Formas de Control Social de Los Pueblos Indígenas Guatemaltecos
Formas de Control Social de Los Pueblos Indígenas Guatemaltecos
Formas de Control Social de Los Pueblos Indígenas Guatemaltecos
La Alta Criminalidad suscitada como producto del conflicto armado interno genera una extrema
Vulnerabilidad Social de los Pueblos Indígenas.
Dentro de las operaciones contrainsurgentes realizadas durante el desarrollo del conflicto armado,
en ciertas regiones del país, agentes del Estado de Guatemala cometieron actos de máxima
criminalidad principalmente en contra de grupos del pueblo maya. La estrategia contrainsurgente
no sólo dio lugar a la violación de los derechos humanos esenciales, sino a que la ejecución de dichos
crímenes se realizara mediante actos crueles cuyo arquetipo son las masacres. En la mayoría de las
masacres se han evidenciado múltiples actos de ferocidad que antecedieron, acompañaron o
siguieron a la muerte de las víctimas.
Desestructuración Cultural
Con las masacres, las operaciones de tierra arrasada, el secuestro y ejecución de autoridades, líderes
mayas y guías espirituales, no sólo se buscaba quebrar las bases sociales de la guerrilla, sino
desestructurar ante todo los valores culturales que aseguraban la cohesión y acción colectiva de las
comunidades".
"La represión no sólo generó terror, pasividad y silencio. Paralelamente, surgieron respuestas
individuales y colectivas ante los efectos deshumanizadores y denigrantes de la violencia. Contra
grandes obstáculos, las entidades que emergieron de este proceso se dedicaron a la defensa de la
vida, aun cuando todavía implicaba convivir con la amenaza de la muerte. Con una composición
mayoritaria de familiares de víctimas y las comunidades de sobrevivientes, los fundamentos
esenciales de estas nuevas agrupaciones fueron la solidaridad humana, la defensa de los derechos
elementales de la persona y las aspiraciones de respeto a la dignidad y la justicia. Todos estos
esfuerzos fomentaron una nueva conciencia de la necesidad de la justicia, el respeto a las leyes y la
plena vigencia de un Estado de Derecho como requisitos de la democracia".
Génesis del movimiento indígena El movimiento indígena que observamos actualmente en la escena
política procede del movimiento popular, formado a mediados de la década de los 80 como
respuesta a la realidad de la guerra civil. Por lo tanto, nació aproximadamente por las mismas fechas
que el resto de los movimientos indígenas en el continente, por ejemplo los de la región andina. Sin
embargo, Guatemala se diferencia de los demás países por su altísimo índice de población indígena
y por su historia algo diversa, lo que influye en los acontecimientos presentes. A pesar de lo
numeroso de su población indígena, ésta no es homogénea, se halla dividida en pequeños grupos
que se sirven de un total de 23 lenguas de origen maya.
La política de los gobiernos guatemaltecos hasta 1995 se basó en las soluciones de fuerza contra los
distintos grupos étnicos. Como respuesta, los indígenas se concentraron en un principio, desde
1978, en la movilización social y más tarde en la política, uniéndose a los movimientos izquierdistas
de clase y a la guerrilla. Esta vinculación impulsó el conflicto armado, que ya desde hacía años
fermentaba en las zonas rurales, pero que no había sido iniciado por sus propios habitantes, sino
por la clase media, obrera y por capas militares descontentas, imposibilitadas de funcionar en las
ciudades controladas por las Fuerzas Armadas estatales y obligadas a trasladarse a la zona del
Altiplano.
El primero, denominado panmayanismo, nació entre la clase intelectual urbana y fue dirigido por
estudiantes y profesores (intelectuales, en general) de origen indígena. El objetivo de este círculo,
en un principio reducido, lo constituía la revitalización de la historiografía y cultura maya, el estudio
de las lenguas indígenas, la promoción de sus tradiciones, entre otras de los derechos comunales,
el derecho a la visión diferente del mundo basada en los valores propios, de una visión espiritual
también diferente, y por encima de todo la consecución de la unidad, hasta el momento no
realizada, de los diferentes grupos indígenas de Guatemala. El panmayanismo guardaba cierto
parecido con la actividad del sector progresista de Acción Católica, que trataba de ayudar a las
comunidades indígenas, destruidas de diversas formas, entre los años 60 y 70. Sin duda, el error de
aquella época fue la imposibilidad de entendimiento entre los líderes de Acción Católica y de los
mayistas, lo que debilitó ambas organizaciones.
