Cultura
Cultura
Cultura
Profesor(a): Bachiller:
CI 26512609
Ing.petroleo-6to s-D01
Julio, 2108
Índice
Introducción
Conclusión
Bibliografía
Introducción
Venezuela se caracteriza por ser pluricultural, lo que significa que hay diversidad de
culturas inmersa en un solo pueblo, esto viene dado de lo que la historia venezolana ha
venido dejando a su paso. Originalmente el territorio de Venezuela estaba habitado por los
aborígenes, escenario que cambio
En 1830 fue una de las provincias que conformaron la naciente República de Venezuela,
ratificada en 1856 con el nombre de estado de Barcelona. En 1881 su territorio fue
incorporado al estado de Oriente.
La mayor parte del estado Anzoátegui está ubicado en la región de Los Llanos, y en
particular en los llanos orientales. El extremo noroeste pertenece a la cordillera central, y el
extremo noreste (incluyendo Barcelona y Puerto La Cruz) pertenece a la cordillera oriental.
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Capital: Barcelona
Ubicación: Al Noreste de Venezuela. Forma con Sucre, Monagas y Nueva Esparta la
Región Nororiental.
Superficie: 43.300 KM2, Ocupa el 4,7% del Territorio Nacional, es el séptimo estado en
superficie.
Población: 1.034.311 habitantes (1995) 1.140.369 (2000)
Límites: El Estado Anzoátegui limita por el Norte; El Mar Caribe. Por el Sur; El Río
Orinoco y el Estado Bolívar. Por el Este; los Estados Sucre Y Monagas. Por el Oeste; los
Estados Miranda y Guárico.
Clima: La temperatura media anual se ubica entre 25° y 27° Celsius. El clima se
caracteriza por presentar altas temperaturas todo el año, con un promedio de 26,7 °C. La
alta evaporación y los vientos constantes del noreste (alisios) producen precipitaciones que
oscilan entre 700 y 1 400 mm anuales, pudiéndose clasificar, según Köeppen, como clima
de sabana (Aw).
Hidrografía: Está conformada por ríos con caudal variable durante todo el año. Los
de mayor importancia son: El Orinoco, Uchire, Unare, Güere, Amana, El Rincón,
Querecual, Morichal Largo y el Neverí, que desembocan en la vertiente del Caribe. Además
de los ríos Zuata, Pao, Caris, Tigre y Guanipa que desembocan en el río Orinoco (vertiente
del Atlántico). Uno de los aprovechamientos alternos a los recursos superficiales lo
constituyen las aguas subterráneas ubicadas en la parte interior de la Serranía del
Turimiquire, entre los ríos Manzanares y Neverí. El estado cuenta con un sistema de
embalses destinado principalmente al control de inundaciones y al almacenamiento de agua
para el abastecimiento urbano y de riego. Las lagunas más representativas son: Píritu,
Unare, Mamo y Amana.
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Flora: la Vegetación presente en Anzoátegui es tan variada como sus paisajes.
Además de los manglares, predomina el bosque seco tropical Y los arbustales espinosos. La
vegetación del estado Anzoátegui es la típica templada. Se encuentra determinada, en gran
medida, por altitud, clima y estación del año, donde se alternan zonas de matorral nevado,
cujíes y especies meridionales de pequeña talla. También presenta un árbol llamado
caderoms, esto incluye variedades resistentes o adaptadas al ambiente.
Las aves marinas como los alcatraces, las bobas y los vistosos Chiparos que se
alimentan en las ricas aguas del Parque Nacional Mochima y encuentran en la costa rocosa
lugares adecuados para anidar. En las aguas del Orinoco, que baña el límite sur del Estado,
se encuentran peces como el Pavón y la Cachama, o enormes bagres Como el LauLau y el
delicioso Rayao; las Toninas y los Toninos Negros son delfines de agua dulce que se
observan fácilmente cuando asoman sus lomos sobre la superficie del agua en el Orinoco y
algunos de sus afluentes.
Recursos Minerales: Arenas Silíceas, Calizas, Carbón, Hidrocarburos.
Principales productos:
El Municipio Anaco, cuya capital es Anaco; la capital del Municipio Aragua es Aragua
de Barcelona, la capital del Municipio Diego Bautista Urbaneja es Lechería; mientras el
Municipio Fernando de Peñalver tiene como capital a Puerto Píritu.
El Municipio Juan Antonio Sotillo tiene a Puerto La Cruz como capital. La capital del
municipio Juan Manuel Cajigal es Onoto. El Municipio Libertad tiene como capital a San
Mateo. La capital del Municipio Manuel Ezequiel Bruzual es Clarines.
Otros Municipios son: Pedro María Freites, cuya capital es Cantaura; Píritu es la capital
del Municipio Píritu; la capital del Municipio San José de Guanipa lleva el mismo nombre.
En el Municipio San Juan de Capistrano la capital es Boca de Uchire. La capital del
Municipio Santa Ana es Santa Ana y la del Municipio Municipio Bolívar es Barcelona. La
capital de Simón Rodríguez es El Tigre y finalmente, el Municipio Sir Arthur McGregor
tiene como capital a El Chaparro
Productos Principales
- Agropecuaria: Pesca, maní, maíz, sorgo, raíces y tubérculos.
- Industriales: Petróleo crudo y refinado, gas natural y sus derivados,
hulla, cemento, productos alimenticios y bebidas.
Cultura
Su Gente:
Dos grandes grupos indígenas se asentaron en lo que hoy es el estado Anzoátegui:
los Caribes y los Arawacos.
Entre las comunidades que habitan la Mesa de Guanipa, en el estado Anzoátegui, quedan
aún las señales de la etnia kariña, descendientes directos de los caribes. Estas comunidades,
aunque hoy en día se han incorporado a la cultura de la comunidad criolla, conservan
muchas de sus tradiciones.
Folklore
El folklore del estado se caracteriza por la riqueza de bailes tradicionales. Entre
estos:
- El Maremare Indígena: es una de las danzas más populares de la región, se ejecuta
para conmemorar el fallecimiento de algún personaje importante o de un familiar.
- Velorio de Cruz: generalmente se hace para rendirle culto a la Cruz de Mayo, pero
en el oriente del país se celebra para pagar alguna promesa o por simple diversión. Los
polos y galerones se hacen gala durante estas fiestas y se recitan décimas al son de la
bandola, el cuatro y la guitarra.
- El Carite: constituye una diversión y se realiza en torno a la pesca. En ella participan
hombres y mujeres quienes forman una comparsa y bailan al son de la música.
- El Pájaro Guarandol: su tema central es la cacería del ave, el ruego para que no lo
maten y la intervención del brujo para resucitarlo.
