Responsabilidad Extracontractual

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RESPONSABILIDAD

EXTRACONTRACTUAL
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018

UNIVERSIDAD CIENTIFICA DEL PERUÚ


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

ASIGNATURA

RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL, PRESCRIPCION Y CADUCIDAD

DOCENTE

ABOG. MILLONES ANGELES, Cesar

CICLO ACADEMICO

ALUMNOS

 CHIRINOS PEREA, Basilio


 FREITAS CORDOVA, Paulo Jhair
 GUEVARA AMASIFUEN, Diana Isabela
 HERNANDEZ PANDURO, Herbert
 PACAYA RAFAELO, Luis Eduardo
 PIZANGO RUIZ, Jackson Brando
 NORIEGA LACHUMA, Giampier
 RAMIREZ BARRERA, Roner
 SANCHEZ TOLEDO, Italo
 TAFUR PEREA, Paula

SAN JUAN BAUTISTA

2018
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018

CAPITULO I

RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL

1. REDUCCIOÚ N JUDICIAL DE LA INDEMNIZACIOÚ N

Si la imprudencia solo hubiere concurrido en la produccioó n del danñ o, la indemnizacioó n


seraó reducida por el juez, seguó n las circunstancias.

Todo intento de interpretar adecuadamente esta norma debe de relacionarla


inmediatamente con el artíóculo precedente, en tanto ambos se refieren, en conjunto, a la
imprudencia de quien padece el danñ o, pero de diferente manera, de acuerdo a la magnitud
de la imprudencia: el artíóculo 1972, en lo que concierne al tercer supuesto de exoneracioó n
de responsabilidad (supuestamente víóa fractura causal), se coloca ante el caso de que la
imprudencia de la víóctima haya sido el factor determinante de la produccioó n del danñ o,
mientras que el caso del artíóculo ahora comentado es aquel en donde la imprudencia solo
concurre en la produccioó n del danñ o, sin constituir el factor determinante en la verificacioó n
del mismo.

Es claro que en estos supuestos el inteó rprete tendraó que dirimir en cada caso concreto
el grado de imprudencia de la víóctima en la constatacioó n del danñ o. Asíó, seraó distinto el que
una persona se arroje a las ruedas de un automoó vil en movimiento en cuyo caso se aplicaraó
el supuesto de hecho del artíóculo 1972º que esa misma persona se haya resbalado a la
pista por ir jugueteando con su mascota y sea embestida por un automoó vil cuyo chofer lo
conduce a excesiva velocidad.

Incluso la doctrina llega a distinguir entre las situaciones en que la culpa de la víóctima
(perjudicado) concurre en la produccioó n del danñ o, de aquellas en las que genera un
agravamiento de sus consecuencias (JANNARELLI). Tal distincioó n no ha sido acogida en
nuestra legislacioó n, ya que resulta claro que la norma ahora comentada se refiere solo al
primer caso, es decir, al supuesto en que la actividad de la víóctima causal mente incide en
la ocurrencia del danñ o. Seríóa entonces necesario establecer que el agravamiento de las
consecuencias danñ osas generadas por la actuacioó n o no actuacioó n del propio perjudicado
se encuentra dentro del reó gimen general de imputabilidad establecido en el artíóculo 1969
C.C., maó xime cuando la referencia normativa es justamente la imprudencia de la víóctima y
dar como resultado su absoluta irrelevancia frente al sujeto causante. Por lo demaó s, el
sentido de la norma permite evaluar la conducta agravante del perjudicado como un hecho
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ex post al danñ o que genera consecuencias danñ osas distintas a las originadas por el
causante y que, en este orden de ideas, estaríóan fuera de su esfera de imputabilidad 1.

Merece particular atencioó n, para efectos de realizar una apreciacioó n críótica sobre la
impropiedad de la utilizacioó n del teó rmino imprudencia, y maó s allaó de que algunos autores
hayan resenñ ado las finas distinciones entre la imprudencia y la negligencia (DE
TRAZEGNIES, SAVATIER), el anaó lisis preciso del concepto de diligencia, que conlleva, como
no, al de su aspecto negativo: la negligencia, pues ello responde mejor a la idea plasmada
en el artíóculo examinado al ser perfectamente equiparable a la problemaó tica que nos
atanñ e: hay una identificacioó n innegable, seguó n nuestro parecer, entre imprudencia y
negligencia.

La diligencia puede ser entendida como la idoó nea utilizacioó n de energíóas y medios
uó tiles para realizar un fin determinado que, en este caso, se identifica con la proteccioó n de
la propia persona. Se infiere entonces que, para valorarla adecuadamente, es preciso tener
en cuenta su contenido, es decir, la conducta de cierto sujeto en relacioó n con los obstaó culos
que se presentan y el esfuerzo necesario para superarlos: no asíó la consecucioó n del
resultado perseguido (BLANCA) delimitado en la no materializacioó n de una conducta
danñ osa.

Seguó n los diferentes fines perseguidos, diverso seraó el contenido de la diligencia,


podríóamos puntualizar, siendo por demaó s claro, que el juicio de valoracioó n (positivo o
negativo) de la diligencia o de la negligencia, seguó n sea el caso, tiene que realizarse sobre
la base de patrones construidos sobre un modelo objetivo o abstracto que sea externo a la
persona (RODOTAÚ ). Lo contrario implicaríóa una evaluacioó n concreta in situ, con la
consideracioó n de las aptitudes personales de cada sujeto en su situacioó n peculiar,
derivando de ello un tratamiento disíómil, diríóamos a la "medida", con la consiguiente
peó rdida de la necesaria equiparacioó n en la calificacioó n realizada por el ordenamiento.

De tal orden de ideas se colige que la negligencia seríóa la ausencia de aquella idoó nea
utilizacioó n de las energíóas, pero tambieó n que no podríóa ser tenida como un evento externo,
al igual que el caso fort4ito, la fuerza mayor o el hecho de tercero, que conlleve la ruptura
del nexo causal, tal y como lo pretende imponer el artíóculo 1972 del Coó digo Civil. Similar
objecioó n se hace al artíóculo 1973, en el sentido de que se dirige al establecimiento de una
hipoó tesis de concausa en la produccioó n del danñ o, pero tenñ ida o, mejor dicho enmascarada,

1 CODIGO CIVIL COMENTADO por los 100 mejores especialistas, Responsabilidad Extracontractual,
Prescripción y Caducidad, Registros Públicos, Derecho Internacional Privado, Titulo Final, Editorial:
Gaceta Jurídica, pág. 139.
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con el teó rmino imprudencia, calificado como peligroso en cuanto se alegue la imprudencia
(culpa) de la víóctima, considerando la inversioó n de la carga de la prueba del uó ltimo paó rrafo
del artíóculo 1969 del Coó digo Civil, ya que le corresponderaó a esta probar que ella no tuvo
culpa, instauraó ndose un sistema absolutamente tradicional de responsabilidad subjetiva
(DE TRAZEGNIES), del que supuestamente el legislador pretendioó alejarse con la aludida
inversioó n de la carga de la prueba.

Igual atingencia puede efectuarse con respecto a la responsabilidad objetiva ex artíóculo


1970 C.C, ya que sorpresivamente apareceríóa la culpa en el seno de la relacioó n fundada en
el riesgo. El presunto agente responde objetivamente por riesgo, pero puede exonerarse si
prueba que hubo culpa en la víóctima, cuando lo loó gico es que la exoneracioó n se produzca
siempre que se pruebe que el riesgo fue creado por la propia víóctima (DE TRAZEGNIES) 2.

