La Criminología Clínica
(Rodriguez Manzanera, Criminología Clínica 5ta Edición, 2012, pág. 45),
Pinatel reconoce cuatro periodos en el desarrollo de la criminología clínica:
a) Científico, que de los pioneros (Lombroso, Ferri, Garófalo) al congreso de
Colonia (1911), en el que se plantea ya abiertamente la necesidad del examen
criminológico, por lo menos para ciertas categorías de acusados o en
determinados delitos.
En esta etapa, los autores insisten en la necesidad de un examen médico –
psicológico, que se complementará con la encuesta social.
b) Penitenciario, (Ingenieros, Vervaeck, Centros de Baviera y Austria, Drapkin,
Centro de Rebibbia, etc.).
Nace de la necesidad de clasificación penitenciaria, pero aparece un nuevo
importante elemento: la “terapéutica criminal”, con miras a diferenciar los
tratamientos
c) Judicial, (en un principio psiquiátrico, de ahí se ampliará).
Se aprovecha la prisión preventiva para una observación prejudicial, ya no
solamente para discernir enfermedad mental, sino para auxiliar al juez a
desempeñar mejor su misión de impartir justicia.
d) Legislativo, (a partir de 1951, en Europa)
Gracias al ciclo europeo de Bruselas, organizado por ONU, se reunieron las
conclusiones de múltiples reuniones y congresos, y se logró que las
recomendaciones de instituir centros de examen criminológico y de realizar
estudios, quedaran plasmados en las diversas legislaciones.
Sin embargo, podemos rastrear una larga historia en que se va haciendo patente
el interés por el caso concreto.
(Rodriguez Manzanera, 2011), manifiesta que “Como antecedentes de la Clínica
propiamente Criminológica, en Europa, pueden mencionarse múltiples intentos de
acercamiento al individuo, desde aquellos remotos, medievales y renacentistas, que
tuvieron relación con la explicación de la personalidad y de la conducta criminal, como
la Oftalmoscopia, la Podomancia, la Metoscopía, que observan los ojos, los pies y las
arrugas de la frente, respectivamente”.
La Quiromancia, lectura de las líneas de la mano, y la Astrología, con la
construcción de cartas astrales y horóscopos individualizados, fueron utilizadas para
aclarar el comportamiento antisocial. (Rodriguez et al., 2011).
La Demonología, para muchos el antecedente más directo dela Criminología, en
que es obligatoria la observación directa del sujeto y su interrogatorio, para encontrar
señales de la posesión, la tentación o pacto con el maligno.
Los tratados de Demología proliferaron en los siglos XVI y XVII, a partir del
Mallens Maleficarum (Martillo de las brujas, Hexemhammer) de Springer y Kramer
(1486), describiendo signos y síntomas para descubrir brujas, principalmente las marcas
del demonio (stigmata diaboli, sigillum diaboli).
Es por demás conocido el abuso, los excesos, la crueldad, la superchería y la
estupidez que acarrearon estas ideas, y que desembocaron en diversas inquisiciones que
torturaron y ejecutaron a miles de personas.
La fisonomía, quizá una de las más antiguas, que observa al individuo en sus
características físicas, y busca afanosamente los rasgos que pueden identificar a un
criminal. Así, encontramos los tratados de Giovanni Batista della Porta (1586), de
Jerónimo Cortés (1597), y de Jean Gaspar Lavarter (1776), que hacen referencia a
criminales.
Así, PORTA, en su Fisiognomica, estudia las relaciones entre criminalidad y
locura, por las semejanzas entre el epiléptico, el iracundo y el ladrón.
CORTES, en el libro de Phisionomía Natural y varios secretos de la Naturaleza,
describe la relación entre las diferentes partes del cuerpo y la forma de ser de sujetos
conflictivos
LAVATER, en L` Art de conmaitre les Hommes por la Physonomie, de varios
tomos, además de los deliciosos dibujos de Charles de Brun, comparando fisionomía
animal y humana hace amplias descripciones de los hombres de “maldad natural”.
Agregamos la Frenología, con el estudio del cráneo y del cerebro, y los mapas
cerebrales , en que se pretende encontrar la región de la criminalidad. Son clásicos en esta
pseudociencia Francois Joseph Gall y sus cuatro volúmenes (1810), o Mariano Cubi y
Soler (1844).
GALL, en su Anatomie elPhisiologie du Systeme Nerveus en General el du
Cervean en Particulier, avec des observations sur la possibilite de reconmaitre plusiers
dispositions intellecmelles de l`homme el des animaux por la configurations de leurs
tetes, desarrolla una compleja teoría sobre las localizaciones cerebrales, observando los
“bultos craneales”, y proponiendo regiones en las que se desarrollan sentimientos que
conducen al crimen.
