuación
INTRODUCCIÓN
259
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
1 Positivos Positivos
2 ¿Positivos? Negativos
3 Negativos ¿Positivos?
4 Negativos Negativos
CONSENTIMIENTO INFORMADO
Para cumplir con el deber de informar, el médico debe exponer los pros y los contras cono-
cidos de cada opción, incluida la supresión o no iniciación del mismo. Pero su papel no pue-
de limitarse a una mera exposición del abanico de alternativas, sino que debe formular una
recomendación, debe expresar un posicionamiento, ya que no siempre todas las opciones
son igualmente asumibles. Como bien señalan Wisner et al. (2000), las recomendaciones
terapéuticas del médico constituyen los factores predictivos más potentes de la decisión que
toma el paciente acerca de su tratamiento, lo que sugiere que la forma en que se transmita
260
Cap. 19 Psicofármacos en el embarazo: propuestas de actuación
261
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
sea preciso recabar el CI de la paciente, no excluye que deba facilitársele una información
completa. Aunque es imposible informar de «todos» los riesgos conocidos que un deter-
minado psicofármaco pudiera tener sobre el feto, tal y como señala en el capítulo 13 de
este libro Barrios, siguiendo la propuesta de Jorge, parece aconsejable informar de las con-
secuencias seguras, aunque sean poco relevantes, y de aquellas que más relevancia tienen,
aunque sean menos probables, en especial si tienen una cierta dimensión patognomónica
(Jorge, 1990; Galán Cortés, 2007). Tal sería el caso de las teratogenias específicas, como las
anomalías tubo neural en tratamientos con ácido valproico. Más controvertido es estable-
cer si deberían comunicarse los riesgos atípicos o excepcionales, aunque en otros países,
como Francia (Bacache, 2005) el Consejo de Estado se ha posicionado a favor de que se
comuniquen si son graves.
La información debe plantearse de manera comprensible y, siempre que sea posible, no alar-
mista. El potencial teratogénico del litio, como se exponía en el capítulo seis, es un buen
ejemplo de la forma en que la diferente presentación de los datos puede sugerir conclusio-
nes diferentes. El uso de este fármaco durante el embarazo está relacionado con aparición
de malformaciones congénitas del orden del 4-12%, frente al estimado del 2-4% en la po-
blación general (Cohen, 1994). De ellas, la más conocida en la clínica es la anomalía de Ebs-
tein, cuya incidencia en la población general es muy baja, en torno al 0,005% (1 caso por
cada 20.000 nacidos vivos). En poblaciones expuestas a litio en el primer trimestre, el riesgo
aumenta 10-20 veces, lo que significa que puede aparecer en el 0,05 a 0,1% de los casos
(1 caso por cada 1.000 a 2.000 casos expuestos). El riesgo relativo es notoriamente mayor
que en la población general, pero el riesgo relativo sigue siendo bajo (Cohen, 1994; Vi-
guera et al. 2002). En función de cómo se presenten los datos, la impresión es diferente.
Por otra parte, la expresión clínica de la anomalía de Ebstein en el neonato puede ser muy
variable, desde formas graves con una tasa de mortalidad muy alta, hasta formas más le-
ves. Así pues, la forma en que se transmita la información puede influir en la disposición
de la embarazada a un tratamiento que pudiera estar muy justificado para proteger de los
efectos de una descompensación, tanto a la paciente como al feto. En cualquier caso, ha
de tenerse en cuenta que el CI, más allá de su dimensión legal, es una forma de enten-
der la práctica de la Medicina y una oportunidad para alcanzar acuerdos que, al favore-
cer la relación terapéutica, conduzcan a mejores resultados de las intervenciones sanita-
rias. Trasladada esta concepción al campo de la atención psicofarmacológica en el
embarazo, la información debe comenzar por aclarar a la paciente que los conocimien-
tos son incompletos y provisionales, para seguir por una exposición de la opinión profe-
sional. Ha de expresarse disponibilidad para ampliar la información o intentar clarificar
262
Cap. 19 Psicofármacos en el embarazo: propuestas de actuación
las dudas que pudieran surgir; y, en todo caso, ha de tenerse presente que el CI es un
proceso que exige deliberación, por lo que la decisión de los pacientes no tiene por qué
ser inmediata. En el caso de las embarazadas, y dentro de las constricciones que pueda
imponer la fisiología de la gestación, deberá darse tiempo para una reflexión que permi-
ta una decisión válida. Debe tenerse presente y ha de especificarse a la embarazada, que
los pacientes competentes pueden retirar su CI en cualquier momento.
