Defensividad Oral
Defensividad Oral
Defensividad Oral
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oral-por-gloria-chumbita.html
Estas frases y muchas otras las escuche un sin fin de veces cuando como Terapista Ocupacional
entrevisto a los padres que vienen a una consulta y tomo una historia sensorial, y les pregunto
Sobre la sensibilidad oral y la alimentación de su hijo.- Uds. También se identifican conmigo?
En muchas ocasiones, las dificultades con la alimentación, son un síntoma mas de una
problemática en el procesamiento sensorial general.- Pero Porque preocupa la alimentación y no
así la odisea del dentista, o que no quiera dar besos, o que no quiere cepillarse los dientes o que
se lleva las cosas a la boca. Por lo que UD. Esta pensando, esta es una Ocupación fundamental en
la vida de cualquiera de nosotros y tiene que ver con nuestra supervivencia, pero no es menor que
la ocupación de alimentarnos tiene que ver con otra que es la de socializar, en muchas regiones
de nuestro país, por ejemplo en donde yo vivo, aun sentarnos alrededor de la mesa es un rito
sagrado, en el que la familia o los amigos alimentan también la vida.- Por lo cual, no solo
les preocupa a los papas que la nutrición no sea adecuada sino también que este momento
vivido en general como de “alegría y Placer” sea para muchos una verdadera “tragedia”.-
Muchos niños que tienen este tipo de problemática no solo con la alimentación sino también con
todo aquello que se relaciona con la zona orofacial puede deberse a un déficit llamado:
La Defensividad oral: “Es evitar ciertas texturas de alimentos o la irritación con actividades
en las que se usa la boca. Los patrones de Evitación son únicos para cada individuo (Wilbarger,
1991)”.- Es un modo de Hiperrespuesta a los estímulos táctiles, pero eventualmente puede
involucrar a los gustativos y/u Olfativos.- Es uno de Los síntomas más precoces que podemos
encontrar como evidencia de Déficit de Procesamiento sensorial.
En general es parte de la defensiva sensorial Y es uno de las dificultades dentro de la Deficits
de Procesamiento sensorial que es difícil de abordar, porque la zona oro facial, es un espacio
intimo, que conlleva la impronta de los primeros vínculos desde los cuales nos relacionamos con
el ambiente y las personas y esta relacionado con la supervivencia .- Recordemos además que el
área mas sensible del cuerpo, es la cara y no por nada esta dotada esta zona no solo de una gran
cantidad de receptores sino también de una vía especifica que lleva la información a la corteza.-
Es muy importante valorar cuando de la alimentación se trata, cuales son los síntomas presentes
e identificar si hay aversión a estímulos táctiles solamente, o si la hay también hacia los estímulos
que involucran el gusto y el olfato, con lo que cual el tratamiento se complejiza y requerirá del uso
de diversas estrategias que apunten a modular el procesamiento sensorial de estos sistemas
sensoriales, y a indicar una programación de alimentos que incorpore gradualmente esas
modalidades sensoriales.-
Tips III: Defensividad Sensorial Oral
Si su hijo presenta problemas de defensividad sensorial oral aquí les propongo algunas ideas
para aplicar en casa:
https://www.redcenit.com/dificultades-sensoriales-en-la-alimentacion/
La alimentación es una actividad básica y necesaria para los seres humano debido a que
permite el adecuado crecimiento y desarrollo del individuo. Esta actividad está relacionada
con la experiencia de distintas sensaciones, y no únicamente con la ingesta de los alimentos.
2. Defensividad oral: serán niños con un repertorio limitados de texturas, prefieren texturas
extremas (muy blandos o muy crujientes), llegando a escupir trozos en texturas semisólidas.
Podemos dividir en dos categorías:
Debemos tratar el momento de la alimentación como una experiencia gratificante, por lo que
debemos jugar con el niño y permitir que se manche experimentando las sensaciones del
alimento.
Intentar que ese momento sea tranquilo, no vayáis con prisas, teniendo en cuenta que el
entorno sea lo más tranquilo y estable posible.
Otro aspecto a tener en cuenta es el mobiliario, con mesa y silla de la medida del niño.
Evitando que el niño tenga los pies en el aire, logrando la mejor postura posible.
Procurar que el plato se quede vacío, por lo que habrá que tener en cuenta poner cantidades
que sepamos seguro que el niño se va a comer.
