Barbieri - Los Ambitos de Accion de Las Mujeres

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Universidad Nacional Autónoma de México

Los ámbitos de acción de las mujeres


Author(s): M. Teresita de Barbieri
Source: Revista Mexicana de Sociología, Vol. 53, No. 1 (Jan. - Mar., 1991), pp. 203-224
Published by: Universidad Nacional Autónoma de México
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3540834
Accessed: 19-04-2018 17:57 UTC

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Los ambitos de acci6n de las mujeres*
M. TERESITA DE BARBIERI

A Lucas

L os MOVIMIENTOS FEMINISTAS y su consecuencia academica, los estudios so-


bre las mujeres y los g6neros, han basado la reflexion y el conocimiento
en la representaci6n de la sociedad dividida en dos esferas de acci6n: la
publica y la privada.
Desde esa 6ptica la distinci6n ha tenido un caracter instrumental, ordenador
del analisis de la informaci6n. Permiti6 dar cuenta de dos espacios fisicos, sociales
y de significacion distintos, con racionalidades y normatividades diferentes.
Sucedi6 con esta representacion, como tantas veces ocurre en la politica y en
las ciencias sociales, que una vez empleada por alguien, se extendi6 su uso sin
detenerse a reflexionar sobre sus significados. Tan preocupadas estabamos por ir a
lo sustantivo, por generar conocimientos nuevos y extender nuestro movimiento,
que no nos tomamos el tiempo de analizar la dicotomia.
En terminos generales, las feministas y las(os) estudiosas(os) de la condici6n
de las mujeres identificamos el espacio publico como el lugar del trabajo que ge-
nera ingresos, la acci6n colectiva, el poder, es decir, el lugar donde se produce y
transcurre la Historia, y el mundo privado como el de lo domestico, del trabajo
no remunerado ni reconocido como tal, las relaciones familiares y parentales, los
afectos, la vida cotidiana. El primero, masculino; el segundo, femenino.
El ambito de lo privado se defini6 como el locus de la subordinaci6n, negador
de las potencialidades de las mujeres que buscan alguna expresi6n de trascenden-
cia individual o colectiva.

La propuesta feminista incluy6 a las dos esferas. En la privada, se valor6 e


hacer de las mujeres como punto de partida para transformar las relaciones des-
iguales yjerarquicas. En la puiblica, se expresaron la protesta y los proyectos de
cambio mas generales y globales de las relaciones entre los generos.

* La realizaci6n de este articulo se benefici6 de la lectura y la escucha de muchas personas. Las


compaferas del Grupo de Educaci6n Popular con Mujeres (GEM) discutieron la propuesta incluid
en uno de los puntos del temario del curso que realic6 para ellas entre julio y diciembre de 1989
Verena Stolcke me recomend6 bibliografia. Mis colegas de la UNAM, Ratl Benitez Zenteno, Alejandr
Cervantes y Ren6 Jim4nez del Area de Poblaci6n del IIs, y Alicia P6rez Duarte (IIJ), me hicieron co
mentarios y sugerencias y me corrigieron errores. Mary Goldsmith, lo sigui6 desde la idea inicial has
la versi6n definitiva, aportando criticas en todo momento. Nelson Minello ley6 cada una de las sucesi
vas y siempre inacabadas versiones. A todas y todos les agradezco el esfuerzo solidario y los eximo d
responsabilidad.

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204 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGfA

En el trayecto recorrido desde los inicios de la acci6n feminista y la investigaci6n


sobre los g6neros, se ha profundizado en las caracteristicas del espacio privado,
que poco habia preocupado a las ciencias sociales. Pero nuevos temas y objetos de
estudio han puesto en evidencia las limitaciones de la representaci6n dicot6mica y,
cada vez mas, su utilizaci6n produce la sensaci6n de chaleco de fuerza que impide
la comprensi6n de los fen6menos sociales bajo estudio.
En este articulo tratare de dar cuenta del uso y las limitaciones de la dicotomia
publico-privado y propondr6 una superaci6n de la misma, a partr de la perspec-
tiva de los estudios de las relaciones entre los generos desde la experiencia de la
investigaci6n en America Latina y particularmente en Mexico.

LO PRIVADO: EL ESPACIO DE LAS MUJERES1

En los comienzos de la reflexi6n, el an,lisis y la investigaci6n sobre la condici6n


de las mujeres, una parte significativa de los esfuerzos se dirigieron a conocer las
especificidades de lo femenino. Ante un terreno tan virgen y desolado de conoci-
miento, se privilegi6 el hacer de las mujeres adultas, en el entendido de que es en
esta etapa del ciclo de vida que cristalizan los papeles asignados por la divisi6n so-
cial del trabajo. Si casi todas las mujeres en esa etapa son madres, esposas y amas
de casa, era necesario saber que hacian en el ejercicio de tales papeles y c6mo
percibian, interpretaban yjustficaban su hacer y su ser en el mundo.
Desde la vida cotidiana y el trabajo domestico fue posible vislumbrar la l6gica
de funcionamiento de los hogares, los papeles de las distintas categorias de sus
miembros (en funci6n de las etapas del ciclo de vida, el estado civil y el paren-
tesco), el carScter de organizadoras en la vida familiar que tienen las amas de
casa-esposas-madres. La representaci6n entonces dominante de que el hogar es
lugar de descanso, ocio, no trabajo, qued6 en entredicho. Se observ6 que, por el
contrario, el hogar es un lugar de actividades que requiere de tiempo y energia
humana para el mantenimiento de la vida de sus integrantes.
Se observ6 tambi6n que los hogares no estin aislados. Hay una relacion per-
manente con otros hogares -parientes, amistades, vecinos compadres, etc.- en
el que se intercambian bienes y servicios muy variados (Lomnitz, 1975, Lomnitz y
Perez Lizaur, 1983). Asimismo existen flujos constantes con el mercado de bienes
y servicios y de fuerza de trabajo, del que se obtienen mercancias para ser con-
sumidas por los integrantes del hogar y dinero que permite adquirir esos y otros
bienes. El trabajo no pagado de las amas de casa permite mantener el patrimo-
nio familiar, por escaso que sea, y hacer de colchon amortiguador en la relaci6n

Para el desarrollo de esta secci6n me baso en los trabajos que analizan en Mexico la vida coti-
diana y el trabajo domEstico en distintas categorias de mujeres: Blanco (1986), Goldsmith (1986; 1989),
Sanchez y Martini (1987), Selva (1984) y en mis propias investigaciones.

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LOS AMBITOS DE ACCION DE LAS MUJERES 205

ingresos-gastos, principalmente en las condiciones de recursos insuficientcs que


dominan en grandes sectores de la poblaci6n latinoamericana.
Pero tambien se vio que los ritmos y la cadencia de las tareas que constituyen el
trabajo domestico estAn, en gran parte, pautadas por los tiempos y exigencias
del mundo extra hogareiio: horarios de entradas y salidas del trabajo y la es-
cuela, de apertura y cierre de los locales comerciales y de los servicios puiblicos y
privados donde hay que abastecerse, hasta el momento en que pasa el cami6n de
la basura y el del gas.
Bajo una perspectiva teorica marxista, se plantearon hip6tesis acerca de la re-
lacion entre el trabajo domestico, y la producci6n y reproducci6n de la mercancia
fuerza de trabajo. Se sostuvo que la reproducci6n de esta uiltima se basa en gran
parte en aquel. Vista la esfera del trabajo asalariado como publica, quedaba clara
la relacion entre lo privado domestico y lo publico; la interdependencia de una y
otra y la articulacion necesaria en condiciones de desigualdad y desventaja de la
privada ante la puiblica.
Otro aspecto que se trajo a la discusion tiene que ver con las amas de casa que
desempeian -dentro o fuera del hogar- actividades de caracter remunerado,
generadoras de ingresos de manera temporal o permanente. Sistematicamente
se ha observado que las mujeres llevan en la mente los problemas y tensiones
domesticas al lugar de trabajo. La resoluci6n de ellos (cuidado de los hijos, ta-
reas de la casa, etc.) tiende a resolverse en Mexico por la via privada y familiar,
puesto que son pocas las mujeres que recurren a guarderias infantiles y otros ser-
vicios que socializan algunas tareas del hogar. Esto permiti6 establecer hip6tesis
acerca de la relaci6n entre el Estado de bienestar (EB), su extensi6n y cobertura,
y la condici6n femenina.
Asimismo se ha podido ver que, de manera sistematica, las mujeres en general
y las adultas en particular, que desempenan ocupaciones remuneradas, tienen
escasa participacion en los sindicatos y en la vida gremial. Por automarginacion,
por marginaci6n impuesta por la cultura sindical, por requerimientos domesticos
reales o por el ejercicio de la autoridad del conyuge y otros parientes, hay una
salida hacia fuera de la unidad domestica limitada al mercado de trabajo, pero
restringida o incluso prohibida a las organizaciones legitimas de las trabajadoras.
Este acceso restringido se observa tambien entre las j6venes solteras, con menos
responsabilidades domesticas y con una supuesta mayor disponibilidad de tiempo.
En estos estudios, predomina una representaci6n de lo privado como ambito
domestico, el espacio fisico de la vivienda y sus alrededores y las relaciones paren-
tales e intimas que tenen lugar en el. Lo puiblico es todo aquello que transcurre
fuera del hogar y las relaciones sociales no adscritas en funci6n del parentesco, la
conyugalidad y la amistad.