No obstante lo expuesto, no podemos sino disentir de la utilizacioó n del teó rmino


"imprudencia" para referirse a la intervencioó n de la víóctima en la produccioó n del danñ o. Es
maó s adecuado, en vista a esclarecer que la intervencioó n de la víóctima se efectuó a a nivel
causal, es decir de relacioó n de causalidad (especíóficamente acudiendo al concepto de
concausa), que se haga alusioó n al hecho de la víóctima, evitaó ndose asíó ambiguü edades que
podríóan dar lugar a la intromisioó n de cuestiones que atanñ en al aó mbito de los criterios de
imputacioó n, con el ineludible resultado de yuxtaponer peligrosamente el plano factual y el
plano de imputacioó n dentro del esquema general de la responsabilidad civil. Se debe tener
en claro que en el aó mbito de las condiciones que han determinado la secuencia de eventos
que desembocan en el hecho danñ oso es frecuente que pueda estar presente tambieó n la
conducta de la víóctima (JANNARELLI).

Hay quien ha sostenido, asimilando el hecho de la víóctima a las llamadas fracturas, que
para trazar el líómite a la serie causal, el meó todo maó s simple consiste en examinar la
continuidad del encadenamiento causal. Desde que un evento se haya interpuesto en este,
una ruptura se ha producido: el danñ o no es reparable porque la causalidad es indirecta.

Es lo que sucede cuando en la cadena de eventos que preceden al danñ o, figura una
circunstancia de fuerza mayor; asimismo, si la víóctima o un tercero han intervenido por
una iniciativa espontaó nea. El danñ o no era una consecuencia inevitable del hecho inicial. Por
ejemplo, la víóctima de un accidente anodino muere de una crisis cardiaca por haber

2 CODIGO CIVIL COMENTADO por los 100 mejores especialistas, Responsabilidad Extracontractual,
Prescripción y Caducidad, Registros Públicos, Derecho Internacional Privado, Titulo Final, Editorial:
Gaceta Jurídica, pág. 139-140.
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perseguido al autor de manera desenfrenada; el autor del accidente no es responsable del


deceso (LE TOURNEAU).

Es claro que la justificacioó n de la reduccioó n de la indemnizacioó n se funda sobre el


ahora denominado hecho de la víóctima que coadyuva, a nivel causal, a la produccioó n del
danñ o. En este supuesto el juez decidiraó , atendiendo a las circunstancias actuantes, cuaó l seraó
el monto a reducir sobre la cantidad dineraria necesaria para resarcir el danñ o generado.

Con esta disposicioó n el sistema apunta sea a prevenir en los líómites de lo posible la
verificacioó n de los eventos danñ osos, sea a balancear los intereses contrapuestos de los
protagonistas de la responsabilidad civil (JANNARELLI), respondiendo a una exigencia de
solidaridad y de convivencia el que cada sujeto se cinñ a a los paraó metros de la diligencia
media.3

1.1. JURISPRUDENCIA

"Trataó ndose de una situacioó n de negligencia, es de aplicacioó n el artíóculo 1973 del


Coó digo Civil que preveó la reduccioó n de la indemnizacioó n por el juez, seguó n las
circunstancias". (Exp. N° 79388Lima, Ejecutoria Suprema del 24/ 05/88, SPIJ)

"Constituye eximente de la reparacioó n cuando el danñ o fue consecuencia de la


imprudencia de quien padece el danñ o, y si esta solo ocurre en su produccioó n, la
indemnizacioó n seraó reducida por el juez; que en este caso estaó constituido por la
imprudencia del peatoó n de ingresar a la calzada". (Exp. N° 102898, Tercera Sala de
Procesos Abreviados y de Conocimiento de la Corte Superior de Lima, Ledesma
Narvaó ez, Marianella, "Jurisprudencia Actual", tomo N° 2, N° 129)

"De la prueba actuada se desprende que el actor tambieó n viajaba en el automoó vil
conducido por el demandado cuando se produjo el accidente de traó nsito y que ambos
estuvieron ebrios, por haber estado reunidos antes en un bar libando licor; en
consecuencia, es incuestionable que dicho demandante tambieó n ha contribuido con su
imprudencia en la produccioó n del danñ o, por lo que el monto indemnizatorio debe
reducirse equitativamente". (Exp. N° 12487Tacna, Ejecutoria Suprema del 11/ 01/98,
Ramos Bohorquez, Miguel, "Ejecutorias de la Corte Suprema en materia civil", p. 289)

"Habiendo concurrido en el hecho danñ oso la responsabilidad de ambas partes, la


indemnizacioó n debe ser rebajada prudencialmente teniendo en cuenta lo previsto en el
artíóculo 1973 del Coó digo Civil, asíó como el dolor que significa para la familia de la

3 CODIGO CIVIL COMENTADO, Ibídem, Óp. Cit, pág. 139-140.


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occisa, su fallecimiento, quien ha dejado hijos menores de edad, y que la


indemnizacioó n a fijarse en modo alguno lo resarciraó por el danñ o sufrido". (Exp N°
422999. Explorador Jurisprudencial. Gaceta Juríódica).

"El uso de objetos o aparatos de riesgo o peligrosos como es un vehíóculo, trae


consigo la responsabilidad del pago de los danñ os que ese uso produzca a terceros. Si el
accidente se originoó tanto por el hecho del peatoó n como por el accionar del conductor
del vehíóculo, el monto indemnizatorio debe fijarse en forma prudencia/". (Exp. N°
256298. Explorador Jurisprudencial. Gaceta Juríódica).

"Si tomando en cuenta las circunstancias del hecho, se llega a la conclusioó n de que
la víóctima de un atropello estuvo en condiciones de percatarse de la accioó n del
conductor causante del danñ o y de proveer el accidente, y aun asíó procedioó a cruzar la
avenida, producieó ndose el atropello; la indemnizacioó n a la que quede obligado el
responsable del danñ o ocasionado por culpa, deberaó graduarse en consideracioó n al nivel
de culpa en el que haya incurrido tambieó n el agraviado al actuar negligentemente".
(Exp. N° 610999. Explorador Jurisprudencial. Gaceta Juríódica) 4.

2. IRRESPONSABILIDAD POR PEÚ RDIDA DE CONCIENCIA

Si una persona se halla, sin culpa, en estado de pérdida de conciencia, no es


responsable por el daño que causa. Si la pérdida de conciencia es por obra de otra
persona, esta última es responsable por el daño que cause aquélla.

2.1. APECTOS INTRODUCTORIOS

Para atribuir responsabilidad civil a un sujeto deben cumplirse los siguientes


requerimientos: a) La existencia de un danñ o (que es el menoscabo o detrimento a un
intereó s tutelado por el ordenamiento juríódico y que debe reunir los siguientes
requisitos para ser objeto de indemnizacioó n: ser cierto, no haber sido indemnizado
antes, reconocer a una víóctima cierta y ser injusto); b) Que exista un evento danñ oso, es
decir, que el sujeto ocasione un danñ o violando disposiciones establecidas por las
normas juríódicas puó blicas o privadas; c) Que el sujeto sea causante del danñ o (es decir,
que el sujeto tenga el dominio del acto que determinoó el danñ o); y d) Que al sujeto se le
atribuya el evento danñ oso: sea por culpa (falta de diligencia ordinaria), dolo (intencioó n
de causar el danñ o) en lo que respecta a la atribucioó n directa subjetiva de
responsabilidad o que la atribucioó n sea porque el sujeto hizo uso de un bien riesgoso o

4 CODIGO CIVIL COMENTADO, Ibídem, Óp. Cit, pág. 142-143.


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peligroso u ocasionoó el danñ o en una actividad riesgosa o peligrosa, lo que implica una
atribucioó n directa objetiva de responsabilidad.

Pero la atribucioó n tambieó n puede ser indirecta cuando el sujeto que es considerado
responsable no es el causante del danñ o, como sucede en los danñ os ocasionados por los
incapaces, donde estos no responderaó n por las consecuencias de su actuar al ser
inimputables, pero síó lo haraó n sus representantes legales por ser los garantes 5.

