Responsabilidad Extracontractual
Responsabilidad Extracontractual
Responsabilidad Extracontractual
EXTRACONTRACTUAL
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018
ASIGNATURA
DOCENTE
CICLO ACADEMICO
ALUMNOS
2018
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018
CAPITULO I
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL
Es claro que en estos supuestos el inteó rprete tendraó que dirimir en cada caso concreto
el grado de imprudencia de la víóctima en la constatacioó n del danñ o. Asíó, seraó distinto el que
una persona se arroje a las ruedas de un automoó vil en movimiento en cuyo caso se aplicaraó
el supuesto de hecho del artíóculo 1972º que esa misma persona se haya resbalado a la
pista por ir jugueteando con su mascota y sea embestida por un automoó vil cuyo chofer lo
conduce a excesiva velocidad.
Incluso la doctrina llega a distinguir entre las situaciones en que la culpa de la víóctima
(perjudicado) concurre en la produccioó n del danñ o, de aquellas en las que genera un
agravamiento de sus consecuencias (JANNARELLI). Tal distincioó n no ha sido acogida en
nuestra legislacioó n, ya que resulta claro que la norma ahora comentada se refiere solo al
primer caso, es decir, al supuesto en que la actividad de la víóctima causal mente incide en
la ocurrencia del danñ o. Seríóa entonces necesario establecer que el agravamiento de las
consecuencias danñ osas generadas por la actuacioó n o no actuacioó n del propio perjudicado
se encuentra dentro del reó gimen general de imputabilidad establecido en el artíóculo 1969
C.C., maó xime cuando la referencia normativa es justamente la imprudencia de la víóctima y
dar como resultado su absoluta irrelevancia frente al sujeto causante. Por lo demaó s, el
sentido de la norma permite evaluar la conducta agravante del perjudicado como un hecho
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ex post al danñ o que genera consecuencias danñ osas distintas a las originadas por el
causante y que, en este orden de ideas, estaríóan fuera de su esfera de imputabilidad 1.
Merece particular atencioó n, para efectos de realizar una apreciacioó n críótica sobre la
impropiedad de la utilizacioó n del teó rmino imprudencia, y maó s allaó de que algunos autores
hayan resenñ ado las finas distinciones entre la imprudencia y la negligencia (DE
TRAZEGNIES, SAVATIER), el anaó lisis preciso del concepto de diligencia, que conlleva, como
no, al de su aspecto negativo: la negligencia, pues ello responde mejor a la idea plasmada
en el artíóculo examinado al ser perfectamente equiparable a la problemaó tica que nos
atanñ e: hay una identificacioó n innegable, seguó n nuestro parecer, entre imprudencia y
negligencia.
La diligencia puede ser entendida como la idoó nea utilizacioó n de energíóas y medios
uó tiles para realizar un fin determinado que, en este caso, se identifica con la proteccioó n de
la propia persona. Se infiere entonces que, para valorarla adecuadamente, es preciso tener
en cuenta su contenido, es decir, la conducta de cierto sujeto en relacioó n con los obstaó culos
que se presentan y el esfuerzo necesario para superarlos: no asíó la consecucioó n del
resultado perseguido (BLANCA) delimitado en la no materializacioó n de una conducta
danñ osa.
De tal orden de ideas se colige que la negligencia seríóa la ausencia de aquella idoó nea
utilizacioó n de las energíóas, pero tambieó n que no podríóa ser tenida como un evento externo,
al igual que el caso fort4ito, la fuerza mayor o el hecho de tercero, que conlleve la ruptura
del nexo causal, tal y como lo pretende imponer el artíóculo 1972 del Coó digo Civil. Similar
objecioó n se hace al artíóculo 1973, en el sentido de que se dirige al establecimiento de una
hipoó tesis de concausa en la produccioó n del danñ o, pero tenñ ida o, mejor dicho enmascarada,
1 CODIGO CIVIL COMENTADO por los 100 mejores especialistas, Responsabilidad Extracontractual,
Prescripción y Caducidad, Registros Públicos, Derecho Internacional Privado, Titulo Final, Editorial:
Gaceta Jurídica, pág. 139.
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con el teó rmino imprudencia, calificado como peligroso en cuanto se alegue la imprudencia
(culpa) de la víóctima, considerando la inversioó n de la carga de la prueba del uó ltimo paó rrafo
del artíóculo 1969 del Coó digo Civil, ya que le corresponderaó a esta probar que ella no tuvo
culpa, instauraó ndose un sistema absolutamente tradicional de responsabilidad subjetiva
(DE TRAZEGNIES), del que supuestamente el legislador pretendioó alejarse con la aludida
inversioó n de la carga de la prueba.