263
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Aunque evidentemente carece del estatuto clínico y legal de la paciente, su pareja debería
ser informada y participar en la discusión (Massana, 2000). El fundamento es múltiple. Por
una parte, el Art. 5.1 de la Ley 41/2002 establece que las personas vinculadas a los pacien-
tes por razones familiares o de hecho serán informadas «en la medida que el paciente lo
permita de manera expresa o tácita». Pero también existen motivaciones éticas y prácticas.
Las decisiones sobre el abordaje psicofarmacológico durante el embarazo implican una valo-
ración de los riesgos teratogénicos del fármaco (y en general sus repercusiones negativas so-
bre el feto o el neonato) y los que puede deparar para la gestante, tanto la continuación del
tratamiento, como la interrupción del mismo. En ambas dimensiones es innegable la impli-
cación de la pareja de la paciente. Como progenitor, representa los derechos e intereses del
niño en la misma escala y con las mismas atribuciones que la madre, y como pareja, ha de
conocer los efectos terapéuticos y los secundarismos del tratamiento, así como los posibles
cursos desfavorables de la enfermedad, para poder así identificarlos si llegaran a presentarse.
Igualmente, su contribución para ayudar a la gestante a tomar una decisión informada, de-
tenida y coherente con sus valores es trascendental. Las responsabilidades que de hecho asu-
me el progenitor, en definitiva, hacen necesario que cuente con información adecuada y que
se atienda a sus opiniones, aunque la decisión última sobre el tratamiento (que es ante todo
el tratamiento de su enfermedad) correspondería siempre a la embarazada.
264
Cap. 19 Psicofármacos en el embarazo: propuestas de actuación
A partir de Shenfield y Griffin, 1991; Cozza y Armstrong, 2001; Sandson, 2003; Sandson et al.,
2005; Sabers, 2008; Kulkarni et al., 2008.
265
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Asimismo, en función de la patología y del estado clínico, podría ser necesario abordar
con la paciente la conveniencia de retrasar un embarazo planificado o informarle es-
pecíficamente de los riesgos que para su trastorno podría tener el mismo.
266
Cap. 19 Psicofármacos en el embarazo: propuestas de actuación
que garantizar una rápida intervención, en la que habría que valorar la actitud te-
rapéutica a tomar (conservadora, intervención psicoterápica, farmacoterapia). El
nuevo episodio podría presentarse una vez obtenido ya el embarazo, por lo que se-
ría útil, en la discusión inicial, prever en qué situaciones se reinstauraría el trata-
miento psicofarmacológico.
Si se opta desde un principio por mantener el tratamiento, habría que decidir si el fár-
maco actual es el más adecuado por sus características farmacocinéticas y toxicológi-
cas, para el embarazo o la lactancia, y establecer un plan de cambio y un tiempo ade-
cuado de observación para determinar eficacia y tolerancia antes del comienzo de la
gestación. Asimismo, habría que valorar la dosis a utilizar (reducción inicial para mini-
mizar la exposición del embrión o el feto al producto, posibilidad de incrementarla en
el tercer trimestre).
267
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
En el momento en que una mujer puede conocer con certeza que está embarazada,
pasada una semana de retraso de la menstruación, ya ha transcurrido una buena par-
te de la organogénesis. Esto significa que podrían haberse producido ya daños que no
se verían mejorados por la retirada del fármaco. Por otra parte, para que la supresión
del medicamento con esta finalidad tenga sentido, debería producirse de forma abrup-
ta, lo que entraña un alto riesgo de descompensación de determinadas patologías o
de aparición de síndromes de retirada o de discontinuación con numerosos fármacos.
Aunque un embarazo no planificado puede presentarse en cualquier pareja y circuns-
268
Cap. 19 Psicofármacos en el embarazo: propuestas de actuación
tancia, es probable que este tipo de situaciones se den más en pacientes con conduc-
tas desorganizadas, cuya evolución, en ausencia de tratamiento, podría ser desfavora-
ble para la madre y para el feto.