Fuera de la hora de la comida, trabajar el aspecto sensorial: cepillado de dientes con cepillo
eléctrico, introducir nuevos sabores, jugar con temperaturas (masajes con agua fría y
caliente en la zona de la boca).
Que el niño participe a la hora de la preparación de la comida, o jugar a las cocinitas con él.
LOS PROBLEMAS
Los niños con dificultades de alimentación debido a causas sensoriales, limitan
con frecuencia los tipos de comida y líquidos que están dispuestos a consumir.
Los problemas con la regulación y el recelo sensoriales conducen hacia muchas
sorpresas desagradables que se asocian con la comida y las horas para comer.
LOS PRINCIPIOS
Los niños necesitan aprender acerca de los nuevos alimentos de una manera
que no les resulte amenazadora. Necesitan una gran cantidad de exposición a
la comida antes de que puedan considerar probarla o comerla. Las horas de la
comida se asocian frecuentemente con las expectativas para comer y beber.
Muchos niños están en guardia o gastan gran cantidad de energía protegiéndose
a sí mismos de las nuevas experiencias sensoriales que sienten peligrosas. El
confort y la seguridad son los aspectos más importantes de la hora de la comida.
Cuando los niños se sienten seguros y confortables, estarán más dispuestos a
arriesgarse y a participar en nuevas experiencias.
LAS DIRECTRICES
Incorporar Estrategias para Normalizar el Procesamiento
Sensorial Antes y Durante los Encuentros con la Comida
Las actividades que proporcionan tipos específicos de información sensorial
pueden apoyar la organización sensorial y reducir el recelo sensorial. Esto
incluye el movimiento en el espacio o la información vestibular. Cantar en voz
baja, por ejemplo, puede utilizar como una transición entre actividades más
activas, antes de las horas de comida o actividades como cepillarse los dientes
para prevenir el recelo sensorial y la sobre carga, y como una actividad silenciosa
de organización cuando un niño está escuchando una historia o recibiendo
alimentación por un tubo.
Haga una lista de otros alimentos en las mismas categorías. Por ejemplo, un niño
que come papas fritas y pretzels puede aceptar otras comidas crujientes y
saladas con mayor facilidad que los alimentos suaves o sosos. Las frituras de
maíz pueden incluirse a la dieta. El pan podría introducirse como pan tostado, o
podrían crearse emparedados con frituras de maíz antes que con pan suave.
Un niño que come alimentos suaves tales como purés de manzana o bananas
puede aceptar otras frutas blancas como peras mezcladas con bananas y piña
de manera más fácil que a los ejotes. En este ejemplo las peras están en el grupo
de la fruta blanca y dulce. El principal cambio está en una ligera diferencia en el
gusto dulce. Los ejotes son muy diferentes tanto en color como en sabor y
pueden representar un cambio demasiado drástico para el niño muy sensible o
suspicaz.
Los cambios pequeños y graduales siempre son más fáciles de aceptar que los
grandes o repentinos. Nosotros experimentamos estas directrices en todas las
áreas de nuestras vidas. Cuando hay cambios en las propiedades sensoriales
de la comida (p. Ej. Color, sabor, textura, olor y temperatura) demasiado rápidos,
muchos niños ¡“simplemente dirán NO”! Para prevenir que esto suceda y apoyar
el éxito del niño, haga cambios muy pequeños en los nuevos alimentos que
ofrezca.
Uno de los cambios más simples es introducir una nueva marca o variedad de
una comida que el niño acepte. Hay muy pocas diferencias en el sabor o textura
de diferentes marcas. Pueden ser muy sutiles o muy notables para un niño
específico.
Los niños aprenden a ser amigos con nuevos alimentos jugando con ellos.
Cuando revuelven, dan palmadas, untan, vierten y hacen diseños con una
comida que no les es familiar, experimentan las cualidades sensoriales de dicha
comida. ¿De qué color es? ¿A qué huele? ¿Qué se siente tenerlo en las manos?
¿Es suave o tiene alguna otra textura? ¿Es húmedo o seco? Pueden agregar
otras sensaciones a sus juegos al chuparse un dedo o tomar una probadita de la
cuchara que se usa para revolverlo. Gradualmente desarrollan la comodidad
para explorar la comida con la boca conforme empiezan a comer pequeñas
cantidades.