Hay quien ha sostenido, asimilando el hecho de la víóctima a las llamadas fracturas, que
para trazar el líómite a la serie causal, el meó todo maó s simple consiste en examinar la
continuidad del encadenamiento causal. Desde que un evento se haya interpuesto en este,
una ruptura se ha producido: el danñ o no es reparable porque la causalidad es indirecta.
Es lo que sucede cuando en la cadena de eventos que preceden al danñ o, figura una
circunstancia de fuerza mayor; asimismo, si la víóctima o un tercero han intervenido por
una iniciativa espontaó nea. El danñ o no era una consecuencia inevitable del hecho inicial. Por
ejemplo, la víóctima de un accidente anodino muere de una crisis cardiaca por haber
2 CODIGO CIVIL COMENTADO por los 100 mejores especialistas, Responsabilidad Extracontractual,
Prescripción y Caducidad, Registros Públicos, Derecho Internacional Privado, Titulo Final, Editorial:
Gaceta Jurídica, pág. 139-140.
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Con esta disposicioó n el sistema apunta sea a prevenir en los líómites de lo posible la
verificacioó n de los eventos danñ osos, sea a balancear los intereses contrapuestos de los
protagonistas de la responsabilidad civil (JANNARELLI), respondiendo a una exigencia de
solidaridad y de convivencia el que cada sujeto se cinñ a a los paraó metros de la diligencia
media.3
1.1. JURISPRUDENCIA
"De la prueba actuada se desprende que el actor tambieó n viajaba en el automoó vil
conducido por el demandado cuando se produjo el accidente de traó nsito y que ambos
estuvieron ebrios, por haber estado reunidos antes en un bar libando licor; en
consecuencia, es incuestionable que dicho demandante tambieó n ha contribuido con su
imprudencia en la produccioó n del danñ o, por lo que el monto indemnizatorio debe
reducirse equitativamente". (Exp. N° 12487Tacna, Ejecutoria Suprema del 11/ 01/98,
Ramos Bohorquez, Miguel, "Ejecutorias de la Corte Suprema en materia civil", p. 289)
"Si tomando en cuenta las circunstancias del hecho, se llega a la conclusioó n de que
la víóctima de un atropello estuvo en condiciones de percatarse de la accioó n del
conductor causante del danñ o y de proveer el accidente, y aun asíó procedioó a cruzar la
avenida, producieó ndose el atropello; la indemnizacioó n a la que quede obligado el
responsable del danñ o ocasionado por culpa, deberaó graduarse en consideracioó n al nivel
de culpa en el que haya incurrido tambieó n el agraviado al actuar negligentemente".
(Exp. N° 610999. Explorador Jurisprudencial. Gaceta Juríódica) 4.
peligroso u ocasionoó el danñ o en una actividad riesgosa o peligrosa, lo que implica una
atribucioó n directa objetiva de responsabilidad.
Pero la atribucioó n tambieó n puede ser indirecta cuando el sujeto que es considerado
responsable no es el causante del danñ o, como sucede en los danñ os ocasionados por los
incapaces, donde estos no responderaó n por las consecuencias de su actuar al ser
inimputables, pero síó lo haraó n sus representantes legales por ser los garantes 5.
El artíóculo objeto de estudio regula dos normas juríódicas, reconociendo cada una
de ellas la siguiente estructura6:
Supuesto de hecho: Si una persona se halla, sin culpa, en estado de peó rdida de
conciencia.
2.3.1.PRIMERA NORMA
La imputacioó n refiere a dos aspectos: uno que alude a que el sujeto a quien se
le atribuye las consecuencias juríódicas y patrimoniales del danñ o debe tener
capacidad de goce y de ejercicio, es decir, debe tener dominio de las consecuencias
que produce su actuacioó n, reconociendo "lo bueno y lo malo" de su obrar
(discernimiento: "capacidad humana para diferenciar aquello que resulta
sancionable y aquello que determina un premio o reconocimiento"); asíó por
ejemplo: "un ninñ o de tres anñ os, quien rompe una laó mpara, no tiene la posibilidad
de discernir si lo que hizo fue malo o bueno, solo reconoce que el objeto se quebroó
y que por ello fue castigado. No obstante ello, no es sujeto de pago de una
indemnizacioó n por no tener la facultad para reconocer las consecuencias de su
actuar. En otras palabras es inimputable".
