Diario Iris
Diario Iris
Diario Iris
-A-
*ENTRE DO§ SIGLOS,
poa IRIS
1937
- A ~ - -----
Inscripcih N.? .395
COPYRIGHT by
Edit. Ercilla, S. A. 1937
PRINTED IN CHILE
Prensas de la Editorial Ercilla, S. A.
Entre Dos Siglos
(Diario intimo de Iris)
-Nn
. me . - - _.
...- rnzcha - - n.im4n
.... -
D . .. acontecimienio.
-.. . .. . - .no
.. Yo . cono-
- ..
cia a nadie, ni ninguno reparaba en mi.
Iba embarcada e n un tren de itinerariojijo, que re-
corria las mismas estaciones, con 10s mismos pasaje
ros. . .
Cuando cumpli caforce afios, algunos peregrinos tala
... . ., , , ..
SoLataraos como yo, encenazan anrorcnas a ma paso y ira-
taban de descubrirme el rostro, mircindame a 10s ojos mio-
pes, que permanecian mudos.
En las p6ginas del .Diario, s610 asomaba la caruca
irnpasible de u n a mufieca de cera, con ojos tristemente
dilatados, que miraban s i n uer. . .
Permaneci enclaustrada, cual uirgen necia que no
sup0 proueerse a tiempo de aceite para su ldmpara, den-
tro de un estrecho credo religiose y n o sabiendo de amor
mcis que el goce egoista de dejarse amar. . .
Asi pasaba mi pequefia existencia, hasta que irrum-
pi6 el (cotro’, mi ((Yo))profundo. S u p e asi de la vida
trascendenle, que corre en hondos cauces venidos de lejos,
y que raras veces uflora a la conciencia ordinaria. Conoci
otra uida con sentido nueuo y alta finalidad, en que la
peqzcefiita que yo vivia, clausurada en patio colonial,
n o era mhs que la mouible y engafiosa superficie.‘
Habia aparecido tras de mi un nueuo “ y o ” . E r a
un anciano con sabiduria milenaria, que se iba nutrien-
do de m i s esfuerzos, dolores, desengufics, entusiasmos,
esperanzas y conquisias, con promesa de devolvlrmelos
a1 fin de quimlricas lejanias de tiempo, conuertidos en
victorias, luces y tesoros. . ,
Este anciano, solterbn emfiedernido. aue no conocia
I - - I L
rnundo.
. . . . I , . . aanao s e n m o
Su preselzcaa trajo anteres a ma. ciaarao,
. 1 . , . I
ancestxos.
Ehtre 10s pasajeros del hotel hay un bordelhs, ti
PO cliisic0 del sizitico europeo, mil veces mfis pintorescc)
que el rhilonn T n c n t r n c franrococ CP htrrlahgn duo_ bl
UIII.UIIV. vcIvu IIuIIUvv~y
:lamenta-
uil pbur vez priniera ser rnujer y ran nerviusa, con mi
horror a 10s tiros, y adem5s catblica, para retar a dueIab
a tan atrevido sujeto.
Habia hecho viaje por salud. Tomaba baiios de!
mar. Los m6dicos nunca vieron a1 enemigo embos-
0 -A-
Lau u'
ne m; nrnn-:nmn _.._
6 1 1 1111 W l ~ ; L t l l l 3 1 1 1 U , yuc C l c l
1- l..nh- r m + r ~ *.-
la I U L I l a C l l L l G U l l
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Lll 1111 LUllC-lt3iLILI lCLUUIL1Ucl IU ClILUIILlC
e -I?
a "lil,,
como si ~1peligro nos hubiera reunido a travCs de la
distancia. Hall6 que <Amor. es cielo mas autkntico,
que cumtto, por negaciones, quiso sugerir San PabIo,
10 I
m5s letra.
Joaquin me miraba con sorna. jTan fracasada a1
primer lancce! No di sefiales de impaciencia, aunque
ya mis ner vios em-pezaban a agitarse, peso me rete-
nian el ami3r propio y aquella burlilla con que <(El)) se
mofaba de mis enredos dicihdome: - Hijita, no com-
plique, no complique . . . ! Me encontraba poco pr5c-
tica, y enrf ?dadora de asuntos que precisa simplificar.
Fui llena de fe en Don Agapito, hombre que pa-
recia impoirtante. Entramos a una oficina en que un
serior con gran nariz engranujada, escribia con cefio
fruncido y pufio nervioso.
Anteojos grandes le cabalgaban la parte gruesa
de la nariz . Estaba tan concentrado que dzba miedo
interrumpiirlo, y su letra gorda se derramaba sobre el
papel corn(1 un generoso chorro de tinta.
AI pas,ar tan inadvertidos, habli.. No habia otro
medio de hacernos presente. , . - Veniamos, seAor,
-dije con 1bimidezcasibalbuciente,temiendo cortar una
inspiraci6n con resonancias c6smicas. -Veniamos . . .
Joaqui'n, con voz grave y soaora, rompi6 la mia
cristalina, en hilito de agua, y dijo: - Necesitamos
saber d6nd e se toman boletos circulares para recorrer
la Peninsu!la.
Don PIgapito, espantado, clav6 la pluma en seco
y mir6 a1 osado con ojos que venian de muy lejos y
que la sorixesa desorbitaba . . . Asi, recobr5ndose ape-
nas, se 1leT~6 la mano a 10s anteojos, se 10s ca16 m8s
hondo y aIgo atbnito: - 2Decia Ud?
24 IRIS
Mi marido repiti6 :
- .Bolefo circulcrr* - machacando su poquitin las
silabas.
- ZQuiere Ud. 1in boleto. . .?
No acababa de enterarse.
- Si, seiior, cirrular.
-11-
Don Agapito estallv .
u.
tI
-
: ,1
,.,!, J
.-,.:-,l .
.
..
,
a -"
LUKIILL L u I l L c l I I u ~ , LUII CX-
contrar en Madrid.
Mientr-as en todos nuestros vi,ajes observ5barnos
mudos la ccrrrecci6n de 10s viajeros, ahora en Espafla
callabarnos s6!0 p x a escuchar y deleitarnos en OS per-
sonajes pin torexoc, en las conversaciones vivas y sa-
brosas, que’ nos explicaban nucstros rnodos y maneras
con tan hc) n d ~arraigo en nuestra sensibilidad.
En Bizirritz concluh la estacih veraniegz. No era,
por cierto, la ciudad de ahora, tenia esplhdiclos
hoteles, un ;? playa delicioca, y estaba el balneario fre-
cuentado plor tlna sociedad cosmcpolita, venida hasta
de Wusia.
De toc10s 10s paises I
a1 Atkintic0, donde fior
rnagnificas cocotas, y 1
Biarritz teIiia un mundo I u d > V d L l i l C i W que I I U U V J I I C -
famoso en aquel tiempo. Mucho despues se a5iadi6
Deauville, sin que Biarritz perdiera el cetro de playa
frecuentad;a por la Emperatriz Eugenia y las aris-
tocracias cle Francia y Espafia.