Por otra parte, en las zonas rurales, donde la guerra hacía más estragos, empezó a formarse un
movimiento de base conocido como popular. Si bien es cierto que este movimiento fue iniciado por
los líderes locales ladinos en colaboración con representantes de diversas ONG, el apoyo máximo lo
tenía entre la población indígena de esas zonas, uniendo a los diferentes grupos indígenas que
infructuosamente habían presentado resistencia ante el status quo. Frente a la falta de ayuda de
grupos sociales más amplios, el movimiento popular la buscó en las relaciones con organizaciones
de derechos humanos. Su objetivo estribaba en la lucha en defensa de la población civil mediante
la denuncia abierta de las acciones ilegales de las fuerzas armadas, en el marco del objetivo más
amplio de terminar con la guerra e introducir en el futuro reformas en el gobierno favorables a la
población indígena.
Estas dos ramas, el movimiento mayanista (también llamado culturalista), que pese haber surgido
en la ciudad, poseía representantes muy activos en las zonas rurales y el movimiento popular (o
popularistas, como se llamaban a sí mismos) formado en el Altiplano tuvieron influencia en el
nacimiento del movimiento indígena independiente que no apareció en Guatemala hasta la década
de los 90. ramas del movimiento fueron perseguidas por el gobierno durante años con el mismo
encono con el que se persiguió a la guerrilla.
La violencia de las fuerzas represivas contra toda actividad civil y contra todas las organizaciones
independientes consideradas ilegales provocó que el camino para el desarrollo del movimiento
popular fuera difícil y peligroso. Cualquier forma de autoorganización era acusada automáticamente
de relación con la izquierda y la guerrilla. Durante un breve periodo de tiempo, el movimiento
popular buscó vinculación con el partido político legal DCG, Democracia Cristiana Guatemalteca.
Aunque sus líderes eran conscientes de lo justo de los objetivos perseguidos por los indígenas del
Altiplano y de la necesidad de distanciarse de la actividad de la guerrilla, actuaban de forma lenta y
paternalista, no tratando a los indígenas como interlocutores iguales, sino más bien como a una
capa social de la cual otros deben decidir, todo lo que vino a interrumpir la posibilidad de diálogo y
entendimiento. De este modo, las simpatías del movimiento popular se dirigieron de forma natural
hacia la izquierda, que funcionaba clandestinamente (CUC), y hacia los culturalistas.
La política represiva del estado y el genocidio como estrategia del ejército en las zonas rurales
hicieron que el movimiento popular, donde se agrupaban los indígenas a la búsqueda desesperada
de una vía propia, tratara de hallar por sí mismo una solución y una garantía mínima de defensa.
Cuando el gobierno, entre los años 1978-1994, creó una red de organizaciones paramilitares, las
llamadas Patrullas de Autodefensa Civil (PAC)y los Polos de Desarrollo, el movimiento popular,
apoyado desde 1984 por las ONG, consiguió poner en movimiento una Comisión Para los Derechos
Humanos en Guatemala. Abrieron también, en 1985, la Procuraduría de los Derechos Humanos
(PDH), que constituyó el primer paso para la legalización de las actividades sociales de
organizaciones civiles aparecidas como forma de protesta.
La aparición de PDH no frenó los asesinatos "secretos" perpetrados contra los líderes y los militantes
de base del movimiento popular. Sin embargo, la apertura del PDH posibilitó la denuncia de los
casos de secuestro, masacres y torturas de civiles que hasta esa fecha no se podían, de hecho,
depositar. Hasta ese momento, cualquier protesta contra las acciones del ejército o de las PAC sólo
había logrado acrecentar la persecución, incluyendo en ella a las familias de los desaparecidos, que
se convertían automáticamente en enemigos del orden público
Es una organización creada oficialmente en 1988 por viudas, a resultas de la guerra, de víctimas de
las Fuerzas Armadas, las PAC y la guerrilla. El surgimiento de la organización impulsó la acción
informal de carácter local entre mujeres que se ayudaban tanto psíquica como materialmente.