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206 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGfA

LA PARTICIPACION Y ACCION FEMENINAS

Una de las primeras ideas con que emerge el movimiento feminista dice que
"lo personal es politico", que hay que "romper el silencio", expresar el malestar
individual en formulaciones colectivas a ser debatidas por la opini6n publica en
la esfera publica. Paralelamente cobra importancia un nuevo objeto de estudio
academico: el de la participaci6n social y politica de las mujeres. El analisis versa
sobre el d6nde, cuindo, c6mo, por que y para qu6 las mujeres se organizan, esta-
blecen objetivos de lucha, salen a la calle, los resultados obtenidos en sus acciones
y la cultura politica que se genera en la acci6n.
Las motivaciones de la organizaci6n de las mujeres pueden resumirse muy su-
cintamente en tres: a) por malestares en lo privado relacionados directamente con
los papeles domesticos de las mujeres: desde el agua, la energia el6ctrica, la escuela
para los hijos, el acceso a servicios de salud y de anticoncepci6n, hasta la vida
misma del esposo, los hijos, los nietos desaparecidos por el terrorismo de Estado;
b) como trabajadoras, por demandas surgidas en los lugares de trabajo, en las ocu-
paciones dominadas por mujeres: maestras, costureras, trabajadoras de la salud,
etc; c) por propuestas de cambio en las relaciones de subordinaci6n de las muje-
res: en el caso de Mexico, contra la violaci6n y la violencia sexual, y a favor del
aborto.

Pero estos movimientos tienen problemas para sostenerse en el ambito publico.


Por un lado, es caracteristico de muchas experiencias el hacer eclosi6n con fuerza,
pero durante un tiempo breve. Salvado total o parcialmente el conflicto, las
mujeres abandonan la movilizaci6n y las organizaciones, se desintegran hasta
practicamente desaparecer. Otros movimientos, con trayectorias mas lentas y
permanentes, delegan la representaci6n en dirigencias parcial o totalmente mas-
culinas. Esto es muy frecuente en los movimientos sindicales de gremios en los
que existe un predominio femenino -maestras, costureras, telefonistas, etc.- y
en los urbano populares. Las mujeres son la base de los movimientos, realizan una
gran cantidad de actividades dentro de ellos, pero en la negociacion politica de
las organizaciones con autoridades, con otros movimientos y organizaciones, su
presencia es nula o casi nula. Ello da lugar a que muchas de las demandas de las
mujeres desaparezcan, pierdan fuerza o sean negociadas. Tambien es frecuente
que el movimiento d6 lugar a organizaciones de la sociedad civil que resuelven
por la via conjunta carencias en lo dom6stico, pero que no llegan a constituirse
en demandas ni en organizaciones de tipo politico, es decir, que no buscan par-
ticipar e incidir en el Estado, y que partendo como lo hacen de la insatisfacci6n
producto de la condici6n de opresi6n, se puedan transformar en organizaciones
que cuestionan la subordinacion de genero y propongan cambiarla.
En otras palabras, el problema es que existe una enorme capacidad de movili-
zaci6n, organizaci6n y de trabajo colectivo de las mujeres, que no logra trascender
a la sociedad politica, de manera de ocupar un lugar permanente en ella e incidir
en cambios sociales mas profundos. Estas organizaciones nacen por lo privado y se

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LOS AMBITOS DE ACCION DE LAS MUJERES 207

replegan facilmente en lo privado. Desde el punto de vista te6rico, algunas auto-


ras se preguntan si estas serian acciones en lo publico. Tarres (1989), por ejemplo,
se cuestiona que sean acciones en lo puiblico y para salvar la cuestion propone
utilizar el concepto de "campos de accion femeninos".

LA RELACION DE LAS MUJERES CON EL ESTADO

Las dificultades para ubicar la accion femenina en una u otra esfera de la socie-
dad, se hacen mas claras cuando en afnos recientes y principalmente en los paises
centrales, se comienza a analizar la relaci6n de las mujeres con el Estado, a partir
del estudio de las politicas sociales. En este sentido, el articulo de Hernes (1989)
me parece paradigmatico. En un esfuerzo de sistematizaci6n riguroso, la autora
sefiala distintas facetas de esta relaci6n. El Estado como empleador de mujeres,
caracteristico de la ampliaci6n de funciones del EB: a) Los sistemas educativos, de
salud y seguridad social ocupan a mujeres profesionales (maestras, educadoras,
profesoras, enfermeras y trabajadoras de salud en general, trabajadoras sociales,
etc.). b) El Estado como proveedor de servicios que consumen principalmente las
mujeres en la medida en que son las beneficiarias directas (salud, pensiones, o
compensaciones y primas), o las intermediarias (educacion de los hijos, guarderias
y estancias infantiles,jubilaciones de esposos, padres, etc.). c) El Estado como inter-
locutor de la accion colectiva en el cumplimiento de sus funciones de empleador y
otorgante de servicios. Es decir, las organizaciones y acciones femeninas que ejer-
cen presi6n al Estado para que cumpla con las funciones que el ordenamiento
juridico le confiere en materia de servicios sociales.
La autora muestra que estos espacios publicos son heterogeneos, tienen normas
y logicas de funcionamiento distintas, que obligan a acciones tambien diferentes.
Pero pese a ello, y por eso lo considero paradigmatico, los engloba en la esfera de
lo puiblico.

PUBLICO-PRIVADO: UNA REPRESENTACION SOCIAL E HISTORICA

Tal vez mas que culpar a las feministas y a las estudiosas de los generos de l
insuficiencias de la dicotomia, valdria la pena una mirada un poco mas desa
sionada acerca de la historicidad de la representacion de lo publico y lo privad
Las feministas y estudiosas de la condici6n femenina no la inventamos; estaba a
ya desarrollada en el pensamiento social. El derecho, la economia, la filosofia y
ciencia politicas y la sociologia han caracterizado y analizado estas dos esferas
la sociedad.
En las ciencias juridicas se distingue entre el derecho puiblico y el privad
primero rige las relaciones entre gobernantes y gobernados. Para que algo s

