TD LauraMirandaGonzalez
TD LauraMirandaGonzalez
TD LauraMirandaGonzalez
MANUEL PARADA
Y LA MÚSICA CINEMATOGRÁFICA
ESPAÑOLA
DURANTE EL FRANQUISMO:
ESTUDIO ANALÍTICO
TESIS DOCTORAL
UNIVERSIDAD DE OVIEDO
Departamento de Historia del Arte y Musicología
Oviedo, 2011
ÍNDICE
CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN 1
1.1 Objetivos y estructura del trabajo 3
1.2 Fuentes y estado de la cuestión sobre música de cine en España 7
1.3 Marco teórico y metodología: revisión crítica 18
1.4 Propuesta metodológica 30
APÉNDICES
Base de datos legado Manuel Parada
Anexo audiovisual
CAPÍTULO 1. Introducción
Laura Miranda
El trabajo que ahora se presenta surgió a raíz del congreso de IASPM realizado
en Roma el verano de 2005, cuando Julio Arce, profesor de la Universidad
Complutense, me informó acerca de la escasez de estudios en relación a Manuel Parada
de la Puente, uno de los autores más prolíficos en el ámbito de la música
cinematográfica de nuestro país. Considerado como uno de los principales compositores
españoles de cine, durante los años cuarenta realiza la música de films tan emblemáticos
para la posguerra como Raza, dirigida por su amigo J. L. Sáenz de Heredia, y Los
últimos de Filipinas, ésta última por A. Román 1 . Su figura como compositor había sido
relegada al olvido, pese a que en los últimos años se había llevado a cabo un intento de
recuperación de su obra mediante la edición de un CD en el que se incluían números
musicales de algunas de sus bandas sonoras 2 . Aún así, la realidad reflejaba una carencia
de estudios sobre su obra creativa.
1
Ambas películas fueron abordadas en mi trabajo de DEA como primer paso en el estudio de su obra
cinematográfica, Manuel Parada y su música cinematográfica: propuesta de análisis. Trabajo de
Investigación de Doctorado realizado en la Universidad de Oviedo bajo la dirección de Celsa Alonso,
Junio de 2006.
2
Clásicos del Cine Español Vol. III - Manuel Parada, Fundación Autor, 2000. Se incluyen extractos de
las películas Raza, Los últimos de Filipinas, El escándalo y Maribel y la extraña familia. La edición
estuvo a cargo de José Nieto y del fallecido Benito Lauret.
3
Capítulo 1. Introducción
también uno de los más influyentes– y autor de un corpus lo bastante extenso como para
extraer conclusiones significativas. Se presentan en este trabajo una breve biografía del
autor, su tarea compositiva y su legado, sus gustos e influencias, sus amistades y su
círculo social y su trabajo –tanto a nivel compositivo como de gestión. Asimismo, a
través de una veintena de películas, trato de ubicar de manera adecuada su figura, que
autores anteriores convirtieron en icono del Régimen franquista sin estudiar una obra
brillante y compleja.
El estudio de la música cinematográfica española de posguerra plantea una gran
disparidad de preguntas a nivel musical, entrelazándose con cuestiones de poder y
subversión, identidad, nacionalismo, género y nostalgia, por nombrar sólo algunos
temas en los que me he detenido. El terreno es tan vasto, que el planteamiento de la tesis
de 2007 quedó superado al poco tiempo de iniciada. El estudio de toda la obra de Parada
abarcaba desde el año 1941 (fecha del estreno de Raza) hasta su muerte, acaecida en
1973, es decir, la casi totalidad del régimen franquista, que pasó por diferentes etapas
claramente delimitadas también en su historia cinematográfica. Se decidió entonces
acotar el objeto de estudio a los años cuarenta y cincuenta, aunque con pequeñas
licencias cronológicas que suponen películas como Mi calle (Edgar Neville, 1960), que
justifico por el interés del método compositivo empleado y por su importancia a nivel
social. Aún así, se ha procedido a una valoración de su obra fílmica y también de teatro,
puesto que ambas son interdependientes: el destino de la primera depende del de la
segunda y viceversa.
La vasta figura que representa Manuel Parada, quien realiza de forma continuada
crítica musical durante sus primeros años, trabajó en teatro, cine y televisión y
desarrolló una intensa labor en el Teatro Nacional y la SGAE, podría tratar de resumirse
en este trabajo. No obstante, tampoco es ésa la labor que pretendo abarcar, al menos por
ahora. El lector observará que he dedicado una parte de la tesis a introducir el contexto
cinematográfico de la época como paso previo para adentrarme en el personaje. Éste se
ha perfilado a través de una escueta biografía que resume los datos más importantes de
su brillante carrera y las influencias a nivel personal que marcaron su trabajo,
determinante en el estudio analítico posterior.
Lo que intentaré analizar a lo largo de este texto es la importancia de los
elementos ideológicos que Parada propuso desde la música, colaborando en la creación
de un imaginario colectivo a través de una serie de ideas que apoyaban o desmentían la
4
Laura Miranda
política dominante. En este sentido, Manuel Parada es “mi” excusa para mostrar una
forma válida de hacer música en una época concreta de la historia de España
condicionada por unos mensajes ideológicos (que la audiencia recibía a través del cine).
Junto con la radio, el fútbol y los toros, el cine suponía el principal modo de evasión de
la España de posguerra. Parada es al mismo tiempo “mi” necesidad puesto que, además
de ser un compositor decisivo en el período que nos ocupa, es un ejemplo del modo de
hacer música en el cine tras la guerra civil. No fue el modelo, sino uno de ellos. Eso sí,
uno de los tres principales exponentes, junto con Juan Quintero y Jesús García Leoz. Es
esta dualidad la que me permite conferir mayor preponderancia a la obra musical en sí
misma y centrarme en aspectos analíticos. La tesis aparece dividida en dos bloques
distintos, aunque con ciertas licencias para la intersección: por un lado, analizo
situaciones de poder en las que la música ayuda a construir “significado” en su diálogo
con la imagen, potenciando la ideología dominante; por el otro, pretendo mostrar el
carácter subversivo que Parada demostró en una parte de sus obras, más pequeña en
número, pero muy esclarecedora en cuanto a la personalidad del compositor y sus
pretensiones.
Del mismo modo que las metáforas empleadas por Susan McClary para describir
la música de Beethoven no son las únicas posibles, como bien ha señalado Nicolas
Cook, mi posicionamiento ante el trabajo compositivo en el cine de posguerra tampoco
comporta una validez absoluta. Es mi intención que este trabajo de investigación
proyecte la mentalidad librepensadora de un intelectual ligado estéticamente a la
llamada “otra” generación del ‘27 y condicionado por la realidad sociopolítica de su
tiempo, que demostró grandes dotes como músico, colaboró en la consolidación de un
lenguaje audiovisual nacional y modeló una de las vías para canalizar, a través de la
música, los ideales del régimen, tanto como elementos subversivos en el discurso
cinematográfico de posguerra.
Tal vez una el mayor problema con el que me encontré al redactar este trabajo
fue seleccionar aquellas películas que me permitirían mostrar una mayor variedad del
entramado cinematográfico de posguerra, sin dejar de lado la cuestión fundamental:
cómo revelar la labor musical del maestro en dicho entramado. Parada escribió casi 200
composiciones para películas a disposición del investigador; tras haber visionado la
mayoría de ellas y analizado un grueso lo bastante signficativo como para extraer
hipótesis fundamentales, propongo una jerarquización de un grupo de películas, escasas
5
Capítulo 1. Introducción
Laura Miranda
7
Capítulo 1. Introducción
figura que, junto con García Leoz, Juan Quintero y Muñoz Molleda, constituyen el
principal corpus de autores que trabajaron asiduamente en el entramado cinematográfico
de posguerra 4 .
A lo largo de mi trabajo de investigación procedí, en primer lugar, a la
inspección de las fuentes escritas localizadas en la SGAE que se utilizaron para la
realización del CD sobre la obra de Manuel Parada 5 . Encontré las partituras arregladas
por Nieto, una mixtura de cortes de diferentes bloques de las películas Raza (J. L. Sáenz
de Heredia, 1941), Los últimos de Filipinas (A. Román, 1945), El escándalo (J. L.
Sáenz de Heredia, 1943) y Maribel y la extraña familia (José María Forqué, 1960), de
unos 15 minutos de duración cada corte. Sin embargo, las partituras originales del autor
se encontraban –y encuentran- en la Biblioteca Nacional a modo de legado que la viuda
del compositor vendió a la biblioteca tras la muerte del compositor en 1973 6 .
En este paquete de obras, colocadas en cajas, se encuentran dos terceras partes
del total de su producción, esto es, 191 obras, todas ellas aún sin catalogar. El único
registro con que cuenta quien pretenda acercarse a esta obra es una antigua lista
mecanografiada, pasada a limpio en los años noventa debido a la imposibilidad de su
lectura; sin embargo, la revisión de tal lista aparece incompleta en relación a la primera,
que cuenta con datos como la fecha de estreno de algunas músicas de películas y notas
acerca de los manuscritos. Todas las obras aparecen escritas en cuartillas de papel
pautado de la SGAE, algunas de ellas con el nombre del compositor impreso. Algunas
de sus pequeñas composiciones para televisión como la sintonía Reposo o temas como
el del pato Donald se conservan en hojas sueltas de papel pentagramado no
perteneciente a la SGAE u otra entidad, con lo cual considero que el maestro conservó
hasta el final de su vida los originales de estas obras sin pasar a limpio. De todas estas
obras manuscritas no existe edición impresa alguna; sólo se cuenta con la versión
4
El Diccionario de Cine Iberoamericano (España, Portugal y América), coordinado por Emilio Casares
Rodicio, publicado en 2011, incluye la voz de Manuel Parada, con texto de Joaquín López González y
Laura Miranda, en la que aparecen nuevas aportaciones.
5
Clásicos del Cine Español Vol. III - Manuel Parada, Fundación Autor, 2000.
6
“A la muerte de mi padre, y para evitar su dispersión, fueron depositados en la Biblioteca Nacional”.
Correspondencia personal de la autora con Mª Reyes Parada Elícegui, 14 de noviembre de 2005. “Mi
padre era un desastre en organización”, señala Mª Luisa Parada, “no sabía dónde estaba la carta, no sabía
lo que había llegado (…), lo rompía y lo tiraba. O sea, no era de estas personas de guardar”. “A los ocho
días de haber fallecido nos llamó la Biblioteca Nacional. No fuimos nosotros, fue la Biblioteca Nacional”.
“También en una ocasión tuvimos en casa un archivero (…) que se metió allí en casa, organizó todo, lo
puso todo en orden. ¿Cuántos meses se tiró en casa?”. Entrevista familia Parada (2007).
8
Laura Miranda
definitiva del maestro (algunas de ellas incompletas) que en la mayoría de los casos
firmaba las composiciones e incluía datos relativos a las mismas, como la fecha en que
finalizaba la obra o un número de ésta.
El contenido del legado es el siguiente: de las composiciones sinfónicas,
Scherzo para una sinfonía charra, Tres momentos charros y Canciones del caminante –
estrenadas por la Orquesta Nacional y la Sinfónica– en este legado sólo aparece la
última mencionada. De su obra cinematográfica se encuentra casi la mitad de su
producción, incluyendo casi todas las realizaciones españolas producidas entre los años
1940 y 1973, entre ellas películas premiadas como La noche del sábado (1950), Mi
calle (1960), Cristo negro (1962), Nada menos que todo un hombre (1971) ó La duda
(1972). En lo referente a su obra teatral, aparecen registradas –en la mencionada lista
mecanografiada– no sólo las obras originales del compositor (zarzuelas o comedias
líricas, dos de ellas premiadas), sino también las ilustraciones musicales de las
programaciones del Teatro Español durante treinta años. Se encuentran, además, las
partituras de obras referentes a sus colaboraciones con TVE, tales como El Retablo de
pastores –en colaboración con el poeta García Nieto–, la serie Tintín y Pasitas, la
cabecera del No-Do y música para muchos de estos documentales, obras teatrales para
niños, villancicos, canciones y algunas de sus marchas militares premiadas.
En cuanto a las fuentes audiovisuales, en la mayoría de los casos existen los
films en formato VHS o DVD 7 . La Filmoteca Nacional permite el visionado de las
películas con un tiempo de espera aproximado de dos meses, pero un análisis
exhaustivo de los materiales audiovisuales exige trabajar con el ordenador durante un
largos períodos de tiempo. Esta entidad realiza copias de las cintas a condición de ser
utilizadas sólo con fines de investigación, aunque los costes son extremadamente altos.
Aún así, tras ponerme en contacto con Marte Films, logré que la Filmoteca Nacional me
enviase una copia de su película Alhucemas (J. López Rubio, 1948). Además de la mala
calidad de la cinta, éste fue un caso excepcional y el gran problema de las fuentes
audiovisuales fue paliada gracias a Internet, donde encontré las versiones originales de
gran parte de las películas musicadas por Parada.
Debo decir aquí que, desde el comienzo de mi investigación, el crecimiento de
las películas españolas de los años cuarenta al sesenta en la red ha sido exponencial,
7
La compañía Divisa Ediciones colaboró en la edición (primero en VHS, luego en DVD) de parte del
corpus cinematográfico español desde los años cuarenta, incluyendo La mies es mucha (J. L. Sáenz de
Heredia, 1948). Asimismo, Los clarines del miedo (Antonio Román, 1958) fue digitalizada por Filmax.
9
Capítulo 1. Introducción
hecho que facilitó en gran medida mi trabajo de búsqueda de fuentes, inicialmente muy
lenta y tediosa. De otro modo, el análisis de la mayor parte de este corpus no habría sido
posible. Los manuscritos musicales, las películas y la bibliografía (escueta) sobre el
autor y más abundante sobre el cine del franquismo fueron las fuentes principales
empleadas en la realización de este trabajo. También recurrí al vaciado de prensa,
encontrando numerosas referencias a Parada en periódicos de la época, así como
revistas especializadas, en especial de los estrenos teatrales y filmográficos del maestro.
El profesor Josep Lluis i Falcó me cedió generosamente una selección de recortes de
prensa sobre la figura del maestro y, asimismo, en el legado de la Biblioteca Nacional se
encontraban recortes de prensa que el propio Parada o su familia conservaron, algunos
de ellos sin fecha, que arrojaron algo más de luz a la información recabada con el
vaciado.
El siguiente paso consistió en la ordenación de las obras del autor que, como ya
mencioné más arriba, se encuentran depositadas en cajas y están sin catalogar;
consideré importante dedicar algo de tiempo a la organización de las mismas para su
posterior utilización, con lo que este trabajo incluye una base de datos (véanse Anexos
en formato electrónico, en el CD) que contiene un catálogo de los manuscritos del autor
en la Biblioteca Nacional divididos según género. Para la elaboración de las fichas
técnicas de las películas que analizo he recurrido a los datos contenidos en la página
web de la Filmoteca Nacional (www.mcu.es). Todas las películas cuya música fue
compuesta por Manuel Parada aparecen, para evitar confusiones, citadas y catalogadas
según la referencia de la Biblioteca Nacional: (MPxx), donde las mayúsculas se
corresponden con las iniciales del nombre y primer apellido del autor y, a continuación,
aparece el número de catalogación de la obra.
Procedí también a la búsqueda de fuentes en archivos madrileños, ya que el
maestro Parada ocupó cargos directivos en la SGAE y el Teatro Nacional a lo largo de
su trayectoria profesional. Encontré noticias en boletines y memorias de diferentes años,
principalmente las décadas de los cincuenta y sesenta, que se reflejan a lo largo del
trabajo, aunque no las consideré de gran interés para este trabajo de investigación en
concreto porque suelen hacer referencia al trabajo de Parada como directivo de estas
entidades. En el archivo de la biblioteca de la Fundación Juan March aparecen diversas
referencias al maestro, pero ninguna relacionada con su música cinematográfica. Como
entradas propias aparecen sólo Rianxeira –verso de José Ramón Fernández Oxea– y La
10
Laura Miranda
canción de mar 8 , títulos muy conocidos del autor. Aún así, aparece en muchos registros,
aunque siempre se menciona al escritor de la obra como autor y a Parada como el
compositor de la música en escena; en otras ocasiones, también en fotografías 9 .
Destacan asimismo La tejedora de sueños 10 , de Buero Vallejo, para la que compuso una
canción, e Irene o el tesoro, también de Buero Vallejo, para la que Parada escribió una
Nana. En El primo alumbrao, manuscrito original de los hermanos Fdez.-Shaw (Mayo
de 1951) aparece la música asignada a Jacinto Guerrero. Sin embargo, es Parada quien
figura como autor en el manuscrito mecanografiado y los recortes de prensa, con lo que
supongo que, en un primer momento, se contó con el maestro para tal trabajo.
Así las cosas, la interesante cantidad de referencias de Parada en la Fundación
Juan March enriqueció la base de datos y he incluído un campo etiquetado –para evitar
confusiones– según la nomenclatura y formato disponible en este archivo. Como ya
señalé, el compositor aparece en general como secundario, con lo que la nomenclatura
no sigue unas reglas fijas (depende de quién se considere el autor principal), pero un
acercamiento a la base de datos añade información relevante al grueso de la obra del
autor y, como mencioné más arriba, pueden verse fotografías de algunos montajes
teatrales donde aparece el maestro Parada. Asimismo, la base de datos incluye datos
referentes a las películas cuya música compuso el maestro Parada: título, director,
guionista, productora e intérpretes principales, con lo que pueden realizarse búsquedas
guiadas según diferentes criterios y relacionando las tres tablas expuestas sobre el
trabajo del maestro.
De mis visitas al Archivo de Censura de Alcalá de Henares obtuve
informaciones muy interesantes; un intenso vacío en lo referente a la música
cinematográfica se convirtió en tónica general durante la búsqueda de noticias: recortes
de prensa sobre la recepción de estrenos, informes de censores sobre cuestiones de
guión y estética visual, pero casi nada referente a la música de las películas. No hallé
ninguna regla expedita sobre el modo de hacer de los profesionales del medio en cuanto
a los números no diegéticos y alguna que otra sobre los diegéticos en películas
relevantes para el régimen (caso, por ejemplo, de Raza). Es evidente el interés del
régimen por los números diegéticos, apareciendo en los créditos iniciales de muchos
8
Sólo aparecen fotos de la función, no la partitura.
9
Por ejemplo, Elena, te quiero (F-537), en la que aparece saludando en el centro al finalizar la función;
La canción del mar (F-595), donde aparecen imágenes de la función.
10
(T-20-Bue).
11
Capítulo 1. Introducción
11
I – VI Simposios Internacionales La creación musical en la banda sonora (Salamanca, 13-15 de
noviembre de 2002; 27-30 de abril, 2004; 9-11 de octubre, 2006; 24-26 de noviembre, 2008; 28-30 de
abril, 2010; 22 y 23 de septiembre, 2011).
12
Barcelona (25-28 de octubre, 2000), Oviedo (17-20 de Noviembre, 2004), Cáceres (12-15 de
noviembre, 2008).
12
Laura Miranda
Capítulo 1. Introducción
14
La autora publica en el mismo libro La estética de la música.
14
Laura Miranda
15
Véanse, por ejemplo, las relaciones binomiales de posguerra entre Juan de Orduña y Juan Quintero o
entre Edgar Neville y Muñoz Molleda.
16
Música y cine en la España del franquismo: el compositor Juan Quintero Muñoz. Tesis doctoral,
Universidad de Granada, 2009, bajo la dirección de Antonio Martín Moreno. Publicada en formato
digital: http://digibug.ugr.es/handle/10481/2178.
15
Capítulo 1. Introducción
Laura Miranda
Spanish cinema (1998), en el que analizan los diferentes estilos que abarca el cine
español desde los años ’30 hasta los ’70, desde el período republicano, pasando por el
régimen autoritario franquista. Julian Smith se acerca en “Towards a cultural studies of
the Spanish State” (1999) en su planteamiento al sociólogo francés Pierre Bourdieu.
Editado por Peter William Evans, Spanish cinema. The auterist tradition (1999)
propone una compilación de artículos, shcada uno de los cuales trata sobre una cinta
española de un director clave, ordenadas por orden cronológico desde 1952 hasta la
actualidad; con aportaciones nacionales y extranjeras, defiende la postura del cine de
autor y se aleja del factor industrial o de receptividad, centrándose en las características
estéticas que definen la obra dentro de su contexto histórico-político. Heroines without
heroes (2000), editado por Ulrike Sieglohr, propone la reconstrucción de la identidad
femenina en el cine europeo: el primer volumen trata, a través de artículos de diversos
autores (entre ellos, la española Núria Triana-Toribio) cuestiones de género en el cine
europeo, que jugaron un papel primordial en la redefinición de la identidad nacional. El
libro compara las diferentes formas en que los cines nacionales europeos representaron
a la mujer durante el período de transición entre guerras. En 2004 las cuestiones de
género en el cine español son planteadas por Steven Marsh y Parvati Nair en Gender
and Spanish cinema (2004), donde los editores recogen artículos de, entre otros, Jo
Labanyi y analizan tópicos como el cuerpo, la interpretación, el deseo y la fantasía: no
consideran el género de manera aislada, sino en el contexto del nacionalismo, la raza y
la memoria, el psicoanálisis y la historia.
Spanish national cinema (2003) es el primer libro de Núria Triana-Toribio,
donde lleva a examen la idea de “lo español”, estudiando casos concretos que subrayan
cómo la industria cinematográfica española funciona como una industria cultural
nacional. La autora evalúa la influencia de Hollywood en el cine contemporáneo,
centrándose no en el cine de autor, sino en el cine popular y comercial.
Spanish popular cinema (2004) es el primer libro de origen anglosajón centrado
en la producción del cine popular en España, abarcando desde los musicales de los años
’30 y ’40 hasta las películas de horror de los ’90, desde el cine histórico de los ’40 hasta
el fenómeno de Marisol. Tras un breve y conciso repaso a la rápida evolución de los
Spanish cultural film studies, el capítulo de Lázaro-Reboll plantea la definición de los
conceptos de “cine popular” y “españolada” y revisa los principales géneros de la
historia del cine español. Entre otros, el autor critica los planteamientos de Marvin
17
Capítulo 1. Introducción
18
Laura Miranda
Capítulo 1. Introducción
por Adorno y Eisler en un intento por “corregir” los derroteros que estaba tomando la
composición para cine en aquellos años, teniendo en cuenta que el empleo de la técnica
del leitmotiv era una práctica muy extendida. Adorno contrapone la esencia de la
melodía con la del tema; ve claramente al tune de origen anglosajón como una categoría
melódica y concluye que lo contrario de la melodía no es “lo no melódico, sino la
liberación de la melodía de sus trabas convencionales” (T. Adorno y H. Eisler, 1976:
21-23). Asegura, por otro lado, que “la exigencia de discreción” no significa
“aproximación al ruido, sino pura y simplemente trivialidad”, lo que era evidente en el
film musical y arrevistado (T. Adorno y H. Eisler, 1976: 25). Adorno critica el uso de la
música preexistente en las películas de época, con la idea de sumergir al espectador en
el contexto histórico del film. Resulta interesante la apreciación que hace, señalando que
“el carácter absurdo de estas manifestaciones puramente decorativas se hace patente por
su contraste con el carácter necesariamente moderno de la técnica cinematográfica” (T.
Adorno y H. Eisler, 1976: 30). Los autores encuentran absurda la idea de arte aplicado
en que queda resumida la función de la música; es decir, mero decorado, en lugar de
conferir carácter, funcionalidad y dramatismo al film. La función de la música como
mero soporte ilustrativo, criticaban duramente los autores, “queda reducida a ser un
estimulante barato”, puesto que el cliché “realmente hace mucho tiempo ya que no
ilustra nada” (T. Adorno y H. Eisler, 1976: 27-28).
El cine y la música fue un trabajo precursor en el ámbito de la música
cinematográfica que ayudó a sentar las bases para análisis posteriores, visionando parte
de la problemática de la industria del cine en los años ’40 y ’50. Su principal problema
es el posicionamiento político de los autores, que les lleva a una subjetividad
ampliamente superada en los años ’60 con la llegada de los estudios culturales de la
Escuela de Birmingham. La consideración de los espectadores como así como la
consideración de la industria como único activo interesado en la creación de la una
cultura del ocio, han de considerarse los principales puntos flacos de su tesis.
Las teorías neo-marxistas de años posteriores –debido, entre otras, a las críticas
culturalistas– han intentado recomponer parte de tales presupuestos, remodelándolos de
acuerdo con los nuevos tiempos. Sin embargo, continúan sin aclararse ciertos aspectos
referentes a la práctica musical, puesto que la insistencia de Adorno en la no utilización
de fórmulas ni clichés lleva a preguntarse qué clase de procedimiento compositivo es
más adecuado, interrogante sin respuesta en el texto. Queda así patente que Adorno se
20
Laura Miranda
Capítulo 1. Introducción
Laura Miranda
23
Capítulo 1. Introducción
estudiosos de cine (Rick Altman, Béla Balazs, Noël Burch, Christian Metz y otros), así
como útiles modelos analíticos de una selección de textos fílmicos del siglo XX.
En los años noventa aparece una serie de trabajos importantes en el mundo
anglosajón dentro del ámbito de la semiología, que merece un lugar aparte dentro de
nuestro campo de estudio. En estos momentos la música de cine comienza a tener un
lugar propio y destacado en el mundo académico, no relegándose a ciertos manuales de
consulta obligada como el de Gorbman. Así, destaca el trabajo de Kathryn Marie
Kalinak, que en 1992 publica Settling the score: Music and the classical Hollywood
film. En él, plantea la gran importancia de la música fílmica, la cual, aun siendo
incidental, es de extrema importancia como articuladora de emociones en la pantalla y
como iniciadora de respuestas por parte del espectador22 .
El trabajo pretende mostrar la importancia de la música en el medio
cinematográfico, puesto que al comienzo de los años noventa aún se veía a la música de
cine como un añadido, subordinado siempre a la imagen. Se pretendía, dentro del marco
del post-estructuralismo, un acercamiento a las reacciones causadas por la música en el
espectador y no sólo el análisis del texto fílmico. Tras unos capítulos introductorios en
los que expone diversas teorías sobre música fílmica, la autora analiza ejemplos básicos
tratados con anterioridad por otros autores, prestando especial atención a clásicos como
Captain Blood de Erich Korngold (Michel Curtiz, 1935) o The informer de Max Steiner
(John Ford, 1935). Kalinak demuestra a través de estos análisis que el estilo clásico de
las bandas sonoras institucionalizado en la década de los años treinta sigue presente en
los años ochenta a pesar de los cambios sufridos por la industria, definido por
convenciones estructurales que han trascendido el lenguaje musical empleado, el medio
a través del que se expone la banda sonora (bandas, orquestas,...) e incluso el estilo
personal del compositor. Tal vez el principal logro de la autora consista en haber escrito
un libro pionero en su campo no sólo dirigido a musicólogos, sino a estudiosos de cine
en general, aportando a lo largo del discurso algunas definiciones necesarias para el
buen entendimiento de su exposición.
En una línea un tanto diferente, Film theory goes to the movies de Jim Collins,
presenta una perspectiva que abarca los campos de la industria cultural, el
deconstructivismo, los estudios de género y la teoría posmoderna, así como desarrollos
22
La autora ejemplifica este hecho a título ilustrativo con el tema fetiche de Jaws (Tiburón, Steven
Spielberg, 1975), capaz de transformar una pacífica imagen del océano en una pesadilla amenazadora.
24
Laura Miranda
Capítulo 1. Introducción
proyectada por el espectador (el audioespectador, de hecho) sobre lo que ve, como si
emanara de ahí naturalmente” (M. Chion, 1997: 209). Más cercano al mundo del
videoclip, propone la “teoría de los poliedros”, que consiste en la sucesión de varias
imágenes a la vez a modo de prisma, como una sobreimpresión de imágenes (M. Chion,
1993: 140). A pesar de sus indudables aportaciones a este campo es, sin embargo,
criticable su falta de terminología musical y/o musicológica, supongo que debido al
carácter divulgativo de la obra.
En 2001 Caryl Flinn, autora de varios escritos sobre música de cine y teoría de
género, publica su famoso Strains of Utopia: Gender, Nostalgia, and Hollywood Film
Music, en el que mediante un ingenioso juego de palabras 25 explora los elementos del
romanticismo que aparecen reflejados en la obra de autores como Erich Korngold o
Bernard Herrmann. Sostiene que las películas clásicas vinculan la música con la idea de
un pasado perdido e idealizado –como es el caso de Gone with the wind, en un intento
por captar la grandeza del Sur–, añadiendo que muchos films tratan este impulso
utópico como un rasgo feminizado. La autora, valiéndose del post-estructuralismo,
marxismo, feminismo y el psicoanálisis, sitúa los scores 26 de películas hollywoodienses
dentro de una estética romántica, anotando las afinidades teóricas y compositivas entre
los autores del período y Wagner, y poniendo especial énfasis en los conceptos autoría,
creatividad y feminidad.
El musicólogo Philip Tagg 27 , influído por la semiología estructural, con trabajos
importantes como Kojak: 50 Seconds of Television Music. Towards the Analysis of
Affect in Popular Music (1979) ó Fernando the Flute (1991) –además de artículos
importantes por su contenido ideológico como “An anthropology of stereotypes in TV
music?” (1989) ó “Music, moving image, semiotics and the democratic right to know”
(1999), donde propone su conocido análisis musemático–, se ha introducido en los
últimos años en el mundo de la música cinematográfica. Tagg publica con Bob Clarida
Ten little title tunes (2003), donde se acerca a la música cotidiana. El libro documenta
las asociaciones paramusicales de cientos de oyentes con diez extractos de música
aparecidos en un contexto televisivo o cinematográfico, analizando los VVA (Verbal-
25
En singular, “strain” se utiliza como torcedura o tensión, mientras que en plural “strains” puede
traducirse por son o soniquete.
26
En general –y a pesar de emplear su traducción español en los sucesivos capítulos– prefiero el término
original en inglés, puesto que sus posibles traducciones (banda sonora original, música de la película,...)
pierden significado con la traducción.
27
Para una referencia extensa sobre sus trabajos, véase su página web: www.tagg.org.
26
Laura Miranda
Capítulo 1. Introducción
29
Asimismo, la autora trató esta casuística en la Universidad de Oviedo en la conferencia “The sound of a
new film form”, Ciclo Conferencias Abiertas (Oviedo, 11-3-2008). En internet:
http://mediateca.uniovi.es/visor2/-/journal_content/56_INSTANCE_iV9s/10910/87380.
28
Laura Miranda
Capítulo 1. Introducción
izquierda de los años noventa, sin perder de vista la composición musical como base de
sus argumentaciones.
En los últimos años, en el estudio de la música de cine se tiende cada vez con
mayor frecuencia a favorecer discursos sobre la teoría de recepción o el género, por
ejemplo, dejando de lado la perspectiva de la partitura, es decir, el análisis formal de la
música. Apostar como única vía por estas teorías olvida un elemento fundamental: la
composición musical. Ante este hecho, no cabe menos que preguntarse si los cauces que
están adoptando los estudios fílmicos postestructuralistas debieran optar por una vía en
la que las tres perspectivas descritas por Kassabian tuviesen cabida, aún a pesar de la
dificultad de tamaña empresa. A mi enteder, queda claro que el trabajo en equipo será
en el futuro la única opción posible para acometer el estudio de la música en el
audiovisual, habida cuenta de la importancia de campos como la psicología, la
sociología, los estudios culturales o el propio análisis musical en este terreno.
30
Laura Miranda
Capítulo 1. Introducción
31
Cuando el sujeto presenta reminiscencias de su propia realidad alterada, actúa el inconsciente; en caso
de ser transportando a un universo totalmente diferente, es el inconsciente colectivo quien actúa.
32
Laura Miranda
33
Capítulo 1. Introducción
32
También en internet: http://www.cognitiveliberty.org/5jcl/5JCL59.htm.
34
Laura Miranda
Capítulo 1. Introducción
una fase inicial, proponen alternativas al enfoque cognitivo del estudio y análisis de la
música en el cine que no deben obviarse.
En cuanto al método analítico que he empleado para desbrozar los textos
fílmicos, haré las siguientes aclaraciones. El análisis de cada película consta de: 1) un
resumen y aclaraciones no necesariamente musicales, sino de teoría fílmica; 2) una
sinopsis narrativa de la película; 3) el análisis musical en relación con la imagen. En
este tercer punto, se estudian los números diegéticos y no diegéticos, así como los
bloques más destacados en silencio musical, aunque en muchas ocasiones se
entremezclen en el estudio de una escena concreta. Para llevar a cabo este análisis he
tenido en cuenta la metodología de varios autores de referencia (algunos ya
comentados).
Como ya he señalado anteriormente, Anahid Kassabian propone en varios de sus
artículos y libros que la categorización clásica de la música en el audiovisual en
diegética y no diegética es inapropiada por dos razones: 1) son frecuentes escenas cuya
música no encaja en ninguna de estas categorías y 2) la idea de una “diégesis” que
pueda o no incluir música sugiere que ésta no participa en la consecución de tal
diégesis. Varios autores han definido la diégesis en este campo; una de las más
conocidas es la de Claudia Gorbman: “el mundo espaciotemporal de las acciones y
personajes implicados en la narración” (Gorbman, 1987: 21). Kassabian recuerda,
asimismo, algunas aportaciones en este campo, como la idea de la música
“metadiegética” (Gorbman), “ambidiegética” (Morris Holbrook) o “inner scoring”
(Elena Boschi), demostrando la negativa por parte de varios estudiosos de este campo a
emplear tales términos, considerándolos obsoletos (A. Kassabian, 2009: 47) 33 . Si bien
esto es cierto, voy a emplear esta terminología por las razones que expongo a
continuación, aunque en algunos casos introduzco algunos conceptos propuestos por los
autores mencionados .
Para el análisis de los números o bloques musicales emplearé una terminología
básica en detrimento de otras más actuales que niegan la eficacia de estas expresiones
convencionales. Pese a estar de acuerdo con los autores que rehúyen estos conceptos,
caso de Kassabian, los empleo en este trabajo porque considero su utilidad práctica.
Como ya he expuesto con anterioridad, con el devenir de los años los avances en el
33
Para profundizar en esta cuestión, que desborda este trabajo y está en plena actualidad, véanse el
capítulo de Gorbman 2003, p. 35-47; y el interesante artículo de Robynn J. Stilwell, 2007, donde la autora
departe sobre el “agujero fantástico” que separa los límites de la música diegética y no diegética.
36
Laura Miranda
Capítulo 1. Introducción
38
Laura Miranda
34
No aparecen reflejados los bloques musicales compuestos por Parada que no se incluyeron en los
montajes finales de las películas.
39
Capítulo 1. Introducción
Al visionar las películas y comparar los bloques musicales con los manuscritos
originales de Parada, percibí una diferencia de ½ tono que se mantenía más o menos
constante en todos los análisis. Según fui informada, era bastante frecuente en los cines
de la época buscar una sonoridad más brillante, para lo cual se hacía correr a las
máquinas que incluían las bobinas de cinta electromagnética. Al obligar a las máquinas
a trabajar más rápido, se desajustaba el sonido original de las películas. Como la
conservación de gran parte de las grabaciones de películas de la época de estudio era
bastante precaria, las cintas se digitalizaron a partir de copias que, en muchos casos,
habían sido utilizadas o modificadas. Por ejemplo, en el caso de Las aguas bajan
negras, hube de transcribir algunos temas y canciones populares cuyos originales no se
encontraban entre los manuscritos de Parada 35 .
35
Aunque estudiaré esta película con más detenimiento en el apartado correspondiente, el tema de los
mineros, que en la película aparece en Re#, fue escrito originalmente en Re. De igual modo, el órgano de
la iglesia que toca el médico durante la misa dominical, que suena en Sol#, fue pensada originalmente en
Sol.
40
CAPÍTULO 2. Apuntes sobre el cine español
Laura Miranda
Capítulo 2. Apuntes sobre el cine español
Laura Miranda
4
Para un estudio exhaustivo acerca de la productora, remito al trabajo de Fanés, 1982, así como al más
reciente artículo de Evans, 1995.
45
Capítulo 2. Apuntes sobre el cine español
(Ricardo de Baños, 1933), Rosario la cortijera (León Artola, 1935) y, entre otras,
María de la O (Francisco Elías, 1936). El cine religioso también contó con obras
importantes, como la citada El agua en el suelo o Sor Angélica (Francisco Gargallo,
1934). Sin embargo, el género de misterio y el policíaco apenas fueron tratados durante
la república y habrá que esperar a los años cuarenta, de la mano de un particularísimo
director como Edgar Neville con su trilogía La torre de los siete jorobados (1944),
Domingo de Carnaval (1945), y El crimen de la calle Bordadores (1946).
46
Laura Miranda
propaganda y de guerra, las producciones de SIE Films optaron también por el cine
comercial que marcaría la actividad cinematográfica de la zona republicana.
La Sección de la Industria del Cine afiliaba, en julio de 1936, a unos 400
trabajadores del gremio. Así las cosas, el Comité Económico de Cines fue el encargado
de promover la normalización de la industria tras la sublevación, creando en primer
lugar un Comité de Producción, que se encargaba de las cuestiones de índole económica
y coordinativa. A continuación se estableció una plantilla de producción, donde se
incluyeron directores, guionistas, actores, músicos,... al tiempo que el SUEP ( Sección
de la Industria Cinematográfica del Sindicato Único de Espectáculos Públicos) se
transformaba en el Sindicato de la Industria del Espectáculo (SIE), que contaba con 6
comités económicos y 26 secciones, entre ellas la Sección de la Industria del Cine (R.
Sala Noguer, 1993: 53). Desde este cambio, SIE se encargaría de producir los filmes
anarcosindicalistas y distribuir los filmes sindicales.
El Comité de Producción estaba formado, entre otros profesionales del medio,
por Antonio Cánovas, Antonio Graciani (hijo), F. Alemany y Juan Bernet, que
consiguió un grado bastante considerable de organización. Entre otras obligaciones, el
comité decidía si los originales literarios seleccionados habían de filmarse y
seleccionaba al director, primer ayudante, operador, segundo operador e intérpretes. A
partir de este momento, se trabajaba en uno de los dos estudios disponibles: Orphea o
Trilla-La Riva.
El 18 de julio de 1937 se convocó en Valencia un pleno nacional de la CNT, del
que surgió la Federación Nacional de la Industria del Espectáculo, con un Comité
Nacional como órgano rector y Marcos Alcón como secretario. La necesidad de
creación de una productora que distribuyese a nivel nacional fue una de las primeras
decisiones tomadas por la federación y, así, el 7 de octubre de 1937 se planteó la
posibilidad de crear una Comisión Nacional de Producción y también una distribuidora
donde tuviesen cabida infinidad de pequeñas productoras y su material fílmico.
Comenta Sala Noguer que los reporteros cinematográficos se introdujeron de
lleno entre las masas milicianas, “ante las cuales –se cuenta– hubieron de ganarse a
pulso el merecido respeto” (R. Sala Noguer, 1993: 64). En tropel y, en muchos casos
con poca experiencia, los reporteros filmaron una ingente cantidad de material, gran
parte del cual brilla por su falta de nitidez. Aparte del mencionado Reportaje del
movimiento revolucionario, otros trabajos importantes fueron: Barcelona trabaja para
47
Capítulo 2. Apuntes sobre el cine español
el frente (Mateo Santos); Los aguiluchos de la FAI por tierras de Aragón, formado por
los documentales Estampas de la revolución antifascista, La toma de Siétamo y La
batalla de Farlete; y, por último, La conquista del Carrascal de Chimillas (Frente de
Huesca), a cargo de Félix Marquet y Miguel Mutiñó, en la que se narra las actividades
de la columna “Roja y Negra” a finales del 36.
Los documentales de divulgación y adoctrinamiento, encargados de mostrar el
coraje de la milicia en el frente, contaron con un holgado número de cintas: Bajo el
signo libertario –escrito y dirigido por Les, reconocido anarquista; La silla vacía
(Documental de la Circunscripción Sur-Ebro), rodada en Aragón por Valentín R.
González como un intento por superar el formato de reportaje; En la brecha (Aspectos
de nuestra revolución proletaria), dirigida por Ramón Quadreny y El frente y la
retaguardia, realizada por Joaquín Giner en 1937. Además, se prestó gran atención a la
toma de Huesca en División Heroica (En el frente de Huesca), de Félix Marquet y a la
conquista de Teruel en La columna de hierro (Miguel Mutiñó) y Terual ha caído (Lluís
Companys), donde aparecen un sinfín de dirigentes políticos del momento.
Al margen de SIE, el partido dominante en el cerco republicano optó por la
consolidación de un solo cine integrado en el aparato del estado republicano,
subordinado a las necesidades de la guerra y volcado en las tareas de propaganda. Para
cubrir estas necesidades en parte, el PCE y el PSUC filmaron algunas cintas, aunque
escasas: Por la unidad hacia la victoria (Fernando G. Mantilla), ¡Traición! Mola,
Franco, Queipo, Fanjul, Cabanellas y La mujer en la guerra, serie que promueve el
papel de la mujer en la retaguardia de la guerra.
Las Juventudes Socialistas Unificadas produjeron también algunas cintas
encauadras en la secretaría de Agitación y Propaganda –Jóvenes de España. Discurso
de Santiago Carrillo, Demostración deportiva, Joven Guardia– y el noticiario Gráfico
de la juventud, a cargo de Guillermo Fernández.
En Madrid se creó la Cooperativa Obrera Cinematográfica (COC), productora
distribuidora impulsada por Fernando G. Mantilla y formada por cineastas simpatizantes
del PCE (más concretamente, afiliados al Sindicato General de la Cinematografía de
UGT). Su primera producción fue Julio 1936, dirigida por Fernando G. Mantilla, que
había colaborado antes de la guerra en la filmación de documentales con Carlos Velo,
autor de exteriores que más tarde se utilizaron en las primeras cintas bélico-patrióticas
del nuevo régimen. Más tarde, Film Popular seguiría los pasos de la COC, actuando de
48
Laura Miranda
portavoz del PCE y el PSUC y otras organizaciones simpatizantes. Entre sus logros
destaca la producción del noticiario España al día y una serie de documentales, entre
los que se encuadra La mujer y la guerra, escrito y dirigido por el francés Maurice A.
Sollín.
Con el gobierno de Juan Negrín se reorganizaron algunos servicios del Estado,
de tal forma que del Ministero de Estado dependían los Servicios Cinematográficos. Los
nuevos servicios intentaron recabar la mayor parte del material filmado y fueron muchas
las empresas que acudieron a su llamada. Film Popular distribuyó gran parte de los
materiales de la Subsecretaría de Propaganda, con títulos como Un año de guerra
(Arturo Ruiz-Castillo), ¡Viva la República! o Voluntarios de la libertad. Asimismo,
realizó dos encargos del Estado Mayor Central: Ofensiva (Daniel Quiterio Prieto, 1937),
con imágenes de las batallas de Brunete, Quijorna y Villanueva de la Cañada y La no
intervención (Quintero Prieto), en la que se trata la intervención de las tropas italianas
en el conflicto, con imágenes de –entre otras– la batalla de Guadalajara.
El Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya crea a principios
de noviembre de 1936 una Sección de Cinema que pasa a denominarse Laya Films,
formada por los departamentos de producción y distribución (R. Sala Noguer, 1993:
196), y que produjo numerosos reportajes de guerra. Entre ellos, Un día de guerra al
front d’Aragó o Madrid la heroica. Laya Films se ocupó también de la labor
pedagógica,: Niños felices y Protección de la escuela en la retaguaria son ejemplos de
ello.
Los cineastas extranjeros también tomaron partido por la causa republicana y
dos trabajos sobresalieron entre la ingente cantidad de material: por un lado, Tierra de
España, realizada por Joris Ivens y que contó con la colaboración de Ernest Hemingway
en un intercambio mutuo de intereses; por el otro, Sierra de Teruel, del francés André
Malraux, en su única aportación como realizador. (R. Sala Noguer, 1993: 382-395).
Otros realizadores extranjeros se decantaron por el documental-testimonio, caso del
británico Ivor Montagu o los soviéticos Roman Karmen y Boris Makaseiev. En
cualquier caso, dieron testimonio en el extranjero de lo que estaba ocurriendo en España
durante el conflicto armado.
49
Capítulo 2. Apuntes sobre el cine español
5
Para una referencia más extensa sobre el tema véase, entre otros, el interesante artículo de Trenzado
Romero, 2007: “Cine y poder: el cine español y la secularización del discurso público sobre la moral
durante la transición y consolidación democrática”. También online:
http://revistas.ucm.es/cps/11308001/articulos/POSO0707330071A.PDF.
6
P. Sangro y Ros de Olano, ponencia presentada a la Asamblea de la Confederación Católica Nacional
de Padres de Familia, Pamplona, 1937, p. 6.
50
Laura Miranda
Capítulo 2. Apuntes sobre el cine español
“Este film contribuirá en gran medida a comprender la lucha que lleva empeñada el
general Franco, cosa importante, pues España está sintiendo en su propia carne y con más
fuerza que nadie, que la guerra no la tiene que ganar sólo militarmente. El señor Reig llama
la atención especialmente acerca de esto que los rojos emprendieron desde el primer
momento.” (en R. Álvarez Berciano y R. Sala Noguer, 2000: 162)
7
En Memorias de un dictador, recuerda Giménez Caballero que Franco le comentó: “Quisiera que se
ocupara [Millán Astray] de la Propaganda. Como todo está militarizado, hay que contar con algún general
al frente”. Giménez Caballero traza en estas páginas el perfil del general Millán Astray. Giménez
Caballero, 1981, p. 101.
52
Laura Miranda
Capítulo 2. Apuntes sobre el cine español
informaciones (R. Sala Noguer, 1991). Se incluían entre sus noticias informaciones
tardías acerca de la evolución de la zona republicana, en general imágenes de destrozos,
tales como iglesias en llamas o puentes derribados. En muchos casos, las mismas
imágenes se hacían corresponder con diferentes narraciones, una forma básica de
manipulación que, no obstante, cumplía su servicio. El material que se filmaba era
entonces enviado a Berlín, donde se procesaba con indicaciones precisas. Sin embargo,
este noticiario sólo llegó hasta 1942, fecha en la que fue sustituido por el No-Do.
Como señala José Enrique Monterde, el nuevo régimen empleó dos formás
básicas y complementarias para manejar el aparato cinematográfico tras la guerra: un
férreo control y un exacerbado proteccionismo sobre las producciones nacionales (J. E.
Monterde, 2009: 188); medidas que, pese a parecer antagónicas, se mostraron
complementarias una vez acabada la guerra. Tras la creación en 1937 de la Delegación
de Prensa y Propaganda y el Departamento Nacional de Cinematografía al año
siguiente, en noviembre de 1938 se organizó la Junta Superior de Censura
Cinematográfica, cuyas competencias incluyeron también la censura previa de guiones,
además de la concesión de los permisos de rodaje y las modificaciones pertinentes antes
o durante el rodaje. La Comisión de Censura estaba constituída por el Jefe del
Departamento Nacional de Cinematografía, un eclesiástico, el director de Primera
enseñanza del Ministerio de Educación, un representante del ejército y otro de Prensa y
Propaganda 8 .
El gobierno consideró imprescindible en el nuevo giro político de la nación la
implantación del sistema de doblaje (1941), medida que, con el paso de los años, se
volvió nefasta para el cine producido en nuestro país. La costumbre de visionar cine
importado también en español permitió al público la exigencia de mayor número de
películas extranjeras en cartel, puesto que los espectadores preferían estrellas
norteamericanas consagradas en pantalla que, en general, producciones nacionales con
algún rostro conocido. De hecho, la obligatoriedad de doblaje se rescindió en 1947,
aunque para entonces el público ya había convertido la costumbre en hábito, y las cosas
continuaron tal y como estaban hasta el día de hoy. Además, la creación del No-Do
8
Para una referencia más extensa sobre la censura, véanse los imprescindibles trabajos de Gubern, tanto
en solitario (Gubern, 1981) como junto a Doménec Font (Gubern y Font, 1975).
54
Laura Miranda
Capítulo 2. Apuntes sobre el cine español
Como afirma Fanés, durante la primera mitad de los años cuarenta la guerra civil
sigue siendo un trauma que marca profundamente a la sociedad y del que no se habla,
savo contadas excepciones, que derivaron en un intento de creación de cine bélico
iniciado con Raza (J. L. Sáenz de Heredia) y que no cuajó. Pese a la creencia
generalizada, el 80% de la producción de Cifesa durante la década de los cuarenta fue
comedia; los dramas de corte histórico dirigidos por Orduña –Locura de amor (1948),
Agustina de Aragón (1950), La leona de Castilla (1951) y Alba de América (1952)–
quedaron en segundo plano porcentual frente a los films de una pulcra temática amorosa
de ascenso social y unos cuidados decorados de la productora que, según Fanés, se
convirtieron en estandarte de Cifesa (F. Fanés, 1982: 124).
A mitad de la década entra en escena Cesáreo González, quien convirtió en su
máxima la afirmación de que “un intelectual no debe ver cine porque el cine no es para
intelectuales. El cine es para gente como yo” (P. I. Taibo I, 2002: 91). Movida por las
posibilidades de un negocio en vías de expansión y la decadencia en la que entraba su
más directa competidora, Suevia Films se decantó por un cine sin complicaciones,
sencillo y cercano a la gente que buscaba en la posguerra un entretenimiento similar al
del fútbol de los domingos o las corridas de Dominguín, y no al cine de Einsenstein o
Griffith. Sin embargo, y pese a que Suevia intentó desarrollar todo su potencial sin
significarse en el terreno político, el cine bélico tiene en estas dos productoras sus
mayores benefactores puesto que, si bien Raza (J. L. Sáenz de Heredia, 1941), Harka
(C. Arévalo, 1941) o A mí la legión (J. de Orduña, 1942) son ejemplos inequívoco de
las tendencias políticas de la primera, películas como Bambú (J. L. Sáenz de Heredia,
1945), El abanderado (E. Fernández Ardavín, 1943) o Polizón a bordo (F. Rey, 1941)
fueron creadas con el consentimiento de Cesáreo González, aunque sí es cierto que en
56
Laura Miranda
estos casos el condicionante político se empleó como excusa para una línea argumental
sencilla de amoríos y desventuras.
Acabada la guerra, Benito Perojo y Florián Rey se alzaban como los más
importantes directores del cine español, destacando el trabajo del segundo en los
estudios de Berlín con su mujer, la actriz Imperio Argentina. Sin embargo, una nueva
oleada de directores tomarán el relevo en esta nueva etapa: José Luis Sáenz de Heredia,
junto con Rafael Gil y Juan de Orduña encabezarán la lista de realizadores, que contaba
entre sus filas con Luis Marquina, Luis García Maroto, Ignacio F. Iquino y Edgar
Neville –sin duda, el más independiente de todos ellos y el más incomprendido en su
momento.
Con una brillante carrera en los años cuarenta, Sáenz de Heredia obtuvo éxitos
tan sonados como Raza (1941), El escándalo (1943), Bambú (1945), Mariona Rebull
(1947) ó La mies es mucha (1948), no adscribiéndose a una tendencia concreta, aunque
potenciando la ideología dominante mediante un discurso que lo señaló como cercano al
régimen. Por su parte, Rafael Gil debutó con la comedia protagonizada por Antonio
Casal, El hombre que se quiso matar (1941), y continuó haciendo películas tan
interesantes como la hilaranate Eloísa está debajo de un almendro (1943) o
adaptaciones literarias tan exitosas como El clavo (1944), La pródiga (1946) y La fe
(1947). Neville, que no cosechó en vida grandes éxitos, realizó varios trabajos en Roma
tras la guerra, que desembocaron en una interesantísima trayectoria en España, con
títulos emblemáticos como su trilogía de policíacos –La torre de los siete jorobados
(1944), Domingo de Carnaval (1945) y El crimen de la calle Bordadores (1946)–, su
comedia La vida en un hilo (1945), la adaptación de Nada (1947) –con guión de
Conchita Montes– o El último caballo (1950).
En el cine español de posguerra aparecen comedias, películas bélicas, históricas,
folklóricas, musicales, dramas, policíacas, religiosas, taurinas e incluso de dibujos
animados. Como dato importante, de entre todas estas tipologías, las películas que
expusieron una clara ideología de poder resultaron ser la minoría; porque, como apunta
Monterde, cantidad no implica necesariamente significatividad (J. E. Monterde, 2009:
230).
57
Capítulo 2. Apuntes sobre el cine español
Señala Monterde que tres son los factores decisivos para determinar las lindes de
esta etapa cinematográfica española: la presencia de España fuera de nuestras fronteras,
reflejada en la vuelta de los embajadores en 1951; la problemática interna, con las
huelgas obreras en Cataluña, el País Vasco y Asturias; y el nacimiento de nuevas formas
de oposición al sistema establecido, como la contestación universitaria, especialmente
virulenta en 1956. Además, la llegada de los tecnócratas al poder y su Plan de
Estabilización (1959) y el cargo de Arias Salgado como ministro de Cinematografía
(1951-1962) contribuyen a las bases desde las que el nuevo gobierno de Fraga Iribarne
plantearía un modelo más aperturista gracias a los Planes de Desarrollo, con el turismo
y la emigración exterior como principales generadores de divisas (J. E: Monterde, 2009:
239-245).
La Iglesia unificó criterios de censura en 1950 con la creación de la Oficina
Nacional Permanente de Vigilancia de Espectáculos, desde donde etiquetaba a las
películas de “1” (“apta para todos los públicos”) a “4” (“gravemente peligrosa”).
Además, en lo que a cuestiones económicas se refiere, el Sindicato Nacional del
Espectáculo (SNE) propuso categorizar las películas en 6 grupos a la hora de otorgar
subvenciones: “interés nacional” (50%), “primera A” (40%), “primera B” (35%),
“segunda A” (30%), “segunda B” (25%) y “tercera” (sin subveción), aunque
posteriormente se eliminarion las subvenciones a los filmes de segunda B y tercera
categoría. En 1958 se creó el “crédito cinematográfico a plazo medio”, dependiente del
Banco de Crédito Industrial, de modo que el crédito sindical perdió protagonismo ante
las subvenciones y creditos a plazo medio.
En 1955 se creó la “cuota de distribución”, que obligaba a distribuir una película
española por cada 4 extranjeras. Con esta medida se intentaba paliar la predominancia
del cine norteamericano sobre el español. Asimismo, continuó vigente la “cuota de
pantalla” que, como ya señalé en el epígrafe anterior, obligaba a exhibir una película
española por cada 6 extranjeras, aunque conforme avanzaron los años estos porcentajes
sufrieron modificaciones. Por añadidura, se pretendió establecer una red de
coproducciones con otros países, aunque estas medidas hubieron de verse restringidas a
colaboraciones con Francia e Italia:
58
Laura Miranda
“En vez de asumir el tímido reto de potenciación de la calidad iban a preferir mantener la
dinámica del clientelismo y el chanchullo, donde la consideración cultural del cine era
excepcional y donde siempre predominaba la doctrina del beneficio inmediato y no de la
inversión a medio o largo plazo.” (J. E: Monterde, 2009: 257)
Capítulo 2. Apuntes sobre el cine español
Laura Miranda
9
García Escudero desarrolló una interesante labor crítica dentro del campo cinematográfico español, con
frecuentes publicaciones . Véanse, entre otras, García Escudero, 1954; 1958; y 1962.
61
Capítulo 2. Apuntes sobre el cine español
62
CAPÍTULO 3. Apuntes biográficos y trayectoria
profesional de Manuel Parada
Laura Miranda
3.1 Círculo personal y vida social de Parada: la “otra generación del ‘27”
Debido a sus encargos para teatro y el género lírico, además del cine, Parada
mantenía una estrecha relación con autores vinculados a la “otra” generación del ’27. Se
ha comprobado que mantuvo fructíferas relaciones profesionales con José López Rubio,
los hermanos Mihura o Edgar Neville (apartado 3.2), pero en las siguientes páginas
presentaré el pensamiento de Parada, su círculo de amistades con mayor detenimiento.
Parada contrae matrimonio con Mª Reyes Elícegui Cans el 19 de noviembre de
1941. Aunque tuvieron 5 hijos, sólo sobreviven Mª Reyes, Mª Luisa y Mª del Pilar,
puesto que dos fallecieron: Mary Luz Parada murió en Madrid en 1948 y Manuel
Antonio murió en La Coruña en el verano de 1957. Pese a los comentarios vertidos
acerca de su filiación política, lo cierto es que su familia sostiene que Parada fue un
liberal moderado, algo que encaja con el círculo personal que frecuentó. Durante la
entrevista que mantuve con Marisa, una de las hijas de Parada, me comentó con pesar
que el calificativo de “pro-régimen” es un sambenito que acompañó a su padre, aunque
la verdad era bien distinta: “Él tenía su vida dentro del mundo de la cultura y pare usted
de contar. De política nada, o sea, entre la cultura, ¡pero vamos!, de escritores, de
literatos, de músicos, en este ambiente. Y la gente que venía a mi casa era toda gente de
ese estilo” 1 .
1
Entrevista con Mª Luisa Parada (2007).
65
Capítulo 3. Apuntes biográficos
“En su forma de ver la vida, el tipo de vida que les dio [a sus hijas] fue mucho más
avanzada que la que les correspondía en la sociedad sórdida del Madrid de aquella época.
Le gustaba mucho viajar, le gustaba mucho ir a Francia, las ideas nuevas, hablar de todo; de
poesía, de literatura, de política. (...) Cuando tratabas a Jesús Romo, a Salvador Ruiz de
Luna, a Pepe López Rubio o a la gente que le correspondió de su círculo, de tener una
amistad mucho más cercana, yo no sentía la impresión de estar con franquistas. No por
trabajar en esa época, quiere decir que seas de ese régimen” 3 .
Parada entabló amistad con Alfredo Kraus a raíz de la inauguración del teatro de
la Zarzuela, donde Kraus interpretó un papel en Doña Francisquita, mientras Parada
dirigía. En esa época, el maestro solía trabajar durante las mañanas en el despacho de la
SGAE y por la tarde ensayaba en el teatro. La familia de Parada tenía un palco para
asistir a ensayo y así fue como conocieron a los grandes de la lírica del momento.
Parada asistía a todos los conciertos de la Monumental y del Palacio de la Música.
A Parada le fascinaba la cultura francesa, sobre todo la poesía, y leía Le Figaro y
Paris Match. Viajaba con relativa frecuencia a París porque había trabado amistad con
el delegado de la SGAE española en París, desde donde podía acceder a la Francia
progresista. El amor de Parada por Francia lo motivó a enviar a sus hijas Mª Pilar y Mª
Reyes a Francia, animándolas a sacar el carnet de conducir a los 18 años y buscar
trabajo, algo poco frecuente para una chica acomodada de la época 4 .
Entre sus amigos íntimos se encontraban Federico Moreno Torroba, Víctor Ruiz
Iriarte, José López Rubio, Antonio Mingote, Jesús Guridi, Jacinto Guerrero –que lo
consideraban “casi de la familia”–, Buero Vallejo y un entonces joven Antón García
2
La familia conserva una interesante cantidad de Christmas navideños de Mingote.
3
Comentario del marido de su hija Mª Pilar. Entrevista con la familia Parada (2007).
4
Su hija Mª Luisa recuerda que, en París, ella y Mª Reyes se habían encontrado con Ruiz Iriarte. En el
hotel se encontraba Jean Coucteau, que le regaló un bosquejo de retrato autógrafo. Entrevista a la familia
Parada (2007).
66
Laura Miranda
Abril, al que cuidó y aconsejó en sus elecciones compositivas, puesto que él llevaba
otras directrices en ese momento. Edgar Neville, Conchita Montes y la familia de
Parada se veían a diario y Alfonso Paso quería mucho a Parada. Con Jacinto Benavente
mantenía otro trato porque pertenecían a generaciones diferentes, pero también se
hablaban. Conocía a Jardiel Poncela, García Nieto y Pepe Hierro. Departía con Joaquín
Rodrigo, aunque nunca fueron realmente amigos.
El 1 de enero de cada año, fecha de su santo, se presentaban en su casa de la
calle Génova (esquina Colón) muchos íntimos: músicos –Moreno Torroba, el pianista
José Tordesillas, Jesús Romo, Ruiz de Luna–, escritores –Víctor Ruiz Iriarte y José
López Rubio– y otros amigos. Aunque Parada no era muy dado a la interpretación, sus
familiares comentan que las sesiones de piano “a dieciocho manos, no cabían”.
Asimismo, esto ocurría en su casa de veraneo en Torrevieja, donde también organizaban
esporádicamente sesiones de músicos con los organizadores y jueces del festival de
habaneras. Pese a que Parada trabajaba mucho de noche, conforme avanzan los años
pasa más temporadas en Torrevieja por encargo. En una semana se hacía su película y
volvía a Madrid.
Hombre religioso, aunque no solía frecuentar el templo, sus hijas recuerdan que
durante sus veraneos en El Escorial conversaba con unos y otros, y mantenía largas
charlas con el párroco. En estos veraneos, para cuya patrona escribe Parada el Himno de
la Virgen de Gracia de San Lorenzo del Escorial, parlamentaba en el Café Miranda con
Andrés Segovia. Era Parada un hombre al que le encantaba hablar. Del mismo modo le
interesaba el periodismo. Siempre escribía notas, aunque nunca escribió de forma
regular en un periódico, excepción de sus reseñas en La Gaceta de Salamanca. A
Parada también le gustaba embarcarse en un viaje sin previo aviso, desde una visita a
sus familiares a Salamanca hasta un viaje gastronómico repentino a Toledo. El entonces
novio de su hija pequeña, Mª Pilar, recibió visitas suyas mientras cursaba estudios en la
universidad de Burdeos. Según su yerno, el marido de Mª Reyes, Parada le decía: “José,
vamos; la que quiera, que me siga”.
Parada es amigo de sus amigos, aunque en ocasiones tenga que tomar
decisionese: fue lo que ocurrió en noviembre de 1955, porque coincidieron el ensayo
general en el Reina Victoria de La guerra empieza en Cuba, de Ruiz Iriarte, y un
estreno paralelo en Lara de Luca de Tena. En esta ocasión, la prensa recogió que
Manuel “Paradas” se había decidido por el ensayo, así como Vicente Gallego, Eduardo
67
Capítulo 3. Apuntes biográficos
Manzanos, García Espina o Regino Sáinz de la Maza 5 . Como Pese a evitar ser noticia,
en algunas ocasiones era objeto de reseñas periodísticas con un toque de humor 6 . Es el
caso de Pepe Ramos Martín, que en 1952 acababa de alcanzar el éxito en Barcelona con
La galeota, musicada por Codina e interpretada por Manolo Gas, y le leyó a Parada un
sainete “de aire nuevo” titulado Cachito de Cielo, “que brinca de entusiasmo por el
obsequio” 7 .
En otra ocasión, el actor Rafael Alonso, que reaparecería en los escenarios
meses más tarde en el Reina Victoria con Tina, fue motivo de reseña periodística
porque había invitado a “un arroz” en su casa a algunos amigos: Manuel Parada, Víctor
Ruiz Iriarte y Antonio Egea, a los que intentó, tras la comida, sorprenderles con la
lectura de una nueva comedia. “Aquello verdaderamente era un atraco. Y por más que
insistió, los invitados, fuertes con lo ingerido, le pudieron. Denuestos ingeniosos,
cuartillas por los aires... Y, al fin, no hubo lectura. Y “el arroz” les cayó de maravilla” 8 .