- Danzas de las Cintas o Sebucán: una de las danzas más populares y más conocidas
en el resto del país. Esta danza es conocida con diferentes nombres según el lugar donde se
realiza. Consiste en un baile ejecutado por un grupo de hombres y mujeres, alrededor de un
palo de cintas, tejiendo y destejiendo el palo de esta manera. En el oriente se le llama
Sebucán porque su tejido recordó a alguien el tejido del exprimidor de yuca, que tiene el
mismo nombre y es de procedencia indígena.
Comidas Típicas
La gastronomía del Estado Anzoátegui presenta una gran variedad de bebidas, dulces
y platos elaborados a base de pescado.
Entre las principales bebidas encontramos: Agua de Coco, Guarapo de Piña, Guarapo
de Papelón, Ron con Poncigué y Ron con Píritu.
Entre los dulces típicos de la región se encuentran: Majarete, Arroz con Coco,
Buñuelo, Jalea, Dulce de Merey.
Los pescados y mariscos, el Pastel de Morrocoy, Talkarí de Chivo, Hervido de res,
Chicharrón.
Morcilla y las Huevas de Lisa representan los platos más esquistos de la región.
Casabe. Torta elaborada con harina extraída de la yuca o mandioca, que es el pan
típico de la región.
Artesanía
La artesanía del estado Anzoátegui es muy variada. En sus expresiones
incluye tejidos en moriche, nylon, hilos, trabajos en madera, cuero, mimbre, cerámica y
elaboración de tabaco.
Recursos Culturales:
- Museo de la Tradición.
- Galerías de Arte.
- Ateneo de Barcelona.
- Casa de la Cultura de El Tigre.
- Casa de la Cultura José Tadeo Arreaza.
- Teatro Cajigal.
La población Anzoatiguense ha sabido aprovechar el recurso natural como la más
importante fuente de recreación. Hermosos y acogedores balnearios sirven de expansión
para propios y extraños.
El Paseo Colón y el Puente de Angostura: constituyen los sitios de mayor interés por
parte del turista.
REGIÓN ORIENTAL
Chinchorro de Pabilo: Utensilio que se usa para descansar. Es tejido con hilo
pabilo siguiendo las técnicas tradicionales. La elaboración de chinchorros es casi
general en todos los estados.
Hijo ilustre de Cantaura logró su alta investidura de arzobispo de Caracas en 1892. Fue
electo senador de la República en el período de 1851-54, firmando con José Gregorio
Monagas, el decreto de libertad de los esclavos. En 1885 firmó el acuerdo de la Ley de
Patronato Eclesiástico en su condición de Ministro Plenipotenciario, proscrito por el
gobierno de 1870, por no obedecer órdenes dictatoriales del presidente Guzmán Blanco.
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Después de siete años de exilio, regresó a Caracas en 1877, recibiendo la más entusiasta
recepción y le fueron conferidos por el papa, calificativos como Óptimo Prelado de
Venezuela. Después de una larga jornada meritoria, falleció en Caracas el 20 de febrero de
1882.
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Conclusión
La mayor parte del estado Anzoátegui está ubicado en la región de Los Llanos, y en
particular en los llanos orientales. El extremo noroeste pertenece a la cordillera central, y el
extremo noreste (incluyendo Barcelona y Puerto La Cruz) pertenece a la cordillera oriental.
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Bibliografía
https://www.monografias.com/trabajos61/estado-anzoategui/estado-anzoategui2.shtml
https://es.wikipedia.org/wiki/Pueblo_kali%2
https://www.wikipedia.com/anzoategui/estado
Algunos pozos de gas natural suministran gas con un grado de pureza muy alta
que es prácticamente metano puro. De cualquier forma, la mayoría de los
hidrocarburos son mezclas complejas de cientos de diferentes compuestos. Un
típico fluido de un pozo es una mezcla constantemente expansiva de gases e
hidrocarburos íntimamente mezclada con agua, sólidos y otros contaminantes, con
gran velocidad y turbulencia.
La condensación del agua del gas natural bajo presión ocurre cuando la
temperatura esta en el punto de rocío o por debajo del mismo a esa presión. El
agua libre obtenida bajo estas condiciones es esencial para la formación de
hidratos que ocurrirá el punto de temperatura del hidrato o por debajo de ese
punto a esa misma presión.
El Maremare Indígena
Entre las comunidades de la Mesa de Guanipa quedan señales de la etnia kariña.
Ellos conservan entre sus tradiciones la fiesta del akaatompo, un ritual en memoria
a los difuntos, porque existe la creencia que el 2 y 3 de noviembre los muertos
regresan a visitar a sus familiares, quienes para recibirlos preparan reuniones con
música, cantos y bailes.
Velorio de Cruz
Esta fiesta presenta ligeras variantes en la mayor parte del territorio.
Generalmente se hace para rendirle culto a la Cruz de Mayo, pero en el oriente del
país se celebra para pagar alguna promesa o por simple diversión. Durante la
fiesta se cantan polos y galerones y se recitan décimas al son de la bandola, el
cuatro y la guitarra. En la región de oriente se acostumbra a designar padrinos del
velorio de cruz quienes contribuyen en la compra de lo que se requiere para la
fiesta. La cruz se coloca en un altar que se instala en un rancho hecho con cuatro
o más horcones emparedados con palma de coco.
El Carite
Constituye una diversión y se realiza en torno a la pesca. En ella participan
hombres y mujeres quienes forman una comparsa y bailan al son de la música.
Como esta fiesta simboliza la pesca del carite, los que lo representan ejecutan
movimientos de ataque y defensa en torno a la embarcación desde donde los
pescadores tiran el anzuelo para pescarlo. Al final el pez es vencido y llevado hasta
la lancha. Luego, las mujeres reparten entre los presentes la pesca, quienes
devuelven los simulacros con algún donativo monetario. La vestimenta que usan
los pescadores es de franela a rayas, pantalón remangado a media pierna,
alpargata, ancho sombrero de moriche. Los muchachos usan trajes largos y en la
cabeza maras o cestas.
El Polo
Es un canto propio de España que se interpreta en los estados orientales del país.
Posee una melodía de ocho compases creada libremente por el cantor. Algunas
veces dos hombres se alternan para interpretarlo.
El Pájaro Guarandol
Su tema central es la cacería del ave, el ruego para que no lo maten y la
intervención del brujo para resucitarlo. Se forma una comparsa con varias
personas en la cual se encuentran tres personajes centrales: el pájaro guarandol,
el brujo, el cazador. Se cantan estrofas alusivas a cada escena, siendo una de ellas
la del brujo que cura al ave, la cual reza así. "Yo curo este pájaro, señor cazador,
con este guarapo y un palo de ron".
El Espuntón
Danza que se ejecuta el 6 de enero. Consiste en una danza de salutación al Niño
Jesús, al que pasean por todas las casas. La fiesta se acompaña con música y
cohetes. Luego regresan bailando y visitan la casa del capitán Mayor donde
brindan y bailan. Cantan el Maremare y lo parodian. Los músicos van detrás y en
el centro de la fila van esputón y bandera agarrados, baten la bandera cuando
quieren y bailan hasta la noche.