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208 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGfA

su competencia, requiere que la ley lo determine expresamente. Las ramas del de-
recho publico son el constitucional, el administrativo y el penal. El derecho pri-
vado, por su parte, es el que norma las relaciones entre iguales, las personas fisicas
y morales. La ley fija las lineas generales de los actosjuridicos; el Estado s61o actua
como garante en algunos actos formales y en los casos en que los acuerdos entre los
particulares no se cumplen. Son ramas del derecho privado el civil y el comercial.
En los manuales de introducci6n al derecho se sefiala que hay otras ramas que
estin a medio camino entre el publico y el privado: el denominado derecho so-
cial. Lo integran el derecho laboral y el agrario, que surgen como producto de las
transformaciones sociales acaecidas desde fines del siglo XIX y durante el siglo xx.
En si mismas las relaciones de compra y venta de trabajo son propias del derecho
privado; pero a partir del surgimiento del EB y de la profundizaci6n del Estado
como garante y promotor de los derechos individuales, las relaciones de trabajo se
han vuelto cada vez m;is objeto de la vigilancia del Estado. Se supone que de esta
manera se protege a importantes sectores de la poblaci6n desfavorecida desde el
punto de vista socioecon6mico y se asegura la paz social. Objetivo ultimo que el Es-
tado se propone salvaguardar. Algo similar ocurre con el derecho agrario referido
a las clases trabajadoras en el campo y la propiedad de la tierra, uso de los cursos
de agua, bosques, etcetera.
En economia, la distinci6n publico-privado pasa por la titularidad de la propie-
dad de los bienes econ6micos, incluido el dinero. Es publica la actividad economica
que ejerce el Estado sobre los bienes nacionales, cuya administraci6n le corres-
ponde. Ambito privado de la economia lo constituyen todas las actividades de las
personas fisicas y morales. Con el crecimiento de la actividad del Estado, el ambito
econ6mico estatal tambien se expandi6, en ciertas ramas y actividades en las que
su 16gica de funcionamiento es similar a la de la economia privada o de los par-
ticulares. De ahi que se emplee el concepto de economia paraestatal o economia
semipublica para estos campos de la acci6n del Estado.
En la sociologia, la ciencia politica y la filosofia politica, la distinci6n entre
publico y privado tiene varias acepciones, que recogen posiciones teoricas y cam-
pos de analisis diferentes. En una primera acepci6n, lo publico y lo privado siguen
a la economia y al derecho. Es publico lo referido al ambito y la propiedad estata-
les, y privado lo que acontece en la esfera no estatal. Por ejemplo, en las teorias del
desarrollo de los afios cincuenta y sesenta y mis recientemente en los anAlisis de las
politicas sociales, es frecuente encontrar el thrmino publico como sin6nimo de
competencia y acci6n del Estado.
Una segunda acepci6n parece provenir de un origen anterioi. Siguiendo la
representaci6n espacial del medioevo (Duby, 1988), lo publico hace referencia
a los espacios, bienes, servicios, funciones, actividades que son de uso e interns
colectvo, principalmente en las ciudades y conjuntos humanos especificos: pla-
zas, calles, mercados, caminos, costas, playas, corrientes de agua, bosques, etc. Su
creaci6n, conservaci6n y empleo exigen responsabilidades individuales que estAn
sometidas a control colectivo. Una parte importante de los gobiernos municipales

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LOS AMBITOS DE ACCION DE LAS MUJERES 209

y locales tiene a su cargo el cuidado de esos bienes colectivos. Fuera de estos espa-
cios y actividades, todo lo demats es privado, es decir, competencia de las familias,
hogares e individuos.
Una tercera acepci6n es la que seiala Ortega y Gasset en La rebelion de las ma-
sas, quien distingue el publico de la masa. Mas concretamente para este autor, el
publico es ese conjunto humano que participa de manera pasiva en la recepci6n de
mensajes de los medios de comunicaci6n, espectAculos, lectura de libros y peri6di-
cos, etc. Es, por lo tanto, un agregado de personas mis acotado que la masa. Mien-
tras en esta ultima priva el anonimato y la indiferenciaci6n, en el publico hay un
primer nivel de individualizaci6n.
Pero el nucleo duro de la distincion entre publico y privado parece encon-
trarse en la teoria del contrato social. Subyace a la elaboraci6n conceptual que
cuestiona el ordenamiento feudal y posibilita la constituci6n de la democracia bur-
guesa, la aparici6n del individuo libre -ciudadano en quien descansa la soberania
de la nacion y del Estado moderno. El ser libres e iguales (todos hijos del mismo
Dios) les posibilita contratar y acordar entre ellos. Es decir, eliminar el sistema de
estatus adscrito por nacimiento, relacionarse a traves de la propiedad y acordar las
normas y funcionamiento del gobierno. Asi se constituye la sociedad civil, cono
la suma de los individuos-ciudadanos. Publico y privado son las esferas en que
se divide la sociedad civil. En la primera, que fue objeto de reflexicn de los con-
tractualistas, acontecen las actividades propias de la ciudadania. La privada, en
cambio, no es politica por definici6n. Segun Pateman (1988) la dicotomizaci6n de
la sociedad civil entre publico y privado se acompana de otras dicotomias en la re-
presentaci6n de la sociedad tales como civil/natural, varon/mujer, como veremos
posteriormente.
La esfera publica es el espacio "minimo" al decir de I-abermas (1986), donde los
ciudadanos (propietarios) acuerdan las reglas que aseguren la autonomia privada,
y en especial la libre concurrencia del mercado. La accion de control del Estado
que tiene lugar en lo publico se realiza mediante la libre circulacion de las ideas.
Es por lo tanto el espacio de la generaci6n de la opini6n publica (ibid.).
Los cambios en el derecho y la elaboracion en el pensamiento social se corres-
ponden con procesos sociales mas amplios que han tenido lugar desde el siglo
XVIII. Vale la pena dirigir la mirada hacia alii, puesto que tienen concreciones y
significados distintos para varones y mujeres.

PUBLICO Y PRIVADO: LAS ASIGNACIONES DE GENERO

Tienen que ver con con el surgimiento y consolidaci6n de la sociedad bur-


guesa, la urbanizaci6n, la industrializaci6n, la asalarizaci6n, la burocratizaci6n y la
secularizaci6n de las sociedades. El proceso global y complejo compuesto de varios
procesos que es la modernidad. Desde el punto de vista del interes de este articulo,
conviene recordar que ellos significaron el crecimiento de la divisi6n del trabajo

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210 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGfA

y la ampliaci6n y generalizaci6n de los mercados de bienes, servicios y fuerza de


trabajo. Paralelamente, la perdida de funciones de la institucion familia-hogar y
del espacio fundamental que ocupaba en las sociedades premodernas de Europa.
Entre tanto, otras instituciones adquieren forma, presencia y poder: la empresa,
la escuela, las asociaciones de muy distinto signo y objetivos (Mitterauer y Sieder,
1977). De manera tal que se puede afirmar que si en las sociedades premodernas
es dable pensar a la familia-hogar como la celula basica de la sociedad, a pardir
de los procesos que se desatan con la modernidad, se agregan a la familia otras
celulas componentes bisicas con funciones definidas, estatutos propios, derechos
y obligaciones, deberes y responsabilidades.
Estos procesos sociales -o el proceso global de la modernidad- trajeron como
consecuencia la perdida de derechos y del estatuto del paterfamilias, quien ejercia
su dominio sobre hijos, hacienda y sirvientes, autoridad interna y vinculo del
grupo parental con el Estado y la comunidad. El movimiento de ampliaci6n
de los derechos humanos y ciudadanos a las categorias no contempladas en las
constituciones burguesas -y tampoco incorporados a la categoria de individuos-
ciudadanos por los contractualistas- que se verifica en los dos iltimos siglos, ha
significado la adquisici6n de derechos propios inalienables e imprescriptibles -es
decir, acceso a la categoria de humanos- a los no propietarios, los j6venes, las
mujeres, los nifios, las minorias y mayorias etnicas y raciales.
Al mismo tiempo, el Estado cambi6 su definicion. La soberania dej6 de residir
en el monarca para asentarse en la ciudadania, la suma de los sujetos de derecho
que expresan su voluntad mediante el voto y se hacen representar en el gobierno.
Es en este proceso que se verifica la creacion de la esfera publica, como espa-
cio privilegiado de lo politico. Es el espacio social donde los ciudadanos expresan
sus intereses diversos, generan opini6n publica, vigilan la accion del gobierno me-
diante la critica, hacen propuestas, demandas, y proyectos mas globales de orga-
nizacion de la sociedad, se enfrentan entre si por el poder del Estado (Habermas,
1986).
Es decir, la creaci6n de la esfera publica coincide con la redefinici6n de la fami-
lia, la salida del trabajo productor de mercancias e ingresos de su ambito fisico y
social. Tambien con la redefinici6n del papel, funciones, tareas y representaciones
de las mujeres adultas y sobre ellas.
Algunas investigaciones hist6ricas dan cuenta de estos procesos. Vogel (1978)
sostiene que en el siglo XIX toma fuerza la representacion del espacio del taller, la
fSibrica y la oficina como lugares de trabajo, y del espacio domestico como lugar de
la vida. Quienes salen a producir mercancias por salario, quienes hacen producir
mercancias son los que trabajan; quienes se quedan en el hogar viven, pero no
trabajan. Por extensi6n lo que se hace fuera de la vivienda, es trabajo; las activida-
des y tareas dentro del hogar no lo son. En 6ste se fueron quedando las mujeres,
los nifios, los ancianos, los invilidos. Fox Genevese (1979) da cuenta de la creaci6n
de la domesticidad en esas decadas: de un lugar en el hogar para las mujeres de
la burguesia a las que, mediante revistas y consejos de medicos e higienistas se les
ensefia a cuidar del patrimonio y del ingreso familiar que los maridos producen