La toma de decisión, por lo tanto, tendría que ser rápida. Para alcanzarla, debería in-
formarse a la paciente y a su pareja, si existe, acerca del curso esperable del trastorno
durante el embarazo (ver capítulos correspondientes), de la manera en que se ve afec-
tado el caso particular (antecedentes personales, episodios previos, ritmo de los mis-
mos, curso durante un embarazo previo si existió, historial familiar de reacciones psi-
quiátricas durante el embarazo o en el puerperio), y una explicación de los riesgos del
psicofármaco que se venga utilizando y de las ventajas e inconvenientes de sus posi-
bles alternativas. La información debería incluir las peculiaridades del fármaco en rela-
ción con la lactancia.
Si se opta por la supresión del tratamiento, las visitas de seguimiento deberían ser
frecuentes e idealmente tendrían que incluir a la pareja o entorno de la paciente
para tratar la posible emergencia de síntomas. Asimismo, habría que prever la posi-
269
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
El riesgo de descompensación que para muchos trastornos conllevan el tramo final del
embarazo y el puerperio implica la necesidad de estrechar el seguimiento y de garan-
tizar accesibilidad a interconsulta psiquiátrica tras el parto o considerar la posibilidad
de reinstauración de la medicación en el posparto inmediato. Si se acordase o fuera
aconsejable suprimir la lactancia, habría que informar al dispositivo responsable de esta
medida. En los primeros meses tras el nacimiento sería conveniente mantener el segui-
miento estrecho de la paciente, y valorar también aspectos como la calidad del sueño.
Aunque exista una cobertura farmacológica, el tramo final del embarazo merece una
atención especial. Hay que informar a la paciente y a su pareja acerca de los riesgos
270
Cap. 19 Psicofármacos en el embarazo: propuestas de actuación
Uno de los cursos posibles que se plantearían ante un embarazo no deseado sería la in-
terrupción voluntaria del mismo. Como ha quedado expuesto en el capítulo 13, la Ley
Orgánica 9/1985, del 5 de julio, de reforma del Artículo 417 bis del Código Penal, des-
penalizó la interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que sea consentida por la mujer,
en tres supuestos: a) para evitar un grave peligro para la vida o la salud física o psíquica
de la embarazada (siempre que lo certifique así un médico de la especialidad corres-
pondiente), b) que el embarazo sea consecuencia de una violación (requiriéndose de-
nuncia y que el aborto se practique dentro de las 12 primeras semanas de gestación) y
c) que se presuma que el feto nacerá con graves taras físicas o psíquicas. En este último
supuesto se estipula que el aborto deberá practicarse dentro de las 22 primeras sema-
nas de gestación y basándose en el dictamen emitido por dos especialistas.
271
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
El supuesto de la IVE para evitar un grave peligro para la vida o la salud física o psí-
quica de la embarazada ha de ser también de «presunción de riesgo y estimado en
criterios de probabilidad». Sería desproporcionado y abusivo afirmar que la mera
existencia de cualquier enfermedad psiquiátrica es un criterio suficiente para la IVE,
ya que implícitamente se negaría el derecho a la parentalidad de las pacientes. Sin
embargo, en algunas mujeres los antecedentes personales en embarazos previos, o
el propio curso de la enfermedad, pueden permitir establecer un razonable pronós-
tico de riesgo que (ver capítulo 13) puede aplicarse, en casos concretos, a una varia-
da gama de patologías. Si se llegase a la IVE por este motivo, habría que recomen-
dar una contracepción segura y valorar la posibilidad de una esterilización, ya sea
consentida o, si la paciente pudiera requerir esta forma de protección, con una inca-
pacitación civil previa.
