Discapacidad Auditiva
Discapacidad Auditiva
Discapacidad Auditiva
-2353-E-15
LA FORMACION RELIGIOSA
Y EL SIJETO DE LA EDUCACION ESPECIAL
MODALIDAD: Grupal
ESTUDIANTES:
Puthuparambil, Moncy
Sajama, Marta
Tomamos de punto de partida el artículo de la ley 22.431/81 el cual dice: “Entiéndase por
persona con discapacidad, a los efectos de la presente norma, a toda persona que padezca una
alteración funcional permanente, transitoria o prolongada, física, sensorial o mental, que en
relación a su edad y medio social implique desventajas considerables para su adecuada
integración familiar, social o laboral.”
Así, los alumnos y alumnas con discapacidad auditiva son aquellos que tienen una
audición deficiente que afecta a ambos oídos o las pérdidas unilaterales (un solo oído) permiten
una audición normal, no presentando necesariamente alteraciones en el lenguaje.
1.-Comcepto
Es la dificultad o imposibilidad de utilizar el sentido del oído. En términos de la capacidad
auditiva, se habla de hipoacusia y de sordera.
Por lo que es una dificultad que presentan algunas personas para participar en actividades
propias de la vida cotidiana, que surge como consecuencia de la interacción entre una dificultad
específica para percibir a través de la audición los sonidos del ambiente y dependiendo del grado
de pérdida auditiva, los sonidos del lenguaje oral, y las barreras presentes en el contexto en el que
se desenvuelve la persona.2
Respecto de las barreras, estas son de distinto tipo, entre las más frecuentes se pueden
encontrar:
La cercanía o distancia de las fuentes auditivas. Si los sonidos son débiles o distantes, se
presentará dificultad para su discriminación.
La interferencia de sonidos de distinto tipo. Cuando los lugares presentan mucho ruido
ambiental se tendrán dificultades para captar los mensajes.
Las dificultades asociadas al lenguaje oral o escrito. Si una persona posee una pérdida
auditiva severa o profunda y sólo se usa como forma de comunicación el lenguaje oral y/o
2. Causas
El origen de una deficiencia en el sentido de audición se puede dar de distintas maneras,
las cuales han sido clasificadas en tres tipos:
Hereditarias: en caso de que uno o ambos padres hayan transmitido el déficit auditivo al
bebé a través de los genes.
Adquiridas: cuando el problema auditivo nace durante el transcurso de la vida normal del
individuo por diversos motivos, por ejemplo enfermedades, caídas, usar audífonos con
volumen alto, etc. Otra causa adquirida es la que afecta especialmente a los trabajadores
expuestos a ruidos de tipo industrial, a pesar de existir normativas de protección en esta
materia, y la pérdida auditiva que se relaciona con el envejecimiento.
Congénitas: cuando la deficiencia se adquiere durante el embarazo o parto, ya sea por el uso
de medicamentos en la madre, enfermedades como sarampión o rubéola (también en la
madre), traumas del parto, nacimiento prematuro, etc.3
3. Clasificación
Existen diferentes formas para evaluar cuanto oye una persona. Entre estas están la
impedanciometría, la medición a través de potenciales evocados y el examen denominado
audiometría, que es el método más frecuente para medir la audición. Sea cual sea el método
escogido, la unidad de medida que se utiliza para determinar cuánto oye una persona es el
“decibel” o simplemente el “dB”. Para hacerse una idea de lo que indican los decibeles, se verán
algunos sonidos expresados en dB.
De acuerdo con el lugar de la lesión, las pérdidas auditivas se clasifican del siguiente
modo:
4. Características
Algunas conductas que se pueden observar para saber si el niño pudiera tener un problema
auditivo:
Un niño pequeño que después de los dos meses no muestra sobresalto ante
cualquier ruido del ambiente.
Suele hacer mucho ruido cuando juega.
Un niño que al año de edad no balbucea o no voltea ante sonidos familiares.
Un niño que a los dos años da la impresión de que sólo entiende órdenes sencillas
si no está mirando.
Un niño que a los tres años no es capaz de repetir frases de más de dos palabras.
Un niño que, cumplidos los cuatro años, no sabe platicar espontáneamente lo que
pasa.
Cualquier niño que hable mal y que no se le entienda lo que dice a partir de los
cuatro años.
5. Aplicación Pedagógica
Orientaciones generales para el diseño de la respuesta educativa:
Tenga presente en todo momento, que el proceso de desarrollo del lenguaje oral de niños con
dificultades auditivas, puede ser muy distinto al de niños y niñas oyentes. Los niños y niñas que
presentan pérdidas auditivas severas y profundas, se enfrentan al difícil problema de lograr
acceder a un lenguaje que no pueden oír. Su desarrollo por tanto, no es un proceso natural y
simple producto de la vivencia y experiencia en situaciones de comunicación, por lo que
constituye un difícil aprendizaje. Por otra parte, aún cuando logren articular o pronunciar el
lenguaje oral, la falta de audición genera imprecisiones que dificultan la comprensión de los
oyentes. Por esta razón, es importante que utilice en la medida de lo posible la lengua de señas y
todas las formas de comunicación que se estimen pertinentes.7
Algunos Consejos
Con independencia del código comunicativo elegido (oral, gestual o bilingüe) la familia debe
ser un agente activo y competente en dicho código, implicando a un entorno lo más amplio
posible, con objeto de generalizar las interacciones comunicativas.
Por lo que la familia y la escuela son los ámbitos donde con más facilidad se puede detectar
signos o síntomas en el comportamiento del niño o la niña que nos aporten indicios o sospecha
de la presencia de una deficiencia auditiva. A la vista de estas señales de alerta, es prioritario
consultar con un especialista que confirme o descarte la presencia de patologías auditivas.
ANEXO
HIPOACUCIA
(Perdida Leve)
DISCAPACIDAD
AUDITIVA SORDERA
Causa (Perdida Severa)
De acuerdo a la
pérdida Auditiva
-EJE FUNDAMENTAL-
BIBLIOGRAFIA