2.2. ALCANCES DE LA NORMA JURIDICA

El artíóculo objeto de estudio regula dos normas juríódicas, reconociendo cada una
de ellas la siguiente estructura6:

2.2.1. PRIMERA NORMA

Supuesto de hecho: Si una persona se halla, sin culpa, en estado de peó rdida de
conciencia.

Nexo causal: Entonces.

Consecuencia: No es responsable por el danñ o que causa.

2.2.2. SEGUNDA NORMA

Supuesto de hecho: Si la peó rdida de conciencia es por obra de otra persona.

Nexo causal: Entonces.

Consecuencia juríódica: Esta uó ltima es responsable por el danñ o que cause


quien se encuentra en estado de peó rdida de conciencia.

2.3. ANALISIS DE LA NORMA JURIDICA

2.3.1.PRIMERA NORMA

Para atribuir responsabilidad a un sujeto no es suficiente que dicho sujeto


haya causado materialmente el danñ o, en dominio del evento danñ oso, sino que
ademaó s debe resultarle imputable la conducta que realiza. ¿Queó entendemos por
imputable?

5 CODIGO CIVIL COMENTADO, Ibídem, Óp. Cit, pág. 144.


6 Ibídem, Óp. Cit, pág. 144.
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La imputacioó n refiere a dos aspectos: uno que alude a que el sujeto a quien se
le atribuye las consecuencias juríódicas y patrimoniales del danñ o debe tener
capacidad de goce y de ejercicio, es decir, debe tener dominio de las consecuencias
que produce su actuacioó n, reconociendo "lo bueno y lo malo" de su obrar
(discernimiento: "capacidad humana para diferenciar aquello que resulta
sancionable y aquello que determina un premio o reconocimiento"); asíó por
ejemplo: "un ninñ o de tres anñ os, quien rompe una laó mpara, no tiene la posibilidad
de discernir si lo que hizo fue malo o bueno, solo reconoce que el objeto se quebroó
y que por ello fue castigado. No obstante ello, no es sujeto de pago de una
indemnizacioó n por no tener la facultad para reconocer las consecuencias de su
actuar. En otras palabras es inimputable".

Un segundo aspecto refiere a la posibilidad de atribuir responsabilidad al


sujeto por existir un criterio de atribucioó n, por tanto, el sujeto es responsable si
actuó a con dolo o culpa, o si su conducta fue riesgosa o peligrosa. Ante ello, si el
sujeto no puede ser imputable (al no poder discernir, seguó n el Coó digo Civil)
entonces tampoco se le podríóa atribuir la "culpa", puesto que esta refiere a un
"actuar sin la diligencia ordinaria". ¿Coó mo se le puede solicitar a un sujeto sin
discernimiento que actuó e de modo diligente? La diligencia es "actuar con los
cuidados requeridos seguó n un patroó n o modelo de conducta" 7.

2.3.2.SEGUNDA NORMA

En la segunda norma se identifica como causante del danñ o a quien coloca a


otro en un estado de peó rdida de conciencia. Este caso se podríóa vincular a dos
figuras:

b.1) La ruptura causal por hecho de un tercero, donde el tercero responderaó


por el danñ o ocasionado, debiendo sustituir en el proceso a quien se le considera de
modo primitivo como "causante" del evento danñ oso. Desde nuestro punto de vista,
esta figura no se ajusta al supuesto de hecho de la norma, puesto que el tercero que
coloca a otro en estado de peó rdida de conciencia no es quien ocasiona
materialmente el danñ o.

b.2) La situacioó n de garante, donde si bien el sujeto no actuó a en el plano real


ocasionando el danñ o, deberaó responder por este al tenerlo bajo su aó mbito de
cuidado (o al haberlo colocado en una situacioó n peligrosa, donde debíóa vigilar las

7 Ibídem, Óp. Cit, pág. 145.


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consecuencias de su conducta, no lo hace, determinando la ocurrencia de danñ os).


Nos adherimos a esta segunda posicioó n8.

3. RESPONSABILIDAD DE INCAPACES CON DISCERNIMIENTO

La persona sujeta a incapacidad de ejercicio queda obligada por el danñ o que ocasione,
siempre que haya actuado con discernimiento. El representante legal de la persona
incapacitada es solidariamente responsable.

3.1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS

Tal como lo hemos senñ alado en el comentario al artíóculo anterior, todo supuesto
de responsabilidad civil debe cumplir con la acreditacioó n de los cuatro elementos
constitutivos establecidos en la doctrina y jurisprudencia nacional: el danñ o, el evento
danñ oso, la relacioó n causal y el criterio de imputacioó n.

Del mismo modo, es indispensable para el traslado del costo econoó mico del danñ o,
que el sujeto que causa el menoscabo o detrimento al intereó s protegido por el
ordenamiento juríódico sea imputable (tenga capacidad reconocida por el sistema
juríódico), o cuando menos tenga discernimiento (es decir, tenga la capacidad de
determinar cuaó ndo su actuar es bueno o malo). En tal circunstancia, si el sujeto es
incapaz pero ocasiona un danñ o con discernimiento, como por ejemplo, un ninñ o que
por venganza decide romper los vidrios de la casa de un vecino, entonces deberaó
responder por dicho danñ o.

No olvidemos que en materia penal los mayores de 12 anñ os pueden ser


considerados agentes de conductas antisocial es y pueden ser recluidos en un
establecimiento especial para ninñ os y adolescentes infractores. Otro caso es el del
"loco con intervalos luó cidos" que ha sido declarado incapaz, pero que en algunos
momentos tiene discernimiento y es en tal circunstancia que ocasiona danñ os 9.

3.2. ESTRUCTURA NORMATIVA

La presente norma juríódica estaó construida de la siguiente manera: Supuesto de


hecho: La persona sujeta a incapacidad de ejercicio que actuó e con discernimiento y
cause un danñ o.

Nexo causal: Entonces

8 Ibídem, Óp. Cit, pág. 147.


9 Ibídem, Óp. Cit, pág. 147.
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018

Consecuencia juríódica: Estaó obligada a responder por dicho danñ o, siendo


solidariamente responsable el representante legal de la persona incapacitada.

3.3. ANALISIS NORMATIVO

El presente supuesto normativo pone especial eó nfasis en el "discernimiento del


sujeto" que, tal como se indica en la parte introductoria del presente comentario, debe
ser complementado con la acreditacioó n del danñ o, la existencia de un evento danñ oso, la
relacioó n causal y el criterio de imputacioó n. Por ende, del supuesto de hecho no se
puede derivar como conclusioó n que nos encontramos ante una atribucioó n subjetiva de
responsabilidad, dado que ello dependeraó de la existencia de un danñ o producido por
un actuar doloso o culpable. Asíó tenemos que la responsabilidad civil en este caso
podraó ser subjetiva u objetiva (dependiendo si el danñ o se produce por un actuar
intencional o negligente del incapaz o si se produce por existir una actividad riesgosa o
peligrosa).

Asimismo, la norma juríódica establece que el representante legal seraó


solidariamente responsable por el danñ o que ocasione el incapaz. Tal consecuencia
juríódica es resultado de una atribucioó n indirecta de responsabilidad, en tanto el
representante legal no es el sujeto causante del danñ o. Esta atribucioó n se sustenta en el
criterio de imputacioó n "garantíóa" que tiene por fundamento: "el traslado del peso
econoó mico del danñ o de la víóctima al representante legal por ser este quieó n vigila y
custodia el actuar adecuado del incapaz, debiendo responder ante la sociedad y la
persona afectada en tanto su dependiente ocasione alguó n tipo de detrimento".