A finales de 1956, tras la concesión del Premio Nobel de Literatura a Juan
Ramón Jiménez, coincidiendo con el número 60 de la revista Poesía Española y sus
cinco años de publicación ininterrumpida, la revista le dedicó un número extraordinario
en el que más de treinta poetas le escribieron poemas –Gerardo Diego, José Hierro,
Adriano del Valle, José Mª Souvirón,...–, pintores como Eduardo Vicente, Miguel
Acquaroni, Álvarez Ortega o Andrés Cornejo ilustraron las páginas de la revista y los
músicos Joaquín Rodrigo, Manuel Parada y Alfredo Domínguez compusieron música
para tres canciones de Juan Ramón 9 .
El maestro era una gran aficionado al fútbol y al mundo del toro. En octubre de
1963 se celebró una comida homenaje de la Peña Valentín a Alfredo Di Stéfano,
presidida por Alfonso de Borbón, la marquesa de Villapesadilla, Vicente Gallego, Nati
Mistral y los académicos José Mª Pemán y Melchor Fernández Almagro. Entre los
asistenses se encontraban, además del maestro Parada, Joaquín Calvo Sotelo, Ralph
Forte, los hermanos Mihura, el doctor Eusebio Oliver, Sebastián Miranda, Domingo
Ortega, Víctor Ruiz Iriarte, Alfonso Sánchez, Tono o Juan Belmonte, entre otros. Edgar
5
M. Pombo Angulo: “Ensayo general de La guerra empieza en Cuba”, La vanguardia española, 19 de
noviembre de 1955.
6
El enlace de la boda su hija Marisa con el ingeniero Manuel Ibáñez Bosch en la iglesia de San Jerónimo
el Real ocupó el tabloide rosa de la Hoja del lunes. “Sociedad. Enlace Ibáñez Bosch-Parada Elícegui”,
Hoja del lunes, 12 de junio de 1967.
7
Micifuz: “Carta informativa”, Hoja del lunes, 7 de julio de 1952.
8
Téllez Moreno: “Atraco frustrado”, Hoja del lunes, 3 de septiembre de 1956.
9
“Poesía española, num. 60: Homenaje a Juan Ramón Jiménez”, ABC, 16 de diciembre de 1956.
68
Laura Miranda
Neville, retenido en Málaga, envió grabada en una cinta su adhesión, “graciosa y viva
como todo lo suyo” 10 .
La muerte de Gombau en 1971 fue un duro golpe para Parada. Emocionado, le
escribió unas cuartillas que fueron publicadas y que guardó en su archivo personal,
junto con los recortes de prensa de sus obras más importantes:
“Tiembla mi torpe pluma, ahora más que nunca, porque mi corazón la mueve a escribir
sobre un Gerardo Gombau que ya no está conmigo, que ya no me habla de sus inquietudes,
de sus ilusiones, de sus trabajos, de sus eternas dudas, de su concepto de la estética musical,
de sus preocupaciones sobre el porvenir musical de España y del mundo (...).
Yo, ahora, ante unas páginas de una estupenda obra musical que tengo en mi poder y que
se titula Música 3.1, ante esas notas de rasgos nerviosos, a veces confusos, una obra que
antes de llevarla al editor tuvo, como tantas otras veces, la gentileza de enseñarme,
acompañando sus comentarios de “tremendas dudas”, yo, con los ojos llenos de lágrimas y
el corazón afligido, escribo estas líneas pobres, sin duda, porque ellos no podrán explicar
bien lo que era y lo que significaba para la música española Gerardo Gombau.
Al duelo que su muerte significa para nuestra patria, tengo que añadir lo que en particular
supone para Salamanca, para su cultura, sus amigos, sus compañeros... ¡Adiós, Gerardo,
amigo, compañero, paisano...! 11
10
“Homenaje a Alfredo Di Stéfano”, ABC, 29 de octubre de 1963.
11
M. Parada: “Unas emocionadas cuartillas del maestro Parada”. No consta publicación. Archivo
Personal Manuel Parada.
12
J. Montillana: “Concierto en memoria de Gombau, en Salamanca”, ABC, 13 de diciembre de 1972.
69
Capítulo 3. Apuntes biográficos
13
A. Fernández-Cid: “Manuel Parada, un ejemplar profesional de la música”, ABC, 14 de julio de 1973.
70
Laura Miranda
14
No he podido constatar datos sobre sus estudios en el Conservatorio de Salamanca, puesto que no se
conservan expedientes académicos anteriores a 1934.
15
“Peña Ruperto Chapí”, El liberal, 5 de junio de 1935
16
Recuerdo los conciertos de las orquestas Sinfónica y Filarmónica (con el pianista Berdió) en el
Coliseum, la presencia del Cuarteto Corvino en Inter Radio y el Cuarteto España (con el violinista Celso
Díaz), los conciertos de la Asociación de Cultura Musical y sus sesiones culturales y los conciertos de la
Plaza Mayor.
71
Capítulo 3. Apuntes biográficos
Manuel Parada se consagra como “uno de los salmantinos que más jóvenes han
terminado la carrera musical”, con grandes elogios de maestros como Joaquín Turina,
quien le augura un “brillante porvenir” 17 . Su dedicación al estudio de la tradición
popular charra data de esta época, en la que eran frecuentes sus intervenciones como
director musical; sirva como ejemplo la organizada en marzo de 1935 por el salmantino
Modesto Rebollo junto con los Coros de la Casa, en la que “el prestigioso músico y
compositor” Manuel Parada dirigió canciones de su maestro Goyenechea (El lino y
Ea… ea, para cuatro voces mixtas; La charrascona, para cinco voces mixtas) y el
propio Rebollo (Sones de antaño y hogaño, con Pedro Terol como solista) 18 .
Caricatura de Parada
(La Gaceta Regional, 21 de noviembre de 1932)
17
La Gaceta Regional, 21 de noviembre de 1932 (no consta título). Archivo Personal Manuel Parada.
18
“Salamanca en Madrid. Reportaje de Unión Radio sobre la Casa charra”, La Gaceta Regional, 24 de
marzo de 1935
19
“Hoy se estrena una obra de nuestro colaborador musical, señor Parada, en el concierto de Novelty”, La
Gaceta Regional, 4 de enero de 1936
20
“Los momentos actuales y Tres momentos charros, de Parada”, La Gaceta Regional, 5 de enero de
1936
72
Laura Miranda
“[…] En el primer episodio se sacan consecuencias excesivas del “ya lo llevó Dios” con
que la famosa copleja despide al asno de Villarino. El ejemplo de Berlioz, de Saint-Saëns,
de Listz, de nuestro Usandizaga, de tutti quanti han utilizado el hondo Dies Irae para sus
músicas quizá no pensarían en este empleo del escalofriante himno litúrgico para el funeral
-¡grotesco había de ser!- del burro que acarreaba el vinagre… ¡tu-rú-rú-rú-rú!...” 21
“[…] Los Tres momentos charros de Manuel Parada, bellamente logrados por el
compositor, y en los que con tanta dignidad musical se enlazan y compenetran el puro
aroma de la melodía popular y el valor y elevado sentido de las formas y medios expresivos
del arte sinfónico dentro de un “modernismo” ponderado y sentido, obtuvieron la más
favorable acogida” 23 .
Mi interés en esta obra estriba en que Tres momentos charros, junto con su
conocida Canciones del caminante 24 , son sus principales aportaciones al campo de la
música sinfónica, siendo estrenadas por las Orquestas Nacional y Sinfónica. Toda la
obra sinfónica posterior que Parada escribe para el audiovisual y el teatro musical estará
condicionada por estas obras de temprana factura que le supusieron grandes elogios en
su juventud. Entre los manuscritos de Parada se encuentra una carta sin fechar ni
finalizar en la que el autor expone su punto de vista acerca del empleo del “folklore” en
las músicas académicas y el problema del falso (o no) andalucismo y su abuso:
“Desde que vio la luz la célebre zarzuela El caserío apenas sí salió a la escena alguna
obra más de tipo regionalista que haya pasado al repertorio de nuestro teatro lírico. Allí se
juntaron tres autores meritísimos que dieron al teatro una zarzuela que acumulaba en sí
21
“La Sinfónica en el Monumental”. No consta publicación. Archivo Personal Manuel Parada.
22
“Informaciones musicales. Un domingo filarmónico”. No consta publicación. Archivo Personal Manuel
Parada.
23
“Orquesta Sinfónica. Conciertos matinales”. No consta publicación. Archivo Personal Manuel Parada.
24
MP106 y MP107, Biblioteca Nacional.
73
Capítulo 3. Apuntes biográficos
tipos, costumbres y espíritu regional, este avalado mucho más con esa música admirable
que Guridi compuso.
Y no bastaba cuidar la veracidad folk-lórica, sino hacerla teatral y muy fácilmente
representable, cosa que es lógica tratándose de notables libretistas como lo son Romero y
Fernández Shaw que tantas muestras valiosas dieron de su capacidad y sentido teatral y
musical.
Es difícil llevar a la escena la vida de las regiones que poseen ricas costumbres folk-
lóricas sin caer en la falsedad, cosa a la que estamos acostumbrados cada lunes y cada
martes en cuanto se trata, por ejemplo, de Andalucía. Andalucía, la más explotada y más
“destrozada”, literaria y musicalmente hablando.
La más explotada, hasta el punto que, todos sabemos, en el extranjero es la única que se
conoce y que se tiene la creencia que es la representación de toda España.
La más destrozada, por la enorme cantidad de autores que sobre ella han caído y que,
faltos de observación personal, produjeron obras de ambiente andaluz con el sólo
conocimiento de un “gitano” de la calle de “Sevilla, de Madrid”, dando lugar a que la
inmensa producción andaluza desbordara las fronteras y fuese a caer al extranjero ya
falsificada, influyendo en autores “no españoles” para hacer también obras de tipo
“español”, tomando como norma las que habían caído en sus manos de autores hispanos.
De vez en cuando aparecen en nuestro teatro obras de ambiente gallego, aragonés, vasco,
zamorano, asturiano, levantino, pero que debido al poco interés del asunto y la poca
selección folk-lórica pasan a ser una más entre la verdadera montaña de producciones de
esta índole.
Hasta la fecha, Salamanca se ha librado de las “moscas” que caen sobre todo lo que es
rico y poco conocido. Apenas un breve ensayo, que pasó casi desapercibido, con La
dulzaina del charro y si el músico era de los nuestros, no así los libretistas.
Esto de que no nos toque a nuestro folk-lore, por una parte nos va bien; por la parte del
abuso y el desconocimiento. Por otra no es así. Seguirá mucho tiempo desconocido y dará
lugar a que se aprovechen para otras obras elementos y datos de “charrería” y cuado
queramos salir al mundo nos digan que eso no es nuestro.
¡Salir al mundo! O yo soy muy apasionado o no llego a comprender por qué razón a
Salamanca se la conoce por la Universidad y no por su folk-lore. La belleza de éste es tan
grande y tan encantadora que puede competir con cualquiera de las demás provincias.
Parace que la bandera del folk-lore “charro” debe ser el traje de charra que por lo que vale y
el oro que lleva encima lo hace ser más rico que cualquiera de los de otras regiones.
¿Por que la vida de un charro no ha de ser más o igual de interesante que la de cualquier
“mal-age” del sur? O una moza charra ¿no puede ser más preciosa que una sevillana?
Desde luego, digo que un fandango es mejor que cualquier “macabra” “granaína” de esas
que hacen llorar.
Yo me llevaría un alegrón el día que viese salir de España a cualquier extranjero llevando
en su equipaje una “flauta” de “charrería” en lugar de una pandereta o una guitarra.
74
Laura Miranda
Ninguna de las tres cosas tocaría pero al fin y al cabo si llevaba una “flautilla” ya se
encargaría de hacer propaganda nuestra.
------------------------------------------------------
Si nuestras corporaciones oficiales tuviesen un día el buen acuerdo de preocuparse del
folk-lore salmantino estaríamos de enhorabuena. Sería un paso dado para el comienzo de
una [sin concluir]”
25
“Manuel Parada de la Puente. Primer premio del Conservatorio”, La Gaceta Regional, 23 de julio de
1935
75
Capítulo 3. Apuntes biográficos
“Suenan vagas y tenues las notas de un breve preludio que va creciendo hasta el sonoro
acorde en dominante alterada que se abre hacia la juguetona evocación de las danzas
salmantinas. ¡Bello tema –original, pero con savia charra– el generador del scherzo!
26
“Parada estrena su Scherzo”, La Gaceta Regional, 28 de mazo de 1936.
76
Laura Miranda
27
Íbid.
28
“Scherzo para una Sinfonía Charra”, La Gaceta Regional, 29 de marzo de 1936.
29
Julio Gómez: “En el conservatorio. Los concursos de composición”, El liberal, 29 de marzo de 1936.
30
Nogara: “Scherzo para una Sinfonía Charra”, La Gaceta Regional, 29 de marzo de 1936.
77
Capítulo 3. Apuntes biográficos
Saint-Saëns, Dukas o Strauss quienes, junto con César Franck y Rimski Korsakov
sirvieron de inspiración a los compositores noveles. Gómez, que dedicó un extenso
artículo a los galardonados, tanto a Paradas 31 como a Lehmberg, apuntaba que los
nuevos talentos salidos del conservatorio en los últimos años adolecían de técnica en la
parte constructiva de la obra, dejando entrever la falta de seguridad: “Y no olvidemos
que los estudiantes de un Conservatorio deben demostrar que allí les han enseñado las
formas clásicas, no que se les ha enseñado a desdeñarlas” 32 .
Conrado del Campo, por su parte, animó a Parada a completar los otros tres
tiempos de la obra. Estaba entusiasmado con los temas de carácter popular y religioso e
incluso le aconsejó al joven compositor en el estreno desarrollos cíclicos a la manera
franckiana. Fue el mismo Conrado del Campo quien dirigió la obra de su alumno, “un
tercer pollo (con algunos espolones), (…) que está haciendo sus primeras armas en la
dirección de orquesta” 33 .
Apunta en estas primeras obras sinfónicas de envergadura el estilo compositivo
de Parada, el que también desarrollará en el cine y que le permitirá consagrarse como
uno de los principales compositores de su generación. De entre sus obras sinfónicas,
unas 20 en total, Parada se muestra especialmente orgulloso del Scherzo 34 . Bailables
para el gran público, como Romería española (1935), “le va aficionando al saborete de
31
Es frecuente encontrar en plural el apellido de Parada en referencias periodísticas.
32
“En el conservatorio. Los concursos de composición”, El liberal, 29 de marzo de 1936.
33
Palabras cariñosas de Joaquín Turina en su crítica del estreno. “Notas musicales”. No consta
publicación. Archivo Personal Manuel Parada.
34
“Manuel Parada acapara las partituras del cine español. Es el músico de moda”. Archivo Personal
Manuel Parada.
78
Laura Miranda
35
“Manuel Parada de la Puente. Primer premio del Conservatorio”, La Gaceta Regional, 23 de julio de
1935.
36
Formato CD.
37
“En el teatro del Círculo de Bellas Artes”, Hoja oficial del lunes, 4 de marzo de 1940.
38
Regino Sáinz de la Maza: “Notas teatrales. Presentación de la Orquesta Nacional”, ABC, 27 de julio de
1940.
39
Regino Sáiz de la Maza: “Notas teatrales. Informaciones musicales. Un domingo filarmónico”, ABC,
23 de febrero de 1943.
40
“TÍVOLI. Presentación de la compañía de danzas españolas de Vicente Escudero y Carmita García”,
La vanguardia española, 12 de marzo de 1942.
79
Capítulo 3. Apuntes biográficos
41
“Homenaje al maestro Parada en la Casa Charra”, ABC, 21 de mayo de 1944.
80
Laura Miranda
también intervienen Lluch, Luca de Tena y Parada, que contó con el compositor Ángel
Martín Pompey para las partituras de música incidental42 .
Al año siguiente, Parada presenta Las mocedades del Cid, también bajo la
dirección compartida con Luca de Tena y Lluch, estreno al que asiste el propio Franco.
Entre 1940 y 1942 se ofrecieron en el Teatro Español obras de Shakespeare, las mejores
comedias de Benavente, los hermanos Álvarez Quintero, Lope de Vega, Calderón y
Zorrilla (M. L. Burguera Nadal, 2007). En enero de 1941 estrena en el Teatro Español
Las bizarrías de Belisa 43 , obra clásica para la cual creó música incidental, que
continuará ese mismo año con La decantada vida y muerte del general Mambrú, La
losa de los sueños, Las mocedades del Cid, Don Juan Tenorio (dirigida José Franco) y
Lo que el viento se llevó (dirigida por Luca de Tena), todas ellas en estrecha
colaboración con Lluch Garín. Las bizarrías de Belisa es una de las comedias más
ortodoxas de Lope de Vega y contiene algunas de las escenas más poéticas de su teatro.
Adaptada por Felipe Lluch Garín, es una comedia urbana de enredo sobre amores
juveniles, de póstuma publicación y que se convirtió en la última obra conocida escrita
por Lope de Vega. Al finalizar la obra se representó la tonadilla de Valledor La
decantada vida y muerte del general Mambrú, “admirablemente instrumentada de
nuevo” 44 , “con un sentido de época” 45 por Manuel Parada, cantada por Carmen Bonet,
José Luengas y Franco.
La prematura muerte de Lluch en 1941 y la negativa de Luca de Tena a asumir
su cargo obliga a Manuel Augusto Gacía Viñolas a tomar las riendas de la dirección del
Teatro Español, aunque Luca de Tena asumirá la dirección en 1942. González Ruiz
llevó a cabo la adaptación de La tragedia de Macbeth, ejemplo de las posibilidades de
modernización escénica en la nueva propuesta de Estado, proponiendo una traducción
ejemplar de la tragedia shakespeariana. Mercedes Prendes y Vicente Soler fueron los
actores principales, Sigfrido Burmann el escenógrafo y Parada realizó una partitura
“para acompañar adecuadamente los momentos culminantes” 46 .
42
Para un primer acercamiento al Teatro Español, así como al listado de obras de los compositores que
trabajaron en él, véase la tesis doctoral de Carrillo, 2008: La música incidental en el Teatro Español de
Madrid (1940- 1952 y 1962-1964). También en internet:
http://tdx.cat/bitstream/handle/10803/10884/Tesis_Mercedes_Carrillo.pdf?...1
43
En la partitura manuscrita de Parada aparece titulada Las bigamias de Belisa (MP150), “adaptación
espectacular de Felipe Lluch Garín”.
44
M. Rodenas:“Notas teatrales. Las bizarrías de Belisa y La decantada vida y muerte del general
Mambrú”, ABC, 18 de enero de 1941.
45
Jorge de la Cueva: “Teatro Español”, Ya, 18-1-1941.
46
“El miércoles se pone en el Español La tragedia de Macbeth”. Archivo Personal Manuel Parada.
81
Capítulo 3. Apuntes biográficos
Durante el período e que Luca de Tena es director del Teatro Español, éste se
caracerizará por una mayor presencia de textos clásicos españoles, mayor importancia
de la escenografía y la aparición del director-empresario (F. Bernal y C. Oliva, 1996:
39). Luca de Tena se rodeó de figuras destacadas tanto en el campo de las adaptaciones
literarias (Dámaso Alonso, Ruiz-Iriarte, o Jiménez Caballero) como en el de la
escenografía (Burmann, Burgos o Comba) La música se presenta como elemento
escénico de primer orden, junto a la iluminación, la puesta en escena, el vestuario o el
maquillaje:
“Primero hay que decidir qué estilo de música conviene a la obra y, por lo tanto, qué tipo
de instrumentos son necesarios. En Macbeth utilizamos sólo instrumentos de percusión. En
Don Gil de las calzas verdes, violines, flautas, fagotes y un xilófono. En El gran minué fue
necesario un clavecín. El alcalde de Zalamea no exigió más que trompetas y tambores. (...)
El músico necesita un guión detallado de la duración, el arranque y el fin de cada
fragmento. Y, sobre todo, una indicación del carácter de los mismos. Con estos datos y un
ejemplar de la obra, un buen músico puede hacer maravillas. (...) Yo he tenido la suerte de
trabajar durante once años con el mismo colaborador, Manuel Parada, a quien creo que
difícilmente aventajará nadie en este cometido. Su conocimiento del teatro y su
extraordinario sentido de la instrumentación han hecho su trabajo insustituíble para mí.” (C.
Luca de Tena, 1953, en M. Carrillo, 2008: 235-37)
47
M. Rodenas: “La dama duende, en el Español”, ABC, 5 de junio de 1942.
82
Laura Miranda
calidad de Vicente Viudes bajo la dirección de Luca de Tena (“que tantos éxitos está
logrando esta temporada” 48 ) y la escenografía de Emilio Burgos, entre los actores de
reparto destacaban de nuevo José Franco, Horna y Durán, los dos últimos habituales de
la escenografía española de los cuarenta y que trabajaron en gran número de películas
cuya música compuso Manuel Parada. Las relaciones entre personalidades del teatro y
el cine eran continuas, sobre todo guionistas, diseñadores de vestuario y escena, así
como intérpretes, que alternaban ambos mundos. Horna, por ejemplo, trabajó con
Parada en Las aguas bajan negras. Rafael Durán lo haría en cintas tan emblemáticas
como El gran galeoto. El pleito matrimonial del alma y el cuerpo se repondrá meses
más tarde con motivo de la celebración del Día de la Hispanidad patrocinada por el
Ministerio de Asuntos Exteriores y, de nuevo, al año siguiente, junto con La mojiganga
de la muerte (1943), también musicada por Parada.
Por su parte, María Estuardo fue presentada con Elvira Noriega como actriz
principal, junto con Armando Calvo (conde de Leicester), José Bruguera, Manuel
Kayser, Porfiria Sanchiz, Alfonso Horna y demás actores de reparto. Adaptada por
González Ruiz, “ha enaltecido la idea de Schiller, dando al diálogo en prosa intensidad,
galanura y emoción”. Además de La mojiganga de la muerte y Romeo y Julieta, en
1943 se presentaron trabajos de gran éxito en el Español: El castigo sin venganza y
Tríptico de la pasión. “Con justificada expectación” 49 , Lope de Vega vuelve a ser
protagonista con motivo de la inauguración del teatro el 12 de octubre, de nuevo el Día
de la Hispanidad con El castigo sin venganza, según la adaptación de Joaquín de
Entrambasaguas. A la cabeza del reparto figuraban Mercedes Prendes, Alfonso Muñoz
y José Mª Seoane, acompañados de Porfiria Sanchiz y Manuel Kayser, entre otros. Bajo
la dirección de Luca de Tena, destacaron los decorados de Manuel Burgos y Ressti, los
figurines de Manuel Gómez (“ambos de gran suntuosidad”), el vestuario de Comba y
las “ilustraciones musicales” 50 del maestro Parada:
48
“Autos sacramentales en el Retiro”, ABC, 2 de julio de 1942.
49
“Hoy abre sus puertas el Español”, ABC, 15 de octubre de 1943.
50
“El día 12 inauguración del teatro Español”, ABC, 10 de octubre de 1943.
51
M. Rodenas: “El castigo sin venganza en el Teatro Español”, ABC, 16 de octubre de 1943.
83
Capítulo 3. Apuntes biográficos
52
Cita de J. de la Cueva en el diario Ya (1943). Archivo Personal Manuel Parada.
84
Laura Miranda
Parada realiza en 1944 la música incidental para Fausto 43, Baile en capitanía,
Fuenteovejuna 53 , Otelo y Don Juan Tenorio, siempre bajo la dirección de Luca de
Tena. La versión libre que José Vicente Puente hizo del clásico de Goethe, Fausto 43,
“que tanto interés ha despertado en los círculos literarios madrileños” 54 contó con un
montaje de Luca de Tena, decorados de Burmann, figurines de Chausa y música de
Parada, además del ballet del Lope de Rueda, dirigido por Roberto Carpio. La
interpretación, como venía siendo costumbre, corrió “a cargo de la gran Compañía del
Español” 55 , con Mercedes Prendes, Alfonso Muñoz, José Mª Seoane y José Bruguera en
los papeles principales.
Por su parte Ernesto Jiménez Caballero realizó la adaptación del clásico
Fuenteovejuna, un acontecimiento escénico excepcional debido al “lujo y grandeza de
la presentación escénica” 56 . Además de la realización y dirección de Luca de Tena,
Burmann “ha logrado una escenogreafía maravillosa y perfecta, superando incluso sus
propias invenciones”. Destacaron los figurines de José Caballero “en entonación casi
musical con los colores de la escena; el juego de la luz, tanto en los pasajes a los que se
ha dado una versión simbólica como en aquellos otros de contenido realista; y la
colocación, disposición y juego de las figuras, incluída la numerosa y bien movida
comparsería”. Además, la obra contó con “la inspiradísima y ambientada música” de
Manuel Parada, que el público ovacionó con el mismo rigor que a los protagonistas 57 :
Mercedes Prendes, Alfonso Muñoz, José Mª Seoane, Porfiria Sanchiz y Rosita Yarza,
entre otros. Una interesante y significativa muestra del gremio actoral, que compaginaba
sus trabajos en teatro con las apariciones en la gran pantalla.
Con motivo del centenario del estreno de la famosa obra de Zorrilla, Luca de
Tena ofreció en el Teatro Español una representación “lujosa, suntuosa y magnífica” 58
del Don Juan, con gran acogida del público. Burmann ideó y realizó unos decorados
donde combinó colores y luces del escenario, Vicente Viudes creó unos figurines que
53
M. Carrillo, 2008, p. 224, defiende que esta obra teatral se presentó en el Español en 1945. Sin
embargo, las críticas periodísticas la reseñan ya a finales del año 1944, aunque tuvo reposiciones en años
posteriores.
54
“Un gran espectáculo en el Español”, ABC, 17 de febrero de 1944.
55
“Fausto reúne todas las garantías”, ABC, 20 de febrero de 1944.
56
A. Marquerie: “Español: Un acontecimiento escénico excepcional. Representación magna de
Fuenteovejuna”, ABC, 13 de octubre de 1944. El crítico consigna parte de las innovaciones propuestas
por Luca de Tena en esta representación, justificando “el asombro y la admiración con que fue acogido
este nuevo triunfo escénico”.
57
Íbid.
58
A. Marquerie: “Español: Magna representación del Don Juan Tenorio, de Zorrilla, y gran triunfo
escénico y escenográfico”, ABC, 1 de noviembre de 1944.
85
Capítulo 3. Apuntes biográficos
59
Íbid.
60
A. Marquerie: “Español: Estreno de El flautista mágico”, ABC, 23 de enero de 1945.
61
A. Marquerie: “Español: La versión de Antígona, de Sófocles, hecha por Pemán, se estrenó con triunfal
y resonante éxito. Un maravilloso espectáculo de arte y poesía”, ABC, 13 de mayo de 1945.
62
Íbid.
63
A. Marquerie: “Español: Triunfal estreno de Sueño de una noche de verano de Shakespeare. Un
espectáculo maravilloso”, ABC, 8 de diciembre de 1945.
86
Laura Miranda
Esta escenificación volvería a representarse dos años más tarde con Luca de
Tena secundado por Juan Germán Schröder en los jardines de Montjuich, organizada
por el ayuntamiento de Barcelona y la Subsecretaría de Educación Popular con motivo
de una visita de Eva Duarte de Perón a España. La primera dama argentina, acompañada
por Carmen Polo de Franco, acudió a esta función teatral interpretada por Aurora
Bautista y Maruchi Fresno en los papeles principales, secundadas por las habituales
figuras del Teatro Español con los cortes incidentales de Parada (que, como se ha visto,
también había adaptado fragmentos de Mendelssohn) interpretados por la Orquesta de
Cámara de Barcelona.
En 1946 se realizan La conjuración de Fiesco, El acero de Madrid, El médico de
su honra y Ricardo III. De esta última realización quedó honda constancia en la crítica
de A. Marquerie, donde la adaptación de González Ruiz, la escenográfia de Burmann,
los figurines de Chausa y la “impresionante música de fondo” 65 de Manuel Parada
marcaron un nuevo triunfo del Teatro Español. Manuel Dicenta, que encarnó al
protagonista, le dio “la figura, el gesto, el ademán, la comprensión y, sobre todo, el
acento, que le colocan a la altura de los mejores trágicos europeos”66 . Mercedes Prendes
(Ana de Warwick) y José Rivero (Eduardo IV) completaron el reparto.
La malcasada y El mercader de Venecia se ponen en escena en 1947 y, en años
sucesivos, El burgués gentilhombre (1948) y Hamlet (1949). El comienzo de la década
de los cincuenta estaría marcada por el final de las colaboraciones de Luca de Tena y
Parada, puesto que el primero dimite de su cargo por diferencias con el nuevo primer
64
Íbid.
65
A. Marquerie: “En el Español se representó triunfalmente Ricardo III, de Shakespeare”, ABC, 14 de
diciembre de 1946.
66
Íbid.
87
Capítulo 3. Apuntes biográficos
“Los personajes pueden ser como muñecos de una antigua caja de música que rompen a
hablar y tan pronto nos divierten con esta o aquella fresca insolencia, como se ensimisman
entre sí y hablan increíblemente graves. (..) En un siglo XVIII de farsa, inventado con un
pie de realidad, el autor puede permitirse convocar al juego a todos, o a casi todos, los
elementos teatrales que contiene un escenario. Luz, colores, música de fondo, bellísimos
trajes y admirados decorados... Y también unos pasos de danza”.
67
V. Ruiz Iriarte: “Comedia. El gran minué. Autocrítica”, La vanguardia española, 4 de septiembre de
1951.
88
Laura Miranda
pleito matrimonial del alma y el cuerpo y, en los sesenta, dos obras de gran éxito de
público: En Flandes se ha puesto el sol (1961) y una nueva reposición de
Fuenteovejuna (1962).
Aún así, antes de comenzar su relación con Tamayo en el Español, Parada
realizó la música incidental del auto sacramental El gran teatro del mundo de Calderón
para la compañía Lope de Vega (1953), que en ese momento dirigía Tamayo, adaptada
y revisada por Nicolás González Ruiz. La loa, que no se había representado nunca en
versión “moderna”, vio cómo Manuel Dicenta “dio la nota vibrante al cuadro
interpretativo” 68 con su representación del mundo, premiada por el público con
calurosos aplausos. Aunque las reducidas dimensiones del escenario limitaron la
“desbordante inspiración de los realizadores”, acostumbrados a representaciones en
grandes espacios o al aire libre, no por ello se menospreció la interpretación de José
Bruguera, Alfonso Muñoz, Francisco Rabal, Asunción Sancho y Mª Asunción Balaguer.
Entre La cena del rey Baltasar y la reposición del Don Juan de Zorrilla, Parada
tuvo ocasión de participar en los festivales artístico-populares organizados por el
Ministerio de Información y Turismo y el Ayuntamiento de Barcelona, bajo cuyos
auspicios la compañía Mª Jesús Valdés puso en escena el mito de Electra en versión de
José Mª Pemán en el Teatro Griego. Interpretada por Mª Jesús Valdés, José Mª
Mompin, Mariano Asquerino, Adela Carboné, Mª Paz Molinero y Pepa García Noval,
dirección escénica de José Luis Alonso (director artístico de la compañía) y decorados
de Cortezo, Parada creó unos cortes incidentales para la obra.
Con decorados de Hidalgo de Cariedes, los figurines de Burgos y la música de
Parada, Tamayo recuperó al Don Juan con un reparto que caúso gran expectación:
Guillermo Marín, Antonio Armet, Miguel Gómez de Tejada, Marsicharch, Diego
Hurtado, la –entonces– revelación Nuria Espert o Mª Dolores Pradera, que dio vida a
Doña Inés. La obra volvería a reponerse al año siguiente (1955) con éxito con Mª
Dolores Pradera en idéntico papel, Félix Navarro y Milagros Leal. Asímismo, volvieron
la escenografía de Hidalgo de Caviedes, los figurines de Burgos y la música incidental
de Parada, “que se hicieron elogiar sinceramente” 69 .
La alondra, con montaje de José Tamayo, decorados de Burmann, figurines de
Viudes y música de Parada, cuenta la aventura de Juana la Loca a favor del
68
V. Sanjuan: “Comedia: El gran teatro del mundo, de Calderón de la Barca”, La vanguardia española,
31 de marzo de 1953.
69
T. Moreno: “Crónica de teatros. Estrenos, noticias, cuentos y chismografía. Visto y oído”, Hoja del
lunes, 31 de octubre de 1955.
89
Capítulo 3. Apuntes biográficos
90
Laura Miranda
Pinito del Oro, Miguel Mihura y José López Rubio, Alberto Closas, Ángel Picazo,
Felipe Moreno, familia Díaz, los periodistas Castán Palomar y Campmany, los autores
del Calderón Suárez y Moncada y el empresario valenciano Barber. El acto,
“simpatiquísimo, terminó con un vino de honor, que sirvió muy requetebién Pedro
Chicote” 75 . Al año siguiente, promovido por sus inquietudes en el mundo teatral, Parada
se hace empresario teatral, hecho que recogen los periódicos de la época de forma
divertida, puesto que señalan que con tanto trabajo el maestro no tiene tiempo para nada
más:
75
“Entrega de premios”, Hoja del lunes, 25 de febrero de 1957.
76
“Cambio de fortuna”, Hoja del lunes, 22 de julio de 1957.
77
A. Marquerie: “Reposición en el Español y estreno en el Cómico”; ABC, 28 de mayo de 1961.
78
A: Marquerie: “En Flandes se ha puesto el sol, de Marquina, fue repuesta en el Español”, ABC, 21 de
mayo de 1961.
79
Íbid.
91
Capítulo 3. Apuntes biográficos
villano en su rincón), Olga Peiró, Amparo Martí, Anastasia Alemán y Joaquín Roa (Los
milagros del jornal). Según el crítico Enrique Llovet, el montaje de Narros para la
primera obra, “expresivo, minucioso, feliz en la composición de las figuras y
clarificante”, tenía un error: subrayar la localización en París “con tipos españoles ¡y
aceituneros!” 80 . Además, señalaba que salvo Marín, el resto de la compañía no sabía
“decir el verso”.
Además de sus colaboraciones con el Español, condicionado por su nueva
faceta de empresario teatral, Manuel Parada creó en los años sesenta música incidental
para un gran número de obras teatrales de diversa índole; entre ellas, la comedia El
carrusel de Ruiz Iriarte. Estrenada en Lara en 1964, contó con la presencia de Amelia
de la Torre y Enrique Diosdado en los papeles principales, además de la dirección de
escena del propio Diosdado, decorados de Torre de la Fuente o música de Parada, que
compuso “una bellísima melodía que ilustra musicalmente la comedia” 81 .
Bajo la dirección de José Luis Alonso, con dirección escénica de Claudio de la
Torre, decorados y figurines de Emilio Burgos y coreografía de Alberto Portillo, Parada
compuso una Canción de la espera para el estreno de El cerco (1965) en el María
Guerrero. Obra original de Claudio de la Torre, contó con la presencia de José Bodalo,
Antonio Ferrandis, Vicente Ros, Silvia Roussin, Rosario García Ortega y Mª Paz
Molinero en los papeles principales. “Un reparto, hoy por hoy, de teatro oficial, nutrido
y escogido” 82 , lo cual indica, en palabras del crítico, la mayor diversidad en cuestiones
teatrales y el traspaso de poderes del Español a otro tipo de teatros que van ganando en
espectadores y calidad artística.
La compañía de Gracita Morales estrenó ese mismo año en el Teatro de la
Comedia Un paraguas bajo la lluvia, de Victor Ruiz Iriarte, montada con decorados y
figurines de Martín Zerolo y música de Parada, que contó con Gracita Morales y
Antonio Vico en los papeles principales. Ruiz Iriarte había escrito “con pulera picarda”
cuatro historias de amor que se repiten desde finales del siglo XIX hasta el momento
presente del estreno de la obra “en un tono y lenguaje muy contenido que, en algunos
80
E. Llovet: “El villano en su rincón, de Lope, y Los milagros del jornal, de Arniches, en el Español”,
ABC, 23 de diciembre de 1964.
81
V. Ruiz Iriarte: “Autocrítica”, ABC, 4 de diciembre de 1964.
82
J. Téllez Moreno: “Estreno de El cerco, de Claudio de la Torre, en el María Guerrero”, Hoja del lunes,
1 de marzo de 1965.
92
Laura Miranda
momentos, pudiera acercarse al vodevil por un cierto verdor desenfadado, aunque sin
excesos” 83 .
Parada también escribió música para varias obras del asturiano Alejandro
Casona: Corona de amor y muerte y Retablo jovial. La primera de ellas se estrenó por
primera vez en España en Toledo en 1966, puesto que se había representado por primera
vez en Buenos Aires en 1955. La Organización de Festivales de España, bajo la
dirección de Tamayo, estrenó a medianoche del 7 de junio al aire libre en la plaza de la
catedral esta “leyenda dramática” 84 en tres actos y varios cuadros con “ilustraciones
musicales” de Manuel Parada. La Compañía de José Mª Rodero, Marisa de Leza,
Gabriel Llopart y Esperanza Grases estuvo encargada de representar esta obra, que
ostentaba decorados de Emilio Burgos y figurines de Víctor Mª Cortezo. “El
apasionante tema de los trágicos amores de Inés de Castro” 85 colmó las expectativas del
crítico del ABC, Baro Quesada, sobre todo en cuestiones musicales: “Las nueve
composiciones del maestro Parada realzan el marco ambiental y sentimental de Corona
de amor y muerte. Suenan bien, se oyen con agrado, son enjundiosas variaciones que
tienen viejo sabor y una vena melódica muy notable” 86 . Por su parte, el crítico de La
vanguardia, Martínez Tomás, no dudó en comentar que “las ilustraciones musicales de
Manuel Parada ponen un sensible subrayado sonoro a diversas escenas” 87 .
Sin embargo, no obtuvo el mismo éxito al año siguiente Retablo jovial, donde
intervenían figuras de la Compañía Lope de Vega como Berta Riaza, Gabriel Llopart o
Antonio Soto. Los decorados y figurines corrían a cargo de Emilio Burgos y la música
de Parada, bajo la dirección de José Tamayo. La obra, estrenada en la Plaza Mayor
madrileña con motivo del VI Festival de verano –organizado conjuntamente por el
Ministerio de Información y Turismo y el Ayuntamiento–, fue presentada entre un
variado programa de “ballets extranjeros y folklóricos, redondeado por un nuevo
montaje antológico de nuestra zarzuela” 88 . El crítico del ABC se lamentaba de la falta de
presupuesto para la programación teatral “y, todavía más, que el espacio dedicado a
83
“Estreno en Madrid. Un paraguas bajo la lluvia, de Ruiz Iriarte”, La vanguardia española, 16 de
septiembre de 1965.
84
J. Baro Quesada: “En Toledo se representa por primera vez en España Corona de amor y muerte, de
Casona”, ABC, 7 de junio de 1966.
85
J. Baro Quesada: “Estreno de Corona y muerte, de Alejandro Casona, en Toledo”, ABC, 8 de junio de
1966.
86
Íbid.
87
A. Martínez Tomás: “Teatro Griego. Estreno de Corona de amor y muerte. Leyenda dramática, de
Alejandro Casona”, La vanguardia española, 12 de agosto de 1966.
88
L. López Sancho: “Retablo jovial, de Casona, en la Plaza Mayor”, ABC, 26 de junio de 1967.
93
Capítulo 3. Apuntes biográficos
89
Íbid.
90
Íbid.
91
L. López Sancho: “Primavera en la plaza de París, de Ruiz Iriarte, en el Arlequín”, ABC, 3 de febrero
de 1968.
92
A. Moncayo: “La única exhibición veraniega de la Lope de Vega”, Hoja del lunes, 24 de abril de 1968.
93
“Viernes. Teatro Maravillas: Amor dañino o la víctima de sus virtudes, de Juan José Alonso Millán”,
Hoja del lunes, 20 de octubre de 1969.
94
“Estreno de La muralla china”, La vanguardia española, 26 de enero de 1971.
94
Laura Miranda
con Pilar Velázquez como protagonista femenina, con “unos fondos musicales precisos
al socaire de la muralla y del emperador” 95 . En el ABC se lee:
“Un atractivo espectáculo visual lleno de colorido, al que han servido a maravilla el
sobrio, pero efectista decorado de Burmann, la extraordinaria lección luminotécnica que da
Tamayo, el buen gusto de los figurines de Burgos y de Chanco [Miguel Chang], creando
dos ámbitos de color, uno esplendoroso, gris el otro, y los subrayados musicales del
maestro Parada, que ha hecho uno de sus trabajos más penetrantes en esa difícil tarea de
crear ámbito o comentario músico al acontecer escénico” 96 .
95
G. García Espina: “La muralla china, de Max Frish, en el Bellas Artes”, Hoja del lunes, 25 de enero de
1971.
96
L. López Sancho: “La muralla china, de Max Frisch, en el Bellas Artes”, ABC, 24 de enero de 1971.
97
Arjona: “El Tenorio, en el Teatro Lope de Vega, o una experiencia que debe prodigarse”, ABC (Edición
de Andalucía), 2 de noviembre de 1971.
95
Capítulo 3. Apuntes biográficos
Parada llega a afirmar que escribía para el género de la revista “por necesidades
de subsistencia” y que había vivido de la música exclusivamente porque “soy un
profesional auténtico”, llegando a declarar que la música teatral era la que más ingresos
le había generado, por encima de la sinfónica o la cinematográfica 100 .
Parada creía que en el teatró lírico se imponía la necesidad de renovar las
fórmulas, costumbres y modos, con la luminotecnia y la dirección escénica como base
imprescindible para esta renovación. Consideraba que un sentido distinto de la plástica
y del movimiento en escena era necesario en el montaje de las obras líricas de su
tiempo. Por otro lado, era consciente de que, a mediados de los cincuenta, el género
pasaba por un momento de crisis; no obstante, “todos los géneros teatrales pasan por
momentos en que la crisis se produce...” 101 , debido en este caso a la “casi absoluta
98
Según cartel de la obra. Véase en ABC, 28 de diciembre de 1971.
99
Sestelo: “El maestro Parada”, Espectáculo, año VIII, nº 93, marzo-abril 1955.
100
Íbid.
101
Íbid.
96
Laura Miranda
carencia de obras e intérpretes que puedan ofrecer un interés al público” 102 . Consideraba
que el remedio para la crisis podían ofrecerlo compañías como la de Luis Sagi Vela:
“El remedio, pues, está en el talento y la dignidad artística. El realizar sobre el escenario
espectáculos líricos con un sentido renovador de viejas fórmulas en cuanto se refiere a la
presentación y manera de hacer. Se hace precisa la incorporación al género de esos
indudables valores líricos en cuanto a intérpretes se refiere, que existen en España gracias a
las cuatro o cinco escuelas magníficas de canto que hay en la actualidad. Estimular a los
autores y compositores para el trabajo en las producciones líricas y procurar que al final no
vean en ello nada más que un tiempo perdido y unas ilusiones rotas, al no encontrar el
provechoso fruto de su trabajo. La ayuda absolutamente precisa de los departamentos
oficiales de una manera constante y sin reservas. Una protección ponderada y justa, sin
derroches ni precipitaciones y una organización sencilla y eficaz” 103 .
“La excesiva facilidad con que se puede colaborar en este género, teniendo en cuenta que
a veces, cuando las circunstancias lo exigen, es posible escribir una partitura completa en
quince días, es una de las causas. Otra lo es que tras ese record de velocidad el autor está
expuesto a que con la mínima responsabilidad esta revista, bien arropada por una
presentación lujosa, la gracia de unos cuantos actores cómicos y la esplendidez de líneas
anatómicas de las vedettes, alcance un número de representaciones considerable,
produciendo, en consecuencia, unos derechos de autor muy dignos de ser tenidos en cuenta.
(...) Está claro y es humano que el autor se decida por este género, prefiriéndolo al lírico,
que exige un esfuerzo mucho más intenso en la labor creadora y técnica, dejando, además,
la incógnita del éxito, dudosa en época de crisis.” 104
102
A. Rodrigo: “El maestro Parada”, Radiocinema, nº 191, 20 de marzo de 1953.
103
Íbid.
104
Sestelo: “El maestro Parada”, Espectáculo, año VIII, nº 93, marzo-abril 1955.
97
Capítulo 3. Apuntes biográficos
“A la vista del panorama teatral que se avecina, el verano, y con más extensa perspectiva
la temporada próxima, es conveniente que por los medios más al alcance de los
empresarios, autores, actores y demás elementos que del teatro viven se vayan abriendo
nuevas normas por las que haya de regirse la vida del teatro.
Ese anuncio de actividades en más de veinte teatros en verano, diez con revista o más,
adquiere una grave perspectiva; y como síntoma es, a mi juicio, preludio alarmante de
catástrofe económica. Si a la vista del resultado de las pasadas temporadas se ha
demostrado que Madrid no tiene la suficiente capacidad económica para mantener tanto
teatro dedicado a ese género, el anuncio de lo que va a haber en el verano pone los pelos de
punta pensando en el resultado económico de la temporada.
En los últimos tiempos se han estrenado tal cantidad de revistas, cortadas, salvo raras
excepciones, por el mismo patrón, que la atención del público se va desviando hacia otros
espectáculos. La indiferencia se apodera de él y no siente necesidad de acudir a pasar un
buen rato en una revista entre otras cosas porque esto del buen rato no sucede.
En esta desorientción por la que anda el negocio teatral se han olvidado, a mi juicio,
varias cosas importantes, y creo que hasta no volver a encauzar el espectáculo en sus
moldes convenientes la cosa seguirá pobre y ruinosa.
Se ha dado de lado, de la forma más inhábil y absurda, al valor eterno que es la calidad
artística. La falta de ingenio, la confusión de géneros, la carencia de profesionalismo y la
ausencia de técnica teatral han invadido los escenarios y el enjendro [sic.] es fácil que surja.
Se han querido cubrir estas lagunas deslumbrando al espectador con una plástica, de mejor
o pero gusto, pero siempre rica en virtud de la cual se encarece de una manera estúpida el
coste del montaje que, salvo raras excepciones, nunca se llega a amortizar. Existe una
descompensación entre el valor artístico del espectáculo y el presupuesto de montajes que
una vez que estos han dejado de ser atrayentes en el interés del público no le queda otro
aliciente que el valor artístico del que carece.
Se han despreciado constantemente los valores líricos escénicos. Se ha creído que el
aliciente de una mujer guapa y esbelta era suficiente para olvidarse de una buena voz o una
buena actriz. Un micrófono, patente que acredita la pobreza de voz y que ya se utiliza como
la cosa más natural del mundo, y no es natural; unas vocecitas de niñas de colegio o de
“clásicas fregonas” destempladas y desagradables, carentes de timbre y no digamos de
sentido musical; una confusión lamentable entre lo que es música de teatro y música de
baile en sala de fiestas, una falta de construcción musical en los números, una equivocación
constante en el acompañamiento orquestal que tapa y obstaculiza la letra de los números
ocasionando al tiempo una molestia auditiva por excesivo ruido, la casi fórmula obligada de
que toda la música sea bailable del tipo más en voga en cabarets; en fin, una confusión total
de lo que es una obra teatral, esto es lo que [sin acabar]”
98
Laura Miranda
“A todo color es el fruto del contacto amistoso y diario en el veraneo escurialense. ¿Que
cómo es la música? Muy alegre; acaso... demasiado alegre. Pero perdónenme ustedes que
así sea en gracia a haber grabado música durante muchos años para millares de metros de
celuloide en docenas de películas españolas, con muchas escenas dramáticas y muchos
efectos de rostros “draculianos” y portazos violentos. Y uno, que es optimista y alegre,
quiere de vez en cuando adentrarse por los caminos de la travesura y la sonrisa, y nunca
105
“Loco por la música”, Primer Plano 497, 23 de abril de 1950.
106
“El gran maestro Parada, inspiración y arte ganado por la comedia musical”. No consta publicación.
Archivo Personal Manuel Parada.
99
Capítulo 3. Apuntes biográficos
Un público que sucumbió ante este espectáculo, “un escrupuloso estudio del
cromatismo de nuestros mejores cuadros del Museo de Pinturas, en alarde, rayano en lo
asombroso, de la combinación de tonos y exactitud de los trajes de época” 108 . Aparecen
en escena reflejados lienzos como Diana Cazadora, El caballero de la mano en el
pecho, la reina Mª Luisa de Parma, El Conde-duque de Olivares, Spínola, Las lanzas o
Los Borrachos Velázquez, Los caprichos de Goya y donde también hicieron acto de
presencia el Greco y Rubens.
107
M. Parada: “Autocrítica de la fantasía lírica A todo color, que esta noche se ofrecerá al público del
Lope de Vega”, ABC, 21 de abril de 1950.
108
“Novedades teatrales de a semana. Una buena revista”, Hoja del lunes, 24 de abril de 1950.
100
Laura Miranda
“El maestro Manuel Parada, adiestrado en una extensa y triunfal labor cinematográfica,
ha compuesto una música jubilosa y variadísima y, en muchos momentos, de bellísimas
calidades, como en el ballet Capricho de Goya, cuadro que por sí solo contiene muy ricas
sugestiones para una película de hondo casticismo español.” 109
El gran éxito obtenido por la revista “obligó”, tras dos meses y medio en cartel, a
que un grupo de autores y actores de teatro, escritores, músicos, críticos y periodistas ,
encabezado por el director general de Cinematografía y Tetro, Gabriel García Espina,
organizasen un homenaje a los hermanos Fernández Shaw, Parada y Luca de Tena. Se
subrayaba el mérito del espectáculo, “de conseguida calidad técnica y artística,
constituido íntegramente con elementos españoles, sin aportaciones extranjerizas, y
verdadero ejemplo de elevación del género artístico a que pertenece”110 . El homenaje
consistió en un agasajo que se efectuó en el hotel Emperador el día 14 de julio de ese
mismo año.
La obra continuó representándose más allá de las 500 representaciones,
presentándose a posteriori en Barcelona en el Teatro Calderón el Sábado de Gloria de
109
L. G. Mesa: “Reflejos del cine español. Anotaciones de actualidad. Esta vez el teatro señala una
orientación al cine”, Fotogramas 86, 13 de mayo de 1950.
110
“Un homenaje a Guillermo y Rafael Fernández Shaw y a sus colaboradores en la revista A todo color”,
ABC, 11 de julio de 1950.
101
Capítulo 3. Apuntes biográficos
marzo de 1951 111 , cuyo estreno, “un auténtico acontecimiento artístico” 112 , lo dirigió el
propio Parada. De hecho, el estreno de esta obra marca un punto y aparte en la vida
teatral barcelonesa y de este teatro en particular, “cultivándose de un modo casi absoluto
la revista”, desfilando las mejores producciones de revistas nacionales y extranjeras “a
base de espectáculos de la mayor calidad, dignidad y fastuosa presentación” 113 . Los
autores de la obra y Parada también dedicaron unas palabras a modo de autocrítica en
La vanguardia española para el estreno en Barcelona:
“La sugestión de un tema de tantas perspectivas musicales como plásticas –las figuras de
los más famosos lienzos del Museo del Prado, viviendo de noche sus propias aventuras–,
nos llevó a libretistas y músicos a concebir y desarrollar esta fantasía en tono de farsa, que
tiene ahora acogida en el lujoso teatro Calderón de Barcelona.
Para lograr nuestras aspiraciones necesitábamos la colaboración de un director que
convirtiera nuestro humorístico sueño en realidad, y hemos de confesar que Cayetano Luca
de Tena se superó a sí mismo, acumulando buen gusto, alegría, cultura, optimismo e
ingenio. Otro colaborador inapreciable fue Emilio Burgos, autor de los bocetos y figurines.
Jóvenes y prestigiosas figuras de la calidad de Huguette Nox, Maruja Mas, Elena Granda,
Antonio Riquelme, Manuel Requena y Pepín León al frente de un cuadro de notables
artistas y de unos conjuntos seleccionados, en los que figuran la gran bailarina Marianela de
Montijo –que ha alcanzado también como vedette los tres entorchados– y el ballet de Karen
Kaft, ponen a contribución su voluntad y su arte, que son extraordinarios.
Todos ellos merecen nuestra gratitud. A nosotros nos bastará con que la crítica y el
público de Barcelona puedan apreciar la orientación y la finalidad de la obra y el enorme
esfuerzo realizado por quienes a nuestro lado cometieron esta empresa, impulsados por un
espontáneo sentimiento de amor al teatro.” 114
Tras el éxito conseguido con esta fantasía, no es de extrañar que los hermanos
Fernández Shaw, Manuel Parada y Luca de Tena volvieran a reunirse para la realización
de su continuación, Colorín colorao, este cuento se ha acabao, estrenada en el teatro
Madrid el 30 de diciembre del mismo año, 1950. Una nueva aventura en el Museo del
Prado cuya rimada autocrítica fue presentada el día antes del estreno en ABC:
“Anécdota fiel a otra receta: –la amatoria inquietud del Rey-Poeta, –que se traduce en
más de un devaneo. –Lanza el Amor, con el mejor deseo –para chicos y grandes, su saeta. –
Color y forma. ¡Se abre la paleta, –buscando siempre sugestivo empleo! –Música, luz y
111
“Teatros. Calderón. Temporada de revistas”, La vanguardia española, 10 de marzo de 1951.
112
“Calderón. Próximo estreno de A todo color”, La vanguardia española, 16 de marzo de 1951.
113
“La nueva temporada del Sábado de Gloria”, El mundo deportivo, 16 de marzo de 1951.
114
“Teatros. Calderón. A todo color. Autocrítica”, La vanguardia española, 24 de marzo de 1951.
102
Laura Miranda
sombras, alegría, –mientras que urdiendo van su fantasía –la seda, el tul, la gasa y el moaré.
–Fiesta para los ojos. Y, entretanto, –excursiones al mundo del bel canto –y escapadas al
remo del ballet.
Y el compositor suscribe:
Yo, de mi música, agrego –que quise darle ternura, –color, picardía, fuego... –Crítica y
público, luego, –juzgarán la partitura. –Y a sus bondades me entrego.”
“Estos reparos se compensan con la partitura del maestro Parada, quien ha escrito
dieciséis números, unos burlescos, como el de la boda mora, lleno de efectos cómicos; tros,
de cálida frase melódica, como el dueto en movimiento de fox, y otros, en fin, de preciosos
efectos orquestales, cual las evocaciones de las Cuevas del Drap –precioso vals-canción que
115
“El teatro. Resumen gráfico de los viernes”, ABC, 9 de febrero de 1951.
116
“Guía del espectador”, ABC, 11 de enero de 1951.
117
“La centésima representación de Colorín Colorao”, ABC, 14 de febrero de 1951.
118
Por ejemplo, en Radio España (9 de diciembre de 1955) y en Radio Juventud (9 de junio de 1955).
Fuente: “Guía del radioescucha”, La vanguardia española.
119
Tras iniciarse en la película La alegría de la huerta (Ramón Quadreny, 1940), llegó a ser primera
vedette del teatro Lope de Vega.
120
“En el teatro Pole de Vega fue estrenada anoche la revista de Llopis y el maestro Parada La cuarta de
A. Polo”, ABC, 1 de junio de 1951.
103
Capítulo 3. Apuntes biográficos
interpretó Elsa Arjona, al frente del conjunto– y de Chopin en Valdemosa, que tuvo en
Maruja Boldoba magnífica intérprete, y que fueron repetidos por aclamación” 121 .
121
“En el teatro Pole de Vega fue estrenada anoche la revista de Llopis y el maestro Parada La cuarta de
A. Polo”, ABC, 1 de junio de 1951.
122
“El teatro en Primer Plano. Maestro Parada. El compositor del momento”, Primer Plano 555, 3 de
junio de 1951.
123
“Comedia. La Compañía de revistas del Lope de Vega, de Madrid”, La vanguardia española, 5 de
febrero de 1952.
104
Laura Miranda
público” 124 , donde también aparecían la cantante Finita Gessa, los actores Gabriel Salas,
Juanito escribano y Carlos Asensi, además de un gran conjunto de vicetiples y
bailarinas.
La primavera teatral de 1952 se inicia en el Teatro Price el Sábado de Gloria con
una producción de la empresa Lasarreta-Carcellé, la revista Las Olímpicas, de José F.
Díez, con música del maestro Parada bajo la dirección artística de Cayetano Luca de
Tena 125 . Éste volvería a acompañarlo en Las hijas de Helenia (1952), “modernísima” 126
revista basada una vez más en el libro de Pepe Díez, estrenada de nuevo en el teatro
Price el Sábado de Gloria con Josefina Canales, Tony Leblanc, Rosita Cadenas, Antonio
Riquelme, Fina de Granada y Venancio Moreno. La obra, que también se representaría
posteriormente en el teatro Lope de Vega, se había anunciado como “Un libro del más
fino humor. Una partitura deliciosa. Una interpretación genial. Una presentación de
buen gusto” 127 . Sin embargo, las críticas de su estreno barcelonés en el Calderón
demuestran que la obra no tuvo el éxito esperado:
El público, sin embargo, obligó a repetir los cuplés Los siete sabios de Grecia, el
dueto caricaturesco de estilo gitano y el pasodoble Palillos repiqueteros. La versión
catalana contó con el primer actor Paquito Cano, la bailarina Mª Jesús, la vedette
Encarnación Ruiz y los intérpretes Finita Gessa, Maruja Villamil, Pilar Gratal, Navarro
Luna, Gabriel Salas, Julio Nadal y Juan Escribano, encargado de varios papeles.
Manuel Parada colabora con Jacinto Guerrero en la revista Espabíleme usted al
chico (1953), presentado por la Compañía Colsada con libro de Paradas, Giménez y
Paco Torres. Presentado en el teatro de La Latina, Parada compuso una partitura
124
“Teatros. Calderón. El éxito de La cuarta de A. Polo”, La vanguardia española, 19 de febrero de
1952.
125
“Novedades teatrales de la semana”, Hoja del lunes, 17 de mayo de 1952.
126
“El maestro Parada, inspiración y arte ganado por la comedia musical” (circa 1952). Archivo Personal
Manuel Parada.
127127
Véase, por ejemplo, el periódico ABC, 22 de abril de 1952, p. 25.
128
U. F. Zanni: “Calderón. Estreno de la revista Las hijas de Helenia”, La vanguardia española, 20 de
noviembre de 1952.
105
Capítulo 3. Apuntes biográficos
“pimpante, alegre y cascabelera” 129 interpretada por Trudi Bora, las vedettes Mercedes
Sal, Nieves Plaza, Carmen Seguí y Estrella Aparicio y el bailarín Alfonso del Real.
Trudi Bora y Alfonso del Real fueron las principales figuras elegidas por la Compañía
Colsada para la representación de la obra en La Coruña, donde se señala la música de
Parada como “pegadiza, facilona y sin ninguna calidad artística” 130 .
El maestro compone –de nuevo para la compañía Colsada– un sainete
arrevistado en tres actos, ¡Ki-ki-ri-kí!, original asimismo de Paradas, Jiménez y Torres,
que volvió a contar con la “supervedette” Trudi Bora y el primer actor Alfonso del Real.
La música del maestro Parada “sirve a maravilla con bellas melodías de ritmo alegre y
retozón, la función que la partitura tiene en la revista” 131 , alcanzando gran éxito el fox
La viudez es muy amarga, el pasodoble Manzanares, el número Lágrimas de cocodrilo,
Pelea de gallos y la habanera de Las castañeras. Estrenado en el Teatro Colón en
agosto de 1954, los periódicos asturianos dan noticia de su representación en agosto de
1954 también en el teatro Jovellanos de Gijón, con los actores Isa de Castro, Estrella
Aparicio, Rubens García, Mercedes Sal y Manuel Navarro 132 .
Parada se alzó con el Premio Nacional del Género Lírico en 1954 junto a los
hermanos Guillermo y Rafael Fernández Shaw por la zarzuela Contigo siempre, que
dotó a la obra con 100.000 pesetas y que también premió con 50.000 pesetas a La alegre
alcaldesa, obra lírica de Pedro Sánchez Neira con música de Jesús García Leoz 133 .
Parada afirmó sobre esta obra:
“Nunca estoy satisfecho de mis obras. Acaso porque me exijo demasiado. Pero puedo
decirle que posiblemente por la ambición de la obra y el esfuerzo realizado en su
composición, lo que más me satisface es precisamente la que está sin estrenar. Me refiero a
Contigo siempre, cuyo libro escribieron los hermanos Fernández Shaw.” 134
106
Laura Miranda
“Una revisión en que el cuidado para la obra original, en el tacto de los acoplamientos, los
cambios de tesitura y demás detalles forzosos, resulta ejemplar. (...) Suena muy bien la
orquesta, por la sutil instrumentación; también por el trabajo de Parada y los profesores que
actuaron a sus órdenes.” 142
136
“El acontecimiento de la semana: Al sur del Pacífico, en la Zarzuela”, Hoja del lunes, 17 de enero de
1956.
137
A: Marquerie: “En la zarzuela se estrena la comedia musical Al sur del Pacífico”, ABC, 26 de enero de
1955.
138
Téllez Moreno: “Estrenos, noticias, cuentos y chismografía. Visto y oído”, Hoja del lunes, 31 de enero
de 1955.
139
Á. Zúñiga: “Redescubrimiento de la zarzuela”, ABC, 5 de febrero de 1955.
140
M Pombo Angulo: “Ensayo general de Al sur del Pacífico”, La vanguardia española, 26 de enero de
1955.
141
“Calderón. Al sur del Pacífico”, La vanduardia española, 5 de abril de 1955.
142
A. Fernández-Cid: “En la zarzuela se estrena la comedia musical Al sur del Pacífico”, ABC, 26 de
enero de 1955.
107
Capítulo 3. Apuntes biográficos
143
A. Marquerie: “En el Alcázar se estrenó El caballero de Barajas, de López Rubio y Parada”, ABC, 24
de septiembre de 1955.
144
Téllez Moreno: “Estrenos, noticias, cuentos y chismografías. Visto y oído”, Hoja del lunes, 29 de
septiembre de 1955.
108
Laura Miranda
145
“Aviso. Premio Caballero de Barajas”, ABC, 1 de noviembre de 1955.
146
“Un caballero rumboso”, ABC, 8 de octubre de 1955.
109
Capítulo 3. Apuntes biográficos
Berganza (la cantaora “de musicalidad exquisita y voz preciosa” 147 ), Antonio Riquelme
(el tabernero), Marcelino Ornat (Don Sebastián) y Julián Sanjuan (el sereno). Los coros
incluían cien voces para el pasacalle, cantado también desde los corredores de las casas
vecinas, dirigidos por el maestro Pereda 148 . La puesta en escena tuvo tanto éxito que el
ayuntamiento de Madrid y la Comisión de Festejos y Deportes, a petición del público,
convocó a una segunda prórroga con localidades desde diez pesetas 149 .
El presidente de la Comisión de Festejos, José Mª Gutiérrez del Castillo, y el
concejal delegado del Teatro Español, Manuel Pombo Angulo, acompañados por el
secretario del ayuntamiento, Juan José Fernández-Villa y el entonces director del teatro,
José Tamayo se reunieron con la prensa madrileña para exponer el propósito de ofrecer
al año siguiente, 1956, de nuevo en la Corrala, varias representaciones de La Revoltosa.