Cuando se separa el juego con alimentos de la comida de los niños, éstos saben
que no se espera que prueben o coman ese alimento. Esto les da confianza y
una mayor disposición para experimentar la comida de otras maneras. El juego
con alimentos puede empezar con comida simulada, como una manzana de
plástico suave, o rebanadas de pan y queso de pláticos. El niño puede explorar
tales alimentos con los labios y la garganta o pretender alimentar con ellos a una
muñeca o a un oso de peluche. Pueden introducirse una manzana, pan o queso
reales en el juego conforme el niño se sienta más confortable y acepte mejor la
comida real. Las tiras o cubos pequeños de queso pueden volverse los ojos, la
nariz, la boca y el pelo sobre la cara de manzana o de una pieza de pan. Se
puede sacar un bote de un pepino o calabaza con un niño mayor. El énfasis se
hace por entero en la familiarización que viene por medio del juego. Si el adulto
trata de convencer a los niños de tomar un pedazo de comida, pueden volverse
suspicaces de que el adulto tenga otro motivo. Empiezan a percibir la situación
como otro truco para hacerlos comer en lugar de que sea una exploración gozosa
de alimentos.
Los alimentos grumosos o sólidos que deben masticarse pueden ser muy
atemorizantes para los niños. Conforme se vuelven más temerosos y sienten la
presión de los adultos, incrementan la tensión en la cara y en la boca. Aprietan
la quijada o retiran la lengua. Pueden abrir la boca un poco. Pueden quedarse
congelados y detener el movimiento de la lengua tan pronto como sienten que la
comida la toca. La tensión y la falta de movimiento de la boca incrementan la
incomodidad sensorial del niño. Algunas piezas de comida pueden quedar en el
fondo de la lengua y provocar náuseas. Al niño le da pánico y decide que este
tipo de comida es peligrosa y debe evitarse en el futuro.
Por lo general, los infantes en desarrollo pasan muchos meses explorando los
juguetes con la boca. Sienten la firmeza del juguete mordiéndolo repetidamente.
Sienten la forma y el tamaño con los labios y la lengua. Conforme aprenden a
empujar el juguete en la boca con la lengua, discriminan las irregularidades en
la textura de la superficie. Conforme hacen esto, se sienten muy seguros debido
a que las irregularidades no se caen. No tienen que ser manipuladas en la boca
y tragadas. Cuando encuentran una irregularidad en la comida o muerden un
pedazo de galleta o de queso, ya han experimentado con las texturas en los
juguetes, así que no tienen miedo. Saben que pueden manejar la nueva
experiencia con los alimentos.
Los niños necesitan saber que pueden sacar pedazos de comida de sus bocas.
Los adultos pueden ayudarlos usando sus dedos para remover un pedazo de
comida, aprender a escupir la comida en un recipiente con un buen control de
labios y lengua, y reunir pequeños pedazos de comida utilizando comida suave
que los una o los pegue. El puré de manzana suave puede unirse con puré de
manzana macizo. La salsa licuada de spaghetti podría usarse para unir pedazos
de pasta que se adhieran a la lengua. Algunos niños aprenden a limpiar sus
bocas tomando pequeños sorbos de bebidas entre las mordidas.
Cuando los niños saben que pueden sacar la comida de la boca cuando así lo
necesitan, estarán más dispuestos a ponérsela en la boca. Si se sienten
amenazados o inseguros, lucharán contra cualquier intento de poner la cuchara
o la comida en su boca.
Algunos niños necesitan comenzar a escuchar una historia o mirar un libro con
ilustraciones acerca de la comida. Otros pueden tener problemas al estar en el
mismo cuarto que la comida. Pueden haber desarrollado unas respuestas de
tanta aversión que gritarán o vomitarán tan pronto como huelan o vean la comida.
Es importante identificar el tipo de relación con la nueva comida que el niño
sienta como segura para incrementar lentamente el involucramiento del niño con
la comida. Algunos niños se enojan y quieren dejar la mesa si se colocan nuevos
alimentos enfrente de ellos. Si la comida está en el otro extremo de la mesa, está
bien. De manera gradual la comida puede acercarse más y más hasta que esté
en un plato enfrente del niño. Conforme esto se acepte, la comida puede
colocarse en el plato del niño. Esta progresión tiene por lo general más éxito si
la comida se ha incluido en el juego con alimentos que se separa de las horas
de comida del niño. Introduzca un nuevo alimento en la comida después de que
el niño haya explorado algunos de sus aspectos durante el juego y exploración
de alimentos. Por ejemplo, rebanar peras en la comida puede seguir al juego con
botes hechos mitad de peras que floten en la bañera.