272
Cap. 19 Psicofármacos en el embarazo: propuestas de actuación
CONCLUSIONES
En la línea de estos resultados, una reciente información afirmaba que a los 50 años
de edad, los médicos tan sólo utilizan el 2% de los conocimientos que aprendieron
durante la carrera, lo que pone de relieve la importancia y la necesidad de la for-
mación continuada. La consecuencia es que uno de los principales deberes del pro-
fesional es el aprendizaje y el reciclaje de sus conocimientos, y que entre los valores
273
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
que deberían presidir la práctica médica ha de hacerse hueco para la humildad, que
favorece el reconocimiento de lo limitado y provisional de los conocimientos, y para
la prudencia a la hora de administrarlos. No es posible una correcta atención psico-
farmacológica sin tener presentes los avances y retrocesos que día a día se produ-
cen en este campo. Es por tanto importantísimo disponer de vías de información
no sesgadas que permitan un mejor conocimiento y un uso más adecuado y res-
ponsable de los fármacos. El esfuerzo que pueda representar este empeño dará, sin
duda, resultado en forma de una mayor seguridad para los pacientes y para el pro-
pio prescriptor.
274
Cap. 19 Psicofármacos en el embarazo: propuestas de actuación
BIBLIOGRAFÍA
275
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
19. Viguera AC, Whitfield T, Baldessarini RJ, Newport DJ, Stowe Z, Reminick A, et al. Risk of
recurrence in women with bipolar disorder during pregnancy: Prospective study of mood
stabilizer discontinuation. Am J Psychiatry 2007;164:1817-24.
20. Wisner KL, Zarin DA, Holmboe ES, Appelbaum PS, Gelenberg AJ, Leonard HL, et al. Risk-
benefit decision making for treatment of depression during pregnancy. Am J Psychiatry
2000;157:1933-40.
21. Wyszynski DF, Nambisan M, Surve T, Alsdorf RM, Smith CR, Holmes LB. Antiepileptic Drug
Pregnancy Registry. Increased rate of major malformations in offspring exposed to
valproate during pregnancy. Neurology 2005;64:961-5.
276
20. Epílogo
Los editores queremos resaltar lo interesante, pero sobre todo lo enriquecedor, que
nos ha resultado la coordinación y edición de este texto. Entre otras cosas, con este
trabajo hemos perdido el miedo «atenazador» inicial respecto a la prescripción psico-
farmacológica en el embarazo, con lo cual nos damos por muy satisfechos, respecto
a lo que el trabajo nos ha aportado. Otra cosa será lo que éste pueda aportar a sus
lectores.
Debemos reconocer que, al principio, cuando nos propusimos esta labor, nos invadía
un cierto temor. Íbamos a entrometernos en un terreno donde, habitualmente, los au-
tores de trabajos previos no acostumbran a dar recomendaciones concretas, sino más
bien a exponer los resultados encontrados, sin inclinarse mucho por una opción o por
otra. Es decir, un terreno donde a nadie le gusta definir una recomendación específica,
quizá porque las cuestiones no están nunca lo suficientemente claras. Pero entendía-
mos que editar el texto en esta línea de actuación, aunque fuese algo «políticamente
correcto», no iba a ayudarnos demasiado a nosotros, ni a los lectores del texto, en
nuestra práctica clínica con mujeres embarazadas. Y por eso, el objetivo desde el inicio
fue que el lector pudiera saber qué hacer si tenía que tratar con psicofármacos a una
mujer embarazada. Está claro que es menos arriesgado, respecto a la teratogenicidad
de un fármaco, no dar psicofármacos que darlos. Pero no está nada claro que eso sea
siempre lo mejor para la madre y/o su futuro hijo. Si no medicamos, no provocaremos
un supuesto efecto teratogénico con ese fármaco que podíamos haber prescrito. Pero
eso no excluye, en absoluto, que el feto pueda tener una malformación, aunque la
madre no tome ningún tipo de fármacos durante el embarazo.
277
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
mo. Por tanto, en ese momento puede haber transcurrido el periodo de mayor riesgo
de malformaciones y deberíamos sopesar muy cuidadosamente las ventajas e inconve-
nientes de interrumpir el consumo de fármacos en ese momento. Y en última instan-
cia, las malformaciones por fármacos suponen el 3% de todas las malformaciones de
los recién nacidos vivos, mientras que el 10% lo son por factores ambientales (tabla
20.I), y la población no muestra, aparentemente al menos, tanta precaución y conoci-
miento al respecto de éstos últimos.
