Las Vanguardias
Las Vanguardias
Las Vanguardias
El término “vanguardista”, de origen bélico, viene a subrayar el carácter beligerante del nuevo
arte, que sienta sus bases en los siguientes principios:
- Autonomía total del arte: Frente al arte realista y al concepto de verosimilitud nace el
concepto de “arte por el arte” que significa una independencia total con la realidad y la
naturaleza. El artista es un genio creador capaz de percibir la realidad desde otros ángulos y
trasmitirla.
Estos movimientos se desarrollan desde dos postulados filosóficos diferentes a partir del 1907:
La profunda crisis de valores del cambio de siglo conduce a un rechazo de la razón por
considerarla incapaz para comprender la vida, por ello se da primacía a lo irracional, a lo
inconsciente.
El dadaísmo: la primera guerra mundial supuso una crisis tal de valores que los dadaístas
consideraban que sólo la protesta, el irracionalismo, la negación absoluta, la anarquía eran las
respuestas coherentes a la estupidez del mundo. Se trata de la más violenta negación de la
tradición artística. Tristán Tzara representa el dadaísmo literario y a él se le debe el nombre del
movimiento, derivado de una palabra, dadá, arbitraria y sin significado. Dadá comparte con los
otros ismos el mismo deseo de ruptura, el gusto por la provocación y el escándalo. Nota
predominante del dadaísmo es su sentido del humor. Sus seguidores no se toman nada en
serio, ni siquiera el arte.
El surrealismo: en 1924 el poeta André Breton publicaba en París el Primer Manifiesto del
Surrealismo. El nuevo movimiento heredaba de su antecesor, Dadá, la idea de que la razón no
es más que un molesto impedimento que obstaculiza el desarrollo de la creatividad. Es el
movimiento vanguardista de máxima trascendencia y con vocación de perdurabilidad. Aboga
por la libertad del artista desde dos dimensiones:
- Desde el inconsciente, sacando a relucir el mundo onírico que forma parte del ser humano.
Escapismo a través de los sueños. Influencia de Sigmund Freud y su obra La interpretación de
los sueños. A partir de las teorías de Freud, surgen tendencias como la escritura automática
(libre del control del yo) o el fluir de la conciencia (visible en el monólogo interior). En el
ámbito de la novela se adoptaron muchas de sus ideas en torno al psicoanálisis.
- Desde la sociedad, en donde el hombre tiene que romper los lazos que lo unen con el medio,
el artista es un ser libre que no se identifica con la sociedad burguesa y se revela contra la
opresión y la injusticia social. Influencia del Marxismo que recorre Europa e inspira en los
artistas un ansia de libertad social.
Esto se reproduce en la liberalización del lenguaje que se aleja del funcionamiento lógico y
crea nuevas imágenes y conceptos a través de asociaciones semánticas que generan metáforas
e imágenes. La influencia surrealista fue extraordinaria, ya que filtra todas las vanguardias y
otorga una dimensión creativa. Será un movimiento que afectará a todas las artes, y entre ellas
a la Literatura, provocando la revolución del lenguaje de la prosa y la lírica.
En España fueron destacados surrealistas Luis Buñuel y Salvador Dalí. En literatura sobresalen
algunas obras de Rafael Alberti, García Lorca, Cernuda y Aleixandre. En la posguerra se
continuará cultivando a través del movimiento postistas, y en los años sesenta recobrará, de
nuevo, su vigor.
El Ultraísmo tuvo como primer impulsor a Rafael Cansinos Sáenz que publica el primer
manifiesto del movimiento en 1918 y su principal representante es Ramón Gómez de la Serna.
En realidad el Ultraísmo recoge ingredientes de las diversas vanguardias (sobre todo del
Cubismo, el Futurismo, del Dadaísmo y del Creacionismo) con la intención de crear caminos
diferentes a los ya muy trillados del Modernismo. Utilizó como cauces de expresión las
numerosas revistas literarias que se editan. Los rasgos de la estética ultraísta son los mismos
que los ya mencionados para otras vanguardias: el anhelo de la experimentación formal y
temática, al tiempo que se muestra una abierta hostilidad de la tradición precedente. La vida
del Ultraísmo fue efímera, mediada la década de los veinte se considera extinguida, pero
aportó nuevos horizontes estéticos que posteriormente aprovecharon los poetas de la
Generación del 27, alguno de ellos participantes activos del movimiento con importantes
contribuciones como Federico García Lorca en Poeta en Nueva York o Vicente Aleixandre en La
destrucción o el amor.
Figuras ultraístas destacables son la de Jorge Luis Borges y la de Guillermo de Torre, autor de
un libro fundamental para la comprensión del Vanguardismo español: Literaturas europeas de
vanguardia (1925).