Energía y combustión
La energía (del griego) significa "fuerza activa " y se define como la capacidad de una sustancia, cuerpo o sistema
para realizar trabajo. La energía se puede manifestar en diferentes tipos de energía dependiendo de su forma.
Sencillamente hay seis categorías:
Es interesante hacer no tar, sin embargo , que el concepto “energía” es relativamente reciente.
Los primeros intentos de definir una magnitud similar a la energía y que estaría regida por una
ley de conservación.
Piense en la compra de gasolina, carbón o leña. Lo que nos interesa, y lo que realmente
pagamos, no son los productos que quedan después de la combustión (dióxido de carbono,
agua, cenizas, etc.) sino algo muy diferente, algo que usamos para hacer funcionar el
automóvil, para hacer andar un tren o para calefaccionar la casa. Ese algo es energía.
Es interesante, en relación con esto, pensar que todos nuestros combustibles comerciales,
carbón, petróleo, gas natural, etc.., en último término provienen del Sol.
Otro combustible de particular interés son los alimentos. Ingerimos alimentos para obtener la
energía que éstos pueden proporcionarnos. Energía que necesitamos para movernos, para
trabajar y estudiar.
Dentro de los Mitos y Leyendas más populares del Estado Anzoátegui, podemos
nombrar:
Leyenda de la poza del Temblado
Cercano a la población de El Tigre en la carretera El Caris-La Aventazón, se
encuentra en el balneario La Cadera se encuentra una poza conocida como la poza
del temblador. En ella han muerto ahogadas varias personas debido a la
profundidad de sus aguas y a los ataques de los tembladores o anguilas de río. Se
dice que en época de lluvia los bañistas no deben acercarse a la poza porque el
temblador madre hunde a las personas hasta el fondo de las aguas sin dejarlas
salir.
Franconi el Comeburro
Es una anécdota que es sostenida por varias familias de San José de Guanipa,
según cuentan, se trataba de un italiano que era cultivador de maní y luego
ganadero. Él se encargaba de matar los burros silvestres y se los comía en carne a
la parrilla, pastichos, carne enrollada y otras variedades de platos que se hacían en
su casa. Enseñó a sus hijos a comer burro y bajo engaño hizo que todo el
vecindario lo consumiera. Una vez invitó a la comunidad a un festín con un becerro
pero luego les dio carne de burro. Cuando Franconi les dijo que habían comido
carne de burro los vecinos no sabían si llorar o reír, unos se molestaron y otros
tuvieron ganas de vomitar.
Leyenda de It-Che-Me
En Tascabaña, It-Che-Me era una guaricha kariña, hija de un püdei, su cuerpo, era
muy delgado, su piel oscura, muy oscura para ser kariña, eso la hacia diferente.
Ella se sentía rara, la miraban como extraña, los otros niños del poblado no
jugaban con ella, por decir que era fea y negra, se cubría el rostro con sus negros,
largos y brillantes cabellos, lloraba y se sentía infeliz. Su padre un cacique y püdei
de la tribu se retiró al lugar sagrado, consultando a los espíritus. Al salir abrazó a
su niña, la llevó al lugar alto o Cerro Negro y le dijo: Eres así, por ser la elegida de
los celestes, eres negra y tú sangre negra, porque eres la riqueza de estas tierras.
El buen padre comunicó a su pueblo la noticia, desde ese día, todos la querían y la
aceptaban como parte de su comunidad y al morir cumpliendo lo enviado por los
espíritus superiores, la enterraron muy profundo, donde su sangre y su cuerpo, se
transformaría en riqueza. Así se cumplió la profecía.
María Lionza (Yara) fue una doncella Nívar, hija encantada de un poderoso
cacique de Nirgua. El Chamán de la aldea había predicho que cuando naciera una
niña de ojos extraños, ojos color verde agua, había que sacrificarla y ofrendarla al
Dueño de Agua, al Gran Anaconda porque si no vendría la ruina perpetúa y la
extinción de los Nívar. Pero su padre fue incapaz de hacerlo. Y escondió a la niña
en una cueva de la montaña, con 22 guerreros que la vigilaban e impedían su
salida. Ella tenía prohibido verse en los espejos de agua. Pero un día una fuerza
misteriosa adormeció a los guardianes y la bella joven salió de la cueva y camino
hasta el lago, descubriendo su propio reflejo en el agua. Ella estaba encantada
con su visión. Así despertó al Dueño de Agua al Gran Anaconda, quien emergió
de las profundidades, enamorándose de ella y atrayéndola hacia sí. En el lago
María Lionza y la poderosa serpiente celebraron una comunión espiritual y mística.
Cuando su padre descubrió la unión, intentó separarlos; entonces la Anaconda
creció se hizo enorme y estalló provocando una gran inundación que arrasó con la
aldea y su gente. Desde ese día María Lionza se volvió la Diosa protectora y
dueña de las lagunas, ríos y cascadas, madre protectora de la naturaleza,
animales silvestres y reina del amor.
LEYENDAS
La laguna de Urao
Conoces tú, viajero que visitas las altas montanas de Venezuela, conoces
tú la leyenda misteriosa de la Laguna de Urao?
-Oh, no, bardo amigo. Sólo sé de esa laguna que es única en América y
que no hay en el mundo otra semejante sino la de Tona, cerca de Fezzán, en la
provincia africana de Sukena.
- Oye, pues, lo que dice el libro inédito de la mitología andina, escrito con la
pluma resplandeciente de un águila blanca en la noche triste de la decadencia
muisca, cuando la raza del Zipa cayó humillada a los pies del hijo de Pelayo.
-¿Y es tan reciente el origen de esa laguna?
- No, esta leyenda corresponde a tiempos anteriores a la conquista europea
de América, a la época muy remota en que se extinguió la primera civilización
andina, de que hay monumentos fehacientes, cuando invadieron los Muiscas,
descendientes de los hijos del Sol, o sea la raza dominadora de los Incas; pero los
bardos Muiscas han repetido los cantos melancólicos de aquellos primitivos
aborígenes, por ellos conquistados, para llorar a su vez su propia ruina; y por eso
refieren la leyenda de la Laguna de Urao al tiempo de la invasión ibérica. Oye,
pues, lo que dice el libro ignorado de sus cánticos:
- Cuando los hombres barbados de allende los mares vinieron a poblar las
desnudas crestas de los Andes, las hijas de Chía, las vírgenes de Motatán, que
sobrevivieron a los bravos Timotes en la defensa de su suelo, congregadas en las
cumbres solitarias del Gran Páramo, se sentaron a llorar la ruina de su pueblo y la
desventura de su raza.
Y sus lágrimas corrieron día y noche hacia el Occidente, deteniéndose al
pie de la gran altura, en las cercanías del Barro Negro, y allí formaron una laguna
salobre, la laguna misteriosa del Urao.
