Manual DDHH Policia
Manual DDHH Policia
Manual DDHH Policia
El presente Manual ha sido aprobado durante la gestión del Excelentísimo Señor Ministro de Gobierno,
Lic. Alfredo Rada Vélez, del Señor Comandante General de la Policía Nacional de Bolivia, Gral. Miguel
Alfonso Gemio Urrutia y del Señor Subcomandante General y Jefe del Estado Mayor Policial de la Policía
Nacional de Bolivia, Gral. Rolando Caballero Romano.
La elaboración y coordinación del Manual estuvo a cargo del Teniente Coronel DEAP Eduardo Andrés
Vidaurre Clavel junto con Jefes, Oficiales, Suboficiales, Clases y Policías instructores en Derechos Hu-
manos.
Nuestro especial agradecimiento al apoyo y asesoramiento técnico de la Delegación Regional del Comi-
té Internacional de la Cruz Roja para Bolivia, Ecuador y Perú en el marco de su Programa para Fuerzas
Policiales y de Seguridad.
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
PRESENTACION
DEL COMANDANTE
GENERAL DE LA
POLICIA NACIONAL
DE B0LIVIA
Sub comandante
general y jefe
de estado mayor
policial
General Rolando Caballero Romano
Bajo esa dinamica con cooperacion de la cruz roja internacional cicr, se ha ela-
borado “el manual de tecnicas basicas de intervencion policial en el contexto de
los derechos humanos”, instrumento normativo que tiene por finalidad orientar a
los miembros de la policia nacional en la forma de realizar actuaciones y procedi-
mientos policiales rutinarios y extraordinarios, en el marco del respeto y protec-
cion de los derechos humanos.
〉〉 Introducción
A
ntes de iniciar el estudio de las Técnicas
Básicas de Intervención Policial en el Con-
texto de los Derechos Humanos, que debe
conocer y practicar todo policía profesional
Trabajando siempre junto a la comunidad,
de manera clara y visible, es el representan-
te del Estado más accesible a la sociedad.
Es el Estado en cada esquina, dispuesto a
en su servicio diario a la comunidad, es restablecer el orden público en todas las
imprescindible que reflexiones por un mo- ocasiones.
mento sobre quién eres, cómo eres, cuál es
tu papel como policía y cuál es la mejor ma- La población debe ver en todo policía a al-
nera de ejecutar tu trabajo. guien en quien pueda confiar y contar en
todos los momentos, pues su misión es la
En primer lugar, es necesario resaltar que el de servir y proteger a la comunidad.
policía es un ciudadano que cuando cum-
ple su labor está en contacto directo con La violación de los Derechos Humanos no
otros ciudadanos como él, todos miembros puede contribuir de ninguna manera al
de la misma sociedad, incluidos también mantenimiento del orden público y la se-
los eventuales ciudadanos infractores de la guridad; por el contrario, agudiza su dete-
ley. El policía es un ciudadano común de la rioro. El respeto de los Derechos Humanos
sociedad, diferenciado por su preparación por parte de los policías, además de ser un
y entrenamiento para estar al servicio de la imperativo legal y ético, es también una exi-
población. gencia práctica en la aplicación de la ley.
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Cuando la población ve que su policía res- La profesión del policía es, sin duda, una
peta, defiende y apoya los Derechos Huma- profesión honorable que además resulta
nos: absolutamente indispensable para el buen
funcionamiento de una sociedad demo-
• Se fomenta la confianza y se propi- crática. Debemos estar orgullosos de que
cia la cooperación de la comunidad; nuestra profesión esté reconocida implí-
• Se contribuye a la solución pacífica citamente en la Declaración Universal de
de conflictos y denuncias; los Derechos Humanos hace medio siglo,
• Los procesos judiciales se desarro- y explícitamente en varios instrumentos
llan con eficacia; de Derechos Humanos de las Naciones
• Se considera que la policía forma Unidas, como el Código de Conducta para
parte de la comunidad y realiza una Funcionarios Encargados de hacer cumplir
función social valiosa; la Ley, los Principios Básicos sobre el Em-
• Se sirve a la administración equitati- pleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por
va de justicia y, por consiguiente, se los Funcionarios Encargados de hacer cum-
fomenta la confianza en el sistema; plir la Ley y un sin número de declaraciones
• Se ofrece un ejemplo a la sociedad y directrices.
en lo que se refiere al cumplimiento
de la ley; Es imprescindible hacernos un cuestiona-
• La policía puede estar más cerca de miento constante en cuanto a las conse-
la comunidad y, por ello, en con- cuencias de los actos de los policías, toman-
diciones de prevenir e impedir la do en cuenta que somos los encargados de
comisión de delitos mediante una hacer cumplir la ley. No se debe perder de
labor más dinámica; vista las implicaciones de una decisión to-
• Se obtiene el apoyo de los medios mada de forma inconsecuente y precipita-
de comunicación, de la comunidad da, pues estas decisiones podrían salir del
internacional y de las autoridades contexto ético, mostrar una cierta falta de
políticas. sensibilidad para con el prójimo y además
una falta total de profesionalismo.
Una institución policial que a través de sus
miembros respeta los Derechos Humanos Sé empático, o dicho de otra manera, “pon-
promueve los objetivos mismos de la ley y te en el lugar de la otra persona”; toma en
establece al mismo tiempo una estructura cuenta el dicho “trata a otros como te gus-
de su aplicación que no se basa en el miedo taría que te traten”, que se aplica sobretodo
al poder sino en el honor, la profesionalidad a la profesión que escogimos, ya que las si-
y la legalidad. tuaciones en que intervenimos nos colocan
frecuentemente en contacto con personas
El mandato de la policía en las democracias frágiles, vulnerables, carentes de atención y
modernas es mantener el orden público y víctimas de la violencia.
el bienestar general, proteger los Derechos
Humanos y defender las libertades funda- Una intervención policial es una gran opor-
mentales mediante políticas y prácticas que tunidad para ofrecer ayuda a alguien que la
sean lícitas, humanitarias y disciplinadas. necesita y demostrar que estás capacitado
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Comando General de la Policía Nacional
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Vamos a trabajar en situaciones de
quebrantamiento de la ley y el orden; por lo
tanto nuestras actividades, procedimientos
y tácticas deben estar obligatoriamente
dentro de lo que indica la ley. Cuando
un policía actúa sin respetar lo que la
ley determina, no está combatiendo la
criminalidad sino sumándose a ella.
para orientarlo a solucionar sus problemas. Por supuesto, quisieras que les den la mejor
Debes saber que la primera impresión que atención posible. Acuérdate de esto cuan-
esa persona tenga es la que quedará per- do estés en tus actividades operacionales y
manentemente marcada. de servicio.
XXIX.
1. Toda persona tiene deberes respecto a la
comunidad, puesto que sólo en ella puede Conocer la teoría es
desarrollar libre y plenamente su persona- importante, ¡entre-
lidad.
2. En el ejercicio de sus derechos y en el nar es fundamental!
disfrute de sus libertades, toda persona
estará solamente sujeta a las limitaciones
establecidas por la ley con el único fin de
asegurar el reconocimiento y el respeto de
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POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
〉〉 GENERALIDADES
A. FINALIDAD
Facilitar información sobre los aspectos doctrinarios y normativos de los Derechos
Humanos que guardan relación con la función de la Policía Nacional; además de establecer
procedimientos y técnicas básicas de intervención policial en el marco del respeto a los
Derechos Humanos.
B. CONTENIDO
El presente Manual está estructurado en tres (3) partes. La primera parte contiene
fundamentalmente el marco conceptual y normativo de los Derechos Humanos aplicables a la
función policial, así como el desarrollo de la ética policial en la aplicación de la ley. La segunda
parte contiene aspectos básicos sobre seguridad, uso de la fuerza y el uso y manejo del arma
de fuego y el equipo policial. Finalmente, en la tercera parte, se presentan los procedimientos y
técnicas básicas de intervención policial en el marco del respeto a los Derechos Humanos.
C. ALCANCE
Todo el personal de la Policía Nacional de Bolivia.
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D. BASE LEGAL
Nacional:
1. Constitución Política del Estado
2. Ley Orgánica de la Policía Nacional
3. Código Penal
4. Código de Procedimiento Penal.
Internacional:
5. Declaración Universal de los Derechos Humanos (DU)
6. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP)
7. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDSC)
8. Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH
9. Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en
materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PSS)
10. Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas (CIDFP)
11. Código de Conducta para Funcionarios Encargados de hacer cumplir la Ley (CC)
12. Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los
Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley (PB)
13. Conjunto de Principios para la Protección de todas las Personas sometidas a
cualquier forma de Detención o Prisión (PPPDP)
14. Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos (RMTR)
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
PRIMERA
parte
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〉〉 CAPÍTULO I
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
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A. CULTURA DE PAZ
En una sociedad civilizada, vivir en fraternidad y armonía son los ideales de paz que más se
predican en contraposición a la guerra y a todo género de conflictos.
Para este efecto, la educación y el entrenamiento del personal policial deben ser:
• Integrados transversalmente al currículo.
• Realistas, es decir, relacionados con el entorno inmediato.
• Contextualizados, en el sentido que deben crear conciencia sobre la realidad del país.
• Orientados al desarrollo de habilidades para la solución de conflictos con métodos
no violentos.
• Coherentes, por cuanto el discurso debe coincidir con la práctica.
• Vivenciales, porque deben ofrecer espacios para construir la paz a partir de un tra-
bajo participativo y colectivo.
B. DERECHOS HUMANOS
Los Derechos Humanos son aquellos derechos inherentes a todo individuo, cuya protección
y respeto son indispensables para concretar las exigencias de dignidad humana. Son recono-
cidos positivamente por los ordenamientos jurídicos a nivel nacional e internacional, los que
contienen mecanismos de protección del individuo frente a la acción del Estado.
1. Características
a. Universalidad
Reconocen la dignidad intrínseca y los derechos iguales e inalienables de todos los
miembros de la familia humana..
b. Inherencia.
Carácter consustancial e indesligable respecto de todo ser humano.
Todo ser humano por el hecho de serlo es titular de derechos, que el Estado no
puede arrebatarle arbitrariamente.
c. Limite al ejercicio del poder.
Son una limitación para quienes ejercen el poder. Nadie puede invadir arbitraria-
mente la esfera de los Derechos Humanos. Se ejerce el poder respetando estos de-
rechos, de allí el concepto de Estado de Derecho.
d. Indivisibilidad.
La dignidad humana es absoluta y no es divisible. Los Derechos Humanos son un
conjunto armónico, y como tal le dan sentido a la dignidad humana.
e. Imperatividad erga omnes.
El respeto de estos es universalmente obligatorio.
f. Irreversibilidad.
Una vez reconocidos quedan integrados al conjunto pre-existente de Derechos Hu-
manos y no pueden ser suprimidos posteriormente.
g. Progresividad.
C nforme vamos adquiriendo mayor conciencia de nuestra dignidad, ésta se va en-
riqueciendo, siendo el correlato la aparición de nuevos Derechos Humanos.
h. Imprescriptibilidad
La acción penal o las penas contra las violaciones graves a los Derechos Humanos
–crimen de genocidio y los crímenes de lesa humanidad– no prescriben; por tanto,
son perseguibles y sancionables por los tribunales de Estado, sin importar el plazo
transcurrido desde la fecha de comisión del delito.
2. Clasificación
En el estudio de los Derechos Humanos se han elaborado distintas clasificaciones con el fin
de determinar las características que corresponden a cada grupo. Una de las clasificaciones
los agrupa en “generaciones”, de acuerdo al momento de su reconocimiento.
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Se les llama también derechos de los pueblos, porque es sobre todo a partir de la Declara-
ción Universal de los Derechos Humanos y de los dos pactos –Pacto Internacional de Dere-
chos Civiles y Políticos y Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales,
de 1966– cuando empiezan a emerger los pueblos como titulares de Derechos Humanos.
La Policía Nacional es una institución del Estado que tiene la misión específica de la de-
fensa de la sociedad y la conservación del orden público y el cumplimiento de las leyes en
todo el territorio nacional. Ejerce la función policial de manera integral y bajo mando único,
en conformidad con su Ley Orgánica y las leyes de la República.
Por otro lado, no se impondrá ninguna sanción penal o disciplinaria contra los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley que, en cumplimiento de disposiciones legales, del
Código de Conducta y de los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de
Fuego, se nieguen a ejecutar una orden para emplear la fuerza o armas de fuego, o denun-
cien ese empleo por otros funcionarios.
La característica principal de las violaciones de los Derechos Humanos es que éstas son reali-
zadas por agentes del Estado o por quienes actúan por orden o con conocimiento de éste.
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Hay algunas violaciones de Derechos Humanos que merecen particular atención en el con-
texto policial:
a. Desaparición forzada e involuntaria: es la privación arbitraria de la libertad de
una persona por parte de funcionarios del Estado, seguida de la negativa de brindar
información acerca de su paradero y suerte.
b. Ejecución extrajudicial: es el homicidio deliberado perpetrado por orden o con la
complicidad o aceptación de funcionarios del Estado.
c. Tortura: es todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores
o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de
un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya come-
tido, o se sospeche que ha cometido; o de intimidar o coaccionar a esa persona o
a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando
dichos dolores o sufrimientos sean inflingidos por un funcionario público u otra
persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consenti-
miento o aquiescencia.
Las personas afectadas por el empleo abusivo o ilícito de la fuerza y de armas de fuego,
o sus representaciones legales tendrán acceso a un proceso independiente incluido un
proceso judicial (PB art. 23).
Cualquier policía que tenga razón para creer que otro policía viene cometiendo o ha co-
metido violaciones de Derechos Humanos, debe hacer todo lo que esté a su alcance para
prevenir u oponerse rigurosamente a tal acto. En la primera oportunidad que tenga, debe
informar de este hecho a sus superiores y, de ser necesario, a cualquier otra autoridad con
competencia para investigar este tipo de hechos. (CC arts. 3;8).
Para analizar estos puntos es necesario considerar y contestar ciertas preguntas, apreciando
cada situación individualmente y teniendo en cuenta todas las circunstancias involucradas:
1. Legalidad
El policía, como funcionario encargado de hacer cumplir la ley, debe ser el primero en cum-
plirla. Todos los actos que realice, así como los medios y métodos utilizados en el cumpli-
miento de su función, deben estar amparados en las normas legales: leyes, reglamentos,
directivas, manuales, entre otros. El uso de la fuerza, por tanto, sólo estará justificando en
estas circunstancias. En otras palabras, el policía, en nombre de hacer cumplir la ley, no
puede incumplirla.
Siempre que en una intervención la policía haya hecho uso de la fuerza debemos preguntarnos:
• ¿Cuál fue el objetivo de la intervención?
• ¿Se trataba de un objetivo legal?
• ¿Los medios y métodos utilizados estaban de acuerdo con la ley?
Además de los parámetros de legalidad, se debe tomar en cuenta también los principios
éticos:
• ¿La fuerza fue aplicada de buena fe o de modo malicioso?
• ¿El uso de la fuerza fue deliberadamente dirigido contra grupos vulnerables o mino-
rías (raciales, étnicas, sexuales, personas con discapacidad u otras)?
• ¿Hubo prejuicios relacionados con la condición social del intervenido por parte de
los policías?
2. Necesidad
Se debe considerar que el uso de la fuerza fue necesario cuando, luego de intentar otras
alternativas de solución del problema, representó el último recurso del policía para el cum-
plimiento de su deber:
• ¿Se intentaron otras alternativas de solución del problema antes de decidirse por la
aplicación de la fuerza?
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• ¿Los policías, por la manera como actuaron, contribuyeron a crear una situación en
la que fue necesario el uso de la fuerza?
• ¿La solución del problema podría haber sido alcanzada empleando otros medios?
• ¿La propia decisión de usar la fuerza fue la que llevó a resultados no deseados, tales
como lesiones en el intervenido?
El uso innecesario de la fuerza puede ocurrir, entre otros, por dos motivos principales:
1) Por falta de preparación profesional (falta de entrenamiento);
2) Porque la preparación profesional (tipo de entrenamiento) estuvo orientada a ac-
tuaciones violentas. En tal sentido, los propios policías podrían contribuir a un uso
innecesario de la fuerza.
Para los casos en que los policías hayan disparado sus armas de fuego, se deberá preguntar:
• ¿La vida de quién estaba defendiendo con estos disparos?
• ¿El riesgo de muerte era real e inminente? ¿Por qué había ese riesgo de muerte?
¿Las propias personas –o los policías– se expusieron?
• ¿Había otras opciones para proteger esas vidas sin disparar?
• ¿Fueron considerados las prioridades de protección del público, de los policías y del
intervenido antes de disparar?
3. Proporcionalidad
Para verificar si la acción policial fue proporcional, es necesario evaluar si hubo un equi-
librio entre dos aspectos básicos: de un lado, la gravedad de la amenaza o agresión y el
objetivo legal buscado por el policía; del otro, el nivel de fuerza a emplear para controlar
la situación.
Para evaluar la gravedad de la amenaza o agresión se debe considerar, entre otras circuns-
tancias, la intensidad y peligrosidad de la agresión, la forma de proceder del agresor, la
hostilidad del entorno y los medios (entrenamiento y equipamiento) de los que disponía
el policía para defenderse.
Finalmente para evaluar el nivel de la fuerza a emplear, se debe considerar las opciones
de respuesta policial (ver Modelo de Uso de Fuerza) en función de los dos parámetros an-
teriores,
• ¿El nivel de fuerza utilizado fue proporcional al nivel de resistencia ofrecido?
• ¿El policía juzgó la situación correctamente, en particular con relación a las opcio-
nes del modelo de uso progresivo de la fuerza? En caso contrario, ¿Por qué no lo
hizo? (¿Falta de entrenamiento? ¿Tipo de entrenamiento?)
• ¿Cuánta fuerza debió usar el policía para lograr el objetivo? ¿Las lesiones causadas
fueron razonables en función del nivel de resistencia ofrecida y el objetivo legal
buscado?
• ¿Hubo uso excesivo de la fuerza? ¿Hubo abuso de poder?
• ¿Los policías supieron cuando interrumpir el uso la fuerza?
• ¿Los policías brindaron un auxilio efectivo a los heridos?
• ¿Hubo preocupación por parte de los policías en disminuir los daños y las lesiones
causadas la intervención?
El uso desproporcionado de la fuerza puede ocurrir, entre otros motivos, por la inadecuada
preparación profesional o por pérdida de control emocional. Del mismo modo, puede ocu-
rrir por la falta o inadecuación del equipo, armamento y municiones que permitan ofrecer
al policía otras opciones de repuesta.
Para los casos en que los policías hayan disparado sus armas de fuego, se deberá preguntar:
• ¿Los policías se identificaron y dieron una clara advertencia de su intención de dis-
parar?
• ¿Cuántos policías dispararon? ¿Cuántos disparos realizó cada uno?
• ¿Qué tipos de armas y municiones fueron utilizados (policías y agresores)?
• ¿A que qué distancia estaban? ¿hacia dónde dirigían los disparos?
• ¿Las armas y municiones utilizadas por la policía eran reglamentarias?
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〉〉 CAPÍTULO II
MARCO NORMATIVO DEL DERECHO
INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS
HUMANOS
A. FUENTES PRINCIPALES
1. Los tratados o convenios internacionales
En el caso de los tratados celebrados entre Estados, la Convención de Viena sobre el Derecho de
los Tratados de 1969 define al tratado como “acuerdo internacional celebrado por escrito entre
Estados regido por el Derecho Internacional, ya conste en un instrumento único, en dos o más
instrumentos conexos o cualquiera que sea su denominación particular”
2. La Costumbre Internacional
Denominada también Derecho Internacional Consuetudinario, es definida como “prueba
de una practica generalmente aceptada como derecho”.
Para que exista una costumbre es necesario una práctica general constante en las rela-
ciones entre Estados; además, que los Estados comprometidos tengan la convicción de la
existencia de una obligación jurídica.
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POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
En este sentido, la existencia de los Derechos Humanos va más allá del hecho que se en-
cuentren o no efectivamente recogidos en la norma jurídica convencional, ya que es sufi-
ciente su reconocimiento por la comunidad internacional.
Adicionalmente a lo antes señalado, existen otras fuentes de derechos tales como los prin-
cipios de derecho, la jurisprudencia internacional, la doctrina y las denominadas normas
“soft law”, que no siendo vinculantes, orientan a los Estados en diversas materias y tienen
un reconocimiento universal al emanar del seno de la ONU.
b. Especializados
c. Otros Instrumentos
Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Fun-
cionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley.
Adoptado por el Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito
y Tratamiento del Delincuente, celebrado en 1990. Tiene en cuenta el carácter frecuen-
temente peligroso de la labor policial y señala que la amenaza a la vida y a la seguridad
de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley debe considerarse como una
amenaza a la estabilidad de toda la sociedad.
Declaración sobre la Protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas.
Adoptada en 1992 y orientada a impedir los actos que sustraen a personas sin dejar
rastro alguno de su paradero; adoptándose medidas para garantizar la ejecución de
un debido proceso.
Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica).
Fue aprobada en 1969. Ratificada por Bolivia el 20 de junio de 1979. Consta de tres (3) partes:
• Deberes de los Estados y derechos que reconoce.
• Medios de protección de los derechos (Comisión Interamericana y Corte Interamericana).
• Disposiciones finales y transitorias (renuencia, ratificación, etc.).
b. Especializados
C. MECANISMOS DE PROTECCIÓN
INTERNACIONAL DE DERECHOS HUMANO
1. Mecanismos Convencionales
Son procedimientos creados mediante Tratados, para asegurar el cumplimiento de las obli-
gaciones asumidas por los Estados y, con ello, la protección del individuo.
a. Contenciosos.
Son los mecanismos mediante los cuales una controversia o violación de derechos
son sometidas a un tribunal que tiene la capacidad de dictar una sentencia definiti-
va, obligatoria para quienes fueron parte en el proceso.
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Ámbito Universal
• Tribunales Ad Hoc
Son tribunales constituidos mediante resoluciones del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas dentro de un periodo y territorio determinados para juzgar casos
específicos.
• Competencia contenciosa: la Corte esta facultada para decidir, con carácter de obli-
gatoriedad, los casos que le sean sometidos sobre la interpretación y aplicación de
la convención.
b. No contenciosos
Son mecanismos que no implican la participación de un tribunal que dicte una sen-
tencia definitiva y obligatoria para las partes en el proceso.
Informes Periódicos
Comunicaciones escritas que algunos tratados han establecido que los Estados Par-
te tienen obligación de presentar a los órganos de control, para que expresen sus
opiniones, observaciones o recomendaciones sobre medidas a adoptar para mejo-
rar la aplicación de las normas contenidas en el tratado.