CUBI, en el Sistema completo de frenología, explica la existencia de criminales
identificables por la configuración craneal.
Es verdad que todas estas teorías han dejado mayor recuerdo por sus errores
que por sus aciertos, pero es necesario mencionarlos en un bosquejo histórico como el
presente.
Ya en el siglo XIX, con el nacimiento de la psiquiatría, en mucho debido a
Philippe Pinel (1745 - 1826), y Jean Ettiene Dominique Esquirol (1772-1840), la clínica
psiquiátrica se generaliza, se funda manicomios, se separan presos y locos, se humaniza
el tratamiento.
PINEL, médico que fue director de Bicêtre y de la Salpêtrieres, célebre en la
práctica por haber liberado a los enfermos mentales de sus cadenas y prohibido las
terapias inhumanas (como sangrías y maltratos) ; en la teoría figura como nosógrafo y
clínico, su obra principal es Traité Medico philosopique (1809).
ESQUIROL, discípulo de Pinel, director de Charenton, continuó la obra
manicomial y fue el gran sistematizador de la Psiquiatría de la primera mitad del siglo
XIX, con su obra Des maladies mentales considerées sous les rapports medical,
hygienique el médico-legal.
Después de la magna obra de Pinel y Esquirol, una pléyade de psiquiatras
franceses contribuyó notablemente al desarrollo de la psiquiatría forense, y de manera
clara a la criminología: a guisa de ejemplo podemos mencionar: Felix Auguste Voisin,
quien luchó por la abolición de la pena de muerte, considerando que los delincuentes no
son responsables por sus anomalías (1848).(…)
La criminología nació, de hecho, como criminología Clínica, efectivamente,
César Lombroso era ante todo un clínico, y de sus estudio de enfermos mentales primero,
y de criminales después, fue surgiendo la teoría de la “antropología criminal”, que se
convertiría, gracias a Garófalo, en Criminología. (Rodriguez et al., 2011).
Lo importante era sacar la clínica criminológica medico psiquiátrica, por esto
Ferri habló de una clínica social.
El la obra de Lombroso podemos observar cómo va haciendo el análisis completo
del caso concreto, para de ahí pasar a la clasificación de delincuentes y a las grandes
generalizaciones.
Así veremos cómo su clasificación del criminal nato surge del estudio de
delincuentes como Villella y Verzeni, el loco moral del caso “Sbro…”, el epiléptico del
“Conde Belga” o “Conde K”, y principalmente de Misdea (de ahí misdeismo), el pasional
de “Quadi”, y el maltoide de Passanante, el frustrado magnicida.
Lombroso insistió siempre en la necesidad del estudio del caso individual y
tratamiento personalizado, pues el mismo delito puede ser cometido por pasión, en un
acceso de delirio, a consecuencia de un vicio innato, entonces se necesitarían penas
especiales para cada caso. (Rodriguez et al., 2011).
Lombroso desarrolla una refinada metodología clínica, a partir de sus
conocimientos médicos y psiquiátricos, enriquecidos con los avances de la antropología
de la época.
El gran maestro italiano no se queda en una simple descripción, sino que pasa a
elaborar una conocida tipología que ahora recomendamos.
De ahí pasa a una teoría integrada con, con el “trípode lombrosiano” (atavismo -
morbo - epilepsia), y a una criminología general en su libro “Crimen causas y remedios”.
1. Delincuente nato (atavismo)
2. Delincuente loco moral (morbo)
3. Delincuente epiléptico (epilepsia)
Alienado
Alcohólico
4. Delincuente loco (pazzo) Histérico
Mattoide
Pseudo-criminal
5. Delincuente ocasional Criminaloide
Habitual
6. Delincuente pasional
Al considerar al loco (pazzo, matto), como una categoría especial y aceptar a los
delincuentes pasionales y ocasionales, logra la diferenciación entre clínica psiquiátrica y
clínica criminológica.
Es indudable que las teorías lombrosianas están totalmente superadas, pero es
verdad que, al sistematizar una serie de conocimientos dispersos, y agregar sus propias y
originales investigaciones e ideas, logra crear una nueva disciplina, que ahora llamamos
criminología.
GAROFALO, por su parte, ilustra su obra con ejemplos concretos, y enriquece la
Criminología Clínica con uno de sus conceptos de base: la “temibilita”, punto de partida
para estudiar la peligrosidad.