Tras el éxito obtenido el año anterior, que suponía la aceptación y el apoyo unánime del
vecindario, Pombo explicó la ampliación que había sufrido el escenario natural y
Tamayo expresó su deseo de aprovechar “hasta el límite las enormes posibilidades del
recinto, superiores a las de cualquier escenario, para ofrecer una representación capaz de
llegar al público sin concesiones a una desorbitada espectacularidad” 150 . Parada dirigió
musicalmente La revoltosa en el espacio de la Corrala bajo la atenta mirada de Tamayo,
en la que intervinieron como actores principales Luisa de Córdoba (Mari Pepa) y Pedro
Terol (Felipe), acompañados por Selica Pérez Carpio, Tony Soler, Rafael L. Somoza,
Miguel Ligero, Luis y Mariano Ozores (padre e hijo), Mª Luisa Moneró y el ballet de
Pilar López con el “nutrido” coro del sainete 151 .
El gusto de Parada por el género lírico le lleva, junto a Roberto Carpio, a
presentar la Compañía Lírica Española coincidiendo con el estreno de la “opereta de
gran espectáculo, en dos actos y ocho cuadros” Río Magdalena (1957) el Domingo de
Resurrección en el teatro Albéniz, obra de la que Carpio fue director y autor junto a
Alfonso Paso, Parada compositor y que contó con Enrique Estela y A. J. Vela como
directores de orquesta en su estreno. Entre los actores principales se encontraban Tomás
Álvarez –“el espléndido barítono recién llegado de América, donde triunfó en toda la
línea” 152 –, Santiago Bares, Josefina Canales, Enrique Fuertes, Alfonso Goda, J. M.
Rupert, Rosy de Valenzuela, Manuel Zayas y la colaboración de Luisa de Córdoba
147
A. Marquerie: “La verbena de la Paloma, en la Corrala”, ABC, 31 de mayo de 1955.
148
“El domingo, La verbena de la Paloma, en la Corrala”, ABC, 27 de mayo de 1955.
149
Cartel publicitario en ABC, 12 de junio de 1955.
150
“Representaciones de La Revoltosa en la Corrala”, ABC, 16 de mayo de 1956.
151
Téllez Moreno: “Estrenos, La revoltosa en la Corrala”, Hoja del lunes, 7 de mayo de 1956.
152
“Estrenos, noticias, cuentos y chismografía. Río Magdalena”, Hoja del lunes, 14 de enero de 1957.
110
Laura Miranda
“Intento, más que realidad. Confieso mi desilusión. No por el trabajo del maestro Parada,
muy dentro de su línea pulcra, firme, de músico dueño de un oficio indudable. Desilusión,
porque al anunciarse que Alfonso Paso, autor de comedias en triunfo –agudo, fácil,
personal–, se embarcaba en esta nave lírica, pudo pensarse en un timón dirigido a otros
derroterros, que buena falta hacen. (...) Los géneros han de renovarse. Las evoluciones de
los estribillos líricos, como las bocas cerradas del coro; el valetudinario tenor cómico (...),
la tiple cómica utilizada en el comienzo, son causa de vinculaciones de las que ni el propio
maestro Parada se ha podido librar.” 155
153
Según cartel del estreno. Véase, ABC, 11 de mayo de 1957.
154
“Obras líricas. Río Magdalena en el Albéniz”, La vanguardia española, 23 de abril de 1957.
155
A.F.C.: “Albéniz: estreno de Río Magdalena”, ABC, 23 de abril de 1957.
156
Jim: “Informaciones y noticias teatrales y cinematográficas. Álvarez Quintero. Río Magdalena”, ABC
(Edición de Andalucía), 15 de mayo de 1957.
157
Noticia presentada en los principales periódicos nacionales el 11 de junio de 1957, caso del ABC o La
vanguardia española.
111
Capítulo 3. Apuntes biográficos
Córdoba, que había obtenido el Premio Nacional de Interpretación Lírica de 1956, con
la primera bailarina Elvira Cristóbal.
La Compañía Lírica Española se desplazó hasta Cartagena con el mismo reparto
para la presentación de la obra de Chapí, El rey que rabió, con motivo de los Festivales
Artísticos Populares organizados por el ayuntamiento de la ciudad y el Patronato de
Información y Educación Popular del Ministerio de Información y Turismo. Los
decorados fueron proyectados para el aire libre por el propio Carpio y realiza dos por
Ros que contó, además, con los figurines de Rafael Borque, la luminotecnia del
neoyorkino Kiegl-Bros y el madrileño Benito Delgado y la dirección orquestal del
maestro Font Sabate 158 .
En abril de 1959 se estrenó en el Teatro Goya la revista Cantando en primavera,
obra de José López Rubio, Jesús M. Arozamena, Víctor Ruiz Iriarte, Alfredo Mañas,
Fernando Moraleda y Manuel Parada. Obra de extensa colaboración, para algunos
autores supuso el primer acercamiento al mundo de la revista tras el encargo de Manuel
Benítez Sánchez-Cortés, empresario del teatro: “Junto a la pura ironía de la revista en sí
misma, las modas musicales del siglo XX. Después de la canción popular, filigrana del
mas noble folklore, otra vez la sonrisa de la caricatura” 159 , creando cada autor sus
cuadros, situaciones, diálogos y algún cantable para que luego los músicos aportasen “la
última y definitiva palabra”. La obra contó con un nutrido elenco de actores (Gracita
Morales, Luisa Sala, Carlos Muñoz,...), la vedette María Asquerino, los cantantes
Estrella Alsina y Fernando Montenegro, un grupo de bailarinas bajo la dirección del
coreógrafo Alberto Portillo y figurines y decorados de Viudes, Zerolo y Anchóriz.
158
Manuel Parada guardó el folletín del estreno, algo poco habitual en él y que sólo se repetirá de forma
llamativa para las críticas y folletines de La canción del mar.
159
J. López Rubio, J. M. Arozamena, V. Ruiz Iriarte, A. Mañas, F. Moraleda, M. Parada: “Autocrítica”,
ABC, 23 de abril de 1959.
112
Laura Miranda
La estrella trae cola fue un proyecto realizado al año siguiente por quince
autores: Quintero, Arozamena, Ardavín, Abraham, Alonso, Donato, García Morcillo,
Guerrero, Lehar, Francis López, Moraleda, Padilla, Parada, Juan Quintero y Simons. La
obra, representada en el Teatro de la Zarzuela, supuso problemas y rumores por la falta
de consenso entre los citados autores –o sus herederos– acerca del cobro de los derechos
de autor. Rumores a los que tuvo que poner freno Parada, por aquel entonces
vicepresidente de la SGAE:
“No ha existido jamás la menor cuestión referente a este asunto, ni puede existir, porque
cada autor cobra lo que debe cobrar según lo establecido reglamentariamente por la
Sociedad General de Autores. El rumor no puede haber salido más que de un sentimiento
de envidia, rencor o impotencia.” 160
160
Declaraciones de Parada, “El vicepresidente de la Sociedad de Autores desmiente un rumor sobre La
estrella trae cola”, Hoja del lunes, 1 de febrero de 1960.
161
Según cartel publicitario. ABC, 20 de abril de 1960.
162
“Estreno, en el Cómico, de Elena, te quiero, de Vazsary, Ruiz Iriarte y Parada”. No consta
publicación. Archivo Personal Manuel Parada.
113
Capítulo 3. Apuntes biográficos
escrita por Janos Vaszary y Víctor Ruiz Iriarte, consistente en dos actos divididos en
ocho cuadros:
“La parte musical no está “incrustada”, con mayor o menor pretexto, en los cuadros. Los
intérpretes, cuando cantan, cuando la música suena, realizan algo que resulta natural en el
desarrollo de la comedia. Sin retorcimientos tan al uso, sin frases o recuerdos que intenten
ambientar o justificar la melodía que vaya a darse a conocer... (...) Y una serie de melodías
inspiradas –algunas predestinadas a una rápida popularidad–, que el maestro Parada, con
exacto sentido de lo que debe ser una comedia de este tipo, ha sabido crear con gran
acierto.” 163
163
Íbid.
114
Laura Miranda
Firma del acuerdo por el que se otorgaba la empresa del Teatro Goya a Conrado Blanco
De izda. a dcha: Parada, Blanco, Ardavín y Jiménez Quesada, asesor jurídico
(Fuente: SGAE)
sus veraneos familiares en las costas gallegas. El maestro estrena junto con Antonio
Quintero una zarzuela, La canción del mar, en el teatro de la Zarzuela dentro de la
temporada oficial de teatro lírico nacional con Jorge Rubio como director, Emilio
Burgos para los figurines, Joaquín Deus como director escénico, José Perera como
director del coro titular y Alberto Lorca como coreógrafo del ballet titular. La obra
contó con las sopranos Mari Carmen Ramírez, Mirna Lacambra, Paloma Mairant y Rosa
Sarmiento, los tenores Rafael Anguita y Enrique de la Peña, los barítonos Pedro Farres,
Vicente Sardinero, Enrique Suárez y Julio Catania como bajo cantante. Además, incluía
a los actores Venancio Muro, José Carpena, Andrés García Martí, Nati Piñero, Mª Luisa
Rodríguez y Ricardo Ojeda.
“Hemos situado la acción (...) en las costas de Galicia; pero esto no obedece a un
propósito de encasillamiento forzoso (...) que hayan de (...) definirla como arrancada de la
veta sentimental, artística o atávica de una determinada región española. (...) Las palabras
de amor o desesperanza, el gesto de soberbia, el arrebato místico, la copla de ronda y el
“maldito seas” tienen la misma resonancia entrañable en todos los ricones de España. (...)
Tuvo que revestirse de acentos y melodías galaicos por imperativos de fidelidad y gratitud
hacia sus protagonistas, que existen realmente y nacieron allá.” 164
Único estreno lírico de ese año, la zarzuela estuvo avalada por el Ministerio de
Información y Turismo y por la Sociedad General de Autores de España, “unidos en el
generoso y patriótico afán de resurgimiento y auge del teatro lírico español” 165 . Como
señaló el crítico de ABC, “Parada, con perfecta visión, no abusa de los aires gallegos,
que, no obstante su belleza, imprimirían cierta monotonía a la partitura. Se adentra, con
espléndido estilo, en una música de más amplitud e incluso de ritmos modernos” 166 .
164
A. Quintero y M. Parada: “Autocrítica de la zarzuela La canción del mar”, ABC, 11 de febrero de
1966.
165
Íbid.
166
J. Baro Quesada: “Estreno de La canción del mar, de Quintero y Parada, en la Zarzuela”, ABC, 13 de
febrero de 1966.
116
Laura Miranda
Puesta en escena de La canción del mar (Fuente: Archivo Personal Manuel Parada)
La crítica madrileña fue muy elogiosa con Parada, “que con esta partitura parece
haber alcanzado la plena madurez creadora”167 . Incluso su conocido Nicolás González
Ruiz le dedicó unas palabras:
Venancio Muro, Milagros Ponti, Mari Carmen Ramírez, Pedro Farrés y Mirna Lacambra,
intérpretes, y Antonio Quintero y Manuel Parada, autores de La canción del mar (Fuente: ABC)
167
J. L. Bugallol: “Mentidero del país”, Hoja del lunes, 28 de febrero de 1966.
168
N. González Ruiz: “Estreno de La canción del mar, en la zarzuela”. No consta publicación. Archivo
Personal Manuel Parada.
117
Capítulo 3. Apuntes biográficos
118
Laura Miranda
espectáculo finalizó con una jota sobre fragmentos de La Dolores, en la que intervino
“una comparsería bulliciosa y desbordante” 169 .
Celia Langa, Selica Pérez Carpio, Pilar López, Villarejo, José Manzanedas, el director
Tamayo y el corrdinador musical, Parada (parte inferior derecha)
(Fuente: Hoja del lunes)
169
A: Martínez Tomás: “Se inician los Festivales de España. La antología de la zarzuela, selección y
escenificación de José Tamayo”, La vanguardia española, 17 de julio de 1966.
119
Capítulo 3. Apuntes biográficos
170
Tras revisar las actas de las Juntas Generales de la SGAE y realizar un exahustivo vaciado de prensa,
no encontré constancia de su participación en la citada entidad anterior a esta fecha.
120
Laura Miranda
fuese reelegido en 1954, junto con los compositores Manuel López Quiroga, Federico
Moreno Torroba, Fernando Moraleda y José Muñoz Molleda. Ese año significó la
vacante del compositor Juan Quintero –cargo que ocupó Molleda– ante la perspectiva
de hacerse cargo de la jefatura de la sección cinematográfica171 . La Sociedad de Autores
Cinematográficos (dentro de la SGAE) había sido creada en 1934 con la intención de
incluir también a autores (guionistas, directores,...) del medio. Entre los directivos de la
junta de la SGAE se encontraba Eusebio Fernández Ardavín y la gerencia había recaído
en manos de José Forns por “ser abogado competentísimo en cuestiones de propiedad
intelectual” 172 , además de su experiencia artística y cinematográfica.
En 1958, Moreno Torroba no es reelegido vicepresidente (escrutinio del 9 de
mayo de 1958), ante lo cual el nuevo Consejo, al que se incorpora el escritor de la
“otra” generación del ’27, José López Rubio, nombra a Parada en el cargo de
vicepresidente y consejero delegado a Jesús María de Arozamena. A partir de entonces
es constante la aparición de Parada en actos públicos en calidad de vicepresidante de la
SGAE, como durante los actos en memoria de Chapí ante el monumento erigido en el
Paseo de Coches del Retiro, donde también estuvieron Jesús Mª de Arozamena,
familiares de Chapí y numerosos autores y actores 173 . Asimismo, Parada asistió junto
con José Mª Arozamena al acto conmemorativo del centenario del nacimiento del
escritor palentino Sinesio Delgado en representación de la SGAE 174 .
Se torna frecuente su presencia en actos como la concesión de la Medalla de Oro
de Madrid al presidente de la SGAE, Fernández Ardavín, por parte del alcalde de la
ciudad, el 23 de diciembre de 1960. La principal razón para la concesión de este premio
fue “la brillante tarea realizada por la Sociedad en beneficio del arte escénico y, sobre
todo, el esfuerzo que ha supuesto y supone la reconstrucción del teatro de la Zarzuela y
sus sostenimiento” 175 .
171
“Elecciones en la Sociedad General de Autores”, La vanguardia española, 29 de mayo de 1954.
172
“Nuevo organismo. La Sociedad de Autores Cinematográficos”, La vanguardia española, 30 de
noviembre de 1934.
173
“Cincuentenario de la muerte de Chapí. Se celebraron varios actos en su memoria”, Voluntad, 22 de
marzo de 1959.
174
“El centenario del nacimiento de Sinesio Delgado”, ABC, 11 de diciembre de 1959.
175
“La Medalla de Oro de Madrid a la Sociedad de Autores”, La vanguardia española, 24 de diciembre
de 1960.
121
Capítulo 3. Apuntes biográficos
176
“Almuerzo de homenaje a Alfonso Paso”, Hoja del lunes, 8 de mayo de 1961.
122
Laura Miranda
Alfonso Paso rodeado por las actrices Lola Membrives e Isabel Garcés, Parada
–izda. foto– y J. Calvo Sotelo (Fuente: Archico de la SGAE)
177
“La primera sesión en la Biblioteca Nacional”, La vanguardia española, 26 de septiembre de 1961.
123
Capítulo 3. Apuntes biográficos
178
“El Festival de la Canción se celebrará en Benidorm los días 9, 10 y 11 de julio”, Hoja del lunes, 29
de junio de 1959.
179
“II Festival de la Canción Mediterránea”, La vanguardia española, 31 de julio de 1960.
180
“El IV Certamen Nacional de Habaneras”, ABC, 8 de abril de 1958. Una edición posterior del ABC
señalaba que la canción compuesta por Ardavín y Parada se titulaba Habanera del cañaveral, entonada
por el orfeón valenciano El Micalet. Destacó asimismo que el coro Carmín, de Pola de Siero, consiguió el
primer premio en el apartado de “Pequeños conjuntos”. ABC, 19 de agosto de 1958.
124
Laura Miranda
181
“Clausura del V Certamen Nacional de Habaneras”, La vanguardia española, 18 de agosto de 1959.
182
“Jurado para el V Certamen Nacional de Habaneras”, ABC, 7 de agosto de 1959.
183
“Premios de habaneras”, Hoja del lunes, 20 de agosto de 1962; “Concesión de premios del certamen
de habaneras en Torrevieja”, La vanguardia española, 17 de agosto de 1962.
184
“Certamen de habaneras en Torrevieja. Participará la agrupación coral de Oviedo”, Voluntad, 7 de
agosto de 1963.
185
“Notas breves”, Hoja del lunes, 24 de mayo de 1965.
125
Capítulo 3. Apuntes biográficos
concierto, intemporal, con menos fuerza directa inmediata pero de cierto con más
posible futuro en la historia de la música”. Junto con Antón García Abril –su discípulo
predilecto–, López Varela, Julián Bautista, Carmen Santiago de Merás o Antonio
Iglesias Vilarelle, entre otros, Parada puso música al festival, “digna, sin ambición, al
margen de cualquier finalidad de sensacionalismo, popularidad y, excusado afirmarlo,
triunfo comercial”.
Antonio Fernández-Cid, al referirse el año siguiente al festival de Pontevedra
(1966), no dudó en señalar que ningún músico “de importancia” faltaba a la cita.
Subrayaba, además, que en los años en que se había desarrollado el festival (1966
cumplía con la 7ª edición), Galicia había conseguido reunir casi un centenar de
canciones de concierto basadas en textos de escritores ilustres como Rosalía de Castro o
Augusto y Álvaro de las Casas. Y anotaba, por último, que importantes compositores
catalanes habían contribuido a esta labor, caso de Manuel y Alberto Blancafort, Miguel
Asins Arbó, Federico Mompou, Xavier Montsalvatge, Eduardo Toldrá o Manuel Valls,
revelando así la diversidad y unidad de la patria 186 . A lo largo de la historia del festival,
Parada acudió a su llamada en diversas ocasiones como compositor, estrenando obras
que pasaron a formar parte de su legado marcadas por un festival de éxito con unánime
aceptación.
Parada y López Rubio cesan en sus funciones en la dirección de la SGAE en
1962, permaneciendo el primero inactivo hasta 1968. Aún así, es frecuente su aparición
en algunas comisiones de investigación, caso de la Comisión Revisora del reparto de
derechos cinematográficos, creada el 21 de abril de 1964. La comisión estaba formada
por los escritores Arozamena, García Herranz, Sánchez-Silva, Masó Paulet y Tamayo
Castro y los compositores Parada, Ruiz de Luna, García Abril, Gombau y Muñoz
Molleda. Se retomaba así un asunto de difícil solución, puesto que en 1961 y en
representación de la SGAE, Parada, Arozamena y Ruiz Iriarte habían firmado un
contrato de reciprocidad con las autoridades mexicanas para que en ambos países se
vigilase la percepción de los derechos de autor oportunos 187 .
Ese mismo año se trató en Asamblea General de la SGAE el nuevo contrato
firmado entre ASCAP (American Society of Composers, Authors and Publishers) y
SGAE. El maestro Parada preguntó entonces por las condiciones del contrato, tras lo
186
“Pontevedra: Un cancionero galaico de concierto en el Festival de Lérez”, La vanguardia española, 27
de julio de 1966.
187
“Los autores de España arreglan sus cuentas con los de México”, Hoja del lunes, 11 de diciembre de
1961.
126
Laura Miranda
cual expuso que, puesto que la cantidad cedida por la ASCAP era como un equivalente
de los derechos que no se percibían por las películas españolas proyectadas en EE.UU.,
dicha cantidad no debía pasar a gastos e ingresos generales, sino destinarse a la Sección
de Cinematografía y Televisión, para compensar a los autores por las escasas
recaudaciones obtenidas en Norteamérica. Asimismo, solicitó que se enviasen a Italia
dos técnicos para examinar la situación de la Sociedad Italiana en lo referente a los
autores españoles. El 22 de noviembre de 1962, fecha de la Junta General ordinaria de
Cinematografía y Teatro, el conflicto planteado por los exhibidores cinematográficos
continuaba. El informe de Arozamena dio pie a un debate en el que participaron
activamente Ardavín, Parada, López Rubio y Vizcaíno Casas acerca de las gestiones
realizadas por la Sección de Cinematografía y Teatro puesto que la televisión adquiría
cada vez más importancia en cuanto a los derechos de autor.
1968 trajo consigo la jubilación de Juan Quintero, que había continuado su labor
al frente de la Sección de Cinematografía. En su lugar, el consejo nombra a Parada
director de la sección y decide crear un nuevo puesto dadas las necesidades surgidas,
nombrando así subdirector a Manuel Tamayo. Parada alternaría este cargo en los años
siguientes con el de subdirector de la Sección de Cinematografía y Teatro, para
finalmente ser nombrado director de la Sección de Televisión en 1970, cargo que
ocuparía hasta su repentina muerte en 1973.
188
“Manuel Parada acapara las partituras del cine español. Es el músico de moda”. No consta publicación.
Archivo Personal Manuel Parada.
127
Capítulo 3. Apuntes biográficos
Censura de Alcalá de Henares, encontré que sus primeras películas le generan una nada
desdeñable cantidad aproximada de 50.000 pesetas, sueldo idéntico al de secundarios de
lujo, máxime teniendo en cuenta que el director cobraba más o menos unas 250.000
pesetas. Conforme avanzan los años, la nómina de Parada evoluciona muy lentamente,
al contrario que la del resto de realizadores o actores; tanto es así, que los primeros
actores o actrices pasarían a cobrar unas 800.000 ó 900.000 pesetas y Parada se
mantendría en unas 65.000 189 .
Así las cifras, no es de extrañar que a principios de la década de los cincuenta,
cuando ya había realizado grandes obras para el celuloide, se decantase por la actividad
profesional en el género lírico teniendo en cuenta que –como ya señalé antes– el
compositor “quedó harto” del mundo cinematográfico. En este sentido, el recorrido de
Parada es inverso al de otros colegas: en general, pretendían introducirse en el mundo
del celuloide tras una carrera en el teatro musical, mientras que Parada compaginó desde
sus comienzos cine y música incidental para teatro, seguridad económica que le
permitió embarcarse en el género lírico con cierta soltura y el conocimiento del medio y
sus profesionales, caso de Luca de Tena, Tamayo o López Rubio.
Pese a que su actividad cinematográfica decae en la década de los sesenta, su
ocupación profesional siempre estará marcada por la composición musical para
películas, iniciada con Raza –previo concurso–, cuya famosa marcha Pasan los
almogáraves se convirtió en icono musical del régimen, pasando a engrosar las listas
del repertorio militar español 190 . Parada compuso la música de algunas de las películas
más destacadas de la filmografía española del franquismo y no se limitó a un género
concreto: trató la comedia y el drama, el cine histórico y el bélico, el cine de autor y el
religioso. Su filmografía es tan extensa que resulta prácticamente inabarcable en un solo
estudio; unas doscientas películas son claro exponente de ello. Su capacidad de
adaptación a los distintos modos de ambiente y una gran rapidez en la concepción de
ideas se convirtieron con los años en sus señas de identidad, así como una fiel
ambientación escénica y la claridad de su escritura.
La popularidad de Parada creció de manera exponencial tras la aparición de
Raza. No era demasiado frecuente que los críticos de cine se extendiesen en cuestiones
189
Los datos son orientativos para exponer mi discurso. En análisis posteriores arrojo datos concretos en
determinadas películas.
190
No fue éste el único himno que escribió Parada. De hecho, el Himno de los Paracaidistas del Ejército
de Tierra y el Himno Nacional de Guinea Ecuatorial son obras suyas.
128
Laura Miranda
“La música de Raza, concebida y compuesta bajo un punto de vista de unidad temática,
ofrece en toda la acción en que se precisa un apoyo emocional auditivo de acuerdo con el
momento estético. El tema básico de carácter heroico, subraya todos los momentos con las
narraciones de actos en que el heroicismo de nuestra raza se puso de manifiesto.
Sobresaliendo por encima de la gran masa orquestal que juega el motivo del preludio con
sonoridades brillantes, y al final se convierte en marcha triunfal, vigorosa y amplia, que
por fin cede el paso al Hossana en un momento emocionadísimo de la película que canta un
nutrido coro de niños.” 191
“Yo estoy muy satisfecho de todo lo que me han hecho hasta ahora en todas mis películas,
y de El escándalo estoy encantado. Sáenz de Heredia es un artista excepcional; percibe y
comprende la música maravillosamente. Mi música ha sido cuidada con un cariño y
atención que la modestia de ella no se la merecía” 192 .
191
“La partitura musical de Raza, compuesta por el maestro Parada en interpretada por las orquestas
Nacional, Sinfónica y Filarmónica, coaligadas”, Alcázar, 31 de diciembre de 1941.
192
Entrevista a Manuel Parada. Radiocinema, 30 de septiembre de 1943.
129
Capítulo 3. Apuntes biográficos
193
Primer Plano 443, 10 de abril de 1949.
194
G. García Espina: “Currito de la Cruz”, ABC, 2 de julio de 1965.
130
Laura Miranda
Cristo negro (R. Torrado, 1962) y Bienvenido Padre Murray (R. Torrado, 1964),
western un tanto “atípico”. El Sindicato Nacional del Espectáculo volvió a concederle
en 1962 el premio en la sección musical por el conjunto de su labor y, especialmente,
por su película Cristo negro (Ramón Torrado, 1962): “La película lleva una hermosa
banda musical de Manuel Parada –el maestro “Pilín” para los amigos– (...) confirmando
así, una vez más, la admirable especialización del músico en estos sones
cinematográficos” 195 . Además, en la sección de mejor película obtuvo el premio
Dulcinea (Vicente Escribá, 1962), y en la sección de exaltación religiosa y valores
morales, Teresa de Jesús (Juan de Orduña, 1962) para las que también había compuesto
la banda sonora. El premio no resulta una sorpresa para la crítica:
“El Sindicato Nacional del Espectáculo ha otorgado una vez más el premio nacional del
año a la mejor labor musical en el campo de la cinematografía al maestro Manuel Parada,
que con tanta brillantez y continuidad realiza estos cometidos nada fáciles y de importancia
suma para el buen resultado de los films.” 196
195
G. García Espina: “Real Cinema y Torre de Madrid: Cristo negro”, ABC, 12 de marzo de 1963.
196
“Noticiario musical”, Blanco y negro, 2 de marzo de 1963.
131
Capítulo 3. Apuntes biográficos
197
G. García Espina: “Carlos III: El sol en el espejo”, ABC, 9 de julio de 1963.
198
Es frecuente en sus manuscritos que Parada y sus copistas concediesen pequeñas licencias al humor
entre arduas sesiones de trabajo.
132
Laura Miranda
Las coproducciones del género western dieron pie a numerosas cintas del gusto
del público español, caso de Cabalgando hacia la muerte (Joaquín Luis Romero
Marchent, 1962), El vengador del sur (Mario Siciliano, 1969) ó Dos hombres van a
morir (Rafael R. Marchent, 1969). Kid Rodelo (Richard Carlson, 1966) contó con una
sorprendente amalgama actoral: Don Murray, Janeth Leigh y Broderick Crawford como
protagonistas extranjeros y Julio Peña y José Nieto como actores españoles, conocidos –
sobre todo– por su trabajo en el cine de “cruzada”.
Las canciones de Joselito se volvieron indispensables en Los dos golfillos (1960)
Loca juventud (1964) o La vida nueva de Pedrito Andía (R. Gil, 1965), de Cesáreo
González, basada esta última en la novela de Rafael Sánchez Mazas sobre la
adolescencia, que en determinandos momentos respira aire zarzuelero. Recuerda una de
las hijas de Parada, Mª Luisa, que en Loca Juventud Joselito tenía que interpretar 3
canciones escritas en francés, idioma que no hablaba y, como ella había pasado el
verano en Francia, se encargó de intentar enseñarle fonética y le transcribió al español
133
Capítulo 3. Apuntes biográficos
las canciones para que, por su falta de pronunciación francesa, fuese capaz de
sincronizar letra y música con su profesor de canto 199 .
En El marino de los puños de oro (R. Gil, 1968) la participación de Parada se
redujo a muy pocos minutos de metraje; así, el silencio musical se convirtió en tónica
dominante en esta producción, que contaba con el púgil Pedro Carrasco como reclamo
publicitario, pese a que se hablase en las críticas de “unos entonados fondos musicales
de Manuel Parada” 200 . El hombre que se quiso matar (R. Gil, 1970) es una secuela del
mismo director de otro film realizado en 1941 –la primera protagonizada por el actor de
posguerra Antonio Casal, en la segunda versión actúa Tony Leblanc– para el que Parada
compuso la banda sonora tras una primera incursión de José Ruiz de Azagra.
Tras componer la banda sonora de El relicario (R. Gil, 1970), protagonizada por
Carmen Sevilla y Arturo Fernández, Parada escribe la música para La otra residencia
(A. Paso, 1970), donde el autor se basa en una película de terror para realizar una cinta
cómica con Florinda Chico y José Luis López Vázquez como protagonistas y un
Armando Calvo en el papel de psiquiatra. Al año siguiente, Parada consigue el Premio
del Sindicato del Espectáculo por Nada menos que todo un hombre (R. Gil, 1971),
basada en la obra de Unamuno, esta vez con Analía Gadé y Francisco Rabal en los
papeles principales:
“El maestro Parada ha compuesto una magnífica partitura que acompaña la acción, la
subraya en los momentos de gran tensión dramática y en todo momento crea el clima
199
Entrevista realizada a la familia Parada (2007).
200
“Cine. El marino de los puños de oro (los remedios y villasis)”, ABC, 19 de octubre de 1968.
134
Laura Miranda
Parada compone al año siguiente la partitura de La duda (R. Gil, 1973), basada
en la obra de Benito Pérez Galdós y protagonizada de nuevo por Analía Gadé, en esta
ocasión acompañada por Fernando Rey, premio a la mejor interpretación en el Festival
de San Sebastián: “Parada ha compuesto una música que subraya, levanta, comenta
certeramente cada tema nacido de las distintas situaciones, y por ello ha sido justamente
distinguido con el premio sindical al mejor compositor del año” 202 .
La guerrilla (R. Gil, 1973), por último, fue estrenada poco tiempo antes de la
muerte de Parada, según la obra de teatro de Azorín. Protagonizada por Francisco
Rabal, Jacques Destop y Julia Salinero “La Pocha”, proponía una historia de amor racial
durante las guerras napoleónicas entre un coronel francés y una campesina española:
“Manuel Parada le ha dado la música que le convenía. Una música que acierta a poner
sus valores melóficos al servicio ambiental, de acompañamiento y sugestión que la
acción reclama” 203 .
201
L. López Sancho: “Nada menos que todo un hombre, como Unamuno lo hubiera querido”, ABC, 17 de
febrero de 1972.
202
L. López Sancho: “La duda, muy conseguida versión de una novela de Galdós”, ABC, 6 de febrero de
1973.
203
L. López Sancho: “Rafael Gil sirve esplendidamente a Azorín en La guerrilla”, ABC, 21 de febrero de
1973.
204
Clásicos del Cine Español Vol. III - Manuel Parada, Fundación Autor, 2000.
135
Capítulo 3. Apuntes biográficos
205
“LARRETA”, ABC, 21 de mayo de 1967.
206
Retablo de pastores para la Navidad, manuscrito fechado en 1967.
207
“Retablo de Navidad. Un bello espectáculo de José García Nieto y el maestro Parada”. No consta
publicación. Archivo Personal Manuel Parada.
208
“Navidad”, ABC, 27 de diciembre de 1970.
136
Laura Miranda
209
Existen referencias en prensa escrita sobre tales incidentes. Por ejemplo, en el estreno de El capitán de
Loyola, donde “el popular y simpático maestro Parada” fue literalmente “sorprendido” por el fotógrafo a
su llegada a Callao. Fotografía en Primer Plano 443, 10 de abril de 1949.
210
Completas en Primer Plano 967, 26 de abril de 1959.
211
Primer Plano 409, 15 de agosto de 1948.
137
Capítulo 3. Apuntes biográficos
“Yo creo que todo aquel que hace cine tiene siempre un criterio fundamental sobre lo que
debe reunir una película ideal: que la conjunción de elementos, el ensamblaje de todas las
colaboraciones vaya presidida por la inteligencia y la sensibilidad. Sin embargo, en muchas
ocasiones, a pesar de haberse reunido en una cinta todos estos elementos primordiales, el
resultado no ha sido todo lo positivo que se esperaba. Entonces es que ha fallado algo ajeno
a esos principos, ya que ha quedado patente el divorcio entre el que crea y el que ve. Nunca
se podrá, o se deberá, prescindir del que ve, porque, al fin de cuentas, es el que hace posible
el trabajo y la vida del que hace” 213 .
212
Primer Plano, 11 de junio de 1944.
213
Primer Plano 967, 26 de abril de 1959.
138
Laura Miranda
“El público rara vez habla de la música cuando ésta se ajusta al tema de la película,
cuando sirve con fidelidad el propósito de la película; en cambio sí advierte claramente la
disonancia de la partitura cuando no refleja el momento que se vive en el film, cuando no
responde a lo que la imagen, la situación y el diálogo dan a entender. La música es un gran
auxiliar de la película, un aliado incomparable que tiene la virtud de elevar la intención en
las escenas; o sea, que aumenta la emoción de las escenas a partir del momento en que el
gesto del actor, la situación y la sensibilidad del director han dado todo cuanto el cine
exige” 214 .
“Sigo creyendo que no existe profesión más emocionante y traidora. ¡Cuántas ilusiones
rotas! ¡Cuánto desengaño y sorpresas! ¡Cómo se va de la mano un triunfo seguro y tan
soñado, y cómo llega éste en momentos en que el pesimismo y la duda se han adueñado del
que crea! Pero, a pesar de todo, debemos tener la seguridad de que esa inteligencia y
sensibilidad, bien administradas, están mucho más cerca del éxito que la picardía, la vista
comercial y tantos factores externos que rodean el ambiente cinematográfico en muchas
ocasiones” 215 .
Parada trabajaba de forma irregular, aunque procura componer todos los días. A
esto hay que añadir su rutina diaria: componer por las mañanas en su despacho, casi
siempre sin piano, que probaba una vez que el bloque estuviese más o menos listo; ir a
la tertulia por las tardes, donde departía con intelectuales madrileños de la época, caso
de sus compañeros de la “otra” generación del ‘27; y, además, era relativamente
frecuente la celebración de fiestas nocturnas en casa del compositor donde, debido a su
conocimiento del medio cinematográfico, se presentaban celebridades de la época como
Carmen Sevilla o Concha Velasco. De hecho, sus hijas recuerdan con especial cariño las
tardes que pasaban con niños “prodigio”, caso de Joselito, que se encontraba solo y
aburrido entre tanta gente del cine y acudía a las tres hijas de Parada en busca de
compañeras de juego. Cuando no había fiestas a las que asistir, Parada acudía a tantos
214
Primer Plano 216, 3 de diciembre de 1944.
215
Primer Plano 967, 26 de abril de 1959.
139
Capítulo 3. Apuntes biográficos
216
Definición del propio Parada en sus guiones musicales. Nunca emplea términos como leitmotiv o
melodía, pese a que yo los utilizaré en mis análisis posteriores.
140
Laura Miranda
Una vez que Parada contaba con el guión musical, se encerraba en su estudio
para componer las versiones reducidas a piano de los temas principales, aunque rara vez
utilizaba el instrumento, tan sólo para algunas sonoridades concretas. El maestro no
necesitaba evadirse para componer, en muchos casos se llevaba un papel consigo si salía
y hacía anotaciones hasta volver a su casa. Parada era un gran compositor de melodías;
según sus hijas, aseguraba que “componer es oficio y es ponerse y escribir música,
sentarse delante de una página en blanco y escribir, cuestión de hacerlo y nada más” 217 .
En una entrevista para un periódico dirigido a los emigrantes salmantinos en América,
Parada hace las siguientes declaraciones: “Para ser músico no hace falta más que
217
Entrevista a la familia Parada (2007).
141
Capítulo 3. Apuntes biográficos
estudiar mucho, trabajar mucho y sentir mucho. Todo lo demás no conduce a nada” 218 .
Una vez elegidos los temas principales, componía los bloques musicales. El maestro
solía escribir unos borradores en papel pautado para piano a bolígrafo –ya desde los
años cuarenta, cuando el boli era un bien preciado– con extensas anotaciones, antes de
escribir la versión orquestal. Parada era un gran orquestador. Cuando se presentó el
disco de Edición Autor sobre la música cinematográfica de Parada en la SEMICI de
Valladolid, José Nieto le comentó a la familia que no había tenido que tocar nada, que
había puesto alguna cosa en el No-Do” 219 . La familia asegura que la única parte del
proceso compositivo en la que no intervenía el maestro era el tema de los copistas y, en
ocasiones, trabajando en varias películas a la vez. Como he podido comprobar en los
manuscritos, tanto para la versión orquestal completa como en las particellas de cada
instrumento, Parada tenía copistas que pasaban a limpio todos sus comentarios y con los
que cotejaba las versiones definitivas antes del proceso de grabación:
“Para musicar una película se nos da primero el guión con objeto de que, a su vista,
hagamos una relación de los números musicales que debe llevar una película y en las
escenas en que se deben acoplar. Incluso hacemos, ya entonces, un trazado de ambiente.
Pero cuando en realidad se escribe la partitura es una vez acabado el rodaje de la película.
Entonces, si las escenas no responden al ambiente dramático que se les ha querido dar, el
compositor tiene que esforzarse doblemente porque no encuentra motivo de inspiración en
la frialdad de la película o de esas escenas” 220 .
“La música aplicada al cine dispone de un campo amplísimo para desarrollar la gran
variedad de estilos que existen desde la música sinfónia hasta la popular. La diversidad de
escenarios, ambientes, argumentos, sensaciones etc., etcétera. ofrecen al compositor
motivos inapreciables para dar rienda suelta a su fantasía” 221 .
218
“Manuel Parada acapara las partituras del cine español. Es el músico de moda”. No consta publicación.
Archivo Personal Manuel Parada.
219
Entrevista familia Parada (2007).
220
Primer Plano 216, 3 de diciembre de 1944.
221
Primer Plano 409, 15 de agosto de 1948.
142
Laura Miranda
143
Capítulo 3. Apuntes biográficos
traste con una página de música que fuera de la película podía tener un interés o un
valor” 222 .
Manuel Parada adoraba componer, pero detestaba tener que dirigir 223 , pese a que
tuvo que hacerlo en numerosas ocasiones para sus propias composiciones
cinematográficas: “Dirigía muy bien y tenía una caligrafía… Lo que pasa que a él no le
gustaba. ¿Sabes por qué? Porque estaba un poco grueso. Entonces, cuando tenía
compromisos, dirigía. (...) En teatro, el estreno siempre (...) y a veces subía y dirigía”,
comenta su mujer. 224 Literalmente se encerraba en un estudio de grabación con la
orquesta. Parada tenía una gran capacidad de rectificación durante las sesiones de
grabación, y ahorraba a los estudios grandes sumas de dinero al poder realizar las
grabaciones en el menor tiempo posible. Su viuda recuerda de manera graciosa que “a
las 6 de la mañana nos íbamos a CEA todos y venga a dirigir. (…) Y lo que otros tenían
en una película, que estaban 2 y 3 días, en una mañana desde las 6 de la mañana hasta
las 2 ya veníamos, que había grabado todo”.
Un lunes de cada mes se grababan en Orphea fondos para el No-Do. Según el
yerno de Parada, José Luis Gil Herranz, él intentó en aquella época ayudar a muchos
músicos que no tenían el trabajo que él tenía y los ayudaba a sobrevir: “Mira, este lunes
prepárate unos bloques de 1 minuto ó 1’5 minutos. Con estos temas: fuego, nieve,
deporte,... Entonces ese lunes el amigo iba a grabar y daba de alta los derechos de autor
a nombre del amigo, no de Manuel Parada”. “Había bloques que necesitaban un
sincronismo específico y se hacían con imágenes: a través de un proyector, el director
estaba viendo la pantalla, se marcaban unos determinados momentos musicales en el
momento exacto en que sucedía la acción en la pantalla. Otros no, se hacía el guión
musical”, comenta Gil Herranz 225 . Los profesores de orquesta eran quienes grababan
estas partituras en sesiones de “bolos” –el maestro elegía los mejores músicos–, aunque
existía cierto rumor acerca de su intransigencia en los corrillos madrileños que el propio
Parada se apresuró a desmentir:
222
Primer Plano 409, 15 de agosto de 1948.
223
Sestelo: “El maestro Parada”, Espectáculo, año VIII, nº 93, marzo-abril 1955.
224
Entrevista a la familia Parada (2007).
225
Íbid.
144
Laura Miranda
Parada mantuvo fructíferas y largas relaciones con los directores para los que
componía la música, sobrepasando la frontera de lo puramente laboral, caso de José
Luis Sáenz de Heredia o Rafael Gil, que en ocasiones se extendía a otros trabajadores
del medio: Así hablaba Parada de las relaciones profesionales en el ámbito fílmico:
“El primer problema (...) con que tropezamos los compositores está, a mi juicio, en la
inexistencia en algunos Estudios de salas especiales para la toma de música. Esto hace que
las orquestas ejecuten en locales que no reúnen las condiciones acústicas necesarias para la
realización de un trabajo depurado. Por otra parte, aún no se ha llegado a establecer un
definitivo acuerdo entre el criterio del técnico de sonido y el del compositor, en lo que a
registro musical se refiere. Cuando surge una discrepancia de esta índole, entre ambos, debe
prevalecer, lógicamente, el criterio del compositor, en beneficio de un mayor rendimiento
artístico” 228 .
226
Primer Plano 216, 3 de diciembre de 1944.
227
Íbid.
228
Íbid.
145
Capítulo 3. Apuntes biográficos
“Esos surgen nada más que en pequeñas películas que terminan demasiado ajustadas al
presupuesto económico y... como nosotros somos los últimos en cobrar, porque somos los
últimos en trabajar...” 229
229
Íbid.
146
CAPÍTULO 4. Cine de cruzada.
Hacia la construcción de una identidad nacional
Capítulo 4. Cine de cruzada
1
Véanse las notas de Julio Arce para el CD dedicado a Juan Quintero, Clásicos del cine español (vol. 1).
Juan Quintero, Madrid, Fundación Autor, 1998, p. 7.
2
Para una referencia más extensa sobre el tema revísense, entre otros: Heinink y Dickson, 1990;
Hernández Girbal, 1992; y García de Dueñas, 1993.
149
Laura Miranda
cuestiones musicales se refiere. Los profesionales del cine optaron por adoptar las
mismas medidas que sus compatriotas americanos; entre otras y, sin lugar a dudas la
más importante, hacerse con un nutrido grupo de profesionales provenientes del mundo
académico para la creación de las bandas sonoras musicales. Por supuesto que se había
contado ya en la República con compositores de relieve 3 , pero siempre a través de
colaboraciones discontinuas; ningún profesional acreditado en el mundo académico
habría pensado antes de la guerra en dedicarse en exclusiva a la creación musical para el
cine.
Tras la guerra se dieron varios factores que determinaron el cambio: el más
importante, el económico. La situación de España durante la posguerra se iba
recrudeciendo y la actividad académica no estaba bien remunerada si no se hacían
“bolos” al final de la jornada. El cine se convierte en un medio lucrativo que, además,
favorece el ascenso social. Asimismo, la pertenencia a este mundo promovía la
interacción de músicos y artistas, bien en las tertulias de la época –como la del Café
Gijón o la Casa de Suecia de día y la de Lyon ya entrada la noche– o bien en reuniones
privadas; además, numerosos escritores también hacían, en muchos casos, las veces de
guionistas de cine 4 , pintores, etc. Del mismo modo, Neville se había iniciado en el
mundo del cine durante su etapa de diplomático en EE.UU en los años treinta y era
asiduo de aquellas tertulias, en las que tenía oportunidad de intercambiar ideas con los
compositores.
3
Véanse por ejemplo, las aportaciones de la “generación del ‘27” al cine en Lluis i Falcó, 2001.
4
Existe bibliografía disponible sobre el acercamiento de destacados escritores del momento al mundo
cinematográfico. Véanse, entre otros, Armero y Molina Foix, 1985 y Utrera, 1985, 1987.
150
Capítulo 4. Cine de cruzada
dirigentes españoles desde la guerra civil en la zona nacional y que expondré en los
siguientes apartados.
Al contrario que en España, la industria fílmica alemana durante la etapa de
Weimar estaba perfectamente estructurada y contaba con un nutrido grupo de
profesionales que entendían el cine no como una aventura, sino como una industria por
derecho propio. Con un mercado que ocupaba la mayor parcela de ventas a nivel
internacional (con la excepción de Estados Unidos), los niveles técnicos y estéticos que
alcanzó el cine alemán denotan ciertas carencias, pese a que las ideas cinematográficas
del propio Goebbels trataron de aunar contenidos y estética en un nuevo cine nacional
que el público no encontró de su gusto, al menos durante los primeros años.
Tras ser nombrado canciller del Partido Nacional-Socialista y Obrero Alemán
(NSDAP) en enero de 1933, Adolph Hitler acudía al estreno de la película de exaltación
nacionalista Morgenrot 5 (Crepúscuo Rojo, Gustav Ucicky, 1933), de tendencia
claramente opuesta al Systemzeit 6 (J. L. Hernández Marcos y E. A. Ruiz Butrón, 1978:
29-31). Desde un primer momento Hitler fue consciente de la importancia del cine en el
nuevo estado totalitario alemán y realizó las gestiones necesarias para conseguir una
filmografía que mostrara los ideales y exaltara las “virtudes” nazis en la pantalla. El 11
de marzo de 1933 se crea el ministerio encargado de la Educación del Pueblo y la
Propaganda (RMVP) y Joseph Goebbels es nombrado ministro de Propaganda el 13 de
marzo. En realidad, su cargo va mucho más allá, puesto que es encargado “de todo el
alimento intelectual de la nación, de la propaganda del Estado, de la cultura y la
economía, de la información al público alemán y extranjero y de la administración de
todos los organismos creados para estos fines” (R. de España, 2000: 11). Hitler cree en
las posibilidades de Goebbels para el RMVP: éste, al abarcar tantas áreas, debió
dividirse en 6 secciones, y el cine pasó a denominarse División V. Cine, teatro, radio,
publicaciones, turismo y un largo etcétera tenían cabida en este ministerio que sufrió
una reestructuración en julio de ese mismo año, creándose una Cámara Oficial de Cine
(Reichkulturkammer), dependiente a su vez del RMVP.
5
En referencia a esta cinta, la traducción del título al español dio pie a especulaciones que la tildaban de
propaganda republicana.
6
Término despectivo empleado por los nazis para referirse al período de Weimar. Para una referencia
más extensa sobre el período de Weimar remito a, entre otros, Sánchez Biosca, 1990.
151
Laura Miranda
7
En relación a la proyección de cintas como Jud Süss u Ohm Krüger (Hans Steinhoff, 1941), un antiguo
cabo de las SS declaró en el proceso de Auschwitz: “¡Qué efectos tenían sobre los presos! Las películas
se proyectaban ante la tropa. ¡Y qué aspecto tenían los prisioneros al día siguiente!”. En Monterde y
Torreiro, 1997, p. 222.
152
Capítulo 4. Cine de cruzada
Laura Miranda
154
Capítulo 4. Cine de cruzada
de cruzada, como derivado de esta tipología, que había contado en el cine documental
de la guerra civil con una inagotable fuente de recursos a la que acudir en busca de
exteriores. Sin embargo, los guiones españoles tuvieron que resignarse a la búsqueda
del pasado puesto que, al contrario de lo que ocurrió en Alemania, la imposición del
estado autárquico obligó a recurrir al pasado (remoto o reciente) para rememorar y
recuperar los hitos de la historia española. En este sentido, el cine histórico español en
general y el de cruzada en particular 9 , propuso al imaginario colectivo una realidad
adulterada que fue la tónica dominante del período y que recordaba uno de los
presupuestos de Goebbels: “la propaganda tiene que ganar el corazón del pueblo y
conservarlo” (S. Kracauer, 2008: 282). Del mismo modo, en Alemania el cine de ficción
se empleó como modo de evasión de la realidad circundante, de inhibición de la
personalidad, aunque también se utilizó como modo de propaganda, al igual que en
España.
La formación de mitos, que suplían la falta de coherencia del discurso hitleriano,
estaba intrínsecamente ligada a la proyección del inconsciente colectivo que el
individuo recibía como parte integrante del grupo dominante. Como señala Ingrid
Schulze, el partido nazi construyó una simbología basada en banderas, la svástiva, toda
una ideología acerca del papel de la mujer en la sociedad, la figura del líder y el símbolo
negativo –en este caso, lo judío– (Mª. A. Paz y J. Montero, 1995: 149-150). Estos
elementos guardan una clara relación con los destacados en el discurso del cine bélico
que se trata en este capítulo y que se verán con más detalle: omnipresentes himnos y
banderas, el papel moralmente dual de la mujer, exaltación de la figura de Franco,
aunque sólo aparezca en una escena de Raza y caracterizado durante toda la película por
su alter ego José Churruca (Alfredo Mayo) y, por último, se elige como elemento
negativo a diferentes grupos que simbolizan el elemento de otredad, ya sean “rojos”,
marroquíes, tagalos o americanos (es decir, la anti-España).
Los alemanes desarrollaron su política propagandística cinematográfica a través
de dos frentes: los noticieros semanales y los largometrajes sobre las campañas, sobre
todo de Polonia y Francia. En el caso español, el No-Do fue el noticiero por excelencia
y el cine de cruzada se ocupó, en primera instancia, de la guerra civil (Raza, Sin
9
Sevilla Llisterri propone una definición de cine de cruzada, que en algunas ocasiones se aproxima al
género histórico y, en otras, se entremezcla con éste, en el que la música juega un papel fundamental.
Véase más adelante.
155
Laura Miranda
156
Capítulo 4. Cine de cruzada
Laura Miranda
España aparece unida frente a esta gran crisis que marcó un antes y un después en
política exterior, pese a que casi no se hace referencia a los EE.UU. debido a las
delicadas relaciones diplomáticas de 1945. Alhucemas, sin embargo, desarrolla su trama
en los asentamientos españoles de Marruecos: obra tardía en comparación con otras del
género, presenta un cine de propaganda al estilo de noticiero, donde se alude al
comunismo de una forma más velada y totalmente secundaria, puesto que el elemento
de otredad viene referido por lo “moro”.
Entre los diferentes géneros de la posguerra cinematográfica española, el cine de
cruzada se plantea como uno de los casos más interesantes para su análisis audiovisual.
Con una cuota de apenas 1’38% del total de la producción (D. Roldán Garrote,
2003:111), no existe consenso acerca de su consideración como género en sí mismo. Sin
embargo, y dada la polémica suscitada por las cintas calificadas como “cine bélico” o
“de cruzada” (los autores que lo han estudiado no logran ponerse de acuerdo sobre las
diferencias y paralelismos entre ambos), sus claras connotaciones ideológicas y la
importancia de la música en la consecución de sus fines resultan de gran interés para el
entendimiento de estas obras. La música se presenta como el lugar idóneo para la
expresión abstracta y dirigida de la nueva política de Estado. Más aún, es en los años
cuarenta, en cintas de gran calado ideológico, donde se desarrolla toda una teoría
musical aplicada al audiovisual que venía gestándose desde la etapa republicana y que
alcanza su máximo potencial en las décadas siguientes.
Resulta curiosa la falta de acuerdo acerca de la consolidación del cine de cruzada
como género. Con este térnimo se hace alusión a la denominación que de la sublevación
militar hizo el cardenal Pla y Deniel; en palabras de Román Gubern, “un agresivo cine
de propaganda y de legitimación de la insurrección fascista de 1936” (R. Gubern, 2006:
163) que partía de unos claros objetivos ideológicos: legitimar la sublevación,
establecer una dicotomía ética radical entre ambos bandos y predicar el espíritu de
venganza. Al amparo de este controvertido título, los historiadores de cine no han
logrado consensuar qué cintas pertenecen al cine de cruzada, y el propio José María
García Escudero afirmaba que “menos de una docena de películas no permiten hablar de
un cine político” (J. Mª. García Escudero, 1954: 15). Sin embargo, considero que pese
al escaso número de películas que tratan la causa nacional-católica y su falta de sutileza
política, es éste un corpus lo bastante influyente y catalizador de las aspiraciones del
régimen como para calar profundamente en la mentalidad y memoria colectiva de la
158
Capítulo 4. Cine de cruzada
audiencia. Audiencia que, por otra parte, no contaba con ningún otro medio de evasión
en la desgarradora posguerra española que no fuesen la radio, los toros y el fútbol con
los que hacer frente a la hambruna y la pérdida.
La opinión más actual y consensuada incluye cintas que abarcan distintas
décadas y no sólo los primeros años cuarenta. En su capítulo dedicado al cine de los
años cuarenta y cincuenta, Virginia Higginbotham defiende el cine de cruzada como
sinónimo de cine bélico y subraya como su principal función reafirmar los valores e
instituciones “nacionales” (V. Higginbotham, 1988: 18-29). No debemos olvidar que las
cintas de cine bélico jugaron un papel crucial en la reconstrucción del imaginario
colectivo, puesto que eran la única referencia con que muchos españoles contaban sobre
su historia más reciente. En este sentido, Román Gubern realiza un análisis detallado
(R. Gubern, 2006:163-196), considerando que en una primera etapa, tras la contienda,
es Edgar Neville quien inaugura el género con su Frente de Madrid (1940), seguido por
Sin novedad en el Alcázar (Augusto Genina, 1940) –tal vez la aportación más sólida del
‘cine de cruzada’– y El crucero Baleares, realizada por el autor mexicano Enrique del
Campo ese mismo año, del cual se destruyó el negativo 10 .
El año 1941 marca el comienzo de la actividad cinematográfica del galán de
moda, Alfredo Mayo, quien se da a conocer en Escuadrilla (Antonio Román, 1941), y
trabaja de forma continua en Harka (Carlos Arévalo, 1941) y A mí la legión (Juan de
Orduña, 1942), donde comparte protagonismo con Luis Peña. A partir de este punto se
produce una degradación de este tipo de cine, a pesar de una obra tan destacada como
Rojo y negro (Carlos Arévalo, 1942), muy elogiada en cuanto a avances estéticos se
refiere. Tras unos años de silencio, el tema de la guerra civil reaparece con En un rincón
de España (Jerónimo Mihura, 1948), El santuario no se rinde (Arturo Ruiz Castillo,
1949) y Vida en sombras (Lorenzo Llobet Gràcia, 1952), esta última complementaria de
Sin novedad en el Alcázar y alegoría –según Gubern– de la resistencia del franquismo al
cerco diplomático (R. Gubern, 2006: 178-179). Tras algunas secuelas como Servicio en
la mar (Luis Suárez de Lezo, 1950) o Rostro al mar (Carlos Serrano de Osma, 1951), ya
avanzados los años sesenta, Sáenz de Heredia realiza Franco, ese hombre (Sáenz de
10
Para una mayor profundidad sobre el tema véase el trabajo de Juan Antonio Martínez Bretón, 1995: “El
crucero Baleares”, un caso atípico de la censura franquista, en
www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12371394228900402976402/index.htm.
159
Laura Miranda
Heredia, 1964), documental con el que se conmemoran los ‘XXV años de Paz’ y que
recoge los principales episodios del franquismo y del cine de cruzada.
A pesar del escaso número de filmes en relación con otros géneros, el cine de
cruzada es, sin lugar a dudas, emblemático en la construcción de un cine nacional y una
identidad nacional tras la contienda (N. Triana-Toribio, 2003: 47). Señala Triana-
Toribio que fueron sobre todo estas películas las que construyeron la memoria histórica
que persistirá en los años sesenta y ochenta, generando gran cantidad de discursos sobre
identidad nacional que surgieron como reacción a este género. Asimismo, indica que las
películas de cruzada no son específicas de ninguna nación, sino el producto de un
discurso de combattentismo 11 que a menudo se alía con la producción fílmica de países
que acaban de sufrir un conflicto armado.
El modelo cruzada es un libro reciente de Gabriel Sevilla Llisterri que presenta
al “modelo cruzada” como “la vertiente narrativa de ficción dentro del discurso
cinematográfico oficial del franquismo”. Sevilla Llisterri define de forma más extensa
el modelo cruzada como el “conjunto de operaciones retóricas por las que un film
narrativo de ficción justifica no argumentalmente, sino desde la construcción de un
imaginario cultural e histórico, la llegada a un enfrentamiento civil para salvaguardar
toda una serie de valores tradicionales” (G. Sevilla Llisterri, 2007: 36). Escrito desde
una perspectiva visual y musical, el autor marca la diferencia existente entre el “modelo
cruzada” (que agrupa a los géneros bélico e histórico) y el cine de cruzada, con el
argumento señalado por Monterde: “un cine a medio camino entre la tradición del cine
bélico y los tonos del cine de propaganda política o de la reconstrucción histórica” (J. E.
Monterde, 1995: 234). La principal diferencia entre ambos conceptos estriba, según
Sevilla, en la situación temporal de la acción: el cine de cruzada hace referencia a un
pasado reciente (i.e., la guerra civil), mientras que el “modelo cruzada” remite a la
audiencia a un pasado más lejano. En este orden de cosas, el autor no niega la existencia
de ciertas concordancias entre ambos modelos, considerando a Raza el único caso de
modelo cruzada en sentido estricto y también el único ejemplo en que convergen ambas
propuestas, a pesar de que esta película también fue objeto de cambios profundos y se
11
Discurso que glorifica la experiencia masculina en la trinchera y exalta la lucha como fuente de vida.
Véase Falasca-Zamponi, 1997.
160
Capítulo 4. Cine de cruzada
Laura Miranda
162
Capítulo 4. Cine de cruzada
sonora que actúan más como ‘relleno’ implícito que como texto necesario, cayendo el
film en algunas ocasiones en la forma de documental 13 .
Algunas de estas cintas contaron con medios y presupuestos importantes, caso de
Raza o El santuario no se rinde, pero en general no se pretendía la creación de una
superproducción al estilo norteamericano. Al contrario de lo que ocurre en EE.UU. en
obras de gran envergadura histórica y largo metraje como Lo que el viento se llevó
(Gone with the wind Victor Fleming, 1939), que comienzan con una obertura, seguida
de un “entreacto”, el cine de cruzada opta por rechazar este formato, principalmente por
falta de medios, y no debe desecharse la idea de considerar que el espectador precisaba
de un texto audiovisual con contenido ideológico más directo y menos denso
musicalmente. Se hacía necesario un cine de rápida factura y cuyo formato se pareciese
más al documental bélico. Resulta obvio que algunas de las cintas analizadas sufrieron
un proceso de post-producción rápido que no permitió al compositor la creación de una
banda sonora meditada, cuyo ensamblaje con la parte visual se torna poco fluido.
No obstante, algunos compositores, como Parada o García Leoz, pretendieron dotar
a sus obras de una estructura musical coherente e independiente del resultado en el
audiovisual. Para ello se precisan películas de gran envergadura como Raza, que narra
la historia de la familia Churruca y el devenir de los tres hermanos a la par que el
destino de España. Película ideológica por antonomasia del nuevo estado, es de sobra
conocida la importancia que se le concedió a la banda sonora de esta cinta. La estructura
musical que le confirió Manuel Parada permite la interpretación de algunos de sus
números por separado; así, dentro de una escena, en ocasiones el compositor tiende a
buscar formas musicales coherentes por sí mismas. El caso más claro es el bloque del
Desfile de la Victoria al final de Raza, en la que el propio Franco pasa revista a sus
tropas en Madrid tras el final de la contienda, donde el maestro utiliza una forma
circular que podríamos tildar de bloque continuo siguiendo la tipología propuesta por
Lluis i Falcó (J. Lluis i Falcó,1995: 169-186) 14 .
13
Prueba de ello es el trabajo documental de Carlos Velo (al igual que Buñuel, continuó su carrera
cinematográfica en México), quien se encontraba trabajando en una película sobre Marruecos cuando
estalló la guerra civil. Su película se terminó en Berlín, pero las mejores tomas fueron reutilizadas por
Carlos Arévalo para Harka, lo cual resalta la importancia de las tomas de exteriores, el ahorro en costes
de producción y el empleo del formato documental.
14
También en Internet: http://usuarios.multimania.es/compositores/material2.html.
163
Laura Miranda
Son Parada y García Leoz quienes, por las razones antes expuestas, también
recurren a la técnica del leitmotiv. En el caso de Parada, es innegable su dominio técnico
e intuición, puesto que concebir una obra como Raza en su primera incursión en el cine
es un logro destacado. La cantidad de números musicales que abarca la obra sólo
volverá a repetirse en un escaso número de sus películas. En cuanto a Leoz, recordemos
que El santuario no se rinde data de 1949, una fecha que le permitía realizar avances en
favor de un desarrollo estético más depurado y cercano al mundo clásico de Hollywood.
Basada en hechos reales, El santuario no se rinde es un homenaje al sitio que sufrieron
civiles y legionarios del bando nacional en el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza
por fuerzas republicanas, resistiendo durante unos ocho meses.
15
Ejemplo 4.1. Tema Virgen de la Cabeza
15
Tema principal de El santuario no se rinde. La transcripción se ha realizado directamente de la cinta.
164
Capítulo 4. Cine de cruzada
encontrarán reposo todos aquellos que mueran por España. El compositor propone la
doble vertiente de cambio de modo y ritmo. El empleo de Sib menor como tonalidad de
partida y el compás 4/4 transmite la idea de languidez y pesadez, acorde con las
penurias de los protagonistas en su camino al santuario, que el autor resuelve de manera
efectiva al introducir el cambio a ternario antes de modular al homónimo mayor. Esta
segunda sección (cc. 13-27), que reutiliza materiales presentados antes en modo menor,
invierte valores de la primera parte (cc. 1-12), proponiendo un carácter afirmativo y
rotundo que alude a lo que ocurrirá a lo largo de la película. Las dos semifrases en las
que se divide (a, cc. 13-18; b, cc. 19-27) muestran los sufrimientos de los confinados en
el santuario a través del descenso a la dominante (Fa, cc. 18) hasta su liberación y
victoria ascendiendo a la tónica una octava superior.
La música de los títulos de crédito (cabecera) de las películas suele plantearse de
manera que los cambios modales o rítmicos coinciden con créditos importantes. Así, en
El santuario no se rinde el título del film y los créditos de los protagonistas coinciden
con una introducción instrumental en modo menor, el arreglo orquestal (con coro) del
popular tema de la Virgen de la Cabeza antes mencionado surge con los créditos de los
actores secundarios en modo mayor, a continuación sigue un desarrollo instrumental y
se recapitula el tema de la Virgen de la Cabeza coincidiendo con la aparición de los
créditos del compositor y demás profesionales del medio hasta llegar a la figura del
director de la cinta. Como conclusión aparece una semicadencia en la dominante,
creando tensión y ansiedad en el espectador, que se resuelve en modo menor con la
aparición de la primera escena, donde el empleo de música descriptiva precede el
desarrollo de la acción. De este modo, el compositor demuestra talento ya en los
créditos de inicio.