Investigaciones
Acciones para determinar la confiabili dad de las informaciones que algunos tra-
tados contemplan sobre las violaciones sistemáticas de Derechos Humanos en el
territorio de un Estado Parte.
a. Resolución 1235
Documento emitido en 1967 por el Consejo Económico y Social de las Naciones
Unidas, el cual permite que la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Uni-
das examine, a través de un procedimiento público, ciertas violacio¬nes graves de
Derechos Humanos.
b. Resolución 1503
Documento de 1970, con características similares al anterior, diferenciándose por su
carácter privado.
e. Acciones Urgentes
Ante la inminente comisión de una grave violación de los Derechos Humanos, se
solicita al Estado infractor aclaraciones al respecto, y se formula un llamamiento
a fin de que se adopten las medidas necesarias para garantizar el derecho de las
víctimas.
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〉〉 CAPÍTULO III
SERVICIO POLICIAL EN LA SOCIEDAD
El servicio policial es el conjunto de actividades que realizan los miembros de la Policía Na-
cional y comprende las labores policiales integrales para servir a los ciudadanos y proteger
a la sociedad.
“La labor de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley constituye un servicio
social de gran importancia. En consecuencia, es preciso mantener y, siempre que sea nece-
sario, mejorar las condiciones de trabajo y la situación de estos funcionarios. La amenaza
a la vida y la seguridad de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley debe consi-
derarse como una amenaza a la estabilidad de toda la sociedad” (Asamblea General de la
ONU, 7 de septiembre de 1990).
“La labor de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley constituye un servicio
social de gran importancia. En consecuencia, es preciso mantener y mejorar las condicio-
nes de trabajo y la situación de estos funcionarios. Los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley desempeñan un papel fundamental en la protección del derecho a la vida, la
libertad y la seguridad de las personas”.
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Comando General de la Policía Nacional
El servicio policial es uno de los medios que garantiza el normal desenvolvimiento de una
democracia. Una de las condiciones de la labor policial democrática es su responsabilidad
frente a la comunidad a la que sirve.
Las acciones que ejecuten los policías en el desarrollo de su función deberán subordinarse
y adecuarse al respeto de la Constitución, convenios y pactos internacionales sobre Dere-
chos Humanos, y a las leyes de la República. Así se garantiza la legalidad y legitimidad de
estas acciones y se alcanza la finalidad del servicio policial.
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
La extralimitación (u omisión) en las acciones realizadas por los miembros de la Policía Na-
cional durante el servicio policial, además de cuestionar la labor policial, puede traer como
consecuencia la vulneración de algún derecho fundamental de la persona y, por lo tanto la
posibilidad de iniciar un proceso constitucional (hábeas corpus, ley de amparo).
Estado de sitio
Si el Estado de Sitio no fuese suspendido antes de noventa días, cumplido este término
caducará de hecho, salvo en el caso de guerra civil o internacional. Los que hubieran sido
objeto de apremio serán puestos en libertad, a menos de haber sido sometidos a la juris-
dicción de tribunales competentes.
El Ejecutivo no podrá prolongar el Estado de Sitio más allá de 90 días, ni declarar otro den-
tro del mismo año sin asentimiento del Congreso.
• Podrá la autoridad legítima expedir órdenes de comparendo o arresto contra los sindi-
cados, pero en el plazo máximo de cuarenta y ocho horas los pondrá a disposición del
juez competente, a quien pasará los documentos que hubiesen motivado el arresto.
Si la conservación del orden público exigiese el alejamiento de los sindicados, podrá
ordenarse su confinamiento a una capital de departamento o de provincia. Queda pro-
hibido el destierro por motivos políticos. Al confinado, perseguido o arrestado por estos
motivos, que pida pasaporte para el exterior, no podrá serle negado por causa alguna
debiendo las autoridades otorgarle las garantías necesarias al efecto.
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• Los ejecutores de órdenes que violen estas garantías podrán ser enjuiciados en
cualquier tiempo, pasado que sea el estado de sitio, como reos de atentado contra
las garantías constitucionales, sin que les favorezca la excusa de haber cumplido
órdenes superiores.
〉〉 CAPÍTULO IV
VÍCTIMAS Y GRUPOS VULNERABLES
Asimismo, existen grupos sociales que por sus características ven limitado el ejercicio ple-
no de sus derechos, por lo que es necesario también fortalecer la actuación policial en este
aspecto, orientándola a la protección de estos grupos para evitar así las violaciones de sus
Derechos Humanos.
En la mayoría de los casos, los miembros de la Policía Nacional son el pri¬mer punto de
contacto de las víctimas de delitos. Este contacto inicial puede describirse como la etapa
de “primeros auxilios”, en la que es esencial que ésta reciba la asistencia y los cuidados
apropiados. En la práctica de la aplicación de la ley suelen primar esencialmente los pro-
gresos y resultados de los procesos de investigación.
A. VÍCTIMAS
1. Víctimas del delito
Personas que, individual o colectivamente, han sido objeto de daños, inclusive lesiones físicas o
mentales, sufrimiento emocional, perdida financiera o menoscabo sustancial de sus derechos
fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que violen la legislación penal
vigente en los Estados Miembros de la ONU, incluida la que prescribe el abuso de poder.
a. Las víctimas tienen derecho a ser tratadas con respeto y compasión por su dignidad.
Es necesario ser empático, es decir, ponerse en el lugar de la otra persona.
c. Las víctimas deben ser informadas de la marcha de las actuaciones y de la decisión de sus
causas, especialmente cuando se trate de delitos graves y se haya solicitado esa información.
d. Las víctimas pueden necesitar asistencia para proteger su intimidad y para garanti-
zar su seguridad y la de sus familiares contra la intimidación y las represalias.
e. Las víctimas deben recibir la asistencia material, médica, psicológica y social que sea
necesaria.
f. La especial atención brindada por la policía a la víctima del delito, propicia una bue-
na relación con ella, lo cual permitirá a su vez, acceder a información que ayude a la
Policía a esclarecer la comisión del delito.
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B. GRUPOS VULNERABLES
Se entiende por grupo vulnerable aquel que en virtud de su género, raza, condición eco-
nómica, social, cultural, étnica, lingüística, cronológica, funcional o de otra índole, sufre la
omisión, precariedad o discrimina¬ción por parte de los poderes del Estado.
1. Menores
Los menores necesitan protección y cuidados especiales pues dependen de la ayuda y asis-
tencia de los adultos, especialmente durante los primeros años de su vida. No es suficiente
otorgar a los niños los mismos derechos y las libertades de los adultos. En algunos momen-
tos y lugares la situación de los niños es crítica por diferentes causas: condiciones sociales
inadecuadas, catástrofes naturales, conflictos armados, explotación, analfabetismo, ham-
bruna y minusvalías. Los niños no son capaces de luchar solos contra tales condiciones. Por
consiguiente, se reconoce que el niño necesita protección y cuidados especiales, incluso la
protección legal, tanto antes como después del nacimiento.
La Constitución Política del Estado señala en el artículo 6º que todo ser humano tiene per-
sonalidad y capacidad jurídica, con arreglo a las leyes. Goza de los derechos, libertades
y garantías reconocidas por la Constitución, sin distinción de raza, sexo, idioma, religión,
opinión política o de otra índole, origen, condición económica o social, u otra cualquiera.
La dignidad y la libertad de la persona son inviolables. Respetarlas y protegerlas es deber
primordial del Estado.
El Código del Niño, Niña y Adolescente, Ley Nº 2026, establece el marco normativo, reco-
noce sus derechos y establece los mecanismos para su protección. Asimismo, otros instru-
mentos internacionales protegen los Derechos del Menor como la Convención sobre los
Derechos del Niño.
Es preciso que los miembros de la Policía Nacional en todas sus dependencias permanezcan
atentos y adopten todas las medidas necesarias para proteger al menor contra el abuso, maltra-
to físico y psicológico, contra toda forma de explotación y contra la violencia sexual, atendiendo
rápidamente cualquier llamado de auxilio o denuncia que quisieran efectuar y desarrollando
una serie de medidas especiales para prevenir la delincuencia juvenil.
2. Mujeres
La base de toda sociedad democrática es la igualdad entre el hombre y la mujer. Sin embar-
go, la realidad es que en casi todas las sociedades y actividades las mujeres no reciben un
trato similar a los hombres. Esa desigualdad se observa tanto en la ley como en la práctica.
Adicionalmente, muchas mujeres suelen ser victimitas de violencia, lo que se refleja en lo
siguiente:
47
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
Por tanto, el policía debe recibir capacitación especializada para entender la problemática
de la discriminación y violencia hacia las mujeres, además de orientar sus esfuerzos para
que disfruten de sus derechos en el mismo nivel que los hombres.
La violencia contra la mujer puede ser física, sexual o psicológica y comprende los golpes,
el abuso sexual, la violación por el marido y aquellas prácticas tradicionales que atentan
contra la mujer, como el hostigamiento sexual, la prostitución forzada, la trata de mujeres
y la violencia relacionada con la explotación.
La Policía Nacional debe ejercer la debida diligencia para prevenir, investigar y hacer de-
tenciones en relación con todos los actos de violencia contra la mujer, tanto cometidos por
funcionarios públicos como particulares, en el hogar, la comunidad y los establecimientos
estatales.
Las personas adultas mayores o de la tercera edad necesitan protección y cuidados espe-
ciales de familiares y otras personas debido a que se encuentran en una fase de debilita-
miento de su salud y estado físico que no les permite valerse plenamente por sí mismas.
La policía deberá tratar a esas personas con especial cuidado y consideración, tomando en
cuenta la edad que tienen.
Las personas con alguna clase de discapacidad (habilidades diferen¬tes) gozan de sus
derechos sin discriminación de ningún tipo. Los miembros de la Policía Nacional deben
tratar a estas personas con dignidad y promover en la sociedad el respeto de sus Derechos
Humanos.
Bolivia es un país que se caracteriza porque más del 50% de su población es indígena. Por
esta razón, los Derechos Humanos de los pueblos indígenas constituyen otro campo don-
de se han producido sustanciales avances. La Constitución reformada por Ley Nº 1615 del
6 de febrero de 1995, establece en su artículo 1º que Bolivia es “multiétnica y pluricultural”,
reconociendo así la diversidad étnica y cultural que caracteriza al país.
La Policía Nacional por su condición de Fuerza Pública y por su presencia física en todos
los lugares de la patria, tiene acce¬so y contacto con poblaciones indígenas y comuni-
dades campesi¬nas, siendo su función principal, en relación con ellas, hacer respetar sus
derechos individuales y colectivos. Asimismo, deberá reconocer y proteger sus valores y
costumbres sociales, culturales, religiosas y espirituales.
49
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
La policía deberá tratar a estas personas con el mismo respeto que cualquier otro ciudada-
no. Por lo tanto, el personal policial debe tener siempre presente los siguientes aspectos:
La policía deberá tratar a estas personas con el mismo respeto que a cualquier otro ciuda-
dano y brindar una atención especial a su salud, principalmente cuando son detenidos en
locales policiales o recluidos en instalaciones penitenciarias. Asimismo, no se debe hacer
mención a su situación de salud, salvo en los casos previstos por ley.
La prostitución afecta la dignidad humana, desde que se comercializan favores sexuales a cam-
bio de dinero. Asimismo, las trabajadoras y los servidores sexuales están generalmente expues-
tos a maltratos, discriminación y abuso. Los efectivos policiales deben atender esta problemá-
tica de manera integral, buscando principalmente la dignificación de la persona y luchando
contra su explotación, garantizando su protección y auxilio en forma permanente.
50
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
9. Desplazados internos
Son las personas o grupo de personas forzadas u obligadas a escapar o huir de su hogar
o de su lugar de residencia habitual, sin cruzar ninguna frontera internacional, particular-
mente como resultado de situaciones de violencia generalizada y de violaciones de los
Derechos Humanos.
10. Refugiados
Son las personas que debido a fundados temores de ser perseguidas por motivos de raza,
religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social, u opiniones políticas, se
encuentran fuera del país de su nacionalidad y no pueden, o a causa de dichos temores
no quieren, acogerse a la protección de tal país o que, careciendo de nacionalidad y ha-
llándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes tuvieran su
residencia habitual, no pueden o, a causa de dichos temores, no quieren regresar a él.
〉〉 CAPÍTULO V
CONDUCTA ÉTICA
EN LA APLICACIÓNDE LA LEY
La función de la policía en los Estados tiene como principal objetivo el servicio a la comu-
nidad y la protección a las personas. En este contexto, es imprescindible una actitud ética;
esto es, honesta, solidaria, proactiva, comprometida, justa y respetuosa. Actuar en este
marco facilita y legitima el cumplimiento de la misión, fortaleciendo la relación entre el
policía y el ciudadano.
Una conducta ética revalora al policía, elevando su autoestima y confianza, lo cual le per-
mite proyectar a su familia, compañeros de trabajo y a la comunidad en general su calidad
personal y profesional.
Las bases de la conducta policial ética son, por tanto, el respeto de la dignidad humana y
de la ley, y por medio de ellos el respeto de los Derechos Humanos.
52
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
En efecto, la conducta ética asegura que la función policial se lleve a cabo utilizando co-
rrecta y razonablemente los poderes y las facultades que la ley les confiere. Sin discrimina-
ción, con justicia y sin atentar contra la dignidad de las personas; en síntesis, respetando
los Derechos Humanos.
Más aún, es justamente ese parámetro ético de actuación lo que distingue a los que hacen
cumplir la ley de los que la incumplen. Si los policías recurrieran a practicas contrarias a la
ley o que sobrepasen los poderes y las facultades legales, no habría distinción entre ambos.
Las consecuencias sobre la seguridad y protección públicas podrían ser devastadoras.
1. Ética personal
Son los valores y las creencias de un individuo, generalmente adquiridos en el hogar. Es
la ética personal del efectivo policial que fija, en primer lugar, la línea de conducta que
seguirá en su condición de persona, ciudadano y funcionario. La experiencia, educación y
formación pueden influir positiva o negativamente en la ética personal.
2. Ética de Grupo
Es el conjunto de convicciones sobre lo que está bien o mal para un grupo de personas.
Como policía, usted trabaja constantemente en circunstancias difíciles e incluso peligro-
sas. Dado que su persona y sus camaradas dependen en gran medida unos de otros en
esas situaciones, es natural que se cree una estructura sólida de grupo, con sus normas y
valores particulares. Uno de los valores más explícitos en el ambiente policial es que los
camaradas se apoyan a toda hora unos a otros. Este valor se manifiesta más en unidades
o grupos especiales, siendo un gran elemento moral y soporte de una actividad correcta
y sacrificada.
Estas cuestiones de grupos no están enmarcadas necesariamente dentro del aspecto mo-
ral y, generalmente, se ciñen a intereses particulares del grupo. Al contrario, la ética grupal
debe responder a la relación de servicio social y protección que la Policía como institución
cumple.
3. Ética Profesional
La ética profesional en la aplicación de la ley ha sido desarrollada en normas internacio-
nales como el Código de Conducta para Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley,
aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 34/169, del 17
de diciembre de 1979, cuyo contenido ha sido integrado en el Código de Conducta de la
Policía Nacional en fecha 6 de septiembre de 1995.
En ese sentido, también es necesario que se examinen continuamente las cuestiones éticas
relacionadas con el empleo de la fuerza y de armas de fuego. (ver Principio Básico No. 1).
54
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
B. INVESTIGACIÓN POLICIAL
La investigación de los delitos es el primer paso fundamental en la administración de Jus-
ticia, y su propósito es reunir pruebas con el fin de identificar al presunto autor y presentar
esas pruebas ante un tribunal para que pueda determinarse la culpabilidad o la inocencia
del acusado.
En toda investigación policial, las personas detenidas o en libertad deben ser consideradas
inocentes, mientras no se haya declarado judicialmente su responsabilidad. Para que esta
investigación cumpla los principios éticos deben respetarse la Dignidad Humana y los De-
rechos Humanos y los investigadores deben observar la ley.
Los derechos al honor y a la buena reputación, a la intimidad personal y familiar están prote-
gidos constitucionalmente y tienen una evidente repercusión para la investigación policial,
especialmente en los procedi¬mientos de registros de personas, domicilios o vehículos.
C. EL INTERROGATORIO
Es una técnica utilizada por la Policía Nacional para obtener información, de una o más
personas, en base a preguntas planeadas y hábilmente planteadas que conduzcan al escla-
recimiento de un hecho delictuoso en el contexto de una investigación policial.
El interrogatorio exige conocimientos técnicos particulares que son tratados en otros tex-
55
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
tos policiales. Para los fines de este manual es importante considerar que toda persona
interrogada tiene derecho a no ser obligada ni compelida a declarar o reconocer culpabili-
dad contra sí mismo (Art. 92 CPP); por lo tanto, no se puede ejercer ningún tipo de presión,
sea esta física o mental, con el fin de obtener una confesión o información (Art. 93 CPP).
Se debe tener en cuenta que el objetivo de un interrogatorio es obtener información de
manera lícita que permita esclarecer o llegar a la verdad sobre un hecho delictivo, y no
necesariamente encontrar un culpable.
La policía sólo podrá interrogar al imputado, con la presencia del Fiscal y su abogado de-
fensor, excepto para constatar su identidad.
La declaración del imputado sin la presencia del Fiscal y su abogado defensor que conten-
ga una confesión del delito será nula y no podrá ser utilizada en el proceso, sin perjuicio de
la responsabilidad administrativa de quienes la reciban o utilicen.
Si por la duración del acto se notan signos de fatiga o falta de serenidad en el imputado, la
declaración será suspendida hasta que ellos desaparezcan. En todos los casos la declara-
ción del imputado se llevará a cabo en un lugar adecuado (Art. 93 CPP).
D. PRIVACIÓN DE LA LIBERTAD
La libertad es un Derecho Humano. La detención es una excepción a este derecho, por lo
que el Estado dentro de su actividad punitiva puede privar de la libertad a una persona
solamente en el marco de las consideraciones establecidas en la ley.
1. Aprehensión
La Constitución Política y el Código de Procedimiento Penal (Art. 227) determina que las
autoridades policiales pueden ejercer la potestad de aprehender a las personas, en los si-
guientes casos: 1. Cuando haya sido sorprendida en fla¬grancia. 2. En cumplimiento de
mandato de aprehensión librado por juez o tribunal competente. 3. En cumplimiento de
una orden emanada del fiscal. 4. Cuando exista fuga estando legalmente detenida.
La autoridad policial que aprehenda a alguna persona deberá comunicar y ponerla a dis-
posición de la Fiscalía en el plazo máximo de ocho horas (Art. 227 CPP).
La Ley Orgánica de la Policía Nacional (Art. 7) establece atribuciones a los efectivos policia-
les para asumir esta responsabilidad.
Todo delincuente sorprendido in fraganti puede ser aprehendido aún sin mandamiento,
por cualquier persona (Art.10 CPE y Art. 229 CPP), para el único objeto de ser conducido
ante la autoridad o el Juez competente.
56
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
2. Arresto
La facultad de arresto es una de las atribuciones fundamentales de la policía. Es esencial
para los objetivos de la labor policial y aplicación de la ley y para la administración de
justicia (Art. 225 CPP).
El término “arresto” no ésta definido en los instrumentos de Derechos Humanos que prohí-
ben la detención arbitraria, pero sí en el Conjunto de Principios para la Protección de todas
las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detención o Prisión.
Esto significa que la policía debe apelar tanto a sus conocimientos como a su experiencia
y pericia, evitando el uso excesivo de la fuerza que puede tener resultados no deseados
que afecten los principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad. Particularmente se
debe tener en cuenta:
3. Arresto policial
En sentido amplio, es toda forma de privación de la libertad referida al libre tránsito o mo-
vimiento de una persona. Es un acto excepcional que está regulado por la ley.
• Para impedir que una persona cometa o siga cometiendo un acto ilegal.
• Para llevar a una persona ante los tribunales y que estos examinen las acusaciones
planteadas contra ella.
a. Presupuestos
• Flagrante delito.
Se considera que hay flagrancia cuando el autor del hecho es sorprendido en el
momento de intentarlo, de cometerlo o inmediatamente después, mientras es per-
seguido por la fuerza pública, el ofendido o los testigos presenciales del hecho. (Art.
230 CPP).
58
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
La regla general es que solo el Juez puede ordenar la detención de una persona,
la excepción es que las autoridades policiales pueden aprehender únicamente en el
caso de flagrante delito.
Cuando se trata de una persona que ha sido descubierta instantes después de haber
sucedido el hecho, es necesario que el policía haga una valoración de la situación que
está apreciando: armas, la presencia de sangre en la ropa, heridas, etc. Se procede al
decomiso de objetos producto del robo, requiriendo una actuación cuidadosa en la
con¬servación de la prueba, recolección de la información proporcionada por los tes-
tigos y en la elaboración del parte o informe.
Será sancionado quien haya detenido a una persona, con o sin orden escrita del juez,
y no la entregue inmediatamente a la autoridad competente.
c. Registro
Con la finalidad de llevar un adecuado control sobre las personas privadas de li-
bertad y prevenir las desapariciones forzadas, se debe establecer y mantener uno o
varios registros oficiales con información de las personas custodiadas por la Policía.
Estos registros deben ser puestos a disposición de la autoridad judicial u otra auto-
ridad o institución competente cuando éstas lo soliciten. La información contendrá
al menos:
• La identidad de la persona privada de libertad (datos completos para evitar los ca-
sos de homónimos: nombre, apellido paterno, apellido materno; nombres y apelli-
dos del padre y de la madre; fecha y lugar de nacimiento).
• El día, la hora y el lugar donde la persona fue privada de libertad y la autoridad que
procedió a la privación de libertad;
• Si fuera el caso, el nombre de la autoridad judicial que decidió la privación de liber-
tad y los motivos contenidos en esta orden;
• La autoridad que controla la privación de libertad;
• El lugar de privación de libertad, el día y la hora de la admisión en el lugar y la auto-
ridad responsable de dicho lugar;
• Los elementos relativos a la integridad física de la persona privada de libertad;
• En caso de fallecimiento durante la privación de libertad, las circunstancias y causas
del fallecimiento y, el destino de los restos; y
• El día y la hora de la liberación o transferencia hacia otro lugar de detención, el des-
tino y la autoridad encargada de la transferencia.
4. Consideraciones Especiales
El arresto y la custodia de las personas detenidas policialmente son un aspecto importante
de la labor policial. A pesar de que el trato de los detenidos se encuentra regulado, tanto
con arreglo al derecho internacional como a las leyes de nuestro país, aisladamente se
cometen arbitrariedades y abusos, muchas veces por desconocimiento, omisión y en otras
intencionalmente.