Y FERRI, insiste que además de las observaciones psíquicas y físicas debe
agregarse la encuesta social, y que los antecedentes anatómicos, fisiológicos y
psicológicos (lo que llama historia natural del delincuente), son el punto de partida para
la sociología criminalística.
El desarrollo original de la clínica es totalmente lógico, ya que la Escuela
Positivista nace en mucho como reacción a la llamada Escuela Clásica, dedicada
exclusivamente al estudio (jurídico) del delito.
Los principales representantes de la Escuela Clásica(BECCARIA,CARRARA,
ROSSI, ROSMINI, CARMIGNANI), eran pensadores y juristas preocupados por el
delito y la pena como fenómenos jurídicos, no discutían el libre albedrío y su
preocupación era el principio de legalidad.
Por el contrario, los seguidores de la Escuela Positivista, encabezados por tres
evangelistas (Lombroso, Ferri y Garófalo), centraron su atención en el delincuente,
buscando las causas del hecho criminal, defendiendo el determinismo y buscando la
readaptación del sujeto. Por lo tanto, se ocuparon de estudiar al infractor y no a la
infracción.
Se podría resumir la situación de la manera siguiente: en tanto la Escuela Clásica
le dijo al hombre “ve y estudia el derecho”, la Escuela Positivista le dijo “ve y estudia al
hombre” . (Rodriguez et al., 2011).
Terza Escuola (Tercera Escuela), con ALIMENA, CARNEVALE, VACCARO,
MAGGI, PUGLIA, EMPALLOMENI, etc. Que hace la clara diferencia entre
criminología y derecho penal, acepta la medida de seguridad, el principio de peligrosidad
y la readaptación, dando entrada a la clínica criminológica.
Joven Escuela (Pragmatismo), representada por PRIMS, HAMEL y VON LISZT,
evita las discusiones filosóficas, adopta el principio de “estado de peligro” , diferencian
delincuentes normales y anormales y aceptan las medidas de seguridad.
La Defensa Social (GRAMATICA, ANGEL, VERSELE) que es la única que ha
llegado hasta nuestros días gracias a la Sociedad Internacional de Defensa Social, fundada
en el año (1949), y que tiene su sede en Milán, Italia, con una revista (Cahiers) y una serie
importante de congresos.
La defensa Social, busca la prevención mas que la represión, y la protección de la
comunidad a través de sus propios miembros, con el más absoluto respeto a los valores
humanos y a los derechos del hombre. (…)
Para Benigno DI TULLIO, la Criminología Clínica es la ciencia de las conductas
antisociales y criminales basada en la observación y el análisis profundo de casos
individuales, sean estos normales, anormales o patológicos.
Franco FERRACUTI, de la Universidad de Roma, colaboró con Di Tullio, y
trabajó en las integración de las contribuciones tanto psicológicas como sociológicas, en
la Criminología Clínica.
En Francia se creó el Centro Nacional de Orientación (1950), donde se concentró
el trabajo clínico con sentenciados, con un equipo interdisciplinario y funciones de
estudio y clasificación.
Pero a partir de los años 70, con el advenimiento de la Criminología Crítica, se
entró en un periodo de estancamiento, ya que los intereses criminológicos se dirigieron
hacia otros temas.
Sin embargo, en los años 90 se inicia una recuperación de la Clínica, en parte por
la declinación de la Criminología Crítica, que no puede dar respuesta al problema
concreto del criminal individual, y en mucho por las necesidades de clasificación y
tratamiento, y de bases científicas para la investigación criminológica (por ejemplo, ante
la aparición de nuevas formas de criminalidad).
Es indudable que la Criminología Crítica (con todas sus modalidades,
exageraciones y variaciones), ha sido de un gran valor, pues obligó a los clínicos a revisar
sus fundamentos y sus limitaciones, y a comprender mejor el contexto en el cual deben
desarrollarse.
No obstante las críticas, se le reconocen a la criminología clínica aportes valiosos
y significativos, entre ellos, según Hilda Machiori: y
El respeto al individuo, a su individualidad, a su historia.
El diagnóstico y tratamiento individualizado, en una sociedad y cultura
masificada, la Criminología clínica atiende, trata y ayuda al individuo único,
distinto a los demás, que presenta una particular y determinada historia y
mirada existencial.
Es un enfoque humanista sobre una problemática como la delincuencia
sumamente compleja.
Estudia y analiza la personalidad en todos sus aspectos, integrada la estructura
familiar, al medio social.
Estudia y profundiza uno de los aspectos de mayor enigma social y cultural
como es el paso al acto delictivo.