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LOS AMBITOS DE ACCION DE LAS MUJERES 211

ahora fuera de sus miradas; se les induce a vigilar los cuerpos propios y los de
los hijos e hijas, y a incorporar habitos de higiene en la vivienda y los quehace-
res domesticos. Hausen (1978) muestra que desde fines del siglo XVIII y todo a lo
largo del siguiente, se produce la creaci6n discursiva en Alemania de los "caracte-
res de g6nero" (Geschlechtcharakteren), "una mezcla de biologia, destino y esencia".
Actividad y racionalidad como atributos masculinos, pasividad y emocion como
atributos femeninos, combinados de multipes formas, resultan en la definici6n de
los roles de genero y una interpretaci6n de la realidad, que predestina a las muje-
res confundiendolas con la familia y lo privado; en tanto los varones se identifican
con la eficiencia necesaria para la competencia en el mundo puiblico.
Otros autores han puesto en evidencia la extension, en ese mismo tiempo, del
sentimiento del amor maternal (Badinter, 1981) y la aparici6n del amor romlntico
en la formacion de las parejas (Shorter, 1977), que justifican y refuerzan la ads-
cripci6n de las mujeres a la esfera privada. Es decir, existe evidencia hist6rica como
para sostener que lo publico como masculino, y lo privado como femenino, dos
esferas de la sociedad separadas y con asignaciones de g6nero, no son un invento
feminista ni de la investigaci6n sobre las mujeres. Es una representaci6n social
construida en el proceso de la modernidad, que arraig6 muy profundo en las
mentalidades hasta la segunda mitad del siglo xx (Hausen, 1976). Es una repre-
sentaci6n que ademAs, al asignar a la esfera publica la exclusividad de la poliica,
naturaliz6 y despolitizo las relaciones sociales que tienen lugar en la esfera privada.
Para entender la conformaci6n de dicha representaci6n hay que considerar el
interes de la burguesia en garantizar la igualdad de los ciudadanos frente al Es-
tado. Este solo debia guardar la integridad de las fronteras nacionales, vigilar el
orden interno mediante la policia y eljuicio a los delincuentes y captar los impues-
tos previamente establecidos.
El ordenamiento interno de los hogares, la divisi6n del trabajo dentro de ellos,
las responsabilidades y las lineas de autoridad eran cuesti6n privada. Privados
tambien eran los capitales y los patrimonios, el uso y el abuso a que se sometia la
fuerza de trabajo contratada libremente.
Pero se corria un serio peligro en una sociedad de iguales, que no estaban
separados ya estamentariamente por el nacimiento. Los negocios podian peligrar
y los patrimonios desvanecerse. En las fAbricas y talleres el contrato de trabajo
celebrado entre iguales, subordina a trabajadores(as) durante el tiempo diario en
que venden su fuerza de trabajo. En este lapso no es libre de producir, moverse
ni actuar sino que debe someterse a lo que el empleador disponga, como bien lo
analiz6 Marx. En los hogares, habia que crear mecanismos para que el contrato
matrimonial asegurara a la vez al esposo el acceso sexual exclusivo al cuerpo de la
esposa, la paternidad de los hijos y el cuidado del patrimonio domestico. Contrato
celebrado entre seres libres, debia sin embargo subordinar a una de las partes
(Pateman, 1988).
Por un lado las mujeres no accedieron a la ciudadanfa. Por el otro, se crea-
ron representaciones sociales fuertes, complejas, que reforzaron yjustificaron la
no ciudadania femenina. De este modo, se generaron barreras insalvables den-
tro de lo humano. Las jerarquias sociales a partir de las diferencias sexuales se

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212 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGfA

justificaron en los descubrimientos de la biologia, la anatomia y la fisiologia y pos-


teriormente en los de la psicologia y el psicoanalisis (Hausen, op. cit.). En realidad,
un proceso similar ya se habia iniciado en el siglo XVI con las generaciones y los
grupos de edad, como lo ha puesto de manifiesto Philippe Aries (1973).
Son los tiempos en que el patriarcado comienza a derrumbarse y con el la fi-
gura del padre-jefe de familia, amo y sefior (Badinter, 1986). No obstante, todavia
gozaba de buena salud. Seguin Pateman (op. cit.), el patriarcado que se derrumba
es el asentado en la figura del padre-seinor, que es destronado por los hijos varones.
Estos, al ilegar a la mayoria de edad se vuelven ciudadanos en iguales condiciones
que aquel. El contrato matrimonial y el contrato de trabajo serin los instrumentos
que permitan redefinir el patriarcado. Ahora son todos los individuos varones-
propietarios los que ejercen su dominio sobre las mujeres, los hijos y las hijas,
los/las sirvientes y los trabajadores y las trabajadoras.
No obstante, el instrumentojuridico estaba ya ahi creado. Los derechos indivi-
duales generados por el nuevo ordenamiento, podrian ser empleados a su favor
por los y las sometidos. Proceso que por lo demis llev6 m,s de un siglo y aun
no se ha completado. Mientras tanto la sociedad fue normalizada y ordenada me-
diante los discursos de la domesticidad, la higiene, la salud, la normalidad fisica
y psiquica, la educaci6n, etc.; para ello fueron clave las representaciones sobre lo
publico y lo privado.
Mas aun, permaneci6 viva a pesar de que en las sociedades los procesos rea-
les Ilevaban a su cuestionamiento. Gramsci necesit6 profundizar en ella y en-
contr6 dos esferas dentro de lo publico. Su distinci6n entre sociedad civil y so-
ciedad politica apunta a la mayor complejidad del imbito de lo publico hacia los
aiios veinte de este siglo. En tanto que la ultima hace referencia a las organizacio-
nes que se proyectan hacia el Estado en la competencia por el poder del mismo,
la sociedad civil se constituye con las agrupaciones y organizaciones que no tienen
como referente al Estado. Los partidos conforman la primera; las asociaciones,
clubes, escuelas, iglesias, sindicatos, son los ejemplos de la sociedad civil con dife-
rentes grados de organizaci6n.
A partir de mediados del siglo xx aparecen nuevas esferas de acci6n con la
creaci6n y fortalecirniento del EB, con la ampliaci6n de los derechos humanos
(1948) a todas las categorias de lo humano; con el aumento y mayor compleji-
dad de la divisi6n social del trabajo, con la aparici6n de movimientos sociales que
cuestionan la division de la sociedad en puiblico y privado.
El valor del movimiento feminista y de los estudios sobre las mujeres ha sido
el de poner de manifiesto las articulaciones entre una y otra esfera, criticar la
asignacion de genero y percibir las limitaciones de tal representacion.

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LOS AMBITOS DE ACCION DE LAS MUJERES 213

UNA PROPUESTA DESDE LAS MUJERES Y LOS GtNEROS

Estoy de acuerdo entonces con quienes critican la representaci6n dicot6mica


de las sociedades contempordneas, puesto que no permite dar cuenta de la com-
plejidad de espacios sociales y fisicos en que transcurren la vida humana y el hacer
de los actores sociales. Tal como se ha manejado, constrinie el anAlisis y dificulta
el acercamiento a la realidad. Para superarla creo conveniente retomar algunos
elementos considerados en pdginas anteriores. No limitarse a una representaci6n
anclada en el espacio fisico: lo privado como campo de lo dom6stico (es decir, de
la puerta de la casa o el tugurio hacia adentro); lo publico (lo que esti de la puerta
del domicilio hacia afuera). Tampoco es suficiente considerar lo publico como las
acciones que toman como referencia al Estado y al gobierno y lo privado como el
campo de acci6n de los particulares. Pienso en una recuperaci6n de las relaciones
sociales en ambitos especificos, que recoja las distintas normatividades, actores e
interlocutores presentes en dichas relaciones. El ejercicio que propongo a conti-
nuaci6n intenta no desconocer imbitos de juridicidad diferentes, para tratar de
identificar tramas de relaciones especificas que orientan y determinan la acci6n
social.