El trato humano y digno a la persona detenida es una obligación de todo policía y no re-
quiere de complejos conocimientos de técnicas policiales; exige respetar la dignidad in-
herente a la persona humana y el cumplimiento de ciertas normas básicas de conducta.
No obstante, es indispen¬sable que la capacitación en este campo esté basada en sólidos
conceptos teóricos y en las mejores prácticas actuales, éticas y morales que conduzcan a
la profesionalización policial.
60
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Los efectivos policiales en su relación con las personas bajo su cus¬todia o detenidos, no
emplearán la fuerza salvo cuando sea estrictamente necesaria para mantener la seguridad
y el orden en los establecimientos o cuando corra grave peligro la integridad física de las
personas. No emplearán armas de fuego, salvo en defensa propia o en defensa de terceros
cuando haya peligro inminente de muerte o lesiones graves. En consecuencia, no se podrá
utilizar armas de fuego con el único propósito de impedir la fuga de una persona sometida
a custodia o detención (PB. 16).
En todo momento, deben velar por la vida, la integridad física y psíquica de los detenidos.
Por ningún motivo se puede someter a un detenido a torturas, tratos crueles o inhumanos.
Los efectivos policiales a cargo de la custodia de los detenidos son responsables por cual-
quier afectación a estos derechos. (DU 3, 5; PI 7, 10.1).
Existen pautas a tener en consideración por el personal de la Policía Nacional cuando ten-
ga que cumplir con su facultad de detención y aunque éstas son de carácter general, en los
casos siguientes se debe tener en cuenta:
a. Mujeres detenidas
La condición especial de la mujer está reconocida y protegida en dos tipos de disposicio-
nes: unas que exigen que las detenidas estén separadas de los hombres, y otras relativas
a la no discriminación. Es importante asignar la custodia y el registro personal de mujeres
detenidas a personal femenino (Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer y
la Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer y la Convención
sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer).
b. Menores detenidos
Cada vez que un menor sea detenido se notificará inmediatamente a sus padres o
tutores. Las circunstancias y el lugar de detención serán comunicados al término de la
distancia al Fiscal y Juez competentes. Todo menor privado de su libertad deberá ser
tratado con humanidad y con el respeto que merece la dignidad inherente a su condi-
ción de persona humana, de manera que se tenga en cuenta las necesidades propias
de las personas de su edad.
La detención o encarcelamiento de los niños será una medida extrema, de último re-
curso, y deberá ser lo más breve posible. En caso de detención los niños estarán sepa-
rados de los detenidos adultos.
segunda
parte
64
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
〉〉 CAPÍTULO I
INSTRUCCIÓN BÁSICA
Los efectivos policiales deben ser seleccionados mediante procesos adecuados que ten-
gan en cuenta las aptitudes éticas, psicológicas y físicas apropiadas para el ejercicio eficaz
de las funciones policiales. El proceso de selección y capacitación debe ser permanente e
incluir exámenes periódicos que permitan evaluar si las habilidades técnicas y patrones
éticos del policía siguen vigentes.
Los planes y programas del Sistema Educativo Policial deben garantizar una alta profesio-
nalización, individual y colectiva, incidiendo en los aspectos de uso de la fuerza, uso de
armas de fuego, defensa personal, técnica policial y ética. Esta instrucción se debe mante-
ner en los diferentes niveles educativos y además debe garantizar el sostenimiento de una
evaluación y calificación de las aptitudes para cumplir con la función policial.
La instrucción debe ser profesional, lógica y realista, priorizando la práctica basada en ca-
sos concretos. Con ella se adquiere habilidad y destreza, permitiendo que el policía pueda
enfrentar sus labores con menor riesgo para su integridad física y su vida, asegurándole
cumplir con su función de servir a la comunidad y proteger a las personas en el marco del
irrestricto respeto a los Derechos Humanos.
A. LA SEGURIDAD EN EL TRABAJO
Podemos definir la seguridad en el trabajo como el “conjunto de medidas aplicadas con el
objetivo de garantizar la protección del trabajador ante determinados riesgos inherentes
al ejercicio de su profesión o derivados de las características del lugar de trabajo”.
Por ello, el control de todas las variables para hacer que el trabajo sea seguro resul-
ta difícil. Las medidas físicas de prevención de accidentalidad son limitadas, cosa que
también sucede en otros oficios. En la policía estas medidas están pensadas para ser
efectivas a partir de respuestas agresivas, algo que no sucede necesariamente en todas
las intervenciones. Algunos ejemplos de estas medidas físicas son el blindaje en las
puertas de los vehículos policiales, vidrios especiales, chalecos antibalas, protectores
de las extremidades, cascos, escudos, etc. Estas medidas no han de confundirse con los
medios o las herramientas de trabajo, como el bastón policial, el arma de fuego, el gas
en spray, etc.
Hay todavía otra razón que suele pasar desapercibida, ya que aceptarla implica reconocer,
en el fondo, un fracaso: la falta de prevención de la reacción agresiva que hace adoptar
posturas, si no negligentes, como mínimo imprudentes.
Podemos decir que, en el trabajo policial, a las medidas físicas de prevención hay que aña-
dirles otros tipos de precauciones que son responsabilidad del propio policía. Este tipo
de precauciones tienen que ver por un lado, con actitudes y comportamientos y por otro
lado con entrenamiento, un conocimiento exacto de las herramientas de trabajo y con una
valoración justa de éstas.
Bajo este punto de vista podemos definir el nivel mínimo de seguridad como la posición
adoptada por el policía que le hace percibir los riesgos implícitos de la situación en que
interviene. Dicho de otra manera, el nivel mínimo de seguridad se consigue sabiendo estar
atento, dominando la situación y siendo capaz de observar todos los cambios que se pro-
duzcan y que puedan implicar riesgo de lesión para el policía.
Por las características propias del trabajo policial, teniendo en cuenta que la sola presencia
en la calle ya es una forma de producción laboral, es importante recalcar la necesidad de
tener un mínimo de seguridad continuo; es decir, el policía debe estar en posición de alerta
durante todo su servicio o jornada laboral.
B. ACONDICIONAMIENTO MENTAL
La seguridad del efectivo policial está directamente relacionada con su preparación o es-
tado mental, con su capacidad de visualizar y ensayar mentalmente sus acciones, de modo
que se tenga una respuesta adecuada en razón a la forma de actuar de los presuntos in-
fractores de la ley. A partir de las situaciones prácticas vividas por sus camaradas o las pro-
puestas en el campo de entrenamiento, se pueden evaluar los errores y aciertos. Piense en
cómo usted actuaría en esa situación y defina el procedimiento visualizando mentalmente
67
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
Para actuar en la vida real, usted tiene que entrenar lo máximo posible. Acuérdese que
todas las situaciones son posibles de ser simuladas con realismo durante los entrenamien-
tos. Pero si usted no se prepara mentalmente para las situaciones, o lo que resulte de ellas,
muy probablemente tendrá un desempeño no deseado, pudiendo incluso quedarse para-
lizado y ser víctima de los acontecimientos. Discuta, intercambie ideas, realice simulacio-
nes solo o con su equipo, aprovechando reportajes periodísticos, boletines informativos,
testimo¬nios de sus compañeros y todo lo que sea necesario.
Contrariamente o a lo que se suele pensar, la condición física y el arma que usted tiene no
son lo más relevante para su seguridad. El principio básico es su preparación mental que
proporciona la base para todas sus decisiones, haciendo que una determinada situación
no se le presente como completamente nueva. Visualice el escenario, no las proximidades
sino dentro de él; identifique sus posibles respuestas para aquella situación (controlar so-
lamente hablando, con fuerza física, con fuerza potencialmente letal o realizar una retirada
táctica). Imagínese atacado con tiros, con una arma blanca u otra cualquier agresión, estu-
die sus respuestas para eso. No es fácil, pero es esencial.
Un policía que por hábito siempre pone contra la pared y con los brazos en cruz a las perso-
nas infractoras, mantiene un nivel de seguridad máximo. A veces este nivel será adecuado
para la situación, pero otras veces puede ser excesivo. No hay que olvidar que la policía
brinda un servicio al ciudadano y no contra el ciudadano.
• Situación normal.
• Situación de riesgo.
• Situación de alto riesgo.
1. Situación normal
Es aquella que comporta un riesgo mínimo de efectos leves. Es la propia del trabajo coti-
diano de la policía, cuando no hay indicios de peligro; aunque el policía ha de mantenerse
siempre atento a la evolución de la situación ante la cual actúa. Esta situación no tiene
indicadores especiales, hace referencia al estado de alerta normal del patrullaje policial.
2. Situación de riesgo
Hay indicios, hechos o expresiones que hacen reforzar la atención y tomar precauciones
suplementarias. Es suficiente que estos indicios sean ligeros. Estos indicadores son los si-
guientes:
• Las personas que coinciden en su aspecto con autores de delitos, siempre que se haya
recibido aviso sobre la comisión del hecho (identikit).
• Las personas que observan atentamente al policía, sin razón especial.
• Las personas que levantan la voz de manera intimidatoria al policía.
• Las personas que, ante las preguntas del policía, cambian la posición de sus pies –como
para huir–, responden agresivamente o esconden las manos en los bolsillos.
• Las personas que, aunque no se demuestren peligrosas, hayan cometido algún delito.
• Las personas de las cuales el policía tiene la certeza que han cometido un acto de-
lictivo.
Como se puede ver, estas categorizaciones tienen que ver con la actitud del sujeto que se
está interviniendo. Pero además se ha de tener en cuenta otros elementos, como el lugar
o la hora en que se producen los hechos. Es evidente que una intervención en una zona
céntrica a las doce del mediodía no es lo mismo que una intervención a las dos de la ma-
ñana en un lugar alejado y amplio. Una situación normal, en función de la hora o del lugar,
puede convertirse en una situación de riesgo o de riesgo alto.
En cada situación deben mantenerse niveles mínimos de seguridad, adecuados para cada
caso específico. Si no son riesgosas (desde un punto de vista de seguridad), más vale pecar
por exceso que por defecto, lógicamente, siempre dentro de la legalidad y el respeto de
los Derechos Humanos.
D. ESTADOS DE ATENCIÓN
Al atender un hecho policial o aproximarse a lo que puede ser una situación de crisis,
usted estará en un cierto nivel de alerta que dependerá de su capacidad de anticipación
al peligro.
1. Estado relajado
Estado de no atención, también llamado estado blanco, se distrae con lo que está sucediendo
a su alrededor, lo que puede ser ocasionado por el cansancio o la creencia de que no hay posi-
bilidad de problemas. Su estado mental no está preparado para un eventual enfrentamiento,
aumentando su propia inseguridad y también la de su equipo durante el servicio policial.
70
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
2. Estado de atención
Es el nivel de alerta que usted debe tener en todo momento cuando está patrullando. Debe es-
tar atento, precavido –pero no tenso–, color amarillo. Presenta calma, pero mantiene constante
vigilancia (360 grados) a las personas, lugares, cosas y acciones que ocurren a su alrededor,
dando prioridad a la búsqueda de una amenaza potencial. Percibe y evalúa constantemente el
ambiente, atento a cualquier señal. En este estado el policía está siempre preparado para reali-
zar acciones y respuestas adecuadas, compatibles con la forma que un policía debe patrullar.
3. Estado de alerta
El problema ya existe y usted está consciente que una confrontación es probable: color naranja.
Basado en su entrenamiento, experiencia, educación y buen sentido debe trazar un planea-
miento táctico a seguir, en el que se incluya el pedido de apoyo de otros efectivos policiales,
el uso de abrigos, la identificación de alguien que pueda representar una amenaza y el uso de
la fuerza si fuese necesario. Evalúe todas las reacciones y piense en términos de controlar una
amenaza con arma de fuego, si es necesario. Los estados de atención disminuyen los riesgos
para usted y su equipo. Si son sorprendidos se encontrarán listos para dar las respuestas que
la situación exija.
4. Estado de alarma
El riesgo es real y la reacción debe ser instantánea: color rojo. Focalice la amenaza y tenga en
mente las acciones necesarias para controlarla con intervención verbal (persuasión), fuerza fí-
sica o fuerza letal (arma de fuego), conforme las circunstancias exijan. La preparación mental y
el entrenamiento colocan al efectivo policial en condiciones plenas para realizar su defensa y la
de terceros. A pesar de la urgencia, sus decisiones deben ser racionales.
5. Estado de pánico
Cuando el peligro se mantiene por un tiempo prolongado: color negro. El efectivo policial en-
frenta un peligro para el cual no está preparado, el organismo entra en un proceso de sobre-
carga, por lo tanto no consigue dar respuestas compatibles ni funcionar adecuadamente, y
podrían producirse fallas en la percepción de la situación en que se encuentra.
En este estado sus ojos pueden ver la amenaza, pero su mente no estará preparada para de-
sarrollar respuestas correctas de reacción, haciendo que usted realice actos impensados: herir,
patear, abordar ineficazmente, disparar agresiva e indistintamente, dar la vuelta y correr deses-
peradamente, o finalmente caer derrotado y paralizado sin ninguna reacción.
Los estados de alerta y alarma pueden ser mantenidos apenas por breves periodos de tiempo,
pues exigen un gasto mayor de energía por el organismo; en cambio, el estado de atención pue-
de ser mantenido por un periodo más largo de tiempo, sin forzar su condición física y mental
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E. PENSAMIENTO TÁCTICO
E ST
NIVEL DE RIESGO
ADO D TENCIÓN
EA
Ahora usted sabe que estando de servicio o transitando uniformado, al intervenir en un
hecho policial, debe siempre mantener su mente activa tácticamente, procurando operar
en un estado de atención amarillo, nunca en un estado de relajamiento blanco.
Existe un cuarteto que gobierna el pensamiento táctico y que debe estar siempre en su
mente: Área de seguridad, Área de riesgo, Punto de atención y el Punto caliente.
Dominando estos conceptos, usted estará preparado para evaluar y reaccionar adecua-
damente ante el riesgo que enfrente. Permiten superar las situaciones a enfrentar, incluso
estando bajo stress, y permiten dirigir apropiadamente su atención ayudando a:
72
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
1. Área de seguridad
Es el área en la que el policía tiene el dominio total de la situación y en la que no existen
riesgos para la integridad física y seguridad de los policías. También es utilizada para es-
tacionamiento de vehículos, comando táctico de operaciones o lugar desde donde se da
información al público en general. Es adaptable a las diversas situaciones que se le presen-
ta al policía.
2. Área de riesgo
Es el área sobre en la que el policía no tiene dominio de la situación. Puede ser una perso-
na, un objeto o un espacio físico que represente peligro. También puede incluir animales,
edificios, vehículos, campos abiertos, excavaciones, escaleras, corredores, calles, avenidas
y cualquier escenario que pueda ser un peligro del que puede surgir una amenaza que no
sea evidente o latente.
El área de riesgo requiere ser identificada lo más pronto posible. Usted necesitará determi-
nar qué es lo que está ocurriendo en ese momento, qué amenaza existe y cuánto tiempo
tiene para una respuesta.
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3. Punto de atención
Está localizado exactamente dentro del área de riesgo, en aquel punto de donde pueden
surgir amenazas. Algunas partes del punto de atención son denominadas puntos calien-
tes, lugares donde hay mayores posibilidades de amenazas. Considerando al ser humano
como un punto de atención, los puntos calientes serían las manos, los pies y la cabeza. Una
amenaza puede surgir de uno o más de estos puntos, porque ellos también podrán ser
usados como armas. En un vehículo (punto de atención), esté atento a las ventanas, a las
puertas abiertas y la maletera o porta equipaje (puntos calientes), pues son los lugares más
probables para el surgimiento de amenazas contra usted.
Un punto caliente es una amenaza clara y presente que debe ser inmediatamente contro-
lada para su protección personal y la de las personas inocentes. Dirija su atención, ener-
gía y habilidad contra la amenaza, con movimiento defensivo, considerando siempre la
legalidad, necesidad y proporcionalidad en su respuesta. Si no estuviere en supremacía de
fuerza o en condiciones de ejercer control, solicite y aguarde refuerzos para intervenir o
espere otra nueva oportunidad.
Donde hay más de un policía es posible dividir los puntos de atención de un área de riesgo.
Pensando tácticamente, es imposible para un policía (o una pareja de policías) realizar una
búsqueda segura en un gran edificio y controlar un gran número de sospechosos.
Sea cuidadoso para que al dividir los puntos de foco todos queden bajo vigilancia. Algunas
veces varios policías se concentran en un mismo punto de foco y dejan otros sin control.
Jamás descuide un punto de foco bajo su responsabilidad. Mirar a los ojos es uno de los
mayores riesgos de distracción. Concentre su atención en las manos del sospechoso, pues
los ojos nunca son punto de atención.
Entender el proceso mental significa construir ideas en un pequeño espacio de tiempo para anti-
ciparse al peligro, y también identificar y comprender el acto de agresión que está ocurriendo.
Para atacar con razonable probabilidad de éxito, un agresor tiene que: Identificar, Decidir
qué hacer y Actuar o ejecutar (I-D-A):
• IDENTIFICAR (I), reconocer al policía por la visión, los sonidos, la intuición o de cual-
quier otro modo.
• DECIDIR (D), resolver la forma en la que va a atacar al policía.
• ACTUAR (A), poner en práctica su decisión. Ejecutar la agresión.
Por lo general, este proceso sigue la secuencia antes descrita. Sin embargo, puede produ-
cirse también en un orden diferente. Por ejemplo: el agresor puede estar con su arma de
fuego lista y apuntada, antes de que pueda localizar (identificar) al policía.
Debe tenerse en cuenta que mientras el probable agresor atraviesa por sólo tres (3) eta-
pas mentales, el policía debe atravesar necesariamente por cuatro (4) para responder la
amenaza.
Para defenderse con razonable probabilidad de éxito (en el marco de la ley) el policía tiene
cuatro pasos que dar: Identificar, Verificar (que exista verdaderamente el peligro), Decidir
y Actuar (I-V-D-A).
• Identificar (I), reconocer al agresor por la visión, los sonidos, la intuición o de cual-
quier otro modo.
• Verificar (V), comprobar que de hecho existe una agresión y analizar todas las cir-
cunstancias involucradas (intensidad de la amenaza, peligro de muerte, protección
de personas, etc.), así como las posibles consecuencias de su respuesta.
• Decidir (D), resolver la forma en la que va a protegerse o defenderse.
• Actuar (A), poner en práctica su decisión.
El hecho de que el policía tenga que pasar por una etapa adicional (Verificar), podría
considerarse una desventaja. Sin embargo, constituye justamente la muestra de pro-
fesionalismo policial y garantiza que la respuesta que se adopte estará adecuada a los
principios de Legalidad, Necesidad y Proporcionalidad.
75
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
Teniendo en cuenta que el tiempo para reaccionar es corto, el policía debe manejar está
desventaja intentando alargar el proceso mental del agresor. Ejemplo: imagine que se en-
cuentra delante de un agresor armado con un revólver y que éste ya acató su orden de
poner las manos arriba (simulando rendirse). En este caso, el agresor ya pasó por la etapa
de identificar la ubicación suya (del policía) y va a decidir dispararle cuando usted le orde-
ne poner el arma en el suelo.
Para compensar esa desventaja, antes que el agresor actúe, haga que se ponga de espaldas
hacia usted y muévase a una posición diferente (repliegue táctico), si es posible a un lugar
que le brinde protección. Con esta actitud, usted obligará a que el agresor alargue el pro-
ceso mental porque tendrá que identificar su nueva ubicación antes de actuar.
Entender el proceso mental del agresor puede ayudar a evaluar el riesgo potencial y sus
orígenes, a establecer sus prioridades tácticas y los puntos de foco que se presentan. En
algunos ayuda a evitar tomar actitudes desesperadas para salvar su vida.
G. VERBALIZACIÓN
Es la técnica más comúnmente utilizada en una intervención policial y su característica
prin¬cipal es la interacción con el intervenido. Supone el manejo de distintos niveles de
diálogo que pueden ir desde el contacto amistoso (policía-comunidad) y el recojo de infor-
mación (testigos en el lugar del hecho) hasta el impartir órdenes mediante técnicas ade-
cuadas de entonación de voz y expresión corporal. La verbalización es la técnica que más
se debe emplear en una intervención policial, sobre todo cuando se arresta a un presunto
infractor. Correctamente utilizada, minimiza los riesgos y maximiza los resultados de la in-
tervención.
1. Aspectos psicológicos
Cuando las personas interactúan, cada una se preocupa de protegerse a sí misma y a su
autoestima, algunas veces llegando a reacciones extremas para defenderla. Las personas,
incluso los presuntos infractores, quieren ser tratados con dignidad, y pueden reaccionar
hasta físicamente para alcanzar ese objetivo.
Es comprensible que una persona, cuando es abordada por la policía, rechace, trate de excu-
sarse o cuestione la acción policial, por el hecho de no creerse un sospechoso. Este compor-
tamiento, en principio, no configura resistencia, desacato o desobediencia, entendidas como
delitos sino una respuesta natural a una imputación que se considera indebida. Le corresponde
al policía identificar el límite entre el natural rechazo y el delito de resistencia a la autoridad.
Aborde verbalmente usted primero, para evitar ser abordado (impacto psicológico). Es
más seguro protegerse para proceder en esta clase de intervención.
No amenace al intervenido ni le diga algo que no pueda cumplir, como por ejemplo: “Se lo
diré por ultima vez...”. Si el individuo decide probar su alardeo, usted perderá la credibilidad.
Por otro lado, si el intervenido obedece, manténgase preparado: no descuide su seguridad,
no se confíe; éste puede ser el momento más peligroso de la intervención.
Use su autoridad, sea firme y controle la situación. Dirija órdenes claras, cortas y audibles
para cada actitud que el sospechoso deba tomar. Diga: ¡Alto, policía! ¡Levante las manos!
¡Coloque las manos sobre la cabeza! ¡Entrelace los dedos! ¡Míreme! ¡Arrodíllese! Por
procedimiento, un solo policía debe hablar, de lo contrario puede existir confusión en las
órdenes dadas.
Procure siempre mantener contacto visual con el sospechoso; esté protegido, mas no lo
pierda de vista. En todo momento mantenga control sobre las manos del sospechoso, ellas
son el más probable lugar de donde puede surgir una agresión. Mantenga bajo control al
sospechoso, no permita que se mueva sin su autorización.