2.3.2.SEGUNDA NORMA
La persona sujeta a incapacidad de ejercicio queda obligada por el danñ o que ocasione,
siempre que haya actuado con discernimiento. El representante legal de la persona
incapacitada es solidariamente responsable.
Tal como lo hemos senñ alado en el comentario al artíóculo anterior, todo supuesto
de responsabilidad civil debe cumplir con la acreditacioó n de los cuatro elementos
constitutivos establecidos en la doctrina y jurisprudencia nacional: el danñ o, el evento
danñ oso, la relacioó n causal y el criterio de imputacioó n.
Del mismo modo, es indispensable para el traslado del costo econoó mico del danñ o,
que el sujeto que causa el menoscabo o detrimento al intereó s protegido por el
ordenamiento juríódico sea imputable (tenga capacidad reconocida por el sistema
juríódico), o cuando menos tenga discernimiento (es decir, tenga la capacidad de
determinar cuaó ndo su actuar es bueno o malo). En tal circunstancia, si el sujeto es
incapaz pero ocasiona un danñ o con discernimiento, como por ejemplo, un ninñ o que
por venganza decide romper los vidrios de la casa de un vecino, entonces deberaó
responder por dicho danñ o.
Supuesto de hecho: Cuando el danñ o es causado por persona incapaz que actuó a sin
discernimiento.
Cuando se analiza un caso de responsabilidad civil se deben precisar cuaó les son
los elementos que determinan la existencia de una indemnizacioó n; asíó tenemos que la
víóctima al momento de demandar debe demostrar la existencia de un danñ o, de un
evento danñ oso, de una relacioó n causal y, de ser el caso, de un criterio de imputacioó n
[en el sistema de responsabilidad civil por inejecucioó n de obligaciones se establece
que la culpa leve se presume, debiendo la víóctima demostrar la culpa inexcusable y el
dolo; mientras que en la responsabilidad civil extracontractual se indica que el
descargo por falta de dolo o culpa le corresponde al responsable del danñ o
(demandado)].
La responsabilidad civil que asume el garante por los danñ os del incapaz debe ser
apreciada seguó n las circunstancias, puesto que podríóa considerarse "arma de doble
filo", en tanto los representantes legales consideraríóan "peligroso" asumir sus
funciones (por el alto riesgo que representa controlar al incapaz, quien por su propio
estado puede ocasionar danñ os). Tal situacioó n podríóa considerarse de "alto costo", lo
que desincentivaríóa a las personas asumir el cargo de representantes, desamparando
a los incapaces.
Son aquellas funciones que se relacionan con el danñ o sufrido por la víóctima y que
buscan remediar tal situacioó n. Dentro de estas funciones tenemos:
Que es aquella que establece coó mo y cuaó ndo debe efectuarse el traslado del costo
econoó mico del danñ o de quien lo padece (la víóctima) a quien debe asumirlo (el
responsable, quien no siempre es el causante). Este traslado operaraó solo y solo síó se
cumplen con cada uno de los elementos de la responsabilidad civil: el danñ o, el evento
danñ oso, la relacioó n causal y el criterio de atribucioó n. Es este uó ltimo elemento el que
resulta determinante para que se realice el traslado del costo econoó mico del danñ o,
puesto que de no existir alguó n criterio de atribucioó n directo (sea subjetivo u objetivo),
o indirecto (la garantíóa) no se podríóa justificar el pago de una indemnizacioó n.
Funcioó n de satisfaccioó n plena del intereó s danñ ado (satisfactoria).Es aquella que
determina la total satisfaccioó n de la víóctima mediante la prestacioó n indemnizatoria.
Esta funcioó n persigue la adopcioó n de medidas concretas que tengan por finalidad
lograr, en primer lugar, que los efectos danñ osos de un evento (y de la sentencia que lo
sanciona) sean eliminados, reducieó ndose asíó la posibilidad de efectos nocivos
secundarios; y en segundo lugar, que se eliminen o reduzcan las causas del danñ o en la
sociedad para que no se produzcan situaciones similares. Por ejemplo: Informacioó n
idoó nea para los conductores de vehíóculos de transporte puó blico, con clases teoó ricas y
praó cticas de educacioó n vial y conduccioó n, asíó como la realizacioó n de operativos que
permitan controlar el adecuado cumplimiento de las reglas de traó nsito.