Nos e ncant6 el sitio, C O ~ Oconfiguracih de te-
rreno y vista de mar, y zdemh con el inter& que aiia-
den 10s no1mbres de las personalidades mas importan-
tes del 112’undo europeo. Bismarck, grandes duques
30
rusos, lindas
taban las c a r w I I ~ ilicds
S uei j ~ g ue
u nmiges que st:
tiraba sobre el mapa europeo.
aristocracia
Se dejaoarl vivir muemmenre, escarirnanao el
precio con que se pagan 10s privilegio:>.
Interregut? a Joaquia, que observziba y permane
cia en su habitual sileilcio.
Yo sabia. que mientras callaba, mas, activo era el
proceso que su alma de juez iba levantando contra la
sociedad.
32 IRIS
cen en no9otros.
Me servirfi este extracto, menos para describir-
los, que para analizar mis impresiones, a1 ponerme
en contacto, por el Arte, con las almas del pasado
y con Ia civilizaci6n antig*n n...-. hnl-rln-
-no
ua, yuc i i w a iiauiaii pwi -A-
ellas.
El hermoso cIaustro g6btico est5 en refaccibn. AhE
ee encuentra la sala capitular.
En otra sala contigua, suspefidido del nuro, re ha-
lla el cofre que el Cid, s e g h reza la tradicih, di6 en
prenda a unos judios de Burgos, lleno de piedras,
para obtener con qu6 realizar sus proezas. A1 abrirlo,
dijo:- c<Aquiestaban las esperanzas, per0 Uds. fiaban
en la palabra del Caballero, que vale mhs que todo,.
i Con qu6 sonora entonaci6n pronunci6 estas palabras
el guia! cEl Cid. - Rodrigo Diaz de Vivar! Reside
aqui todo el orgullo castellano.
Me explica tamhien las grandes prerrogativas
de las mon jas llamadas Huelgns, aiiadiendo, pa-
ra justipreciar su rango entre las 6rdenes monfisti-
czs. aue un notable escritor decia: caue si mdiera
, -
Das Sigfas-4
42
calidad.
Los edificios, blancos, chatos, igu.allmente lisos
y mon6tonos, con balcones sdientes hechos con ba-
rrotes de fierrc), producen tedio. Nada halaga la fan-
tasia, ni seduct:el oj3.
44 IRIS
a , 7 -.
Impresi6n de pueblo muerto para siempre, donde
toaas ias energias raciaies se ,nan extmgurao,
1 - 7- por ca-
rencia de alicientes y de renovacibn de ideales.
Tras de sus grandes conquistas y de colonizar
continentes, EspaAa duerme. El progreso continth en
el m.undo, st5 acelera y akanza PO tencia de v6rtigo.
Lo hemos cE’ ntido en Alernania, en Francia, en Ingla-
---<-
palses _nrhsneros.
activos. .ptimistas. Espafia
.L
L ~ I I ~ , _.__ __ r,- - - _ _~ _,01
I e
crecimieriru, pieriiLuu y uecilueIic;ia. firbpaia, pur muer
vivido mas, ha envejecido miis pronto, per0 iqU6 ho-
rrible es su vejez y qui: triste su decadencia!
Tengo ansias de irme. El hotel nos entristece.
Desmantelado, feo, inconfortable. Nada es antiguc4
todo es viejo y ordinario.
1
LCI
.. ---:A,
uJiiIiua
+.'n:rrrn
~ Inn
+.A,._
ycoiii~a,p c u IUD
-_"fin +
,+
,:,A,
iiiuLuo C~~UCLCIIIUUS.
Conversan con el pasajero y echan pestes de Espasa,
que consideran la tierra m5s privilegiada de Dios y
peor gobernada del mundo. Culpan a la Monarquia
de todo, sin entender que cada uno ha de poner algo de
su parte. La desorganizaci6n es compIeta, la pereza
enorme y el desaliento mayor.
Frente a nuestro hotel, en la calle sin trhsito,
sali6 a1 balcbn y se apoyb en la baranda de barrotes
negros, lisos, m a se5ora de rostro fino y ojos obscuros,
vestida con modas que usaba mi abuela cuando yo na-
ci, all& en mi rincbn de mundo. . .
El peinado, en bandeaux, se abulta en morcillones
sobre las orejzs; todo en su idumentaria me marca-
ba el tiernpo de mi primera infancia.. Miraba nuestro
hotel en la calle vacia, con ojos aburridos. No teniendo,
sin dtada, nada que hacer adefitro, observaba hacia
afuera.. . Tal vez su tinico e s p e c t h l o seria, cada
rnafiana, ver salir a la hara del tren algiin pasajero
del hotel y conccer as! 10s USOS de Francia en mujeres
vestidas con trajes del afio, y no del ropero ancestral.
En este Burgos sin movimiento, sucesos ni prensa,
viviran de lo que pasa all&en la corte de Madrid, ve-
getando miserablernente en el pueblo olvidado de la
vida, que urge y pasa.. .
ENTRE DQS SIGLOS 47
1
una idea brillantisima, debida $10 a mi fantasia, que
pone un contenido de mi creacibn y cierto brillo mhgico
a palabras pronunciadas por seres muy opacos. Cuando
volvi6 de su jira por Europa un pariente, me habld
del Escorial y la palabra resond en mi alma de niiia
con brillos de piedras preciosas, de oros y de m6rmo-
Ies.
Mi ignorancia, sobre todo con relacibn a Espaiia,
es profunda.
En Burgos, segiln ]eo ahora en mi Diario, yo
no supe qui& era aGonzalo de Chrdoba., el Gran
CapitAn.
Ocultaba mi ignorancia de vergiienza y hacia
juegos malabares en la conversacibn, para no ser
atrapada. iCuhnto me hubiera valido la sencillez! Ha-
bria Ilenado la enorme laguna de mi cabeza vacia, per0
parapetada en mi amor propio, dej6 pasar las m8s
bellas ocasiones.
Muchos aiios mhs tarde, tuve gran c6lera a1 &le
a mi hija exclamar ante la tumba delDante, en Santa
Croce, de Florencia: - .Yo creia que el Dante era
personaje de novela.. Me enfureci de que, una ge-
52 IRIS
ESCQRIAL
Yorte, y Alfc
ia iglesia del
del Esgirltu.
hGis tarde me he enterado de que el llamado Pia-
dridero e3 un cubterrimeo, doride se co!ocan 10s cad&
verres, atravesados continuamente por una corriect::
de a g ~ h&a
~ , 10s huesos quedan palidos y P h -
cos como mxrfil. ?asan entonces i? la Cripta Real.
st: d u i c n.'.~:+--n-+n
-I-.- ,,L.~
buuiLaiuciiLc a u u i c CI
AI&.,,
n i L a i
..,,,nn
i v i a y u i A,.
uc 1,
la ~ ~ a i l
Iglesia - niuri6 Felipe 11.