Diga frases con verbos imperativos, con un tono de voz alto, demuestre convicción y de-
terminación en lo que está haciendo. Acuérdese de modular el tono de voz siempre que
exista acatamiento a las órdenes: baje el tono, conquiste la confianza del sospechoso. Sin
embargo, esté siempre atento al recurso de elevar bruscamente el tono de la voz en caso
que perciba alguna actitud errada.
En caso de que el sospechoso no obedezca, repita las órdenes, insista con firmeza y procu-
re no demostrar nerviosismo. Continúe insistiendo, mantenga su profesionalismo y no se
exponga a riesgos. Procure el diálogo evitando discutir, no entre al “boca a boca”, resista la
tentación de quedar disputando la voz con el sospechoso. Deje que él hable lo que quiera,
manténgase calmado, insistiendo en sus órdenes firmes e imperativas demostrando su
determinación. Pregunte: ¿qué está pasando aquí? ¿Por qué no obedece mis órdenes?
Considere las posibles razones por las cuales el sospechoso estaría resistiendo pasivamen-
te. Entre otras:
Cualquiera que sean las posibilidades procure pensar tácticamente, priorice su seguridad
y evite caer en la trampa de las provocaciones. Existen policías que llevan estas situaciones
al campo personal y pierden el control. Al hacerlo exponen innecesariamente su vida y la
de sus camaradas, además de cometer actos de violencia.
Solamente cuando sea necesario dominarlo para enmanillarlo o realizar un cacheo, usted
puede estar más cerca del sospechoso; en los demás casos, es recomendable mantener
una prudente distancia que evite que se produzcan enfrentamientos e incluso contactos
físicos innecesarios.
daría a usted mayor probabilidad para percibir la amenaza, analizarla y responder conve-
nientemente.
Tome en cuenta que el tiempo que usted necesita para reaccionar, siempre debe ser mayor
al tiempo que requeriría el sospechoso para agredirlo.
Existen tres (3) posturas básicas que puede adoptar el policía en función de las circunstan-
cias de la intervención:
80
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Preséntese tranquilo, pero a la vez alerta para poder moverse rápidamente y defenderse.
En caso que la persuasión no funcione, evalúe la necesidad de elevar el nivel de fuerza.
Cuando considere necesario acercarse más al sospechoso, usted deberá cambiar de pos-
tura en la medida que la mayor proximidad disminuye su tiempo de reacción.
b
81
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Comando General de la Policía Nacional
b. Postura de alerta
La postura de alerta debe ser adoptada cuando usted se encuentre dentro del área
de riesgo o de alcance del sospechoso (menos de tres metros). Las manos del policía
deben ser colocadas a la altura de sus hombros, mostrando las palmas para no sugerir
agresividad. El lado de su cuerpo en el que se encuentra el arma debe ser manteni-
do alejado y fuera del alcance del sospechoso (incluso visualmente). Con sus manos
elevadas, usted estará en condiciones de bloquear o defenderse de un golpe, o prote-
gerse con la rodilla de patadas en la entrepierna. Manténgase preparado para alejarse
rápidamente, si fuese necesario.
c. Postura defensiva
Al invadir el espacio personal del sospechoso (muy cercano), permanezca listo para
controlarlo físicamente, elevando sus manos a la altura del rostro. Adopte una posición
de guardia alta sin cerrar los puños. Esta postura defensiva facilita la protección de
su cabeza. Al mantener las palmas de las manos dirigidas hacia el sospechoso, usted
sigue mostrando una imagen no agresiva.
Al moverse dentro del espacio de reacción permanezca atento. No permita que el sos-
pechoso se le acerque. Si usted considera que no es posible dominarlo con técnicas
de defensa personal no se acerque, pues esto compromete su seguridad y reduce sus
opciones de protección. Mientras interactúe con el sospechoso recuerde seguir emi-
tiendo órdenes de acuerdo con las recomendaciones relativas a la verbalización.
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
〉〉 CAPÍTULO II
USO DE LA FUERZA
A. INTRODUCCIÓN
En todas las sociedades se han dado a la policía diversas atribuciones para los fines de la
aplicación de la ley y el mantenimiento del orden público. En el ejercicio o aplicación de
esas atribuciones, el policía tiene inevitablemente un efecto inmediato y directo en los
derechos y libertades de los ciudadanos.
Es esencial, por consiguiente, adoptar medidas que impidan su uso excesivo o indebido.
Esto se logrará a través de la capacitación del personal policial en temas referidos a solu-
ción pacífica de conflictos, estudio del comportamiento de multitudes, así como técnicas
de persuasión, negociación y mediación. De presentarse excesos en el uso de la fuerza, se
dispondrán las investigaciones y sanciones correspondientes.
83
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Comando General de la Policía Nacional
Como nos muestra el día a día de la actuación policial, no toda intervención puede ser
resuelta de un modo pacífico con el uso de la verbalización, la negociación, la mediación
y la persuasión. Por tanto, los policías deben estar entrenados y preparados para la ex-
cepcionalidad; o sea, usar la fuerza a fin de ejercer control del presunto infractor en las
circunstancias en que fuese necesario.
Para evaluar la gravedad de la amenaza o agresión se debe considerar, entre otras circuns-
tancias, la intensidad y peligrosidad de la agresión, la forma de proceder del agresor, la
hostilidad del entorno y los medios de los que disponga el policía para defenderse (entre-
namiento y equipamiento).
Finalmente, para evaluar el nivel de fuerza a emplear, se debe considerar las opciones de res-
puesta policial (ver Modelo de Uso de Fuerza) en función de los dos parámetros anteriores.
Debe tenerse en cuenta, adicionalmente, que cuando las consecuencias negativas del uso
de la fuerza sean superiores al objetivo legal pretendido y a la gravedad de la amenaza o
agresión sufrida, se recomienda al policía abstenerse de seguir usando la fuerza.
Entrene y practique para tener la condición de control con los sospechosos, escogiendo
las respuestas tácticas que van desde la simple presencia policial hasta el uso del arma de
fuego (fuerza potencialmente letal). La violencia demuestra pérdida del control, la fuerza
implica una acción conciente, controlada y orientada correctamente. En cada encuentro
entre un policía y un ciudadano sospechoso, debe fluir una secuencia lógica y legal de
causa y efecto, basada en la percepción del riesgo y la evaluación de la actitud de la perso-
na. El uso diferenciado y progresivo de la fuerza es la selección adecuada de las opciones
de fuerza por el policía, en respuesta al nivel de resistencia del individuo sospechoso o
infractor a ser controlado.
Análogamente, las redes pueden ser un medio eficaz para controlar a un individuo muy
combativo y agresivo; sin embargo, la aplicación adecuada requerirá el uso de dos o tres
policías capacitados en su empleo.
Siempre que usted fuese llamado a realizar una intervención con el uso de la fuerza, princi-
palmente en su uso extremo que es el uso potencialmente letal, debe tener una prioridad
en términos de seguridad:
2. Niveles de resistencia
a. Pasiva.
• Riesgo latente. Es la amenaza permanente no visible presente en toda interven-
ción policial.
• Cooperador. Acata todas las indicaciones del efectivo policial, sin resistencia mani-
fiesta durante la intervención y procedimientos policiales.
• No cooperador. No acata las indicaciones. No reacciona ni agrede.
b. Activa.
Resistencia física. Se opone a su reducción, inmovilización o conducción, llegando a
un nivel de desafío físico.
Agresión no letal. Agresión física al personal policial o personas involucradas en la
intervención, pudiendo utilizar objetos que atenten contra la integridad física.
Agresión letal. Acción que pone en peligro inminente de muerte o lesiones graves al
efectivo policial o a personas involucradas en la intervención.
a. Preventivo
Contacto visual. Es el dominio visual sobre una persona, vehículo, área o instalación, que
permite ejercer un control con la finalidad de impedir la realización de un acto ilícito.
b. Reactivo
Control de contacto. Se emplean habilidades tácticas por parte del policía en defensa
personal policial para asegurar y controlar al sospechoso. En ciertas situaciones, habrá
la necesidad de dominar al sospechoso físicamente. En este nivel los policías utilizan
primeramente las técnicas de manos libres para inmovilizar al individuo, compren-
diendo técnicas de conducción e inmovilización, inclusive a través de las manillas.
Control físico. Es el empleo de las técnicas policiales que permiten controlar, reducir,
inmovilizar y conducir al intervenido, evitando en lo posible causar lesiones, pudiendo
utilizar agentes químicos (spray).
Tácticas defensivas no letales. En este nivel recurriremos al equipo con el que conta-
mos (bastón policial), que nos permitirá contrarrestar y superar el nivel de resistencia.
Asimismo, con la intención de lograr un impacto psicológico para que el intervenido
desista de su actitud, habrá situaciones en las que tendremos que desenfundar nues-
tra arma de fuego.
Fuerza potencialmente letal. Al enfrentar una situación agresiva que alcanza el úl-
timo grado de peligro, el policía puede utilizar tácticas absolutas e inmediatas para
detener la amenaza mortal y asegurar el control definitivo, pero sólo cuando los re-
cursos antes mencionados no resulten eficaces dada la situación. El policía dispara del
arma de fuego contra el cuerpo de quien ejerza una agresión letal, con el objeti¬vo de
controlarlo y defender la vida propia o de terceras personas.
Los niveles de resistencia que puede ejercer la persona intervenida deben ser enten-
didos de forma dinámica, ya que se puede pasar gradual o repentinamente del primer
nivel hasta el máximo nivel o viceversa.
No siempre se van a dar en una intervención todos los niveles del uso de la fuerza, toda
vez que habrá oportunidades en que bastará una buena verbalización para lograr el
control de la situación que se enfrenta, y otras en que hagamos uso inmediato de la
fuerza poten¬cialmente letal.
Por tanto, el policía debe estar concentrado en observar los cambios de los niveles de
resistencia de la persona intervenida, para decidir qué nivel de uso de la fuerza debe
emplear, el mismo que debe ser progresivo y diferenciado. Esta decisión se basa en el
grado de confianza alcanzado por una buena formación, permanente capacitación,
entrenamiento, evaluación, experiencia y el equipo adecuado para cumplir la misión.
En el desarrollo de los niveles del uso de la fuerza, encontramos las respuestas al cuán-
do y al cómo debemos usarla, concluyendo que el efectivo policial siempre hace uso
de la fuerza y no de la violencia y que lo hace de una manera profesional.
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Agresión Fuerza
letal potencial
letal
Tácticas
Agresión no letal defensivas
no letales
Cooperador Verbaliazación
SOSPECHOSO POLICÍA
Es recomendable que toda intervención policial se resuelva sin el uso de la fuerza, apelan-
do principalmente a la verbalización; pero eso no es siempre posible. Los principios que
rigen el uso de la fuerza son la legalidad, la necesidad, la proporcionalidad y la ética. El em-
pleo de la fuerza presupone la búsqueda de un objetivo legítimo y usted debe hacerlo de
una forma moderada, actuando proporcionalmente a la agresión o amenaza de agresión,
utilizando la cantidad de fuerza necesaria para controlar al sospechoso.
90
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Si usted es amenazado o agredido con fuerza letal, la respuesta legal, necesaria y propor-
cional será reaccionar utilizando la fuerza potencialmente letal para controlar al agresor,
defendiendo su vida o la de los demás.
Habilidad
Oportunidad riesgo
Los tres lados de un triángulo equilátero representan tres factores: habilidad, oportunidad
y riesgo. Los tres tienen que estar presentes para justificar el uso de fuerza letal.
a. Habilidad
Es la capacidad física del sospechoso de causar daño a un policía u otra persona ino-
cente. Eso significa, en otras palabras, que el sospechoso posea un arma capaz de pro-
vocar la muerte o una lesión grave, como por ejemplo, un arma de fuego o un arma
blanca. Habilidad también puede incluir la capacidad física, a través de un arte marcial
o de la fuerza física, significativamente mayor al del policía.
b. Oportunidad
Respecto al potencial del sospechoso para matar o herir gravemente. Un sospechoso
desarmado puede tener la habilidad de herir seriamente o matar a otra persona de
menor contextura física o menos condicionada. La oportunidad, entretanto, no existe
91
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c. Riesgo
Existe cuando un sospechoso toma ventaja de su habilidad y oportunidad para colocar
al policía u otra persona inocente en un eminente peligro físico. Una situación donde
un sospechoso de atraco a mano armada es perseguido, se constituye en un riesgo.
Razonar sobre el triángulo de la fuerza letal, puede auxiliarlo a decidir sobre la acción
a tomar en esa situación.
Además de eso, al enfrentarse con un sospechoso no cooperativo que está armado,
usted debe, en primer lugar, buscar un abrigo (protección). En seguida, debe aumen-
tar la distancia entre usted y el agresor, lo que dificultará su ataque. En tercer lugar,
solicite refuerzos, no tiene que resolver la situación aisladamente (no más héroes). Au-
mentar el número y la calidad (equipos especializados) de policías en el lugar puede
desanimar al agresor. En último caso, habiendo demasiado riesgo para usted y para la
comunidad, evalúe la posibilidad de efectuar una retirada táctica, facilitando la fuga
del agresor, pues efectuar un arresto puede esperar una nueva oportunidad, mas la
pérdida de una vida es irreversible.
Las habilidades motoras combinan procesos cognitivos y acciones físicas que capacitan a
la persona a realizar tareas físicas, como por ejemplo, disparar un arma. La coordinación
motora gruesa agrupa la acción de grandes grupos musculares, preparando a la persona
para luchar o huir. Esas tareas dependen de gran fuerza y son provocadas por situaciones
de alto stress, en las que el organismo procesa adrenalina y otras hormonas.
La coordinación motora fina utiliza pequeños grupos musculares, como los de las manos y
los dedos. Esas habilidades siempre implican la coordinación de las manos con los ojos; por
ejemplo, al disparar. Esa tarea requiere un nivel bajo o inexistente de stress para obtener un
resultado óptimo. En situaciones de alto stress, la coordinación motora fina rápidamente
se acaba.
92
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Durante las situaciones que involucren el uso de la fuerza letal, los policías experimentan
una aceleración del ritmo cardiaco que deteriora la coordinación motora fina y compleja,
dificultando el manejo del arma y la adopción de las posiciones de tiro. La elevación del
ritmo cardiaco afecta al sistema nervioso de tal modo que perjudica la respiración y otras
funciones vitales involuntariamente. El organismo produce hormonas poderosas, como la
adrenalina y otras substancias similares, que aumentan el ritmo cardiaco, la presión san-
guínea y redirecciona la sangre de las extremidades (dedos) hacia los grandes grupos mus-
culares (pecho, piernas y brazos).
Cuando utiliza su arma, usted no dispara para asustar –tampoco para herir, ni para desar-
mar– sino para interrumpir una agresión o una amenaza que afecta su vida y la de otras
personas. El objetivo es hacer que el sospechoso cese su ataque ilegal tan rápido y eficien-
temente como sea posible. Considerando todas las variables fisiológicas que interfieren
negativamente, dificultando el comportamiento del policía en estas situaciones de emer-
gencia, en la medida de lo posible, los disparos deben ser hechos minimizando los efec-
tos traumáticos al agresor. Usted quiere y precisa pararlo y neutralizarlo; pero no desea
matarlo.
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Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
tercera
parte
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
〉〉 CAPÍTULO I
USO Y MANEJO DEL ARMA DE FUEGO
Y DEL EQUIPO POLICIAL
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Los efectivos policiales, para el cumplimiento de su servicio, deben contar con un equipo
policial básico, principalmente un bastón policial PR - 24, manillas, gas en spray, linterna, li-
breta de notas, chaleco balístico, arma de fuego y munición reglamentaria. Es fundamental
y necesario que conozcan su uso y manejo, así como la ubicación de los mismos al portar-
los, de tal manera que al momento de actuar puedan utilizarlos sin perder de vista el riesgo
que se enfrenta. Esto se logrará a través de una permanente práctica, continuo entrena-
miento y una evaluación periódica. Los efectivos policiales sólo deben estar autorizados a
portar armas de fuego después de terminar la capacitación inicial o el entrenamiento res-
pectivo (PB 19). Los programas de capacitación y entrenamiento deben contener ejercicios
prácticos a la luz de casos concretos que simulen situaciones reales (PB 20).
Existen Unidades Policiales que, por la naturaleza de su función, deben contar también
con un equipamiento especial: casco protector, máscara antigás, protectores corporales,
escudos, escopetas, rifles lanza gas y armas largas, entre otros, que permitan proteger a sus
miembros y ofrezcan más alternativas en el uso de la fuerza (PB 2).
A. MANILLAS
1. Generalidades
También conocidas como “esposas” o “grilletes”, constituyen un elemento muy útil e im-
prescindible del equipo básico del policía, pues no sólo permiten neutralizar la acción
agresiva del delincuente o infractor de la ley sino también la sujeción momentánea de
estos para su aseguramiento o conducción ante la autoridad competente.
Como herramienta policial, las manillas pueden definirse como un instrumento metálico que
consta de dos anillas unidas y cuyo objetivo es reducir la libertad de movimiento de los bra-
zos de una persona, una vez puestas sobre las muñecas. Por su forma, están concebidas para
no causar lesiones, a pesar de que signifique la inmovilización parcial de una persona.
• Posibilidad de fuga.
• Posibilidad de que se agrave la situación (estado anímico, influjo de drogas o alco-
hol, autolesiones).
• Amenaza potencial a la seguridad de los policías o de terceros.
• Antecedentes anteriores de reincidencia o prontuario del sospechoso (por norma,
todo delincuente debe ser enmanillado).
• Toda persona detenida (en los diferentes movimientos que se requiera).
99
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Un correcto uso de las manillas controla al sospechoso y minimiza los riegos de la situa-
ción, anulando la necesidad de utilizar un nivel superior del uso de la fuerza. Nunca deben
ser usadas como un instrumento de subyugación o humillación.
Recuerde: las manillas no son a prueba de fuga, son instrumentos temporarios. Mantenga
al sospechoso bajo constante vigilancia.
Se debe considerar:
• Enmanillar al sospechoso con las manos atrás (siempre), por diversos motivos: pri-
mero, porque una persona esposada por delante tiene un gran control de los brazos
y su grado de inmovilización es mínima; segundo, porque la cerradura, como cual-
quier otro mecanismo, es susceptible de ser manipulada.
• La posición de las manos es con las palmas para afuera.
• El cerrojo de la llave debe estar siempre para arriba.
• Evite lesionar al sospechoso cuando lo enmanilla.
• Verifique que las manillas no queden flojas o demasiado apretadas.
• Asegure las manillas, utilizando su sistema de seguro.
• Antes de utilizar la manilla, es recomendable que la parte dentada de ésta tenga 3 o
4 dientes sobresalidos, para facilitar el enganche o cierre.
2. Descripción
[1] Brazo movible. [2] Brazo fijo. [3] Canaleta. [4] Cajón de mecanismos. [5] Cerrojo,
chapa, cerradura o entrada de llave. [6] Punta de gancho con su parte dentada. [7]
Remache. [8] Eslabón sin fin u ojo giratorio. [9] Eslabones o cadena. [10] Seguro o
mecanismo de doble cerradura.
1 5 6
2 7
3 8
4 9
10
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
B. GAS EN SPRAY
Es una herramienta de reciente incorporación a la labor policial y está sometido a las mis-
mas limitaciones que requiere cualquier uso de la fuerza; es decir, que sea Legal, Necesario
y Proporcional. El objetivo básico del gas en spray es la neutralización y reducción de uno
o más agresores, sin emplear medios contundentes, ni afectar la integridad física de los
mismos.
1. Características
Los sprays suelen tener como componentes agentes lacrimógenos, normalmente derivados
del cloro, y otros gases que sirven para garantizar la presión de salida del componente.
Existen sprays de interior y de exterior. Los primeros suelen ser una especie de gel o es-
puma líquida y los segundos suelen ser gas. Los sprays de interior no se dispersan hasta
ocupar todo el espacio, como sí lo hacen los gases de exterior.
Eso implica que los primeros han de aplicarse directamente sobre el agresor, mientras que
los segundos se pueden aplicar en dirección al agresor.
2. Efectos
Por principio, los sprays son herramientas de defensa, por lo cual no están concebidos para
causar daño. A pesar que producen molestias físicas importantes, no suelen dejar secuelas
ni son tóxicos. Sin embargo, en caso de persistir las molestias físicas, se debe proporcionar
el auxilio médico necesario.
Una vez aplicados, los primeros efectos se dejan sentir en décimas de segundo. Consisten
básicamente en un escozor en la piel, más intenso en las partes más sensibles del cuerpo.
Cuando estas partes son los ojos y la nariz, el escozor es muy grande y da la sensación de
asfixia. Todos estos efectos van disminuyendo hasta su desaparición total en un intervalo
101
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que puede variar entre 15 minutos y media hora. Los sprays de espuma líquida o gel tienen
los mismos efectos que los gases, con la diferencia de que sólo afectan la parte del cuerpo
en contacto con la espuma o gel. El tiempo de inicio de la acción incapacitante es de medio
segundo a un segundo. Igual que en el caso anterior, los efectos se reducen con el tiempo,
si bien es necesario lavarse con abundante agua para eliminarlos totalmente.
3. Utilización
El spray es ideal para defenderse de agresiones por más de un individuo, siempre y cuando es-
tos no utilicen armas de fuego. Constituye el medio idóneo para enfrentarse a armas no letales,
siempre que no sea a una distancia inferior a metro y medio aproximadamente. A una distancia
menor es fácil ser blanco de la agresión incluso después de haber utilizado el spray.
El bastón policial utilizado por el personal entrenado es una excelente arma defensiva,
que permite establecer un espacio de seguridad mayor al de la protección alcanzada con
brazos y pies. Debe emplearse adecuadamente y nunca debe utilizarse como elemento
de castigo ni como arma ofensiva o de intimidación. Sin embargo, de presentarse alguna
situación involuntaria, se deberá proporcionar la asistencia médica.
1. Características técnicas
El bastón policial PR-24 es parte del equipo básico empleado por los miembros de la Policía
Nacional y también es llamado bastón tonfa. Pesa 400 gramos, mide aproximadamente 60
centímetros de largo, posee una empuñadura lateral de 15 centímetros (yawuara) y está
construido en una sola pieza de policarbonato inyectado de alto impacto.
Su resistencia es muy grande ya que soporta hasta 6.000 kilogramos entre ambas puntas
sin romperse. También resiste sin variaciones la acción de agentes químicos y los cambios
bruscos de temperatura. Es un excelente aislante de la corriente eléctrica por lo cual puede
ser utilizado para rescatar personas expuestas a descargas de tensión y constituye un ele-
mento de seguridad para las intervenciones que exijan las roturas de vidrios, puertas, etc.