Yendo de lo mas general a lo particular, se puede hablar de la esfera estatal,


en el sentido de que es el Estado en las sociedades contemporfneas el espacio de
mayor inclusi6n y abarcamiento, el que organiza la sociedad en terminos de la
normatividad mis general. Esta se expresa en las constituciones y en los tratados
internacionales. Desde 1948 los Estados miembros de la Organizaci6n de las Na-
ciones Unidas se comprometen a respetar y hacer cumplir en el ambito de sus
competencias la declaracion universal de los derechos humanos: las garantias de
libertad, igualdad, integridad fisica de las personas, moviiniento, trabajo, formar y
responsabilizarse de la familia y la descendencia, propiedad, educaci6n, atencion
a la salud, vivienda, poner a los detenidos a disposici6n de los jueces competentes
en un plazo no mayor de 72 horas. Por otro lado, las constituciones organizan el
funcionamiento del Estado, sus poderes y formas de gobierno, la administracion
del patrimonio nacional y de la justicia. Es norma del derecho publico, como se
seiial6 anteriormente, que la competencia estatal -es decir, las tareas y funciones
que debe y puede realizar el Estado- tienen que estar determinadas expresa-
mente en la ley. Esta competencia del Estado ha crecido desde el fin de la segunda
guerra mundial cuando, para asegurar el cabal cumplimiento de los derechos hu-
manos y la paz social interna e internacionalmente, el Estado se atribuye una serie
de servicios que debe proveer a la poblaci6n: educaci6n, salud, seguridad social,
que permiten proteger a sectores sociales expuestos a la desigualdad de destinos,
y funciones economicas como empresario. En la practica del EB , el acceso a los
servicios puede derivarse de los derechos de ciudadania, como en los paises es-
candinavos y en los del socialismo real, o derivarse de una mezcla de los derechos
ciudadanos restringidos y mas o-menos amplios del trabajo, como sucede en Italia,

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214 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGfA

Mexico y la mayoria de los paises latinoamericanos. La provisi6n de los servicios


puede ser directa del Estado, o delegada por &ste a instituciones particulares.
La relacion de las mujeres con el Estado debe verse entonces desde distintos
angulos. En primer lugar, hay que analizar cuAl es el estatuto juridico de las mu-
jeres. Porque si bien las garantias constitucionales expresan la igualdad entre va-
rones y mujeres e independientemente de la edad, creencia, raza, no siempre las
leyes secundarias son coherentes con tal principio; es posible que en reglamen-
tos y decretos pervivan situaciones anteriores de discriminaci6n, las que en tales
casos, afectaran a categorias de mujeres especificas.2
Un segundo aspecto en relaci6n con el estatutojuridico de las mujeres hay que
observarlo cuando ellas recurren o deben recurrir a la justicia. Porque si bien
quien juzga debe atenerse al texto y al espiritu de la ley, muchas veces, cuando
esta no es clara el juez debe recurrir tambien a la jurisprudencia y a la doctrina.
Es posible que alli se cuelen perspectivas que no tienen en cuenta la igualdad que
proclama el texto supremo (v6ase Toto, 1989).
Dos perspectivas mis son las sefialadas por Hernes (1988), ya inencionadas:
el Estado como proveedor de servicios que consumen las mujeres y los hogares
y como empleador de fuerza de trabajo femenina. BAsicamente coincido con la
autora en sus sefalamientos, por lo que no repetir6 su argumentaci6n.
Otra linea de analisis es estudiar cuales son las representaciones que las mujeres
tienen y comparten acerca del Estado. Este tema se orienta por el mundo del
imaginario y de lo simb6lico y conozco pocos esfuerzos en M6xico por dilucidarlo,
salvo una parte de la investigaci6n de Marianne Braig (1986).
Finalmente, un tema tambien poco analizado es el de la participacion de las
mujeres en el Estado, principalmente cuando por resultado electoral o por de-
signaci6n acceden al desempefio de cargos de representaci6n y organizaci6n de
la gesti6n de parte de las responsabilidades estatales. Una primera aproximaci6n
cuantitativa la realiz6 en Mexico Da Silva (1986). Pero queda por estudiarse c6mo
ha sido esa gesti6n y representaci6n y en particular qu6 soluciones para la supe-
raci6n de la subordinaci6n femenina han sido impulsadas por las mujeres que
ocupan dichos cargos.
Tambi6n es necesario distinguir esferas diferentes cuando se toma en consi-
deraci6n el Ambito publico, deslindando y dejando fuera el espacio del Estado.
Dejo tambien de lado los espacios del mercado, que se verln con posterioridad.
dQue es lo publico entonces? Se puede definir como el espacio de conocimiento
y reflexi6n de la sociedad sobre sf misma y de las propuestas y acciones colecti-
vas que tienden a mantener o alterar el estado de cosas vigente en la sociedad, o
en sectores particulares de la misma. Se trata de un imbito heterogeneo, donde
es posible distinguir niveles diferentes. En primer lugar hay que considerar a las
organizaciones que presentan un cierto nivel de estructuraci6n, que tienen como

2 En Mexico se realiz6, en 1974, un esfuerzo importante de compatibilizaci6n de las leyes y regla-


mentos con el principio de la igualdad expresado en el texto constitucional que fue reformado en ese
mismo ano.

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LOS AMBITOS DE ACCION DE LAS MUJERES 215

referente al Estado y al gobierno. Son las que luchan por incidir en el poder y
la gesti6n estatal. Se encuentran aqui las organizaciones que integran el sistema
politico existente en un momento dado: partidos y otras organizaciones con cierto
grado de estabilidad y cierta trayectoria, que compiten por la conquista del poder
del Estado, por permanecer en el gobierno o llegar a el. Es una actividad regulada
por la legislacion politica. En segundo lugar, a las organizaciones que no confor-
man el sistema politico, que no tienen entre sus objetivos apropiarse del poder del
Estado ni estar representados en 61, pero que cuestionan, proponen y demandan
al Estado y al gobierno desde muy distintas formas de acci6n. Pueden ser organiza-
ciones permanentes o no; este es el campo de acci6n de los distintos movimientos
sociales. La normatividad juridica es mfis laxa en este ambito.
En el sistema politico y en los movimientos sociales se gesta una parte impor-
tante de la opini6n publica, pero para su expresi6n se requiere, ademas, de es-
pacios institucionales de generaci6n de informaci6n y de trasmisi6n. De ahi el
lugar destacado que ocupan las instituciones acad6micas y de investigaci6n y los
medios de comunicaci6n en la generaci6n, anAlisis, difusi6n y trasmisi6n de la in-
formaci6n, las ideas, las propuestas, las criticas sobre la sociedad, el gobierno y el
Estado.

Cuando las agrupaciones no tienen como referente al Estado ni al gobierno no


encontramos -siguiendo a Gramsci- en la esfera de la sociedad civil organizad
en agrupamientos de menor incidencia politica. Me refiero aqui a grupos y or-
ganizaciones muy diversas de personas, de temporalidad variable, y de objetivos
limitados a la satisfaccion de necesidades especificas. En su accion pueden o n
demandar al Estado o al gobierno, pero cuando lo hacen no lo cuestionan glo-
balmente. Su impacto en la opini6n publica es m;is restringido y para que pueda
lograrse es necesario trascender este nivel.
De ahi que el transito entre una y otra -la civil, la de los movimientos y la
politica- sea fluido, y esta labilidad puede ser motivo de confusi6n. Porque n
toda asociacion o agrupamiento de personas tiene como referente permanent
y motivo de ser al Estado y al gobierno, ni mucho menos estA en la perspectiva
de los sujetos hacerse de, o participar en el gobierno. Gramsci sefialaba que en la
perspectiva de la creaci6n y consolidaci6n de una hegemonia de la izquierda, era
conveniente y necesario que las organizaciones de la sociedad civil se politizaran,
y accedieran al nivel de lo politico -partidario o no- pero que se acercaran a l
referencia del Estado. Esto es, la sola organizaci6n, el puro agrupamiento de per-
sonas fuera del ambito domestico, con algun tipo de objetivo colectivo y volcado
a la acci6n, no incide necesariamente en la esfera publica. Salirse de lo domestico
no necesariamente es entrar en lo publico. Es una condici6n necesaria, pero in-
suficiente. Entre ambas esta la esfera rica, variada, polimorfa de la sociedad civil
con diferentes niveles de organizaci6n.
Las acciones de las mujeres se caracterizan por este ir y venir entre los tres espa-
cios: a) En el sistema politico, cuando son militantes de partidos y organizaciones
que buscan estar representadas en el Estado y que aspiran a obtener el gobierno.