-Permite que interrumpa tu relato. ¿Por qué no está allí ahora la laguna que
dices?
- Escucha, viajero, lo más que refiere el libro inédito de la mitología andina,
escrito con la pluma resplandeciente de un águila blanca en la noche triste de la
decadencia muisca:
La nieve de los anos, como la nieve que cae en los páramos, cayó sobre las
vírgenes de Timotes y las petrificó a la larga, convirtiéndolas en esos grupos de
piedras blanquecinas que coronan las alturas y que los indios veneran en silencio,
llenos de recogimiento y de terror.
Un día, los indios de Mucuchíes, bajo las órdenes del cacique de Misintá,
levantaron sus armas contra el hombre barbado; y las piedras blanquecinas del
Gran Páramo, las vírgenes petrificadas se animaron por un instante, dieron un
grito agudo que resonó por toda la comarca, y la laguna que habían formado con
sus lágrimas se levantó por los aires como una nube, para ir a asentarse más
abajo, en el Pantano de Mucuchíes, en los dominios del cacique de Misintá.
Y allí estuvo, quieta e inmóvil, hasta que otro día en que los indios Mucujún
y Chama volvieron sus flechas contra el conquistador invencible; y la laguna al
punto se levantó por el aire al grito que dieron en la gran altura las vírgenes
petrificadas, y fue a asentarse más abajo, al pie de los picachos nevados, al
amparo de las Cinco Águilas Blancas, en el sitio del Carrizal, sobre la mesa que
circunda las nieves derretidas de la montana.
Y allí estuvo, quieta e inmóvil, hasta otro día en que los coaligados los
indios de Machurí, Mucujepe y Quirorá, blandieron también sus macanas contra el
formidable invasor. Nuevamente gritaron en el Gran Páramo las vírgenes
petrificadas del Motatán, y nuevamente se levantó por los aires la laguna salobre
de sus lágrimas para ir a asentarse sobre el suelo cálido de Lagunillas, en aquella
tierra ardiente, donde la caña brava espiga y el recio cují florece.
Un Piache maléfico reveló entonces a estos indios el secreto de poder
retener la laguna en sus dominios, privándola de la virtud de transportarse como
una nube; y el secreto estaba en un sacrificio humano que hacían anualmente,
arrojando al fondo de sus aguas un niño vivo para aplacar la cólera de venganza
en los altivos guerreros de Timotes, muertos por el hombre-trueno de la raza
barbada.
-Esta es viajero, la leyenda misteriosa de la Laguna del Urao, que desde
entonces está allí en su última jornada, brindando a la industria su sal valiosa, que
es la sal de lágrimas vertidas en las cumbres solitarias del Gran Páramo por
vírgenes de soladas del Motatán, en la noche triste de la decadencia Muisca,
cuando la raza del Zipa cayó humillada a los pies del hijo de Pelayo.
-Y dime, bardo, ¿volverá la laguna a transportarse algún día por los aires?
-Después de un silencio de siglos, gritaron en la altura las vírgenes
petrificadas, el día en que los guerreros de la libertad atravesaban victoriosos por
los ventisqueros de los Andes; pero la laguna continuó quieta e inmóvil, detenida
por el maleficio del piache que profanó sus aguas. Cuando estas sean purificadas,
la laguna misteriosa del Urao se levantará otra vez, ligera como la nube que el
viento impele, pasará de largo por encima de las cordilleras e irá a asentarse para
siempre allá muy lejos, en los antiguos dominios del valiente Guaicaipuro, sobre la
tierra afortunada que vio nacer y recogió los triunfos del hombre-águila, del
guerrero de celeste espada, vengador de las naciones que yacen muertas desde
el Caribe hasta el Potosí.
El ánima sola
Este es uno de los más espeluznante espantos del que se tenga noticias,
tiene como finalidad el hacer daño por efecto psíquico u otros medios de
manipulación de terceros, el Anima Sola se presenta en forma de mujer de largos
cabellos y atractivo rostro y tiene la finalidad de cobrar las velas de las Animas
Benditas, pues en estos pueblos la gente acostumbra a pedir favores a las Ánimas
y estas casi siempre le conceden los favores a cambio de que se tengan
prendidas cierta cantidad de velas durante un tiempo antes prometido, de no
cumplirse con esta contra prestación de los devotos, hace su entrada el Anima
Sola; para recordar la deuda de una manera tenebrosa.
En Guatire, sector las Flores del Ingenio; se cuenta que una señora devota
de las ánimas, en una ocasión olvidó prender la prometida vela a pago de favores
de éstas, esa noche tocaron a su puerta y resultó ser una amiga de la cual tenía
tiempo no veía, para su desdicha e ingenuidad la invitó a pasar, al momento y una
vez dentro la visita se convirtió en un celaje que recorrió --cual inmensa sombra
negra-- toda la sala, tomando a su víctima por los cabellos en repetidas ocasiones
causándole grandes moretones, la señora aterrada se arrastró como pudo hasta el
altar y prendió temblorosa un cabito de vela a la vez que pedía perdón por el
olvidó, al momento la gran sombra abandonó la casa; dejando privada a la
olvidadiza señora, quien desde entonces prende a diario gran cantidad de velas,
aunque no haya nuca más pedido un favor ni dejado pasar a su casa visita
alguna.
Florentino, el que cantó con el diablo
Florentino era el mejor jinete y coplero de los llanos. Una noche,
cabalgando solo por la llanura para asistir a un joropo en un pueblo cercano, notó
que de lejos lo seguía otro hombre todo vestido de negro que parecía ir a la misma
fiesta.
Cuando comenzó el joropo y Florentino se preparó a cantar, el extraño
invitado lo desafió a contrapuntear con él. Florentino aceptó y a medida que se
cruzaban las coplas, se dio cuenta de que su adversario era el Diablo y que si
perdía en el contrapunteo, perdería su alma. Pero su habilidad como improvisador
y su fe mantuvieron al Diablo ocupado cantando toda la noche sin que Florentino
se rindiera ni equivocara una rima. Al salir el sol, el Diablo tuvo que desaparecer
completamente derrotado.
Las cinco águilas blancas. Tulio Febres-Cordero
Cinco águilas blancas volaban un día por el azul del firmamento; cinco
águilas blancas enormes, cuyos cuerpos resplandecientes producían sombras
errantes sobre los cerros y montañas. ¿Venían del Norte? ¿Venían del Sur? La
tradición indígena sólo dice que las cinco águilas blancas vinieron del cielo
estrellado en una época muy remota.
Eran aquellos días de Caribay, el genio de los bosques aromáticos, primera
mujer entre los indios Mirripuyes, habitantes de Ande empinado. Era la hija del
ardiente Zuhé y la pálida Chía; remedaba el canto de los pájaros, corría ligera
sobre el césped como el agua cristalina, y jugaba como el viento con las flores y
los árboles.