Funcioó n disuasiva de danñ os (impacto psicoloó gico y actitudinal del responsable del
danñ o).Esta funcioó n persigue adoptar medidas intríónsecas (de actitud) que logren
convencer a los responsables del danñ o de la necesidad de evitar situaciones danñ osas
que perjudiquen a los individuos y a la sociedad. Por ejemplo, en algunos paíóses, a
quien ocasiona un atropello lo matriculan en un taller para que durante un mes
observe (en víódeo) accidentes similares al que estuvo involucrado, a fin de que
reflexione sobre la magnitud de los danñ os que ocasionoó ; en algunos casos, incluso, le
piden que intervenga en la evacuacioó n de heridos y en necropsias.
CAPITULO II
A propoó sito de la responsabilidad de los padres por los danñ os que causan sus
hijos menores, se sostiene que la norma contemplada en el art. 2048 del c.c
(aplicable perfectamente al art. 1975 c.c. y, por consiguiente para los casos de
responsabilidad de los representantes por los hechos de los incapaces sin
discernimiento) quiere crear “incentivos a la prevención de los accidentes" a
traveó s de la actividad de los representantes legales. En efecto, si bien es cierto
que el modelo peruano establece la responsabilidad solidaria entre los
representantes y los incapaces, a la larga, quienes asumen los costos de la
indemnizacioó n, son (generalmente) los representantes legales. Por consiguiente
"seríóa poco eficiente no colocar la responsabilidad sobre las espaldas de quien
debe efectivamente tomar las decisiones econoó micas correspondientes''. Ello
hace que los representantes legales asuman una "conducta preventiva
eficiente'', ya que ellos se encuentran en la "mejor posicioó n" para hacerlo.
De esto se desprende que, los arts. 1975, 1976 y 1977 c.c., se refieren a
supuestos de responsabilidad civil, en los cuales el autor directo es un incapaz
de ejercicio, judicialmente declarado. Noó tese que estamos fuera de la oó rbita del
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El coó digo civil italiano, cuerpo normativo que, como se mencionoó , ha sido una
de las “fuentes inspiradoras” de nuestro coó digo civil, en la primera parte del art.
2047 establece que “en caso del danñ o ocasionado por la persona incapaz de
entender y querer, el resarcimiento es debido por quien estaó obligado al
cuidado del incapaz, salvo que pruebe no haber podido impedir el hecho”. El
Coó digo civil italiano, a diferencia del peruano, regula en el art. 414 la
interdiccioó n (para quienes se encuentran en condiciones de habitual
enfermedad de mente que los hace incapaces de cuidar sus propios intereses),
en el art. 415 la inhabilitacioó n (para los casos en los cuales el estado de la
persona no estaó n grave como para declarar la interdiccioó n y para los proó digos,
los toxicoó manos, asíó como ebrios habituales que exponen a su persona y a su
familia a graves perjuicios econoó micos) y la incapacidad denominada natural
(de querer y entender). Los alcances del art. 2047 deben ser entendidos para
los que esteó n obligados a cuidar a los (por hablar en teó rminos de nuestro
coó digo) "faltos de discernimiento”, que no son, necesariamente, los
representantes legales de los interdictos ni (mucho menos) de los inhabilitados.
El actual art. 1975 del c.c. peruano, siguiendo (y empeorando) este error
establece que:
"La persona sujeta a incapacidad de ejercicio queda obligada por el danñ o que
ocasione, siempre que haya actuado con discernimiento. El representante legal
de la persona incapacitada es solidariamente responsable".
Noó tese que este numeral comprende dentro de la expresioó n incapaz a los todos
los sujetos enumerados en los arts. 43 Y 44 (se entiende, con discernimiento),
llegaó ndose al exceso de responsabilizar (solidariamente) a los representantes
legales de todos los incapaces Con discernimiento: incluyendo (como
igualmente se advirtioó en su oportunidad, al comentar el art. 1142 del c.c. de
1936) al proó digo, al mal gestor y al que lleva anexa la inhabilitacioó n civil, en los
cuales el discernimiento no ha sido la causa para la declaracioó n de incapacidad.
El supuesto de los ebrios habituales, los toxicoó manos, los mayores de dieciseó is y
menores de dieciocho anñ os, los retardados mentales y los que adolecen de
deterioro mental, deberíóa ser visto caso por caso. Ello resulta de suma
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“El proó digo, el mal gestor, el ebrio habitual y el toxicoó mano no pueden litigar ni
practicar actos que no sean de mera administracioó n de su patrimonio, sin
asentimiento especial del curador. El Juez, al instituir la curatela, puede limitar
tambieó n la capacidad del interdicto en cuanto a determinados actos de
administracioó n”.