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216 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGfA

Por lo general la participaci6n es baja aqui y, para reforzarla, se propone en va-


rios paises el sistema de cuotas. b) El de la acci6n publica a traves de movimientos
sociales, incluido el movimiento feminista, cuando demandan al Estado el cum-
plimiento de sus obligaciones de tutelaje de las garantias constitucionales; leyes
que cambian la correlaci6n de fuerzas del genero femenino; servicios y subsidios
para el mejoramiento de las condiciones de vida de los integrantes de los hogares.
c) En el plano de la sociedad civil con diversos grados de organizaci6n, cuando se
realizan acciones colectivas tales que repercuten en la colectividad mejorando las
condiciones de vida como construir una escuela, limpiar las calles, organizar clu-
bes de beneficencia, cooperativas de producci6n y consumo, etcetera. La ubicacion
en una u otra esfera es, por lo tanto, funcion de los interlocutores, referentes y
proyectos de las mujeres.
En otro nivel, se encuentran los Ambitos de la actividad econ6mica, con sus dos
espacios, el mercado de bienes y el de fuerza de trabajo.
El mercado de bienes y servicios, en la tradici6n liberal, es una esfera estric-
tamente privada, donde los particulares compran, venden y producen a su arbi-
trio, sin mis ley (econ6mica, mas no juridica) que la oferta y la demanda. Con
el desarrollo del derecho laboral y del EB surgen reglamentaciones a los horarios
de funcionamiento de los establecimientos comerciales y de servicios, normas de
higiene y seguridad, la regulaci6n de los precios de ciertas mercancias, la exclusi-
vidad de empresas paraestatales en la producci6n y comercializaci6n de algunos
bienes y servicios. Desde la d6cada de los setenta aparecen movimientos de con-
sumidores que llevaran a fijar reglamentaciones (a veces muy precisas) sobre la
calidad de algunos productos, dando pie a la creaci6n de instituciones estatales
de control de las actividades comerciales y productivas. En Mexico es el caso de la
Procuraduria del Consumidor y del Instituto Nacional del Consumidor. Los mo-
vimientos ecologistas, por su parte, han incidido en la limitaci6n de la explotaci6n
de los recursos naturales, en la producci6n de algunos bienes y en los procesos
productivos que han demostrado ser daiinos para la salud en el corto plazo y que
en t6rrninos mis generales amenazan las condiciones de vida de localidades, paises
y hasta de todo el planeta. Es decir, cada vez mas las actividades del mercado de
bienes y servicios caen bajo el control del Estado, en respuesta a las demandas y
movilizaciones de distintos sectores de la ciudadania.
No obstante, este mayor control estatal no significa el pasaje al ambito puiblico.
El mercado de bienes y servicios es un espacio de relaciones entre particulares,
juridicamente iguales pero econ6mica y politicamente desiguales. Las distancias
que existen entre, por ejemplo, las trasnacionales de alimentos o las cadenas de
supermercados y las amas de casa que compran a diario son enormes, como e
por demas conocido.
Agnes Heller ha seiialado que el crecimiento del mercado y la participacion en
el de manera obligatoria, ha redundado en el proceso de individualizaci6n qu
conlleva la modernidad. En la socializaci6n de nifios, nifias y adolescentes, com-
prar y vender es un paso importante de la maduraci6n; mediante el, se enfrentan
a mundos estructurados de marieras diferentes del hogar y la escuela, con otros

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LOS AMBITOS DE ACCION DE LAS MUJERES 217

adultos, en el que deben escoger, vigilar, manejar el dinero, comparar precios y


valores.
La participaci6n femenina es muy amplia en tanto consumidoras y vendedo-
ras. El abastecimiento del hogar requiere de la actividad de mercadeo diario de las
amas de casa y cada vez mais, en la medida en que en los hogares se produce para
el autoconsumo s61o de manera marginal. Es una actividad que se realiza fuera
del domicilio en gran parte de los casos, que exige tiempo y esfuerzo fisico y men-
tal; es valorada por las amas de casa como un momento de ruptura de las rutinas
cotidianas y de intercambio con otras personas de fuera de la unidad domestica.
Subjetivamente es vivida por muchas como tiempo de no trabajo. MAs aun, en
amplios sectores sociales, la autovaloraci6n de las mujeres adultas pasa por reco-
nocerse y ser reconocidas como buenas compradoras, que acceden a lo mejor y lo
mis barato a la vez. De la misma manera que "ser gastadora" o "derrochadora" es
o puede ser un insulto grave.
Otro tanto ocurre con los servicios -educaci6n, salud, recreaciones, etc.- que
consumen los integrantes de los hogares. Es responsabilidad de las amas de casa-
esposas-madres posibilitar su acceso y uso. El traslado a escuelas, consultorios y en
general a los locales donde se brindan dichos servicios, ocupa tiempos considera-
bles de las mujeres. En los sectores medios y altos de las ciudades latinoamericanas
es frecuente que las mujeres adultas se vuelvan choferes de hijas(os) y parientes.
Las dificultades para acceder a ciertos bienes y servicios han demostrado
ser motor no desdeiiable de acciones colectivas y de participaci6n en el Ambito
publico. Ya sea por escasez en el mercado (en la comercializaci6n o en la pro-
ducci6n), ya por escasez en los ingresos dom-sticos, ya por insuficiencias en los ser-
vicios colectivos se han originado enorme cantidad de organizaciones: grupos para
compras colectivas, ollas comunes, cooperativas de consumo y de producci6n,
etcetera, que no traspasan la esfera de la sociedad civil organizada. Algunas, por
periodos variables, invaden el imbito publico, cuando demandan al Estado y aler-
tan a la ciudadania y a los actores politicos acerca de sus dificultades o imposi-
bilidades de acceder al mercado de bienes y servicios. Los movimientos urbano
populares son un claro ejemplo de estas movilizaciones (Massolo, 1989; Mogro-
vejo, 1990). Tambien lo fueron las "cacerolistas" chilenas en 1971-1973, aunque
la intenci6n politica era clara desde sus inicios: reclamaban por la ausencia de
alimentos en el mercado para sus hijos , pero lo que buscaban (y lograron) era
derrocar al gobierno legitimo de Salvador Allende.
El mercado de trabajo se encuentra mAs regulado que el anterior por la nor-
matividad juridica y la acci6n del Estado. La legislaci6n laboral impone limites a la
duraci6n de lajornada, dias laborales, fija minimos para el precio de la fuerza de
trabajo y obligaciones de los empleadores en materia de seguridad laboral y social,
si bien hoy en dia las corrientes neoconservadoras persiguen su desregulaci6n. La
participaci6n femenina en el mercado de trabajo se encuentra mAs normada que
la masculina, puesto que la capacidad reproductiva de las mujeres y el fruto de la
concepci6n son bienes juridicos que interesa proteger a la sociedad y al Estado
De ahi los permisos maternales, las reglamentaciones impuestas a los empleadores