Algunos establecen que el factor atributivo "garantíóa" se sustenta en razones


econoó micas: "responderaó el representante legal porque se beneficia econoó micamente
con la conducta el incapaz" (no compartimos esta posicioó n puesto que la misma se
ajusta maó s a la responsabilidad vicaria). Tambieó n existen posiciones que buscan
justificar la responsabilidad del representante legal en criterios subjetivos (culpa in
custodiando: establece que el representante legal responderaó por los danñ os del
representado por no haber custodiado adecuadamente a su hijo, pupilo o curado) 10.

10 Ibídem, Óp. Cit, pág. 148.


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4. RESPONSABILIDAD DEL REPRESENTANTE DE INCAPACES SIN DISCERNIMIENTO

4.1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS

La presente norma juríódica debe ser estudiada en forma complementaria con el


artíóculo 1975 del Coó digo Civil peruano, en tanto determina la responsabilidad civil del
representante legal de modo uó nico cuando el causante del danñ o (incapaz) no actuó a con
discernimiento; lo que difiere del artíóculo antes senñ alado, puesto que en aquel se
determina una responsabilidad solidaria (por existir discernimiento en la persona
incapacitada).

4.2. ALCANCES NORMATIVOS

La norma juríódica objeto de comentario responde a la siguiente estructura


normativa:

Supuesto de hecho: Cuando el danñ o es causado por persona incapaz que actuó a sin
discernimiento.

Nexo causal: Entonces

Consecuencia juríódica: No hay responsabilidad del incapaz, en cuyo caso responde


su representante legal11.

4.3. EXPLICACION DE LOS ALCANCES DE LA NORMA

Cuando se analiza un caso de responsabilidad civil se deben precisar cuaó les son
los elementos que determinan la existencia de una indemnizacioó n; asíó tenemos que la
víóctima al momento de demandar debe demostrar la existencia de un danñ o, de un
evento danñ oso, de una relacioó n causal y, de ser el caso, de un criterio de imputacioó n
[en el sistema de responsabilidad civil por inejecucioó n de obligaciones se establece
que la culpa leve se presume, debiendo la víóctima demostrar la culpa inexcusable y el
dolo; mientras que en la responsabilidad civil extracontractual se indica que el
descargo por falta de dolo o culpa le corresponde al responsable del danñ o
(demandado)].

Por otro lado, en el sistema de responsabilidad civil por inejecucioó n de


obligaciones no se hace referencia expresa al criterio de atribucioó n "riesgo" (salvo en
el artíóculo 12 del Coó digo Civil cuando se alude a actividades laborales habituales que
producen riesgos para la vida y la integridad fíósica del individuo), mientras que en la
11 Ibídem, Óp. Cit, pág. 150.
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018

responsabilidad extracontractual se hace referencia al criterio de atribucioó n objetivo


en el artíóculo 1970 del Coó digo Civil, el que debe ser acreditado por la víóctima.

En la presente norma juríódica se establece que quien causa el danñ o es un incapaz


sin discernimiento, es decir, un sujeto que carece de la facultad de diferenciar cuaó les
conductas son moralmente buenas y cuaó les son malas (es decir, cuaó les merecen ser
premiadas y cuaó les sancionadas). Ante tal situacioó n no se puede atribuir
responsabilidad a quien no puede comprender lo ilíócito de su actuar, debiendo ser
trasladado el costo econoó mico del danñ o a quien se encuentra en la mejor posicioó n
para asumir las consecuencias patrimoniales de la responsabilidad civil: el
representante legal.

Tal como lo hemos senñ alado en un comentario anterior: el representante legal


asume la responsabilidad civil por una atribucioó n indirecta, en tanto es el "garante"
del incapaz. El criterio de imputacioó n garantíóa se justifica en la disposicioó n legal que
ordena al representante legal custodiar los actos del incapaz y administrar los bienes
de este de modo adecuado. Por ende, el representante legal debe vigilar los actos del
incapaz, tomando las medidas necesarias para que este no ocasione danñ os ni se danñ e
a síó mismo.

La existencia de un "representante legal" se sustenta en la necesidad que la


sociedad tiene de que los incapaces puedan gozar de sus derechos sin que haya alguó n
tipo de perturbacioó n que determine la existencia de un conflicto. Por lo que, al existir
un danñ o ocasionado por el incapaz, el "representante legal" deberaó cumplir con el
pago indemnizatorio correspondiente, puesto que la existencia del danñ o demuestra
que este no ha cumplido sus funciones12.

4.4. APRECIACIONES FINALES

La responsabilidad civil que asume el garante por los danñ os del incapaz debe ser
apreciada seguó n las circunstancias, puesto que podríóa considerarse "arma de doble
filo", en tanto los representantes legales consideraríóan "peligroso" asumir sus
funciones (por el alto riesgo que representa controlar al incapaz, quien por su propio
estado puede ocasionar danñ os). Tal situacioó n podríóa considerarse de "alto costo", lo
que desincentivaríóa a las personas asumir el cargo de representantes, desamparando
a los incapaces.

5. INDEMNIZACIOÚ N EQUITATIVA DEL DANÑ O CAUSADO POR INCAPAZ


12 Ibídem, Óp. Cit, pág. 150-151.
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018

Si la víctima no ha podido obtener reparación en el supuesto anterior, puede el


juez, en vista de la situación económica de las partes, considerar una indemnización
equitativa a cargo del autor directo.

5.1. ASPECTOS INTRODUCTORIOS

La responsabilidad civil, en tanto remedio, tiene que cumplir determinadas


funciones que justifiquen su existencia y funcionalidad en nuestra realidad. Asíó
tenemos que estas funciones (que son meramente enunciativas y de ninguó n modo las
uó nicas) se clasifican en dos grupos:

a) Funciones respecto de la víóctima.


b) Funciones respecto de su impacto social.
c) Funciones respecto de la víóctima

Son aquellas funciones que se relacionan con el danñ o sufrido por la víóctima y que
buscan remediar tal situacioó n. Dentro de estas funciones tenemos:

Funcioó n de traslado del costo del danñ o (redistributiva).

Que es aquella que establece coó mo y cuaó ndo debe efectuarse el traslado del costo
econoó mico del danñ o de quien lo padece (la víóctima) a quien debe asumirlo (el
responsable, quien no siempre es el causante). Este traslado operaraó solo y solo síó se
cumplen con cada uno de los elementos de la responsabilidad civil: el danñ o, el evento
danñ oso, la relacioó n causal y el criterio de atribucioó n. Es este uó ltimo elemento el que
resulta determinante para que se realice el traslado del costo econoó mico del danñ o,
puesto que de no existir alguó n criterio de atribucioó n directo (sea subjetivo u objetivo),
o indirecto (la garantíóa) no se podríóa justificar el pago de una indemnizacioó n.

Funcioó n de satisfaccioó n plena del intereó s danñ ado (satisfactoria).Es aquella que
determina la total satisfaccioó n de la víóctima mediante la prestacioó n indemnizatoria.

El problema se presenta cuando existen elementos que distorsionan la realidad y


afectan la adecuada satisfaccioó n de la víóctima: factores políóticos, religiosos, econoó micos
y sociales13.

Funciones respecto de su impacto social

Funcioó n de prevencioó n de eventos danñ osos

13 Ibídem, pág. 153.


RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018

Esta funcioó n persigue la adopcioó n de medidas concretas que tengan por finalidad
lograr, en primer lugar, que los efectos danñ osos de un evento (y de la sentencia que lo
sanciona) sean eliminados, reducieó ndose asíó la posibilidad de efectos nocivos
secundarios; y en segundo lugar, que se eliminen o reduzcan las causas del danñ o en la
sociedad para que no se produzcan situaciones similares. Por ejemplo: Informacioó n
idoó nea para los conductores de vehíóculos de transporte puó blico, con clases teoó ricas y
praó cticas de educacioó n vial y conduccioó n, asíó como la realizacioó n de operativos que
permitan controlar el adecuado cumplimiento de las reglas de traó nsito.