Caribay vio volar por el cielo las enormes águilas blancas, cuyas plumas
brillaban a la luz del sol como láminas de plata, y quiso adornar su coraza con tan
raro y espléndido plumaje. Corrió son descanso tras las sombras errantes que las
aves dibujaban en el suelo; salvó los profundos valles; subió a un monte y otro
monte; llegó, al fin, fatigada a la cumbre solitaria de las montañas andinas. Las
pampas, lejanas e inmensas, se divisaban por un lado; y por el otro, una escala
ciclópea, jaspeaba de gris y esmeralda, la escala que formaban los montes, iba
por onda azul del Coquivacoa.
Las águilas blancas se levantaron, perpendicularmente sobre aquella altura
hasta perderse en el espacio. No se dibujaron más sus sombras sobre la tierra.
Entonces Caribay pasó de un risco a otro por las escarpadas sierras, regando el
suelo con sus lágrimas. Invoco a Zuhé, el astro rey, y el viento se llevó sus voces.
Las águilas se habían perdido de vista, y el sol se hundía ya en el Ocaso.
Aterida de frío, volvió sus ojos al Oriente, e invocó a Chía, la pálida luna; y
al punto detúvose el viento para hacer silencio. Brillaron las estrellas, y un vago
resplandor en forma de semicírculo se dibujó en el horizonte. Caribay rompió el
augusto silencio de los páramos con un grito de admiración. La luna habia
aparecido, y en torno de ella volaban las cinco águilas blancas refulgentes y
fantásticas. Y en tanto que las águilas descendían majestuosamente, el genio de
los bosques aromáticos, la india mitológica de los Andes moduló dulcemente
sobre la altura su selvático cantar.
Las misteriosas aves revolotearon por encima de las crestas desnudas de
la cordillera, y se sentaron al fin, cada una sobre un risco, clavando sus garras en
la viva roca; y se quedaron inmóviles, silenciosas, con las cabezas vueltas hacia el
Norte, extendidas las gigantescas alas en actitud de remontarse nuevamente al
firmamento azul.
Caribay quería adornar su coroza con aquel plumaje raro y espléndido, y
corrió hacia ellas para arrancarles las codiciadas plumas, pero un frío glacial
entumeció sus manos: las águilas estaban petrificadas, convertidas en cinco
masas enormes de hielo.
Caribay da un grito de espanto y huye despavorida. Las águilas blancas
eran un misterio, pero no un misterio pavoroso. La luna oscurece de pronto,
golpea el huracán con siniestro ruido los desnudos peñascos, y las águilas
blancas se despiertan.
Erizanse furiosas, y a medida que sacuden sus monstruosas alas el suelo
se cubre de copos de nieve y la montaña toda se engalana con el plumaje blanco.
Este es el origen fabuloso de las Sierras Nevadas de Mérida.
Las cinco águilas blancas de la tradición indígena son los cinco elevados
riscos siempre cubiertos de nieve.
Las grandes y tempestuosas nevadas son el furioso despertar de las
águilas; y el silbido del viento en esos días de páramo, es el remedo del canto
triste y monótono de Caribay, y el mito hermoso de los Andes de Venezuela.
CUENTOS
Tío Tigre, Tío Conejo y Tío Morrocoy. (Cuento folklórico o popular)
Tío Conejo escuchó entre la selva las torpes notas de un desmañado silbido
y, de un salto, corrió a esconderse bajo la protección que le ofrecía el fresco e
intrincado ramaje de un helecho silvestre.
Allí, inquieto y silencioso, en muda indagación, movió repetidamente las
orejas. ¿Quién podría silbar así, entre la floresta?
Las notas del silbido se apagaron y, más cercano, se oyó, en seguida, el
áspero canto de una voz bronca y gangoza; era el mismo silbador que, ahora,
cantaba.
Tío Conejo permaneció inmóvil: alzadas las orejas, muy abiertos los ojos,
latiéndole fuertemente el corazón. Finalmente, a muy cortos pasos de él, allí, ante
su asombro, se abrió un matorral espeso, del que surgió Tío Tigre.
Y cosa extraña la fiera traía muy risueña cara de complacencia y una gran
mochila de cocuiza. vacía y doblada, bajo el brazo. Pasó, casi rozando el
escondite de Tío Conejo, y luego siguió, cerro abajo, por entre los breñales;
siempre gangueando su desagradable canción.
Tío Conejo, lleno de curiosidad, corrió a asomarse al borde del barranco.
"¿Por qué estará tan contento Tío Tigre?" -se dijo- "¡Uhm! ¡Algo muy malo
deberá estar pensando! ... ¡Voy a seguirlo, a ver!"
Y el simpático v vivaracho roedor se fue, también, pendiente abajo,
haciendo brincar la blanca mota de su cola, al correr, veloz, por el camino de las
huellas que dejara Tío Tigre.
Tío Rabipelado, después de beber agua allá abajo, en el pocito fresco de la
quebrada, subía, poco a poco y cuesta arriba, cuando de manos a boca, se
encontró con Tío Mapurite, y como éste, amenazante levantara la cola, dispuesto
a la defensa, ante el horror de aquel peligro, el rabípelado se llenó de espanto y
saludó, lisonjero:
-¡Señor don Mapuríflor, flor de las flores, olor de los olores!
-¿Cómo está esa bella persona?
El Mapurite sonrió, complacido, y después de contestar el saludo,
cortésmente, agregó:
-Pase, pase usted, don Ramón Pila, y que le vaya muy bien-. Y se apartó a
un lado.
-Chí-, dijo el marsupial, y siguió su camino.
A poco, ante Tio Rabípelado. desembocó de pronto Tío Tigre.
-¡Señor don Tigre, Tigrón! -lo saludó, haciendo una profunda reverencia-
¡Sabio, como él solo y mil veces más valiente que Tío León!
-¡Ja, Ja, Ja! -rió Tío Tigre- Este Ramón Pilá, siempre con sus cosas... ¡Ah,
Ramón Pilá, me vas a hacer un servicio!
-Como no, Tío Tigre; lo que usted mande.
-Bueno. Mira; allá detrás de la casa, dejé unas verduras para un sancocho;
"vémelas" pelando, que yo subo dentro de un ratico con la carne.
-Chí- dijo el rabípelado. Y echó a andar apresuradamente.
Tío Tigre se quedó mirándolo, y agregó, en tono amenazador:
-Pero, ten cuidado con desordenarme nada de lo que allí tengo, porque, si
no .. ¡Ya sabes!...
Un corto trecho más arriba. Tío Rabípelado por poco se tropieza con Tío
Conejo, que venía bajando. Ambos dieron un salto, asustados.
-¡Epoca!. .. ¡Gua; pero si es Tío Ramón Pilá! gritó, riendo, Tío Conejo.