M i , desde su lecho, el Monarca moribund0 rezaba
la §anta Misa y se complacia seguramente en la mag-
nificencia de su obra. En sus terribles escrGpulos de
las filtirnas horas, con aquel espiritu religio..,o ama-
sado de terrores y de amenazas, frente a la eternidad
en que iba a caer, se aquietaria quizh, recordando la
misterioxi requesta del Seiior a un Profeta, sobre la
przsunta salvacijn de §alom6n, que habia recibido
todo: lo; dones, y el muy especial de sabiduria, negado
por Dios a lo; pod?ro;oS de la tierra y a 10s concupis.
centes: - 4\4~?edz;'ic6 Templo..
Quedame, de la austeridad de las habitaciones>
-nnl-m
~caicx,uiia ;mnpno;X+-.
3q-n An
iiiipi c;3iuii UL
h,nrtn
i u u LL
o n n t r - ~ c t nonn
LVIILLUDLL
1-
~ V I II L L
-11.
LLU-
- -
tando :
--Resefiias de las wxridas) qce hizo Domingtxln,
y de las veces que f i d cogids. &os pregonan:-Ultimos
momentos de Dominguin.
Es el hkroe, el artista, el percorraje i d d que :e
lleva el a h a de la m.u!titnd. Se c ~ e n i a ntiernas y tr2-
gicas escenas. La madre de Domingu.h se precipii6
a1 haIc6n desgrefkda, a1 paso del rortejo. Se refiere
de una3 damas misteriosas qu.e lloraban bajo sus den-
sos y amp!ios velos en el cernentei-io. Se recueda a1
padre del extinto que ?sa tras del fketro.
La cmarera d d hotel llora !a recsrdar tar, bistes
hechos:-SSefiorita, cra de vcne e! pesar de tod.a la
gente por la gram tribdaci6:i de que se malograra
Domin guin.
Tuvimos gran ssrpresa enterhdonos, en la reseda
de 12s corridas, de que nosotros tamkih, tan forasteros
y extral'los 21 duelo, habiamos tenido la suerte, gloriosa
ya, de conocer a Bominguin. Lo vimos en la cc~r'ldaa
que asistirnos en Rzyona.
ENTRE C95 SIGLCS 89
P2
yes, saritos y guerreros. M a m a pequena de decaden-
cia, de1natural transici6n o de necesario reposo (segfin
JoaquicI), se aviene mejor con este ejercicio de! valor,
que clivierte a la multitud, a falta de proems, que no
12 ofrece la 6poca.
ES!mfia se halsia deszngrado en AmQica. Hoy el
pUdA0 de pasior,es violentar, de soDerar,ia y de cruel-
dad, q t hizo de la conquista y de la dcma de hom-
que
su gloria, gasta sus Gkimas energias o las man-
bres su
tiene el
en lidia de bestias bravas.
LO! Hrn*rlnn
T n
.
,
si u.i:uca .-...-Lien
3
Ae-:.-.mAe.-nn
p u s u ~ u su -...-,..Ae-
u i ~ i ~ i ~ c ~g u~ aw ~ c ; -,.
i uaii ~
ic-
servas (3e crueldad. Eos rornanos hicieron esciavos y
circos; I os espafioles, a falta de rams b5rbaras que re-
ducir a servidumbre, se entreticnen en las corridas.
Esto explica
ex] la apoteosis hecha a Dominguin, con grzn
desencanto
desenca de Joaquin.
El
10s m5s
Daa Siglas-7
90 XRTB
dicho!
Esta misma manera tan suya de afirmar un por-
__^I - ut: .marcar
v m iI.r., u-7- ..-..
~ --
con signos reprobatorios a perso-
nas que acabAbamos de conacer y que me entusias-
maban (aunque fatalmente terminaba por adoptar
su opinibn, ante 10s hechos consumados aue la pro-
baban), hizo que la primera vez que vi aparecer a1
dios Wotan, 'enTla tragedia wagneriana - simboli
92 IRIS
ae IO unico y ex-
celente que diebia hacer : iExpresarme!
rnTn
100 1 ILL.>
de travesiac- ---1
e11 ei naviu ----- 1 - 1-
riegiu ut: 3
^^^^I^_^_ :c--
la uebebpeidciur:,
para entrar a puerto con ntleva carga, que dificulta-
ria mhs, y m5s el desarrollo de mi espiritu, en 10s
cuidados materiales de un pequefio ser afiadido a
otros tr es y en la constante guarda, mhs tarde, de al-
mas huImanas. No me hacia ninguna ilusibn grata
sobre e:;e ser que tornaria en mi entraiia pasaporte
a la vid a. Estaba colmada de afecto por <(El)> y no es-
peraba que Dios pusiese, en mi camino, nada superior
a lo qule ya me diera.
Me: tentaba si el hijo varbn, que llevaria su
nombre , que pudiera parecerse a *El>),pero un se-
creto 1Iresentimiento me hacia terner el cuarto fra-
cas0 de tener una nifia, y ya se me habia estereoti-
pado la f6rmula: ePrefiero Iiacer verdugos y no vic-
timas Alguien estaba ya proyectado en mi subcons-
))
Dos SIclos--l
106 IRIS
:ante pi
el gigante por sobre la ferninidad, a1 vcrrne tan exte-
profiri6 su primera codenaci6n a Espaiia:
nuadaL prof
- Este pueblo ha vuelto a la barbarie.
te puel
Lamentlec naiiarrne ran exnaus~a
*.-I1 L-.. .-..-
---I L- . l . - - ~ . ~ - , ,
para aesarroiiar
la impresi6n y cogerle esta primera palabra que nos
acercaba.
Ya cuaiido me repuse y aquilatit mi emocibn,
comprendi kt imprudencia que habia cometido, yendo
a la corrida,, per0 la artista estaba satisfecha de ha-
ber asistido a la Fiesta de la Raza, gara sentir a1 pue-
I
u
WLi1?LIUV i C J U , ~ U~ I U C i w l qut: eb t9n trasladhndose a1
edificio nuev0, ni a1 nuevo, porque las paredes e s t h
hiimedas, y t.emen, como es natural, a 10s reumas y
catarrones. L,e encaminaremos a Ud., sefior. iEso si!
- Qiga Ud., don Paco.. . Diga Ud.: id6nde po-
driamos llev: ir a1 sefior que busca cosas tknicas? (Y
volvihdose 1nuevamente a Joaquin) : - iQuerria de-
cirnos q1.6 riecesita Ud.?
- LE11 qui: podemos servirlo? - aiiadia, respe-
tuoso, don Ilaco, con una reverencia cortesana.
Joaquin., fastidiado, da explicaciones ya muy se-
cas y cortaintes.
--ea 1Ud.,parkeme que esto es del resorte de
don Rogelio
Nuevss explicaciones a don Rogelio. Este sefior
sesteaba en un ciiarto vacio, embutido en un sillbn,
y a1 oir las razones, responde: - Pues esto es com-
plicado. Dir i: a Ud. mejor, que para que tenga Ud.
debida satisf'accihn, precisa que se entienda con don
Sebastihn Quiroga, que quiz9 en el Negociado de 61
encontrarj 1Jd. datos pertinentes.