Todo esto viene a colación porque tememos una tendencia casi inmediata a la mayor
parte de los profesionales, cuando una mujer que toma psicofármacos manifiesta que
está embarazada o su deseo de estarlo, a aconsejar la supresión de la medicación, al
considerar que el riesgo de malformación es alto. Y no siempre es así. Este es uno de
los dilemas que hemos querido abordar en el texto. Por ejemplo, desde las autorida-
des sanitarias se viene aconsejando desde hace años la realización de una amniocen-
tésis a las embarazadas (a partir de cierta edad), precisamente, para valorar la posibili-
dad de una malformación en el feto. Pues bien, un estudio determinó, en 1998
(CEMAT, 1998), que después de amniocentesis tempranas el riesgo de aborto espon-
táneo era del 2,6%, en comparación con el 0,8% correspondiente a la amniocentesis
practicada después del segundo trimestre. Y recordamos que el riesgo de malforma-
ciones en su conjunto con fármacos de cualquier tipo es del 3% (García et al., 2005).
Como ya hemos repetido varias veces a lo largo de este texto, los riesgos «absolutos»
se convierten la mayor parte de las veces en «relativos» cuando se trata de analizar
una situación concreta. No podemos perder de vista el riesgo de retirar la medicación
a una paciente psiquiátrica grave. Es más, deberíamos considerar cuál es el riesgo y,
278
Cap. 20 Epílogo
Y sobre esto tenemos también una responsabilidad. Es decir, la cuestión no sólo con-
siste en evitar o evitarnos el riesgo de una malformación supuestamente relacionada
con un psicofármaco, si lo prescribimos, sino cuál sería también nuestra responsabili-
dad, si a consecuencia de no medicar, se produce un empeoramiento que, a veces, pu-
diera tener peores consecuencias.
García et al. (2005) señalan que debe procederse a una evaluación «suficientemente»
ponderada a la hora de decidir el riesgo/beneficio de instaurar, mantener o suprimir
un tratamiento psicofarmacológico en una embarazada, lo cual quedaría sintetizado
principalmente en los siguientes aspectos:
279
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Respecto a la visión general del estudio, hemos pretendido que esta sea, fundamen-
talmente, clínica y práctica. Es decir, que el lector pueda sacar conclusiones prácticas
respecto a qué psicofármacos usaría ante las diversas patologías psiquiátricas que
puedan presentarse en las gestantes. Solamente nos hemos permitido extendernos
más, desde un marco teórico, en los capítulos que se refieren a los aspectos «éticos»
y «legales» de los psicofármacos (veáse capítulos 12 y 13). Como ya se indicó en la
introducción, ambos han sido desarrollados por especialistas en la materia. Creemos
que pueden aportar al lector aspectos que, comúnmente, no suelen ser fácilmente
accesibles en la materia que nos ocupa y que, al menos a nosotros, nos han resulta-
do interesantes.
Por otro lado, y en relación con aspectos concretos del trabajo, queremos señalar el
impacto que nos ha causado el reciente trabajo de Viguera et al. (2007) sobre el trata-
miento del TAB en el embarazo, hasta el punto de que hemos modificado las reco-
mendaciones de la guía NICE para adaptarlas al mismo (véase capítulo 16). De acuer-
do a sus resultados, estos autores concluyen que en las mujeres afectas de TAB, con
recurrencias graves y frecuentes, el tratamiento con un eutimizante durante el emba-
razo podría ser la estrategia más prudente, habida cuenta la alta tasa de recaídas de
esta patología en el embarazo y el riesgo relativo de los tratamientos eutimizantes so-
bre el feto. En otras palabras, frente a la tendencia habitual de aconsejar la suspensión
280
Cap. 20 Epílogo
En síntesis, esperamos que el estudio pueda aportar aspectos muy prácticos a sus lec-
tores, en un terreno en el cual resulta difícil mantenerse permanentemente actualiza-
do. Hemos intentado exponer, aún a riesgo de equivocarnos, los conocimientos actua-
les sobre la cuestión. Es probable que, dentro de un breve plazo, muchos de los mismos
estén obsoletos y haya que revisarlos de nuevo. En todo caso, este trabajo es fruto de
la intención de unos cuantos clínicos, que trabajan a diario en Psiquiatría Ambulatoria,
para mejorar las condiciones de su práctica clínica cotidiana. El interés y la necesaria
crítica que muestren los colegas en el mismo, indicará hasta qué punto ha merecido la
pena el esfuerzo y condicionará las actualizaciones futuras del estudio.