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2. Antecedentes históricos
El TONFA se originó en la isla de Okinawa en Japón como un elemento de trabajo de ese
pueblo de pescadores y agricultores. Específicamente eran frenos de ruedas de piedras
utilizadas para la molienda de granos y estaban confeccionados artesanalmente en ma-
dera muy dura. Poseían una forma rectangular con una empuñadura inserta en uno de
sus extremos.
En EE.UU. en la década del 50 un policía adaptó la forma para transformarla en lo que hoy
conocemos como el bastón policial.
De esta manera resulta muy conveniente conocer la vulnerabilidad, posibles lesiones y fuen-
tes de complicaciones que las distintas regiones del cuerpo pueden sufrir. En una breve rese-
ña anatómica expondremos las localizaciones, peligros y consecuencias que producen:
a) Región encéfalo facial. Alto riesgo en los traumatismos de cráneo por posible frac-
tura, hemorragias meníngeas o intracerebrales que pueden llevar al coma y la muerte
en plazos que oscilan entre lo inmediato y 2 ó 3 días. Órganos nobles: ojos. Áreas vul-
nerables: orejas y nariz, por sus finos cartílagos y piel; maxilar inferior, fácil de fracturar;
y la laringe, pues su estructura cartilaginosa es débil ante los traumas.
b) Región torácico abdominal. Lo más expuesto son las clavículas, que se fracturan
con relativa facilidad. Si bien se neutraliza al individuo por dolor, generalmente no trae
complicaciones. Las costillas son vulnerables al trauma directo localizado, pero muy
resistentes en el conjunto de la jaula torácica. Dentro de esta región debemos destacar
dos zonas peligrosas fundamentales:
c) Región hepática. Muy vulnerable y peligrosa porque el hígado es una víscera maci-
za que puede rasgarse por los traumatismos contusos fuertes, provocando importan-
tes hemorragias internas que de no ser tratadas quirúrgicamente en forma urgente
pueden provocar la muerte por shock hipovolémico (ausencia ó disminución extrema
de la sangre circulante que queda retenida en la cavidad abdominal).
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
d) Región esplénica. Localizada a la izquierda del tórax, donde terminan las costillas.
Allí se ubica el bazo, órgano macizo, friable (se desintegra fácilmente), muy rico en vasos
sanguíneos y altamente vulnerable a los traumas y desgarros por traumatismos contu-
sos. La menor lesión produce hemorragias intensas que pueden llevar a la muerte.
e) Región renal. En la parte posterior baja del tórax se encuentran los riñones, fuera de
la cavidad peritoneal del abdomen. Son tan vulnerables, como el hígado o el bazo, y
ante los traumas literalmente “se rompen” y sangran produciendo hemorragia interna
y hemorragia externa que se manifiesta por la hematuria (orina con sangre).
Las vísceras huecas del abdomen son muy móviles y elásticas, y se adaptan a los cam-
bios de posición y presiones que se ejercen sobre ellas. No olvidemos que en la “boca
del estómago”, ante un traumatismo intenso se produce el famoso knock out de los
boxeadores; esto es, un desmayo repentino por alteración neurológica ante un impac-
to en el plexo solar allí localizado.
f) Región genital. Tanto en el hombre (los genitales son externos), como en la mujer
(los genitales son internos), los traumatismos implican riesgos médico legales igual-
mente importantes. Tanto es así que estas lesiones son frecuentemente catalogadas
de gravísimas (dejan consecuencias permanentes).
De todo esto podemos deducir que no existe región sin riesgos. Pero ante la eventua-
lidad y necesidad extrema de tener que proceder, vale la pena recalcar que los trau-
mas en los miembros implican menos riesgos, si bien jurídicamente una fractura o
una luxación están catalogadas como lesiones graves, exponen a un riesgo de menor
gravedad que el estallido de un órgano como el bazo o el hígado.
AREA VERDE. Trauma leve. Las lesiones tienden a ser temporales; sin embargo,
puede haber excepciones.
ÁREA AMARILLA. Trauma moderado a serio. Las lesiones son de mayor duración.
ÁREA ROJA. Trauma muy elevado. Las lesiones fluctúan entre serias y duraderas,
pudiendo causar pérdida de conciencia, daños graves o muerte.
106
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
5. Técnicas de uso
a. Partiendo de la posición preventiva
• Se utiliza manteniéndolo ligeramente alzado para empujar a un grupo de perso-
nas, haciéndolos retroceder o para evitar que se acerquen a una zona restringida.
También se puede utilizar sólo la palma de la mano, adelantándola, para lograr el
objetivo.
• De la misma posición, podemos utilizar el bastón PR 24 con el extremo posterior
“hincando” en el abdomen, alejando así a las personas que obstaculicen el despla-
zamiento o intenten ingresar a una zona restringida.
• Se debe golpear sobre las partes de mayor volumen muscular (piernas, glúteos, bra-
zos); no golpear en la cabeza, cuello o tórax (ver dibujo).
• Al ceder el infractor en su actitud agresiva o violenta, se debe interrumpir el uso del
bastón policial. Recuerde que usted está protegiéndose y disuadiendo al interveni-
do, no lo está atacando, agrediendo o castigando.
BAJO
Se procede de la misma forma que en los casos anteriores, con la diferencia de que las
defensas estarán proyectadas a la parte baja del oponente.
LATERAL
Como las anteriores, pero desplazando el bastón al costado del cual se recibe el ataque.
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Comando General de la Policía Nacional
D. ARMA DE FUEGO
El empleo de armas por parte del policía, debe
ser motivado por la exigencia del cumplimiento
de la ley, luego de haberse agotado todos los
medios disponibles y realizado las persuasiones
y prevenciones reglamentarias.
El conocimiento completo del uso de cualquier instrumento técnico presupone una apli-
cación gradual, empezando de las acciones más elementales y del empleo de prototipos
menos complejos, hasta llegar al dominio completo y adecuado, en este caso, de una de
las más importantes herramientas de nuestro trabajo.
A los ojos del neófito el disparar un arma de fuego, ya sea lento o rápido, parece ser bastan-
te fácil; incluso se suele pensar que es suficiente tomar el arma, prepararla, apuntar y dispa-
rar. Pero en la práctica el disparar efectivamente presenta varios problemas y dificultades,
pues requiere una compleja coordinación de varias funciones mentales y corporales.
No se necesita tener aptitudes naturales extraordinarias para poder dar en el blanco. El deseo de
aprender y mejorar junto a un entrenamiento competente, son los factores más importantes para
desempeñarse eficaz y eficientemente con un arma. Recuerde, camarada, que en caso de alguna
acción delincuencial la balanza estará siempre inclinada a favor de su atacante o atacantes: él ha-
brá sacado primero su arma; el actuará y usted tendrá que reaccionar; a él no le importa a donde
vayan sus disparos, a usted sí le importa y mucho; él no tiene reglas que seguir, nosotros sí.
Asegúrese de que el arma que porta esté en perfectas condiciones de operación. Nunca
trate de modificar un arma para alojar cartuchos distintos de la munición prescrita para esa
arma, pues el uso de munición no apropiada puede producir graves lesiones a quien dis-
para y a otras personas, así como la destrucción del arma. Las armas de fuego y municiones
de uso reglamentario y de dotación personal en el servicio policial son: el revólver calibre
38 y la pistola calibre 9 mm.
Cuando se porta un arma, ésta deberá estar siempre cargada. No hay nada más fatal y riesgoso
para un policía que hallarse en la necesidad de usarla o en peligro de muerte, y estar sin su arma
de reglamento, o estar con ella pero descargada o contar con la munición insuficiente.
Lleve siempre su arma en el mismo lugar del cuerpo, además de utilizar la misma funda,
tanto en las prácticas o entrenamiento como en el servicio. Practique sacar su arma de la
funda sin mirar a ella y lo más rápido posible; mantenga la vista siempre en el oponente o
en el blanco hacia el cual va a disparar, pero no se olvide que toda práctica debe realizarse
en el campo de tiro o polígono.
Cuando el policía dispara su arma no lo hace para asustar, herir o desarmar. El disparo
se hace para interrumpir una agresión o amenaza que atente contra su vida o de la otra
per¬sona. El objetivo es lograr que el agresor cese su ataque ilegal de manera inmediata.
El disparo del arma de fuego en estas circunstancias puede resultar letal por las caracterís-
ticas del arma utilizada (o tipo de munición), por la región del cuerpo en la que la munición
impacta o por la capacidad de resistencia física de la persona afectada. Esto quiere decir que
la letalidad no es necesariamente consecuencia de una intención deliberada del policía.
Sin embargo, cuando las circunstancias así lo permiten, el policía deberá priorizar el dis-
paro selectivo en determinada zona del cuerpo (piernas, bajo vientre) con la finalidad de
reducir al mínimo las lesiones. Esto, siempre que no ponga en riesgo su seguridad o la de
terceros, teniendo en cuenta la intensidad y peligrosidad de la agresión, así como el obje-
tivo que se persigue. (PB 5a, b; 11b)
Para utilizar adecuadamente un arma de fuego, con seguridad y precisión, los efectivos
policiales deben estar familiarizados con las normas de seguridad, fundamentos y posi-
ciones básicas, practicar los aspectos fundamentales de tiro y los ejercicios que mejoren el
manejo del arma de fuego. (PB 19)
111
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En situaciones en las cuales los infractores realizan disparos contra el efectivo policial, éste
no debe responder los disparos automáticamente sin tomar en cuenta los principios de
Legalidad, Necesidad y Proporcionalidad que se presentan para cada caso en particular. En
muchas ocasiones, no disparar en respuesta es una señal de profesionalismo policial y no
de cobardía, como se podría pensar.
Al disparar su arma de fuego, el policía debe prestar especial atención al entorno; en par-
ticular verificar que no se ponga en riesgo la vida o la integridad física de las personas. Por
el contrario, cuando los delincuentes disparan sus armas, no toman en cuenta ninguna de
estas limitaciones técnicas (balas perdidas). Incluso el hecho de que la policía deba ocu-
parse de atender a las personas heridas por ellos puede facilitarles su fuga. Recuerde que,
como prioridad, el policía debe asegurar su vida y la de los demás antes de ocuparse de la
captura de los infractores.
2. Normas de seguridad
Si alguien le entrega una pistola o revólver, o lo recoge usted, examínelo para asegurarse
de que no está cargado. Si es una pistola automática, quite el cargador, deslice hacia atrás
la guía (corredera) y verifique; si se trata de un revólver, haga desviar el cilindro (tambor)
hacia fuera y saque el vástago extractor.
Nunca manipule, apunte o mire por el punto de mira de un arma de fuego sin abrirla y ase-
gurarse completamente de que no está cargada. No haga esta operación con prisa, mire de
nuevo para asegurarse de que no ha cometido un error.
Mantenga el arma apuntando en dirección segura con el dedo fuera de la cola del dispara-
dor hasta haber alineado la mira con su blanco y estar seguro de disparar.
Durante las prácticas, no dispare nunca a la superficie del agua ni a una superficie plana y
dura, bien sea horizontal o en ángulo, pues el proyectil puede rebotar.
Antes de dejar el arma fuera de su control inmediato, asegúrese de que esté descargada y
de que no contiene balas o cartuchos (no guarde arma y munición juntos). No la deje de
forma que pueda ser manipulada, utilizada o robada. En lo posible, manténgala bajo llave.
3. Destrezas
Como una cuestión previa, es importante que el efectivo policial conozca sus destrezas,
habilidades y características personales:
• Mano fuerte
Se entiende como mano fuerte la de mayor dominio o habilidad.
• Ojo dominante
Es aquél que trasmite mayor imagen al cerebro, aun cuando se mantenga los dos
ojos abiertos. La manera práctica de reconocerlo es fijando la vista a un punto a
través del dedo pulgar estirado, cerrando alternadamente los ojos. El ojo dominante
será aquél que permita visualizar el pulgar y el punto en una sola línea.
4. Fundamentos básicos
a. Empuñamiento
Es la forma en que se sujeta el arma. La mano fuerte forma una “V” con el pulgar y el
índice, la empuñadura del arma descansa en la palma de la mano con la “V” colocada lo
más alto posible en la espiga (base alta de la empuñadura de la pistola o revólver).
113
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• El dedo índice descansa a lo largo del armazón, por encima del guardamonte y por
debajo de la corredera (conjunto móvil o tambor).
• Los tres dedos restantes de la mano fuerte rodean firmemente la empuñadura.
• El pulgar de la mano fuerte yace a lo largo del armazón por encima de la empuña-
dura y por debajo de la corredera.
• La mano débil envuelve con firmeza los dedos de la mano fuerte, paralelamente a
tierra.
El pulgar de la mano débil descansa paralelamente y por debajo del pulgar de la mano
fuerte, con la base del pulgar (palma) firmemente en contacto con la empuñadura.
b. Posición del cuerpo.
114
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Independientemente de la cober-
tura, la mejor posición es aquella
en la que el tirador puede dispa-
rar con mayor eficiencia el arma y
sentirse razonablemente cómodo.
Si bien la incomodidad o tensión
extremas tienden a aumentar los
errores en los disparos, una posi-
ción relajada puede evitar la recu-
peración del retroceso en un rápi-
do fuego de acción doble.
d. Control de la respiración
El control de la respiración por parte del tirador contribuye a la perfecta estabilidad del
cuerpo y ésta a la estabilidad del arma.
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En efecto, el brazo que sostiene el arma sigue los movimientos naturales de la caja
torácica producidos por la respiración. Para contrarrestar este fenómeno, que produ-
ce efectos negativos en el momento del disparo, el tirador debe necesariamente blo-
quear la respiración durante la fase de puntería y de la salida del disparo.
Cuando se apunta el brazo en dirección del blanco, el tirador debe inspirar normal-
mente. Cuando el arma está perfectamente apuntada debe espirar más o menos la
mitad del aire y bloquear la respiración durante la fase de la presión del dedo sobre
la cola del disparador. Esto último tiene que hacerlo en un tiempo no superior a los 8
segundos. Después el tirador debe disparar en una situación de apnea.
Para conseguir una buena técnica del disparo es necesario mucho ejercicio, con prue-
bas continuas de tiro sin cartuchos, a fin de memorizar la presión necesaria para utili-
zar su propia arma.
116
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
a. Posición de entrevista
Adoptando una posición normal, es aquella en la que el efectivo policial se encuentra
con el arma enfundada, manteniendo las manos en forma pasiva, y no amenazadora,
en frente del abdomen, lo que le permitirá acceder rápidamente al equipamiento que
porta.
b. Posición de contacto
La mano débil sobre la hebilla de la armadura o ligeramente por encima de ella. La
mano fuerte en la empuñadura del arma, el pulgar abre el botón del seguro de la fun-
da, el índice extendido a lo largo de la parte exterior de la funda, los dedos restantes
alrededor de la empuñadura de la pistola o revólver.
a b
d. Posición de alerta
Ante la inminencia de una amenaza, pero desconociendo su proximidad, se adopta la
siguiente posición: se desenfunda el arma llevándola a la altura del pecho, debiendo
ésta permanecer lo más cerca del cuerpo, con la boca del cañón ligeramente hacia
abajo, listo para alinear con la vista y efectuar el disparo.
117
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c c
d e
Después de disparar, el efectivo policial deberá verificar que no existan otras ame-
nazas y adoptará la posición de alerta, evaluando su zona de responsabilidad ante
posibles amenazas adicionales.
La posición que debe adoptar el efectivo policial responde a la evolución del riesgo
que se enfrente y no necesariamente debe seguir la secuencia descrita.
Asimismo, el arma nunca se enfunda sin hacer antes una verificación en la posición
preventiva, con la finalidad de comprobar que el arma esté asegurada (despejando
munición de la recamara, revisando el seguro). Esto también refuerza la evaluación de
la situación que se enfrenta antes de enfundar definitivamente el arma.
“No basta que el policía sepa disparar, más importante es saber cuándo y cómo hacer-
lo, porque muchas veces son los procedimientos policiales correctos y no los disparos
los que preservan la vida y solucionan los problemas”. (N. Giraldi)
118
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Art. 56. El empleo de armas por parte del policía, debe ser motivado por la exigencia
del cumplimiento de la ley luego de haberse agotado todos los medios disponibles y
realizadas las persuasiones y prevenciones reglamentarias.
Art. 57. Cuando existan víctimas fatales por efecto del uso de armas, se debe levantar
el proceso correspondiente a fin de establecer las responsabilidades del caso.
Art. 58. El uso indebido de las armas dará lugar al proceso administrativo pertinente y
al juicio penal a que diera lugar el caso.
Código Penal
Art. 11. Causas de Justificación. Está exento de responsabilidad:
I. Legítima defensa. El que en defensa de cualquier derecho, propio o ajeno, rechaza
una agresión injusta y actual, siempre que hubiere necesidad racional de la defensa
y no existiese evidente desproporción del medio empleado.
El exceso en las situaciones anteriores será sancionado con la pena fijada para el delito
culposo. Cuando ese exceso provenga de una excitación o turbación justificables por
las circunstancias concomitantes en el momento del hecho, estará exento de pena.
• En caso de fuga resulten insuficientes las medidas menos extremas para lograr la
aprehensión del imputado, previa advertencia sobre su utilización y siempre que
durante la fuga el presunto infractor ponga en riesgo real inminente y actual la vida
de las personas.
Disposiciones generales
Principio 5. Cuando el empleo de las armas de fuego sea inevitable, los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley:
Disposiciones Especiales
las medidas menos extremas para lograr dichos objetivos. En cualquier caso, sólo se
podrá hacer uso intencional de armas letales cuando sea estrictamente inevitable para
proteger su vida.
En el nivel preventivo, el arma funciona como una demostración de fuerza con inten-
ción disuasiva y, al mismo tiempo, permite que el policía esté listo para defenderse de
un eventual ataque. El hecho de que el policía, mientras verbaliza, lleve sus manos al
arma (posición de contacto) demuestra al intervenido un grado de fuerza más eleva-
do que el que se demostraría si se le siguiera hablando con las manos libres. De igual
manera, un efecto fuertemente disuasivo puede ser logrado cuando se está intervi-
niendo con el arma en posición baja (posición preventiva) y se decide apuntarla. En
estas situaciones se está “usando” o “empleando” el arma, operando preventivamente;
esto es, sin dispararla.
El nivel reactivo corresponde al disparo del arma, que es el grado más elevado de “uso
del arma de fuego” debido al efecto potencialmente letal que representa. El policía so-
lamente puede disparar su arma contra personas en defensa de su vida o la de otros.
En el caso de las armas de largo alcance, para la definición de los diferentes grados del
“uso de arma de fuego”, se aplicarán las mismas reglas abajo mencionadas, haciéndose
la respectiva correspondencia entre sus posiciones básicas y la clasificación mayor o
menor de nivel de fuerza.
2. Con el arma desenfundada, la sostiene a la altura del abdomen y con el cañón diri-
gido hacia abajo (posición preventiva);
3. Con el arma desenfundada, la sostiene a la altura del pecho, con el cañón dirigido
hacia abajo, listo para alinear con la vista y apuntar el arma hacia el blanco (posición
de alerta);
4. Con el arma desenfundada, extiende los brazos hacia el objetivo, apuntando direc-
tamente al centro del cuerpo del agresor (posición de potencial disparo).
c. Procedimiento
El efectivo policial, antes de disparar su arma de fuego seguirá el siguiente procedi-
miento:
1. Identificarse plenamente como policía, incluso cuando esté uniformado.
¡Alto, policía! o ¡Es la policía!
El uso del arma de fuego contra las personas es excepcional, la regla general es no
emplearla. Constituye la última opción cuando otros medios resulten ineficaces o no
garanticen, de ninguna manera, el desempeño del deber policial. (PB 9)
Cuando se hayan producido heridos como consecuencia del disparo de armas de fue-
go, se procederá al auxilio inmediato y, de ser necesario, a la evacuación para la asis-
tencia por personal médico. (PB 5c)
El efectivo policial que hace uso del arma de fuego contra personas deberá comunicarse
verbal e inmediatamente con sus superiores y luego mediante un Informe Policial en el
que detallará los motivos de intervención, uso del arma de fuego y sus consecuencias, así
como las medidas adoptadas con posterioridad a su empleo. (PB 5c, d; 6; 22)
policías a sus órdenes, sin adoptar las medidas necesarias para impedir, eliminar o de-
nunciarlo. (PB 26; 24)
d. Circunstancias especiales
El personal de seguridad exterior únicamente podrá usar armas de fuego para prevenir o
evitar evasiones y para proteger la vida e integridad del personal penitenciario o de los in-
ternos, siempre que no existan otros medios menos lesivos para prevenir o conjurar el peli-
gro. El uso de armas de fuego será precedido de las advertencias necesarias. Únicamente si
persiste la desobediencia y la gravedad del caso lo justifica (el fugado pone en peligro real,
inminente y actual la vida de terceros), se podrá disparar a los involucrados, evitando en lo
posible lesionar sus partes vitales. (Art. 73 Ley de Ejecución Penal y Supervisión)
En estas situaciones el policía debe tener en cuenta las posibles consecuencias de dis-
parar (riesgos) y su responsabilidad en la protección de la vida de otras personas, por
ello, deberá considerar lo siguiente:
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
En estas situaciones el policía debe tener en cuenta las posibles consecuencias de dis-
parar (riesgos) y su responsabilidad en la protección de la vida de otras personas. Por
ello, deberá considerar lo siguiente:
paros) por parte de los intervenidos, incrementando aún más el riesgo hacia otras
personas (principalmente en áreas urbanas). Lo más recomendable es alejarse del
vehículo en fuga y, sin perderlo de vista, adoptar medidas operacionales para obs-
truirle el paso. Se recomienda solicitar refuerzo a otras unidades policiales para que
puedan intervenir con más seguridad.
No se debe disparar contra un vehículo para inmovilizarlo solamente porque éste des-
obedeció una orden o una señal del policía para detenerse.
V. Disparos de advertencia
La regla es no usar el arma de fuego con esta finalidad. Cuando el policía dispara su
arma no lo hace para advertir o asustar, lo hace para interrumpir, de inmediato, una
agresión en contra de su vida o la de terceros. Los policías no deben disparar sus armas
de fuego para hacer valer sus advertencias. Sin embargo, existen algunas circunstan-
cias en las que la vida del policía o la de terceros se encuentran en grave e inminente
riesgo y estos disparos representan la única opción.
• En los disparos hechos al aire, las balas retornan al suelo con fuerza suficiente para
originar graves lesiones o muerte. Asmismo, en los disparos hechos al suelo o a las
paredes, las balas pueden rebotar con las mismas consecuencias.
• Estos disparos pueden inducir a error a otros policías, haciéndoles pensar que están
siendo atacados.