Ruiz de Azagra comentó pesaroso en una entrevista que “(…) es una labor ingrata y
anónima, a la que no todos le dan la importancia que en realidad tiene” 16 y Quintero
aclaró en cierta ocasión la importancia del maestro compositor en países como
EE.UU. 17 . Al contrario de lo que López González apunta, considero que en el cine de
los cuarenta en general y en el de cruzada en particular, los compositores eran valorados
16
J. Ruiz de Azagra: Radiocinema 80 (año IV), 30 de septiembre de 1942.
17
“Y para darse cuenta de la importancia que se concede allá a la partitura, estamos hartos de ver en los
titulares de la mayoría de las películas el nombre del maestro compositor [estadounidense] en un solo
fotograma, dándose así la misma categoría publicitaria que al director y a las primeras figuras”. En López
González, 2005, p. 1043.
165
Laura Miranda
18
Aparece García Leoz en el fotograma conjuntamente con “guión literario y diálogos” y “adaptación y
guión técnico”.
166
Capítulo 4. Cine de cruzada
dónde se sitúa la acción debido a la asociación que se realiza entre las imágenes y una
música de rasgos arabizantes que se interioriza como el elemento externo, como “el
sonido del otro”, gracias a que Quintero emplea los mismos recursos del cine
americano, que cualquier espectador occidental asociaría con Oriente.
La superposición de imágenes en el montaje es, sin lugar a dudas, otro de los
recursos más palpables en el cine de cruzada. Todas las películas contienen alguna
escena en la que se superponen diversos planos visuales acompañados por un tema
musical no diegético. La finalidad más evidente es la elipsis temporal, pero también es
un gran recurso para ahorrar esfuerzos económicos en una etapa que no permitía
grandes lujos a la mayoría de las compañías cinematográficas. Casi todas las películas
siguen el mismo esquema: la superposición de imágenes de cabeceras de diversos
periódicos que aparecen en pantalla en movimiento espiral con música no diegética
promueven el avance del hilo argumental. Una variación sería el caso de A mí la legión,
donde se sustituye el montaje de periódicos por el de copas de champagne.
García Leoz en ocasiones no finaliza la música a la vez que la secuencia visual, sino
que disminuye la intensidad sonora para que prevalezcan los diálogos, pero no
desaparece por completo. En este sentido, es importante cómo dos autores con un estilo
similar en cuanto a concepción de la banda sonora, Leoz y Parada, conciben el cambio
de secuencia de forma opuesta: Leoz opta por el empleo de diálogo con música o ruido
desvaneciéndose, mientras que Parada se decide por finalizar la secuencia de forma
conjunta el diálogo y la música.
En ocasiones, el espectador de hoy que se acerca a este cine de posguerra tiene
un sentimiento de pesadez en algunas escenas o diálogos que carecen de música.
Suponemos que, pretendiendo realzar ciertos diálogos, se adoptó la costumbre de
eliminar la música –entendida como barrera sonora– para que la audiencia centrase
toda su atención en el guión. En muchos casos los efectos sonoros propiamente bélicos
(ruidos de disparos, metralletas, tanques,…) actúan como sustitutos de la música y
resultan más efectistas que ésta, incentivando el ardor patriótico de la audiencia. Los
sueños, los recuerdos de vivencias que avivan la nostalgia y las voces en off siempre
aparecen acompañados de música no diegética. Uno de los ejemplos más claros lo
encontramos al comienzo de El santuario no se rinde, cuando la protagonista recuerda
vivamente los acontecimientos acaecidos durante el asedio al santuario. Como recurso
167
Laura Miranda
adoptado del cine norteamericano, la música tiene una función emotiva e imbuye al
espectador de la pérdida, la ausencia, la vuelta al pasado como marco temporal
preferible y deseable, donde la calma se aprecia en el recuerdo. La música canaliza estos
sentimientos y, a la par, enlaza con la idea del régimen de recuperar y glorificar el
pasado español, la idea de ‘imperio’ que subyace tras esta nostalgia. No es extraño que
en el cine de cruzada la vuelta al pasado a través de la música esté tan presente: lo que
es más, es la tónica general.
19
De los dos últimos films me ocupo en apartados posteriores.
168
Capítulo 4. Cine de cruzada
lo largo de la historia del cine cuyo guión está escrito por un dirigente de estado:
Francisco Franco Bahamonde, quien utilizó el seudónimo de Jaime de Andrade para
sus propósitos y que ya había publicado en 1922 Marruecos, diario de una bandera
en la Editorial Pueyo 20 .
La acelerada intención de llevar el cine patriótico a la pantalla se vio
condicionada por la negativa de las autoridades de la marina al visto bueno de El
crucero Baleares (Enrique del Campo, 1940), que en primera instancia ya había
superado la Comisión de Censura franquista. Se emplearon tal cantidad de efectivos
que la filmación de Raza no tiene precedentes en el precario panorama
cinematográfico español, tal y como explicó Carlos Fernández Cuenca y, más
adelante Román Gubern:
“[…] Costó 1.650.000 pesetas, su rodaje duró 109 días, se impresionaron 45.000
metros de negativo, se construyeron 50 decorados y se confeccionaron 500 trajes para
las escenas retrospectivas y no menos de un centenar de figurines compusieron el
vestuario femenino de la época moderna. Añadamos a esta cuantificación de la
magnitud de Raza que Sáenz de Heredia cobró por su trabajo, en concepto de co-
guionista y director, 79.000 pesetas, es decir, prácticamente el doble de lo que
acababa de cobrar por los mismos conceptos en su anterior A mí no me mire usted” (C.
Fernández Cuenca, 1972 (II): 541)
20
El nombre del caudillo como autor del guión fue publicado por Fernando de Valdesoto en la biografía
Francisco Franco (1943).
21
Ecclesia 26 (año 2), p. 23.
169
Laura Miranda
170
Capítulo 4. Cine de cruzada
La parte coral está a cargo de los coros de concierto y del coro infantil del seminario de
22
Madrid”
Laura Miranda
bandas sonoras compuestas por Parada, como puede apreciarse en el Gráfico 4.1.
Además, las referencias ya señaladas al himno nacional comienzan desde los
créditos de inicio, donde se entremezclan con Así habló Zaratustra (R. Strauss, op.
30) y dos temas nuevos propuestos por Parada, que denotan su influencia
postrromántica y wagneriana con la pérdida noventayochista como nostágico telón
de fondo de un pasado glorioso que el nuevo régimen aspira a recuperar.
Entre las escenas eliminadas en la segunda versión, se encuentra la
protagonizada entre el comandante Pedro Churruca y un amigo marino que, tras su
merecido descanso en España después de su estancia en Filipinas, mantienen esta
conversación sobre la situación en ultramar:
Churruca: ¿Y has estado en Filipinas?
Amigo: Sí, he tocado en Filipinas. Las mismas perturbaciones fomentadas por el
extranjero, la perenne rebeldía de la gente de color.
C: Sí, como siempre.
A: Más grave que nunca. Además, la relajación de costumbres y, lo que es peor, la
invasión de la masonería. Allí no puede estar quien no sea masón. (...) ¿Y has estado en
Filipinas?
C: Sí, tocamos en el archipiélago. Bajo una calma aparente hay fragmentos de
insurrección. La incomprensión es tan grande como la distancia...
un punto y aparte con la pérdida de las últimas colonias de Ultramar, a la que aludirán
las litografías de los créditos de inicio. La entrada gradual de los instrumentos 24 crea
suspense, hasta que, con la inclusión de percusión y viento metal para interpretar las
primeras notas del himno nacional oscurecido, aparece el escudo de España
acompañado por los créditos del Consejo de la Hispanidad, que reafirma la idea de
españolismo y colonización cultural.
El corte del himno macional comienza en parte débil del compás y finaliza en
parte fuerte para dar paso a unas figuraciones en tresillos, que confieren dramatismo y,
sobre todo, tensión a la escena en los créditos del título. El ritmo es lento, la armonía se
mueve por compases y hay reguladores de apertura para la dinámica, tresillos que
efectúan diálogos, trinos alternos entre los instrumentos e incremento del nivel sonoro, a
la par que el viento madera toca en los registros más agudos y la cuerda grave en los
registros más graves. El himno vuelve en parte débil para los créditos de Alfredo Mayo;
en pocos compases sufre varias transformaciones por reducción de valores. Las trompas
y saxos inician un proceso polifónico de 3 contra 2, creando un fondo armónico
subyacente y un clima de inquietud.
En los créditos del compositor, el maestro Parada, y las orquestas Nacional,
Sinfónica y Filarmónica, se emplea todo el efectivo orquestal, intento de mostrar todo el
efectivo puesto en práctica, aunque la orquesta denota cierta debilidad debido a una falta
de ensamblaje entre la cuerda y el viento madera, con melodía secundaria en
movimiento contrario que intenta contribuir al empaste orquestal. El arpa contribuye a
relajar la tensión y luego se entrega a la cuerda. Un proceso homofónico y
homorrítmico, coincide con un perído de máxima actividad, con trémolos en la cuerda
que combina con tresillos y notas largas para el viento metal. En escasos compases se
produce un cambio súbito de p a f, reduciéndose la tensión, del mismo modo que en la
pantalla habían aparecido al alcanzar f los nombres del guionista (Jaime de Andrade),
los estudios (CEA), el director de producción y, por último, el director (J. L. Sáenz de
Heredia).
Sevilla Llisterri ha querido ver en el bloque inicial una forma sonata desdibujada
planteada desde la perspectiva de tres temas diferentes: el primero, el himno, en Do; un
24
La idea primigenia del compositor incluía instrumentos transpositores (se observan tachones).
173
Laura Miranda
segundo tema, en Sol, “cuyas armonías perfectas significan claramente esa imposición
franquista de un orden nuevo”; y, por último, un tercer tema en Mi, al que llega a través
de una falsa relación cromática que pretendía una cadencia rota en Sol. A partir de aquí,
Sevilla Llisterri supone que el segundo tema (en Sol) suplanta en importancia al himno,
convirtiéndose en el tema principal: “que el emblema musical del nuevo orden se
imponga al de la hispanidad supuestamente degradada”. El tema en Sol se reexpondría
en el desenlace “implicando su preeminencia y, sobre todo, su capacidad de imposición,
su rebeldía”. Para Sevilla Llisterri, la exposición coincide con la primera aparición del
himno nacional y el segundo tema en Sol (una alternativa), el desarrollo con la aparición
del tercer tema y, por último, se reexpondría en segundo tema, obviando el himno
nacional (G: Sevilla Llisterri, 2007: 45-46).
Desde mi punto de vista sólo aparecen dos temas con entidad en la cabecera: un
primer tema en Sol, que coincide con el cambio de dinámica a Grandioso, referencia
explícita en imágenes al conflicto de las colonias españolas perdidas en el ’98, donde
los grabados muestran escenas de batallas navales o combates con los indígenas; y un
segundo tema en Mib, heredado del Grandioso, con carácter romántico, que rememora
los tiempos en que Cuba era una colonia española de Ultramar que, tras un desarrollo,
conducirá de nuevo al primer tema en Sol. La aparición del himno sólo la considero una
cita ineludible de inherente capacidad ideológica a modo de introducción que resalta al
Consejo de la Hispanidad (referencia al nexo de unión con América) y el actor
protagonista, alter ego del propio Franco, pero no un prototipo de primer tema
desfigurado de la forma sonata.
La llegada del comandante Churruca a Villagarcía de Arosa tras una campaña en
Ultramar (2:33) incluye un bloque musical que emplea el recurso del “color local” como
alusión a Galicia, de donde Franco era oriundo, a través de una muñeira. Es un tema
lírico de ambientación que sugiere una atmósfera etérea debido a una intervención tética
de los oboes, confiriéndole idea de lejanía al tratarse de una llamada panorámica de la
villa y los alrededores. El tema de Villagarcía está formado por dos semifrases (a y b),
que diferencian los sucesivos planos aéreos de la región:
Plano de la región Plano del pueblo Plano del pueblo Protagonistas (diálogo)
a en 2 ocasiones (cc. 1) b (cc. 9) a (cc. 13) - (cc. 14)
174
Capítulo 4. Cine de cruzada
175
Laura Miranda
musicales del régimen, que ha permanecido hasta hoy en día en el repertorio musical
militar. La tonalidad es la misma que se usa en elel bloque musical del desfile por las
calles de Madrid que clausura el film, característica de muchas marchas militares:
“La música de Raza, concebida y compuesta bajo un punto de vista de unidad temática,
ofrece en toda la acción en que se precisa un apoyo emocional auditivo de acuerdo con el
momento estético. El tema básico, de carácter heroico, subraya todos los momentos con las
narraciones de actos en que el heroísmo de nuestra raza se puso de manifiesto. Ya figura en
la cabecera de la cinta, sobresaliendo por encima de la gran masa orquestal que juega el
motivo del preludio con sonoridades brillantes, y al final se convierte en marcha triunfal
vigorosa y amplia” 25 .
25
“Colaboración, Raza”. No consta publicación. Archivo Personal Manuel Parada.
26
Los compases finales no se registran en la película debido a un corte en el montaje final.
176
Capítulo 4. Cine de cruzada
- Sacerdote: ¿Amabas?
- José: Sí, padre, yo creo que con toda mi alma.
[José se gira hacia la puerta, de donde proceden ruidos]
El final, padre.
- Sacerdote: Piensa en Dios. Ego te absolvo…
177
Laura Miranda
las intervenciones del militar republicano que se dirige a José antes de su ejecución. Es
llamativa la variación del motivo al final del número, puesto que se asemeja al leitmotiv
de Tara creado por Max Steiner para la película Lo que el viento se llevó. Es probable
que se trate de un guiño al gran compositor norteamericano:
Instrumento Escena
Violoncello
produciéndose con anterioridad un gran nivel de forte. El clímax tendrá lugar poco antes
de que se retome el tema inicial del número en Do, interpretado por violoncellos y
contrabajos junto con timbales y cajas, iniciándose con ellos el leitmotiv de los
almogávares. El clima de la película viene propiciado por el color orquestal y su
relación con la imagen, volviendo a la tonalidad de partida cuando los nacionales
entran en Madrid. Parada emplea un pequeño epílogo más coda para finalizar el bloque
musical, que cumple de nuevo una función estructural entre diferentes cortes del
montaje. En este caso, el maestro modula a Fa a modo de una gran cadencia plagal, con
lo que consigue un carácter no excesivamente conclusivo que da paso a la
recapitulación del número. La repetición de esta recapitulación en diferentes ocasiones y
con distinto colorido orquestal confiere al número musical la forma A B C B A + Coda.
A lo largo de la película aparece también otro leitmotiv, el de Churruca,
denominado así porque la primera vez que aparece coincide con el desembarco del
capitán en su ciudad de origen, Villagarcía de Arosa, donde le esperan su mujer e hijos
tras la aparición de la muñeira:
27
Flinn emplea esta argumentación al analizar la partitura de Max Steiner para Lo que el viento se
llevó, aludiendo al tema de Tara, que identifica con un lugar y no con un personaje.
179
Laura Miranda
comandante, que debe partir hacia las colonias; la melodía se interpreta en menor con
un ritmo lento que modifica el carácter del 6/8. En el siguiente gráfico sintetizo el
empleo del motivo de Churruca a lo largo de la escena, donde el autor recurre al color
orquestal para expresar los sentimientos de los protagonistas ante la inminente partida
del patriarca 28 :
28
Se presentan algunas diferencias entre el audiovisual y el manuscrito original. Se sustituyeron en
diversas ocasiones los cc. 7-10 por los cc. 26-29 ó siguientes.
180
Capítulo 4. Cine de cruzada
“Él era superior a todo cuanto le rodeaba y no podía subsistir su espíritu en un ambiente
de tan escaso valor moral. Que vosotros, sus hijos, os hagáis dignos de su ejemplo, es lo
único que os pido ahora y os pediré siempre. Bendice, Señor, el alimento que vamos a
tomar”
Laura Miranda
182
Capítulo 4. Cine de cruzada
Siguiendo la escena, altos mandos del crucero español, entre ellos Churruca, se
reúnen ante la precariedad de la situación de la guerra en Cuba. Aparece entonces el
leitmotiv de Churruca en tempo Lento mientras la cámara realiza una toma general de la
sala, planos medios de cada marinero y, posteriormente, de Churruca, que insiste en que
“No hay sacrificio estéril”. La música, que presenta la delicada situación de la flota
española en su conflicto con Estados Unidos, cambia nuevamente de carácter (y tempo)
y retoma la escena de fiesta en el Allegretto. En esta ocasión, la imagen muestra planos
generales de los madrileños y mostrando su estado anímico. Véase el cuadro
explicativo:
183
Laura Miranda
29
Como la mayoría de los números populares folklóricos incluídos en las bandas sonoras de las películas,
no se encuentran entre los originales del autor.
184
Capítulo 4. Cine de cruzada
- ¿Qué? ¿Ya está la noche metida en juerga? Pues dale al Carrasclás, que ya
verás lo que me traigo.
Todo el grupo se reúne para cantar la típica canción de fiesta, que se interpretaba
(y se interpreta) en la mayoría de las fiestas de los pueblos de la geografía española. La
letra de la última canción es neutral en cuanto a su contenido político, pudiendo ser
interpretada por cualquiera de los bandos, aludiendo a la esperanza y compañerismo,
“inherentes” al bando franquista. La estrofa es interpretada por otro soldado
desconocido, provocando las risas de los presentes:
Así, la letra de la canción insiste en la idea del deber a la patria, aun en tono
cómico y de camaradería masculina. La música comienza a perderse y un blurring de
imagen conduce al plano general del sargento de guardia mientras se repite el estribillo
y suenan los dos últimos versos audibles, que exige silencio, punto de inflexión que
desemboca en un plano general del capitán Echevarría:
185
Laura Miranda
186
Capítulo 4. Cine de cruzada
aparece en Do#, con un texto que habla sobre la vida militar. Parada utiliza la tonalidad
más alejada de Do en sostenidos para representar dos de los pilares del nuevo régimen
en la posguerra: la patria, a la que alude la música, y la familia, que se manifiesta en el
diálogo de los dos hermanos. La religión se refleja en el diálogo de los personajes al
aludir al destino del hermano fraile, razón por la que se entremezclan los diálogos y la
música.
El número diegético del intercambio de información (1:31:45) es interpretado
por un conjunto de mujeres: una pianista, 3 violinistas, una violoncellista y una
contrabajista, en un café republicano durante la guerra civil. En un principio, el número
estaba diseñado para una violinista y una pianista, pero se amplió para darle mayor
uniformidad al conjunto y potenciar las connotaciones libertinas de la escena, con una
banda de mujeres que dibuja una situación sexualmente “turbia” proclive a la perversión
moral 30 . La música propone un interesante contrapunto argumental al emplear la
tonalidad de Mi, que se relaciona con un clima más poético y ligero (Moser, 1965), en
un ambiente desolador que propicia la aparición del lado “oscuro” del ser humano: la
pianista recibe proposiciones deshonestas por parte de un republicano, accediendo a
ellas sólo cuando el hombre le muestra comida.
Los nacionales se encuentran ya en Bilbao y se vuelve probable la derrota del
bando republicano. La música propone un tono frívolo y jovial que contribuye a retener
la escena en la memoria colectiva mediante la contraposición de ideas a través de lo que
Chion denomina “líne de contrapunto” (M. Chion, 1999), con una melodía sencilla y
reiterativa. Además, esta melodía cumple una interesante función estructural, pues se
escucha en el siguiente diálogo entre el mismo civil y un pianista:
- Pianista: Perdone.
- Civil: ¿Qué quiere?
- P: Soy pianista diplomado y por la cuarta parte del pedazo que le ha ofrecido a la
muchacha, soy capaz de tocar enteras siete óperas a elegir.
- C: [Acento de provincias] ¿Por qué me dice eso?
- P: Porque me ha parecido que le gusta a usted el piano.
- C: [Risas] Quien me gusta es la pianista. [Más risas]
30
Para un estudio de la mujer en Raza, véase Huelin, 1997. También en internet:
http://www.publicacions.ub.es/bibliotecadigital/cinema/filmhistoria/Art.Huelin.pdf.
187
Laura Miranda
188
Capítulo 4. Cine de cruzada
Uno tras otro, los monjes caen a tierra con el sonido de la ametralladora, que
introduce la segunda parte del bloque musical, un coro de voces blancas que interpreta
un Hossana en el cielo en Do con el sonido del mar de fondo. La escena combina el
carácter religioso del coro de voces blancas con el primer plano de Jaime Churruca
abatido en la orilla de la playa, significándose Do, tonalidad neutra y en exceso anodina,
alejada de lo sublime y lo “extraordinario”, que se utiliza en este caso para la elevación
de las almas de los monjes:
“Raza, siempre Raza, en aquellos santos hijos de San Francisco, émulos de San Juan de
Dios, (…) llegan hasta la orilla del mar para entregar sus vidas mansamente, dulcemente,
como mueren las olas que se expanden por las arenas de la playa…, pero cantando el himno
de nuestra Fe, elevando a Dios sus rezos, y clavando en los alto la mirada hasta que las
balas criminales rompen el hilo de sus existencias…” 31
31
E. Tebib Arrumi: “Colaboración. Raza”. No consta publicación. Archivo Personal Manuel Parada.
189
Laura Miranda
32
Expediente nº 335-44 con salida nº 1733 el 12 de noviembre de 1945. AGA (36/0324).
33
Copias nº 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, y 11, con fecha del 4 de enero de 1946; copias nº 12, 13, 14 y 15 con
fecha del 25 de abril de 1946. Ya entrados los años cincuenta, queda constancia de nuevas solicitudes de
exhibición para la película, a cargo de la casa Selecciones Francesch, domiciliada en Bilbao.
34
AGA (36/04813).
35
Fechada el 20 de noviembre de 1959. Entrada en el Registro General nº 16412 el 16 de diciembre de
1959.
36
En el expediente puede leerse un tachón escrito a lápiz: “ANULADO y sin validez como consecuencia
de la resolución del expediente seguido por recurso de alzada”. AGA (36/0324).
37
En los archivos de la Filmoteca Nacional no consta referencia alguna sobre la supuesta nueva versión,
con lo que supongo que no se llevó a término.
190
Capítulo 4. Cine de cruzada
191
Laura Miranda
análisis que Verdera hace de esta obra, destaca la clara intención patriótica de la misma,
un elogio al espíritu militar y a la labor del ejército destinado en Baler como último
bastión (L. Verdera, 1995), aventurándose la cinta abiertamente en el género que tenía
las gestas heroicas como base fundamental del relato (E. C. García Hernández, 1985).
La idealización de las colonias se revela en Los últimos de Filipinas, alabada por la
crítica y convertida no sólo en icono de una época, sino del cine español de posguerra.
En este caso, la música del maestro Parada contribuyó al ensalzamiento de la función
del ejército español en Filipinas, consiguiendo una atmósfera de exotismo que inunda la
película y la libera de las ataduras espacio-temporales, transportando al espectador al
mundo imaginado de las Indias orientales a través de, entre otros números, la habanera
Yo te diré, interpretada por Nani Fernández en el papel de Tala. Tras una introducción al
estilo compositivo de Parada en esta película, analizaré algunas escenas concretas que
ayudarán a reflexionar sobre el concepto de exotismo desde la perspectiva de la música
asociada a las ex-colonias españolas de Cuba y Filipinas, una muestra del
posicionamiento político-ideológico del régimen. Dejaré para el apartado siguiente el
estudio del exotismo que proponen las músicas orientalizantes de los films que se
desarrollan en Marruecos.
Entre Raza y Los últimos de Filipinas, Parada compuso la música de Aventura
(Jerónimo Mihura, 1942), El escándalo (J. L. Sáenz de Heredia, 1943), Lola Montes
(Antonio Román, 1944), El camino de Babel (Jerónimo Mihura, 1944) y, en el mismo
año de Los últimos de Filipinas, El destino se disculpa (J. L. Sáenz de Heredia, 1945),
Espronceda (Fernando “Fernán” Alonso Casares, 1945) y El emperador del mundo
(Jerónimo Mihura, supervisada por J. L. Sáenz de Heredia, 1945), donde se fue
adaptando al mundo del cine. Al contrario de lo que ocurre en Raza, el compositor opta
por números breves con motivos temáticos o melodías de pocos compases de duración,
rompiendo con el carácter estático propio de Raza, donde la música se insertaba en el
film en forma de bloques largos, en muchos casos de música continua.
El maestro utiliza números muy cortos (nº 7, 9, 10, 11, 12, 13 y 14 de los
manuscritos, de unos 10-15 compases de duración) con la finalidad de subrayar ideas o
sentimientos que se perciben en la pantalla, al estilo de las producciones
norteamericanas de aquellos años y que tan duramente criticó Adorno en su libro La
música y el cine: melodías en violines o flautas para resaltar escenas de amor, motivos
en viento metal para enfatizar batallas o desfiles, motivos rítmicos que acentúan
192
Capítulo 4. Cine de cruzada
193
Laura Miranda
del correo, todas las expectativas creadas se desvanecen, perdiéndose cualquier ilusión
por el regreso. El fallecimiento del correo marca un antes y un después en el desarrollo
de la acción, que a partir de ese momento se torna sombría y despoja a los protagonistas
de la certidumbre de la vuelta al hogar.
La cabeza del motivo se escucha en multitud de tonalidades y en ambas
modalidades dependiendo de la escena: en la cabecera en Mi b M; la escena del correo
(nº 1), acosado por los disparos de los tagalos, propicia el modo mayor; la muerte del
correo se corresponde con la cabeza del leitmotiv menorizada en cellos y bajos; la
muerte de Santamaría coincide con el leitmotiv en mayor con la esperanza de ser
rescatado momentos antes de ser alcanzado por las balas enemigas en la playa. En
conclusión, un largo etcétera de entradas del leitmotiv se suceden a lo largo del film.
Ejemplo 4.7. Leitmotiv del correo en compases 1-4 de la cabecera y sus repeticiones
194
Capítulo 4. Cine de cruzada
Imagen Recurso
Galope de caballos
Ejemplo 4.8. Solo de flauta (nº 1)
La llegada del correo al fuerte de Baler crea el clima propicio para una escena
distendida en la que tienen cabida los problemas políticos y militares, que Parada
articula en el número titulado Noche tropical, un bloque musical de melodía continua a
195
Laura Miranda
base la reiteración de un tema escrito en sol dórica y tempo Adagio, que también induce
al ambiente de relajación y placidez de las noches tropicales (12:16).
Ejemplo 4.9. Tema principal de Noche tropical en la flauta
Las palabras destacadas en los diálogos coinciden con el comienzo del tema (Ej.
4.9). Además, en los casos en que aparece Vigil de una forma destacada, bien por su
entrada en escena, bien por su ausencia, el tema está oculto a causa de movimientos en
la cuerda que generan ansiedad y nerviosismo. Cuando se habla de luchas o tácticas
políticas y militares, el tema desaparece bajo disonancias creadas por la cuerda a través
196
Capítulo 4. Cine de cruzada
Ejemplo 4.10. Tema de Juan y Tala en el oboe
en violas, en cellos
- J: [Risas] No, Tala, no es eso. Tú eres bonita, muy bonita; no tienes nada que
envidiar a ninguna mujer.
- T: No envidio a ninguna mujer cuando estoy contigo.
197
Laura Miranda
- J: Pero yo llevo aquí poco tiempo, Tala, siempre habrás visto españoles en
Baler. Ahora estoy yo, pero… ¿y antes de que yo viniese?
- T: Nunca me había importado.
- T: No me importan los míos ni me importa nadie más que tú. He nacido aquí, he
vivido aquí siempre y quiero a todo esto: el pueblo, el río y el bosque, los quiero casi tanto
como a mi vida, pero a ti te quiero más, porque a ti te quiero mucho más que a mi vida.
- J: Tala…
199
Laura Miranda
Ejemplo 4.11. Tema a1
Ejemplo 4.13. Solo de fagot elidido (introducción)
El ritmo de polka se ajusta al metro impuesto por los diálogos de los soldados,
tiene en cuenta la cadencia de los diálogos para imprimirle el ritmo y el carácter al
número. El uso de la coda en trompetas, variación de a1 y a2, se adecúa perfectamente a
la escena debido a su carácter de llamada y aviso, correspondiéndose con la entrada de
200
Capítulo 4. Cine de cruzada
los soldados (la música intenta avisar a Vila de lo que va a ocurrir) y la llamada del
capitán (la trompeta actúa a modo de clarines).
Parada recurre en este caso a la dualidad no diegético/diegético. La música
banaliza las penurias de los soldados de los últimos cuatro meses y actúa como
contrapunto argumental. Cuando el capitán manda llamar a Vila antes de la escena de la
Bella Otero, éste tararea unas notas que se corresponden con a1, integrando el bloque
musical a posteriori. El subconsciente de la audiencia recapitula la escena y ensambla
los dos bloques, el diegético y el no diegético. Es más que probable, teniendo en cuenta
que la composición de la banda sonora era un trabajo de postproducción, que Parada
utilizase la melodía canturreada por Vila como eje generador del número.
Las canciones populares que se emplean en esta cinta, de forma diegética, hacen
referencia, al igual que en el caso de Raza, a los tres pilares doctrinales del estado
franquista tras la contienda: el ejército, la nación y la iglesia, contando la cinta con
asesores literario (F. Bonmatí de Codecido), militar (Juan Priego) y religioso (Padre
Andrés María Mateo); algo característico de la década de los cuarenta, con una
comisión de censura muy implicada en el séptimo arte. Aparecen números diegéticos de
repertorio religioso (Ave Verum), español (Unos cuantos españoles) y presuntamente
filipino (Yo te diré), marcando claras diferencias entre españoles y tagalos, que
redondean una banda sonora plagada de connotaciones nacionalistas.
Tras una incursión en el pueblo para aprovisionarse de víveres, se produce un
cambio de imagen en el fuerte, que celebra la Navidad con un Ave verum interpretado
por un soldado a solo (58:57). Destaca la solemnidad de la escena, que propicia el clima
grave y ceremonioso, y la tonalidad elegida es Do, síntoma musical de austeridad
visual. La interpretación de esta pequeña pieza, muy efectista, a paso a un gran
contraste: un tambor incautado en la salida de aprovisionamiento propicia el cambio de
carácter de la escena y marca el tempo de una conocida canción de Navidad, La
marimorena, que los soldados cantan en Mib tras la severa celebración eucarística, para
la celebración profana de la fiesta. No es éste el único caso en que los villancicos
populares se utilizan en tierras alejadas de la metrópoli con claros fines ideologizantes,
caso del film La mies es mucha. Esta canción popular, en principio extradiegética, se
vuelve diegética al enfocar la cámara, tras el improvisado nacimiento ideado por los
201
Laura Miranda
soldados, una pequeña orquestina que incluye el bombo sustraído a los tagalos, una
guitarra y una flauta de madera.
1ª estrofa
Unos cuantos españoles en el pueblo de Baler,
Unos cuantos españoles les van a tener a raya, ya tres están mayores.
[Gritos del público: Viva el “pescao” frito]
Y aunque tú no lo sepas,
Tengo una bala
202
Capítulo 4. Cine de cruzada
2ª estrofa
[Vila: “A la segunda, que es la buena”]
El doble de sitiadores, cuatro veces más
El doble de sitiadores hemos “pensao” reírnos porque somos los mejores
[La cámara enfoca los soldados enfermos. Efecto de línea de contrapunto]
Hemos “pensao” reírnos porque somos los mejores
Sin comer filipinos
Cuatro cañones,
Una bandera al viento,
Treinta españoles
Treinta españoles, niña, treinta españoles, una bandera al viento y sus riñones.
Vila continúa en un sentido irónico: “Ahora que estamos los justos, por soleá”,
ante lo cual la guitarra introduce una tercera estrofa. Sin embargo, en este caso la
música se pierde ante la irrupción del soldado de guardia, que le comenta al teniente
Martín las intenciones parlamentarias de los tagalos, a lo que éste contesta:
Mediante este brusco corte, suavizado por la ironía del número, finaliza esta
escena musical, que pone de manifiesto la precaria situación de los soldados españoles
sitiados en Baler.
Tala representa no sólo al único personaje protagonista de género femenino
enfrentando dos mundos irreconciliables y el fin de un imperio, sino también la
feminización del otro, la supresión de lo nativo a través de la masculinización de los
cantos españoles que se apoyan en la tradición para crear cierta ambigüedad conceptual.
La melancolía, expresada audiovisualmente en una carta dirigida al capitán de las
Morenas, es el punto de partida de la habanera Yo te diré (interpretada por Nani
Fernández en el papel de Tala), que alcanzó grandes cotas de popularidad en la época.
Además, la escena también se emplea como excusa para presentar de la relación entre
Tala y el soldado Juan Chamizo y el triángulo amoroso que se produce al intentar otro
203
Laura Miranda
soldado mantener relaciones con ésta (5:05, de nuevo en 1:10:22). La canción imbuye
un aura de tranquilidad a los soldados que se encuentran en la taberna, contraponiéndose
al clima general de la escena, en la que la situación política provoca tensión, tanto a los
protagonistas como a la propia audiencia. La música introduce en escena a Tala,
mientras el correo pregunta a otro soldado: “¿Quién canta?” para, a continuación,
mostrar la cámara un primer plano de la nativa interpretando la habanera acompañada
de una guitarra española.
Yo te diré, interpretada por Tala acompañada por una guitarra española en dos
ocasiones a lo largo de la película, no es original del maestro Parada, sino que se contó
con la colaboración del maestro Halpner para la composición de las “canciones
filipinas”. A pesar de ser clara la función del compositor de la banda sonora en las
películas de esta época, distinguiéndose del “compositor de canciones”, ¿qué podría
haber llevado al maestro a componer todos los números de la cinta a excepción de esta
habanera? La canción estaba llamada a ser muy popular a lo largo del siglo XX en
España e Hispanoamérica, y dejarla en manos de un compositor apenas conocido como
Halpner no tiene mucho sentido (L. Miranda, 2007: 221). En conversación mantenida
con las hijas y viuda del maestro, éstas aseguran que fue su padre quien compuso la
pieza, pero que la precaria situación de Halpner lo impulsó a cederle los derechos sobre
la obra.
Yo te diré es una habanera y no música tagala, de modo que el compositor
contribuyó a ahondar en el mito del oriente exótico y liberarlo de las ataduras espacio-
temporales, consiguiendo una atmósfera de exotismo que inunda la escena y transporta
al espectador al mundo imaginado y soñado de las Indias orientales. Royal S. Brown
reflexiona sobre cómo, gracias a la música, un personaje o situación se aleja del
contexto histórico y adentra en el mundo de lo mitológico, momento en el que la
narración se convierte en mito. Un pasaje musical, en lugar de conducir al espectador a
una lectura abierta de la situación dramática, le impone una lectura única, indicándole
cómo sentir la escena y reaccionar ante ella (R. S. Brown, 1994: 8-10).
204
Capítulo 4. Cine de cruzada
Ejemplo 4.15. Habanera Yo te diré
205
Laura Miranda
ocurre en la escena del fusilamiento de los monjes en Raza, muestra cómo Parada utiliza
a la música como mediadora del conflicto. Como señala Isabel Santaolalla:
“[…] Las dos escenas en que Tala canta su canción Yo te diré provocan una interrupción total
del curso de la acción, así como la sustitución del tono heroico por uno nostálgico, como si
mediante el estatismo de estas escenas se intentara detener el avance de los acontecimientos que
conducirán a la inevitable pérdida del control imperial” (I. Santaolalla, 2005: 56)
Tala cumple una función ambivalente: como instrumento del discurso nacionalista
y, al mismo tiempo, representando la opresión y el ideal de “pureza racial” de los
tagalos (R. B. Tolentino, 1997: 137). Pese a que Los últimos de Filipinas narra las
consecuencias de la lucha contra EE.UU. por la posesión de las colonias, no se
identifica a este país como el otro. El paso de EE.UU. por la película se resume en un
breve pasaje de desembarco e intento de huída de los soldados españoles que se
encuentran confinados en la iglesia de Baler. La alteridad no viene dada por lo
americano, sino por lo tagalo: el sentimiento de nostalgia y pérdida que se personifica
en los indígenas está presente a lo largo de toda la película. En cualquier caso, parece
obvio que el film no contenga situaciones hostiles contra los Estados Unidos, puesto
que en el contexto político en que fue rodada la cinta, Franco esperaba del país
norteamericano ayuda para salir del aislamiento “con dignidad” (M. Kinder, 1993: 153).
Parada es consciente de la trascendencia de las relaciones entre españoles y tagalos
en el film y del poder mediador de la música como encauzadora del sentimiento de
pérdida, de nostalgia ante la irreversibilidad de los hechos. Y es en la habanera donde
todas las frustraciones, los sentimientos encontrados y la nostalgia, clave en los años
cuarenta, se funden creando un clímax místico en la película. A través de la música (una
habanera, ritmo de origen caribeño, cantada por una tagala) se concreta el “ideal
colonial”, que ve a España como la madre Patria.
206
Capítulo 4. Cine de cruzada
Burgo “deslució el éxito de esta producción” 38 . A su juicio personal, “se hace ostensible
que nuestra producción nacional, con las excepciones conocidas, sigue
desenvolviéndose y luchando con una escasez de materiales que en cierto modo no deja
de ser heroica”, atribuyendo a la cinta que su lentitud en algunas escenas rompe de
forma desagradable la “tensión patriótica”. La película ofrecía, a juicio del delegado
provincial de Huelva José González Duque de Heredia, “una excelente fotografía y
exactos decorados, así como una interpretación discreta, pero, dado el sentido patriótico
de la película, podía haberse logrado una producción de más emoción y mejores
calidades cinematográficas” 39 .
En Oviedo la cinta se estrenó en el cine Principado el 5 de abril de 1948,
comentando el delegado provincial que la película no causó fervor general, como había
ocurrido con anterioridad con Botón de ancla (Ramón Torrado, 1948), comentario
palpable en las críticas de periódicos como La Región, La Nueva España o La voz de
Asturias. Todas las delegaciones provinciales realizan una descripción detallada acerca
de los pros y contras de la cinta, tales como lo magistral de la escena del desembarco de
Alhucemas, o la lentitud de otras escenas dialogadas. Sin embargo, en ninguna de ellas
se hace referencia explícita a la música de la cinta, algo que no ocurre en películas de
mayor calado como su antecesora Raza 40 . La Junta Superior de Orientación
Cinematográfica, compuesta por Fray Mauricio de Begoña (vocal eclesiástico), Luis
Fernando de Igoa, Francisco Ortiz y Gabriel García Espina como presidente, no realizó
ninguna indicación salvo la de ‘tolerada’.
Esto me lleva a suponer que la película ni tuvo el alcance popular esperado ni su
calidad técnica y artística permitió que la música alcanzase un protagonismo destacado
pese a los esfuerzos del régimen por la consecución de un cine bélico nacional. Fue un
trabajo de rápida factura que tuvo consecuencias inmediatas, sobre todo a nivel de
popularidad. La cinta, producida por Victoria Films, propiedad de Julio Peña Muñoz,
contó con un presupuesto de 2.250.000 pesetas y se rodó en los estudios CEA de
Ciudad-Lineal de Madrid. La duración de la filmación, de 2895 metros de metraje, fue
de unos 6 meses y los exteriores no españoles fueron rodados en África. En el cuadro
38
Carta del delegado provincial de Navarra. AGA (36/03321).
39
Carta del delegado provincial de Huelva, fechada a 7 de febrero de 1950. AGA (36/03321).
40
Excepción de Ávila, donde se hace la siguiente referencia: “Bien de fotografía, música e interpretación”
(AGA 36/03321).
207
Laura Miranda
técnico de los datos finales del permiso de rodaje (marzo de 1947) no consta el
compositor de la música ni su comisión, aunque sí más adelante, cuando se solicita la
clasificación de la película (consta como ‘Tolerada para menores de 16 años’), aparece
como productora Peña Films y la película como asunto de ‘propaganda’.
Producida por Peña Films con guión de José López Rubio y Enrique Llovet, Alh
cemas contó con los actores Julio Peña, José Bodalo, Nani Fernández, Adriano Rimoldi,
Tony Leblanc, Sara Montiel y Rafael Calvo. El comandante Salas (Julio Peña) se
presenta con su mujer Alicia (Nani Fernández) y el coronel en la Academia de
Infantería para relatar a los cadetes la historia del militar Salas desde el momento de su
incorporación al Tercer Batallón de Cazadores de Ceuta en 1922, tras ser ascendido a
capitán. Su estancia en África resultó tediosa y no comprendía a sus compañeros de
cuartel, que contaban con el valor que a él le faltaba para desempeñar su trabajo hasta la
llegada del ansiado desembarco de Alhucemas. Entre sus camaradas se encontraban el
teniente Valverde (Toni Leblanc), encargado de la intendencia automovilística y del
transporte de personal; el “pater”, cura jerezano con cargo militar; el capitán Muñoz,
que moriría cumpliendo un servicio al que Salas rehusó; el capitán Gomara, de la
Tercera; y el capitán Suárez (Adriano Rimoldi), comandante de la Segunda, todos ellos
bajo el mando del comandante Almendo (José Bódalo).
Tras cumplir el plazo establecido de dos años, Salas reclama su traslado a
Madrid, ante lo cual su comandante le pide que haga acopio de fuerzas y valor para una
última escaramuza ante el enemigo, a la que éste accede. Finalmente llega su sustituto,
el capitán Rubio, quien le pide a Salas que le entregue a su novia Mª Luisa (Sara
Montiel) unas cartas a su vuelta a Madrid. Una vez en la capital, y tras reunirse con sus
amigos en la tertulia, Salas se acerca a casa de Mª Luisa, donde conoce a Alicia
Almendro, hermana de su comandante. Es evidente el interés mutuo de ambos y así
comienza una amistad, asistiendo a todas las actividades culturales y verbenas de
Madrid. Mª Luisa le pide a Salas que actúe en lugar de su prometido y se case con ella,
puesto que ella desea reunirse con Rubio en África. Tras la ceremonia, reciben una carta
del comandante en la que relata cómo Rubio ha perdido la vida en acto de servicio.
Salas, desesperado y sintiéndose culpable, pide el traslado a África (no sin antes
pelearse con sus compañeros de tertulia, que lo consideran un “traidor”), donde se reúne
con sus compañeros y Almendro le relata lo difícil de la situación. Ante esto, Salas
vence al miedo y se dispone a dirigir la Cuarta División al lado de su comandante y las
208
Capítulo 4. Cine de cruzada
41
El Himno de los legionarios, de Boler y Calés; El novio de la muerte, de Parada y Costa; la Canción del
legionario, de Guillén y Romero; y el Himno de la Academia de Infantería, de Cueva y Díaz Giles.
42
Su gran popularidad lo ha convertido en el himno musical por excelencia del Ejército. Debe ser
entonado sólo en momentos muy emotivos y en posición de firmes.
209
Laura Miranda
43
En negrita el texto que aparece en la película.
210
Capítulo 4. Cine de cruzada
211
Laura Miranda
“El general Primo de Rivera, que ha decidido esta operación, en la que hay una deuda
que saldar y un compromiso de honor que cumplir, ultima los preparativos y el
desembarco se efectuará sin más dilación. Esta guerra habrá terminado para siempre
gracias a él y a los que han de ejecutar sus órdenes.”
Las escenas militares vienen definidas –sin contar con las marchas del ejército
por tierras marroquíes con música incidental de rasgos arabizantes– por tres números
musicales: 3 escenas que incluyen el himno de infantería (2 en tiempo real del film y 1
en flashback), 8 toques de corneta en diferentes situaciones y la escena del desembarco
de Alhucemas. El desembarco es, sin lugar a dudas, el más claro exponente del poder
militar español de la cinta, con un número musical no diegético que cumple las
expectativas de la música continua (unos once minutos de duración con ruidos de
batalla entremezclados) y que muestra, sobre todo, a los barcos españoles y sus
pasajeros hasta tierras de Alhucemas, y el posterior desembarco. A continuación
analizaré la escena y el número musical.
Tras una introducción en la que se muestra el poderío de la armada española, el
comandante Almendro, el capitán Salas y el teniente Valverde se encuentran en la
cabina de mados del buque junto con el capitán del barco y el timonel (1:04:18):
212
Capítulo 4. Cine de cruzada
Motivo 1(c.1-5)
Desembarco (Poco 4’ 29’’ Salas conduce a los soldados a la victoria en el desembarco
más)
Esquema tonal del bloque musical según la partitura original
A Pentatónica Sol (c.22) – La (continuación) – Sol (c.41) – Pentatónica Sol (c.45)
B Re (c.59) – Sol (c.63)
A+B Repetición c. 23- 68
Allegro
vivo
C (2/2) Sol (c.69) – Lab (c.86) – La (c.90)
Allegro
B+C Repetición (c.59, Re – c.63, Sol), Repetición (c.69, Sol – c. 90, La)
Motivo 2 (c.26-29)
Motivo 3 (c.52-55)
213
Laura Miranda
214
Capítulo 4. Cine de cruzada
Motivo 1 (c.1-6)
Motivo 2 (c.33-37)
Laura Miranda
escena, con un bloque musical que Parada titula Transparencia Marruecos, se dibuja el
camino recorrido por Valverde y Salas hasta la llegada al destino del segundo (5:24). Es
el oboe quien propone el motivo melódico que asiente la escala de la armónica (VII
alterado) jugando con el arpa, que mantiene la posición del VI y VII alterados:
Tras llegar a su destino, Salas se despide de Valverde con una transición hacia
Do, demostrando su indiferencia por la vida militar, en la que va a destacar como rasgo
arabizante un motivo con el VI grado rebajado, seguido de una 6ª italiana y otra 6ª
alemana que desembocan en la tónica, mientras Salas se encamina a presentarse al
comandante Almendro:
216
Capítulo 4. Cine de cruzada
Transición Re b- re (c.26-27)
22:41 Tiroteo
217
Laura Miranda
218
Capítulo 4. Cine de cruzada
música ambiental de la fiesta: bailables de moda como los que se escuchan en Madrid.
De hecho, es el propio coronel quien le pide a Salas que saque a bailar a su hija:
“Señores, esta señorita quiere bailar. Capitán Salas, usted que es el último que ha
bailado en Madrid y estará más a la moda”. Es evidente el anacronismo entre los gustos
y modos del ejército (tradicional) y los de la población civil (burguesía acomodada). De
hecho, el mencionar a Salas incurre en favor de sus ideales de tendencia más
“progresista”.
El Baile de Cazadores es una metáfora de la situación personal de Salas, a medio
camino entre su posición como soldado y sus ideas menos tendentes al belicismo. El
Salas que llega a Marruecos viene caracterizado por un conocimiento de las músicas
“modernas” que se bailan en Madrid, que no conoce cantos militares y le interesan el
teatro y otras “banalidades superfluas” de la metrópoli; pero el Salas que vuelve a
África voluntario pierde su sentido del afán personal en favor de su sentido del deber,
luchando en África y convirtiéndose en un oficial orgulloso de su ejército.
La falta de referencias musicales religiosas es otro rasgo distintivo de
Alhucemas. A excepción de la marcha nupcial de Mendelssohn, interpretada por la
orquesta de manera no diegética tras la boda por poderes, no existen más referencias
musicales a la religión en toda la película. En este caso, es más una cuestión visual que
musical: el párroco jerezano “pater” es el encargado de dotar a la película de gracia y, a
la vez, de cierto orden moral, como se ha visto en la escena de las pintadas del barracón
mientras un soldado toca el acordeón, en la que el cura indica a un pintor aficionado que
la falda de las muchachas debe llegar hasta debajo de la rodilla.
La temática amorosa, pese a que no aparece ampliamente tratada en Alhucemas,
propone unas normas éticas y morales deseables en la mujer de posguerra. En la
película aparecen tres mujeres: Alicia (Nani Fernández, en un papel bastante diferente al
de Tala), hermana del comandante Almendro y ejemplo de mujer callada; su madre,
viuda de coronel que perdió la vida en el Barranco del Lobo; y Mª Luisa (Sara Montiel,
en uno de sus primeros papeles), prometida al capitán Rubio. Íntima de su amiga Alicia,
resulta evidente que la necesidad de Mª Luisa de anteponer sus necesidades personales
(casarse) a las de su país (esperar al fin de la guerra de África) generan tensión en
algunas escenas, cuya resolución vendrá determinada por la pérdida de su ser querido.
Salas se presenta en casa de la prometida del capitán Rubio, Mª Luisa, para entregarle
219
Laura Miranda
unas cartas de éste. Allí conoce a Alicia, hermana del capitán Almendro, que le pide que
visite su casa para comentarle a su madre las noticias de la vida en África (46:58).
El bloque musical que propone Parada para estas secuencias incluye un tema
principal (que se repetirá en tres ocasiones) que he denominado “tema de amor”, y otro
secundario, derivado de éste, que cumple una función metatextual en la conversación de
Salas y Alicia en casa de Mª Luisa. El tema de amor en Sol (Molto moderato, C) inicia
el número musical, atravesando regiones cercanas en el área de sostenidos y vuelve a
repetirse para la aparición de Alicia por primera vez en pantalla coincidiendo con el
clímax del tema. El cambio a ternario trae consigo la aparición del tema derivado del de
amor en Do, marcado por tritonos en los violines 1º que articulan el interés mutuo de la
pareja y cierta incomodidad al mantener la conversación en presencia de Mª Luisa. El
bloque musical retoma el tema de amor para la presencia de Salas en casa de Alicia y su
madre (49:00), comienzo de una relación de amistad y, con el tiempo, de amor. El tema
de amor cumple en esta ocasión una función estructural, contribuyendo al enlace de
escenas y al avance temporal de la acción. Además, la reiteración del tema, de bastantes
compases de extensión, ahonda en la idea de la “melodía infinita”, que acaba por pasar
desapercibida ante el interés de las imágenes.
Se plantea la escena del Retiro del mismo modo que a la del baile de la verbena
en Raza: como contrapunto argumental. La grave situación del ejército español en
Marruecos es frecuentada de soslayo por la metrópoli, más interesada en bailes y
festejos que en su ejército. Esta falta de consideración de la metrópoli haca las tropas se
suaviza por la reaparición del tema de amor de Salas y Alicia, que propone un
220
Capítulo 4. Cine de cruzada
acercamiento entre los personajes (la situación personal de Salas no deja de ser una
metáfora de la situación de la metrópoli), consolidando la relación entre ambos y
creando en el capitán una aproximación a su verdadera vocación: la del militar.
Laura Miranda
Respecto a A mí la legión, Fanés comenta que “se insistía en disociar la vida militar
de la burguesa (…) y sobre todo (…) se reiteraba la exaltación de la homosexualidad”
(F. Fanés, 1982: 113), sorprendente aseveración para un cine institucionalizado que
pretendía extender la nueva ideología del nacionalcatolicismo. Calificadas estas escenas
por Fanés como “sexualmente turbias”, han sido estudiadas por Román Gubern, quien
no duda en tildarlas de “efluvios criptohomosexuales” (R. Gubern, 2006: 168). No
obstante, Juan Miguel Company señala, en relación a Harka, que “Arévalo extrema las
raíces misóginas de un discurso cuartelero donde las amistades viriles generadas en el
seno de la milicia sustituyen las necesidades afectivas y sexuales del protagonista” (J.
M. Company, 1997: 10-11), lo cual lleva a entender tal relación en las cintas estudiadas
más como un acercamiento a la noción de homosociedad, propia de una situación de
guerra como la descrita en las cintas, que a la de homosexualidad propiamente dicha. En
cualquier caso, son sugerentes las connotaciones sexualmente ambiguas en estas
películas y han merecido la atención de los compositores, desarrollando largas líneas
melódicas para las escenas de los protagonistas en A mí la legión, Harka y,
sorprendentemente, Raza. En una escena de A mí la legión los amigos de Mauro están
tristes ante su inminente ejecución por un crimen que no ha cometido. Primer plano de
Alfredo Mayo, que juguetea con un pedazo de tela, a lo que la protagonista femenina
(que desaparece de la acción mediada la película) pregunta:
223
Laura Miranda
una alta cuota de exilio interior y parte de la audiencia que consumía estas películas no
se identificaba ideológicamente con el desarrollo de la acción que se mostraba en las
mismas.
224
Capítulo 4. Cine de cruzada
nuevamente al interpretar en una segunda ocasión Tala Yo te diré mientras los soldados
permanecen atrapados en el fuerte de Baler, lo que genera un sentimiento de nostalgia,
una añoranza por el pasado perdido que el régimen evocará de manera continuada
durante las décadas siguientes.
Alhucemas potencia la idea de la España “imperial” desde la perspectiva de la
guerra de África y, al igual que otros filmes que bosquejan el exotismo marroquí
(Harka, A mí la legión), propone una doble vía de acercamiento: por un lado, las
músicas no diegéticas con rasgos arabizantes; por otro, las músicas militares (también
no diegéticas) que contribuyen a crear una realidad alternativa, no necesariamente
historicista, sino rayando en lo neomitológico. Las músicas arabizantes, creadas a partir
de escalas (mayores o menores) con los grados VI y VII alterados y ritmos arquetípicos
que incluyen semicorcheas en tresillos, no sólo aplican una pincelada de “color local” a
la película, sino que proponen una visión alternativa de Marruecos como territorio
español, a través de la incorporación de estos números musicales a escenas militares.
Además, estos números musicales ayudan a crear una actitud mental positiva hacia la
necesidad del desembarco al considerar lo marroquí como “español”, entremezclándose
gracias a la música. La inclusión de estos números musicales ilustra la camaradería
existente entre los soldados españoles y los regulares de la harka (véase asimismo
Harka, donde Alfredo Mayo aparece al mando de las tropas regulares), y reconocen así
el apoyo que estas tropas facilitaron a Franco durante la guerra.
Los números no diegéticos, bien sean de rasgos arabizantes, militares o ambos,
desarrollan una doble función: por un lado, estructuran la continuidad visual; por otro,
mucho más interesante a nivel semiótico, idealizan la historia reciente, imbuyendo al
espectador en el aura de lo neomitológico. El tiempo real se detiene y la audiencia
aparta la escena del contexto espacio-temporal de la película. Los dos únicos números
musicales de melodía continua creados por Parada hacen referencia al desembarco de
Alhucemas y a la relación de Alicia y Salas en sus frecuentes visitas. La idealización de
la conquista de Alhucemas se muestra intrínsecamente relacionada con la sublimación
femenina, ideal recreado en Alicia gracias a la alteración de la realidad que propone la
música. El ensalzamiento nacional se manifiesta a través de números no diegéticos
proclives a la alteración espacio-temporal y la conquista del mito, dando pie a la
creación de una semiosfera, el intrincado cine español de posguerra (en este caso
225
Laura Miranda
Ejemplo 4.21. Empleo temporal del concepto “militar” en la banda sonora de Alhucemas
226
CAPÍTULO 5. Música de cine, ideología y poder
Laura Miranda
1
Debido a la extensa bibliografía referente a las relaciones entre el cine y la literatura en España,
recomiendo para un primer acercamiento Literatura española: una historia de cine, Dirección General de
Relaciones Culturales y Científicas del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, 1999.
2
Para un trabajo más exhaustivo sobre la productora catalana véanse, entre otros, el imprescindible
trabajo de Fanés, 1982 y el artículo de Evans, 1995, un acercamiento al tema desde los estudios
culturales.
229
Capítulo 5. Poder
nueva ola industrial, como veré en el apartado referente al cine de corte regionalista.
Luis Mariano González González ha definido el cine histórico del franquismo como un
producto kitsch:
“Una estética que, en un intento de fuga hacia un pasado idílico, funde y confunde lo
sentimental con lo patriótico, creando un artefacto cultural que viene signado tanto por su
carácter artificial como por su función netamente propagandística al servicio de la ideología
reaccionaria hegemónica en la posguerra [en la que] la muerte aparece como central y
mostrada en positivo” (L. M. González González, 2009: 35).
Laura Miranda
231
Capítulo 5. Poder
Laura Miranda
233
Capítulo 5. Poder
intenciones del conde y le cuenta a Diego que Fabián ha intentado aprovecharse de ella,
lo que provoca una gran disputa entre los amigos. Diego, muy enfermo, amenaza a
Fabián con contar sus verdaderos orígenes y éste, desesperado, acude en busca de ayuda
en el padre Manrique (Ricardo Calvo), quien le aconseja ceder ante la voluntad de Dios
y corregir sus errores, aún a riesgo de perder Gabriela. Al final los tres amigos se reúnen
en el lecho de muerte de Diego, donde Gregoria confiesa su falta. Lázaro consuela a
Fabián ante la muerte de Diego y Gabriela, en el último momento, decide perdonarlo y
casarse con él, mientras Lázaro es recibido por el padre Manrique ante su interés por el
mundo clerical.
El guión apenas fue modificado, salvedad hecha de la escena del flashback de
Fernandez de Lara, dado que la acción se sitúa durante las guerras carlistas y la milicia
no obtiene elogios precisamente, con lo que la acción en la película se trasladó al ámbito
colonial. Nótese aquí la alusión a las colonias, en tanto nostalgia de un pasado
idealizado al que se recurre de manera constante en el cine de la autarquía.
La película estuvo 49 días en cartel en el Palacio de la Música de Madrid, donde
se estrenó. El rodaje de la película duró 13 semanas, 20 días fueron exteriores, entre los
meses de marzo y mayo de 1943 y Parada finalizó la música para la película el 15 de
agosto de ese año. La cinta contó con un presupuesto de más de 10 millones de pesetas,
bastante más elevado que la mayoría de las películas rodadas en la época de este
género 5 . Sin ir más lejos, el presupuesto de las otras dos cintas analizadas en este
apartado es inferior a la citada cantidad, obteniendo además 15 licencias de doblaje,
hecho insólito sólo igualado por El clavo (1944), otra adaptación literaria de Rafael Gil.
El film se realizó en los Estudios Ballesteros y el sonido llevaba la marca RCA
Ultravioleta de Alta Fidelidad. El propio Parada sentía una especial predilección por El
escándalo pese a que no es, al menos a nivel musical, su obra más interesante. Sin
embargo, algunas críticas apuntan a su labor en el campo de las adaptaciones literarias
como el espaldarazo definitivo que lo convirtió en “el más certero músico de cine” 6
según la prensa del momento.
Es ésta una película cuando menos curiosa en su concepción, puesto que
potencia la importancia del número 3, tanto a nivel visual –3 personas forman el
triángulo amoro (Fabián, Gabriela y Matilde), 3 son los amigos protagonistas (Fabián,
5
Solicitud de permiso de rodaje. AGA (36/4773).
6
“Manuel Parada acapara las partituras del cine español. Es el músico de moda”. No consta publicación.
Archivo Personal Manuel Parada.
234
Laura Miranda
235
Capítulo 5. Poder
Alarcón), telas, flores silvestres, una caja, a la par que se van presentando los créditos,
pudiendo dividirse en dos partes bien diferenciadas sólo a nivel musical: en primer
lugar, se presenta el leitmotiv del escándalo en fagot, trompas, trompetas y trombones
mientras se advierten progresiones de semicorcheas en violines y violas que generan
tensión (y que serán la tónica dominante en toda la obra), además de progresiones al
agudo en fusas y un abuso del cromatismo que suscita aún más tensión. La versión
definitiva elimina los primeros compases de la partitura que Parada había escrito en la y
propone re como tonalidad de partida para presentar el leitmotiv, modulando tras 16 cc.
a Sol y, después de la última presentación del leitmotiv, a Fa. Tras unos compases de
puente, aparece el movimiento Lento, que presenta lel que considero tema de amor (14
cc.) en flautín, flautas y violines, empleando acordes de 6ª alemana antes de la
dominante, que potencia su carácter conclusivo.
236
Laura Miranda
feliz con Gabriela no por su cambio de conducta y su herencia, sino por haber acudido a
Dios en busca de auxilio y socorro.
El tema de amor aparece de forma más intensa y reiterativa, a la par que
levemente modificado, en una escena entre Diego y Fabián, cuando el segundo le habla
de sus sentimientos amorosos por Gabriela y cómo ésta ha cambiado su concepción de
la vida (17:04, bloque nº 2). El tema viene precedido de un sencillo tema en flautas que
apunta la relación entre la figura de Gabriela y el bucólico mundo campestre; los
protagonistas se encuentran en un parque, lo que contribuye a crear una atmósfera
idónea por las connotaciones de pureza y castidad del mundo rural, mientras que la
constante de Re como tonalidad en todos los temas del número le confiere un carácter
más incisivo si cabe a las intenciones de Fabián.
Las sucesivas apariciones del tema de amor con los diálogos se muestran en el
siguiente cuadro:
18:22 Amor Violín 1º y 2º F: ¡Si la viese, Diego! Tiene la piel tan blanca como
el mármol, sus ojos son tan dulces como soñé de niño
que sería el cielo y cada sonrisa suya dice tanto de
237
Capítulo 5. Poder
Laura Miranda
repetirá en otras tres ocasiones, entremezclado con el tema de amor, y que denominaré
tema del convento.
239
Capítulo 5. Poder
1:07:57 Convento Violín 1º G: Sí, Diego, por fin me rindo. Son ustedes muchos y
(Mib) ninguno tiene más interés ni más deseo que yo. Pero
es que sería horrible que nos engañásemos todos otra
vez...
K (Tema secundario derivado del convento) D: (...) Si supiera que todo iba a ir así de rápido no
me hubiera casado todavía.
1:09:03 Amor Flautín, Flauta, G: [Por Fabián] Es mejor esperar a que venga mi
Oboe y Violín 1º padre. No tadará más de 15 días.
(...)
D: Adíos, Gabriela, hasta mañana.
Laura Miranda
el tema de amor en violines tras la lectura de la carta, que incluye una nota manuscrita
de Gabriela rogándole que vaya a verla. El siguiente movimiento, Movido, comienza
con el leitmotiv del escándalo (33:06) en flautín, oboe y fagot, una instrumentación
oscura que presagia malos acontecimientos y todavía atestigua la vida pecaminosa del
protagonista. Parada aún incluiría una segunda aparición del leitmotiv, que en la versión
definitiva se eliminó. El bloque musical cesa durante la conversación entre Fabián y
Matilde (en el transcurso de la cual ella le propone unirse en matrimonio a Gabriela).
Fabián corre a esconderse para escuchar de primera mano la conversación entre
Matilde y Gabriela, donde su tía le explica que va a convertirse en la esposa de Fabián 8 .
El cambio de metro, del cuaternario en Mib de las dos primeras partes al ternario en Sol
viene precipitado por un ostinato descendente de negras por grados conjuntos en cellos
y bajos subrayando un nuevo tema, que ilustra la sumisión de Matilde ante la sociedad y
la fortuna de Fabián por convertirse (sin esperarlo) en prometido de Gabriela. Este tema,
que he denominado del compromiso, aparece en violines 1º y 2º mientras el resto de la
orquesta está en silencio, con planos medios de las protagonistas femeninas y un
ilustrativo primer plano del rostro de Fabián tras las cortinas, que escucha atentamente.
Matilde apenas puede contener las lágrimas cuando le indica a su sobrina que ya le ha
escrito a su marido contándole los hechos y que éste ha aceptado su unión; el tema
nuevo aparece ahora en la madera, primero en clarinetes y, seguidamente, en oboes,
para volver a ser retomado por los violines 1º cuando Matilde le muestra una serie de
objetos que Fabián le habría dado para ella, entre los que se encuentra un rosario y
varios abanicos colgados en la pared de fondo, que recuerdan a los créditos de inicio y
la obligatoriedad de las estrictas reglas sociales a las que Matilde debe someterse.