281
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
BIBLIOGRAFÍA
1. CEMAT: The Canadian Early and Mid-trimester Amniocentesis Trial Group. Randomised
trial to assess safety and fetal outcome of early and midtrimester amniocentesis. Lancet
1998;351:242-7.
2. García L, Cardona X, Cuesta L, Delgado L, Grau M, Lasheras MG, et al. Recomendaciones
terapéuticas en el embarazo, el posparto y la lactancia. En: Recomendaciones
Terapéuticas en los Trastornos Mentales. Comité de Consenso de Catalunya en
Terapéutica de los Trastornos Mentales. 3.ª Ed. Barcelona: Ars Médica; 2005. p. 447-96.
3. Newport DJ, Fisher A, Graybeal S, Store Z. Psicofarmacología durante el embarazo y
lactancia. En: Tratado de psicofarmacología. Barcelona: Masson; 2006. p. 1237-77.
4. Viguera AC, Whitfield Th, Baldessarini RJ, Newport DJ, Stowe Z, Reminick A, et al. Risk
of recurrence in women with bipolar disorder during pregnancy: Prospective study of
mood stabilizer discontinuation. Am J Psychiatry 2007;164:1817-24.
282
Apéndice
21. Equivalencias de nombres químicos y
nombres comerciales de los psicofármacos
22. Equivalencias entre nombres comerciales y
nombres químicos de los psicofármacos
21. Equivalencias entre nombres químicos
y nombres comerciales de los
psicofármacos
Alprazolam* Trankimazin
Alprazolam retard Trankimazin retard
Bentazepam Tiadipona
Bromazepam Lexatin
Botrizolam Sintonal
Buspirona Buspar
Clobazam Noiafren
Clonazepam Rivotril
Clorazepato dipotásico Tranxilium
Clorazepato dipotásico y otros Dorken
Clordiazepóxido Huberplex, Omnalio
Clotiazepam Distensan
Diazepam* Valium, Stesolid
Diazepam y otros Ansium, Aneurol, Complutine, Gobanal,
Tepazepam, Pacium, Vincosedan
Difenhidramina Soñodor
Doxilamina Dormidina
Flunitrazepam Rohipnol
Flurazepam Dormodor
Halazepam Alapryl
Hidroxizina Atarax
Ketazolam Sedotime, Marcen
Loprazolam Somnovit
Lorazepam* Orfidal, Idalprem, Donix, Sedicepam
continuación
285
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
* Existen genéricos.
286
Cap. 21 Equivalencias entre nombres químicos y nombres comerciales de los psicofármacos
Fármacos antidepresivos
* Existen genéricos.
287
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Fármacos antipsicóticos
Amisulprida* Solian
Aripiprazol Abilify
Clorpromazina Largactil
Clorpromazina inyectable Largactil inyectable
Clotiapina Etumina
Clozapina Leponex
Flufenazina decanoato Modecate
Haloperidol* Haloperidol
Haloperidol inyectable Haloperidol inyectable
Levomepromazina Sinogan
Levomepromazina inyectable Sinogan inyectable
Olanzapina Zyprexa
Olanzapina inyectable Zyprexa inyectable
Perfenazina Decentan
Perfenazina/amitriptilina Mutabase
Periciacina Nemactil
Pimozida Orap, orap fuerte
Pipotiazina Lonseren
Quetiapina* Seroquel
Risperidona* Risperdal, diaforin, arketil
Risperidona inyectable Risperdal consta
Sertindol Serdolect
Trifluoperazina Eskazine
Ziprasidona Zeldox
Ziprasidona inyectable Zeldox inyectable
Zuclopentixol Clopixol
Zuclopentixol depot Clopixol Depot
Zuclopentixol acufase Clopixol Acufase
* Existen genéricos.
288
Cap. 21 Equivalencias entre nombres químicos y nombres comerciales de los psicofármacos
Fármacos eutimizantes
Carbamazepina* Tegretol
Lamotrigina* Labileno, Lamictal, Crisomet
Litio Plenur
Valproato sódico Depakine, Milzone
Valpromida Depamide
* Existen genéricos.