Y Tío Rabipelado, que consideraba un animalillo demasiado inofensivo a
Tío Conejo, quiso alardear ante él y exclamó, mostrándose agraviado:
-¡Herria! ¡Me tuvieron chiquito porque grande no pudieron!- Y se hizo a un
lado, molesto.
-¡Gua, gua, gua!- murmuró Tío Conejo, entre sorprendido y burlón.
-¡Apártese, compañero, no ve que ando apurado! ¡Voy en una comisión de
mi amigo Tío Tigre! ¡Herria!.
Y, engreído, el animal siguió su camino y desapareció, cerro arriba, entre
los yerbajos.
A fin de recuperar el tiempo allí perdido con Tío Rabipelado. Tío Conejo
echó a correr para alcanzar a Tío Tigre.
Llegó al borde de la barranca de la quebrada y, en ese momento, vio que la
fiera comenzaba a entrar en la playa del arroyuelo.
Tío Tigre avanzó unos pasos y se detuvo ante un morrocoy que, vuelto de
espaldas sobre la arena, movía las patas, angustiado, en un inútil y desesperado
esfuerzo por enderezarse.
-¡Vagabundo, veo que no has podido moverte del sitio en que te dejé! ¡Está
muy bueno! Ahora si te podré llevar; para eso traigo esta mochila.
Y, terminando de hablar, la fiera metió el morrocoy en el saco, se lo echó al
hombro y emprendió el camino de regreso. Mientras subía la cuesta, siguió
hablando, burlón:
-¡Hasta hoy duraste, Tío Morrocoy! Allá te espera, en la casa, una buena
mano de pilón, y después, la olla del sancocho. ¡Ya verás!
Tío Conejo se llenó de indignación. ¡Qué ese bandido de Mano de Plomo
fuera a hacer eso con su buen amigo Tío Morrocoy!... ¡No: él no lo permitiría!. ..
Pensó un rato y luego echó a correr cerro arriba, también. Llegaría mucho antes
que Tío Tigre, quién tenía que ir muy lentamente, por el peso de la carga que
llevaba.
Entre el monte, apenas unos cuantos pasos antes de desembocar en el
patio de la casa de la fiera, Tío Conejo se detuvo; había escuchado algo así como
un llanto.
-¡Hi, hi, hi!- volvió a oírse. Era un gemido desconsolador; aquello parecía la
voz de Tío Rabipelado.
¿Quién está allí? -preguntó Tío Conejo- ¿Cómo que es Tío Ramón Pilá?
-Chí- respondió la vocecita.
Tío Conejo buscó y encontró una trampa, en la que estaba metido el
rabipelado.
-¡Ah carrizo, Ramón Pilá! ¡Caíste en esa trampa!
-Chí.
-¿Y tú quieres que yo te saque?
-Chí.
-Bueno, pues, vamos a hacerla.
Y Tío Conejo puso en libertad al prisionero.
En eso Tío Tigre desembocó frente a la casa y empezó a llamar, a gritos, al
rabipelado. El cual, allí junto a Tío Conejo, se dio a llorar amargamente.
-¡Ahora Tío Tigre me va a comer -dijo- porque le tumbé una de sus trampas!
¡Sálveme, Tío Conejo!
Tío Tigre puso el saco, con el morrocoy dentro, en el suelo, y siguió dando
gritos:
-¡Ah, Ramón Pilá! ... ¡Ramón Pilál. .. ¿Qué se habrá hecho ese condenado?
Al ver el saco en tierra, a Tío Conejo se le ocurrió una idea, y dijo al
rabipelado:
-Bueno. Yo te salvaré; pero eso sí, tienes que hacer lo que te diga.
-Chí.
-Sal, entonces, y haz que Tío Tigre entre en la casa, para que yo pueda
sacar del saco, y traerme a Tío Morrocoy.
Sin esperar más, Tío Rabipelado salió del monte y avanzó hasta Tío Tigre.
-¡Tío Tigrito, Tío Tigrito -le dijo;- unos ladrones se están robando las
verduras!.
La fiera iba a insultar al rabipelado, pero al oír aquello, salió en carrera y
desapareció detrás de la casa.
Tío Conejo indicó a Ramón Pilá un gran avispero gris que se balanceaba en
la rama de un árbol. -¡Sube, rápido, allá arriba y tráeme aquel matajeyl
-¿Y si me pican las avispas?
-¡Sube, hombre! ¡Tapas bien la boca del avispero con un puñado de hojas!
¡Anda, ligerol...
En un momento el rabipelado trepó hasta lo alto y regresó con el avispero
ella mano. Lo entregó a Tío Conejo y éste lo tomó con cuidado, y corrió a ponerlo
dentro del saco, en lugar de Tío Morrocoy.
Al cabo de unos momentos, los tres: Tío Conejo, Tío Morrocoy y Tío
Rabipelado, aguardaban escondidos en el borde de la selva, mirando hacia la
vivienda de Tío Tigre, quien, al fin, regresó de atrás de la casa e, indignado, llamó
al rabipelado.
-¡Vagabundo! -rugió- ¿Dónde se metería? ¡Me ha engañado! Nadie se
estaba robando mis verduras. ¡Déjelo quieto, cuando lo encuentre, él va a saber lo
que es bueno!
En seguida cogió el saco con el avispero dentro y se lo llevó al interior de la
casa. Ya tenía el agua hirviendo, y echó las verduras y los aliños entre la olla.
Buscó la mano de pilón que, admirablemente, serviría de cachiporra, y con ella
golpeó salvajemente el saco, hasta deshacer el avispero que contenía.
-Qué blandito era ese Tío Morrocoy -murmuró-. Mejor; así el sancocho
estará más pronto.
Se acercó al fogón y vació el saco junto a sus propios pies. Inmediatamente
las avispas, embravecidas, lo rodearon en una espesa nube, y comenzaron a
clavarle sus terribles aguijones.
Lanzando espantosos alaridos de dolor, la fiera corrió afuera, se revolcó en
el patio, desesperadamente, y luego huyó bosque adentro, despavorida.
Tío Conejo, Tío Morrocoy y Ramón Pilá, a todas estas, reventaban de risa,
allí, en la orilla de la selva.
¡Y colorín colora'o este cuento se ha termina'o!
I
A ti que esta noche irás a sentarte a la mesa de los tuyos, rodeado de tus
hijos, sanos y gordos, al lado de tu mujer que se siente feliz de tenerte en casa
para la cena de navidad; a ti que tendrás a las doce de esta noche un puesto en el
banquete familiar, y un pedazo de pastel y una hallaca y una copa de excelente
vino y una taza de café y un hermoso “Hoyo de Monterrey”, regalo especial de tu
excelente vicio; a ti que eres relativamente feliz durante esta velada, bien instalado
en el almacén y en la vida, te dedico este cuento de Navidad, este cuento feo e
insignificante, de Panchito Mandefuá, granuja billetero, nacido de cualquiera con
cualquiera en plena alcabala, chiquillo astroso a quien el Niño Dios invitó a cenar.