Tras una abrazo a su tía mientras sostiene en una mano el rosario, el tema de
amor vuelve a surgir de manos del concertino (hecho poco frecuente) tras un ciclo de
quintas inconcluso, al ver a Fabián acercarse por detrás de los cortinajes; ahora su amor
ya no es velado ni ilusorio, aunque la tonalidad elegida para su presentación, Do, en
exceso neutra para una conclusión en positivo, sumada a la versión del tema que incluye
la semitonía en la cadencia, hacen entrever que la situación entre Fabián y Gabriela
8
Me referiré a la importancia de la ausencia de música en escenas destacadas más adelante.
241
Capítulo 5. Poder
242
Laura Miranda
Diego caiga sobre la cama sin vida. Las progresiones cromáticas vuelven a hacer acto
de presencia en condiciones diferentes: en este caso no generan incertidumbre, sino
pesar ante la muerte de Diego. El tema de cinco compases se presenta en la cuerda con
altas dosis de tensión con acordes de 6ª alemana y pentatónicos, mientras que adquiere
un carácter misterioso en su repetición en el viento madera con pizzicattos en la cuerda.
Les siguien otros cinco compases con un accelerando, una variación del tema
por disminución que vasculan una sucesión de acordes en una 6ª alemana de Fa antes de
modular a Mi b en tan sólo dos compases, que actúan de forma estructural para unir la
escena de la boda de Fabián y Gabriela, un Tranquilo en Re. Las semicorcheas en
violines y violas, a la par que señalan expectación ante la unión, recuerdan el motivo
que dibujaba el carácter vivaracho y naïve de Gabriela y preludian el tema de la boda
ante una multitud congregada a las puertas de la iglesia. El tema de la boda continúa
mientras que el ya matrimonio saluda a la gente y se sube al carruaje, saludando al
padre Manrique y lanzándole Fabián un clavel a Lázaro, el mismo que aparece en los
créditos de inicio y que demuestra el cambio de actitud operado en Fabián.
243
Capítulo 5. Poder
244
Laura Miranda
245
Capítulo 5. Poder
Laura Miranda
tal vez debido a la posible solapación de espacios temporales, puesto que tanto el
presente como el pasado fílmico se corresponden con el pasado real de la audiencia.
Tomemos como ejemplo la escena en la que se narra la verdadera historia del padre de
Fabián, el general Fernández de Lara (50:21). Sin música se procede al relato del suceso
en el que los personajes dialogan; aparece la mujer del gobernador, el general y otros
oficiales, así como el gobernador, que durante largos minutos urden la trama en la que
caerá el general. No es hasta que éste se presenta sin uniforme dispuesto a cortejar a la
mujer del gobernador (amparado por la noche), cuando la música aparece
caricaturizando la escena con un efecto de mickeymousing (pasos del general). No es
una respuesta casual, puesto que la introducción de música en este momento responde a
varias necesidades: por un lado, aclarar qué personaje interpreta Armando Calvo, como
Fabián o como su padre, puesto que Calvo interpretaba a ambos; por otro, ilustrar
sonoramente la batalla en la que perdió la vida el Conde de la Umbría, donde también se
caracteriza a éste con el leitmotiv del escándalo (cuando llama a la puerta de su amante
y cuando muere tratando de entrar en la fortaleza); y, por último, mostrar una historia
realmente humana como parte del pasado idealizado de España, puesto que la escena se
centra en uno de los episodios de la guerra colonial.
El único caso donde se pone música a un flashback, ocurre al comienzo de esta
escena de la batalla, cuando Fabián acude (en tiempo real de la película) en busca de la
ayuda del padre Manrique y el protagonista comienza a relatar los hechos. No debe
olvidarse que la mayor parte de la película transcurre en el pasado fílmico, recordado
por el protagonista masculino. Parada elige la neutralidad de la tonalidad de Do para
distinguir el presente fílmico del pasado y, además, mostrar el antes y el después de la
figura de Fabián, que en ese momento se presenta ante el cura arrepentido y cambiado
ante un futuro incierto con Gabriela.
La continuidad narrativa se logra también a través de montajes de imágenes para
realizar elipsis temporales, aunque debe indicarse aquí que ésta era una práctica muy
habitual en el cine español desde la República, pese a tomar una apariencia muy
peculiar –como ya se ha visto– en el cine de cruzada. En esta película se presentan tres
casos, opuestos entre sí los dos primeros y unificados por el tercero. En primer lugar, se
muestra a Matilde, Gabriela y Fabián en sus momentos felices en diversas actividades
(montar a caballo, en el teatro o la iglesia), cuando el protagonista intenta modificar su
conducta y convertirse en un hombre “admirable”. La música dibuja en tono jocoso con
metro binario en Sol sus salidas diurnas, con motivos de semicorcheas que recuerdan la
247
Capítulo 5. Poder
Mariona Rebull tuvo un rodaje muy largo para la época. Comenzó a rodarse el
17 de septiembre de 1946 y se terminó el 22 de marzo de 1947, tras haber sido expedido
su permiso de rodaje en agosto de 1946 bajo el título El viudo Ríus, como la novela
homónima de Ignacio Agustí de 1943. La novela pertenece a una saga de novelas
conocida como La ceniza fue árbol (1942 - 1972), compuesta por El viudo de Ríus,
Desiderio, 19 de julio y Guerra Civil, donde se toma como referencia al personaje de
Joaquín Ríus en diferentes etapas de la historia española. La novela, de bastante éxito en
la época, fue traducida a varios idiomas y, en los años setenta aparece en formato
televisivo bajo el título La saga de los Ríus. Contó Sáenz de Heredia con un
presupuesto de algo más de 3,5 millones de pesetas, de las que Parada recibió 49.000 –
cotización habitual del maestro– y el mencionado director 150.000 pesetas. Su estreno
248
Laura Miranda
fue todo un éxito, al que asistieron “personalidades diplomáticas, políticas, de las artes y
las letras, artistas, directores y escritores cinematográficos, críticos, periodistas y un
selecto público que llenaba por completo el cine Gran Vía” 9 .
La sección de cinematografía de Madrid declaró por unanimidad el 18 de abril
de 1947 a Mariona Rebull como Película de Interés Nacional y superó la censura como
“aprobada sin cortes”, recibiendo cuatro permisos de rodaje. Este hecho no deja de ser
sorprendente, si tenemos en cuenta algunos comentarios vertidos desde los diferentes
órganos de censura. Fray Mauricio de Begoña, vocal de la Junta Superior de
Orientación Cinematográfica, informó que el tema era “muy dramático, de pasiones
intensas que hacen la película algo repelente” 10 , aunque autorizó la filmación. F.
Narbona advertía en su informe de censura del guión que “los planos 79 y siguiente ha
de cuidarse de forma que la exteriorización amorosa se reduzca al mínimo”, al igual que
“no se apreciará ningún detalle que demuestre que la explosión sorprendió a Mariona y
a Ernesto en un momento excesivamente íntimo” 11 . Sin embargo, más adelante,
Narbona señalaba que “el final trágico de Mariona y Ernesto (...) es suficiente sanción al
proceder de ambos” 12 . Asimismo, en el Archivo de Censura aparecen recortes de prensa
procedentes de varias zonas de España, que acompañan la catalogación de esta película
por parte del equipo censor, recogiendo la opinión pública 13 . La película era “una
exaltación de la industria textil catalana, personificada en la familia del fabricante
Joaquín Ríus, quien a través de las vicisitudes sociales y familiares y sentimentales,
consigue llevar a buen puerto la fábrica que heredó de su padre y que se cumpla la
tradición de trabajo en la persona de su hijo Desiderio” 14 .
Producida por Ballesteros con un guión del mismo Sáenz de Heredia, Mariona
Rebull está protagonizada por José Mª Seoane, Blanca de Silos, Alberto Romea, Tomás
Blanco, Sara Montiel, José Mª Lado y Mario Berriatúa en los papeles principales.
Crónica social de toda una época, la película narra los amores de Joaquín Ríus (José
María Seoane), empresario textil catalán de orígenes humildes en la Barcelona de las
últimas tres décadas del siglo XIX. Enamorado de Mariona (Blanca de Silos) y
aconsejado por Ernesto (Tomás Blanco) antiguo novio de ella, Joaquín le pide que se
9
A. Sánchez: “Mariona Rebull obtiene ungrean éxito en el Gran Vía”. El Alcázar, 15 de marzo de 1947.
10
Sesión del 28 de marzo de 1947. AGA (36/3284)
11
Informe del 6 de Junio de 1946. AGA (36/4686). Cursiva marcada en el original.
12
7 de Agosto de 1946. AGA (36/4686)
13
En un sobre adjunto aparecen recortes de prensa de las diferentes CC.AA. con opiniones de las
delegaciones correspondientes.
14
AGA (36/3284).
249
Capítulo 5. Poder
casen, ella acepta y tienen un hijo. Tras unos años de matrimonio y la muerte del padre
de Joaquín (José María Lado), Mariona está cansada de la aburrida vida de su marido y
pretende divertirse sin tener que estar sometida a las continuas charlas acerca de tejidos
y política con los empresarios amigos de su marido. Mariona toma la decisión de
permanecer unos meses separada de su marido, aunque luego se reconcilian en la casa
de campo de Mariona, a la que Joaquín ha acudido para las fiestas del pueblo junto con
otros invitados, entre los que se encuentra Ernesto. Los celos de Ríus son inevitables y
ambos protagonizan una disputa con Mariona de por medio que, para evitar males
mayores, le dice a Joaquín que todo mejorará y que será una “buena esposa”. Sin
embargo, en el estreno de la temporada del Liceo, Mariona decide visitar el palco de
unas amigas durante el intermedio, momento en el que un anarquista hace estallar una
bomba. Después de unos momentos de incertidumbre, Joaquín se dirige al palco de
soltero de Ernesto y allí encuentra muertos a los amantes, tras lo cual recoge el cadáver
de su esposa y lo deposita en su propio palco.
Con el pasar de los años, Joaquín se ve inmerso, durante unas jornadas de
trabajo en Madrid, en un episodio amoroso con Lula (Sara Montiel), una cantante de
variedades a la que le cuenta su historia, pero a la que no promete una relación seria
porque su empresa familiar y su hijo ocupan todo su tiempo. Tiempo después, su hijo
Desiderio (Mario Berriatúa), que se encontraba estudiando en Inglaterra, vuelve al
hogar familiar y Ríus cree que sus inquietudes empresariales lo harán continuar con la
empresa. Sin embargo, su hijo tiene ciertas inclinaciones que recuerdan a su madre,
como su afición por la pintura y las relaciones sociales y no muestra interés por el
patrimonio familiar. Cansado de luchar por una empresa con continuos problemas, a los
que se suman los inconvenientes políticos de la época en Barcelona, Ríus le pide a Lula,
durante una de las giras de la cantante en la ciudad condal, que emprendan un viaje para
alejarse de todo. No obstante, en el último momento, la actitud de su hijo, que ha
decidido ejercer su papel en la sucesión familar, le hace cambiar de opinión.
El triángulo amoroso formado por Joaquín (el marido austero y aburrido),
Mariona (la esposa insatisfecha) y Ernesto (el amante Don Juan), es la principal trama
de un historia en la que el adulterio, característico de la trama novelesca decimonónica,
está muy presente y reuerza el papel de la mujer en la sociedad. Algunas críticas
aludieron a la falta de sensibilidad y/o expresión de Blanca de Silos en su papel, tal vez
debido a la importancia que jugaron los primeros planos y, sobre todo, planos generales
250
Laura Miranda
de ella en situaciones de tensión. Estos planos, sumados a una concepción del juego de
claroscuros, le confería un aire misterioso, reservado e impenetreable. Mariona se
siente incomprendida en una sociedad que no acepta su comportamiento y es,
precisamente, su inaccesibilidad la que le permite continuar viviendo en el
claustrofóbico ambiente barcelonés donde la diversión y las relaciones sexuales se
encuentran sometidas a la vida laboral y la normativa religiosa:
“[...] La exaltación de una virtud, la ofrenda de toda una vida la trabajo, no merece que se
represente pagada de tal forma. Si a la señora Rebull le causa aburimiento el oir
constantemente la conversación habitual de su esposo, relacionada con sus negocios, puede
intentar, si tiene, un concepto de la responsabilidad claro y justo, probar a distraerse de otra
manera, inclusive colaborando con su esposo en las tareas del mismo, antes que encontrar
como solución reanudar sus relaciones ahora ilícitas con su antiguo novio, para acabar en
un flagante adulterio.” 15
251
Capítulo 5. Poder
Laura Miranda
generación de ruido en la fábrica junto con el que hacen las máquinas le confiere una
categoría especial, que no encaja tampoco dentro de los bloques no diegéticos. Se hace
evidente en situaciones como ésta lo elemental e incompleto de la terminología
convencional. Esta clara ambivalencia conceptual y funcional abunda en la urgencia de
las escenas, donde los planos fijos de la cámara, tras travellings de avance, resultan en
cierto modo agresivos y potencian, junto con la música, la sensacion de opresión de la
fábrica, metáfora de la angustiosa situación de Mariona.
Tomemos como ejemplo la cabecera de la película. De igual modo que en El
escándalo, la apertura opta por propuestas que van más alla de los primitivos carteles
con los créditos. En Mariona Rebull Sáenz de Heredia propone imágenes de la
maquinaria, los textiles y trabajadores de la fábrica como síntesis del contexto general
de la película, durante cuya proyección se presentan motivos “de ruido”, aunque
aparecen intercalados con otros temas de la película que expongo a continuación. Los
primeros 7 compases, que he denominado tema del ruido, están obviamente
relacionados con la situación anarcosindicalista barcelonesa, con lo que no es de
extrañar que Parada optase por utilizar este tema también en la famosa escena del Liceo,
en la que Mariona y Ernesto son asesinados a causa del atentado anarquista.
253
Capítulo 5. Poder
Laura Miranda
protagonista que a punto está de costarle un ataque de pánico, ahogada entre las
sonoridades martilleantes y repetitivas de los artilugios textiles.
La eliminación de números musicales (no así de ruidos) en algunas escenas
importantes en el montaje final me lleva a suponer que la música era un bien
imprescindible sólo en determinados momentos y que su ausencia se empleó como un
recurso de primer order para la creación de un “vacío sentimental”. El silencio musical
hace acto de presencia, al igual que en la película anterior, en situaciones delicadas de
relaciones amorosas o sociales. Las escenas en que hablan Mariona y Joaquín nunca se
ilustran musicalmente; la música no acompaña a su relación, sólo algunas escenas
concretas de Joaquín por separado, indicando que era sólo él quien estaba enamorado y
que ella se encontraba mucho más cómoda con Ernesto. El tema melódico que se oye
mientras Joaquín escribe la carta de amor 25 al comienzo de la película se concibe así
porque su historia de desamor todavía no había tomado forma. Las escenas de Joaquín
con Lula años después tampoco incluyen música, ni siquiera en las situaciones de
flashbacks como mera función estructural para soportar la elipsis temporal.
No obstante, para la escena en la que Lula está en Barcelona de gira y se cita con
Joaquín en el Café Ideal, Parada propone un tema que he denominado tema de Lula
(1:30:39, Café Ideal) y que refuerza este planteamiento. Es interesante la notación de
Parada, que emplea un metro binario de subdivisión binaria para un número compuesto
por tresillos, que le confiere el carácter ternario a la subdivisión. El tema atraviesa las
tonalidades de si (acordes de I, V/IV, IV, V, V/VI y VI) y Re (I, IV, V y VI) mientras la
imagen muestra a un Ríus envejecido al que un botones le limpia los zapatos mientras
espera por Lula en el café. Se insiste en una reiteración del tema, esta vez en Mi b y Fa,
coincidiendo con la deslumbrante entrada de ella, ataviada con joyas y pieles y con los
ademanes de toda una estrella. La función metatextual de la música se aplica en esta
situación en la que Ríus entrevee lo alocado de sus intenciones y se marcan las
diferencias entre ambos.
25
“¡No te he olvidado un solo día! Te amo, Mariona, y quiero hacerte feliz en la medida que tú me
otorgues. Todos mis actos y pensamientos los mueves tú, adorada Mariona mía.”
255
Capítulo 5. Poder
256
Laura Miranda
26
L. Gómez Mesa: “Cinematógrafo. Gran Vía: Mariona Rebull”, 15 de marzo de 1947. No consta
publicación. Archivo Personal Manuel Parada.
257
Capítulo 5. Poder
258
Laura Miranda
a la que Ríus transporta a su palco mientras las perlas de su collar se van cayendo por el
suelo, como las únicas lágrimas que llorará el hombre que se lo regaló esa misma noche.
El tema juega con las tonalidades de Fa y Re b (VI rebajado, de nuevo las
connotaciones melancólicas y de lamento), también mientras Ríus la deja en el suelo,
para luego modular desde un patético si b a La b, transición hasta la llegada de Ríus a
casa con su hijo. Entonces repite el segundo tema de Mariona a modo de recordatorio,
esta vez con los etéreos armónicos del arpa de fondo en mi, mientras la cámara enfoca
un plano medio de Ríus con su hijo en la cuna.
A diferencia de las escenas entre Mariona y Joaquín (sin música), hay música
diegética o extradiegética en aquéllas en las que entra en juego la figura del amante.
Durante la fiesta del pueblo de la casa de veraneo de los Rebull, cuando ya Mariona
había establecido una convivencia “por separado”, Ernesto se presenta como invitado y
Mariona asigna a Joaquín una habitación diferente de la suya y del niño. Todos los
invitados se dirigen al entoldado de la fiesta, donde una bandina compuesta por 7
músicos aficionados ameniza la fiesta con ritmos populares bailables de los que se
jactan los invitados de los Rebull, entre ellos Mariona y Ernesto, cuya cercanía y
empatía demuestran a Joaquín que sus celos no son infundados (51:01, Entoldado.
Concierto charanga). La partitura original de Parada incluía unos compases
introductorios que fueron eliminados del montaje final, comenzando por un tema en do
a modo de contrapunto argumental y con una función estética que se mimetiza con el
ambiente lugareño. La música permanece en do todo el tiempo con acordes básicos de
tónica, dominante y sensible que se adecúan a la de una típica charanga. La opción del
modo menor implica la tristeza de Ríus por saberse engañado y critica duramente la
falta de valores éticos de su esposa, que lo engaña mientras él está presente.
259
Capítulo 5. Poder
27
Observaciones del 23 de Agosto de 1946. AGA (36/4686).
28
Ídem. AGA (36/4686).
260
Laura Miranda
29
AGA (36/3407).
30
AGA (36/4721).
261
Capítulo 5. Poder
Laura Miranda
31
El blog de Lady Filstrup, aunque de forma diletante, estudia el cine español aportando gran cantidad de
datos. En uno de sus apartados, aporta datos interesantes sobre esta película en concreto:
http://ladyfilstrup.blogspot.com/2008/09/grandes-repartos-el-gran-galeoto.html.
32
Primera aparición pública de Mariscal, la película fue rodada en los estudios Cinecittà de Roma.
33
Núria Triana-Toribio ha realizado un interesante trabajo sobre Ana Mariscal, centrándose en este pieza
clave de su filmografía. Véase Triana-Toribio, 2000.
34
A. Mariscal: “La actriz católica y el cine”, conferencia celebrada en Valencia recogida en Triunfo, 18
de octubre de 1950. Citada en Martín Gaite, 1987, p. 34. Véase la necesidad de justificar la inclusión de
estas mujeres protagonistas a través de las propias intérpretes; en este caso, Ana Mariscal, principal
estandarte femenino del cine franquista.
263
Capítulo 5. Poder
Ana Mariscal contaba con dos atributos principales: su mirada, distante y cálida
a la vez, penetrante, con facciones muy marcadas, al igual que las de las otras
protagonistas, adecuadas a los primeros planos; y su voz, con una pronuciación clara y
discreta, elevada dicción y ausencia de acento regional, que le confería un aire etéreo e
internacional, a la vez que sus fuertes rasgos marcaban sus orígenes españoles. Su voz
se convierte en un elemento más de esta banda sonora, que realza su importancia en
escenas donde impera el silencio musical. Sus palabras aparecen en forma de
monólogos bastante extensos, encuadrados dentro de otro diálogo en situaciones
relacionadas con su supuesta infidelidad y, mientras tanto, sus miradas llenan la pantalla
y adquieren profundidad envueltas en los números de música no diegética.
Esos silencios de Teresa potencian aún más las características de su voz, que
reclaman un nuevo comentario de la protagonista. La música para esta película es
estructurada por Parada en 36 bloques, sin contar aquéllos en los que el silencio forma
parte de la banda sonora. De acuerdo con la temática tratada, compone 5 temas
principales, aunque sólo dos de ellos permanecerán a lo largo toda la película: el tema
de amor y el de la murmuración, que une de forma obligatoria a los personajes
principales, Teresa y Ernesto, ya desde la cabecera, y otorga protagonismo a las
relaciones personales. Además, el tema de la huelga hace referencia a la convulsa
situación político-social de la época y el tema del padre potencia –como veré– aún más
las diferencias entre Ernesto y su padre, metáfora de la situación política española con la
música como tema de debate. Además, Parada añade una célula motívica que denomina
“célula del presagio”, intrínsecamente relacionada con los dos temas anteriores (el de la
huelga y el del padre) y que antecede a la muerte del padre de Ernesto, Ángel de Acedo.
Por último, el tema del honor ilustra a un esposo (en tan sólo dos apariciones) quien,
tras no involucrarse en las difamaciones sobre su mujer, se bate a duelo para
salvaguardar su honor (el suyo, no el de su mujer) y muere sin creer en la lealtad de
Teresa.
Como puede apreciarse en el gráfico del cine de adaptaciones, casi todas las
escenas en silencio están relacionadas con el asunto de la supuesta infidelidad de Teresa
y, en muchas de ellas, Teresa aparece en pantalla y eleva su voz para defender su honor
o el de Ernesto: Teresa en una boutique para probarse ropa ante otras mujeres de su
círculo que estaban criticándola (33:52), Ernesto defendiendo el honor de Teresa frente
a su marido, y luego ella y Julio conversando sobre la situación (56:40), Teresa en el
264
Laura Miranda
salón de su casa con su familia política al enterarse de que Ernesto va a batirse en duelo
con Nebreda (1:05:44), o Teresa en casa de Ernesto para disuadirlo (1:08:08) son
ejemplos de lo expuesto, donde primeros planos y planos generales de los personajes se
alternan, creando mayor ansiedad al espectador.
La voz de Mariscal se convierte en premonitoria al comienzo de la película, en
sus actuaciones en el teatro. Su primer diálogo en pantalla (3:09) presenta a la actriz y
permite vislumbrar a la mujer en unas líneas en las que propone que los personajes
masculinos de la obra clásica representada... “atormentáis a vuestras mujeres y sólo les
dejáis libre el camino del ensueño. Y cuando sueñan tal como sois, violentos, cobardes
o grotescos, ¿queréis también que se callen... o que mientan?”. En el estreno de su
siguiente obra, La novia plantada (5:33), mirando hacia la butaca vacía de Ernesto, le
dice a su padre en la ficción: “Tú me has dicho siempre que el honor de las mujeres no
admite las verdades completas”, “tomad la verdad, toda la verdad, de mis labios antes
de que os mate la verdad incompleta de los otros”. Los papeles de la protagonista
sintetizan la acción y promueven una visión de una mujer poco sumisa, aderazada con
una indumentaria que deja entrever su escote, desnuda sus brazos y sirve de pseudo-
catarsis a la audiencia femenina de la época.
El personaje de Teresa propone diferentes roles no sólo de la mujer en la
sociedad de su época, sino de la mujer que pertenece a la audiencia en los años cuarenta
y cincuenta. Se extrapolan estas diferencias a las diferencias de clases, en cierto modo
de manera similar a como ocurría con el personaje de Lula en Mariona Rebull, aunque
sin la condición intelectual que posee Teresa, versada en el teatro clásico. Antes de
casarse con Julio, Teresa era “La Bisbal”, trabajadora aburguesada gracias al teatro;
después, esto le acarreará convertirse en una aristócrata aceptada en el perímetro social
de su marido sólo para guardar las apariencias, como se aprecia en la conversación de
varias mujeres en un taller de moda sobre la virtud de Teresa. Pequeña intervención de
Julia Lajos, secundaria de lujo del cine español, qua actúa de duquesa (35:00):
Duquesa: ¿A quién se le ocurre casarse con una cómica? No hay una sana. Y más un
hombre como Julio, que aspira a ser ministro.
SobrinaVillamil : Papá siempre se lo dijo al tito. No te cases con esa mujer, que no es de
tu clase. (...) Ahora... ¡Toma cómica y toma músico, ea!
265
Capítulo 5. Poder
35
Véase Gráfico 5.1. En el guión musical se encuentran referencias explícitas al empleo del ruido: “Para
la escena en la fábrica de Londres, conseguir un efecto musical cerca del ruido de la industria” (MP36).
266
Laura Miranda
36
Así reza en el guión musical (MP36).
267
Capítulo 5. Poder
Laura Miranda
Criado: Señor, permítame decirle que tenga cuidado. He visto algunos huelguistas
mirando hacia la puerta de un modo algo extraño.
Ángel: ¿Tienes miedo, Pedro?
C: Tal vez un poco. Por usted, señor. No debiera ir hoy al escritorio.
Á: No hay cuidado, Pedro. Si yo no voy a trabajar... ¿quién les va a dar de comer a los
revoltosos?
Ángel: Siempre se las arreglan ustedes para trabajar mientras los demás están en huelga
y viceversa.
[Plano medio de Ernesto al piano, con un cigarrillo en la mano que le confiere un toque
dandy]
Á: Sigan, sigan. Soy el empresario de todo esto. Vamos, trabajen ustedes para mí.
[...]
Ernesto: No puedes enterderlo. Es un trabajo que tú nunca querrás comprender.
Á: No hay más que verte. Cualquiera que te vea a estas horas con la noche en claro,
hecho un esclavo entre esos titiriteros, te comprenderá mejor que yo.
269
Capítulo 5. Poder
[...]
E: Quieres estorbar mis aficiones.
Á: Tus aficiones no, tus escándalos. Nosotros hemos sido todos hombres sencillos, gente
de trabajo. En nuestra familia nos hemos reído siempre de los vagos y espadachines, que
es lo que me has salido tú. Veremos quién estorba a quién, hijo mío. (...) No te amenazo
hijo, te aviso. Te acordarás de tu padre.
270
Laura Miranda
271
Capítulo 5. Poder
38
Recuerdo el guión original AGA (36/4721).
39
Todos los entrecomillados referentes al carácter del número musical son anotaciones del propio
compositor.
272
Laura Miranda
pedirle que impida que Julio se bata en duelo (1:08:57). El tema del amor se escucha
cuando, muerto Julio, ella sigue al coche fúnebre y, al final de la cinta, en el diálogo
entre Teresa y Ernesto ante su inminente unión no pretendida, aunque deseada
(1:15:13).
Como ya he comentado, la música relaciona el tema de la murmuración con el
de amor, aunque Parada presenta solo el tema de la murmuración en el bloque 24, con
un efecto dramático de hojas que caen y revolotean y que simbolizan la propagación del
chisme por Madrid (43:15) en sol. Vuelve el tema solo en el bloque 28, durante la fiesta
de cumpleaños de Julio en la que se busca “un efecto desolado, angustioso, agrio”
(según el guión musical), que adquiere intensidad cuando Julio lee las tarjetas de
quienes excusan su asistencia y pide a Teresa y Ernesto que entren juntos de la mano
(54:05). También en el bloque 31, donde Teresa le pide a Julio que tire el libro al fuego
y él no puede vencer la tentación de no leerlo, con efecto “dramático, intenso,
obsesionante, hasta que lo abre” (53:32). Por última vez, aparece una vez Julio muerto,
cuando Teresa desea volver a su casa para estar con su cadáver y Severo le niega la
entrada: Ernesto la levanta, tema de la murmuración no diegético con carácter “sordo y
amargo” (1:15:13).
En el bloque 26 aparecen los dos temas junto con el tema del honor, con un
carácter romántico y que enlaza varias escenas. Sin embargo, en el montaje final se
obvió parte del bloque y se optó por el silencio antes de que comenzase el tema del
honor. Aún así, voy a presentarlo tal y como Parada lo ideó, aunque en la etapa de post-
producción se eliminase, para que puedan compararse ambas versiones: con o sin
música. El lector observará entonces (al escuchar mentalmente las partes musicales
eliminadas) la suma importancia de la música no diegética, no sólo en su función
estructural, sino también metatextual y, por supuesto, cómo afecta al tempo interno de la
película su omisión, volviéndola sustancialmente más lenta. Nótense también, en el
cuadro siguiente, las tonalidades e instrumentación elegidas por Parada: ninguno de
ellos es al azar. Como se ha visto hasta ahora, las modulaciones del maestro, donde las
tonalidades antipódicas o el empleo del acorde de 6ª napolitana para modular (o bien
273
Capítulo 5. Poder
como tonalidad de destino) son frecuentes, junto con la elección de los instrumentos
portadores de los temas, ayudan a la creación de la atmósfera, mostrando la diferencia
con las escenas en silencio de los protagonistas.
40
No aparece minutaje en algunos tempos porque el resto del número fue eliminado de la versión final. El
tema del honor había aparecido en el bloque anterior tras un diálogo entre Teresa y Julio en la que ella le
pide: “Julio, cuando ya no puedas mirarme a los ojos como siempre, arráncamelos para que no lo vea”,
aludiendo al honor intacto de su marido. Con la nueva entrada del tema de amor se produce el cambio de
tempo, de 4/4 a 3/4.
274
Laura Miranda
- Fa (V/V-V-I-6ªal.-V-I-V/III-I-
Ivb-V-I)
Mosso Fa (6ª it.-V-VII-IIb/V-VII-6ª al.)
51:58 Honor Violín, Viola, Cello Fa (V-II-VII), Reb (V-I-V/V-V-
I)
275
Capítulo 5. Poder
- No diremos que es una égloga de Fray Luis, porque lo que esto es, es una
bomba.
- Hay que publicarlo en El independiente mañana mismo.
- No, esto se publicará cuando tenga música.
41
La mujer de Severo le impide tocar al piano a su hija el schotis, que ya se había aprendido, aunque
ambas contribuyeron en gran medida a la difusión de las habladurías.
276
Laura Miranda
- Trae, de eso me encargo yo. Dentro de dos días lo cantarán los ciegos. Palabra.
- ¡Y los mudos! Ya verás qué éxito.
Bajo los titulares “Schotis del maestro Guillón. Letra anónima. Obra nueva” se
presenta la pieza a cargo de una pequeña orquesta de cámara, formada por cuerda,
flautín, flauta, trompeta, trompa y piano. El número, en Fa y con una breve concesión al
área del IV (Si b) hacia el final, cuando entran en escena personajes típicos de la
cotidianeidad de la vida madrileña, viene estructurado según el siguiente esquema, en el
que se presentan las diferentes partes del montaje final 42 :
Para finalizar, un hombre orquesta repite el tema principal en la calle, que oye la
sobrina de Julio Villamil desde el balcón y, tarareándolo, se dispone a tocarlo en el
piano de casa. Su madre, que la escucha, le cierra el piano de golpe y le exige que pare:
“¿Tú has visto lo que tocas?”. Pese al intento por unir diferentes estratos sociales a
través de la música, y con el pretexto de la consanguinidad, unos pocos pertenecientes a
la alta aristocracia o clase alta –que nunca ha aceptado a Teresa– dan origen a la letra de
la canción y, asimismo, encargan ponerle música. Pero son el resto de las clases sociales
42
Se invirtió el orden de los compases 1-12 en la introducción instrumental, divididos en grupos de 4
compases. Los cuatro primeros proponían una introducción con ritmo de tresillos en la cuerda y los dos
siguientes grupos incluían el mismo tema del schotis repetido. Parada propone tocar los compases 9-12
(tema inicio schotis) seguidos de 1-4 (tema tresillos) y omite el segundo grupo. El oyente puede notar un
pequeño corte que separa los dos primeros grupos de 4 compases, antes del inicio del ritmo de tresillos.
43
Véase número completo (Ejemplo 5.26). La negrita se corresponde con la letra omitida en el montaje
final.
277
Capítulo 5. Poder
quienes la cantan y tararean en su vida diaria: el orden social queda así reforzado a
través de la música.
Véase la diferencia con las películas anteriores, donde la pertenencia a un grupo
social viene, entre otras cosas, definida por el tipo de música diegética que se escucha:
en El escándalo, suenan los valses de corte vienés en grandes salones de fiesta con
invitados distinguidos; mientras, en Mariona Rebull suenan el vals de las flores y Aída
en las soirée y el Liceo, si bien en Mariona Rebull escuchan los protagonistas una
charanga, aunque la actitud sarcástica de los Rebull y sus invitados ante la falta de gusto
musical de los asistentes potencia la diferencia. En El gran galeoto ocurre algo
parecido, aunque con una pequeña diferencia: en este caso, la aristocracia no es
caracterizada musicalmente (sólo los números interpretados por Ernesto muestran su
origen noble, pero no hacen referencia a un grupo social concreto, sino a su familia),
pero es la que decide qué le gusta al pueblo.
278
Laura Miranda
“Un cinema nacional será siempre aquel que de un modo más sucesivo y más a salvo de
contingencias oportunas nos dé en celuloide una visión profunda, estremecida de amor y de
inteligencia, del panorama moral y físico, de la causa y de la entraña de lo nacional. (...) El
cine español ha ganado con él [El escándalo] una batalla importante y trascendente. Por la
realidad de hoy y por el compromiso –exigente y riguroso– del mañana.” 44
44
“Crítica El escándalo. La conjunción del empeño y el logro”. No consta publicación. Archivo Personal
Manuel Parada.
279
Capítulo 5. Poder
280
Laura Miranda
281
Capítulo 5. Poder
282
Laura Miranda
283
Capítulo 5. Poder
de los mineros). Junto a estos temas se presenta una célula motívica, célula de la
Fontana, variación de uno de los temas asturianos, que colabora en la concepción del
único leitmotiv de la cinta, al que he llamado leitmotiv del presagio, y que alude a los
amores secretos de Beatriz y Fernando y, como se verá, colabora en la solución de las
elipsis temporales. Es constante en la cinta la mezcla de números diegéticos y no
diegéticos, que analizaré de manera pormenorizada en algunas escenas concretas, así
como los dos cortes censurados antes de su exhibición a nivel nacional –secuencias
marcadas en la copia encontrada por Lorenzo Benavente–, ya que ambos incluían
música.
La partitura de Las aguas bajan negras se encuentra incompleta; aparecen dos
paginaciones diferentes no concordantes (escritas a lápiz una y a rojo la otra) y en
ambas hay saltos de numeración, conservándose sólo los números de música narrativa o
no diegética, puesto que los números diegéticos son parte del folklore regional. Es
bastante probable (por otro lado, también frecuente) que el compositor optase por
números no diegéticos que, tras el proceso de post-producción, sufrieran diversos
cambios antes de la grabación definitiva. De hecho, los números manuscritos analizados
no se corresponden, en un buen número de casos, con el cuadro final y los compositores
nunca citan a los personajes en los títulos de los números, sino a los actores que los
interpretan. Si a esto sumanos diferentes caligrafías, doy por hecho que su colaboración
con García Leoz permitió que ambos conservasen manuscritos originales de la música
de la cinta, aunque ¿qué necesidad de dos compositores para una banda sonora que no
contiene un números excesivo de bloques musicales en comparación con películas como
las tratadas con anterioridad? Además, la tradición profesional de Parada, como se ha
visto, y su vinculación con los cancioneros de su Salamanca natal como alternativa
válida, le habría permitido introducirse en el folklore asturiano a través de cancioneros
como el de Torner, sin precisar de ayuda para la composición de los números. ¿Por qué,
entonces, dos autores para una única banda sonora? Por otro lado, ¿pudo García Leoz
quedarse con parte de los manuscritos? Es bastante probable, puesto que las escenas
donde aparece el leitmotiv del presagio no se encuentran entre los originales de Parada.
Pudieran ser estos números obra de García Leoz.
La música diegética, a partir de elementos del folklore asturiano, sirvió a Manuel
Parada de inspiración para crear los números narrativos no diegéticos, culturalmente
aceptados por Rubiercos y la audiencia. A través de las siguientes páginas se verá la
284
Laura Miranda
52
Todas los elementos que se analizarán en este apartado se encuentran presentes en esta breve
introducción, mientras las imágenes reflejan el trabajo de exteriores realizado por Carlos Blanco. Carlos
Blanco (Gijón, 1917) es uno de los principales guionistas del cine español de posguerra. Entre otras,
destacan en su filmografía Las aguas bajan negras (1948) y Los peces rojos (1955), ambas rodadas en
Asturias. Visítese la web para una entrevista con el guionista:
285
Capítulo 5. Poder
Como parece ser norma habitual no sólo en las películas analizadas, sino en la
música cinematográfica española, el eje vertebral musical aparece ya en la cabecera de
la película 53 , compuesta por cortes de algunos de los temas indicados:
http://www.portalatino.com/lanzamientos/memoriaviva/CB.html o el libro sobre su trayectoria, Cobos,
2001.
53
No se encuentra entre los manuscritos originales del autor. Es posible que Leoz se quedase con parte
del material compuesto.
286
Laura Miranda
287
Capítulo 5. Poder
54
Este tema no se encuentra entre los manuscritos de Parada.
288
Laura Miranda
Los dramas rurales cuentan con un estricto código moral, cuya violación suele
acarrear la muerte de algún personaje . En el caso que nos ocupa, esta situación atañe a
la figura del pagador de la mina, Don Sergio que, aún sabiendo de la relación entre Nolo
y Carmina, no duda en intentar abusar de ella en más de una ocasión, lo que acarrea su
pronta muerte. En una primera ocasión, Don Sergio intenta “ganarse” a Carmina
saliéndole al paso en el camino del molino, aunque la elipsis de la imagen suaviza la
situación 55 y le resta importancia. En una segunda ocasión, Don Sergio, ayudado por un
minero, pretende llamar la atención de Carmina hasta la mina, donde podrá ejercer
sobre ella a su antojo.
55
Esta escena precede a una entre Carmina y Nolo que fue eliminada, de modo que analizaré ambas de
forma conjunta al referirme a los números censurados.
289
Capítulo 5. Poder
Minutaje Escena Tempo Tonalidad Célula
(SÍ/NO)
1:07:39 Llegada del minero Deciso fa#
Lento SÍ
Andantino mi
(Agitato)
Piu mosso (variación)
1:08:21 Don Armando habla con Felicia. Piu mosso mi SÍ
Mi b
Do
1:08:52 Don Armando descubre a Nolo en el bar Moderato Re SÍ
290
Laura Miranda
mirada (también de la cámara) en un plano general de Nolo, que será quien finalmente
descubra a Felicia como autora del crimen.
La secuencia se corta bruscamente con el ruido del ascensor de la mina, que nos
introduce en la secuencia siguiente, Carmina descendiendo en el ascensor en busca de
Nolo. El siguiente bloque musical, titulada en los manuscritos Carmina en la mina
(1:09:44), comienza tras el silencio del ascensor mientras Carmina se adentra en la
galería ante la atenta mirada del minero. Suena ruido del ascensor por el minero que
sube y la mira con la música no diegética de fondo. Carmina se encuentra con Don
Sergio, que le indica de forma irónica que “Siga, no se detenga”. La música se va
diluyendo entre el ruido del ascensor y la voz de Carmina, que pregunta por Nolo; la
música cesa, sólo permanece el ruido del ascensor (1:10:22), que desaparece poco a
poco.
Carmina le pega y comienza la persecución, reanudando entonces el bloque
musical (1:11:05). Los ruidos, que hasta ahora estaban en primer plano, se desvanecen y
sólo permanece la música durante el forcejeo en un plano general. Se vuelve a enfocar a
los personajes y reaparece el ruido, más cercano y creíble. En el siguiente cuadro se
presentan las escenas de forma esquemática para entender la alternancia de música y
ruido y la función expresiva que ejerce el ruido en este entramado que, como ya se ha
comentado en casos anteriores, potencia de manera sustancial la sensación de ansiedad
de la protagonista:
291
Capítulo 5. Poder
292
Laura Miranda
56
Desgraciadamente, el número no se encuentra entre los manuscritos del autor, páginas 8-23.
293
Capítulo 5. Poder
En las dos primeras apariciones del leitmotiv no hay diálogos, sólo gestos y
miradas. Los amantes aún abrigan esperanzas de estar juntos y criar a su hijo alejados
del general y la España convulsa. En el encuentro entre Beatriz y Fernando el silencio
impone su protagonismo como parte de uno de los números musicales más largos de la
cinta, potenciando el juego de claroscuros en la imagen mientras Beatriz, cansada,
reposa en una mecedora (6:13). Este efecto, que proyecta en el espectador una imagen
cosmopolita alejada del mundo rural, se ve favorecido por el cese de la música en el
primer plano de Beatriz: el silencio adivina el encuentro entre los amantes. Se aprecia
en esta escena el buen hacer de García Leoz, quien emplea el recurso del silencio de
forma destacada en cintas tan emblemáticas como El santuario no se rinde (C.
Fernández Cuenca, 1972: 552). Juego orquestal de luces y sombras, ella en la mecedora;
es la segunda vez que la música avecina el final de Fernando. La música cesa al acabar
la imagen en un primer plano de ella: escucha ruido y cambia la mirada: viene el
silencio.
Pero, a partir de un motivo (toques de corneta de los soldados) en las trompas
(9:15), indicando su llegada a la casona, el leitmotiv del presagio se entrelaza con las
órdenes de los soldados, el intento de Beatriz por hablar con su padre y la misma
Beatriz rezando desesperada para que Fernando escape sano y salvo de la persecución.
El adulterio femenino no abriga esperanza del perdón, y a Beatriz no le queda otra vía
más que irse a Cuba con su padre y dejar a su hija al amparo de dos lugareños.
Todas las apariciones del leitmotiv del presagio se encuentran vinculadas a la
Fontana: al principio de la cinta, cuando Beatriz y Fernando están en la habitación en la
casona, al igual que la muerte de Fernando; y, casi al final de la película, en la escena
entre Beatriz y Carmina en la misma habitación, que propone la reconciliación de ambas
y el derribo de la Fontana. El leitmotiv del presagio aparece intercalado en ambos casos
con una variación del tema asturiano, que a partir de ahora denominaremos leitmotiv de
la Fontana, puesto que todas sus apariciones se encuadran en la casona (Fontana),
relacionado además motívicamente con el leitmotiv del presagio por inversión melódica.
La Fontana parece ser quien guía los pasos y el devenir de los protagonistas y tan sólo
su derribo trae el consuelo a Beatriz (recuerdos de Fernando), Carmina (problemas entre
Goro y Nolo) y Goro (amistad entre los vecinos del pueblo y los mineros).
A través del leitmotiv de la Fontana se sintetiza la cuestión amorosa con un
escenario común: la casona de la cumbre. La primera vez se escucha en el encuentro
294
Laura Miranda
amoroso entre Beatriz y Fernando, tras la primera aparición del tema asturiano
acompañando a la carreta en su recorrido hasta la casona. A su vez, el motivo aparece
en varias escenas interconectadas por los protagonistas y las relaciones amorosas, bien
al principio o bien en la recta final del film, contribuyendo a un final cerrado de la
banda sonora:
295
Capítulo 5. Poder
Laura Miranda
diles lo que piensan los vaqueros de esa gente y de su mina endiablada”, a lo que Nolo
contesta que ya no es vaquero, sino minero, y comienza el bloque musical (47:40). Una
candencia rota en Sol mantiene la tensión ante la partida de Nolo de la casa y motiva el
cambio de tempo ante un plano medio de Carmina llorando, que coincide con la
presentación del tema del cancionero, tras el que se desarrollan falsas relaciones
cromáticas en la cuerda que inciden en la crudeza de la escena. Un motivo por octavas
en violines 1º y 2º con ritmo incisivo y estático tras el cambio a cuaternario matiene la
tensión tras el cambio a Mi b, antes de que el cura salga a acompañar a los mineros,
confiado en que Goro entre en razón, lo que la música subraya en ritmos de tresillos
ligados a corcheas antes del cambio a sol, cuando el padre Prisco entra de nuevo en la
cocina.
El padre Prisco, que ve las ventajas de la llegada de los mineros, intenta acercar
posturas y termina perdiendo la amistad de Goro. Para el cura no se trata más que dos
puntos de vista diferentes, pero para Goro es mucho más: su forma de vida, que se ve
amenazada por la llegada del progreso y que aparece de forma contundente, de nuevo,
con el tema del cancionero, desgarrador, en mib con un clímax orquestal en primer
plano:
Además de las escenas con bloques musicales, Parada y Leoz proponen otro
componente indispensable en esta banda sonora que acompaña las disputas entre Goro y
el padre Prisco: el silencio. Goro y el padre Prisco mantienen tres disputas a nivel
visual: la primera mantiene el silencio musical y los ruidos de la puerta de la sacristía
actúan de signos de puntuación; en el segundo caso, ya comentado, tras la visita de los
ingenieros a Goro, el silencio hace las veces de diálogo; por último, cuando el padre
Prisco sube a la Fontana a avisar a Goro de que los mineros lo buscan, música y
diálogos van de la mano. Estas conversaciones sintetizan la temática principal de la
297
Capítulo 5. Poder
‐ Goro: El progreso... ¿Y por qué no toma otro camino? ¿Por qué ha de pasar por
Rubiercos?
‐ Padre Prisco: ¿Es que crees tú que el progreso es una vaca? ¿Crees que puede
tomar el camino que a ti se te antoje?
[...]
‐ G: La suerte de esa maldita mina depende de la Fontana. ¡Pues ya está decidida,
señor cura! La casona es mía y jamás la venderé. Lástima de progreso... ¿Y sabe por qué
lo hago? Porque la casona es tierra de mi aldea y es el lugar donde Carmina podrá rezar y
llorar y reir, porque allí lloraron y rieron sus abuelos y sus bisabuelos y ella ha de tener lo
que hemos tenido todos. [Sale de la sacristía y vuelve a entrar] Si el progreso tiene
hambre...¡que coma boñiga! (Ruido de la puerta que se abre y cierra)
298
Laura Miranda
57
Referencia a Mary Delgado, que interpreta el papel de Doña Beatriz. Así figura en las anotaciones
manuscritas.
299
Capítulo 5. Poder
El padre Prisco llega entonces corriendo a avisarles para que no vayan a la aldea
porque los mineros están buscando a Goro para condenarle por el asesinato de Sergio.
La música cesa al encontrarse con Beatriz. El diálogo entre Goro y el padre Prisco no va
acompañado de música, en parte para que se escuche el título de la cinta, recrudecido
sin el fondo musical:
300
Laura Miranda
4. Llegada al pueblo
Minutaje Tempo Área tonal Funciones de la música
13:32 Menos La 1. Tema del interior del coche en la misma
tonalidad (Ej. 5.36)
301
Capítulo 5. Poder
del tendero del pueblo en dos escenas interesantes que incluyen cantos en el pueblo en
domingo y los mineros trabajando. Además, algunos números diegéticos colaboran con
la función documental regionalista del régimen y muestran cantos y bailes de la región,
a cargo de los coros de vaqueiros de alzada de Luarca, poco representativos de la zona
minera asturiana. Todos los números diegéticos muestran el supuesto folklore de la
comarca, a excepción del número de la iglesia. Veamos algunos ejemplos.
En el minuto 18:00 se presenta una estampa típica de domingo en una aldea
asturiana cualquiera. En la plaza del pueblo, tras la misa, aparece un grupo de aldeanos
cantando y bailando música tradicional, que ya había aparecido en los títulos de crédito
de forma no diegética. Los coros y danzas, probablemente extraídas del cancionero de
Torner, colaboraban en la creación de una identidad asturiana a nivel nacional propuesta
por el régimen.
Como señala Susana Asensio, el propio Torner asume que los bailes de pandero,
típicos de los vaqueiros de alzada, aún con diferentes denominaciones, relacionan a
Asturias, Castilla y León y sus zonas de contacto, y vinieron a significar un estadio
primigenio de la actual jota de las mismas zonas. Si a esto unimos el hecho de que
Torner menciona a los vaquieros de alzada en casi todas las piezas por él transcritas y
que, aunque no lo explicita, atribuye un más que probable origen común a las piezas
asturianas de pandero (S. Asensio Llamas, 2010: 31-32), no es de extrañar que fuese
una de ellas la elegida para el número diegético a partir del que luego se elabora un
tema no diegético para los fondos musicales
302
Laura Miranda
En la escena, dos mujeres ataviadas con el traje típico asturiano de fiesta, una
con una pandereta (en lugar del pandero cuadrado) y la otra con la sartén, marcan el
típico ritmo de corchea y dos semicorcheas que caracteriza la “canción de baile de
pandero”, que Torner recoge con el nº 51 en Luarca (E. Martínez Torner, 1920: 210).
Los otros participantes, 5 parejas, bailan mientras el resto del pueblo hace un corro
alrededor y participa de forma pasiva: ellas, como ya comenté, con el traje típico
asturiano y adornadas con algún que otro collar y pendientes de azabache; ellos, con la
montera picona como rasgo distintivo que no abandonan en la película aunque sea día
de semana.
El número diegético de los mineros cantando de camino al trabajo es importante
porque caracteriza un estadio social que se encuentra a medio camino entre dos mundos:
por un lado, el rural, del que muchos mineros provienen; por otro, el urbano que, a
través de ingeniero, trae el progreso al pueblo. El tema no diegético de los mineros, sin
embargo, se encuentra posicionado en uno de los dos frentes, el segundo, de modo que
plantea (junto con el número diegético) cómo “el paraíso rural se opone a la
putrefacción de lo urbano” (J.L. Castro de Paz, 1996: 183). Así, la oposición diegético –
no diegético o, si se prefiere, música folklórica-académica es una metáfora musical del
enfrentamiento rural-urbano que, aunque opuestos, necesitan el uno del otro para su
afirmación.
La película encontrada por Bonifacio Lorente incluía, como ya he comentado,
dos cortes de censura, el primero de los cuales incluye el número diegético del tendero
Martiñán, en el chigre. De entre los números de música narrativa, la orquesta
acompañando a los pies de Carmina, tras su caída en la presa debido al acoso de Don
Sergio, tampoco fue del gusto de los censores. Tal vez el primer plano en ascenso de los
pies y pantorrillas de Carmina saltase la voz de alarma, aunque la escena es en general
graciosa y, por la opción musical de Parada, es evidente que el compositor intentaba
restar importancia al dramatismo de la imagen con un toque gracioso de tinte naïve
propio del mundo rural idealizado por el régimen. En ambos casos se propone
mickeymousing en sentido cómico como forma de subversión a través de la comedia,
que permitía, gracias a la música, ciertas licencias de carácter sensual/sexual.
La censura impuesta a esta película unificó diversas escenas muy interesantes:
Tras una introducción de lluvia (50:21), don Armando se presenta en el bar-tienda
(típica del mundo rural asturiano) de Martiñán, alabando el nuevo aspecto del local y
mencionando la prosperidad que la minería ha traído a su negocio. La cámara muestra a
303
Capítulo 5. Poder
continuación unas impresiones de mujeres escasas de ropa que los muchachos le habían
traído al dueño de Oviedo y, pocos segundos después, don Sergio irrumpe en la tienda
de forma brusca mientras la música inicia un nuevo corte no diegético (51:32), durante
el cual el capataz de la mina explica que su caballo le ha tirado en medio del barro a
causa del mal estado de las “caleyas”. En la escena siguiente (52:18, tras un corte
forzado) Nolo visita a Carmina, que se encuentra mojada y en ropa interior en el establo
debido –según ella- una caída en la presa del molino. Tras una charla sobre sus ahorros,
Nolo sale corriendo con una de las prendas de Carmina bajo el brazo, y Goro le dispara
desde lejos con su escopeta sin hacerle daño.Tanto la imagen de las modelos escasas de
ropa en el bar-tienda de Martiñán como la de los pies de Carmina antes de su charla con
Nolo fueron censuradas. Entre estas dos escenas, cortes musicales diegéticos y no
diegéticos confieren a la cinta su peculiar gracia junto con interesantes matices que
demuestran la maestría de Parada y García Leoz y la capacidad de maleabilidad de las
imágenes a través de la música.
Lluvia emplea el recurso de la imitación del agua de lluvia (como ya hiciera con
el galope de los caballos o el movimiento de carretas) al estilo impresionista, con un
juego de arpa acompañando el tema en oboes, doblados a su vez por las trompas. El uso
del oboe sugiere a la escena una negatividad anticipada por las trompas y coloca a Don
Sergio en el punto de mira. Una sencilla instrumentación, aparentemente fondo musical
para mostrar a Don Armando caminando por el pueblo bajo la lluvia, convierte este
número en un interesante y completo preludio a la escena de Don Sergio. Antes, la
lluvia finaliza con Martíñán cantando una canción popular con íncipit ¡Ay! pin pin, dale,
dale (50:33) en tono jocoso, antes de mostrarle a Don Armando la nueva decoración del
local. Al contrario que los números diegéticos interpretados en grupo por los coros de
vaqueiros de alzada de Luarca, que sirven para mostrar el folklore de la región, el de
Martiñán es el único número que realmente muestra la picaresca y socarronería de
pueblo asturiano en sentido estricto; apenas 7 segundos de motivo (repetido 2 veces)
que redoblan la importancia de la lluvia mientras Martiñán martillea el marco de un
espejo.
304
Laura Miranda
(51:44)
La b D S: Me tiró el caballo (I). Debió de asustarle el ruido de la presa, digo yo. (VII/V)
(51:48) D S: ¿Tiene ropa seca? (ciclo de quintas)
M: Claro, Don Sergio. Ya sabe usted que aquí hay de todo. Desde salchichón hasta
si b camisetas de felpa, lo que usted quiera.
D S: Eso está bien. Pues anda, deme lo primero unos calcetines.
M: Sí, señor.
(52:01) D S: Si en esta aldea se cuidase alguien de arreglar las caleyas en vez de gastar el
sol tiempo en maldecir a los mineros, mi caballo no me habría jugado este lance. (6ª alemana –
I)
Uso de 3 + 2 corcheas (tresillo) para generar nerviosismo y duda
Evasión de los hechos por Don Sergio
(52:08) M: Ese camino de la presa siempre estuvo mal. Ahí fue donde se quedó cojo el
Sol Godoy. (6ª alemana – II)
(52:13) M: Mire a ver eso.
Sib D S: Por lo menos están secos. (V – I)
Vuelta a la tonalidad de partida, calma aparente en figuraciones más largas
305
Capítulo 5. Poder
protagonista a la vez que el arpa –que ya se utilizó para ilustrar la lluvia– muestra el
cuerpo mojado de Carmina 58 :
Allegretto scherzando
Escena Tonalidad Instrumentación
Hórreo. Llega Nolo (‘’) La (I) Introducción de viento madera (2 compases)
Charito. Pies (‘’) La (V-IV-V) Tema en la cuerda, el arpa tb. marca el ritmo (7 compases)
Nolo encuentra a Carmina en ropa interior, con la ropa tendida, que se ruboriza
por la situación y propicia a nivel musical un número basado en variaciones sobre el
tema del cancionero, que recuerda la escena de amor entre Chamizo y Tala en Los
últimos de Filipinas. Parada hace uso de la “melodía infinita” acudiendo al principal
tema no diegético, que distribuye entre el clarinete, el oboe y el violin, pivotando entre
Fa, La y Do#. En el siguiente cuadro se presenta la conversación entre los jóvenes y las
diferentes entradas del tema según el instrumento solista, además de diferentes
tonalidades de azul que subrayan la importancia del color tonal, desde una versión más
oscura (Fa, tonalidad más terrenal) hasta otra mucho más clara Do# (más etérea).
58
En el manuscrito, el autor hace referencia a la actriz protagonista, Charito Granados.
306
Laura Miranda
307
Capítulo 5. Poder
Destaca aquí una coda musical, que enlaza con la siguiente escena en la que el
capataz de la mina está montando la burra de Celso. Acaba en 55:33 cuando Celso dice:
“¿No ven que la troncha?”.
Recapitulando, la música popular refuerza los grupos identitarios de la película y
potencia los intereses ideológicos del régimen. Aparece tanto en forma diegética como
no diegética, borrando las fronteras entre música académica y popular, entre el pasado
(representado en flashback como las luchas internas entre carlistas e isabelinos) y el
presente (tensiones entre progreso y vida rural), consolidando la idea de una España
unida, pero con regiones diferenciadas. Los ropajes tradicionales de la película –tanto de
faena como de fiesta– proyectan el ideal propuesto por Coros y Danzas de la Sección
Femenina, con unos vestuarios que idealizan el mundo rural al que pertenecía un alto
porcentaje de la población de posguerra.
El empleo del tema del cancionero en modo menor, ya desde el comienzo de la
película, podría interpretarse como un intento de dotar a la película de cierta dosis de
sofisticación, al decir de los personajes, Beatriz y Fernando, con una visión bucólica de
la aldea que propone la capital. De este modo, el tema asturiano del cancionero se
convierte en algo que, lejos de representar la esencia de lo rural, simboliza lo antiguo, la
llamada de la nostalgia: “Quiero enseñar un mundo estancado, pero mucho más feliz
308
Laura Miranda
59
Barreira: Entrevista a Florián Rey, diretor de otras versiones de la novela. Primer Plano, nº 555, 3 de
junio de 1951. Citado en Castro de Paz, 1996, p. 183.
309
Capítulo 5. Poder
Tras la guerra civil, José Díaz Morales fue el realizador (y guionista) encargado
de llevar a la pantalla la primera versión de la zarzuela La Revoltosa (1949), que
volvería a dirigir en 1963 con Tony Leblanc y Tomás Blanco como secundarios.
Producida por Intercontinental Films, la película contó con Carmen Sevilla, Tony
Leblanc, Tomás Blanco, Mario Berriatúa y María Bru en los papeles principales. Tras
haber realizado metrajes desde 1942 con títulos como Carita de cielo (1947), El capitán
de Loyola (1949) o Cabellera blanca (1950). Morales, que se había estrenado antes en
el género bíblico, se exilió a México a causa de la guerra civil y rodó allí la primera
versión mexicana sobre la vida de Jesús de Nazareth (1942), con su propio guión y
música de Rodolfo Halffter. De regreso a España, Morales se dedica al cine de manera
constante hasta mediados de los años setenta con títulos, géneros y temáticas
representativos de la situación socio-cultural española de cada época. Destaca su interés
por los ritmos musicales de moda entrando casi en los años sesenta, con Los chiflados
del rock and roll o Al compás del rock and roll, ambas cintas de 1957.
La productora Intercontinental Films solicitó el 4 de Agosto de 1949 el permiso
de rodaje de la película, incluyendo un primer borrador con el cuadro técnico y artístico
que fue modificado a posteriori. Con un presupuesto de 3.249.000 pesetas, la cinta
contó con un argumento bastante similar al de la zarzuela original, salvedad de algunos
detalles de la vida de los personajes y diálogos, modificados para atraer la atención del
público 60 .
Mari Pepa (Carmen Sevilla), planchadora de oficio, vive con su tía (María Bru)
y su hermano menor Manolo (Mario Berriatúa), “golfillo y ladronzuelo”, en los barrios
bajos de Madrid. Felipe (Tony Leblanc) es un oficial ebanista que sigue a Mari Pepa
todos los días a su casa desde hace meses, enamorado de la chiquilla “guapa y castiza,
llena de alegría y donaires”, aunque ella no se decide a tomarse en serio los “requiebros
amorosos” del galán. El mal comportamiento y los hurtos de Manolo tras obligan a la
familia a mudarse al mismo patio de vecindad de Felipe. Tras un encuentro en que Mari
Pepa cede a verse con Felipe en la iglesia de San Andrés, se entera de que su hermano
ha robado cubiertos de plata de su madre y se los ha vendido al prestamista Don Leo
60
AGA (36/04713).
310
Laura Miranda
311
Capítulo 5. Poder
61
Sobre Enrique Herreros se ha publicado un libro sobre su trayectoria cinematográfica como cartelista.
Herreros, 2007.
312
Laura Miranda
prensa de Madrid: “En esta película no sólo destaca su valor artístico y constituye una
exaltación de la música española, sino que además se da la circunstancia favorable para
la cinematografía nacional de que ha obtenido una acogida señaladamente lisonjera en
el público, sosteniéndose en las carteleras de diversas salas de la capital durante un
largo tiempo.” 62
Lo cierto es que esta rotunda afirmación distaba bastante de la realidad
expresada por los delegados provinciales, caso de Valladolid, donde A. Santiago Juárez
expone que “valores cinematográficos puros, esta película tiene muy pocos, pero al
mismo tiempo para el espectador medio, supone un acierto el resucitar, al amparo de
una conocida y grata partitura, una trama sin complicaciones y unos escenarios
ingenuos pero afectivos y sentimentales” 63 . Lo que no pede negarse es el interés del
régimen ante una película dirigida a una audiencia amplia de “clase media”, que
encontraba en esta adaptación de zarzuela (con el primer papel protagonista de Carmen
Sevilla 64 ) una continuidad del cine que venía realizándose antes de la guerra y que
entroncaba de lleno con los musicales folklóricos protagonizados por Raquel Meller,
Antoñita Colomé o Juanita Reina.
Como recuerda Labanyi, Babington y Evans señalan que la obligatoriedad de
ciertos números diegéticos confería a la narración grandes dosis de estatismo, debido sin
duda a la necesidad de un escenario para la interpretación del número, lo cual dotaba de
una naturaleza artificial a este tipo de cine, en el que la audiencia era plenamente
consciente de ello (J. Labanyi, 1997: 229): “La música pegadiza que escribiera el
célebre compositor español, y el casticismo madrileño de las chulapas y el organillo (...)
con un poco de exageración”, sumado a los exteriores madrileños de algunas calles de
Madrid que “reflejan bien el casticismo de la época”, fueron el atractivo de una película
que, no en pocos casos, estuvo en cartel escaso número de días 65 .
Manuel Parada elaboró la banda sonora basándose, por un lado, en cortes
narrativos originales de la zarzuela de Chapí, sobre todo el dúo de los protagonistas, que
el director incluye de modo diegético; por otro lado incluyó números diegéticos,
extradiegéticos y un ballet (basado en el baile original de la zarzuela) de elaboración
propia con arreglos intertextualizados de la zarzuela. La película, influenciada por el
62
Nota para prensa y radio, 7 de octubre de 1950. AGA (36/04713).
63
Ídem.
64
Carmen Sevilla “sólo” había aparecido como secundaria en Serenata española (Juan de Orduña, 1947)
y Filigrana (Luis Marquina, 1948) antes de protagonizar La revoltosa.
65
Informe de la delegación provincial de Valladolid, 18 de abril de 1950. AGA (36/04713).
313
Capítulo 5. Poder
musical 66 , incluye varios números diegéticos que cuentan con mayor relevancia, entre
los que se encuentran los dos números de Mari Pepa (compuestos por Parada, el primero
de ellos basado en un tema original de la zarzuela), el dúo de Mari Pepa y Felipe y la
guajira (procedentes de la zarzuela de Chapí). Además, la escena del baile de la zarzuela
original cobra mayor preponderancia en esta versión cinematográfica, a modo de ballet-
ensoñación que Felipe traduce en pesadilla. Se emplearon para esta banda sonora
bastantes materiales en formato no diegético procedentes de la obra original y adaptados
a las necesidades de la imagen, comenzando por la cabecera, que Parada mantiene fiel al
preludio original.