• Los disparos efectuados por la policía tienden a provocar la misma respuesta (dis-
paros) por parte de los intervenidos, incrementando aún más el riesgo hacia otras
personas.
En ambos casos, antes de disparar, el policía deberá garantizar la seguridad del públi-
co, procurando emplear municiones o armas especiales para este fin.
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E. LINTERNA
1. Generalidades
Imagínese usted, policía, ingresando a una casa, con la información de la posible presencia
de infractores armados en el local. Después de tomar todos los recaudos y las medidas
de abordaje a instalaciones, llega el momento de usted ingresar y lo hace con los ojos
cerrados. Esa situación parece absurda, pero ocurrirle mismo efecto puede producirse en
los abordajes policiales en situaciones de baja iluminación sin el uso de medios auxiliares
como las linternas y los visores nocturnos.
Guardando las distancias, la dificultad es prácticamente la misma, pues tenemos que tan-
tear las paredes, procurando no caer, chocar o tropezar con algún objeto. Cualquier ruido,
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por bajo que sea, llamará nuestra atención, muchas veces en la dirección errada, cuando
nuestra atención debe estar centrada en la posible presencia de un sospechoso.
La linterna continúa siendo el recurso más eficaz para las actuaciones en locales donde
exista poca o nula iluminación. Posee cinco utilidades principales:
• Iluminar el lugar a ser abordado.
• Identificación de las personas.
• Auxiliar en la puntería.
• Como recurso de incapacitación temporal a través del ofuscamiento de la visión del
sospechoso (iluminar directamente a los ojos).
• Señalización.
Existen diversos modelos de linternas, las linternas tácticas son las más recomendables
para las actividades policiales, pues son mucho más potentes y de fácil manejo. Las indivi-
duales generalmente son accionadas por atrás y en aquellas acopladas al armamento, los
accionadores están fijados al armazón.
En cuanto a las técnicas de empleo de la linterna, las actuales toman en cuenta el concepto
táctico del “tercer ojo”, en el que el cañón del arma acompaña a la dirección en que estamos
viendo. En este caso, la linterna pasa a ser un “cuarto ojo”; es decir, para el lado que estuvie-
re viendo, estará apuntando el arma y la linterna.
2. Posiciones
Se recomienda las siguientes posiciones tácticas, para el empleo de la linterna:
a. Apoyo sobre el brazo.
b. Manos paralelas.
c. Manos separadas.
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Cuarta
parte
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POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
〉〉 CAPÍTULO I
TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN POLICIAL
A. GENERALIDADES
La intervención o abordaje policial a un sospechoso es una situación de riesgo. Por más
simple que puedan parecer, usted debe estar siempre alerta, identificando los riesgos po-
tenciales, evaluando sus posibilidades y controlando cualquier amenaza que aparezca.
Es fundamental para su defensa y protección, así como la de sus compañeros, que usted
esté en un estado apropiado de alerta y piense tácticamente en términos de Área de segu-
ridad, Área de riesgo, Punto de atención y Punto caliente.
Siempre que sea posible, asegúrese que ninguna intervención sea realizada sin un pla-
neamiento previo. Incluso al pensar anticipadamente, usted está planeando y preparando
respuestas para aplicarlas en ese momento.
Al evaluar la situación, considere respuestas que recorran la escala progresiva del uso de
la fuerza.
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A pesar que sus respuestas serán producto de las actitudes del sospechoso, insista en la
persuasión y la verbalización en todo momento, como una alternativa para reducir la nece-
sidad y la intensidad del uso de la fuerza aplicada. La fuerza letal es una medida extrema y,
siempre que fuera posible, debe ser evitada. Un buen número de intervenciones pueden
ser resueltas a través de la verbalización, por eso es bueno desarrollar habilidades para
comunicarse claramente y sin agresividad.
Para tal efecto, es necesario que el policía esté preparado profesionalmente y motivado
para el desarrollo adecuado de actitudes, habilidades, confianza, espíritu de equipo posi-
tivo, liderazgo eficaz y la ejecución de tácticas operacionales; aspectos que deben formar
parte de su instrucción y entrenamiento.
Con el uso correcto de las tácticas y técnicas adecuadas, el efectivo policial podrá minimi-
zar los factores adversos y obtener grandes ventajas, previniendo así agresiones y esta-
bleciendo perímetros de seguridad y proyectando el procedimiento policial a emplear en
base a la apreciación inicial del riesgo o la amenaza, lo que disminuye la posibilidad de ser
sorprendido por el o los intervenidos.
El armamento y equipo que porta el policía para el servicio debe ser utilizado en defensa
y protección de las personas y la sociedad, empleándolos solamente ante una acción vio-
lenta de parte de los infractores o intervenidos y no como una demostración de fuerza en
su inter¬vención. Para ello debe establecer necesariamente prioridades de seguridad en
cuanto a la protección de la integridad física y la vida, teniendo como prioridad a la víctima
o público, la seguridad del propio efectivo policial y la de sus compañeros, y finalmente la
del propio infractor.
Se debe tener siempre presente que no existen dos intervenciones iguales, por lo tanto,
se hace imposible diseñar una “situación modelo” para todos los casos. Sin embargo, los
principios básicos que deben regir las intervenciones, además del entrenamiento, la expe-
riencia y la iniciativa, hacen posible una adaptación a cada situación particular.
Las personas, inclusive los infractores, quieren ser tratadas con dignidad; algunas pueden
reaccionar inclusive físicamente para lograr ese trato. Al confrontarse con un sospechoso,
usted coarta no sólo su libertad sino también afecta su ego, uno de los componentes psi-
cológicos más importantes. Cuando el policía ejerce su autoridad sobre el sospechoso para
obligarlo a cumplir su voluntad, automáticamente lo disminuye. Si usted se comporta de
un modo dominante, insultante, despreciativo o con acciones que dejan al sospechoso sin
opciones o lo hacen parecer cobarde frente a las personas que son importantes para él,
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
hará que piense que la violencia es la única forma de defender su ego. Esta opción puede
ser evitada si usted comprende esto y actúa con perspicacia, manipulando la dinámica
humana del comportamiento.
Es comprensible que el ciudadano, al ser abordado o intervenido por la policía (por ser
considerado sospechoso), se oponga, intente argumentar y cuestionar la acción policial.
Este comportamiento, al principio, no debe ser considerado como una resistencia, desaca-
to o desobediencia. El policía debe saber identificar el límite entre esa natural oposición y
la acción de verdadera resistencia o desacato a la autoridad.
Algunas actitudes de los policías son irrespetuosas y alientan la falta de respeto y la violen-
cia. Las posturas poco profesionales (por ejemplo, piernas abiertas y manos a la cintura o
brazos cruzados), acercarse demasiado, “gritarle a la cara”, son irresponsables descompos-
turas que lo harán más lento y vulnerable físicamente, pudiendo ser fácilmente agredido,
derrumbado y desarmado. Además de eso, tal comportamiento se presenta extremada-
mente amenazador para el sospechoso. Si interviene a un infractor de esa forma, con segu-
ridad estará al frente de un individuo hostil.
Cuando la persona a ser intervenida ve una postura que denote agresividad, él también,
con seguridad, adoptará un comportamiento igual o equivalente para confrontarlo. Al
aproximarse demasiado a una persona, invade su “espacio personal”, que es un espacio
psicológicamente reservado para familiares y personas íntimas. Invadiendo ese espacio,
es probable que provoque en el sospechoso el deseo de alejarse, huir o defenderse de esa
“invasión”. Obviamente, existen situaciones en que usted precisará estar más próximo al
sospechoso: al reducirlo, registrarlo o enmanillarlo.
1. Hábitos de actuación
El hábito se puede definir como una disposición adquirida y duradera que facilita una for-
ma de comportamiento o de reacción. El hábito permite que no tengamos que pensar
demasiado ante circunstancias parecidas y representa un ahorro considerable de energías
fisiológicas y psicológicas. En nuestra vida cotidiana, hacemos uso de numerosos hábitos
como, por ejemplo, al conducir un vehículo. Si no fuera así, prácticamente seria imposible
hacerlo, nadie necesita recordar constantemente donde esta el freno, o como cambiar la
caja; son acciones que surgen de forma casi inconsciente. Estos hábitos adquiridos sirven,
además, para conducir vehículos similares en diferentes situaciones. Como este ejemplo
podemos encontrar miles.
En el trabajo policial la asunción del rol tiene que ver con las características del papel de
policía como un sujeto dotado de un poder para salvaguardar la ley y que tiene el deber de
intervenir ante las infracciones. Un ejemplo de la mecánica de acción son las actividades
que se repiten en muchas intervenciones: la forma de patrullar, el registro de locales, el
arresto, el cacheo, el enmanillado, etc. En lo que respecta a la situación en sí, son innume-
rables y dar ejemplos seria imposible. Tanto en la asunción del rol como en la mecánica de
la acción, deberían existir hábitos. De hecho existen, pero casi siempre hábitos personales
de cada policía, basados en las propias experiencias.
Las situaciones con que se encuentra el policía son bastante complejas, imprevisibles y
potencialmente peligrosas por lo que se debe reducir al mínimo la improvisación. La me-
cánica de acción ha de ser habitual y positiva. La meta no es otra que la eliminación del
riesgo innecesario debido al azar, mediante estrategias con un dominio casi instintivo, que
contribuya a concentrar energías psicofísicas para reforzar el control de las situaciones.
Los hábitos en el trabajo policial no han de ser sólo de carácter personal; deben ser com-
partidos entre todos. Si todos los policías tienen iguales hábitos de intervención ante
los casos más comunes en la acción policial, se puede esperar una reacción uniforme y
sistemática en la que cada policía sepa qué hacer y dónde situarse sin necesitar ningún
tipo de comunicación entre ellos, independientemente que trabajen juntos de manera
habitual o no.
B. TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN
Están relacionadas con lo que hemos denominado hábitos básicos; es decir, con asumir el rol.
Toda intervención policial, por lo general, debe ser efectuada como mínimo por dos efec-
tivos policiales. Debe ser planificada apenas se tenga conocimiento de ella (no necesaria-
mente en un documento), definiendo los roles que le corresponda cumplir a cada efectivo
policial. P1 será el que se encargue de efectuar el contacto con la persona a intervenir; P2
prestará la segu¬ridad respectiva.
En caso de que la intervención sea ejecutada por dos efectivos a pie, éstos deben formar en
lo posible un cono de seguridad, en cuya base deben ubicarse los policías interventores y
en el vértice, o punto medio proyectado del cono, el presunto infractor.
137
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Comando General de la Policía Nacional
1. Aspectos importantes
Hay que ser firme pero comprensivo (lo cortés no quita lo valiente), pues la persona que
intenta parar, identificar o arrestar ha de saber lo que se propone el policía y tiene que
saber que piensa hacerlo de la forma más cómoda para los dos.
El tono de voz y las palabras que diga influencian las respuestas que recibirá. El tono de voz
debe ser proporcional a sus propósitos, ya que puede variar entre una conversación para
buscar información, intentar persuadir o establecer un control más firme, hasta un control
verbal imperativo. Debe ser claro para no llevar a confusiones. No deben utilizarse gritos,
palabras obscenas ni palabras ofensivas.
Considere la posibilidad de que la persona a ser intervenida tenga dificultades para com-
prenderlo por alguna deficiencia física o de aprendizaje. Acuérdese que el alcohol o las
drogas pueden dificultar que entienda sus instrucciones. Hable pausadamente.
Una persona detenida está privada de su derecho más básico, la libertad, y es lógico que in-
tente defenderlo y que se convierta, en su intento, en un peligro potencial para el policía.
El control de cualquier incidente ha de estar en manos del policía y eso debe notarse en
su forma de hablar y proceder. Se ha de evitar la rectificación constante de decisiones
que puedan crear dudas en el ciudadano sobre la profesionalidad del policía que inter-
viene.
• Recibir los documentos con la mano que no porte el arma de fuego. Así, ante una
eventual reacción, se podrá usar el arma con libertad de acción.
• Al verificar los documentos, hacerlo en una posición tal que no obstaculice el do-
minio visual (no agachar la cabeza; levantar los documentos a la altura de los ojos),
principalmente de las manos del intervenido.
• Efectuar preguntas relacionadas con los datos consignados en el documento de
identidad con la finalidad de contrastarlos, o formular preguntas modificando algu-
nos datos que permitan establecer la titularidad de los mismos. Por ejemplo, men-
cionarle como su segundo nombre uno que no le corresponde o alterar los números
de identificación.
• Culminada la intervención sin novedad, el policía de contacto (P1) agradecerá la
colaboración, desplazándose luego hacia la ubicación del policía de seguridad (P2),
para que el ciudadano reinicie su camino acompañándolo con la mirada hasta cierta
distancia.
• El policía debe identificarse como tal, expresando en voz alta: ¡Alto, policía!
• ¡Levante las manos, míreme!
• Hacerle saber el motivo de la intervención, por ejemplo: “Es usted sospechoso de …”
• Indicarle que se le va a identificar y registrar, para que pueda colaborar con la inter-
vención, y que cualquier movimiento puede ser mal interpretado, dadas las carac-
terísticas de la situación. De ser necesario, ordenar que adopte una posición apro-
piada para la inmovilización temporal (colocándole las manillas) y realizar el registro
preliminar. Para ello se deben utilizar términos que sean fáciles de entender, como:
Tenga especial cuidado de mantener control sobre las manos, piense que desde allí
es más probable que pueda partir una agresión. No permita que mueva las manos ni
desvíe la mirada sin su autorización. Pro¬cure que el infractor mantenga las manos lo
más lejos posible del cuerpo o de los lugares donde pueda tener oculta un arma.
Las indicaciones impartidas por el efectivo policial al presunto infractor deben ser sim-
ples, concisas y objetivas, trasmitidas con claridad y dejando que transcurra un tiempo
prudencial para que el infractor oiga, entienda y cumpla.
Una acción que ayudará a minimizar los riesgos es efectuar un registro visual del in-
tervenido. Ello nos permitirá ubicar cualquier tipo de amenaza (arma u objeto). Esta
acción se efectúa en el momento que el intervenido se encuentra frente al efectivo
policial que realiza el contacto verbal, desde la línea imaginaria que divide el área de
seguridad y la de riesgo.
Para efectuar el arresto, el efectivo policial puede utilizar básicamente tres posiciones:
De pie:
• Esta posición es recomendable cuando en el lugar de la intervención exista un muro
o pared donde se pueda hacer apoyar al infractor.
• Efectuado el contacto visual e iniciada la verbalización, se ubica al intervenido fren-
te a los policías, a una distancia prudencial que les permita formar el cono de se-
guridad y dominar la situación, indicándole que levante los brazos, con las manos
totalmente alejadas una de otra y los dedos separados.
• Hacerlo girar lentamente hasta dar frente a la pared.
• Indicar al infractor que avance hacia la pared, pegando el cuerpo a ésta, bajando los
brazos hasta la altura de los hombros en forma paralela al piso, girando las palmas
141
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Comando General de la Policía Nacional
De rodillas:
• Es recomendable emplear esta técnica, cuando el infractor se encuentra en un am-
biente abierto.
• Efectuado el contacto visual e iniciada la verbalización, se ordenará al intervenido
colocarse frente a los policías, a una distancia que permita dominar la situación y
formando el cono de seguridad. Se le indica que levante los brazos, con las manos
totalmente alejadas una de otra y los dedos separados.
• Se le hace girar lentamente, hasta
quedar de espaldas a los efectivos
policiales.
• Se hace que el infractor se arrodille,
manteniendo los brazos levanta-
dos.
• Una vez arrodillado, se le ordena en-
trelazar los dedos de una mano con
la otra y que las coloque sobre (en-
cima de) la cabeza; luego que cruce
una pierna sobre la otra, siempre y
cuando su contextura física lo per-
mita. En caso contrario, que junte
los pies, principalmente las puntas,
y que los estire.
• Una vez que el infractor está en
esa posición, el efectivo policial de
seguridad se colocará perpendicu-
larmente a la línea formada por los
hombros del intervenido y su com-
143
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
pañero, desarrollando una abertura del cono (ubicación en “L” invertida), que le per-
mita mejorar el contacto visual con el inter¬venido. El efectivo policial de contacto
deberá indicarle al infractor que gire la cabeza en esa dirección.
• En esta posición, el efectivo policial de seguridad debe verbalizar para recabar in-
formación y no permitir que el intervenido se concentre en planificar una respuesta
violenta contra la acción del efectivo policial de contacto.
• El efectivo policial de contacto, después de enfundar su arma, tomará sus manillas
y se aproximará al infractor, siguiendo una diagonal y cuidándose de que el lado en
el que lleva su arma no está al alcance del infractor.
• Tomar los dedos medio y anular de la mano izquierda del intervenido (esto puede
variar por la forma en que las haya entrelazado el infractor), juntándolos levemente
y ejerciendo una presión sobre la cabeza para impedir que se suelte.
• Al mismo tiempo se coloca el pie izquierdo entre los pies del infractor, en el caso de
estar cruzados. Asimismo se ejerce presión sobre las puntas de los pies, en caso de
estar estirados, con lo que se minimizará la posibilidad de reacción, procediendo
entonces a colocarle las manillas.
Tendido o echado:
Esta posición es la más segura pues representa menos riesgo o posibilidad de reac-
ción del infractor. Es la más recomendable cuando exista más de una persona a ser
intervenida.
• En esta posición, el efectivo policial de seguridad debe verbalizar para obtener infor-
mación y no permitir que el intervenido se concentre en planificar una respuesta vio-
lenta contra la acción del efectivo policial de contacto.
• El efectivo policial de contacto enfunda su arma, toma sus manillas y se desplaza hacia
el infractor, adoptando una posición segura, cómoda y flexible, cuidando que el lado
en el que lleva su arma no esté al alcance del infractor. Luego coloca su pie izquierdo
entre las rodillas del infractor y con su rodilla ejerce leve presión sobre sus pies, minimi-
zando la posibilidad de reacción y procediendo a colocarle las manillas.
• Colocadas las manillas se procederá al registro (cacheo) minucioso del infractor.
• Para levantar al infractor, se le indicará previamente que se procederá a sentarlo con
nuestra ayuda y que para ello debe cruzar una pierna sobre la otra. Cogiéndolo de los
hombros lo ayudamos a sentarse.
• Luego se le indica que recoja ambas piernas hacia adelante, flexionándolas y cruzán-
dolas. El efectivo policial separa sus piernas, colocando su hombro y brazo izquierdo en
contacto con la espalda del intervenido. Seguidamente, tomando al intervenido por
los codos y en una sola acción, se le apoya e impulsa para levantarlo.
• La conducción del infractor se hará de acuerdo a los lineamientos establecidos en las
otras posiciones.
• Si durante estos procedimientos el intervenido se torna violento, el efectivo policial de
contacto se alejará rápidamente de él, retornando a su área de seguridad empuñando
su arma y reiniciando la verbalización para retomar el procedimiento.
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Normalmente las situaciones no son tan simples y se suelen presentar con bastantes
variantes. Pero, incluso en esos casos, las normas anteriores sirven de base para un
buen planteamiento de la intervención.
Esto obligaría, en caso de fuga, a que uno de ellos, como mínimo, lo haga forzado.
Se debe tomar en cuenta que esta forma de enmanillar no es del todo segura pues
deja libre una mano a cada individuo, existiendo un riesgo potencial contra la se-
guridad de los policías y de terceros. Por ello, deberá ser una medida excepcional y
provisional que sólo durará hasta que se reciba el apoyo necesario para enmanillar
adecuadamente a los intervenidos.
Para perfeccionar las tácticas de intervención o abordaje a vehículos usted debe, prime-
ramente, cambiar su forma de pensar. Donde haya razón para pensar que existe un po-
tencial peligro, considérese estar frente a una intervención de alto riesgo. Todas las demás
situaciones deben ser tratadas como de un riesgo desconocido. Cuando usted realmente
admita que el nivel de amenaza es incierto y reconozca que puede ser bastante diferen-
te al que inicialmente aparentaba, entonces permanezca alerta para evaluar el riesgo de
manera precisa.
148
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Esta clase de intervención requiere un estudio detallado, pues un desliz le podría costar la
vida. Tenga el hábito de planear el abordaje, dentro de su patrullero, en el momento que
usted vea la necesidad o reciba la comunicación de la central.
Los componentes de la dotación del vehículo policial, deben utilizar todos los aspectos es-
tudiados durante su formación, así como también la experiencia y habilidades adquiridas
durante su carrera profesional. En este sentido, para realizar un buen trabajo los policías
deben primero estar mentalmente preparados, ejercitar la autodisciplina y usar las tácticas
y prácticas del trabajo en equipo. Tome en cuenta siempre, que el vehículo constituye un
arma potencial, capaz de hacer mucho daño e incluso causarle la muerte.
a. Identificación de un conductor
Es importante que el personal conozca esta modalidad, teniendo en cuenta que existe
un alto número de efectivos policiales que, al encontrarse interviniendo a un vehículo,
han sido atropellados, en algunos casos con consecuencias fatales.
Posición 1
• Luego de solicitarle al conductor del vehículo a intervenir que se estacione y apa-
gue el motor, descienden los efectivos policiales.
• El conductor es el efectivo policial de apoyo. Se ubicará a la altura de la puerta de-
lantera del vehículo poli¬cial, manteniendo la comunicación radial y el control vi-
sual del área, dando seguridad al efectivo policial de contacto.
• El efectivo policial de contacto, manteniendo el control visual, inclusive valiéndose
del espejo retrovisor izquierdo o derecho del vehículo intervenido, y tomando el
carril de seguridad, se aproximará ubicándose entre la puerta delantera y trasera,
de tal forma que pueda observar al con¬ductor.
• La ubicación debe ser a una distancia prudencial que impida al intervenido emplear
su puerta para golpear al efectivo policial e intentar una fuga.
• En caso de que exista un tercer efectivo policial, éste se ubicará a la altura de la
puerta posterior derecha del vehículo intervenido, brindando las medidas de segu-
ridad.
Posición 2
• Luego de solicitarle al conductor del vehículo a intervenir que se estacione, y ha-
biendo obtenido de la central información con relación a este vehículo, descienden
ambos efectivos, desplazándose el conductor policial por el carril de seguridad y
manteniendo el contacto visual del vehículo, e inclusive valiéndose del espejo re-
trovisor izquierdo del vehí¬culo a intervenir hasta llegar a la posición señalada.
151
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Intervención
• El efectivo policial de contacto procede a identificarse y precisa el motivo de la inter-
vención.
• Solicita los documentos personales y del vehículo, indicándole al conductor que
mantenga las manos sobre el volante o el tablero del vehículo, permaneciendo
siempre en una actitud vigilante, sin descuidar el contacto visual.