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218 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGfA

con relaci6n a las mujeres embarazadas, el trabajo insalubre, las obligaciones de


la seguridad social para con las mujeres madres como son los servicios de guar-
derias, los permisos para madres lactantes, etc. La mayor regulacion puede hacer
que se confunda a veces y se sobreponga con la esfera estatal. Ademfs de que,
como se sefial6 anteriormente, el Estado en tanto empleador, se ve sometido al
cumplimiento de la legislaci6n laboral.
Por otra parte, hay que considerar que ciertas relaciones de trabajo permi-
ten a los y las trabajadores entrar en organizaciones de defensa de sus intereses,
como asalariados(as) en sindicatos y como productores y empresarios(as) en sus
respectivas asociaciones gremiales. Pero estas organizaciones no se encuentran en
la esfera del mercado, son organizaciones de la sociedad civil que con frecuencia
acceden al espacio publico en la medida que interpelan e interactuian con el go-
bierno. Tambien hay que considerar que a partir de las relaciones en el ambito
del trabajo se crean y funcionan asociaciones que estrictamente no traspasan el
nivel de la sociedad civil organizada, como son por ejemplo, los clubes, asociacio-
nes deportivas y culturales, de trabajadores de una empresa, o de los propietarios
de una determinada rama del comercio o industria.
En los estudios sobre las mujeres se ha sostenido reiteradamente que la par-
ticipaci6n femenina en el mercado de trabajo marca el acceso de las mujeres al
mundo publico. Se ha visto que la participaci6n en ambitos laborales crea espa-
cios de interacci6n con encuadres diferentes del dom6stico, los que permiten el
crecimiento personal, la toma de conciencia de la subordinaci6n de genero y la po-
litizaci6n de las mujeres. Asimismo son espacios dinamizadores y promotores de
relaciones sociales distintas de las familiares y domesticas, capaces de generar soli-
daridades y conflictos muy diversos. Pero este carActer, aunado a la posibilidad de
participaci6n en organizaciones de tipo sindical y gremial a las que efectivamente
da acceso el mundo del trabajo (tradicionalmente el formal, pero tambien y cada
vez mas el informal), no debe llevar a confundir su especificidad. De acuerdo con
el esquema que he venido manejando, el ambito del mercado y en particular el
mercado de trabajo, no integra la esfera publica. Aunque se trata de un espacio
privado con alta regulaci6n estatal.3
Pasemos entonces a considerar la esfera domstica, ambito que como ya se
sefial6, se ha visto reducido en sus funciones, competencias, tareas en el proceso
de la modernidad, pero que se mantene como nucleo insustituible. Porque en el
se crea y se mantiene la vida humana, en su doble faz, como vida biologica y como

3 Conslderar el mundo del mercado de trabajo como un ambito especifico, diferente del publico,
para nada quiere decir que me despreocupe del problema de la desregulaci6n, proceso por el cual se
busca aumentar las tasas de explotaci6n de la fuerza de trabajo, cargar los costos de la produccidn a
los(as) trabajadores(as) y en la medida de lo posible, llevar el espacio laboral al domicilio como manera
de evitar las posibilidades de interacci6n, germen o primer nivel necesario para la protesta, la critica
y el movimiento social.
El proceso de domiciliarizaci6n de los procesos de trabajo replantea el caracter del contrato de tra-
bajo. Ahora ya el empleador no ejerce el control directo del proceso de trabajo sobre el/la trabajador(a)
y por lo tanto se diluye aparentemente el sometimiento del cuerpo durante el lapso que contrata a la
fuerza de trabajo. La subsunci6n formal del trabajo al capital aparece asf desdibujada.

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LOS AMBITOS DE ACCION DE LAS MUJERES 219

proceso de relacionamiento social, de humanizacion permanente y constante. Es


la esfera dominada por las relaciones y solidaridades del parentesco, la conyuga-
lidad, el parentesco simbolico y la amistad. Donde privan las relaciones afectivas
sobre las contractuales y las leyes del psiquismo sobre la normatividad juridica
No obstante, la esfera domestica no esta excluida de la reglamentaci6n legal.
El derecho de propiedad, el de familia y el de herencia rigen las relaciones socia-
les, senialan responsabilidades y exigencias mutuas entre las distintas categorias
de integrantes. Por otro lado, como ya se seiial6, el proceso de ampliaci6n de los
derechos humanos ha provocado cambios en las relaciones, papeles sociales y ex-
pectativas de los mismos: ha dismininuido el poder interno del padre de familia y
se han reconocido derechos inalienables a las esposas, las(os) hijas(os), los(as) me-
nores de edad, allegados(as) y sirvientes. Pero a pesar de esta regulaci6n, la esfera
domestica mantiene un amplio margen de libertad para su organizacion interna,
incluidas las reglas de autoridad, la disponibilidad de ingresos y patrimonio.
Tampoco es espacio de regulaci6n el de las vinculaciones estrechas entre fami-
lias, grupos y unidades domesticas, redes sociales que se originan y mantienen por
el afecto y la solidaridad carentes, gran parte de las veces, de objetivos instrumen-
tales inmediatos. Junto a esta autonomia relativa, la esfera domestica es objeto de
embates de distinta naturaleza que tienden a normalizarla. Hemos dado cuenta
de algunas investigaciones que muestran c6mo a partir del siglo XVI y con enorme
fuerza desde fines del siglo xviii lo domestico, la familia-hogar y sus diferentes
integrantes han sido bombardeados por mensajes educativos, sanitarios, comer-
ciales, religiosos, que han llevado a introducir cambios en el interior de la divisi6n
social del trabajo, en las tareas y formas en que se realizan las mismas, en los va-
lores de sus integrantes, horarios y tiempos del trabajo y en el ocio. Es por demgs
conocida en la actualidad la acci6n de los medios de comunicaci6n, en particular
los electronicos, como divulgadores de mensajes que transforman el imaginario
social y que normalizan el cotidiano de las personas.
Pero contradictoriamente, el espacio dom6stico es lugar privilegiado de las re-
creaciones, defensas y resistencias ante los embates del Estado, el mercado, las
opiniones, ideas y valores surgidos desde las distintas instituciones sociales. Los
ultimos treinta anos muestran la capacidad para que desde este imbito se gesten
movimientos sociales que, partiendo de malestares a insatisfacciones provocados
en 1e, tengan como referente al Estado y al gobierno y cuestionen su acci6n, su
legitimidad y hasta la cultura y la organizaci6n misma de la sociedad. Desde las
colonas, a las madres de la Plaza de Mayo, y a los movimientos feministas.
Pese a que este espacio social ha sido puesto de manifiesto en anios recientes
por la investigaci6n, de ningun modo se puede afirmar que se esta ante un tra-
bajo acabado. Por el contrario, pareceria que recientemente se han sentado las
bases como para realizar investigaciones que permitan comprender el lugar de lo
domestico en la trama de relaciones sociales de nuestras sociedades. Cuestiones
como la institucion matrimonial, la patria potestad, los derechos individuales y
las obligaciones que efectivamente tienen los integrantes de los hogares, el uso
y goce del patrimonio, las pautas de herencia, las microculturas familiares, son

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220 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGfA

algunos de los temas que requieren de ser analizados con profundidad. Por otra
parte, la investigaci6n reciente muestra cambios en los patrones de organizaci6n
de la vida familiar, que no se pueden perder de vista. Asimismo los procesos mis
recientes de desregulaci6n laboral y disminuci6n y achicamiento del EB se orientan
a fortalecer y refuncionalizar la esfera dom6stica.
Llegamos finalmente a la esfera de lo intimo, lo personal, espacio de la liber-
tad individual, del afecto y las pulsiones. El lugar del sujeto con sus derechos y
garantias, con sus compromisos y responsabilidades. Ambito donde se expresan
las determinaciones biol6gicas, socioculturales y psiquicas en permanente reaco-
modo, con sus potencialidades y limitaciones. Son conocidos los fuertes intentos
exitosos por parte del Estado y otras instituciones sociales y econ6micas para nor-
mar y regular la conducta, limitar las potencialidades de pensamientc y acci6n. Es
en los sujetos, las personas, los individuos donde toman cuerpo las construcciones
simbolicas e imaginarias que dan sentido a la acci6n social.
"Lo personal es politico" expresa -justamente- las determinaciones y pre-
siones que ejercen el Estado y las instituciones sobre las mujeres (y tambien sobre
los varones) para moldear sujetos obedientes y adaptados: consumidoras(es), tra.
bajadoras(es) con y sin remuneraci6n, ciudadanas(os) madres y padres de familia
disciplinados(as) que permitan el maximo de consenso con el minimo de coerci6n
posible.
En los ultimos treinta afios han tenido lugar acciones colectivas y movimien-
tos sociales muy variados que reivindican la esfera intima como campo de lucha:
los movimientos feministas, los homosexuales, los que se articulan en torno a los
derechos reproductivos, los partidarios de la eutanasia, losj6venes y los viejos(as).
Mucho se ha escrito acerca de ellos. Pero mSs alla de sus diversidades y heteroge-
neidades, es posible ver en estos movimientos el afianzamiento de los principios
plasmados en la Declaracion de los Derechos Humanos vigente hoy en dia. Estos
enarbolan la defensa de la autonomia personal en la orientacion del deseo y las
pulsiones, de la integridad del cuerpo, de la autodeterminaci6n de la vida ante
los poderes mayores y menores que en funcion de sus intereses, imponen practicas
etica yjuridicamente inaceptables. El reforzamiento de la esfera intima y personal
obliga a la vez a ampliar la tolerancia y el reconocimiento de la otredad tanto desde
las instituciones, las corporaciones y el Estado como desde las personas.