Aqui se present6 uno de esos muchos ociosos de
capa raida, que con gran soliciiud acompafi6 a Joa-
quin hasta la oficina del preswto sefior Quiroga. El
acompafiantt3 sacaba, por bajo de la vieja capa decrepi-
ta, un dedo engtlantado de negro, y explicaha a Joaquin
la dificultad que era eso de enterarse de alguna cosa
116 IRIS
esfuerzo grande.
- illVle pernlite, sefior, hacerle una pregunta?
- iF'ues dig:3 Ud.! (sin levantar la cabeza).
.,U,uin
TAln
., ... - ...
miro en torno y vi0 libros y mas libros
inkditos, o sea, manuscritos. , . La Verbena de la Vir-
geiz de la Paloma, por don Sebastihn Quiroga, en gordas
letras, El misterio del cuarto amarillo, etc., - productos
del mismo sefior. Levanta a1 fin la cabeza el autor.
- lDice Ud.?
T , ,
Y joaquin nace su eterna 1regunta :
CI
senor ae la capa :
I
medro en el trabajo.
- iOficinesco, acazo?
-En toclo trabajo, queno est2 hecho para seiioritos.
118 IRIS
y LrisLe
&.-:_A
C O R D O B .A
Llego bajo 10s m%s felices ~ U ~ J I L I ULSLUY
~ . IIUKC
zareEos a vivir. . .
Yo insistia:
- Nos moriremos de aburrimiento. . .
- iY te parece que hasta ahora, en un siglo, he-
mos vivido poco para ser tan nuevos . . .? Una guerra
exterior, una guerra civil, triuniantes siempre, y por
idealism0 patrio amba?.
No me convencia:
ENTRE DO5 SIGLOS 137
que be me ueciaro y
^ _ _ _ _ _ _ ^
'ILLA
daje sobre las piedras, que las gentes nos miran pasar
athitas.
'yo busco el nfimern " v11er4wA4ro'
Luur'uo'*
An1 ,Rirhm-nrle
UL' u \ \ Y L I I ULI"
-Gracias.
-iEs bo q
El com]
--Noes lo que daS, cmca; ia gracia es lo que guar-
das.
Y afin replica el primero:
-§e qiieda Ud. con la gracia y no se la deja a na-
die. . .
Seguimc)s ei derrotero indicado, carretera abajo
y cargando sobre la derecha.. .
Est5 mii y animada la caIle de las Sierpes; 10s al-
macenes y 1d r i e r a s ostentan mercaderias ordinarias
de pitsimo gusto (comercio m5s infirno que el de Ba-
tignolles o r ue Saint Antoine, en Paris).
La gente tampoco sale a mercar, ni 10s lleva asun-
to alguno; caminan para pasear, solazarse, mirarse
y arrojar a las mujeres dicharachos galantes.
Me hago una colecci6n en cada salida, de aque-
110s ociosos y alegres muchachos dedicados a pasarlo
bien, sin esfuerzo.
El sol, 1os perfumes de Andalucia, el aire vivo, 1:1
juventud y las mujeres que pasan, les llenan de re
gocijo :
- jQlit! mtliiequita de cartbn, no puedes baila:r
la jota , porque te apretaron las carnes!
Qtco pasa sonriendo:
-Ul,
-. . . . . . . . -
lcuanao le robaste 10s crespos a la bspe-
ranza de Sa.n Gil?
Es, sin duda, la Virgen de su exclusiva devocibn,
pues en este pueblo son devotos apasionados de deter-
minada ima gen - devocibn que supone guerra eter-
na a todas ;[as otras Virgenes (no dirt5 advocaciones,
164 IRIS
cnar la UU~II
hora de visi ta. Nos introducimos por el lado de la
Obra. Un vi1ejito sale a cortzrnos el paso. Pasamos por
gringos y nc entendemos nada.
- Vuetvan Uds., que no es hora.
Yo me 1?ongo tiesa y fruncida:
- I do not undersfnnd.
- iQue no es hora, sefior! (much0 mhs fuerte a
Joaquin) .
El marlcha impert6rrito y opone su bast6n para
alejar a1 viiejito. AI encontrar esa valla, se vuelve a
mi, como a materia m9s dGctil:
- Que se vuelva pa at&, Madama.. . No puee
visit5. . .
Nosotrc)s avanzam-os ahora mudos. Vienen mu-
chos otros ai estorbarnos la entrada. E! pobre viejito
explica, azo1rado :
-"or uedo hacer Ealir a estos forasteros. . . §on
ingleses, y rio entienden naa, y aqui tqui6n va a sa-
ber su leng:ua endiablaa?, ide herejes que son! Los
vengo siguiendo . . . habr5 que echarlos a empujones . ..
-Pero Ud. no se le atreve al sefiorito, (se mofan
de 61) ; iqu6 1iombre m6s tieso! iQui6n derriba esa torre?,
- i A V(:r si conel reloj entienden!
El viejito tuvo esta luminosa idea. Saca un sucia
y estropeado reloj.
168
descuido.. .
A1 pintor I2ntusiasm6 tanto nuestra visita, que
cerrb su caja de colores, tap6 el caballete con el Santo
que estaba pinliando y se dispuso a acompafiarnos.
Mi gotita de saligre inglesa, que pone en tanta estima
el tiempo, trai;sba de impedir que suspendiese su
obra, pero 61 estaba dichoso de aue le suministr5ra-
mos pretext0 piara holgazanear.
rnoleste! - decia. Joaquin.
- iCa! Si e8s gusto muy regalado ir de paseo con
Uds. NQes ocas;i6n que abunde . . .
Y contra nciestras protestas, seguimos con 61 cum-
pliendo nuestro programa. Mu)7 tltiti! fu6 su. ^compa-
iiia, pues sin la majaderia de 10s gutas, satishzo mis
curiosidades, y me llev6 a buscar ese color local de
donde se desprende el sentido de la tierra.
172 IRIS
ria Guerrero? 1
fama; cuentan
y espsda.
Me encant" p a n a i pul uI*LIILIu - Iuu5LlLlu,
vocara.
-La Iglesia no otorga canonizacih a1 artis-
ta- continu&-; le perdona su sacrificio en el Arte,
ENTRE DOS SIGLOS 193
En I-* n
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I U A U Y
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"
I &Av"yAcu'
~ C.nrirl2rl
U I A- VU'~U"U,
- Pcxque ya no es tiempo.
- i7?I nunca ha tenido novio. . . ?
- si, que lo tuve. . .
-- Ya me lo tenia yo por sabido. , . y no uno. . .
-dijo con empaque de conocecior en mujeres -. C5-
sese, 1mi-a que no sea ocasi6n de pecado. El demonio
anda :juelto por el mundo y la mujer es su anzuelo. . .
Confesarle mi estado de mujer sacramenta-
da erai vulgar ; le cont6 que me habia casado ocho afios
atr%s, y que estaba separada de mi esposo; (por las
maniolbras alemanas) calli, la causa. Afectado el Cura
m8s de lo que autorizzba el encuentro casual, me con-
t6, a su turno, que su pena mayor era la desgracia de
su her-mana, separada de un marido infame.. .
- iY escap6 10s reales? - a5adi6 angustiado.
-- Est%nenredados en la sociedad conyugal-res-
pondille. Le mereci compasi6n desde ese momento,
ternur.a y protecci6n.