• Recibir los documentos con la mano que no utiliza para manipular el armamento,
permitiendo que ante una reacción que requiera el empleo del arma, se tenga liber-
tad de acción.
• Al verificar los documentos, hacerlo en una posición que no obstaculice nuestro
dominio visual, principalmente de las manos del intervenido.
• En la intervención policial debe tratarse al ciudadano con firmeza, pero con educa-
ción. Si fuera el caso, cuando se termine la intervención debe reiniciarse la circula-
ción segura del vehículo intervenido, haciendo las señales pertinentes.
• Terminada la intervención, habiendo decidido que el vehículo intervenido continúe con
su desplazamiento, regresar a nuestro vehículo luego de que el otro reinicie su marcha.
152
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Intervención
El efectivo policial que adopta la posición 1 debe ser preferentemente quien verbalice con
el (los) ocupante(s) del vehículo intervenido, debiendo efectuar las siguientes acciones:
• Identificarse como policía; “El (los) ocupante (s) del vehículo (indicar las característi-
cas, marca, color, placa, etc.), es la policía”.
154
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
• Hacer conocer el motivo de la intervención, por ejemplo: “Su vehículo presenta una
orden de captura por haber sido empleado en un robo”.
• Informar qué es lo que se requiere del ocupante (conductor), por ejemplo: “Necesi-
tamos identificarlo. Obedezca las siguientes indicaciones…” (ser imperativo y repe-
titivo, actuar con energía).
Indicar
a. “Saque ambos brazos por la ventana de su vehículo y estírelos hacia arriba de
tal manera que me permita ver las manos”.
b. “Con la mano izquierda coloque la llave de contacto sobre el techo de su vehículo”.
c. “Con la misma mano desabróchese el cinturón de seguridad”.
d. “Con la mano derecha y por la parte externa abra su puerta”.
e. “Descienda lentamente permaneciendo con las manos en alto. Dirija su mirada
hacia mí”.
f. “Avance hacia mi ubicación”.
155
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Comando General de la Policía Nacional
c. Intervención nocturna
Posición del vehículo.
• Ubicar el vehículo policial detrás del vehículo a intervenir, a unos cinco metros
aproximadamente.
• En la misma orientación del vehículo intervenido (cubriéndolo).
• El destellador, las luces de peligro y las luces altas encendidas.
Intervención.
• Se procede igual que en la intervención diurna, con la siguiente variación:
Efectuado el registro ocular, se le indica al intervenido que se dirija hacia el patru-
llero. Una vez que éste traspase el campo luminoso de los faros, se procederá a
alumbrarlo con la linterna o el faro hacia la cara y manos, hasta llevarlo a la parte
poste¬rior del patrullero, donde se continuará con el procedimiento indicado. Se
debe indicar al conductor que encienda las luces interiores del vehículo.
Por todo ello, en estos casos debemos ser prácticos. El hecho de actuar los dos policías,
controlando a los ocupantes del vehículo, reduce la posibilidad de una respuesta agre-
siva, ya que se ejerce más control. En caso de fuga, la diferencia entre arrancar el coche
patrullero y recoger al camarada, y entrar los dos en el coche y arrancar es mínima.
4. Intervención en inmuebles
La intervención o abordaje en inmuebles generalmente puede representar situaciones
de alto riesgo para el trabajo policial. Considerando este elevado riesgo y consecuente
exposición de los policías, es conveniente que tales procedimientos sean ejecutados por
equipos especializados, principalmente en las situaciones más complejas, que requieren
un planeamiento y acción más detallada.
Por otro lado, sabemos que motivados por la variedad de hechos, los policías se ven obli-
gados a proceder e intervenir en edificaciones para no perder el principio de oportunidad.
Podemos citar casos muy simples, como una solicitud para verificar la posible presencia de
ladrones en el interior de un inmueble, residencia, garaje o estacionamiento.
a. Aproximación
Es una de las fases más importantes en la intervención o abordaje a inmuebles. Tenga
en cuenta que un acercamiento silencioso favorece la sorpresa, pudiendo impedir o
atrasar la reacción del sospechoso. Algunas medidas simples concurren para este co-
metido: estacione el vehículo patrullero unas dos o tres casas antes del local a interve-
nir, en el mismo lado de la calle en que la casa se encuentre. Esto evita que usted entre
en el área de riesgo. No haga ruido ni llame la atención: no use la sirena ni la radio de
comunicación con volumen alto (tanto la unidad portátil como la del vehículo). Con-
sidere apagar las luces y el motor de la patrulla antes de la llegada al lugar. Siempre
dé parte a la central antes de proceder a este tipo de intervención, proporcionando
detalles útiles para el caso de la llegada rápida de otras patrullas de apoyo.
Acuérdese que un hecho criminal que no llega a ser consumado y que, por lo tanto, no
lesiona a la comunidad, hace que la actuación policial sea creíble y ponderada, aunque
el sospechoso no sea arrestado.
159
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Cuando se aproxime al lugar del hecho, esté atento a todo pues usted estará en un
área de riesgo. En cuanto al movimiento, use al máximo los abrigos y coberturas posi-
bles; piense tácticamente, evalúe la amenaza y anticipe soluciones.
b. Reconocimiento
Se debe tener siempre presente que por más información que se obtenga del inmue-
ble, los ambientes interiores constituyen zonas de riesgo permanente. Estas zonas son
controladas y convertidas en áreas seguras una por una. Además han de conocerse y
controlarse todas las posibles salidas. Otro aspecto a considerar es el diseño y material
empleados en la construcción. Estos detalles son parte de un trabajo profesional alta-
mente coordinado, en el que prima la seguridad como norma básica y que se ejecuta
con sigilo, dinamismo, destreza y control emocional.
c. Ingreso
Debe ser realizado por dos policías como mínimo, o un grupo de policías que deberán
dividirse en parejas para poder hacer la intervención ambiente por ambiente.
Ingreso dinámico
Previa a la ejecución, debe efectuarse una observación del área a la que se quiere in-
gresar (final de una pared, límite de una puerta, ingreso de pasillo u otro similar), para
lo cual realizará el siguiente procedimiento:
• Mirada rápida.
• Aproximarse gradualmente al nivel final del abrigo.
• Evitar que alguna parte de su cuerpo sobrepase ese nivel.
• Colocarse en una posición que permita hacer un movimiento rápido de cabeza fue-
ra del abrigo.
• Mirada hacia el objetivo. Puede hacerla de pie, en cuclillas o tendido.
• Es recomendable emplear dos de estas formas, una vez cada una.
• Esta mirada permitirá reconocer el ambiente, detectando áreas de riesgo y posibles
amenazas.
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Ingreso en “X”
• Los efectivos policiales que realizan la intervención se deben ubicar a ambos lados
de la puerta, orientando sus armas hacia ésta.
• El más experimentado señala cuándo hay que moverse. Recordar: el que ingrese
primero deberá cubrir la parte de la habitación que generalmente está del lado de
las bisagras.
• Una vez dada la señal, ambos ingresan a la habitación haciendo un barrido visual y
posicionándose en las esquinas respectivas, siempre lejos del marco de la puerta.
• Las zonas de responsabilidad empiezan desde la esquina opuesta hasta el centro de
la habitación, respectivamente, al ingresar a la habitación.
• El efectivo policial que tenga mayor amplitud de cobertura proporcionará seguri-
dad, mientras que el otro efectivo realizará el registro.
• Para el registro se puede utilizar cualquier técnica (registro circular, lineal, seccional,
por cuadrante, etc.), lo más importante es planificar, usar los métodos sistemática-
mente y las técnicas de seguridad total.
Ingreso en “J”
• Los efectivos policiales deberán encontrarse a ambos lados de la puerta.
• El más experimentado da la señal para ingresar.
• Los dos se mueven al mismo tiempo.
d. Desplazamientos
Al ser comunicado de una intervención en inmuebles o en otros lugares que impli-
quen desplazarse por una zona no reconocida e insegura, debe utilizar los principios
del pensamiento táctico para evaluar las posibles áreas de riesgo, buscando anticipar
las situaciones peligrosas y manteniéndose listo para defenderse. Debe seguirse el si-
guiente procedimiento:
• En caso de efectuar una retirada estratégica, salir rápidamente con la respectiva co-
bertura, iniciando la retirada por puntos diferentes, con la finalidad de confundir al
posible agresor.
• Si la intervención la ejecuta un grupo de efectivos policiales, se debe evitar que
estén juntos, pues constituyen un blanco mayor y disminuyen la capacidad de res-
puesta.
• Mantener el arma disponible y lista para su uso; esto es, en condiciones de empleo
inmediato. El arma no debe estar descargada pues posiblemente no habrá tiempo
para cargarla.
• Apuntar el arma orientándola hacia el objetivo y solamente para inmovilizar o con-
trolar. En caso de no existir riesgo potencial, evitar apuntar indiscriminadamente.
Pasadizos
Son considerados áreas de riesgo. Pueden ser usados para dos fines:
Escaleras
El control de una escalera es una de las acciones más peligrosas dentro de un inmue-
ble, y en la que la coordinación, comunicación y cooperación son absolutamente ne-
cesarias. La técnica a emplearse se deberá acondicionar al tipo, estructura y ubicación
específica de la escale¬ra, teniendo especial cuidado en los descansos. Si se tiene he-
rramientas de observación deberán ser empleadas.
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Es necesario que los efectivos policiales estén protegidos y preparados para de-
fenderse ante un eventual ataque. Las precauciones referentes a la seguridad en
los desplazamientos deben ser intensificadas en el caso de las escaleras, desde
la aproximación, con definición previa de los puntos de observación para cada
policía.
Hacia arriba
Existe mayor riesgo en controlar una escalera hacia arriba, por lo tanto es necesario
que los efectivos policiales en su desplazamiento observen las siguientes reglas:
• En una escalera hacia arriba los efectivos policiales deben apuntar sus armas hacia
el espacio superior.
• Ambos efectivos policiales deberán apuntar sus armas hacia el espa¬cio superior de
la escalera, con la finalidad de tener un control visual de la misma.
• El primer efectivo policial se parapeta y controla el espacio entre el ingreso y el pri-
mer descanso.
• El otro se pone en posición de disparo, recostado a uno de los lados de la escalera y
dirige su arma hacia la parte superior o final de la misma, iniciando así su desplaza-
miento.
• Si hubiera un tercero, adopta la misma posición pero recostado en la pared.
• Se sube lentamente, relevándose en cada ubicación que haya sido controlada, dan-
do cobertura al que se encuentra adelante.
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Hacia abajo
• Un efectivo policial cubre panorámicamente hacia el final de la esca¬lera, mientras que el
otro se desplaza apuntando hacia abajo hasta llegar al primer descanso.
• Una vez en el descanso, inspecciona con mirada rápida, ganada de ángulo o por medio de
un equipo especial (espejo o similares) el otro lado de la baranda o zona de observación
contraria, quedándose parapetado en ella y cubriendo la próxima zona de riesgo.
• El efectivo policial que da seguridad desde la parte superior se desplaza hasta el descanso
y apunta hacia abajo, cubriendo todas las áreas que representen una amenaza o riesgo a
la integridad de los policías.
• Para cada descanso se utiliza el mismo método. Es importante mantener en observación y
vigilancia cada área crítica.
e. Intervención en Equipos
Cuando la situación lo amerite y se evalúe la realización de una intervención de mayor
envergadura, lo ideal es que sea ejecutada por el equipo táctico de la unidad especia-
lizada.
g. Comunicación
Piense tácticamente, teniendo conciencia del proceso men¬tal del sospechoso agresi-
vo y el máximo cuidado para no ser localizado. En ese sentido, la comunicación entre
policías debe ser cuidadosa. En situaciones de riesgo, en caso de utilizar la voz para
comunicarse con su equipo, hágalo susurrando.
El volumen del radio debe estar lo más bajo posible. De ser posible utilice auriculares
de oído (el radio puede estar separado). Debe hacerse todo para mantener la ventaja
táctica de la sorpresa.
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Una buena alternativa son las señales de mano, porque permiten una comunicación
eficiente entre el equipo y favorecen la sorpresa. Las señales de mano deben ser sim-
ples y formar parte del entrenamiento, para que no haya problemas. Al efectuar una
señal asegúrese de que su compañero recibió y entendió la comunicación sin haber
descuidado la atención de los puntos de observación.
atención congelarse
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cobertura sospechoso
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limpio avanzar
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Uso de espejo
Existen en la actualidad equipos policiales basados en el empleo de espejos (peris-
copio, plancha de identificación, espejo táctico). Su uso brinda mayor seguridad al
efectivo policial, pues evita exponer parte de su cuerpo al realizar la observación, per-
mitiendo mantenerse dentro de la zona de abrigo o parapeto.
〉〉 CAPÍTULO II
REGISTRO Y CACHEO
A. GENERALIDADES
Tratándose de actividades que pueden comprometer la intimidad de las personas, los po-
licías deben realizarlas con el mayor cuidado y atención para no incurrir en arbitrariedades
o discriminaciones, ni someter a humillaciones innecesarias a las personas consideradas
sospechosas.
En aquellos casos en que la sospecha no se pueda confirmar, y los policías no encuentren nada
irregular, cabe al policía encargado del registro, de iniciativa, hablar con el ciudadano abordado
explicándole el carácter de la actividad, buscando el apoyo de éste y enfatizando la seguridad
de la comunidad. En los casos en que es patente la equivocación, y conforme a la evaluación de
las consecuencias del procedimiento, se deberá inclusive pedir disculpas al ciudadano.
175
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a. Tipos de registros
El registro se podrá desarrollar en el lugar del hecho, si el caso amerita, o en un lugar
cerrado y apartado del público. Hay diferentes tipos de registro:
Minucioso
• Destinado a procurar armas u otros objetos considerados como pruebas o instru-
mentos del delito.
• El sospechoso podrá estar de pie, arrodillado o tendido.
• La búsqueda será ejecutada a espalda del sospechoso.
• El policía deberá seguir la siguiente secuencia: retirar el sombrero o gorra del sos-
pechoso (si tiene) y examinarlo; palpar el cuello de la camisa; revisar el brazo, ante-
brazo y mano; revisar a lo largo de la espalda, desde los hombros hasta la cintura y
las axilas; verificar pecho, abdomen y región pubiana; revisar piernas, pantorrilla y
pies, verificando los calcetines y el calzado. Palpar todo el vestuario del sospechoso,
inclusive revisar todos los bolsillos, los dobleces, solapas, corbata, cinturón, etc.
• Esta búsqueda deberá ser ejecutada por los dos lados del sospechoso (derecho e
izquierdo), comenzando por un lado y luego de terminar éste, pasando al otro.
Completa
• Empleada cuando existe una real sospecha de que la persona porta armas u objetos
que constituyan pruebas de un delito o cuando se está procediendo a detener o
arrestar.
• Se realiza en un recinto cerrado o en dependencias policiales, a fin de evitar la aglo-
meración de curiosos y la resistencia del sospechoso a ser revisado.
• El sospechoso se desnuda, entregando su vestimenta al policía. Éste examinará pie-
za por pieza todo el vestuario, poniendo mucha atención en los dobleces, forros,
costuras, suela y tacos del calzado, gorros, sombreros, etc.
• El policía verificará el cabello del sospechoso y, ya desnudo, las partes íntimas y
todas las cavidades del cuerpo.
En mujeres
• Las mujeres también están sujetas a los mismos procedimientos que los hombres,
pero a ellas se les deberán realizar preferentemente por personal policial femenino
(Art. 175 del CPP), o utilizar otra mujer que haga el procedimiento bajo la orienta-
ción del policía masculino.
• En caso de extrema emergencia, para evitar consecuencias irremediables, y no ha-
biendo posibilidad de la utilización de personal femenino u otra mujer, el policía
masculino podrá efectuar la búsqueda en la mujer, debiendo ser en un lugar cerra-
do, con respeto y discreción, y utilizando el dorso de la mano (no la palma). Además
será necesaria la presencia de dos testigos de actuación.
176
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
2. Cacheo
Es un método de registro rápido de una persona, en el lugar del hecho o sus inmediaciones.
Normalmente se emplea en los arrestados y aprehendidos sospechosos de la comisión de un
delito, pero puede efectuarse también a las personas que, sin pertenecer al grupo anterior,
por el desarrollo de la intervención o por sus características propias, pueden convertirse en
un peligro para ellos mismos o para los policías actuantes en un posible traslado a un lugar
determinado (por ejemplo un hospital psiquiátrico o una oficina de Conciliación Ciudadana).
En el primer caso, la finalidad del cacheo, es buscar en el sospechoso armas u objetos pro-
hibidos por la ley y pruebas de la comisión del delito. En el segundo caso, se trata de buscar
objetos con los cuales la persona trasladada pueda autolesionarse o agredir a los policías.
3. Posiciones y procedimiento
Se puede realizar en las tres posiciones básicas, es decir: de pie o parado, arrodillado y
tendido. Dependiendo del lugar donde se efectúa y del grado de riesgo o peligrosidad del
sospechoso, el policía podrá determinar cuál de las posiciones es la más adecuada.
El lugar ideal para realizar el registro y cacheo es contra un muro o contra el lateral de un
vehículo. Preferentemente ha de llevarse a cabo por dos policías: uno efectúa el procedi-
miento y el otro brinda seguridad o cobertura a la acción.
También puede realizarse por un solo policía aunque, eso sí, extremando todas las pre-
cauciones.
Para llevarlo a cabo se ordenará al sospechoso que se coloque frente al muro, pared o la-
teral del vehículo a una distancia de un metro y medio. A continuación se le ordenará que
abra las manos y levante los brazos el máximo posible; también se le indicará que junte las
piernas, con las puntas de los pies a ambos lados y los talones pegados contra la pared.
177
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
• El policía que registra se colocará detrás del sospechoso, en el lado opuesto del
policía que le brinda seguridad.
• Colocará su pie en forma lateral sobre los talones del sospechoso y con el antebrazo
sobre su cuello. En caso de ataque o intento de fuga, sólo se jalará hacia atrás para
romper el nivel mínimo de equilibrio que mantiene.
• Siempre se enmanilla primero.
178
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Cuando el registro se tenga que hacer en un lugar donde no hay ninguna pared ni
vehículo, se deberá adoptar la posición de arrodillado y proceder de acuerdo a lo ya
descrito.
Recordemos que la persona arrestada y privada de su libertad puede luchar por ella, cosa
hasta cierto punto normal. Por tanto, estas personas se han de considerar un peligro po-
tencial para los policías que intervienen.
〉〉 CAPÍTULO III
MANTENIMIENTO DEL ORDEN PÚBLICO
A. GENERALIDADES
Desde el punto de vista normativo, se entiende por Orden Público a la vigencia de las leyes
y del principio de autoridad. Desde el punto de vista fáctico, Orden Público es el estado
relativo de tranquilidad y seguridad que reina en los espacios públicos y demás lugares
de convivencia humana, en observancia de las leyes y el respeto a la autoridad, siendo la
Policía Nacional responsable de garantizarlo, mantenerlo y reestablecerlo.
Las personas tienen derecho a tener una opinión y a expresarla, a reunirse pacíficamente y a
asociarse con otras personas, siempre que cumplan sus responsabilidades de acuerdo a la ley.
182
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
conflicto
armado
conflicto internacional
armado
interno
Dsiturbio
interno
TENSIÓN
paz social
DIH
1. Preparación
• Los efectivos policiales que cumplen esta función deben estar familiarizados con
los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los
Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley, con el Código de Conducta para
Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley y con los niveles de tolerancia de
las operaciones de mantenimiento del Orden Público.
• Manejar técnicas de solución pacifica del conflicto (mediación, negociación, persua-
sión) y estar familiarizados con el comportamiento de multitudes.
• Permanente entrenamiento en formaciones policiales tácticas y en el empleo de
los equipos antidisturbios defensivos que le permitan actuar en forma profesional,
sincronizada y ordenada.
• El personal policial que participe en las intervenciones debe mantener una actitud
reflexiva, ecuánime y ponderada con la finalidad de diferenciar y reconocer a las
personas que no participan directamente de las manifestaciones.
• Estar debidamente compenetrado con el clima psicosocial imperante, familiarizán-
dose con los posibles comportamientos y las reacciones. Hay que tener en cuen-
ta que en las multitudes las personas que la integran no se comportan como una
masa homogénea; que las personas
integradas en una multitud no son
necesariamente más susceptibles
de recurrir a la violencia que en
las circunstancias habituales; y, fi-
nalmente, que las personas que
integran una multitud no tienen
necesariamente más tendencia a
comportarse en forma exaltada o
irracional. Todo esto nos hace ver
y concluir que las personas que se
encuentran en una multitud siguen
siendo individuos.
2. Planificación
La experiencia en el mantenimiento del orden público demuestra que muchos aspectos
de las manifestaciones, reuniones, etc. son, en cierta medida, previsibles. Estos actos,
especialmente los de gran envergadura, se preparan con anticipación y es en esta fase
donde la policía, en lo posible, debe intervenir. Las ventajas obvias de tal procedimiento
son que:
• Los organizadores conocen los objetivos y los niveles de tolerancia en la operación policial,
así como sus responsabilidades con aquéllos que no participan en la manifestación.
184
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Una estrategia eficaz para imponer la ley ya no consiste en esperar a que se altere el orden
público para después tener que restaurarlo. La prevención de disturbios, gracias a la pre-
paración arriba mencionada y a una rápida intervención, resulta la más adecuada para una
solución pacífica y sin problemas mayores de la situación planteada.
3. Apariencia
• La presentación física y la apariencia de los efectivos policiales influye en la forma en
que son percibidos por los manifestantes: el uniforme, los escudos, cascos y vehícu-
los anti-disturbios pueden interpretarse como una acción hostil, aunque su objetivo
principal sea proteger a los policías.
185
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
• La tradicional idea de que los policías, pertrechados con los equipos antidisturbios com-
pletos, con cañones de agua, gases lacrimógenos y perros, son un factor de disuasión
para la multitud y contribuyen a calmar la violencia, no es del todo correcta.
• La ejecución de formaciones tácticas para el control y el mantenimiento del orden,
con coordinación, prestancia y rapidez impactan psicológicamente en la multitud,
persuadiéndola de disolverse pacíficamente.
• El personal policial no debe reaccionar ante las provocaciones de la multitud (insul-
tos, gestos, ademanes).
4. Comunicación
• Se debe hacer lo posible para reunirse preliminarmente con los manifestantes. Du-
rante una manifestación o marcha pacifica es muy importante que exista una buena
comunicación, empleando en lo posible equipos potentes de altoparlantes, para así
advertir permanentemente y con firmeza las acciones que se van a tomar.