DD6NDE QTJED6 LO PRIVADO?

Lo publico y lo privado son representaciones de la sociedad que han acompana-


do el desarrollo del capitalismo y el proceso mas global de la modernidad. Con
base en esta dicotomia imaginaria se recrearon y organizaron los sistemas sociales
y las formulaciones normativas, se definieron espacios de competencia para las
actividades econ6micas, politicas y culturales. Las relaciones entre los generos y

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LOS AMBITOS DE ACCION DE LAS MUJERES 221

entre las generaciones tambien fueron redefinidas y ubicadas en los imbitos mayo-
res de representacion. Los principios de igualdad y libertad se disefiaron para los
individuos-ciudadanos-jefes de familia-propietarios, varones adultos. Quienes no
tuvieron esas caracteristicas biologicas y sociales quedaron excluidos(as) de parti-
cipar de la esfera publica y de dominar en la privada. Para ejercer la dominaci6n
legitima entre las y los excluidos(as) fue necesario producir discursos, crear este-
reotipos, ficciones juridicas, identidades y principios morales de menor nivel de
generalidad y en los que pudieran verse reflejados(as). Asi se gener6 obediencia
automatica entre los seres humanos muy diversos que no l1egaban a la condici6n
de sujetos.
Pero al expandirse el valor, la divisi6n social del trabajo, la asalarizaci6n y la bu-
rocratizaci6n de las sociedades, se generaron contradicciones entre los principios
fundamentales de igualdad y libertad y las condiciones de existencia de los y las
subordinados. La dominaci6n burguesa masculina adulta debi6 ceder derechos y
espacios sucesivamente a las distintas categorias: trabajadores, mujeres, jovenes,
nifias y niiios. Estos reconocimientos de nuevos sujetos, redefinieron aquella do-
minaci6n, mas no acabaron con ella.
Las declaraciones de las garantias individuales y los derechos humanos que
tienen lugar a lo largo de los siglos XIX y xx amplian las categorias de ampara-
dos(as) y de la ciudadania. En cada uno de estos cambios, la esfera privada se
erosiona, se vuelve cada vez mas controlada y segmentada. Deja de ser sin6nimo
de lo domestico. Lo privado, espacio de la autonomia personal, sejuega en todos
los ambitos de la interacci6n social, dentro y fuera del domicilio: en las relaciones
afectivas y familiares, en el consultorio medico y en los centros hospitalarios de
propiedad estatal y privada, en el lugar de trabajo, en las transacciones comerciales
cotidianas, en las organizaciones sociales y las acciones colectivas. Su preservacion
exige estar alerta y permanentemente a la defensiva y como contrapartida, de
mecanismos eficaces para la salvaguarda y la denuncia de las arbitrariedades.
Puiblico y privado son ya hoy, como tantos autores lo han sefialado y anali-
zado, inoperantes; restringen y confunden el conocimiento sobre las sociedades
y la comprension de sus actores. Parece entonces necesario representar a las so-
ciedades actuales con otros imbitos, de manera de dar cuenta de la diversidad en
que transcurre la vida social. Metodologicamente, desde el punto de vista de la
investigaci6n sobre las mujeres y los generos, he tratado de recuperar las tramas
de relaciones, las normatividadesjuridicas y culturales, los actores e interlocutores
en los espacios por donde se mueven.
Como resultado de esta busqueda he propuesto seis espacios principales: el de
la accion y competencia estatales; el de la esfera puiblica; el de la sociedad civil con
ciertos niveles de organizaci6n; el econ6mico o del mercado (mercado de bienes
y servicios, por un lado; el de fuerza de trabajo, por el otro); el ambito domestico;
el intimo o personal.4

4 La fil6sofa feminista Nancy Fruser (1989) propone tres esferas que llama "politica", "econ6mica",
"dom6stica". Puesto que el inter6s central de su articulo no es lo piblico y lo privado, no ofiece una
fundamentaci6n extensa sobre su propuesta.

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222 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGfA

Los sujetos, varones y mujeres, participan en todos ellos y en sus vidas coti-
dianas interactuan sucesiva y a veces concomitantemente en unos y otros. En el
proceso largo de la modernidad y el desarrollo capitalista, la construcci6n social de
los generos ha variado y con ella la asignaci6n generica de ambitos de sociabilidad.
No obstante, la dominacion y la hegemonia social y politica sigue siendo mascu-
lina. Baste recordar que en las cupulas decisorias del sistema financiero mundial y
de las naciones y de los aparatos militares (~qui6n niega que en ellos estA la maxima
concentraci6n del poder en las sociedades contemporaneas?), la presencia feme-
nina es nula o casi nula y no tienen cabida las perspectivas politicas que cuestionan
la subordinaci6n de genero. Esta hegemonia masculina se observa tambien en la
division social del trabajo, en la que pese a las transformaciones y cambios, se ha
redefinido sobre la base de la descalificacion de las ocupaciones femeninas o que
se feminizan.

En otras palabras, el patriarcado de hoy no es igual al del siglo XVIII, ni al del


XIX ni al de la primera mitad del siglo xx. Mujeres, jvenes, menores de edad, tra-
bajadoras(es) de todas las razas cuentan formalmente ahora con un instrumento
juridico universalmente reconocido, que les permite reivindicarse como sujetos.
Paralelamente, debido a la acci6n de los movimientos sociales, en los que desta-
can los movimientos obrero y el feminismo, los ambitos incluidos anteriormente
en la esfera privada, se han politizado. Con esto la esfera privada se reduce cada
vez m6s como espacio de la arbitrariedad de unos sobre otros(as). La libertad, la
igualdad y los derechos de todos(as) exigen el reconocimiento de las otredades
multiples en todos los ambitos de la vida social.
Pero pese a ello, los poderes de las mujeres, los de sus cuerpos, siguen siendo
controlados directa o indirectamente por los varones adultos y la normatividad
juridica y cultural que ellos generan. Formal e informalmente, alrededor de la ca-
pacidad reproductiva, la capacidad er6tica y la de trabajo femeninas se desarrollan
y tienen lugarjuegos de poderes y contrapoderes (Torres Arias, 1989). El sistema
de parentesco, la filiacion y la herencia no se han transformado radicalmente en
estos dos ultimos siglos. El contrato matrimonial ha reconocido a las mujeres algu-
nos derechos sobre el fruto de la concepci6n, el cuidado de los nifios y el trabajo
domestico. Las practicas cotidianas, las denuncias, los testimonios y las conversa-
ciones de las mujeres y de los varones muestran todavia realidades muy diferentes
a las que prescriben las normas e incluso contrarias a la legalidad vigente.
Pero la maternidad, el papel de organizadoras de la vida domestica y familiar y
la seduccion son poderes femeninos que las mujeres emplean para contrarrestar,
resistir, oponerse al poder masculino. Y mientras las practicas y las representacio-
nes no cambien radicalmente, la subordinaci6n de las mujeres solo lograra trans-
formaciones no sustantivas.
El campo estA abierto a las utopias, pero sabemos que tendran que ser mas
elaboradas y sutiles que las de antano. El analisis social, por su parte, requiere
de afinarse para observar y comprender el sentido de las practicas concretas me-
diante las cuales varones y mujeres resuelven sus vidas, individual, grupal y co-
lectivamente. Los desafios no son faciles ni las perspectivas optimistas.

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