Funcioó n disuasiva de danñ os (impacto psicoloó gico y actitudinal del responsable del
danñ o).Esta funcioó n persigue adoptar medidas intríónsecas (de actitud) que logren
convencer a los responsables del danñ o de la necesidad de evitar situaciones danñ osas
que perjudiquen a los individuos y a la sociedad. Por ejemplo, en algunos paíóses, a
quien ocasiona un atropello lo matriculan en un taller para que durante un mes
observe (en víódeo) accidentes similares al que estuvo involucrado, a fin de que
reflexione sobre la magnitud de los danñ os que ocasionoó ; en algunos casos, incluso, le
piden que intervenga en la evacuacioó n de heridos y en necropsias.

Funcioó n de correspondencia entre el valor asumido por el responsable y la


afectacioó n del patrimonio de eó ste (equivalencia).Es aquella que establece la necesaria
equivalencia entre el sacrificio econoó mico en el que incurre el responsable del danñ o y
el valor real del monto de la indemnizacioó n (que en el Peruó es en unidades
monetarias). El problema que enfrenta habitualmente la víóctima peruana es que el
magistrado suele ordenar el pago de indemnizaciones diminutas, y ademaó s, en moneda
nacional (por la teoríóa del curso legal y forzoso de la moneda) que pierde valor real
conforme transcurre el tiempo (asíó tenemos que en el Peruó , por efectos de la
devaluacioó n, la moneda suele ser un medio de cambio de valor temporal y que suele
devenir en inuó til). Diríóamos de modo figurado: "la víóctima, cual enfermo, recibiraó no
solo pastillas que tienen un efecto inmediato y muchas veces insuficientes para la
dolencia que sufre, sino ademaó s estas resultaraó n vencidas"14.

5.2. CONSTRUCCION NORMATIVA

La norma objeto de estudio tiene la siguiente construccioó n normativa: Supuesto de


hecho: Si la víóctima no ha podido obtener reparacioó n en el supuesto anterior (artíóculo
1976 del Coó digo Civil) y en tanto el juez analice la situacioó n econoó mica de las partes.

14 Ídem, pág. 154.


RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018

Relacioó n causal: Entonces

Consecuencia juridica: Puede considerar una indemnizacioó n equitativa a cargo del


autor directo15.

5.3. EXPLICACION DE LA NORMA JURIDICA

La presente norma juríódica estaó relacionada con las funciones de la


responsabilidad civil, en tanto la víóctima no debe ser desprotegida por el hecho de que
los bienes del representante legal (responsable por los danñ os ocasionados por un
incapaz sin discernimiento) sean insuficientes. El permitir una situacioó n como eó sta,
desde el punto de vista del impacto social de la responsabilidad, conllevaríóa a
incentivar la ocurrencia de danñ os por incapaces (sin discernimiento) y que los
representantes legales simulen carecer de bienes suficientes.

Cuando se analiza un caso de responsabilidad civil (como lo hemos indicado en


anteriores comentarios) debe determinarse la existencia de un danñ o, evento danñ oso,
relacioó n causal y criterio de imputacioó n. En este uó ltimo caso, el criterio de imputacioó n
(por defecto) puede ser considerado subsidiario, es decir, que al no ser suficiente la
atribucioó n directa o indirecta de responsabilidad se tendraó que aplicar un criterio
"equitativo" (que significa distribuir el peso econoó mico del danñ o entre los que
participaron en la ocurrencia del suceso: uno como causante (aunque incapaz sin
discernimiento), y otro como responsable por mandato de la ley (al tener que vigilar la
conducta del dependiente).

La afectacioó n del patrimonio del incapaz no estaó justificada en la asuncioó n de un


deber de indemnizar (puesto que no tiene capacidad de ejercicio por ser inimputable),
sino en un mandato legal para lograr la adecuada satisfaccioó n del intereó s perjudicado,
logrando la redistribucioó n16.

CAPITULO II

RESPONSABILIDAD POR LOS DANÑ OS CAUSADOS POR TERCEROS

15 Ídem, pág. 154


16 Ídem, pág. 155
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018

1. Responsabilidad por los daños causados por terceros

Este supuesto de responsabilidad ha sido denominado, incorrectamente,


como uno de responsabilidad indirecta. Ello porque se confundíóa la autoríóa
material del danñ o (en la cual, en líónea de principio, hay un autor directo: que
seríóa el incapaz o el dependiente) con la responsabilidad (que, en el caso del
representante legal o del principal, es directa). Tambieó n suele definirse
como vicaria, por cuanto la responsabilidad del tercero (incapaz o
dependiente) pre-supone la del representante o la del principal. Como lo
pretendereó demostrar, ello no sucede necesariamente asíó. Por ello, la
responsabilidad por los daños causados por terceros es directa y
objetiva.

1.1. Responsabilidad de los representantes legales por los daños


ocasionados por los (denominados) incapaces

Cuando se analizoó el elemento de la imputabilidad, denominado


tambieó n capacidad de imputacioó n, se hizo mencioó n de la
responsabilidad del (denominado) incapaz, ahora voy a hacer un
anaó lisis a partir del representante legal del mismo. Asíó:

a) El representante legal es solidariamente responsable con el


incapaz con discernimiento por los danñ os que eó ste hubiera
ocasionado (art. 1975 c.c.).

b) El representante legal es responsable de los danñ os que ocasione


el incapaz sin discernimiento (art. 1976 c.c.).

Para que se configure este tipo de responsabilidad, se requiere:

i) Que un incapaz (con o sin discernimiento) haya realizado un hecho


ilíócito generador de un danñ o. En el caso concreto del incapaz sin
discernimiento, se trata de un “acto objetivamente ilíócito”, es decir, el
representante legal "responde de los danñ os a condicioó n que la Conducta
del incapaz sea abstractamente culposa, abstractamente, puesto que la
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018

incapacidad natural no podríóa caracterizar el comportamiento con la


conciencia y la voluntad propias de la culpa''

ii) Una relacioó n de representacioó n legal con un tercero, basada en la patria


potestad, tutela o curatela.

La naturaleza de este tipo de responsabilidad es objetiva. El fundamento


del resarcimiento ex art. 1975 c.c., histoó ricamente, residíóa en la responsabilidad
por culpa in vigilando referible al representante legal del incapaz. La
jurisprudencia anterior al coó digo de 1984 ha tenido no problemas en el
delimitar los alcances de este tipo de culpa, siendo orientada hacia la
responsabilidad objetiva del representante legal del incapaz menor de edad. No
obstante ello, se discute si el fundamento de esta responsabilidad estaó en
funcioó n del “deber de proteccioó n para los terceros” por los actos del incapaz o
por la tutela especial que merece este sujeto deó bil.

A propoó sito de la responsabilidad de los padres por los danñ os que causan sus
hijos menores, se sostiene que la norma contemplada en el art. 2048 del c.c
(aplicable perfectamente al art. 1975 c.c. y, por consiguiente para los casos de
responsabilidad de los representantes por los hechos de los incapaces sin
discernimiento) quiere crear “incentivos a la prevención de los accidentes" a
traveó s de la actividad de los representantes legales. En efecto, si bien es cierto
que el modelo peruano establece la responsabilidad solidaria entre los
representantes y los incapaces, a la larga, quienes asumen los costos de la
indemnizacioó n, son (generalmente) los representantes legales. Por consiguiente
"seríóa poco eficiente no colocar la responsabilidad sobre las espaldas de quien
debe efectivamente tomar las decisiones econoó micas correspondientes''. Ello
hace que los representantes legales asuman una "conducta preventiva
eficiente'', ya que ellos se encuentran en la "mejor posicioó n" para hacerlo.