Tal y como apunta Labanyi, el proceso de reciclaje es frecuente en el cine
folklórico –en este caso la zarzuela–, siendo frecuente la reelaboración de temas que ya
habían sido populares durante la República (J. Labanyi, 2001: 88). Tras una
introducción del organillo, aparecen los créditos de la Sociedad de Autores Españoles
La Revoltosa, “inspirada” en el libro de Fernández Shaw y López Silva, con adaptación
y diálogos adicionales de Ricardo Toledo y Fernando Merelo. La referencia a la noción
de españolidad se aprecia aquí en la necesidad de mostrar la obra como patrimonio
cultural nacional; junto con la sombra de la batuta sobre las páginas de la partitura, se
atisba la figura del director, Parada, que tiene en esta película un papel predominante y
aparece como autor de las “canciones y arreglos musicales” en el mismo crédito que
Chapí, tras los protagonistas.
La Orquesta Sinfónica de Madrid se encargó de interpretar una partitura que, en
su comienzo, propone el preludio completo de Chapí, precedido por la citada
introducción de organillo con un chotis, “color local” que recupera Parada en el baile de
la verbena. Tras los créditos de inicio, se perfilan imágenes de edificios bien conocidos
de Madrid (2:12), resultado bastante estático debido a la inmovilidad de la escena. Poco
después, el cambio de modo del tema del dúo de la zarzuela a mayor (2:46) y el efecto
de mickeymousing del trote de caballos por las calles con planos generales de edificios
importantes favorece el dinamismo de estos preliminares, incrementado por planos
medios con travelling de Madrid en el clímax musical, que conducen hasta el taller de
carpintería donde trabaja –de aprendiz– Felipe, quien pasa la garlopa a un tablón de
66
Para un mayor acercamiento a la evolución del género y obras destacadas, véase Everett y Laird, 2009.
Destaca para este trabajo el primer apartado, referente a las adaptaciones y transformaciones del género
antes de 1940, donde Katherine K. Preston (entre otros) propone las características del musical americano
antes del siglo XX.
314
Laura Miranda
madera al mismo tiempo que suenan los tres últimos acordes del número, de nuevo a
modo de mickeymousing.
De los dos temas propuestos en la cabecera, Parada recurre al dúo de Mari Pepa
y Felipe en versión orquestal no diegética en infinidad de ocasiones, encanto para la
audiencia, que reconoce esta música “por lo que tiene de añoranza para una generación
y de curiosidad para otra” 67 . Parada usa y abusa de la partitura de Chapí,
intertextualizando números originales en formato (casi siempre) no diegético; más que
por cuestiones estructurales, el compositor propone este “sistema” como envolvente
para recrear una atmósfera en un momento en el que el teatro musical ha sido eclipsado
por el cine en tanto entretenimiento masivo. Apoyado en música preexistente, Parada
juega con la función metadiegética por lo que la música calla a las voces y, además,
evoca la nostalgia de un pasado reciente y el orgullo de ser español.
Pese a que en los manuscritos Parada estipula qué números originales de la
zarzuela Chapí se emplearían en la versión fílmica, la versión definitiva sufrió bastantes
modificaciones. Parada compuso, además, algunos bloques musicales que no se
utilizaron en la versión definitiva. Propongo el siguiente cuadro donde se exponen los
bloques musicales de la versión definitiva de la película con su minutaje
correspondiente, clarificando si son originales de Parada o intertextos de la obra de
Chapí. Cuando la explicación se acompaña de la tonalidad, indico que Parada modificó
la tonalidad original de la zarzuela, del mismo modo que indico en negrita los bloques
diegéticos o extradiegéticos:
315
Capítulo 5. Poder
316
Laura Miranda
que un paño comienza a retirar y se descubre a Mari Pepa, con delantal, limpiando el
polvo de un espejo. Jack Stacey hace referencia a la “transformación semi-mágica de la
identificación en pantalla”, en la que la imagen del público femenino es transformada o
convertida en la protagonista, una forma más agradable de feminidad (J. Stacey, 2004:
45). Mary Pepa viste delantal sobre un vestido chulapo de hombreras anchas y subido
hasta el cuello. Sin embargo, pese a este puritanismo en la vestimenta, se adivina en la
protagonista una connotación de subversión en su melena suelta, así como en el escote
del vestido, que permite una pequeña abertura de encaje que no aparece en el resto de
escenas sin música diegética. Resulta llamativo el hecho de que, salvo en los números
diegéticos cantandos por Carmen Sevilla, en el resto de las escenas aparece con el pelo
recogido en un moño al estilo chulapo. Para suavizar los rasgos atractivos y sensuales
de la actriz y su melena negra y ondulada (que la actriz peina delante del espejo tras
haberlo limpiado), el vestuario conserva el color blanco, connotación de ternura del
personaje y, a la vez, su estricto código moral.
El número musical propone un tanguillo en La, con una introducción de 12
compases con pizzicatos en flauta, oboe, piano y cuerda con funciones de
subdominante, dominante y tónica. La estrofa –que se repite en 3 ocasiones con letra
distinta más la repetición de la primera– está formada por 16 compases que preceden al
estribillo “con el tripili-trí / con el tripili-trá”. En la estrofa se alaba la belleza de la
protagonista y se proponen rimas graciosas referentes al lunar de Mari Pepa, el río
Manzanares y los claveles mientras los vecinos silban y bailan al ritmo de la canción. La
segunda estrofa plantea un cambio a Do#, aunque vuelve a la tonalidad de partida en la
tercera estrofa, que repite el planteamiento tonal de la primera. Entre la tercera estrofa y
la repetición de la primera, Parada propone un puente con modulación a Re basado en
acordes de tónica, dominante y sensible.
Que Felipe silbe el estribillo al compás de Mari Pepa mientras saca brillo a sus
zapatos en su habitación resulta poco creíble, al igual que el baile del resto de hombres
de la vecindad en el patio –habida cuenta de que Mari Pepa está en su casa con las
ventanas cerradas– salvo que se entienda la cinta como un musical. En cualquier caso, la
317
Capítulo 5. Poder
armonía formulada por el compositor sugiere una melodía fácilmente aprehensible por
el público y que los mismos protagonistas alientan con su acompañamiento escénico
mientras Mari Pepa mueve las manos y da vueltas por toda la habitación cual bailaora
de sevillanas de Chamberí.
La segunda canción de Mari Pepa (41:58) propone una visión de la protagonista
más evolucionada: de nuevo con el pelo suelto, en esta ocasión añade a su imagen un
caracolillo ladeado en la frente; de igual modo, del vestido casto en blanco del primer
número, se pasa a una mayor evocación del mundo andaluz al llevar lunares negros
sobre fondo blanco y con volantes, que destaca en extremo en los planos medios y
generales de Mari Pepa y acentúa el protagonismo de su melena, ya sin los prendedores
típicos que sujetaban su moño de chulapa y que había conservado en su primer número
diegético. Eso sí, como buena ama de casa continúa con el mandilón puesto –que
acentúa sus caderas– y está preparando la comida (se ve cómo corta el chorizo y el resto
del compango). En esta ocasión, incluso sale a tender la ropa, y uno de los vecinos
(Tiberio) toma de excusa para soltarle un piropo desde la ventana de su casa: “¡Miau!
¡Miau! ¡Olé las mujeres de su casa! Quien fuera sábana para dejarse colgar”.
Parada opta por un pasodoble para una escena que, de nuevo, se encuentra fuera
de contexto. En el homónimo menor, la, el compositor presenta una introducción
instrumental con orquesta completa de 20 compases, igualmente con funciones de
subdominante, dominante y tónica. Presenta la primera estrofa dividida en dos
secciones, la primera en la (Mari Pepa andando por la cocina) y, para la segunda,
propone una modulación al modo mayor (Mari Pepa abre la alacena y busca los
embutidos del cocido). La repetición de la estrofa viene precedida por una sexta
alemana del IV de La, que precede la vuelta al modo menor. Mari Pepa repite la primera
parte de la estrofa (en la) mientras añade el embutido en el cocido –madrileño,
supongo– y, la modulación a La ilustra la actividad de salir al patio a tender la ropa
mientras Tiberio le “salta” con piropos. En esta segunda parte, que propone otro tema
para el pasodoble, Parada intercala, junto con las funciones básicas de I, IV y V, las
sextas napolitana y francesa y la dominante del IV rebajado, que aportan algo más de
intensidad al texto de Mari Pepa, que recuerda que acude a la verbena para escuchar las
serenatas del hombre que quiere.
318
Laura Miranda
68
He consultado el interesante recopilatorio gráfico al respecto de la mujer en el entramado franquista en
Otero, 2004.
319
Capítulo 5. Poder
69
“La revoltosa”, Mediterráneo, 31 de mayo de 1950.
70
“Capitol. La revoltosa”, Extremadura, 15 de enero de 1951.
320
Laura Miranda
Al finalizar el baile, Mari Pepa y Felipe resultan ser los ganadores del mismo.
Tras recoger el premio, el presentador propone un nuevo tema musical: “Y ahora,
señores, a seguir bailando” (52:34). El número elegido por Parada es una mazurka para
viento y percusión (diegética, orquestina de la verbena) dividida en dos secciones, que
actúa a modo de contrapunto argumental. La primera sección, en Sib, se emplea como
fondo musical mientras Mari Pepa y Felipe discuten de nuevo:
- Felipe: Toma este dinero, que lo has ganao tú más que yo.
- Mari Pepa: Con ese dinero te compras un sinapismo, que puede que te haga
falta.
- F: ¿Pero es que vamos a estar así toda la vida?
- M P: No, porque esto se ha acabao.
- F: ¿A que va a resultar que el que tiene la culpa de todo es el prestamista?
- M P: Y aunque así fuera, ¿qué?
- F: Que esto lo arreglo yo en dos patás. [A Don Leo] Aquí la tien usté sana y
salva.
321
Capítulo 5. Poder
- Don Leo: Pues hombre, claro. ¿Cómo iba a venir? No se la había dao, se la
había prestao.
- F: ¿Quié usté que le pague los réditos?
- D L: No tien usté dinero bastante.
- F: Pero tengo más corazón que usté y más puños.
- D L: ¡Y más miedo! [Felipe golpea a Don Leo]
322
Laura Miranda
Los censores, así como los críticos de prensa, destacaron de este interesante
entramado fílmico dos elementos asociados a la música: la escena del dúo de la zarzuela
y el ballet del sueño de Felipe. El primero de ellos, intertexto de la obra de Chapí; el
segundo, creado por Parada como música no diegética para esta adaptación de zarzuela.
Para el número diegético del Dúo de La Revoltosa, Parada contó con la voz de María de
los Ángeles Morales (“Primer Premio Internacional de Canto”) y de Luis Rodrigo
(“Primer Premio Filmófono”), mientras que Vicente Escudero fue el asesor coreográfico
y primer bailarín del Ballet sueño, con montaje a cargo de Carmen Ontiveros. Alumna
de Lola Rodríguez Aragón, Mª de la Ángeles Morales había ganado el premio Lucrecia
Arana, máximo galardón para los alumnos de canto en el conservatorio madrileño, en
1947. El año siguiente, con su profesora como parte del jurado, la soprano obtendría el
primer premio en el Concurso Internacional de Música para canto, piano y violín,
celebrado en la ciudad de Scheveningen (Holanda), que España vivió con gran
intensidad. Además de La revoltosa, la cantante participaría en otras 3 películas: Teatro
Apolo (Rafael Gil, 1950, con Jorge Negrete), La canción de la Malibrán (Luis Escobar,
1951) y De Madrid al cielo (Rafael Gil, 1952).
La productora procuró destacar en su propaganda la aparición de esta cantante,
siendo un elemento importante en la película la presencia de su voz 71 , que la delegación
de Badajoz consideró “insuperable” 72 y la de Ávila tildó de “acierto indudable (...) con
su inimitable voz y estilo” 73 . Sería pecar de ingenuidad pensar que la productora se
tomase tantas molestias para una escena musical diegética que sólo sirva de telón de
fondo para que Mari Pepa y Felipe esclarezcan su situación sentimental (1:05:23). La
importancia de este dúo no sólo reside en su función propagandística, sino que parte de
71
Informe de la delegación provincial de Burgos, 27 de mayo de 1950. AGA (36/04713).
72
Informe de la delegación provincial de Badajoz, 19 de noviembre de 1950. AGA (36/04713).
73
Informe de la delegación provincial de Ávila, 27 de junio de 1950. AGA (36/04713).
323
Capítulo 5. Poder
su atractivo radica en la necesidad del público de escuchar el número “en el teatro” tras
una época de compleja convivencia entre el género chico y el cinematógrafo 74 .
El ballet de la película (1:16:24) que, como dato anecdótico, es introducido por
la voz en off de Rafael Durán, no contó con el beneplácito de muchos críticos del
momento, los cuales veían su aparición “totalmente desligada de las secuencias
anteriores, pero que gusta en general aunque se nota sobran participantes en alguno de
los momentos del mismo” 75 . El delegado provincial de Granada hacía gracias del
“ballet surrealista, con ribetes de baile apache de Montmartre, no obstante estar bien
montado, puede decirse que sobra en esta cinta de ambiente netamente español y
madrileño”, no comentando lo mismo de las canciones de corte andalucista del maestro
Parada, que encontraba “graciosas y de música agradable” 76 .
Jo Labanyi señala que el uso populista del folklore en el cine musical folklórico
del primer franquismo evade, en general, el concepto “purista” del folklore cultivado
por artistas de vanguardia como Falla y Lorca o los intelectuales franquistas de la
década de los cincuenta (Jo Labanyi, 2001: 87; 2003: 210). Sin embargo, puede
afirmarse que este ballet supone para la adaptación de La revoltosa la excepción que
confirma la regla, un síntoma de acercamiento modernista al folklore al estilo de estos
intelectuales que no gustó en exceso a los críticos de la época por alejarse de los
números de corte más populista que sí alabaron.
Tras mantener una conversación con Manolo, en la que le pide ayuda para
“volverse honrado”, Felipe decide desaparecer por unos días. Vuelve apesadumbrado a
la casa ante la perspectiva de haber perdido a Mari Pepa (1:15:25) mientras se escucha
un bloque no diegético que intertextualiza temas de la zarzuela de Chapí en modo
menor (véase gráfico más abajo), a modo de prólogo del ballet. Felipe sube las escaleras
y entra en su cuarto, con la ventana abierta, mientras suena el tema del dúo en ff,
también en modo menor. La imagen potencia el juego de claroscuros y oculta la parte
superior izquierda de la cara del protagonista, que necesita aproximarse a la ventana
para reconocer el paisaje urbano de la capital, enfocando la cámara la veleta de una torre
mientras la “inexplicable” voz en off de Rafaél Durán, que no interpreta ningún papel en
la película, comenta: “Como esa veleta. Giras al viento del más fuerte. Yo quería
74
Para una referencia más extensa a los primeros años de convivencia del género chico y el cine mudo,
véase el trabajo de Woods, 2005.
75
Informe de la delegación provincial de Valladolid, 18 de abril de 1950. AGA (36/04713).
76
Informe de la delegación provincial de Granada, 6 de diciembre de 1950. AGA (36/04713).
324
Laura Miranda
pararte con mi corazón, pero me ha sido imposible”. Tras la última introducción del
tema del dúo en oboes, se presenta el número del ballet, al imaginarse Felipe un cuadro
escénico digno de la tradición falliana, en el que chulapos y chulapas bailan alrededor
de la figura de Mari Pepa por los tejados de los edificios. La música es original de
Parada, pero elaborada, en ocasiones, a partir de temas procedentes de la zarzuela de
Chapí. La primera parte del número está dividida en diferentes secciones musicales; en
el apartado temático incluyo las relaciones entre las partes compuestas por Parada y los
intertextos de la obra original de Chapí (en negrita), arreglados asimismo por Parada:
Parada propone en esta primera parte del ballet, la más elaborada a nivel
musical, una mezcla formada por fragmentos de temas ya presentados con anterioridad,
en este caso introducidos por unos compases en La con trémolos en la cuerda, tresillos
en flauta, flautín y violín 1º, que crece desde un pp hasta un trino en viento y madera
325
Capítulo 5. Poder
mientras fagot, cello y bajo realizan un descenso cromático que será retomado en
sentido ascendente sustituyendo el trombón al fagot. La música se vuelve
imprescindible en esta escena para presentar la evocación del sueño y matizar la elipsis
espacio-temporal, mientras Felipe, preocupado, tiene ensoñaciones con un ballet.
El Allegro retoma el tema del dúo, esta vez en mayor en oboe, trompeta y
violines, coincidiendo con Felipe sentado sobre la cama y un travelling que recoge un
primer plano del personaje, donde destaca su pañuelo blanco en una secuencia de
conjunto en fondo negro. Felipe se acuesta y el número modula a Si, presentando
entonces a Mari Pepa con un vestido blanco, girando y bailando alrededor de Felipe,
vestido de negro. Felipe trata de cogerle la mano y acercarla, pero Mari Pepa continúa
dando vueltas sobre sí misma al son de la música: tenerla tan cerca y no poder tocarla le
genera gran ansiedad. Felipe no puede dormirse y sueña con los ojos abiertos mientras
la música modula a Sol.
Nubes negras aparecen en el baile en la sección Poco menos, donde aparecen
unos figurines, ataviados con el traje chulapo, bailando mientras zapatean de forma
reiterativa: la música en sol incluye una escala andaluza repetida en varias ocasiones. El
zapateado se vuelve más incisivo al actuar a modo de respuesta de la pregunta orquestal.
Los figurines suben entonces en parejas por las escaleras y la música imita el zapateado
en la percusión: continúan bailando con el blanco y negro del vestuario como foco de
atención del espectador mientras suenan de nuevo las seguidilas en Do y los figurines
cambian el zapateado por ritmos de castañuelas. La aparición del nº 6 de la zarzuela de
Chapí, con un ritmo constante y marcado de negra, 2 corcheas y negra en 3/4, retoma la
figura de Felipe, ya dormido, mientras los figurines continúan danzando en su sueño y a
una de las bailarinas le retiran el pañuelo chulapo de la cabeza, dejando ver su melena
negra.
Continúa entonces la acción musical con un tempo Moderatto, mientras los
bailarines suben las escaleras con las mujeres a hombros, su pelo ondeando al viento. La
escena se vuelve más tranquila debido a los largos pedales de tónica en contrabajos, al
igual que notas tenidas en el viento. Los violinen sugieren una melodía de carácter
orientalizante que propone un discurso de la femineidad desde el concepto del “otro”,
dada por el exotismo de su sensualidad mientras el arpa propone tresillos sólo con la
tónica en diferentes octavas.
326
Laura Miranda
Surge otro número original de la zarzuela que presenta las consecuencias del
carácter volátil de Mari Pepa: la muerte, con una mujer con el cuello colgado de una
soga y pegada a una pared, también con la melena suelta y el vestido blanco de volantes.
Los bailarines piden la mano a Mari Pepa, mientras detrás de ella unos hombres
encapuchados (presuntamente monjes) vigilan su conducta. Ella continúa bailando sola
sin decidirse por ningún pretendiente y dos de los figurines, vestidos de blanco, simulan
una pelea por ella. Los hombres la llevan hasta un altar, donde uno de los bailarines
propone un zapateao a modo de ruego de su cariño (alter ego de Felipe) mientras los
demás figurines intentan llevársela. El bailarín principal, atado con un mantón que
sujeta el corro de bailarinas, baila otro zapateao mientras Mari Pepa sigue con su danza
y sus giros sola en el mismo plano. Felipe aparece en la modulación a Re y la persigue,
deseoso de estar con ella, pero dos grupos de bailarines (separados por sexos) cogen a
cada uno de los personajes y los separan.
El ritmo de silencio de corchea más dos semicorcheas que acompaña al
pasodoble pretende un ambiente más distendido, de fiesta, con los bailarines danzando
en un cuarto sin techo al que accede Mari Pepa. La modulación de Fa del comienzo de
la escena a Lab coincide con movimientos de tresillos de semicorcheas en la melodía, a
modo de graciosos trinos que acompañan el baile de la protagonista. Felipe vuelve a
escena con la presentación de la mazurca, con acordes de I, IV y V que asientan la
tonalidad y promueven la cercanía entre los personajes como algo natural. Felipe agarra
con garbo a Mari Pepa justo antes de que aparezca Don Leo (cambio a Lab), que lo
aparta y continúa bailando con la muchacha. Aún así, Felipe insiste (Mib) y se enzarzan
en otra pelea al comenzar el Vivo ( Sib), que trae consigo la muerte de Don Leo.
El carácter fantástico y onírico de este ballet se contrapone a la crudeza y el
gusto populista del resto de la película. Parada homenajea en este bloque musical al
maestro Chapí intertextualizando los fragmentos más conocidos de una de sus zarzuelas
más representativas. En formato diegético, el extenso bloque musical potencia las
imágenes y genera una mayor afinidad del público con las secuencias. El guión del
ballet, con escenas –sobre todo en la primera parte– propias del mundo fantástico y de
los sueños, genera cierta incomodidad “surrealista” que se intenta paliar con un
vestuario de chulapos, toreadores y pseudo-flamencos, otorgándole una inconfundible
estética kitsch que no cuajó en su momento.
La subordinación masculina se hace patente en esta escena del ballet, donde
Carmen Sevilla muestra sus dotes artísticas y Tony Leblanc se limita, sobre todo, a
327
Capítulo 5. Poder
328
Laura Miranda
otro) con pinceladas de mazurcas y guajiras, asimilados por el público español como
propios.
77
AGA (36/04705). La película ha sido comercializada en DVD por Divisa Home Video (2010).
78
BOE, nº 319, p. 2463, 15 de noviembre de 1950.
79
“Cines Avenida y Lírico”, La almudaina, 25 de mayo de 1949.
80
“Crítica”, Diario Ideal, 20 de mayo de 1949.
329
Capítulo 5. Poder
Laura Miranda
92
C. Martínez: “La mies es mucha en el Moderno y Fémina”, Diario español, 21 de mayo de 1949.
93
“Ha llegado a Pamplona una gran película” en ¡Oye...!, 13 de mayo 1949.
94
Mi menda (Suevia Films), Almas en lucha (Rosa Films), El pagador del camino (Femi Films,
distribuida por Hispano Foxfilm), El espadachín (Columbia Films) y Ella, él... y Nicolás (Peninsular
Films).
95
Informe del director general de Cinematografía y Teatro, 23 de marzo de 1949. AGA (36/04705).
96
Introducción DVD Divisa Home Video.
331
Capítulo 5. Poder
importar las vidas humanas. El padre Daniel debe ausentarse por unos días, durante los
cuales a la hija de Rameni (Santiago Rivero), uno de los hombres más influyentes del
poblado, le muerde una cobra. Ante la ineptitud del hechicero (Félix Briones), Rameni
va en busca del misionero para que le salve la vida, indicándole que su familia se
convertiría al catolicismo en caso de lograrlo. Sin embargo, la precariedad de la
enfermería no permite al padre Santiago servir de ayuda y la enferma muere. El padre
Daniel regresa a los pocos días gravemente enfermo de malaria, indicándole al padre
Santiago que cuenta con 50 libras depositadas en un sobre (que le había entregado el
anterior misionero) para usar sólo en caso de extrema necesidad.
Tras el fallecimiento del padre Daniel, el padre Santiago se hace cargo de la
misión y cuenta para ello con la ayuda de Modu (Rafael Romero Marchent), su madre
Teresa (Julia Caba Alba) y Mauro (Antonio Almorós), enamorado de la otra hija de
Rameni, Guyerati (Sara Montiel), los tres primeros convertidos al catolicismo. Modu le
cuenta su deseo de hacerse religioso, ante lo cual el padre Santiago solicita una beca de
estudios en la capital, que es denegada. Las ilusiones de Modu se esfuman ante las
perspectiva de costearse 40 libras anuales para cursar los estudios necesarios y
desaparece del poblado. Al poco tiempo, llega a la zona el reverendo anglicano John B.
Carty (Rafael Bardem), que pretende extender su fe a las gentes de la misión. Carty los
atrae con una nueva escuela y un armonio que utiliza durante la misa, ante lo que el
padre Santiago pierde fieles de forma masiva. A Teresa se le ocure entonces pedir ayuda
a “alguien” en España y el misionero se inventa a un tal Juan García, al que le piden
ayuda económica. La sorpresa es mayúscula cuando reciben un gramófono y discos con
música española de parte del susodicho, que estrenan para la misa de Navidad,
volviendo así a acaparar la atención del poblado. Por otro lado, el misionero descubre
que Sandem ha prestado dinero a los indígenas, obligados a trabajar como esclavos en
una mina cuando no pueden pagar sus deudas (lo cual ocurre cuando no llueve lo
suficiente como para contar con una buena cosecha). Decidido a acabar con esta
situación, el padre Santiago se responsabiliza de las deudas de toda la tribu, de modo
que cuando vence el pagaré que ha firmado, Sandem le exige el dinero. Ante estas
circunstancias, llegan al poblado cientos de aldeanos de otras áreas acosados por la
peste. Tras convencerles de que acampen al otro lado del río para evitar el contagio.
El padre Santiago se preocupa por los apestados, entre los que se encuentra
Rameni, al que logra curar. Mientras tanto, Clarenberg (Fernando Sancho), asalariado
332
Laura Miranda
333
Capítulo 5. Poder
La música de cabecera, que en imagen sólo muestra los créditos con un fondo
no perceptible, propone movimientos de I, IV y V en Fa en el Allegro, precediendo la
modulación a Mib a través del III/III, antes de cambiar el tempo al Andante, que
coincide con la aparición del tema principal, Probito, para coro. La insistencia del piano
con acordes placados anticipa el empleo de una escala pentatónica de Mib, que
despliega el arpa en acordes deslizantes, oculta en la progresión de la orquesta, antes de
volver a presentar el tema principal.
101
“Gran éxito de La mies es mucha, estrenada en el Príncipe de Viana”, El pensamiento navarro, 14 de
mayo de 1949.
334
Laura Miranda
La inminente marcha del padre Daniel al poblado vecino para impedir las
maquinaciones del hechicero (12:36) sugiere a Parada de nuevo el empleo del
pentatonismo. El padre Santiago se encuentra desbordado ante una población que
desconoce y un idioma que todavía no domina. En el manuscrito original, el maestro
propone un número de entrada en tempo Lento que incluye un proceso enarmónico de 6
compases que se desechó en el montaje final, comenzando el bloque musical definitivo
con un primer plano del dicionario que sostiene en la mano el misionero. En el siguiente
335
Capítulo 5. Poder
cuadro se muestran los cambios musicales de un pequeño número que cuenta con todos
los ingredientes exóticos para los españoles de finales de los cuarenta, incluyendo los
ritmos sincopados a cargo de la cuerda y el piano. El padre Santiago se decide a
aprender el idioma nativo con un libro de vocabulario que encuentra en casa del padre
Daniel; en ese momento se presentan en casa Mauro y Rameni en busca de ayuda
porque la hija de Rameni había sido mordida por una serpiente. Incluyo los nombres de
las escenas propuestos por Parada:
Tiempo Escena Tempo Compás Plan tonal
5” Vocabulario Poco más 4/4 Mib – mib
9” Picadura ¾
3” Plato mi b (IV-V)
4” Puñetazo ¾ mib (I)
4/4 la
¾ escala pentatónica Re- 6ª fr/Re
escala pentatónica Sol
336
Laura Miranda
102
Delegado provincial de Navarra, 28 de mayo de 1949. AGA (36/04705).
337
Capítulo 5. Poder
caja, en un sobre, se encuentran todos los ahorros de la misión y, tras besar la cruz, se
muere:
Laura Miranda
Minutaje Escena
4:41 Padre Santiago y Sandem en el tren
6:11 Santiago con el padre Vicario
7:42 Santiago y Modu en la jungla (*)
9:05 Padre Santiago conoce a Padre Daniel (*)
25:23 Sandem visita el poblado
27:22 Padre Santiago visita a Sandem en Ponagura
31:24 Santiago y Modu en la jungla (de nuevo)
35:42 Padre Santiago conoce al reverendo Carty
40:47 Padre Santiago, Modu y Teresa escriben la carta a Juan García
43:36 Mauro habla con el Padre Santiago
46:06 Padre Santiago y Modu, carta de Surada
52:47 Padre Santiago y Mauro, Teresa y gramófono
1:01:55 Padre Santiago y Mauro
1:06:30 Sandem y sus hombres ante la cola de apestados
1:08:55 Padre Santiago y Teresa, gramófono
1:09:56 Visita de Sandem al Padre Santiago (importanciadel ruido)
1:20:19 Mauro va a por el Padre Santiago, Rameni y Guyerati
1:24:50 Padre Santiago encuentra a Sandem medio muerto (*)
Como puede observarse la mayor parte de las escenas sin música más relevantes
(no así los ruidos) hacen referencia a las relaciones estrablecidas entre el padre Santiago
y los indígenas, en general Modu y Mauro, apareciendo en algunas ocasiones Teresa
como mediadora de las tensiones generadas en la pantalla. No ocurría lo mismo en las
escenas homoeróticas del cine de cruzada, donde la música acompañaba a unas
104
Las escenas marcadas con asterisco (*) incluían música en el original. Significado de color: azul,
relaciones del padre Santiago con Sandem; verde, relaciones del padre Santiago con otros misioneros;
rojo, relaciones del padre Santiago con los nativos.
339
Capítulo 5. Poder
imágenes sugerentes por sí mismas con unos bloques sonoros similares a los de
cualquier escena de amor heterosexual. En este caso, como he señalado en el cuadro,
Parada habría compuesto música (según confirman los manuscritos originales del autor)
para tres secuencias en las que intervien Modu, Sandem y el padre Daniel. Es
importante entonces el hecho de que Sáenz de Heredia, probablemente para dar énfasis
a la imagen, las eliminase de la versión definitiva. Las dos escenas en las que interviene
Teresa (madre de Modu) con el gramófono como protagonista de la secuencia
demuestran la vinculación imperialista de la colonia a la metrópoli, a través de un
personaje que la audiencia identifica como blanco, pintado de negro en un proceso de
imitación que bebe del concepto de simulacro, también presente –como se ha visto– en
el musical folklórico. El hecho de mostrar en diversas ocasiones un primer plano del
gramófono, sin música, genera ansiedad en el espectador y potencia su necesidad de
escucha, lo cual vuelve a la escena más interesante ideológicamente hablando por su
capacidad de captar de la atención del público.
El simulacro es asumido y aceptado por el público como parte de la “realidad”
fílmica, necesario también para el reforzamiento de su propia identidad. En la escena de
la muerte de la hija de Rameni, Katinga, a causa de una mordedura de serpiente (16:00),
Parada propone un tema (nº 3 bis) lánguido y melódico al estilo norteamericano de la
época, música occidental que expresa las ideas de la caridad cristiana a través del padre
Santiago. Este bloque no sería posible si la audencia no fuese consciente del simulacro
creado por los personajes de la escena, todos ellos pintados de negro, para diferenciarse
del blanco inmaculado de la piel y el atuendo del misionero español. El número
comienza con el padre Santiago ante un botiquín casi desprovisto de medicamentos.
Parada elige la tonalidad de sib para reforzar la angustia del misionero ante una tarea
que sabe no será capaz de llevar a cabo, mientras las trompas introducen un motivo que
secundan las violas. Este pequeño motivo lo desarrollarán a continuación las violas en
Reb a través de dominantes secundarias y una cadencia perfecta a la que se une el viento
madera. El tema volverá a retomarse, tras una cadencia rota, concluyendo con la muerte
de Katinga.
340
Laura Miranda
341
Capítulo 5. Poder
Padre Vicario: “¿Sabe usted que el arroz es el alimento casi exclusivo de esta pobre
gente? Lo devoran; no sé si porque les gusta mucho o porque no tienen otra cosa. Pues
bien, como mejor les entran las ideas es... con arroz. Un buen puñado a tiempo les ayuda a
digerir nuestras palabras. El éxito del misionero va escalonado así: que deseen sus
palabras primero con arroz; luego, sin arroz; y, más tarde, como si fuese arroz. Procure
no olvidarlo.”
Las diferentes secuencias (sin música) entre el padre Santiago y Sandem muestra
la evolución del segundo personaje; hombre egoísta, sin escrúpulos y, por encima de
todo, español, Sandem obliga al guión a condenarlo a una muerte segura como única vía
de salvación para purgar sus pecados, no sin antes confesarse –arrepentido– al
misionero y perdonarle la deuda adquirida de 47 libras. La ausencia de música potencia
la falta de fe del personaje, para el que Parada había compuesto unos minutos de música
en la escena de su muerte y que la versión definitiva eliminó.
La escena en la que el padre Santiago conoce al reverendo John B. Carty viene
definida no sólo por el silencio musical, sino por el empleo de ruidos de martillos y
motores de un jeep que impulsan los conceptos negativos asociados al protestantismo.
En contraposición, los sonidos de animales (tigre, serpiente, pájaros) en las escenas en
silencio con Modu, fortalecen la idea de lo nativo como puro y no contaminado por
ideas extranjerizantes, susceptible de ser conquistado por la iglesia católica.
La llegada del reverendo anglicano trae consigo problemas entre los fieles, que
cautivados por la música de órgano y los adornos de plata y oro de la iglesia, deciden
adoptar la nueva religión (38:31). Desde la ventana de la iglesia, el padre Santiago y
Modu observan cómo los nativos entran en masa en la nueva iglesia, mientras la música
no diegética propone el tema del comienzo de la cabecera (que incluye laúdes), seguido
de un Andante donde destaca el ritmo de corchea con puntillo y semicorchea, que dota a
la escena de mayor dinamismo y cierto humor. Ante esta perspectiva, el misionero le
comenta a Modu que “con oro nada hay que falle. No recuerdo ahora el título, pero
creo que es una poco recomendable”.
342
Laura Miranda
La llegada del gramófono enviado por Juan García salva del desastre la misión
católica. El padre Santiago, tras enseñarles a Teresa y a Mauro el funcionamiento del
aparato con un disco de villancicos castellanos, decide reservarlo para la misa de gallo y
así sorprender al pueblo. Con el órgano del reverendo Carty y los villancicos castellanos
de Juan García se inauguran unos bloques diegéticos que incluirán, además, la música
anglicana para la misa de Navidad y unas sevillanas en la misa del Gallo. El padre
Santiago le explica a Teresa y Mauro el funcionamiento del gramófono para que sean
ellos los que lo pongan en funcionamiento mientras él dice misa. Por un descuido,
Teresa rompe el disco de villancicos castellanos y decide cambiarlo por otro, que resulta
ser de sevillanas. Esta música, más alegre que los himnos interpretados con armonio en
la iglesia del reverendo Carty, tiene una escueta y graciosa letra amorosa con forma de
seguidilla (primeros versos de la cuarteta):
343
Capítulo 5. Poder
[Se persigna mientras la cantaora incide en “porque ha dicho Reverte que es mucho
cante”]
Esta escena causó gran revuelo entre los censores y críticos de la época. Un
censor restaba importancia al asunto tildando de “posible irreverencia (...) el hecho de
que mientras se esté diciendo misa se escuchen unas sevillanas en el gramófono.
Realmente, no hay propósito insano en Teresa, la infeliz india que pone el discos”105 .
Ante estas declaraciones, algunos críticos se mostraron discretos en sus comentarios,
caso de Gombau, quien alababa la banda sonora de Parada: “muy buena la partitura
musical, no faltando tampoco los chispazos de humor, tan gratos y significativos como
la misa del Gallo, con acompañamiento de sevillanas, realizado con intención clara y
respeto absoluto” 106 .
El cine de misioneros no es proclive al empleo de música diegética. En este caso
concreto, Labanyi señala que lo que se pretende resaltar en esta escena donde compiten
los dos misioneros es que la iglesia anglicana es más seria y menos tendente al humor
que la católica. Además, el hecho de emplear música de sevillanas en el gramófono
recuerda la relacion existente entre los gitanos nómadas que trajeron a España sus
músicas en el siglo XV y el continente indio (Jo Labanyi, 1997: 220). Esta afirmación
de Labanyi es claramente discutible y muestra la confusión de los hispanistas
extranjeros entre lo gitano y lo andaluz. El empleo de actores gitanos (por el parecido
físico de sus rasgos), que no andaluces, pintarrajeados por la cara y el cuerpo con
supuestos “motivos indios”, además de la presencia “exótica” de caballos de pura raza
española en un rodaje malagueño no viene sino a corroborar, en un escenario de
Navidad con seguidillas en el gramófono, la fetichización del propio pueblo español,
que se comporta como el mito le impone: en el espejo de los “otros”.
Laura Miranda
107
La primera versión cinematográfica de la novela de Albreto Insúa fue dirigida por Benito Perojo
(1926), que volvería a llevarla al cine (ya con sonoro) en 1934, con Antoñita Colomé y el músico cubano
Marino Barreto como protagonistas.
108
Gran éxito de ventas y con una temática de realismo social, a la que el autor se adscribe, El río oscuro
muestra el trabajo de los explotados en las plantaciones de yerba mate de Argentina y Paraguay
(mensúes).
109
AGA (36/04833).
345
Capítulo 5. Poder
La cercanía entre Muñoz y el fraile fue captada por el público, al que gustó la
visión del mundo religioso diferente del habitual en el cine nacional y que los censores
consideraron válida: “Advertir que los religiosos y frailes que desfilan por las pantalla,
especialmente en actos de comunidad, sean tipos normales, sin esas durezas de perfiles
y rostros duros y fuertes, que no raramente nos están metiendo por los ojos ciertos
directores de Cine... Como si un perfil normal y selecto no pudiera vestir un hábito o
una sotana!” 111 .
“La dualidad entre la labor cotidiana –la escoba, el recado, la cocina– y la vida
prodigiosa –la curación, la limosna continua y sin fin– determinan la existencia de
Martín de Porres” 112 , un mulato nacido en Lima en 1579, hijo natural del caballero
burgalés de la Orden de Alcántara Don Juan de Porres (Alfredo Mayo) y la negra liberta
Ana Velázquez (Esther Zulema), natural de Panamá, aunque residía en Lima. La
110
“René Muñoz, Fray Escoba”, ABC (Edición de Andalucía), 10 de marzo de 1963. La caricatura
pertenece a la misma edición.
111
Avelino Esteban y Romero, informe moral-religioso. AGA (36/04833).
112
“San Martín de Porres”, Blanco y negro, 5 de mayo de 1962, p. 44.
346
Laura Miranda
película muestra a Porres ya desde sus primeros años, al lado de su madre y su hermana
Juana (Inmaculada Pérez, de niña) en Lima, su bondad, ayudando a los más pobres
dándoles el dinero que a su familia tanta falta le hace. Martín y su hermana son
reclamados por su padre, convertido en gobernador de Panamá, para encargarse de su
educación aunque, pasados los años, regresan junto a su madre y Martín se dedica al
oficio de barbero y cirujano, puesto que había estudiado algo y “tenía mano” con los
enfermos. Sin embargo, su clara vocación de ayuda al necesitado le lleva a ingresar en
el convento de los dominicos del Rosario de Lima, donde es aceptado pese a su
condición de mulato. Comienza su labor en el monasterio con la amistad de Fray
Barragán (Juan Calvo Doménech) y desampeñando el trabajo más básico: esto es,
limpiar el convento y, sobre todo, barrer el suelo, siempre con su inseparable escoba. La
oposición de su padre ante tan tremendo “deshonor” le lleva al convento a exigirle que
abandone su vida monacal, aunque fray Martín lo convence de la importancia de su
trabajo. La escoba pasa entonces a convertirse en símbolo de su humildad y comienza
su actividad cuidando enfermos, hospedando a medigos y enseñando a los niños
(Martín de Porres fundaría el Asilo de Santa Cruz para ayuda de los más necesitados),
que continuará hasta su muerte.
Entre los milagros que se atribuyen al santo se incluyen levitaciones, una aureola
sobrenatural que le rodea y un estado de éxtasis permanente, además del don de la
ubicuidad, socorriendo a enfermos desvalidos a la par que realiza sus tareas diarias.
Todos estos elementos aparecen en la película de una forma, al igual que sus
conversaciones con Jesucristo; este último hecho fue el único que causó alguna
desavenencia entre los censores religiosos, que indicaban en su informe que debían
cuidarse “los coloquios de Fray escoba cuando se dirige familiarmente al Crucifijo (...)
a fin de que resulten siempre dignos” 113 .
La música supuso para esta película un gasto de 116.500 pesetas (entre derechos
de autor de Parada, músicos, copistería, y alquiler y transporte de instrumentos) de un
total de 4.426.620 pesetas de presupuesto total, cifra nada desdeñable para la época que
sugiere el interés por esta película. Como muestra, véase el cuidado gráfico de
participación en la cinta, que no aparece recogido en el resto de las obras aquí
estudiadas 114 :
113
AGA (36/04833).
114
Copia enviada por el Archivo de la Administración de Alcalá de Henares. El original tenía un formato
desplegable DIN A3. Esto explica la mala calidad de la imagen.
347
Capítulo 5. Poder
Laura Miranda
en La mies es mucha), sino que presenta un número intenso muy hermoso que plasma el
contenido de la cinta y que será el único con continuidad en la película.
349
Capítulo 5. Poder
350
Laura Miranda
- F M: Los títulos que me ofrecéis pueden durarme sesenta años, pero yo soy más
ambicioso y el que quiero es para toda la eternidad. Y eso se logra con lo más simple, con
lo más repugnante a vuestra manera de ver.
[...]
- P: Sigue con tu escoba, hijo. Perdona que la quisiera cambiar por un virreinato.
351
Capítulo 5. Poder
calles para llegar a casa de su señora mientras tiene que soportar las burlas de la gente
por ser una negra liberta con dos hijos fuera del matrimonio. Pese a que esta situación
podría ser escandalosa en la época del estreno, la iglesia se preocupó de suavizarla,
asegurando el origen del santo –como ya señalé más arriba–de “hijo natural”:
“Se le pinta en ocasiones con las tintas desgarradoras de las bastardía. (...) No es un hijo
del que se reniega. El cariño de Juan de Porres hacia Ana Velázquez es largo y duradero –
tuvieron juntos otro hijo, una niña llamada Juana– y si la situación no se normaliza
legalmente es, seguramente, más por los prejuicios de la época que por desamor. (...) Pero
esto, siendo mucho, no importa ni pesa en la historia futura de Martín de Porres.” 115
115
“San Martín de Porres”, Blanco y negro, 5 de mayo de 1962, p.42.
352
Laura Miranda
sol, la, si y do#), acompañan un motivo recurrente en flautas que emplea la escala
pentatónica de la (la, si, do#, mi y fa#).
353
Capítulo 5. Poder
354
Laura Miranda
más tarde, a re, donde estabiliza la tonalidad alternando acordes de tónica y dominante.
Durante este proceso, el fraile descubre una venta de esclavos, todos negros o mulatos:
cuando Martín se acerca, el tema modula a Sol mientras los vendedores elogian
vehementemente a los esclavos.
Es la faceta caritativa del santo la que más se aprecia en esta película. Aparte de
los números ya estudiados, resulta muy interesante una escena en la que, junto con su
hermana, se dirigen en carromato a vivir con su padre. Por el camino, Martín descubre
al viejo ciego al que le había entregado una cesta de comida y le pide al hombre de
confianza de su padre que le dé una limosna. Se la tira por la ventanilla y Martín sale
del carromato, recoge la limosna y se la entrega al viejo.
Parada utilia blocks a modo de percusión en corcheas de a dos, a modo de
mickeymousing del trote de los caballos. Escrita en la en tempo de Allegretto, el bloque
propone una base armónica en la cuerda con el ritmo continuo de corcheas, mientras el
oboe interpreta un motivo melódico de 4 compases que retomarán clarinetes (Do) y, por
último, violines (la), mientras los niños conversan de cosas intrascendentes.
Cuando Martín sale del carromato para acercarle el dinero al ciego, la música
transita por un pasaje modulante que abarca Sib (V), la (I), Re (VII, III, poliacorde), mi
(I, IV) y Sol (I, V) antes de asentarse en Re con células que recuerdan la cabeza del
tema del carromato y desemboca, tras pasar por Fa (V) y la (IIb, I), en un tempo más
reposado (Menos), proclive al diálogo espiritual y caritativo de Martín. En este diálogo,
donde el mendigo alaba las virtudes del niño y éste las niega, vuelve a presentarse el
tema del carromato, aunque modificado, atendiendo a las necesidades expresivas de la
diégesis a través de escalas pentatónicas de Fa (fa, sol, la, do, re) –que le confieren un
aire más etéreo–, alternadas con la, Re y Fa .
355
Capítulo 5. Poder
No es ésta la única ocasión en la que las escalas pentáfonas connotan una cierta
abstracción del mundo real. San Martín de Porres también poseía el don de la curación.
Prueba de ello aparece en la película en su faceta de barbero (tras haber regresado de la
estancia con su padre) y sacamuelas. En esta ocasión, tras haber ayudado a un cliente
sacándole una muela y llevándose con ella su mal genio, la familia de Martín recibe
carta del padre, que les indica que a partir de ese momento nada les faltaría. Martín se
dirige entonces a la iglesia a reunirse “con un amigo, el mejor que tengo” (23:15),
mientras se insiste en la escala pentatónica de Fa y el acorde tónica con 6ª añadida con
Martín delante del edificio. Pese a la modulación a Mib con acordes de I, IV, V, II,
V/VI y VI (candencia rota incluída) que consolidan brevemente la tonalidad, Parada
finaliza el número con un grandioso acorde de tónica con 6ª añadida en el tutti,
insistiendo una vez más en lo etérea de la condición del protagonista mientras éste entra
en el convento y se acerca a la portería de fray Barragán.
Carrerillas de Martín es el título del bloque con el que Parada ilustra la
volatilidad del personaje y que suscitó la creencia en sus levitaciones (40:35). Fray
escoba hace sonar las campanas, baja corriendo las escaleras y el abad le recuerda que
todavía no ha limpiado la habitación de Fray Cirilo, que está enojado. El monje, sin
saber cómo ni cuando, limpia su habitación y todavía tiene tiempo para barrer el suelo
del convento. Parada emplea una escala pentatónica de Fa para iniciar el número,
transformada en pentatónica de La (la, si, do#, mi, fa#) primero y Sol (sol, la, si, re, mi)
después. Sin embargo, estos 13 primeros compases de un número ya de por sí corto
decidieron eliminarse del montaje final y el bloque, más breve si cabe (aunque repetido
en varias ocasiones diferentes durante la escena con Fray Cirilo), se quedó reducido a la
última de las escalas pentatónicas durante 4 compases, un acorde del III y un final
abierto sobre el II, que ilustra la inestabilidad del monje ante cuestiones puramente
terrenales.
La necesidad de Martín de dar lo que tiene a los más necesitados es un tema
recurrente en el film, que muestra escenas de este tipo de forma reiterada desde su
infancia, como se ha visto. Los bloques musicales del convento proponen un
acercamiento simpático y agradable al monje, a la par que el ritmo musical permite que
el guión no se vuelva demasiado reiterativo, ofreciendo ritmos y tonalidades que
generan fluidez. Como puede observarse, esta película estuvo mucho menos
condicionada que La mies es mucha por músicas de tradición folklórica española; no
356
Laura Miranda
357
Capítulo 5. Poder
116
Véase http://www.teresateresadejesus.com/ .
117
Tras analizar biopics sobre religiosos o basados en ellos, sería necesaria una aportación de textos que
fundamenten el estudio del género en el cine español. En cualquier caso, recomiendo Custen, 1992, para
un primer acercamiento al tema.
358
Laura Miranda
359
Capítulo 5. Poder
119
AGA (37/03899).
360
Laura Miranda
361
Capítulo 5. Poder
de Pastrana. Del mismo modo, en ese viaje conoce a Jenónimo Gracián, con quien le
unirán vínculos de amistad que la gente y, sobre todo, la Inquisición, pretenderán
pecaminosos. La película centra parte de su narración en la fundación de un convento en
Sevilla, donde Teresa vuelve a coincidir con Gracián y donde la princesa de Éboli,
herida en su orgullo por la negativa de Teresa a mantener su convento de Pastrana
debido a la dudosa moral de ésta, introduce en el convento a una supuesta novicia que
revela “información” de Teresa a la Inquisición. Teresa es llamada a declarar y sometida
a juicio, aunque resulta absuelta. Tras alguna escena fundacional más y la visita a la
duquesa de Alba, enferma, Teresa se retira a su convento, cansada, y muere rodeada de
“sus hijas” y el carretero que la acompañaba en sus viajes.
En su artículo sobre la mística cristiana y los fenómenos extraños, Aniano
Álvarez-Suárez aclara que, además de ser un “puro don de Dios” y no producirse
“separación entre espíritu y materia”, la mística cristiana no es individualista, sino
trinitaria, cristológica y eclesial: “La auténtica mística cristiana rechaza todo
individualismo y tiende siempre a la comunión de amor que se manifiesta en un aspecto
social, eclesial: el acto de la contemplación no se limita a la relación con Dios, sino a un
profundo, escondido influjo sobre la Iglesia y la humanidad” (A. Álvarez-Suárez, 2009:
8-9). Esta aclaración explica la clara diferenciación entre las dos partes de la película:
por un lado, la perspectiva íntima e individualista de Teresa, que en la cinta atraviesa
una grave crisis personal que desemboca en la completa comunión con Cristo a través
de procesos extáticos; por otro, el aspecto social, dedicada por entero a su labor
fundando conventos acordes con las reformas que está sufriendo la Iglesia. Lo que
permanece invariable en ambas partes es la constante de la Inquisición, que planea sobre
la película –aunque de manera más marcada en la segunda parte– por las consecuencias
que puede acarrear la participación de Teresa en la esfera pública.
Manuel Parada compone para esta película una banda sonora alejada de los
largos bloques musicales de hasta 15 minutos del ciclo histórico de los años cuarenta.
De hecho, el carácter intimista de Teresa en la primera parte viene definido a nivel
musical por el empleo de números de reducidas dimensiones (e incluso, en algún caso,
se eliminaron bloques musicales en la fase final de postproducción), mientras que sus
periplos fundacionales precisan de cortes no diegéticos acordes a la magnitud de las
acciones de la santa, con lo que se amplía la longitud de los números y se ajustan a las
necesidades visuales. Sólo en contadas ocasiones, la música no adquiere las
362
Laura Miranda
363
Capítulo 5. Poder
breve actuación 120 . Los números presentan una partitura de gran orquesta donde
aparecen también arpa, campanas y batería.
Con el cartel de fondo de las murallas de Ávila y el título de la película, Parada
propone el leitmotiv del éxtasis de Teresa (4 compases) en trompas al abrir el número,
una poderosa llamada de atención subrayada, a su vez, con la elección del tempo, Lento
solemne, en un neutral Do y sucesión de tónicas y dominantes con pequeñas
concesiones a la subdominante.
Presenta viento metal y cuerda en el bajo armónico que sustituye por maderas y
violines en el compás 5 al introducir el tema secundario de Teresa en Mib durante los 3
compases siguientes, antes de repetir el tema de inicio (con la consiguiente vuelta a Do)
en el compás 8, en tutti, aunque en este caso los trombones terceros, junto con cellos y
contrabajos introducen la célula motívica de cuatro notas (leitmotiv de la Inquisición),
provocando una sensación de incomodidad e inseguridad auditiva que acompaña a la
audiencia hasta su consolidación como tema en la escena del juicio inquisitorial en
Sevilla, donde aparece de forma rotunda.
Laura Miranda
violas y cellos, generando mayor ansiedad en la espera de una pronta resolución, que
viene dada por una gran apoteosis final que cadencia tras pasar por los acordes de IIb/V
y V con 9ª, culminando así el bloque musical de la cabecera.
365
Capítulo 5. Poder
366
Laura Miranda
“Soy violenta, Señor. Soy violenta porque no puedo estar contigo, porque no logro vivir
por ti, para ti, en ti, dentro de ti. Porque mis ojos contemplan secos tu amargura y yo
quiero llorar esa agonía tuya. ¿Me oyes, señor? Quiero llorar, quiero llorar. Pero no, no
me des lágrimas sin dolor, porque sería regalo. Dame tu sufrimiento, que me escuchas.
Haz que llore, señor. Mándame llorar, mándame llorar, mándame llorar.”
Comienza entonces un número musical que Parada tituló Voz divina (23:42) y
que viene a consolidar la relación entre Cristo y Teresa, puesto que éste por fin ha
escuchado sus súplicas y le ha contestado, permitiéndole llorar: “Señor, señor, te hablé
y me oíste, me hablas y te oigo. De hoy para siempre, sólo lo haré contigo, ya nunca
más que contigo. Ya nunca más, ya nunca más.” La cámara muestra un primer plano de
Teresa cuando comienza el tema del éxtasis, seguido por otro que he denominado tema
del Cristo crucificado. El número, de carácter íntimo, también sintetiza la unión entre
Dios y Teresa con una orquestación de arpa (ya presente en el número anterior), celesta,
violines y viola. La cuerda conduce el leitmotiv del éxtasis con carácter solemne y muy
expresivo, mientras que la celesta presenta la célula asociada al leitmotiv de la
Inquisición descendente por grados conjuntos, que continúa generando una sensación de
recelo, que tendrá consolidación en la secuencia de los interrogatorios de Teresa en
Sevilla. La elección de La como tonalidad del bloque, con las tres alteraciones en
ascendente, confirma la unión mística trinitaria de Teresa con Dios Cristo y la eleva a la
categoría de éxtasis.
Esta escena está intrínsecamente relacionada con un episodio de Vida en el que
Teresa recuerda que:
“Acaecióme que entrando un día en el oratorio, vi una imagen que habían traído allí a
guardar, que se había buscado para cierta fiesta que se hacía en casa. Era de Cristo muy
llagado, y tan devota, que en mirándola, toda me turbó de verla tal, porque representaba
bien lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo que sentí de lo mal que había agradecido
aquellas llagas, que el corazón me parece se me partía, y me arrojé junto a Él con
grandísimo derramamiento de lágrimas, suplicándole me fortaleciese ya de una vez para no
ofenderle.” (Vida 9, 1)
367
Capítulo 5. Poder
En esta primera parte del film se presentan dos pretendientes para Teresa: por un
lado, Don Álvaro, noble que ya la había pretendido de carne y hueso; por otro, Cristo,
de quien ella dice ser “su esposa”. Ya en el locutorio –y después de recibir la gracia de
Dios a través del éxtasis– Teresa se presenta ante Don Álvaro y le pide que no la visite
más: “La que ahora veis es una esposa del señor y las mujeres con esposo no necesitan
de caballeros que las sirvan” (24:50). El tema de fondo, un solo de clavecín
extradiegético, actúa de contrapunto argumental ante la posición firme de Teresa, de
férrea moral, en contraposición con el ambiente distendido y superficial de los
congregados en el ofertorio: “Esta es casa de oración y recogimiento y no salón de
corte”. Ante esta situación, la madre priora la reprende por su comportamiento y el
honor de Don Álvaro, “hombre de grandes prendas”, a lo que Teresa responde: “Yo no
conozco otro caballero que Dios nuestro señor”.
Parada propone un nuevo tema de carácter amoroso, en este caso el de Don
Álvaro ante su antigua enamorada, durante la conversación que ésta mantiene con la
priora. Interpretado por el oboe en tempo Moderatto, violines y violas proporcionan el
soporte armónico a esta pieza en si, en 6/8, donde la lira (según aparece en partitura)
tiene una pequeña aportación colorista antes de presentar el final del tema en modo
mayor. El tema de amor se repite invariable varias veces mientras la priora se dirige al
joven e intenta consolarlo, aunque por el cariz del modo menor se atisba que el
personaje masculino no volverá a aparecer en escena.
368
Laura Miranda
“Había sido yo tan devota toda mi vida de Cristo (...) Quisiera yo siempre traer delante de
los ojos su retrato e imagen, ya que no podía traerle tan esculpido en mi alma como yo
quisiera.” (Vida 22, 4)
Tras dos horas de espera de la comunidad, la salida del padre y Teresa viene
acompañada por un número musical que cuenta con un ostinato de arpa, cuatro corcheas
en sentido ascendente, que se contraponen al leitmotiv “inquisitorial”, y que señalan el
juicio favorable del padre Borja. El arpa acompaña a un nuevo tema melódico de cinco
121
Remito al Dictamen con los 33 enunciados, en Álvarez, 2010.
369
Capítulo 5. Poder
Laura Miranda
371
Capítulo 5. Poder
entrar en la orden reformada como fray Juan de la Cruz: “Ya os miro como hijo mío. Y
dicen las madres que al primero se le quiere más”, le contesta ella. Tras unos instantes
de silencio, aparece un motivo en La en violines y violas de tres compases, que
concluye el arpa con un acorde en ascendente dolce y que sintetiza en tan breves
momentos la estética del verso del monje.
372
Laura Miranda
373
Capítulo 5. Poder
aire en lugar de llevarlos descalzos. La indumentaria de Teresa contrasta con los ropajes
de la princesa y, sobre todo, con su imponente figura, que incluye un parche en un ojo y
un más que pronunciado maquillaje, acentuando unos labios muy perfilados. Todo en
Ana indica grandes dosis de sensualidad, con su figura muy marcada bajo los ropajes.
Sin embargo, el carácter de Ana indica todo lo contrario, una mujer acostumbrada a
ordenar, que el diálogo suaviza al decir su esposo: “Mi adorable Ana se crece dando a
la madre Teresa lecciones sobre la pobreza y el rigor” (1:07:58).
En la siguiente escena, un plano medio de la princesa de Éboli, Teresa de Jesús
se marcha tras haber dejado el convento en manos de la priora Doña Isabel de Santo
Domingo, lo que no gusta a Ana. Teresa le contesta y la princesa muestra señas de
arrepentimiento, aunque no dice nada. Sin embargo, sus ropajes resultan mucho menos
marcados y lo grueso de estas ropas desdibujan la turgencia de la princesa. La princesa
de Éboli reaparece en la escena del libro (1:13:28), ya vestida de monja, aunque
continúa conservando el parche y el maquillaje, sobre todo el perfilado de los labios,
símbolo del pecado. En esta secuencia, un Allegro Molto, de reducidas dimensiones, se
vuelve intenso al proponer un tema de 4 compases los violines en Reb, mientras la
princesa se dedica a inspeccionar el manuscrito de la autobiografía de la santa, rescatado
de la Inquisición tras su paso por Sevilla. Con los diálogos se potencia la subversión y
“los malos pensamientos”:
Priora:Da fiestas en su celda, prefiere en ella a damas y caballeros, hace música para
ellos, come manjares, bebe vino y manda al bufón que la divierta. Además, la visita un
impotrtante personaje.
Teresa: Cuando una puerte queda abierta, hasta el demonio puede entrar por ella.
Laura Miranda
375
Capítulo 5. Poder
hijas mías, calma. ¿Y quién mejor podría ser? Sigan vuestras caridades con mi
cancioncilla, que yo voy a ver lo que quieren esos ángeles”.
Las monjas se encontraban cantando una pieza en una sala del convento para
Teresa. De hecho, ya en el comienzo de la película se muestran escenas de las monjas
cantando en el coro, que contrastan con los desmayos sufridos por Teresa. En las
constituciones del monasterio de la Encarnación se exigía que las novicias orasen y
cantasen, aprendiendo para este fin “la cantoría del salmear y divino oficio” (P. Silverio
en T. Álvarez, 2006: 456), algo que no interesaba mucho a Teresa, que se confesaba
poco seguidora “del rezado y de lo que había de hacer en el coro y cómo lo regir” (Vida
31, 23). Sin embargo, la concreción del lenguaje con el que se expresa en otros escritos
sugiere que Teresa tuvo formación musical y que incluso pudo llegar a componer
canciones para sus hermanas: “Compuso unas coplas muy graciosas al tiempo que
habíamos de pasar le Guadalquivir” (Julián de Ávila en T. Álvarez, 2006: 460).
La importancia que se concede al éxtasis místico en las dos últimas versiones
cinematográficas de Teresa de Jesús, inexistente en la de Orduña, debido también a la
evolución de la narrativa, desdibuja la frontera entre lo real y lo imaginario. En estas
películas la imagen descubre todo el contenido, ya no sólo erótico sino sexual, asociado
a la figura de la santa, a través de sus (relativamente frecuentes) momentos de éxtasis.
Por el contrario, en la película de Orduña la turbación de la primera Teresa, sobre todo
mediante sus desmayos, propone a la audiencia un ejercicio de imaginación potenciado
por la música (o su ausencia) que se aleja con creces de la explicitud de las versiones
posteriores.
Las continuas referencias al demonio, al pecado, lo vuelven familiar a fuerza de
tanto uso y el público acaba por acostumbrarse a su compañía sin miedo a sus
represalias. La afectación que muestra la protagonista femenina, Aurora Bautista, no es
exclusiva de esta cinta; todas y cada una de las mujeres protagonistas de los dramas
históricos de Orduña comparten esta característica, tal vez potenciada por la condición
homosexual del director, que quizá se excede en su caricatura de la princesa de Éboli y
propone, a comienzos de los años sesenta, un prototipo de drag queen actual. No es de
extrañar que Loriga refleje esta cuestión en su concepción de las “Doñas”, mujeres de
buena cuna convertidas a monjas que aparecen dentro de los muros del convento muy
arregladas y maquilladas, con un ropaje ostentoso que bebe tanto de la estética del
376
Laura Miranda
Drácula de Bram Stoker (Francis Ford Coppola, 1992) como de la princesa de Éboli de
Orduña.
En los años sesenta la figura de Aurora Bautista se asociaba, sobre todo, con los
papeles de Juana la Loca y Agustina de Aragón, que mostraban sin tapujos su fortaleza
“masculina” compartida con unos rasgos fuertes y, no obstante, femeninos. Su
afectación en las escenas místicas de la primera parte fue, sin duda, comedida debido a
la imperante censura, aunque en más de una ocasión los censores insistieron en que “el
tono dramático de Aurora Bautista ribetea de histerismo la actitud de Teresa” o la
señalaban sin más como “teatral en exceso en muchas ocasiones, sobre todo en su
primera parte” 122 . La situación aquí reflejada provocó en la audiencia (no sólo
femenina) una gran “urgencia” sexual generada por su contención en la pantalla,
pasando de un estado de desmayo a su recuperación, sin mostrar en imágenes sus
emociones ante situaciones extáticas o místicas en general. En esta situación, considero
que la música se convierte en un instrumento de primer orden, no sólo como
potenciadora de la ideología dominante, apoyada en unos constantes sonidos de
campanas (en Pastrana, con la gente exaltada o en el lecho de muerte de Teresa),
respondiendo a una función apaciguadora, sino también como canalizadora de la
ansiedad de una sociedad que no tiene demasiadas oportunidades para exteriorizar sus
pensamientos, moralmente reprochables en una España en proceso de cambio
económico y moral.
122
AGA (37/03899).
377
Capítulo 5. Poder
378
CAPÍTULO 6. MÚSICA DE CINE Y
DISCURSO DE RESISTENCIA
Laura Miranda
6.1. Film noir à la española: cuando Parada conversó con los Mihura
Capítulo 6. Resistencia
2
Para una referencia concreta sobre todas las películas realizadas en España sobre este género, véase
Medina, 2000, p. 175-177.