289
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
290
Cap. 21 Equivalencias entre nombres químicos y nombres comerciales de los psicofármacos
Miscelánea psicofarmacológica
* Existen genéricos.
291
22. Equivalencias entre nombres
comerciales y nombres químicos
de los psicofármacos
Alapryl Halazepam
Aneurol Diazepam y otros
Ansiokey Valeriana
Ansium Diazepam y otros
Atarax Hidroxizina
Buspar Buspirona
Complutine Diazepam y otros
Dalparan Zolpidem
Datolan Zopiclona
Distensan Clotiazepam
Donix Lorazepam
Dorken Clorazepato dipotásico y otros
Dormicum Midazolam
Dormidina Doxilamina
Dormodor Flurazepam
Duna Pinazepam
Gobanal Diazepam y otros
Halcion Triazolam
Huberplex Clordiazepóxido
Idalprem Lorazepam
Lexatin Bromazepam
Limovan Zopiclona
continuación
293
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Marcen Ketazolam
Noctamid Lormetazepam
Noiafren Clobazam
Omnalio Clordiazepóxido
Orfidal Lorazepam
Pacium Diazepam y otros
Passiflorine Passiflora y otros
Placinoral Lorazepam pivalato
Quiedorm Quazepam
Rivotril Clonazepam
Rohipnol Flunitrazepam
Sedizepam Lorazepam
Sedotime Ketazolam
Siaten Zopiclona
Sintonal Botrizolam
Somnovit Loprazolam
Soñodor Difenhidramina
Stesolid Diazepam
Stilnox Zolpidem
Tepazepam Diazepam y otros
Tiadipona Bentazepam
Trankimazin Alprazolam
Trankimazin retard Alprazolam retard
Tranxilium Clorazepato dipotásico
Valdispert Valeriana
Valerianas Bie, Iquinosa y Farmaya Valeriana
Valium Diazepam
Vincosedan Diazepam y otros
Zopicalma Zopiclona
Liverasey Valeriana
Loramet Lormetazepam
Lyrica Pregabalina
294
Cap. 22 Equivalencias entre nombres comerciales y nombres químicos de los psicofármacos
Fármacos antidepresivos
Adofen Fluoxetina
Adofen semanal Fluoxetina semanal
Afloyan Mirtazapina
Altisben Sertralina
Anafranil Clomipramina
Anafranil inyectable Clomipramina inyectable
Animic Hipérico
Aremis Sertralina
Besitran Sertralina
Casbol Paroxetina
Cincofarm L-5-OH-Triptofano (Oxitriptán)
Cipralex Escitalopram
Cymbalta Duloxetina
Deanxit Melitraceno/Flupentixol
Depesert Sertralina
Deprax Trazodona
Deprelio Amitriptilina
Dobupal Venlafaxina
Dobupal retard Venlafaxina retard
Dumirox Fluvoxamina
Elontril Bupropión
Esertia Escitalopram
Frosinor Paroxetina
Genprol Citalopram
Hyneurin Hipérico
Irenor Reboxetina
Lantanon Mianserina
Ludiomil Maprotilina
Manerix Moclobemida
Motivan Paroxetina
continuación
295
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Fármacos antidepresivos
Mutabase Amitriptilina/Perfenazina
Nobritol Amitriptilina/Medazepam
Nodepe Fluoxetina
Norebox Reboxetina
Norfenazin Nortriptilina
Parnate Tranilcipromina
Paxitibi Nortriptilina
Perika Hipérico
Prisdal Citalopram
Prothiaden Dosulepina
Prozac semanal Fluoxetina semanal
Prozac Fluoxetina
Quetzal Hipérico
Relapaz Citalopram
Reneuron Fluoxetina
Rexer Mirtazapina
Seropram Citalopram
Seroxat Paroxetina
Sinequan Doxepina
Surmontil Trimipramina
Tofranil Imipramina
Tofranil pamoato Imipramina pamoato
Tropargal Nortriptilina y otros
Tryptizol Amitriptilina
Vandral retard Venlafaxina retard
Vandral Venlafaxina
Vastat Mirtazapina
Vitalium Hipérico
Xeristar Duloxetina
Xetin Paroxetina