1clis compaiieros chilenos trataron de mostrarle
que el-a broma. Se indign6 de que pretendiesen enga-
iiarlo, cuando yo habia sido tan sincera. Las cosas que-
daron ahi, sin arreglo posible.
1cli deseo de visitarlo con Joaquin, obedecia tam-
bi6n i11 gusto de ponerme en verdad.
sin necesidad de explicac%n, cuando lo conoz-
ca- 13ensaha yo - comprendera y, sin enojo, se que-
dar% :onvencido. . . Per0 la verdad es de mas dificil
manej o de lo que creemos.
Por algo Cristo no contest6 la pregunta de Pila-
tos: :Quit es la verdad?. jSilencio. . . ! En una de sus
<<(
f i r auriga~ 1---
se vueive y nus u i ~ e .
-2Quit p;arroquia vamos a buscar, si alli viene un iraile?
(m anera como habla e1 pueblo espafiol). El fraile es
su enemigo, pues mientras pesa tanto sobre elIos la
necesidac del tralsajo que preferirian renunciar hasta
necesidad
a comer, el fraile, segfin ellos, se ha metido a la Iglesia
para desdescansar y ser alimentado.
Por la seguridad con que el cochero anuncia la
---- :-:L--. uei
aparici6n 2 - 7 c.--:1-
iraiie cornuI,- - ---
cermino
1 . .
.. . ae nuesrro viaje,
comprencAemos que un Cura es finico en esos sitios
212 IRIS
--Don de Dios!
- Favor que me hace el Padre, porque en ense-
ii5ndome el gusto, yo se Io hago.
Siente que sea tarde para tomarnos flores.
- Aqui, en tierra de Coria, dan mAs fragancia que
en Sevilla, tan renombraa por sus jardines.
El sefior Cura anda a.fanado buscando algo... La
nmza disculpa que no hayan tenido ahora cosas de ape-
tito, por la venida imprevista, que 10s ha atrapado
en descuido. Vi que el Cura se alejaba.
-Pero lo que no me cont6 el Padre -continha
ella - es que era tan guapisimo el seiiorito de Ud.
Y o respondi con naturalidad:
- Mi esposo estaba en Berlin durante nuestro via-
je, porque es rnilitar.
- Bien decia yo que era ingle' porque tambikn hay
ingleses pelinegros. Muy cerraos son de habla, per0 a
facha y a guapeza, nadie se 10s lleva por delante.. .
Aqui llegan, no como el seiiorito, de buena manera,
sino con mando y empaque, per0 las sacan duras. . .
Nadie les entiende hasta que tiran a relucir 10s duros.
Vuelve el Cura con una canasta de melones que
coloca sobre la mesa. La moza parte uno y lo prueba
mordikndolo por un ladito. . . Pronuncia su irrevo-
cable fall0 en alta voz:
-Este sabe a vinagrillo.
Queda condenado el mel6n con las tripas de fue-
ra. Rompe el vientre a otro, y da su sentencia:
- Este sali6 de recibo.
Asi era; lo saboreamos deliciosamente, dentro
de aquel albergue patriarcal, en que si faltan reglas
de cultura, se cumple la hospitalidad biblica.
ENTRE DOS SIGLOB 217
iuestra religibn,
10s 6rabes--,
prcllllclluu que l d b U I ~ L ~ ~ C LI IU ,I L C ~que ser reinas mo-
ras, que lo habrian sido por guapas.. .
Viene con la cabeza muy despejada. Quietud.
Estos villonios que hemos atravesado de noche,
me condensaron la intensa emoci6n de esa vieja Es-
paiia, de ya desvanecida gloria, y cuyos hijos, resigna-
dos a su abyeccibn, s610 desean pasar bien el rat0 (ni
siquiera alargan su mezquina ambici6n a la vida) y
se contentan con poco -comer algo, bailar, cantar
v tenw mrrirlnc: de toroc:. filtimo eiercicio de la cruel
ENTRE DOS SIGLOS 223
a ciluaiiu
canta la serenata a su manoia, quedan poquisimos,
per0 tienen el alma de las amorosas endechas que
amarraron corazones por una primavctra.
La calle de las Sierpes bulle animadisima. Gircuia
_ _ . -. .
un alegre gentio, exento de las preocupaciones pru-
sianas, a quien no afana el transcur50 ritpido del
tiempo sumado en dinero, como en Londres. Aqui se
respira el inmotivado placer actual, de vivir por vi-
vir, con descuido del mafiiana, confiado a la divina
providencia.
Las fiebres de las ambiciones no devoran a 10s
espaiioles, ni menos a 10s andaluces.. . No les aplasta
el peso de las complicaciones rnodernas - ambiente
que se hace m5s sensible en Andalucla. iTodo va mal
en Espafia! - iPues si sefior! iQui: quiere Ud. con 10s
malos gobiernos!; pero en teniendo jaleos y juer-
gas y toros, vamos pasando.. . iyvaya Ud. con
Dios!
S6lo ahora siento el profmdo sabor de est2 frase,
que es humilde y resignada oraciL a 1,iaa n n ” rr.nr-
,-l;.?;m“”
u L v lllaa luGL-
pufial.
Los mantos, cual usan las reinas en las Cortes,
Eon de riquisimas telas - terciopelo o lama de oro-, y
guarnecidos con tesoros de pedrerias. Las mujeres
entregan sus joyas para recamar esas telas de piedras
ENTRE DOS SIGLOS 225
S
9
ignorarlo!
- iSomos chilenos! - contest6 Joaquin con voz
de satisfaccicjn, en cuyo timbre grave, cuando pronun-
ciaba la frase, vihraba el combate de Iquique, con
Prat saltando a1 abordaje.
Para ((El>>, Chile era el m5s grande de 10s paises
de America, por sus glorias militares y su organizacih
civil, en que la Constitucih misma atropellada, pro-
voc6 una guerra fratricida.
ozo se pus0 una mano en el ment6n y repiti6:
lhinelos!
! yo:
o somos de China, sino de Chile, el pais
m5s bello de Ias colonias espaiiolas.
- iAh! por eso hablAis bien, pues yo estaba cavi-
Iando en que no seriais 4nglesesn, tan duros de lengua
y con pretensi6n de ser adivinados. , . Aqul en Anda-
Iucia no Ies entendemos naa, hasta que sacan a relucir
10s coros>>gordos, de que traen repleta la petaca. iPuS,
que 10s deien!, decimos, si quieren que les adivinen la
marafia de- su habla, la mas- fea de todas . . .
- Mande Ud. iQu6 mas quiere? - agreg6.
- Caf6 - respondi entonada.
-Pues lo tendrB en seguida.
- iQue el cafe sea caliente!
- Pues ya lo probar& Ud.
232 IRIS
- ~ E;tA.E...
Ud. cierta?
.- - . ._
Su amabilidad no da lugar mas que a observacidr1
sin reclamo. Se rie uno, pues no cabe enojo. . .