¿Sobre quién recae la legitimación pasiva? El modelo juríódico adoptado por


el coó digo civil peruano es amplio. En efecto, al utilizar la expresioó n
"representante legal", estaó n comprendidos en ella los padres o tutores, si se
trata de menores de edad, o los curadores, en caso de mayores de edad. Queda
claro que, en el caso de los mayores de edad, a efectos que se aplique la
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normatividad comentada, tendríóan que ser (previamente) declarados incapaces


o interdictos judicialmente.

Volviendo a los menores de edad, el padre o la madre no podraó n exonerarse de


responsabilidad si es que alegan que no viven con sus hijos, salvo el caso en el
cual se les ha privado o suspendido la patria potestad (art. 340 c.c., Por
separacioó n de cuerpos). Sobre el particular, el art. 1114 del coó digo civil
argentino, precisa que:

"el padre y la madre son solidariamente responsables de los danñ os causados


por sus hijos menores que habiten con ellos, sin perjuicio de la responsabilidad
de los hijos que fueran mayores de 10 anñ os. En caso que los padres no convivan,
seraó responsable el que ejerza la tenencia del menor, salvo que al producirse el
evento danñ oso el hijo estuviera al cuidado del otro progenitor"

¿Qué pasaría en el caso de una persona que se encuentre en uno de los


supuestos de los arts. 43 y 44 c.c. y que no tenga representantes legales?
El principio general que debemos desprender de la lectura del artíóculo 42 c.c.
que “tiene plena capacidad de ejercicio de sus derechos civiles las personas que
hayan cumplido dieciocho anñ os de edad, salvo lo dispuesto en los artíóculos 43 y
44”. Ello quiere decir que, fuera de estos supuestos de excepcioó n, se presume
que las personas naturales tienen plena capacidad de ejercicio.

La naturaleza de esta presuncioó n es iuris tantum, en tanto cabe la prueba


contraria, cual es la sentencia del juez que declare la interdiccioó n de la persona
(salvo lo dispuesto en los artíóculos 582 y 687, inc. 3 c.c.), Ello se desprende de la
lectura del articulo 566 c.c., que establece que para el nombramiento del
curador (vale decir, quien va a ejercitar los derechos y obligaciones del
“incapaz”), se requiere de la declaracioó n judicial de interdiccioó n (salvo el caso
del inciso 8 del artíóculo 44 c.c.) Esta posicioó n ha sido avalada por la doctrina
nacional.

De esto se desprende que, los arts. 1975, 1976 y 1977 c.c., se refieren a
supuestos de responsabilidad civil, en los cuales el autor directo es un incapaz
de ejercicio, judicialmente declarado. Noó tese que estamos fuera de la oó rbita del
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art. 1974 c.c., por cuanto se refiere a quienes temporalmente se encuentran en


estado de inconciencia. Ahora bien, haciendo una depuracioó n de los supuestos
de los arts. 43 Y 44 c.c., el problema se presentaríóa con los menores de edad y
con aquellos sujetos que tengan alguó n tipo de enfermedad mental entonces
cabríóa la siguiente interpretacioó n:

a) si el que causoó el danñ o, mayor o menor de edad, carece de representantes


legales, deberíóa responder por eó l aqueó l quien lo tiene bajo su cuidado (tal
seríóa el caso del hermano mayor, el tíóo, la conviviente del padre muerto),
aplicaó ndose extensivamente, los arts. 1975 o 1976 c.c., respectivamente, en
caso el danñ ante directo, tenga o no discernimiento. Un elemento a tenerse
en cuenta para individualizar al responsable es determinar quien vive con el
que causoó el danñ o. En efecto, en atencioó n al principio de la primacíóa de la
realidad, quien tiene bajo su cuidado es una suerte de representante de
hecho del sujeto deó bil y deberíóa estar comprendido dentro de los art. 1975
o 1976 c.c., seguó n sea el caso.

b) Si es que nadie lo tiene bajo su cuidado, se aplicaraó extensivamente el art.


1977 c.c., vale decir el criterio de la equidad "en vista de la situacioó n
econoó mica de las partes”.

Si queremos realizar un análisis comparativo, en Espanñ a, en materia de


responsabilidad civil, los padres son responsables por los danñ os ocasionados
por los hijos que se encuentren bajo su guarda o vigilancia (art. 1903, par. 2
c.c.), los tutores son responsables por los danñ os causados por los menores o
incapacitados que esteó n bajo su autoridad y que habiten junto a ellos (art., 1903
par. 3 c.c.). En jurisprudencia se entiende que, a los efectos del art. 1903, par. 2
c.c., no se puede ignorar que el caraó cter flexible del concepto "bajo su guarda",
admite situaciones transitorias derivadas del derecho de visita o de la
convencioó n reguladora de separacioó n judicial de los padres. Se admite que la
responsabilidad de los padres no puede imponerse en el períóodo en el cual han
confiado la vigilancia de sus hijos al centro escolar del cual reciben la
educacioó n.
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018

Mayor problema, se registra en el caso de los representantes legales de los


declarados incapaces con discernimiento, por cuanto, en ciertos supuestos
de hecho, responsabilizar solidariamente al representante legal resulta una
solucioó n injusta, irracional e inadecuada. Este es un problema, que ha sido
originado por propio legislador peruano que no tuvo cuidado de interpretar
adecuadamente los modelos legislativos disenñ ados por sus homoó logos. En
efecto, el art. 2191 del c.c. peruano de 1852 sigue al art. 1384 del Code al
establecer la responsabilidad del padre y, a falta de eó ste, de la madre por los
danñ os que causen sus hijos (el primero precisa que esteó n bajo su propia
potestad y el seguó n do que habiten con ellos); pero, regula que el guardador
responde “por los perjuicios que causen sus menores o los incapaces que tienen
a su cargo”. Este precepto se repite en el art. 1142 del c.c. peruano de 1936, al
establecer que “el padre, en su defecto, la madre y el tutor o curador son
responsables por el danñ o que causen sus hijos menores o personas sujetas a
guarda". Sin embargo, siguiendo la influencia art. 75 del proyecto franco-
italiano, se establece la imputabilidad del incapaz con discernimiento. De ahíó
que el art. 1142 c.c. debíóa ser interpretado con el art. 1139 del c.c. de 1936, por
cuanto, al establecer que "el incapaz queda obligado por sus actos ilíócitos
siempre que hubiere procedido con discernimiento", surgíóa la responsabilidad
conjunta del incapaz con discernimiento y de su representante legal. Ello fue
duramente criticado por una autorizada doctrina nacional de la eó poca. Asíó, se
afirmoó lo siguiente: "creemos que la responsabilidad indirecta de los curadores
no es operante en el caso de los proó digos (inc. 4° del art. 555 C.C. de 1936), y de
los que incurren en mala gestioó n (inc. 6° del art.555 c.c• de 1936), y de los que
sufren interdiccioó n civil como consecuencia de una sancioó n penal (inc. 7 del art.
555 c. c. de 1936) ya que a estas personas no se les somete a curatela por el
hecho de estar privados de raciocinio en su conducta habitual, sino por otras
causas que razonablemente no es posible concomitar con la peó rdida de
facultad. Sus actos ilíócitos, por tal motivo, les seraó n plenamente imputados,
pues el danñ o que causaron no se descubre que pueda ser efecto de la culpa del
curador, que presuntamente pudiera haber cometido en el ejercicio de su
funcioó n.
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018

El coó digo civil italiano, cuerpo normativo que, como se mencionoó , ha sido una
de las “fuentes inspiradoras” de nuestro coó digo civil, en la primera parte del art.
2047 establece que “en caso del danñ o ocasionado por la persona incapaz de
entender y querer, el resarcimiento es debido por quien estaó obligado al
cuidado del incapaz, salvo que pruebe no haber podido impedir el hecho”. El
Coó digo civil italiano, a diferencia del peruano, regula en el art. 414 la
interdiccioó n (para quienes se encuentran en condiciones de habitual
enfermedad de mente que los hace incapaces de cuidar sus propios intereses),
en el art. 415 la inhabilitacioó n (para los casos en los cuales el estado de la
persona no estaó n grave como para declarar la interdiccioó n y para los proó digos,
los toxicoó manos, asíó como ebrios habituales que exponen a su persona y a su
familia a graves perjuicios econoó micos) y la incapacidad denominada natural
(de querer y entender). Los alcances del art. 2047 deben ser entendidos para
los que esteó n obligados a cuidar a los (por hablar en teó rminos de nuestro
coó digo) "faltos de discernimiento”, que no son, necesariamente, los
representantes legales de los interdictos ni (mucho menos) de los inhabilitados.