Muchos adultos ofrecerán al niño nuevos alimentos una o dos veces. Cuando el
niño se niegue a comerlos, los alimentos se colocan en la lista de aquellos que
no le gustan y nunca se vuelve a ofrecer. Como esto sucede cuando la mayoría
de los alimentos son presentados, la lista de posibles alimentos se reduce, y el
niño y el padre se quedan con una dieta de 4 o 5 alimentos que son aceptables.
Cuando se ofrece la comida muchas veces sin la presión de comerla, el niño se
familiariza con su vista, olor, textura y sabor. La curiosidad y el hambre pueden
alentar al niño a morder algunas veces y a incorporar eventualmente la comida
en una dieta más amplia.
A los niños pequeños les encanta imitar a sus padres conforme limpian la mesa,
aspiran el piso, baten una masa de pastel o apilan la ropa sucia. Cuando los
niños son precavidos o sospechan de nuevos alimentos, puede evitar la cocina
y perderse muchos aspectos de la preparación de alimentos y comidas. Esto
puede ocurrir debido a que los olores de la cocina son ofensivos para ellos o
porque los niños tienen miedo de que los adultos los presionen a probar o comer
los alimentos.
Incluso los niños muy pequeños pueden llevar su plato o tazón a la mesa a la
hora del almuerzo o llevar el tazón al fregadero o lavadora de platos de la cocina
cuando han terminado de comer. Esto los ayuda a entender de dónde vienen los
alimentos y que la comida tiene un principio y un final claro. Al principio de la
comida, el niño puede servir el alimento de un platón o de una jarra a su propio
tazón. Los niños mayores pueden ayudar a cocinar la comida para la familia,
plantar vegetales en el jardín o cultivar hierbas en una maceta pequeña en la
ventana. Cuidar a las plantas y ver cómo crecen las verduras crea un interés más
sólido en cocinar y comer los alimentos.
Los niños con problemas de alimentación basados en los sentidos por lo general
son quisquillosos para comer y consumirán sólo un número reducido de
alimentos. Pueden quedarse limitados a comer alimentos con características
sensoriales o nutricionales similares. Por ejemplo, un niño puede beber leche y
comer yogurt y queso, limitando su consumo a productos derivados de la leche.
Otro niño puede vivir con galletas, pan y arroz blanco, una dieta muy limitada de
carbohidratos. Las frutas y vegetales se pierden con frecuencia de las dietas de
los niños. Debido a que a muchos niños les gustan los sabores dulces, los padres
les ofrecen postres con dulce y azúcar para convencer a los niños a comer o a
aprender a masticar. Debido a que los niños con problemas sensoriales tienen
dificultad con el cambio, pueden volverse adictos a estas comidas super dulces
con facilidad y rechazan alimentos más nutritivos. Si el niño prefiere alimentos
más dulces, comience con vegetales como zanahorias o papas dulces, o bien
añada miel a algunas verduras, frutas o cereales. Esto ofrece un edulcorante que
proporciona tanto nutrientes como calorías de alta calidad. A algunos niños les
gustan los sabores intensos proporcionados por las bebidas carbonatadas. En
lugar de darle al niño un refresco de soda, mezcle su jugo de frutas favorito con
agua mineral carbonatada. Se pueden humedecer pedazos de vegetales o de
carne en condimentos tales como salsa de barbacoa, aderezo de ensaladas o
salsa. Los niños pueden masticar tiras crujientes de zanahoria o pepinillos al
inicio de la comida para despertar el apetito. Pueden añadirse hierbas y especias
a los alimentos para incrementar la intensidad de su información sensorial. Los
niños necesitan diversidad en su dieta para obtener las calorías y nutrientes
necesarios para el crecimiento. Se pueden agregar suplementos alimenticios a
la dieta con la guía de una nutricionista o médico calificado. Los suplementos
alimenticios de alta calidad, tales como la fruta deshidratada y el polvo de
verdura, pueden mezclarse con alimentos que el niño acepte.