En este camino de Sevilla a Granada se eleva un:1
aldea, instalada sobre una eminencia, ostentando un
ramillete de paImeras con el cuello bien estirado bajo
el quitasol de murmurantes plumas. iUn cuadro orien-
tal! Debieron 10s Arabes sentirse en su casa durante
10s ocho siglos de permanencia, para bien de toda
Amkrica, por la inyecci6n de sangre rica y alerta que
nos dieron y por esas aersaectivas de vastos Danora-
- *
I
que ius Darcus mmuduus ue nierru riicieran sumr a
10s barquitos de madera; la rabia me hizo recuperar
en un instante mi olvidado inglts. Las palabras acu-
dieron a mi llamado, para proclamar el glorioso .ayer,
de la Peninsula y el enaltecimiento que le diera 1: 1
reciente desgracia, que a ellos rebaj6 en igual grado
You only have, but the money, dije con exaltaci6n.. ,
T <- L--A-L-1- -1-1 --^- -^ ^^I^_ -------
JUdYUlll LI iZLiZWd Ut: U C L C I l t X I l l ~L U i l ZCIlklS bUIlUIklS,
_^Y
CRANADA
zongones.
No nos gust6 el alojamiento, ni imaginamos
que a aquella alta hora nos diesen de comer. Creimos
que nuestro forzado ayuno duraria hasta el desayuno
pr6ximo.
Nos esperaban con comedor ilvminado y comida
caliente. Manifestamos nuestro apetito con mucha
urgencia y quejas por el tren carreta y el conductor
tirano. Nada de lo que dijimos sorprendi6 a nadie. Era
lo corriente; todos debian ser buenos compadres.
iSable Dios si, dados 10s escasos viajeros que
llegaban a Espafia, no participariamos tambikn nos-
otros de las buenas perdices cogidas en la paradilia?
Por la risita del director, cuando contamos el
caso, sentimos no s610 comprensi6n del incidente, si-
no uso, abuso y complicidad. . .
La mesa estaba cubierta de frutas, dignas de las
ponderaciones del Cura de Sevilla, cuando en el viaje
nreunnaha
~-"~v"uuU yuv iina
niie ..aL*U
iUi v a
I U
adall172
UIIUUIUYU Y'U'U he-
hastaha nara
UU",,UUU I L L
h te:
mulga
bosquie. El Siete Suelos estaba aislado entre la densa
y SOITtbria foresta de una montafia solitaria. . . Cru-
zaban el bosque unas cuantas avenidas, cuyo tQmino
se per dia en el descenso. Me aventuri! en la senda in-
dicad: I por el porter0 del hotel, que me conduciria se-
gurarriente a la parroquia., .
rvle hallo en el bosque de la Alhambra - bosque
encan'tado, encerrando un palacio de hadas. Admiro
el gus to Arabe para elegir parajes. Mientras el espafiol
se quehda en el plano, el mor0 busca la eminencia y se
levant.a un palacio de encaje calado.
Los alientos de la selva, despues dle largo tiempo
en cixidades, ese soplo virginal de la naturaleza me
renue77a, en esta mafiana Clara y otofial, el encanto
de la vida.. . No pesa el abrumador tiempo de 10s re-
7
rrigib Joaquin.
E'asaba el tiempo, y como no acudian 10s feligreses,
Preguntamos si por acaso sabrian que era domingo
y aur1 si tendrian intencih de guardar el precepto.
bdand6 el Cura entonces tocar una sefia a1 cam-
paner o y nos cont6 que a veces, ciiando se revestia sus
ornannentos, ya a1 mediodia, cansado de esperar, se
le SUIplicaba de alguca casa que esperase todavia
un momento, porque iban a tomar recien el cafe.. .
per0 :ahora, por el cumplimiento con nosotros, est5 en
hnimc1s de obligar a 10s feligreses a oir misa en ayunas.
F 3
vueltz ,3.
de Ia
P4Ub IelleIe quc b U pIeUeCebU1, 111uy UevULu uel
rosaril0,lo pasaba en el altar mayor, y de pronto t w o
la per egrina ocurrencia de cambiar de sitio, sin saber
Por q' 5.Inmediatamente despues de su traslado, cay6
un ra:yo, que dej6 destruido el presbiterio. Esta clase
de milagros, muy a1 estilo de mi beaterio, me hacen
ubicai- las almas en su grado de edad psiquica. Los
que gozan en la pequefia milagreria, nunca alcanzan
a abaircar el milagro supremo de la Vida y su transmu-
taci6nI de humana en divina. El milagrito menudo es
el priiner juguete de 10s aprendices a misticos.
246 IRIS
1 . .. ..
Aparicion miiagrosa ae un munao nuevo y
magnifico, por contraste entre fuerza y fragilidad,
gracia y majestad. Arquitectura suntuosa y bella,
5gil e inerte, a6rea y espesa.
Visto el patio desde un extremo, da toda su majes-
tad y tambi6n su tenuidad casi impalpable en la de-
licadisima finura decorativa.
Por consejo de un experto, atravesamos un pasillo
con 10s ojos cerrados. Los abrimos s610 a1 hallarnos en
el centro del Patio de 10s Leones. Culmina aqui la im-
presi6n de alucinadora magia.
Patio de encantamiento, que se alarga y ter-
mina con templetes de colurnnitas salientes a ambos
extremos, intensificando la impresi6n de riqueza por
repeticidn y entrecruzamiento de arcadas ojivales,
maravillosamente caladas .
Ensuefio voluptuoso de una noche, que disipa la
alborada.
Ninguno de 10s cuentos de hadas que tanto me
complacian en mi niiiez, como libre escapatoria a las
vulgaridades provincianas, correspondi6 a esta sor-
prendente fantasia.
ENTRE DOS SIGLOS 249
del valle
va y la perspectiva de verdura, sobre el patio
en que
que se eleva.
En nctn m ; r o A n r m 6 c nit^ nn n a r t n alntina r l la
F ~
Alham
252 IRIS
254 IRIB
--_
(1) En mi diario de Espaiia, de 1914, tengo anotada la
SGitanerEaB. explicada por el ocultismo.
270 IRIS
DE NUEVO EN CORDOBA
la i G v c 3 w i a m r 5 ~ c i i k . El Cabildo de C6rdoba
conci'-ib el F~F:? de dc-triir el centro de la Mezquita
para bzcer U:I t ~ m p l oa-ictinm, constmyendo una Ca-
piila Mzyor. E! Municipio de la ci.\idad protest6, con-
Fideran do el proyecto a'ssxdo y estkticcamente sacri-
lege. La Illeyquita de Cbrdobe, despu6s de la Meca,
era !a mris bella y suntuosa del mundo. Tenian 10s cor-
dobe-es su org?rl!o en eila. Su kelleza la habia hecho
triunfar del fanatiamo y del mal gusto. Era Ka joya
de la ciudad, y nadie nornbra siquiera a esa intrusa
Catedral que la profafib.
Los ediles se sublevaron y hubo hasta amenaza
de pena de mtaerte a1 obrero que se atreviese a tocarla.