II
Como una flor de callejón, por gracia de Dios no fue palúdico, ni zambo, ni
triste; abrióse a correr un buen día calle abajo, calle arriba, con una desvergüenza
fuerte de nueve años, un fajo de billetes aceitosos y paltó de casimir indefinible
que le daba por las corvas y que era su magnífico macferland de profundos
bolsillos profundos, con bolsillito un pequeño para los cigarrillos, que era su
orgullo, y que le abrigaba en las noches del enero frío y en los días de lluvia hasta
cerca de la madrugada, cuando los puestos de los tostaderos son como faros
bienhechores en el mar de niebla, de frío y de hambre que rodea por todas partes
en la soledad de las calles, al pobre hamponcillo caraqueño. Hasta cerca de media
noche, después de hacer por la mañana la correría de San Jacinto y del Pasaje y
el lance de doce a una en las puertas de los hoteles, frente a los teatros o por el
boulevard del Capitolio, gritaba chillón, desvergonzado, optimista:
-Aquí lo cargooo…El tres mil seiscientos setenta y cuatro, el que no falla
nunca ni fallando, ¡archipetaquiremandefuá…!
El día bueno, de tres mil billetes y décimos, Panchito se daba una hartada
de frutas; pero cuando sonaban las doce y sólo- después de soportar empellones,
palabras soeces, agrios rechazos de hombres fornidos que toman ron- contaban
en la mugre del bolsillo catorce o dieciséis centavos por pedacitos vendidos,
Panchito metíase a socialista, le ponía letra escandalosa a “La maquinita” y
aprovechaba el ruido de una carreta o el estruendo de un auto para gritar
obscenidades graciosísimas contra los transeúntes o el carruaje del General
Matos o de cualquiera de esos potentados que invaden la calle con un automóvil
enorme entre una alarido de cornetas y una hediondez de gasolina…; y terminaba
desahogándose con un tremendo “Mandefuá” donde el muy granuja encerraba
como en una fórmula anarquista todas sus protestas al ver, como él decía, las
caraotas en aeroplano.
Quiso vender periódicos, pero no resultaba; los encargados le quitaron la
venta: le ponía el “mandefuá” a las más graves noticias de la guerra, a las
necrologías, a los pesares públicos:
-Mira hijito- le dijeron- mejor es que no saques el periódico, tú eres muy
“Mandefuá”.
III
Tuvo, pues, Panchito su hermoso apellido Mandefuá, obra de él mismo,
cosa esta última que desdichadamente no todos son capaces de obtener, y él
llevaba aquel Mandefuá con tanto orgullo como Felipe, Duque de Orleans, usaba
el apelativo de Igualdad en los días un poco turbios de la Convención, cuando el
exceso de apellidos podía traer consecuencias desagradables.
Pero Panchito era menos ambicioso que el Duque y bastábale su “medio
real podrido”- como gritaba desdeñosamente tirándoles a los demás de la blusa o
pellizcándoles los fondillos en las gazaperas del Metropolitano.
-Una grada para muchacho, bien ¡Mandefuá!
De sus placeres más refinados era el irse a la una del día, rasero con la
estrecha sombra de las fachadas, y situarse perfectamente bajo la oreja de un
transeúnte gordo, acompasado, pacífico; uno de esos directores de ministerio que
llevan muchos paqueticos, un aguacate y que bajan a almorzar en el sopor bovino
del aperitivo:
- El mil setecientos cuarenta y siete ¡mandefuá!
- Granuja ¡atrevido!
Y Panchito, escapando por la próxima bocacalle, impertérrito:
-Ese es premiado, ¡no se caliente mayoral!
El título de Mayoral lo empleaba ora en estilo epigramático, ora en estilo
elevado, ora como honrosa designación para los doctores y generales del interior
a quienes les metía su numeroso archipetaquiremandefuá.
Y con su vocablo favorito, que era panegírico, ironía, apelativo –todo a su
tiempo-, una locha de frito y un centavo de cigarros de a puño comprado en los
kioscos del mercado, Panchito iba a terminar la velada en el Metro con “Los
misterios de Nueva York”, chillando como un condenado cuando la banda
apresaba a Gamesson advirtiéndole a un descuidado personaje que por detrás le
estaba apuntando un apache con una pistola o que el leal perro del comandante
Patouche tenía el documento escondido en el collar. Indudablemente era una
autoridad en materia de cinematógrafo y tenía orgullo de expresarlo entre sus
compañeros, los otros granujas:
-Mira, vale, para que a mí me guste una película tiene que ser muy crema.
IV
Panchito iba una tarde calle arriba pregonando un número “premiado” como
si lo estuviese viendo en la bolita… Detúvose en una rueda de chicos después de
haber tirado de la pata a un oso de dril que estaba en una tienda del pasaje y
contemplando una vidriera donde se exhibían aeroplanos, barcos, una caja de
soldados, algunos diávolos, un automóvil y un velocípedo de “ir parado”… Y, de
paso, rayó con el dedo y se lo chupó, un cristal de la India a través del cual se
exhibían pirámides de bombones, pastelillos y unos higos abrillantados como unas
estrellas.
En medio del corro malvado, vio una muchachita sucia que lloraba mientras
contemplaba regada por la acera una bandeja de dulces; y como moscas, cinco o
seis granujas, se habían lanzado a la provocación de los ponqués y de los
fragmentos de quesillo llenos de polvo. La niña lloraba desesperada, temiendo el
castigo.
Panchito estaba de humor; cinco números enteros y seis décimos ¡ochenta
y seis centavos! La sola tarde después de haber comido y “chuchado”…
Poderoso. Iría al Circo que daba un estreno, comería hallacas y podría
fumarse hasta una cajetilla. Todavía le quedaban dos bolívares con que irse por
ahí, del Maderero abajo para él sabía qué… ¡Una noche buena crema!
Seguía llorando la chiquilla y seguían los granujas mojando en el suelo y
chupándose los dedos…
Llegó un agente. Todos corrieron, menos ellos dos.
-¿Qué fue? ¿Qué pasó?
Y ella sollozando:
Que yo levaba para la casa donde sirvo esta bandeja, que hay cena para
esta noche y me tropecé y se me cayó y me van a echar látigo…
Todo esto rompiendo a sollozar.
Algunos transeúntes detenidos encogiéronse de hombros y continuaron.
-Sigan, pues- les ordenó el gendarme.
Panchito siguió detrás de loa llorosa.
-Oye, ¿cómo te llamas tú?
La niña se detuvo a su vez, secándose el llanto.
-¿Yo? Margarita
-¿Y ese dulce era de tu mamá?
-Yo no tengo mamá.
-¿Y papá?
-Tampoco
-¿Con quién vives tú?
-Vivía con una tía que me “concertó” en la casa en que estoy.
-¿Te pagan?