El actual art. 1975 del c.c. peruano, siguiendo (y empeorando) este error
establece que:

"La persona sujeta a incapacidad de ejercicio queda obligada por el danñ o que
ocasione, siempre que haya actuado con discernimiento. El representante legal
de la persona incapacitada es solidariamente responsable".

Noó tese que este numeral comprende dentro de la expresioó n incapaz a los todos
los sujetos enumerados en los arts. 43 Y 44 (se entiende, con discernimiento),
llegaó ndose al exceso de responsabilizar (solidariamente) a los representantes
legales de todos los incapaces Con discernimiento: incluyendo (como
igualmente se advirtioó en su oportunidad, al comentar el art. 1142 del c.c. de
1936) al proó digo, al mal gestor y al que lleva anexa la inhabilitacioó n civil, en los
cuales el discernimiento no ha sido la causa para la declaracioó n de incapacidad.
El supuesto de los ebrios habituales, los toxicoó manos, los mayores de dieciseó is y
menores de dieciocho anñ os, los retardados mentales y los que adolecen de
deterioro mental, deberíóa ser visto caso por caso. Ello resulta de suma
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018

importancia, por cuanto la responsabilidad del representante legal es objetiva y


el legislador no ha debido ser tan severo en el primer grupo de supuestos: para
el prodigo y el mal gestor, el representante debe ser responsable de los actos de
disposicioó n patrimonial de los mismos y para el que lleva anexa la
inhabilitacioó n civil, el representante es responsable por la proteccioó n que
merecen la persona y su familia, debido a la limitacioó n de su derecho a la libre
circulacioó n. Resulta totalmente disuasivo responsabilizar de una manera tan
laxa a este tipo de representantes legales. Es por ello que se impone una
interpretacioó n restrictiva del art. 1975 c.c., en el sentido que solo se configura la
responsabilidad solidaria del representante legal por los danñ os del incapaz con
discernimiento que este bajo su cuidado personal. Con ello no se pretende
establecer una responsabilidad subjetiva del representante legal, sino una
responsabilidad objetiva imputable a quien se halla juríódicamente obligado a
controlar a un sujeto con capacidad restringida, hacieó ndole internalizar los
danñ os que eó ste ocasiona, por cuanto "objetivamente", se encuentra en la mejor
posicioó n para evitarlos (ya que lo tiene "bajo su cuidado"). Ello, evidentemente,
implica un mayor esfuerzo de nuestros jueces al delimitar los alcances de las
facultades de los representantes legales en la sentencia que declara la
interdiccioó n de una persona, los cuales deberaó n ser precisados caso por caso.

Por ello, comparto la opinioó n de quien sostiene que "lamentablemente, el


Coó digo no se ha planteado estas cuestiones que, no obstante, son reales y
fundamentales; particularmente si la tendencia moderna adopta una
perspectiva objetivista. Las normas de los artíóculos 1975 y 1976 no distinguen
ahíó donde deberíóan haber distinguido entre distintas situaciones con diferente
estructura de lazos humanos, lealtades y garantíóas: que un padre responda por
los danñ os cometidos por el hijo, parece normal, en cambio, que un curador —
que a veces es el abogado de la familia o un funcionario— responda
solidariamente por todos los danñ os automovilíósticos cometidos por el proó digo o
por el que incurre en mala gestioó n o aun por el sordomudo, la cosa no parece
tan clara". Esta Posicioó n sigue el lineamiento que ya habíóa sido trazado por la
autorizada doctrina, ya citada, que comentara el art. 1142 del C.C. peruano de
1936. Debemos tener en cuenta que el art. 591 c.c. regula lo siguiente:
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“El proó digo, el mal gestor, el ebrio habitual y el toxicoó mano no pueden litigar ni
practicar actos que no sean de mera administracioó n de su patrimonio, sin
asentimiento especial del curador. El Juez, al instituir la curatela, puede limitar
tambieó n la capacidad del interdicto en cuanto a determinados actos de
administracioó n”.

De la interpretacioó n de este texto se colige, sin mucho esfuerzo, que el aó mbito


de competencia del representante del prodigo y el mal gestor (en particular) se
centra en la actividad patrimonial de estos. De tal manera, que no se le podríóa
responsabilizar por el incumplimiento de deberes que no le corresponden.

En atencioó n al art. 1985 c.c., es importante acreditar la relación de causalidad


entre el hecho del incapaz (con o sin discernimiento) y el danñ o producido.

En materia de supuestos de ruptura del nexo causal, cabe aplicar, sobre la


base de una interpretacioó n sistemaó tica, el art. 1972 c.c. Por consiguiente, los
representantes legales no responderíóan en los supuestos de caso fortuito, hecho
de un tercero o de la propia víóctima.

En nuestro sistema juríódico, el supuesto del menor que es encargado a una


baby-sitter y ocasiona danñ os, no constituye una ruptura del nexo causal. En
efecto, ella actuó a como una suerte de longa manu, es decir, una "extensioó n" del
representante legal. La responsabilidad de los padres subsiste frente al danñ ado.
A lo sumo, podríóa configurarse el supuesto de una concausa. Ello, sin perjuicio
de la responsabilidad interna que pueda haber entre los padres y la baby-sitter.
Si el menor se encuentra en su colegio y ocasiona danñ os a un tercero, la
estructura educativa es responsable objetivamente ex art. 1981 c.c.
(responsabilidad extracontractual), si el menor ocasiona danñ os a un companñ ero
de la escuela, seraó responsabilidad contractual ex art. 1325 c.c.: teó ngase en
cuenta que el danñ o se debioó (cuanto) menos a una negligencia de los
dependientes del colegio (maestros o vigilantes). En materia extracontractual,
incluso, podríóa darse una responsabilidad solidaria entre los padres y el colegio
(art. 1983 c.c.) o una concurrencia de responsabilidad, seguó n sea el caso. Este
criterio tambieó n se Podríóa aplicar respecto de las clíónicas o de los hospitales, a
propoó sito de los danñ os que ocasionen sus pacientes incapaces. Se afirma que
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"todas estas soluciones se explican si se tiene presente que, en el intereó s de los


terceros, el menor debe siempre tener un "aó ngel guardiaó n", sea este el padre, el
tutor, el profesor, entre otros. Por ello, si uno de estos sujetos permite que el
menor permanezca con eó l, es responsable hasta cuando no lo entregue a otro
gardien. Evidentemente, frente al caso concreto se analizaraó el nexo causal y la
solidaridad o concurrencia entre los responsables.