§e solicit6 la autorizacih de Carlos V, quien consin-
ti6 en ese acto de barbarie. Demolieron el centro,
para fiarer u:i cruc2ro. Refieren que el monarca, cuan-
do vi6 el decastre, se encoleriz6 contra 10s canbnigos,
dicikndoies: - Capillas Mayores hay en todas par-
tes, pcro Mezquita corn0 la de Cbrdoba, no existe-?en
ningfin sitis.
Do. l i g l c t l 9
Ni as! perdonamos su equivocacihn. El crucero
atrae maldiciones de todos 10s artistas sobre la me-
moria del soberano.
La crtrz,rompiendo la extensi6n del bosque mu-
sulman, me parece sEmbolo de esa lucha que ahog6 en
sangre, durante cinco siglos, a moros y cri-st'ianos.
La pemmbra fuC disipzda por la luz blanca, algo
cruda, del templo, con su alta nave y su tr~nsepien
estilo barroco y plateresco, bastante rico, per0 fuera
de sitio.
La Mezquita ha sido humillada, aplastada por
esta elevada construcci6n, que la destroz6, per0
tiene afin tal fuerza de empuje y tan sobrecogedora
es en sus ramificaciones, que la misma Capilla Mayor
es su prisionera, y la desafia con su encanto, embis-
tiendo a1 crucero con la multiplicidad de sus obli-
cuas avenidas, que van a estrellarse en sus muros.
A esta hora, el misterio musuh6n es m6s pene-
trante y vivo en su tristeza moribunda. Las vagas
penumbras hacen resaltar las obscuridades siniestras.
La suntuosa cruz latina, con PIIS altas b6vedas lumi-
nosas, choca y desentona en el embrujo circundante.
La pura claridad cristiana se aviene mal con la
turbia penumbra del Islamismo.
Poseemos el Dios-Hombre; 10s h-abes, su Pro-
feta. Los templos guardan armonia con sus religiones:
m6s altos y claros 10s cristianos, m6s obscuros y bajos
10s islamitas.
iLa Mezquita ha sido profanada por el cru-
cero! Lo repito indignada. Cada monument0 en su
&io. Aqui la Mezquita. All6 las Catedrales. Nunca
olvidar6 el misterioso sobrecogimiento que me di6
el estilo gbtico, y que culmin6 en la Catedral de Viena.
Fui5 una impresih nunca 9entida antes-mezcla de
terror y de admiraci6a a la belleza desconocida.
Seduce la arquitectura h b e por su exuberante
y finisima riqueza, pero ese mundo de magia y de vo-
lulstuosidad inslsira terrores h o r a d o s de Ias con-
i
ciencias cristianas
-. .
Si a la Mezquita se le rest6 belleza, a! perder SI 1
.
:
_
uniaaa, gano en rnrsIerio1 * _
. _.
con 3 . . - 1 . 3 . * .
ias irregwariaaaes -
con-
siguientes a la mutilacibn. La torpe incrustacih de
altares entre sus arcos, las capillas cpe cierran sus p6r-
ticos abiertos sobre el patio, el mirah solitario, donde
10s mosaicos giardan el desgaste impreso por las ro-
dillas de fides y peregrinos, todo ese desorden labe-
rintico !a hace m5s extraiiiamente confma.
Aquella tarde primera, que nuIzca crei repetir
tan pronto (pues ignoraba que de Granada habiamos
de volver por el mismo camino), senti miedo en la di-
latada prolonaacibn del bosque de columnas. Sorpren-
dianme las dilzta-ciones y temia perdernie en la en-
I
cantada soledad.
Cada columna semeja un chorro de agua verti
- 3 . - - 1 - ., ., -
cai, que se quiema en ei eecno y aore un ancno aDa-
1 1 .
, CastilIa parece
TOLEDO
4 ---
-----I.
vagante,
- que llamase a un sacerdote, vuelve a avisar-
me que espere, pues vendrii un p rebendad 0.
Pareeia cosa rara esta QCUIOrencia de confesar-
4- J . . A -
se en Toledo, y e! clkrigo vendria WI U U U ~
4-,.,.*:2:--l-
MSLKMUU
c
.
de que se le molestara.
En otra ocasih, alli mismo m-e dijeron: iNo
S Q horas!
~ iY eran las nueve de la mafiana! NQ pude
saber si en la negativa se subentendia que esas horas
eran demasiado altas o bajas, si tempraneras o tar-
dias. . .
S610 &ora presumo el gestillo del muchacho, que
no llevaria a 10s canbnigos, con la anunciada peni-
tente, ning6n agrado y cjtlizhs disgusto de caminar
unos pasos, de interrumpir una charla o aun de dejar
enfrjarse el chocolate. . .
Aguardit largo rat0 - tiempo de engullir muy s6-
lidos desayunos - y segui esperando, sin que se divi-
Sara un solo sacerdote, ni se diese comznih, ni se cele-
brase misa.
A1 fin apzrreci6 un canhigo largo, flaco, moreno
y encorvado.
Me puse de mal humor. iTan pocas faltas, ni
siquiera (culpas>),para tanta demora en venir a reco-
gerlas! iY todavia creerii hacerme un gran favor, este
viejo ocioso!
Me fastidiaba por mi carencia de libertad espi-
ritual para juzgar yo sola mi imposibilidad de pecar
mortalmente, falthdome deseo y ocasibn, y prescin-
dir asi de estas confesiones tontas.
El Curs m i ~ m ocreeria encontrarse con un alma
cargada de gruc-os pxados contra el <&exto. y se iba a
hallar casi con .ilna:primera comulgante. iQEit chasco!
Me acerquit de mala gana, sabiitndome mujer sin
icteres. Por !os cwdraditos de madc3ra de la venta-
nilla, divis6 un fuerte pzrfil de Agui’la y un ojo negro
terribl3mente inquisidor, que me aterr6. . .
En todos 10s pasos de mi vida ih a con (<El,y su
proteccih me apoyaba hasta frentt a- Ding
1 I _ _ -v, -___
2 12s
fuerzas aslturaler, per0 ahora me voy a hallar sola con
este hombre y me siento abandonada a su torpe in-
comprensi6n, dentro de mi pequefia conciencia infan-
til, tan confuiidida como menuda y perdida en deta-
lles infimos, que dan a las tonterias, contornos de ma-
terias graves, por carencia de titrminos adecuados.
Nunca he aprendido a confesarme. Tengo una es-
‘
crcpulosidad minuciosa, falta de discernimiento, y te-
mor de EO explicar bastante. Experiment0 una serie
de cohibiciones y miedo de hacer mala confesi6n.
Concibo alii mismo ideas ridiculas del Cura que
me oye, y temo que e! escrfipulo me lleve a decirse-
las. . . Me sentia en pitsima disposicih, con aquel
hombre antipatico de quien esperaba s610 absoluci6n.
No s6 c6m0, ni a prop6;ito de que, salt6 el Cura:
- ileitis novelas?
Me fastidi6. i A qui: se metia en mislecturas sinin-
guna de mi,; leves faltillaslc autorizaba a interrogarme?
La c6lera m.2 torn6 ltlcida:
- Cuando era nifia, lei novelas - dijele, ya con
aplomo -. Ahora las vivo, y cuando sea vieja, las es-
cribirk. . . para no olvidar la mia propia, que es la h i -
ca interesante. . ,
320 IEIS
momentgneamente, renacer%n. . .