-¿Me pagan qué?
Panchito sonrío con ironía, con superioridad:
-Guá, tu trabajo: al que trabaja se le paga, ¿no lo sabías?
Margarita entonces protestó vivamente:
-Me dan la comida, la ropa y una de las niñas me enseña, pero es muy
brava.
-¿Qué te enseña?
-A leer… Yo sé leer, ¿tú no sabes?
Y Panchito, embustero y grave:
-¡Puah! Como un clavo… Y sé vender billetes, y gano para ir al cine y
comer frutas y fumar de a caja…
-Dicho y hecho, encendió un cigarrillo… Luego, sosegado:
-¿Y ahora qué dices allá?
-Diga lo que diga, me pegan…- repuso con tristeza, bajando la cabecita
enmarañada.
-¿Y cuánto botaste?
-Seis y cuartillo, aquí está lista- y le alargó un papelito sucio.
-¡Espérate, espérate!- le quitó la bandeja y echó a correr.
Un cuarto de hora después volvió:
-Mira, eso era lo que se te cayó, ¿nojerdá?
Feliz, sus ojillos brillaron y una sonrisa le iluminó la carita sucia.
-Sí… eso.
Fue a tomarla, pero él la detuvo:
- ¡No, yo tengo más fuerza, yo te la llevo!
-Es que es lejos- expuso tímida.
-¡No importa!
Por el camino él le contó, también que no tenía familia, que las mejores
películas eran en las que trabajaba Gamesson y que podían comerse un gofio…
-Yo tengo plata, ¿sabes?- y sacudió el bolsillo de su chaquetón tintineante
de centavos.
Y los dos granujas echaron a andar.
Los hociquillos llenos de borona, seguían charlando de todo. Apenas si se
dieron que llegaban.
-Aquí es… dame.
Y le entregó la bandeja.
Quedarónse viendo ambos los ojos:
-¿Cómo te pago yo?- le preguntó con tristeza tímida.
Panchito se puso colorado y balbuceó:
-Si me das un beso.
-¡No, no! ¡Es malo!
-¿Por qué…?
-Guá, porque sí…
Pero no era Panchito Mandefuá a quien se convencía con razones como
ésta; y la sujetó por los hombros y le pegó un para de besos llenos de gofio y de
travesura.
-Grito…, que grito…
Estaba como una amapola y por poco tira otra vez la dichos dulcera.
-Ya está, pues, ya está.
De repente se abrió en ante portón. Un rostro de garduña, de solterona fea
y vieja apareció:
¡Muy bonito el par de vagabunditos estos!- gritó.
El chico echó a correr. Le pareció escuchar a la vieja mientras metía dentro
a la chica de un empellón.
-Pero, Dios mío, ¡qué criaturas tan corrompidas éstas desde que no tienen
edad! ¡Qué horror!
V
¡Era un botarate! No le quedaban sino veintiséis centavos, día de Noche
Buena… Quien lo mandaba a estar protegiendo a nadie… Y sentía en su
desconsuelo de chiquillo una especie de loca alegría interior… No olvidaba en
medio de su desastre financiero, los dos ojos, mansos y tristes de Margarita. ¡Qué
diablos! El día de gastar se gasta “archipetaquiremandefuá…
A las once salió del circo. Iba pensando en el menú: hallacas de “a medio”,
un guarapo, café con leche, tostadas de chicharrón y dos “pavos rellenos” de
postre. ¡Su cena famosa! Cuando cruzaba hacia San Pablo, un cornetazo brusco,
un soplo poderoso y Panchito Mandefuá apenas quedó, contra la acera de la
calzada, entre los rieles del eléctrico, un harapo sangriento, un cuerpecito
destrozado, cubierto con un paltó de hombre, arrollado, desgarrado, lleno de tierra
y de sangre.. Se arremolinó la gente, los gendarmes abriéndose paso…
-¿Qué es? ¿Qué sucede allí?
-¡Nada hombre! Que un auto mató a un muchacho “DE LA CALLE”
-¿Quién…? ¿Cómo se llama…?
FUENTE
Alexa (s.f.). Mitos y leyendas de Venezuela. (Blog en línea). Disponible:
http://mitosleyendasdevenezuela.blogspot.com/ (Consulta: 19/04/13).
Mito y leyenda. Profesor en línea. (s.f.). Tu ayuda para las tareas. (On line).
Disponible:http://www.profesorenlinea.cl/castellano/MitoyLeyenda.htm. (Consulta: 19/04/13).´
Morris (2012. Abril, 04). Diferencia entre mito, cuento y leyenda. Ej ejemplosde.com (En línea). Disponible:
http://www.ejemplosde.com/41-literatura/1139-diferencia_entre_mito,_leyenda_y_cuento.html
(Consulta: 19/04/13).´
Estado Anzoátegui
Cruce de caminos
Tradiciones
Akatoompo y Mare-Mare
Entre las comunidades que habitan la Mesa de Guanipa, en el estado
Anzoátegui, quedan aún las señales de la etnia kariña, desciendientes
directos de los caribes. Estas comunidades, aunque hoy en día se han
incorporado a la cultura de la comunidad criolla, conservan entre sus
tradiciones una fiesta conocida como el akatoompo que se celebra el 2 de
noviembre, fecha destinada por la Iglesia Católica al recuerdo y a la oración
por los muertos. Ese día la comunidad kariña celebra rituales en memoria de
sus difuntos que, según los estudiosos, han ejercido una gran influencia en la
manera como también las celebran otras poblaciones del oriente del país.
Entre los kariña existe la creencia de que los difuntos desde el dos al tres de
noviembre regresan a visitar a sus familiares, quienes les esperan y, para
recibirlos, preparan reuniones en las cuales se mezclan música, cantos y
bailes.
Los participantes, acompañados por cuatros y guitarras (originalmente se
hacía con flautas de caña) danzan entrelazados por la cintura, con giros y
movimientos hacia adelante y hacia atrás. Entonan cantos espontáneos en los
que se evocan acontecimientos importantes en la vida de los difuntos y
destacan su recuerdo dentro de la vida del grupo.
Bibliografia.
Daría Hernández y Cecilia Fuentes.
Fiestas tradicionales de Venezuela.
Caracas, fundación Bigott, 1991.
Principio de superposición
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El principio de superposición o teorema de superposición es una herramienta matemática
que permite descomponer un problema lineal en dos o más subproblemas más sencillos, de
tal manera que el problema original se obtiene como "superposición" o "suma" de estos
subproblemas más sencillos.1
Técnicamente, el principio de superposición afirma que cuando las ecuaciones de
comportamiento que rigen un problema físico son lineales, entonces el resultado de una
medida o la solución de un problema práctico relacionado con una magnitud extensiva
asociada al fenómeno, cuando están presentes los conjuntos de factores causantes A y B,
puede obtenerse como la suma de los efectos de A más los efectos de B.
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