• El Jefe Policial Operativo buscará dialogar con los líderes o dirigentes con el fin de
que acaten las disposiciones de la autoridad policial; pero no deberá intimidarlos,
engañarlos o retarlos, ni prometer lo que no se va a cumplir.
• Desde el punto de vista psicológico, una persona necesita tiempo para aceptar ór-
denes, en especial si vienen de un policía. Cuando esa per¬sona forma parte de
un grupo, las cosas se complican. Ser el primero en ceder ante la presión policial
significa quedar mal ante el grupo; también puede ser difícil salir de la multitud.
• Se debe tener en cuenta que la multitud es un conjunto de personas y no una masa
humana que debe tratarse como un todo. La mayoría de sus integrantes tendrá de-
masiado miedo u optará por cuidar su propia seguridad.
5. Intervención oportuna
• La actuación policial debe basarse
en un planeamiento táctico y no ne-
cesariamente en el comportamien-
to de la multitud, garantizando así la
intervención oportuna para contro-
lar los incidentes iniciales.
• Estos incidentes suelen ser provoca-
dos por grupos muy reducidos, los
cuales muchas veces no son contro-
lados por los líderes.
• El empleo de efectivos policiales
vestidos de civil permitirá la ubicación y el arresto oportuno de los alborotadores y
posibles infiltrados (pandilleros, antisociales y otros).
186
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Las órdenes de advertencia se harán en tono imperativo y serán claras, cortas y repe-
tidas cuantas veces sea necesario, especificando las acciones que deben ser realizadas
por las personas. Sin perder la firmeza, es fundamental que las órdenes sean además
impartidas con serenidad, de manera que la policía demuestre tener el control de la
situación. El comunicador policial debe seguir impartiendo las órdenes incluso si la
fuerza ya está siendo empleada:
Las anteriores órdenes constituyen un núcleo que debe ser constantemente repetido
por el comunicador. Sin embargo, existen otras órdenes que podrán ser transmitidas
en los intervalos de las repeticiones y que guardan más relación con el contexto parti-
cular de la operación, por ejemplo:
• Para disolver a la multitud se procederá por el lado menos compacto, adoptando forma-
ciones tácticas de control de multitudes y disturbios civiles, para de esta manera dividir-
la y dispersarla en el sentido o la dirección por donde el Jefe Operativo haya previsto.
• Evitar que el personal arrebate banderas o pancartas utilizadas por los manifestan-
tes, para no exacerbar los ánimos.
• No debe emplearse la fuerza en personas que huyen o caen mientras corren, sino contra los
individuos que ofrezcan resistencia física y agredan a los efectivos policiales. (CC 3)
• No utilizar, como reacción contra el ataque de los manifestan¬tes, los objetos con-
tundentes (piedras, palos, fierros) lanzados con¬tra el personal policial. Mostrar en
todo momento una actitud disuasiva y tolerante con los manifestantes.
• EI personal policial dejará de utilizar la fuerza inmediatamente al cese de la resisten-
cia o violencia, sin perjuicio de adoptar las correspondientes medidas de seguridad.
(PB 4 y 5b; CC 3)
• El bastón policial se empleará de acuerdo a la situación y circunstancias (ver uso del
bastón policial PR 24).
• Empleo de agentes químicos: Existen diversos sistemas de proyección y dispersión
de gases: granadas de mano, proyectiles y cápsulas para rifle lanza gas, balones de
gas, spray, entre otros; generalmente empleados en operaciones de mantenimiento
del orden público, control de motines u otras similares.
Sólo podrá utilizarse este material bajo estricto control, evitando un empleo indiscri-
minado que cause efectos colaterales nocivos (asfixia u otros) para la salud de las per-
sonas. Se deben cumplir rigurosamente las especificaciones técnicas para alcanzar los
efectos deseados sin excesos.
• Dar la mejor acogida y colaboración a la Cruz Roja Boliviana y miembros del Comité
Internacional de la Cruz Roja (CICR), facilitando su acceso a las personas afectadas
para brindarles los auxilios necesarios. Asimismo, a cualquier otra institución (gu-
bernamental o no) de socorro, asistencia o con vocación humanitaria que pueda
prestar auxilio a las víctimas.
190
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
e. Personas arrestadas
• En caso de haber arrestados, deben ser trasladados inmediata¬mente a las depen-
dencias policiales correspondientes, de acuerdo a los procedimientos operativos
vigentes y puestas a disposición del Ministerio Público.
• Se debe evitar realizar arrestos masivos o indiscriminados.
• En caso de que sea necesario arrestar a grandes cantidades de personas, se debe
contar con lugares adecuados y suficientes para albergarlas conforme a lo previsto
en el Plan de Operaciones.
• Para tener un adecuado control sobre las personas privadas de libertad y prevenir
las desapariciones forzadas, se debe establecer y mantener registros oficiales con
información de estas personas.
f. Informes
Es necesario formular los partes e informes sobre las operaciones policiales en las
cuales la Policía ha utilizado la fuerza, haciendo constar detalladamente los equipos,
armas y municiones utilizados y de ser el caso, la existencia de heridos o muertos y las
medidas tomadas (PB 6; 22).
〉〉 CAPÍTULO IV
MANEJO DE CRISIS
La información contenida en este capítulo está dirigida a policías sin formación especiali-
zada. Tiene por finalidad brindarles conocimientos básicos esenciales para una interven-
ción preliminar hasta la llegada de los grupos especiales de la policía que se suelen hacer
cargo de este tipo de operaciones.
A. CONCEPTO DE CRISIS
Es un evento o situación crucial que exige una respuesta especial de la policía y de otras
autoridades (según el caso), a fin de asegurar una solución aceptable.
También se considera como una alteración grave del orden público, previsible o imprevi-
sible, ocasionada por acción humana o de la naturaleza, que puede afectar la vida e inte-
gridad de las personas, la propiedad pública o privada, las relaciones internacionales del
Estado o la seguridad nacional, demandando una respuesta especial de la policía y, en
algunos casos, la intervención de las más altas autoridades del gobierno.
En estos casos, la policía deberá actuar dentro del marco del respeto de los Derechos Hu-
manos, en particular de los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas
de Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley y del ordenamiento
jurídico nacional.
192
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
B. OBJETIVOS
1. Preservar Vidas:
• Rehenes.
• Ciudadanos.
• Policías.
• Causantes de la crisis.
2. Aplicar la ley:
D. NIVELES DE RESPUESTA
1. Alto riesgo
La crisis puede ser resuelta utilizando los recursos de las fuerzas propias de una unidad
policial del sector o con el apoyo de alguna otra unidad policial cercana.
2. Altísimo riesgo
En estas situaciones se requiere la intervención directa de Unidades Tácticas y personal es-
pecializado de la policía. Puede comprometer la intervención de las más altas autoridades
políticas y administrativas del Departamento.
3. Riesgo extraordinario
Es necesaria la participación de otros Sectores y Organismos del Estado (FF.AA.), pudiendo
comprometer la intervención de las más altas autoridades del Gobierno Central.
193
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
4. Riesgo excepcional
Situación que compromete la Seguridad Nacional o afecta las relaciones Internacionales
del Estado. Por tanto, la respuesta a este nivel de crisis siempre comprometerá la inter-
vención de las más altas autoridades del Gobierno, en coordinación con Organizaciones
Internacionales u otros Estados.
Los niveles de respuesta de la policía se enmarcan en los principios del uso de la fuerza
desarrollados en este manual y están en relación directa al grado de amenaza.
E. PERÍMETROS TÁCTICOS
1. Contener
Se adoptarán las medidas necesarias para determinar el espacio geográfico que compro-
mete la crisis, y que constituye la zona de riesgo, evitando su expansión y evacuando al
público. No permita que la situación no empeore, preparándose incluso a negociar.
2. Aislar
Estableciendo un perímetro táctico de seguridad que permita controlar las comunicacio-
nes, ubicación del puesto de comando, servicios de salud, bomberos, etc., se impedirá
el acceso de personas ajenas al evento, facilitando la salida y evacuación de la zona de
riesgo.
3. Negociar
Es el conjunto de acciones planificadas y ordenadas que permiten intervenir dentro del
marco de la ley con el propósito de persuadir a un presunto infractor, de garantizar la vida
e integridad de las personas y resolver con éxito la crisis.
¿Quién es usted?
¿Qué significa esto?
¿Qué está sucediendo?
• Siempre conversar usando el término “nosotros”
• Reaccionar con sensibilidad ante las emociones del causante.
• Transmitir con la voz sentimientos de comprensión, amistad, calidez y respeto.
• Distraiga al sospechoso cuando esté por cumplirse un plazo de tiempo fijado.
• Siempre intentar ganar tiempo.
• Sugerir periódicamente que debe detener o acabar con esta situación.
• Planificar la entrega de alimentos, medicinas, ropa, etc.
• El negociador no debe entregar las cosas, sino otra persona.
• Elaborar el plan de contingencia y actualizarlo permanentemente ante una posible
rendición u otra reacción.
• Piense que usted quiere retornar a casa con vida.
〉〉 BIBLIOGRAFÍA
CÓDIGO PENAL
Ley No. 1768 del 10 de Marzo 1997.
GIRALDI Nelson
TIRO DEFENSIVO DE PRESERVAÇÃO DA VIDA,“METODO GIRALDI”
Boletín Geral nr.034, Policía Militar de Sao Paulo, Brasil, 1999.
NACIONES UNIDAS
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
DPI/876/Rev.2-98-08814-ABR-1998-80M.
197
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
NACIONES UNIDAS
DERECHOS HUMANOS Y APLICACIÓN DE LA LEY.
Manual de Capacitación en Derechos Humanos para la Policía. Alto Comisionado
para los Derechos Humanos/Centro de Derechos Humanos –
Ginebra y Nueva York, 1997.
IACIOFANI Rubén
MANUAL DEL BASTON POLICIAL TONFA.
Escuela de Taidokai Tempo. Chubut, Argentina 1998.
ROVER, C. de.
SERVIR Y PROTEGER DERECHOS DE LOS DERECHOS HUMANOS Y DERECHO
HUMANITARIO PARA LAS FUERZAS DE POLICÍA Y DE SEGURIDAD.
Comité Internacional de La Cruz Roja – Ginebra – 1998
198
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
〉〉 ANEXO
GUÍA DEL INSTRUCTOR
[Usuario del cd-rom]
Una vez que el instructor se haya familiarizado con el contenido del CD-ROM, complemen-
tado con el contenido del Manual, estará en capacidad de improvisar fácilmente durante
el desarrollo de cada lección.
1 Índice CD-ROM
1 Presentación
1.2 PNB.
1.2.1 Presentación.
1.2.2 Policía Comunitaria.
1.2.3 Enlaces.
1.3 CICR.
1.3.1 Actualidad.
1.3.2 Como surgió – Herramientas y principios.
1.3.3 Actividades.
2 Conocimientos Básicos
2.2 Introducción.
2.3 Marco Legal.
2.4 Ética.
2.4.1 Ética – Percepción de una ciudadana.
2.4.2 Código de Conducta y percepción de un policía.
2.4.3 Investigación del delito – Percepción de una ciudadana.
4 Registro y enmanillamiento
4.2 Introducción.
4.3 Nomenclatura de las manillas.
4.4 Uso correcto de las manillas.
4.5 Posiciones de intervención.
7 Privación de la libertad
7.2 Introducción.
7.3 Legislación y deberes.
7.4 Privación de la libertad.
7.4.1 Procedimiento – Percepción de un ciudadano.
7.5 Interrogatorio a un sospechoso.
10 Grupos Vulnerables
10.2 Introducción.
10.3 Razones raciales.
10.4 Homosexuales.
10.5 Mujeres.
10.6 Niñas, niños y adolescentes.
10.7 Refugiados.
202
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
En este cuadro se presenta de forma resumida los diversos formatos y los objetivos que
son más adecuados.
• Videos de presentación.
• Diapositivas animadas.
204
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Las preguntas formuladas serán abiertas e incitarán a pensar de forma creativa o lógica
(“¿Qué pasaría si…?”).Esto puede hacerse también mediante ejercicios individuales o
en grupo, en lugar de debates generales.
Este tipo de interacción es posible cuando se abordan temas del CD-ROM en que se
facilita nueva información o se muestran situaciones prácticas:
• Diapositivas animadas.
• Diapositivas de texto.
• Videos instructivos.
• Videos sobre casos.
3) Debatir
Otro de los objetivos de la participación puede ser sensibilizar a los participantes e
incitarles a reflexionar sobre sus propias opiniones y actitudes. Al expresar su opinión
y conocer la de los demás, pueden afinar y ajustar su punto de vista. Lo ideal sería que,
mediante este tipo de intercambios, su forma de pensar acabase siendo más profunda
y coherente, y mejorase la capacidad de transmitir adecuadamente los conocimientos
e ideas fuera del contexto de la formación.
El papel del instructor como coordinador de las interacciones a través de los debates
es fundamental. Al instructor le corresponde crear un entorno seguro en que puedan
expresarse libremente opiniones diferentes e incluso divergentes.
Debe asegurarse que los estudiantes se escuchen entre sí y evitar que emitan juicios a
la ligera. Se trata de animarles a analizar las ideas de los demás en lugar de rechazarlas
directamente.
Para evitar que los debates sobre comportamientos, políticas o normas resulten dema-
siado abstractos, se aconseja emplear temas muy concretos y realistas como punto de
partida. Por lo tanto, puede fomentarse el debate empleando:
Existe siempre el riesgo de que el instructor pierda el control del debate y que, rápi-
damente, los comentarios apunten en todas las direcciones menos en la que se había
fijado inicialmente. Esto puede evitarse estableciendo objetivos claros y seleccionan-
do cuidadosamente el material.
Haga pausas para formular preguntas y comentar dos o tres aspectos del contenido an-
tes de pasar al fragmento siguiente. No obstante, se podría correr el riesgo de fragmentar
demasiado un video, lo cual puede resultar confuso para los participantes haciéndoles
perder el interés (el caso parece menos real). Una opción sería mostrar el caso completo
primero, de forma que los participantes se interesen por la historia y se identifiquen con la
situación o los personajes. A continuación, repita los segmentos que quiere analizar. Este
planteamiento sería adecuado, por ejemplo, para el video sobre disturbios.
• No siempre es necesario tratar íntegramente los casos en video. La ventaja del CD-
ROM interactivo es que se puede elegir el material más apropiado para los aspectos
que quiere enseñar en un momento determinado de la capacitación.
• La mayoría de las veces, es posible que se quiera comentar una escena de un video
de forma retrospectiva para analizar lo sucedido. Pero también se puede hacer pau-
sas durante la proyección del video para que los participantes adivinen lo que va a
ocurrir a continuación (“¿Qué cree usted que va a pasar ahora?”) y ver si son conscien-
tes de las consecuencias de determinadas actitudes o decisiones.
Asimismo, puede preguntar a los asistentes su opinión sobre cómo actuarían ellos en
una situación dada (antes de mostrar lo que hacen los personajes del video).
Antes de realizar las preguntas específicas que haya preparado para analizar el video,
puede ser conveniente efectuar una pregunta genérica abierta como “¿Qué opinan
ustedes de estos hechos?”. Esa pregunta servirá de orientación.
Así, se hará una idea de los aspectos que más preocupan a los participantes. Sin em-
bargo, no es necesario detenerse inmediatamente en las primeras reacciones, basta
con hacer una lista e indicar que se abordarán más adelante (asegúrese de hacerlo;
una posibilidad es escribirlas en una pizarra o cartulina para recordarlas).
207
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
• Se ofrece a los participantes una cierta visión de los motivos psicológicos que ex-
plican determinados comportamientos, haciéndolos más previsibles y permitiendo
tenerlos en cuenta en la planificación, la elaboración de estrategias y la gestión.
• Ilustran el modo en que una situación dada puede ser percibida de forma diferente
por las distintas partes y alienta a los participantes a tenerlo en cuenta.
Observación general: Los muñecos de colores que aparecen en las diapositivas ani-
madas han sido diseñados con el fin específico de evitar cualquier rasgo nacional o
sesgo étnico. A veces, se utiliza material fotográfico en la proyección para aumentar el
impacto emocional (por ejemplo, en el capítulo sobre los grupos vulnerables).
Para hacer un uso óptimo del CD-ROM, éste se debe integrar en los programas de
capacitación que imparten actualmente los instructores policiales en materia de De-
rechos Humanos y principios humanitarios aplicables a la normativa nacional e inter-
nacional para policías.
〉〉 Índice
Introducción 13
GENERALIDADES 18
A. FINALIDAD 18
B. CONTENIDO 18
C. ALCANCE 18
D. BASE LEGAL 19
Primera parte
CAPÍTULO I 22
CONCEPTOS FUNDAMENTALES 22
A. CULTURA DE PAZ 23
B. DERECHOS HUMANOS 24
1. Características 24
2. Clasificación 24
C. FUNCIÓN POLICIAL Y RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS 25
210
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
CAPÍTULO II 31
MARCO NORMATIVO DEL DERECHO INTERNACIONAL
DE LOS DERECHOS HUMANOS 31
A. FUENTES PRINCIPALES 31
1. Los tratados o convenios internacionales 31
2. La Costumbre Internacional 31
B. PRINCIPALES INSTRUMENTOS INTERNACIONALES 32
DE LOS DERECHOS HUMANOS 32
1. Sistema Universal 32
2. Sistemas Regionales: Sistema Interamericano 35
C. MECANISMOS DE PROTECCIÓN INTERNACIONAL
DE DERECHOS HUMANO 36
1. Mecanismos Convencionales 36
2. Mecanismos extra convencionales 38
CAPÍTULO III 40
SERVICIO POLICIAL EN LA SOCIEDAD 40
A. SERVICIO POLICIAL Y DEMOCRACIA 41
B. DERECHOS FUNDAMENTALES Y SERVICIO POLICIAL 41
C. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES Y SERVICIO POLICIAL 42
D. LABOR POLICIAL EN RÉGIMEN DE EXCEPCIÓN 42
CAPÍTULO IV 44
VÍCTIMAS Y GRUPOS VULNERABLES 44
A. VÍCTIMAS 45
1. Víctimas del delito 45
2. Víctimas del abuso de poder 45
3. Trato de la Policía Nacional hacia las víctimas 45
B. GRUPOS VULNERABLES 46
1. Menores 46
211
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
2. Mujeres 46
3. Personas adultas mayores o de la tercera edad 47
4. Personas con discapacidad (Necesidades Especiales) 47
5. Pueblos indígenas y afrobolivianos 48
6. Homosexuales, transexuales, travestís y bisexuales 49
7. Personas que viven con VIH/SIDA 49
8. Trabajadoras sexuales y servidores sexuales 49
9. Desplazados internos 49
10. Refugiados 50
CAPÍTULO V 51
CONDUCTA ÉTICA EN LA APLICACIÓN DE LA LEY 51
A. NECESIDAD DE UNA CONDUCTA ÉTICA EN LA FUNCIÓN POLICIAL 52
1. Ética personal 52
2. Ética de Grupo 52
3. Ética Profesional 53
B. INVESTIGACIÓN POLICIAL 54
C. EL INTERROGATORIO 54
D. PRIVACIÓN DE LA LIBERTAD 55
1. Aprehensión 55
2. Arresto 56
3. Arresto policial 57
4. Consideraciones Especiales 59
Segunda parte
CAPÍTULO I 64
INSTRUCCIÓN BÁSICA 64
A. LA SEGURIDAD EN EL TRABAJO 65
B. ACONDICIONAMIENTO MENTAL 66
C. LOS NIVELES DE RIESGO 67
1. Situación normal 68
2. Situación de riesgo 68
3. Situación de alto riesgo 68
D. ESTADOS DE ATENCIÓN 69
1. Estado relajado 69
2. Estado de atención 70
3. Estado de alerta 70
4. Estado de alarma 70
212
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
5. Estado de pánico 70
E. PENSAMIENTO TÁCTICO 71
1. Área de seguridad 72
2. Área de riesgo 72
3. Punto de atención 73
F. PROCESO MENTAL DE LA AGRESIÓN 74
G. VERBALIZACIÓN 75
1. Aspectos psicológicos 75
2. Verbalización desde el inicio de la intervención 76
3. Distancia durante la intervención 78
4. Posturas durante la intervención 79
CAPÍTULO II 82
USO DE LA FUERZA 82
A. INTRODUCCIÓN 82
B. PRINCIPIOS SOBRE EL USO DE LA FUERZA 83
1. Legalidad. ¿El empleo de la fuerza es legal? 84
2. Necesidad. ¿La aplicación de la fuerza es necesaria? 84
3. Proporcionalidad. ¿El nivel de fuerza a ser utilizado
es proporcional a la amenaza o al nivel de resistencia ofrecida? 85
C. USO DIFERENCIADO Y PROGRESIVO DE LA FUERZA 85
1. Formas representativas de Fuerza No Leta 86
2. Niveles de resistencia 87
3. Niveles del uso de la fuerza por el efectivo policial 87
4. Modelo del uso progresivo de la fuerza 89
D. USO DE LA FUERZA POTENCIALMENTE LETAL 89
1. Triángulo de la fuerza letal 90
2. Estudio de las reacciones fisiológicas 91
3. Direccionamiento de los disparos realizados por el policía 92
TERCERA parte
CAPÍTULO I 96
USO Y MANEJO DEL ARMA DE FUEGO 96
Y DEL EQUIPO POLICIAL 96
A. MANILLAS 97
1. Generalidades 97
2. Descripción 99
B. GAS EN SPRAY 100
213
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
1. Características 100
2. Efectos 100
3. Utilización 101
C. BASTÓN POLICIAL PR-24 102
1. Características técnicas 102
2. Antecedentes histórico 103
3. Su uso y los riesgos traumáticos 103
4. Técnica de portación y desenfunde 106
5. Técnicas de uso 106
D. ARMA DE FUEGO 109
1. Objetivo del disparo 110
2. Normas de seguridad 111
3. Destrezas 112
4. Fundamentos básicos 112
5. Posiciones básicas con el arma de fuego
(Consultar también CD interactivo) 116
6. Procedimientos para el empleo del arma de fuego 118
E. LINTERNA 126
1. Generalidades 126
2. Posiciones 127
CUARTA parte
CAPÍTULO I 132
TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN POLICIAL 132
A. GENERALIDADES 132
1. Hábitos de actuación 134
2. Los hábitos en el trabajo policial 135
B. TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN 136
1. Aspectos importantes 137
2. Intervención a personas en la vía, por efectivos policiales a pie 138
3. Intervención policial a un vehículo, con vehículo policial 147
4. Intervención en inmuebles 158
BIBLIOGRAFÍA 196
ANEXO 198