- Pdes yo te confieso que aqul,
I U'IU J V Lb c r y u s , m5s que
b.v1111L3V yL4b IIILL9quL en nin-
LII 1,111-
-1 .
aome ,,
en aqueira 1. ..
Miraba entonces, de lejos, a don Ramiro, gozhn-
,-
cigna ieaiaaa, 3 .
t2n ajena a *la impre-
.
si6n que producia. . .
Record6 a Joaquin mi visita aquella noche que
estaba tan estropeado por las patas del caballo habe,
a su regreso de Samaria, y yo traje la memoria del se-
villano enjugjndose el sudor de la frente, que a juzgar
por su abatimiento y quejumbres parecia sudor de
sangre. . . Y tamMn record6 a ((Don Martinez,, con
la bien cortada cotana madrilefia hecha jirones.. , To-
dos venian maltrechos y cariacontecidos. , ,
RNTRE nos SIGLOS 935
Joaquin dijo:
- Debes confesarle a1 sefior canhigo - como a
penitenciario que es - para que te absuelva, 10s bue-
nos deseos que has tenido de quemar a 10s frailes
espafiioles.
Don Ramiro se reia con estremecimiento de todo
el cuerpo.. . Comprendia mi impresibn.. . No me
juzgaba por palabras, como me sucede con 10s sacer-
dotes de mi tierra.
- Toledo - dije - tiene gruesas cuentas pen-
dientes.
En la plaza Zocodover me asalta la visi6n horri-
ble de 10s autos de fe, con las piras de carne humana
en llamas. Me espanta la crueldad.
-lSabeUd. que el Papa no estaba de acuerdo con
Felipe II?-excus6 don Ramiro, para salvar ios fue-
ros de Roma.
-Peor a h , para la Iglesia espafiola, fuC el
Yo salt&:
538 IRIS
la Escuela.
- iQu6 te pareci6 la tecnica rnilitar, 10s armamen-
tos y la ensefianza, en comparaci6n con Alemania?
Guarda un silencio en que creo descubrir que
Espafia retarda en conocimientos de arrnas y m6todos
modernos.. .
ENTRE DOS SIGLOS 349
LUG
A,,hon
uuuau 1- ;mnrnr;Xn
ia i i i r p i ~ 3 1
A,,
u i iue G F L ~h i i i i i L u .
Cnr\
IJWII i u c v a s .*v
i-..-..nm
carecen del encanto de vieja 1eyenda, dentro de esa
a h a nacional que cada pais tic:ne y cuya penetracih
es la clave del enigma racial.
Castilla cos produce adivinacih sensible, trai-
da por la sangre misma, que nos pone en contact0
con la intensa vida pasional preterits.
Asi abandosadas e incultas, las montaiias caste-
llanas dan rt3ieve a1 pasado, y en su desoIaci6n cuentan
la historia ieroica de la tierra cansada, clue se reposa
bajo un sol de fuego.
__...
En el largu cammu.._^ cre
1-
regrew, en... . ~ . ~
q i x vultea la ---%L.- 3-
ras.
. ..Esa confianza, de Joaquh en que la raza, con
. 7 .
llliLL7, u\**lb&,\A--* I J A b " bU, lLiU _VU'LUUU p b . rl u LLl " i UU) -1 la*-
Mi
desde t:1 Tajo, aparece a una enorme elevacih. Me
coloco bajo el puente que parte de las macizas cons-
trucciones en que se levanta y que forman su impo-
nente Iledestal.. . No es 8610 monumento; es inmen-
sa ciucladela. Sobre el muro, que continfia perpendi-
cularmc-rite el gigantesco sub-basamento en que des-
cansa, aparecen espesas copas de arboles.
El palacio-fortaleza tiene vastos jardines, ence-
rrados en la enorme construcci6n.
360 IRIS
Dos Siglos-24
- .
362 IRIS
de elevaci6n y de pundonor. . .
1\Jo encontraba el ligament0 de tiempos tan varios
Y de almas tan opuestas.
IW e griego, el Greco, nezcla de bizantino e
.. . . . .. , ,
italiano, me ha unicto las hemas sueitas ae la emmo-
llada madeja en que se me revolvian el arte, la historia,
las razas y las civilizaciones. sin hallarles la unidad
sintktica en que calzan todos 10s elementos dispersos.
Me ha traid o el Greco la llave de la puerta se-
crelca, que no abrc:n 10s ojos sino el Arte.
Este pintor agrio, Aspero, brumoso y horriblemen-
te desproporcionado, que ha hecho de la forma-hom-
bre un simbolo o un estado de trance siniestro entre
dos mundos, me ha iluminado.. .
S610 por el ascetismo podemos penetrar a1 alma
de Espafia - la negra Espaiia de la Inquisicibn y de
10s tormentos. , ,
370 IRIS 1
. .
Dos Siglas-25
378 IRIS
- ..
Querria eoncretar mis anhelns en la csnfusibn de
M a hora, fomulando las ansias difusas en el a h ,
a'rgado de odios. amenazas. temores :- cobar-
dfas.. .
Prepuntii a un gsan politico. en nuestaos pasem
por et Fosque, el programa que seguirian las derechaa
- Dehemos infundir cnnciencia. cristiana a !as
masas -- contesthe.
1 . I *.
ENTRE DOS SIGLOS 395
, -
la tierra.
Si lo hubikramos halladc- pensamos-, habriamos
sabido agasajarlo! Magdalena con su vas0 de alabas-
402 rms
tro pleno de frzgante b6lszmo y sus cakellos liermosos
sirviendo de toalla a 10s pies del IkJaestro, nos parece
magro obsequio a la divinidad, que presentfa.
Cristo explica entonces a1 Z ~ S O I E ~ personaje
~ X ~
que asi invita a su celestial Reino: .Lo que hicisteis
por el filtimo de estos pequeilicelos, por Mi lo hicisteis!))
Es grato y bien cornpensado servir a 10s g r a d e s
de la tierra, que pueden colrnarnos de riquezas, hono-
res y bienes terrenales.
El Sefiior se disfraza, se hace pequedito, miserable,
pobre y Ilagado, para ser amado en si mismo, o sea,
en el Dolor, m%scara humana de su divica hermo-
sura!
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(rulere ser aescutxerto en el ruao paaecer, que es
el desconocimiento y la humillacibn - herramientas
con que labora y pule las alrnas.
A1 pobre y a1 desvalido se les ayuda sin esperanza
de beneficio personal, a sabiendas de que no devol-
ver5n favores. . . Asimismo el Seeor quiere que lo
amernos de amor, en su carne de doliente humanidad,
sin inter& por recompensa algun:I!
..,. -,.+-,. 1..-,.,.,.-
jSefior, venga a nos tu Reino:1 n YUC W L d b I L L L C x~
amasc:n en mi y hagan carne y sangre en mi alma
egoist.a!
h a y tanla aiscancia cie mirar el Iuego uesue
T 1 1 1 . r 3 . , un
7 . -
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