382
Laura Miranda
“Se trataba aquí de combinar ciertos rasgos genéricos del cine negro hollywoodiense
(evidentes tanto en el matizado trabajo lumínico de Jules Krüger como en la ambientación
nocturna y urbana, la desesperanza y escéptica entonación del film o los turbios y
criminales sucesos narrados) con una decidida voluntad de hablar del presente, de 1948,
desde el “cinema español.” (J.L. Castro de Paz, 2001: 51)
3
Para una mayor referencia sobre el trabajo cinematográfico de la “otra generación del 27”, véase
también los apartados 6.2 y 6.3.
383
Capítulo 6. Resistencia
Dirigida por Rafael Gil, quien también escribió el guión junto con Miguel
Mihura para la productora Suevia Films, La calle sin sol contó con Antonio Vilar,
Amparo Rivelles, Manolo Morán, Félix Fernández, José Nieto, Mary Delgado, Ángel
de Andrés y Julia Caba Alba como actores principales. El permiso de rodaje fue
autorizado el 5 de diciembre de 1947, especificándose la existencia de dos versiones de
la misma: la primera, prohibida, sin comunicar oficialmente; la segunda, modificada,
según las observaciones verbales de Francisco Ortiz 4 . Según Casimiro Torreiro, la
primera versión incluía el divorcio del protagonista (Mauricio/Albert), probablemente
para cerrar la película con un final feliz. En la versión final, Mauricio no estaba casado,
sino que compartía su vida con una modelo de pintura con la que tenía un hijo. Parece
ser que esta segunda versión convenció a la censura, ya que se eliminaba la frontera que
hacía infranqueable el futuro matrimonio de los protagonistas (C. Torreiro en J. Pérez
Perucha, 1997: 237).
La película recibió la concesión de Categoría A el 27 de julio de 1947 y los
consecuentes 4 permisos de rodaje. El 20 de octubre de 1948 se le concede el premio de
Interés Nacional y se convierten en 5 los permisos de rodaje, transferidos a Metro
Goldwyn Mayer Ibérica. La duración del rodaje fue de 15 semanas, con un presupuesto
de 3.377.000 pesetas, de los que los protagonistas obtuvieron 500.000 pesetas y los
secundarios 148.000 pesetas. Rafael Gil recibió 200.000 pesetas en calidad de director y
40.000 por sus derechos de autor, mientras que Parada recibió 25.000 por los derechos
musicales. Sin embargo, no queda constancia de la remuneración económica de Parada
por la composición y dirección, puesto que sólo quedó constancia del cuadro de gastos
según éstos iban surgiendo, se supone que hasta la etapa de producción 5 .
Muchos estudiosos consideran esta película como el precedente del neorrealismo
en España. Castro de Paz recuerda (haciendo mención al trabajo de Casimiro Torreiro)
que el realismo poético francés de la preguerra fue su principal influencia: desde la
aparición de un perro que siente simpatía por el protagonista y cierra la película con sus
cabriolas, pasando por un crimen al comienzo de la cinta y los ambientes poco
recomendables de la zona portuaria hasta la “marginalidad del Barrio Chino”
4
AGA (36/04698). Aparece también citado en Pérez Perucha 1997, p. 237.
5
AGA (36/04698).
384
Laura Miranda
barcelonés. Además, y pese al final que resta credibilidad a su parecido con el citado
cine francés, esta cinta contiene elementos no demasiado comunes en el cine de la
época, como la “resignación irónica y desengañada de las clases subalternas” o la
derrota de las ilusiones de la clase burguesa, resumiendo el personaje femenino
protagonista “el sentir de amplios sectores de las clases medias hastiadas de vivir en un
mundo en el que sólo sale el sol unos pocos minutos cada día” (J. Pérez Perucha, 1997:
238).
El argumento es el siguiente: El francés Mauricio (Antonio Vilar) llega a
Barcelona tras haber sido descubierto por un marinero (José Jaspe) como polizón en un
barco mercante con dirección a Brasil y saltar al agua cuando el barco se encontraba
cerca del puerto. Tras deambular por los barrios bajos junto con un perro con el que se
encariñó en el barco, llega a una fonda del barrio chino donde conoce a Pilar (Amparo
Rivelles), encargada de regentar la hostería de su tío Basilio (Félix Fernández) y a otros
habitantes del barrio: el vendedor charlatán Manolo (Manolo Morán), el pintor José
(Ángel de Andrés), eterno enamorado de Pilar, el mendigo organillero Luis (José Nieto)
y su ciega mujer (Mary Delgado) y la encargada de la cocina de la fonda (Julia Caba
Alba).
Pese a su aire misterioso, Basilio consiente en dar habitación y comida a
Mauricio durante 2 meses, lo que el francés paga con un anillo valioso. El inspector de
policía (Alberto Romea) ronda la fonda para averiguar algo acerca del polizón
escapado, ante lo cual Mauricio permanece en su cuarto la mayor parte del día. Pasado
el tiempo convenido para quedarse en la fonda y debido a la atracción que siente por
Pilar, ésta le pide que encuentre trabajo para estar juntos. Mauricio regresa cargado de
regalos y dinero, lo cual hace sospechar aún más a los vecinos, puesto que alguien había
asesinado a una viejecita que vivía sola y robado su dinero.
Todas las miradas recaen sobre Mauricio y Pilar no puede negar las evidentes
acusaciones, pidiéndole a Mauricio que abandone la fonda. Sin embargo, más tarde
descubre que, en realidad, Mauricio era un afamado pintor en Francia (Albert Legasse)
soldado en la Gran Guerra, en la que perdió a su hijo y la mujer que amaba. Al
encontrarse de nuevo en Barcelona con una antigua colega suya, ésta le había ayudado a
pintar de nuevo y, tras vender algunos cuadros, había regresado a la fonda para
quedarse. Pilar decide ayudarlo y juntos van a casa del tendero Manolo, quien permite
385
Capítulo 6. Resistencia
que se quede con él y al que Mauricio confiesa haber matado a su mujer, Suzanne, en un
ataque de celos: pues ella, creyéndolo muerto, había recibido ayuda de un hombre del
que finalmente se había enamorado.
Al día siguiente, dos hombres misteriosos buscan a Manolo y lo llevan a un
restaurante muy conocido para pedirle información acerca del paradero de Mauricio.
Allí descubre a Luis y Elvira, que han frecuentado el restaurante en los últimos días y
entiende que Luis ha sido el asesino de la anciana. Mientras tanto, Mauricio se
encuentra con Suzanne en casa de Manolo: ella no había muerto, sino que sólo había
sido herida y atendida por el hombre con el que vivía, médico de profesión. Mauricio y
Manolo se dirigen entonces a casa de Luis para aclarar las cosas pero, al enterarse Elvira
de lo ocurrido, se desmaya y tira con ella una vela, que prende fuego al edificio.
Luis pretende incriminar a Mauricio en el asesinato de la anciana y se arroja
sobre él, dispuesto a matarlo. Lo deja inconsciente y recoge a Elvira, tendida en el
suelo, marchándose. Con el edificio en llamas llegan la policía y los bomberos con
Manolo, además de Pilar, que no encuentra a Mauricio. Sin embargo, descubre a Luis,
desconsolado, por la muerte de Elvira, confesándolo todo. Con Mauricio desaparecido,
Pilar ha perdido esperanza de encontrarlo con vida. Sin embargo, unos dibujos en el
cristal de la puerta le indican que Mauricio sigue vivo; rauda, corre a la calle y es
sorprendida por éste, fundiéndose en un caluroso beso mientras el perrito hace cabriolas
en el aire.
La banda sonora original de Parada contribuye a crear una atmósfera de
desasosiego y oscuridad que se mimetiza con el ambiente del barrio chino, al que sólo
accede la luz de sol escasos minutos al día. El misterio que rodea al personaje de
Mauricio se pone de manifiesto en un abundante número de bloques musicales,
contrastando y, asimismo, suavizando su reservado origen francés con apuntes de “color
local” de sardanas barcelonesas, cantos acompañados del acordeón de los mendigos
Luis y Elvira o, incluso, las músicas populares de ambientes de mala reputación que
caracterizan en esta película los más bajos fondos de la sociedad española.
Al contrario de lo que ocurre en Una mujer cualquiera, donde el ambiente
sórdido de los bajos fondos madrileños aparece altamente condicionado por los números
musicales no diegéticos de Parada, creando una atmósfera asfixiante que ayuda a
encuadrar –literalmente– el rostro de la protagonista (María Félix) en interesantes
planos, en La calle sin sol los barrios más humildes e inhóspitos (sólo en apariencia)
386
Laura Miranda
vienen definidos a nivel musical por los cortes diegéticos o extradiegéticos, uno de ellos
propuesto por el propio Parada.
El compositor porpone una banda sonora donde no abundan los temas
melódicos; el único tema lírico con continuidad en la banda sonora lo he denominado
tema de amor, que se combina con el leitmotiv del crimen, a su vez relacionado con el
leitmotiv del pasado (menos frecuente), para caracterizar a los protagonistas y su
problemática, aderezando este cóctel con algunos temas secundarios sin continuidad en
el film y otras tantas ambientaciones locales que crean a una atmósfera un tanto
enfermiza, restándole seriedad en ocasiones y actuando a modo de contrapunto
argumental en otras. La nota de color que aporta el vibrafón, empleado por Parada en
contadísimas ocasiones, puntualiza estados emocionales concretos y potencia el efecto
dramático que el compositor pretende conseguir, en algunos casos rayando el
atonalismo.
En la partitura original consta un bloque musical que finalmente no se incluyó,
en el que Parada intertextualiza un fragmento de la quinta sinfonía de Mahler (c. 54-72
del tercer movimiento, Adagietto, ejemplo 6.1), y que puede cotejarse con el original de
Parada en los violines 1º (c. 2-4, nº 31, ejemplo 6.2):
387
Capítulo 6. Resistencia
Dibujo 1 de Mauricio
388
Laura Miranda
Dibujo 2 de Mauricio
389
Capítulo 6. Resistencia
Dibujo 3 de Mauricio
Mauricio intenta explicarle que trabajaba como marinero, pero que perdió el
barco y tuvo que quedarse en Barcelona. Tras unos compasesen Re, donde se incluye
una 6ª alemana, Parada intertextualiza el tema central de Popeye el Marino en flauta,
corno, clarinetes, trompetas y violines en 3/8 con un tempo Allegro durante 6 compases.
A continuación, se presenta una escala pentatónica de Solb en el arpa, que desemboca
en un ritmo de sardana en 2/4 y sib, con el ritmo marcado por los timbales, de nuevo
“color local” barcelonés para indicar la estadía del marinero en la ciudad.
Dibujo 4 de Mauricio
Laura Miranda
nuevo, dos corcheas en Sol con acorde de I, V y III, entre otros. La melodía corre a
cargo de trompetas y trombones, que sugieren mayor comicidad, mientras que los
violines proponen un ritmo picado de corcheas.
Dibujo 5 de Mauricio
Capítulo 6. Resistencia
(25:41). El bloque musical no incluye todavía el tema de amor en esta escena de los
protagonistas, sino que presenta un tema en violines que transita por Solb, Fa y Sol de 8
compases que acompañan a Pilar subiendo las escaleras y despertando a Mauricio, que
se ha quedado dormido por el cansancio acumulado. El bloque está formado por tres
tempos distintos que apoyan la escena:
Tras este tema, que atraviesa varias regiones tonales haciendo uso de acordes
secundarios, se presenta una segunda parte promovida por la agitación que conlleva el
uso de grupos constantes de 4 semicorcheas en cuerda y trompetas durante 4 compases,
que dibujan el estado anímico de Mauricio al escuchar la palabra “policía”, que la
música destaca con un acorde aumentado. La voz de Pilar, reflejo de su temperamento,
calma a Mauricio y la música lo subraya con un Menos e introduciéndose en Mib,
mientras Pilar le regala un diccionario para que puedan entenderse, que el arpa refleja
con grupos de corcheas, perdiéndose el número con un acorde de la napolitana de la
dominante.
Laura Miranda
393
Capítulo 6. Resistencia
394
Laura Miranda
Mauricio y Pilar se besan en casa de Manolo (1:09:56) una vez que ella sabe casi
toda la verdad sobre su pasado, excepción del supuesto asesinato de Suzanne. Parada
distribuye este número en tres movimientos, que se ajustan a las necesidades anímicas
de la escena:
395
Capítulo 6. Resistencia
no está relacionado con un hecho concreto, sino con la suposición (por parte de algún
personaje central) de la culpabilidad de Mauricio en ese asesinato: cuando Pilar le pide a
Mauricio que se vaya de la fonda (54:24), cuando los hombres del restaurante quieren
ver la habitación de Mauricio (55:50), cuando Pilar va con José en busca de Mauricio
(57:24), cuando Pilar coge el cuchillo y se escapa por la azotea creyendo que es el que
utilizó el asesino (1:00:03), cuando Pilar va a los muelles, tira el cuchillo y se encuentra
con Mauricio (1:01:40) ó cuando un hombre misterioso quiere hablar con Manolo
(1:13:18).
La música condiciona a la audiencia a partir de los cambios psicológicos de los
personajes y el público llega a pensar tal y como lo harían Pilar, Manolo o el tío Basilio,
creyendo culpable a Mauricio de un crimen que no ha cometido debido a la función
metatextual de la música. En este caso, los bloques musicales no preveen lo que va a
ocurrir, sino que los datos que aportan condicionan al público, influyendo en sus
reacciones a nivel psicológico y potenciando la sorpresa de un final que la audiencia
esperaría de antemano.
Laura Miranda
Diana Mi (V),
proceso atonal,
pentatónica de Re
397
Capítulo 6. Resistencia
398
Laura Miranda
399
Capítulo 6. Resistencia
situación de la mujer según Mauricio. El cambio rítmico a 2/2 (1:18:30) concuerda con
la llegada impaciente de Manolo, que ha avistado a varios policías y previene a
Mauricio, escondiéndose debajo de un tren mientras trémolos en violines y violas
ilustran las dificultades por las que atraviesa el protagonista para demostrar su
inocencia, todo ello remarcado por unas sextas napolitanas lamentosas en si.
El nuevo cambio a ternario en Fa (1:19:01), durante la huída de Manolo y
Mauricio, presenta la célula generadora del leitmotiv del crimen en dominante mientras
los dos personajes se dirigen a casa de Luis y Elvira, los mendigos: el leitmotiv aparece
completo en el oboe, corno, fagot y violas. Volverá a repetirse la célula en trompetas al
llegar al edificio, alertando a Luis. Contrasta este pasaje de gran movimiento con el
tempo Menos (recortado en el montaje definitivo, 1:19:29), en el que Luis tranquiliza a
Elvira, que se está desvistiendo. El oboe propone unos arcos de fraseo Doloroso y
Parada obliga a la cuerda a utilizar sordina mientras introduce una 6ª alemana de Mi
antes de desembocar el Sol, donde finaliza con la V/II.
El leitmotiv del crimen se convirtierte así en el eje vertebral a partir del cual
giran los bloques musicales ideados por Parada y contribuye a subrayar el ambiente
claustrofóbrico y un tanto lúgubre de los bajos fondos barceloneses. El barrio chino, no
obstante, difumina gracias a las músicas diegéticas y extradiegéticas esta sensación y,
junto al tema de amor de Mauricio y Pilar y algunos toques de color local, como la
sardana con la llegada de Mauricio a Barcelona (9:48), aportando calidez a la realidad
cotidiana de las gentes de los suburbios. Esta película presenta 3 bloques de música
extradiegética: el color local francés al emborracharse Mauricio al comienzo de la
película, situando la acción previa a su llegada a la fonda en el país galo (3:32); Pilar
hablando con José sobre Mauricio, mientras suena el acordeón de Luis (22:26); Pilar
deslizándose por una casa de alterne para deshacerse del cuchillo que incrimina a
Mauricio (1:01:27). En cuanto a la música diegética: Elvira cantando cuando llega
Mauricio a la fonda (13:56); el acordeón de Luis mientras el barrio entero habla del
crimen (43:12), Pilar y Mauricio en el teatro (46:15) y, por último, música de banda
cuando Mauricio y Pilar están en el parque, cuando él le cuenta su historia y se separan
(1:16:06).
Como puede observarse, son abundantes los toques de color local para situar la
escena, ya sea en un bar francés antes de exiliarse Mauricio, a través de música de
cabaret, o bien el organillo de Luis o la música del prostíbulo en el barrio chino
400
Laura Miranda
401
Capítulo 6. Resistencia
(Popeye el marino es un buen ejemplo) componen una banda sonora que propone el
acercamiento a una realidad poco estudiada en el cine de posguerra.
6
Véanse los comentarios de María Félix sobre la filmación de La corona negra en
http://wn.com/La_corona_negra.
7
En el informe consta “Metro Goldwyn Mauer”, AGA (36/04708).
402
Laura Miranda
película logró el quinto premio a la mejor película del Sindicato Nacional del
Espectáculo y fue exportada al mercado italiano tras el oportuno doblaje y con el visto
bueno del consul de España en Roma, obteniendo el derecho de importación de La
leyenda de Genoveva 8 :
Producida por Suevia Films bajo la dirección de Rafael Gil, la película contó
con la participación de María Félix, Antonio Vilar, Julia Lajos, Félix Fernández, Tomás
Blanco y Manolo Morán, que interpretaron el guión escrito por Rafael Gil y Miguel
Mihura. Nieves Blanco (María Félix) es una mujer mexicana de orígenes humildes que
8
AGA (36/04708).
403
Capítulo 6. Resistencia
se dedica a la venta de flores con su madre hasta que conoce a su actual marido (Tomás
Blanco). La muerte de su hijo a causa de la negligencia de éste pone de manfiesto sus
problemas conyugales y Nieves decide separarse. Obligada a modificar su alto nivel de
vida, Nieves vive ahora en una pensión regentada por la tía Pilar (Julia Lajos), su
marido (Félix Fernández) y su sobrina Rosa. Al no contar con la ayuda de su marido ni
encontrar trabajo, la protagonista no halla más salida que la de la prostitución.
Una noche, un hombre misterioso contrata sus servicios (el actor portugués
Antonio Vilar), debiendo acompañarlo hasta su hotel de las afueras en Ciudad Lineal,
conducidos por un simpático taxista (Manolo Morán). Una vez allí, Nieves es testigo de
cómo el misterioso desconocido mata a un hombre a sangre fría; éste le dice que
abandone en lugar para no ser incriminada, pero lo cierto es que las huellas de Nieves,
junto con algunos de sus objetos personales, aparecen en el escenario del crimen.
Angustiada tras leer la noticia en el periódico, donde aparece como principal
sospechosa, Nieves se encuentra celebrando el santo de Rosa cuando llega a la casa el
novio de ésta, Luis, con quien la chica planea casarse en breve. Nieves coincide
entonces con el hombre que resulta ser el cliente de la noche anterior (Luis) y, tras una
conversación en uno de sus bares, éste se decide a ayudarla, escondiéndola en su piso de
soltero, donde planea irse a vivir con Rosa tras la boda.
Nieves pasa la noche en el piso de Luis y es descubierta por uno de los vecinos
(José Nieto), que extorsiona a la pareja para mantener su silencio. Sin embargo, llega al
edificio Rosa, que no ha avisado a Luis y se encuentra cara a cara con Nieves, a quien le
recrimina haberse aprovechado de la buena fe de la pensión y la acusa de ser una
perdida. Por su parte Luis rompe su relación con Rosa, motivado por los unos nuevos
sentimientos hacia Nieves. Los amantes deciden huir de Madrid en tren con dirección a
León, pero las pesquisas del comisario de policía (Juan Espantaleón) permiten que sus
hombres los descubran. Se escabullen de nuevo y consiguen llegar hasta el bar del padre
de Luis en el País Vasco, donde son informados por un guardia civil de que los
adelantos en la investigación desvinculan a Nieves del crimen y lo incriminan a él.
Comienza entonces un cambio de actitud en Luis quien, cobarde, llega con Nieves a
casa de un conocido que se supone les ayudaría a cruzar la frontera, aunque en realidad
Luis planea culparla a ella y fugarse solo.
Nieves escucha cómo Luis se confiesa con su amigo Ramón y, decidida, guarda
en el bolso del abrigo la pistola que Luis había colocado en su bolso de mano –la misma
404
Laura Miranda
con la que Luis había dado muerte, con anterioridad, a una patrulla de policías–. Él
vuelve a la habitación y Nieves lo tantea con algunas preguntas. Al darse cuenta de que
en realidad no le importa su amor y planea culparla de todo lo sucedido, lo mata con la
pistola, justo cuando el comisario de policía llega a la casa. Éste, conmocionado por los
hechos, le pregunta a Nieves, ya en el coche patrulla, cómo ha podido ayudar a un
hombre que pretendió acusarla de un crimen que no había cometido, además de tener
ahora que cumplir condena por su asesinato:
Comisario: ¿Y cómo después de lo que hizo usted siguió con él y hasta llegaron a...
[intimar]? La verdad es que no comprendo nada.
Nieves: Cosas de mujeres, señor comisario. Para ustedes, muy difíciles de comprender.
La censura no tardó en actuar, puesto que “existían peligros en esta película (...),
especialmente el encuentro de Nieves y Luis y las escenas del chalet a las que deberá
quitar todo rastro sensual y violencias de gesto o expresión” 9 . A la película original se
le suprimieron algunas escenas: la alusión que el marido de Nieves hace a su amigo
Ricardo (quien había intentado seducirla), debiéndose eliminar la palabra “amigo”; una
escena del segundo rollo entre Nieves y Ricardo; y, por último, se mandó cambiar la
palabra “amigo” por “marido” o “padre” cuando Nieves visita a su supuesta amiga
Isabel (Mary Delgado), que espera a su “amigo” para cenar. La respuesta de la censura
puede entenderse como evidente si se tienen en cuenta las cirscuntancias que rodean la
posición de la mujer en el cine de la época en general y, del cine negro en particular.
Como señala Eva Woods, la creciente circulación de imágenes de mujer en los medios
de comunicación (periódicos, revistas y prensa amarilla, entre otros) permitió la
aparición de nuevos espacios de creación de identidades femeninas, especialmente
sexuales (E. Woods, 2004:50).
Algunos censores que acudieron al cine el 23 de marzo de 1950, descubrieron
que la productora había pasado por alto las “recomendaciones” impuestas,
exigiéndosele entonces a Cesáreo González las oportunas modificaciones. El dueño de
la productora se justificó aludiendo “al laboratorio, el cual no tuvo en cuenta más que
sus notas, tomadas precipitadamente, para proceder a la estampación de esta copia”. Sin
embargo, González insistió en haber seguido siempre las recomendaciones de la junta
censora y no atisbaba a comprender los motivos que hicieron que esa película cayese
9
Informe de G. Montes Agudo, 8 de octubre de 1948. AGA (36/04708).
405
Capítulo 6. Resistencia
“en desgracia”, habida cuenta del “criterio amplio, certero y liberal (...) que culmina en
la aprobación de la totalidad de Pequeñeces del Padre Coloma, con escenas de una
crudeza infinitamente mayor a las suprimidas totalmente en Una mujer cualquiera” 10 .
Ni los delegados provinciales ni la crítica en general aceptaron de buen grado la
situación representada en escena. De todos los informes revisados para la elaboración de
este trabajo, ninguno incluye palabras tan concretas y demoledoras como las que se
vertieron en relación a esta película. De hecho, el propio Parada tituló los manuscritos
de la partitura de la banda sonora Una cualquiera (y no Una mujer cualquiera), lo que
creo expresa el sentimiento generalizado del público hacia la protagonista y la película:
“El tipo malvado del protagonista, la sensualidad y amor pasional que se desprende de
María Félix, los crímenes, la conducta del marido con la mujer como por lo que se refiere a
la salud del hijo, todo ello hace una película moralmente deleznable y desde luego
desagradable incluso para personas formadas.
(...) Es un baldón para la censura pasar y verter en imágenes unas escenas que si bien son
de la vida real, de los bajos fondos, no debieran aparecer nunca en público y desde una
pantalla, que debe de ser cátedra de buen gusto y educación. Si el cine tiene que ser un
arma poderosa para educar la conciencia popular, esta película es verdaderamente
demoledora, de sometida mal gusto y no aporta valor artístico de ninguna clase. Creemos
honradamente que debe ser sometida a una revisión, pues es intolerable que en el mercado
cinematográfico de un Estado que se confiesa católico, pueda circular una película como
ésta.” 11
“El argumento de este film, crudo y desvergonzado, nos quiere demostrar que una mujer
bella no tiene otro remedio para ganarse la vida que el vicio. (...) A la actriz María Félix le
sucede lo mismo que al personaje que interpreta: no tiene más que belleza. (...) Sus diálogos
son semi-incomprensibles por su pésima dicción” 13 .
10
13 de abril de 1950. AGA (36/04708).
11
Informe del delegado provincial de Cuenca, 14 de enero de 1953. AGA (36/04708).
12
“López de Ayala: Una mujer cualquiera. Buena realización e interpretación. Relato inmoral”, Hoja
oficia del lunes, 8 de enero de 1951.
13
“Teatro López de Ayala: Una mujer cualquiera”, Hoy, 9 de enero de 1951.
406
Laura Miranda
14
Informe del delegado provincial de Navarra al respecto del estreno de Una mujer cualquiera, 16 de
septiembre de 1952. AGA (36/04708).
15
Informe del Delegado provincial de Granada, 2 de diciembre de 1949. AGA (36/04708).
16
Jaime de Sapresán: “Gran Vía. Una mujer cualquiera”, El adelanto, 28 de enero de 1950.
407
Capítulo 6. Resistencia
408
Laura Miranda
“Si bien es verdad que no hemos de caer en un exagerado historicismo para realizar
películas en España, también es cierto que no hemos de caer en la grosería, en la
chabacanería ni en la ordinariez, para una producción digna de España, sacando argumentos
de una realidad palpitante de barrio chino. (...) Bastaba haber cogido una cámara tomavistas
con su correspondiente tipo de sonido y haber recorrido las casas de mala nota para captar
la simpleza vulgar y ordinaria de unos personajes que se debaten en su furor líbico.” 17
El ambiente de los “bajos fondos” que se señala en esta crítica alude a una
“película de signo violento y estilo realista. Ya se sabe lo que el decir “realista” quiere
significar cuando de cine se trata: choques de pasiones, crudeza en la expresión,
ambiente malsano. Todo eso abunda en Una mujer cualquiera” 18 . Con todas estas
cuestiones contaba Parada cuando decidió incluir el theremin en la banda sonora, a
sabiendas de la gran capacidad influenciadora sobre la situación descrita.
Los temas musicales de la película suelen entremezclarse con escalas
pentatónicas que proponen un toque “orientalizante” a los diseños del compositor. Pese
a que resulta curioso el empleo del pentatonalismo en el cine negro, no debe obviarse la
influencia de la música francesa en la concepción de la obra de Parada; sobre todo,
Turangalila (1948), escrita por Messiaen un año antes de esta banda sonora y donde se
entremezclan las sonoridades del theremin con el exotismo de la música hindú. Es ese
rasgo foráneo y extravagante el que se pretende destacar en la figura de Nieves: su
marcada racialidad, motivada también por su acento y el lujoso vestuario que presenta
en la película. Fueron unas señas de identidad que molestaron a la censura y quedaron
patentes en comentarios como: “la mexicana María Félix, totalmente inexpresiva,
aunque bellísima y excesivamente bien vestida” 19 .
Al contrario que en el cine de misioneros, donde se exhibe el pentatonismo a
modo de “color local” como forma de acercar las posiciones de ambos mundos, el del
misionero y el del converso, y donde el exotismo de Las Indias (Orientales y
Occidentales) parece enriquecer a la cultura española mientras las Indias se benefician
de la colonización, en esta película el pentatonismo potencia la diferencia desde una
17
Informe del Delegado provincial de Salamanca, 4 de febrero de 1950. AGA (36/04708).
18
Estreno Mora. Una mujer cualquiera”, Odiel, 10 de diciembre de 1950.
19
Informe del Delegado provincial de Granada, 2 de diciembre de 1949. AGA (36/04708).
409
Capítulo 6. Resistencia
20
No analizo la cabecera de esta banda sonora por no encontrarse la partitura entre los originales del
compositor. Aún así, como es costumbre en Parada, presenta un compendio de los principales temas y
leitmotiven que se desarrollan en la película.
410
Laura Miranda
21
Numerados los compases de 1 a 7, se corresponden los siguientes hexacordos: c. 1, {mib-fa-sol-la-do};
c. 2, {do-re-mi-fa#-la}; c. 4, {sib-do-re-mi-sol}; c. 5, {si-do-re-mi-sol},c. 6, {sib-do-re-fa#-sol}, {do#-re-
mi-fa#-la}; c. 7, {sib-do-re-mi-fa#}.
411
Capítulo 6. Resistencia
Laura Miranda
marcado, con acordes tonales de II-V-I y que comienza con un septillo (insólito en la
obra cinematográfica de Parada), que combina con seisillos y octillos en una escala
pentatónica de Mi, donde de nuevo se relaciona el origen racial de ella y un futuro
incierto en un número plagado de poliacordes, dominantes secundarias de Do y acordes
por tonos enteros como distancias interválicas.
413
Capítulo 6. Resistencia
Laura Miranda
Luis (12:59). Desde este momento, todas las apariciones del theremin van a estar unidas
irrevocablemente al personaje masculino, que obliga a Nieves a seguir sus pasos por
miedo, primero, y amor, después. Luis convence a Nieves de irse con él a Ciudad
Lineal, donde se supone que vive en un pequeño hotelito, que en realidad pertenecía al
hombre que está a punto de matar, socio con el que traficaba con cocaína. Cuando
Nieves abandona la casa, Luis pretende relacionarla con el asesinato a través de huellas
incriminatorias y algunos objetos, su barra de labios y su perfume (21:33).
El theremin propone una melodía diferente del tema principal a partir de una
escala tetrafónica (fa-lab-do-re) base, con alguna nota de escape como concesión
mientras las trompetas proponen un ritmo muy marcado de negra ligada a corchea con
puntillo y dos fusas durante 3 compases, finalizando con una dominante de Do. Tras
una progresión de trémolos solo en violines, que se inicia con una 6ª alemana de Do,
Parada vuelve a contraponer el theremin (con el tema de la calle) al arpa, que efectúa
acordes arpegiados en ambas manos. El carácter etéreo y puro de Nieves se entremezcla
ahora con el más sombrío de Luis, obteniendo como resultado una cacofonía (do#-re#-
la) en trompas, violines y violas al finalizar el tema.
Luis desperdiga los objetos de Nieves por la mesa y deshace la cama en la que
ha estado acostada. La música presenta en el theremin dos blancas por compás a
distancia de 4ª disminuída, metáfora de las lágrimas por la situación de Nieves mientras
la cuerda realiza acordes de V de do y 6ª italiana (fa#-lab-do). Luis abandona la casa
con la modulación a fa, a la par que la orquesta retoma protagonismo mediante otro
septillo ascendente que da pie a dos acordes finales en blancas en un compás que se
repetirá de nuevo: 6ª francesa y tónica con 6ª añadida.
Luis “conoce” a Nieves (25:56) en la pensión de la tía Pilar cuando visita a Rosa
con motivo de su santo. En este caso, el theremin propone el leitmotiv de la calle en Sib,
primero con acordes tonales (I y V), luego con acordes con funciones secundarias (II/V,
415
Capítulo 6. Resistencia
VII/IV, II/V), con un final abierto potenciado por glissandos con sordina de violines y
violas que imitan al theremin. Tras convencer a Nieves de que lo mejor para ella es
esconderse en su piso de soltero, Nieves duda y amaga con irse, aunque Luis la
convence y se queda a pasar la noche. Tras ser vista por un vecino, Nieves apaga la luz
y se echa desconsolada sobre la cama, sin darse cuenta de que Luis ha dejado el grifo de
la cocina abierto que los vecinos descubren cuando aparecen las goteras (34:02). El
juego visual del agua resulta muy efectista por su propiedad conductiva, al igual que
ocurre musicalmente con el theremin, metáfora de la capacidad del pueblo madrileño de
conocer las noticias a partir del “boca a boca”.
En esta ocasión el leitmotiv de la calle presenta sólo su célula apuntillada de
inicio en dos ocasiones con dominantes secundarias (V/V-V y V/IV). El cambio de
tempo a Movido propone agitación en clarinetes, fagotes, violines 2º, violas y cellos,
repetido en tutti a través de acordes tonales mientras la cuerda mantiene trémolos hasta
el final del número. Un ciclo de quintas desemboca en un final en Sol, que cadencia en
la tónica tras una IIb y coincide con la llegada de la mujer del portero (excusa para
presentar a Julia Caba) al piso. Luis llega al piso y es avisado por la vecina. Asustado,
sube las escalera corriendo mientras suena de nuevo el leitmotiv en el theremin (39:40)
y descubre a Nieves escondida y pálida de angustia ante la perspectiva de ser
descubierta o, incluso peor, tener que permanecer en ese cuarto mucho más tiempo.
El leitmotiv de la calle volverá a presentarse en otras 4 ocasiones, pero ya
entremezclado con otros temas. El primero en importancia, como ya señalé, es el tema
de amor, derivado motívicamente del leitmotiv de la calle. El tema de amor se presenta
cuando Nieves y Luis, unidos por el asesinato de él y la “mala vida” de ella, desarrollan
sentimientos amorosos el uno por el otro en medio de circunstancias adversas. Un beso
de Luis en el piso (44:32), que disuade a Nieves de escapar, es el detonante de este tema
tras la visita de la vecina a causa de la inundación, sonando con el montaje de la
vecindad “corriendo” el chisme de la misteriosa mujer asesina.
Con indicación agógica Apasionado, Parada propone el único tema de carácter
melódico de la película para mostrar el creciente interés de Luis hacia Nieves y la
respuesta de ésta, indefensa en un medio desconocido. El compositor hace uso de una
escala pentatónica de Sib para un tema de 9 compases que culmina en una 6ª francesa de
Do, referencia de nuevo a la protagonista. El tema viene generado por una célula
motívica de ritmo idéntico al leitmotiv de la calle, aunque con diferente distancia
416
Laura Miranda
interválica entre las notas, que sirve para aludir a las circunstancias bajo las que los
personajes se “enamoran”: su amor no deja de ser una huída hacia adelante ante los
acontecimientos que los rodean y, de hecho, el comportamiento de Luis obliga al crimen
de Nieves, angustiada ante un mundo en el que los hombres en los que confía la
traicionan.
417
Capítulo 6. Resistencia
Laura Miranda
Sin saber a quién acudir, Nieves encuentra en Luis el único apoyo posible para
su complicada situación y la música lo demuestra entremezclando el tema del
desamparo con el de amor en dos ocasiones. Tras su encuentro con Isabel, Nieves va al
bar de Luis y éste la esconde en el piso de arriba (52:17). El número presenta el tema de
amor en flautín, flauta y violines en do, mientras Luis se preocupa de coger dinero de la
caja registradora para ayudar a Nieves. El cambio a binario (de nuevo 2/2) coincide con
el cierre brusco de la caja y el cambio de escenario, ya en el piso, mientras trompas y
trombones vuelven a incidir en el motivo del desamparo en cuatro ocasiones: las dos
419
Capítulo 6. Resistencia
primeras sobre un fondo armónico de V y VII/V, mientras que las dos últimas
apariciones permiten un final abierto del número con un acorde de VII/IV al persentarse
un plano general del vecino en el suelo, que comienza a despertarse.
Tras su huída y cerca de la frontera, ya en casa del padre de Luis (1:11:18),
Nieves sube a descansar. La despierta la llamada para la cena del padre de Luis, que le
dice que éste ha salido. Nieves sale en su busca mientras la música, de nuevo en do,
insiste reiteradamente en el tema del desamparo en trompas y trombones, a los que se
suman el corno y el clarinete, mientras la cuerda realiza trémolos en blancas y negras
con dominantes secundarias (V/VI, V/V), estableciendo un ciclo de quintas no
modulante que insiste luego en la dominante y donde abundan progresiones en la cuerda
con trémolos. Tras 3 compases en los que juega con el modo de Mi y emplea la IIb, el
theremin se presenta de nuevo para introducir el tema de la calle ante la visión de Luis,
al que Nieves busca y encuentra en el camino de vuelta del pueblo, donde ha leído los
periódicos y entendido que ahora todas las pruebas lo acusan a él. El tema de la calle
cobra fuerza al unirse flautín y flauta en un pasaje que comienza en Do y modula a sol
con un final abierto en semicadencia de dominante ante la reacción de Luis que, lejos de
preocuparse por Nieves, la obliga a permanecer en un segundo plano y a acatar sus
órdenes.
El comportamiento final de Luis, ambiguo a lo largo de toda la película y a
medio camino entre el protagonista “bueno” y el secundario “malo”, demuestra en las
últimas escenas su pertenencia a los bajos fondos y una irremediable conducta moral
que lo inducen a culpar a Nieves para salvarse, aún queriéndola. La actitud de Luis, que
consume trabaco americano de contrabando (Camel) –al contrario que el inspector, que
fuma tabaco nacional o picadura– y su irreverencia ante la autoridad en la pensión de la
tía de Rosa, sentado delante del inspector con las piernas cruzadas mientras el resto de
personajes permanecen en pie (38:00), genera incomodidad a la audiencia. Sin embargo,
sus (en principio) buenas intenciones con Nieves y su posterior historia de amor,
permiten cierta dosis de identificación del personaje con el público, que confía en el
cambio de sus pautas de comportamiento, que finalmente no se producen.
Así su traición final a Nieves articula una aversión en la audiencia que viene
representada en escena por la actuación última de ella. Se aprecia ahora en la mirada de
la protagonista el mismo odio que había sentido con anterioridad por Luis ante el
descubrimiento de su verdadera identidad en la pensión, relacionada siempre con el
420
Laura Miranda
asesinato en el que había sido involucrada: “Sus grandes y negros ojos, profundamente
bellos, llenan por completo toda la pantalla y nada más que por verlos vale la pena
asistir a la proyección de esta película” 22 . Aparece entonces un motivo musical que,
pese a no tener gran proyección en la banda sonora de la película, se vuelve
imprescindible debido a su importancia dentro de la trama argumental: lo he llamado
motivo del asesinato, que se convierte en motivo del odio a Luis cuando aparece en
valores más largos.
El motivo del asesinato se presenta en tres secuencias consecutivas que
entrelazan los sucesos acaecidos en el hotel de Ciudad Lineal, todo ello en sólo un
mismo bloque musical: después de un tanteo amoroso, Luis se echa a dormir y le pide a
Nieves que haga lo mismo en la habitación del piso de arriba (19:11). Sin embargo,
Nieves escucha ruidos y, al asomarse, descubre que Luis ha matado a un hombre
(20:05). Asustada y condicionada por Luis, Nieves huye de la casa y coge el tranvía que
la acerca a la pensión (21:08):
Capítulo 6. Resistencia
escuchar Nieves los disparos y comienza un incesante intercambio del motivo en ritmo
de corcheas y semicorcheas entre los instrumentos de viento en fa y luego Mib, mientras
los violines primeros insisten en un juego de semicorcheas y los violines 2º y violas
realizan trémolos. La entrada del Allegro tras los disparos permite notas de valores
largos en fagot, trombones y cuerda mientras las trompas proponen un ritmo de negra,
corchea con puntillo y tres corcheas en un pasaje de 6ª francesa y alemana como soporte
armónico que, además, intercala otra breve aparición del motivo del asesinato en
trompetas en el tempo de inicio en maderas y violines 1º. El Andante (21:02) propone
un insólito motivo inicial del tema de la calle en el theremin una vez que Nieves se ha
ido y Luis permanece con la mirada fija en el cadáver mientras los violines aportan un
acorde de notas tenidas (do#-fa#-si) y el resto de la orquesta permanece en silencio. La
vuelta al Animado ilustra la huída de Nieves y su desconsuelo ante las miradas lascivas
de los hombres que le ceden el sitio en el tranvía, todo ello subrayado por el leitmotiv de
la calle en la breve aparición del theremin.
El motivo del asesinato se transforma en una especie de motivo de odio a Luis
en valores más largos tras encontrarse Nieves con éste en la pensión y se presenta en
dos escenas seguidas: cuando Nieves va a verlo al Bar Flores (27:06) y cuando salen del
bar camino del piso de Luis (29:53). El primero de los bloques, más intenso, consiste en
una repetición constante del tema en diferentes instrumentos:
Parte de este número va a repetirse en la escena siguiente, cuando salen del bar,
de modo que el motivo del asesinato, transformado ahora en odio de la protagonista
hacia Luis por haberla involucrado en el crimen, cobra mayor protagonismo, un
protagonismo dulcificado que presagia la relación entre ellos y que motivará la
aparición del tema de amor.
La película presenta un total de 19 secuencias donde el silencio musical es una
pieza indiscutible de la banda sonora (véase gráfico 6.1). En la primera parte, todas las
secuencias sin música hacen referencia a Nieves, su situación personal y, sobre todo, la
alusión a su identidad como mujer de alterne: Nieves y su marido se despiden en el
422
Laura Miranda
hotel (3:29), Nieves pide trabajo al modisto (5:48), Nieves con Ricardo en su casa
(8:40) ó Nieves y Luis en el taxi camino de Ciudad Lineal (13:46). A partir del
encuentro con Luis, las escenas sin música aparecen ineludiblemente relacionadas con
la situación adúltera entre Nieves y Luis, potenciada por los crímenes cometidos por él
y los sentimientos de ella hacia un hombre moralmente peligroso: el inspector de policía
visita a Luis en el bar con Nieves escondida (50:18), Nieves le cuenta a Luis sobre su
vida en el piso (54:19), Rosa descubre a Luis y Nieves (56:28) ó Luis y Nieves en el
tren, con planos generales y primeros planos del rostro de ambos cuando Luis habla con
ella acerca de su mutua atracción (59:10).
En esta película, los cortes diegéticos no cumplen una función escénica tan
destacada para la diégesis como en otras cintas estudiadas. La peculiaridad del silencio
en este género cinematográfico, sobre todo en esta película (muy poco frecuente en esta
etapa del cine en España) consiste en la brusquedad del corte de los números diegéticos,
que cumplen un función estética, actúan a modo de contrapunto argumental y potencian
la situación de Nieves, anticipando su triste final en la película. La banda sonora, en
definitiva, crea la atmósfera idónea de incomodidad y claustrofobia visual, mientras que
el silencio potencia el encuadre de los planos de cámara y, con una función metatextual,
presagia el desenlace de la situación de la protagonista.
6.2. La comedia española: otra mirada a los Mihura
El cine de posguerra, fue ante todo (y sobre todo) comedia. La dedicación por
parte de los investigadores a piezas clave del entramado cinematográfico del régimen –
con claros ejemplos en los capítulos 4 y 5–, ha desembocado en una visión sesgada de la
realidad fílmica española en los años cuarenta y cincuenta, donde la comedia se alza con
un 40% del total de la producción. Esta “abrumadora mayoría” la convierte en el género
por excelencia del régimen; un “intento de alta comedia o comedia sofisticada al modo
hollywoodiense” que distaba mucho del ideario pretendido por la clase dominante y que
demostraba que el modelo oficialista y su producción estaban, por encima de todo, al
servicio de la iniciativa privada (Á. Ortiz, 2001: 115, 124).
Pese a los intentos de creación de un cine nacional, a lo largo de estas dos
décadas quedó patente que el público español se había acostumbrado a las producciones
norteamericanas ya durante la etapa del cine mudo, consolidándose durante la
423
Capítulo 6. Resistencia
República, con lo que resulta lógico pensar que prefería las importaciones
estadounidenses a la producción patria. Es bastante probable que ésta fuese la razón por
la que la comedia española de la época optó por un camino de sofisticación que la
crítica tildó de banalidad excesiva en un período de hambruna. Resulta entonces factible
que la supuesta influencia de la llamada comedia de “teléfonos blancos”, importada de
la Italia mussoliniana, no fuese tan contundente como el cine realizado en Hollywood,
que considero el principal modelo emulado. De hecho, las mismas producciones
italianas resultan ser meras imitaciones del modelo norteamericano, también
importadas en el país:
Desde Segundo de Chomón con su Hotel eléctrico (1905), pasando por Gelabert,
Buchs y Delgado, la comedia es utilizada por Benito Perojo en Susana tiene un secreto
(1933) ó Rumbo al Cairo (1935) antes de su éxito en el género folklórico. Harry
D’Abbadie D’Arrast dirigió La traviesa molinera (1934) y luego aparecieron en escena
Luis Marquina y Eduardo García Maroto. Sin embargo, el género de la comedia fue el
campo preferido de Edgar Neville, influenciado por el sainete, que dotó a la comedia de
un aire de modernidad sin perder de vista las raíces costumbristas y populares de la
tradición española, y que adoptó algunos de los directores más importantes de la
posguerra. Es el caso de Juan de Orduña con Deliciosamente tontos (1943) o Tuvo la
culpa Adán (1944), Rafael Gil en la surrealista y muy interesante Eloísa está debajo de
un almendro (1943) y asimismo José Luis Sáenz de Heredia, con las exitosas El destino
se disculpa (1945) e Historias de la radio (1955) 23 .
Escasos son los trabajos que tratan la comedia con profundidad y perspectiva, a
pesar de la motivación de los nuevos estudios en el campo de la cinematografía de
posguerra. Entre ellos, destaca el riguroso examen al que Steven Marsh somete el
género. Siguiendo la línea de trabajo consolidada por Jo Labanyi, propone en Popular
Spanish film. Comedy and the weakening of the state (2006) un análisis basándose en la
teoría gramsciana de lo “nacional popular”, buscando puntos de encuentro entre grupos
23
Para una referencia historiográfica sobre la comedia en el cine español, no sólo ubicada en mi época de
estudio, véase Rubio Lucia, 1986.
424
Laura Miranda
“Pocas cosas tienen tanto peligro como el humor, que fácilmente expresa realidades
sombrías, pesimismo, asco del mundo. Y, sin embargo, pocas son tan necesarias: por eso
abunda el buen sentido del humor entre los santos. Es importante, primero, reirnos con
usted cada día y reirnos de esas pequeñeces, terribles pequeñeces que sin risa acibaran la
vida: colas, carestía, incomodidades, groserías, señoras absurdas.” 24
Capítulo 6. Resistencia
relaciones amorosas entre los protagonistas como catarsis necesaria al final del film, en
el que él, una vez percatado de su error al pretender enamorarse de la muchacha
equivocada, vuelve a los brazos de su enamorada pese a su –en general– humilde
condición:
Los dos ejemplos que propongo para su estudio, El camino de Babel (Jerónimo
Mihura, 1944) y El destino se disculpa (J.L. Sáenz de Heredia, 1945) tienen un guión de
Jerónimo Mihura la primera (en colaboración con José Luis Sáenz de Heredia) y
Wenceslao Fernández Flórez la segunda, ambas musicadas por Manuel Parada. Las dos
películas plantean una interesante perspectiva de la época de estudio que se aleja de la
ideología maniquea del cine de cruzada, la pomposidad del drama histórico y la
sordidez del cine negro, proponiendo un discurso con un porcentaje mayoritario de
humor que no encontró demasiado apoyo en la audiencia de la época por su carácter
desenfadado y estética elitista y que superó la censura por su supuesta inocuidad, aún a
pesar de su propuesta altamente subversiva.
Jerónimo Mihura, hermano del dramaturgo Miguel Mihura, realizó en los años
cuarenta una buen número de películas y documentales (de corte religioso), desde
Castillo de naipes (1943), Aventura (1944) e interesantes anécdotas como En un rincón
de España (1948), primera película en color (Cinefotocolor): “El operador Isidoro
Goldberger, un judío alemán, y yo tuvimos muchos problemas durante el rodaje y se
consiguió un color muy malo porque era bicolor” 25 . Mientras tanto, Jerónimo Mihura
destacó por la dirección de una serie de comedias de humor fino, alejadas de aquella
comedia de corte popular y populista tan del gusto del régimen gracias a personajes que
ensalzaban las aportaciones regionales y el empleo de músicas folklóricas. El camino de
Babel (1944) y la importante Mi adorado Juan (1950), con una destacada Conchita
25
Augusto M. Torres: “Entrevista a Jerónimo Mihura”, El País, 2 de mayo de 1985.
426
Laura Miranda
"Tardábamos alrededor de un mes en hacer una película. Por dirigirla me pagaban 40.000
pesetas y estaba muy bien pagado. Siempre que se habla del cine español de esa época se
dice que sólo se hacían películas históricas y españoladas. Yo he hecho 16 películas y sólo
una españolada. Las demás eran comedias y algún policíaco. Nuestro ídolo de siempre fue
el director alemán emigrado a Hollywood Ernst Lubitch. Entonces las únicas películas
españolas que tenían éxito eran las históricas, pero Edgar Neville hizo muy buenas cosas en
otros géneros. Él tenía más ingenio que yo, pero yo tenía más oficio que él. Todo lo que
sabía Neville lo había aprendido en América. Estuvo en contacto con los estudios de
Hollywood, se hizo amigo de Charlot y conocía a todos los actores de entonces." 27
26
Véanse las reflexiones de Castro de Paz sobre el trabajo de Mihura en el cine negro. Castro de Paz,
2002, p. 172-177.
27
Augusto M. Torres: “Entrevista a Jerónimo Mihura”, El País, 2 de mayo de 1985.
28
Delegado provincial de Orense. AGA (36/04665).
427
Capítulo 6. Resistencia
cohesión entre los gustos de Mihura y los de la censura; tanto es así, que tampoco la
crítica resultó favorable:
“¿Qué ha querido hacer Jerónimo Mihura? Si el argumento hubiera sido pura broma
desde el principio al fin, hubiera hecho una película intrascendente (...) Pero darle un leve
tono de seriedad convierte el asunto en un solemne disparate. (...) ¿Será posible que no se
haya encontrado en nuestra abundantísima literatura pasada y presente otro tema que fuera
menos vacío y sin sentido? 29
Laura Miranda
desbaratar sus planes con la ayuda de su amiga Encarnación (Tita Gracia). En la fiesta
de compromiso, Encarnación le enseña a Doña Luisa una foto del supuesto hijo de
César y Laura, que no es más que César de pequeño. César, enfurecido, va en busca de
Laura para pedirle explicaciones, encontrándose con una Laura con el pie vendado que
encierra a César en la habitación.
Marcelino ha llegado a Santander con su mujer Elena (Mary Lamar) para
encontrarse con César y Laura –ya casados– y comenzar así los planes de expansión del
capital familiar. Sin embargo, ninguno de los dos ha elegido a una esposa rica, aunque
se hacen creer el uno al otro que así es, despilfarrando los pocos ahorros con los que
contaban en el hotel, el hipódromo y fiestas. En el hotel conocen al Señor Brandolet
(Manolo Morán), al que creen un rico empresario que se presta a ayudarles en sus
planes Sin embargo, el pobre hombre se había vuelto loco al perder su fortuna a causa
de la quiebra de su banco.
César y Marcelino, a punto de invertir grandes sumas de dinero, son advertidos
por el mayordomo de Brandolet, Bruno (Antonio Riquelme), y su médico, el doctor
Gamíndez (Nicolás D. Perchicot) minutos antes de un episodio de locura de Brandolet
en las escaleras del hotel. Desesperados y enfadados por sus propios embustes,
permanecen sin hablarse ni salir de la habitación durante una semana, momento en que
aparece por el hotel Arturo, que los reconcilia y les entrega 30.000 duros a cada uno
para que comiencen una nueva vida. Por último, entra en escena la mujer de Arturo,
Enriqueta (Julia Lajos), una rica señorona por la que Arturo, más proclive a las
ensoñaciones sentimentales, había asumido una vida comodidades que no deseaba para
sus amigos al acabar la universidad.
Para esta película, Parada propone una serie de números musicales (vease
Gráfico 6.2), cada uno de los cuales incluye un tema melódico –sin continuidad en la
película– que recrea atmósferas concretas proclives a una aparente comicidad y donde
no faltan bloques estructurales o efectos de mickeymousing. Sin embargo –y al contrario
que en el resto de películas estudiadas–, el maestro no plantea temas o leitmotiven
asociados a personajes o situaciones; lo que es más, los episodios musicales están
claramente diferenciados por grandes bloques en silencio que permiten a los diálogos de
los personajes desarrollar la acción. Una acción que, por otro lado, resulta bastante
estática por esa misma falta de continuidad musical. De hecho, las principales críticas
429
Capítulo 6. Resistencia
de la película fueron destinadas a los actores, muy teatrales y con poca movilidad en
escena. Probablemente, Mihura intentó elaborar una cinta donde los diálogos se llevasen
toda la atención y la música reafirmase su propuesta en pantalla, sin llevarse el
protagonisto. No obstante, esto derivó en una mayoría de escenas cómicas sin música
donde el papel principal lo obtuvieron los personajes secundarios; eso sí, con
actuaciones muy destacadas.
Steven Marsh, en su análisis de la comedia de Jerónimo Mihura, comenta que la
“alta” y “baja” cultura se desdibujan en un cine cuya actuación adquiere el formato de
cómic y donde las oposiciones binarias (innovación/tradición, pueblo/ciudad,...)
aparecen desubicadas debido a la fuerza centrífuda de los personajes secundarios, que se
elevan a la categoría de protagonistas, y que provienen de una clase social baja o bien
son mujeres (S. Marsh, 2006: 27). El caso de Manolo Morán –en ambas películas
estudiadas en este apartado– no viene sino a confirmar esta afirmación. Sus personajes
tienen licencia para parodiar la terminología del régimen debido a su locura y su
sinsentido, empleando Brandolet la misma terminología que el rector de la Universidad
en el discurso de fin de carrera al comienzo de la cinta (S. Marsh, 2006: 29). Señala
asimismo el autor que los tontos en el cine de Mihura no sólo parodian a otros, sino
también a ellos mismos por lo calculado de sus interpretaciones (S. Marsh, 2006: 31).
La ridiculización no sólo corre a cargo de los personajes secundarios en esta cinta, sino
que los protagonistas son engañados y tratados “como tontos” por su avidez de ascenso
social y económico. El caso de César y Marcelino no es una excepción. Marcelino
apoya “a pies juntillas” las decisiones de su amigo aunque luego no se atreva a llevarlas
a cabo, involurándose en una serie de ridículas situaciones (aunque para ellos no lo son)
abocadas al fracaso.
La música elegida por Parada en los primeros números no sólo tiene una función
estética, sino también metadiegética, planteando los gustos sociales de jóvenes
universitarios y nuevos licenciados y parodiando, con las piezas elegidas, su ridículo
intento de ascenso social. Desde la cabecera, con los créditos de inicio expuestos de
manera sofisticada en tarjetas de presentación, el maestro elige una orquestación donde
mantiene la formación de viento y cuerda, pero que incluye en el metal una trompa, dos
trompetas, un trombón, dos saxofones altos y uno tenor, además de batería, arpa y
piano. Es decir, una clara orquestación jazzística que prepara al espectador para una
comedia desentendida y sin pretensiones, ambientada al estilo de la comedia romática
430
Laura Miranda
431
Capítulo 6. Resistencia
Parada presenta las citadas oposiciones binarias que comenta Marsh no sólo
entre la innovación y la tradición (como se acaba de ver) sino también entre el pueblo y
la ciudad al volver César a su lugar natal en busca de esposa, con dos bloques musicales
que ilustran el comportamiento de los aldeanos ante la presencia del elemento
desestabilizante, César. Tras una seria (y/o ridícula) conversación con su padre, en la
que el protagonista rechaza la posibilidad de trabajar con el médico del pueblo, César le
confiesa a su padre que ha vuelto con la única intención de casarse. El diálogo lo
escucha la criada de la familia, Anastasia (de nuevo, Juana Mansó), con lo que al día
siguiente todo el pueblo habla del interés de César Jiménez por casarse (13:20).
No es la primera vez que Parada pone música a una escena de expansión del
chisme –como ya he mostrado en análisis anteriores–, pero en este caso su música no
plantea connotaciones peyorativas ante esta situación. Todo lo contrario, el ansia de
César por casarse con una muchacha rica colabora en la visión positiva y válida de esta
práctica tan extendida en España y dibujada en tantas ocasiones en el cine de los años
cuarenta y cincuenta, que el maestro Parada ilustra en sol. Como ya viene siendo norma,
Parada elige un 3/8 para un ritmo de pasodoble con el que presenta a dos mujeres
enlutadas y con mantilla, una explicándole a la otra con todo lujo de detalle la situación
de César. Tras un introducción de 8 compases en cuerda y caja, donde se presenta el
pasodoble que ilustra la vestimenta de las señoras, Parada elige el oboe para tocar una
melodía graciosa, punteada con acordes de V y I y pequeñas concesiones a la flauta, el
piano y el arpa, que subrayan el efecto idílico del campo, a la vez que marcan lo
absurdo de la situación. La aparición del personaje de Encarna, que compra en el
mercado mientras la dependienta la pone al corriente de la situación, coincide con la
repetición del tema, de 14 compases: “Se lo digo yo, sita Encarna. No ha venido na más
que a casarse, a coger a su mujer y a llevársela a la capital, que es donde él tiene
negocios con toa la nobleza”. Cuando la verdulera le cuenta que todo el pueblo lo sabe
por boca de Anastasia, la música introduce una segunda parte con ritmo de dos
semicorcheas y dos corcheas por compás, también picadas, que confieren mayor
dinamismo a la escena.
432
Laura Miranda
433
Capítulo 6. Resistencia
434
Laura Miranda
donde la cuerda, en Allegro, propone trémolos, mientras los saxofones (1º, 2º y 3º), las
trompetas (1ª y 2º) y el clarinete realizan aportaciones puntuales por bloques. La
siguiente escena presenta la casa de Doña Luisa, donde se celebra la fiesta de
compromiso con todo el pueblo de testigo y grupo de música incluído. Mientras
Clotilde habla con sus amigas sobre su futura vida, Encarna se presenta en la fiesta y
busca a Doña Luisa. Le cuenta que César no puede casarse con Cloti porque él y Laura
habían tenido un hijo hace unos años, presentándole una foto del hijo, que no es otro
que César de bebé.
Para este enredo concebido por Laura, la música presenta un tema repetido en
diversas ocasiones, que he denominado tema del compromiso: por un lado, ilustra la
idílica situación de Cloti a la espera de que llegue César a la fiesta mientras alardea
sobre su futura vida en la capital; por otro, propone la visión cómica del grupo de
amigas de Doña Luisa, que cotillean sobre el asunto de César y Laura cuando la madre
de Clotilde va a atender a Encarna. El tema presenta la dualidad M/m en sus dos
apariciones con un fondo de arpa y piano en acordes placados desplegados por compás:
la primera vez (repetido) en Re, dibujando la felicidad de Clotilde; en el segundo caso,
en su homónimo menor, ilustra la presencia de Encarna y las consiguientes habladurías:
Cuando César llega a la fiesta, Doña Luisa le hace las reclamaciones pertinentes,
aunque no duda en comprar el silencio de Laura si las afirmaciones de Encarna son
ciertas:
César: Si no fuera por respeto, a estas alturas le hacía una confrontación de lunares
estratégicos.
Doña Luisa: ¡Basta! A las alturas que estamos, usted me dice que Astorga es puerto de
mar y me lo creo (...) Espere a que se vayan los invitados...
435
Capítulo 6. Resistencia
César sale de la casa con una fusta dispuesto a ponerle las cosas en claro a Laura
(32:30). La música propone un bloque estructural Agitado en si, que genera tensión al
partir de un acorde de dominante y desarrolla una progresión de negra, corchea con
puntillo y semicorchea ascendente que desemboca en el IV con séptima y cadencia en la
tónica cuando Encarna se asoma a la puerta y ve a César entrando por el portal. César
entra decidido a llevarse a Laura para que le explique a Cloti el enredo, pero Encarna
cierra la puerta y las contraventanas con clavos:
Cesar: ¿Quién ha cerrado la puerta? (...) Manda abrir esa puerta y ven conmigo.
Laura: Aunque quisiera no podría. Esa puerta la ha cerrado el destino.
C: ¡Manda abrir!
L: ¡Abrid! ¿Ves como no se abre? No sé qué idea tienes tú de lo que es el destino...
Laura se retira hacia la puerta y la golpea, señal que su amiga entiende, aunque
en ese momento aparece el lechero: “Bueas tardes, ¿dónde echamos esto?”. Con las
prisas, Encarna le acerca un florero y se pone a tocar al piano el Ensueño de amor, de
Liszt 31 (35:39). Laura insiste entonces en que “El destino se complace en enviarnos en
estos momentos esta música tan llena de perfumes y de nostalgia” mientras el lechero,
asumiendo la situación como normal, vascula la leche en el jarrón y le dice a una
concentrada Encarna: “Si me llega a decir que hoy la quería p’a esto, le hubiera puesto
un poco más de agua”, colocando las flores en el jarrón de cristal lleno de leche. La
interesante combinación de diálogo y música propone, además de una situación muy
cómica, un dominio por parte de las mujeres no sólo de ingenio y picardía, sino de un
bagaje cultural por encima de la media de la sociedad española de la época, máxime
tratándose de un pueblo donde aparecen pianos por doquier y las mujeres visten
sofisticadas con altos tacones.
Los protagonistas masculinos, por el contrario, aparecen siempre ridiculizados
por su supuesta seriedad y conocimiento del contexto en el que se desenvuelve la
película, y finalmente precisan de la ayuda de su mujer para salvar las dificultades en las
que se ven envueltos por su “conocimiento” de la situación. Como señala el periodista
de Ya en 1943: “Que la mujer sea para el hombre su secretaria particular ideal,
31
En los manuscritos originales del compositor aparece como bloque nº 7 los 7 primeros compases del
Ensueño de amor en versión orquestal con viento completo, madera, arpa y piano. En la versión
definitiva, sólo aparece en la película la versión para piano que interpreta Encarna.
436
Laura Miranda
conocedora de sus gustos y de sus ocupaciones... Que sea culta, pero de manera
disimulada, que haga entender a su marido que él sigue siendo superior.” 32
La música articula, a través de ritmos de jazz estilizados, un ambiente de
sofisticación y seriedad en los encuentros de los personajes masculinos en los que
planean sus conquistas, aunque lo único que provoca es el absurdo, del que no son
conscientes ni César, ni Marcelino ni Arturo. Esto ocurre al comienzo de la cinta, en el
juramento de los amigos, donde se compromenten a casarse sólo con ricas herederas
(5:28); tras el Olé, olé, olé, que mañana ya no hay cole, cuando los amigos salen a la
terraza para hablar sobre su futuro. Un plano medio de Arturo, que señala lo
descabellado de la situación con el cambio de escenario, se complementa con una
permuta en la música, ahora extradiegética, donde el viento metal conduce una melodía
con una marcada acentuación que potencia lo expuesto y confiere cierto aire de
“interés” serio al asunto pese a lo disparatado del caso.
Esa misma situación musical se presenta cuando, tras haber conocido los
protagonistas a sus respectivas esposas, César y Marcelino se reúnen para hablar de
negocios (44:20). En este caso, la música no propone un ritmo marcado de metal, sino
una melodía jazzística igualmente estilizada con un tempo más lento en violines. El
empleo de un tempo lento, con pronunciado lirismo, propone una connotación de calma
y madurez para un plan meditado y calculado y no un arranque espontáneo en una
noche de fiesta. Además, el cambio tímbrico del metal al violín proporciona mayor
comodidad a unos protagonistas que se hospedan en un sofisticado hotel de la costa –
supóngase, Santander, con “color local” en Fa, marcado por septillos ascendentes y
trémolos que aluden a las olas (36:18)– y que genera mayores dosis de socarronería por
su función de contrapunto con respecto a la realidad.