CONAVIGUA agrupaba, al principio, sobre todo, a mujeres indígenas monolingües que se
enfrentavan a problemas de orden cotidiano (en muchos casos eran las únicas supervivientes de la
familia) acrecentados por la falta de comprensión idiomática. Darle a ello un carácter organizativo
amplió el horizonte de actividades en defensa de nuevos grupos sociales que habían hecho su
aparición en Guatemala, por ejemplo, el de las mujeres solas expuestas a la exterminación, a las
violaciones y a la masacre. En los años posteriores CONAVIGUA puso el acento prioritario en la lucha
por la defensa de la igualdad de la mujer (derecho a la herencia de la tierra, por ejemplo), a favor
de la derogación del servicio militar obligatorio y del reclutamiento forzado en las filas de las PAC
(impedía que muchas viudas tuvieran el apoyo económico de los hijos varones), así como por la
colaboración con las viudas ladinas.
CERAJ- Consejo de Comunidades Étnicas Runujuel Junam (Todos somos iguales, en lengua
quiché, 1988)CERAJ:
ha sido la primera organización indígena en pro de los derechos humanos en todo el continente
sudamericano, no sólo en Guatemala. Ha sufrido una gran evolución en cuanto a su identidad,
proyectos, estrategias y estructuras internas. Tres elementos han desempeñado un papel clave en
este proceso: el contexto histórico, la evolución en el concepto de "derechos humanos": y la
interpretación de la dicotomía clase/ etnia. En el sentido organizativo CERAJ fue la primera sociedad
civil que se creó con el fin principal de ampliar la conciencia y difundir los conocimientos sobre los
derechos humanos entre la población indígena. Otro de los fines, tal vez el mayor logro de CERAJ,
ha sido la labor de muchos años en pro de la des-militarización de las comunidades indígenas. Otras
organizaciones sociales, también en nombre de los derechos humanos, como GAM o CONAVIGUA,
surgieron como formas de protesta concretas contra las actuaciones pasadas y presentes de las
fuer-zas gubernamentales. Fueron creadas para servir a los intereses de grupos sociales concretos
damnificados, por ejemplo, mujeres perseguidas a causa de las opiniones del marido o familias de
desaparecidos. En cambio, CERAJ dio a su actividad un radio más amplio; al entrar en la universalidad
de los derechos humanos, consiguió concienciar a los indígenas de sus derechos en este campo. No
por casualidad nació en la región de Quiché, especialmente azotada por la represión, como
respuesta a la política de "tierra quemada". De las 442 masacres que tuvieron lugar durante la
guerra, 263 ocurrieron en esa región. Sin embargo, el inspirador de la organización CERAJ, que se
identifica como una organización indígena, era el maestro de Santa Cruz,ladino, Amílcar Méndez,
que, eso sí, la fundó junto a los indígenas Maya Quiché, Justina Tzoc y Miguel Sucuqui. Sin lugar a
dudas, el mayor éxito de la primera etapa de CERAJ fue haber transmitido a la población indígena,
por vez primera y a gran escala, la idea de que todos nacemos iguales y de que todos gozamos de
los mismos derechos, según la declaración universal de derechos humanos.