¿Queó pasa si, cuando se interpone, el menor de edad causante del danñ o es
mayor de edad? Un caso nos haraó entender con mayor claridad esta Situacioó n:
el 23.05.03 Nancy Contreras, encontraó ndose en el tercer Piso de su casa, fue
impactada por un proyectil metaó lico (balíón), el mismo que se quedoó alojado en
la base de la oó rbita ocular izquierda. Despueó s de las investigaciones policiales
se determinoó que quien disparoó el arma fue un menor de edad, Renato Salazar,
domiciliado a 64 metros de la casa de la agraviada. Como consecuencia de dicho
danñ o la víóctima se encontraba sometida a consultas meó dicas perioó dicas de
evaluacioó n, teniendo una implicancia de alto riesgo, dado que por la ubicacioó n
del mismo, podríóa afectar de manera irreversible el nervio oó ptico. Interpuso
una denuncia penal y en la sentencia de vista, del 28.09.066(Causa N° 2006-
02067), se dejoó a salvo su derecho de obtener una indemnizacioó n por la víóa
correspondiente. Por ello, con fecha 23.10.06, interpuso una demanda en contra
de Renato Salazar y sus padres e invocando los arts. 1969 y 1975 c.c., solicito
una reparacioó n de US$ 28,000.00 (individualiza entre otros conceptos, danñ o a la
persona y danñ o moral) Los demandados se limitaron a argumentar que, si bien
la agraviada sufrioó lesiones no se ha llegado a comprobar que estas fueron
causadas por Renato Salazar. Con sentencia N°1 63-2009-11JEC, del 01.12.09, el
Deó cimo Primer Juzgado Especializado en lo Civil de Arequipa declaroó fundada
en parte la demanda contra de Renato Salazar e infundada en contra de los
padres, reconociendo una indemnizacioó n de US$ 13,000.00 (US$ 5,000.00 por
danñ o a la persona una US$ 4.000.00 por danñ o al proyecto de -vida y US$
4,000.00 por danñ o moral). En lo que a factor de atribucioó n se refiere, se motiva
lo siguiente:

"Si bien en el caso de autos los demandados alegan que no ha acreditado que el
demandante hava sido el autor del disparo que ocasioneó el danñ o a la
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018

demandante; sin embargo, no han desvirtuado las pruebas que obran en autos;
por lo que, teniendo en consideracioó n que para la responsabilidad
extracontractual se ha invertido la carga de la prueba, por lo que son los
demandados los que deben acreditar haber actuado con diligencia, se acredita
que existe culpa inexcusable por parte de los demandados en la produccioó n del
danñ o".

Acaó quien tiene “culpa inexcusable" es el juez que redactoó y firmo esta
sentencia: en primer lugar, la responsabilidad de los padres por el hecho de los
hijos incapaces de ejercicio es de naturaleza objetiva. No hay inversioó n de la
carga de la prueba y el paraó metro de diligencia es irrelevante y extranñ o a este
tipo de responsabilidad. Debioó de haberse mencionado que los demandados no
invocaron ninguó n supuesto de fractura causal ex art. 1972 c.c. pero los errores
no quedan ahíó. En efecto, se advierte que:

“tenieó ndose presente que la accioó n que dio origen al presente proceso, fue
iniciada el anñ o dos mil seis, es decir cuando el demandado Renato Salazar ya
era mayor de edad siendo responsable por la comisioó n de sus actos, se debe
declarar infundada la demanda en el extremo que se pretende danñ os y
perjuicios por responsabilidad vicaria de los demandados Percy Jaime Salazar

Alarcoó n y Miriam Vilma Maríóa Maó laga de Salazar, en merito a los fundamentos
que anteceden”.

El error en el que incurre el juez es ictu oculi: el juez debe remontarse al


momento en el cual ocurrioó el danñ o. El juicio de responsabilidad civil es por el
hecho que el 23.05.03 un menor de edad causoó un danñ o y por ello, sus padres
tambieó n deben responder objetivamente ex art. 1975 c.c. El transcurso del
tiempo (salvo que estemos hablando de prescripcioó n extintiva) no elimina esta
responsabilidad. La Primera Sala Civil de la Corte superior de Arequipa, con
Resolucioó n N.° 68 (SIETE-1SC), del 23.0810, confirmo la sentencia en la parte
que declara fundada la demanda en contra de Renato Salazar y la revocoó en el
extremo que la declaroó infundada en contra de sus padres argumentando que:
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018

“este colegiado, luego de la revisioó n del proceso estima que en el caso de autos
se ha producido la figura juríódica de la responsabilidad indirecta o vicaria,
debido a que este proceso de indemnizacioó n tiene como antecedente inmediato
el proceso de infracciones dos mil cinco —tres mil ciento noventa y noventa y
seis seguido ante el Primer Juzgado de Familia, (el mismo que se tiene a la vista
al momento de absolver el grado) siendo que a la fecha de la interposicioó n de
esa demanda por la representante del Ministerio Puó blico, siete de abril del anñ o
dos mil cinco, el co-demandado Renato Salazar Maó laga contaba con diecisiete
anñ os de edad, es decir era auó n menor de edad, con discernimiento, resultando
perfectamente de aplicacioó n el supuesto normativo establecido en el artíóculo
1975 del Coó digo Civil (...) actualmente el fundamento (del art. 1975 c.c.) es un
factor de atribucioó n objetivo totalmente ajeno a la nocioó n de culpa del
representante legal, quien no puede liberarse de responsabilidad civil
invocando su ausencia de culpa".

La observacioó n que me permito hacer es que la fecha relevante para determinar


la responsabilidad objetiva de los padres es la del momento en que se produjo
el danñ o y no la de la interposicioó n de la demanda por la representante del
Ministerio Puó blico. Por uó ltimo, la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de
Justicia de la Repuó blica (CAS• N.° 4569-2010 AREQUIPA) con sentencia del
08.04.11, declaroó improcedente el recurso de casacioó n interpuesto por Percy
Salazar17.

La responsabilidad civil por hecho de los incapaces

El segundo supuesto especial de responsabilidad civil indirecta por hecho ajeno es el


del representante legal por hecho del incapaz, regulado en el artíóculo 1975°, cuyo
texto senñ ala lo siguiente: “La persona sujeta a incapacidad de ejercicio queda
obligada por el danñ o que ocasione, siempre que haya actuado con discernimiento.
El representante legal de la persona incapacitada es solidariamente responsable”.
En este segundo supuesto, como es evidente, los requisitos generales deben

17 Derecho de La Responsabilidad Civil; JUAN ESPINOZA ESPINOZA; Octava Edición corregida y


aumentada. Páginas 543
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 2018

verificarse entre el incapaz y la víóctima, mientras que los requisitos legales


especiales son los siguientes: el que se trate de un incapaz sujeto a una relacioó n
juríódica de representacioó n con el autor indirecto, y el que el incapaz haya causado
el danñ o a la víóctima actuando con discernimiento. Verificados ambos requisitos
automaó ticamente el representante legal se convierte en responsable indirecto por
los hechos del incapaz a su cargo. Esta responsabilidad civil indirecta en la doctrina
tradicional se sustentaba en la nocioó n de culpa del representante legal, y se
hablaba de culpa en la vigilancia (culpa in vigilando). Actualmente, el fundamento
es un factor de atribucioó n objetivo totalmente ajeno a la nocioó n de culpa del
representante legal, quien no puede liberarse de responsabilidad civil invocando su
ausencia de culpa, una vez verificado el cumplimiento de ambas clases de
requisitos legales, tanto los generales como los especiales. Ahora bien, si el danñ o
fuera causado por el incapaz privado de discernimiento, el incapaz ya no seríóa
responsable, siendo el uó nico responsable el representante legal, seguó n lo dispone el
artíóculo 1976°, cuyo texto senñ ala: “No hay responsabilidad por el danñ o causado por
persona incapaz que haya actuado sin discernimiento, en cuyo caso responde su
representante legal”. En este supuesto de danñ o causado por incapaz privado de
discernimiento, no se trata de un supuesto de responsabilidad civil indirecta del
representante legal, sino que se entiende que es un supuesto de responsabilidad
por hecho propio del representante legal18.

18 Elementos de la Responsabilidad Civil – Lizardo Taboada Córdova editora jurídica GRIJLEY 3ª


edición pág. 128 - 130

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