La continuación de las mentiras trae consigo el dispendio de dinero por parte de
ambas parejas, que no dudan en vestir de manera lujosa e, incluso, en apostar grandes
sumas de dinero en el hipódromo (51:23), situación que la música presenta en un
anodino Do. Tras su conversación con Brandolet, César y Marcelino llegan al
hipódromo con la adrenalina del dinero a flor de piel, excusa que utiliza Parada para
dibujar el galope de los caballos y el aceleramiento del corazón de los personajes con un
ritmo constante, apuntillado y picado en 4/4 en la cuerda, con algunas colaboraciones
32
Citado en Martín Gaite, 1987, p. 137.
437
Capítulo 6. Resistencia
Vale todo, vale todo, ya no hay freno, nadie tiene que fingir
Vale todo, no se callen, digan todo lo que tengan que decir.
Si su amigo es un pelmazo, tírele por el balcón
Si le gusta la de al lado, dígale que está jamón
¡Hoy no hay novios ni maridos que se puedan enfadar!
Vale todo, vale todo, ya no hay freno, nadie tiene que fingir
Vale todo, no se callen, digan todo lo que tengan que decir.
33
Cabaret Los Servios, según expediente de censura, que exigía la modificación de la escena. Expediente
64-44, 24 de abril de 1944. AGA (36/04665).
438
Laura Miranda
Los censores no pasaron por alto esta cuestión y criticaron su trabajo, “que ha
sustituido su anterior estiramiento con un exceso de movilidad que no es precisamente
la naturalidad que el arte impone” 34 . Tras las 4 botellas de champagne, César y
Marcelino descansan su borrachera en el aseo de hombres, ataviados con bigotes
postizos mientras la música ha modificado el tempo y ahora es el piano quien lleva las
riendas de un tempo –como ha ocurrido en anteriores ocasiones– más lento. Un hombre
entra en el lavabo y confunde a César con una mujer. El hecho de confundir a César,
borracho, con una mujer pese al estado de embriaguez del acusador, no deja de
desbancar a Mayo de su papel de galán y propotipo de masculinidad durante los años
cuarenta (S. Marsh, 2006: 29).
El empleo, una vez más, por parte de Parada de música extradiegética de jazz
como fondo durante una conversación masculina recuerda ineludiblemente las
entrevistas anteriores entre los protagonistas y señala, ahora sí, lo incoherente de su
pensamiento. Esta manera de cuestionar el proceder masculino se volverá a poner de
manifiesto en el siguiente análisis, donde asimismo se emplea el silencio como
potenciador de las escenas con diálogos sinsentido y bloques musicales que reivindican
espacios de subversión.
34
Delegado provincial de Jaén, 14 de junio de 1947. AGA (36/04665).
439
Capítulo 6. Resistencia
“El resultado es una obra alejada de la tradición musica española, renovadora, en donde la
obligada cantidad y blancura no se traduce en mojigatería, sino en un espíritu fresco,
desenfadado y frívolo que transmite una sensación de optimismo coherente con la del mejor
musical norteamericano de la época.” (J.A. Ríos Carratalá, 2003: 224)
35
AGA (36/04671).
440
Laura Miranda
(Mª Esperanza Navarro), una muchacha del pueblo enamorada de Ramiro a la que éste
no le hace caso.
Sin embargo, las esperanzas de triunfar de los protagonistas se truncan –según
ellos, por el destino– y, tras encontrarse con unas entradas para un partido del Real
Madrid, al que asisten, a Ramiro le ofrecen un trabajo como locutor de radio. Ramiro
recibe la visita del albacea de un rico tío suyo muerto en Cuba, que les deja en herencia
(a él y a su hermana) un millón de pesetas. Ramiro protesta ante tan insignificante
cantidad y el albacea le cuenta que su tío había encontrado en su coche años atrás un
niño recién nacido al que, por lástima, había adoptado como suyo y al que le había
dejado la mayor parte de los bienes. De nuevo, Ramiro culpa al destino de su mala
fortuna.
Ramiro comienza a salir con una “chica casquivana” de la ciudad, Elena (Mary
Lamar), de la que cree estar enamorado, aunque la muchacha sólo lo quiere por su
dinero. Teófilo trata de convencerlo para que cambie de actitud y ambos se prometen,
en caso de que alguno de los dos muriese, que su espíritu guiaría al otro “para no
desaprovechar las ocasiones favorables que le depare el Destino” 36 . Cuando se
separan, Teófilo tiene un accidente y muere, de modo que Teófilo se presenta ante
Ramiro como un espíritu que utiliza diferentes seres (animados o no) para materializarse
ante Ramiro: una percha, una estatua, un perro,...
Ramiro recibe la visita de un científico y su socio, unos estafadores de medio
pelo que precisan de capital para llevar a cabo sus imposibles experimentos. Pese a los
consejos de Teófilo, Ramiro invierte su fortuna en la elaboración de un nuevo
carburante que eliminaría del mercado a la gasolina. Ramiro, junto a su novia Elena (a
la que previamente había pedido matrimonio) y un amigo de ésta, van a un viejo establo
a las afueras de Madrid, donde se supone están elaborando el producto. Los invitados a
la primera prueba se embarcan en un autobús, el primero que funcionaría con “arnalina”
(el producto químico llamado así en honor del inversor mayoritario, Ramiro). El
resultado es un fiasco y Elena, sabedora de la bancarrota de Ramiro, lo deja plantado y
se marcha con su amigo.
El protagonista vuelve a casa abatido por la situación y se encuentra con
Valentina, que le enseña un negocio que ha adquirido junto con Benita: las
36
Según el argumento presentado por la productora. AGA (36/04671).
441
Capítulo 6. Resistencia
“Un tema que se aparta por completo de los caminos seguidos hasta ahora por nuestra
producción nacional, dotada de una comicidad fina y de una ironía que encierra dentro de sí
una magnífica tesis (...) a fin de que no sólo esta sino también las demás entidades
37
AGA (36/03228).
38
AGA (36/04671).
442
Laura Miranda
españolas tengan el estímulo que es necesario al objeto perseguido de crear una auténtica
producción nacional que prestigie en el exterior y en el interior de nuestro cine.” 39
Parada propone una muy interesante banda sonora a mediados de los años
cuarenta en la que, además de su formación orquestal habitual, incluye piano y xilofón
con momentos protagonistas y, asimismo, una banda de jazz en un par de números
diegéticos. Pese a que no estamos ante una banda sonora muy densa, el maestro incluye
dos leitmotiven (el del espíritu de Teófilo y la célula de la muerte) y 4 temas principales
(el de amor, el de Elena, el del pueblo y el de la desesperación de Ramiro) que, sumados
a unas largas escenas en silencio, revelan un material potencialmente subversivo y
permitido por su carácter cómico en pantalla.
Parada dedica un tema musical o bien un leitmotiv a cada personaje o elemento
fundamental de la obra, comenzando por el Destino, que se revela en el bloque nº 1 que,
por primera vez, Parada unifica con la cabecera. Comenta Steven Marsh que este
“personaje”, humanizado por su papel funcionarial y simpático, propone una disputa
abierta al entrelazar el destino y el sentido común. De hecho, añade, esta cinta utiliza
elementos mitológicos (lo sobrenatural, lo místico y lo heroico) y los incluye el terreno
de lo mundano (S. Marsh, 2001: 102).
La cabecera presenta un leitmotiv (el del espíritu) y un tema (de amor) en Re
(que presentaré más abajo) entre trémolos en la cuerda y grupos de cuatro semicorcheas
y seisillos de semicorcheas en el resto de la orquesta. El número había comenzado en
modo menor, habiéndose gestado el cambio al homónimo mayor antes de la aparición
del leitmotiv del espíritu. Mientras, la imagen presenta los créditos entre una neblina que
viene a representar lo sobrenatural de la historia hasta que, tras una modulación a Sib y
la posterior vuelta a re, el bloque modula a La en un tempo Lento a la par que la imagen
presenta: “Estoy harto de que siempre intenten cargarme con todas las tonterías que los
hombres cometen por su libre voluntad”, cartel escrito por el Destino al comenzo de la
película (1:19). Violines y violas acuden al ponticello en una cadencia perfecta (V-I)
que introduce la tónica de re con un ritmo picado de corcheas en flautín y xilófono y
que antecede el cambio a La con un sentido cómico. Entra entonces el motivo del
Destino en cellos mientras los contrabajos mantienen el ritmo de corchea picada y su
silencio, heredados del xilófono. El tema transcurre en La con pequeñas aportaciones
39
AGA (36/04671).
443
Capítulo 6. Resistencia
del clarinete y el vibrafón mientras el Destino se presenta tras haber sido sorprendido
por la audiencia, modulando a Do antes de finalizar el tema (V-III-V-V/V) cuando el
Destino pide que se apague la luz.
444
Laura Miranda
Destino, bien parece un carrusel de feria. Este tempo, tras 18 compases, propone un
cambio a Fa# que, 10 compases después retoma Re a través de una 6ª francesa. Un
proceso cromático de 3 compases que conduce a la dominante señala ahora el cambio de
enfoque a los pies de los transeúntes, que deambulan con prisa por la capital,
finalizando con un plano medio de los protagonistas en la tónica mientras planean la
utópica venta de un guión de Ramiro y la contratación de Teófilo.
Alcalde: Y eso de que algunas personas no beban agua ni la beban para su aseo no puede
ser un argumento contra el agua, porque hay que reconocer que algunas veces hace falta.
445
Capítulo 6. Resistencia
Profesor: El agua, cuya fórmula es H2O porque está compuesta por un volumen de
oxígeno y dos de hidrógeno, se encuentra libre en la naturaleza y es incolora, inodora e
insípida.
446
Laura Miranda
447
Capítulo 6. Resistencia
K: A las dos...
R: La Cañí
K: A las cinco...
R: ¡La Cañí! Cualquier hora es buena para beber manzanilla La Cañí de las bodegas
jerezanas.
448
Laura Miranda
Capítulo 6. Resistencia
nuevamente a Sol al recordar Quintana la tarde del pueblo en la que Ramiro actuaba de
presentador.
Tanto este tema de jazz como el anterior fueron concebidos por Parada como
apéndices a la película. Es el único caso estudiado del grueso de sus manuscritos en los
que se da este caso. De hecho, ninguno de los números fue escrito en las hojas pautadas
del maestro, sino en pequeñas cuartillas recortadas a causa la reducción de la plantilla
orquestal.
El tema más importante de la película es el que he llamado tema de amor,
relacionado con el personaje de Valentina, eterna enamorada de Ramiro a la que él no
presta atención a causa de Elena. Valentina sí cumple “a raja tabla” con el estricto
código moral que se esperaba en la época de una buena muchacha: empleda en unas
mantequerías, callada y, sobre todo, enamorada de su esposo y dedicada en cuerpo y
alma a atenderlo. Valentina espera paciente a que Ramiro se fije en ella e igualmente
paciente espera a que se desbaraten sus planes de boda con Elena. De hecho, hasta el
final de la película Valentina pasa desapercibida para Ramiro y tiene en Benita una
confidente que cuenta con su amistad.
Este tema de amor, que aparece en cuatro bloques (cabecera no incluída), y su
carácter melódico, el hecho de que Parada otorgue solos de este tema al concertino y el
450
Laura Miranda
amplio número de compases que abarca en cada una de sus apariciones permite a la
audiencia identificarlo e identificarse con él. La primera vez que aparece (después la
cabecera) es tras una intervención del Destino en la que habla del espejismo del amor en
la vida de Ramiro: la música enlaza con una escena de Benita y Valentina en la cocina
(31:36).
Parada propone un Molto moderato en La con compás ternario para las palabras
del Destino, donde los armónicos del arpa en corcheas y aportaciones puntuales en
Dolce del corno primero, el fagot después y, por último, el clarinete, mientras la cuerda
mantiene un acorde de tónica con 6ª añadida (noblemente) durante 6 compases emulan
la sensación de enamoramiento de Ramiro, que el Destino insiste en no confundir con el
verdadero amor. Tras un cambio a Do, donde el arpa realiza ahora corcheas octavadas y
la cuerda sigue manteniendo acordes de I con 6ª añadida en trémolos, la orquesta
modula a Mi antes de introducir la siguiente escena.
El cambio de escenario a la cocina de Benita, que está secando los platos con
Valentina, se inicia directamente con el tema de amor en Do en 4/4. El tema tiene una
extensión de 16 compases y abarca las tonalidades de Do, Lab (IIb/V) y la vuelta Do
para cerrar el número. El tema es introducido por el concertino, al que luego se une el
resto de violines 1º, mientras el arpa realiza acordes placados por pulso, alguna breve
aportación del piano y llamadas de trompa en blancas ligadas. Es interesante la
construcción tonal del tema mientras Benita habla de su hermano delante de Valentina:
451
Capítulo 6. Resistencia
452
Laura Miranda
Capítulo 6. Resistencia
1:24:59 Fa (I-V/II-II-V/V-II-V-I) V: Admiro tu alma de poeta, tu voluntad de triunfar. Ese don que
te hace descollar sobre todos los demás.
R: Tú no me conoces bien, Valentina. No es verdad que sea poeta
1:25:12 Lab (I-V-I-II-V-I-VII- R: ni que tenga alientos de triunfador. No soy sino un pobre
IV-II-V-I-V/II-II-V/VI- hombre, medriocre y vulgar, al que cegó la vanidad de suponer
II-I con 6ªañ-IV-I-II-V-I- que tenía un destino luminoso.
IV-I) V: Pero tú eres tú.
“Lo que se nos aparece inicialmente como una oposición resulta ser una alianza y esto
desestabiliza las otras oposiciones en la película (que son las de provincia/capital,
arte/comercio, destino/sentido común). Cualquier intento de imponer una estructura binaria
fracasa debido al efecto centrífugo de la comedia. (...) Así que las afiliaciones políticas de
Sáenz de Heredia resultan ser más bien irrelevantes frente al resultado final que aparece en
pantalla.” (S. Marsh, 2001: 105)
454
Laura Miranda
Esta célula se presentará con más fuerza antes del juramento. Tras haber pasado
por las tonalidades de Mi, Si, la vuelta a MI, Sol y Do, con algunoss poliacordes y 6ª
francesas por el medio, Parada elige una escala pentatónica de Do para reincidir en la
idea de las 6 corcheas en descendente antes del juramento de los protagonistas. La
premonición de la muerte antes del juramento refuerza el carácter metatextual de gran
parte de la música en esta película y prepara a la audiencia para la segunda parte, con
Teófilo convertido en fantasma.
Capítulo 6. Resistencia
Laura Miranda
457
Capítulo 6. Resistencia
Ramiro descubre a otro inversor que entra en una farmacia y cree que, al igual
que él, está pensando en el suicidio. La tensión se incrementa por la escucha constante
de la célula sincopada, a lo que se une la incorporación gradual de instrumentos de la
orquesta y la variación de la célula con ritmos de tresillos ante la imagen del cartel de la
farmacia iluminado. Ramiro dice: “Se ha decidido por el veneno”, apareciendo de nuevo
el tema en trompas y violines, dibujado asimismo por los tresillos mientras Ramiro
avanza hacia la farmacia y detiene al otro inversor cuando sale. La escena termina
cuando éste le comenta que se ha parado delante de un escaparate porque había visto
unas escopetas y le gustaba la caza y que luego había entrado en una farmacia a por
bicarbonato. El diálogo vuelve a ridiculizar una vez más al personaje de Ramiro que, no
contento con esta situación, reincide más adelante cuando, estando Teófilo como perro y
él desesperado, el Destino se despide (1:17:21). En esta ocasión, el tema de la
desesperación se alía con el leitmotiv del espíritu de Teófilo analizado en el cuadro
anterior, repitiendo la última entrada del tema de la desesperación en do en trompas y
violines y reincidiendo así en el carácter patético y, a la par, humorístico de la escena.
Al igual que en el caso de estudio anterior, las escenas en silencio reafirman la
condición libertina y laxa de las películas de comedia romántica bajo la influencia del
cine norteamericano, que muestran con el empleo de números diegéticos y
extradiegéticos jazzísticos una vía de escape a la rectitud moral y musical imperante.
Foxtrots, ritmos valseados y boggie-boggies aportan una nota de color al frío entramado
musical de posguerra, permitiendo a la juventud del momento entran en contacto con la
modernindad imperante no sólo en Europa, sino también en EE.UU.
40
Véase http://www.grancanariaweb.com/cine/edgar/burguera1.htm para una relación de publicaciones y
conferencias de la autora hasta el año 2000.
458
Laura Miranda
“De las películas de Edgar Neville nadie hablaba. Nadie las veía. A la joven crítica –
dividida entonces entre romanos y moscovitas– le tenían sin cuidado. Edgar volcó su
vitalismo en las tierras más insólitas. Descubrió la pintura al óleo. (...) Publicó dos o tres
libros de endechas, delgados como lágrimas. El dandy llevaba flores a la tumba de su
cinismo.” (F. Fernán Gómez, 1995: 256)
459
Capítulo 6. Resistencia
realidad concreta, inmediata y sencilla mediante una fórmula que permite una fácil
comunicación con el espectador medio.” (J.A. Ríos Carratalá, 1997: 16)
“En España hay poquísimos guionistas. Se pueden contar con los dedos de la mano. (...)
Es una pena que los autores dramáticos y los novelistas no hagan más guiones (...) gente
con sentido del arte dramático, sabiendo equilibrar una obra, presentar un conflicto,
desarrollarlo y concluirlo, sin que la obra sufra desnivel. Sabiendo crear ‘situaciones’, que
es lo mejor del cine americano. (...) Es raro que un artista parezca malo en una buena
situación y es raro que un artista parezca bueno defendiendo una escena sin pies ni cabeza”
(J. Pérez Perucha, 1982: 107) 42
41
Gómez Tarín, http://www.bocc.ubi.pt/pag/tarin-francisco-edgar-neville.pdf. Véase también Gómez
Tarín, 2001, p. 219-235.
42
También citado en Ríos Carratalá, 2003, p. 67.
460
Laura Miranda
fueron La torre de los siete jorobados (1944), Domingo de carnaval (1945) y El crimen
de la calle de Bordadores (1946) 43 .
El planteamiento de Neville presenta una obra cinematográfica como un todo
coherente donde música e imagen se complementan y potencian mutuamente (hecho no
demasiado frecuente en la filmografía española de la época), quizá influído por su
estancia en California, donde pudo acceder al modo de funcionamiento de los
departamentos musicales de los grandes estudios. Su estancia en EE.UU. marcó a
Neville tanto a nivel profesional como personal, de forma que cuando tuvo que
enfrentarse a la iniciativa privada de producir de sus propias películas, convino en
llamar a su empresa Carabela Film, referencia explícita al nexo de unión entre ambos
continentes.
Neville fue el autor del libro Mi calle (así como del guión literario y técnico de
la película del mismo nombre) y cedió los derechos a su propia productora para la
filmación de la versión cinematográfica en marzo de 1960: en total, 800.000 pesetas del
año sesenta. Premio del Sindicato Nacional del Espectáculo a la mejor banda sonora,
Parada cobró 45.000, caché más bajo que el que acostumbraba cobrar en los años
cuarenta. Pese a que ésa es la cifra que figura en el cuadro técnico, en el presupuesto de
Carabela Films figura que se cobraron 15.000 pesetas por los derechos sobre las
“canciones y cuplés” y 50.000 pesetas por las labores de dirección y composición –aún
así, más bajo de lo esperado en los años sesenta. Con un coste total de 7.953.402,97
pesetas, la película comenzó a rodarse el 25 de abril de 1960, finalizando el 2 de Julio
tras haber dedicado nueve días al rodaje de exteriores por las calles de Madrid.
Encuadrada dentro del género dramático (con algunas dosis de humor), la cinta se
estrenó en los cines Real Cinema y Torre de Madrid el 21 de noviembre de 1960 44 .
Neville plantea a través de un narrador omnisciente (perteneciente al tiempo
real), la historia político-social nacional e internacional desde el reinado de Alfonso
XIII hasta la década posterior a la guerra civil española, desde la perspectiva de un
barrio madrileño, donde se encuentran personajes de diversa índole y procedencia: Julia
(Conchita Montes) es la peluquera chismosa, que va de casa en casa peinando a sus
clientas del barrio; Petra (Susana Campos) es la doncella de la marquesa –casada con el
43
Para un análisis más detallado sobre las composiciones musicales para esta trilogía, véase Miranda
2009, p.685-700.
44
AGA (36/04815).
461
Capítulo 6. Resistencia
marqués (George Rigaud), hombre distinguido que adora los caballos– y enamorada de
Lesmes (Antonio Casal), el organillero, que gusta de flirtear hoy sí y mañana también
con todas las mujeres que se le presentan; Marcelino (Roberto Camardiel), el reparador
de acordeones; Rufino (Pedro Porcel), el fabricante de paraguas comunista que tiene un
loro que canta el himno republicano; dos niños sin famila que viven con un perro,
Reverte; y Pablo (Rafael Alonso), el carnicero, enamorado de la hija de un militar que
estudia canto y piano.
La familia Trigo, que vive modestamente aunque poseen una fortuna, está
formada por una mujer cascarrabias y dominadora, Doña Virtudes, su usurero marido
(Mariano Azaña), su hija Purita (Gracita Morales) –confinada a la estricta observancia
de su madre hasta que encuentre marido– y su hijo, Triguitos, familia que aumentará
con la llegada de una criada que imita perfectamente el sonido de cualquier ave (Maruja
Isbert). Los marqueses tienen un hijo casado y viven con el niño de éste, Gonzalo, al
cuidado de una institutriz (Tota Alba) con acento inglés que lo obliga a vestirse de
escocés (porque está de moda en 1906) hasta que tenga edad suficiente para llevar traje
de marinerito. Petra, por su parte, está esperando un hijo de Lesmes y se cita con él para
decírselo, con la esperanza de casarse con él; sin embargo, Lesmes no llega a reunirse
con Petra porque sale de fiesta toda la noche con Carmela (Katia Loritz), la hija del
astrólogo (Carlos Casaravilla), al que todos acuden para saber lo que les depara el futuro
en cuestiones amorosas. Petra va en su busca al día siguiente y lo descubre en su propia
boda. Desesperada, se marea tendiendo la ropa en casa de los marqueses y se cae –o se
tira– por la ventana, perdiendo el bebé y quedando parapléjica.
La película recoge el atentado de la boda real porque la familia de los marqueses
había sido invitada al enlace; de hecho, los hijos de los marqueses fallecen en el
atentado y Gonzalo se queda a vivir con sus abuelos. Por su parte, la mujer de
Marcelino da a luz un bebé, Fabrizio, para el que su padre tiene grandes aspiraciones –
convertirse en ingeniero o en reparador de paraguas– y que espera se convierta en amigo
de Gonzalo. Con el paso del tiempo, Pablo consigue casarse con su enamorada y los
marqueses contratan a una nueva doncella, Milagritos (Lina Canalejas).
La película se filmó con un único decorado, trabajo de Enrique Alarcón como
director artístico, que se supone simula la calle San Pedro, de donde era oriundo José F.
Aguayo, jefe de fotografía. El único apoyo extra consistió en la filmación de algunas
fachadas y paisajes exteriores y la inclusión de grabaciones de archivo de la boda de
462
Laura Miranda
Alfonso XIII y su recorrido por las calles de Madrid, de la Primera Guerra Mundial o de
algunas escaramuzas de la guerra civil, entre otras. Con el correr de los años, la calle va
sufriendo modificaciones: el suelo de tierra pasa a ser empedrado y finalmente se
asfalta, aunque nada más terminarse cada uno de los arreglos –independientemente de la
época– se presentan obreros enviados por el ayuntamiento para perforar la calle.
Los personajes infantiles se convierten en adultos y Gonzalo (Adolfo
Marsillach) y Fabrizio (Agustín González) se ven enfrentados por los ideales políticos
del segundo, del mismo modo que Gonzalo y el hijo de los Trigo se enfrentan por el
cariño de Milagritos. Ésta tiene un affair con Gonzalo y él le consigue una audición con
un importante empresario teatral, puesto que ella desea convertirse en cupletista.
Dedicada de lleno a su nueva profesión, se niega a marcharse a América con el hijo de
los Trigo, que ha abandonado a su familia porque no aprueban su dedicación a la
pintura. En un ataque de ira, prende fuego al teatro donde trabaja Milagritos y el pintor
muere en su propio incendio.
Una familia de nuevos ricos llega al barrio, los Peluquistáin; ella adora celebrar
soirées en casa en las que interpreta lieder acompañada por un pianista y él llega a
convertirse en ministro del gobierno republicano, aunque huyen a Valencia tras el
comienzo de la guerra civil. Fabrizio siente envidia de Gonzalo por su gracia con las
muchachas del barrio, con lo que aprovecha las escaramuzas de la guerra para dispararle
a sangre fría y matarlo. Al enterarse su padre, Marcelino, sufre un ataque al corazón y
muere, al igual que Rufino y el marqués, cansandos ya por el paso del tiempo y los
achaques. Por su parte, Reme pasa la guerra civil en el prostíbulo vecino y vuelve a casa
con aires modernos, fumando y con vestido ajustado por la rodilla, aires que
desaparecen tras una temporada en el seno familiar.
Los vecinos del barrio ayudan a Petra para que, en el antiguo local de Rufino,
instale una administración de loterías a su cargo. Lesmes vuelve entonces al barrio,
ciego a causa de metralla que le alcanzó durante la guerra y ella le perdona, dándole
unas propinas por su música. Mientras los vecinos esperan en la calle la llegada del
nuevo autobús, Julia y la criada de Reme llegan pregonando que les ha tocado la lotería,
con lo que toda la vecindad corre a subirse al autobús para ir a cobrar las ganancias,
aunque el conductor los obliga a bajarse porque tanto peso puede causar un accidente.
Al marcharse, el autobús se atasca en el famoso socavón de las obras de la calle, con lo
463
Capítulo 6. Resistencia
que los vecinos ayudan al conductor a salvar el obstáculo, símbolo de la unidad que han
logrado a base de las dificultades.
Ríos Carratalá encuentra Mi calle una película desigual, donde sobra parte de la
lectura ideológica que propone el director: “los aciertos costumbristas quedan a menudo
eclipsados por una interpretación ideológica y política del pasado inmediato (...) en
términos un tanto burdos” (J.A. Ríos Carratalá, 2003: 65). Lo que no puede negarse es
que, siendo estrenada en 1960, la cinta tenía que cumplir necesariamente las
expectativas de la censura, con lo que una postura ideológica opuesta al régimen
anularía cualquier posibilidad de estreno de la cinta, habida cuenta de que la revista
Film Ideal no ponderó en exceso esta última obra de Neville: “Al llevar las cuartillas al
cine, sólo queda flotando la nostalgia, el desgarro pequeño burgués, la anécdota ínfima
que tiene toda esa gracia sentimentalona y pícara que tan bien maneja el buen escritor
como mediocre cinematografista” 45 . Gómez Tarín no duda en presentar la última cinta
de Neville como:
“Esa cámara popular –tan desconocida en su trabajo y maltratada por la crítica– no olvida
que el cine es un arte de tamaños, distancias y posiciones, y la significante fragmentación
del espacio o el recurso puntual al plano/contraplano o al punto de vista subjetivo –más
cargados de sentido, si cabe, dado su escaso uso en el texto– nos sitúa ante un cineasta que
concede el justo valor a cada encuadre.” (J.L. Castro de Paz, 2002, 162)
Neville opta por las composiciones de Parada para la que sería su última película
¿Por qué? Pese a la amistad que les unía, desde La vida en un hilo Neville había optado
45
F. Martialay, Film Ideal, nº 61, diciembre de 1960. Citado en Pérez Perucha, 1997, p. 488.
464
Laura Miranda
por una larga colaboración con Muñoz Molleda –iniciada ya en 1942 con Correo de
Indias– y alguna puntual con José Ruiz de Azagra o Gustavo Pittaluga. Neville eligió
trabajar con Parada una única vez (su último trabajo como director), para lo que puede
considerarse síntesis de su obra cinematográfica, con continuas referencias nostágicas al
Madrid que tanto le interesó. Tal vez la gran capacidad creadora de temas de Parada,
que en esta época gozaba ya de una gran reputación en el musical y la revista,
convenciese a Neville; no debe obviarse que Parada incluyó en esta película tres
canciones diegéticas que obtuvieron gran éxito en la época. Véase el cuadro de
colaboraciones musicales de Neville en largometrajes, donde se aprecia la importancia
que éste le confirió a la música en cada una de las intervenciones según el carácter o
temperamento de la película, con nombres como Eduardo Toldrá, Gustavo Pittaluga o el
mismo Rodolfo Halffter:
465
Capítulo 6. Resistencia
Laura Miranda
467
Capítulo 6. Resistencia
Esta idea de nostalgia aparece también latente en la tonalidad de Sol, que pivota
entre los modos mayor y menor, donde abundan los acordes de tónica con 6ª añadida.
De hecho, aunque la partitura se mantiene durante los primeros 18 compases en el modo
mayor (Tranquilo), Parada resuelve muchas situaciones armónicas en la tónica
minorizada. Esta condición de inestabilidad, proclive a la melancolía, se vuelve patente
en el cambio a sol, con un tempo Poco más movido que, no obstante, cuando la letra de
la canción y las imágenes muestran la cadencia más pausada de las parejas por el
Manzanares durante el fin de semana, ilustra los carruajes de caballos paseando por la
Castellana. Un escueto cambio a Sib da paso a la intimidad de las callejuelas del Madrid
de los Austrias y resuelve en un Sol final en ritardando cuando la pareja llega al portal
de la casa, antes de volver a recordar los compases en Tranquilo del comienzo del
número, concluyendo en un acorde de V/IIb, que marca el vibráfono y separa el número
del siguiente bloque narrativo. El vibráfono marcará el cambio de tempo en la película
o, lo que viene a ser lo mismo, sus situaciones argumentales. Mediante un par de
acordes, Parada señala el cambio de escenario y se adivina una nueva situación (en
general, cómica) que protagoniza la calle.
Ejemplo 6.39. Acordes del vibráfono que dan paso a la primera escena
468
Laura Miranda
469
Capítulo 6. Resistencia
6:17 Paulina
470
Laura Miranda
CORTE ESCENA
12:51 Lesmes 2/4 - Balada de Madrid en organillo
13:02 Petra (diegético)
CORTE ESCENA
17:13 Trigo Allegro, 2/4 Re-Fa-Sib-Fa-
pentatónica Fa
CORTE ESCENA
18:32 Petra y 2/4 Balada de Madrid en organillo
Lesmes (diegético)
Pablo: Os advierto que como vuelva a ver ese perro por aquí lo descuartizo y lo vendo
como cordero.
471
Capítulo 6. Resistencia
472
Laura Miranda
473
Capítulo 6. Resistencia
de bolero en oboes, violines 1º y violas en do, con un ritmo muy marcado en el piano,
ya anticipado también por la cuerda.
La última aparición del tema de la balada viene de la mano de Lesmes, ciego a
causa de la metralla, lo cual le obliga a volver a su antiguo empleo de organillero
(1:26:33). Esta aparición, casi al final de la cinta y en formato diegético, ilustra la
inmovilidad social pese a los avatares políticos, históricos o sociales, mientras Petra le
da una limosna.
Entrelazados con el tema de la balada, auténtico protagonista musical del barrio
y, por extensión, de la película, aparecen otros dos motivos importantes con continuidad
en la cinta: el motivo de la desolación de Petra ante la indiferencia de Lesmes y el
motivo de los niños, ambos enraizados e interdependientes del tema de la balada. El
primero se presenta en tres bloques a causa de la situación de Petra, embarazada y
sabiendo que Lesmes se ha casado con otra. Por otro lado, los niños corren una suerte
parecida y entrelazan su destino musicalmente con el de Petra en dos ocasiones, puesto
que su único amigo, el perro, ha sido capturado por el perrero y será conducido a una
muerte segura si no consiguen el dinero para su liberación. Los niños, desesperados al
no encontrar a Reverte (el perro), le preguntan a Julia (29:30). La música propone el
motivo de los niños, 3 compases en Allegro con un ritmo gracioso en 2/2 formado por 4
notas (si-do#-mi-fa#) que se repiten en sentido ascendente formando grupos de 4
corcheas, finalizando con un trino en violines 1º y acorde en trompas a modo de llamada
de Reverte. El carácter alegre de la música permite a la audiencia intuir un final feliz,
algo que no ocurre en el caso de Petra, que busca por las calles de la zona a Lesmes.
Aparece entonces el motivo de la desolación, 6 notas diferentes (re-do#-si-la-sol#-fa#)
en grupos de dos corcheas en compás de 2/4 con indicación agógica Lento y triste que
Parada presenta en mi, con una armonía basada en el acorde de tónica con 6ª añadida.
474
Laura Miranda
475
Capítulo 6. Resistencia
de Marx, el escondite del dinero del señor Trigo que no duda en sustituir las tapas por
las de Santa Teresa con la llegada del franquismo. Neville juega con el tiempo como ya
hiciera en La vida en un hilo, donde un tren simula el avance por espacios temporales
paralelos, mientras en Mi calle ese barrio se convierte en las diferentes estaciones por
las que transitan sus personajes hasta bien entrados los años cincuenta.
Neville estudia esta idea de la carnavalización de la sociedad a lo largo del
tiempo, presentando las modificaciones que sufre la calle y sus habitantes. La música se
convierte entonces en elemento imprescindible para satirizar situaciones concretas
donde Neville literalmente “disfraza” a sus personajes sin por ello dejar de identificarse
con las gentes del barrio. El director presenta con gran dosis de humor bodas, carnavales
o soireés y sintetiza toda su obra y su mensaje en un corolario: la condición humana es
una constante que rebasa los límites espacio-temporales y para la que el uso de máscaras
no consigue disimular su naturaleza, incólume en el tiempo.
Neville presenta dos bodas en esta película, cercanas en el tiempo real, aunque
separadas por una generación de personajes, los niños, que ya han crecido junto a los
problemas políticos internacionales tras la gran guerra: por un lado, la boda de Lesmes
(31:48); por otro, la de Pablo con Paulina (55:10). En el primer caso Petra, desesperada
en busca de Lesmes, descubre al doblar la esquina que éste acaba de casarse. La música
acentúa el dolor de la protagonista, a la que venía acompañando el motivo de la
desolación y que ahora se transforma en un número de charanga extradiegética que
carnavaliza la situación. Lesmes, el organillero, aparece ataviado con traje solapa de 3
botones, camisa blanca con el cuello almidonado y clavel blanco, mientras su esposa
luce una espectacular mantilla española, un bouquet de claveles blancos y ambos
saludan a los asistentes congregados a las puertas de la iglesia desde un carruaje tirado
por caballos. Entre la multitud no faltan bombines ni mantillas e incluso algún pañuelo
chulapo y el propio Lesmes –de pie en el carruaje– saluda a los invitados como si de un
torero se tratase, mientras la música presenta un ritmo incesante del tambor de feria que
ridiculiza toda la situación.
Nótese la importancia de que este bloque musical sea extradiegético. Petra,
acompañada por la tristeza de su motivo musical no diegético, se percata de la música
de charanga (confirmándose así su carácter extradiegético) y es testigo de la boda. El
motivo de la protagonista sólo hace referencia a su condición personal y crea un aura de
intimidad en torno al personaje; sin embargo, el cambio extradiegético implica a todo el
476
Laura Miranda
El hecho de que este bloque musical vuelva a emplearse (de nuevo tras los
acordes “mágicos” del vibráfono) en la escena final, cuando los vecinos esperan la
llegada del primer autobús al barrio (1:28:07), nos hace volver a los problemas diarios y
la manera de hacer y sentir de los protagonistas, inamovible en el tiempo. El carácter
477
Capítulo 6. Resistencia
gracioso del número musical, escrito en Sol en tiempo de pasodoble, articula el calor de
la gente del barrio, su unidad y amistad, de nuevo ante una situación de alegría: cupones
premiados de lotería vendidos por Petra a la comunidad, y recuerda por enésima vez,
gracias a un socavón en el asfalto de la calle, que los problemas en grupo son menos
problemas.
El esperpento de las bodas da paso al carnaval de la calle (56:38), con un Don
Florentino travestido y con careta que recuerda la anterior película de Neville, Domingo
de carnaval (1945), donde éste presentaba unos cuadros (con entierro de la sardina
incluído) que parecían tomados de las pinturas de Solana. En este caso, Neville filma el
fervor popular de las gentes acompañado de un bloque musical en Sol y 4/4 que articula
el sentimiento de fiesta.
La música cede en volumen para intimar con el vecino Don Florentino, al que
todo el mundo reconoce pese a su disfraz. Metáfora de la perseverancia de la condición
humana, Parada propone un ritmo de 6/8 en Do, plagado de dominantes secundarias y
con el IV minorizado, que articula el sentimiento de impotencia de Florentino ante su
incapacidad para pasar desapercibido entre sus vecinos, mientras el ritmo incesante de
corchea con puntillo, semicorchea y corchea constatan una y otra vez el reconocimiento
de Rufino, Marcelino y hasta de una niña pequeña, ante lo que Florentino se rinde y
vuelve a casa. Neville propone una nueva versión del carnaval en los años cincuenta
ante el asfaltado de la calle, la muerte del viejo militar y el perro Reverte y, sobre todo,
la llegada de la falda corta, que “había subido el nivel de vida” (1:06:33). La nueva
situación social – también económica y cómica– permite a Parada el empleo de ritmos
jazzísticos en este único bloque musical en Sib, con acordes de I, V y V/V mientras
Fabrizio persigue a las muchachas del barrio y Gonzalito consigue salir con ellas. La
calle se transforma, sus gentes vuelven a disfrazarse con la moda de la época e impera
un nuevo sistema político, pero los problemas personales siguen siendo los mismos. De
478
Laura Miranda
nuevo, Parada recurre al humor para permitirse el empleo de ritmos “modernos” que
hasta entonces sólo había utilizado en la comedia.
Capítulo 6. Resistencia
Julia: En el café del Brillante, donde antes había flamenco, ahora hay cupletistas. Ya
habrá oído usted los cuplés.
Marquesa: En el patio de esta casa no se oye otra cosa desde por la mañana hasta por la
noche... La criada de los del segundo va a hacer carrera. Y no digamos nada de esta
Milagritos que tengo yo en casa, que se los sabe todos.
J: El señorito Gonzalo anda ya polleando por ahí, ¿eh?
M: Es lo natural, está en la edad.
J: (...) Hoy los hombres tienen la vida fácil. Como la mujer se ha emancipado...
M: ¿Se ha emancipado? ¿Y en qué consiste eso, Julia?
J: Pues... en que se han “quitao” el corsé. Ellas se van con los hombres sin llevar al
hombre al “lao”. La hija del astrónomo (...) anda por ahí arrastrando coche...
M: ¡Ah, vamos! Ya comprendo lo de la emancipación.
J: Sí, es amiga de una que baila en el Trianón danzas orientales y que sale con una de
esas... ¡uuuy!
M: ¿No será la Matahari?
J: La misma. Vive en el Palace. Toda esa gente vive en el Palace.
Laura Miranda
en la que Milagritos canta un número musical “a turnos”, secundada por las mujeres de
la vecindad mientras tienden la ropa en el patio de luces (48:46); y la escena en que la
doncella actúa para Gonzalito con un número (1:01:27) que acaba en el ropero con una
actitud más que cariñosa de ambos mientras buscan un disfraz para que ella lo utilice en
su audición.
Para la secuencia del patio de luces, Parada compone una pieza musical titulada
Tomás, Tomás en un aparentemente anodino Do, muy chulapa, donde las mujeres
hablan de un supuesto novio. En el manuscrito original, el compositor incluía 5
compases de prólogo orquestal, aunque en la versión definitiva Parada introduce el
acompañamiento una vez que Milagritos (protagonista de un número cantado por cuatro
mujeres) ha cantado el primer verso. Es interesante la forma de la pieza, de gran
coherencia interna para ser interpretada por cuatro mujeres, de modo que Milagritos
inicia todas las partes principales, siendo un eje de articulación musical:
A a1 Mujer 1 (Milagritos)
a2 Mujer 2
B b1 Milagritos
b2 Mujer 3
A’ a3 Mujer 4
Estribillo 1ª vez Milagritos
2ª vez Todas a coro
Coda Milagritos
Capítulo 6. Resistencia
482
Laura Miranda
Capítulo 6. Resistencia
Triguitos, sino a la de Gonzalo. Neville demuestra así, con mordacidad, que pese a lo
que aparenta el continente, el contenido permanece inamovible ante el paso del tiempo y
la sociedad no han cambiado.
Como puede observase en este análisis musical, Parada articula con sus bloques
musicales (ya sean diegéticos o no, o incluso extradiegéticos) una coherencia tan acorde
con las propuestas nevillianas que me hace pensar en una afinidad con esta “otra”
generación del ‘27, bien sea por amistad, empatía ideológica o ambas. Pese a haber
realizado trabajos con otros compositores, Neville elige a Parada para esta última
película. Tal vez porque consideraba que uno conocía bien el trabajo del otro, o quizás
porque en ese momento de su carrera, más volcado en su faceta como compositor de
revista, Neville pensaba en Parada como el candidato idóneo para cumplir este trabajo,
que exigía gran capacidad de ironía en las composiciones y dotes como escritor de
canciones. Aunque para el grueso de la crítica esta película no es una de las grandes
obras de su director ni de su compositor, propongo una seria revisión de la misma, al
menos desde el punto de vista musicológico. En una época para Parada donde los
avances del medio lo obligaron en cierto modo a desligarse de la composición para cine
con la llegada de los ritmos pop, Neville le brinda una película a su medida; sin duda,
una de las más interesantes de su filmografía, donde la nostalgia por el cine de las
décadas anteriores se enreda con un humor sólo apto para los que se ríen de su propio
destino en una España compleja y convulsa.
484
CONCLUSIONES
Conclusiones
Laura Miranda
488
Conclusiones
abusar de poliacordes o escalas basadas en hexacordos de sabor modal. Aún así, Parada
sentía expecial predilección por el acorde de IIb, que emplea indiscriminadamente, así
como este mismo sobre la dominante (IIb/V) o viceversa (V/IIb). En cualquier caso, el
resultado obtenido alteraba el VI grado de la tonalidad que, junto con el II, presentaban
entonces unas sonoridades tendentes a la nostalgia y la melancolía, muy presentes en la
obra cinematográfica española no sólo de posguerra, sino del primer franquismo. El
permanente e intrasigente intento de recuperación del pasado nostálgico ha sido una
constante del régimen que traspasó los límites del género histórico e impregnó por igual
a la comedia, las adaptaciones literarias, el cine negro o el religioso y para el que la
música significó un arma de primer orden.
Parada desarrolla una serie de recursos frecuentes en el entramado fílmico del
primer franquismo, entre los que se encuentran el uso del leitmotiv, el “color local” o el
mickeymousing, a la par que hace un uso convencional de las diferentes funciones de la
música en el audiovisual, aunque tal vez las más empleadas sean, por los
condicionamientos visuales de la diégesis clásica, la función estructural (en
sobreimpresiones o ensamblaje de diferentes escenas), la función metatextual (bien
empleando la música, bien el silencio musical o incluso el ruido como parte de la banda
sonora para expresar y hacer sentir al espectador lo que la imagen calla) y la función
estética (subrayando la música el contexto de la película).
En esta tesis he profundizado en la figura de Manuel Parada como compositor
cinematográfico, mostrando que los estudios sobre su obra fílmica son insuficientes y
no siempre bien documentados. El gusto del autor por temas o motivos de un número
irregular de compases demuestra la importancia del formato cinematográfico como su
propia vía de evasión de la regularidad de las formas clásicas. El empleo de pasodobles,
pavanas, mazurcas, habaneras y un sinfín de danzas “zarzueleras” tiende un puente entre
su labor en el género chico y el fílmico. Un número interesante de películas sobrepasan
la frontera de la tonalidad y plantea la influencia de la banda sonora en la
caracterización psicológica de los personajes, relacionándola con su trabajo incidental
para el teatro y las propuestas coetáneas a nivel internacional. El empleo de ritmos
jazzísticos “nocivos” en la posguerra con la excusa de usarse en géneros “irrelevantes”
y superficiales, caso de la comedia, o el uso de instrumentaciones adaptadas a las
necesidades de cada película, no sólo de la formación orquestal postromántica, revelan
489
Laura Miranda
490
Conclusiones
491
Laura Miranda
492
EL ESCÁNDALO (J.L. Sáenz de Heredia, 1943) MARIONA REBULL (J.L. Sáenz de Heredia, 1947) EL GRAN GALEOTO (Rafael Gil, 1950)
S SILENCIO MUSICAL
D DIEGÉTICA
ND NO DIEGÉTICA
ED EXTRADIEGÉTICA
Duración Duración
Inicio/Fin S D ND ED Inicio/Fin S D ND ED
escena escena
Cuadro 5.2. Gráficos cine religioso
0:00:00 0:00:00
0:01:41 0:01:33
0:01:41 0:01:33
REL RELIGION 0:01:41 AMB AMBIENTACION 0:01:33
0:00:03 0:01:21
MUE MUERTE 0:01:44 AMO AMOR 0:02:54
CON CONFLICTO 0:01:44 REL RELIGION 0:02:54
0:01:00 REL 0:01:25 AMB
BUS BUSQUEDA 0:02:44 ESC ESCOBA 0:04:19
AMO AMOR 0:02:44 RAZ RAZA 0:04:19
0:04:45 0:00:14
FOL FOLKLORE 0:07:29 MUE MUERTE 0:04:33
0:07:29 0:04:33
0:00:13 REL 0:00:30 AMB
0:07:42 0:05:03
0:07:42 0:05:03
0:00:40 0:03:07
0:08:22 0:08:10
0:08:22 0:08:10
0:00:43 REL 0:00:35 AMB
0:09:05 0:08:45
0:09:05 0:08:45
0:00:45 0:01:56 AMB
0:09:50 0:10:41
0:09:50 0:10:41
0:01:31 REL 0:01:36
0:11:21 0:12:17
0:11:21 0:12:17
0:01:15 0:02:15 AMB
0:12:36 0:14:32
0:12:36 0:14:32
0:00:29 REL 0:00:15
0:13:05 0:14:47
0:13:05 0:14:47
0:01:00 0:01:15 AMO
0:14:05 0:16:02
0:14:05 0:16:02
0:00:39 REL 0:01:20
0:14:44 0:17:22
0:14:44 0:17:22
0:01:16 0:01:37 AMO
0:16:00 0:18:59
0:16:00 0:18:59
0:01:08 REL 0:04:16
0:17:08 0:23:15
0:17:08 0:23:15
0:00:39 0:00:31 REL
0:17:47 0:23:46
0:17:47 0:23:46
0:00:46 REL 0:00:48
0:18:33 0:24:34
0:18:33 0:24:34
0:03:42 0:00:21 REL
0:22:15 0:24:55
0:22:15 0:24:55
0:02:00 MUE/REL 0:00:56
0:24:15 0:25:51
0:24:15 0:25:51
0:09:27 0:01:02 ESC
0:33:42 0:26:53
0:33:42 0:26:53
0:01:18 REL 0:01:33
0:35:00 0:28:26
0:35:00 0:28:26
0:00:01 0:02:09 REL
0:35:01 0:30:35
0:35:01 0:30:35
0:00:40 CON/REL 0:02:01
0:35:41 0:32:36
0:35:41 0:32:36
0:02:03 0:01:35 AMB
0:37:44 0:34:11
0:37:44 0:34:11
0:00:45 REL 0:00:16 AMB
0:38:29 0:34:27
0:38:29 0:34:27
0:00:02 0:01:47
0:38:31 0:36:14
0:38:31 0:36:14
0:01:14 CON/REL 0:00:51 REL
0:39:45 0:37:05
0:39:45 0:37:05
0:00:13 0:01:38
0:39:58 0:38:43
0:39:58 0:38:43
0:00:48 CON/REL 0:01:45 REL
0:40:46 0:40:28
0:40:46 0:40:28
0:07:52 0:00:11
0:48:38 0:40:39
0:48:38 0:40:39
0:00:53 BUS 0:00:06 ESC
0:49:31 0:40:45
0:49:31 0:40:45
0:03:11 0:00:16
0:52:42 0:41:01
0:52:42 0:41:01
0:04:45 AMO/REL 0:00:13 ESC
0:57:27 0:41:14
0:57:27 0:41:14
0:00:52 REL/FOL 0:00:14
0:58:19 0:41:28
0:58:19 0:41:28
0:00:22 0:00:09 ESC
0:58:41 0:41:37
0:58:41 0:41:37
0:00:02 REL/FOL 0:02:45
0:58:43 0:44:22
0:58:43 0:44:22
0:00:53 0:00:40 RAZ
0:59:36 0:45:02
0:59:36 0:45:02
0:01:43 CON 0:00:46
1:01:19 0:45:48
1:01:19 0:45:48
0:01:38 0:00:29 RAZ
1:02:57 0:46:17
1:02:57 0:46:17
0:00:09 CON 0:03:43
1:03:06 0:50:00
1:03:06 0:50:00
0:00:37 0:00:45 REL
1:03:43 0:50:45
1:03:43 0:50:45
0:02:07 REL/FOL 0:00:51
1:05:50 0:51:36
1:05:50 0:51:36
0:00:21 0:01:52
1:06:11 0:53:28
1:06:11 0:53:28
0:00:17 MUE 0:00:13 REL
1:06:28 0:53:41
1:06:28 0:53:41
0:06:54 0:01:11
1:13:22 0:54:52
1:13:22 0:54:52
0:01:16 MUE 0:03:10 REL
1:14:38 0:58:02
1:14:38 0:58:02
0:00:11 0:03:21
1:14:49 1:01:23
1:14:49 1:01:23
0:01:35 MUE 0:00:49 REL
1:16:24 1:02:12
1:16:24 1:02:12
0:00:02 0:01:05
1:16:26 1:03:17
1:16:26 1:03:17
0:02:12 MUE 0:00:34 AMB
1:18:38 1:03:51
1:18:38 1:03:51
0:00:54 0:02:41
1:19:32 1:06:32
1:19:32 1:06:32
0:00:12 CON 0:00:36 REL
1:19:44 1:07:08
1:19:44 1:07:08
0:00:34 REL/MUE 0:00:30
1:20:18 1:07:38
1:20:18 1:07:38
0:03:42 0:00:20 REL
1:24:00 1:07:58
1:24:00 1:07:58
0:00:22 BUS 0:01:23
1:24:22 1:09:21
1:24:22 1:09:21
0:03:25 0:01:41 REL
1:27:47 1:11:02
1:27:47 1:11:02
0:00:56 MUE 0:00:21
1:28:43 1:11:23
1:28:43 1:11:23
0:02:47 0:03:53 REL
1:31:30 1:15:16
1:31:30 1:15:16
0:01:31 BUS 0:01:44
1:33:01 1:17:00
1:33:01 1:17:00
0:00:02 0:00:40 AMB
1:33:03 1:17:40
1:33:03 1:17:40
0:01:08 MUE/REL 0:03:26
1:34:11 1:21:06
1:34:11 1:21:06
0:01:18 0:00:44 REL
1:35:29 1:21:50
1:35:29 1:21:50
0:00:59 BUS/REL 0:02:07
1:36:28 1:23:57
1:36:28 1:23:57
0:01:32 0:01:51 REL
1:38:00 1:25:48
1:38:00 1:25:48
0:00:48 CON/REL 0:01:30
1:38:48 1:27:18
1:38:48 1:27:18
0:03:12 MUE/REL 0:01:40 REL
1:42:00 1:28:58
1:28:58
0:02:41
1:31:39
1:31:39
0:01:11 MUE
1:32:50
1:32:50
0:01:08
1:33:58
1:33:58
0:00:24 REL
1:34:22
LA CALLE SIN SOL (Rafael Gil, 1948) UNA MUJER CUALQUIERA (Rafael Gil, 1949)
Duración Duración
Inicio/Fin S D ND ED Inicio/Fin S D ND ED
escena escena
SILENCIO MUSICAL 0:00:00 SILENCIO MUSICAL 0:00:00
0:01:28 0:01:34
0:01:28 PRO PROSTITUCIÓN 0:01:34
AMO AMOR 0:01:29 0:01:36
0:02:02 0:01:52 HIJ
PAS PASADO 0:03:31 HIJ HIJO 0:03:28
CRI CRIMEN 0:03:32 CAL CALLE 0:03:29
0:00:23 C. LOC 0:01:58 PRO
VER VERBENA 0:03:55 ASE ASESINATO 0:05:27
C. LOC "COLOR LOCAL" 0:03:57 ODI ODIO A LUIS 0:05:28
0:02:36 0:00:19
0:06:33 AMO AMOR 0:05:47
0:07:02 DES DESAMPARO 0:05:48
0:01:04 0:01:36 PRO
0:08:06 C. LOC "COLOR LOCAL" 0:07:24
0:08:07 0:07:24
0:01:38 0:00:07 CAL
0:09:45 THE THEREMIN 0:07:31
0:09:48 CAL CALLE 0:08:10
0:01:17 C. LOC 0:00:29 CAL
0:11:05 NIE NIEVES 0:08:39
0:11:06 0:08:40
0:02:43 0:01:15 PRO
0:13:49 0:09:55
0:13:50 0:09:56
0:00:05 0:00:07 CAL
0:13:55 0:10:03
0:13:56 0:11:40
0:01:46 0:00:14 CAL
0:15:42 0:11:54
0:16:18 0:12:59
0:02:41 0:00:48 CAL
0:18:59 0:13:47
0:19:05 0:13:47
0:01:58 0:01:50
0:21:03 0:15:37
0:21:34 0:15:38
0:00:51 0:01:47
0:22:25 0:17:25
0:22:26 0:17:26
0:00:11 C. LOC 0:01:45
0:22:37 0:19:11
0:22:38 0:19:11
0:00:32 0:00:53 ASE
0:23:10 0:20:04
0:23:14 0:20:05
0:00:32 0:01:03 ASE
0:23:46 0:21:08
0:23:47 0:21:08
0:01:53 0:00:10 ASE
0:25:40 0:21:18
0:25:41 0:21:19
0:01:07 0:00:00 ASE
0:26:48 0:21:19
0:26:50 0:21:33
0:00:58 0:00:47 CAL
0:27:48 0:22:20
0:27:50 0:22:54
0:03:39 AMO / PAS 0:00:52
0:31:29 0:23:46
0:32:08 0:23:47
0:00:20 PAS 0:02:03
0:32:28 0:25:50
0:32:34 0:25:56
0:01:16 0:00:11 CAL
0:33:50 0:26:07
0:33:50 0:27:06
0:01:10 0:00:50 ODI
0:35:00 0:27:56
0:35:01 0:29:53
0:02:28 0:00:40 ODI
0:37:29 0:30:33
0:37:30 0:31:32
0:05:41 0:00:29
0:43:11 0:32:01
0:43:12 0:33:06
0:00:41 CRI 0:01:29 CAL
0:43:53 0:34:35
0:43:53 0:34:57
0:00:16 CRI 0:00:25
0:44:09 0:35:22
0:44:10 0:35:22
0:02:04 0:03:54
0:46:14 0:39:16
0:46:15 0:39:40
0:00:38 0:00:25 CAL
0:46:53 0:40:05
0:46:54 0:40:05
0:01:42 0:04:25
0:48:36 0:44:30
0:48:37 0:44:32
0:00:53 0:01:04 AMO
0:49:30 0:45:36
0:49:31 0:45:37
0:01:07 0:01:38 RUIDOS
0:50:38 0:47:15
0:50:38 0:47:15
0:00:31 0:00:33 DES
0:51:09 0:47:48
0:51:11 0:47:49
0:01:34 0:02:01
0:52:45 0:49:50
0:52:45 0:50:00
0:00:51 0:00:18 DES
0:53:36 0:50:18
0:53:36 0:50:18
0:00:48 0:01:56
0:54:24 0:52:14
0:54:24 0:52:14
0:00:24 CRI 0:01:48
0:54:48 0:54:02
0:55:50 0:52:17
0:00:24 CRI 0:00:27 AMO / DES
0:56:14 0:52:44
0:56:15 0:54:02
0:00:30 0:00:17 CAL
0:56:45 0:54:19
0:56:55 0:54:19
0:00:29 0:00:48
0:57:24 0:55:07
0:57:24 0:55:08
0:00:11 CRI 0:00:29 CAL
0:57:35 0:55:37
0:58:04 0:55:37
0:00:09 AMO 0:00:51
0:58:13 0:56:28
0:58:15 0:56:28
0:01:48 0:01:26
1:00:03 0:57:54
1:00:03 0:57:54
0:01:23 CRI 0:00:27 AMO
1:01:26 0:58:21
1:01:27 0:58:42
0:00:12 0:00:27 AMO
1:01:39 0:59:09
1:01:40 0:59:10
0:02:25 CRI / AMO / PAS 0:02:05
1:04:05 1:01:15
1:04:06 1:01:15
0:03:45 0:01:17
1:07:51 1:02:32
1:07:52 1:02:34
0:00:29 AMO 0:00:31
1:08:21 1:03:05
1:08:22 1:04:07
0:01:34 0:00:55 CAL / DES
1:09:56 1:05:02
1:09:56 1:05:44
0:01:46 AMO / PAS 0:01:49 NIE
1:11:42 1:07:33
1:11:45 1:07:33
0:01:35 0:02:24
1:13:20 1:09:57
1:13:18 1:09:58
0:00:15 CRI 0:00:12 C. LOC
1:13:33 1:10:10
1:13:34 1:11:18
0:02:31 0:00:43 AMO / DES
1:16:05 1:12:01
1:16:06 1:12:01
0:01:19 VER 0:01:37
1:17:25 1:13:38
1:17:27 1:13:39
0:02:43 CRI 0:01:44 C. LOC
1:20:10 1:15:23
1:20:11 1:15:48
0:01:11 0:01:04
1:21:22 1:16:52
1:21:23 1:16:52
0:05:20 0:01:40
1:26:43 1:18:32
1:26:44 1:18:34
0:01:24 0:01:19 CAL
1:28:08 1:19:53
1:28:08 1:19:53
0:00:38 0:01:17
1:28:46 1:21:10
1:28:51 1:21:10
0:01:59 CRI / AMO / PAS 0:01:14 AMO
1:30:50 1:22:24
Duración Duración
Inicio/Fin S D ND ED Inicio/Fin S D ND ED
escena escena
Cuadro 6.2. Gráficos cine comedia
Bibliografía
504
Laura Miranda
505
Bibliografía
506
Laura Miranda
507
Bibliografía
508
Laura Miranda
509
Bibliografía
Mas Arrondo, A. (2004). Acercar el cielo. Itinerario espiritual con Teresa de Jesús.
Santander: Sal Terrae
Medina, E. (2000). Cine negro y policíaco español de los años cincuenta. Barcelona:
Laertes
Méndez-Leite, F. (1965). Historia del cine español (2 vol.). Madrid: Rialp
Mera, D. y D. Burnand (2006). European film music. Hampshire: Ashgate
Mera, D. (2009). “Reinventing Question Time”. En D. B. Scott (ed.), The Ashgate
research companion to popular musicology. Surrey: Ashgate
Mira, A. (2008). Miradas insumisas. Gays y lesbianas en el cine. Barcelona y
Madrid: Egales Editorial
Miranda González, L. (2007). El compositor Manuel Parada y el cine patriótico de
autarquía: de Raza a Los últimos de Filipinas. Cuadernos de Música Iberoamericana
14: 195-227
Miranda, L. (2009). “La música en el cine policíaco de Edgar Neville: del
cosmopolitismo hollywoodiense al casticismo de posguerra”. Propuesta de análisis
audiovisual. Revista de Musicología XXXII (2): 685-700
Miranda, L. (2011). “Cine de cruzada en España: creación musical cinematográfica
para un Imperio”. En C. Alonso (ed.), Creación musical, cultura popular y construcción
nacional en la España contemporánea, p. 143-167. Madrid: ICCMU
Modleski, T. (1991). Feminism without women: cultura and criticism in a
postfeminist age. Nueva York: Routledge
Montero, M. (2002). “Cine para la cohesión social en el primer franquismo”. En J. C.
Ruedad Laffond y otros (ed.), Ver cine. Los públicos cinematográficos en el siglo XX, p.
175-189. Madrid: Rialp
Monterde, J. E. (coord.) (1999). Ficciones históricas: el cine histórico español.
Madrid: Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España
Monterde, J. E. (2009). “El cine de autarquía (1939-1950)”, p. 181-238. En R.
Gubern et al. (ed.) Historia del cine español. Madrid: Cátedra (6ª ed. ampliada)
Monterde, J. E. y C. Torreiro (coords.) (1997). Historia general del Cine. Europa y
Asia (1929-1945). Madrid: Cátedra
Moser, H. J. (1965). Teoría general de la música. México DF: Unión Tipográfica
Editorial Hispano-Americana
Mulholland, T. (2001). “Television: Opiate of the masses”. The journal of Cognitive
Liberties, vol. 2, 2: 59-66
Mundy, J. (1999). music on screen: from the Hollywood to music video. Manchester:
Manchester University Press
Navarrete Cardero, J. L. (2003). La españolada y Sevilla. Sevilla: Padilla Libros
Nieto, J. (1996). La música para la imagen. La influencia secreta. Madrid: SGAE
O’Brien, C. (2005). Cinema’s conversion to sound. Technology and film style in
France and the US. Bloomington and Indianapolis: Indiana University Press
Ogas, J. (2010). La música para piano en argentina (1929-1983). Mitos, tradiciones
y modernidades. Madrid: ICCMU
Olarte, M. (2005). La música en los medios audiovisuales. Salamanca: Plaza
Universitaria Ediciones
Olarte, M. (2009). Reflexiones en torno a la música y la imagen desde la musicología
española. Salamanca: Plaza Universitaria Ediciones
Ortiz, A. (2001). “La comedia española de los años cuarenta: una producción
diferenciada”. En L. Fernández Colorado, M. Pastor (eds.), La herida de las sombras.
El cine español en los años cuarenta (VII Congreso de la AEHC), pp. 115-125. Madrid:
510
Laura Miranda
511
Bibliografía
512
Laura Miranda
513
Bibliografía
BIBLIGRAFÍA DIGITAL
Álvarez Rodríguez, Mª V. “El Escándalo de José Luis Sáenz de Heredia”.
http://www.liceus.com/cgi-bin/ac/pu/EL%20ESCANDALO.pdf
Ríos Carratalá, J.A. (2000). El humor en España. Carlos Arniches y Edgar Neville.
www.cervantesvirtual.com
ZUMALDE ARREGUI, I. “Los sonidos de la reconciliación. Estudio comparativo de
dos versiones de La aldea maldita de Florián Rey” en
http://www.biblioteca.org.ar/libros/89867.pdf
DISCOGRAFÍA
Clásicos del cine español Vol. 1 - Juan Quintero (1998). Madrid: Fundación Autor
Clásicos del Cine Español Vol. III - Manuel Parada (2000). Madrid: Fundación
Autor
514