Yalufor sedante Hipérico y otros
296
Cap. 22 Equivalencias entre nombres comerciales y nombres químicos de los psicofármacos
Fármacos antipsicóticos
Abilify Aripiprazol
Arketil Risperidona
Clopixol Zuclopentixol
Clopixol acufase Zuclopentixol acufase
Clopixol depot Zuclopentixol depot
Decentan Perfenazina
Diaforin Risperidona
Digton Sulpirida
Dogmatil Sulpirida
Eskazine Trifluoperazina
Etumina Clotiapina
Guastil Sulpirida
Haloperidol inyectable Haloperidol inyectable
Haloperidol Haloperidol
Largactil Clorpromazina
Largactil inyectable Clorpromazina inyectable
Leponex Clozapina
Levopride Sulpirida
Lonseren Pipotiazina
Modecate Flufenazina decanoato
Nemactil Periciacina
Orap Pimozida
Orap fuerte Pimozida
Risperdal Risperidona
Risperdal consta Risperidona inyectable
Serdolect Sertindol
Seroquel Quetiapina
Sinogan Levomepromazina
Sinogan inyectable Levomepromazina inyectable
Solian Amisulprida
Tepavil Sulpirida
Zeldox Ziprasidona
Zeldox inyectable Ziprasidona inyectable
Zyprexa Olanzapina
Zyprexa inyectable Olanzapina inyectable
297
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Fármacos eutimizantes
Crisomet Lamotrigina
Depakine Valproato sódico
Depamide Valpromida
Labileno Lamotrigina
Lamictal Lamotrigina
Milzone Valproato sódico
Plenur Litio
Tegretol Carbamazepina
Anexate Flumazenil
Antabus Disulfiram
Antaxone Naltrexona
Benerva Tiamina
Buprex Buprenorfina
Campral Acamprosato
Catapresan Clonidina
Celupan Naltrexona
Colme Carbimida
Champix Vareniclina
Distraneurine Clometiazol
Metasedin Metadona
Naloxona Naloxona
Nicomax Nicotina
Nicorette Nicotina
Nicotinell Nicotina
Niquetin Nicotina
Quomen Bupropión
Revia Naltrexona
Subutex Buprenorfina
Tiaprizal Tiaprida
Transtec Buprenorfina
Zulex Acamprosato
Zyntabac Bupropión
298
Cap. 22 Equivalencias entre nombres comerciales y nombres químicos de los psicofármacos
Miscelánea psicofarmacológica
Akineton Biperideno
Amantadina Level, Amantadina
Juventus y Amantadina Llorente Amantadina
Androcur Ciproterona
Arcalion Sulbutiamina
Artane Trihexifenidilo
Ciclofalina Piracetam
Concerta Metilfenidato liberación prolongada
Covitasa B12 Ciproheptadina y otros
Cromatombic B-12 Cianocobalamina
Denubil Heptaminol-Deanol
Diemil Dihidroergocristina-Piracetam
Dihydergot Dihidroergotamina
Dynamogen Ciproheptadina y otros
Durvitan Cafeína
Equipax Gabapentina
Epilexter Oxcarbazepina
Gabatur Gabapentina
Kemadren Prociclidina
Klarivitina Ciproheptadina
Mentis Pirisudanol
Myolastan Tetrazepam
Neurontin Gabapentina
Nootropil Piracetam
Numatol Citicolina
Optovite B-12 Cianocobalamina
Parlodel Bromocriptina
Periactin Ciproheptadina
Plurimen Selegilina
Pranzo Ciproheptadina y otros
Reticulogen fortificado Cianocobalamina
Rubifen Metilfenidato
continuación
299
Uso de psicofármacos en el embarazo y la lactancia
Miscelánea psicofarmacológica
Sauran Citicolina
Somazina Citicolina
Stolina Ciproheptadina y otros
Sumial Propranolol
Surmenalit Sulbutiamina
Topamax Topiramato
Topibrain Topiramato
Trileptal Oxcarbazepina
Viternun Ciproheptadina
300
Uso
de psicofármacos
en el embarazo
y la lactancia
Juan Medrano Albéniz
María José Zardoya Mateo
Luis Pacheco Yáñez