¿Queó pasa si, cuando se interpone, el menor de edad causante del danñ o es
mayor de edad? Un caso nos haraó entender con mayor claridad esta Situacioó n:
el 23.05.03 Nancy Contreras, encontraó ndose en el tercer Piso de su casa, fue
impactada por un proyectil metaó lico (balíón), el mismo que se quedoó alojado en
la base de la oó rbita ocular izquierda. Despueó s de las investigaciones policiales
se determinoó que quien disparoó el arma fue un menor de edad, Renato Salazar,
domiciliado a 64 metros de la casa de la agraviada. Como consecuencia de dicho
danñ o la víóctima se encontraba sometida a consultas meó dicas perioó dicas de
evaluacioó n, teniendo una implicancia de alto riesgo, dado que por la ubicacioó n
del mismo, podríóa afectar de manera irreversible el nervio oó ptico. Interpuso
una denuncia penal y en la sentencia de vista, del 28.09.066(Causa N° 2006-
02067), se dejoó a salvo su derecho de obtener una indemnizacioó n por la víóa
correspondiente. Por ello, con fecha 23.10.06, interpuso una demanda en contra
de Renato Salazar y sus padres e invocando los arts. 1969 y 1975 c.c., solicito
una reparacioó n de US$ 28,000.00 (individualiza entre otros conceptos, danñ o a la
persona y danñ o moral) Los demandados se limitaron a argumentar que, si bien
la agraviada sufrioó lesiones no se ha llegado a comprobar que estas fueron
causadas por Renato Salazar. Con sentencia N°1 63-2009-11JEC, del 01.12.09, el
Deó cimo Primer Juzgado Especializado en lo Civil de Arequipa declaroó fundada
en parte la demanda contra de Renato Salazar e infundada en contra de los
padres, reconociendo una indemnizacioó n de US$ 13,000.00 (US$ 5,000.00 por
danñ o a la persona una US$ 4.000.00 por danñ o al proyecto de -vida y US$
4,000.00 por danñ o moral). En lo que a factor de atribucioó n se refiere, se motiva
lo siguiente:
"Si bien en el caso de autos los demandados alegan que no ha acreditado que el
demandante hava sido el autor del disparo que ocasioneó el danñ o a la
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demandante; sin embargo, no han desvirtuado las pruebas que obran en autos;
por lo que, teniendo en consideracioó n que para la responsabilidad
extracontractual se ha invertido la carga de la prueba, por lo que son los
demandados los que deben acreditar haber actuado con diligencia, se acredita
que existe culpa inexcusable por parte de los demandados en la produccioó n del
danñ o".
Acaó quien tiene “culpa inexcusable" es el juez que redactoó y firmo esta
sentencia: en primer lugar, la responsabilidad de los padres por el hecho de los
hijos incapaces de ejercicio es de naturaleza objetiva. No hay inversioó n de la
carga de la prueba y el paraó metro de diligencia es irrelevante y extranñ o a este
tipo de responsabilidad. Debioó de haberse mencionado que los demandados no
invocaron ninguó n supuesto de fractura causal ex art. 1972 c.c. pero los errores
no quedan ahíó. En efecto, se advierte que:
“tenieó ndose presente que la accioó n que dio origen al presente proceso, fue
iniciada el anñ o dos mil seis, es decir cuando el demandado Renato Salazar ya
era mayor de edad siendo responsable por la comisioó n de sus actos, se debe
declarar infundada la demanda en el extremo que se pretende danñ os y
perjuicios por responsabilidad vicaria de los demandados Percy Jaime Salazar
Alarcoó n y Miriam Vilma Maríóa Maó laga de Salazar, en merito a los fundamentos
que anteceden”.
“este colegiado, luego de la revisioó n del proceso estima que en el caso de autos
se ha producido la figura juríódica de la responsabilidad indirecta o vicaria,
debido a que este proceso de indemnizacioó n tiene como antecedente inmediato
el proceso de infracciones dos mil cinco —tres mil ciento noventa y noventa y
seis seguido ante el Primer Juzgado de Familia, (el mismo que se tiene a la vista
al momento de absolver el grado) siendo que a la fecha de la interposicioó n de
esa demanda por la representante del Ministerio Puó blico, siete de abril del anñ o
dos mil cinco, el co-demandado Renato Salazar Maó laga contaba con diecisiete
anñ os de edad, es decir era auó n menor de edad, con discernimiento, resultando
perfectamente de aplicacioó n el supuesto normativo establecido en el artíóculo
1975 del Coó digo Civil (...) actualmente el fundamento (del art. 1975 c.c.) es un
factor de atribucioó n objetivo totalmente ajeno a la nocioó n de culpa del
representante legal, quien no puede liberarse de responsabilidad civil
invocando su ausencia de culpa".