Otra organización de importancia fue después de 1992 CONIC. Surgió en junio de ese año de la
legendaria organización CUC. En 1992 se abrió una crisis en el seno de esta organización controlada
por el EGP, provocada por la salida de varios líderes de la estructura guerrillera (Ejército
Guatemalteco de los Pobres), entre otros de Rigoberta Menchú y Juan León Alvarado (entonces
ambos en el extranjero), Te-resa Caal y otros, que crearon una organización autónoma Asamblea
Maya Permanente, AMP33. El EGP, como respuesta, acordó conceder autonomía al CUC, lo que
provocó que sus miembros (también descontentos de la colaboración con el EGP) formaran el
CONIC. Unos meses después, en octubre de 1992, tras haberle sido concedido el Nobel a Rigoberta
Menchú, el CONIC se separó definitivamente del CUC, en un vi-raje nuevo, el de la etnización del
movimiento popular, mientras que la organización matriz, el CUC, mantenía sus prioridades de
clase. El CONIC fue fundado por 22 líderes del Altiplano procedentes de siete grupos indígenas:
Maya-Quiché, Caqchiquel, Mam, Tzubil, Qeqchi, Achi, Pogomchi con presencia de tan sólo dos
ladinos, lo que fue claramente subrayado. Después de 1996 se amplió la Junta Directiva con
especialistas y asesores ladinos: abogados, ingenieros, por lo que la organización tomó un carácter
más de clase y campesino que indígena. La prioridad del CONIC era la regulación del derecho a la
tierra y la garantía de trabajo asalariado para cientos de miles de campesinos indígenas desplazados,
expoliados de todos sus bienes, que trabajaban a cambio tan sólo de un habitáculo en las grandes
haciendas privadas. En cuanto a las cuestiones culturales, el CONIC perdió la orientación, puesto
que hizo referencia a los derechos civiles de la Constitución de 1985 que resultan desfavorables para
los indígenas. Se trata de los artículos 57 y 58 que hablan de los derechos a la participación cultural
en el marco nacional, así como de derechos generales concernientes a la identidad, entendida ésta
como el derecho de la persona a identificarse con los valores socioculturales de la nación. Sin
embargo, la mayoría de los indígenas, en esos momentos, no tenía el menor deseo de identificarse
con la nación.
En 1993, el CONIC contaba ya con 600 miembros y convocó la Asamblea Nacional como el órgano
superior de poder. Hasta 1995 llevaron a cabo el desarrollo de las estructuras que facilitaran las
relaciones entre los líderes de diferentes terrenos. Fue activo en el momento de las negociaciones
de paz, consolidándose interiormente y convirtiéndose en fuerza política.
La Defensoría Maya es la tercera y más joven de las organizaciones indígenas salidas del movimiento
popular con definido carácter, lo que es importante, étnico y de nivel nacional. Entre los fundadores
más activos hay miembros de tres comunidades: quiché, cakquichel y pocomchi de Alta Verapaz.
DM se apropió de algunos principios del movimiento intelectual mayanista, haciendo referencia a
las tradiciones culturales basadas en la comunidad, y las unió a las experiencias adquiridas en el
movimiento sindical e internacional de lucha por los derechos humanos. Muchos de sus líderes
salían del exilio político, lo que por una parte dinamizaba la organización, pero por otra parte creaba
escisiones internas, ya que quienes habían pasado mucho tiempo en el extranjero, no eran
considerados verdaderos mayas, entre otros Rigoberta Menchú. El elemento clave de la actividad
del DM fue remitirse a la concepción de derecho de costumbres, que aboga por la revitalización de
las autoridades tradicionales indígenas y la reconstrucción de sus estructuras y mecanismos,
cohesionando así a la comunidad indígena, separada por conflictos internos y a resultas de la guerra.
La creó Tomás Sen de Sololá, indígena quiché, que consiguió poner en marcha la actividad local, a
pesar de la pesadilla bélica y del miedo de la población indígena. Deseaba llevar Luz del Pueblo al
plano internacional, para que los grupos locales con poco apoyo gozaran de una mayor difusión. Lo
logró con motivo de la celebración del Encuentro de los Dos Mundos en 1992. La organización
contaba entonces con apenas treinta miembros, pero eran gentes fieles y con experiencia, que se
mostraron los más activos en la organización de las protestas contra los preparativos para la
celebración el 12 de octubre del V Centenario. En 1992, Luz del Pueblo organizó en Sololá una
manifestación a la que asistieron 200 personas; todo un triunfo, si se tiene en cuenta que, tras la
masacre de 1982, los indígenas habían esta-do ausentes de la vida política durante 10 años. Otro de
los factores que sorprendió a la opinión pública, sobre todo a la nacional, fue el hecho de que los
manifestantes representaran diversos grupos mayas y que no lo hicieran como campesinos, sino
como comunidad en lucha por exponer sus señas de identidad cultural y, en consecuencia, una
visión política del 92 diferente a la oficial. Así pues, de forma inesperada una organización pequeña
de Solola desempeñó una función de enlace y dio tono al Segundo Encuentro de Indígenas,
celebrado en octubre de 199237. Los temas tratados allí, más amplios, abarcaban las prioridades de
otras organizaciones: la desmilitarización de las PAC, la búsqueda de ayuda para comunidades que
vivían escondidas, la reconstrucción de las estructuras sociales tradicionales.